El siguiente capítulo que analiza la actitud del Partido del Trabajo de Albania y el Partido Comunista de China frente al surgimiento del revisionismo jruschovista, no deja lugar a dudas sobre la actitud de un partido y otro, más allá de las posiciones vacilantes de la mayoría de partidos durante 1953-1956, tener ilusiones sobre el carácter del jruschovismo denotaba poca lucidez y un peligro gravísimo, pero mantener esas ilusiones a partir de 1960 denotaba un completo desinterés el mantener la preservación del marxismo-leninismo. Es de comentar que las tácticas de oposición al jruschovismo también expresaban el tipo de contradicciones que se guardaban frente a él. De ahí que muchos partidos en el poder posaran de vez en cuando como antirevisionistas por tener ciertas divergencias en materia económica o en materia de reivindicaciones territoriales, no siendo la cuestión ideológica más que un medio para conseguir privilegios en las dos primeras materias como hizo China, Rumanía o Corea del Norte. Finalmente estos países casualmente fueron los que más rápido se acercaron al imperialismo estadounidense para contraponer la influencia del revisionismo soviético en su país.
El documento:
Jruschov y Mao en 1959 |
«1. Introducción
Después la muerte de Iósif Stalin se produce en el seno del Partido Comunista de la Unión Soviética lo que es llamado «el golpe de Estado de Jruschov». Apoyándose en Anastás Mikoyán y en la cabeza del ejército con Gueorgui Zhúkov, Nikita Jruschov el antes ensalzador de Stalin también apodado por esta razón «el bufón» por algunos bolcheviques, va a conseguir en algunos años desembarazarse de todos los compañeros próximos de Stalin. Desde 1953, Lavrenti Beria, jefe del NKVD, la policía secreta de la Unión Soviética, y también miembro del Buró Político, fue detenido por haber llevado «actividades antigubernamentales». Fue ejecutado en diciembre de ese mismo año así como varios de sus colaboradores próximos. Jruschov maniobró con el fin de oponer entre ellos a los miembros del Buró Político. Sacó provecho de las divisiones en el seno del Comité Central para lanzar un pérfido ataque contra Stalin en el XXº congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en febrero de 1956. La era del «desestalinización» comenzó entonces. En junio de 1957, el grupo «antipartido» Mólotov-Malenkov-Kaganóvich, fue acusado de haber urdido un complot que pretendía derribar a Jruschov y apartarlo de la dirección.
Nikita Jruschov comprometió rápidamente a la Unión Soviética en las «reformas» económicas y políticas:
–A nivel económico, desde el XXº Congreso del PCUS de 1956, se niega la acción de la ley del valor bajo el socialismo tal como fue expuesta por Stalin en su obra: «Los problemas económicos del socialismo» de 1952. Obra donde éste último advertía particularmente los marcos sobre la importancia para que se velara para impedir las contradicciones que surgen en el curso de la construcción del socialismo y su desarrollo hacia el antagonismo.
De este hecho, Jruschov introducirá desde 1957 en la sociedad soviética la venta de los medios de producciones a las estaciones de máquinas y de tractores de los koljoses, haciendo de los medios de producción, mercancías y acabando pues, en el ensanche de la esfera de acción de la ley del valor; también restablecerá la noción del provecho como indicio de rentabilidad de la economía soviética, y pondrá el énfasis en la producción de bienes mercantes, abandonando así la orientación económica stalinista que daba la primacía a la producción de los bienes de producción y que inauguraba así la era tristemente célebre del «socialismo de mercado»:
«En mayo de 1953 la circulación monetaria fue extendida y, antes
de esto, en abril del mismo año, el papel de planificación centralizada
–Gosplan– resueltamente fue reducida dando más poder a los ministerios
económicos. En la sesión plenaria del Comité Central de septiembre de 1953, las
mercancías abastecidas por los koljoz al Estado vieron sus precios aumentar, la
cantidad de las mercancías que debían ser abastecidas fueron reducidas y se
dieron en general un papel reducido a los koljoz en el plan central: «Las
presiones de la ideología burguesa sobre la teoría económica, ya presentes
durante la vida de Stalin, se aumentaron después de su muerte. En mayo de 1953
estuvo decidido a extender «el comercio soviético», los poderes de los
directores de empresa fueron aumentados y su papel y poder sobre la economía y
la mano de obra se volvían preponderantes. Después de la eliminación de los
últimos reductos de resistencia –Mólotov, Kaganóvich y Saburov– en julio de
1957, la maquinaria agrícola fue vendida a los koljoses y en septiembre de 1957
fue introducido el principio según el cual las empresas públicas debían crear
rentabilidad. La ofensiva burguesa alimentaba la teoría del valor –es allá
dónde las leyes burguesas encuentran su base. La teoría del valor es el
principio cardinal de la producción de las mercancías– colocándola en el centro
de la económica política del Estado soviético, tomando medidas que iban en
contra del progreso hacia el comunismo». (Ubaldo Buttafava; El Termidor de
Jruschov: Una contribución al análisis crítico que concierne a la vuelta del
URSS al capitalismo, 1997)
Criticando las reformas
económicas de Jruschov, el «Che» Guevara, dijo no sin razón:
«Como método indirecto está la ley del valor y para mí la ley del
valor equivale a capitalismo. (...) Por mi si es evidente que donde se utiliza,
al hablar de métodos indirectos, la ley del valor, exactamente allí estamos
metiendo el capitalismo de contrabando». (Ernesto «Che» Guevara; Apuntes
críticos a la economía política, 2006)
Nikita Jruschov, el
«especialista de la agricultura», obtendrá con esta política en este campo una
derrota aguda que obligará a la Unión Soviética a importar trigo canadiense y
estadounidense.
–A nivel político interno:
Jruschov inaugura en el plano interior la proclamación del «Estado de
todo el pueblo»; asegura que en lo sucesivo «nadie se atreverá más a
aterrorizar al partido». En esta lógica, es retirado de la constitución el
control popular sobre los marcos del aparato de Estado abriendo así la vía a la
burocratización empujada por el aparato de Estado donde se formará la famosa
nomenklatura, en este punto se da por liquidada la dictadura del proletariado.
–A nivel político externo:
sobre el plano exterior, inaugura la política de distensión Este-Oeste, es
decir de sumisión al imperialismo, y aproximación con el renegado de Tito. Es
en esta óptica que se disuelve la Kominform. Repitiendo las tesis kautskistas,
también invitará a los partidos comunistas extranjeros a que exploren la vía de
«la accesión al socialismo por la vía parlamentaria», lo que los empujará a
cooperar con los partidos burgueses y precipitará su degeneración en vulgares
partidos socialdemócratas dando nacimiento al corriente conocida como el
«eurocomunismo», corriente que tuvo en su cabeza al italiano Palmiro Togliatti
y después su desarrollo en su compatriota Enrico Berlinguer y en el español
Santiago Carrillo. El eurocomunismo es idéntico al revisionismo soviético en
sus tesis principales, pero pretende librarse de su tutela y predica un
policentrismo que condena al movimiento comunista y al internacionalismo. En el
caso de los revisionistas franceses, de ellos, con Waldeck Rochet a su cabeza y
luego Georges Marchais, se puede decir que ocuparon una posición central de
mediación en relación con la Unión Soviética. Los eurocomunistas se apropiaron
las tesis jruschovistas sobre la revolución pacífica por la vía parlamentaria,
sobre el Estado de todo el pueblo –ergo también el abandono de la dictadura del
proletariado, el abandono del centralismo democrático, etc.–. Habiendo
zozobrado en el cretinismo parlamentario, empujaron más lejos aún las tesis
jruschovistas participando en gobiernos burgueses, como si la introducción del
socialismo pudiera hacerse en el capitalismo. El eurocomunismo subsiste en su
«marxismo» como la caricatura burguesa de un comunismo a nivel legalista que,
como el titoismo, pretende constituir una alternativa «específica» adaptada a
la condición de los países capitalistas de Europa occidental, pero que en
realidad y sobre todo, está perfectamente adaptado a salvaguardar la sociedad
burguesa. El eurocomunismo encontraba un terreno muy favorable en Europa
occidental a causa de sus «fuertes tradiciones parlamentarias» (3).
Continuando, vemos lo que
Jruschov declaró en el XXº Congreso del PCUS de 1956:
«El partido ha roto con las nociones caducas. Queremos ser amigos
de los Estados Unidos. (...) Yugoslavia ha registrado importantes resultados en
la edificación socialista. (...) La clase obrera puede conquistar una sólida
mayoría en el parlamento y transformarlo en instrumento de una verdadera
voluntad popular». (Nikita Jruschov; Informe en el XXº Congreso del PCUS, 14 de
febrero de 1956: Citado por Ludo Martens; Otra mirada a Stalin, 1994)
Es interesante observar una
vez más, que la burguesía fue capaz de apreciar el verdadero valor de los
servicios prestados por Jruschov en su lucha contra el marxismo-leninismo:
«Durante los tres años que siguen –de 1953 a 1956–, Jruschov
progresivamente elimina a otros pretendientes a la sucesión de Stalin,
particularmente a Malenkov y Beria, antiguos allegados del «pequeño padre de
los pueblos». Habiendo comprendido bien que la población rusa aspira a cambios,
promueve una política de reformas políticas –liberalización del régimen y
amnistía a antiguos opositores– y económicas. La prioridad se consagra así a la
producción de bienes de consumo con el fin de mejorar las condiciones de vida
de los rusos. En el momento del XXº congreso del PCUS, en 1956, Jruschov
denuncia «el culto a la personalidad» de Stalin y, en un informe secreto,
revela los crímenes del antiguo dirigente. Este informe hace gran ruido y en el
Campo Socialista, así como los partidos comunistas occidentales. Jruschov se
convirtió en el campeón de la «desestalinización», en 1958 es nombrado primer
ministro, en consecuencia de la dimisión de Bulganin. Sobre el plan exterior,
procura impulsar un curso nuevo a las relaciones entre ambos bloques. Bajo su
dirección, la guerra fría entra en una fase de distensión. Defensor de la
coexistencia pacífica, rechaza la idea de un conflicto eventual con los Estados
Unidos y afirma la necesidad de medirse con el bloque occidental sobre el plan
económico más bien que militar. Después de haber llevado la reconciliación de
su país con la Yugoslavia de Tito, participa en la conferencia de Ginebra en
1955, que reúne, por primera vez desde el 1945, a los antiguos vencedores de
Alemania nazi. (...) Pero los resultados de su política exterior parecen hechos
contradictorios. Así su crítica virulenta del stalinismo no lo impide ordenar
la intervención en Hungría en 1956 –ver insurrección de Budapest–. (...) El
mismo contraste sale a la luz sobre el plan interior. Jruschov inicia un
movimiento vasto de reformas agrícolas, denunciando así la prioridad concedida
por Stalin a la industria. Lanza así la gran campaña de fomentación de las
tierras vírgenes en las regiones de Siberia. También se ata a delegar y a
descentralizar la gestión de la economía soviética. Pero el desorden nacido de
estas reformas y las dificultades de la agricultura soviética, contribuyen a
debilitar la posición de Jruschov, al mismo tiempo que las disensiones con
China acaban en la rotura de las relaciones entre ambos países en 1961. Por
ello es relevado de sus funciones por la sesión plenaria del Comité central en
octubre de 1964, y reemplazado por Leonid Brézhnev». (Enciclopedia Microsoft
Encarta 2004 © 1993-2003 Microsoft Corporation. Todos los derechos reservados)
Las conclusiones para la
burguesía son todavía positivas: después de haber encontrado en la figura de
Tito su «jefe del socialismo de rostro humano» y su «campeón del no
alineamiento», ahora la burguesía encuentra entonces en la figura de Jruschov
su «campeón de la desestalinización», aunque lamenta el hecho que no se someta
completamente al imperialismo: la burguesía está satisfecha de haberse quitado
al enemigo socialista tan odiado –Stalin–, pero rechina un poco delante de la
perspectiva de encontrarse frente a un nuevo competidor capitalista –Jruschov–.
Y al igual que ocurría con el titoismo, la burguesía no puede negar la quiebra
de las reformas económicas emprendidas.
En 1964, Nikita Jruschov es
apartado del poder y reemplazado por Leonid Brézhnev, pero el jruschovismo no
murió por eso, y sus sucesores lejos de retroceder en las orientaciones dadas
por el XXº Congreso del PCUS, persisten en la vía jruschovista pero sin
Jruschov, que parecía que había ido demasiado lejos en las «reformas» volviéndose
peligroso. Brézhnev no será menos en cuanto a explorar la vía de las «reformas»
y la descentralización de la economía inspirándose siempre en principios de la
famosa «autogestión» yugoslava. Las empresas industriales y los koljoses
adquirirán cada vez más autonomía frente al plan quinquenal. La anarquía en la
producción, característica de toda sociedad capitalista, se hace rápidamente la
característica general de la economía soviética a pesar de que se mantiene un
pretendido «plan quinquenal» que se va convirtiendo cada vez más en un plan
preventivo y orientativo más que un plan que las empresas deban cumplir.
Entonces, ¿cuál fue la
actitud y trabajo del Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de
Albania para oponerse al revisionismo inicial de Jruschov y sus
manifestaciones? ¿Cuáles fueron los elementos (4) que tenían entonces los
comunistas que les permitían ver la traición de Jruschov?
–El primer elemento fue el
acercamiento a Tito iniciado por Jruschov en 1954 que se materializó en junio
de 1955 con la visita de Jruschov a Yugoslavia. Para justificarse Jruschov sin
atacar a Stalin, afirmó que Tito había sido injustamente condenado por el
Kominform en 1948 y culpo a Beria, aunque Tito no aceptaría esta excusa.
–El segundo elemento fue el
XXº Congreso del PCUS celebrado en febrero de 1956, cuando Jruschov atacó todas
las pautas establecidas por Stalin para la construcción de la sociedad
socialista y donde atacaba señaladamente a este último en el «informe
secreto», el cual se distribuyó a los partidos hermanos que asistieron.
–El tercer elemento fue la
actitud complaciente adoptada por Jruschov para hacer frente a la colusión
evidente entre Tito y la reacción en los acontecimientos húngaros de Budapest
en octubre-noviembre de 1956.
–El cuarto elemento fue la
liquidación de la plataforma «antipartido» de Malenkov, Kaganóvich, y Mólotov,
en junio de 1957, un grupo acusado de conspirar para derrocar a Jruschov.
Independientemente de la cuestión estrictamente chino-albanesa, estos cuatro elementos muestran unas pruebas evidentes y una ceguera visible de las direcciones de los partidos comunistas que abiertamente siguieron a los revisionistas jruschovistas en la vía de la traición del marxismo.
2. El acercamiento de Jruschov a Tito
Como ya vimos en el capítulo anterior, la dirección del Partido Comunista de China (PCCh) se mostró favorable para este acercamiento:
2. El acercamiento de Jruschov a Tito
Como ya vimos en el capítulo anterior, la dirección del Partido Comunista de China (PCCh) se mostró favorable para este acercamiento:
«El pueblo chino da la bienvenida a la reconciliación entre la
Unión Soviética y otros países socialistas, por una parte, y Yugoslavia, por
otra, así como el establecimiento y desarrollo de relaciones amistosas entre
China y Yugoslavia». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la
dictadura del proletariado, 5 de abril de 1956)
Podemos explicar esta
posición sólo por dos hipótesis:
Primera hipótesis: la
dirección del Partido Comunista de China desconocía la historia de la lucha
llevada por el Movimiento Comunista Internacional contra el revisionismo en la
vida de Stalin y subestimaba este hecho de gran importancia de esta tesis
leninista según la cual:
«Lo más peligroso en este sentido son las gentes que no desean
comprender que la lucha contra el imperialismo, sino se halla ligada
indisolublemente a la lucha contra el oportunismo, es una frase vacía y falsa».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El imperialismo, fase superior del capitalismo,
1916)
Segunda hipótesis: la
dirección del Partido Comunista de China conscientemente adoptó una posición de
seguidismo frente a la nueva dirección soviética con el fin de sacar ventaja de
ello.
¿Cuál fue la posición
adoptada por el Partido del Trabajo de Albania con relación a la aproximación
entre Belgrado y Moscú?
El Partido del Trabajo de
Albania (PTA) evidentemente todavía no se había dado cuenta entonces de la
traición abierta del jruschovismo y hay que anotar que este acontecimiento puso
al partido en guardia, ya que para el PTA que había sufrido la injerencia
titoista en los asuntos internos de Albania, siendo pues la rehabilitación de
Tito significaba una amenaza gravísima: Tito no podía ser rehabilitado sin que
esto tuviera graves repercusiones sobre la estabilidad política de Albania que
había condenado a agentes titoistas como Koçi Xoxe en los momentos
concernientes al XIº Pleno del Comité Central del PTA en septiembre de
1948. Fue una cuestión de vida o de muerte para el PTA que encontrándose en la
vanguardia del combate contra el titoismo no deseaba ver a Albania convertirse
en una colonia yugoslava. La posición perfectamente nítida del PTA en oposición
a Jruschov en cuanto a lo que concierne a la rehabilitación de Tito, vuelve a
salir muy claramente en este extracto de la «Historia del Partido del Trabajo
de Albania»:
«En mayo de 1955, Jruschov, sin tomar la aprobación de los demás
partidos decidió anular las decisiones de la Kominform y las evaluaciones
hechas por todos los partidos comunistas y obreros sobre la traición de la
camarilla de Tito y ello lo acompaño con un viaje a Belgrado encabezando una
delegación del partido y del gobierno soviético. Jruschov se esforzó en imponer
a los demás partidos esta decisión unilateral, injusta y arbitraria. Sólo dos
días antes de su partida, informó al Partido del Trabajo de Albania de este
hecho consumado y le solicitó su aprobación para refutar la resolución del Buró
de Información de noviembre de 1949 y para reexaminar la de junio de 1948 que
ponía al desnudo la traición de la dirección yugoslava. Reclamaba, al mismo
tiempo, la aprobación del texto de una «decisión» sobre este problema,
redactado por él mismo y que debía publicarse en nombre de la Kominform sin que
¡ésta se hubiese reunido! No obstante a la gran confianza que el Partido del
Trabajo de Albania tenía en el Partido Comunista de la Unión Soviética, el
Comité Central del Partido del Trabajo de Albania vio con bastante desconfianza
este gesto de Jruschov y mediante una carta fechada el 25 de mayo de 1955,
dirigida al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, se
pronunció contra el viaje de Jruschov a Yugoslavia y contra la rehabilitación de
la camarilla de Tito». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido
del Trabajo de Albania, 1980)
Ahí se cita:
«Nosotros estimamos –se decía en la carta– que hay mucha
diferencia entre el contenido de su carta del 23 de mayo de 1955 y las tesis principales
de nuestra actitud comúnmente observada hasta el presente para con los
yugoslavos. La experiencia diaria de nuestro partido en las relaciones con
Yugoslavia, tanto antes de la ruptura de 1948 como en su continuación hasta
hoy, demuestra en forma clara y completa con numerosos hechos concretos, que el
contenido de principio de todas las resoluciones de la Kominform relativas a la
cuestión yugoslava ha sido enteramente justo, con alguna excepción de
importancia táctica. El procedimiento que se nos propone seguir para aprobar la
abrogación de la resolución de la reunión de la Kominform de noviembre de 1949
no nos parece justo. En nuestra opinión, una decisión tan rápida –y
precipitada– sobre una cuestión de tanta importancia de principios sin un profundo
análisis previo, hecho de concierto con todos los partidos interesado, esta
cuestión, y con mayor razón si ha de dar a la publicidad y ha de proclamarse en
las convenciones de Belgrado, sería no sólo prematuro, sino que causaría graves
perjuicios en la orientación general. Estamos convencidos de que salvo una que
otra excepción de importancia secundaria, esta línea general de nuestro partido
en las relaciones con Yugoslavia es justa». (Partido del Trabajo de Albania;
Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Pese a las exigencias del PTA
de un tratamiento de la situación adecuado, el texto resume así, la actitud
tomada por Jruschov y el PCUS en torno a la cuestión de Yugoslavia y sobre todo
de las resoluciones de la Kominform, y otros temas:
«El Comité Central del Partido del Trabajo de Albania solicitaba
al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética que estas
cuestiones fuesen examinadas en el curso de una reunión de los partidos
miembros de la Kominform, a la cual debería ser invitado también el Partido del
Trabajo de Albania para dar su opinión. Según la decisión tomada, Nikita
Jruschov fue a Yugoslavia, reconoció en forma rastrera ante Tito que «se habían
cometido faltas graves en contra del Partido Comunista de Yugoslavia y de su
dirección», y de hecho la rehabilitó. Era esto un acontecimiento sin
precedentes en la historia del Movimiento Comunista Internacional, una
violación flagrante de las decisiones tomadas en común por los partidos
hermanos, una actitud de desdén para con los demás partidos. Jruschov halló en
la línea revisionista de la camarilla de Tito la materialización de sus deseos
y esfuerzos de acercamiento con el imperialismo estadounidense. Este objetivo
lo expresó claramente en el discurso que pronunciara en Belgrado. La política
de colaboración de Yugoslavia con los países de Occidente, dijo entonces,
«encuentra nuestra plena comprensión». En una entrevista que sostuvo con
algunos periodistas estadounidenses, Jruschov expuso el punto de vista de que
la lucha por la paz era una noción política situada al margen de la lucha de
clases, y que los países imperialistas igual que los países socialistas estaban
interesados en garantizar la paz. La interpretación que Jruschov dio sobre el
problema de la paz, rechazaba de plano la conocida tesis leninista según la
cual el imperialismo es fuente de guerras». (Partido del Trabajo de Albania;
Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Mientras que el Partido Comunista de China se suscribió a la rehabilitación y reconciliación del renegado Tito, al Partido del Trabajo únicamente se le puede adjudicar el mérito de tener en cuenta la primera manifestación abierta del revisionismo jruschovista rechazando el acercamiento de la Unión Soviética de Jruschov a la Yugoslavia de Tito.
