jueves, 12 de enero de 2017

La enfermiza idealización, sumisión y mitificación del Líder y sus ideas; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

Mao Zedong y Kim Il Sung, durante la visita de éste último a China en 1975

«
Este culto religioso, idealizado, de la figura del liderazgo o de un grupo de dirigentes, ha sido común en las estrategias empleadas por los revisionistas modernos para envilecer a las masas trabajadoras. Con ello quieren inocular entre la militancia que el partido, el socialismo, y todo lo bueno que anhelan solo se puede mantener o conseguirse gracias a la decisión y/o actuación de dicha figura o figuras idealizadas como invencibles, todopoderosas, perfectas:

«¿Qué resulta de la propaganda china en torno a este problema? «Mao Zedong es el sol que ilumina el mundo», «Mao Zedong es un gran genio sin parangón en la historia de la humanidad», «los pensamientos de Mao son el apogeo del marxismo», «Mao Zedong lo sabe todo», «Mao Zedong lo ha hecho todo», «quién quiera resolver cualquier problema, en cualquier momento y en cualquier lugar, que lea las obras de Mao Zedong, que se inspire en las ideas de Mao Zedong». Se trata de unos pocos calificativos que hemos anotado, pero en la prensa china se encuentran expresiones tan exaltantes y se mencionan tales gestos y sucesos que llevan a preguntarse: ¿estamos ante marxistas o ante creyentes? Por que en verdad, al juzgar por lo que vemos con ojos y escuchamos con oídos, en China se hace por Mao Zedong lo mismo que los cristianos hacen por Cristo». (Enver Hoxha; El culto a Mao Zedong: Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)

Esto llevará a los diferentes revisionismos a proclamar que las ideas de su líder, son las mejores, que su nueva doctrina es algo sin precedentes en la historia, en el caso del revisionismo «eurocomunista», reconociendo al marxismo-leninismo como herencia pasada positiva pero considerando a su vez su propia doctrina y sus líderes como superación de dicha herencia; en el caso del revisionismo chino, considerando el «Pensamiento Mao Zedong» como una etapa superior del marxismo-leninismo; ene el caso del revisionismo coreano, siendo la ideología «Juche» superior a las limitaciones del marxismo-leninismo, según ellos una doctrina ya precedente en la historia de la humanidad comparado con el Juche. Al final si se ven todos los casos existentes, siempre es lo mismo. ¡Siendo además, reprendidos todos aquellos que no se genuflexionen ante la nueva doctrina revisionista y la reconozcan como superior al marxismo-leninismo!:

«En la actualidad los camaradas chinos y la propaganda china plantean así el problema: «La época actual es la época del pensamiento de Mao Zedong, Mao Zedong es el más grande marxista de nuestro tiempo. Es el heredero de todos los clásicos del marxismo-leninismo, de la ciencia marxista-leninista y de la ciencia mundial, es el sol» etc. Por tanto el pensamiento de Mao Zedong debería dirigir el mundo y remitiéndonos a la «revolución cultural proletaria», ésta se desarrolla bajo la guía personal de Mao Zedong. Esto jamás se ha visto en la historia mundial. El que los camaradas chinos planteen o auto planteen de esta forma este gran problema no es correcto, no es marxista y no peca que digamos de sencillez. Pero lo que es más grave, más peligroso, es que quieren y utilizan también en el extranjero las formas y los métodos que utilizan dentro de su país, es decir que reclaman a los demás que reconozcan y apliquen sin discusión este planteamiento incorrecto y erróneo del problema en formas tan demagógicas, porque en caso contrario para los camaradas chinos, te pasas al otro lado de la barricada, al de los enemigos». (Enver Hoxha; Algunas opiniones previas sobre la «revolución cultural proletaria» china, 14 de octubre de 1966)

En China por ejemplo, para la «guardia roja», es decir el estudiantado que proclamaron vanguardia de la revolución china en los 60, Mao Zedong era un ser inmune al error, divino, mesiánico, y no utilizaban por ello el materialismo-dialéctico como piedra de toque, sino lo que dicha figura dijera y expresara:

«Si tú eres un revolucionario, un marxista-leninista, tu inevitablemente apoyarás al gran líder y presidente Mao Zedong y a su victorioso pensamiento: si tú eres un contrarrevolucionario, un antimarxista-leninista tú te opondrás inevitablemente al presidente Mao y a su pensamiento». (Pekín Informa: Vol.10, Nº46, 1967)

