martes, 15 de mayo de 2018

El negacionismo del cambio climático y la influencia del hombre en él; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Hemos presenciado como los teóricosa del Partido Comunista de España (reconstituido) fallan a la hora de distinguir o reconocer que es y que no es terrorismo, fascismo, oportunismo y demás conceptos. En el mismo sentido, en lo referente al «cambio climático» no nos decepcionan y saltan a la palestra ideólogos del resto de esta formación con las clásicas teorías negacionistas del cambio climático que no tienen nada que envidiar a las de los mayores ideólogos del denominado neoliberalismo moderno.

En su «medio no oficial» donde publican toda su bazofia expresan:

«Cambios climáticos ha habido toda la puta vida. A ver si lo que va a haber es lo contrario y nos están engañando: enfriamiento global. Algo que cierta agricultura agradece como el espárrago, al igual que el tomate precisa de calor en verano, al menos en las huertas naturales. Hace algunos años, no muchos, nevó en el desierto del Sahara argelino. ¿Increíble? No, por cierto. Pero sí noticiable, porque es más excepcional que habitual y, sin embargo, no se dijo apenas nada cuando, curiosamente, vendría -la noticia- de perlas a los defensores del terrorífico «cambio climático». También nevó en 2005 en Melilla. Y en los valles de Kenia y no solamente en las montañas nevadas del Kilimanjaro. ¿Diremos que es la mano del hombre la que daña y destroza la Naturaleza? Para mí tengo que es la rapiña del capitalismo, fundamentalmente, básicamente, quien lo hace que, encima, nos quiere acojonar con inventos como el «cambio climático» mientras la crisis galopa y corta el viento». (Movimiento Político de Resistencia; ¡Jodé, qué caló!, 4 de julio de 2015)

Este artículo ridículo ha sido escrito por Olarieta o al menos ha sido escrito por otro bajo sus mismas ideas. Véase las mismas tesis pseudocientíficas que Olarieta expone en su artículo: «El enfriamiento global» de 2009, para comprobar que el pensamiento y la forma de escribir es calcada. Sinceramente, sabíamos que Olarieta suele salir con estupideces pero no imaginábamos que esas estupideces fueran colosales.

Con este lenguaje de tasca nos pretenden vender que no existe el llamado «cambio climático» bajo varios sofismas:

a) El primer argumento que se utiliza es que ha habido «cambios climáticos ha habido toda la puta vida», con lo que parece ser que se ignora entre cambios climáticos producidos debido a causas internas o externas al planeta y el actual cambio climático que se produce debido por encima de todo a la actividad humana y a su abuso de los recursos de la naturaleza. Los cambios climáticos más conocidos son: el que sufrieron en la época de «Pangea» I y II; en la etapa de la desaparición de los dinosaurios –hace 65 millones de años–; en el óptimo climático medieval –que duró desde el siglo X hasta el siglo XIV–, o en la pequeña edad de hielo –que abarcó desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del XIX–, pero lo esencial es que ninguno de los cambios climáticos de estas épocas sucedió a causas exactamente iguales a las del cambio climático que hoy vivimos. En los dos primeros casos queda descartado toda analogía y responsabilidad del hombre por la inexistencia del homo sapiens, y en los otros dos casos pese a la existencia del hombre, la incipiente industria y otras actividades económicas no tenían unos niveles en que pudiesen influir en el medio ambiente hasta los puntos que hablamos. En cambio el actual cambio climático sí se debe a causas directamente relacionadas con las actividades humanas. Desde el año 1990 –y viene sucediendo desde los años 50– la temperatura media del clima terrestre no ha dejado de aumentar. Unos cambios tan repentinos y rápidos que nada tiene que ver en comparación con otros cambios históricos.

¿Por qué ocurre? Tras la revolución industrial se implementó un modelo que potenciaba aún más el derroche de recursos dentro de la lógica del crecimiento económico constante y máximo beneficio propio del capitalismo, esto abarcó la explotación intensiva de los seres vivos –flora y fauna– acompañada de un uso creciente y exponencial de «combustibles fósiles»; todo ello sostenido por la moral proporcionada por la reforma cristiano-protestante, recordemos que la moral capitalista se impulsa por el protestantismo cuyo primer paso fue quitar la carga de pecado que tenía el ejercicio de la «usura», basando su idea en que «el hombre es el centro de la creación, por tanto tiene a libre disposición los recursos, si tienes éxito en los negocios es porque has sido elegido por Dios, y que en caso de agotamiento dios proveerá soluciones acorde». Las nuevas tecnologías requerían de un gran aporte de energía: se cambió la leña por el carbón y el petróleo. Los combustibles fósiles se empezaron a gastar más rápido de lo que se generan –no son renovables–. Algunos de los impactos más importantes fueron los monocultivos con empleo de plaguicidas y fertilizantes, que aumentan la deforestación, la contaminación y la erosión, o el hacinamiento de la población en las grandes ciudades, que dificulta el aporte de recursos y el tratamiento de los residuos, y aumenta las enfermedades, de hecho los marxistas del siglo XIX ya analizaron en su época muchos de estos problemas y plantearon soluciones lejos de utopías como las actuales. Lejos de ser casualidad, bajo el capitalismo este panorama era y es totalmente normal, pues el capitalismo solo busca la rentabilidad a cualquier coste, inclusive obtener superganancias en detrimento del ecosistema natural, no se detiene ante nada, ni siquiera ante una posible perspectiva de un planeta inhabitable en próximas décadas o decenios.

