domingo, 26 de enero de 2014

¿Qué opinaba Edvard Kardelj –representante teórico del revisionismo yugoslavo– del eurocomunismo? Que constituía una «poderosa fuerza de acción del movimiento obrero mundial»; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

El siguiente esbozo de cuatro, citas, pertenece al libro: «Direcciones del desarrollo del sistema político socialista de autogestión», también llamado fuera de Yugoslavia como: «Democracia y socialismo», una obra de 1977 del conocido teórico revisionista yugoslavo Edvard Kardelj. Estas citas fueron publicadas a modo de agradecimiento en el órgano del Partido Comunista de España: «Nuestra Bandera», en su Nº9 de marzo de 1977. Lo que se pretende demostrar con estas citas es la complicidad de entonces entre el revisionismo yugoslavo y el revisionismo eurocomunista, este último el cual recordemos estaba en auge y estas declaraciones de simpatía por parte de los yugoslavos suponían que podían anidar y ascender en influencia dentro del movimiento obrero bajo la bendición de Yugoslavia.

Hemos seleccionado sólo las citas que corresponden a la afirmación por parte del teórico yugoslavo de que el eurocomunismo es en sí; «la aplicación correcta de la doctrina de Marx, Engels y Lenin», y que su estrategia reformista de la «transición al socialismo por la vía democrática» es «acorde a la realidad de los países de Occidente».

Debemos recordar el simple porqué de la unión de la por entonces nueva corriente eurocomunista con el revisionismo yugoslavo:

«Los partidos revisionistas de Europa, como los de Italia, Francia y España, y tras ellos todos los demás partidos revisionistas de Occidente, niegan el leninismo, la lucha de clases, la revolución y la dictadura del proletariado. Todos se han metido en el camino del compromiso con la burguesía capitalista. Han bautizado esta línea antimarxista con el nombre de «eurocomunismo». (…) Los «eurocomunistas» pueden unirse a quienquiera que sea, a excepción de aquellos que luchan por el triunfo de la revolución y por la pureza de la ideología marxista-leninista». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)

En cuanto a porqué ambas corrientes revisionistas realizan una simbiosis en cuanto al pretendido tránsito pacífico, señalamos:

«Kardelj necesita estas falsificaciones con el fin de echar una mano a los «eurocomunistas», con los que está en completo acuerdo. Los partidos revisionistas de Italia, Francia y España han declarado que van a alcanzar el socialismo a través del desarrollo de la democracia burguesa y la libertad, a través de la fuerza del voto en las elecciones parlamentarias. De acuerdo con los «eurocomunistas» la capacidad de la clase obrera se expresa en la cuestión de en qué medida se va a ganar los puestos clave en la estructura de la sociedad capitalista y el Estado, así como en el funcionamiento de la sociedad. De esta manera, dicen, la transformación del carácter de las relaciones capitalistas de producción a las relaciones «autogestionadas» o «socialistas» de producción se harán posibles. Es precisamente en esta cuestión que la teoría titoista y la teoría del «eurocomunista» están en plena concordancia. Los «eurocomunistas» son obligados a aceptar el pluralismo político burgués europeo y la unidad entre los partidos burgueses, para llegar, supuestamente a través de reformas a poder adquirir los numerosos derechos de la clase obrera y, por esta vía, hasta incluso pasar a la sociedad «socialista». Kardelj llama a estos esfuerzos de sus amigos «cambios estructurales» llamados a promover infaliblemente el desarrollo de este proceso y a modificar la posición y el papel del mismo parlamento. Por lo tanto la teoría de Kardelj demanda que los partidos «comunistas» de Europa Occidental en las condiciones de la crisis del sistema capitalista deben conservar el sistema parlamentario cuyos logros democráticos –como él dice– no pueden ser negados, que se tiene que encontrar una forma adecuada para asegurar una alianza con las más amplias fuerzas «democráticas» de la clase obrera. A través de este tipo de alianza, acorde a la lógica revisionista, una situación favorable «democrática» puede ser creada en el sistema parlamentario, y a largo plazo este mimo sistema parlamentario –quién sabe cómo– será «transformado» en una potencia decisiva del pueblo. Este es el curso que el titoismo establece para los otros partidos revisionistas para llegar al poder de forma pacífica. En los Estados burgueses, sin embargo, son los capitalistas, las empresas nacionales, los carteles nacionales y las sociedades multinacionales los que tienen bien amarrado el poder. Estas fuerzas del capital detentan las llaves principales de la dirección de la economía y del Estado, dictan la ley y, a través de un proceso  democrático fraudulento, se designa un gobierno que estará a sus órdenes y actuará como un administrador oficial de la riqueza. La burguesía no salvaguarda su poder para entregarlo a los «eurocomunistas» sino para proteger sus intereses de clase, incluso con derramamiento de sangre si es necesario. Para dejar de ver esta realidad que la vida atestigua cada día necesitaríamos cerrar los ojos y disfrutar soñando despierto. Si los «eurocomunistas» conociéndoles en efecto, tienen éxito en la obtención de una o más posiciones en el gobierno burgués, será que de hecho, que llegaran allí como representantes y gendarmes del capitalismo, al igual que los otros partidos políticos burgueses y no como representantes del proletariado ni defensores de sus derechos allí». (Enver Hoxha; La «autogestión» yugoslava; teoría y práctica capitalista, 1978)