La devoción a una persona, significa la devoción a la variabilidad de esa persona, dichos en otros términos, si uno pone fe ciega en una persona y solo es fiel a ella y no a unos principios claros, concretos y objetivos; no sólo estará dejando a un lado cualquier método científico de ver el mundo, sino que se ata a la suerte de que esa persona degenere en un contrarrevolucionario y le vayas a seguir; eso con suerte de que no se haya convertido ya o que lo sea desde siempre, he aquí como los marxista-leninistas rechazan ese culto estúpido a las personas:

«Habla usted de su «devoción» hacia mí. Quizás se le haya escapado casualmente esta frase. Quizás, pero si no es una frase casual, le aconsejaría que desechara el «principio» de la devoción a las personas. Ese no es el camino bolchevique. Sed únicamente devotos de la clase obrera, de su partido, de su estado. Esta es una cosa buena y útil. Pero no la confundáis con la devoción a las personas, esa fruslería vana e inútil propia de intelectuales de escasa voluntad». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Carta al camarada Shatunovsky, agosto de 1930)

En Corea del Norte el culto a la personalidad fue promovido desde época muy temprana del partido para consolidar el liderazgo de Kim Il Sung:

«El comienzo del culto a la personalidad de Kim Il Sung comenzó tan pronto como en 1946, y es que ya en el Congreso Fundacional Kim fue laureado como «el líder de todo el pueblo coreano», el «héroe de la nación», el «gran líder», y cosas del estilo». (Charles K. Amstrong; La revolución norcoreana, 1945-1950, 2004)

Rasgo que sobre se enfatizó a inicios de los años 50 para protegerse de las otras fracciones internas del partido. Los epítetos vergonzantes de culto a la personalidad como denominar «amado líder» a Kim Il Sung no es una desviación de los revisionistas coreanos aparecida a inicios de los años 60 o 70 como dicen algunos, sino que tiene sus raíces en tiempos tempranos como ya hemos afirmado:

«Macuch hizo hincapié en el hecho de que los amigos de Corea siguen propagando ampliamente el culto a la personalidad. Macuch dijo que se alaba en exceso a Kim Il Sung por todas partes. A continuación, se refirió a un informe impreso en la prensa coreana del Xº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea, señalando que en este informe Kim Il Sung se menciona tres veces como «amado líder». (Informe de Kurdyukov a Mólotov, 11 de mayo de 1955)

Se ve que casualmente, estos «gigantes del marxismo», como lo califica la prensa con tendencia ecléctica de los partidos revisionistas de hoy en día, tampoco asimilaron estos conocimientos básicos del marxismo sobre lo nocivo e incompatible con el marxismo que es el culto a la personalidad:

«La unidad y la cohesión de nuestro partido se convirtieron en la unidad de todo el partido en ideología y propósito, reforzado por la moral y la lealtad, basada en la idea del Líder y basada en el Líder. A día de hoy, nuestro miembros del partido están armados sólidamente con la ideología monolítica de nuestro partido, con las ideas del Camarada Kim Il Sung; ellos saben que no existen otras ideas revolucionarias que las suyas». (Kim Jong Il; El Partido del Trabajo de Corea del Gran Líder Kim Il Sung, 2 de octubre de 1995)

¿Desean leer más barbaridades de este estilo?:

«La esencia de las cualidades ideológicas y espirituales de comunista, revolucionario, trabajador, es la verdadera lealtad y devoción al Líder, que nunca deben cambian, no importa cuáles sean las circunstancias». (Kim Jong Il; Mejoremos aún más el papel de los intelectuales en la revolución y la construcción, 20 de septiembre de 1990)

Además ha de saberse que este culto a la personalidad enfermizo puede interferir –como de hecho hace y reconocen los revisionistas coreanos– en la dirección colectiva del partido y sus órganos. Cabe decir que esa forma de tratar a las figuras de modo irreal ha sido condenado históricamente por todas las figuras marxista-leninistas, ya que entre otras cosas crea entre las masas la idea anarquista de que la «historia la hacen los héroes»:

«Estoy absolutamente en contra de la publicación de las «Historias de la niñez de Stalin». El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas. (...) Pero lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos –y de la gente en general– el culto a la personalidad de los líderes, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial. La teoría de los héroes y la «multitud» no es bolchevique, sino una teoría socialrevolucionaria». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Carta sobre las publicaciones para niños dirigida al Comité Central del Komsomol, 16 de febrero de 1938)

