«En aquel agitado año de sus primeras intervenciones públicas, Marx tuvo que luchar también con algunas dificultades de carácter doméstico. No le gustaba hablar de estas cosas, y solo lo hacía cuando la amarga necesidad lo obligaba; muy al contrario de esos míseros filisteos a quienes la preocupación de sus pequeñas miserias hace olvidarse de Dios y del mundo, él ponía siempre por encima de sus necesidades, por apremiantes que fuera estas, «los grandes problemas de la humanidad». La vida habría de depararle abundantes posibilidades para ejercitarse en esta virtud. Ya en la primera manifestación suya que ha llegado a nosotros acerca de sus «miserias privadas» se revela de un modo significativo la idea que él tenía de estas cosas. Disculpándose con Ruge por no haberle podido enviar los escritos que le prometiera para la Anécdota, le escribía el 9 de julio de 1842, después de enumerar otros obstáculos:
«El resto del tiempo se me pasó desperdigado y malhumorado por las más repelentes controversias de familia. Mi familia me puso una serie de dificultades en el camino que, a pesar de su holgura, me exponían momentáneamente a las angustias más agobiantes. Pero no voy a importunarlo a usted con el relato de estas miserias privadas; es una verdadera fortuna que los asuntos públicos incapaciten a toda persona de carácter para irritarse por los asuntos privados».
Esta prueba de extraordinaria fortaleza de carácter es la que tanto indigna a los filisteos de hoy y de siempre, con su irritabilidad para todo lo privado, contra el «descorazonado» y frío Marx». (Franz Mehring; Karl Marx, historia de su vida, 1918)
Anotaciones de Bitácora (M-L):
En efecto, para algunos esto es, como decía Mehring, una actitud «fría» y «sin compasión». Lo que el autor alemán no podía imaginar es que ese filisteísmo alcanzaría cuotas altísimas en el siglo XXI, y aunque se vaya a contracorriente, siempre hay que decir las cosas tal y como son.
Parece ser que hoy los jóvenes y no tan «jóvenes» realmente usan las redes sociales y el Internet para todo lo imaginable menos para culturizarse, para formarse ideológicamente en lo político, para intercambiar experiencias o sacar un provecho más allá de la marea de banalidad que puede ser la red. Del mismo modo, y paradojójicamente, la mayoría de «comunistas» que hacen uso de este privilegio de la actualidad lo hacen casi en exclusiva para leer «memes», hacerse infinidad de fotos de sí mismos, de sus animales, de su comida y hasta de una mota de polvo: convirtiendo su vida en un show frívolo, donde deben reportar qué pasa en sus vidas privadas a cada segundo, algo que en ocasiones guarda un problema directo relacionado con la falta de autoestima, siendo los «likes» y las «visitas» algo parecido a lo que puede ser una dosis para un adicto.
Pero hay una diferencia entre adoptar una ideología por «desahogo» o «pertenencia de grupo» y el ser comunista, que implica una conducta muy concreta sobre cómo afrontar los problemas y cómo presentarlos, empezando por tomar la doctrina como algo serio y no un pasatiempo.
En lo personal, el comunista no pregona a los cuatro vientos sus miserias, primero; porque nunca tratará de darle un estatus y una importancia pública a algo que es privado, segundo; porque se pondría en ridículo con esas lamentaciones medrosas que no son nada en comparación con lo que sufren todos los proletarios a diario en todas las partes del mundo, y tercero; porque el enfoque de exponer un problema de forma pesimista no sirve para concienciar y avanzar, solo puede servir como fórmula de desmoralización.
En lo personal, el comunista no pregona a los cuatro vientos sus miserias, primero; porque nunca tratará de darle un estatus y una importancia pública a algo que es privado, segundo; porque se pondría en ridículo con esas lamentaciones medrosas que no son nada en comparación con lo que sufren todos los proletarios a diario en todas las partes del mundo, y tercero; porque el enfoque de exponer un problema de forma pesimista no sirve para concienciar y avanzar, solo puede servir como fórmula de desmoralización.
