Kim Il Sung y Enrico Berlinguer en Pyonyang, 1980 |
«¿En base a qué criterio consideraba Kim Il Sung a Santiago Carrillo en tan alta estima? En base sobre todo a justificar mejor su teoría del «Chajusong», o lo que es lo mismo, según la visión del coreano, los partidos comunistas de Europa eran grandes defensores de la soberanía nacional, lo que daba la posibilidad de otorgar el apoyo a los mismos creyendo sobre todo que salvaguardaban la soberanía e independencia de esos países:
«Nicolae Ceaușescu: Grandes cambios han ocurrido en el movimiento comunista, de nuevo. Un número cada vez mayor de partidos tienen una posición independiente y están a favor de un nuevo tipo de relaciones, basadas en el respeto a la independencia y el rechazo de la interferencia en sus asuntos internos. La situación en Europa es mejor que antes. A este respecto, la posición de los partidos comunistas de Italia, Francia y España, así como partidos de otros países como Finlandia y el Reino Unido, son importantes. (...) Aunque no todos los partidos han asimilado la teoría del eurocomunismo, ellos defienden su independencia y soberanía. La posición adoptada por un gran número de partidos comunistas crea las condiciones para el establecimiento de intercambios cualitativos en el movimiento comunista, en el espíritu de hacer valer los principios de la soberanía y la independencia y la garantía de su unidad. Incluso si la teoría del eurocomunismo no fuera correcta, creemos que no debemos entrar en polémicas en público sobre este tema. Lo que es importante es que estos partidos quieren hacer valer su independencia y su soberanía y encontrar una forma adecuada de llegar al socialismo. (...) Los partidos comunistas y obreros de Europa deben recibir apoyo para fortalecer su unidad y solidaridad, pero no mediante la creación de una Internacional que los coordine. Estamos a favor de intercambios de puntos de vista sobre los problemas que puedan surgir y encontrar los medios y métodos de resolución para fortalecer la solidaridad. Los contactos y colaboraciones con los socialistas, demócratas, demócrata-cristianos, gobernantes y movimientos de liberación nacional son necesarios. (...) [Kim Il Sung] expresó su pleno apoyo a las ideas mencionadas y dijo que él había mantenido las mismas posiciones en sus conversaciones con el Presidente Tito. El principal problema planteado a los partidos comunistas en Europa es la defensa de su soberanía y es por eso que deben ser apoyados. Actuando de forma independiente, estos partidos pueden resolver sus problemas internos de acuerdo con las condiciones específicas que existen en estos partidos». (Minutos de conversación en el encuentro oficial entre la delegación rumana –liderada por Nicolae Ceaușescu–y la delegación coreana – liderada por Kim Il Sung–, 20 de mayo de 1978)
Dejando a un lado el temor a la Komintern y a la Kominform que estos revisionistas muestran en la citada entrevista, vemos como se declaran a favor del tan en moda entonces, «movimiento» eurocomunista. ¡Es decir, Kim Il Sung, coincidiendo con las teorías de Tito y Nicolae Ceaușescu, aprobaban la «vía al socialismo» del revisionismo eurocomunista! Preguntamos de nuevo, ¿este es el líder que actualmente presuntos «partidos comunistas» declaran como gran «antirevisionista»? ¿Esta es la figura que promocionan los partidos que se declaran «anticarrillistas»? ¿Hasta cuándo van a seguir haciendo el ridículo estos revisionistas en su política contradictoria de apoyo a figuras que apoyan a otras figuras que ellos mismos reniegan?
Kim Il Sung que no podía hacer apología del antisocialimperialismo soviético –al que estaba ligado de diversas formas– en sus discursos sobre política exterior, la hacía sin embargo del antiimperialismo estadounidense –pues era el factor cardinal de presentación de su política exterior para lograr apoyos para Corea del Norte–.
Creía que los Estados Unidos, al ser el único enemigo real de la humanidad, al estar amenazados los Estados europeos por los Estados Unidos, los revisionistas eurocomunistas podían hacer un gran trabajo salvaguardando la independencia estatal, económica, y demás, de esos Estados Europeos –como si los revisionistas eurocomunistas estuvieran capacitados para tal, o estuvieran por tal labor–. La realidad era bien diferente, entre los propios eurocomunistas, algunos eran más pro soviéticos como Georges Marchais, otros más pro estadounidenses como Enrico Berlinguer. Analicemos esta necia afirmación de Kim Il Sung sobre los eurocomunistas como «garantes de la libertad e independencia de sus países»:
(1) El rol protege-independencias era tan ineficiente en los revisionistas eurocomunistas, que ni siquiera planteaban la disolución de los pactos militares del imperialismo con los países europeos, es el caso de la OTAN:
«La permanencia de Italia en la Alianza Atlántica, se debe a la necesidad de conservar el equilibrio de potencia del cual depende la salvaguardia de la paz en Europa y en el mundo». (Partido Comunista Italiano; La política y organización de los comunistas italianos; tesis y estatutos aprobados en el XVº Congreso del Partido Comunista Italiano, 1979)
Este sofisma era muy antiguo:
«La tesis del equilibrio entre las grandes potencias, como factor y medio para salvaguardar la paz, es una vieja consigna imperialista que el mundo y sobre todo Europa conoce de sobra. Con esta tesis siempre se ha pretendido justificar la política hegemonista de las grandes potencias imperialistas, el derecho que se arrogan de inmiscuirse en los asuntos internos de los demás y de mantenerlos dominados». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
