«Muchas de las organizaciones bajo influencia maoístas de la época esgrimían entre sus estatutos, manifiestos, panfletos y debates, la cuestión de adoptar como vía militar de toma de poder la teoría maoísta de la Guerra Popular Prolongada (GPP). Recomendamos consultar nuestro análisis sobre el PCE (r)/GRAPO y sus desviaciones: «Adopción de la Guerra Popular Prolongada (GPP) como método de toma de poder» de 2017.
El PCE (m-l) lamentablemente no fue una excepción, al menos en un inicio. Un ex militante diría:
«Al principio el PCE (m-l) fue una copia mimética de las propuestas chinas, inclusive, dado que los chinos consiguieron el poder a través de una guerra popular de carácter prolongado, el PCE (m-l) en su programa mantenía que España para liberarse y traer la democracia tenía que tener una guerra popular de carácter prolongado». (Entrevista a Pepe Avilés, ex militante del FRAP, 2016)
Esto no es ninguna exageración por mucho que algunos quieran ocultarlo por una u otras razones:
«Del seno de estas luchas de masas, y al calor de las mismas, se irá iniciando la lucha armada, que podrá tomar cuerpo primero en las zonas rurales apartadas, por ser éstas las que más pronto escaparán al control de la oligarquía proimperialista. Sólo a través de la lucha armada en el campo le será posible a las fuerzas revolucionarias acumularse, fortalecerse, aguerrirse, ir logrando victorias parciales sobre el enemigo hasta derrocarlo, y, con el apoyo de la insurrección general armada de todo el pueblo, liderar al país del yugo de la oligarquía yanqui-franquista y establecer un poder popular». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Línea Política del PCE (m-l), 1967)
Esta desviación se ve corregida en parte en ciertos documentos de 1973, en ellos suprime la idea de que el campo es el activo decisivo de las luchas:
«La lucha armada no puede surgir ni desarrollarse aislada de la lucha de masas, sino sólo en estrecho contacto con el movimiento obrero y campesino de masas. De las formas iniciales –huelgas, manifestaciones–, hay que ir pasando gradualmente –y la evolución espontánea de la lucha confirma esta trayectoria–, a formas superiores de combate: refriegas violentas con las fuerzas de la dictadura, asaltos, motines, etc. Para ello es necesaria la creación de grupos de combate y autodefensa, tanto en la ciudad como en el campo, núcleos del futuro ejército popular». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Línea política y programa, 1973)
Y ya en 1975 se rechazaba el concepto metafísico de que debía de ser sí o sí una lucha prolongada, predicción absurda que se decretaba antes incluso de iniciarse cualquier mínimo conflicto militar o de estudiar las características del país:
«Que esta guerra popular sea más o menos prolongada dependerá de toda una serie de factores objetivos y subjetivos, uno de los más importantes es, sin duda, la decisión de lucha del pueblo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Sobre las situaciones revolucionarias, la lucha armada y la guerra popular, 1975)
Como hemos publicado en nuestro medio, la táctica militar de los chinos fue ampliamente criticada por Stalin: ante los yugoslavos en 1945, ante los indios en 1951, ante los indonesios en 1951, haciendo hincapié en las posibles consecuencias de adoptar dicha errónea estrategia. Véase «Stalin a los comunistas indonesios la vía china en la cuestión militar». Obviamente estos documentos no eran muy conocidos en los años de inicio del PCE (m-l), incluso en la actualidad son desconocidos para la mayoría. Vale decir que las críticas que Enver Hoxha y los albaneses realizaron a la GPP son una continuación de las críticas realizadas por Stalin en su momento.
Hemos desglosado varias veces las limitaciones de la GPP, por lo que no vemos necesario extendernos mucho más». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
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