Nadie niega que hoy en los países más desarrollados se hayan acentuado enfermedades como la depresión, que según la OMS afecta a más de 100 millones de personas, algo que en todo caso es un tema grave que necesita del apoyo de los seres queridos y la monitorización de un tratamiento profesional, no de la opinión de desconocidos y personas no cualificadas.
No obstante, en la mayoría de casos mencionados de sujetos [*] que exponen día y noche su «sufrimiento» en redes sociales [**], solo hace faltar ver un par de publicaciones [***] para ver que sus quejas no son síntoma de que sufran calvarios severos, sino más bien lo que se ha venido a denominar «problemas del primer mundo» –presión social, falta de autoestima, exceso de tiempo libre y cuando no aburrimiento–, los cuales no constituye siempre una «enfermedad» ni un «trastorno de la personalidad» per se, sino que en su mayoría solo reflejan el albergar una personalidad pusilánime incapaz de hacer frente de forma adulta a las adversidades, siendo ese su verdadero y único problema.
En las excepciones donde sí encontramos casos certificados de personas enfermas, es, por el contrario, su desequilibrio mental el que en muchos casos les lleva a plantear la visión de su situación desde un prisma subjetivamente exagerado, perdiendo la noción de toda objetividad. De hecho, esta característica la sufren tanto los enfermos por depresión, esquizofrénicos como hipocondríacos. Pero lejos de lo que creen algunos, a estos seres si bien no hay que tratarlos con desdén sino con sumo cuidado, tampoco les ayudará a salir del atolladero validar su mundo de fantasía como intentan los buenos samaritanos, ya que solo reforzaría su situación irreal, como decimos, necesitan en primer lugar de una ayuda especializada.
Lo cierto es que la gran mayoría de personas que realmente sí sufren una carga laboral, estudiantil, doméstica o familiar, psicológicamente angustiante, constituyan o no una «enfermedad», no tiene tiempo ni ganas de hacer estas cosas como el publicitar lo mal que lo están pasando. Esto normalmente es consecuencia del carácter curtido de un proletario que difiere de la suave piel del pequeño burgués, pero aparte del factor social incluyen muchos otros factores como la personalidad que desarrolla el sujeto.
También hay que dejar claro que no es lo mismo el ser diagnosticado como un sujeto con depresión por una experiencia traumática como podría ser la muerte de un familiar o un desahucio... que ser un «joven angustiado y derrotado» que se autodiagnostica como «enfermo de depresión» y cuya principal dedicación parece ser «retransmitir al mundo» lo infeliz que se es como todo un vulgar existencialista –aunque en casi todos los casos se trate de seres privilegiados en comparación con la gran mayoría de personas de este planeta, teniendo el futuro asegurado muchos de ellos–.
Según datan los especialistas médicos, el sujeto enfermo de depresión lo último que desea es la atención social y hablar de su problema –mucho menos con desconocidos–, en su estado de apatía crónica prefiere el aislamiento social y disminuyen sus actividades cotidianas. En cambio, el sujeto descrito anteriormente, simplemente alguien falto de cariño, necesita la atención social como forma de validación, como forma de sentirse parte de algún círculo social aunque sea bajo lazos ficticios como podría ser una falsa adhesión pasajera a un movimiento político.
Que estos fenómenos se vean también en comunistas no se reduce todo al «capitalismo y sus inevitables consecuencias» –misma excusa que se utiliza para exculpar las actitudes del lumpen–, sino más bien como consecuencia del hecho de que el aburguesamiento ha hecho demasiada mella entre las corrientes que aspiran a ser «revolucionarias», y dichos elementos no han podido escapar de tal contagio al ser partícipes de las filas de los movimientos reformistas y anarquistas. De ahí que entre sus autores favoritos estén no solo los filósofos del revisionismo moderno, sino también los existencialistas tipo Schopenhauer, Nietzsche, Bukowski y compañía.
