viernes, 31 de enero de 2014

Anexo I: Tesis acerca de la Asamblea Constituyente, Lenin; 1918

«Para la transición del régimen burgués al socialista, para la dictadura del proletariado, la República de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos no es sólo una forma de tipo más elevado de instituciones democráticas —comparándola con la república burguesa ordinaria, coronada por una Asamblea Constituyente—, sino la única forma capaz de asegurar el tránsito menos doloroso al socialismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La revolución proletaria y el renegado Kautsky, 1918)


1. Era completamente justo que la socialdemocracia revolucionaria incluyera en su programa la reivindicación de la convocatoria de la Asamblea Constituyente, porque en una república burguesa la Asamblea Constituyente es la forma superior de democracia y porque al instituir el parlamento la república imperialista, con Kerenski a la cabeza, preparaba una falsificación de las elecciones y numerosas infracciones de la democracia.

2. La socialdemocracia revolucionaria, que reclamaba la convocatoria de la Asamblea Constituyente, desde los primeros días de la Revolución de 1917 subrayó más de una vez que la República de los Soviets es una forma de democracia superior a la república burguesa ordinaria, con su Asamblea Constituyente.

3. Para la transición del régimen burgués al socialista, para la dictadura del proletariado, la República de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos no es sólo una forma de tipo más elevado de instituciones democráticas —comparándola con la república burguesa ordinaria, coronada por una Asamblea Constituyente—, sino la única forma capaz de asegurar el tránsito menos doloroso al socialismo.

4. En nuestra revolución la Asamblea Constituyente se reúne con arreglo a listas presentadas a mediados de octubre de 1917, en condiciones que imposibilitan que las elecciones a esa Asamblea Constituyente sean una expresión exacta de la voluntad del pueblo en general y de las masas trabajadoras en particular.

5. En primer término, la representación proporcional no expresa fielmente la voluntad del pueblo sino cuando las listas presentadas por los partidos responden a la división real del pueblo en grupos políticos que sean realmente los mismos que los que se reflejan en las listas. Y es sabido que en nuestro país, el partido que entre mayo y octubre tenía más adeptos en el pueblo y sobre todo entre los campesinos, el partido socialista-revolucionario, que presentó listas únicas a la Asamblea Constituyente a mediados de octubre de 1917, se ha escindido después de las elecciones a la Asamblea Constituyente y antes de que ésta se hubiese reunido. Por eso, incluso desde el punto de vista formal, la composición de los elegidos a la Asamblea Constituyente no responde ni puede responder a la voluntad de la masa de los electores.

6. En segundo término, otra circunstancia, aún más importante, no formal ni jurídica, sino socio-económica, una circunstancia que constituye el origen de clase de la diferencia entre la voluntad del pueblo y sobre todo de las clases trabajadoras, por una parte, y la composición de la Asamblea Constituyente, por otra, es que las elecciones a la Asamblea Constituyente se han celebrado cuando la enorme mayoría del pueblo no podía conocer todavía toda la extensión y alcance de la Revolución de Octubre, de la revolución soviética, proletario-campesina, comenzada el 25 de octubre de 1917, es decir, después de haber sido presentadas las listas de los candidatos para la Asamblea Constituyente.

7. La Revolución de Octubre, que ha conquistado el Poder para los Soviets, arrancando el dominio político a la burguesía y entregándoselo al proletariado y a los campesinos pobres, atraviesa ante nuestra vista por sucesivas etapas de desarrollo.

8. La revolución comenzó por la victoria del 24-25 de octubre en la capital, cuando el II Congreso de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados de toda Rusia, vanguardia de los proletarios y de la parte políticamente más activa de los campesinos, dio la mayoría al Partido Bolchevique y lo elevó al Poder.

9. Luego, durante los meses de noviembre y diciembre, se apodera la revolución de toda la masa del ejército y de los campesinos, lo que se traduce ante todo en la destitución y renovación de los viejos organismos directivos —Comités de ejército, Comités campesinos provinciales, Comité Ejecutivo Central del Soviet de Diputados Campesinos de toda Rusia, etc—, que constituían la expresión de una etapa oportunista ya superada de la revolución, de su etapa burguesa y no proletaria, y que por esta razón debían desaparecer inevitablemente bajo el empuje de las masas populares más profundas y más amplias.

10. Este poderoso movimiento de las masas explotadas para renovar los organismos dirigentes de sus organizaciones, no ha terminado aún hoy, a mediados de diciembre de 1917, y una de sus etapas es el Congreso de los ferroviarios, actualmente reunido.

11. La agrupación de las fuerzas de clase que se hallan en lucha en Rusia es, pues, en noviembre y en diciembre de 1917, de hecho, radicalmente diferente de la que pudo hallar su expresión en las listas de candidatos presentadas por los partidos para las elecciones de la Asamblea Constituyente a mediados de octubre de 1917.

12. Los recientes acontecimientos en Ucrania —en parte también en Finlandia y en Bielorrusia, así como en el Cáucaso— indican asimismo que se está operando una nueva agrupación de las fuerzas de clase en el curso de la lucha entre el nacionalismo burgués de la Rada ucraniana, de la Dieta finlandesa, etc., por un lado, y el Poder de los Soviets, la revolución proletario-campesina de cada una de esas repúblicas nacionales, por otro.

