«La dirección del Partido Comunista de China y Mao Zedong en particular también adoptó una actitud desdeñosa y denigrante hacia la Komintern y su política, sobre todo sobre la cuestión nacional y colonial [9].
Hasta la muerte de Iósif Stalin, el Partido Comunista de China, Mao Zedong y el resto de sus partidarios, por razones de oportunismo político, no se habían pronunciado públicamente en contra la Komintern y contra Stalin, sino, en los escritos de Mao Zedong en las diversas decisiones del Partido Comunista de China anteriores a la muerte de Stalin; o bien la Komintern era completamente ignorada o bien indirectamente se achacaban todas las derrotadas de la revolución china a la Komintern. Un documento típico en este sentido es la obra titulado: «Resoluciones sobre algunas cuestiones de la historia del partido» de 20 de abril de 1945, correspondiente a la VIIº Sesión Ampliada del Comité Central del Partido Comunista de China tras su VIº Congreso de 1945 [10]. Este documento fue redactado por Mao Zedong y publicado en sus obras escogidas [en la primera publicación de 1965 del Tomo III de las Obras Escogidas de Mao Zedong que van desde 1941 a 1945, se incluyó esta obra, posteriormente en la segunda edición de 1967 se retiró - Anotación de Bitácora (M-L)].
En el espíritu del Pensamiento Mao Zedong, esta obra ofrece una visión en conjunto sobre el desarrollo general de la revolución china, sobre la historia del Partido Comunista de China, en particular en los años que siguieron tras la derrota de la revolución en 1925-1927, hasta la usurpación de la dirección del Partido Comunista de China por Mao Zedong y su grupo en 1935. Aunque no se pronuncia allí abiertamente contra la Komintern y Iósif Stalin, esta obra comprende una crítica indirecta contra ellos y los acusa de ser responsables de todas las derrotas de la revolución china. Mao Zedong y su camarilla calificaron la línea de la Komintern de dogmática, y las orientaciones marxista-leninistas de la Komintern de «clichés extranjeros»:
«Debe eliminarse el estilo de cliché extranjero, debe haber menos cantinelas abstractas y vacías, y debe mandarse a descansar al dogmatismo, dando paso al estilo y espíritu chinos llenos de vida y lozanía; que gustan a la gente sencilla de nuestro país». (Mao Zedong; El papel del Partido Comunista Chino en la guerra nacional; Obras Escogidas, Tomo II, octubre de 1938)
Así, en un lenguaje de insinuaciones y disimulado, pero que se refería a objetivos claramente definidos [usurpar en el Partido Comunista de China el Pensamiento Mao Zedong en detrimento del marxismo-leninismo - Anotación de Bitácora (M-L)], Mao Zedong y sus partidarios se opusieron a la Komintern y sus orientaciones marxista-leninistas elaborando una línea política que hundió cada vez más al Partido Comunista de China en el oportunismo y en la actividad pequeño burguesa, antimarxista.
La dirección china repitió abiertamente y sin ningún temor después de la muerte de Iósif Stalin las críticas que había formulado en un lenguaje enmascarado e indirecto contra la Komintern y Stalin antes de 1953. Pronunciándose sobre todo contra Stalin, Mao Zedong y su grupo pretendían no sólo rebajar la obra de Iósif Stalin y legitimar la afirmación del Pensamiento Mao Zedong, sino también realzar artificialmente la autoridad de Mao Zedong como un dirigente de estatura mundial, que jamás habría cometido errores y que siempre habría tenido razón. Señaló el camarada Enver Hoxha que:
«Estas críticas reflejaban el descontento acumulado con respecto a Stalin por las observaciones y las críticas que él y la Komintern habían hecho a la dirección del Partido Comunista de China y a Mao Zedong, que no aplicaban de manera consecuente los principios del marxismo-leninismo acerca del papel dirigente del proletariado en la revolución, acerca del internacionalismo proletario, acerca de la estrategia y la táctica de la guerra revolucionaria, etc. (...) Las contradicciones entre el Partido Comunista de China dirigido por Mao Zedong y el Partido Comunista de la Unión Soviética dirigido por Iósif Stalin, así como las contradicciones entre el Partido Comunista de China y la Komintern eran contradicciones de principio acerca de cuestiones fundamentales de la estrategia y la táctica revolucionarias marxista-leninistas. Así, por ejemplo, el Comité Central del Partido Comunista de China ha ignorado la tesis del Komintern sobre el desarrollo correcto y consecuente de la revolución en China, su orientación de que la clase obrera en la ciudad y el ejército de liberación actuasen conjuntamente, la tesis de la Komintern sobre el carácter y las etapas de la revolución china, etc». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución; Obras Escogidas, Tomo V, 1978)
