Encuentro entre Santiago Carrillo y Kim Il Sung |
«El revisionismo eurocomunista, siendo breves, podía definirse así:
«Los partidos revisionistas de los países de Europa Occidental despliegan esfuerzos para levantar una teoría sobre una «sociedad nueva» llamada socialista, a la que esperan llegar con «reformas estructurales» y en estrecha coalición con los partidos socialdemócratas, e incluso con los partidos de derecha. Esta sociedad, según ellos, se edificará sobre nuevos fundamentos con «reformas sociales», en «paz social»; por «vía parlamentaria», a través del «compromiso histórico» con los partidos burgueses. Los partidos revisionistas de Europa, como los de Italia, Francia y España, y tras ellos todos los demás partidos revisionistas de Occidente, niegan el leninismo, la lucha de clases, la revolución y la dictadura del proletariado. Todos se han metido en el camino del compromiso con la burguesía capitalista. Han bautizado esta línea antimarxista con el nombre de «eurocomunismo». El «eurocomunismo» es una nueva corriente pseudocomunista que está y no está en oposición al bloque revisionista soviético. Esta actitud vacilante se explica con su propósito de tener una coexistencia de ideas con la socialdemocracia europea, con toda la diversidad de concepciones que se cuecen en la caldera de Europa. Los «eurocomunistas» pueden unirse a quienquiera que sea, a excepción de aquellos que luchan por el triunfo de la revolución y por la pureza de la ideología marxista-leninista». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Nosotros añadimos en su análisis lo siguiente, para entender su crítica a día de hoy:
«Quizás algunos piensen que el eurocomunismo es la rama del revisionismo que más fácil se desenmascara, que con sus tesis se desmonta por sí solo. Pero de todos modos creemos indispensable no ceder en la lucha ideológica contra una teoría que si bien pasada de moda, sigue siendo una teoría extraña al marxismo-leninismo que bebe de otros revisionismos y reformismos, al tiempo que proporciona elementos a «nuevos» revisionismos, léase «socialismo del siglo XXI». (Introducción de «Bitácora (M-L)» a la obra de Enver Hoxha: «Eurocomunismo es anticomunismo», de 1980)
¿Cómo eran las relaciones de Corea del Norte con el que seguramente era el revisionismo más degenerado y anticomunistas del siglo XX? Las relaciones del revisionismo coreano con el revisionismo eurocomunista eran sin duda excelentes. Las relaciones mejoraron enormemente a partir de los 70, cuando Carrillo hizo un tour por los países revisionistas de Asía incluyendo Corea del Norte y China. Refresquemos la memoria un poco todo este contexto para entender mejor luego las relaciones revisionistas eurocomunistas-coreanas:
«La agencia Xinhua ha hecho saber que una delegación del Partido revisionista español de la Pasionaria, con Santiago Carrillo a la cabeza, que es su secretario general, llegó a China y visitó una serie de ciudades. Informaba que en honor de la delegación se dio un banquete que transcurrió en una atmósfera calurosa y que Keng Piao, responsable de la Dirección de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China, sostuvo con ella conversaciones donde se procedió a un intercambio de puntos de vista. Ahora es evidente que el Partido Comunista de China ha iniciado los contactos, las conversaciones para llegar, porque no, a los acuerdos. Es posible que por el momento sólo se pongan de acuerdo sobre algunos problemas, hasta que consigan llegar a un arreglo total. A este encuentro le seguirán otros con los demás partidos revisionistas, con el italiano, el francés, el inglés, el holandés, etc. Se está en presencia de todo un proceso en desarrollo. Por un lado, el Partido Comunista de China sigue el camino oportunista más descarado, mantiene aparentemente relaciones bilaterales con los partidos comunistas y obreros (marxista-leninistas) «sólo para escucharles, para informarse», pero sin prestarles ayuda, en particular sin darles el respaldo ideológico en la lucha contra los partidos revisionistas y contra los otros grupos anarquistas, trotskistas; y por otro lado, el Partido Comunista de China ha emprendido y continuará teniendo contactos y pactando con los partidos revisionistas. Esta línea, como es natural, lo hundirá aún más en el cenagal de la ideología revisionista, lo conducirá ideológicamente al «tercer mundo», es decir, a la