«Una de las condiciones precisas para que el proletariado pueda prepararse para su victoria es la lucha prolongada, tenaz e implacable contra el oportunismo, contra el reformismo, contra el socialchovinismo y demás influencias y corrientes burguesas, inevitables por cuanto el proletariado actúa en un ambiente capitalista. Si no se libra esa lucha, si no se consigue previamente una victoria total sobre el oportunismo en el movimiento obrero, no cabe ni hablar siquiera de dictadura del proletariado. El bolchevismo no habría derrotado a la burguesía en 1917-1919 si no hubiese aprendido antes –de 1903 a 1917– a derrotar y a expulsar implacablemente del partido de la vanguardia proletaria a los mencheviques, es decir, a los oportunistas, a los reformistas, a los socialchovinistas. Y cuando hoy los líderes de los «independientes» alemanes o los longuetistas franceses y otros por el estilo, que de hecho siguen su vieja y habitual política de concesiones y concesioncillas al oportunismo, de transigencias con él, de servilismo rastrero ante los prejuicios de la democracia burguesa. (...) Reconocen verbalmente la dictadura del proletariado, se engañan muy peligrosamente a sí mismos o engañan simplemente a los obreros». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las elecciones a la asamblea constituyente y la dictadura del proletariado, 1919)
sábado, 15 de agosto de 2020
Sin expulsar y aniquilar el oportunismo, sería absurdo pensar siquiera en el poder para el proletariado...
«Una de las condiciones precisas para que el proletariado pueda prepararse para su victoria es la lucha prolongada, tenaz e implacable contra el oportunismo, contra el reformismo, contra el socialchovinismo y demás influencias y corrientes burguesas, inevitables por cuanto el proletariado actúa en un ambiente capitalista. Si no se libra esa lucha, si no se consigue previamente una victoria total sobre el oportunismo en el movimiento obrero, no cabe ni hablar siquiera de dictadura del proletariado. El bolchevismo no habría derrotado a la burguesía en 1917-1919 si no hubiese aprendido antes –de 1903 a 1917– a derrotar y a expulsar implacablemente del partido de la vanguardia proletaria a los mencheviques, es decir, a los oportunistas, a los reformistas, a los socialchovinistas. Y cuando hoy los líderes de los «independientes» alemanes o los longuetistas franceses y otros por el estilo, que de hecho siguen su vieja y habitual política de concesiones y concesioncillas al oportunismo, de transigencias con él, de servilismo rastrero ante los prejuicios de la democracia burguesa. (...) Reconocen verbalmente la dictadura del proletariado, se engañan muy peligrosamente a sí mismos o engañan simplemente a los obreros». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las elecciones a la asamblea constituyente y la dictadura del proletariado, 1919)
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