Mao Zedong y su camarilla siempre esgrimieron su desprecio hacia la Komintern y sus delegados en China, calificándolos de «ignorantes», de «groseros», y los acusaban de no conocer la realidad china. Es por ello, que afirmaban que consideraban inútil la ayuda de la Komintern. En su discurso en la Conferencia de trabajo ampliada convocada por el Comité Central del Partido Comunista de China, en enero de 1961, Mao Zedong dijo abiertamente:
«China, en tanto que mundo objetivo, fue conocida por los chinos y no por los camaradas del Komintern, que se ocupaban de la cuestión china. Estos camaradas del Komintern desconocían o conocían poco la sociedad china, la nación china y la revolución china. Entonces, ¿por qué hay que hablar aquí de estos camaradas extranjeros?». (Mao Zedong; Conferencia de trabajo ampliada convocada por el Comité Central del Partido Comunista de China, 30 de enero de 1962)
El camarada Enver Hoxha recalcó que nunca se hacía mención a la Komintern respecto a los éxitos pero que por el contrario no ocurría igual con los errores:
«Mao Zedong excluye a la Komintern cuando se trata de los éxitos. Por el contrario, le culpa a ella y a sus representantes en China de las derrotas y las desviaciones del Partido Comunista de China, de no haber comprendido las situaciones que se han desarrollado en este país y no haber sacado de ellas las deducciones correctas. El y otros dirigentes chinos acusan a la Komintern de que a la hora de desarrollar una lucha consecuente para tomar el poder y construir el socialismo en China los ha obstaculizado y confundido. Pero, los hechos del pasado y sobre todo la actual realidad china confirman que en general las resoluciones y las directrices de la Komintern para China han sido justas y que el Partido Comunista de China no ha actuado sobre la base y en el espíritu de los principios del marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución; Obras Escogidas, Tomo V, 1978)
Los pocos libros que aparecen en China sobre la revolución china, no hablan apenas de la Komintern, pero eso sí todos ellos se inspiran en el «Pensamiento Mao Zedong». La historiografía china trata el desarrollo y la perspectiva de la revolución china sobre la base de los análisis que Mao Zedong hizo de esta revolución y que están en completa oposición con las orientaciones de la Komintern y la crítica consecuente marxista-leninista que ejerció sobre el Partido Comunista de China. Para la historiografía maoísta china la Komintern habría seguido una línea errónea en la revolución china, no conocía China, y de hecho, acabó en conclusiones perjudiciales para la revolución, siendo todas las derrotas debidas a las posturas erróneas de la Komintern. La actual historiografía china tiende no sólo a minimizar y negar, sino también a deformar y falsificar los esfuerzos continuos de la Komintern tanto para la creación del Partido Comunista de China como para su consolidación como partido político, aunque el Partido Comunista de China nunca pudiera convertirse en un genuino partido revolucionario marxista-leninista [11]. La historiografía revisionista china intentó demostrar que las orientaciones de la Komintern, sobre todo después de la muerte de Lenin, era erróneas, que no tenían en cuenta el desarrollo político, económico y social de China, y que para resolver los problemas de la revolución china, la Komintern debía dejar atrás algunos modelos obsoletos que no podían ser ya aplicados a China [12]». (Shyqri Ballvora; La importancia histórica de la Komintern en la denuncia y exposición de los revisionistas y su papel y lugar en la historia, 1984)
[10] Este tipo de textos como la resolución de 1945 del Partido Comunista de China y otros del mismo estilo se siguieron promocionando en China tras la muerte de Mao Zedong internamente como ejemplos de la expresión temprana de la «superación» y triunfo del «Pensamiento Mao Zedong sobre el «dogmatismo» –que ellos veían en el marxismo-leninismo del extranjero– como ya se tipificó oficialmente en los estatutos del VIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945 donde en sus estatutos de partido se dejaba claro que era el Pensamiento Mao Zedong la ideología rectora del partido y en torno a la cual sus miembros debían unirse:
«Estas tesis brillantes ayudaron a la gente a romper las cadenas del dogmatismo y emanciparon enormemente sus mentes. (...) Las «Resoluciones sobre algunas cuestiones de la historia del partido» adoptadas en 1945 por la VIIº Sesión Ampliada del partido unificó el pensamiento entero del partido, consolidó su unidad (...) La VIº Sesión Plenaria del XIº Comité Central del partido cree que al presente resolución tendrá un rol histórico similar». (Partido Comunista de China; Resolución sobre algunas cuestiones de la historia del partido desde la fundación del partido; Adoptada en la VIº Sesión Plenaria del XIº Comité Central del Partido Comunista de China, 27 de junio de 1981)
[11] [Un ejemplo de las directivas de la Komintern al Partido Comunista de China durante el desarrollo de la revolución china, sería mantener una correcta composición social en los elementos del partido, Georgi Dimitrov reprendería así la no comprensión de esto al realizar un reclutamiento indiscriminado y masivo en el partido:
«Hacemos mención especial que la línea correcta en la creación del frente unido antijaponés significa el fortalecimiento general del partido y el ejército rojo. Por lo tanto, estamos muy preocupados por su decisión de que todo el que desee puede ser aceptado en el partido, sin ninguna consideración de su origen social, que el partido no tema que algunos arribistas busquen su camino en el partido, así como de su mensaje sobre las intenciones de aceptar incluso a Zhang Xueliang en el partido. En la actualidad, más que en cualquier otro momento, es necesario para mantener la pureza de las filas y el carácter monolítico del partido. Mientras conducimos el alistamiento sistemático de personas en el partido y así lo reforzamos, especialmente en el territorio del Kuomintang, es necesario que al mismo tiempo que evitamos la inscripción masiva en el partido, aceptemos sólo a las mejores y probadas personas de entre los obreros, campesinos y estudiantes». (Georgi Dimitrov; Telegrama de la Secretaria del Comité Ejecutivo de la Komintern al Secretariado del Partido Comunista de China, 15 de agosto de 1936)
Este tipo de críticas camarediles y directivas casi nunca se estudiaban y comprendían, casi siempre eran aceptadas formalmente, para negarlas internamente, o directamente eran rechazadas. Tanto Georgi Dimitrov, Kao Kang, e incluso el propio Iósif Stalin ya detectaron muchos de estos defectos tempranos nunca corregidos:
«Stalin no consideró a Mao Zedong como un verdadero marxista y siempre sospechó que la revolución china podría mutar «en otra cosa», o sea en algo antimarxista y antisoviético». (Sergeĭ Nikolaevich Goncharov; Socios inciertos: Stalin, Mao Zedong y la guerra de Corea, 1993)
Otro ejemplo de otra fuente sobre esta desconfianza de Stalin sobre Mao Zedong:
«Stalin también alegó tener dudas sobre en qué medida los chinos eran realmente comunistas. Se refirió a ellos como «rábanos comunistas»; rojos por fuera pero blancos por dentro». (Alvin Z. Rubinstein; La política exterior soviética desde la Segunda Guerra Mundial, 1985)
[12] Los revisionistas chinos presentaron la tesis jruschovista de que en las cuestiones de relaciones entre partidos comunistas incluidas las de la Komintern, no existía más que la posibilidad de hacer y decir lo que el Partido Bolchevique de Stalin dijera:
«Hablando de cólera, yo todavía tengo una cólera reprimida, principalmente contra Stalin. Pero no la he traído a colación, e incluso hoy sólo diré que estoy enojado y lo dejaré ahí. (...) El desarrollo de la Unión Soviética ha sido como una curva y ha progresado dialécticamente. De la dialéctica de Lenin, pasando por la forma –parcial o esencialmente– metafísica de pensar de Stalin, ahora ha regresado a la dialéctica [se refiere a la llegada de Nikita Jruschov - Anotación de Bitácora (M-L)] Durante la época de Stalin nadie se atrevía a hablar. He venido a Moscú dos veces: la primera fue deprimente. Pese a todo ese discurso sobre «partido hermanos», realmente no había igualdad. Ahora siento que hay una atmósfera de igualdad». (Mao Zedong; Discurso en la reunión de los partidos comunistas y obreros de los países socialistas, 14 de noviembre de 1957)