vía revisionista de Tito, Ceaușescu, Castro, etc. El otro camino que sigue el Partido Comunista de China es el de las pretendidas relaciones estatales para fortalecer los lazos con los partidos revisionistas de los países donde éstos están en el poder y que tienen contradicciones con la Unión Soviética y el partido revisionista de la Unión Soviética. A la par de todas estas actuaciones, y precisamente para encubrir los verdaderos objetivos tácticos y estratégicos de estos amaños revisionistas y oportunistas, el Partido Comunista de China «mantiene lazos» con el Partido del Trabajo de Albania, anuncia y declara a son de trompetas que «sigue su misma línea, que está en plena unidad marxista-leninista con él» y deja entender, al apoyarnos, que «nosotros también aprobamos muchas de sus acciones». Se trata de una táctica bastante diabólica». (Enver Hoxha; Carrillo en China; Reflexiones sobre China, Tomo I, 19 de noviembre de 1971)
Era claro, que lo que unía a revisionistas chinos, y revisionistas eurocomunistas españoles: el tema de la lucha contra el revisionismo soviético. Sin embargo hay que recordar que tanto el antisovietismo de Carrillo como de Mao Zedong no era marxista-leninista:
«Su «antirevisionismo» respecto a los jruschovistas no se basa, pues, en la ideología marxista-leninista. No combaten al revisionismo soviético desde posiciones de principio. Por el contrario, para los chinos todos los antisoviéticos son buenos, se alinean con ellos, independientemente de quiénes sean estos antisoviéticos: sea titoistas-revisionistas, traidores al marxismo-leninismo, agentes de los estadounidenses; sean revisionistas rumanos, ligados a los estadounidenses y a la reacción europea, o sean burgueses reaccionarios. Basta con ser antisoviético para tener la simpatía de los chinos. Esta actitud antimarxista ha metido actualmente a China en un callejón sin salida, en un camino que, en caso de no abandonar, la conducirá derecho a la traición. El imperialismo y el revisionismo moderno conocen estos puntos de vista antimarxistas de China en la política que sigue contra la Unión Soviética y tanto el uno como el otro hacen esfuerzos por aprovecharlos al máximo». (Enver Hoxha; Alineación antimarxista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 27 de julio de 1971)
Los revisionistas chinos querían explotar el antisovietismo de Carrillo para la teoría de los «tres mundos», y Carrillo, por su parte, quería que China como gran potencia dentro del mundo revisionista, aceptara su «nueva vía al socialismo», estimulando a otros revisionismos prochinos a apoyarles también. Se prueba que por unas razones u otras, por unos intereses y otros, los revisionismos pese a sus contradicciones convergen en aliarse cuando lo ven necesario, sobre todo si es para combatir al marxismo-leninismo, al igual que los imperialismos en pugna, se unen si lo ven beneficioso para sus intereses o necesario para frenar al comunismo. Hay que recordar que tanto el antisovietismo de Carrillo como de Mao Zedong no era marxista-leninista.
Hoy, en lo sucesivo, varios presuntos marxista-leninistas enamorados del revisionismo coreano, atacan al revisionismo eurocomunista, al igual que atacan al revisionismo soviético, pero no conocen los nexos y apoyos del revisionismo coreano con el eurocomunista, del mismo modo que no conocen los nexos del revisionismo coreano con el soviético cuando critican a este último. Ejemplo de ello, ya extremo, es Alejandro Cao de Benós, en una entrevista, el entrevistador le formuló la siguiente pregunta que tendría mucho juego: «¿qué opinión le merece Santiago Carrillo como figura histórica?» Respondía envalentonado:
«Yo no le he conocido personalmente pero creo que cualquier persona que reniega de sus ideas aunque sea parcialmente, o que arrastra en este caso a sus seguidores para que se muevan de un sector comunista ortodoxo, por llamarlo así, a otro afín a la socialdemocracia capitalista es un traidor. Lo definiría con esa palabra básicamente. Al final no importa lo que uno haya hecho si traiciona sus ideas, así que le pondría este título; es un traidor». (Alejandro Cao de Benós; Entrevista concedida a Berlunes, 27 de marzo de 2014)
