«En la quinta sesión József Révai en nombre del Partido Comunista Húngaro presentó su informe sobre la situación del partido y el país; y a continuación, en la sexta sesión, se produjo el histórico informe de Andréi Zhdánov llamado: «Sobre la situación internacional». Allí, como ya se veía en el borrador de Zhdánov elaborado en la Unión Soviética antes de partir para la conferencia, se tenía la intención de «criticar los errores cometidos por ciertos partidos comunistas, especialmente los errores del partido francés e italiano»; y así procedería el representante soviético en el IV capítulo titulado: «El rol de liderazgo de los partidos comunistas en sus esfuerzos por unir a los elementos democráticos, antifascistas, y amantes de la paz, en la lucha contra los nuevos planes de guerra y agresión».
Zhdánov empezaría hablando sobre las repercusiones positivas y negativas de la disolución de la Komintern:
«La disolución de la Komintern tuvo un papel positivo y fue realizado de conformidad con las necesidades del desarrollo del movimiento obrero en la nueva situación histórica. La disolución de la Komintern puso fin a las calumnias de los enemigos del comunismo y del movimiento obrero, que alegaban que Moscú interfería en los asuntos internos de otros países y que los partidos comunistas actuaban bajo órdenes del exterior en contra de los intereses de sus propios pueblos. (...) Pero la situación actual de los partidos comunistas tiene sus deficiencias. Algunos camaradas entendieron la disolución de la Komintern como la eliminación de todos los vínculos y contactos entre los partidos comunistas hermanos. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que el aislamiento entre los partidos comunistas es equivocado, nocivo y, de hecho, antinatural. El movimiento comunista se desarrolla dentro de marcos nacionales, pero los partidos de todos los países tienen tareas e intereses comunes. Tenemos ante nosotros un curioso cuadro: los socialistas, que no se detuvieron ante nada para demostrar que la Komintern dictaba directivas desde Moscú a los comunistas de todos los países, ha restaurado su Internacional; mientras que los comunistas todavía se abstienen de reunirse unos con otros, y, menos aún, se consultan entre sí sobre cuestiones de interés mutuo, por temor a las calumnias de sus enemigos en relación con la «mano de Moscú». Los representantes de los más diversos campos de actividad –científicos, cooperativistas, sindicalistas, juventudes, estudiantes– consideran factible mantener contactos internacionales, intercambiar experiencias y celebrar consultas sobre cuestiones relativas a su trabajo, y organizar congresos y conferencias internacionales; mientras que los comunistas, aún los que están unidos como aliados, vacilan en establecer lazos de amistad entre ellos. No hay duda de que si esta situación persiste puede tener graves consecuencias para el desarrollo del trabajo de los partidos hermanos. La necesidad de consulta mutua y coordinación voluntaria de la acción entre los partidos individuales se ha hecho especialmente urgente en la actual coyuntura, en que la persistencia en el aislamiento puede conducir a un debilitamiento del entendimiento mutuo y, a veces, incluso a errores graves. La ausencia de enlaces, resulta en un mutuo aislamiento que debilitan nuestras fuerzas». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Al cometer ciertos partidos ciertos errores y al no estar en comunicación con otros partidos hermanos, estos últimos no estaban en buen conocimiento ni tenían la posibilidad de debatir y comunicarle correctamente sus errores. Explicado este contexto, Zhdánov comenzó a relatar los errores cometidos por los partidos comunistas francés e italiano: empezando por el Partido Comunista Francés (PCF) al cual crítico no explicar al pueblo trabajador francés que suponía el Plan Marshall, ni su reacción ante su expulsión del gobierno pese a ser la fuerza más votada del parlamento, expulsión que precisamente era a causa de la demanda estadounidense de eliminar a los comunistas del gobierno como condición para extender los créditos al gobierno francés:
«En particular, cuando hablamos de errores, debemos referirnos a los errores cometidos por los líderes del Partido Comunista Francés y el Partido Comunista Italiano en conexión con la nueva campaña del imperialismo estadounidense contra la clase obrera. El liderazgo del PCF no ha expuesto y no expone adecuadamente ante las masas del pueblo en su país el plan Marshall-Truman, el plan estadounidense para esclavizar Europa, y Francia en particular. La expulsión de los comunistas del gobierno de Ramadier ha sido tratada por el Partido Comunista Francés como un evento doméstico, mientras la verdadera razón de la expulsión de los comunistas había sido la demanda de ello de los estadounidenses. Ahora se ha vuelto evidente que la expulsión de los comunistas del gobierno era una condición preliminar para que Francia recibiera créditos estadounidenses. Un crédito estadounidense de 250 millones de dólares fue el módico precio que se pagó para la renuncia de la soberanía nacional de Francia. ¿Cómo reacciono el Partido Comunista Francés ante este acto vergonzoso de los círculos del poder de Francia que vendían la soberanía nacional del país? En vez