«Las FARC-EP es pues un ejemplo clásico de guerrilla que nace de forma espontánea sin organización ni ideología clara y que niega la necesidad del partido comunista bajo la ideología marxista-leninista y sus normas organizativas:
«Otros ideólogos de la «nueva izquierda» en Latinoamérica y Europa van aún más lejos. Ellos argumentan que sería necesario traer la conciencia socialista en la clase obrera y las masas trabajadoras. Pensarían hacer esto en base a que el papel de vanguardia podría ser jugado por una «minoría activa» que aparecería como «fermento» de la revolución. Afirman que la conciencia y la organización surgen espontáneamente en la batalla. Rechazan la necesidad de un partido de vanguardia, su rol y los principios leninistas en los que se estructura. (...) Este punto de vista de los adoradores de la espontaneidad en realidad también tiene algunos representantes de las fuerzas de «izquierda», ya que cualesquiera que sean sus intenciones subjetivas también tienen como objetivos la espontaneidad. Estos niegan la necesidad de la teoría de la conciencia científica, se levantan contra la tesis de Lenin de que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, niegan el papel de la vanguardia que está armada con la teoría revolucionaria del marxismo-leninismo, no creen que sea necesario dar programas políticos claros y una estrategia y táctica científica. Dado según ellos solamente importa que comience la revolución y llevarla a cabo. Que lo impulse un partido marxista-leninista u otra fuerza es indiferente para ellos, carece de importancia. Las revoluciones, dicen ellos, se llevaran a cabo por un partido revolucionario o sin el. Significa que no debería haber una ecuación matemática que implique que la vanguardia es el partido marxista-leninista, que la guerrilla puede ser el germen del partido, que el ejército popular constituye el núcleo del partido, y no al revés, etc». (Foto Çami; Los factores objetivos y subjetivos de la revolución, 1973)
Algo que obviamente va en contra de la concienciación de las masas, de su lucha económica, de su movilización militar, de la necesidad de un órgano como el partido proletario basado en su ciencia marxista-leninismo que dota de forma de organización e ideología y programa revolucionario de acción concreto para luchar por sus fines:
«A partir de las condiciones objetivas o de la propia lucha revolucionaria se crea un cierto grado de concienciación revolucionaria socialista, esta toma de conciencia es denominada por Lenin como conciencia tradeunionista. Pero el alto grado de conciencia socialista no se forma por sí misma, de manera espontánea, sino sólo por la ciencia marxista-leninista. Esta ciencia es asimilada por la parte más avanzada de la clase que se organiza en el partido del proletariado, pasando a educar luego a toda la clase, estableciendo las metas y aspiraciones revolucionarias y mostrando claramente la forma correcta para lograr estos objetivos, dirigiéndolos en su lucha histórica. El partido es esencial, no sólo para que la conciencia socialista sea transmitida a la clase obrera y las masas trabajadoras y sus acciones estén coordinadas. Es el personal teórico, político, y práctico en todos los campos: en la política, en la ideología, en la economía y en lo militar. Negar el rol dirigente del partido, significa dejar la clase obrera desarmada frente a la burguesía y la reacción. La historia no conoce de ningún caso en que sin el partido comunista de la clase obrera, sin su rol de liderazgo y yendo en contra de los comunistas, la revolución proletaria haya triunfado y el socialismo se haya construido. Sucede que, cuando los partidos comunistas se han debilitado, son los partidos revisionistas y reformistas u otras fuerzas políticas las que se hacen con la dirección de la revolución. Pero ha de saberse, que las revoluciones democráticas o de liberación nacional, sólo se pueden transformar en revoluciones proletarias socialistas cuando es la clase obrera y su partido marxista-leninista las que las dirigen». (Foto Çami; Los factores objetivos y subjetivos de la revolución, 1973)
Por supuesto, sobra decir que como vemos, las FARC-EP al ser la clásica guerrilla que no era regida por el partido de clase obrera: el partido marxista-leninista, no ha tenido una cohesión ideológica de pensamiento y acción.
Ya conocemos históricamente «mil casos» en los que sin un partido que dirigiese a estos aventureros, y pese a toda la parafernalia lingüística, para aparentar tener influencia marxista, no existe ni puede existir nunca cohesión ideológica en estos grupos; es el extremo faccionalismo y las escisión «el pan de cada día», véase sino los problemas internos en las FARC-EP como el caso de la expulsión de Jaime Bateman Cayón quién acabaría fundando la guerrilla del M-19 o la escisión bajo el nombre Comando Ricardo Franco Frente-Sur liderada por José Fedor Rey alias «Javier Delgado» y Hernando Pizarro Leongómez. ¿Cuáles son las razones de esto? Sencillamente a que ni siquiera existe una ideología oficial –y si la hay: en la práctica hay multitud de corrientes ideológicas– toda la organización –en este caso la guerrilla– está fragmentada y cada fracción existente –abierta o encubierta– persigue una línea ideológica diferente, todo acaba siendo como siempre más el respeto a la dirección que a los principios de una ideología. Por otro lado no hay ni puede haber cohesión ideológica porque al igual que los partidos socialdemócratas, estos grupos no se organizan por el «centralismo democrático» para garantizar la salvaguardia y el cumplimiento de los principios ideológicos y las ordenes del núcleo dirigente acordadas. Esta es la verdad, aunque algunos grupos de este estilo digan que se basan en el centralismo democrático, lo que de hecho es imposible por la organización de tipo militar existente». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
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