¿Bien, y como es que alguien que lleva patéticamente un pin Kim Il Sung y Kim Jong Il en su «traje tradicional coreano», y ha vivido tantos años allí, no sabe que el «Gran Líder» Kim Il Sung, «azote de revisionistas», ha sido uno de los mayores amigos de Santiago Carrillo, personaje histórico español que es calificado por él mismo como «traidor» para cualquier sector «comunista ortodoxo»? ¿O es que Alejandro Cao de Benós conoce de esta amistad inconfesable pero en Corea del Norte no le dejan hablar y denunciar las viejas políticas de apoyo al eurocomunismo emitidas por su régimen? ¿Sería acaso expulsado, rodaría su cabeza? ¿O los revisionistas coreanos son tan sumamente herméticos en sus relaciones exteriores y viejos errores que esconden tal información a los nuevos cuadros y directamente Alejandro peca simplemente de ignorancia en torno al tema?:
«Le agradezco profundamente a usted y por su medio a todos los militantes del Partido Comunista de España su calurosa felicitación, enviada con motivo del XXº aniversario de la fundación del Partido del Trabajo de Corea. En esta oportunidad le reafirmo una vez más que nuestro partido y el pueblo estamos al lado de vuestro partido y la clase obrera española que luchan contra el imperialismo acaudillado por los imperialistas yanquis, y el régimen dictatorial franquista por establecer el verdadero poder del pueblo. Observando con satisfacción las relaciones amistosas de hermandad entre los dos partidos principalmente desde su visita a nuestro país, les formulamos votos de corazón por los nuevos éxitos en la lucha ulterior de vuestro partido». (Kim Il Sung; Al camarada Santiago Carrillo, Secretario General del Partido Comunista de España, 30 de octubre de 1970)
Como se ve en el mensaje del 30 de octubre de 1970, Kim Il Sung, consideraba en 1970 al Partido Comunista de España como el partido de la clase obrera española, y tenía gran confianza en que Carrillo estableciera con su partido revisionista un «verdadero poder del pueblo». Además se observa que Kim Il Sung mantenía una regular relación de «amistad y hermandad» con el revisionismo eurocomunista como demuestra la visita a Corea del Norte de Santiago Carrillo a la cual hace alusión. Y era cierto, el partido revisionista español solía tener encuentros con el partido revisionista coreano:
«En las conversaciones, celebradas en un ambiente de amistosa y fraternal camaradería se intercambiaron opiniones sobre temas de interés común y sobre de desarrollar aún más las relaciones de amistad y cooperación entre ambos partidos». (Comunicado conjunto del Partido del Trabajo de Corea y el Partido Comunista de España, Pyongyang, 18 de octubre de 1969)
¿En base a qué criterio consideraba Kim Il Sung a Santiago Carrillo en tan alta estima? En base sobre todo a justificar mejor su teoría del «Chajusong», o lo que es lo mismo, según la visión del coreano, los partidos comunistas de Europa eran grandes defensores de la soberanía nacional, lo que daba la posibilidad de otorgar el apoyo a los mismos creyendo sobre todo que salvaguardaban la soberanía e independencia de esos países:
«Nicolae Ceaușescu: Grandes cambios han ocurrido en el movimiento comunista, de nuevo. Un número cada vez mayor de partidos tienen una posición independiente y están a favor de un nuevo tipo de relaciones, basadas en el respeto a la independencia y el rechazo de la interferencia en sus asuntos internos. La situación en Europa es mejor que antes. A este respecto, la posición de los partidos comunistas de Italia, Francia y España, así como partidos de otros países como Finlandia y el Reino Unido, son importantes. (...) Aunque no todos los partidos han asimilado la teoría del eurocomunismo, ellos defienden su independencia y soberanía. La posición adoptada por un gran número de partidos comunistas crea las condiciones para el establecimiento de intercambios cualitativos en el movimiento comunista, en el espíritu de hacer valer los principios de la soberanía y la independencia y la garantía de su unidad. Incluso si la teoría del eurocomunismo no fuera correcta, creemos que no debemos entrar en polémicas en público sobre este tema. Lo que es importante es que estos partidos quieren hacer valer su independencia y su soberanía y encontrar una forma adecuada de llegar al socialismo. (...) Los partidos comunistas y obreros de Europa deben recibir apoyo para fortalecer su unidad y solidaridad, pero no mediante la creación de una Internacional que los coordine. Estamos a favor de intercambios de puntos de vista sobre los problemas que puedan surgir y encontrar los