Vemos necesaria esta aclaración ante los lectores, ya que como expresamos hace tiempo:

«Aminorar la exposición del  revisionismo moderno –que siempre hemos denunciado– como puede ser el browderismo, titoismo, jruschovismo, maoísmo, eurocomunismo, el actual socialismo del siglo XXI, o cualquier reformismo o autor del socialismo utópico de los cuales estos revisionismos beben,  es lo mismo que perpetuar lo que Lenin llamaba: «la discordancia y la confusión ideológica» en el movimiento comunista». (Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

Sin más, vemos el apoyo explícito de Edvard Kardelj a la corriente del eurocomunismo.

El documento:

Saludo entre Tito y Enrico Berlinguer, en la visita de este último a Yugoslavia el 1 de octubre de 1978

(1) «Los partidos comunistas de Europa occidental, cuya política se designa ahora con el vocablo inadecuado de «eurocomunismo», tienen, pues, incontestablemente razón de centrar su lucha política por el socialismo, en la defensa de la institución del pluralismo de las fuerzas políticas. En la situación que reina actualmente en los países de Europa occidental es, en efecto, el único medio realista de unir las fuerzas de la clase obrera y de asegurar su unión con las demás fuerzas democráticas del pueblo. Esta es, a su vez, la única manera de reforzar fundamentalmente las posiciones sociales y políticas de la clase obrera, de hacerla más apta para transformar la sociedad, y no solamente para criticarla». (1) (Edvard Kardelj; Democracia y socialismo, 1977)

(2) «Se discute mucho sobre el tema de si el término «eurocomunismo» es bueno o malo. Si no traduce, desde luego, la naturaleza profunda de este movimiento, expresa correctamente las condiciones históricas que lo determinan. En efecto, es un fenómeno propio de la Europa occidental y de algunos otros países, cuya estructura social y posición internacional son similares. No concierne a la idea de comunismo, sino a una vía específica que lleva a su realización. La política del «eurocomunismo» no es únicamente una cuestión de ideología, de teoría social y de política, aunque lo sea en cierta medida. Es, igualmente, una necesidad práctica para los partidos comunistas de Europa occidental». (2) (Edvard Kardelj; Democracia y socialismo, 1977)

(3) «Las divergencias que surgen entre los partidos comunistas y que son muy a menudo el reflejo de condiciones concretas, objetivas y subjetivas, en las que luchan, no deben, pues, impedirnos desentrañar la significación histórica general de ciertos fenómenos y movimientos. Por otra parte, es por esto por lo que no podemos considerar los nuevos enfoques en Europa occidental más que como parte integrante de los procesos sociales y progresistas en general y de la lucha por el socialismo. En el contexto global de estos procesos progresistas y socialistas, la política conocida ahora por el vocablo «eurocomunismo» constituye una poderosa fuerza de acción del movimiento obrero mundial». (3) (Edvard Kardelj; Democracia y socialismo, 1977)

(4) «En otras palabras, es evidente que la política de lo que se llama «eurocomunismo» es un producto específico de la situación que reina actualmente en Europa occidental, y que no podría ser tomada como una política universal, aplicable a todos los países del mundo. Por el contrario, en Europa occidental y en los países que tengan unas estructuras sociales y una posición internacional similares, no sólo está justificada, sino que incluso es de una importancia decisiva para reforzar las posiciones sociales de la clase obrera en las condiciones específicas de esta parte de nuestro continente. No hay duda de que la lucha por el socialismo continuará desarrollándose en un conjunto entrelazado de transformaciones revolucionarias radicales y de combates políticos librados con medios pacíficos, democráticos». (4) (Edvard Kardelj; Democracia y socialismo, 1977)



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