miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania frente al imperialismo: la lucha contra el imperialismo estadounidense; Vincent Gouysse, 2004

Sacando a la luz las deficiencias de la lucha del Partido Comunista de China contra el imperialismo estadounidense, el documento identifica tres etapas:

–La correcta lucha contra el imperialismo estadounidense de 1949 a 1963 –incluyendo eso la no separación del regazo de la Unión Soviética de Jruschov–.

–La lucha tanto contra el imperialismo estadounidense como contra el revisionismo de la Unión Soviética de 1963 a 1971.

–Y la última etapa, la lucha contra la Unión Soviética a costa de una alianza con el imperialismo estadounidense, sus aliados, y todo régimen o partido antisoviético. Siendo el inicio de este cambio de política, las conversaciones sino-estadounidenses de 1971, y siendo quizás el punto de inflexión para la consolidación de tal acercamiento, y la piedra de toque para las posteriores reuniones y resoluciones; el «comunicado sino-estadounidense de Shanghái» de 1972.

Nosotros añadiríamos una etapa previa entre 1935 y 1949, que se evidencia en el informe original de Mao Zedong en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945 bajo el nombre: «La lucha por una nueva china»; teoriza con una coexistencia pacífica –aplaudida por Earl Browder y posteriormente utilizada por Nikita Jruschov –entre países socialistas y capitalistas, donde los países vencedores de la alianza antifascista solucionarían todo en armonía, donde «los problemas internacionales deben ser resueltos por conferencias a cargo de los tres o cinco naciones principales». En esa época Mao Zedong afirmará frases dignas del más inocente como que el imperialismo estadounidense e inglés no desean inmiscuirse en los asuntos chinos «ni desean provocar una guerra civil» en China. Así mismo se pedía la inversión de capitales estadounidenses para la próxima industrialización china y se alagaba la «tradición democrática estadounidense». Todo esto ya lo expusimos en otra ocasión por lo que no debemos darle más coba.

Por la parte albanesa, la lucha contra el imperialismo se caracterizó por una estoica posición de lucha a muerte contra el imperialismo estadounidense y particularmente con sus vecinos los cuales muchos de ellos eran lacayos del imperialismo estadounidense. De igual forma, al emerger el revisionismo soviético como una nueva superpotencia imperialista, el Partido del Trabajo de Albania siempre mantuvo un apego por la lucha en dos frentes, contra las dos superpotencias; tanto contra los Estados Unidos como contra la Unión Soviética, Enver Hoxha insistió mucho en rechazar la idea de que era aceptable formar una alianza con una de las dos superpotencias para contrarrestar a la otra. Así mismo se insistió mucho en que el revisionismo chino dejase de propagar la idea de el imperialismo estadounidense había cambiado de piel, que era un imperialismo en decadencia, que deseaba el status quo, que era manso debido a su debilidad, etc. 

El documento:


«La posición frente al imperialismo es crucial en la cuestión de la revolución. La cuestión de la guerra y de la paz en la época imperialista había sufrido una deformación grave de mano de Karl Kautsky como ya vimos. Según Kautsky la época imperialista ofrece la posibilidad de unas armonías imperialistas resueltamente pacíficas que asegurarían la salvaguardia de la paz y de las explotaciones «pacíficas» y coordinadas de las colonias entre potencias imperialistas «amigas». Hay que subrayar el hecho de que las tesis kautskistas han sido repetidas hoy bajo una forma apenas modificada por los ideólogos del altermundialismo.

Lenin había mostrado la inconsistencia de esta «ultranecedad» de Kautsky en su obra: «El imperialismo, la fase superior del capitalismo» de 1916. Lenin se oponía a esta «tesis» kautskista que encontró un ancho eco cerca de la burguesía, los imperialistas obviamente pueden realizar alianzas, pero estas alianzas sólo pueden ser provisionales. El primer ejemplo de la veracidad de la tesis leninista fue demostrado por la Primera Guerra Mundial que precipitó a millones de hombres a la muerte para saber cuál potencia monopolista dictaría su ley y le arrancaría las colonias a su enemigo. Después, la quiebra de la Sociedad de Naciones y el inicio de la Segunda Guerra Mundial que estalló inicialmente entre naciones imperialistas, vino a confirmar aún más esta tesis leninista según la cual las guerras son inevitables en tanto tiempo subsista el régimen capitalista. Después de la muerte de Stalin, Nikita Jruschov resueltamente tendió la mano al imperialismo estadounidense declarando que ellos querían «ser amigos» –de los estadounidenses y demás países capitalistas–. Nikita Jruschov afirmó que se abría una era de coexistencia pacífica –diciendo que la política de desagregación del frente imperialista puesta en ejecución por Stalin fue sobrepasada y la era de las revoluciones cerrada–, rehabilitando así los mismos diseños de Karl Kautsky, el jefe de internacional amarillista. En Moscú –en la reunión de partidos de 1957–, las tesis kautskistas fueron combatidas y no lograron imponerse, fue Jruschov quien las propagó violando la declaración de Moscú de 1957.


El Partido Comunista de China (PCCh) llevó una lucha correcta contra el imperialismo estadounidense, por lo menos hasta el principio de los años 70. Allí dónde los revisionistas titoistas y jruschovistas habían traicionado al campo socialista y se abrazaban con los imperialistas a la espalda de los pueblos, China, parecía quedar fiel al marxismo-leninismo. Era allí ciertamente uno de los elementos fundamentales que ataba la pequeña Albania socialista de Enver Hoxha a la gran China popular de Mao Zedong. Leamos unas frases de los dirigentes del Partido Comunista de China sobre los imperialismos tras la toma de poder en 1949 hasta inicios de los 70:

«¡Qué diferentes son la lógica del imperialismo y la del pueblo! Provocar disturbios, fracasar, provocar disturbios de nuevo, fracasar de nuevo, y así hasta la ruina: ésta es la lógica de los imperialistas y de todos los reaccionarios del mundo frente a la causa del pueblo, y ellos no marcharán nunca en contra de esta lógica. Esta es una ley marxista. Cuando decimos que «el imperialismo es feroz», queremos decir que su naturaleza nunca cambiará y que los imperialistas nunca dejarán de lado sus cuchillas de carnicero ni se convertirán jamás en Budas, y así hasta su ruina. Luchar, fracasar, luchar de nuevo, fracasar de nuevo, volver a luchar, y así hasta la victoria: ésta es la lógica del pueblo, que tampoco marchará jamás en contra de ella. Esta es otra ley marxista. La revolución del pueblo ruso siguió esta ley, y la ha seguido también la revolución del pueblo chino». (Mao Zedong; «Desechar las ilusiones y prepararse para la lucha», 14 de agosto de 1949)

[Ahora una frase de mediados de los años 50: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«Levantar una piedra para dejarla caer sobre los propios pies es un dicho con que los chinos describimos el comportamiento de ciertos estúpidos. Los reaccionarios de todos los países pertenecen a esta especie de estúpidos. En fin de cuentas, sus persecuciones contra el pueblo revolucionario no sirven sino para ampliar e intensificar aún más las revoluciones populares. ¿Acaso las persecuciones del zar de Rusia y Chiang Kai-shek contra los pueblos revolucionarios no cumplieron precisamente esta función propulsora en las grandes revoluciones rusa y china?». (Mao Zedong; Discurso en la reunión del Soviet Supremo de la URSS para la celebración del 40 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, 6 de noviembre de 1957)

[Así se hablaba a mediados de los años 60 dentro del Partido de Comunista de China en plena «Revolución Cultural» china sobre los Unión Soviética y los Estados Unidos: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«En la tentativa vana de repartirse el mundo, el imperialismo estadounidense y el revisionismo soviético colaboran riñéndose. En la guerra de agresión que lleva a Vietnam, el imperialismo estadounidense goza de la aprobación tácita y del apoyo del revisionismo soviético; en cuanto a la camarilla de los renegados revisionistas soviéticos, obtuvo el acuerdo tácito y el apoyo del imperialismo estadounidense cuando ostensiblemente envió tropas a ocupar Checoslovaquia. Esta transacción sórdida y política se endereza completamente con los ojos de los pueblos del mundo entero. Sus actos de agresión sin pintura exacerbaron las contradicciones internas del bloque imperialista y del bloque revisionista y apresura el despertar de las masas populares oprimidas en los Estados Unidos, país imperialista, y en Unión Soviética, país revisionista; al mismo tiempo, provocan un auge nuevo y extraordinario en la lucha que todos los proletarios y todos pueblos que se comprometen contra el imperialismo estadounidense y el revisionismo soviético. Cualesquiera que sean las vicisitudes con que hay que enfrentarse en esta lucha y cualesquiera que sean la basura que el imperialismo estadounidense y el revisionismo soviético puedan reunir para amontonar, de toda pieza, una «santa-alianza» antichina y contrarrevolucionaria, estos últimos sólo estarán levantado una piedra para dejársela caer sobre sus propios pies». (Noticias de la Duodécima Sesión Plenaria del Comité Central ampliado el VIIIº Congreso del Partido Comunista de China, adoptada el 31 de octubre de 1968)

En la lucha contra el imperialismo, por supuesto el Partido del Trabajo de Albania (PTA) estaba a la vanguardia desde hacía años. En la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en  Moscú se denunció lo siguiente:

«Miremos los hechos de frente. El imperialismo mundial, dirigido por el estadounidense como destacamento más agresivo, orienta su economía a la preparación de la guerra, se arma hasta los dientes. El imperialismo estadounidense está abasteciendo con todo tipo de armas a la Alemania de Bonn, al Japón y a todos sus aliados y satélites. Ha organizado y perfecciona los pactos militares agresivos, ha instalado e instala bases militares en los cuatro flancos del campo socialista. Está acrecentando el arsenal de armas nucleares, rehúsa el desarme y la suspensión de las pruebas nucleares y trabaja febrilmente en nuevos inventos de exterminio en masa. ¿Por qué hace todo esto? ¿Acaso se prepara para un picnic? ¡No! Al contrario, se prepara para la guerra contra nosotros con el fin de destruir al socialismo y subyugar a los pueblos». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)

[Esta percepción no cambió dentro del Partido del Trabajo de Albania con la institución oficial de la «teoría de los tres mundos» en el Partido Comunista de China: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«El mundo sigue enfrentando al imperialismo estadounidense agresivo y expansionista. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, el imperialismo estadounidense ha llevado a cabo una política y actividad criminal en contra del comunismo, la libertad, y la independencia de los pueblos. El fue el que desencadenó la agresión bárbara en Corea y Vietnam, cometiendo además los crímenes más atroces que haya conocido la humanidad. Es él quien intervino en el Congo, que asfixió la Revolución Dominicana, que llevó la guerra a Laos y Camboya, que prendió fuego a Oriente Próximo y organizó el putsch fascista en Chile y Argentina. El imperialismo estadounidense, como imperialismo que es, plantó sus uñas sobre todos los continentes, y refuerza por todas partes sus posiciones de todas las maneras; ya sea mediante «ayudas», esclavizando con créditos al deudor, con acuerdos y tratados de todo género, o con las instalaciones de bases militares que han sido extendidas en numerosos países y han realizado brutales y descaradas intervenciones en los asuntos interiores de esos mismos países e incluso llegando al punto de realizar abiertamente agresiones armadas. Todos estos son los rasgos del despiadado imperialismo estadounidense. Los compromisos múltiples y las concesiones sin principio del jruschovismo no lo han suavizado. Permanece siendo la ciudadela política y económica del sistema capitalista de explotación, el gran defensor del colonialismo y del neocolonialismo, el inspirador del racismo y el más grande gendarme de la reacción internacional. Nuestro partido se reitera constantemente en el prisma de que el imperialismo estadounidense es agresivo y que lo seguirá siendo mientras le quede un solo diente. A consecuencia de las luchas revolucionarias y de liberación, a consecuencia de la degeneración continua y a consecuencia de las contradicciones interiores inconciliables que lo roen, el imperialismo mundial ha perdido gran parte de sus posiciones. Nos basta con citar la descomposición del sistema colonial y el acceso de numerosos países a la independencia. Y en el futuro va a perder mucho más. Pero al mismo tiempo, el imperialismo, y en particular el imperialismo estadounidense, redoblará los esfuerzos para reconquistar las posiciones perdidas y para ocupar otras nuevas. Esta es la dialéctica del desarrollo y la decadencia del imperialismo. Por lo tanto hoy como en el pasado, continúa la lucha constante para denunciar la política del imperialismo, con el imperialismo estadounidense a la cabeza, para poder aniquilar los planes agresivos de este, esto constituye una condición indispensable para defender la libertad y el socialismo, así como también lo es para asegurar la victoria de la revolución y la liberación de los pueblos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