medios y métodos de resolución para fortalecer la solidaridad. Los contactos y colaboraciones con los socialistas, demócratas, demócrata-cristianos, gobernantes y movimientos de liberación nacional son necesarios. (...) [Kim Il Sung] expresó su pleno apoyo a las ideas mencionadas y dijo que él había mantenido las mismas posiciones en sus conversaciones con el Presidente Tito. El principal problema planteado a los partidos comunistas en Europa es la defensa de su soberanía y es por eso que deben ser apoyados. Actuando de forma independiente, estos partidos pueden resolver sus problemas internos de acuerdo con las condiciones específicas que existen en estos partidos». (Minutos de conversación en el encuentro oficial entre la delegación rumana –liderada por Nicolae Ceaușescu–y la delegación coreana – liderada por Kim Il Sung–, 20 de mayo de 1978)
Dejando a un lado el temor a la Komintern y a la Kominform que estos revisionistas muestran en la citada entrevista, vemos como se declaran a favor del tan en moda entonces, «movimiento» eurocomunista. ¡Es decir, Kim Il Sung, coincidiendo con las teorías de Tito y Nicolae Ceaușescu, aprobaban la «vía al socialismo» del revisionismo eurocomunista! Preguntamos de nuevo, ¿este es el líder que actualmente presuntos «partidos comunistas» declaran como gran «antirevisionista»? ¿Esta es la figura que promocionan los partidos que se declaran «anticarrillistas»? ¿Hasta cuándo van a seguir haciendo el ridículo estos revisionistas en su política contradictoria de apoyo a figuras que apoyan a otras figuras que ellos mismos reniegan?
Kim Il Sung que no podía hacer apología del anti socialimperialismo soviético –al que estaba ligado de diversas formas– en sus discursos sobre política exterior, la hacía sin embargo del antiimperialismo estadounidense –pues era el factor cardinal de presentación de su política exterior para lograr apoyos para Corea del Norte–.
Creía que los Estados Unidos, al ser el único enemigo real de la humanidad, al estar amenazados los Estados europeos por los Estados Unidos, los revisionistas eurocomunistas podían hacer un gran trabajo salvaguardando la independencia estatal, económica, y demás, de esos Estados Europeos –como si los revisionistas eurocomunistas estuvieran capacitados para tal, o estuvieran por tal labor–. La realidad era bien diferente, entre los propios eurocomunistas, algunos eran más prosoviéticos como Georges Marchais, otros más proestadounidenses como Enrico Berlinguer. Analicemos esta necia afirmación de Kim Il Sung sobre los eurocomunistas como «garantes de la libertad e independencia de sus países»:
1) El rol protege-independencias era tan ineficiente en los revisionistas eurocomunistas, que ni siquiera planteaban la disolución de los pactos militares del imperialismo con los países europeos, es el caso de la OTAN:
«La permanencia de Italia en la Alianza Atlántica, se debe a la necesidad de conservar el equilibrio de potencia del cual depende la salvaguardia de la paz en Europa y en el mundo». (Partido Comunista Italiano; La política y organización de los comunistas italianos; tesis y estatutos aprobados en el XVº Congreso del Partido Comunista Italiano, 1979)
Este sofisma era muy antiguo:
«La tesis del equilibrio entre las grandes potencias, como factor y medio para salvaguardar la paz, es una vieja consigna imperialista que el mundo y sobre todo Europa conoce de sobra. Con esta tesis siempre se ha pretendido justificar la política hegemonista de las grandes potencias imperialistas, el derecho que se arrogan de inmiscuirse en los asuntos internos de los demás y de mantenerlos dominados». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
2) La introducción de los futuros países revisionistas-capitalistas eurocomunistas en los órganos económicos capitalistas de los distintos bloques. El revisionismo español en particular, planteaba la rápida adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, es decir, la entrada de España a la actual Unión Europea. Los eurocomunistas, coincidiendo con los revisionistas chinos encabezados por Mao Zedong y la teoría de los «tres mundos», estaban a favor de la Comunidad Económica Europea, y creían que era algo positivo para los pueblos:
«Consideramos que quienes se oponen al ingreso de España en la Comunidad Económica Europea dan la espalda a las conveniencias de un proceso democrático, progresista, en el seno de dicha Comunidad; a una construcción europea equilibrada, en la que Europa del Sur tenga el peso que le corresponda. El Partido Comunista de España, al preconizar el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, afirma su voluntad de transformar, al lado de las demás fuerzas de izquierda de Europa, el actual carácter de la comunidad, dominada por los grandes monopolios. Aspiramos a la Europa de los trabajadores, a la Europa de los pueblos: una Europa unida en los planos económico y político, que tenga una política propia, independiente; que no esté subordinada ni a los Estados Unidos ni a la Unión Soviética, pero que mantenga relaciones positivas con ambas potencias». (Partido Comunista de España; Resolución del IXº Congreso del Partido Comunista de España, 1978)
Esta canallesca declaración, demuestra que estos pobres estúpidos, estaban por la «reforma desde dentro» de la Comunidad Económica Europea, como hoy en día trabajan por ello en España sus herederos el partido de Cayo Lara Izquierda Unida, o de su hijo no reconocido el partido de Pablo Iglesias llamado Podemos:
«El Mercado Común Europeo y la «Europa unida», esta gran unión de los monopolios capitalistas y de las sociedades multinacionales para explotar a los pueblos y a las masas trabajadoras de Europa y del mundo, son para los eurocomunistas una «realidad» que debe ser admitida. Pero admitir esta «realidad» significa admitir la supresión de la soberanía y de las tradiciones culturales y espirituales de los diversos países europeos en favor de los intereses de los grandes monopolios, la liquidación de la personalidad de los pueblos europeos y su transformación en una masa de oprimidos por las multinacionales, dominadas por el gran capital estadounidense. Las consignas de los eurocomunistas de que su participación en «el parlamento y en los otros organismos de la comunidad europea conducirá a la transformación democrática» y a la creación de una «Europa de los trabajadores», son puro engaño y demagogia. Tal como la sociedad capitalista de cada país no puede transformarse en una sociedad socialista a través del «camino democrático», Europa tampoco puede llegar a ser socialista a través de los discursos que los eurocomunistas pronuncian en las reuniones propagandísticas del parlamento de la «Europa unida». Por eso la actitud de los eurocomunistas hacia el Mercado Común Europeo y la «Europa unida» es una actitud propia de oportunistas y esquiroles, que emana de su línea de reconciliación de clase y de sumisión a la burguesía, y tiende a desorientar a las masas trabajadoras, contener su ímpetu combativo en defensa de sus propios intereses de clase y los de la nación entera». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
3) Del mismo modo, en el programa eurocomunista no se niega, como tampoco lo hacen hoy ni Izquierda Unida ni Podemos, la participación de capital extranjero:
«La inversión de capitales extranjeros y el funcionamiento de las multinacionales no serán obstaculizados». (Santiago Carrillo, Eurocomunismo y Estado, 1977)
Vamos, que a fin de cuentas, no cumplían con un programa si quiera de carácter antiimperialista, sino que se plegaban a él, en todos los campos posibles incluidos en el de la ideología y la cultural, siendo descarados en exceso en su postura pro capitalista e imperialista:
«Los revisionistas yugoslavos hablan de la unidad del «mundo no alineado» y con esta fórmula «eliminan» la lucha de clases y la dictadura del proletariado. Lo único que ellos piden al imperialismo y al capitalismo mundial es que los países «no alineados» por favor «mantengan el actual status quo y sean ayudados económicamente». En este sentido los titoistas comparten la opinión de los eurocomunistas, con la única diferencia de que mientras los yugoslavos hablan de una supuesta «independencia respecto a las superpotencias y los bloques», los eurocomunistas no lo hacen ni siquiera formalmente». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Los partidos eurocomunistas no tenían por tanto nada de «antiimperialista», ni de «defensores de la soberanía e independencia», porque según los principios comunistas:
«La actitud hacia el imperialismo sirve también como piedra de toque para apreciar política e ideológicamente toda fuerza política que actúa tanto en el marco nacional de cada país, como a escala internacional. En una palabra, la actitud hacia el imperialismo ha sido y sigue siendo una línea de demarcación que separa a las auténticas fuerzas revolucionarias, patrióticas y democráticas, por un lado, y las fuerzas de la reacción, la contrarrevolución y la traición nacional, por el otro». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Como se ve, el argumento de Kim Il Sung en defender de los eurocomunistas basado en que defendían la soberanía de sus países, no tenía fundamento. Pero es que en realidad, los revisionistas coreanos, no pensaban sólo que los eurocomunistas luchaban por «la independencia y soberanía de sus países»; sino, como hemos visto en la entrevista entre Kim Il Sung, apreciaban que «estos partidos quieren hacer valer su independencia y su soberanía y encontrar una forma adecuada de llegar al socialismo»; es decir, estos renegados creían de verdad que estos otros renegados iban a construir algo siquiera parecido a la sociedad socialista. ¡Y así se lo hizo saber Kim Il Sung a su íntimo amigo Santiago Carrillo!:
«Con motivo del nuevo año 1972, en nombre del Comité Central de nuestro partido y en el mío propio, le envío fraternales y calurosos saludos así como a los comunistas y a la clase obrera españoles. Me alegro mucho de que las relaciones de amistad y de cooperación entre nuestros dos partidos se desarrollen de forma excelente sobre la base de los principios del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario. Aprovecho esta ocasión para expresar nuestro apoyo total y solidaridad activa a la lucha de la clase obrera española contra el imperialismo estadounidense y el poder dictatorial franquista y por la instauración de la España socialista. Convencido de que las relaciones de amistad entre nuestros dos partidos se reforzarán y desarrollarán más aún en la lucha común contra el imperialismo, encabezado por el imperialismo estadounidense, y por el triunfo de la causa del marxismo-leninismo, expreso mi sincero anhelo de que vuestra futura actividad sea coronada por nuevos éxitos». (Partido del Trabajo de Corea; Mensaje de Kim Il Sung a Santiago Carrillo, 30 de diciembre de 1971)
Kim Il Sung, no deja de sorprendernos ya casi al final del documento. Según él, ¡estaba convencido de que Santiago Carrillo lograría la «instauración de la España socialista»!
El conocido renegado español, hablaría así de emocionado de su colega revisionista coreano:
«Debo decir de Kim Il Sung que es uno de los hombres más leales en la amistad que he conocido. Doy fe de ello. (...) Kim Il Sung es uno de los estadistas más inteligentes que he conocido y he conocido a bastantes». (Santiago Carrillo; Memorias, 1993)
El «traidor» Carrillo, en el final de sus días, reconocerá qué figuras le hicieron más y menos gracia, con cuales mantuvo una amistad, y con cuales no:
«Yo recuerdo con particular simpatía a Tito el yugoslavo con el que me unió una amistad muy seria. Recuerdo pues a Fidel Castro con el que tuve también una relación muy estrecha. Recuerdo a un secretario general del partido chino con el que tuve relaciones muy buenas, pero no me acuerdo [Zhao Ziyang - Anotación de A. S.], luego fue destituido, pero él jugó un gran papel en la apertura de relaciones de los comunistas chinos con el partido español, con el partido italiano, con partidos occidentales. He conocido a Stalin, claro que de él no conservo el mismo recuerdo simpático. He conocido a Mao Zedong. A Hồ Chí Minh no llegué a conocerle cuando yo fui a Vietnam todavía durante la guerra con Estados Unidos, él había fallecido ya. He conocido a Ceaușescu, que no era tan malo como la propaganda occidental ha dicho. En fin, he conocido evidentemente a mucha gente. (...) Uno de los dirigentes con los que he tenido una relación mejor es precisamente Kim Il Sung. Yo tengo un gran recuerdo de Kim Il Sung, creo que era un hombre extraordinariamente inteligente. Estuve bastantes veces en Corea mientras él vivió». (Entre vista a Santiago Carrillo concedida a A. Shopenhaua, 8 de febrero de 2012)
¡Evidentemente, de siete revisionistas; dice haber contraído una gran amistad con cuatro de ellos, haciendo mención especial a Kim Il Sung, dice también haber conocido simplemente sin más a otro de ellos, a otro de ellos no haberlo llegado a conocer, y respecto al único marxista-leninista de la lista de personalidades, Iósif Stalin, no guardan un buen recuerdo!, no hace falta decir nada más.