3. El XXº Congreso del PCUS de 1956
El XXº Congreso del PCUS de febrero de 1956, quedará como una de las páginas más sombrías de la historia del movimiento comunista. No nos extenderemos aquí sobre la responsabilidad de los dirigentes comunistas soviéticos y de la mayoría de los dirigentes de los partidos comunistas extranjeros que dieron prueba como mínimo de seguidismo, y que a veces se hicieron sin más análisis, simples propagandistas de las tesis revisionistas que fueron enunciadas allí.
3. El XXº Congreso del PCUS de 1956
El XXº Congreso del PCUS de febrero de 1956, quedará como una de las páginas más sombrías de la historia del movimiento comunista. No nos extenderemos aquí sobre la responsabilidad de los dirigentes comunistas soviéticos y de la mayoría de los dirigentes de los partidos comunistas extranjeros que dieron prueba como mínimo de seguidismo, y que a veces se hicieron sin más análisis, simples propagandistas de las tesis revisionistas que fueron enunciadas allí.
El Partido del Trabajo de
Albania por su parte, si bien estando en desacuerdo con la línea de Jruschov,
no podía todavía abiertamente atacar sin embargo la dirección jruschovista. Es
pues a través de la denuncia del titoismo que el PTA lanzó sus primeras flechas
contra el revisionismo jruschovista. Todo comunista podía comprender que a
través de la denuncia del antistalinismo y del titoismo, era también allí una
referencia a Jruschov, ya que fue Jruschov era el que justamente había
abastecido material a este antistalinismo y además había empezado a ponerse en
contacto con Tito:
«Toda la feroz campaña que los imperialistas y los revisionistas
han desencadenado contra el marxismo-leninismo y contra el comunismo, es
llevada a cabo tras la máscara de la lucha contra el «stalinismo».
Inmediatamente después del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética, los enemigos inflaron desmedidamente los «errores» de Stalin y los
pregonaron a los cuatro vientos a fin de desacreditar a los Estados
socialistas, a los partidos comunistas, y a sus dirigentes para sembrar el
desorden ideológico y la discordia en el Movimiento Comunista Internacional.
Bajo la presión de esta campaña, los elementos oportunistas y vacilantes
levantaron cabeza y comenzaron a atacar frenéticamente a los partidos
revolucionarios valiéndose de consignas falsas y antimarxistas tales como
«democratización», «desestalinización», «independencia», «bienestar del pueblo»
y otras por el estilo, a fin de combatir a las direcciones marxista-leninistas
de los partidos y su justa línea». (Enver Hoxha; Sobre la situación internacional
y las tareas del partido; Informe presentado en el Comité Central del Partido
del Trabajo de Albania, el 13 de febrero de 1957)
[En dicho informe se evaluó
la figura de Stalin en momentos de una gran ofensiva contra tal figura, y se
desmontó de paso la hipocresía argumentativa de la que era la punta de lanza de
los presuntos críticos; el culto a la personalidad, se dijo: - Anotación de
Bitácora (M-L)]
«No estamos de acuerdo con todos aquellos que niegan la actividad
revolucionaria de Stalin en conjunto y que ven en ella sólo el lado negativo.
Estimamos que Stalin debe ser correctamente apreciado. Stalin, como se sabe,
fue un gran marxista, porque, después de Lenin, defendió el marxismo-leninismo
de todos los enemigos y revisionistas e hizo una valiosa contribución al
desarrollo de esta ciencia. Él tiene grandes méritos en la preparación y el
desarrollo de la Revolución de Octubre, en la edificación del primer Estado
socialista, en la victoria histórica sobre los invasores fascistas, en el avance
del movimiento comunista y obrero internacional. Por todas estas razones,
Stalin gozaba de una gran autoridad no solamente en la Unión Soviética, sino
también en el mundo entero. En las cuestiones esenciales, como es la defensa de
los intereses de la clase obrera y de la teoría marxista-leninista, la lucha
contra el imperialismo y otros enemigos del socialismo, jamás cometió errores,
ha sido y será, en cambio, siempre un ejemplo. Quiero hacer hincapié en que los
dirigentes yugoslavos, que tanto discuten en torno al culto a la personalidad
de Stalin, lo practican en su país de la manera más escandalosa. Bakarich,
miembro del Comité Ejecutivo de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, en un
artículo escrito con ocasión de un aniversario de Tito, ha llegado hasta el
punto de decir que las obras «marxistas» de Tito pueden compararse únicamente
con las mejores obras de Marx, Engels y Lenin, dicho de otra manera, Tito está
por encima de Marx, Engels y Lenin. Por eso puntualizamos que si los dirigentes
y la prensa yugoslavos critican el «culto a la personalidad» de Stalin no es
para luchar en defensa de los principios marxista-leninistas, sino para
desacreditar al sistema socialista, desprestigiar a los dirigentes
marxista-leninistas de los partidos comunistas, revisar el marxismo-leninismo y
abrir paso al «socialismo yugoslavo». Es importante hacer una justa apreciación
de la obra de Stalin, porque, después de Lenin, ha estado durante 30 años a la
cabeza del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y ha
guiado a la Unión Soviética y al movimiento obrero internacional». (Enver
Hoxha; Sobre la situación internacional y las tareas del partido; Informe
presentado en el Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, el 13 de
febrero de 1957)
[Ya advirtió por entonces
Enver Hoxha, que la crítica a Stalin bajo el tema del culto a la personalidad no
era casual, ni estaba configurada sin objetivos mayores: - Anotación de
Bitácora (M-L)]
«Los enemigos, envileciéndole, no tienen como objetivo únicamente
su persona; lo que buscan, sobre todo, es desacreditar a la Unión Soviética, al
sistema socialista y al Movimiento Comunista Internacional y, por consiguiente,
socavar la confianza de los trabajadores en el socialismo. En el discurso
pronunciado en Pula en noviembre del año pasado, Tito ha declarado: «Hemos
dicho desde un comienzo que no se trata únicamente del culto a la personalidad,
sino del sistema que ha permitido la aparición del culto a la personalidad,
porque es justamente aquí donde se encuentran las raíces, es aquí donde debemos
golpear constantemente y con insistencia». (Tito; Discurso en Pula, 1956) Así,
según los dirigentes yugoslavos, el culto a la personalidad ha sido engendrado
por el sistema soviético, por eso este sistema debe ser revisado –si no
destruido– y reemplazado por el sistema «democrático yugoslavo». Pero se sabe
muy bien a qué molino va esta agua. Los ideólogos de la burguesía recurren a
todos los medios para demostrar que los «errores» de Stalin son el producto
legítimo del sistema soviético, que este sistema es un «error», una
«experiencia frustrada», y que los trabajadores, por consiguiente, deben
renunciar al socialismo y trabajar por el «capitalismo popular». Estas
pretensiones falaces han sido refutadas por toda la historia del desarrollo del
sistema soviético, que ha asegurado a la Unión Soviética éxitos colosales, que
ha superado victoriosamente las más difíciles pruebas históricas y sirve de
brillante ejemplo para todos los trabajadores que luchan por liberarse y
edificar una vida mejor». (Enver Hoxha; Sobre la situación internacional y las
tareas del partido; Informe presentado en el Comité Central del Partido del
Trabajo de Albania, el 13 de febrero de 1957)
[Enver Hoxha y el PTA
llegaron por tanto, a la siguiente conclusión sobre los elementos que
utilizaban la bandera del antistalinismo: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«La bandera de la lucha contra el «stalinismo» con la cual se
disfrazan los dirigentes yugoslavos y todos los revisionistas, les sirve para
arreglar las cuentas a todos sus adversarios. Veamos cómo proceden: califican
las justas tesis marxista-leninistas de «dogmatismo stalinista», a los partidos
comunistas y a sus dirigentes que son fieles al marxismo-leninismo de
«stalinistas», nuestros sistemas estatales y económicos de «burocratismo
stalinista», y para ellos todo lo que es «stalinista» debe ser liquidado y
substituido por aquello que es «antistalinista». La división de los partidos y
de los comunistas en «stalinistas» y «antistalinistas», y la guerra a los
«stalinistas» tal como la llevan a cabo los dirigentes yugoslavos sólo sirven
para escindir al movimiento obrero». (Enver Hoxha; Sobre la situación
internacional y las tareas del partido; Informe presentado en el Comité Central
del Partido del Trabajo de Albania, el 13 de febrero de 1957)
Es notorio que en ningún
momento de este informe el PTA se suscribió a las tesis del XXº Congreso del
PCUS, lo que no dejó de inquietar a la nueva dirección soviética:
«Esta inquietud la dirección soviética la manifestó abiertamente
en abril de 1957, cuando la delegación del Partido del Trabajo de Albania y del
Gobierno de la República Popular de Albania, encabezada por los camaradas Enver
Hoxha y Mehmet Shehu, se encontraba en Moscú por invitación del Comité Central
del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Gobierno de la Unión
Soviética. En el curso de las conversaciones, cuando el camarada Enver Hoxha
hacía una exposición de la situación y de la lucha del Partido del Trabajo de
Albania en las condiciones de aquel entonces, Nikita Jruschov, descontento y
muy irritado por la actitud revolucionaria del Partido del Trabajo de Albania,
intervino diciendo: «¡Se ve que ustedes los albaneses, buscan llevarnos de
nuevo al camino de Stalin!» Calificó la actitud del Partido del Trabajo de
Albania hacia los revisionistas yugoslavos como una «actitud no objetiva» que
se apoyaba en la «exageración de los desacuerdos con ellos» y demandó «no
atacarlos injustamente». No vaciló en asumir la defensa de algunos enemigos del
partido y del pueblo albanés, pidiendo su rehabilitación. Irritado por la
firmeza con que el camarada Enver Hoxha y los demás miembros de la delegación
defendían los puntos de vista y la actividad marxista-leninistas del Partido
del Trabajo de Albania, Jruschov les dijo en tono amenazante: «¡Ustedes los
albaneses son muy arrebatados y sectarios!» «¡Con ustedes no podemos
entendernos. Interrumpimos las conversaciones!» Este incidente constituía el
primer choque directo entre la línea revolucionaria marxista-leninista del
Partido del Trabajo de Albania y la línea revisionista del grupo de Jruschov».
(Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania,
1980)
Es un hecho innegable de que
el Partido Comunista de China (PCCh), durante el período precedente a las
conferencias de Bucarest y Moscú en 1960, adoptó una posición por lo menos
ambigua sobre la cuestión. En lo referente al XXº Congreso del PCUS, el Partido
Comunista de China declaró:
«La cuestión de la lucha contra el culto a la personalidad ocupaba
un lugar importante en los debates del XXº Congreso del PCUS. El congreso muy
agudamente manifestó la prevalencia del culto a la personalidad que, durante
mucho tiempo en la vida soviética, había dado lugar a muchos errores en el
trabajo y ha dado lugar a consecuencias perjudiciales. Esta valiente
autocrítica de sus errores en el pasado ejercida por el Partido Comunista de la
Unión Soviética demuestra el alto nivel de principio en la vida interna del
partido y la gran vitalidad del marxismo-leninismo. (...) Stalin no extrajo las
lecciones de los errores aislados, locales y temporales sobre ciertas
cuestiones y así no pudo evitar que se volvieran graves errores que afectaron a
nivel nacional y de modo prolongado. Durante la última parte de su vida, Stalin
tomó más y más placer en este culto a la personalidad, y violó el sistema del
partido del centralismo democrático y el principio de combinar la dirección
colectiva con la responsabilidad individual. Como resultado, él cometió algunos
errores graves, tales como las siguientes: se amplió el alcance de la supresión
de la contrarrevolución, carecía de la necesaria vigilancia en la víspera de la
guerra antifascista, no prestó la debida atención a un mayor desarrollo de la
agricultura y el bienestar material de los campesinos, dio ciertos consejos
equivocados en el movimiento comunista, y, en particular, tomó una decisión
equivocada en la cuestión de Yugoslavia. En estos temas, Stalin fue víctima de
un subjetivismo y la unilateralidad, y se divorció a sí mismo de la realidad
objetiva y de las masas. (...) La lucha contra el culto a la personalidad que
se ha desatado en el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética
es una gran lucha y un liderazgo valiente de los comunistas y el pueblo de la
Unión Soviética para eliminar las barreras ideológicas que obstaculizan su
avance». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la dictadura del
proletariado, 5 de abril de 1956)
Ludo Martens también relata
los aspectos más destacados:
«En el XXº Congreso del PCUS, Jruschov lanzó su ataque sorpresa
contra la obra de Stalin, para imponer su línea revisionista. Al principio la
actitud de Mao Zedong y el Partido Comunista de China fue vacilante, ellos no
defendieron de manera consecuente la obra marxista-leninista de Stalin, pues
siguieron a Jruschov en algunas de sus críticas oportunistas contra Stalin. El
documento fundamental para este propósito esta titulado: «La experiencia
histórica de la dictadura del proletariado», redactado entre el 5 de abril y el
29 diciembre del 1956. Este texto acoge la defensa de Stalin de «la experiencia
fundamental de la revolución y la edificación del socialismo en la URSS». A
pesar de todo, en las críticas que formula a la dirección de Stalin podemos
descubrir una tendencia bastante marcada a la reconciliación con el
revisionismo. Algunas críticas formuladas por Mao Zedong y el PCCh vuelven a
tomar simplemente las calumnias formuladas por Jruschov. El PCCh lanza ciertas
afirmaciones gratuitas, que no están basadas en ninguna búsqueda seria. La
conclusión viene a ser: ¡Jruschov ha tomado medidas para rectificar estos
errores de Stalin!». (Ludo Martens; Sobre algunos aspectos en la lucha contra
el revisionismo, 1995)
Y aquí cita Ludo Martens:
«Durante el último periodo de su vida, las victorias en serie y la
ristra de alabanzas de las cuales fue objeto hicieron perder la cabeza a
Stalin. En su manera de pensar, él se apartó parcialmente, pero gravemente, del
materialismo dialéctico para caer en el subjetivismo. Él comenzó a tener una fe
ciega en su propia sabiduría y en su propia autoridad: él se oponía a
entregarse a la búsqueda y al estudio serio con respecto a situaciones
complejas, o a prestar atención a la opinión de sus camaradas como a la voz de
las masas. En consecuencia, ciertas tesis y medidas políticas adoptadas por él
iban a menudo en contra de la realidad objetiva: él estaba a menudo obstinado
en hacer aplicar durante un largo lapso de tiempo estas medidas erróneas, y no
pudo rectificar sus errores a tiempo. El PCUS ha tomado ya medidas para rectificar
los errores de Stalin». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la
dictadura del proletariado, 5 de abril de 1956)
Ludo Martens continua
diciendo: «una de las acusaciones más extravagantes que Jruschov lanzó contra
Stalin, es retomada por el Partido Comunista de China», y vuelve a citar el
documento del Partido Comunista de China:
«Stalin no dio pruebas de tomar la vigilancia necesaria en vísperas
de la guerra antifascista». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la
dictadura del proletariado, 5 de abril de 1956)
El belga continúa
escribiendo:
«El Partido Comunista de China copia en su texto las tesis de
Jruschov sobre la extinción de la lucha de clases, tesis desarrolladas a lo
largo de los años 30 por Bujarin. El Partido Comunista de China pasa sin el
análisis concreto de este periodo crucial y complejo que fue la depuración. Él
repite las trivialidades revisionistas de Jruschov de que era preciso
perfeccionar la democracia en lugar de insistir en la agravación de la lucha de
clases». (Ludo Martens; Sobre algunos aspectos en la lucha contra el
revisionismo, 1995)
Cita ahora el otro documento
chino donde afirman tales tesis:
«Después del aniquilamiento de las clases explotadoras y la
liquidación, en lo esencial, de las fuerzas contrarrevolucionarias, la
dictadura del proletariado estaba aún en frente de los restos de la
contrarrevolución en el interior del país, pero su bayoneta debía estar
dirigida sobre todo contra las fuerzas agresivas imperialistas del exterior. En
estas condiciones, era preciso desarrollar y perfeccionar progresivamente, en
la vida política del país, los diversos, métodos democráticos, perfeccionar la
legalidad socialista, reforzar el control del pueblo sobre los organismos del
Estado, desarrollar los métodos democráticos en la administración del Estado y
de sus empresas, de una parte, y las grandes masas por el otro, (...) combatir
aún más firmemente las tendencias burocrática, en lugar de insistir en la
agravación de la lucha de clases después de la liquidación de las clases, y
entorpecer así el desarrollo sano de la democracia socialista, como hizo
Stalin». (Renmin Ribao; Una vez más sobre la experiencia histórica de la
dictadura del proletariado, 29 de diciembre de 1956)
[Por
las declaraciones del propio Mao Zedong, se deja entrever que fue él quien escribió
en «Renmin Ribao» estos artículos; o como mínimo dio su aprobación a sus
contenidos:
«Como primer punto, defendemos a
Stalin y, como segundo, criticamos sus errores; es por eso que hemos escrito el
artículo «Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado». A
diferencia de aquellas gentes que denigran y liquidan a Stalin, nosotros lo
tratamos conforme a la realidad». (Mao Zedong; Discurso pronunciado en la IIº
Sesión Plenaria del VIIIº CC del PCCh, noviembre de 1956) -
Anotación de Bitácora (M-L)]
Estas actitudes de complacencia y
reconciliación del Partido Comunista de China frente a Jruschov no quedaron
ahí, pues dejó una gran influencia negativa sobre el movimiento comunista.
Veremos más tarde, en el IV capítulo, que Mao Zedong en su obra: «Sobre diez
grandes relaciones», escrito en abril de 1956, siendo pues, posterior al XXº
Congreso del PCUS, profundizó mucho más en las tesis jruschovistas. De igual
manera las tesis jruschovistas florecieron en el VIIIº Congreso del PCCh que se celebró en septiembre de 1956. Precisamente en
este congreso del Partido Comunista de China, Enver Hoxha se encontraba
presente como representante a la cabeza de la delegación del Partido del
Trabajo de Albania invitado a esa ocasión, de aquel suceso el albanés nos
reproduce lo siguiente:
«Toda la plataforma de este congreso estaba basada en las tesis
del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, e incluso en
algunas direcciones, Mao Zedong, Liu Shao-chi y otros altos dirigentes chinos
habían llevado más lejos las tesis de Jruschov. Sentimos que la epidemia del
revisionismo había afectado también a China. En aquella época no podíamos
determinar el grado de propagación de la enfermedad, pero a juzgar por lo que
había ocurrido y está ocurriendo en China, se ve que, en aquel entonces, los
dirigentes chinos se estaban apresurando para no quedarse atrás, incluso para
arrebatar y tomar en sus manos la abigarrada bandera de los jruschovistas.
Además en los sucesos informes, que Liu Shao-chi, Deng Xiaoping, y Chou En-lai
presentaron al VIIIº Congreso del PCCh, defendieron y profundizaron aún más en
la línea permanente del Partido Comunista de China por una vasta colaboración
con la burguesía y los kulaks, «argumentaron» las grandes ventajas que aporta
al socialismo tratar bien y designar a elevados cargos de dirección a
capitalistas, comerciantes e intelectuales burgueses, preconizaron con gran
ruido la necesidad de una colaboración de la clase obrera con la burguesía
local y del Partido Comunista con los demás partidos democráticos, nacionales,
en las condiciones del socialismo etc. Las «100 flores» y las «100 escuelas» de
Mao Zedong que se abrieron y compitieron en el curso de las sesiones del
Congreso, se abrían y competían de hecho en todo el partido y el Estado chino.
Esta teoría de las 100 banderas, formulada por Mao Zedong y proclamada
ampliamente en mayo de 1956 por Lu Tinag-yi, miembro suplente del Buró Político
del CC del PC de China, constituía la variante china de la teoría y la práctica
burgués-revisionista de la «libre circulación de la ideas y de los hombres», de
la coexistencia de toda suerte de ideologías, de corrientes de escuela y de
subescuelas en el seno del socialismo». Más tarde resultó que también el
decálogo enteramente revisionista de Mao Zedong: «Sobre diez grandes
relaciones» pertenecía precisamente a este período de «primavera» del revisionismo
moderno».
(Enver Hoxha; Los jruschovistas, memorias, 1980)
El autor también relata, la relación entre
estos partidos en la aceptación de las tesis jruschovistas sobre la
reconciliación con el revisionismo titoista, y comenta como pese a las pequeñas
diferencias, el revisionismo togliattista también se complementaba con el
revisionismo maoísta y el revisionismo titoista:
«Cosa curiosa: todos los que nos encontrábamos –me refiero a los
camaradas de otros partidos comunistas en China–, no tenían en boca más que
rehabilitaciones, y a Tito. Incluso Chou En-lai quién, en una entrevista que
tuvimos con él, nos dijo: «Me ha invitado Tito a ir a Yugoslavia y he aceptado
su invitación. Con esta ocasión, si ustedes están de acuerdo, puedo pasar
también por Albania. Que venga usted a Albania estamos completamente de
acuerdo, –le dijimos– y le agradecemos su deseo de venir a nuestro país». A
pesar de que nos sonó bastante mal que el primer ministro de China relacionara
su venida a Albania con la «ocasión» de su ida a Yugoslavia. Pero, como ya he
dicho anteriormente, era el tiempo en que las fiebres del revisionismo habían
contagiado a todos, y cada uno traba de dirigirse cuanto antes a Belgrado para
recibir la bendición y la «experiencia» del veterano del revisionismo moderno.