Por ello, sobra comentar lo ridículo que se ven esos «intelectuales del pueblo» que en vez de estimular y dar esperanza al proletariado, le bombardean con su vacío existencialista. Lamentablemente un perfil muy de moda que va a más:
«De ahí que en su prisa por sentirse parte de algo [este elemento] caiga preso del seguidismo hacia cualquier gurú del revisionismo. (...) De manera que en su evidente necesidad de vociferar que es parte de algo vislumbramos una estética repleta de tatuajes y vestimentas con lemas comunistas y armas de fuego –por su ansia de sentirse dentro de una identidad colectiva y a temor de no parecer suficientemente revolucionario–. Por eso observamos en sus canciones unas letras donde insulta reiteradamente y amenaza de muerte a sus enemigos, usando un lenguaje radical y exaltado sin mucho contenido. Que como los antiguos modernistas, decadentistas, románticos y existencialistas aburridos haga constantes referencias a las drogas unas veces de forma metafórica y otras con lamentos para explicar que quiere escapar del tedio y frustración, de un mundo que dice no poder soportar –de ahí que tenga repetidas frases suicidas–. (...) Debido a su bajo nivel ideológico y su nulo esfuerzo por formarse da como resultado que en las polémicas políticas que se cruza recurra siempre a esquemas ridículos aprendidos de memoria fácilmente refutables –siendo un autómata de estos fósiles del revisionismo a los que le baila el agua–. También que haya aprendido de ellos las tácticas del diversionismo, que se basan fundamentalmente en demagogia, desviaciones del tema, insultos y difamaciones –algo comprensible ya que a falta de argumentación es lo que queda–. Posturas todas ellas que evidencian que tiene que hacerse notar a falta de argumentos. Asistimos con estos elementos ya bien mayorcitos, a un clásico caso de persona con alto grado de postureo, un comunismo de pegatina y un comportamiento lumpen bastante evidente». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 30 de junio de 2017)
Diremos lo mismo que dijimos con las declaraciones recientes de Valtonyc cuando espetó desesperado aquello de «puta dialéctica», por sus bandazos en estos últimos años... si el supuesto «comunista», si el «artista del pueblo» en vez de guardarse y tratar sus problemas personales con sus allegados convierte en tema común relatar sus vivencias negativas, estará convirtiéndose poco a poco en un individualista que usa el arte como desahogo, pero si además, en vez de dar ejemplo de entereza y heroísmo se dedica de forma retirada a hablar con derrotismo y pesimismo de su situación... no estará inspirando sino que estará desanimando a su público con sus penurias –reales o ficticias–. En definitiva, se dirá comunista pero tiene un espíritu endeble y actúa como un charlatán. No hay más.
«Uno de los rasgos característicos de la conciencia de la burguesía moderna es el pesimismo, la inseguridad y el miedo al futuro. (...) El optimismo del pueblo soviético no tiene nada que ver con la contemplación benigna, que afirma que todo lo que sucede conduce a lo mejor. El pueblo soviético no espera pasivamente un futuro mejor; está luchando por ello». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Materialismo histórico, 1950)
Esa es una razón más por las que los «comunistas» de hoy dan pena o risa, no respeto ni miedo.
Stalin sin duda se reiría de la blandenguería que arrastran todos estos personajes. ¿Qué decía sobre el necesario espíritu que debía tener un bolchevique?:
«Me alegra que esté usted de «buen humor». La filosofía del «dolor universal» no es nuestra filosofía. Que penen los que se marchan y caducan. Nuestra filosofía la definió con bastante acierto el americano Whitman: «Estamos vivos, hierve nuestra roja sangre con el fuego de fuerzas inagotables». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Carta al Camarada Demían Biedni, 1924)
¿Cómo valoran los comunistas tanto a nivel individual como colectivo su vida personal?
«La solidaridad e incluso la amistad entre compañeros políticos, aunque no se podrá lograr nunca en igual grado entre todos sus miembros, será algo que se forjará no obligadamente sino como resultado inevitable de aunar esfuerzos en una causa común y como resultado también de la mayor afinidad entre las distintas personalidades.
A veces los marxista-leninistas olvidan que los militantes son personas, no robots. Debido a circunstancias personales muy específicas tienen distintas edades, forjan distintas personalidades, tienen diferentes emociones, unos arrastran más o menos carencias ideológicas, otros cargan con pesadas responsabilidades en su vida cotidiana, y eso hace sumamente importante el saber acoplar a cada militante en el grupo y extraer lo mejor de cada uno. De ahí la enorme tarea del partido de adaptar las exigencias del militante a su vida y cualidades.
