«Stalin argumentó que en una sociedad
socialista de producción no puede ser regulada por la ley del valor, ni la mera
rentabilidad de las empresas individuales. Así explicaba porque esto no era
posible:
«Es
también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema económico
actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley del
valor regula las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las
distintas ramas de la producción. Si ello fuera así, no se comprendería por qué
en nuestro país no se desarrolla al máximo la industria ligera, la más
rentable, dándole preferencia frente a la industria pesada, que con frecuencia
es menos rentable y a veces no lo es en absoluto. Si ello fuera así, no se
comprendería por qué en nuestro país no se cierran las empresas de la industria
pesada que por el momento no son rentables y en las que el trabajo de los
obreros no da el «resultado debido» y no se abren nuevas empresas de la
industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los
obreros podría dar «mayor resultado». Si eso fuera así, no se comprendería por
qué en nuestro país no se pasa a los obreros de las empresas poco rentables,
aunque muy necesarias para la economía nacional, a empresas más rentables, como
debería hacerse de acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel
de regulador de las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las
ramas de la producción». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas
económicos del socialismo en la Unión Soviética,
1952)
Se comprende entonces que bajo el sistema
socialista, las ganancias en general, tanto altas como bajas, devengadas al
Estado, la rentabilidad de las empresas individuales o de sectores de la
industria en un corto plazo no tenía importancia decisiva sino que era la
rentabilidad de la economía en su conjunto durante un período relativamente
largo lo que primaba y era determinante. Es decir no una visión cortoplacista
sino con miras al futuro y a las necesidades de la población:
«Algunos
camaradas deducen de aquí que la ley del desarrollo armónico de la economía del
país y la planificación de la misma destruyen el principio de la rentabilidad
de la producción. Eso es completamente erróneo. En realidad, ocurre todo lo
contrario. Si consideramos la rentabilidad, no desde el punto de vista de esta
o aquella empresa o rama de la producción, y no en el transcurso de un año,
sino desde el punto de vista de toda la economía nacional y en un período, por
ejemplo, de diez a quince años –ésta sería la única forma acertada de enfocar
el problema–, veríamos que la rentabilidad temporal e inconsistente de esta o
aquella empresa o rama de la producción no puede en absoluto compararse con la
forma superior de rentabilidad, sólida y constante, que nos dan la acción de la
ley del desarrollo armónico de la economía nacional y la planificación de la
misma, librándonos de las crisis económicas periódicas, que destruyen la
economía nacional y causan a la sociedad tremendos daños materiales, y
asegurándonos el desarrollo ininterrumpido de la economía nacional y el elevado
ritmo de este desarrollo.». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas
económicos del socialismo en la Unión Soviética,
1952)
En cambio la URSS de aquellos años
jruschovistas-brézhnevistas, su economía, no se regía por lineamientos
socialistas, su economía al estar basada en la ley del valor no pretendía
«asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales»,
«ley del desarrollo armónico» y demás. Esas leyes socialistas no operaban en
esa URSS posterior a 1953, las leyes de producción capitalistas sí; la
rentabilidad de las empresas se explicaba en buscar siempre el «máximo
beneficio».
En las filas del XXIIº Congreso del PCUS
de 1961 Jruschov dio el pistoletazo de salida para una serie de reformas donde
el beneficio marcaría la nota común de la producción soviética:
«Debemos
elevar la importancia del beneficio y la rentabilidad». (Nikita Jruschov;
Informe sobre el programa del Partido Comunista de la Unión Soviética, 1961)
La reforma de Kosygin se estipulaba según
sus autores sobre el beneficio:
«La
esencia de la contabilidad de costes es que cualquier empresa debe cubrir sus
gastos con sus propios ingresos y debe tener un beneficio más allá de esto. El
sistema de contabilidad de costes hace que todas las empresas interesadas deban
obtener un beneficio más grande». (L. Gatovsky; El papel del beneficio en una
economía socialista, 1965)
Llegando a decirse abiertamente que era
el rector de la actividad de la empresa, el tener o no beneficios:
«El
beneficio sirve como el criterio más generalizador de toda la actividad de la
empresa». (L. Leontiev; El Plan y métodos de gestión económica, publicado en
«Pravda», 7 de septiembre de 1964)
Y sobre la rentabilidad se comentaba que:
«La
contabilidad de costos es un método de gestión aplicado en las empresas
socialistas, que se basa en medir en términos monetarios sus entradas y los
resultados de sus operaciones, en que las empresas que cubren sus gastos con
sus propios ingresos, asegurando la rentabilidad». (AM Rumyantsev; Gestión de
la economía hoy soviéticas, 1972) (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»