[Así mismo se instaba en cualquier parte del globo a luchar contra el imperialismo estadounidense como contra el socialimperialismo soviético: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«Creemos firmemente que los pueblos árabes se liberarán completamente del yugo del capital extranjero y de los imperialistas sanguinarios y que triunfarán en su lucha justa contra los agresores israelíes. Sostendremos con fuerza y determinación la causa justa de los pueblos árabes en su lucha para repeler la agresión imperialista-sionista y poder liberar sus territorios ocupados así como para desbaratar los complots del imperialismo estadounidense y de socialimperialismo soviético. Nuestro pueblo y nuestro país apoyan la lucha justa que lleva el pueblo palestino para conquistar sus derechos nacionales y recobrar sus hogares que le han sido quitados por Israel, instrumento del imperialismo estadounidense. Mantenemos lazos con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y la apoyamos. Deseamos que entre los pueblos árabes se establezca una unidad poderosa de combate, que es la base segura de su victoria sobre los enemigos sionistas e imperialistas». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

En la lucha contra el imperialismo, y particularmente el imperialismo estadounidense, hay que distinguir tres períodos distintos que conciernen a la política de la República Popular de China bajo Mao Zedong.

[Habría que manifestar que en el periodo anterior a 1950 los revisionistas chinos se caracterizaron por sus posturas proestadounidenses. Antes de ser reeditada, en su informe original del 24 de abril de 1945, Mao diría:

«Sin un libre desarrollo de la economía privada capitalista y la economía cooperativa, sin un desarrollo nacional, científica y popular cultura de nueva democracia, sin la emancipación y desarrollo de miles de millones de personas, en breve tiempo, sin ser cuidadosos con la nueva revolución democrático-burguesa, el tratar de construir una sociedad socialista sobre las ruinas del orden colonial, semicolonial y semifeudal sería un sueño utópico. (…) Se necesitan grandes cantidades de capital para el desarrollo de nuestras industrias. Ellos vendrán principalmente de la riqueza acumulada por el pueblo chino, y al mismo tiempo de la asistencia extranjera. Damos la bienvenida a las inversiones extranjeras si tales son beneficiosos para la economía de China y se realizan de acuerdo con las leyes de China. Se pueden expandir rápidamente y a gran escala empresas rentables tanto para el pueblo chino como para los extranjeros, siendo la industria pesada y la modernización de la agricultura, una realidad cuando lo que hay es una firme e interna paz internacional, y cuando dichas reformas políticas y agrarias se realizan a fondo. Sobre esta base, hemos de ser capaces de absorber grandes cantidades de inversiones extranjeras. Una política regresiva y económicamente empobrecida para China no será rentable ni para el pueblo chino ni para los extranjeros. (…) Las tres grandes democracias de Gran Bretaña, Estados Unidos, y la Unión Soviética se mantienen unidos. Las disputas entre estas democracias han existido y pueden existir en el futuro, pero la unidad a largo plazo va a reinar. Esta condición decisiva, ha sido finalmente demostrada en la Conferencia de Crimea. (...) Estamos en una situación totalmente nueva. Los problemas internacionales deben ser resueltos por conferencias a cargo de los tres o cinco naciones principales: los problemas internos de las distintas naciones tendrán que resolverse sin excepción, de conformidad con los principios democráticos. (...) Tal es el nuevo aspecto del mundo. Pero el que no puede ver las posibilidades de ciertas vicisitudes transitorias o incluso graves en la historia, o no entiende la aún considerable fuerza de los reaccionarios aislacionistas, quienes odian ver la unidad, el progreso y la liberación en su propio pueblo y otros pueblos y que no les gusta el nuevo orden mundial dirigido conjuntamente por Gran Bretaña, Estados Unidos, la Unión Soviética Unión, Francia y China, incurrirá en un error político. Sin embargo, la tendencia general de la historia está fijada y no puede ser cambiada. El mundo tiene un nuevo aspecto». (Mao Zedong; La lucha por una nueva China; Informe en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China, 24 de abril de 1945)

Debido a presiones como la formación de la Kominform y la lucha contra el nacionalismo, la crítica al Plan Marshall, las entrevistas y críticas de los soviéticos a los comunistas indios sobre copiar el camino chino, hacen que los dirigentes chinos rectificasen oficialmente sus tendencias proestadounidenses. China adquiere una adhesión formal a la denuncia del browderismo y el titoismo, además oculta sus pasadas posturas, declaraciones y obras en torno a estos temas. Se produce la participación en la Guerra de Corea (1950-1053) sólo en el momento que los estadounidenses se acercan a la frontera de China. - Anotación de Bitácora (M-L)]

El primer período de 1949-1963 caracterizado por una lucha en alianza con la Unión Soviética contra el imperialismo estadounidense; el segundo período de 1965-1970 de una lucha sobre dos frentes: a la vez contra el imperialismo estadounidense y contra el revisionismo jruschovista; y el tercer período 1971-1976 de aproximación al imperialismo estadounidense, en nombre de la lucha contra el socialimperialismo soviético.

Es durante el período 1965-1970 que China resueltamente escoge la lucha sobre ambos frentes, aparentemente optando por la línea leninista según la cual no se puede combatir el imperialismo sin combatir el revisionismo. El revisionismo que había que combatir era más peligroso en esta situación pues estaba en el poder a la cabeza de un país poderoso y había entrado en colusión con imperialismo estadounidense.

Este período correcto corresponde al de la Revolución Cultural china donde Lin Piao cumplía las funciones de vicepresidente –desde 1966 a 1969–. Para comprender este período, es necesario volver un poco hacia atrás.

Así que pasemos a continuación a un pequeño resumen histórico que le permitirá al lector evaluar la política económica y social en China desde 1953, lo que ayudará a entender los cambios que se produjeron después.

En 1953 fue lanzado el Primer Plan Quinquenal –que duró de  1953 a 1957– basado en el modelo soviético.  Sin embargo, Mao Zedong en su discurso: «Sobre diez grandes relaciones» de abril de 1956 sacó provecho de la vía abierta por Nikita Jruschov en la Unión Soviética para rechazar el modelo de industrialización soviética. Desató entonces la campaña de las «cien flores» en 1957 que les permitían a los intelectuales criticar el sistema –campaña a la cual debió rápidamente poner fin debido a que las críticas se alzaban por todas partes–, y luego lanzó la consigna del «gran salto adelante» en 1958. Este «gran salto adelante» consistía en campañas de colectivización, siendo la base de colectivización la comuna. En este arduo problema, Mao Zedong se mostró muy subjetivo y creyó poder pasar directamente a la comuna sin pasar por el artel, todo esto además, sin una industrialización que pudiera empujar a la agricultura. A partir de esto vemos obviamente que Mao Zedong no tuvo en cuenta aquí la rica experiencia soviética bajo Stalin en los años 30. Stalin ante todo proporcionó una base industrial en el país mediante el aumento de la industria a mediados de los años 20, luego surgió el Primer Plan Quinquenal de 1928 a 1932. Una vez adquirida la base industrial se pudo permitir abastecer las máquinas necesarias para las campañas de colectivización teniendo como base una técnica avanzada. En 1934, la gran mayoría de los campesinos pobres y medios se habían reunido en los koljoses teniendo como base la colectivización por artel, es decir los principales medios de producción –estadio intermediario necesario antes de contemplar la comuna, que necesitaba un nivel muy alto de desarrollo de las fuerzas productivas– disponiendo la Unión Soviética desde entonces y gracias a estas políticas la agricultura más avanzada del mundo. También debe tenerse en cuenta que los revisionistas soviéticos tuvieron dificultades para desmantelar los koljoses construidos bajo Stalin. En China, en cambio, la colectivización no se hizo teniendo como base una técnica verdaderamente nueva, y las comunas eran frágiles, porque estaban basadas en una técnica atrasada; no fueron institucionalizadas por otra parte, lo que les permitió a los ultrarevisionistas desmantelarlas muy rápidamente después de la muerte de Mao Zedong. Para estudiar esto, recomendamos la obra de Han Dongping: «El gran salto adelante, la revolución cultural y la reforma rural después de Mao Zedong: las lecciones del desarrollo rural en la China contemporánea», del 2003.

El llamado «gran salto adelante» resultó un tremendo fracaso lo que le dio el pretexto a la burguesía occidental para lanzarse a una de sus acostumbradas campañas de difamación.

Este fracaso también afecto a Mao Zedong que cayó en desgracia dentro de su partido, que si bien quedó a la cabeza del Partido Comunista de China, debía dejar la dirección del Estado, lo que le permitió a Liu Shao Chi y Deng Xiaoping tomar las riendas del país –las desviaciones de derecha entonces, habían sido alimentadas por el fracaso de los planes izquierdistas de Mao Zedong en estas cuestiones–. Liu Shao Chi y Deng Xiaoping comprometieron «reformas» que ponían el énfasis en el desarrollo de la industria ligera y ampliamente autorizaban el desarrollo del mercado privado, reformas que efectivamente les hacían a los representantes de «la burguesía infiltrada en el partido» y plenamente justificó la denominación posterior de que eran los Jruschov's chinos como se decía durante la época de la «Revolución Cultural» china.

A principios de 1966, mientras que la situación internacional, particularmente la Unión Soviética se degradaba y tomaba un giro cada vez más hostil, Mao Zedong comprendió el hecho de que la burguesía en China estaba amarrando todo el poder y restaurando el capitalismo, con la ayuda de la «Banda de los Cuatro», y particularmente de Lin Piao, lanzó la «Revolución Cultural» bajo el lema «fuego en el cuartel general» de la burguesía para poder así recuperar el poder de las manos de los derechistas. La «Banda de los Cuatro» y Lin Piao pertenecía a la fracción de «izquierda» del partido y ayudaron a Mao Zedong a que recupera la dirección del Estado:

«A pesar de las contradicciones que habían surgido entre nosotros, tuvimos en cuenta las situaciones difíciles que China estaba sufriendo y sinceramente deseábamos ayudar al Partido Comunista de China para superarlas, el Partido del Trabajo de Albania siguió apoyando decididamente a China, sobre todo en cuestiones políticas y cuestiones ideológicas sobre las que teníamos puntos de vista comunes. Nuestro partido apoyó la revolución cultural a petición personal de Mao Zedong, quien declaró a nuestro partido que China se enfrentaba a un peligro colosal, y que «No se sabía quién iba a ganar en China, si las fuerzas socialistas o los revisionistas». (Partido del Trabajo de Albania; Extractos de las actas de la conversación con la delegación del partido y el gobierno albanés, mayo de 1966) El Partido del Trabajo de Albania ayudó a China en un momento muy crítico, cuando estaba pasando por grandes trastornos y estaba siendo salvajemente atacado por el frente unido imperialista-revisionista. Apoyó la línea general de la revolución cultural para la liquidación de los elementos capitalistas y revisionistas que habían usurpado puestos clave en el partido y el poder del Estado a pesar de que no estaban de acuerdo sobre muchas cuestiones de principio y los métodos que han guiado a esta revolución y que fueron utilizados en ella. Mediante el apoyo a la revolución cultural nuestro partido alimentó la esperanza de que se encontraría el camino de la verdadera lucha revolucionaria, dirigida por la clase obrera y su vanguardia, el partido comunista. El período de la gran revolución cultural fue un período muy difícil para el socialismo en China, se creó una situación complicada y caótica. Esta situación era el resultado lógico de la lucha entre facciones sin principios que tuvo lugar dentro de las filas del Partido Comunista de China durante la época de la lucha por la realización de la revolución democrático-burguesa, y que hizo que después de 1949, la vía que China había tomado para el desarrollo ulterior de la revolución fuera remota. Las grandes ideas de la gran Revolución Socialista de Octubre y la ideología marxista-leninista no se realizaron correctamente mediante el ejemplo de la columna y la brújula del Partido Comunista de China en las condiciones concretas de su país». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)

