Firma del Armisticio de Paz del 27 de julio de 1953 |
«Stalin murió en marzo de 1953, y abruptamente la marea alta revolucionaria en cuanto al factor subjetivo del rol de liderazgo fue revertido. En julio de 1953, en menos de cuatro meses de la muerte de Stalin, los dirigentes de la Unión Soviética y China capitularon frente al imperialismo estadounidense y obligaron a los coreanos a aceptar la división de su nación y la ocupación permanente de la mitad Sur por las tropas estadounidenses [A]. Se declaró que se puso fin a la era de la guerra fría entre socialismo y capitalismo y que se sustituía por el entendimiento mutua y la coexistencia pacífica entre el socialismo y el capitalismo basados en la «relajación de la tensión internacional», ¡como si la lucha por el socialismo y la liberación nacional fueran las fuentes responsables de la intensificación de al tensión internacional y la conspiración bélica! La lucha contra la amenaza de la paz y el peligro de la Tercera Guerra Mundial fue separado arbitrariamente de la lucha contra el imperialismo lo que implica que las clases y naciones oprimidas por el imperialismo debían abandonar las luchas revolucionarias en aras de «la preservación de la paz». El problema de la paz fue aislado del problema de la emancipación humana, libre de todo tipo de explotación, hablándose de paz de una forma abstracta. Significó el repudio y el rechazo de la minuciosa lucha contra las fuerzas sociales que conspiran y hacen la guerra, esto quiso decir que se repudiaba y rechazaba la diferenciación entre la guerra revolucionaria y la guerra de agresión, esto quiso decir el repudio y rechazo del marxismo y la lucha de clases». (Moni Guha; ¿Por qué Stalin fue denigrado y convertido en una figura controvertida?, 1981)
Desde la intervención de Estados Unidos en Corea bajo la bandera de las Naciones Unidas, Stalin estuvo instando una solución pacífica de la cuestión de Corea sobre la base de la retirada completa de las tropas extranjeras de Corea para que el pueblo coreano solucionara la cuestión por sí mismo. En respuesta al llamamiento de Nehru a Stalin para la solución pacífica de la cuestión coreana, Stalin reiteró lo mismo. Incluso en el Acuerdo del Armisticio de junio de 1953 [1], tras la muerte de Stalin, se estipuló que la próxima conferencia política [que se celebraría en 1954 en Ginebra - Anotación de Bitácora (M-L)] se discutiría la cuestión de la retirada de las tropas extranjeras de Corea. Kim Il Sung dijo en la sexta sesión plenaria del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea el 5 de agosto de 1953:
«El armisticio [entre Corea del Norte, China y Estados Unidos del 27 de julio de 1953 - Anotación de Bitácora (M-L)] significa una gran victoria para nosotros. Aunque para el armisticio no traiga la paz completa a Corea, la conclusión del Acuerdo del Armisticio marcó un primer paso hacia la solución pacífica para la cuestión de Corea; una primera contribución ejemplar para la relajación de la tensión internacional. Al concluir el Acuerdo de Armisticio hemos llegado a abrir las posibilidades para el arreglo pacífico de la cuestión de la unificación del país. (...) La próxima conferencia política debe naturalmente reflejar de forma natural y defender los justos reclamos, el deseo, la voluntad y los intereses fundamentales del pueblo coreano. Por lo tanto, nuestro pueblo en ningún caso tolerará y minuciosamente rechazará cualquier intento o conspiración del imperialismo intervencionista contrarios a ellos. (...) El objetivo fundamental de la conferencia política es conseguir que todas las tropas de los Estados Unidos y sus países satélites se retiren de Corea del Sur y que el pueblo coreano pueda resolver la cuestión de Corea por sí misma y prevenirse de que los extranjeros interfieran en los asuntos internos de nuestro país». (Kim Il Sung; Discurso en la sexta sesión plenaria del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, 5 de agosto de 1953)
No se encontró diferencia alguna en el objetivo fundamental de la propuesta de «conferencia política» que se celebraría entre los representantes de los Estados Unidos por un lado, y Corea, la Unión Soviética y China, por el otro, ya que correspondían a la política declarada por Stalin antes de su muerte [2].
