sábado, 20 de mayo de 2017

El «máximo beneficio» como rector de la producción; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Stalin argumentó que en una sociedad socialista de producción no puede ser regulada por la ley del valor, ni la mera rentabilidad de las empresas individuales. Así explicaba porque esto no era posible:

«Es también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema económico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley del valor regula las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las distintas ramas de la producción. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se desarrolla al máximo la industria ligera, la más rentable, dándole preferencia frente a la industria pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en absoluto. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se cierran las empresas de la industria pesada que por el momento no son rentables y en las que el trabajo de los obreros no da el «resultado debido» y no se abren nuevas empresas de la industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los obreros podría dar «mayor resultado». Si eso fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se pasa a los obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la economía nacional, a empresas más rentables, como debería hacerse de acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las ramas de la producción». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

Se comprende entonces que bajo el sistema socialista, las ganancias en general, tanto altas como bajas, devengadas al Estado, la rentabilidad de las empresas individuales o de sectores de la industria en un corto plazo no tenía importancia decisiva sino que era la rentabilidad de la economía en su conjunto durante un período relativamente largo lo que primaba y era determinante. Es decir no una visión cortoplacista sino con miras al futuro y a las necesidades de la población:

«Algunos camaradas deducen de aquí que la ley del desarrollo armónico de la economía del país y la planificación de la misma destruyen el principio de la rentabilidad de la producción. Eso es completamente erróneo. En realidad, ocurre todo lo contrario. Si consideramos la rentabilidad, no desde el punto de vista de esta o aquella empresa o rama de la producción, y no en el transcurso de un año, sino desde el punto de vista de toda la economía nacional y en un período, por ejemplo, de diez a quince años –ésta sería la única forma acertada de enfocar el problema–, veríamos que la rentabilidad temporal e inconsistente de esta o aquella empresa o rama de la producción no puede en absoluto compararse con la forma superior de rentabilidad, sólida y constante, que nos dan la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional y la planificación de la misma, librándonos de las crisis económicas periódicas, que destruyen la economía nacional y causan a la sociedad tremendos daños materiales, y asegurándonos el desarrollo ininterrumpido de la economía nacional y el elevado ritmo de este desarrollo.». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

En cambio la URSS de aquellos años jruschovistas-brézhnevistas, su economía, no se regía por lineamientos socialistas, su economía al estar basada en la ley del valor no pretendía «asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales», «ley del desarrollo armónico» y demás. Esas leyes socialistas no operaban en esa URSS posterior a 1953, las leyes de producción capitalistas sí; la rentabilidad de las empresas se explicaba en buscar siempre el «máximo beneficio». 

En las filas del XXIIº Congreso del PCUS de 1961 Jruschov dio el pistoletazo de salida para una serie de reformas donde el beneficio marcaría la nota común de la producción soviética:

«Debemos elevar la importancia del beneficio y la rentabilidad». (Nikita Jruschov; Informe sobre el programa del Partido Comunista de la Unión Soviética, 1961)

La reforma de Kosygin se estipulaba según sus autores sobre el beneficio:

«La esencia de la contabilidad de costes es que cualquier empresa debe cubrir sus gastos con sus propios ingresos y debe tener un beneficio más allá de esto. El sistema de contabilidad de costes hace que todas las empresas interesadas deban obtener un beneficio más grande». (L. Gatovsky; El papel del beneficio en una economía socialista, 1965)

Llegando a decirse abiertamente que era el rector de la actividad de la empresa, el tener o no beneficios:

«El beneficio sirve como el criterio más generalizador de toda la actividad de la empresa». (L. Leontiev; El Plan y métodos de gestión económica, publicado en «Pravda», 7 de septiembre de 1964)

Y sobre la rentabilidad se comentaba que:

«La contabilidad de costos es un método de gestión aplicado en las empresas socialistas, que se basa en medir en términos monetarios sus entradas y los resultados de sus operaciones, en que las empresas que cubren sus gastos con sus propios ingresos, asegurando la rentabilidad». (AM Rumyantsev; Gestión de la economía hoy soviéticas, 1972) (Equipo de Bitácora (M-L)Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

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