Un día, Scocimarro vino a quejarse ante mí de que Togliatti había ido a
Belgrado y no se había entendido bien con Tito. «¿Cómo? –le pregunté no sin
ironía– ¿Han tenido disputas?» «No –me dijo–, pero no se han puesto de acuerdo
en todo». A pesar de esto prosiguió: «Vamos a enviar una delegación a Belgrado
a conocer su experiencia». «¿En qué terreno? –pregunté–». «Los camaradas
yugoslavos –me respondió– han combatido eficazmente la burocracia y actualmente
ya no existe burocracia en Yugoslavia». «¿Como saben que no existe burocracia
en Yugoslavia? –le pregunté–». «Por qué en Yugoslavia también los obreros
obtienen ganancias, –fue su respuesta–». Le hablé de la actitud de nuestro
partido hacía ese problema, pero el italiano siguió obsesionado con Tito. Le
preguntamos: «¿Por qué solamente a Yugoslavia quieren enviar gente a «adquirir
experiencia? ¿Por qué no han enviado delegaciones de este género a los países
de democracia popular, como a Albania por ejemplo?» Quedó turbado, pero al cabo
de un momento halló respuesta: «La enviaremos, mire, por ejemplo, la
experiencia de China, en lo que se refiere a la colaboración de la clase obrera
con la burguesía y del Partido Comunista con los demás partidos democráticos,
es de mucho valor para nosotros. La estudiaremos». Tenía verdaderamente dónde
aferrarse. Los revisionistas italianos podían desde entonces dirigirse no
solamente a Yugoslavia y a China, sino a todas partes, para adquirir o
transmitir la experiencia de la traición a la causa del proletariado, de la
revolución, y del socialismo. Nuestro país fue el único donde no vinieron, y a
donde no podían venir, pues en él no se aplicaba más que el marxismo-leninismo.
Pero esta experiencia, ellos no la necesitaban. El 3 de octubre del 1956
emprendimos el camino de regreso a nuestra patria. Durante ese viaje pudimos
convencernos todavía más de las grandes y peligrosísimas proporciones que había
tomado el revisionismo moderno jruschovista. En Budapest íbamos a ver uno de
los productos más horribles de la «nueva línea» jruschovista-titoista, la
contrarrevolución. Hacía tiempo que se había incubado, ahora estallaba». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, memorias, 1980)
4. La contrarrevolución húngara
Es el primer resultado visible del trabajo de zapa iniciado por las tesis jruschovistas de su denuncia sobre Stalin. En Hungría, la reacción progresó cubriéndose con el vestido antistalinista hinchando desmedidamente los «errores» de los antiguos dirigentes stalinistas, que fueron rápidamente apartados después de la proclamación vociferada del revisionismo. El imperialismo se regocijó ante los acontecimientos de Budapest que confirmaron la gran utilidad de Tito y probaron la virulencia del virus antistalinista liberado por Jruschov. Para los comunistas, este acontecimiento trágico puso en evidencia la realidad contrarrevolucionaria de la lucha contra el stalinismo:
4. La contrarrevolución húngara
Es el primer resultado visible del trabajo de zapa iniciado por las tesis jruschovistas de su denuncia sobre Stalin. En Hungría, la reacción progresó cubriéndose con el vestido antistalinista hinchando desmedidamente los «errores» de los antiguos dirigentes stalinistas, que fueron rápidamente apartados después de la proclamación vociferada del revisionismo. El imperialismo se regocijó ante los acontecimientos de Budapest que confirmaron la gran utilidad de Tito y probaron la virulencia del virus antistalinista liberado por Jruschov. Para los comunistas, este acontecimiento trágico puso en evidencia la realidad contrarrevolucionaria de la lucha contra el stalinismo:
«En los países socialistas, el revisionismo se propagó y se
desarrolló en profundidad sobre todo en Polonia y en Hungría. Gracias al apoyo
del grupo de Jruschov, los elementos antimarxistas condenados por sus puntos de
vista y sus actividades revisionistas y antisocialistas, se pusieron al mando
de los partidos obreros de estos países. La dictadura del proletariado fue
paralizada. La propagación a gran escala de la ideología y de la cultura
burguesas occidentales fue autorizada. Bajo la máscara de los «círculos
culturales» se crearon nidos contrarrevolucionarios en diferentes ciudades. Los
revisionistas tenían como objetivo destruir completamente la dictadura del
proletariado y el sistema socialista. Los imperialistas miraron y aprovecharon
esta brecha abierta. De este modo creció la contrarrevolución, la propagaron y
la organizaron en los países socialistas dónde los revisionistas habían creado
un terreno favorable, y, en cooperación directa o indirecta con ellos, se
pusieron manos a la obra para aniquilar el sistema socialista y restaurar el
capitalismo. El imperialismo internacional y los revisionistas provocaron en
junio de 1956, la rebelión contrarrevolucionaria de Poznań en Polonia, y la
insurrección contrarrevolucionaria de Hungría en octubre-noviembre de 1956».
(Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania,
1980)
El Partido del Trabajo de
Albania (PTA), explicando más concretamente los sucesos contrarrevolucionarios
de Hungría, y la compleja situación creada en el Partido de los Trabajadores
Húngaros (PTH), regalo varios análisis dignos de estudiar:
«La democracia popular húngara fue amenazada con verse totalmente
destruida. El Partido de los Trabajadores Húngaros fue desmantelado. Comunistas
y trabajadores húngaros, traicionados por los revisionistas, oponían a esta
acción una resistencia desconsolada. La contrarrevolución en Hungría atizó el
histerismo anticomunista en el mundo entero. El sistema socialista debió
enfrentarse con una prueba dura. Los países de las democracias populares y las
fuerzas revolucionarias del mundo entero manifestaron una inquietud viva en
cuanto a los destinos del socialismo en Hungría. Las tropas soviéticas estaban
estacionadas en la República popular de Hungría, pero el grupo de Jruschov
vacilaba en ponerlas en movimiento para reprimir la contrarrevolución. Fue sólo
bajo el efecto de la gran presión ejercitada de abajo y sobre todo porque temía
ver que Hungría podía librarse de su esfera de influencia que finalmente forzó
al ejército soviético a ir en socorro de los defensores de la revolución
húngara. La contrarrevolución fue aniquilada. La contrarrevolución húngara era
el producto del revisionismo. Los revisionistas yugoslavos, que habían sido los
más ardientes defensores de los revisionistas húngaros y que habían desempeñado
un papel particular en la preparación de la contrarrevolución, alzaron su
bandera a medias cuando esta fue derrotada. Tito la definió como: «una
insurrección del pueblo entero», provocada por «las graves faltas del régimen
de Rákosi y por las vacilaciones que le derribaron». En cuanto a la ayuda del
ejército soviético, la cualificó de «una intervención feroz e inadmisible».
Imre Nagy, jefe de los contrarrevolucionarios, encontró refugio en la embajada
yugoslava de Budapest. Al mismo tiempo, la dirección soviética, que no era
menos responsable que la camarilla de Tito de la preparación de la
contrarrevolución, puso en ejecución todo, después de la derrota de ésta, para
disimular los rastros de su culpabilidad. Sacrificaron a Imre Nagy, al que
ellos mismos habían colocado en la cabeza del Estado húngaro y fue forzado, a diferencia
de los titoistas, a calificar la insurrección de «contrarrevolucionaria», como
efectivamente era. No obstante aludía la responsabilidad sobre los «dogmáticos»
y no sobre los culpables verdaderos, los revisionistas. La contrarrevolución
húngara había fallado, pero sus raíces no fueron destruidas. El revisionismo en
Hungría no fue aniquilado, sólo se batía en retirada. Los colaboradores
próximos de Imre Nagy conservaron puestos llaves al poder político y en el seno
del partido dirigente que fue reorganizado». (Partido del Trabajo de Albania;
Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
El PTA, que había advertido
algunos meses anteriores contra la reacción que se iba reforzando en Hungría,
condenaba por su parte firmemente a los autores de la contrarrevolución
húngara:
«El Partido del Trabajo de Albania se solidarizó sin reserva
alguna con los trabajadores revolucionarios húngaros y puso en pie al pueblo
entero para ir en su ayuda con todos los medios. A través de «Zëri i Popullit»,
el partido declaraba: «El pueblo albanés condena con odio los actos sangrientos
de los imperialistas y de los contrarrevolucionarios fascistas que tienen por
fin separar a Hungría del campo del socialismo, derrocar el poder de los
obreros y de los campesinos e instaurar la feroz dictadura del capital».
(Editorial de «Zëri i Popullit»; 30 de octubre de 1956) El gobierno de la
República Popular de Albania, en una declaración especial, dirigía este
llamamiento: «En las circunstancias actuales, las conquistas socialistas del
pueblo húngaro, alcanzadas durante el curso de estos años, deben defenderse con
firmeza». (Declaración del Gobierno de la República de Albania; 3 de noviembre
de 1956. «Zëri i Popullit», 4 de noviembre de 1956) (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
El Partido del Trabajo de
Albania y el pueblo albanés saludaron con gran alegría la victoria del pueblo
húngaro como una victoria de todos los países socialistas, de todos los pueblos
amantes de la libertad. Al analizar este triste acontecimiento, el Partido del
Trabajo de Albania –a diferencia de la dirección soviética y de la nueva
dirección húngara que culpaban de la contrarrevolución a los llamados
«dogmáticos» y a la «antigua dirección húngara»– señalaba a los verdaderos y
culpables: los revisionistas, y se les criticaba por:
«Los «cambios sucesivos y súbitos en la dirección de Hungría que
dejaron de hecho al partido y al Estado sin su Estado mayor dirigente, y sin
una dirección fuerte y fiel» (Editorial de «Zëri i Popullit»; 5 de noviembre de
1956) El Partido del Trabajo de Albania sacó de los acontecimientos de Hungría
importantes lecciones para su propia actividad en el plano nacional e
internacional: «La tragedia del pueblo húngaro –declaraba el camarada Enver
Hoxha inmediatamente después del fracaso de la contrarrevolución– será sin duda
alguna una gran lección para todas las gentes honradas del mundo, será una
lección para todos aquellos que se duermen sobre sus laureles y que frente a
las frases de los imperialistas y de la reacción, frente a las consignas
demagógicas, relajan la vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista
y con una peligrosa blandenguería. El partido y el pueblo albanés nunca han
dado un paso en falso ni lo darán, y no se dejarán engañar por las consignas
del «socialismo popular», del «socialismo revolucionario» o las consignas de
una cierta «democracia» que se asemeja a todo menos a la democracia proletaria.
Por tanto, hoy más que nunca, a nuestro partido se le plantea la tarea de
fortalecer su lucha de principios para preservar la pureza de la teoría
marxista-leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y organizativo,
para robustecer la solidaridad internacional de los trabajadores, y considera
necesaria la lucha en defensa de los principios marxista-leninistas, para
consolidar sus filas en lo ideológico y organizativo, para fortalecer la
solidaridad internacional trabajadores, porque considera que la lucha por la
defensa de los principios del marxismo-leninismo, la lucha sobre la base de
estos principios es la única lucha justa». (Enver Hoxha; Discurso en la sesión
solemne del 8 de noviembre de 1956. «Zëri i Popullit» 9 de noviembre de 1956)
(Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania,
1980)
El Partido Comunista de China
(PCCh) y los otros partidos comunistas también condenaron la contrarrevolución
en Hungría. Sin embargo, Mao Zedong no lo hizo sin culpar de esto al camarada
Stalin, muerto hace tres años. El propio Ludo Martens lo reconoce así:
«Mao Zedong retoma también las tesis de János Kádár y los
revisionistas «moderados» en Hungría quienes «explicaban» la contrarrevolución
de 1956 por los «graves errores» cometidos por el stalinista Mátyás Rákosi.
Kádár no se distanció de Nagy más que en el momento en el que este hizo una
alianza con los insurgentes de extrema derecha y fascistas». (Ludo Martens;
Sobre algunos aspectos de la lucha contra el revisionismo, 1995)
Y cita con pruebas palpables:
«Los errores cometidos por Stalin han suscitado un serio
descontento en los pueblos de ciertos países de Europa Oriental». (Renmin Ribao;
Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado, 5 de abril de
1956)
Se desprende de estas
posiciones que Mao Zedong, después de la reconciliación con Tito de Jruschov,
después de la denuncia ruidosa de Stalin, y después del primer choque
contrarrevolucionario operado bajo la bandera del antistalinismo, no parece
tener en cuenta todavía el camino abierto por las teorías revisionistas del XXº
Congreso del PCUS. Incluso embelleció la orientación revisionista del Partido
Comunista de la Unión Soviética en la Conferencia de Moscú de noviembre de
1957. Así, en la conferencia de Moscú cuando los dos grandes revisionistas:
Gomułka y Togliatti intentaron profundizar en la orientación revisionista
desafiando el liderazgo soviético, Mao Zedong pronunció las siguientes palabras
que Enver Hoxha relata:
«Mao Zedong desde su asiento iba soltando argumentos sobre esta
polémica: «Nuestro campo –dijo Mao Zedong– debe tener una cabeza porque también
la serpiente tiene una cabeza, también el imperialismo tiene una cabeza. Yo no
aprobaría –continuó Mao Zedong– que China fuese consideraba como cabeza del
campo, porque nosotros no merecemos este honor, no podemos desempeñar este
papel, somos todavía pobres. No poseemos ni un cuarto de satélite, mientras que
la Unión Soviética tiene dos. Luego, la Unión Soviética merece ser esta cabeza,
ya que nos trata bien. Vean con que libertad estamos hablando. Si hubiera sido
con Stalin hubiéramos tenido dificultades para hablar de este modo. Cuando me
he encontrado con Stalin, me sentía ante él como el alumno ante el maestro,
mientras que con el camarada Jruschov hablamos libremente, entre iguales». Y
como si eso no fuera suficiente, añadió en su estilo peculiar: «Con la crítica
del culto a la personalidad, tenemos la impresión de habernos librado de un
pesado techo, que nos oprimía y nos impedía comprender correctamente muchas
cuestiones. ¿Quién nos ha librado de este techo, quién nos ha ayudado a todos
nosotros a comprender de manera correcta el culto a la personalidad?» Preguntó
el filósofo haciendo una pequeña pausa, se dio enseguida la respuesta: «El
camarada Jruschov, y nosotros se lo agradecemos». Así defendió el «marxista»
Mao Zedong las tesis «con la Unión Soviética a la cabeza», así defendió también
a Jruschov. Pero al mismo tiempo como buen equilibrista, para no indignar a
Gomułka que era opuesto a las tesis de Mao Zedong añadió: ¡Gomułka es un buen
camarada, debemos apoyarle y confiar en él!». (Enver Hoxha; Los jruschovistas,
memorias, 1980)
[La
opinión favorable de Mao Zedong sobre el revisionista Gomułka, quién fue el
verdugo político de la obra del marxista-leninista Bierut, no son imaginaciones
del albanés Enver Hoxha, ni invenciones maquinadas para sus memorias: «Los
jruschovistas» de 1980. Este aprecio de Mao Zedong por el revisionista polaco
fue confirmado por los propios documentos chinos:
«Ayer, el discurso de Gomułka me
gustó. Dijo que admitir que la Unión Soviética es nuestra cabeza es admitir la
verdad, no es algo inventado por el hombre sino productor del desarrollo
histórico. Pero en su país todavía hay algunas personas que por el momento se
resisten a esa descripción y otras que prefieren usar expresiones como «el
primer y más poderoso poder socialista». En su país existe ese tipo de
contradicción: los elementos progresistas todavía no son capaces de
reconciliarse con una cantidad importante de gente. Todavía tienen que trabajar
en eso. Creo que el camarada Gomułka es una buena persona. El camarada Jruschov
me ha dicho en dos oportunidades que se puede confiar en el camarada Gomułka.
Espero que nosotros –Polonia, la Unión Soviética, China y el resto de países–
podamos unirnos completamente y mejoremos gradualmente nuestras relaciones».
(Mao Zedong; Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en
Moscú 1957) - Anotación de Bitácora (M-L)]
Hay que subrayar que el
«camarada Gomułka», como le llama Mao Zedong, había sido condenado como
partidario de un socialismo «específico» de influencia titoista en 1948 y
excluido del Partido Obrero Unificado Polaco –POUP– en 1949. Es sólo después
del XXº congreso del PCUS de 1956 que reaparecerá en la escena política polaca.
Mao Zedong, además de que también no puede abstenerse de subrayar los
«progresos» que representa Jruschov con relación a Stalin, da prueba de un
espíritu muy marcado de conciliación frente a los grandes revisionistas, hasta
afirmar que:
«Hay personas –dijo– que son marxistas al cien por cien, las hay
al ochenta por ciento, al setenta por cierto, al cincuenta por cierto, incluso
hay de aquéllas que sólo pueden ser marxistas al diez por ciento. También los
que sólo son un diez por ciento marxistas debemos conversar, pues siempre vamos
a obtener algo positivo». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, memorias, 1980)
[En cuanto a las frases de
Mao Zedong sobre los marxistas y «semimarxistas» calificados en porcentajes,
donde abogaba por un partido unido donde se incluyeran los marxistas y los
«semimarxistas»:
«A ellos les parece que, una vez dentro del partido comunista,
todos han de ser marxistas en el 100 por ciento. En realidad, hay marxistas de
diversos tipos: marxistas en un 100 por ciento, marxistas en un 90 por ciento,
marxistas en un 80 por ciento, marxistas en un 70 por ciento, marxistas en un
60 por ciento, marxistas en un 50 por ciento, e incluso marxistas con sólo un
10 por ciento. ¿No podemos conversar entre dos o varias personas en un cuarto?
¿No podemos celebrar negociaciones partiendo del deseo de unidad y con un
espíritu de ayuda? Claro que no se tratan de negociaciones con el imperialismo
–con éste también necesitamos celebrar negociaciones–, sino de negociaciones
internas entre comunistas». (Mao Zedong; Discursos en la Reunión de los
Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957) - Anotación de Bitácora (M-L)]
Al espíritu de conciliación,
se añade aquí un subjetivismo muy fuerte a un diseño no dialéctico del
marxismo: el «grado de marxismo» se presenta por esta fórmula como un cambio
simple y cuantitativo. ¡El bono cualitativo –tal el reconocimiento de la
dictadura del proletariado, la asimilación del materialismo histórico, etc.– está
ausente de eso, como si el paso del revisionismo al marxismo-leninismo fuera un
proceso gradual, lo que permite sobre justificar bien una alianza con
«marxista» al diez por ciento que hasta sería un marxista!:
«Mao Zedong ha dicho que la obra de Stalin contiene un 30 por
ciento de errores y un 70 por ciento de aciertos. ¡Gran maestro de la báscula!
¡Ha pesado la obra de Stalin con la misma precisión que pueden ser pesados los
tomates en el campo!». (Enver Hoxha; Algunos
juicios en torno al «decálogo» ballista de Mao Zedong;
Reflexiones
sobre China, Tomo II, 28
de diciembre de 1976)
[Las citas donde Mao Zedong
concluye tal evaluación es la siguiente:
«El Comité Central considera que Stalin tiene un 30 por ciento de
errores y un 70 por ciento de méritos». (Mao Zedong, Sobre diez grandes
relaciones; Obras escogidas, Tomo V, 25 de abril de 1956)
Otra cita de Mao Zedong que
básicamente expresa lo mismo es:
«Las flores que llevan la tapa de marxistas a veces no
necesariamente lo son. Como Stalin, él fue un 70% marxista, un 30% no marxista.
Él fue un 30% burgués, un 70% por ciento marxista. Este es un principio
básico». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en
el seno del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957) - Anotación de Bitácora
(M-L)]
Siguiendo lógica de Mao
Zedong que dijo sobre la obra de Stalin que contenía el 30% de errores y el 70%
de méritos», tal apreciación que es repetida por otra parte por un tal Gonzalo
para el que «sus méritos y sus errores son en un informe de siete a tres». Si
observamos también la entrevista de Abimael Guzmán, más conocido como el
«presidente Gonzalo» al periódico «El Diario», en 1988, veremos el mismo apoyo
a la evaluación maoísta de Stalin.
Y teniendo en cuenta que las
circunstancias en las cuales han sido pronunciadas estas palabras, estamos en
derecho a preguntar a quién corresponden las cifras restantes: el 100%, el 80%,
el 50% y el 10%. ¡Mao Zedong que ha calificado a Jruschov de «Lenin de nuestro tiempo», estamos pues en
derecho atribuirle el 100%! ¿El 80% tienen que atribuir al «alumno» Mao Zedong,
que fue el «alumno de Stalin»? ¿El 50% al gran revisionista de Władysław
Gomułka, a Palmiro Togliatti y demás? ¿Y quizás el 10 % al lacayo declarado del
imperialismo estadounidense, Tito?