Pero después de afirmar el objetivo fundamental de la conferencia política, Kim Il Sung dijo:
«Con la conferencia política acercándose el imperialismo estadounidense ya está realizando un alboroto detrás de escena. A pesar de la firma del Acuerdo de Armisticio en el que se estipulaba que el principal objetivo de la conferencia política es discutir la cuestión de la retirada de las tropas extranjeras de Corea, el notorio belicista Foster Dulles, Ministro de Asuntos Exteriores estadounidense, concluyó el llamado Pacto de Defensa Mutua Corea del Sur-Estados Unidos con Syngman Rhee. Este pacto tiene como objetivo obstruir la reunificación pacífica de nuestro país interfiriendo en nuestros asuntos internos. Se trata evidentemente de un pacto sellado entre la camarilla de Sybgman Rhee que vende la mitad sur de nuestro país a los bandidos de los estadounidenses. Concluir dicho pacto en una época en que está en próxima perspectiva la conferencia política es un acto que obstaculizar una razonable solución de la cuestión de Corea en la conferencia política». (Kim Il Sung; Discurso en la sexta sesión plenaria del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, 5 de agosto de 1953)
A pesar del establecimiento categórico del Pacto de Defensa Mutua Corea del Sur-Estados Unidos en la víspera de la conferencia política las conversaciones para el Pacto de Defensa Mutua Corea del Sur-Estados Unidos entre Dulles y Rhee [se fecha el 3 de junio de 1953 las conversaciones, el acuerdo llega el 1 de octubre de 1953 - Anotación de Bitácora (M-L)], los líderes de la Unión Soviética y China no dudaron de forjar una conspiración de una venta de Corea en confabulación con los imperialistas estadounidenses. Estos fabricaron un tratado de paz con los imperialistas estadounidenses y permitieron que las fuerzas militares permanecieran en Corea del Sur aceptando la división del país por tiempo indefinido. Incluso hoy en día Corea sigue dividida y las bases estadounidenses permanecen en Corea del Sur. El declarado objetivo fundamental de la próxima conferencia política y lo estipulado en el Acuerdo de Armisticio fueron finalmente cortinas de humo con el fin de adormecer al pueblo coreano y mundial.
Se alza la pregunta: ¿hubo una capitulación o compromiso o una retirada táctica necesaria desde la posición militar y política de parte de Corea del Norte, China y la Unión Soviética? ¿Fue la continuación de la guerra y la liquidación de la misma por medios militares algo realmente desfavorable para el campo socialista? Citemos a Mao Zedong, quien fue uno de los artífices de esta ignominiosa traición a la causa de Corea, así como de todo el mundo. Mao dijo lo siguiente en septiembre de 1953, inmediatamente después de la firma del Tratado de Paz:
«Hemos logrado, al cabo de tres años, la gran victoria de la Guerra de Resistencia a la Agresión Estadounidense y en Ayuda a Corea, y con ello se ha cerrado un capítulo. (...) Combatimos contra un enemigo como el imperialismo norteamericano, cuyo armamento era muchas veces más poderoso que el nuestro; no obstante, hemos obtenido la victoria, obligándolo a hacer la paz. ¿Por qué se ha podido llegar a la paz? Primero. En el terreno militar, los agresores norteamericanos se hallaban en una situación desventajosa, expuestos a los golpes. Si no hubieran accedido a la paz, todo su frente de batalla habría sido roto y Seúl probablemente habría caído en manos del pueblo coreano. Esta perspectiva ya empezó a perfilarse en el verano del año pasado. (...) Segundo. En el terreno político, el enemigo tenía por dentro numerosas contradicciones insuperables, y los pueblos del mundo entero exigían una solución pacífica. Tercero. En el terreno económico, el enemigo gastó tanto dinero en la guerra de agresión a Corea que llegó a un desequilibrio presupuestario». (Mao Zedong; La gran victoria de la Guerra de Resistencia a la agresión estadounidense y en ayuda a Corea y nuestras tareas ulteriores, 12 de septiembre de 1953)
¿Podemos preguntarnos entonces; por qué, a pesar de la situación tan favorable a la Unión Soviética y China no obligaron a los imperialistas estadounidenses para la abrogación del Pacto de Defensa Mutua Corea del Sur-Estados Unidos y para la retirada total de las tropas extranjeras en Corea del Sur, que fue lo que se declaró objetivo fundamental de la conferencia política según lo estipulado en el Acuerdo de Armisticio del 27 de julio de 1953? ¿Podemos entonces preguntar, quién obligó a quién? Obviamente, el Tratado de Paz no era ni una necesidad militar ni una retirada táctica; Mao dijo que era una gran victoria. ¿Podemos pregunta, bajo qué términos se redactó el Tratado de Paz y fue firmado? Las fuerzas estadounidenses se quedarían en Corea del Sur, Corea quedó dividida, ni un solo punto del objetivo fundamental declarado en la conferencia política [3] fue acordado por los Estados Unidos, entonces, ¿cómo se puede decir que los Estados Unidos se vieron obligados a una paz? ¿Cómo se puede decir que fue una gran victoria? ¿Para qué posición fue ventajosa el Tratado de Paz?
