Petru Groza, Gheorghe Gheorghiu Dej, Ana Pauker, Vasile Luca, Teohari Georgescu, Iosif Chişinevschien 1950 |
«Si bien hemos visto que en documentos como el de «Zákonomemost rosta vliianiia kommunisticheskikh partii v evropeiskikh stranakh» se podían ver varios dossiers sobre los países de Europa del Este, y ciertas críticas de aquel entonces hacia los partidos comunistas de Yugoslavia y Checoslovaquia. En el caso del Partido Comunista Rumano (PCR) la cosa es algo distinta, los informes y cables soviéticos dejaron registrados apuntes negativos sobre el Partido Comunista Rumano, pero fue debido al informe presentado por Gheorghiu-Dej durante la Iº Conferencia de la Kominform de 1947. En su informe la única autocrítica sobre el partido, fueron unas breves frases que hacía mención a la falta de formación ideológica, la lucha contra el burocratismo y el chovinismo:
«Hay graves deficiencias en nuestro trabajo del partido, siendo su origen principalmente en el bajo nivel ideológico y político de nuestros cuadros». (Gheorghiu-Dej; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 23 de septiembre de 1947)
En la versión corregida además se borraron las siguientes partes –para nada banales–:
«En este punto en las actas unos pasajes del Texto Íntegro del Discurso quedaron fuera, se llamaba a una mayor «crítica y autocrítica» dentro de las organizaciones del partido que en particular debían estar dirigidas sobre los comunistas que empleaban métodos descritos como «administrativos» en su dirección con la población, contra muchos comunistas que no habían liquidado sus vestigios de chovinismo y, finalmente contra los que manifestaban un sectarismo contra las organizaciones socialdemócratas». (Fondazione Giangiacomo Feltrinelli; La Kominform; Actas de las tres conferencias, 1947/1948/1949, 1994)
En un telegrama de Zhdánov y Malenkov del 26 de septiembre de 1947 se hacían eco de la deficiente autocrítica del delegado rumano:
«A la luz de esta autocrítica es difícil entender exactamente a que se referían Zhdánov y Malenkov, cuando en un primer borrador del telegrama a Stalin, comentaron negativamente el discurso de Gheorghiu-Dej, agregando que él no había desarrollado lo suficiente una «crítica a sus debilidades» en el trabajo del partido, sobre todo en lo que respecta al liderazgo, en el que «como se sabe, la situación no es nada favorable». (Fondazione Giangiacomo Feltrinelli; La Kominform; Actas de las tres conferencias, 1947/1948/1949, 1994)
Efectivamente, los archivos no nos dejan saber si la queja de Zhdánov y Malenkov versaba más en el aspecto cualitativo o cuantitativo de la autocrítica de Gheorghiu-Dej.
Lo cierto es que pasado unos años se pudo ver que efectivamente el nivel ideológico y político del Partido Comunista Rumano (PCR) no estuvo a la altura, que los problemas de burocracia finalmente fueron una tónica y que el chovinismo nunca fue superado en muchos de sus cuadros. Estos aspectos negativos fueron potenciados al máximo a la llegada de la ola de revisión generalizada en los partidos comunistas a partir de 1953, de hecho algunos rasgos como el chovinismo serían la principal carta de presentación del PCR y del propio Gheorghiu-Dej:
«Según nuestro punto de vista, la dirección rumana es revisionista-nacionalista». (Enver Hoxha; Comprender y organizar correctamente el trabajo clandestino y legal del partido, cuestión fundamental de la revolución; Extractos de una conversación mantenida con un amigo cingalés 17 de mayo de 1969)
Quién lejos de oponerse a Jruschov y los revisionistas soviéticos, aceptó su orientación ideológica y la dominación económica del socialimperialismo soviético sobre Rumanía a la vez que intentaba luchar desde posiciones nacionalistas, pugnar por mayores cuotas económicas o reivindicaciones territoriales:
«Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacional-chovinistas». (Enver Hoxha; Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles; Reflexiones sobre China, Tomo I, 4 de septiembre de 1964)
En la Iº Conferencia de la Kominform de 1947 fueron en representación del Partido Comunista Rumano (PCR) como delegados Anna Pauker y Gheorghiu-Dej como ya hemos visto. No podemos pasar por esta conferencia sin realizar unos apuntes sobre la figura de Anna Pauker y su destino años después. Y es que pese a ver mantenido gran parte de la línea revolucionaria del partido hasta aquel entonces, y gran parte de las autocríticas sobre el deficiente estado del partido, sorprendentemente a inicios de los 50 Anna Pauker sería purgada junto a otros altos cargos del partido como Vasile Luca o Teohari Georgescu.