[En la carta también se explicaba las consecuencias que tuvo para China que su partido comunista jamás llegara a aplicar marxismo-leninismo ni antes de la conquista del poder en 1949 ni tampoco después, y se instaba a todos los verdaderos marxista-leninistas a estudiar las consecuencias reales de la política que había guiado al PCCh, inclusive durante la llamada «Revolución Cultural» en China: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«Esto explica el hecho de que el núcleo marxista-leninista del partido se deslizara a un eclecticismo peligroso, lo que dio lugar a un caos de lucha desenfrenado por el poder entre facciones y personas que sostenían diferentes puntos de vista no marxistas-leninistas, algo que dificultó seriamente la colocación de las bases del socialismo en China. Este caos político ideológico y organizativo en el Partido Comunista de China y el Estado chino activaron a los elementos capitalistas y revisionistas para colocarse en puestos clave en el partido, en el poder del Estado, y en el ejército. En estas condiciones, la Revolución Cultural, inspirada y dirigida por Mao Zedong personalmente, estalló. El Partido del Trabajo de Albania apoyó la estrategia general de la Revolución Cultural. Pero queremos hacer hincapié en que nuestro partido apoya la estrategia de la revolución pero no sus tácticas, defendió con determinación la causa del socialismo en China, defendió al hermano pueblo chino, al Partido Comunista de China y a su revolución, pero no defendió en absoluto la lucha de los grupos fraccionalistas antimarxistas que se enfrentaron y discutían entre sí, recurriendo incluso a las armas, abierta o encubiertamente a fin de volver a tomar el poder del Estado. La Revolución Cultural, a menudo tuvo el espíritu y las acciones de una lucha sin principios que no fue dirigida por un verdadero partido de la clase obrera que debería luchar por el establecimiento de la dictadura del proletariado. Así, en estos enfrentamientos entre grupos fraccionalistas terminó con una China en la que se estableció un poder del Estado dominado por los elementos burgueses y revisionistas. Los dirigentes chinos presentes querían y quieren que el Partido del Trabajo de Albania denuncie la Revolución Cultural de acuerdo con la voluntad y los motivos de los líderes chinos. El Partido del Trabajo de Albania nunca aceptará tal dictado. Junto con todos los revolucionarios del mundo se espera que el Partido Comunista de China realice un verdadero análisis de la Revolución Cultural para tener el valor de decir la verdad sobre las ideas que han guiado y dirigido a los grupos y las fracciones en esta revolución y contra aquellas otras que se han dirigido, y asumir por fin y de modo serio estas cuestiones que son fundamentales. Hasta la fecha, la dirección del Partido Comunista de China no ha hecho tal cosa, porque tiene miedo de los propios hechos, acontecimientos y de una interpretación verdaderamente marxista-leninista». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)

Lin Piao, mariscal desde 1955, participó activamente en la «Revolución Cultural» china y fue quién de hecho reemplazó a Liu Shao Chi en 1969 en el puesto de vicepresidente del Estado. Pero Lin Piao no se quedaría mucho tiempo en este puesto. En efecto, si Mao Zedong había necesitado la ayuda de la fracción de «izquierda» para apartar a los derechistas durante la «Revolución Cultural», los acontecimientos del verano de 1968 en Checoslovaquia –consecutivos a las intrigas de la camarilla titoista de Dubček, partidario del «socialismo con rostro humano»–, y más particularmente todavía los enfrentamientos de 1969 a lo largo de la frontera sino-soviética en Manchuria, van a hacer a Pekín reorientar su estrategia de alianzas hacia una normalización de las relaciones con los Estados Unidos con el fin de hacer contrapeso a «socialimperialismo soviético». Es aquí donde se encuentra el fundamento de la «teoría de los tres mundos».

Pero para esto, el vicepresidente Lin Piao, muy atado a los principios de la lucha sobre dos frentes –tanto el imperialismo estadounidense como el revisionismo soviético–, era un obstáculo. Su muerte anunciada en septiembre de 1971 vino a ajustar todo. Según la versión china oficial, el avión de este «agente de los soviéticos» se habría estrellado por falta de carburante mientras intentaba huir hacia la Unión Soviética.

La «teoría de los tres mundos» entonces fue aceptada dentro del Partido Comunista de China; tanto por los derechistas –Hua Kuo-feng, Deng Xiaoping, Ye Jianying– como por la «Banda de los Cuatro» con Chiang Ching a la cabeza. El Partido del Trabajo de Albania hablaba así del inicio de su práctica:

«En el verano de 1971, Albania, considerado el más cercano aliado de China, conoció de las agencias de noticias extranjeras el informe repartido por todo el mundo de que Henry Kissinger había hecho una visita secreta a Pekín. Las negociaciones marcaron un cambio radical en la política china, se estaba de acuerdo con Kissinger. Como en otros casos, esta vez también, aunque la cuestión era acerca de un giro político importante, un cambio en la línea estratégica, el Partido Comunista y el gobierno de la República Popular de China no consideraron necesario llevar a cabo conversaciones preliminares con el Partido del Trabajo de Albania y el gobierno de Albania para ver cuál era su opinión al respecto. El liderazgo chino pegado a la práctica de hechos consumados, piensa que los demás deben obedecer sin decir palabra. Estaba claro para nuestro partido que la visita de Richard Nixon a Pekín no fue una mejora de las negociaciones que se estaban realizando hasta entonces en Varsovia entre los embajadores chinos y estadounidenses, que se hacían supuestamente para promover la «diplomacia popular» y para allanar el camino hacia el contacto con el pueblo estadounidense, como los líderes chinos reivindicaban. La visita de Nixon a Pekín fue para sentar las bases de una nueva política por parte de China». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)

[El Partido del Trabajo de Albania no dudó sentenciar a donde condujo a China la primera visita de Richard Nixon: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«Con la visita de Richard Nixon, China se unió a la danza de las alianzas y las rivalidades imperialistas por el reparto del mundo, donde China también tendría su propia parte. Esta visita abrió el camino para su acercamiento y colaboración con el imperialismo estadounidense y sus aliados. Al mismo tiempo, la inauguración de la alianza con los Estados Unidos también marcó la deserción por parte de las autoridades chinas de los países socialistas, del movimiento marxista-leninista, la revolución, y la lucha de liberación nacional de los pueblos. Esta alianza y la reunión en Pekín, entre los líderes chinos y el presidente estadounidense Nixon, estaban teniendo lugar en un momento en que los Estados Unidos estaba librando su guerra de rapiña imperialista en el heroico Vietnam, cuando se estaba usando todo los medios de guerra de nuestros días a excepción de la bomba atómica para matar a los hermanos del pueblo vietnamita, queriendo reducir a Vietnam a cenizas. Esta alianza monstruosa y los contactos entre China y los Estados Unidos son actos condenables de consecuencias desastrosas para los pueblos. Por lo tanto, en vista de este peligroso giro en la política exterior de China, el 6 de agosto de 1971, el Comité Central del Partido del Trabajo de Albania envió una larga carta al Comité Central del Partido Comunista de China acentuando sin doble sentido que estaba contra este giro de China que era perjudicial para los intereses chinos, para la revolución, y para el socialismo». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)

Y a continuación se citaba estratos de tal carta del 6 de agosto de 1971:

«Consideramos como no correcta, no deseable, su decisión de recibir a Nixon en Pekín, decisión que no aprobamos ni apoyamos. Nuestra opinión es asimismo que la anun­ciada visita de Nixon a China no será entendida ni aprobada por los pueblos, por los revolucionarios y los comunistas de los diversos países. (...) El solo hecho de recibir en China a Nixon, conocido como anticomunista feroz, como agresor y asesino de los pueblos, como representante de la más negra reacción estadounidense, representa muchas desventajas y traerá consigo bastantes consecuencias negativas al movimiento revolu­cionario y a nuestra causa. La visita de Nixon a China y las conversaciones con él, no pueden sino crear en la gente sencilla, en los pueblos, en los revolucionarios, ilusiones dañinas respecto al imperialismo estadounidense, a su estrategia y su política. (...) Las conversaciones con Nixon dan armas a los revisionistas para devaluar toda la lucha y la gran polémica que ha llevado a cabo el Partido Comunista de China por el desenmascaramiento de los renegados soviéticos como aliados y colaboradores del imperialismo estadounidense, les dan armas para poner el signo de igualdad entre la actitud de China frente al imperialismo estadounidense y la línea traidora y de colaboración que siguen hacia el los revisionistas soviéticos. Esto crea a los revisionistas jruschovistas la posibilidad de agitar aún más su bandera de falso antiimperialismo, intensificar la demagogia y los fraudes para atraerse a las fuerzas antiimperialistas. (...) La visita del presidente americano a China no puede sino suscitar interrogantes, incluso malentendidos entre la gente sencilla, en la que pueden surgir dudas acerca de si China está cambiando de actitud frente al imperialismo estadounidense y está entrando en el juego de las superpotencias. (...) Nuestras opiniones y juicios sobre este problema, de gran importancia para el presente y el futuro de la lucha contra el imperialismo estadounidense, los basamos en la gran teoría y en la gran estrategia marxista-leni­nistas. Esta estrategia que hace invencibles a los par­tidos marxista-leninistas consiste en la lucha de princi­pios, resuelta y sin compromisos en dos frentes, tanto contra el imperialismo con el estadounidense al frente, como contra el revisionismo moderno con el soviético a la cabeza, en la lucha contra todos los reaccionarios, en el apoyo a la revolución y a la lucha de liberación na­cional de los pueblos, por el triunfo del socialismo y del comunismo. Esta estrategia nuestra prevé estrechas alian­zas con los pueblos que luchan, con los revolucionarios de todo el mundo en un frente común contra el imperialismo y el socialimperialismo y jamás alianzas con el socialimperialismo soviético pretendidamente contra el im­perialismo estadounidense, jamás alianzas con el imperialismo estadounidense pretendidamente contra el social­imperialismo soviético. La piedra de toque que nos se­para a nosotros, los marxista-leninistas, de los diversos antimarxistas es la lucha de clases encarnizada, sin com­promisos, diente por diente y hasta el fin, en los dos frentes al mismo tiempo, contra el imperialismo estadounidense y el socialimperialismo soviético». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 6 de agosto de 1971)

Tras citar esto, la carta de 1978 continuaba hablando sobre cómo se tomó la dirigencia china esta carta de 1971 del Partido del Trabajo de Albania:

«La carta expresó la esperanza que los comentarios hechos del Partido de Trabajo de Albania hacía un partido hermano se recogían: «en un espíritu de camaradería y entendimiento correcto». El mando chino adoptó su actitud habitual también hacia esta carta. Esto significa que no se dignó a dar una respuesta. Por ello al hacerlo, la megalomanía de gran Estado no solo nos traicionó sino que también demostró el miedo a responder los argumentos marxista-leninistas de nuestro partido. Es un hecho que dos meses después de nuestra carta durante el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1971 nuestro partido mantuvo la misma posición. Esa fue una buena ocasión para intercambiar puntos de vista con la delegación china invitada al congreso para aclarar las respectivas posiciones. Pero en este caso también, los dirigentes chinos consistieron en su camino de rechazar las consultas y la solución de los desacuerdos a través de charlas, adoptaron una postura en contravención de todas las prácticas y las relaciones entre los partidos hermanos internacionalistas. Se inventaron excusas absurdas para su fracaso en cuanto a enviar una delegación al congreso de nuestro partido. En la práctica, el Partido Comunista de China ha reducido desde entonces los contactos con nuestro partido, convirtiendo las relaciones entre los dos partidos en una relación puramente formal. El cambio de estrategia de China ha surgido como resultado de una lucha interna dentro de su partido comunista donde existían profundas contradicciones, las «cien flores» florecieron y las «cien escuelas» se propagaron hasta formar: projruschovistas, proestadounidenses, oportunistas y revolucionarios en el liderazgo. Esto explica los sucesivos cambios en la línea política del Partido Comunista de China, su oportunismo vacilante, y las actitudes contradictorias hacia el imperialismo estadounidense, el revisionismo contemporáneo, y la reacción internacional. El eje de la política china ha cambiado tres veces en diez años de 1962 a 1972. En primer lugar, el Partido Comunista de China acató la fórmula estratégica de un «frente unido con el revisionismo soviético contra el imperialismo estadounidense y sus aliados». Más tarde, el Partido Comunista de China se adelantó con el lema de un «frente único muy amplio del proletariado y los pueblos revolucionarios de todos los países contra el imperialismo estadounidense, el revisionismo soviético y la reacción de los distintos países». Después de la visita de Nixon a China, la estrategia china vuelve a hablar de un «frente amplio unido», pero esta vez incluye a «todos aquellos que se puedan unir» y se quieran incorporar a él, incluso a los Estados Unidos para ir contra el socialimperialismo soviético». (Carta del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania al Comité Central del Partido Comunista de China, 29 de julio de 1978)

[Los medios de comunicación internacional ya atestiguaron el distanciamiento de Albania de las tesis e intenciones chinas:

«Muy en línea con su acostumbrada práctica de informar selectivamente, Albania hasta ahora ha omitido reaccionar oficialmente ante el sensacional anuncio de la planeada visita del presidente Nixon a China Comunista. Aunque los medios albaneses, como norma, no entran en especulaciones sobre el desarrollo mundial, la total ausencia de comentarios sobre la última movida china bien puede ser vista como expresión del recelo de Tirana ante el rápido ritmo de la normalización de las relaciones sino-estadounidenses. (...) La primera indicación de lo que podría interpretarse como expresión del recelo albanés acerca de los últimos acontecimientos en las relaciones sino-estadounidenses, apareció en un editorial de Zëri i Popullit sobre el 17º aniversario del acuerdo de Ginebra sobre Indochina. Fuera de su lenguaje anti-norteamericano y anti-Nixon, que es habitual en la propaganda albanesa, el artículo es notable por una variedad de razones. Su mensaje principal es que «la naturaleza del imperialismo es inmutable», que el imperialismo norteamericano es «agresivo» y «seguirá siendo agresivo». En cuanto a la política de Nixon sobre Indochina, ZIP sostiene que el presidente norteamericano ha «utilizado métodos más astutos y sofisticados que sus predecesores», combinando la «conocida doble táctica de la fuerza bruta, la presión y el chantaje con la maniobra política, la demagogia y el engaño». Esta interesante formulación puede ser una pista de que algunos pueden haber caído en la última táctica. (...) El editorial de ZIP puede ser la primera indicación de la incomodidad albanesa, expresada en términos muy cautos, acerca de las perspectivas de los acomodos sino-estadounidenses». (RFE, Tirana Uneasy Over Sino-US Developments, 21 de julio de 1971) - Anotación de Bitácora (M-L)

Enver Hoxha registró toda una serie de impresiones a inicios de los 70 sobre este viraje de la política exterior china en cuanto al imperialismo estadounidense:

«Mientras la guerra proseguía, mientras los estadounidenses bombardeaban Vietnam y toda Indochina y asesinaban su población, China realizaba conversaciones secretas y arreglaba con los estadounidenses el viaje de Nixon a Pekín, conversaciones en las que, como se vio, también discutieron acerca de Vietnam. Estas vergonzosas transacciones antimarxistas, no camaraderiles, se hacían sin el conocimiento de los vietnamitas, y con mucha más razón sin el nuestro. Esto era escandaloso. Era una felonía de los chinos hacia los vietnamitas, hacia su guerra, hacia nosotros, sus aliados, y hacia todos los demás pueblos progresistas. Esto es indignante. Las conclusiones de las conversaciones de Chou En-lai con Kissinger nos cayeron a los albaneses, los vietnamitas y los coreanos, como una bomba, y esto por no hablar de los demás. El Khan de Pakistán merecía estar al corriente antes que nosotros de «los secretos de los dioses». ¡Qué desvergüenza por parte de los chinos!». (Enver Hoxha; China, Vietnam, Corea y el viaje de Nixon a Pekín; Reflexiones sobre China, Tomo I, 28 de julio de 1971)

¡China mostró aquí de nuevo claramente sus diseños de gran Estado, diseños que no pueden tener su sitio entre los marxistas-leninistas! Después de la visita de Richard Nixon, un gran número de marxistas-leninistas occidentales superados por la situación confusa frente al nuevo panorama chino –en el cual el sentimentalismo desempeñó un papel muy negativo como en el momento de la traición de Jruschov–, hizo que se realizara propaganda en muchos países a favor de las tesis de los revisionistas chinos. En Francia, fue Jacques Jurquet quien se encargó de eso, llevando acusaciones de las más infames contra el Partido del Trabajo de Albania en el momento en el que la polémica se volvió abierta (6).

Ludo Martens, por su parte, trató de justificar en 1991 el acercamiento sino-estadounidense:

«En julio de 1971, Enver Hoxha desencadena: «recibir al presidente Nixon y tener una entrevista con él, no es justo y no será aceptado por los pueblos, ni por los revolucionarios, ni por los auténticos comunistas». «Por este acto político, los chinos desorientan el movimiento revolucionario mundial y apagan el ardor revolucionario». Con tales posiciones, Enver Hoxha roza con el trotskismo. Los comunistas siempre se pronunciaron por la coexistencia pacífica con los Estados capitalistas. Y en los primeros años de la existencia de Unión Soviética, Lenin negoció con los Nixon de la época. Después de la revolución de octubre, Lenin aceptó negociar la paz con Alemania del emperador Guillaume, en Brest-Litovsk. Sabemos que Trotski se opuso a estas negociaciones. A comienzos de 1922, Lloyd George, el primer ministro de Gran Bretaña, la mayor potencia imperialista de la época, convocó una conferencia internacional para el enderezamiento de Europa, a la que fue invitada la Unión Soviética. Lenin pidió inmediatamente que la Unión Soviética enviara allí a sus representantes para defender el sistema socialista y dividir a sus enemigos. Tras la conferencia de Génova, en abril de 1922, la Unión Soviética firmó el tratado de Rapallo con la Alemania arruinada, asegurando así al Estado soviético mejores condiciones políticas y económicas para la construcción socialista. En 1935, Stalin firmó un acuerdo con Laval, el reaccionario francés, contra el expansionismo del fascismo alemán. También en aquella ocasión, los trotskistas chillaron acusándole de traición. En 1939, Stalin recibió a Von Ribbentrop para firmar el Pacto germano-soviético que le dio al Estado soviético un año y medio de respiro antes de la guerra. La reacción mundial y el trotskismo se ensañaron contra este acuerdo». (Ludo Martens; De Tian'anmen a Timișoara; luchas y debates dentro del PTB 1989-1991, 1991)

Pero Enver Hoxha, que fue muy audaz, se adelantó a estas acusaciones futuras, pues ya había previsto este género de «argumentos»:

«Mao Zedong debe abandonar cuanto antes esta vía. Este camino no puede ser justificado, como hacen los propagandistas chinos, diciendo que «también Lenin llevaba a cabo conversaciones con los mencheviques», que «también Lenin entabló negociaciones con los alemanes en Brest». Mañana, estos propagandistas dirán seguramente que «también Stalin firmó el tratado de no agresión con Hitler». Estos «argumentos» han sido utilizados de continuo por la burguesía, pero se ha estrellado contra ellos, porque ni Lenin, ni Stalin jamás incurrían en errores de principio, jamás violaban los principios. Sus acciones han sido claras y su justeza ha sido plenamente esclarecida por el tiempo y la teoría infalible, que es el marxismo- leninismo». (Enver Hoxha; China, Vietnam, Corea y el viaje de Nixon a Pekín; Reflexiones sobre China, Tomo I, 28 de julio de 1971)

Ludo Martens también subraya el hecho de que Enver Hoxha «criticando las desviaciones oportunistas del Partido Comunista de China se acaba perdiendo en una palabrería izquierdista muy peligrosa». Recordamos en primer lugar que el propio Lenin no se anduvo con rodeos contra los revisionistas. Pero, de nuevo vamos a dejar hablar a los acusados. También el propio Enver Hoxha se adelantó de nuevo a estas acusaciones sobre el lenguaje utilizado, así lo argumentaba:

«Sucesivamente he ido escribiendo en mis notas acerca de numerosas cuestiones, tratando algunas de ellas de forma severa. Juzgándolas desde la óptica marxista-leninista, a la luz de la experiencia teórica y práctica, y de la organización leninista de nuestro partido, he señalado que muchos aspectos políticos, ideológicos y organizativos del Partido Comunista de China, de Mao Zedong, del Comité Central del Partido Comunista de China, de la revolución china y de los diversos golpes contra los desviacionistas, no me parecen muy claros, e incluso muchas veces he utilizado términos duros para definirlos. Si lo he hecho así, es porque mi conciencia de comunista, la experiencia del partido y el estudio de las obras de los clásicos del marxismo-leninismo, no me permitían suavizar los términos ante muchas situaciones confusas y equívocas. Es más, frecuentemente, al ver y leer todo lo que se hacía a costa del marxismo-leninismo, en perjuicio de la causa del proletariado, es posible que en varias ocasiones haya expresado mi indignación, en este diario, quizás, con más vehemencia de la debida». (Enver Hoxha; Maniobras revisionistas, estructura antimarxista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 8 de septiembre de 1977)

Así mismo comentaba:

«Me he esforzado por ser objetivo y justo en mis análisis, independientemente de los términos muy crudos que haya podido utilizar en algunas ocasiones. Pero pienso que es necesario llamar a las cosas por su nombre». (Enver Hoxha; Los chinos no hacen propaganda de la justa línea de nuestro partido; Reflexiones sobre China, Tomo II, 22 de enero de 1976)

Algunos marxistas-leninistas invocaron como «argumento» que probaba la no traición de China el hecho de que habiendo ayudado a Vietnam no se podía haberlo traicionarlo. El semanario prochino «Frente Rojo» de febrero de 1972 titulaba así: «Nixon en Pekín; Nixon de rodillas»:

«Nixon está en Pekín, desde hace años el imperialismo estadounidense redobló esfuerzos para matar a la China roja en vano. Acosado por los pueblos de Indochina, minando a los mismos Estados Unidos por las luchas contra la guerra de Vietnam y sus consecuencias, hundido en la crisis mundial monetaria y económica, el imperialismo estadounidense conoce el gusto de la derrota. Es en estas condiciones en que Nixon mendiga el permiso de venir a Pekín; pero no han renunciado a aniquilar la China roja, pero sin duda esperan encontrar en Pekín una solución momentánea a sus dificultades en Asia del Sur y a la vez un prestigio electoral para las elecciones próximas. Si quiere venir, que venga, tal es la actitud del gobierno chino, pero no se hace ninguna ilusión sobre los resultados del viaje. Pero ver a Nixon de rodillas delante de su viejo enemigo, la China roja, ya es una gran victoria». (...) En cuanto al diputado «comunista» Odru, repite lo que dice el Partido «Comunista» Francés (P«C»F), para él toda la política China se dicta por el antisovietismo: Mao Zedong se aliaría con Nixon contra la Unión Soviética porque Odru quiere hacer olvidar al millón de soldados soviéticos en la frontera China «¿cómo los 200 millones de pobres soviéticos, declara a InterFrance, se atreverían a atacar a los 800 millones de chinos? (...) En realidad ni la burguesía ni los revisionistas ayudarán a comprender la política exterior de China socialista. Tomando el ejemplo de la política soviética, quieren obligar a imaginar que la política exterior de un país socialista es dictada por sus intereses de gran potencia. Es sin embargo una muy diferente la política de China como bastión del socialismo. El objetivo de China es el mismo que el de todos los pueblos que luchan contra el imperialismo y socialimperialismo: China es simplemente un elemento de este frente vasto y mundial. En este frente cada uno ocupa su sitio. Las primeras líneas, los que directamente luchan con las armas en la mano como los pueblos de Indochina contra el imperialismo estadounidense. Otras, como la Albania socialista, deben rechazar todas las maniobras y finalidades agresivas del socialimperialismo. Tenemos nuestro sitio en este frente: matar nuestro propio imperialismo sacando provecho de grietas creadas en el campo imperialista. En este frente la China roja del socialismo tiene un papel importante. (...) Simplemente, su potencia, su experiencia política, su peso diplomático le da un papel importante. Primero en ayudar de todos los modos posibles a los que están en primeras líneas. Los obreros chinos fabrican armas que serán entregadas gratuitamente a los combatientes de Indochina, de Palestina, de Dhofar, de Paquistán –contra la India y el socialimperialismo–. Los obreros chinos ponen su producción y su experiencia al servicio de las naciones en zona de tempestades que procuran preservar su independencia contra el imperialismo: ayuda médica en Argelia, el ferrocarril Tanzania-Zambia, –el material es surtido gratuitamente, así como un préstamo de 2,3 mil millones de NF, sin intereses, reembolsable en 30 años–. (...) Pues lejos de ver sus asuntos arreglarse como quieren hacer creer los revisionistas, la postura de Nixon es probable que acabe de una manera mucho peor a su salida de Pekín». (Frente Rojo; nº14, febrero de 1972)

Pudimos ver que a los imperialistas estadounidense lejos de acabar «en una mala postura» fue China la que se arrodilló aceptando la llegada de Nixon sin que fuera reconocida y poniendo a un lado la cuestión de Taiwán, o sino el hecho de que Estados Unidos retiró sus tropas de Vietnam sólo en enero de 1973, después de que hubieran sufrido grandes pérdidas consecutivas tras la ofensiva norvietnamita de marzo de 1972 cuando los norvietnamitas fueron equipados con carros soviéticos, y después de que hubieran bombardeado Hanói masivamente el día de navidad. Las tropas de Nixon se quedaron pálidas frente a la resistencia encarnizada del Ejército Popular de Liberación y entre enero de 1973 y marzo de 1975, a pesar de su «retirada», ampliamente continuaron ayudando a la reacción meridional-vietnamita abasteciéndole de cantidad de armamentos. La guerra de Vietnam se acabó sólo después de la victoria del Ejército Popular Vietnamita en Saigón en abril de 1975, no gracias a las «negociaciones» empezadas por los chinos, sino por la sangre vietnamita vertida en su justa lucha después de haber atropellado al gobierno fantoche del sur. Es de un gran cinismo negar la realidad innegable sobre el hecho de que China ayudaba a Vietnam, pero en una medida mucho menos importante, ya que la Unión Soviética revisionista había contribuido para los vietnamitas en 9 de cada 10 de los abastecimientos de las armas, lo que no les impedía tampoco por otra parte tratar de resolver la guerra de Vietnam amablemente con los imperialistas estadounidenses a la espalda del pueblo vietnamita. Las relaciones entre la Unión Soviética y China eran tensas debido a que los chinos temían ver a los soviéticos acercarse más todavía a los vietnamitas, temían que estos lograran influir en los vietnamitas con actitud centrista frente al revisionismo soviético.

Es instructivo aquí leer la opinión del líder chino Ye Jianying (7):

«¿La causa justa de los vietnamitas acabará por lograr la victoria, pero quién nos dice que esta victoria no será puesta en el servicio de Hanói y de las intenciones de constituir una federación indochina colocada bajo su tutela del cínico apoyo de la Unión Soviética?». (Ye Jianying a Ji Pengfei; Textos escogidos por Ye Jianying, el 24 de abril de 1967)

Los análisis de Enver Hoxha fueron plenamente confirmados por la historia.

[«La cuestión de la visita de Nixon a Pekín era un acontecimiento de notoriedad pública y todos debían, en aquella época, tomar posición al respecto, como hizo nuestro partido. El viaje de Nixon a China vino a confirmar aún más nuestra impresión que el Partido Comunista de China se deslizaba hacia la charca del oportunismo, hacia la charca de la colaboración con el imperialismo estadounidense». (Enver Hoxha; El eco de nuestro artículo; «La teoría y la práctica de la revolución»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 3 de agosto de 1977) - Anotación de Bitácora (M-L)]

La visita de Nixon inauguró la aproximación sino-estadounidense, tanto en el fin de hacerles contrapeso a los soviéticos, como con el fin de obtener créditos (8).

Los archivos estadounidenses vienen a confirmar esta tesis, he aquí un extracto de los archivos estadounidenses que transcribe un encuentro entre Mao Zedong y Henry Kissinger que data de febrero de 1973, en el momento de la quinta visita de Henry Kissinger a China:

«Presidente Mao: «Si los rusos van a atacar China, puedo decirle hoy que nuestro modo de conducir una guerra será la guerra de guerrillas. Les dejaremos ir a cualquier parte donde ellos quieran. Ellos quieren venir a los afluentes del río Amarillo. Eso sería bueno, muy bueno (Risas). Y si van más allá de los afluentes del río Yangtsé, que no estaría mal tampoco».

Dr. Kissinger: «¿Pero si ellos usan bombas y no envían ejércitos? (Risas)».

Presidente Mao: «¿Y qué deberíamos hacer nosotros? Quizás usted puede organizar un comité para estudiar el problema. Dejemos que ellos golpeen primero, perderán muchos recursos. Ellos dicen que son socialistas. También somos socialistas y eso será atacar a los socialistas».

Dr. Kissinger: «Si atacan a China, sin duda se opondrán ellos mismos a sus propias razones».

Presidente Mao: «Pero tu gente no se despierta, y en Europa se podría pensar que sería bueno que el agua fluyera hacia los malvados chinos».

Dr. Kissinger: «Lo que Europa piensa no soy capaz de juzgar. Ellos no pueden hacer nada de todos modos. Son básicamente irrelevantes. Lo que pienso es que si la Unión Soviética ataca China, esto dislocará la seguridad de todos los demás países y conducirá a nuestro propio aislamiento».

Presidente Mao: «¿Cómo sucederá eso? ¿Cómo sería eso? (Risas) Porque ya que estáis empantanados en Vietnam con tantas dificultades, ¿crees que se sentirían bien si estuvieran empantanados en China?».

Dr. Kissinger: «¿La Unión Soviética?»

Señorita Tang: «Sí, la Unión Soviética».

Presidente Mao: «Usted puede dejarles atascados en China, durante medio año, o uno, o dos, o tres, o cuatro años. Y luego usted puede empujar su dedo en la parte soviética posterior. Y su lema entonces será para la paz, es que usted debe rebajar el socialimperialismo por la paz. Y quizás usted puede comenzar a ayudarles haciendo negocio, diciéndoles que ustedes necesitáis nuestra ayuda contra China».

Dr. Kissinger: «Señor Presidente, es realmente importante que nosotros entendamos el uno al otro motivos. Nunca a sabiendas cooperaremos en un ataque contra China».

Presidente Mao: No, eso no es así. Su objetivo al hacer esto sería rebajar a la Unión Soviética».

Dr. Kissinger: «Eso es una cosa muy peligrosa».

Presidente Mao: «El objetivo de la Unión Soviética es ocupar Europa y Asia, los dos continentes».

Dr. Kissinger: «Queremos desalentar un ataque soviético, no derrotarlo. Queremos evitarlo». (Conversación entre Mao Zedong y Henry Kissinger, 17-18 de febrero de 1973)

En esta entrevista Mao Zedong quiere asegurarse el apoyo de Henry Kissinger si la Unión Soviética buscaba un ataque sobre China. Mao Zedong no deja de advertir a Henry Kissinger sobre el hecho que la Unión Soviética tiene por objetivo ocupar toda Europa y Asia.

Hay que padecer una gran ceguera política para no ver aquí los fundamentos de la «teoría de los tres mundos».

Después de esta visita de Richard Nixon, otras numerosas delegaciones estadounidenses de deportistas, de banqueros, etc. fueron a China.

[¿Se acordarán o conocerán los maoístas del recibimiento de Rockefeller en China?:

«¡Se dice que Kissinger irá a Pekín en otoño, que Chou En-lai viajará a los Estados Unidos de América y que Nixon volverá a China en el año 1974. Mientras tanto desde Pekín, Hsinhua informa que Rockefeller, el famoso banquero estadounidense, se encuentra en China, que ha tenido conversaciones y que se han organizado banquetes en su honor; a la vez, Chiang Ching se ocupa de los nadadores y demás deportistas estadounidenses, por medio de los cuales ha enviado un saludo a Nixon y su mujer. ¡¡¿Qué camino han tomado?!!». (Enver Hoxha; El banquero Rockefeller es recibido en China con banquetes; Reflexiones sobre China, Tomo II, 26  de junio de 1973) - Anotación de Bitácora (M-L)]

Y desde 1973, Chou En-lai y Mao Zedong bajaron de tono la polémica contra el imperialismo y el revisionismo, lo que les llevó de nuevo a abrazarse con Tito, Ceaușescu, y a conceder su apoyo a Pinochet, Franco, Mobutu, y demás reaccionarios proestadounidenses:

«Durante la primera quincena de enero han visitado oficial-mente China, entre otras, una delegación del gobierno italiano, presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, Medici, y una delegación congoleña –del Zaire–, encabezada por el presidente de esta república africana, general Mobutu. Estas dos delegaciones han sido recibidas por Chou En-lai, el cual, como es natural, ha conversado con ellas sobre cuestiones políticas y otra serie de problemas, ha hecho declaraciones y ha formulado algunas de sus concepciones políticas e ideológicas, que a mi entender tienen una importancia especial dado su carácter «específico». Esto es lo que me empuja a escribir estas notas. Con el italiano Medici, Chou En-lai tuvo un encuentro en el cual intercambiaron sus puntos de vista. La prensa china, aparte de anunciar esta «cordial» entrevista, no dio la más mínima información; en cambio la prensa, la radio y la televisión italianas, no sólo hicieron un amplio eco a la visita de Medici y a sus conversaciones con Chou En-lai, sino que sobre todo pusieron de relieve la siguiente declaración de este último: China aprueba el Mercado Común Europeo, aprueba y considera justa la creación de una «Europa Unida», que han comenzado a edificar los Estados de Europa Occidental. En el banquete oficial que Chou En-lai ofreció en honor de Mobutu, sin ningún tipo de ambages afirmó, entre otras cosas, que «China, a pesar de las diferencias que existen entre su forma de régimen y el del Zaire, pertenece, naturalmente al igual que el Zaire, al tercer mundo». Ello es posible, pero puesto que la propia China no ha hecho ningún desmentido oficial, hay que considerar que estas declaraciones han sido hechas». (Enver Hoxha; Alunas declaraciones antimarxistas de Chou En-lai; Reflexiones sobre China, Tomo II, 15 de enero de 1973)

[Enver Hoxha opinaba así de los encuentros de los revisionistas chinos con estos elementos reaccionarios y las declaraciones que esgrimían: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«La declaración de Chou en el banquete ofrecido en honor de Mobutu es abiertamente antimarxista. Colocó a China en el «tercer mundo». Esto significa negar el socialismo, ocultar a los ojos del mundo la verdadera personalidad de China y el carácter de su régimen económico-social. Este es un punto de vista oportunista y antimarxista. Es sabido que fueron Tito y sus compañeros, Sukamo, Nehru y Nasser, los que lanzaron la idea sobre el «tercer mundo» de los países supuestamente no alineados, pero se trataba de burgueses capitalistas; ellos mismos, sus Estados y sus partidos estaban y están ligados a los imperialistas y a los socialimperialistas. Es cierto que los países socialistas deben crear lazos con muchos de estos Estados burgueses que los chinos incluyen en el llamado tercer mundo, ayudarles en su lucha contra el imperialismo, porque tienen profundas contradicciones con el, pero no hay que diluir la personalidad de la política de nuestro régimen socialista, disimular el hecho de que somos países socialistas, de que nuestros partidos son partidos marxista-leninistas, etc». (Enver Hoxha; Alunas declaraciones antimarxistas de Chou En-lai; Reflexiones sobre China, Tomo II, 15 de enero de 1973)