Debido a la contaminación del aire entre los años 1977 y 1984 se ha detectado una reducción de aproximadamente un 40% de la cantidad de ozono en la Antártida durante la primavera: se denominaría «agujero de la capa de ozono» a este fenómeno. Actualmente su extensión alcanza hasta «Tierra de Fuego» dando como consecuencia un aumento del cáncer de piel y ceguera entre los animales como las ovejas o la reducción de vegetales.

En los últimos miles de años la concentración de monóxido de carbono se mantuvo en torno a las 280 moléculas por millón, pero desde la época industrial con la quema de fósiles ha aumentado hasta 370, algo reconocido por las Naciones Unidas:

«Durante los 10.000 años anteriores al inicio de la era industrial, la presencia atmosférica de CO2 se mantuvo «casi constante» en torno a las 280 moléculas por millón. Después del CO2, el metano (CH4) contribuye con el 18 por ciento de la fuerza de irradiación, con un incremento del 158% con respecto a la era pre-industrial, cuando la presencia de este gas en la atmósfera terrestre era de 700 moléculas por cada 1.000 millones de partículas de aire limpio. Este fuerte incremento se debe sobre todo a la ganadería, la producción de arroz y la explotación de los combustibles fósiles. Por otra parte, la actividad humana es la responsable en estos momentos del 60 por ciento de las emisiones de metano, mientras que el 40 por ciento restante procede de fuentes naturales, como las tierras húmedas». (El Mundo; Informe de la ONU Los gases responsables del cambio climático baten todos los récords, 21 de noviembre de 2011)

Efectivamente muchas de las previsiones que se hacen del cambio climático están erradas, ¡porque las propias Naciones Unidas preveían un escenario actual mucho menos desolador del que nos encontramos!:

«La agencia meteorológica de Naciones Unidas asegura que las concentraciones de gases causantes del calentamiento global están en la actualidad en niveles récord que superan los peores escenarios de los científicos. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) dice que las concentraciones de dióxido de carbono, principal responsable de la captura de calor en la atmósfera, han llegado a 389 partes por millón, la mayor concentración desde el inicio de la era industrial en 1750. (...) La OMM dice que sus datos revelan un aumento del 20% del óxido nitroso, del 39% de aumento en el CO2 y del 158% de aumento del metano desde entonces, todos ellos son gases de efecto invernadero contemplados en el Protocolo de Kioto como gases a reducir. La OMM indicó que entre 1990 y 2010 hubo un incremento del 29% en la fuerza de irradiación –el efecto del calentamiento atmosférico en el clima– derivada de los gases de efecto invernadero y que el dióxido de carbono (CO2) es el responsable del 80 por ciento de ese aumento. El CO2 es hoy el gas de efecto invernadero más presente en la atmósfera y representa en torno al 64 por ciento del total de las causas de variación del clima. (...) «El informe cita la quema de combustibles fósiles, la pérdida de bosques que absorben dióxido de carbono y el uso de fertilizantes como principales culpables. Las concentraciones reflejadas por la OMM superan el peor de los siete escenarios de emisiones proyectados en el año 2001 por el panel de expertos climáticos de la ONU». (El Mundo; Informe de la ONU Los gases responsables del cambio climático baten todos los récords, 21 de noviembre de 2011)

