domingo, 10 de agosto de 2014

Un extracto del alegato del búlgaro Georgi Dimitrov ante el tribunal nazi que desmonta rápido la teoría chovinista de la «superioridad germánica» sobre otros pueblos

Vista del banquillo y de los acusados y la defensa, durante el juicio de Leizpig por la quema del Reichstag, 1933. Georgi Dimitrov en la parte derecha de la imagen.

«Georgi Dimitrov: La prensa no sólo me ha denigrado en todas las formas posibles –esto es lo que menos me preocupa– sino que, en relación conmigo, se ha motejado de «salvaje» y de «bárbaro» al pueblo búlgaro, a mí se me ha llamado «el tenebroso sujeto balcánico», el «búlgaro salvaje», y esto no puedo pasarlo por alto.

Es cierto que el fascismo búlgaro es salvaje y bárbaro. Pero la clase obrera, los campesinos y los intelectuales populares de Bulgaria, que están al lado del pueblo, no son, en modo alguno bárbaros, ni salvajes. El nivel material y cultural de los Balcanes no es indudablemente tan elevado como el de otros países europeos; pero, espiritual y políticamente, las masas del pueblo de mi país no ocupan un nivel más bajo que las masas de los demás países de Europa. En Bulgaria, nuestras luchas políticas, nuestras aspiraciones políticas no son inferiores a las de otros países. Un pueblo que ha vivido durante quinientos años bajo el yugo extranjero, sin perder su idioma, ni su nacionalidad, una clase obrera y una masa campesina como las nuestras que han luchado y siguen luchando contra el fascismo búlgaro y por el comunismo, un pueblo tal no es bárbaro, ni salvaje. Los bárbaros y salvajen en Bulgaria son solamente los fascistas. Pero, yo pregunto, señor Presidente: ¿en qué país no son los fascistas bárbaros y salvajes?

El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) ¿No aludirá usted, por supuesto, a la situación política de Alemania?

Georgi Dimitrov: (con una sonrisa irónica) ¡Naturalmente que no, señor Presidente!

Mucho antes de la época en que el emperador alemán Carlos V dijera que «sólo hablaba en alemán con sus caballos» [1] y que los hidalgos alemanes y la gente instruída escribían sólo en latín y se sentían avergonzados de la lengua alemana, en la «bárbara» Bulgaria, los apóstoles Cirilo y Método habían creado y difundido la antigua escritura búlgara.

El pueblo búlgaro luchó con todas sus fuerzas y con todo tesón contra el yugo extranjero. Por eso protesto contra los ataques de que se hace objeto al pueblo búlgaro. No tengo por qué avergonzarme de ser búlgaro y me enorgullezco de ser hijo de la clase obrera de Bulgaria». (Georgi Dimitrov; Versión taquigráfica del discurso de conclusión ante el Tribunal, 16 de diciembre, 1933)

Anotación de Bitácora (M-L):

[1] La famosa frase atribuida al emperador conocido como Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Germánico es: «Hablo el español con Dios, el italiano con las mujeres, el francés con los hombres y el alemán con mi caballo».

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