Enrico Berlinguer, Secretario General del Partido Comunista Italiano desde 1972 hasta 1984 |
«Como presuntos marxistas sin cambio no reclaman la necesidad de la hegemonía del proletariado y su partido en el proceso revolucionario. En la construcción del socialismo lo vital para los eurocomunistas no era asegurar la comandancia del partido comunista, sino que había que sacrificar tal hegemonía proletaria y la de su partido en favor de una amplia colaboración de las fuerzas «pro socialistas» para no provocar el enojo y respuesta de la contrarrevolución, e incluso el eurocomunista proponía tranzar alianzas con las fuerzas que no querían la construcción del socialismo pero que respetaban el marco constitucional burgués, sus ideólogos consideraban que el concepto de partido que debía hegemonizar el proceso revolucionario había muerto, se instigaba a no prestar atención al rol del partido o incluso a disolverlo, haciendo piña claramente con las posturas browderistas y titoistas sobre el partido y su rol en la construcción del socialismo. Dicha teorización en el Partido Comunista Italiano, y como casi todas en el bagaje teórico del eurocomunismo italiano, no era de Berlinguer, sino que la heredó de Togliatti y otros viejos militantes del partido:
«El mismo papel dirigente de la clase obrera en el proceso de superación del capitalismo y de construcción del socialismo puede y debe desempeñarse a través de una colaboración y entendimiento entre los diferentes partidos y corrientes que aspiran al socialismo y en el marco de un sistema democrático en el que gozan de plenos derechos todos los partidos constitucionales, incluso los que no quieren la transformación de la sociedad en el sentido socialista y se oponen a ella, naturalmente siempre en el respeto de las reglas democráticas constitucionales». (Partido Comunista Italiano; La política y organización de los comunistas italianos; Tesis y estatutos aprobados en el XVº Congreso del PCI, 1979)
Otro ejemplo en un artículo de Enrico Berlinguer:
«El sentido más profundo del viraje lo constituyeron la necesidad y la voluntad del Partido Comunista de tener en cuenta toda la historia de Italia, y, por consiguiente, todas las fuerzas históricas –de inspiración socialista, católica o democrática– que se hallaban presentes en la escena del país, y que, junto a nosotros, combatían por la democracia, la independencia del país y por su propia unidad. Lo nuevo lo constituía el hecho de que durante la guerra de liberación se había creado la unidad que englobaba a todas estas fuerzas. Era ésta una unidad que se extendía desde el proletariado, campesinos y vastos estratos de la pequeña burguesía, hasta los grupos de la burguesía media progresista, gran parte del movimiento católico de masas e, incluso, formaciones y cuadros de las fuerzas armadas». (Enrico Berlinguer; La vía democrática y la violencia reaccionaria 1974)
A esto respondían los albaneses en su crítica al eurocomunismo:
«En toda su genial obra, Lenin ha defendido y desarrollado la teoría de Marx sobre la hegemonía del proletariado en la revolución, abandonada por los socialdemócratas europeos. Los puntos de vista socialdemócratas al respecto han sido resucitados ahora por los revisionistas. Lenin ha demostrado que en las nuevas condiciones, las del imperialismo, la hegemonía del proletariado es indispensable no sólo en la revolución socialista, sino también en la revolución democrática. Ha explicado que la instauración de esta hegemonía es indispensable, porque el proletariado más que cualquier otra clase social está interesado por la completa victoria de la revolución, en llevarla hasta el fin. Pertrechado con la teoría de Lenin, el proletariado se ha lanzado a la revolución y ha triunfado, mientras las teorías que preconizan los revisionistas lo dejan bajo la opresión de la burguesía». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
En la actualidad SYRIZA no se distancia mucho de estos pasajes. En especial como hemos visto se rechaza la unidad ideológica marxista-leninista, apostando por una mezcla de ideologías en el partido pero también en las citas anteriores se podía ver la ambigüedad a la hora de definir qué clase es la vanguardia del proceso: analizando este último aspecto desde la dirección del partido griego se creó la idea de crear un proceso de unión y liderazgo conjunto de «todas las clases trabajadores y populares» en «alianza con las clases medias» buscando un «Gobierno de izquierda» reflejado en la alianza y coalición con sus agrupaciones: lo que presuponía un conglomerado de ideologías de «izquierda» no sólo ya por las alianzas entre distintas organizaciones de «izquierda» que cada una tenía su visión política, sino por la variedad de ideologías que nadaban a título individual en cada uno de estos partidos y organizaciones de masas –pero pese a todo ello, según SYRIZA en esta alianza con otros partidos y organizaciones de «izquierda» no debían ser hegemonizadas, corregidas y reprendidas las ideas vacilantes de estas clases y capas por ninguna clase social, ni siquiera el proletariado–:
«Este plan alternativo radical social y político; que expresará y se basará en las alianzas entre las clases trabajadoras y populares, por un lado, y las clases medias de la ciudad y el campo, por el otro, y que se estructurará por las necesidades de dar voz a los largos grupos sociales, económicamente y educacionalmente excluidos, dará lugar al Gobierno de la izquierda, y el apoyo de éste en el poder». (SYRIZA; Resolución política del Iº Congreso de SYRIZA, 2013)
Finalmente como vimos, SYRIZA prefirió para asegurar la hegemonía de las distintas «clases trabajadoras y populares» y el dichoso «Gobierno de izquierda» no la colaboración gubernamental con los socialdemócratas y ecologistas como vimos en otras citas anteriores, sino con los derechistas-nacionalistas Griegos Independientes. No sabemos si SYRIZA también piensa que este partido representa y defiende los intereses de las «clases trabajadoras y populares», o si es que está recurriendo a parte de su ideología maoísta e identifica a las clases explotadoras nacionales bajo las «contradicciones no antagónicas» al formar «parte del pueblo», creyendo que es necesaria la alianza con tal grupo político». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?, 2015)
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