En el caso de Pauker bajo el pretexto de desviaciones de derecha tales como la «falta de vigilancia contra las tendencias derechistas», y de desviaciones de izquierda como presuntamente «estimular la colectivización forzosa de los campesinos»; mientras la primera acusación era de una naturaleza muy generalizada y su veracidad solo podía ser demostrada por opiniones subjetivas, la segunda parece completamente inventada pues no hay ningún registro de ello. Producto de estas acusaciones de dudosa veracidad se pasaría varios años en las cárceles sin reconocer estos presuntos delitos. Estas acusaciones tienen menos coherencia cuando se repasa la aportación de Anna Pauker en la clarificación teórica de cuestiones como el carácter de la democracia popular en los propios órganos escritos de la Kominform:
«El régimen de democracia popular realiza victoriosamente las funciones de dictadura del proletariado, esto es, las funciones de eliminación de las posiciones económicas de las clases explotadoras, de aplastar todo intento de restablecer el viejo orden, de atraer a la población trabajadora en el trabajo de construcción del socialismo bajo el liderazgo del proletariado. En otras palabras, el régimen de democracia popular es una forma de dictadura del proletariado». (¡Por una paz duradera, por una democracia popular!, 15 de enero de 1949)
Del mismo modo; las acusaciones sobre Vasile Luca en 1952 en torno a que lideraba una desviación derechista son cuanto menos ridículas: las acusaciones cortas y generalizadas sobre esta figura como «perder el sentido de clase», de «crear una propia línea oportunista de derecha» pueden ser consideradas cuanto menos sospechosas de que sean ciertas, además que para una acusación de tal magnitud lo esperable es que se dieran los datos suficientes que la sostuviera lo cual no ocurrió. El caso es que los oportunistas en el liderazgo rumano, como Gheorghiu-Dej o Alexander Moghioroş, fueron sumamente torpes cuando explicaron las razones de su purga dejando evidencia de sus infamias descaradas. Nos explicamos mejor: decir que Luca fomentaba la «línea oportunista que encuentra la concepción antimarxista en el sentido de que en las condiciones de la transición del capitalismo al socialismo, la lucha de clases, no se agudiza sino que disminuye», que se apoyaba «sobre la base del llamado tránsito pacífico de los elementos capitalistas crecen en el socialismo», y que para sus tesis «la clave para el desarrollo económico del país se encuentra, al parecer, no en la industrialización socialista, sino en el enriquecimiento de los kulaks» eran acusaciones que rozaban lo inmoral. Estas acusaciones son fácilmente refutables porque si tenemos en cuenta la trayectoria política Vasile Luca, él precisamente fue uno de los abanderados en el Partido Comunista Rumano en la lucha contra las desviaciones de derecha tanto en su partido a nivel nacional como en otros partidos a nivel internacional; de hecho, varias de esas acusaciones sobre teorías y prácticas derechistas que se inventaron en 1952 las fustigó él mismo, un ejemplo:
«Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia (PCY) intentan rechazar las críticas sobre la relación entre el frente popular y el partido comunista. Sería vano buscar como aceptable cualquier declaración de Tito sobre la identidad del programa del frente popular y el partido o sobre que el campesinado es la base del régimen popular. Sin embargo, aunque la base de línea sobre la cual está planteada el frente popular en Yugoslavia es de ideas antimarxistas y antirrevolucionarias, los líderes del PCY afirman que en los demás países de democracia popular los frentes democráticos han comenzado a desarrollarse siguiendo el ejemplo del frente popular en Yugoslavia. En cuanto a nosotros, y pensamos que esta opinión es compartida por los otros partidos hermanos, no hemos pretendido ni tenemos la intención de seguir la línea del frente popular en Yugoslavia. En nuestro país el Frente Democrático del Pueblo está formado por el Partido de los Trabajadores Rumanos junto con las organizaciones democráticas de masas, y el rol dirigente del proletariado y su partido es reconocido abiertamente. La base del Frente Democrático del Pueblo es la alianza de la clase obrera con el campesinado trabajador. Nos dirigimos a las masas campesinas y pequeño burguesas con las organizaciones de masas que pertenecen a este frente. Estas organizaciones fueron creadas por el partido y están bajo su liderazgo. Por lo tanto, estas masas ya han cerrado el paso a las maniobras de la burguesía, y siguen a nuestro partido en el marco del Frente Democrático del Pueblo. Hablamos de democracia popular como una forma específica de transición al socialismo. Lenin ya dijo en 1916 que todos los pueblos llegarían al socialismo, pero no todos de la misma manera: cada uno conferiría un carácter específico en tal o cual forma de democracia, tal o cual forma de la dictadura del proletariado, en tal o cual ritmo de la transformación socialista de los diferentes aspectos de la vida social. Consideramos que estas palabras de Lenin son una valiosa indicación de cómo hemos de entender la dirección en la que la democracia popular se está desarrollando y en qué sentido podemos hablar de democracia popular como una forma específica de transición al socialismo. Pero esta forma específica no significa en lo más mínimo que la lucha de clases se extinga. La lucha de clases ininterrumpida es una ley de desarrollo de la democracia popular. Un partido que no se guía en su actividad por esta verdad pierde su carácter revolucionario, pierde su capacidad para dirigir a su país por el camino de la construcción del socialismo. Esta es de hecho la situación en el PCY». (Vasile Luca; Informe en la IIº Conferencia de la Kominform, 22 de junio de 1948)
Vasile Luca pasaría toda su vida en las mazmorras revisionistas hasta su muerte en 1969. Parecer ser pues, que en la cuestión Pauker-Luca, y de otros, estamos ante otros casos similar al de Joan Comorera en el Partido Socialista Unificado de Cataluña, ¡los defensores del marxismo-leninismo y los que más se habían esforzado por combatir al titoismo fueron acusados por los que a posteriori se reconciliarían con el titoismo!