Como ya hemos mencionado, las relaciones de los dos partidos eran muy comunes para la larga distancia entre los dos países, y la línea del Partido Comunista de España, era muy apreciada por Kim Il Sung:
«El Partido del Trabajo de Corea envió una delegación al Congreso del Partido Comunista de España. Es admirable que el Partido Comunista de España pueda estar en activo clandestinamente durante un periodo de 40 años. Su legalización es una gran victoria y confirma que la línea independiente que siguió fue justa, si todos los partidos comunistas siguieran una línea independientes, luego su unidad con ellos podría conseguirse más fácilmente. Sería muy bueno si los partidos comunistas crearan un frente común con los socialistas, demócratas y partidos gobernantes. En realidad en todas las conversaciones con los representantes de otros partidos, que constantemente plantean la cuestión de la creación de un frente común de acción». (Minutos de conversación en el encuentro oficial entre la delegación rumana –liderada por Nicolae Ceaușescu–y la delegación coreana – liderada por Kim Il Sung–, 20 de mayo de 1978)
Uno se echa las manos a la cabeza al leer tal insensatez. Se llega al punto de poner de ejemplo la línea seguida por el Partido Comunista de España durante la llamada transición, como ejemplo de una línea «independiente». Como conocemos a día de hoy, cuando rumanos y coreanos hablan de esa «independencia», se refiere a una línea independiente de los postulados exactos del socialimperialismo soviético sobre la toma de poder, organización de partido, construcción del socialismo, etc., dictados y exigencias de los que pese a las bravuconerías de coreanos y rumanos en sus conversaciones privadas, tampoco escapaban del todo ni políticamente ni económicamente respecto a los revisionistas soviéticos. Pero esta línea «independiente» de los eurocomunistas del revisionismo soviético y por encima de todo del marxismo-leninismo, no justifica ni mucho menos que los revisionistas rumanos y coreanos pusieran de ejemplo la línea del eurocomunismo para el proletariado europeo, y menos que propusieran a los pueblos europeos, un frente de los socialdemócratas, demócratas y demás circo de partidos, liderados por los eurocomunistas, para mantener la soberanía del país, cuando estos partidos, como defensores de la burguesía y de la democracia burguesa, no estaban en condición de hacer tal cosa, y menos con tal vanguardia revisionista a su cabeza.
Al declarar que los eurocomunistas eran un factor positivo en Europa, Kim Il Sung lo hacían declarando que ellos «sabían adaptarse» bien a las condiciones «específicas» nacionales de los países europeos. Esto es, que Kim Il Sung les daba el sello oficial del revisionismo coreano a los eurocomunistas de como ellos buenos estafadores y falsificadores de las condiciones «específicas» de sus países natales:
«Al referirse al movimiento comunista en Europa, el Camarada Kim Il Sung mostró que los coreanos aprecian como positiva la posición de los partidos comunistas de Italia, Francia y España, para actuar a partir de las actuales relaciones en esos países». (Minutos de conversación en el encuentro oficial entre la delegación rumana –liderada por Nicolae Ceaușescu–y la delegación coreana –liderada por Kim Il Sung–, 20 de mayo de 1978)
Es decir, se acepta que como decían los eurocomunistas, ellos actuaban:
«A tenor de sus propias condiciones que supuestamente dictan el camino pacífico, el camino de las reformas democráticas, del pluralismo político e ideológico, etc. (...) Agregan inmediatamente, debemos unirnos con la socialdemocracia y las otras fuerzas políticas, y, con esta unión, no debemos destruir el aparato estatal de la burguesía capitalista, como sostienen los clásicos del marxismo-leninismo, sino influir sobre aquél a través de la propaganda, las reformas, la iglesia, la cultura, etc., para que paulatinamente este poder adquiera la verdadera forma democrática, para que sirva a toda la sociedad y vaya creando las condiciones para edificar por vía pacífica el «socialismo». En una palabra preconizan la creación de un régimen social adulterado que no tenga nada en común con el socialismo científico». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Haciendo un repaso exhaustivo de la historia y los acontecimientos, los revisionistas coreanos fueron de hecho unos firmes impulsores y artífices de aupar oficialmente el eurocomunismo como tal, como doctrina institucionalizada en los partidos revisionistas europeos:
«La delegación del Partido del Trabajo de Corea constata con alegría que el Partido Comunista de España aplica de formar creadora e independiente los principios generales del marxismo-leninismo de acuerdo con las condiciones características del desarrollo de la revolución en su país y que a través de la lucha se consolida como una poderosa fuerza revolucionaria con una gran influencia entre las masas». (Comunicado conjunto del Partido del Trabajo de Corea y el Partido Comunista de España, Pyongyang, 18 de octubre de 1969)
