jueves, 25 de diciembre de 2014

Enver Hoxha sobre las deficiencias en los nuevos partidos marxista-leninistas de los 60 influenciados por el revisionismo chino y las causas de su degeneración o desaparición


«En la actualidad existen dificultades y peligros para los nuevos partidos marxista-leninistas que emergieron después década de los 60, y especialmente que fueron creados bajo la influencia de la Revolución Cultural china. En algunos de estos nuevos partidos marxista-leninistas, especialmente en ciertos países de Europa y Latinoamérica, su aparición en escena, la organización y unidad entre sus filas fue hecha no por sanos elementos de la clase obrera, sino por elementos aislados, quienes tenían una débil experiencia, antimarxista, de trabajo reformista de los partidos revisionistas. Además de esto, estos partidos fueron formados y desarrollos, por así decirlo, en completa legalidad, y junto con otros muchos elementos que entraron  en sus filas y aparentaban ser marxista-leninistas pero no lo eran.

Algunos líderes tomaron este problema muy a la ligera como se refleja en su trabajo. A su juicio, la ruptura con los partidos revisionistas era un acto muy importante. De hecho esto era realmente un hecho muy importante, pero el curso que ellos siguieron, las formas y métodos de organización y su trabajo, especialmente la línea política y organizativa que adoptaron y aplicaron, iban a tener una mayor importancia. Como se ha visto, en ciertos problemas internacionales y cuestiones teóricas ellos mantuvieron más o menos posiciones correctas, pero todavía, en algunos aspectos, su línea política se desarrollaba en las mismas formas que la línea de los partidos revisionistas siendo incapaces de hacer un juicio adecuado de las situaciones dentro de sus propios países y en el ámbito internacional. Esto sucedió así durante importantes eventos del movimiento comunista internacional, por ejemplo, en la lucha contra el revisionismo soviético, y después, en los análisis que deberían haber hecho de la evolución de la situación en China, la lucha entre fracciones que se estaba desarrollando allí, y la Revolución Cultural china. En muchos casos era evidente que carecían de profundidad marxista-leninista en sus juicios y opiniones, pero tenían la arrogancia suficiente para considerar sus acciones como indiscutibles. 

De hecho, desde la formación de algunos de estos partidos era bien aparente que entre sus miembros había elementos que no estaban perfectamente templados con las ideas marxistas-leninistas o cuyo dominio de ellas era superficial y más bien por razones sentimentales. Por ejemplo, muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista, un régimen hostil, en primer lugar, para los marxistas-leninistas.

Por estas razones, entonces, en algunos pequeños partidos, desde el inicio aparecieron fricciones y se produjeron escisiones, no se tomaron medidas contra los facciosos, porque los miembros y dirigentes del partido no estaban familiarizados correctamente con las formas de organización leninista-stalinista de partido en las peligrosas y complicadas condiciones de sus países. Por otra parte, ellos no proveyeron  que la reacción tendría la actividad del partido y sus miembros bajo permanente vigilancia y que se infiltrarían dudosos elementos, sus agentes, o simpatizantes vacilantes entre sus filas.

Realizando nuestro deber internacionalista, cuando tuvimos la posibilidad de contactar con algunos de estos partidos, nosotros, el Partido del Trabajo de Albania, ha destacado nuestra experiencia sobre ellos y les ha dicho que en toda nuestra línea, incluyendo los problemas de la estructura organizativa, nuestro partido se ha mantenido leal al marxismo-leninismo, al cual no considera un dogma o un adorno teórico, sino que la ha aplicado en la práctica con la mayor exactitud y seriedad en las dificultosas condiciones de nuestro país, es decir, la lucha contra los ocupantes del país y la burguesía local la cual se puso a su servicio.

Así en el ámbito de la organización, algunos de estos nuevos partidos marxista-leninistas que se separaron de los partidos revisionistas, se organizaron, por decirlo así, en las mismas formas legales que los partidos revisionistas y socialdemócratas, así la entera opinión política e ideológica del país no podía fallar en ejercer una influencia dentro de sus filas. Hasta a día de hoy, hay miembros de estos partidos que piensan que ellos pueden militar en las formas legales como comunistas marxista-leninistas sin que ser molestados por el capitalismo y sin sufrir su aparato de represión. En estas circunstancias, entonces, difícilmente se puede decir que allí existe ese núcleo sólido tan fuerte como para poder estar en condiciones de ilegalidad, siendo capaz de resistir un ataque repentino de la reacción, ataque que seguramente se realizará contra el partido.

Las consecuencias muy peligrosas de este trabajo y de esta práctica en algunos partidos especialmente en Europa, empezaron a ser evidentes después de la exposición del Partido Comunista de China y las ideas de Mao Zedong. Ocurrieron escisiones, ideas antimarxistas emergieron, que en algunos casos fueron abrazadas incluso por sus líderes. Eso explica porqué algunos partidos pequeños, aún no consolidados, que comenzaron su actividad con objetivos correctos y en el camino marxista-leninista y bajo acciones revolucionarias, se desviaron. Esto es lo que sucedió con los Partidos Comunistas (marxista-leninistas) de Francia, Bélgica, Holanda, los países escandinavos, y recientemente, con el Partido Comunista de Italia (marxista-leninista).

En resumen, algunos de estos partidos marxista-leninistas se escindieron debido a que no tenían una educada compresión de su papel en la revolución, porque no se organizaron para una feroz lucha contra la reacción organizada y armada y los partidos revisionistas y socialdemócratas, los cuales tienen gran experiencia y numerosos medios para combatir a cualquier oponente que emerge, para lucha y socavar su trabajo, como las herramientas del capital que son». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)

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