viernes, 12 de mayo de 2017

Algunos datos de como la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajena a las dificultades del pueblo cubano

Fidel Castro y su hijo Tony Castro

«
Las diferencias sociales crecen sin censar. Mientras la actualización del modelo económico sigue su curso, la realidad dice que los trabajadores cubanos ven caer sus salarios, bajada de pensiones, encarecer los precios de los alimentos y ver su nivel de vida empeorar año tras año. Un ejemplo de como trata el gobierno cubano a los trabajadores y del nivel de vida que tienen fueron las reformas de 1990:

«El lado negativo de este tipo de ajuste fue un déficit fiscal que rebasó el 30 por ciento del PIB y una impresión excesiva de dinero para financiarlo. Como consecuencia, aumentaron los precios más de 9 veces y el salario real cayó más de un 70 por ciento; algo similar ocurrió con las pensiones. Así, los asalariados y pensionados pagaron indirectamente el déficit fiscal, es decir, financiaron las empresas en pérdida y el sector presupuestado. Este tipo de ajuste en los 90 significó una distribución de los costos entre la mayoría de la sociedad por el mecanismo de transmisión déficit fiscal-emisión de dinero-inflación-disminución real de salarios y pensiones, lo que en teoría económica se conoce como impuesto inflacionario». (Pavel Vidal & Omar Pérez Villanueva, Entre el ajuste fiscal y los cambios estructurales. Se extiende el cuantapropismo en Cuba, Espacio Laical nº 24, octubre-diciembre de 2010, pág. 58)

El «periodo especial» de 1990-1993, es una época en Cuba donde se perfectamente, que como otros gobiernos burgueses, los dirigentes cubanos tiran del pueblo trabajador para cubrir las pérdidas producidas por su mala praxis y su adhesión a los mecanismos capitalistas de gestión:

«La economía cubana tuvo que reajustarse, y, como todo reajuste en el mundo capitalista, éste se hizo a costa de la clase obrera y el pueblo trabajador. Para empezar a ordenar las cuentas fiscales, hicieron uso de los mecanismos y las formas típicos de todos los ajustes fiscales de tipo monetarista en el capitalismo. Al más puro estilo neoliberal, Castro y su círculo hicieron caer sobre las espaldas del pueblo cubano, todo el peso de la crisis provocada por una política dependiente del socialimperialismo soviético y por el desarrollo deformado de la economía cubana, bastante alejado de la victoriosa experiencia socialista de la Unión Soviética encabezada por Stalin. El primer quinquenio del llamado «período especial» es una las épocas de más triste y dramática recordación para el pueblo cubano. Además de reducirles los salarios reales en un 70%, el gobierno cubano impuso al pueblo una severa política de austeridad, que nada tuvo que envidiar a las que impuso el FMI a los otros países de América Latina. En aquella época, la disponibilidad de productos de primera necesidad se redujo drásticamente, la canasta de productos incluidos en la «cartilla de abastecimiento» disminuyó en variedad y en cantidad; la ración mensual se consumía mucho antes de que acabara el mes, obligando a la población a buscar otros ingresos y recurrir al mercado negro donde los escasos productos de primera necesidad se vendían a precios inalcanzables para un pueblo cuyos limitados salarios ya se habían reducido a un tercio de su poder adquisitivo. Los niveles de pobreza aumentaron y en la actualidad abarcan a un 25% de la población, según cálculos de intelectuales afines al régimen. El temor de posibles convulsiones sociales, obligó a los dirigentes cubanos a preservar en lo posible los servicios sociales –conquistas de la revolución de 1959–, que paulatinamente se han venido deteriorando en los últimos años y que actualmente, con la gradual apertura de la economía, se están reduciendo y corren el riesgo de incorporarse a las condiciones de «libre competencia» del mercado capitalista que va ganando terreno en la Isla». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)

Por otro, la élite, la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajeno a las dificultades del pueblo cubano:

«Hace cerca de un año, Tony Castro ganó notoriedad a causa de un viaje en yate a través del Mar Egeo. Se alojó en varios de los complejos hoteleros más exclusivos de las islas griegas y el litoral turco, acompañado por un séquito que habitualmente ocupaba media docena de suites de cada instalación. En casi todas, el coste por noche supera los 1.000 euros. (...) Las mansiones construidas por la burguesía antes de 1959 son hoy las residencias de los «winners» del socialismo cubano. Su mundo se extiende por casi 15 kilómetros cuadrados, divididos en cuatro urbanizaciones fundamentales: la ya mencionada Miramar –donde se ubica el grueso de las embajadas– y las tres que acogen a lo más selecto de la nomenklatura y sus colaboradores inmediatos, Atabey, Siboney y Cubanacán. (...) Durante años, la élite del oeste de La Habana nutrió sus filas con dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista y algunos integrantes de la vieja burguesía republicana –sobre todo profesionales– que encontraron acomodo dentro de las instituciones del nuevo poder. Tras las reformas económicas de los años noventa y las del último lustro, el grupo ha crecido con las incorporaciones de nuevos ricos, aupados por sus negocios privados y los vínculos con compañías mixtas. Su vida difiere de la del común en todos los aspectos, empezando por el lugar de residencia, continuando por las escuelas y los hospitales a los que acuden, y terminando por los espacios en que van de vacaciones o se divierten. Es una farándula que «se codea con artistas y gente de la televisión: es difícil ver allí algún político, pero sus hijos quizá no falten». (El Confidencial; La vida de los otros: así es la existencia del 1% más rico del socialismo cubano, 19 de mayo de 2016)

Estos ataques a los derechos y nivel de vida de los trabajadores cubanos, y que la élite gobernante y su comparsa salga airosa, ocurre como consecuencia de:

«Las masas trabajadoras de la ciudad y el campo hayan sido despojadas del derecho a tomar parte real en la organización y gestión de la producción, el hecho de que un pequeño sector de la población, como los burócratas, tecnócratas, el nivel superior de la casta militar y la parte superior de la intelectualidad creativa, se apropie de diversas formas de la mayor parte de los ingresos de la sociedad, llevándolos a una vida parasitaria, todas estas cosas en conjunto muestran que (...) hay clases con intereses económicos fundamentales opuestos, proletarios y burgueses. La capa de burócratas y apparatchiki que usurpó la dirección del partido y del Estado (...) tomó la posesión real de los medios de producción, ahora se ha convertido en una nueva clase burguesa. Por su parte, la clase obrera (...) se ha transformado en una simple clase productora, una clase oprimida y explotada, que vive de la venta de la mercancía fuerza de trabajo». (Omer Hashorva; El actual orden socio-económico de la Unión Soviética, un orden capitalista, 1980)

¡Vaya, que casualidad! Algo totalmente igual a lo que pasaba y pasa en los países capitalistas-revisionistas:

«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978) (Equipo de Bitácora (M-L)Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 13 de agosto de 2016)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»