Este espíritu de conciliación
con el revisionismo es también ilustrado por el hecho que Chou En-lai fue el
encargado por los soviéticos de negociar con los titoistas para que aceptaran
participar en la conferencia de Moscú de noviembre de 1957, pero en vano: ya
que los titoistas ponían condiciones inaceptables que habrían transformado esta
conferencia un circo revisionista: los titoistas, en nombre de la política de
distensión y de su buena relación con el oeste negaban que fuera hecha allí
toda declaración contra el imperialismo y se oponían a toda denuncia del
revisionismo y del oportunismo. Finalmente, en esta conferencia, la memoria
reciente de los acontecimientos de Hungría hicieron que el Partido Comunista de
China defendiera a pesar de todo los principios fundamentales del
marxismo-leninismo, de común acuerdo con el Partido del Trabajo de Albania y
otros partidos hermanos, tuvieron como acuerdo y resultado que el grupo de
Jruschov no llegó a imponer los diseños del XXº Congreso del PCUS como línea
general para el Movimiento Comunista Internacional. El oportunismo y el
revisionismo quedaron definidos como los principales peligros:
«Los revisionistas yugoslavos definieron abiertamente la
declaración de la Conferencia: «como una negación del XXº Congreso del Partido
Comunista de la Unión Soviética», como «un paso atrás», como «un retorno al
stalinismo». Desataron un frenético ataque contra su contenido revolucionario y
no tardaron en contraponerle su «programa» antimarxista que publicaron en 1958
presentándolo como «un manifiesto internacional». (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
El Partido del Trabajo de
Albania seguía con inquietud la propagación del revisionismo, consciente de que
constituía un gran peligro para el Campo Socialista y el Movimiento Comunista
Internacional. Consideraba la lucha contra el revisionismo como una de sus más
importantes tareas. La proclamación del programa de la Liga de los Comunistas
de Yugoslavia le dio al partido una posibilidad para atacar al revisionismo internacional en todas
las direcciones de su actividad y de su ideología antimarxista. Denunciando el
programa yugoslavo como un cúmulo de podridas teorías de Proudhon, Bernstein,
Kautsky, Trotski, Bujarin y otros, camufladas con un nuevo ropaje, el partido
lanzó la consigna:
«Lucha sin compromiso para desenmascarar y destruir teórica y
políticamente el revisionismo contemporáneo». («Zëri i Popullit»; Declaración
del Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 20 de junio de
1958. Publicado en «Zëri i Popullit» el 22 de junio de 1958)
Haciendo referencia
indirectamente a la actitud oportunista de Jruschov y de otros revisionistas en
diferentes partidos comunistas y obreros, el Partido del Trabajo de Albania
subrayaba:
«El papel que desempeña el revisionismo yugoslavo al servicio del imperialismo, deja de verlo sólo el que deliberadamente cierra los ojos». («Zëri i Popullit»; El revisionismo moderno debe combatirse sin piedad hasta su aniquilación total teórica y política, 22 de junio de 1958)
5. La liquidación del grupo «antipartido» de Mólotov, Kaganóvich, y Malenkov
Así podríamos decir que comenzó este «incidente»:
5. La liquidación del grupo «antipartido» de Mólotov, Kaganóvich, y Malenkov
Así podríamos decir que comenzó este «incidente»:
«En junio de 1957, el Presídium del Comité Central del PCUS retiró
a Jruschov sus deberes como primer secretario del partido y lo envió de vuelta
a su posición anterior como ministro de Agricultura. Jruschov se negó a
retirarse y llamó a un Pleno del Comité Central para resolver el debate. Pero,
al mismo tiempo, esta reunión se llevó a cabo con la ayuda del mariscal Zhúkov,
que rodeó al Kremlin por unidades militares. Impuso así por la fuerza los votos
del Comité Central a favor de su propia orientación revisionista. Por lo tanto,
pudo obtener la destitución de Mólotov, Malenkov, Kaganóvich, Bulganin y Shepílov
quienes caerían poco después en desgracia». (Gilbert Mury; Enver Hoxha contra
el revisionismo, 1972)
Es este evento sin
precedentes el que marcó la victoria final del jruschovismo en la Unión
Soviética. El grupo «antipartido» fue acusado de conspirar para derrocar a
Jruschov:
«A la muerte de Stalin, eran ya diez en el Presídium: Malenkov,
Beria, Jruschov, Mikoyán, Mólotov, Kaganóvich, Voroshílov, Bulganin, Saburov y
Pervukhin». (Roy Medvedev y Zhores; Los años de
Jruschov en el poder, 1977) Después de la eliminación de Beria, Mikoyán afirmó
en 1956 que el Presídium constituía un «colectivo dirigente estrechamente
unido». (Mikoyán; El discurso del XXº Congreso, 1956) Pero al año siguiente,
Jruschov y Mikoyán hicieron virar a los otros, con el argumento de que «estos
renegados querían resucitar la penosa época en que dominaban los métodos y las
desviaciones viciosas, resultado del culto a la personalidad». (Kozlov; Informe
del XXIIº Congreso, en: Hacia Informes comunismo, ediciones en lenguas
extranjeras, Moscú, 1961) Esta eliminación de la mayoría de los
marxistas-leninistas del Presídium fue posible gracias a la intervención del
Ejército y particularmente de Zhúkov y de los secretarios regionales que
vinieron en socorro de Jruschov, puesto en minoría. Las vacilaciones, la poca
perspicacia política, el espíritu de conciliación de Mólotov, Malenkov y
Kaganóvich causaron su derrota». (Ludo Martens; Otra mirada a Stalin, 1994)
¿Cuáles fueron las posiciones
adoptadas por el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania
frente a destitución de la mayoría de los miembros del Comité Central del PCUS?
Tenemos un ejemplo ofrecido en la Conferencia de Moscú que se efectuó en 1957:
«Por lo tanto, según Mao, todos los partidos comunistas
marxista-leninistas del mundo, en la época de Stalin, se veían obligados a
apoyar a la Unión Soviética y su línea, estaban al servicio del Partido
Bolchevique y no se sentían partidos marxista-leninistas independientes. Esto
fue afirmado por el propio Mao Zedong en la Conferencia de Moscú de 1957.
Además, en esta conferencia Mao Zedong planteó la cuestión de que «todos
nosotros, partidos comunistas y obreros del mundo, es decir, el Campo
Socialista, debemos tener una cabeza, y esta cabeza debe ser la Unión
Soviética». Mientras Mao Zedong exponía y defendía esta tesis en la Conferencia
de Moscú, Jruschov simulaba no desear tal cosa. Debemos reconocer que al igual
que otros, también nosotros sostuvimos esta tesis. Pero el camarada Mao Zedong,
con toda su gran autoridad, añadió otra cosa, a saber, que «Jruschov es un
marxista-leninista destacado, un gran dirigente de la Unión Soviética», que
«con Jruschov se puede conversar e ir hacia adelante», en cambio con Stalin
había que permanecer en posición de firmes, quería decir él. Igualmente, Mao
Zedong, como le hemos oído nosotros mismos, respaldó de forma abierta a
Jruschov cuando liquidó al llamado grupo antipartido de Molotov y sus
camaradas. Todos estos hechos demuestran pues que Mao Zedong ha estado
completamente con la línea revisionista y las acciones putschistas, denigrantes
y complotadoras contra el Partido Comunista de la Unión Soviética, contra
Stalin y contra la Unión Soviética. Nuestro Partido no ha estado en estas
posiciones de Mao Zedong y del Partido Comunista de China. Después de la muerte
de Stalin, pensábamos que cualquier otro accedería a la cabeza del partido, y
entre paréntesis podemos decir que pensábamos en Molotov». (Enver Hoxha; Los
revisionistas chinos atacan por la espalda al Partido del Trabajo de Albania; Reflexiones
sobre China, Tomo II, 8 de enero de
1977)
[Lo
mismo se debe decir de las memorias de Enver Hoxha llamadas: «Reflexiones sobre
China» que cubren sus reflexiones de 1962 a 1972 publicadas finalmente en 1979.
En este caso la reflexión de Hoxha de 1977 sobre la posición china en la
Conferencia de Moscú de 1956 no dice nada que no se haya recogido en los
documentos internos chinos:
«Apoyo la solución del Comité
Central del PCUS en relación con la cuestión de Mólotov. Esa fue una lucha de
contrarios. Los hechos prueban que no se pudo alcanzar la unidad y que los
lados se excluían mutuamente. La camarilla de Mólotov aprovechó la oportunidad
para atacar cuando el camarada Jruschov no se encontraba en el extranjero.
(...) Esto demuestra que la línea representada por el camarada Jruschov es la
más correcta y que la oposición a esta línea es incorrecta». (Mao Zedong;
Discursos en la Reunión de los Partidos Comunista y Obreros en Moscú 1957) -
Anotación de Bitácora (M-L)]
Es cierto que era difícil para los partidos comunistas extranjeros condenar el putsch de Jruschov, ya sea por falta de informaciones, o por el hecho de que esto habría podido estar considerado como una injerencia en los asuntos interiores del PCUS, ¿pero era normal por parte de Mao Zedong que apoyara este acto que infringía los estatutos de todo partido de tipo leninista? Está claro que no. Queda de esto que de 1955 a 1957, el Partido Comunista de China, o bien se suscribió conscientemente a las tesis revisionistas de los titoistas y de los jruschovistas, o bien dio prueba de una ceguera continúa, pero lo que es objetivamente irrefutable, es que ayudó en ambos casos a Jruschov a consolidar sus posiciones contra los marxista-leninistas soviéticos.
6. La conferencia de Moscú de 1960
El año 1960 marca un punto de inflexión en la lucha contra el revisionismo, gracias a la polémica abierta entra el Partido Comunista de la Unión Soviética, de una parte, y el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania de otra parte. En su obra: «Los jruschovistas» de 1980, Enver Hoxha nos reproduce una conversación que tuvo con Anastás Mikoyán en febrero 1960, en el momento de una visita en Moscú, donde había estado al tanto de las diferencias que surgieron entre los dirigentes soviéticos y los dirigentes chinos:
6. La conferencia de Moscú de 1960
El año 1960 marca un punto de inflexión en la lucha contra el revisionismo, gracias a la polémica abierta entra el Partido Comunista de la Unión Soviética, de una parte, y el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania de otra parte. En su obra: «Los jruschovistas» de 1980, Enver Hoxha nos reproduce una conversación que tuvo con Anastás Mikoyán en febrero 1960, en el momento de una visita en Moscú, donde había estado al tanto de las diferencias que surgieron entre los dirigentes soviéticos y los dirigentes chinos:
«Él [Mikoyán] hilvanó su exposición de tal manera que pudiéramos
creer que se mantenían en posiciones de principio leninistas y combatían las
desviaciones de la dirección china. Mikoyán utilizó entre otros argumentos
algunas tesis de los chinos que, a decir verdad, tampoco nos parecían exactas
desde el punto de vista de la ideología marxista-leninista. Así Mikoyán
mencionó la teoría pluralista de las «cien flores», la cuestión del culto a Mao
Zedong, del «gran salto adelante», etc. Ciertamente también nosotros teníamos
nuestras reservas al respecto, en la medida en que podíamos conocer en aquel
entonces la actividad y la práctica concretas del Partido Comunista de China.
«Nosotros –le dijimos a Mikoyán–, tenemos el marxismo-leninismo y no
necesitamos ninguna otra teoría, y en cuanto a las «cien flores», ni hemos
aceptado este punto de vista ni lo hemos mencionado jamás». Nos abstuvimos de
pronunciarnos sobre los problemas que había planteado y, después de haberle
escuchado hasta el final le dije: «Los grandes desacuerdos surgidos entre
ustedes y el Partido Comunista de China son cosas muy serias y no comprendemos
por qué se han dejado agravar. No es el momento ni el lugar para discutirlos.
Pensamos que deben ser solucionados entre sus partidos». «Es lo que haremos –me
dijo Mikoyán–». Y al final, en el momento que íbamos a separarnos nos rogó:
«Estas cuestiones que acabo de plantear no las comenten con nadie, ni siquiera
con los miembros del Buró político». En este encuentro pudimos comprender que
sus desacuerdos y contradicciones estaban a saltar y era bastante serio.
Conociendo ya tanto a Jruschov como a Mikoyán, estábamos convencidos de que
éstos, en sus acusaciones contra el partido chino, no partían de posiciones de
principio. Sus divergencias, como después se pudo ver de modo más claro, eran
por una seria de cuestiones de principio, sobre las cuales, en aquella época,
los chinos parecían tener correctas posiciones. Tanto en los discursos
oficiales de los dirigentes chinos, como en sus artículos publicados, especialmente
en uno que llevaba el título «Viva el leninismo», el partido chino traba los
problemas correctamente sobre el plano teórico, y se oponía a los
jruschovistas. Era precisamente lo que a éstos les picaba y de aquí que
quisieran prevenir el mal. (...) Como ya he señalado anteriormente, habíamos
tenido nuestras reservas en torno a algunos puntos de vista expresados ya fuese
por Mao Zedong o por otros dirigentes chinos, teníamos reservas hacía el VIIIº
Congreso del Partido Comunista de China, pero después de 1957 parecía que en
este partido se había dado un viraje positivo y superado los anteriores errores
oportunistas. Todo partido puede cometer errores, mas éstos pueden ser
corregidos y cuando lo son, el partido se refuerza y su labor marcha adelante.
En China ya no se hablaba del VIIIº Congreso, se había denunciado los puntos de
vista de derecha de Ping Teng-jua, se había abandonado las «cien flores». En
las declaraciones oficiales atacaban abiertamente al revisionismo yugoslavo,
defendían a Stalin, mantenían posiciones teóricamente correctas sobre la guerra
y la paz, sobre la coexistencia pacífica, sobre la revolución, sobre la
dictadura del proletariado. No es este el momento de analizar los móviles de
los dirigentes chinos ni de explicar si sus actitudes en esa época tenían o no
un carácter de principios –sobre esto he escrito en mi diario «Reflexiones
sobre China»–, mas una cosa estaba clara: en aquel periodo el Partido Comunista
de China aparecía como defensor del marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; Los
jruschovistas, memorias, 1980)
Con ocasión del VIIIº
Congreso del Partido de los Trabajadores Rumanos en Bucarest, en junio de 1960,
Jruschov sacó provecho de la presencia de las numerosas delegaciones
extranjeras de partidos comunistas que habían sido invitadas a ella para
distribuirles un documento que ponía en acusación al Partido Comunista de China
respecto a pretendidos errores, con el fin de intentar que fuera condenado por
el Movimiento Comunista Internacional. Pero el Partido del Trabajo de Albania
se opuso firmemente a estas prácticas que contravenían las normas que regían
las relaciones entre partidos comunistas. Tomó parte a favor del PCCh y,
alegando el hecho de que ninguna decisión podía ser tomada sobre un examen
unilateral que partía sólo de documentos de la parte soviética, el PTA pidió
que esta cuestión fuera examinada por una conferencia internacional convocada
para este fin.
Entre el encuentro de la
conferencia de Bucarest de junio de 1960 y la conferencia de Moscú de noviembre
de 1960, los jruschovistas usaron medios económicos de presión en vano para
intentar hacer replegar las decisiones del PTA. Es en noviembre de 1960 como
decimos, que finalmente esta conferencia se acogió en Moscú:
«La delegación china, como se vio, había llegado a la conferencia
de Moscú de 1960 con la idea de que se podía calmar los ánimos e, inicialmente,
habían preparado un documento en un tono conciliador y tolerante hacía las
posiciones y actos de los jruschovistas. El discurso sería pronunciado por Deng
Xiaoping. Como se veía, habían preparado una actitud de «dos o tres variantes».
Esto nos pareció extraño después de los feroces ataques que se habían lanzado
en Bucarest contra el Partido Comunista de China y contra Mao Zedong. Pero
cuando los jruschovistas actuaron incluso recurriendo a los duros ataques, como
los que contenía el documento que distribuyeron antes de la conferencia,
entonces los chinos se vieron obligados a cambiar totalmente el documento que
habían preparado, a dejar a un lado su espíritu conciliador y a mantener una
actitud que respondiese a los ataques de Jruschov. La conferencia se abrió en
un ambiente de expectación. No sin objetivo, nos habían colocado cerca de la
tribuna de los oradores para estar bajo el dedo acusador de los «procuradores»
antimarxistas jruschovistas. Pero, opuestamente a sus deseos, nos convertimos
nosotros en procuradores y en los acusadores de los renegados y traidores.
Ellos estaban en el banquillo de los acusados. Nosotros mantuvimos la cabeza
alta porque estábamos con el marxismo-leninismo. Jruschov apoyaba la cabeza
bajo sus dos manos cuando recibía la «artillería» de nuestro partido». (Enver
Hoxha; Los jruschovistas, memorias, 1980)
Damos sólo algunos extractos
del áspero informe que fue presentado por el Partido del Trabajo de Albania en
presencia de los 81 partidos comunistas y obreros presentes en esta
conferencia. La integridad del informe se encuentra en la edición digital del
libro de Gilbert Mury: «Enver Hoxha contra el revisionismo» publicado en
1972. Denunciando las tesis manipuladoras jruschovistas de la «coexistencia
pacífica» Enver Hoxha decía que:
«El Partido del Trabajo de Albania considera que el imperialismo
y, en primer lugar el imperialismo estadounidense, no cambió de piel, ni de
naturaleza. Es agresivo y así será si le queda sólo un diente en la boca. Es
capaz de precipitar el mundo a una guerra. También, como lo subrayamos delante
de la comisión de redacción, los pueblos deben reflexionar que no habrá
garantía absoluta contra una guerra mundial en tanto que el socialismo no haya
triunfado en el mundo entero, o por lo menos en la inmensa mayoría de los
países del mundo. Los estadounidenses no esconden su juego: lejos de aceptar
desarmarse, se intensifican sus preparativos de guerra. También debemos ser por
ello vigilantes. No debemos hacerle al enemigo ninguna concesión que comprometa
nuestros principios. No nos haremos ninguna ilusión sobre el imperialismo:
creyendo mejorar la situación sólo la agravaríamos. No sólo el enemigo se arma
y prepara para la guerra contra nosotros, sino que lleva también una propaganda
desenfrenada para desorientar los justos espíritus. Gasta millones de dólares
para mantener a agentes y espías, para organizar en nuestros países las
actividades de espionaje, de sabotaje y de terror. El imperialismo estadounidense
da sin cesar millones de dólares a la banda de traidores de Tito. Todas estas
intrigas tienen por objeto debilitar nuestro frente interior, dividirnos,
desguarnecer nuestras espaldas». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Denunciando la vía peligrosa
abierta por la tesis de la accesión al socialismo por la vía parlamentaria,
Enver Hoxha aludía:
«¿Las masas lograrán este fin por la violencia o por la vía
pacífica y parlamentaria? Esta cuestión era clara. El camarada Jruschov vino
intentando confundirnos inútilmente en el XXº Congreso de PCUS, para la
satisfacción más grande de los oportunistas. ¿Por qué había que deformar de
este modo las tesis sin equívoco de Lenin y de la revolución socialista de
octubre? El Partido del Trabajo de Albania considera siempre las enseñanzas de
Lenin para esta cuestión como perfectamente claras y constantemente les fuimos
fieles. Hasta ahora, ningún pueblo, ningún proletariado, ni un partido
comunista obrero se apoderó del poder sin violencia y sin derramamiento de
sangre. Ciertos compañeros –los checoslovacos pretendían haber realizado el
paso pacífico al socialismo en febrero de 1948. Olvidaban solamente que las
relaciones de las fuerzas militares estaban globalmente de modo favorable para
Gottwald por la simple razón de que el ejército soviético ya había liberado
Checoslovaquia al precio de ríos de sangre– se apartan de hecho de la realidad
cuando pretenden que tomaron el poder por la vía pacífica. Olvidan que la
gloriosa armada soviético pagó en ríos de sangre por y para ellos durante la
Segunda Guerra mundial. Nuestro partido considera que en esta materia debemos prepararnos,
y con cuidado, para ambas vías, pero sobre todo para la toma del poder por la
violencia: ya que si nos preparamos bien en este sentido también la otra
posibilidad tiene mayor probabilidad de éxito. La burguesía puede dejarte
sermonear para luego dar un golpe fascista y liquidarte, y todo eso como
resultado de no haber preparado ni los cuadros de choque, ni la labor
clandestina, ni sitios donde guarecerse y trabajar, ni medios de combate. Debemos
prevenir esta trágica eventualidad». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Denunciando el pseudodesarme
iniciado por Nikita Jruschov en convivencia con el imperialismo estadounidense,
se argumentó:
«A nuestro parecer, semejante propuesta se opone a los intereses
de nuestro campo. Que no se instalen más cohetes, ¿pero por quién y dónde?