En realidad, fue una gran traición y se vendió los intereses del pueblo coreano y también en cuanto a los intereses proletarios mundiales se refiere. Fue el miedo a la amenaza nuclear y la paz a cualquier precio, lo que obligaron a los revisionistas modernos a vender al pueblo coreano por el bien de los estrechos intereses burgueses nacionalistas de la Unión Soviética y China.
Otras veces Mao Zedong diría que el Tratado de Paz de Corea fue un compromiso. No afirmando que fue una gran victoria:
¿No llegamos a un compromiso con los estadounidenses en el paralelo de de Corea?». (Mao Zedong; Método dialéctico para la unidad interna del partido, 17 de noviembre de 1957)
Por supuesto, el tratado de paz era a la vez una gran victoria y un compromiso para Mao y los revisionistas modernos. Fue una gran victoria para los nacionalistas de China, debido a que la amenaza sobre China no se mantuvo más después de la retirada de las fuerzas imperialistas de Corea del Norte, sobre todo de las orillas del río Yalu. Cabe señalar este aspecto pues China no se involucró ella misma en la Guerra de Corea hasta que Pyongyang, capital de Corea del Norte, cayó en manos de los Estados Unidos, hasta que las fuerzas estadounidenses estaban cercanas al río Yalu, a pesar de las reiteradas peticiones de Stalin. China se unió a la Guerra de Corea cuando fue amenazada directamente. Aparentemente la acción voluntaria de China parecía internacionalismo proletario, aunque en realidad, era nacionalismo burgués. A pesar de que era objetivamente antiimperialista. También cabe señalar que, a pesar del apoyo militar en la causa coreana por China, China no confiscó ni nacionalizó las propiedades de las empresas estadounidenses, a pesar del hecho de que los imperialistas estadounidenses impusieron un bloqueo económico contra China y congeló los activos en el extranjero de China. Las empresas estadounidenses solamente se colocaron bajo control del Estado:
«Cuando Estados Unidos utilizó la Guerra de Corea como pretexto para congelar los activos en el extranjero e imponer un bloque económico y un embargo sobre nosotros, nuestro gobierno respondió, con el anuncio el 28 de diciembre de 1950, que se ejercería un control sobre los bienes pertenecientes a los Estados Unidos imperialista». (Liao Kai-lung; De Yenán a Pekín, 1954)
Por lo tanto, la retirada de las fuerzas estadounidenses de Corea del Norte fue una «gran victoria» desde el punto de vista del interés nacionalista burgués de China y un «compromiso» desde el punto de vista del interés del pueblo coreano.
Ahora le toca a los lectores juzgar si se trató de una traición y capitulación ante el imperialismo.
Anotaciones de Bitácora (M-L):
[1] El armisticio de julio del 27 de julio de 1953 entre las partes involucradas entre el bando de Corea del Norte, China y las Naciones Unidas lideradas por los Estados Unidos, se decía:
«Artículo IV. Recomendaciones a los gobiernos concernientes a las dos partes. En orden de llegar a una resolución pacífica de la cuestión de Corea, los comandantes militares de ambas partes la presente recomienda a los gobiernos de los países afectados en ambas partes, que dentro de tres meses después de que se firme el Armisticio de Paz y se haga efectivo, se celebrará una conferencia política de alto nivel de ambas partes por representantes designados respectivamente para resolver mediante negociaciones las cuestiones de la retirada de todas las fuerzas extranjeras de Corea, la solución pacífica de la cuestión de Corea, etc». (Transcripción del Armisticio de Paz, 17 de julio de 1953)
Después se sucedieron las conversaciones entre Dulles y Rhee el 3 de junio de 1953, y poco después el Pacto de Defensa Mutua entre Corea del Sur y los Estados Unidos llega el 1 de octubre de 1953.
