lunes, 6 de abril de 2015

La ineludible cuestión de la dictadura del proletariado


«La clase obrera sigue siendo la principal fuerza productora de la sociedad, la clase más avanzada, y más interesada que cualquier otra, en la liberación nacional y social, en el socialismo, la portadora de las mejores tradiciones de organización y lucha revolucionarias. Ella cuenta con la única teoría científica para conseguir la transformación revolucionaria de la sociedad y con su partido combativo marxista-leninista que la guían hacia esta meta. Objetivamente, la historia le ha encomendado la misión de dirigir toda la lucha para la transición del capitalismo al comunismo.

La hegemonía del proletariado en la revolución es decisiva para solucionar, en su propio beneficio y en el de las masas populares, el problema fundamental de la revolución, el problema del poder político.

El nuevo poder puede pasar por diversas fases y recibir diferentes nombres, de acuerdo con las condiciones concretas en las que se desarrolla la revolución y con las distintas etapas que pueda atravesar, pero no podrá haber una evolución de la revolución hacia el triunfo del socialismo sin la instauración de la dictadura del proletariado. Esto nos lo enseña el marxismo-leninismo, esto nos lo indica también la experiencia de todas las revoluciones socialistas victoriosas. Por ello, el partido marxista-leninista, en cualquier circunstancia que se desarrolle la revolución, jamás renuncia a su objetivo de implantar la dictadura del proletariado.

Los revisionistas de toda laya y de diversas corrientes, de un modo u otro, todos, sin excepción, niegan la necesidad de instaurar la dictadura del proletariado, porque están en contra de la revolución, porque están por salvaguardar y perpetuar el sistema capitalista». (Enver HoxhaEl imperialismo y la revolución, 1978)

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