Todos los miembros de la OTAN incluyendo Italia, Alemania Occidental y Grecia
están equipados con cohetes. Que no se conceda el secreto de la bomba atómica,
¿pero a quién? Lo tiene Inglaterra, lo tiene Francia y lo tiene también
Alemania Occidental. Es obvio que tal propuesta de ser aceptada nos obligaría a
nosotros los países de democracia popular a no instalar cohetes, o a algún otro
país del Campo Socialista además de la Unión Soviética a no poseer la bomba
atómica. Preguntamos, ¿por qué la China comunista no debe poseer la bomba
atómica? Estimamos que debe tenerla, y cuando China cuente con la bomba y
cohetes entonces veremos en qué términos se expresa el imperialismo
estadounidense, veremos si continúa negándole a China sus derechos en la
palestra internacional, veremos si los imperialistas estadounidenses se atreven
a blandir las armas como lo han hecho hasta hoy. Se podrá preguntar si la
posesión de la bomba atómica y la posibilidad de servirse de ella permitirían a
China obtener esos derechos a pesar de los Estados Unidos. No, China no hará
uso jamás de esta arma si no somos atacados por los que llevan en la sangre la
agresión y la guerra. Si la Unión Soviética no poseyera la bomba, el
imperialismo hablaría en otros términos con ella. Jamás seremos los primeros en
emplear las armas nucleares, estamos en contra de la guerra, estamos dispuestos
a destruirlas, pero necesitamos la bomba para defendernos. «El miedo guarda los
viñedos», dice nuestro pueblo. Es necesario que los imperialistas nos teman,
incluso es necesario que nos teman mucho». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Advirtiendo sobre el peligro
de escisión en el Movimiento Comunista Internacional y la injusta condena al
Partido Comunista de China por los soviéticos se recordó:
«Queridos camaradas: La unidad del Movimiento Comunista y Obrero
Internacional constituye el factor decisivo para la realización del noble
objetivo que es el triunfo de la paz, la democracia, la independencia nacional,
y el socialismo. Esta cuestión se subraya de manera particular tanto en la
declaración de Moscú de 1957, como en el proyecto de declaración preparado para
nuestra conferencia. En la declaración de la Conferencia Moscú de 1957 se afirma
lo siguiente». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Y cita:
«Los partidos comunistas y obreros asumen una responsabilidad
histórica muy seria para los destinos del sistema socialista mundial y del Movimiento
Comunista Internacional. Los partidos comunistas y obreros participantes en la
conferencia declaran que fortalecerán sin cesar su unidad y colaboración
camaraderil, en interés del continuo fortalecimiento de la unidad de la familia
de los Estados socialistas, en interés del movimiento obrero internacional, de
la causa de la paz y del socialismo». (Declaración de la Conferencia de
Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de los Países Socialistas, Moscú,
1957)
Finaliza, pronosticando a
donde podría conducir el sendero jruschovista para el Movimiento Comunista
Internacional:
«Hay que señalar que, particularmente en los últimos tiempos, en
el Movimiento Comunista Internacional y en las relaciones entre algunos partidos
han surgido profundos desacuerdos ideológicos y políticos, cuya agravación
puede solamente perjudicar a nuestra gran causa. Por eso, el Partido del
Trabajo de Albania estima que, para avanzar unidos hacia nuevas victorias,
debemos criticar los errores y las manifestaciones negativas revelados hasta
ahora y rectificarlos. Queremos ahora detenernos en la cuestión de la Reunión
de la Conferencia de Bucarest de 1960, en la cual, como se sabe, nuestro
partido no expuso su opinión respecto a los desacuerdos que han surgido entre
el Partido Comunista de la Unión Soviética y el Partido Comunista de China,
reservándose desde entonces el derecho de hacerlo en esta conferencia de los
representantes de los partidos comunistas y obreros». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Y en ese punto se dirigió
directamente a Jruschov y consortes:
«¿Si los camaradas soviéticos estaban convencidos de la justeza de
su línea y su táctica, por qué no organizaron a tiempo tal reunión a fin de
solucionar esos desacuerdos? ¿Acaso eran insignificantes las cuestiones que se
planteaban, como por ejemplo la condena a I. V. Stalin, la importante cuestión
de la contrarrevolución en Hungría, la de las formas de la toma del poder por
vía pacífica o violenta, sin referirnos a muchas otras cuestiones igualmente
muy importantes que surgieron posteriormente? ¡No! No eran insignificantes.
Todos tenemos nuestros puntos de vista sobre estos problemas, porque a todos,
como comunistas, nos interesan, y si todos nuestros partidos han asumido una
responsabilidad ante sus pueblos, son responsables, también ante el comunismo
internacional. Para poder condenar al Partido Comunista de China por culpas y
pecados imaginarios, el camarada Jruschov y los demás dirigentes soviéticos estaban
muy interesados en presentar estas cuestiones como si se tratara de desacuerdos
entre China y el conjunto del Movimiento Comunista Internacional, pero cuando
se trató de cuestiones como las referidas líneas arriba, fueron juzgadas y
decididas exclusivamente por el camarada Jruschov y su círculo de camaradas,
pensando que no era menester que se discutiera en forma colectiva en una
reunión de representantes de todos los partidos, pese a ser importantes
cuestiones de carácter internacional. Después de que estalló la
contrarrevolución en Hungría, estuvieron en silencio en cuanto a las cuestiones
generales que nos concernían». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Recordando los recientes
acontecimientos en Hungría, Enver Hoxha como en sus momentos más críticos,
volvió a repetir las causas de tal suceso, y los fantasmas que se presentarían
de no acatar tales lecciones:
«A nuestro juicio, la contrarrevolución en Hungría es
principalmente obra de los titoistas. Los imperialistas estadounidenses tenían,
en primer lugar, en Tito y en los renegados de Belgrado la mejor arma para
socavar la democracia popular en Hungría. Después del viaje del camarada
Jruschov a Belgrado en 1955, quedó desatendida la cuestión de la actividad de
zapa de Tito. La contrarrevolución en Hungría no estalló inesperadamente, sino,
podemos afirmar, que se preparó abiertamente, y nadie logrará convencernos de
que esta contrarrevolución ha sido organizada en el mayor secreto. La
contrarrevolución fue preparada por los agentes de la banda de Tito en
colaboración con el traidor Imre Nagy y los fascistas húngaros, quienes, en
conjunto, actuaban abiertamente bajo la dirección de los estadounidenses. Los
titoistas, principales organizadores de la contrarrevolución húngara,
proyectaban que Hungría se separará de nuestro Campo Socialista, se
transformará en una segunda Yugoslavia, se aliará con la OTAN por intermedio de
Yugoslavia, Grecia, y Turquía, recibirá ayuda de los Estados Unidos y proseguirá
la lucha de acuerdo con Yugoslavia bajo la dirección del imperialismo contra el
Campo Socialista. Los contrarrevolucionarios actuaban abiertamente en Hungría.
¿Cómo es que su actividad no fue detectada por nadie? No logramos concebir que
en una democracia hermana como Hungría, donde el partido comunista estaba en el
poder y disponía de las armas de la dictadura del proletariado, y donde estaban
acantonadas tropas soviéticas, Tito y las bandas horthystas hayan podido obrar
tan libremente como lo hicieron. Consideramos que la actitud del camarada
Jruschov y de los demás camaradas soviéticos con respecto a Hungría no ha sido
clara, ya que sus puntos de vista completamente erróneos sobre la banda de
Belgrado les impedían tener una justa visión sobre esta cuestión. Los camaradas
soviéticos tenían confianza en Imre Nagy, hombre ligado a Tito. Y lo que
decimos no es vano e infundado. Antes de que estallara la contrarrevolución, y
cuando la caldera bullía en el club «Petófi», yo estaba de paso en Moscú y en
el curso de una entrevista con el camarada Súslov le comuniqué lo que había
visto en Budapest, le aclaré también que el revisionista Imre Nagy estaba
levantando cabeza y organizaba la contrarrevolución en el club «Petófi». El
camarada Súslov refutó categóricamente mi punto de vista y para probarme las
buenas intenciones de Imre Nagy, sacó de su cartera «la autocrítica con tinta
fresca de Imre Nagy». Sin embargo, reiteré al camarada Súslov que Imre Nagy era
un traidor». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Y por último, denunciando el
ataque de Jruschov contra la obra de Stalin, Enver Hoxha pone en juicio la
validez del XXº Congreso del PCUS y el «informe secreto» de Jruschov:
«En nuestra opinión, el XXº Congreso del PCUS y, en particular, el
informe secreto del camarada Jruschov, no plantearon la cuestión del camarada
Stalin de una manera correcta y objetiva, con espíritu marxista-leninista. En
este sentido, Stalin era severamente e injustamente condenado por el camarada
Jruschov y el XXº Congreso del PCUS. El camarada Stalin y su actividad no
pertenecen solamente al Partido Comunista de la Unión Soviética y al pueblo
soviético, sino a todos nosotros. Igual que el camarada Jruschov planteó en
Bucarest que las divergencias existentes no son entre el Partido Comunista de
la Unión Soviética y el Partido Comunista de China, sino entre el Partido
Comunista de China y el comunismo internacional, de la manera que se complace
en decir que las resoluciones de los XXº y XXIº Congresos del PCUS fueron
adoptadas por todos los partidos comunistas y obreros del mundo, así, de la
misma forma, debió mostrarse más generoso y consecuente en juzgar los actos de
Stalin para que aquellas decisiones fueran adoptadas conscientemente por los
partidos comunistas y obreros del mundo entero. No puede haber dos balanzas y
dos medidas para estas cuestiones. ¿Por qué el camarada Stalin fue condenado en
el XXº Congreso del PCUS sin que los otros partidos comunistas y obreros del
mundo fueran consultados previamente? ¿Por qué ante los partidos comunistas y
obreros del mundo se lanzó súbitamente el «anatema» contra Stalin, y muchos
partidos hermanos se enteraron de esto solo cuando el imperialismo hizo
imprimir en gran cantidad el informe secreto del camarada Jruschov?». (Enver
Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
[Notorio es, como se recuerda
que la condena a Stalin no fue consultada entre los diferentes partidos
comunistas, sino impuesta por el PCUS de Jruschov al resto de partidos: -
Anotación de Bitácora (M-L)]
«Al mundo comunista y al mundo progresista se le impuso –por el
camarada Jruschov– la condena del camarada Stalin. ¿Qué podían hacer nuestros
partidos en estas condiciones, cuando súbitamente, empleando la gran autoridad
de la Unión Soviética, se les imponía así, en bloque, semejante cuestión? El
Partido del Trabajo de Albania se encontraba ante un gran dilema. No estaba,
como por lo demás no estará jamás, convencido de la razón por la que se condenó
al camarada Stalin de la manera y en la forma como lo hizo el camarada
Jruschov. Si, en general, nuestro partido si bien se quiso suscribir
globalmente a las formulaciones del XXº Congreso del PCUS sobre esta cuestión,
no se ajustó estrictamente a las limitaciones fijadas por el, ni cedió frente a
los chantajes e intimidaciones que se le hacían desde el exterior. El Partido
del Trabajo de Albania se mostraba realista sobre la cuestión de Stalin, se
mostraba justo y agradecido con este glorioso marxista a quien, mientras vivió,
nadie tuvo la «valentía» de criticar y a quien, después de muerto se le cubre
de barro. Así se ha creado una situación intolerable». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
[Enver Hoxha hizo un pequeño recordatorio
de lo que significaba para la propia Unión Soviética, y para todo el que se
considere marxista-leninista, condenar a Stalin: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«De tal modo que en toda una época gloriosa de la Unión Soviética,
cuando fue erigido el primer Estado socialista en el mundo, fortaleciéndose la
Unión Soviética, venciendo con éxito los complots imperialistas, aplastando a
los trotskistas, los bujarinistas y los kulaks como clase; cuando se logró
levantar la industria pesada y triunfó la colectivización, en unas palabras,
toda una época en que la Unión Soviética se convirtió en una gran potencia, en
la que se edificó triunfalmente el socialismo, en la que se luchó con
legendario heroísmo en la Segunda Guerra Mundial venciendo al fascismo, en una
época en que fue creado el poderoso Campo Socialista, etc. Así pues en toda esa
gloriosa época de la Unión Soviética se niega el papel dirigente de I. V.
Stalin. El Partido del Trabajo de Albania considera que no es justo, normal ni
marxista que el nombre y la gran obra de Stalin sean borrados de toda esa época
como se está haciendo. La obra inmortal de Stalin nos incumbe a todos
defenderla. Quien no la defiende es un oportunista y un cobarde. El camarada
Stalin, por su papel personal y como dirigente del Partido Comunista
Bolchevique, fue al mismo tiempo el más eminente guía del comunismo
internacional después de la muerte de Lenin; influyó positivamente y con gran
autoridad en la consolidación y el desarrollo de las conquistas del comunismo
en el mundo entero. Todas las obras teóricas del camarada Stalin son un vivo
testimonio de su fidelidad a su maestro genial el gran Lenin, y al leninismo.
Stalin luchó por los derechos de la clase obrera y de los trabajadores del
mundo entero, luchó consecuentemente y hasta el fin por la libertad de nuestros
países de democracia popular. Viéndolo desde este punto de vista, Stalin
pertenece a todo el mundo comunista y no solamente a los comunistas soviéticos,
pertenece a todos los trabajadores del mundo y no sólo a los trabajadores
soviéticos. Si el camarada Jruschov y los camaradas soviéticos hubiesen
enfocado la cuestión con este espíritu, los graves errores cometidos se
hubieran evitado. Pero ellos consideraron de manera superficial la cuestión de
Stalin, y únicamente según el punto de vista interno de la Unión Soviética. Más,
a juicio del Partido del Trabajo de Albania, incluso desde este punto de vista
han valorado unilateralmente la cuestión, han visto solamente sus errores
pasando por alto casi toda su inmensa actividad, su gran contribución al
fortalecimiento de la Unión Soviética, al temple del Partido Comunista de la
Unión Soviética, a la edificación de la economía, de la industria y de la
agricultura koljosiana, y a la dirección del pueblo soviético hacia la gran
victoria sobre el fascismo alemán». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
[El albanés aclara esta cuestión
comentando que el meollo de la cuestión está en la unilateralidad y
subjetivismo de la evaluación de Jruschov sobre Stalin: - Anotación de Bitácora
(M-L)]
«¿Ha tenido errores Stalin? Es inevitable que en un período tan
largo lleno de heroísmo, esfuerzos, luchas y victorias, hubiera también
errores, no solamente personales de Stalin, sino también de la dirección
soviética como órgano colectivo. ¿Qué partido, qué dirigente puede considerarse
exento de errores en su trabajo? Cuando se dirigen críticas a la actual
dirección soviética, los camaradas soviéticos nos aconsejan que miremos
adelante, que dejemos a un lado la polémica, pero cuando se trató de Stalin,
lejos de mirar adelante, miraron hacia atrás, muy atrás, para rebuscar
solamente en los puntos débiles del trabajo de Stalin. Desde luego, había que
superar el culto a la personalidad de Stalin. ¿Pero, acaso se puede decir, como
se dijo, que Stalin era el artífice mismo de ese culto a la personalidad? El
culto a la personalidad debía ser superado indiscutiblemente. ¿Pero era acaso
necesario y justo que se llegara al extremo de que quien mencionaba el nombre
de Stalin era señalado inmediatamente con el dedo y quien citaba a Stalin era
mirado con malos ojos? Algunos destruyeron con rapidez y diligencia las
estatuas de Stalin y cambiaron los nombres de las ciudades bautizadas con el de
Stalin. ¿Pero por qué ir tan lejos? En Bucarest, el camarada Jruschov se
dirigió a los camaradas chinos diciéndoles: «Se agarran ustedes a un caballo
muerto, si quieren, vengan a llevarse también sus huesos». Todo esto lo decía
refiriéndose a Stalin. El Partido del Trabajo de Albania declara solemnemente
que se opone a estos actos y a estas apreciaciones sobre la obra y la persona
de Iósif Stalin». (Enver Hoxha; Discurso
pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en
la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)
Las intervenciones del PTA y
del PCCh en la Conferencia de Moscú obligaron a los revisionistas a retirarse y
dejaron clara la existencia de dos líneas opuestas:
«Al aprobar la actitud de su delegación en la Conferencia de Moscú y tomándola como ejemplo, el Partido del Trabajo de Albania apreciaba también la firme lucha revolucionaria de principios llevada por la delegación del Partido Comunista de China como una contribución decisiva a la victoria lograda por el marxismo-leninismo sobre el revisionismo en esta Conferencia. La lucha sostenida en común y los puntos de vista revolucionarios idénticos sobre los grandes problemas de principios del Movimiento Comunista Internacional fortalecieron los lazos y la cooperación entre los dos partidos». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
7. Después de Moscú
Después de la Conferencia de Moscú de noviembre de 1960, los jruschovistas ejercieron presiones económicas y políticas sobre el Partido del Trabajo de Albania esperando así, llegar a que el resto de miembros decidiera destituir a Enver Hoxha de su puesto de Secretariado General del partido en el momento en que se celebrara el IVº Congreso del PTA, que finalmente se acogió en Tirana en febrero de 1961. Pero la fuerte cohesión de las filas del Partido del Trabajo de Albania hizo fracasar las maniobras de Jruschov:
7. Después de Moscú
Después de la Conferencia de Moscú de noviembre de 1960, los jruschovistas ejercieron presiones económicas y políticas sobre el Partido del Trabajo de Albania esperando así, llegar a que el resto de miembros decidiera destituir a Enver Hoxha de su puesto de Secretariado General del partido en el momento en que se celebrara el IVº Congreso del PTA, que finalmente se acogió en Tirana en febrero de 1961. Pero la fuerte cohesión de las filas del Partido del Trabajo de Albania hizo fracasar las maniobras de Jruschov:
«Señalando el peligro que representaban las tentativas de los revisionistas
para aniquilar la dictadura del proletariado, el IVº Congreso del PTA
subrayaba: «Para los partidos marxista-leninistas está claro como el día que no
solamente la liquidación del Estado socialista, sino también el menor
debilitamiento de los órganos de la dictadura del proletariado, su
liberalización, representarían un suicidio para nuestros países socialistas.
Eso lo ha confirmado muy bien la amarga experiencia de la contrarrevolución en
Hungría». (Enver Hoxha; Informe al IVº Congreso del PTA, 1961) En condiciones
de una febril actividad antisocialista contrarrevolucionaria y escisionista de
los revisionistas, el Partido del Trabajo de Albania consideraba como una tarea
muy importante de los partidos comunistas y obreros y de los Estados socialistas
la salvaguardia y el fortalecimiento de la unidad del Campo Socialista y del Movimiento
Comunista Internacional: «Nuestro partido y nuestro gobierno siempre han
levantado muy en alto la bandera de la unidad, han estado prestos, están y lo
estarán siempre, para afrontar todas las dificultades y cumplir hasta el fin su
tarea internacionalista. (...) Nuestro partido, tomando como base los
principios de la declaración de la Conferencia de Moscú de 1960, luchará
siempre por el mayor fortalecimiento de la unidad
del movimiento comunista y obrero internacional, por el reforzamiento de la
solidaridad internacionalista y de los vínculos con todos los partidos
hermanos». (Enver Hoxha; Informe al IVº Congreso del PTA, 1961) (Partido del
Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Citemos un poco más:
«El IVº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1961
consideraba que para la defensa del marxismo-leninismo y de la unidad del Movimiento
Comunista Internacional y del Campo Socialista era indispensable llevar a cabo
una lucha resuelta contra el revisionismo contemporáneo, destruir su actividad
escisionista y de zapa. Condenó los esfuerzos que hacían los dirigentes de
algunos partidos comunistas y obreros para no definir al revisionismo como
principal peligro en el Movimiento Comunista Internacional y para no
desenmascarar al revisionismo yugoslavo como expresión concentrada del
revisionismo contemporáneo, como había sido decidido en forma conjunta en la
Conferencia de Moscú de 1957: «Si no se desenmascara inexorablemente al
revisionismo no se puede desenmascarar como se debe al imperialismo». (Enver
Hoxha; Informe al IVº Congreso del PTA, 1961) Por esta razón el congreso
recomendaba: «Que la lucha contra el revisionismo continúe y se eleve a un más
alto nivel, hasta la total destrucción ideológica y política de éste. Luchando
resueltamente contra el revisionismo como principal peligro, el partido debe
combatir también cualquier manifestación de dogmatismo y de sectarismo». (Enver
Hoxha; Informe al IV Congreso del PTA, 1961) Adoptando una firme posición de
principios contra el revisionismo y desenmascarando los puntos de vista
revisionistas, el IVº Congreso del PTA aun así no criticó abiertamente a la
dirección soviética con relación a estos puntos de vista, ni su actividad
escisionista en el seno del movimiento comunista y del Campo Socialista así
como tampoco sus injerencias y actividades antimarxistas contra el Partido del
Trabajo de Albania y la República Popular de Albania». (Partido del Trabajo de
Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
Ante el fracaso de sus
maniobras de injerencia, Jruschov, en el momento del XXIIº Congreso del Partido
Comunista de la Unión Soviética, celebrado en octubre de 1961, se atacó
públicamente al Partido del Trabajo de Albania, el cual respondió en seguida a
las calumnias de los revisionistas soviéticos:
«En estas condiciones, el PTA no podía callarse. Tenía no sólo el
derecho, sino el deber de hacer saber públicamente su punto de vista, de
revelar al movimiento comunista y a la opinión pública internacional la verdad
sobre las relaciones entre el PTA y la dirección revisionista soviética que se
basaban en sobre todo la actividad hostil y antialbanesa de esta dirección. El
Comité Central del PTA, respondiendo a las calumnias y a los ataques
antimarxistas del grupo de Jruschov destacaba que: «Sirven sólo a los enemigos
del comunismo como los imperialistas, los revisionistas yugoslavos, y a los propios
enemigos de la República Popular de Albania. Al oponerse públicamente al
Partido del Trabajo de Albania y emprender un ataque abierto contra este, se
realiza un ataque de igual modo contra la unidad del Movimiento Comunista
Internacional y obrero así como contra la unidad del Campo Socialista. La
responsabilidad de este acto antimarxista y de todas las consecuencias que
emanan de eso recae totalmente sobre Nikita Jruschov». («Zëri i Popullit»;
Declaración del Comité Central del PTA del 20 de octubre de 1961. Publicado en
«Zëri i Popullit» el 21 de octubre de 1961) (Partido del Trabajo de Albania;
Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1980)
La respuesta de los
soviéticos fue entonces la de romper las relaciones diplomáticas con la
República Popular de Albania. En lo que concierne a la posición china, a partir
de este momento y durante dos años, tratarán de apagar el fuego de la polémica
para intentar «preservar la unidad»:
«En la etapa inicial de las polémicas feroces entre el Partido del
Trabajo de Albania y los revisionistas jruschovista, China estaba de acuerdo
con Albania, pero esto era sólo en la superficie, ya que, en realidad, como se
comprobó más tarde, fue en la búsqueda de una reconciliación con los soviéticos
queriendo la extinción de las polémicas con ellos. Esto fue evidente en el
discurso de Chou En-lai en el XXIIº Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética de 1961, donde, de hecho, él no defendió nuestro partido, sino que
exigió que la polémica debía cesar en su lugar. El liderazgo chino llamó a esta
postura «ayuda» para la propia Albania, pero la demanda de cesar la polémica no
fue ni a los intereses de la Albania socialista, ni a los intereses de la
propia China. Sino que con esto el único que se beneficiaba era Jruschov en su
lucha contra el socialismo y el marxismo-leninismo». (Carta del Comité Central
del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de
China, 29 de julio de 1978)
[Esta actitud puede ser
estudiada en la obra del albanés: «Reflexiones sobre China», el cual cubre
anotaciones sobre la política china desde principios de los 60 hasta finales de
los 70: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Se extiende la campaña iniciada por los jruschovistas para lograr
el cese de «la polémica en la prensa y la radio». Es preciso comprender bien
quién fue el primero que abrió públicamente la polémica. Esto lo hizo el grupo
de Jruschov. Se exteriorizaron dos líneas, dos posiciones en las cuestiones
teóricas e internacionales: una línea oportunista-revisionista que se desviaba
del marxismo-leninismo, que violaba la Declaración de Moscú de 1957, que respaldaba
al titoismo y buscaba sofocar la lucha contra el, que abría paso a las
concesiones al imperialismo, atenuaba la lucha contra éste, le halagaba, etc.
