«Durante mucho tiempo cultivé la idea de que Yugoslavia era el «paradigma» autogestionario socialista –que Tito y compañía habrían construido–, creía que era lo más parecido al socialismo «utópico», una forma superior de la socialización de los medios de producción. Esta idea la construí en base a la lectura de documentos y referencias escritas en los ochenta por los «ideólogos orgánicos» del sandinismo, en la actualidad aún se puede leer algún rescoldo de aquellos argumentos –aquí encontraremos parte de las razones del porque en Nicaragua nunca se practicó socialismo más allá de la consigna y la propaganda–; con el tiempo y con el desarrollo de mis convicciones políticas fui encontrando peros en los planteamientos «autogestionarios» yugoslavos, no obstante no llegué a escalar lo suficiente en lo ideológico, básicamente por la falta de documentación, que me permitiera cuestionar frontalmente esas posiciones revisionistas como hago ahora que he tomado conciencia objetiva de los hecho (…) Hace muy poco –conversando con un buen camarada [NG]– me percaté que hasta ese momento todo lo que había leído sobre los procesos económico-políticos yugoslavos eran versiones de terceros; muy interesadas, por cierto, en la propagación del revisionismo yugoslavos al juzgar por la ausencia de la necesaria crítica materialista dialéctica y la abultada propaganda prolija en elogios. Desde ese momento me he dado a la tarea de explorar en la teorizaciones de los autores yugoslavos para desde ahí corregir la confusión en la que incurrí asumiendo que ya las conocía; y es así como llegué al revisionista Kardelj. (...) Ese estudio me ha posibilitado afirmar sin ninguna duda que el «revisionismo yugoslavo» no solo no es socialismo, sino que es enteramente capitalismo por otros medios, comparte con el maoísmo la negación implícita del marxismo-leninismo en lo concerniente a los procesos productivo y desarrollo de la economía socialista –entiéndase que la economía es el motor fundamental en la construcción del socialismo, sin economía socialista, esencial e integralmente socialista, no hay socialismo–. Incluso me atrevería a afirmar que más allá de simple revisionismo, se trata del más elaborado anticomunismo de cuantos he leído, entre tejido en eso que la prensa capitalista llamó en algún momento como los «razonables marxistas» yugoslavos. «Permítaseme» recordaros que el revisionismo es una fuerza contrarrevolucionaria insertada en el seno del movimiento obrero que ha de ser extirpada sin miramientos.
Pedro Madrigal Reyes
Nota: este artículo si bien es fruto del trabajo personal del camarada Pedro en aquellos días, el Equipo de Bitácora (M-L) en la actualidad subraya todos sus pensamientos.
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