Así respondió en una entrevista Iósif Stalin, el hecho de como comprenden los marxistas el papel de los hombres en la historia cuando el entrevistador dijo que presuntamente el marxismo negaba el papel de los líderes:

«El marxismo no niega en modo alguno el papel de las personalidades eminentes, como tampoco niega que los hombres hacen La historia. En la «Miseria de la filosofía» y en otras obras de Marx puede usted hallar la afirmación de que son precisamente los hombres quienes hacen la historia. Pero, naturalmente, los hombres no hacen la historia obedeciendo a su fantasía, como les viene a la cabeza. Cada nueva generación encuentra condiciones determinadas, ya dadas cuando ella aparece. Y el valor que representan los grandes hombres depende de en qué medida saben comprender correctamente estas condiciones y cómo modificarlas. Si no comprenden estas condiciones y quieren modificarlas según les sugiere su fantasía, caen en la situación del Quijote. Así, pues, y exactamente según Marx, no se debe oponer los hombres a las condiciones. Son precisamente los hombres los que hacen la historia, pero sólo en la medida en que comprenden bien las condiciones dadas con que se encuentren y sólo en la medida en que comprenden cómo debe modificarlas. Así es, por lo menos, como comprendemos a Marx nosotros, los bolcheviques rusos. Y hemos estudiado a Marx durante decenios». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Entrevista con el escritor alemán Emilio Ludwig, 13 de diciembre de 1931)

Lamentablemente decimos, que los revisionistas coreanos, estaban lejos de comprender el papel de los líderes en la historia, y se acercaban más al concepto eserista, maoísta o anarquista de que «la historia la hacen los héroes»:

«Debemos entender completamente que el Líder juega el rol decisivo en la revolución y en la construcción. Al estar en el centro de la unidad y el liderazgo, él juega el rol decisivo en la configuración del destino de las masas populares. Esto es similar al rol que juega el cerebro de un hombre en sus actividades». (Kim Il Sung; Algunos problemas en la educación de la Idea Juche, 15 de julio de 1986)

No entendían pues, que el papel del colectivo prima sobre el individuo, eso incluye que el partido y todo lo que tiene detrás, tiene un papel de mayor relevancia que cualquiera de su mejor miembro individualmente:

«Marx ha condenado el culto a la personalidad como una práctica repugnante. En la historia, el individuo desempeña un papel, que incluso a veces es muy importante, pero para nosotros los marxistas, este papel es pequeño en comparación con el que juegan las masas populares, que son quienes hacen la historia, hacen la revolución, edifican el socialismo y el comunismo. El papel del individuo para nosotros, los marxista-leninistas, es asimismo pequeño en comparación con el gran papel del partido comunista, que está a la cabeza de las masas y las dirige». (Enver Hoxha; El culto a Mao Zedong: Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)

Estos métodos prácticas antimarxistas de los revisionistas chinos en el partido, no guardan ninguna diferencia como hemos visto hace unos instantes con las técnicas burocráticas del Partido del Trabajo de Corea, y muestran una vez más los nexos entre los dos revisionismos. Estos pobres estúpidos, no se dan cuenta, que al divinizar de esta forma a sus líderes, al hacerlos perfectos, sin posibilidad por ejemplo, de que puedan equivocarse o degenerar en sus ideas, están negando la dialéctica, están dibujando una figura idealizada, que están utilizando un método anticientífico, y se están colocando ellos solos en el club de los antimarxistas. Pero dejemos una última perla en el baúl de citas norcoreanas:

«Debemos darnos cuenta que el más grande digno y valor de la vida existe en la fiel ejecución de las tareas revolucionarias establecidas por el Líder, por confiar en él como un fuerte apoyo moral en todo momento, y tenemos que demostrar que somos infinitamente fieles al Líder a través de nuestras actividades revolucionarias poniendo en práctica su ideología y voluntad. El liderazgo del partido implica la orientación por el Líder, y el concepto y la actitud hacia el partido son, en esencia, idénticos al concepto y actitud hacia el Líder. (...) Nos referimos al Líder como el líder paternal y al partido como el líder maternal porque la organización del partido con el Líder en su centro es el órgano principal de nuestra integridad socio-política [nótese la teoría reaccionaria intrínseca de la sociedad capitalista y patriarcal norcoreana - Anotación de Bitácora (M-L)]. (...) Tener al líder paternal en alta estima y serle leal es una obligación moral para todos los coreanos. (...) Llamamos lealtad al Líder, la máxima expresión de moralidad comunista». (Kim Jong Il; Sobre el establecimiento del Juche en la revolución, 10 de octubre de 1987)