Su apoyo a los partidos revisionistas europeos y su línea «independiente» de la Unión Soviética revisionista, era para los coreanos: 1) cobrarse una «pequeña venganza» y victoria frente a la Unión Soviética socialimperialista que la exigía el mismo apego ideológico que a los partidos europeos eurocomunistas; 2) un propio impulso para exponer y oficializar ellos mismos su ideología «Juche» mientras los revisionistas soviéticos bien estaban ocupados de reprimir las nuevas ideologías que sacaban los pies fuera del tiesto –es decir se desviaban de lo marcado por el revisionismo soviético–; y 3) además como buenos mercaderes que son los revisionistas, esperaban el mismo apoyo recíproco del revisionismo por el que se habían jugado el cuello frente al Kremlin:
«La delegación del Partido Comunista de España aparecía altamente las brillantes tradiciones revolucionarias del pueblo coreano. (...) Unido estrechamente en torno y bajo la dirección sagaz del Camarada Kim Il Sung, en la idea revolucionaria del «Juche» –línea de soberanía e independencia en todos los campos–, el pueblo coreano, en un tiempo breve, se convirtió en un país socialista avanzado, con una base económica independientemente». (Comunicado conjunto del Partido del Trabajo de Corea y el Partido Comunista de España, Pyongyang, 18 de octubre de 1969)
Como vemos, en la política exterior norcoreana, se cumple otro paralelismo atroz con el revisionismo chino como ha sido el hecho de mantener relaciones de amistad con partidos claramente antimarxistas:
«Otro índice de la esencia antimarxista del «pensamiento Mao Zedong» son los lazos que el Partido Comunista de China ha mantenido y mantiene con muchos partidos y grupos fascistas heterogéneos, revisionistas, etc. Ahora se esfuerza por preparar el terreno para infiltrarse o establecer lazos también con los viejos partidos revisionistas de los diversos países, como por ejemplo con el de Italia, Francia, España y de otros países de Europa, América Latina, etc. Los chinos están dando una importancia cada vez más grande a estos lazos en razón de que ideológicamente todos ellos están en la misma línea que el Partido Comunista de China, no obstante las diferencias que tienen en las tácticas, las cuales dependen de la naturaleza, de la fuerza y el potencial del capitalismo en cada país. Los vínculos del Partido Comunista de China con estos partidos revisionistas tradicionales irán ampliándose gradualmente, su actuación irá coordinándose, mientras que los pequeños grupos llamados «marxista-leninistas», que siguen la línea china, continuarán siendo utilizados por para combatir y escindir a los verdaderos partidos marxista-leninistas, que existen y que permanecen en posiciones inconmovibles, así como a los otros partidos que nacen y nacerán. Al actuar de esta manera, los revisionistas chinos ayudan abiertamente al capitalismo, a los partidos socialdemócratas y revisionistas, sabotean el estallido y el triunfo de la revolución y, de manera particular, la preparación del factor subjetivo, el fortalecimiento de los verdaderos partidos marxista-leninistas que dirigirán esta revolución». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
¿Que ha demostrado el transcurrir del tiempo? Que las afirmaciones del marxista-leninista albanés Enver Hoxha se confirmaron, el socialimperialismo chino amplió sus relaciones con los partidos y gobiernos revisionistas, los partidos y gobiernos socialdemócratas, e incluso con los partidos y gobiernos conservadores, reaccionarios y derechistas, como es el Partido Popular en España. Con ese ejemplo, se puede ver que el revisionismo coreano, no ha cumplido un rol diferente al del revisionismo chino, ha ayudado: «abiertamente al capitalismo, a los partidos socialdemócratas y revisionistas, sabotean el estallido y el triunfo de la revolución y, de manera particular, la preparación del factor subjetivo, el fortalecimiento de los verdaderos partidos marxista-leninistas que dirigirán esta revolución».
Y concluyendo y redondeado en cuanto a parecidos; a su vez, en relación con el tema que tratamos del «Juche» y sus relaciones con el eurocomunismo, los revisionistas coreanos se parecen como dos gotas de agua a sus homólogos y amigos europeos y cumplen el mismo gran papel a los ojos de la burguesía mundial: se les puede ver en mil alianzas con quién sea, eso si nunca los veras con los que luchar por realizar revolución socialista y por preservar el marxista-leninismo fuera de su distorsión:
«En los esfuerzos que hacen la burguesía y la reacción para aplastar la lucha revolucionaria del proletariado y de los pueblos, les prestan un gran servicio los partidos revisionistas de Europa, en primer término, así como los de los demás países en todos los continentes. (...) Los «eurocomunistas» pueden unirse a quienquiera que sea, a excepción de aquellos que luchan por el triunfo de la revolución y por la pureza de la ideología marxista-leninista». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980) (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
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