(2) La introducción de los futuros países revisionistas-capitalistas eurocomunistas en los órganos económicos capitalistas de los distintos bloques. El revisionismo español en particular, planteaba la rápida adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, es decir, la entrada de España a la actual Unión Europea. Los eurocomunistas, coincidiendo con los revisionistas chinos encabezados por Mao Zedong y la teoría de los «tres mundos», estaban a favor de la Comunidad Económica Europea, y creían que era algo positivo para los pueblos:
«Consideramos que quienes se oponen al ingreso de España en la Comunidad Económica Europea dan la espalda a las conveniencias de un proceso democrático, progresista, en el seno de dicha Comunidad; a una construcción europea equilibrada, en la que Europa del Sur tenga el peso que le corresponda. El Partido Comunista de España, al preconizar el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, afirma su voluntad de transformar, al lado de las demás fuerzas de izquierda de Europa, el actual carácter de la comunidad, dominada por los grandes monopolios. Aspiramos a la Europa de los trabajadores, a la Europa de los pueblos: una Europa unida en los planos económico y político, que tenga una política propia, independiente; que no esté subordinada ni a los Estados Unidos ni a la Unión Soviética, pero que mantenga relaciones positivas con ambas potencias». (Partido Comunista de España; Resolución del IXº Congreso del Partido Comunista de España, 1978)
Esta canallesca declaración, demuestra que estos pobres estúpidos, estaban por la «reforma desde dentro» de la Comunidad Económica Europea, como hoy en día trabajan por ello en España sus herederos el partido de Cayo Lara Izquierda Unida, o de su hijo no reconocido el partido de Pablo Iglesias llamado Podemos:
«El Mercado Común Europeo y la «Europa unida», esta gran unión de los monopolios capitalistas y de las sociedades multinacionales para explotar a los pueblos y a las masas trabajadoras de Europa y del mundo, son para los eurocomunistas una «realidad» que debe ser admitida. Pero admitir esta «realidad» significa admitir la supresión de la soberanía y de las tradiciones culturales y espirituales de los diversos países europeos en favor de los intereses de los grandes monopolios, la liquidación de la personalidad de los pueblos europeos y su transformación en una masa de oprimidos por las multinacionales, dominadas por el gran capital estadounidense. Las consignas de los eurocomunistas de que su participación en «el parlamento y en los otros organismos de la comunidad europea conducirá a la transformación democrática» y a la creación de una «Europa de los trabajadores», son puro engaño y demagogia. Tal como la sociedad capitalista de cada país no puede transformarse en una sociedad socialista a través del «camino democrático», Europa tampoco puede llegar a ser socialista a través de los discursos que los eurocomunistas pronuncian en las reuniones propagandísticas del parlamento de la «Europa unida». Por eso la actitud de los eurocomunistas hacia el Mercado Común Europeo y la «Europa unida» es una actitud propia de oportunistas y esquiroles, que emana de su línea de reconciliación de clase y de sumisión a la burguesía, y tiende a desorientar a las masas trabajadoras, contener su ímpetu combativo en defensa de sus propios intereses de clase y los de la nación entera». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
(3) Del mismo modo, en el programa eurocomunista no se niega, como tampoco lo hacen hoy ni Izquierda Unida ni Podemos, la participación de capital extranjero:
«La inversión de capitales extranjeros y el funcionamiento de las multinacionales no serán obstaculizados». (Santiago Carrillo, Eurocomunismo y Estado, 1977)
Vamos, que a fin de cuentas, no cumplían con un programa si quiera de carácter antiimperialista, sino que se plegaban a él, en todos los campos posibles incluidos en el de la ideología y la cultural, siendo descarados en exceso en su postura pro capitalista e imperialista:
«Los revisionistas yugoslavos hablan de la unidad del «mundo no alineado» y con esta fórmula «eliminan» la lucha de clases y la dictadura del proletariado. Lo único que ellos piden al imperialismo y al capitalismo mundial es que los países «no alineados» por favor «mantengan el actual status quo y sean ayudados económicamente». En este sentido los titoistas comparten la opinión de los eurocomunistas, con la única diferencia de que mientras los yugoslavos hablan de una supuesta «independencia respecto a las superpotencias y los bloques», los eurocomunistas no lo hacen ni siquiera formalmente». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Los partidos eurocomunistas no tenían por tanto nada de «antiimperialista», ni de «defensores de la soberanía e independencia», porque según los principios comunistas:
«La actitud hacia el imperialismo sirve también como piedra de toque para apreciar política e ideológicamente toda fuerza política que actúa tanto en el marco nacional de cada país, como a escala internacional. En una palabra, la actitud hacia el imperialismo ha sido y sigue siendo una línea de demarcación que separa a las auténticas fuerzas revolucionarias, patrióticas y democráticas, por un lado, y las fuerzas de la reacción, la contrarrevolución y la traición nacional, por el otro». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Como se ve, el argumento de Kim Il Sung en defender de los eurocomunistas basado en que defendían la soberanía de sus países, no tenía fundamento. Pero es que en realidad, los revisionistas coreanos, no pensaban sólo que los eurocomunistas luchaban por «la independencia y soberanía de sus países»; sino, como hemos visto en la entrevista entre Kim Il Sung, apreciaban que «estos partidos quieren hacer valer su independencia y su soberanía y encontrar una forma adecuada de llegar al socialismo»; es decir, estos renegados creían de verdad que estos otros renegados iban a construir algo siquiera parecido a la sociedad socialista». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «Pensamiento Juche», 2015)
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