13. Por último, la guerra civil, comenzada con la sublevación contrarrevolucionaria de los demócratas constitucionalistas y Kaledin contra las autoridades soviéticas, contra el Gobierno Obrero y Campesino, ha agudizado definitivamente la lucha de clases y eliminado toda posibilidad de resolver por un camino democrático formal los problemas más candentes que la historia plantea a los pueblos de Rusia y, en primer lugar, a su clase obrera y sus campesinos.

14. Únicamente la victoria total de los obreros y campesinos sobre la insurrección de los burgueses y los terratenientes —que ha hallado su expresión en el movimiento de los demócratas constitucionalistas y Kaledin—, sólo una implacable represión militar de esa sublevación de esclavistas puede salvaguardar realmente la revolución proletario-campesina. La marcha de los acontecimientos y el desarrollo de la lucha de clases en la revolución han hecho que la consigna de «Todo el Poder a la Asamblea Constituyente», que no tiene en cuenta las conquistas de la revolución obrera y campesina, que no tiene en cuenta el Poder soviético, que no tiene en cuenta las decisiones tomadas por el II Congreso de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados de toda Rusia, por el II Congreso de los Diputados Campesinos de toda Rusia, etc., se haya convertido de hecho en la consigna de los demócratas constitucionalistas, de los kaledinistas y de sus cómplices. El pueblo entero comienza a comprender que esa consigna significa en realidad la lucha por la supresión del Poder soviético y que la Asamblea Constituyente se vería condenada sin remisión a la muerte política si se divorcia del Poder soviético.

15. El problema de la paz es uno de los más candentes de la vida del pueblo. No se ha emprendido en Rusia una lucha verdaderamente revolucionaria por la paz hasta después del triunfo de la revolución del 25 de octubre, y este triunfo ha tenido como primeros frutos la publicación de los tratados secretos, la conclusión del armisticio y el comienzo de negociaciones públicas con objeto de conseguir una paz general, sin anexiones ni contribuciones de guerra. Sólo ahora las grandes masas populares obtienen de hecho, franca y completamente, la posibilidad de ver una política de lucha revolucionaria por la paz y de estudiar sus resultados. Durante las elecciones de la Asamblea Constituyente, las masas populares no podían verlo así. Es evidente, pues, que también en este aspecto es inevitable la incompatibilidad entre la composición de los elegidos a la Asamblea Constituyente y la verdadera voluntad del pueblo en el problema de la terminación de la guerra.

16. El conjunto de circunstancias que acabamos de examinar hace que la Asamblea Constituyente, reunida con arreglo a las listas de los partidos existentes antes de la revolución proletario-campesina, bajo el dominio de la burguesía, choque inevitablemente con la voluntad y los intereses de las clases trabajadoras y explotadas que han iniciado el 25 de octubre la revolución socialista contra la burguesía. Es natural que los intereses de esta revolución prevalezcan sobre los derechos formales de la Asamblea Constituyente, incluso si estos últimos no hubiesen sido quebrantados por la circunstancia de que la ley relativa a la Asamblea Constituyente no reconoce el derecho del pueblo a elegir de nuevo y en cualquier momento a sus diputados.

17. Todo intento, directo o indirecto, de plantear el problema de la Asamblea Constituyente desde un punto de vista jurídico formal, en el marco de la democracia burguesa ordinaria, sin tener en cuenta la lucha de clases y la guerra civil, es traicionar la causa del proletariado y adoptar el punto de vista de la burguesía. La socialdemocracia revolucionaria tiene el indiscutible deber de alertar a todo el mundo contra ese error que cometen ciertos dirigentes, poco numerosos, del bolchevismo, que no han sabido valorar la insurrección de Octubre y la misión de la dictadura del proletariado.

18. La única posibilidad de resolver sin dolor la crisis producida como resultado de la divergencia existente entre las elecciones a la Asamblea Constituyente y la voluntad del pueblo, así como los intereses de las clases trabajadoras y explotadas, consiste en ejercer de la manera más amplia y rápida posible el derecho del pueblo a proceder a nuevas elecciones de miembros de la Asamblea Constituyente, consiste en que la propia Asamblea Constituyente se adhiera a la ley del Comité Ejecutivo Central relativa a esas nuevas elecciones, reconozca sin reservas el Poder de los Soviets, la revolución soviética y su política en el problema de la paz, de la tierra y del control obrero, y se coloque resueltamente al lado de los adversarios de la contrarrevolución de los demócratas constitucionalistas y Kaledin.

19. Si no se dan estas condiciones, la crisis planteada en relación con la Asamblea Constituyente no podrá resolverse más que por vía revolucionaria, con las medidas revolucionarias más enérgicas, rápidas, firmes y resueltas del Poder soviético contra la contrarrevolución de los demócratas constitucionalistas y Kaledin, cualesquiera que sean las consignas y las instituciones —incluso la calidad de miembro de la Asamblea Constituyente— en que se ampare esa contrarrevolución. Intentar atar, de cualquier manera que sea, las manos del Poder soviético en esta lucha, sería hacerse cómplice de la contrarrevolución.


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