viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Qué es el arte?


«El arte es una manifestación peculiar del proceso de observación de la realidad. Dicho de otra manera, es una afirmación artística de la realidad objetiva que existe independientemente de nosotros, un reflejo creador de esta realidad en nuestra mente, condicionado no sólo por el simple fenómeno de observación, sino por el proceso de su conocimiento, definido por la concepción del mundo de una clase social determinada.

La definición mencionada no agota, sin embargo, la concepción del arte como fenómeno distinto de la ciencia o de otros sectores del pensamiento humano. Pues el arte, aunque surgido de la misma actitud cognoscente del hombre hacia la realidad circundante como cualquiera otra actividad humana, es sin embargo, una manifestación peculiar y particular de la observación, que posee sus propias leyes de reacción ante la realidad, tanto para su apreciación como para su ubicación ideológica.

En un tiempo estuvo muy difundida la concepción de que, contrariamente a la ciencia, que expresa las ideas de los hombres, el arte expresaba sus sentimientos; que es una actitud emotiva del hombre ante el mundo circundante; una imagen sensibilizada del mundo en la mente del hombre, una imagen vivida subjetivamente, siendo en último término una reacción emocional del hombre ante la belleza o la fealdad, o una forma comunicativa de su actitud emocional ante la realidad social. Aunque esta concepción contiene muchas definiciones y afirmaciones justas es, sin embargo, erróneo en su planteamiento, por lo incompleto de la definición y por haber dejada de lado el aspecto ideológico del arte.

El arte es una vivencia emocional de los fenómenos exteriores; ésta es de carácter indiscutiblemente subjetivo; sin estos elementos no existen manifestaciones artísticas, pero en la raíz de la vivencia artística, como en la de toda actividad humana, se halla el pensamiento cognoscente del hombre, el pensamiento como fenómeno social. El arte es, pues, una manifestación artística de determinada actitud del hombre hacia la realidad, determinada por la época el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y el estado de las relaciones sociales. El arte expresa pues los sentimientos humanos, el aspecto humano de la vivencia emocional y en gran medida el alcance subjetivo de esta vivencia mas al mismo tiempo surge, como toda otra actividad, de la actitud cognoscente del hombre hacia la realidad. Es pues, un producto del pensamiento.

Contrariamente a la ciencia, en cambio, cuyas deducciones, emanadas de experiencias concretas, poseen un aspecto de pensamiento abstracto y son una manifestación típica del pensamiento conceptual, la base, el punto de partida de la observación artística es la imagen. La reproducción de la imagen en el cerebro del hombre constituye siempre para el artista una premisa para la síntesis subjetiva y para la deducción de dicha imagen de los fenómenos típicos que componen la síntesis creadora.

En esta tendencia a la síntesis, la ciencia y el arte se encuentran en un mismo plano. El arte, sin embargo, no se convierte jamás en una manifestación del pensamiento puramente conceptual, diferenciándose de la ciencia precisamente porque permanece siendo siempre una imagen de la realidad. Aun la síntesis más avanzada –el sentido repercusivo del arte– se logra a través de la imagen, literaria, musical o plástica. Allí donde termina la imagen, termina el arte y comienza el tratado científico, el periodismo, la declaración ideológica o el sistema científico. El arte, siendo también en su esencia una peculiar síntesis conceptual, no existe fuera de la imagen.

«Creo que el arte comienza cuando el hombre reproduce dentro de sí mismo los sentimientos y pensamientos que sintió bajo la influencia de la realidad circundante y los expresa con ayuda de determinadas imágenes. De por sí se comprende que en la gran mayoría de los casos lo hace a fin de transmitir a otros hombres lo que pensó y sintió. El arte es pues, al mismo tiempo, un fenómeno social». (Gueorgui Plejánov; Cartas sin dirección, 1899-1906)

En esta forma llegamos al intento de definir la concepción del arte.

El arte –como fenómeno social– es una expresión del proceso cognoscente del pensamiento del hombre, expresado con ayuda de la imagen. Es una vivencia de la realidad, tanto en el orden ideológico como emocional, a través de la reproducción de su imagen en nuestro cerebro.

Cuanto en mayor medida una obra de arte constituye una síntesis creadora de la imagen de la realidad y cuanto en mayor grado la imagen de la realidad libera la idea, el pensamiento del autor, con tanta mayor razón se puede hablar del valor objetivo de la obra de arte. Al mismo tiempo, la afirmación artística de la realidad puede referirse tanto a los fenómenos de belleza como de fealdad. Puede referirse tanto a un detalle, como constituir una síntesis. Debe sin embargo, rebasar los límites de una simple reproducción especular o fotográfica para convertirse en obra de arte. La obra de arte es un proceso de pensamiento, cognoscibilidad, vivencia y síntesis. Un proceso encerrado en una imagen. Un proceso, sin embargo, que extrae las características típicas de un fenómeno determinado, es decir, configura imágenes aproximadas al máximo a la verdad objetiva.