Era la línea de los jruschovistas. La otra línea era la nuestra, que permanecía
fiel al marxismo-leninismo y a las declaraciones de las Conferencias de Moscú
de 1957. (...) Los revisionistas soviéticos, al igual que los yugoslavos, etc.,
no cambian de camino. Todo intento suyo, so pretexto de la «unidad», es una
mistificación. (...) Para Jruschov, el cese de la lucha ideológica y política
significa: déjenme tranquilo para actuar siguiendo el camino que he emprendido,
y que no modificaré. Para el Partido del Trabajo de Albania esta maniobra es
clara». (Enver Hoxha; Cesar la lucha ideológica y política significa permitir
que el enemigo te perjudique; Reflexiones
sobre China, Tomo II, 22 de abril de
1962)
[Otro registro de lo mismo: -
Anotación de Bitácora (M-L)]
«Los camaradas Hysni [Kapo] y Ramiz [Alia] que, después de un
largo periplo en barco, atravesando diversos océanos, llegaron estos días a
China, han empegado las conversaciones con los camaradas chinos y nos han
enviado algunos radiogramas para ponernos al corriente de los puntos de vista
de los camaradas de Pekín acerca de los problemas que nos preocupan!. Primero,
los camaradas chinos se mostraron solidarios con nuestros puntos de vista sobre
las cuestiones internacionales y sobre el grupo revisionista de Jruschov y sus
secuaces. Consideraron justas nuestras actitudes y dijeron que nosotros –los
albaneses– teníamos las manos libres para combatir a los jruschovistas, debido
a que habían sido los primeros en atacarnos. (...) Nos dijeron asimismo que
habían recibido del Partido Comunista de la Unión Soviética una carta de
respuesta de 50 páginas, en 40 de las cuales se habla contra nosotros. Después
de haber recibido esta carta, los camaradas chinos publicaron, con retraso
naturalmente, extractos de mi discurso durante la campaña electoral. Ahora, los
camaradas chinos han centrado todos sus esfuerzos en convencernos de que
levantemos las condiciones que hemos puesto para la celebración de la reunión y
de que participemos en la que organizarán, lógicamente, los soviéticos y los
chinos. Los motivos en que apoyan esta insistencia son infundados, débiles y de
un acentuado espíritu oportunista. Los camaradas chinos parecen vacilantes,
tienen miedo a la guerra con los revisionistas, sobrestiman las fuerzas del
enemigo y menosprecian las nuestras y las del comunismo internacional. Intentan
alcanzar un cierto compromiso. Nuestra resuelta actitud se lo impide, y por eso
andan a vueltas con este asunto». (Enver Hoxha; China avanza en una vía centrista;
Reflexiones
sobre China, Tomo I, 13 de junio de
1962)
Estas vacilaciones pueden ser
demostradas también con solo citar un extracto del libro «Sobre algunos
aspectos del revisionismo» de Ludo Martens de 1995, donde se pone en evidencia
el hecho siguiente: en 1963 los chinos atacaron a Jruschov pero a través de la
denuncia de Tito. Es solamente en ese momento que la dirección del Partido
Comunista de China comienza a atacar señaladamente al revisionismo, aunque
todavía vacila. La dirección china se niega a creer que Jruschov esté dispuesto
a traicionar los principios marxistas como ya hiciera Tito y no admite lo que
para el Partido del Trabajo de Albania es ya una evidencia, un hecho consumado.
En este extracto siguiente veremos lo que resultará aún más evidente para el
lector que recuerde los pasajes ya citados en este documento; que el PCCh alza
el tono con el material que el PTA ya había enunciado ampliamente desde la
conferencia de Moscú de 1957:
«Mientras que en 1962, Jruschov profundizaba sus tesis
revisionistas, el PCCh volvió sobre algunos temas esenciales, debatidos en
1956. Con el fin de combatir la traición abierta de Jruschov, el PCCh se sirvió
del ejemplo yugoslavo para mostrar a los soviéticos el resultado inevitable de
la vía revisionista». (Ludo Martens; Sobre algunos aspectos del revisionismo,
1995)
[Ahí en esa parte, justo Ludo
Martens cita: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Este problema se refiere también a cómo apreciar a la camarilla
de Tito: es un partido hermano y una fuerza antiimperialista o un renegado del Movimiento
Comunista Internacional y lacayo del imperialismo. (…) Sólo en el período
comprendido entre 1948 y 1952 expulsó a más de doscientos mil miembros del
Partido, o sea la mitad del número total original de los miembros del Partido
Comunista de Yugoslavia. (...) Arrestó y asesinó a gran número de
marxista-leninistas, cuadros y otros revolucionarios de Yugoslavia, acusándolos
de «elementos de la Kominform». Más de 30.000 comunistas y activistas
revolucionarios fueron arrestados y arrojados a la cárcel. (…) El llamado
camino particular de construir el «socialismo» con la ayuda estadounidense, que
la camarilla de Tito pregona, no es sino el camino de convertir, de acuerdo con
las necesidades del imperialismo, el régimen socialista en régimen capitalista
y degenerar de país independiente en semicolonia. (…) Bajo el rótulo de país
socialista, la camarilla de Tito se opone frenéticamente al Campo Socialista,
lo mina y sirve de destacamento de asalto en la campaña antichina. Bajo la
cubierta del «no alineamiento» y la «coexistencia activa», la camarilla de Tito
intenta destruir el movimiento de liberación nacional en Asia, África y América
Latina, prestando con ello un servicio al neocolonialismo estadounidense».
(Partido Comunista de China; Polémica acerca de línea general del movimiento
comunista internacional, respuesta del CC del PCCh a la Carta del CC del PCUS del
30 de marzo de 1963)
[Continúa explicando lo
obvio: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«El PCCh como vemos, rechaza seguir el antistalinismo de Jruschov
y Tito, que rechazan, en la práctica, el marxismo-leninismo mismo». (Ludo
Martens; Sobre algunos aspectos del revisionismo, 1995)
[Vuelve a citar para poder
expandir su explicación: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«La negación completa de Stalin ha proporcionado municiones a los
imperialistas y reaccionarios de todos los países, municiones que ellos hacían
todo lo posible por conseguir en su lucha contra la Unión Soviética y contra el
comunismo. (...) Al atacar a Stalin con tanta furia una y otra vez, los
dirigentes del PCUS se propusieron acabar con la influencia imborrable de este
gran revolucionario proletario en los pueblos de la Unión Soviética y del mundo
entero; también se propusieron negar el marxismo-leninismo, que Stalin defendió
y desarrolló, y desbrozar el camino para la aplicación completa de su línea
revisionista». (Partido Comunista de China; Polémica acerca de línea general
del movimiento comunista internacional, respuesta del CC del PCCh a la Carta
del CC del PCUS del 30 de marzo de 1963)
[El propio Ludo Martens nos
advierte de los «límites» de la «defensa de Stalin»: - Anotación de Bitácora
(M-L)]
«Pero esta defensa de Stalin está siempre muy condicionada. La
importancia vital de la lucha ideológica y política contra el trotskismo, el
bujarinismo, y el nacionalismo burgués queda escamoteada. Contentándose con
hablar en términos vagos de «dos tipos de contradicciones», el PCCh rechaza
analizar concretamente las líneas y las posiciones en juego. Se trata de hecho
de una defensa no confesada de los bujarinistas y otros oportunistas». (Ludo
Martens; Sobre algunos aspectos del revisionismo, 1995)
[Y cita esta vez unas
palabras que recuerdan a los epítetos antistalinistas de mediados de los años
50: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«En la lucha tanto dentro como fuera del partido, a veces y en
algunos problemas, Stalin confundió dos categorías de contradicciones de
distinto carácter, esto es, contradicciones entre los enemigos y nosotros y
contradicciones en el seno del pueblo, y confundió los métodos diferentes para
resolverlas. (...) En la labor de liquidar a los contrarrevolucionarios,
efectuada bajo la dirección de Stalin, se castigó con justicia a un gran número
de contrarrevolucionarios que se lo merecían; pero, al mismo tiempo, se
sentenció equivocadamente a algunos inocentes y se cometió en 1937 y 1938 el
error de ampliar el radio de la represión». (Partido Comunista de China;
Polémica acerca de línea general del movimiento comunista internacional,
respuesta del CC del PCCh a la Carta del CC del PCUS del 30 de marzo de 1963)
[Esta afirmación es la misma
que la vista en los artículos de «Renmin Ribao» de 1956 donde se dice que
Stalin «amplió el alcance de la supresión de la contrarrevolución», siguiendo
las campañas antistalinistas de Mao:
«La otra cara era el incorrecto asesinato de numerosas personas,
de gente importante. Por ejemplo un elevado porcentaje de delegados del XVIIº
Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética de 1934
fueron asesinados. ¿Cuánta gente del Comité Central él [Stalin] asesinó? Él
arrestó y asesinó al 20% de delegados que asistieron al congreso, y arrestó y
asesinó a otro 20% de miembros del Comité Central electos en ese congreso».
(Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno
del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957)
Otro ejemplo:
«¿Por
qué en 1937 mató a tanta gente y por qué había tantos espías?». (Mao Zedong;
Conversaciones en la Conferencia de Wuchang, entre el 21 y 23 de noviembre,
1958)
Esta calumnia jruschovista se
siguió manteniendo en la dirigencia china décadas más tarde. Ludo
Martens también sabría identificar que estos pseudoargumentos en 1963 eran de
la época abiertamente jruschovista del PCCh: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Esta crítica del Partido Comunista de China sobre los «errores»
Stalin tiene su fuente ideológica en los diseños de Mao Zedong que detallaremos
cuando tratemos su libro «Sobre diez grandes relaciones» ideas sobre Stalin que
fueron formuladas en la primavera de 1956». (Ludo Martens; Sobre algunos aspectos
del revisionismo, 1995)
Cuando se publicó el artículo:
«Sobre la cuestión de Stalin», en septiembre de 1963, la redacción de «Renmin
Ribao» comienza a usar reproches abiertos hacía el propio Jruschov, aunque
espera siempre, que él logre corregirse lo antes posible. Mao Zedong, si bien
considera globalmente como positiva la obra de Iósif Stalin, no por ello no
está exento de llevar acusaciones infundadas en contra de él: chovinismo,
violación del centralismo democrático, malos consejos internacionales, etc. Y
por supuesto los «errores» que comentaron los chinos como enumeró y citó Ludo
Martens en su trabajo de 1995 que hemos podido ver a lo largo del documento.
Sin embargo el contenido general de este artículo de 1963 es muy positivo, Mao
Zedong y el Partido Comunista de China repiten en ese documento un número de
puntos ya abordados por el Partido del Trabajo de Albania durante las sesiones
de la Conferencia de Moscú de 1960, y particularmente en este documento se
detalla el contenido de la crítica jruschovista del culto a la personalidad y
de los ataques personales de Jruschov contra Stalin:
«La cuestión de Stalin es una gran cuestión, una cuestión de importancia
mundial que tuvo repercusiones en el seno de todas las clases del mundo y que, todavía,
es ampliamente controvertida. Las clases y los partidos políticos que
representan las diferentes clases tienen opiniones divergentes sobre la
cuestión. Y es necesario prever que una conclusión definitiva no pueda ser dada
en este siglo. Sin embargo, en el seno de la clase obrera internacional y
pueblos revolucionarios, la mayoría de la gente tienen, al fondo, opiniones
semejantes; no aprueban el repudio total de Stalin y no sólo testimonian un
afecto aumentado a la memoria de este último». (…) Jruschov cubrió de insultos
a Stalin, diciendo que fue «un asesino», «un criminal», «un bandido», «un
jugador», «un déspota tipo Iván el Terrible», «el dictador más grande de la
historia rusa», «un imbécil», «un idiota». Verdaderamente tememos manchar
nuestro papel y nuestra pluma cuando nos vemos en la obligación de enumerar
epítetos tan groseros, tan vulgares e infamantes. (….) Cuando combate a Stalin,
en verdad Jruschov lo hace contra el régimen soviético y el Estado soviético. Y
en la materia, el lenguaje que utiliza, lejos de acercarse al de Kautsky, de
Trotski, de Tito, de Djilas y otros renegados, todavía lo sobrepasa en
violencia. En el artículo: «Del significado político de los insultos», Lenin
dijo: «en política, los insultos esconden frecuentemente la ausencia de ideas y
la impotencia total, la impotencia arisca de los insultadores». (Renmin Ribao;
Sobre la cuestión de Stalin, 13 de septiembre de 1963)
Sin embargo el documento
sobre la cuestión de la figura de Stalin, intenta engañar al lector de modo
descarado. En 1963, el PCCh mediante ese documento afirmó con descaro que:
«El Partido Comunista de China siempre sostuvo un repudio
total en la lucha del «culto a la personalidad» llevada a cabo por Jruschov
contra Stalin, por considerarlo totalmente erróneo». (Renmin Ribao; Sobre la
cuestión de Stalin, 13 de septiembre de 1963)
Lo que es una mentira
flagrante, ya que en el momento de la toma del poder por Jruschov como vimos,
Mao Zedong aprobó esta crítica del culto a la personalidad, y hasta había
calificado esta lucha como una «autocrítica valiente».
Vemos a pesar de todo, que el
Partido Comunista de China operó un cambio positivo en su lucha contra el
revisionismo jruschovista en 1963, después de haber abandonado la idea de
constituir un frente unido contra el imperialismo estadounidense que también
comprendía según ellos a los revisionistas, cuando estos justamente se habían
atado y reconciliado a la reacción. El Partido del Trabajo de Albania,
apoyándose en la tesis leninista según la cual «sin desenmascarar
despiadadamente el revisionismo, no se puede combatir al imperialismo»,
combatió con fuerza esta idea de frente unido englobando junto a los
revisionistas que sólo podía ser aprovechado por la demagogia del grupo
revisionista de Jruschov que intentaba ponerse a pesar de todo la etiqueta de
«antiimperialista». China entró pues en polémica abierta con Unión Soviética.
Veamos poco a poco como sucedió:
«La actitud vacilante del Partido Comunista de China en la lucha
contra el revisionismo se hizo más evidente en junio de 1962. En ese momento el
Partido del Trabajo de Albania envió una delegación a Pekín para celebrar
conversaciones con la dirección del Partido Comunista de China en los asuntos
importantes que tenían que ver con las tácticas y la estrategia de la lucha
común de nuestros dos partidos en la arena internacional. La delegación de
nuestro partido se enfrentó con los puntos de vista erróneos de los líderes
chinos. Liu Shao-chi, quien junto a Mao Zedong fue el principal dirigente del
Partido Comunista de China en ese momento, y fue quien lideró las negociaciones
para la parte China, así como Deng Xiaoping, quien era entonces el Secretario General
del Partido Comunista de China, y fue quién obstinadamente insistió en el punto
de vista de la dirección china según la cual se debía incluir en el frente
antiimperialista a la Unión Soviética, que en ese momento estaba siendo
liderada por la camarilla revisionista Nikita Jruschov. La delegación de
nuestro partido mantuvo la línea del Partido del Trabajo de Albania, que se
basaba en las enseñanzas de Lenin, según la cual no podía librarse una exitosa
lucha contra el imperialismo sin desarrollar una lucha contra el revisionismo.
Nuestra delegación insistió que no sólo debería incluirse en el frente
antiimperialista a los revisionistas soviéticos, sino que al mismo tiempo este
frente debería encabezar su lucha tanto contra el imperialismo en general, con
el imperialismo estadounidense en particular, como contra el revisionismo
soviético. El liderazgo chino sostuvo su línea de reconciliación con los
revisionistas soviéticos bajo la necesidad de unirse «con todo el mundo» contra
el imperialismo estadounidense, que en sus palabras, era el enemigo principal.
Aparte de otras cosas, esta tesis oportunista expresa también las ilusiones
abrigadas por los líderes chinos acerca de los líderes revisionistas
soviéticos. Durante las conversaciones de Pekín, Deng Xiaoping declaró a la
delegación del Comité Central de nuestro Partido: «Es imposible que Jruschov
vaya a cambiar y llegue a ser como Tito, porque al ser un país socialista, la
Unión Soviética nunca va a cambiar». (De las actas de las negociaciones, 11 de
junio de 1962) El Partido del Trabajo de Albania no se adhirió ni a estos
diseños ni a la tesis china sobre el frente único antiimperialista donde se
incluían a los revisionistas jruschovistas. La dirección china, se mantuvo
sobre sus posiciones oportunistas. El curso de los acontecimientos posteriores,
la subida de la lucha de las fuerzas marxistas-leninistas contra el
revisionismo jruschovista, la intensificación de la actividad escisionista de
Jruschov y sobre todo la firma del tratado anglo-soviético-estadounidense en
agosto de 1963, sobre los ensayos de las pruebas nucleares en la atmósfera, que
traducía los esfuerzos conjuntos de ambas superpotencias de establecer su
dominación en el mundo, obligaron a la dirección china a empezar la polémica
abierta con Jruschov. Por lo tanto solamente cuando la reconciliación y el
acuerdo con los revisionistas soviéticos, deseados por la dirección china no se
materializaron, entonces el Partido Comunista de China efectivamente sí se
comprometió en la vía del antijruschovismo y se unió a la lucha resuelta y
consecuente de principios del Partido del Trabajo de Albania. Por ello el
Partido del Trabajo de Albania y el pueblo albanés no podía caer en el regocijo
ya que, desde hace casi tres años, se habían enfrentado a los ataques furiosos
y abiertos de Jruschov y de todo el revisionismo moderno sin apenas
asistencia». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al
Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)
Así se mofaba Enver Hoxha de
las ilusiones chinas sobre la idea de que los revisionistas soviéticos
recularan en sus políticas en un futuro:
«Hoy los soviéticos hicieron pública una carta abierta, una carta
infame que contiene ataques manifiestos contra la dirección china. El viento se
llevó las vanas esperanzas de los camaradas chinos». (Enver Hoxha; El viento se
llevó las vanas esperanzas de los camaradas chinos; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 14 de julio de
1963)
Y piensa, que con dicha carta
pública abierta de los soviéticos, era el momento que debía ser aprovechado por
los chinos para poner de una vez por todas las cartas sobre la mesa:
«La carta de los soviéticos no contiene ningún argumento, basado
en hechos, que refute política y teóricamente los documentos chinos. Elude los
problemas clave como el diablo la cruz, los esquiva, y combate las tesis chinas
con un lenguaje periodístico de lo más banal. Pero esta carta tiene su lado
positivo, porque ayuda al movimiento comunista a ver más claramente que sus
autores son unos traidores y empuja a los camaradas chinos a intensificar aún
más su lucha. La manera «indirecta» de reaccionar de los camaradas chinos
resultaba gastada, y este modo de usar las expresiones «partido hermano», «un
cierto dirigente», «un cierto Estado», etc., producía un mal efecto. Jruschov
ya se pronunció abiertamente, y no podía hacerlo más abiertamente. Ahora ha
llegado el momento de que los chinos fustiguen duramente a este perro, porque
sólo así se podrá lograr la victoria sobre el bandidaje jruschovista». (Enver
Hoxha; Jruschov se quitó la careta, llego el momento de que los chinos fustiguen
duramente a este perro; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 15 de julio de
1963)
Éste giro positivo de la
dirección china en la lucha contra el revisionismo fue breve por desgracia,
debido a que en el verano de 1964 se volvieron a comprometer en una vía de
actuación profundamente antimarxista:
«En el verano de 1964 la propaganda china tocó el problema de las
fronteras sino-soviéticas. En una charla de Mao Zedong con un grupo de
parlamentarios socialistas japoneses alegó que China había sido desposeída por
los zares rusos de vastos territorios de cientos de miles de kilómetros
cuadrados, y que también en Europa, la Unión Soviética tenía problemas
territoriales que habían surgido como consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial. El Partido del Trabajo de Albania no aprobó el planteamiento de Mao
Zedong sobre la rectificación de las fronteras. De acuerdo al punto de vista de
nuestro partido, el liderazgo chino cometió dos errores graves. En primer
lugar, la elevación del problema de la frontera en ese momento no ayudaba a la
lucha ideológica contra el jruschovismo. Por el contrario este tema hizo que el
liderazgo soviético se proveyera de un arma poderosa contra China y los
marxistas-leninistas con el fin de neutralizar el efecto de la lucha ideológica
que se libraba para exponer la traición jruschovista, por ello se podía
presentar nuestra lucha como una disputa fronteriza y reclamaciones
territoriales. Por otra parte, y como segundo error, se ponía en tela de juicio
la rectificación de las fronteras entre la Unión Soviética y algunos países
europeos después de la Segunda Guerra Mundial siendo Iósif Stalin atacado
injustamente, se nivelaba todo a la acusación hecha por la reacción
internacional contra él en cuanto a la creación de las «esferas de influencia».