[En cuanto a que significaba enrolar a un país dentro del llamado del tercer mundo, sentenciaba: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«Declarar que estás en el «tercer mundo», significa: o hacer demagogia esforzándote por engañar a los otros, o en realidad no ser un país socialista, de la misma forma que no lo es la Yugoslavia titoista, y ser en cambio un país completamente burgués capitalista. Con tal declaración se le dice al mundo: «Dejemos que los revisionistas enarbolen la bandera de los «países socialistas», del «campo socialista», de la «comunidad socialista», nosotros estamos en el «tercer mundo». No, esta tesis es antimarxista. Los albaneses no estamos de acuerdo. Albania socialista es y será socialista aunque se quede sola. Continuaremos siendo un país socialista, aunque nos quedemos como una pequeña isla en medio del mapa mundial, lucharemos con fe según nuestra ideología marxista-leninista, con fe en la revolución, en el proletariado mundial y en los pueblos, hasta que triunfe el socialismo y el comunismo en todo el mundo. Los marxista-leninistas debemos saber distinguir cuando se hacen en un país transformaciones políticas esenciales verdaderamente democráticas y cuando se hacen transformaciones que no tienen este carácter. Debemos apoyar las primeras y no las segundas, e incluso combatir los cambios políticos reaccionarios. Las transformaciones políticas de carácter democrático y progresista ayudan a la revolución socialista. Por lo tanto nosotros, países socialistas, no podemos ni debemos aislarnos y abstenernos de ayudar a los países y a los Estados del llamado tercer mundo, cuando éstos llevan a cabo transformaciones y reformas políticas democráticas, cuando están en conflicto y en lucha con los imperialistas, los socialimperialistas y otros enemigos de los pueblos. Pero a nosotros, países socialistas, no nos está permitido confundirnos con ellos. Los países socialistas como Albania y China debemos estar constantemente en pie para luchar contra el mundo capitalista y socialimperialista. Nuestra tarea consiste en arrastrar al camino justo a las clases oprimidas de los otros países, por medio de nuestro ejemplo y de nuestra lucha militante, conjugando nuestros esfuerzos para que se lancen a la revolución contra los regímenes opresores y esclavizadores capitalistas. Cada vez estamos más convencidos de que China no actúa así. Entre muchos otros, esto aparece claro en los dos casos que he evocado aquí. El general Mobutu y su camarilla son vivos reaccionarios, son los asesinos de Lumumba y de otras personas progresistas de su país. China recibió al representante de esta antidemocrática camarilla africana en medio de grandes honores y, para darle placer, Chou En-lai declaró que «China forma parte del tercer mundo». En pocas palabras, China le dice al pueblo congoleño que «yo soy amiga de Mobutu, yo sostengo a Mobutu, porque es un demócrata, un progresista», etc., y le importa muy poco si Mobutu oprime al pueblo y al proletariado, le importa muy poco que en Pekín declarase en pleno banquete delante de Chou: «Nosotros, los congoleños, somos como somos, seguiremos siendo así y no queremos otras ideologías», etc., etc. ¡Bonita perspectiva tiene el socialismo en el Congo, en caso de que apoyemos al señor Mobutu!». (Enver Hoxha; Alunas declaraciones antimarxistas de Chou En-lai; Reflexiones sobre China, Tomo II, 15 de enero de 1973)

[Otro ejemplo de las políticas chinas que los albaneses no podían tolerar respecto al imperialismo estadounidense: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«¡Se dice que Kissinger irá a Pekín en otoño, que Chou En-lai viajará a los Estados Unidos de América y que Nixon volverá a China en el año 1974. Mientras tanto desde Pekín, Hsinhua informa que Rockefeller, el famoso banquero estadounidense, se encuentra en China, que ha tenido conversaciones y que se han organizado banquetes en su honor; a la vez, Chiang Ching se ocupa de los nadadores y demás deportistas estadounidenses, por medio de los cuales ha enviado un saludo a Nixon y su mujer. ¡¡¿Qué camino han tomado?!!». (Enver Hoxha; El banquero Rockefeller es recibido en China con banquetes; Reflexiones sobre China, Tomo II, 27 de junio de 1973)

[Más de lo mismo, esta vez reanudando los contactos con los gobiernos o partidos políticos proestadounidenses: - Anotación de Bitácora (M-L)]

«China está dispuesta a sentarse a la mesa de las conversaciones e incluso a pactar en muchas cuestiones con los países revisionistas, así como con los partidos revisionistas que hasta ayer apoyaban a la Unión Soviética y que hoy la critican. Esto que estoy diciendo no es una suposición, sino una realidad. Los chinos han recibido en Pekín al español Carrillo, se han entrevistado con él y se han despedido como amigos. ¿Y por qué no? ¿Por qué no se ha publicado un comunicado que pruebe lo contrario? Los chinos han establecido relaciones diplomáticas con la España de Franco y, en cambio, hacen caso omiso del Partido Comunista de España (marxista-leninista), cuyos miembros son asesinados por los falangistas. ¿Por qué? Porque los comunistas marxista-leninistas de España no piensan de la misma manera que el francés Jurquet, que es seguidor de las ideas de Mao Zedong y llama a sus seguidores a sostener el ejército de la burguesía francesa. China habla bien de cualquier país revisionista, basta que éste se aproxime al imperialismo estadounidense. Por lo que concierne a Polonia, que está entrando en la esfera del capitalismo estadounidense, e incluso a la Bulgaria de Todor Zhivkov, sin hablar de Rumanía y Yugoslavia, las actitudes de China son vacilantes. Rumanía es la amiga más cara de los chinos». (Enver Hoxha; En China no se pronuncia una sola palabra sobre los héroes españoles; Reflexiones sobre China, Tomo II, 30 de septiembre de 1975)

Así es como nació la «teoría de los tres mundos», pretendiendo hacer contrapeso a los soviéticos, esto fue claramente puesto en práctica por Mao Zedong desde el principio de los años 70, pero fue puesta en práctica mucho antes de ser teorizada. Luego fue propagada más ampliamente por Deng Xiaoping; el «Jruschov chino n°2» como se le denominó durante la «Revolución Cultural», que reaparecía sobre la escena política china después de una autocrítica milagrosa en abril de 1973. Inexplicablemente aparecería del ostracismo como vice primer ministro.

[Es preciso apuntar sobre la teoría de los tres mundos su origen: en los años 40 los revisionistas chinos ya habían dividido el mundo en tres en varias de sus publicaciones, dividiendo el mundo en los Estados Unidos, la Unión Soviética y una extensa zona de países –como en la entrevista de Mao Zedong con Anna Louise Strong de 1946–. Revisemos pues los puntos decisivos que muestran ese tercermundismo y demuestran que Mao es el autor de dicha teoría:

1) Los revisionistas chinos sostenían la teoría menchevique de las fuerzas productivas:

«Reconocer que el modo capitalista de producción es el método más progresista en la China actual, y que la burguesía, sobre todo la pequeña burguesía, representa los elementos sociales y la fuerza política comparativamente más progresistas en la China actual. (...) Así, la política del partido no es el debilitamiento del capitalismo y la burguesía, o el debilitamiento del campesino rico y sus fuerzas productivas, sino el fortalecimiento de la producción capitalista». (Partido Comunista de China; Decisión del Comité Central sobre las políticas de las tierras en las bases de apoyo antijaponesas, 28 de enero de 1942)

2) Los dirigentes chinos también albergaban grandes esperanzas en contraer una alianza político-económica con Estados Unidos teniendo gran confianza en sus créditos y su tecnología para industrializarse y modernizarse:

«Los radicales desean una alianza con la Unión Soviética (...) mientras los liberales califican la política internacional soviética de «demente». Chou cree que la URSS se está arriesgando a una guerra que no se puede luchar con éxito y que unas buenas relaciones de trabajo China-Estados Unidos hubiesen tenido un efecto suavizante en la actitud del partido hacia los países occidentales. (...) Chou En-lai siente que los Estados Unidos deben ayudar a China porque: 1) China aún no es comunista y si las políticas de Mao Zedong se implementan correctamente, quizás no lo sea por un largo tiempo; 2) la china democrática puede servir en la esfera internacional como mediador entre las potencias occidentales y la URSS; 3) el caos en China bajo cualquier régimen sería una amenaza para la paz de Asía y el mundo». (Edmund Clubb; El Cónsul General en Pekín (Clubb) a la Secretaria de Estado, emitido el 1 de junio de 1949, recibido el 2 de junio de 1949)

3) China con Chou En-lai como representante funda el Movimiento de los Países No Alineados en la Conferencia de Bandung de 1955:

«En abril de 1955 se reunieron en Bandung, Indonesia, la Conferencia de solidaridad afroasiática que reagrupaba en un inicio a los jefes de Gobierno de 29 países asiáticos y africanos: Nehru, Chou En-lai, Nasser, Sukarno y Tito, cogiéndose de la mano, pusieron las bases del «no alineamiento». China, India, Pakistán, Indonesia y Argelia formaban parte de los pilares fuertes de esta conferencia que prefiguraba las ideas tercermundistas que los revisionistas chinos abiertamente desarrollarían en los años 70, ya cuando se ilustraron las ambiciones de los pseudocomunistas chinos que procuraban desempeñar un papel de primer plano en el seno de los «no alineados» que representaban una buena parte del «segundo mundo». La Albania socialista se negó evidentemente a participar en esta conferencia. Jamás cesó de denunciar el no alineamiento y las teorías tercermundistas revisionistas-burguesas y otras teorías reaccionarias al servicio del sistema imperialista. (...) El no alineamiento fijaba oficialmente el objetivo de la búsqueda de una «tercera vía»  que consistía en un tipo de «régimen intermedio», sería distinto del «capitalismo puro y duro» y de los países socialistas. Era una vía tomada prestada de la «nueva democracia» de China». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)

4) Más tarde Mao Zedong anunciaría la teoría de las zonas intermedias:

«Todas las naciones de Asia, África y América Latina se están rebelando contra el imperialismo; también Europa, Canadá y otros países se están rebelando contra el imperialismo. Incluso los imperialistas se están rebelando contra los imperialistas. ¿No es eso lo que está haciendo De Gaulle? En la actualidad, existen dos zonas intermedias en el mundo. Asia, África y América Latina constituyen la primera zona intermedia. Europa, América del Norte y Oceanía constituyen la segunda. El capital monopolista japonés pertenece a la segunda zona intermedia, pero también está descontento con Estados Unidos, y algunos de sus representantes se están rebelando abiertamente contra Estados Unidos. Y aunque ahora el capital monopolista japonés depende de Estados Unidos, llegará el momento en que se sacudirá del yugo estadounidense. (...) Obviamente, esto, de ninguna manera, significa que estoy a favor de la repetición de una agresión del imperialismo japonés. Sin embargo, no creo que el capital monopolista japonés permita que Estados Unidos lo tenga agarrado por el cuello para siempre. ¿No sería mejor para Japón ser completamente independiente, establecer relaciones y entrar en cooperación con las fuerzas que luchan por la independencia nacional en Asia?». (Mao Zedong; Entrevista con los socialistas japoneses, 8 de agosto de 1964)

