«La conquista del poder por el proletariado presupone la existencia de una situación revolucionaria, pero no toda situación revolucionaria conduce a la revolución. Esta situación se da cuando a la clase dominante le es imposible su dominio sin cambios, cuando no puede dominar, mantener el poder y gobernar como antaño, cuando la pobreza y la miseria de las clases oprimidas empeora más allá de la medida ordinaria por lo que se ven obligados a actuar de forma independiente. Sin estos cambios objetivos, que son independientes de la voluntad no sólo de los grupos individuales y partidos, sino incluso de las clases individuales, una revolución es –por lo general– imposible.
La conquista del poder por el proletariado puede tener lugar de una manera u otra: por ejemplo, como un proceso continuo en el desarrollo de las acciones de masas, demostraciones, huelgas generales, que se unen finalmente a la rebelión armada contra el poder estatal de la burguesía ya sea por un corto tiempo o en un periodo de guerra popular prolongado. Se puede, a partir de una guerra partidista, desarrollar una guerra de guerrillas en el campo y en la ciudad contra el poder del Estado burgués en concatenación con el despliegue de luchas más grandes a través de la insurrección armada general para derrocar a la burguesía. Se puede desarrollar a partir de una guerra imperialista injusta, la respuesta del proletariado con la justa la guerra revolucionaria.
Pero en todos los casos: la clase obrera y su partido comunista deben prepararse en lo político, ideológico, organizativo y militar para la revolución. Sólo de esta manera sucederá que cuando una situación revolucionaria haya madurado, no se pierda la oportunidad para lograr la victoria. De lo contrario, la oportunidad para la revolución, incluso si existe una situación revolucionaria acabará perdiéndose.
El estallido de la revolución y su victoria no sólo requiere de la existencia de una situación revolucionaria objetiva, sino también de la conciencia revolucionaria de las masas, el factor subjetivo, la preparación de las fuerzas subjetivamente revolucionarias y sus acciones. En todas las luchas de la clase obrera y las masas trabajadoras, el partido comunista debe trabajar para proporcionar estas condiciones subjetivas para la victoria de la revolución proletaria.
El proletariado debe operar bajo el liderazgo de su partido revolucionario y preparar su armamento, y todos los aspectos de entrenamiento militar, con el fin de crear las condiciones militares para suprimir la resistencia militar de la burguesía que está armada hasta los dientes. Todos los pasos de la preparación y dirección de la lucha armada tienen que ser guiados por la política proletaria, cuyo representante es el partido marxista-leninista. Sin estas condiciones, la lucha armada nunca será consecuentemente revolucionaria. Sino ella –como la historia demuestra– tarde o temprano degenera o termina con una senda derrota». (Ernst Aust; Programa del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el revisionismo alemán, 1978)
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