Eso no implica ser condescendiente con los pusilánimes, y por desgracia, lo que hoy prima en nuestra época son los presuntos «revolucionarios» que albergan un fuerte liberalismo reflejado en conatos de indisciplina a causa de su inestabilidad emocional. Su volubilidad no es tanto el reflejo del «capitalismo y sus consecuencias» como excusan a cada tropiezo, sino más bien el resultado de años de una hegemonía absoluta de la ideología pequeño burguesa entre los «grupos y corrientes revolucionarias» en los cuales ha militado o ha sido afín.
Estos seres sufren una distorsión de lo que supone ser marxista-leninista en el sentido completo de la palabra, rechazando todo concepto de sacrificio y anteponiendo sus problemas personales reales o ficticios al deber colectivo, por eso ante el primer escollo personal o colectivo abandonan el barco. Y normalmente se aventuran fácilmente a subirse a otro barco sin saber qué ideología lleva su timón.
Si damos por hecho que en un grupo marxista-leninista existe un ambiente colectivo correcto para manifestar y aportar libremente, tales actitudes mencionadas anteriormente, una vez conocidas, no deben ser admitidas bajo ningún concepto. Debido a la gran carga de tareas y funciones, no corresponde al colectivo invertir sus energías y su material humano en ponerse a investigar las razones de los comportamientos y actitudes nefastas de un sujeto que se ha mostrado poco productivo en sus deberes, no compete a la organización investigar por él de dónde nacen sus presuntos problemas familiares, laborales o emocionales. El colectivo solo puede tratar de ayudar a dicha persona cuando ella, que es la principal interesada, haya hecho un esfuerzo por averiguar previamente las razones que le hacen ser así y las exponga a sus compañeros con honestidad, en cuyo caso el partido podrá prestar su apoyo debidamente para corregirse, pero es inconcebible que las reuniones del presunto partido marxista-leninista se conviertan en una sala de terapia emocional para personas psicológicamente inestables, los cuales muchas veces utilizan la política para evadirse de su vida personal o simplemente para intentar cumplir con su ansiado deseo de pertenencia a un grupo. De consentir este tipo de perfiles y actitudes, el partido estaría no solo descuidando sus funciones y consintiendo a un indigno militante, sino también seguramente, desatendiendo a los compañeros que realmente necesiten la ayuda del partido en el ámbito económico o emocional.
El militante marxista-leninista debe mantener una relación sana en ambos campos ya que siempre estarán interconectados. En muchas ocasiones hay sujetos que no logran sobreponerse a sus problemas personales ni siquiera con la ayuda de sus compañeros, su desánimo, desmoralización y apatía acaban o acabarán afectando al colectivo. Si ese elemento no comprende que sus problemas personales están interfiriendo seriamente en sus obligaciones políticas, si no entiende que ha adquirido un compromiso y no puede dejar en la estacada a los compañeros cuando guste, ese sujeto debe de ser delegado a un puesto auxiliar o ser directamente expulsado del grupo si no da muestras de estar dispuesto a cambiar. El propio Marx fue descrito por Mehring como alguien que jamás permitió que sus «miserias privadas» eclipsaran los «problemas de la humanidad». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2020)
excelente análisis.
ResponderEliminarHola chicos, hace poco descubrí este blog y he aprendido mucho gracias a vuestros artículos, hay algunos temas que últimamente me han estado interesando como el revisionismo chino, y me gustaría ver un artículo sobre el gran paso adelante de Mao, pues en la red hay numerosos posts sobre ese tema pero desde un punto de vista burgués con parcialidad en sus explicaciones, y no sabes qué creerte y qué no, por eso quisiera leer un artículo por vuestra parte de ese fiasco, pues habéis explicado a la perfección temas como la revolución cultural, las medidas reformistas y la traición al m-l, pero (hasta donde he visto, si me equivoco les pido que me pasen el articulo donde lo profundizan, lo agradecería mucho) siento que ese GPA es lo último que falta para darme por satisfecho, saludos,
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión.