«Pintar bellamente a un anciano con barba no significa pintar a un bello anciano. El dominio del arte es mucho más amplio que el dominio de lo bello . En todo, ese amplio dominio es posible emplear con igual comodidad el criterio por mí indicado, una obra es bella cuando su forma responde a su idea». (Gueorgui Plejánov; El arte y la vida social, 1912)

Desarrollando esta definición de Plejanov, podemos agregar que la idea de la obra de arte, condicionada social e históricamente, halla en la imagen del arte su materialización artística. Cuanto más perfecta en su verdad realista y en su aspecto formal es esta materialización, tanto más universal es el valor de la obra de arte, su valor objetivo.

El conocimiento artístico es un proceso de pensamiento, es el resultado del esfuerzo del hombre para aprovechar la verdad realmente existente; es pues un proceso de transición gradual desde una copia naturalista de los detalles hasta la síntesis, hasta lograr la característica típica del fenómeno. De ahí que Lenin presente el proceso del conocimiento artístico como un elemento integrante de todo conocimiento, como un movimiento ininterrumpido del fenómeno del pensamiento, que nos aproxima al conocimiento real y nos brinda la posibilidad de lograr en la obra humana la verdad absoluta del objeto en una imagen artística.

Este movimiento sólo es un fenómeno progresista que nos aproxima a la verdad objetiva, cuando acepta como punto de partida la existencia de un mundo real y objetivo como elemento de su vivencia artística; sólo en el caso en que acepta la vivencia subjetiva como una reproducción, como una impresión del mundo que existe objetivamente. En caso contrario, el proceso del pensamiento artístico se convierte en fenómeno retrógrado, que nos aleja del conocimiento de las leyes de la naturaleza y de la realidad social; se convierte en un proceso que . deforma en nosotros la imagen de la realidad, que esquematiza nuestras vivencias en una tácita convención formal, incapaz de materializar la unidad de la idea y de la forma artística en determinada obra de arte.

«Tomando como punto de partida las impresioneses posible seguir, o la línea del subjetivismo, conducente al solipsismo –los cuerpos constituyen complejos o combinaciones de impresiones–, o la línea del objetivismo conducente al materialismo –las impresiones son imágenes del mundo exterior–». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Es así como la posición cognoscente del hombre, objetivamente materializada o bien subjetivamente idealista, define siempre su actitud ante sus impresiones, que componen la imagen de la realidad en nuestro cerebro, constituyendo por lo tanto una premisa del pensamiento materialista o idealista de todo sistema filosófico. A su vez, la posición filosófica define la actitud del hombre hacia la obra de arte y el fenómeno mismo del arte.

Así es como a los objetivos básicos, de la historia del arte como ciencia, corresponde la investigación de los fenómenos del arte en el campo de la lucha entre la corriente realista, expresión de la afirmación artística de la realidad existente y de su configuración creadora, y la corriente antirrealista, que invierte el proceso del conocimiento del mundo objetivo –la idea en la raíz del conocimiento y desarrollo de la historia del hombre–, que reduce la función del arte al problema de forma. Si estudiamos más a fondo la lucha de estas dos posiciones de conocimiento en el arte, no nos será difícil percibir que la corriente realista floreció siempre alimentada por la corriente progresista en la historia de las sociedades humanas, mientras que la tendencia antirrealista, con todas sus ramificaciones formalistas, acompañó siempre a los períodos de decadencia.

La clase social que decidía las contradicciones del desarrollo sobre una base económica y social cada vez más elevada y perfecta, se distinguía en principio por una pasión de conocimiento y configuraba su arte sobre la base de una actitud realista hacia la realidad. Configuraba un arte que se distinguía por su humanismo, su interés por el hombre, la riqueza de formas de las vivencias artísticas y por sus rasgos individuales en la busca de la síntesis de la verdad objetiva. En cambio, la clase social que defendía sus privilegios, amenazada por el desarrollo de nuevas relaciones sociales, se esforzaba por escapar ella misma del inflexible veredicto de la realidad y por sustraer la atención de los hombres de su conocimiento. El arte de las clases decadentes agonizaba gradualmente en un tácito esquema formalista, simbolizando en sus obras ideas cómodas para la clase gobernante y presentándolas como una manifestación de fuerza irracional, ultraterrenal, como un supuesto impulso o una inmanente forma por la forma, señal peculiar de determinada emoción o vivencia artística, sólo comprensible para los artistas.

En estas condiciones, la tarea principal de los historiadores del arte consiste en la gran labor de investigación de este proceso de configuración de dos corrientes básicas en el arte, que también constituyen la premisa indispensable para la comprensión de la lucha entre el arte del realismo socialista y el arte decadente del imperialismo». (Włodzimierz Sokorski; Problemas del realismo socialista, 1952)

2 comentarios:

  1. tiene el pdf de Włodzimierz Sokorski; Problemas del realismo socialista, 1952???? GRACIAS

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  2. ¿cuál es vuestra postura respecto a géneros artísticos como la ciencia ficción o la fantasía? ¿Estáis a favor de su abolición en la sociedad socialista?

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«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»