5) Las teorías revisionistas del maoísmo en la economía que condujeron a sendos fracasos tanto durante el Gran Salto Adelante –con los datos negativos en agricultura y producciones de mala calidad y inservibles en la industria– y los mismos en la Revolución Cultural –con datos negativos en la industria pesada en el Tercer Plan Quinquenal– impidieron industrializarse correctamente a China, estas teorías revisionistas y estos datos económicos quedarían reflejados en el Manual de Economía de Shanghái de 1974. Sumando eso a otros hechos político-económicos como los conflictos con los revisionistas soviéticos por reivindicaciones territoriales y choques fronterizos –derivando en su ruptura de relaciones económicas y la ayuda tecnológica–, Mao Zedong decidió virar de nuevo hacia los Estados Unidos para lograr la modernización e industrialización incompleta de China, para ello empezó las conversaciones secretas de Varsovia con los estadounidenses en 1969, recibió a Kissinger en 1971, y finalmente Nixon en 1972 con el cual firmó el Comunicado de Shanghái en 1972 en el cual los revisionistas chinos firmaron la siguiente declaración ultrajante:

«La paz en Asia y la paz en el mundo requieren de esfuerzos de ambos para reducir inmediatamente las tensiones y eliminar las causas básicas de los conflictos. Los Estados Unidos trabajaran para lograr una paz justa y segura: justa, porque cumple con las aspiraciones de los pueblos y naciones para la libertad y el progreso; segura, ya que elimina el peligro de una agresión extranjera. Los Estados Unidos apoyan la libertad individual y el progreso social para todos los pueblos del mundo, libre de la presión o intervención exterior. (...) Los Estados Unidos pusieron de relieve que los pueblos de Indochina se les debería permitir determinar su destino sin intervención externa, y su principal objetivo constante ha sido una solución negociada, la propuesta de ocho puntos presentada por la República de Vietnam y los Estados Unidos el 27 de enero 1972 representa una base para la consecución de ese objetivo, en la ausencia de una solución negociada de los Estados Unidos prevé la retirada final de todas las fuerzas estadounidenses de la región en consonancia con el objetivo de la libre determinación de todos los países de Indochina. (...) Los Estados Unidos apoya el derecho de los pueblos de Asia del Sur para dar forma a su propio futuro en paz, libre de la amenaza militar, y sin que su propia área se convierta en objeto de la rivalidad entre grandes potencias». (Comunicado conjunto de la República Popular de China y los Estados Unidos, Shanghái, 27 de febrero de 1972)

Después, en privado, Mao Zedong empezaría a revelar a sus aliados la teoría de los tres mundos a la que había acabado de dar forma para sus nuevos intereses:

«Mao Zedong: «¿Quien pertenece al primer mundo?»

Kaunda: «Creo que debe ser el mundo de los explotadores e imperialistas».

Mao Zedong: «¿Y el segundo mundo?»

Kaunda: «Los que se hicieron revisionistas».

Mao Zedong: «A mi juicio, los Estados Unidos y la Unión Soviética constituyen el primer mundo; fuerzas intermedias como Japón, Europa, Australia y Canadá, integran el segundo mundo; y nosotros formamos parte del tercer mundo».

Kaunda: «Estoy de acuerdo con su análisis, señor Presidente». (...)

Mao Zedong: «Toda Asia, excepto Japón, pertenece al tercer mundo; África entera pertenece también a éste, e igualmente América Latina». (Mao Zedong; Extractos de la entrevista de Mao Zedong con el presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, realizada en Beijing, el 22 de febrero de 1974)

Es más, designaría personalmente a Deng Xiaoping para presentarla al mundo:

«La elección de Deng Xiaoping es mi idea, lo mejor es que tú no te opongas». (Mao Zedong; Carta a Jiang Qing, 27 de marzo de 1974)

Y Deng procedería a lanzar dicho discurso en la ONU:

«A juzgar por los cambios en las relaciones internacionales, el mundo de hoy en realidad se compone de tres partes, o mundos, que son a la vez interconectadas y en contradicción entre sí. Los Estados Unidos y la Unión Soviética constituyen el primer mundo. Los países en desarrollo de Asia, África, América Latina y otras regiones constituyen el Tercer Mundo. Los países desarrollados entre los dos componen el Segundo Mundo». (Discurso de Deng Xiaoping en la ONU, 10 de abril de 1974)

Para dar forma a la teoría, estimularía en sus medios de comunicación oficiales la visión de que el tercer mundo era la fuerza motriz de la época:

«Los pueblos de numerosos países del tercer mundo se han convertido en la mayor fuerza motriz que propulsa el avance de la historia humana y en una fuerza revolucionaria contra el imperialismo». (Pekín Informa; Vol.18, Nº18, 2 de mayo de 1975)

Y que del primer mundo, una de las superpotencias imperialistas –la Unión Soviética– era más agresiva que la otra –Estados Unidos–, intentando justificar la proposición de la alianza de Estados Unidos con el segundo y tercer mundo contra la Unión Soviética:

«No es fortuito que el socialimperialismo soviético sea el enemigo más peligroso para el tercer mundo». (Pekín Informa; Vol.19, No. 44, 29 de octubre de 1976)

Para ello se determinó en cada oportunidad que los países del segundo mundo y el tercero se uniesen:

«En su discurso Li Chiang, ministro de comercio exterior, dijo que el señor Soames es el primer representante oficial de la Comunidad Económica Europea que ha visitado China y que su visita promueve un nuevo progreso en las relaciones entre China y la Comunidad Económica Europea. Señaló: «Desde el establecimiento de la Comunidad Económica Europea, ha habido una creciente tendencia hacia la unidad entre los países de Europa Occidental. No obstante ante la presión e intervención externas, han hecho continuos esfuerzos para salvaguardar su soberanía e independencia. Esto constituye un factor positivo en el desarrollo de la situación internacional. Agrego: Quisiéramos ver el desarrollo de mejores relaciones entre la Comunidad Económica Europea y los países del tercer mundo. Nos asiste la convicción de que, siempre que se unan los países que están sometidos a la agresión, interferencia y control de las superpotencias, frustrarán los complots de esas superpotencias que buscan hegemonía mundial». (Pekín Informa; Vol.18, No. 20, 16 de mayo de 1975)

Como lo demuestran las propias reuniones de Mao Zedong con los estadounidenses:

«Presidente Ford: «Estamos muy preocupados por la situación en España también, señor presidente. Al rey lo apoyamos. Esperamos que sea capaz de manejar los elementos que pudieran socavar su régimen. Y vamos a trabajar con él para tratar de tener el control necesario de la situación durante este período de transición».

Presidente Mao: «Sería bueno que el Mercado Común Europeo los aceptara. ¿Por qué no acepta la Comunidad Económica Europea a España y Portugal?».

Presidente Ford: «Señor presidente, nosotros hemos exhortado a la alianza de la OTAN para que fuera más amigable incluso durante la dictadura de Franco. Y esperamos que con el nuevo rey España sea más aceptable para la alianza de la OTAN. Además creemos que la Comunidad Económica Europea debe ser sensible a los movimientos del gobierno español hacia la unidad con la Europa occidental en su conjunto. Vamos a trabajar en ambos sentidos tanto como nos sea posible». (Conversación entre Mao Zedong y Henry Kissinger; 2 de diciembre de 1975)

Por último mediante la aceptación de la política y las teorías de otros revisionismos de la época, China buscaba que el mundo revisionista promocionara la teoría tercermundista de China. Véase esa conjugación de intereses en sus relaciones y comunicados con los revisionistas yugoslavos, rumanos, coreanos, etc.:

«El Presidente Mao Zedong dio la mano al Presidente Džemal Bijedić. (...) La corriente visita del Presidente Džemal Bijedić servirá de ayuda para reforzar la amistad y unidad entre China y Yugoslavia, así como sus pueblos. Las amistosas relaciones y la cooperación entre los dos países será desarrollada aún más. (...) Después de la liberación, Yugoslavia y su pueblo hicieron un esfuerzo significativo en construir su economía y su defensa nacional. La industria y la agricultura se ha desarrollado regularmente y ha hecho que este país sea autosuficiente en cuanto a grano. En cuanto a las relaciones exteriores, los yugoslavos persiguen una política de no alineamiento, reforzando la unidad y cooperación con los países del tercer mundo y dando energías y apoyo en la lucha de diversos pueblos en sus movimientos de liberación nacional: esto firmemente ha sostenido todos los países grande o pequeños sean iguales internacionalmente en sus relaciones exteriores, que deben estar basadas en los principios de igualdad, independencia, respeto, y soberanía territorial íntegra: y en oposición al imperialismo y sus ansias de poderes hegemónicos. Esta política exterior de los yugoslavos juega un rol positivo en la causa de la unidad contra el hegemonismo, en la causa mantenida por los pueblos del mundo». (Pekín Informa; Vol.18, No. 41, 10 de octubre de 1975)

La «teoría de los tres mundos» también sería utilizada a la muerte de Mao Zedong. Pero por si alguien dudaba si los ultrarevisionistas de Hua Kuo-feng y Deng Xiaoping no utilizarían los «aportes» y «desarrollos» –y en especial, los análisis internacionales– que Mao Zedong les dejaría como guía para orientarse internacionalmente, aportaremos más pruebas que confirman como se valieron del «Pensamiento Mao Zedong» para realizar sus planes revisionistas a escala internacional sin ningún remordimiento:

«El presidente Mao Zedong planteó la teoría de la diferenciación de los tres mundos en un momento en que las dos superpotencias, la Unión Soviética y los Estados Unidos, se enfrascaban en una lucha feroz por la hegemonía mundial y se preparaban activamente para una nueva guerra. Esta teoría proporciona al proletariado internacional, a los países socialistas y a las naciones oprimidas una poderosa arma ideológica para forjar la unidad y construir el más amplio frente unido contra las dos potencias hegemónicas y sus políticas de guerra y para impulsar la revolución mundial. (…) La teoría del presidente Mao Zedong sobre los tres mundos, síntesis científica de la realidad objetiva de la actual lucha de clases a escala mundial, es continuación, defensa y desarrollo de las tesis fundamentales del marxismo-leninismo». (Renmin Ribao; La teoría del presidente Mao Zedong sobre los tres mundos constituye una gran contribución al marxismo-leninismo, 1 de noviembre de 1977) - Anotación de Bitácora (M-L)]

En el momento del VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1976, combatiendo la tesis errónea de los «tres mundos» –sin atacar China señaladamente ya que la polémica abierta todavía no se había presentado pese a los problemas ya registrados entre las dos naciones–, se afirmaba que:

«Nuestro partido defiende la tesis de que, tanto cuando las superpotencias se acercan, como cuando disputan entre sí, son los demás quienes pagan los platos rotos. La colaboración y la rivalidad entre las superpotencias son dos aspectos de una realidad contradictoria, son la principal expresión de una misma estrategia imperialista dirigida a arrebatar la libertad a los pueblos y dominar el mundo». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

Caracterizando precisamente las «justificaciones» de la teoría de los tres tipos de mundo, Enver Hoxha observaba que:

