«A la luz de la guerra imperialista, pueden extraerse importantes lecciones de la lucha del pueblo español que serán útiles, no solamente para la clase obrera española, sino también para los proletarios de los demás países. La experiencia de nuestra guerra imperialista y la de la actual guerra imperialista, nos enseña que la burguesía, al verse frente a frente de potentes movimientos populares que ponen en peligro sus privilegios de clase y su posición dominante, optará por traicionar los intereses nacionales, elegir el camino de la capitulación ante los imperialistas extranjeros y entregar a su propio pueblo al enemigo extranjero, con tal de salvar ante todo sus privilegios de clase.
Las clases dominantes españolas, al ver amenazados sus privilegios por la revolución democrática, no vacilaron en sumir a su país en una terrible catástrofe, destruyendo ciudades enteras, trayendo a España aviadores extranjeros que asesinaron millares de niños, mujeres y ancianos. Perdiendo todo sentimiento nacional, la burguesía y los terratenientes, los falangistas españoles y los monárquicos, estafadores como Juan March y los representantes del alto clero, se unieron contra el pueblo para entregar la independencia de nuestro país a potencias imperialistas extranjeras. La traición y capitulación ignominiosa de la burguesía francesa en la guerra actual, muestra una vez más que la conducta vergonzosa de las clases dominantes españolas no constituye una excepción ni un caso especial, sino que es la tendencia general de la burguesía en el período actual de decadencia del capitalismo y de agudizacion de su crisis general». (José Díaz; La burguesía no representa a la nación, 1940)
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