[2] Durante las primeras conversaciones para lograr un armisticio, la posición soviética era clara:
«[El 7 de noviembre de 1950] Stalin ordenó a Vyshinskii proponer en cambio, la retirada de todas las tropas extranjeras de Corea y que la resolución de la cuestión de Corea fuera solucionada por el pueblo coreano por sí mismo, condiciones que Estados Unidos rechazó». (Odd Arne Westad; Hermanos en armas: el ascenso y la caída de la alianza sino-soviética, 1998)
Otro ejemplo de cómo Stalin recomendó a la parte china en las negociaciones insistir sobre la cuestión de la retirada de tropas extranjeras de Corea:
«En lo concernientes a tus otros dos puntos –sobre la retirada de todas las tropas extranjeras y sobre los refugiados–, sobre ambas propuestas deben de avanzarse e insistirse en ellas». (Telegrama Cifrado de Stalin a Mao Zedong, 3 de julio de 1951)
[2] Durante las primeras conversaciones para lograr un armisticio, la posición soviética era clara:
«[El 7 de noviembre de 1950] Stalin ordenó a Vyshinskii proponer en cambio, la retirada de todas las tropas extranjeras de Corea y que la resolución de la cuestión de Corea fuera solucionada por el pueblo coreano por sí mismo, condiciones que Estados Unidos rechazó». (Odd Arne Westad; Hermanos en armas: el ascenso y la caída de la alianza sino-soviética, 1998)
Otro ejemplo de cómo Stalin recomendó a la parte china en las negociaciones insistir sobre la cuestión de la retirada de tropas extranjeras de Corea:
«En lo concernientes a tus otros dos puntos –sobre la retirada de todas las tropas extranjeras y sobre los refugiados–, sobre ambas propuestas deben de avanzarse e insistirse en ellas». (Telegrama Cifrado de Stalin a Mao Zedong, 3 de julio de 1951)
[3] Entre el 26 de abril y el 20 de julio de 1954 se celebró finalmente la conferencia prometida, conocida en los libros de historia actuales como la Conferencia de Ginebra, es decir la conferencia política que teóricamente resolvería la retirada de tropas extranjeras de Corea y la resolución pacífica de la cuestión coreana. Allí Corea del Norte, China y la Unión Soviética presentaron sus propuestas, los Estados Unidos y Corea del Sur presentaron las suyas rechazando la de los tres primeros, quedándose toda promesa estadounidense en agua de borrajas, y no haciendo nada los primeros por contrarrestar esta ofensa más que lamentarse por la actitud estadounidense, demostrándose que el Armisticio de Paz de julio de 1953 fue una total estafa para los intereses del pueblo coreano, en las que fueron cómplices tanto Corea del Norte, China como la Unión Soviética: Kim Il Sung, Mao Zedong como Jruschov, pese a que estos dijeran que fue una gran victoria. Esta capitulación tendría una secuela en la cuestión de Vietnam en esa misma Conferencia de Ginebra de 1954 donde se permitiría la división de Vietnam del Norte y Vietnam del Sur, esta última bajo un gobierno títere y tropas estadounidenses.
A partir de entonces el liderazgo revisionista de Corea del Norte ha traficado enormemente con esta cuestión intentando ofrecer cada vez más concesiones a los imperialistas estadounidenses:
«Consideramos que el norte y el sur podrán promover la gran unidad nacional, a pesar de las diferencias en sus ideas y sistemas, opiniones políticas y creencias religiosas, si todos adoptan una actitud patriótica y destacan por la reunificación nacional. (...) Si uno cree en el comunismo, el nacionalismo o el capitalismo no debe ser un obstáculo para la gran unidad nacional. No nos oponemos a los nacionalistas y capitalistas en el Sur de Corea. La mayoría de los capitalistas de Corea del Sur son capitalistas nacionales. Hemos estado persiguiendo una política de la protección de los capitalistas nacionales. En aras de la reunificación nacional, vamos a unirnos y cooperar con las personas de todos los orígenes en el sur de Corea, incluyendo los nacionalistas y capitalistas nacionales». (Kim Han Gil; Historia moderna de Corea, 1979)
Por eso debemos aclarar unos conceptos errados:
«La cuestión de la reunificación de Corea es una cuestión nacional, que tiene pendiente el pueblo coreano. En dicho tema está pendiente la dependencia económica que mantienen los gobiernos de Norte y Sur con los diferentes imperialismos mundiales –siendo especialmente notable el estatus del gobierno de Sur y sus relaciones con los Estados Unidos–. La tarea antiimperialista que reside en la lucha de los pueblos, y su interconexión con las revoluciones socialistas, como puede ser la cuestión de la reunificación coreana y el deseo del pueblo coreano de desligarse de la dependencia exterior e interior de la burguesía. (...) No hay que caer en desviaciones de glorificar a todo gobierno de estos países y todo gesto como