viernes, 2 de diciembre de 2016

Las diferencias entre el anarquismo y el marxismo sobre la fuerza motriz social de la revolución

Daniel Cohn-Bendit, anarquista influyente en los movimientos de Mayo del 68

«Si tuviéramos que hablar de los problemas fundamentales sobre los que se libran una feroz lucha ideológica entre nosotros y los anarquistas, tendríamos que hacer mención a las cuestiones referentes a la revolución y sus tareas, la cuestión del partido y su rol, la cuestión sobre la actitud a tomar frente al Estado y su futuro, la cuestión de la libertad y el desarrollo del individuo y las masas, la cuestión de las otras organizaciones de la clase obrera, la cuestión de la actitud a tomar frente a los partidos revisionistas, hacía los grupos trotskistas, la posición a tomar sobre la cuestión de Stalin, etc. Sobre todas estas cuestiones nuestra posición es diametralmente opuesta a la de los anarquistas.

Los anarquistas hablan de la destrucción del capitalismo. Muchos de ellos ven en la revolución el medio de su destrucción. Pero el entendimiento de los anarquistas de la revolución no tiene nada en común a cómo la ven los marxista-leninistas. Si se observa atentamente, se deduce claramente, que con sus puntos de vista acerca de la revolución obstaculizan su realización, y en consecuencia se obstaculiza la liberación de la clase obrera del yugo del capital. ¿Donde se hace esto evidente? Primero de todo, los anarquistas distorsionan la cuestión de las fuerzas motrices de la revolución. Aunque existen divergencias entre los anarquistas acerca de esta cuestión, existe una característica que los une: todos ellos niegan el rol del proletariado y, en consecuencia, al partido del proletariado en la revolución. Varios estratos y grupos sociales son considerados los principales y reales fuerzas motrices de la revolución, pero ellos no consideran como tal a la verdadera principal y real fuerza motriz: el proletariado. Así, por ejemplo, hay quienes consideran al lumpemproletariado como la principal fuerza motriz de la revolución y critican a Marx y Engels, quienes en sus opiniones, no entendieron, que el lumpemproletariado tiene el espíritu y la fuerza de la revolución social que viene. Algo que:

«La aburguesada sección de la clase obrera no tiene». (Roger Boussing; Pequeña enciclopedia del anarquismo, 1970)


Esta base social de la revolución es extendida por otros anarquistas. Ellos incluyen entre la fuerzas motrices de la revolución a los grupos de estudiantes y variados elementos. Ellos especialmente ponen por los cielos al movimiento estudiantil juvenil como un movimiento revolucionario que alegan debe de ser la chispa del movimiento de los trabajadores, el factor decisivo de cada movimiento revolucionario. Esta es la opinión expresada por el anarquista Daniel Cohn-Bendit:

«Un fantasma recorre el mundo, el fantasma de los estudiantes. Todas las potencias del mundo han entrado en una santa alianza para ser capaces de aprovecharlos, para frenarlos, el Papa y el Comité Central, Kissinger, De Gaulle, los comunistas franceses y la policía alemana». (Daniel Cohn-Bendit; El comunismo obsoleto: la alternativa de izquierda, 1968)


Las fuerzas reaccionarias se han unido hoy para penetrar y tomar el control del movimiento estudiantil o juvenil. Desde el imperialismo estadounidense al socialimperialismo soviético, están unidos en un frente común para luchar contra su enemigo común: el comunismo. Si los estudiantes y la juventud toman parte en la lucha para el triunfo del comunismo, estos serán bienvenidos. Pero jamás los estudiantes ni ningún otro grupo pueden jugar el rol revolucionario de vanguardia que es jugado por la clase obrera en su lucha. Negar el rol de la clase obrera en la revolución significa luchar contra la revolución, significa obstaculizar su realización y triunfo, significa fortalecer las posiciones de la burguesía y el capitalismo. La clase obrera ha sido y sigue siendo la clase más revolucionaria de la sociedad. Sus condiciones la hacen la fuerza decisiva del presente desarrollo social, y la fuerza de liderazgo en la lucha por la transformación revolucionaria del mundo capitalista, hecho que no ha cambiado en absoluto. A pesar de los cambios actuales que el capitalismo ha sido objeto, la clase obrera sigue privada de cualquier tipo de propiedad sobre los medios de producción. En contraste con las predicaciones de los ideólogos burgueses y revisionistas, la sociedad capitalista no se ha desproletarizado, sino que sigue continuamente proletarizándose; el peso y el papel de la clase obrera en la producción es cada vez más decisivo: lo que hace que siga siendo la principal fuerza productiva de la sociedad. 

La vida muestra que cuando la clase obrera se mueve, cuando suspende su trabajo por un día, el mundo de la burguesía se sacude y todas sus instituciones se posicionan en estado de alarma. Ciertamente la clase obrera no hace la revolución por sí sola. La clase obrera asegura sus aliados: las masas trabajadoras de la ciudad y el campo, la intelectualidad y los estudiantes, la juventud y la mujer. El camarada Enver Hoxha señaló el rol de la clase obrera en la revolución y su importancia para el destino de la revolución, dijo:

«La cuestión de la hegemonía en la revolución tiene una gran importancia principal ya que del hecho de quién la encabeza, de quién la dirige, depende su orientación, su desarrollo consecuente y su propio destino. La actitud hacia la clase obrera y su papel dirigente es la piedra de toque para todos los revolucionarios». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966) (Bujar Hoxha; El anarquismo como teoría y práctica contrarrevolucionaria, 1972)

Anotación de Bitácora (M-L):

Sobre los elementos anarquistas se tipifica en el texto que:

«Así, por su actividad presente los anarquistas objetivamente llevan agua al molino de la burguesía y, conscientemente o inconscientemente, junto con los revisionistas, ayudan a la burguesía a consolidar su dominio. Sin embargo, uno no puede plantear de ahí la conclusión de que todos los elementos quienes tengan la intención y el deseo de luchar contra el orden burgués, partiendo de posiciones anarquistas, son conscientemente servidores del gobierno burgués, y de los capitalistas. Pero se debe subrayar esto: incluso cuando estos elementos luchan sinceramente contra el orden capitalista y están preparados para realizar grandes sacrificios por esta lucha, ellos sin embargo objetivamente hacen lo contrario de lo que pretender alcanzar. La experiencia histórica confirmar esta gran verdad». (Bujar Hoxha; El anarquismo como teoría y práctica contrarrevolucionaria, 1972)

Y si el lector nobel necesita puede consultar una definición del Anarquismo [AQUÍ].

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