¡Los revisionistas coreanos llegan al punto de tener la desfachatez de hacer enervar la sangre al lector, clamando que la máxima expresión de moral y lealtad comunista, no es ser fieles a la doctrina; sino que en un alarde de altiva idiotez, declaran que para ellos, la máxima expresión de moral y lealtad comunista es ser fiel a un individuo, al Líder! ¿Cómo podemos dar algún voto de confianza a estos farsantes disfrazados bajo apariencias revolucionarias en cualquier otro tema serio? Los marxista-leninistas tenemos muy claro a que subordinamos nuestros esfuerzos y moral:

«Nuestra moral está enteramente subordinada a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Nuestra moral se deriva de los intereses de la lucha de clase del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las tareas de las Ligas Juveniles: Discurso pronunciado en el IIIº Congreso de toda Rusia de la Unión de Jóvenes Comunistas de Rusia, 2 de octubre de 1921)

Olvidan también, las conclusiones básicas de los marxista-leninistas como Georgi Dimitrov sobre el partido y sus líderes –más que olvidar, dudamos que conozcan tales enseñanzas–:

«El ejemplo de Yugoslavia muestra con suficiente claridad que los que están a la cabeza de la dirección colectiva de sus partidos, sean quienes sean, deben sentir el control del partido. Nunca hay que olvidar que los líderes del partido pueden cambiar, pero el partido permanece, y seguirá permaneciendo. No es el partido que debe depender de los líderes, sino los líderes del partido, y serán los verdaderos líderes de los partidos en la medida en que se mantengan fieles a la invencible doctrina marxista-leninista y cumplan la voluntad colectiva de la voz del partido». (Georgi Dimitrov; Informe en el¡l XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)

Otro correctivo, esta vez del polaco marxista-leninista Bolesław Bierut para todo partido con tales deformaciones:

«Nuestro partido tiene a sus líderes en alta estima, aprecia su contribución al trabajo y la lucha del partido y tiene confianza en ellos. Sin embargo, los considera sólo como ejecutores de la idea que guía el partido y la clase obrera. El partido pone la lealtad a la idea de la revolución y de la vigilancia hacia cualquier intento de contrabando de influencias ajenas nacionales o extranjeras, lo que es algo superior al apego personal a personas del partido. Ahí radica la fuerza de nuestro partido, que basará su trabajo no en el principio de líder, sino, sobre todo, de los esfuerzos colectivos de la población activa y todos los miembros». (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas: Discurso en el pleno del Comité Central del Partido Obrero Polaco, septiembre de 1948)

Por supuesto no faltaran los agentes del revisionismo coreano, aquellos que en su vida se han formado al respecto del centralismo democrático, e intoxicados por la propaganda de los «juches», repitan como papagayos ¡que es otra cultura diferente, que somos eurocentristas si les juzgamos tan severamente! Pero dejando a un lado a estos insulsos pseudocomunistas, preguntamos al lector interesado en una visión objetiva del tema: ¿qué tipo de partido comunista es este que se dice querer construir una nueva sociedad socialista, galante de los mejores y más progresistas valores humanos, que rehúye de las enseñanzas de los clásicos del marxismo-leninismo sobre organización del partido para refugiarse en la estructuración patriarcal y reaccionaria de su país? ¿Sería lícito que los países europeos tomaran la religión en los estatutos del partido bajo la excusa y justificación de la cultura? ¿Sería justificable que los partidos marxistas europeos del siglo XIX tuvieran una figura líder al estilo coreano porque en sus sociedades el rol patriarcal era muy notable? ¿A nadie se le ocurriría tal necedad no? ¿A quién se le ocurriría introducir los vicios de la sociedad burguesa en el partido comunista cuando precisamente se les pretende derribar? Pues que no se deje convencer el lector por los revisionistas modernos de la excusa de la figura paternal en la sociedad asiática para justificar una organización caciquil bajo nombres y símbolos comunistas»(Equipo de Bitácora (M-L)El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «Pensamiento Juche», 2015)

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