La dirección china se conciliaba sobre este punto con Tito que presentaba y
defendía esta tesis. No obstante, si éste alzaba su tesis a gritos cuando se
trataba de reparar las injusticias que las potencias victoriosas habían hecho
en otro tiempo en Yugoslavia, no decía nada de las injusticias cometidas a
costa de otro pueblo en favor de Yugoslavia. La tesis china sobre la revisión
de las fronteras no era una cuestión simple. Reflejaba el espíritu de Estado
chovinista y nacionalismo gran burgués que instigaba la guerra en Europa. El
Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, respetuoso de las normas
leninistas en un espíritu de camaradería y corrección perfecta, ha expresado
abiertamente sus puntos de vista sobre estos asuntos al Comité Central del
Partido Comunista de China y al presidente Mao Zedong en persona en una carta
de fecha 10 de septiembre de 1964. La carta decía lo siguiente». (Carta del
Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido
Comunista de China, 29 de julio de 1978)
Se cita a continuación la
parte citada de dicha carta:
«Creemos que en la actualidad plantear cuestiones territoriales
con la Unión Soviética podría causar un gran daño a nuestra lucha. Si lo
hiciéramos, podríamos proporcionarle al enemigo una gran arma para luchar
contra nosotros, que paralizaría nuestra marcha hacia adelante. Las masas del
pueblo soviético, bajo la presión de la propaganda revisionista de Jruschov, y
pues, bajo la influencia de la calumnia y las invenciones y otras muchas otras
razones no entiende por qué la República Popular China tiene ahora estas
reivindicaciones territoriales contra la Unión Soviética, no lo van a aceptar,
y la propaganda soviética se esfuerza por utilizar esto en vuestra contra.
Creemos que incluso los comunistas soviéticos reales no entienden este punto ni
lo aceptan. Por ello esto sería una perdida colosal para nuestra lucha». (...)
Pensamos que no debemos abrir viejas heridas, nosotros no debemos comenzar una
controversia y una polémica sobre si realmente la Unión Soviética acaparó la
tierra de otros países, sino que nuestra única lucha concentrada debería estar
encabezada contra la gran úlcera, contra la gran traición que es representada
por el imperialismo y revisionismo moderno de los grupos de traidores de
Jruschov, Tito y todos sus cómplices». (Carta del Comité Central del Partido
del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 10 de
septiembre de 1964)
Y como venía siendo normal
hasta entonces, la diligencia china rehusó a responder tan justos consejos:
«El Comité Central del Partido Comunista de China no respondió a
la letra correcta y el principio de nuestro partido. El liderazgo chino no ha
dado ninguna explicación para nuestro partido en esta cuestión de gran
importancia. Mao Zedong no hizo más que una declaración verbal de: «no vamos a
responder a su carta para no hacer polémica». Creemos que, de acuerdo con las
normas leninistas, el intercambio de puntos de vista, la crítica en un espíritu
de camaradería y las explicaciones mutuas son prácticas normales entre los dos
partidos comunistas. No constituyen una controversia. A pesar de la actitud no
correcta de los dirigentes chinos, nuestro partido no hizo públicas estas
diferencias. Continuó su lucha revolucionaria contra el imperialismo y el
revisionismo junto a China. Además este asunto testimonia por parte de la
dirección china de una evidente falta de corrección hacia su aliado más fiel en
los errores que este le señala, también es subrayable los diseños chovinistas
de gran Estado que ponía en práctica la dirección china. (Carta del Comité
Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido
Comunista de China, 29 de julio de 1978)
Mao Zedong confunde además
aquí distintamente dos tipos de contradicciones: de una parte la contradicción
interna del campo antirevisionista, no antagónico y resultante de la
confrontación de ideas y de los intercambios de vista con el fin de elaborar
una táctica común de lucha; en debate, y por otra parte la contradicción
antagónica opuesta al campo revisionista; la polémica. Es pues un error muy
grave de juicio, que es todavía acentuado por el hecho de que la dirección
china no escatimó esfuerzos para tratar de conciliarse con los traidores
soviéticos durante lo que debería ser calificado como una polémica en toda
regla; incluso en octubre de 1964 en el momento de la caída de Nikita Jruschov,
el Partido Comunista de China se mostró deseoso de realizar tal reconciliación con
el Partido Comunista de la Unión Soviética y su nueva dirección, e incluso
quiso instar al Partido del Trabajo de Albania a tal acto al que era contrario,
todo esto sería otro punto añadido –inclusive el trato de las cuestiones
territoriales sino-soviéticas y otros– que ayudaría a que progresivamente se
acabaran degradando más tarde las relaciones sino-albanesas:
«Algunos meses antes de que cayera Jruschov y cuando nuestra lucha
contra él había llegado a su punto culminante, los camaradas chinos enviaron un
telegrama al «querido camarada Jruschov» deseándole «muchos años de vida».
Dijeron que esto «lo hemos hecho en nombre de nuestra amistad con los pueblos
soviéticos, en aras del fortalecimiento de esta amistad». ¡¡Bonita manera de
fortalecerla, deseando muchos años de vida al que está cavando la tumba del
pueblo soviético!! Hoy los camaradas chinos se apresuran a ir cuanto antes a
Moscú. ¿Para qué? Para ayudar a los «queridos camaradas» revisionistas, a los
más estrechos colaboradores del traidor y «por intermedio de ellos ayudar a las
fuerzas revolucionarias de la Unión Soviética», etc., etc. ¡¡¡Extrañas
concepciones!!! Para los marxistas estos razonamientos no tienen base de
sustentación. Detrás de ellos se ocultan otros designios, designios malsanos,
no marxistas. No somos nosotros los que derrocaremos a los dirigentes
soviéticos, será su partido y su pueblo quienes lo hagan o no. Nuestras
posiciones justas y combativas deben contribuir a que los revolucionarios
soviéticos tomen justas decisiones. Cabe preguntarse: ¡¿Es que ayudando con
tanto celo a los revisionistas, se ayuda a los revolucionarios soviéticos?!
Comportarse así, significa no ser revolucionario. ¡¿Acaso es un gesto
revolucionario, en un momento en que los enemigos de la revolución sufren una
grave derrota, en un momento pues favorable para la revolución, darse prisa en
ir a tender la mano a los contrarrevolucionarios para ayudarles cuando no dan
ninguna señal de corregirse, sino que, por el contrario, declaran alto y claro
que seguirán la línea de traición de los Congresos XXº y XXIIº?! No, es
contrarrevolucionario, antimarxista, revisionista. A fin de cuentas, no se les
exige, camaradas chinos, que se lancen a «grandes ataques», porque hace tiempo
que ustedes han cesado estos ataques polémicos, pero ¡¿no podían haber
aguardado por lo menos algunos meses a ver qué es lo que harían estos
«camaradas soviéticos»?! Lo justo, lo legítimo, lo digno para su partido y su
Estado ¿no hubiera sido que los enemigos derrotados pidieran ir a su encuentro,
que se vieran obligados a ir a su encuentro? Todo esto es el abecé. ¿Por qué
precisamente ahora, en estos momentos, se muestran tan magnánimos, llegando al
mismo oportunismo hacia los enemigos, cuando hasta ayer ustedes exigían a la
Unión Soviética incluso los «territorios que les había arrebatado», incluso
«Mongolia que habían arrancado a China», daban razón a los rumanos en sus
«reivindicaciones sobre Bucovina», etc., y decían que «Stalin ha cometido
errores en la cuestión de las fronteras» y que hacían todo esto, llegando
incluso a reconciliarse con los rumanos, los polacos, los alemanes y otros
revisionistas de la misma especie, para presionar a la Unión Soviética y aislarla?
¿Qué son estas actitudes? ¿Cómo las cambian tan rápidamente en pocos meses?
¿Por qué la tomaron con nosotros, cuando de manera camaraderil les criticamos
por estas actitudes erróneas? Su animosidad contra nosotros, porque les dijimos
la verdad, sigue, mientras que sus injustificadas actitudes «izquierdistas»,
sus posiciones sectarias, inclusive hostiles hacia la Unión Soviética, han
virado completamente hacia la derecha y las califican de marxistas, al mismo
tiempo que nos guardan rencor porque les instamos «a discutir y a no darse
prisa». Evidentemente los camaradas chinos están en un error, no tienen una
línea estable; en su línea se notan oscilaciones tanto a la derecha como a la
izquierda, y su política asimismo no puede tener una estabilidad de principios,
marxista-leninista». (Enver Hoxha; Los chinos buscan imponernos sus opiniones; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 3 de noviembre de
1964)
Esta actitud del Partido
Comunista de China no es un caso aislado, se reproducirá repetidas veces hasta
hacerse una constante en las relaciones entre el Partido Comunista de China y
el Partido del Trabajo de Albania, particularmente desde el fin de la «Revolución
Cultural» china hasta la rotura oficial entre el PCCh y el PTA en 1978.
Volviendo a la carta emitida
por el Partido del Trabajo de Albania al Partido Comunista de China en
1978; hemos podido ver como se advierte a los líderes chinos sobre los peligros
planteados por estas reivindicaciones territoriales y como podía afectar
entonces esos planteamientos a la lucha contra el revisionismo soviético,
podemos decir que la intuición en las observaciones hechas por el Partido del
Trabajo de Albania a los líderes del Partido Comunista de China demostraron ser
correctas. ¿Qué efecto produjo estas reivindicaciones territoriales? Causó un
efecto al cual Ludo Martens llama el «antimaoísmo de Brézhnev»:
«A lo largo de este periodo, Brézhnev desarrolló un «antimaoísmo»
virulento que era en esencia una oposición feroz al marxismo-leninismo
revolucionario. La mayor parte de los partidos comunistas que han seguido la
orientación soviética, han estado influenciados por este antimaoísmo que ha
tenido, en la ideología soviética, la misma función que el antistalinismo. Bajo
el estandarte del antimaoísmo y del antistalinismo, toda la esencia
revolucionaria del marxismo-leninismo ha sido atacada». (Ludo Martens; Sobre
algunos aspectos en la lucha contra el revisionismo, 1995)
Ludo Martens explica en su
informe presentado en 1995 que el antimaoísmo esencialmente resulta de la
polémica entre el marxismo-leninismo y el revisionismo. Lo cierto es que China
defendió tesis marxistas-leninistas contra Brézhnev, particularmente sobre el
peligro de restauración capitalista, y Martens subraya muy justamente el hecho
de que el período de Brézhnev fue caracterizado por una campaña antimaoísta
virulenta. Pero no da en la causa profunda de esto, lo que hizo posible
aguantar en esta pugna a la dirección soviética y lo que le daría una gran
credibilidad de cara a los pueblos de la Unión Soviética; esta razones eran las
posiciones erróneas chovinistas sobre las que se apoyaba Mao Zedong en su
«lucha» contra los revisionistas soviéticos. Esta reivindicación territorial
del dirigente chino permitió en su época a Brézhnev afirmar que «Mao Zedong era
un nuevo Hitler» porque quería arrancar territorios de Unión Soviética. Las
reivindicaciones nacionales chovinistas realizadas por los líderes chinos
dieron armas a Brézhnev para denigrar el campo antirevisionista: asimilándoles
a los dirigentes chinos como «fascistas rojos» por sus actitudes sobre la
cuestiones fronterizas, después era fácil para Brézhnev denunciar las
manifestaciones de la «dictadura militar en China», o el conjunto de las tesis
marxistas-leninistas que pudieran presentar los chinos:
«Mao Zedong y sus camaradas están descaradamente pisoteando los
ideales del socialismo, creando un régimen dictatorial». («Pravda»; Ediciones
del 9 y 12 de febrero de 1967)
Otras frases similares:
«Rusia es la marcha extrema del mundo blanco; la revolución
cultural es la nueva cara de la barbarie mongola en forma de tren que pretende
estrellarse. Rusia tiene una vocación de sacrificio que es responsable de
proteger Viena, París, Roma. (...) Hay un «plan de Mao Zedong» para la
conquista de Asia, un proyecto de Asian Reich. Nos estamos moviendo hacia la
sinización de todo el mundo». («Gazeta Literaturnaya»; Ediciones del 12 de
marzo y 4 de octubre de 1967)
Ludo Martens dijo con razón:
«Es indiscutible que a partir del año 1967, algunos dirigentes
soviéticos comenzaron a preparar los ánimos para operaciones militares contra
China. Con el fin de invertir la dirección de Mao Zedong, los brezhnevianos
lanzaron campañas antichinas que sacaban explícitamente del viejo arsenal de
las teorías fascistas, tales como el «peligro amarillo» y «el nuevo Gengis
Khan, Mao Zedong». Los revisionistas no temían a las falsificaciones más
groseras. Así, ellos afirmaban que el pretendido dicho de Mao Zedong: «El
viento sopla del Este», anunciaba la puesta en marcha de un gran plan de
expansión china apuntando a engullir a todos sus vecinos. Ahora bien, la frase
de Mao Zedong: «El viento del Este supera al viento del Oeste», significa que
las fuerzas del socialismo superan en lo sucesivo a las fuerzas del
imperialismo; por consiguiente, es preciso tener confianza en la victoria y no
practicar una política de capitulación. Emst Henry, un comentarista soviético
influyente, escribe ya en 1967: «El dicho de Beijing: «el viento sopla del
Este», esconde un plan concreto, un producto de la mente de los nacionalistas
chinos, concebido a lo largo de los años 50 y recientemente indicado en China
como: «el gran plan estratégico». El «gran plan» tiene una semejanza
sorprendente con el famoso plan Tanaka que fue elaborado por el Estado Mayor
japonés y que consideraba la conquista por etapas de Asia. Según los informes
de la prensa mundial, el gran súper Estado chino incluye, a parte de China,
también Corea, la República Popular de Mongolia, Vietnam, Camboya, Laos,
Indonesia, Malasia, Birmania y algunos otros países. La segunda fase de la
«tempestad que viene del Este» considera la expansión en dirección a otras
partes del extremo oriente e incluso del Oriente Medio. Los fanáticos maoístas
miran a Mao Zedong como el heredero directo de Gengis Khan, el emperador Gran
Han y patriotero de las dinastías Tang y Yuan y, bajo algunos aspectos, incluso
Mohammed. No es necesario probar que los planes maoístas son insostenibles,
ellos pueden ser comparados únicamente con las alucinaciones raciales de
Hitler». (Ludo Martens; Sobre algunos aspectos en la lucha contra el
revisionismo, 1995)
Pero Ludo Martens no tuvo en
cuenta los grandes errores de la dirección china en esta cuestión, es incapaz
de dar una explicación plausible de lo que permitió a los revisionistas
brezhnevianos lanzarse a tales campañas de calumnias. Las reclamaciones
territoriales formuladas por los chinos, añadidas al hecho de que animaron
entre otras cosas a los propios rumanos y polacos en la misma vía
nacional-chovinista, se desglosa como un hecho objetivo que desvió la polémica
con los revisionistas soviéticos y no ayudó a los pueblos de la Unión Soviética
a que se dieran cuenta de la traición de los revisionistas jruschovistas, por
ello con estas reclamaciones se frenó la lucha contra el revisionismo
soviético que era lo realmente importante.
Confrontado constantemente
con los cambios de rumbo y con los errores de la dirección china, Enver Hoxha
observaba muy justamente el hecho de que:
«El Partido Comunista de China tiene un peso colosal en el Movimiento
Comunista Internacional. Este peso ha aumentado debido a su toma de posición
respecto al revisionismo moderno, pero muchas de sus vacilaciones y errores que
nosotros conocemos, aún no sean conocidos por los demás. El peso de China en la
arena internacional y su papel en el mundo son considerables. De que el Partido
Comunista de China se atenga o no a una línea justa y firme,
marxista-leninista, dependerá que la revolución avance o vaya más despacio, se
retrase y se vea afectada. Pero, a fin de cuentas, independientemente de lo que
ocurra, la revolución, el marxismo-leninismo, triunfarán». (Enver Hoxha; No
podemos pactar de ninguna manera con estos puntos de vista de Chou En-lai; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 31 de octubre de
1964)
Para caracterizar la lucha
del Partido Comunista de China contra el revisionismo en general y el
revisionismo soviético en particular, podemos repetir esta observación de Ludo
Martens, la cual se atiene a la realidad:
«A lo largo del periodo 1965-1967, el Partido Comunista de China
continuó oponiéndose al revisionismo y a las injerencias exteriores del grupo
de Brézhnev. Pero el Partido Comunista de China de los tiempos de Mao Zedong,
había ya cometido ciertos errores de análisis y de línea, y después de la
muerte de Mao Zedong, una tendencia oportunista se puso a la vista. Todo esto
volvió la lucha ideológica internacional más compleja». (Ludo Martens; Sobre
algunos aspectos en la lucha contra el revisionismo, 1995)
No detallaremos aquí todos
los errores que la dirección del Partido Comunista de China cometió en la lucha
ideológica internacional. Abordaremos algunos de ellos cuando hablemos por
ejemplo sobre la cuestión del apoyo de la construcción de la Unión Europea, de
la aproximación sino-estadounidense y de la «teoría de los tres mundos». Pero
en general, si se observa la línea del Partido Comunista de China en la lucha
contra el revisionismo, resulta que tuvieron indicios donde claramente se
mostraron inestables y no lograron seguir una línea rígida definida, lo que
añadido al hecho de que despreciaron muy a menudo la opinión y consejo del
Partido del Trabajo de Albania, nos lleva legítimamente a la conclusión
siguiente:
«¿Tal vez sea que a los camaradas chinos se les ha metido en la
cabeza que todas las cuestiones del comunismo internacional serán y deben ser
resueltas por los dos partidos más grandes, el Partido Comunista de la Unión
Soviética y el Partido Comunista de China, y que los otros deben seguirles con
la cabeza baja? Antes había un bastón de mando, esto no nos gustaba –a los
chinos–, ahora debe haber dos bastones de mando, pero que deben actuar a
l’unisson. Antaño ustedes los soviéticos y Stalin –prosiguen los chinos– nos
miraban por encima del hombro –la cuestión del alumno y del maestro–. Stalin
falleció. Ustedes, los soviéticos, lo desacreditaron, mientras tanto ante
nosotros, los chinos, surgieron grandes esperanzas. Vino Jruschov, le
aplaudimos, el cielo se nos abrió, pero Jruschov se convirtió en un dirigente
que empuñaba un grueso bastón y lejos de aceptarnos –a los chinos– en la
dirección del mundo, nos golpeó con el. Ahora Jruschov ha sido liquidado. ¡Qué
gran alegría!, nosotros olvidamos todo lo que nos han hecho ustedes, los
jruschovistas, con tal de que acepten que conjuntamente, chinos y soviéticos,
llevemos la dirección, y esto deben admitirlo ustedes, los soviéticos, porque
Stalin erró, Jruschov erró, solamente Mao no ha errado. Es «legítimo»,
«marxista-leninista», que si no se acepta que yo –el chino– dirija y oriente
solo, por lo menos nos pongamos de acuerdo para dirigir los dos, y si entre los
dos nos entendemos, ¡todo se habrá arreglado en este mundo! Pero ¿cómo se
arreglará? Bueno, nosotros somos la conciencia del mundo. ¿Y el
marxismo-leninismo? Nosotros somos el marxismo-leninismo. Ahora bien, el
marxismo-leninismo no nos enseña a actuar así. El marxismo-leninismo, que ha
roto con su puño de hierro un «bastón de mando», golpeará con el mismo vigor al
otro «bastón», incluso a los dos «bastones» juntos, e incluso a toda una
camarilla de dirigentes aliados». (Enver Hoxha; Los chinos buscan imponernos
sus opiniones; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 3 de noviembre de
1964)
Este pasaje prefigura la
controversia ya abierta, que se abrirá públicamente y de forma violenta después
de la muerte de Mao Zedong, cuando la gota de agua vertida por la camarilla
ultrarevisionista de Hua Kuo-feng sobre el vaso albanés lo hará rebosar por
fin.
