«Se han reunido en Madrid, bajo la presidencia y el liderazgo «ejemplar» de Felipe González, el pasado 11 de febrero, los líderes de la llamada Internacional Socialista.
El objetivo de este cónclave de la Internacional Socialista (IS), ha sido el de adaptar mejor sus anteriores Declaraciones de Principios, de 1951 (Frankfurt), a las actuales necesidades del sistema capitalista y del imperialismo.
Es evidente que tras la traición a la revolución de los antiguos partidos comunistas, el imperialismo ha vuelto a centrar sus esfuerzos para manipular y controlar el movimiento obrero y popular, en los partidos socialistas de la II Internacional.
Cabe recordar el papel de agentes de la burguesía y del socialchovinismo que la mayor parte de los partidos de la II Internacional, desempeñaron en 1914 –durante la I Guerra Mundial–, frente a las tesis leninistas de oponerse a la guerra interimperialista desencadenada por las principales potencias capitalistas europeas de entonces, y que dio lugar a una espantosa matanza entre los pueblos, que duró 4 años, para la mayor gloria y beneficio de los respectivos estados burgueses. Tras aquella ruptura entre socialistas revolucionarios consecuentes y socialchovinistas y oportunistas, se proclamo, impulsada principalmente por Lenin, la III Internacional Comunista, basada en los principios de la lucha de clases como motor de la historia, en la dictadura del proletariado y en el internacionalismo proletario.
Desde entonces, la II Internacional o Internacional Socialista y los partidos que permanecieron en ella o se adhirieron más tarde, han jugado en todo momento el papel de fieles «gerentes del capitalismo».
Actualmente, el ejemplo del PSOE en España, uno de los artífices fundamentales de una transición sin ruptura con el franquismo, y que Felipe González propone como modelo internacional a los partidos socialistas del mundo, es el típico modelo de una política al servicio de los intereses más urgentes y actuales de la burguesía y el imperialismo. En España se han dejado intactas las estructuras y los mandos del Ejército y la policía franquistas; no ha habido ningún cambio esencial en las estructuras económicas, ni en la industria ni en el campo. Sólo retoques y saneamientos actualizantes, para dar una mejor y más eficaz imagen y funcionamiento del aparato administrativo legado por el franquismo.
La crisis, que la paguen los trabajadores a golpe de pactos antiobreros, subidas de precios incesantes, despidos masivos y un constante aumento de la productividad, etc.
Y como aspecto determinante de su servilismo hacia el imperialismo yanqui y el capitalismo español, el PSOE ha «congelado» la pertenencia de España a la OTAN; las bases militares yanquis siguen donde las dejó Franco, y, por si fuera poco, este Gobierno «socialista» presentado como «modelo», se propone invertir cientos de miles de millones en comprar nuevos aviones y material bélico al imperialismo norteamericano. ¡Bonito «modelo» para los pueblos de América Central y de toda América Latina, por ejemplo, que sufren día a día la violencia y la explotación más brutales bajo unas dictaduras proyanquis!
No es por casualidad que, precisamente en la actual situación de crisis económica mundial del sistema capitalista, incluso en España, tras 40 años de dictadura fascista abierta, la oligarquía y el imperialismo yanqui hayan favorecido y propulsado un Gobierno «socialista» para aplicar precisamente la política antiobrera y antipopular, envuelta en demagogia socialista, que necesitaban.
La historia y los acontecimientos de lo que va de siglo nos enseña que esta política oportunista, chovinista y lacayuna de los líderes socialistas, política que denominan de «socialismo democrático», siempre ha desembocado en momentos críticos en: 1) una desmovilización de la clase obrera y de las fuerzas democráticas: 2) una potenciación del chovinismo y el patrioterismo –actualmente estamos asistiendo a este fenómeno en relación con Ceuta y Melilla y con Gibraltar, por ejemplo, a la vez que se mantienen las bases extranjeras yanquis en nuestro suelo patrio–; 3) una tolerancia criminal con el resurgimiento de las fuerzas de choque del capitalismo –el fascismo–.
Así pues, en los momentos actuales, el PSOE, al igual que en el pasado, pretende desempeñar a fondo el papel de fiel «gerente de los intereses del capitalismo y el imperialismo». El proyecto de modernización de los principios de la Internacional Socialista tiene por objetivo fundamental el tratar de adaptar la política y los partidos «socialistas» a las nuevas necesidades y exigencias del capitalismo y del imperialismo en crisis.
Corresponde a los partidos y fuerzas marxista-leninistas y a todos los revolucionarios, oponerse y denunciar, paso a paso, estas nuevas maniobras del «socialismo» internacional, con las que pretenden afinar más aún su política de engaño de las masas trabajadoras y de los pueblos del mundo; frente al peligro de una nueva guerra imperialista y de eventuales agresiones y aventuras militares a las que, como estamos viendo, no se opondrían ni los dirigentes del PSOE ni los de los demás miembros de la Internacional Socialista». (Elena Ódena; Felipe Gonzalez propone el «socialismo» español como modelo internacional, 18 febrero de 1983)
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