ResponderEliminarSobre el gran salto adelante:
Seguidismo a las políticas económicas del maoísmo; Equipo de Bitácora (M-L), 2017
http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2017/07/seguidismo-las-politicas-economicas-del.html
Sobre el manual de economía política de Shanghái; Rafael Martínez, 2006
http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2013/12/sobre-el-manual-de-economia-politica-de.html
"CLASS STRUGGLES
IN CHINA"
A MARXIST-LENINIST ANALYSIS OF
MAO-TSE TUNG,
BY W.B.BLAND.
REVISED VERSION
LONDON, 1997.
https://espressostalinist.files.wordpress.com/2010/12/class-struggles-in-china.pdf
Un Bolchevique no debería de tener familia.porque un Militante revolucionario debe entregarse por completo a luchar hacia la causa Leninista !
ResponderEliminarSeñor Koba, lo que dices, es un ideario más cercano al anarquismo que al marxismo. Marx se reía de disposiciones de ese tipo:
ResponderEliminar[Bakunin y Nechayev: "El revolucionario es un hombre dedicado. No tiene intereses personales, no tiene relaciones, sentimientos, vínculos o propiedades, ni siquiera tiene un nombre. Todo en él se dirige hacia un solo fin, un solo pensamiento, una sola pasión: la revolución. (...) Para él sólo es moral lo que contribuye al triunfo de la revolución. Todo lo que la obstruye es inmoral y criminal.. (...) Todos los tiernos y delicados sentimientos de parentesco, amistad, amor, gratitud e incluso el honor deben extinguirse en él por la sola y fría pasión por el triunfo revolucionario. Para él sólo debe existir un consuelo, una recompensa, un placer: el triunfo de la revolución. (...) Para un revolucionario, un amigo es sólo aquél que ha probado con sus actos que también él es un revolucionario. La amistad, dedicación u otras obligaciones hacia ese amigo depende de su utilidad para la causa revolucionaria". (Catecismo revolucionario, 1869)]:
"To criticise this masterpiece would be to weaken its comic impact. It would also mean taking too seriously this amorphous pan-destroyer who succeeded only in making a single personage of Rodolphe, Monte-Christo, Karl Moor and Robert Macaire. We shall limit ourselves to stating, with the aid of a few comparisons, that the spirit and even the terms of the catechism, without counting the laborious exaggerations, are identical to those of the secret statutes and other Russian works of the Alliance. (...) These pan-destructive anarchists, who want to reduce everything to amorphism in order to create anarchy in morality, push bourgeois immorality to the limit. We have already been able to assess, from a few examples, the worth of this Alliance morality **whose dogmas, purely Christian in origin, were first drawn up in meticulous detail by the Escobars[*] of the 17th century. The only difference being that the Alliance exaggerated the terms to the ridiculous and replaced the Holy Catholic Apostolic and Roman Church of the Jesuits with its arch-anarchist and pan-destructive "holy revolutionary cause".
http://www.hekmatist.com/Marx%20Engles/Marx%20&%20Engels%20Collected%20Works%20Volume%2023_%20M%20-%20Karl%20Marx.pdf
Si te queda alguna duda, echa un vistazo a las vidas personales de Marx, Engels, Lenin, Stalin o Hoxha que tenían familia, e incluso mantuvieron en algunos casos gran afinidad por miembros no comunistas. Otra cosa muy distinta, es verse forzado a cortar los lazos familiares porque estos se opongan a tu militancia.
Insisto, repasa la propia biografía de Marx que adjuntamos en el post.
Camaradas, frente a esta respuesta me surge una duda, hay un sector en colombia nacido de la teología de la liberación que reza ser "camilista" en base a Camilo Torres restrepo (el cura guerrillo), está camilistas suelen decir que lo personal es político, manteniendo ideas como la anterior frente a l matrimonio, ¿como se ligaría o rechazaría está frase frente a amigos no comunistas incluso de sectores progresistas o a familiares que no corresponden el ideal?
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