A la llegada del jruschovismo al poder, el líder que dirigió estas purgas, Gheorghiu-Dej, y que tan activo había sido en las lisonjas a Stalin y en las campañas contra Tito, ahora condenaba a Stalin y se abrazaba con Tito:
«Mientras la resolución del Kominform estuvo en vigor y Stalin vivió, Dej se mostraba un furibundo anti-titoista. Pero cuando los traidores revisionistas con Jruschov a la cabeza usurparon el poder en sus propios países y cometieron todas las traiciones que ya conocemos, entre otras hacer la corte a Tito, Dej fue uno de los primeros que cambió de casaca, que cambió de color como el camaleón. Todo lo que antes había sostenido lo borró de un plumazo, se autocrítico públicamente y al final marchó a Brijuni para pedir públicamente perdón a Tito. Así, Dej recobró su verdadero molde, tal era en realidad, el de un oportunista con muchas banderas». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, Memorias; 1980)
También, por entonces, y volviendo sobre los temas como el de Anna Pauker o Vasile Luca, se atrevía a reconocer que las purgas ejercidas en el PCR durante los años 50 no fueron contra elementos derechistas o izquierdistas, sino contra elementos «stalinistas», esto quiere decir marxista-leninistas:
«Finalmente, en marzo-abril de 1956, una serie de reuniones del comité se convocaron con el fin de informar al aparato superior sobre el XX congreso del PCUS de 1956. Estas sesiones estaban bien orquestadas y destinadas a ser una especie de ritual de purificación en el que se le pidió a cada miembro de la cúpula comunista suprema que se dedicara a la notoria práctica leninista de la crítica y la autocrítica. En el pleno del 23 hasta 25 marzo, Gheorghiu-Dej, presentó un informe del Buró Político –Dare de Seama– en el que criticaba a Stalin y especialmente la práctica del culto a la personalidad. Sin embargo, el discurso secreto no se mencionó explícitamente. En cuanto a las manifestaciones del stalinismo en su propio partido, Gheorghiu-Dej habló sobre stalinistas rumanos sin mencionar nombres, pero insistió que en el PCR se les había expulsado en 1952, y, por lo tanto, implicaba que los stalinistas sólo en Rumanía ya habían sido degradados en su día: Pauker, Luca y Georgescu, y daba a entender que él, Gheorghiu-Dej, merecía todo el crédito por haber iniciado una valiente desestalinización mucho antes del propio XX congreso del PCUS». (Vladimir Tismăneanu; Gheorghiu-Dej y el PCR: de la desovietización al surgimiento del comunismo nacional, 2002)
De nuevo la tesitura histórica enfrenta a los comunistas a la realidad del hecho de que el partido comunista sino es formado bajo unos principios ideológicos –bajo la ideología marxismo-leninista– y organizativos –bajo el centralismo democrático– sólidos pueden suceder casos como el que estamos viendo, donde los oportunistas se apoderen del partido, expulsen e incluso asesinen a los verdaderos comunistas, algo que incluso tiene mayor delito si el partido está en el poder. La falta de formación ideológica en los cuadros rumanos evidente en 1947 no era ninguna broma como podemos comprobar». (Equipo de Bitácora (M-L); La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947, 13 de agosto de 2015)
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Enhorabuena!
ResponderEliminarInforme muy bueno y interesante.