antiimperialista, mucho menos que estos gobiernos son la fuerza propulsora de la revolución mundial. Cerrar los ojos ante la dirección de las clases explotadoras en gran parte de estos gobiernos y de la política de sumisión hacia uno u otro imperialismo sería traicionar la propia lucha de estos pueblos y sus tareas. Por eso, todos los países dependientes que tienen tareas anticoloniales, antiimperialistas, antifeudales, pendientes, no les queda otro camino que acabar con la reacción externa e interna. (...) Los marxista-leninistas del mundo, deben apoyar las demandas de los coreanos revolucionarios en el Norte y el Sur para lograr una libre unificación del país si así lo desean, pero desde luego los marxista-leninistas no deben apoyar que esta unificación sea bajo el liderazgo de grupos políticos, gobiernos, y personas, bajo las ideas capitalistas de los actuales regímenes que defienden a la burguesía nacional». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano; desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Es muy simple pues:
«En lo que concierne a la cuestión de la unidad o de la reunificación de las dos Coreas, se trata de un problema que no puede ser solucionado ahora. En todo caso si esta reunificación no se hace siguiendo el camino marxista-leninista, se sobreentiende que no irá en favor del socialismo». (Enver Hoxha; ¿Por qué va Tito a China?; Reflexiones sobre China, Tomo II, 7 de junio de 1977)
A partir de entonces el liderazgo revisionista de Corea del Norte ha traficado enormemente con esta cuestión intentando ofrecer cada vez más concesiones a los imperialistas estadounidenses:
«Consideramos que el norte y el sur podrán promover la gran unidad nacional, a pesar de las diferencias en sus ideas y sistemas, opiniones políticas y creencias religiosas, si todos adoptan una actitud patriótica y destacan por la reunificación nacional. (...) Si uno cree en el comunismo, el nacionalismo o el capitalismo no debe ser un obstáculo para la gran unidad nacional. No nos oponemos a los nacionalistas y capitalistas en el Sur de Corea. La mayoría de los capitalistas de Corea del Sur son capitalistas nacionales. Hemos estado persiguiendo una política de la protección de los capitalistas nacionales. En aras de la reunificación nacional, vamos a unirnos y cooperar con las personas de todos los orígenes en el sur de Corea, incluyendo los nacionalistas y capitalistas nacionales». (Kim Han Gil; Historia moderna de Corea, 1979)
Por eso debemos aclarar unos conceptos errados:
«La cuestión de la reunificación de Corea es una cuestión nacional, que tiene pendiente el pueblo coreano. En dicho tema está pendiente la dependencia económica que mantienen los gobiernos de Norte y Sur con los diferentes imperialismos mundiales –siendo especialmente notable el estatus del gobierno de Sur y sus relaciones con los Estados Unidos–. La tarea antiimperialista que reside en la lucha de los pueblos, y su interconexión con las revoluciones socialistas, como puede ser la cuestión de la reunificación coreana y el deseo del pueblo coreano de desligarse de la dependencia exterior e interior de la burguesía. (...) No hay que caer en desviaciones de glorificar a todo gobierno de estos países y todo gesto como antiimperialista, mucho menos que estos gobiernos son la fuerza propulsora de la revolución mundial. Cerrar los ojos ante la dirección de las clases explotadoras en gran parte de estos gobiernos y de la política de sumisión hacia uno u otro imperialismo sería traicionar la propia lucha de estos pueblos y sus tareas. Por eso, todos los países dependientes que tienen tareas anticoloniales, antiimperialistas, antifeudales, pendientes, no les queda otro camino que acabar con la reacción externa e interna. (...) Los marxista-leninistas del mundo, deben apoyar las demandas de los coreanos revolucionarios en el Norte y el Sur para lograr una libre unificación del país si así lo desean, pero desde luego los marxista-leninistas no deben apoyar que esta unificación sea bajo el liderazgo de grupos políticos, gobiernos, y personas, bajo las ideas capitalistas de los actuales regímenes que defienden a la burguesía nacional». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano; desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Es muy simple pues:
«En lo que concierne a la cuestión de la unidad o de la reunificación de las dos Coreas, se trata de un problema que no puede ser solucionado ahora. En todo caso si esta reunificación no se hace siguiendo el camino marxista-leninista, se sobreentiende que no irá en favor del socialismo». (Enver Hoxha; ¿Por qué va Tito a China?; Reflexiones sobre China, Tomo II, 7 de junio de 1977)
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