«La cuestión principal para los chinos es convencer de boca en boca a la gente de que los Estados Unidos de América son económica y militarmente débiles, que su deuda interna y externa se ha acrecentado considerablemente, que su situación es tal que otros países capitalistas invierten en los Estados Unidos de América y que su fuerza ya no es la de antes. Se trata de un análisis falso, infundado, cuyo objetivo es demostrar algo indemostrable. Pretenden demostrar que los Estados Unidos ya no son agresivos; que, según los chinos, sólo intentan conservar lo que han conquistado; que quieren mantener el statu quo, y que por consiguiente «el enemigo principal para el mundo es el revisionismo soviético, que busca la expansión». Esta es una de las tesis de los chinos, y una de las más fundamentales. Nos acusan de que no hacemos, supuestamente» un análisis marxista-leninista de la situación internacional y de las contradicciones existentes entre las dos superpotencias; y que por eso, no seguimos el camino de los chinos de llamar a la «Europa Unida», al Mercado Común Europeo y al proletariado mundial a unirse contra los soviéticos. Han sacado la «conclusión» de que ¡favorecemos al socialimperialismo soviético! Se trata no sólo de una tesis revisionista disfrazada de antirevisionismo, sino además de una tesis hostil y calumniosa hacia nosotros. El imperialismo estadounidense es agresor, belicoso y belicista, y frente a los hechos ninguna otra tesis se mantiene en pie. Las bases que han instalado, los créditos que conceden, el enorme incremento de sus armamentos, las camarillas proestadounidenses que han establecido en todos los lugares, testimonian que los imperialistas estadounidenses no quieren solamente el statu quo, sino que también buscan la expansión, pues de lo contrario serían inexplicables las profundas contradicciones que, según los propios chinos, les oponen a la Unión Soviética. «La Unión Soviética desea la guerra», dicen los chinos, «mientras que los Estados Unidos, no», y dejan entender que esto es lo que demuestra la cita de Mao: «Los Estados Unidos se han convertido en una rata, a la que todo el mundo persigue en la calle gritando: mátenla, mátenla». Esta forma de apreciar las cosas demuestra asimismo la moderación de los chinos, y en cierto modo es un llamamiento indirecto a no golpear a un país como los Estados Unidos, que ahora se ha visto reducido al estado de rata. ¿Acaso es marxista esta estrategia de Mao? La estrategia de Zedong, «fundada en un análisis marxista-leninista», ha determinado definitivamente que «la rivalidad entre las dos superpotencias está centrada en Europa». ¡Asombroso! ¡¿Por qué no lo está en algún punto del mundo más débil, donde la Unión Soviética busca la expansión, como en Asia, África, Australia o América Latina?! La tradición de los colonizadores ha consistido en marchar hacia los puntos débiles. Los imperialistas desencadenan las guerras de rapiña para conseguir la hegemonía, para asegurar nuevos mercados, para realizar una nueva repartición del mundo. ¿Acaso la rivalidad existente entre los Estados Unidos y la Unión Soviética revisionista no es la principal? Entonces, según los chinos, estas dos superpotencias, una de las cuales desea el statu y la otra la expansión, terminarán por desencadenar la guerra en Europa, como lo hizo en su tiempo Hitler, sediento de expansión. Pero para lograrlo Hitler debía someter a Francia, Inglaterra y la Unión Soviética. Por esta razón inició la guerra en Europa y no en otros lugares. Stalin se alió a Inglaterra y a los Estados Unidos después de que Alemania hubiese atacado a la Unión Soviética y no antes. Pero los chinos toman como argumento la táctica que Stalin se vio obligado a utilizar en esas condiciones, para decir: ¿por qué no podríamos apoyarnos también nosotros en los Estados Unidos en esta próxima guerra? Todos estos hechos evocados no corroboran la tesis de los chinos sobre las alianzas que preconizan; confirman la tesis opuesta. Cuando la Alemania de Guillermo II atacó a Francia e Inglaterra, la II Internacional llamó a la «defensa de la patria» burguesa tanto por parte de los socialistas alemanes como de los franceses, a pesar del carácter imperialista de la guerra que libraban las dos partes. Es sabido como Lenin condenó esta actitud y lo que dijo contra las guerras imperialistas y acerca de su transformación en guerras civiles». (Enver Hoxha; los revisionistas chinos atacan por la espalda al Partido del Trabajo de Albania; Reflexiones sobre China, Tomo II,  8 de enero de 1977) (Vincent GouysseComprender las divergencias sino-albanesas, 2004)

Anotaciones de Vincent Gouysse:

(6) Jacques Jurquet, defensor de las líneas revisionistas chinas, incluyendo después la de los ultrarevisionistas chinos Deng Xiaoping y Hua Kuo-feng, llegó a acusar al Partido del Trabajo de Albania (PTA) de haber falsificado la historia mediante: «cortes, chismes y magia», véase el diario: «Prolétariat» N°20, de 1979.

Para Jurquet el PTA se había «acercado estrechamente a las tesis revisionistas» en el momento de su IIIº Congreso en mayo de 1956. Sobre el curso de su argumento frente a los abrumadores documentos del PTA contra el revisionismo maoísta, y las marcadas denuncias de Mao Zedong, contra su lucha frente al revisionismo, Jurquet tiende sólo a tratar de desacreditar el conjunto de la obra de Enver Hoxha sin analizar mucho más, veamos:

«Ciertamente, tales prácticas ideológicas hacen perder mucha credibilidad en el PTA hoy. ¿Cómo creer cualquier cuestión si se recurre a la falsificación y se apoya en la mentira para justificar sus «tesis»? Estas groseras manipulaciones, estas pretensiones de gran tamaño causan el descrédito sobre la veracidad sobre todos estos escritos actuales o declaraciones». («Prolétariat»; Nº20, 1979)

Para barrer de un golpe los escritos de Enver Hoxha y del PTA, Jacques Jurquet, va a buscar muy lejos en el pasado para tratar de encontrar algún error para poder explotarlo. Jurquet se comporta aquí ni más ni menos que como Trotski, que también acusaba constantemente a Stalin de haber falsificado la historia del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Pero hoy día se sabe quién era el falsificador. Estas acusaciones son un tanto más abyectas, ya que son incomprobables, ya que para esto deberíamos comparar los documentos originales que revelarían estas falsificaciones. A falta de poder verificar esto, podemos apreciar la probabilidad de que si en realidad hubiera existido esta adhesión del PTA a las tesis revisionistas esto hubiera significado sin duda que el PTA se hubiera adherido a las tesis jruschovistas, y por último y no menos importante para demostrar la mentira del revisionista francés: habría significado también la rehabilitación de Tito y de ese modo los agentes titoistas condenados habrían podido emergen dentro del propio PTA. Otro documento importante en este sentido, es el discurso de Enver Hoxha en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en  Moscú de 1960. ¡Al datar la edición de 1972, no sabríamos si reprochar al PTA por haber podido también falsificar este texto para doblar los argumentos de Jacques Jurquet! Este documento da una explicación plausible a la pretendida falsificación que Jacques Jurquet planteada sobre el informe presentado por Enver Hoxha en mayo de 1956 para el IIIº congreso del PTA:

«Nuestro partido y nuestro pueblo, en una férrea unidad y permaneciendo muy vigilantes, descubrieron y desenmascararon a los espías de Tito en nuestro Comité Central, que trabajaban en combinación con la legación de Yugoslavia en Tirana. Tito hizo saber a esos traidores que se habían precipitado y que debían haber esperado sus instrucciones. A su vez estos espías y traidores escribieron también al camarada Jruschov para que interviniera contra el Comité Central del Partido del Trabajo de Albania. Esto está probado con documentos. Tito se proponía coordinar la contrarrevolución en Albania con la húngara. Después del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956, debía realizarse nuestro IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania. Los agentes yugoslavos juzgaron propicia la ocasión para derrocar a la dirección albanesa «obstinada y stalinista» y organizaron el complot que se descubrió y se aplastó en la Conferencia del Partido de la ciudad de Tirana, en abril de 1956. Los participantes en el complot recibieron el severo castigo que merecían. Otros peligrosos agentes de Tito en Albania, Dali Ndreu y Liri Gega, recibieron de aquél la orden de huir a Yugoslavia ya que «estaban en peligro y las acciones contra nuestro partido debían organizarse en territorio yugoslavo». El partido tenía pleno conocimiento de su actividad y de la orden secreta de Tito. Estaba vigilante y detuvo a los traidores en la frontera cuando intentaban huir. Estos fueron juzgados y fusilados. Los agentes yugoslavos que preparaban la contrarrevolución en Albania fueron descubiertos y aniquilados por completo. Es asombroso como el camarada Jruschov llegó a enfrentársenos como defensor de estos traidores y agentes yugoslavos: nos acusó de que habíamos fusilado a la agente yugoslava, la traidora Liri Gega, «cuando estaba embarazada, lo que no tenía precedentes ni en la época del zar, y que había producido una mala impresión en la opinión pública mundial». Esas eran calumnias de los yugoslavos en quienes el camarada Jruschov tenía más confianza que en nosotros. Naturalmente, refutamos las insinuaciones del camarada Jruschov». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1960)

Así la acusación trotskista de Jacques Jurquet, se cae por su propio peso. Hablando sobre las «Reflexiones sobre China», y habiendo confirmado la historia a posteriori los análisis de Enver Hoxha, Jacques Jurquet, afirma sin complejo alguno:

«Jamás habría concedido el menor interés en esta prosa falaz y alimentada de chismes y de interpretaciones siempre tendenciosas, si no me hubiera encontrado allí atacado personalmente, de modo estúpido, injurioso y difamatorio». (Jacques Jurquet; A contracorriente, 2001)

Ludo Martens, a pesar de sus reproches formulados al «izquierdismo del lenguaje» empleado por Enver Hoxha, reconocía al menos, que las «Reflexiones sobre China» le merecería el hecho de haberse formulado «observaciones pertinentes sobre la lucha de clases al nivel internacional» y «de haber descubierto bien el peligro de una reconciliación de la dirección china con ciertas corrientes revisionistas». En lo concerniente a individuos del tipo Jacques Jurquet, estas observaciones de Enver Hoxha son particularmente aceptables para ellos:

«Todos estos renegados han asumido la tarea de escindir de nuevo la revolución y el movimiento marxista-leninista, que ha sido puesto en pie y se refuerza. Los Kazimierz Mijal, los Jacques Jurquet, los Edward Hill y compañía son los Edward Gierek, los Todor Zhivkov, los Władysław Gomułka, los Lance Sharkey y los Georges Marchais de una nueva variante revisionista, que deben ser puestos bajo los tiros de la artillería pesada, para desenmascararlos, derrotarlos y liquidarlos. El Partido del Trabajo de Albania debe dar y dará pruebas de una gran paciencia para esclarecer a los que no ven claramente las cosas, porque no debemos subestimar la importancia del mito y del culto de Mao Zedong como «gran marxista-leninista» en el mundo. Pero abogados como Kazimierz Mijal no forman parte de los que no tienen las cosas claras, se trata de renegados lúcidos y peligrosos, así pues, ¡fuego sobre ellos para exterminarlos como ratas! (...) Grandes renegados como Tito, Jruschov y Mao Zedong, y después también pequeños como Mijal, Edward Hill y Jacques Jurquet, surgirán inevitablemente en cada viraje del movimiento revolucionario marxista-leninista, pero todos estos renegados, cualquiera que sea su catadura, serán desenmascarados, desacreditados, y terminarán, como han terminado sus antecesores, en el basurero de la historia». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 14 de febrero de 1977)

(7) Ye Jianying entró en el Comité Central del Partido Comunista de China en 1945. Fue vicecomandante del Ejército Rojo chino durante la guerra de liberación y fue nombrado mariscal en 1955 luego comisario político y presidente de la academia científica. Miembro del Comité Central constantemente reelegido condujo misiones entonces diversas en Europa, en Corea y en particular en la República Democrática de Vietnam durante los bombardeos estadounidenses. La guerra de Vietnam le dio un papel estratégico grande y su influencia fue en aumento. Después de la caída de Lin Piao en 1971, se le aseguró las funciones de Ministro de Defensa –de 1975 a 1978– y estuvo considerado como el sucesor del mariscal desaparecido. En agosto de 1977, el XIº Congreso del Partido Comunista de China está dominado por un triunvirato compuesto del presidente del partido Hua Kuo-feng y vicepresidentes Deng Xiaoping y Ye Jianying. En el momento de la Vº Asamblea Nacional Popular –de febrero y marzo de 1978–, Hua Kuo-feng es reelegido primer ministro y Deng Xiaoping el Vice primer ministro. Ye Jianying es nombrado presidente del Comité Permanente de la Asamblea, el puesto equivalente al del jefe del Estado en la nueva Constitución de 1978 y la que abandonara sólo en 1983 a causa de tener una edad muy alta: 85 años.

(8) Mao Zedong había rechazado el modelo de industrialización socialista efectuado bajo Stalin –Véase: Mao Zedong, «Sobre diez grandes relaciones» 1956–, no quedaba más remedio para China que desarrollarse pidiendo prestado la vía del desarrollo capitalista, atrayendo los capitales extranjeros. Lenin afirmaba que: «el socialismo, era el poder de los soviets más la electrificación del país». Negándose a llevar su industrialización por sus propios medios, China no se daba la posibilidad de modernizar su agricultura, esclavizaba su economía al imperialismo y se cortaba el paso al socialismo.

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