de mantenerse firme, denunciando tal vergüenza, como una traición al honor patrio y a la intendencia, el papel de los otros partidos, incluido el Partido Socialista Francés, el PCF redujo el asunto a quejas de una violación de la práctica democrática que había teniendo lugar, expresado en la usurpación de los derechos del partido más numeroso en el parlamento francés, mientras que la violación de tradición parlamentaria era, en este caso, simplemente la ocasión y no la causa. Este silencio de las verdaderas razones de por qué los comunistas fueron retirados del gobierno constituye, sin duda, un grave error por parte de la dirección del PCF, y lo fue, ya fuera por su incomprensión de la situación, que es algo difícil de suponer, o bien porque los comunistas franceses se dejaran intimidar por los argumentos sobre los intereses «nacionales» de Francia». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Explicando sobre la influencia que pudo tener esta última teoría «sobre los intereses «nacionales» de Francia», comenta:
«Al parecer los comunistas temían ser acusados de constituir un obstáculo para la concesión de los créditos de los Estados Unidos a Francia, y con ello, supuestamente estarían perjudicando los intereses de su país. De esta manera, los comunistas se dejaron chantajear por medio de reclamaciones de que no eran suficientemente «patrióticos», mientras que la única fuerza realmente patriótica en Francia habría sido el Partido Comunista Francés, quién tenía que exponer el significado real del crédito estadounidense, que fue condicionado a cambio de una remodelación en la composición de gobierno a través de la eliminación de los comunistas, lo que debilitaba la soberanía misma de Francia. En esta ocasión, el PCF cedió a la presión, a pesar de que sabía que esta presión fue dictada por las fuerzas imperialistas hostiles al pueblo francés. Los comunistas franceses debían haber salido audazmente ante el pueblo, dejando al descubierto el papel del imperialismo estadounidense que había ordenador a Francia que eliminara a los comunistas del gobierno del país y explicarle que esto no era otra «crisis de gobierno», que no era una mera infracción de las tradiciones parlamentarias –aunque también es importante como característica de la crisis de la democracia burguesa–, sino que era un caso de interferencia extranjera en los asuntos franceses, una abrogación de la independencia política de Francia, una traición de la soberanía nacional de los socialistas franceses. Es lamentable que los líderes responsables de los comunistas franceses hayan fracasado hasta ahora en explicar al pueblo francés, y a la opinión pública mundial en su conjunto, la causa subyacente de estos eventos que han tenido lugar en Francia y el vergonzoso papel jugado en este asunto por los socialistas franceses». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Justamente las concepciones del Partido Comunista Francés sobre los socialdemócratas del Partido Socialista Francés, y sobre este tema concreto de la expulsión del gobierno de los comunistas, eran otra cuestión donde Zhdánov tenía otra reclamación para los delegados franceses:
«Los comunistas franceses acusaron a los socialistas de «deslizamiento hacia la derecha». ¿Pero que «deslizamiento a la derecha» puede haber aquí? ¿Acaso León Blum «ha estado más a la izquierda» alguna vez? Sabemos que Blum nunca ha estado ni más a la derecha ni más a la izquierda, que siempre ha sido, es y seguirá siendo un fiel sirviente de la burguesía, un transmisor de su influencia en el movimiento obrero. Consecuentemente no hay lugar para ese «deslizamiento», y los camaradas franceses no han podido ver con claridad a través de las maniobras de los líderes socialistas». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Una de las conclusiones a sacar tanto en Francia como en Italia era que los partidos comunistas habían sobreestimado las fuerzas de la reacción e infravaloraron las suyas y las de las masas populares que incluso tomaban la iniciativa antes que los mismos partidos comunistas:
«La conclusión que debe extraerse, es que en Italia como en Francia, a través de la sobrestimación de las fuerzas de las reacción, los comunistas cayeron víctimas de la intimidación y el chantaje imperialista. Ellos subestimaron sus propias fuerzas, las fuerzas de la democracia, la voluntad de las masas para defender los derechos fundamentales e intereses de sus países. Esto es tanto más decepcionante en tanto que los partidos franceses e italianos habían demostrado, en condiciones difíciles, sus capacidades para reunir en torno a la bandera comunista a las masas de la clase obrera, los campesinos y la intelectualidad». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Ante el hecho una vez corroborado de que la socialdemocracia actuaba como muleta del gran capital, y como ideología burguesa degeneradora en el seno de la clase obrera, a los comunistas se le corroboraba también una vez más su papel central en el antiimperialismo nacional:
«Dado que la mayoría de líderes de los partidos socialistas –especialmente los británicos y socialistas franceses– están actuando como agentes de los círculos imperialistas estadounidenses, los comunistas están llamados a jugar un rol histórico especial para encabezar la resistencia a la planificación estadounidense para esclavizar Europa, para exponer con valentía todos los cómplices internos del imperialismos. Al mismo tiempo, los comunistas deben apoyar a todos los elementos verdaderamente patrióticos que no quieren que su país sea deshonrando, y que quieren luchar contra la esclavitud de su patria por el capital extranjero, y por su soberanía nacional. Los comunistas deben ser la fuerza motriz en la conducción de los elementos antifascistas, amantes de la libertad, en la lucha contra los nuevos planes expansionistas estadounidenses para subyugar Europa». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Relacionando la tendencia de algunos partidos comunistas a igualar la Unión Soviética con otros países capitalistas como los Estados Unidos, hablamos de barbaridades como equipararlos incluso en temas como el rol de sostenedor de la paz y aliados naturales de las clases populares de sus países –englobar a cualquier imperialismo en este saco ya es una herejía teórica–. Se decía que dicha tendencia tenía conexión con el miedo que algunos partidos tenían para decir abiertamente que apoyaban la política exterior soviética, y que esta coincidía con los intereses nacionales. A veces esa política de desconfianza era azuzada en muchos de estos partidos por elementos nacionalistas, que incluso destapaban su vena antisoviética en ciertas ocasiones. Ambas tendencias serían mostradas por el Partido Comunista Italiano en especial, el mismo informe de Luigi Longo en esa primera conferencia de la Kominform daba tal impresión como veremos luego. Zhdánov diría lo siguiente:
«Debido a que la Unión Soviética está a la cabeza de la resistencia a los nuevos intentos de expansión imperialista, los partidos comunistas hermanos deben proceder de la consideración de que, mientras que fuerzan la situación política en su país, al mismo tiempo bajo su mismo interés está el fortalecer el poder de la Unión Soviética como el principal bastión de la democracia y el socialismo. Esta política de apoyo a la Unión Soviética como principal fuerza por la lucha por una sólida y duradera paz, la lucha por la democracia, tiene que ser perseguido por los partidos comunistas hermanos con honestidad y franqueza. Debe ser enfatizado como firme y como posible que los esfuerzos de los partidos comunistas hermanos para fortalecer a la Unión Soviética, coinciden con los intereses vitales de sus propios países. Es imposible aceptar como correcta la constante destacada por determinados dirigentes de los partidos comunistas hermanos de su «independencia» de Moscú. No es una cuestión de «independencia», porque no ha puesto ni quiere poner a nadie en posición de dependencia. La deliberada enfatización de esta «independencia de Moscú», esta «renuncia a Moscú», significa, esencialmente, servilismo, dar arsenal, para todos aquellos para quién Moscú es el enemigo. Los partidos comunistas no deben tener miedo a proclamar en voz alta que apoyan la política de Moscú como amante de la paz y de la política democrática, ellos no deben temer declarar que la política de la Unión Soviética coincide con los intereses de los pueblos amantes de la paz». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Este tipo de desviaciones o al menos muy parecidas, no tardarían en verse en los propios yugoslavos, donde la Kominform replicaría de igual forma su actitud nacionalista-burguesa:
«Pero los dirigentes yugoslavos, orientándose mal en la situación internacional e intimidados, por la amenaza chantajista de los imperialistas, estiman que podrían ganarse la benevolencia de los Estados imperialistas mediante concesiones hechas a esos Estados, entenderse con ellos, sobre la independencia de Yugoslavia e inculcar poco a poco sobre el pueblo yugoslavo la orientación hacía esos Estados, es decir, la orientación hacia el capitalismo. Al obrar así, parten tácticamente de una tesis nacionalista burguesa bien conocida, según la cual «los Estado capitalistas presentan un peligro menor que la Unión Soviética para la independencia de Yugoslavia». Los dirigentes yugoslavos por lo visto no comprenden o quizá hacen como que no comprenden, que una tesis nacionalista semejante solo puede conducir a la degeneración de Yugoslavia en una República burguesa ordinaria, a la pérdida de la independencia de Yugoslavia y a su transformación en una colonia de los países imperialistas». (Kominform; Resolución: «Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia»; Kominform, 28 de junio de 1948)
Estas críticas iniciales del delegado soviético a ciertos errores del partido francés e italiano, serían el detonante de una lluvia de críticas de otros partidos sobre estos mismos temas esbozados por el soviético, donde cada uno de ellos aparecen profundizando en los temas comentados por Zhdánov, algunos de ellos por la pasión y efusividad del momento, se enfrascarían en temas concretos, donde las críticas de los distintos delegados y las respuestas de los delegados franceses e italianos bien desmintiendo, matizando o realizando una autocrítica, serían una de las tónicas de la conferencia». (Equipo de Bitácora (M-L); La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947, 13 de agosto de 2015)
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