Antes de abordar la lucha
contra el imperialismo, recordaremos algunas cargas memorables del PTA contra
el revisionismo soviético que perfectamente ilustran la lucha sin falla llevada
por el PTA contra este último, tanto en tiempos de Jruschov, como en tiempos de
Brézhnev; algo de lo que deberemos acordarnos cuando tratemos las perniciosas
acusaciones llevadas por el maoísta Abimael Guzmán contra el Partido del
Trabajo de Albania:
«Brézhnev ha finalizado su viaje por los Estados Unidos de
América. Sus entrevistas con Nixon han sido extraordinariamente cordiales y
espectaculares. Todo el mundo daba carcajadas: El cowboy soviético se
entrevistó incluso con las «estrellas de Hollywood», con los cowboys de
California, besó y abrazó al artista cowboy que interpreta el papel de «bandido».
¡Muy significativo! ¡De igual forma es muy significativa la aparición de
Brézhnev en la pantalla de la televisión estadounidense, vestido con una
chaqueta, regalo de Nixon, que llevaba el águila estadounidense! Brézhnev
cambió de camisa, cambió la chaqueta soviética por la estadounidense. Esto
tiene un sentido: se ha vendido al imperialismo estadounidense. Los
multimillonarios estadounidenses, con los que Brézhnev tuvo un largo y cordial
encuentro, quedaron muy satisfechos, le calificaron de «auténtico americano» y
dijeron que «dirigió la reunión como lo hubiera hecho un americano». Y no
hablemos ya de otras chanzas grotescas que han hecho sensación en todo el mundo
y que han dejado por los suelos el prestigio de la Unión Soviética. Un segundo
payaso ha sucedido al primero: Jruschov concluyó los «esponsales» y marchó a
los Estados Unidos para materializar el idilio, mientras que Brézhnev fue allí,
a Camp David y a California, para concluir el «matrimonio» entre los Estados
Unidos de América y la Unión Soviética, para consumar el matrimonio entre él y
Nixon. En su ajuar, Brézhnev llevó a Nixon las riquezas de la Unión Soviética,
las tierras, la libertad política, la soberanía y el prestigio de la Unión
Soviética, a cambio de un puñado de dólares». (Enver Hoxha; Los pueblos no
perdonaran a China estas actitudes peligrosas; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 15 de enero de
1973)
[Enver Hoxha replicaba de
esta forma, al igual que luego haría con China, las negativas consecuencias que
podía tener este tipo de relaciones políticas, ideológicas y económicas con los
Estados Unidos: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Precisamente Brézhnev, a pesar de que era el representante de un
gran país, viajó a Washington y mendigó y mendigó de una manera tan abyecta,
que se humilló y rindió cuentas una por una a los senadores estadounidenses
sobre los judíos soviéticos, sobre los ciudadanos de su Estado: cuántos han
sido enviados a Israel, cuántos están por partir, cuántos no lo harán y qué se
hará con ellos. Y este vil y humillante escándalo ¿a cuenta de qué? A cambio de
dólares, y con estos dólares, que rezuman sangre, comprar tecnología
estadounidense avanzada y, al mismo tiempo, encontrar mercados para vender las
riquezas de los pueblos soviéticos a los multimillonarios estadounidenses. Esta
cuestión está clara y no necesita de comentarios. Los listillos dirán: se trata
de una táctica de la Unión Soviética para ponerse al nivel de los Estados
Unidos de América. ¡Vamos, que el imperialismo estadounidense ha ido al mercado
a sacrificar su fuerza, autodebilitarse y reforzar a sus adversarios!». (Enver
Hoxha; Los pueblos no perdonaran a China estas actitudes peligrosas; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 15 de enero de
1973)
[También aprovechaba cada
ocasión para golpear la teoría oportunista sobre que una de las dos
superpotencias era más peligrosa que otra: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«O bien hay otros «políticos inteligentes y silenciosos» que hacen
como si comprendiesen todo y no se olvidan de decir abierta y públicamente:
«Los revisionistas soviéticos son más peligrosos que los imperialistas
estadounidenses». ¡¿Por qué habrá que discutir sobre quién es más peligroso,
cuando los dos son enemigos igualmente feroces de los pueblos y de su libertad,
de su independencia y de su soberanía?! Plantear el problema como lo hacen
estos fracasados politicastros sin principios, significa ponerse del lado del
«más débil» y para ellos los más débiles son los Estados Unidos de América.
Estos explotarán a la Unión Soviética, sacarán de ella ganancias fabulosas que
les servirán para reforzar su imperio mundial». (Enver Hoxha; Los pueblos no
perdonaran a China estas actitudes peligrosas; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 15 de enero de
1973)
[El autor comenta las
consecuencias finales y fatales que tendría para la Unión Soviética seguir en
este camino de compromiso con los Estados Unidos y entrada de capitales: -
Anotación de Bitácora (M-L)]
«De otro lado, la entrada de capitales estadounidenses en la Unión
Soviética contribuirá a eliminar cuanto antes los más mínimos vestigios de las
conquistas de la Gran Revolución Socialista de Octubre, contribuirá a destruir
la Unión Soviética en tanto que unión de repúblicas. Este es el objetivo de los
imperialistas estadounidenses: desmantelar la Unión Soviética en tanto que
peligrosa potencia capitalista rival. Los listillos dirán: «Esto es
difícilmente realizable». Al contrario, esto es fácil de realizar cuando se
abandonan los raíles del marxismo-leninismo. El revisionismo lleva en su propio
seno la exaltación de los sentimientos nacionalistas, y los Estados Unidos de
América atizarán este fuego con todas sus fuerzas. Los listillos dicen: «Esto
es irrealizable». ¿Pero qué demuestran los hechos? Jruschov llegó al poder, mas
¿qué trajo consigo y que ocurrió en la Unión Soviética? Jruschov cayó, subieron
los Brézhnev, mas ¿a qué vino a parar la Unión Soviética? A ser vendida a los
Estados Unidos. Mañana los que vengan tras ellos, incluso desmantelarán la
Unión Soviética en tanto que Estado. Quieran o no los revisionistas su camino
les conduce a esto y la ayuda de los Estados Unidos y su alianza con ellos
tienden a este objetivo: «divide y dominarás», y nada de ayudar por ayudar,
porque es absurdo pensar que el imperialismo puede ayudarte para que te refuerces
y caves su tumba». (Enver Hoxha; Los pueblos no perdonaran a China estas
actitudes peligrosas; Reflexiones
sobre China, Tomo I, 15 de enero de
1973)
[Uno de los informes más
recordados sobre el revisionismo soviético y su esencia, fue el presentado por
Enver Hoxha en el VIIIº Congreso del PTA durante 1981. Allí se exponía las
características de este y otros revisionismos a modo de resumen: - Anotación de
Bitácora (M-L)]
«El revisionismo soviético ha sido y continúa siendo la corriente
más peligrosa del revisionismo moderno. Conserva más que ninguna otra variante
revisionista las máscaras socialistas y la fraseología leninista a fin de
encubrir la actual realidad capitalista en la Unión Soviética y su política
exterior imperialista y agresiva. Es un revisionismo que ha usurpado el poder
en un Estado que representa una gran potencia y que cuenta con grandes medios y
posibilidades de ejercer su influencia en el mundo, de actuar en numerosas
direcciones y en grandes proporciones. Al igual que las demás corrientes
revisionistas, el revisionismo jruschovista tiene su propio proceso de
nacimiento y desarrollo, hasta llegar a la forma actual de un completo
revisionismo, que deforma todas las cuestiones de la teoría marxista y de la
práctica socialista. En tanto que fenómeno social, el revisionismo jruschovista
tiene también sus raíces y causas ideológicas, sociales e históricas. El
Partido del Trabajo de Albania ha hecho un profundo análisis marxista de estas
causas. Sobre la base de este análisis ha extraído conclusiones y ha adoptado
una serie de medidas para cerrar el paso al surgimiento de tal fenómeno
regresivo en nuestro país. Pero debemos profundizar continuamente en este problema
a fin de que el revisionismo no pase jamás en Albania. Desde el comienzo el
grupo de Jruschov se planteó como objetivo principal liquidar la dictadura del
proletariado, minar las bases de la sociedad socialista, introducir a la Unión
Soviética en el camino capitalista y transformarla en una superpotencia
imperialista. Ahora todos somos testigos de esta profunda transformación
contrarrevolucionaria que se ha producido en la Unión Soviética. Sólo la
burguesía y el imperialismo la presentan como un país comunista. Al presentar a
la Unión Soviética capitalista de hoy como un país socialista, pretenden
desacreditar al marxismo leninismo y al verdadero socialismo». (Enver Hoxha;
Informe presentado en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de
noviembre de 1981)
[El principio fundamental del
Estado revisionista soviético, era descrito así: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«El revisionismo jruschovista es la ideología y la política del
capitalismo de Estado que domina toda la vida del país. El retroceso de la
Unión Soviética al capitalismo no podía sino tener sus propias peculiaridades y
el régimen capitalista no podía sino asumir allí formas específicas. Estas
peculiaridades y formas son determinadas por el hecho de que el capitalismo fue
restaurado allí como consecuencia del derrocamiento del socialismo, como un
proceso regresivo, diferente al del capitalismo de tipo clásico que llega tras
el derrocamiento del régimen feudal, como un proceso progresivo. La
peculiaridad fundamental de esta clase de capitalismo es que se mantienen en el
numerosas formas socialistas de propiedad, de organización y dirección, pero su
contenido ha cambiado radicalmente. Los medios de producción en la Unión
Soviética son hoy en realidad propiedad capitalista estatal o colectiva, porque
son utilizados en interés de la nueva clase burguesa que detenta el poder, por
ser precisamente esta clase la que se apropia del trabajo de los obreros y los
campesinos. Las antiguas leyes, tradiciones y prácticas fueron sustituidas por otras
nuevas, que dejan las manos libres a la burocracia del Estado y del partido
para expresar e imponer sin trabas su propia voluntad. Las nuevas competencias
que ella adquirió sobre la base de las reformas económicas, fueron aprovechadas
para garantizar y ampliar los ingresos y los privilegios de las diversas castas
dirigentes, para conservar el poder y defenderse del descontento y las
revueltas de la clase obrera y del resto de las masas trabajadoras. Es cierto
que se mantuvo la propiedad estatal y las fábricas no fueron distribuidas a
propietarios privados; los koljoses continuaron siendo explotaciones colectivas
comunes y los bancos no fueron entregados a los accionistas, pero lo que cambió
fue la distribución del producto social, su destinación. A pesar de que se dice
que se aplica el principio de la remuneración según el trabajo, los diferentes
grupos de la nueva burguesía se apoderan en realidad de la plusvalía creada por
los obreros y los campesinos. Toda esta rapiña es presentada como una especie de
estímulo material para alentar la actividad productiva, el trabajo científico y
la creatividad artística, etc. En realidad es una explotación típicamente
capitalista». (Enver Hoxha; Informe presentado en el VIIIº Congreso del Partido
del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)
[El albanés explicó la forma
en que se logró llegar a ese punto actual donde se encontraba la Unión
Soviética en los años 80: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Para abrir el camino a la restauración del capitalismo, los
revisionistas jruschovistas golpearon las tesis fundamentales de la teoría
marxista-leninista sobre la producción de mercancías y la acción de la ley del
valor en el socialismo. Identificaron en la teoría y en la práctica la
producción socialista de mercancías con la producción capitalista. Sobre esta
base reformaron todo el mecanismo económico. Gradualmente las empresas
económicas y también un considerable número de instituciones alcanzaron una
mayor independencia respecto a los planes del Estado. A los dirigentes de las
empresas y de las diversas instituciones se les concedieron grandes derechos y
poder para dirigir y manipular la producción y la distribución, para contratar
y despedir obreros, repartir los beneficios, etc. Se limitó la financiación
estatal centralizada a las empresas existentes y se fue ampliando gradualmente
la práctica de la autofinanciación y la utilización de créditos. Los
revisionistas soviéticos pretenden que su economía está dirigida y se
desarrolla sobre la base de planes elaborados según el principio del
centralismo democrático. Pero, el plan del Estado, como lo conciben en teoría y
lo aplican en la práctica, no es ni puede ser de ningún modo el plan de una
economía verdaderamente socialista. En la Unión Soviética conviven el
centralismo burocrático de tipo monopolista y el amplio liberalismo económico
en la base. Se ofrece la imagen de una dirección planificada de la economía,
mientras en la práctica tienen campo libre de acción las leyes y las categorías
económicas del modo capitalista de producción. El consumo parasitario ha
adquirido proporciones sin precedentes. La proporción entre la remuneración de
los obreros y los administradores burócratas y tecnócratas de la producción,
sobre la base del sueldo nominal, es de 1 a 10, pero con los ingresos a título
de distribución de los beneficios, las múltiples recompensas, los innumerables
privilegios, etc., esta proporción se agranda mucho más. Resulta difícil
distinguir estas diferencias salariales y del modo de vida de las que existen
entre los administradores burgueses y los obreros de los países de Occidente.
En unas condiciones en las que el salario por el valor de la fuerza de trabajo
está formado en un 35-40 por ciento por la distribución de los beneficios y de
manera descentralizada, en que las normas de trabajo no son únicas y se aplican
igualmente de manera descentralizada, en que el estímulo material en beneficio
de la nueva burguesía tiene prioridad absoluta y en que la inflación,
particularmente como resultado de la militarización de la economía, que absorbe
un tercio de los ingresos nacionales, crece constantemente, la sociedad en
esencia ha perdido el verdadero control sobre la medida del trabajo y del
consumo, que constituyen dos llaves fundamentales para una economía socialista.
Todo esto y una serie de medidas de carácter capitalista, que fueron pregonadas
como desarrollo creador de la teoría y la práctica económica
marxista-leninista, tenían por objetivo desmantelar las bases de la economía
socialista y lo consiguieron». (Enver Hoxha; Informe presentado en el VIIIº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)
[Y como él dijo, se podía
observar el resultado directo de estas políticas en la sociedad soviética de
entonces: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Las consecuencias de esta línea se observan en la vida diaria del
pueblo soviético. En el mercado existe carencia de artículos de primera
necesidad, han aumentado la inflación, el desempleo, la fluctuación de la
fuerza de trabajo, se registran alzas declaradas y no declaradas de los precios
de los diversos productos. Se ha ampliado el sector privado de la economía, se
ha abierto las puertas al capital monopolista extranjero, florece el mercado
negro, la especulación, los abusos, el soborno y los fraudes. La realidad
soviética de hoy confirma que el progreso no avanza hacia la «desaparición de
las diferencias de clase» ni hacia la «creación de una nueva unidad social»,
como propagan los revisionistas jruschovista-brezhnevistas, sino hacia una
profunda diferenciación social entre la nueva clase burguesa, integrada por la
capa de burócratas y tecnócratas, y las amplias masas trabajadoras, que están
en la situación de una fuerza simplemente productiva. El foso que los separa se
profundiza continuamente a medida que aumenta el grado de explotación de los
trabajadores y crecen los beneficios de la burguesía». (Enver Hoxha; Informe
presentado en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de
noviembre de 1981)
También se presta a desmontar
las excusas en el terreno ideológico que pretenden mantener a la Unión
Soviética como país socialista:
«Esta situación ha creado toda una ideología y una política que
justifican y defienden este nuevo sistema de explotación capitalista. El poder
de los Soviets ha dejado de ser de los Soviets, de los obreros y los
campesinos. Se ha desprendido de ellos y ha llegado a ser como una fuerza
independiente y extraña a ellos. Incluso desde el punto de vista formal los
revisionistas jruschovistas han proclamado la liquidación de la dictadura del
proletariado, le han puesto al Estado el nombre de todo el pueblo para ocultar
el hecho de que ya no es del pueblo, sino una dictadura de la nueva burguesía
soviética. Su carácter capitalista se percibe claramente en toda la política
interior y exterior que practica, al servicio de los intereses de la clase
burguesa en el poder. El Estado soviético, que tiene en sus manos los
principales medios de producción y dirige toda la economía, se ha transformado
en representante y defensor de los intereses de la clase dominante. Los
revisionistas soviéticos, a fin de conservar su máscara socialista y
«demostrar» que la Unión Soviética es un país socialista, dicen que allí existe
un solo partido, que es un partido comunista y que su función dirigente ha sido
sancionada en la Constitución. El hecho de que exista un único partido
dirigente y de que sea reconocido por la ley su poder exclusivo, no le hace
comunista. Son muchos los países burgueses en los que existe un solo partido
dominante. El carácter de un partido político no lo determina su posición en el
Estado. El carácter de un partido lo determina ante todo la clase a que
pertenece y a quien sirve, la ideología por la que se orienta y la política que
practica. El Partido Comunista de la Unión Soviética es actualmente el
representante directo de la clase burguesa en el Poder, ejerce el poder en su
nombre, sirve al desarrollo y fortalecimiento del régimen capitalista
restaurado. No tiene de comunista más que el nombre. El que mantenga el nombre
de comunista y utilice unas cuantas frases marxistas y consignas socialistas es
algo hipócrita y puramente demagógico. Esto forma parte de esa propaganda
fraudulenta que pretende mantener a las masas en la oscuridad y hacerles creer
que viven en el socialismo y no en una sociedad capitalista, opresora y
explotadora. Por tradición, para enmascararse o simplemente por inercia, a
muchos partidos les ha quedado el apelativo de «demócrata», «popular»,
«socialista», etc., mientras que de hecho son típicamente burgueses y reaccionarios.
La política revisionista y capitalista que se aplica en la Unión Soviética ha
resucitado los viejos demonios del imperio zarista, como la opresión nacional,
el antisemitismo, el racismo eslavo, el misticismo religioso ortodoxo, el culto
a las castas militares, el aristocratismo de la intelectualidad, el chovinismo
burocrático, etc. Las teorías de los revisionistas soviéticos sobre la supuesta
creación de una «nueva comunidad histórica», del «pueblo soviético único», han
sido inventadas precisamente para ocultar esta realidad llena de profundas
contradicciones sociales, nacionales y de clase». (Enver Hoxha; Informe
presentado en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de
noviembre de 1981)
[Las consecuencias de estos
drásticos cambios no podían ocultarse también en el ámbito de las relaciones
internacionales, tema que no se excluye: - Anotación de Bitácora (M-L)]
«Quien domina hoy en la Unión Soviética es la fuerza del ejército
soviético. La militarización forzada de la vida del país, el agobiante peso de
los gastos militares, que han alcanzado cifras astronómicas y estremecen cada
vez más la economía soviética, deforman su desarrollo y empobrecen al pueblo.
La restauración del capitalismo en el interior del país no podía sino conducir
también a un cambio radical en la esfera de las relaciones internacionales y en
la política exterior del partido comunista y del Estado soviéticos. El
revisionismo jruschovista se fue transformando gradualmente en la ideología y
la política de una nueva superpotencia imperialista que justifica y defiende el
expansionismo, la agresión y las guerras para establecer la dominación mundial.
Son engendro de esta ideología y esta política las nefastas teorías de la
«soberanía limitada», la «división internacional del trabajo», la «integración
económica, política y militar» de los países de la llamada comunidad
socialista, a los que han atado de pies y manos y transformado en países
vasallos. En el XXVIº Congreso del PCUS, Brézhnev calificó estas relaciones de
«relaciones entre los pueblos», para borrar así toda identidad nacional y
estatal, con el fin de alcanzar sus objetivos expansionistas y
neocolonialistas, el social imperialismo soviético ha inventado una teoría,
según la cual ningún país puede liberarse y defenderse del imperialismo ni
desarrollarse de manera independiente sin la ayuda y la tutela soviética.
Especula con la consigna de la «ayuda internacionalista» para desatar
agresiones y saquear las riquezas de los demás países. Toda la política exterior
expansionista, hegemonista y agresiva de la Unión Soviética social imperialista
constituye otra prueba, otro testimonio de que el régimen soviético es un
régimen capitalista, porque sólo un régimen así puede practicar tal política en
la arena internacional. Como afirmaba Lenin, la política exterior es la
prolongación de la política interior y las dos juntas la expresión concentrada
de las relaciones económicas existentes en un país. Las máscaras socialistas y
comunistas que aún pretenden conservar los revisionistas soviéticos, se van
cayendo ante su realidad capitalista y ante la política social imperialista que
aplican. Cuánto tiempo continuará haciendo efecto el gran engaño del pueblo
soviético que cree vivir en el socialismo, hasta cuándo la clase obrera
soviética continuará viviendo de ilusiones, eso depende de muchos factores,
internos y externos. Los acontecimientos de Polonia son significativos respecto
a las situaciones que esperan a los países dominados por el revisionismo
jruschovista. El hecho es que en ese país ha estallado el conflicto de clase
entre los trabajadores y la clase burguesa en el poder, representada por el
partido revisionista. Independientemente de cómo fue manipulada por las fuerzas
de derecha, la revuelta de la clase obrera polaca pone de manifiesto en esencia
que ésta tomó conciencia de su situación como clase oprimida y explotada, que
el poder existente en Polonia está en manos de una clase antagónica respecto a
ella, que el socialismo ha sido traicionado. ¿A quién le llegará el turno
después de Polonia? Los procesos de diferenciación de clase hierven en todos
los países revisionistas. Los conflictos de clase aumentan con rapidez. Ni
siquiera la Unión Soviética es aquí una excepción, a pesar de que en la imagen
externa parezca el más estable de ellos. Las llagas que ha abierto la
restauración del capitalismo, sólo podrán curarse con el derrocamiento del
revisionismo y la restauración del socialismo». (Enver Hoxha; Informe
presentado en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de
noviembre de 1981)
Pasamos ahora a la cuestión
de la lucha contra el imperialismo en general y el imperialismo estadounidense
en particular. (Vincent Gouysse; Comprender las divergencias sino-albanesas, 2004)
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