Esta presunta falta de libertad de crítica entre las relaciones de partidos comunistas se asemejaba a un «universo orwelliano» ya descrito por el trotskismo. Los revisionistas chinos presentaron este «universo» de una de las razones por las que sus dirigentes no se atreverían en vida de Iósif Stalin a criticar directamente y en público la línea o las acciones de la Komintern o de la Kominform, así precisamente se despulpó Mao Zedong ante los revisionistas yugoslavos en la cuestión de la exposición del revisionismo yugoslavo por la Kominform y el comunismo internacional, en la que no estaba de acuerdo, pero a la que «se vio forzado a sumarse» por temor a Stalin:
«Mis camaradas, cuando la Unión Soviética nos pidió seguirlos en ese momento [se refiere a la condena del revisionismo yugoslavo - Anotación de Bitácora (M-L)], fue difícil para nosotros oponernos. Se hizo eso porque en ese entonces había algunas personas que decían que había dos Titos en el mundo: uno en Yugoslavia y el otro en China. (...) Jruschov ya corrigió en relación con Yugoslavia [se refiere a la rehabilitación del revisionismo yugoslavo - Anotación de Bitácora (M-L)]». (Mao Zedong; Conversación con la delegación de la Liga Comunista de Yugoslavia, entre los días 15 y 28 de septiembre, 1956)
Pero sus motivos de temor no se correspondían a una falta libertad entre las relaciones entre partidos y a una «única línea dictatorial conducida por Stalin» en todos los partidos comunistas, sino que correspondían a un miedo a que los marxista-leninistas soviéticos y entre ellos Stalin descubrieran definitivamente el carácter de los revisionistas chinos, la corriente de Mao Zedong correspondía pues a ese tipo de oportunistas que:
«Se destaparían de forma abierta como revisionistas –y que en muchas ocasiones ya habían sido reprendidos precisamente por sus desviaciones por los marxista-leninistas– como Mao Zedong en China o Gheorghiu-Dej en Rumanía, quienes rápidamente aceptaron el nuevo curso de los revisionistas soviéticos creyendo que era la forma más fácil de implementar sus ideas revisionistas que antes no podían ser expuestas del todo bajo la lente del movimiento y campo marxista-leninista previo a 1953». (Equipo de Bitácora de un Nicaragüense; El revisionismo coreano; desde sus raíces maoístas hasta la oficialización del «Pensamiento Juche», 2015)
En especial los revisionistas chinos en la época del «desestalinismo», crearon la impresión de que la Komintern –1919-1943– como la Kominform –1947-1956– eran meros juguetes en manos de Iósif Stalin cuando él vivía, centros operativos desde donde se dictaba como cada partido debía responder a las exigencias del Partido Bolchevique y de la línea personal de Stalin, ¡creándose la idea de que se sacrificaba no ya los intereses de cada partido comunista en beneficio de un partido, sino de una persona! Los neo-revisionistas chinos de los 70, también vociferaron durante mucho tiempo esta idea:
«Edward Hill, en la carta que nos ha enviado, acusa a la Komintern y a Iósif Stalin de haber puesto a los partidos comunistas y obreros del mundo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial al servicio del Partido Comunista de la Unión Soviética. Estos partidos, según Hill, «no podían actuar y luchar en base al marxismo-leninismo», que, como todo el mundo sabe, era aplicado correctamente por Lenin, por Stalin y por el Partido Bolchevique. Para Edward Hill dichos partidos no eran otra cosa que agencias del Partido Bolchevique y de Iósif Stalin. Esta tesis de Hill coincide con las que propaga la burguesía reaccionaria mundial para combatir a los partidos comunistas y obreros del mundo, y desacreditar el comunismo». (Enver Hoxha; Los agentes de china asoman la oreja; Reflexiones sobre China; Tomo II, 16 de diciembre de 1976)
Sobra añadir, que históricamente sólo han pensado y se han atrevido a expresar todo esto los antistalinistas más recalcitrantes:
«Para los nazis, falanguistas, muniqueses, trotskistas, faistas, prietistas, reaccionarios disfrazados de mil maneras –como veis un verdadero parque zoológico– la Komintern hacía ya muchos años que había traicionado el movimiento obrero, que era nada más que la agencia al servicio de Stalin». (Joan Comorera; El mandato de la Komintern; Discurso pronunciado en la asamblea de clausura de la reunión de militantes del Partido Socialista Unificado de Cataluña celebrada en México D. F., 12 de junio de 1943)
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