Esta es la principal causa del aumento del efecto invernadero –decimos aumento, pues el efecto invernadero en sí no es perjudicial sino necesario para nuestro clima, solo su exceso es perjudicial–. Para ello precisamente en la Conferencia de Rio de 1992 se pretendió propiciar el desarrollo de energías renovables con la subvención de los países ricos –los mayores responsables de este fenómeno–. De igual forma el Protocolo de Kioto se creó en 1997 en un intento de poner límites a las emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo de reducir en los países desarrollados una media del 5% hasta el año 2012 las emisiones de 1990. Sabemos que actualmente esto es un bluf, pues a su vez los países ricos compran las emisiones permitidas a los países más pobres, habiéndose convertido la cuestión ecologista en una mercancía más con la que trafica la burguesía imperialista. Precisamente España tiene uno de los peores datos de emisión pese a ser uno de los países que más pueden verse afectado de cumplirse las previsiones futuras. En cuanto a Estados Unidos como la mayor potencia imperialista del siglo XX y también el mayor emisor de gases de efecto invernadero, firmó el protocolo de Kioto bajo la presidencia de Bill Clinton pero su firma no fue ratificada debido a que se saltó lo exigido, retirándose bajo la presidencia de George W. Bush. Bajo la presidencia de Obama se lanzó de nuevo ciertas peroratas sobre un intento de retomar este «reto» en serio pero todo fue agua de borrajas, ahora bajo la dirección de Trump hemos visto como EE.UU. se ha retirado del Acuerdo de París firmado en 2015 por 195 Estados bajo la desvergonzada razón de que es un ejemplo de «trato desventajoso para Estados Unidos», declarando que buscará negociar un acuerdo «mejor». La cuestión del cambio climático es una cuestión que usan las burguesías imperialistas para atacarse entre sí, para comprar emisiones contaminantes a países pobres y quedar como que cumplen con lo exigido, para que los políticos más inteligentes busquen los votos de los eco-hippies, y para mil cosas más. ¡Extraño sería en la burguesía que de este fenómeno que ellos mismos provocan no hiciesen negocio! ¿No se aprovechan del desempleo, de los refugiados, las hambrunas o de otras crisis para hacer negocios y ganar votos adoptando una posición a la «izquierda» o la «derecha»?

Las posibles consecuencias derivadas del fenómeno del calentamiento global son: 1) una subida del nivel del mar por el deshielo de los casquetes, lo que puede inundar zonas de costa; 2) reducción del albedo que hará aumentar las temperaturas aún más; 3) la alteración de la circulación oceánica debido al deshielo del océano Ártico; 4) más días de calor y menos días de frío al año: con cambios en la distribución de lluvias que hará proliferar la incidencia de inundaciones, sequías olas de frío o calor; 5) variación en la distribución de las zonas climáticas, con efectos como el avance de los desiertos subtropicales; 6) descongelación del permafrost –capa de suelo congelada pero no necesariamente recubierta de nieve o hielo–, que hará que se libere monóxido de carbono y metano, lo que vendrá a incrementar el efecto invernadero; 7) reducción en la calidad de las aguas y problemas sanitarios, hambrunas, y enfermedades.

Recalcamos que si bien el cambio climático ha sido un componente de la evolución de este nuestro planeta, lo realmente dramático es que nos estamos enfrentando a uno que ha sido provocado súbitamente de manera artificial por la humanidad, y específicamente a la sobreexplotación de los recursos naturales que el planeta ofrece; y de hecho, el que sea un fenómeno que se ha dado súbitamente en comparación a los otros cambios climáticos ha imposibilitado que multitud de seres vivos hayan tenido el tiempo suficiente como para adaptarse a la nueva situación que por otro lado es altamente cambiante. Este cambio climático se acompaña además de la mayor extinción en masa que ha sufrido la vida en la tierra a causa de esa sobreexplotación de recursos provocada por el capitalismo. Vale decir que al menos hasta hoy –la vida siempre se ha abierto paso ante la adversidad que supone un cambio climático a gran escala– y en este caso, de seguir la profundización del problema hasta un punto irreversible, lo posible y siempre esperable es que haya algunas especies que lograrán adaptarse a la nueva situación para dar continuidad a la vida en la tierra, incluso, si la vida desapareciera por completo, la tierra continuaría existiendo y puede que en algún momento vuelva a reunir las condiciones que le permitan volver a albergar vida. Lo que queremos decir, es que la actual situación provocada por la humanidad, tiene como víctima fundamental la vida, y dentro de ella está la humanidad, incluso, en el hipotético que algunos grupos humanos sobrevivan a un cataclismo climático, el daño provocado a la civilización sería terrible hasta un punto inimaginable.

b) Por otro lado vemos que Olarieta no llega al nivel de conocimientos de un niño de primaria y patina en no saber diferenciar tiempo de clima creyendo que si nieva, llueve o hace soleado en un lugar es automáticamente el nuevo clima del lugar. Pero no, en un clima árido como el de Almería puede llover durante un día, o puede que en un mes llueva más que en otro, o que un año llueva más que los anteriores, pero no por ello ha sucedido un cambio que constituya un clima lluvioso. Así pues, definimos clima como el conjunto de fenómenos meteorológicos que caracterizan la situación y el tiempo atmosférico en un lugar determinado, para ello se calculan los valores medios atmosféricos recogidos en un período de 25 años; en él intervienen elementos como la interacción de la latitud, altitud, continentalidad y orientación con respecto a los vientos. Mientras que por otro lado definiríamos el tiempo atmosférico como aquello que recoge los valores de temperatura, humedad, nubosidad, precipitaciones y viento en un lugar, en un momento determinado. El señor Olarieta debería volver a la escuela para aclarar algunos conceptos.

c) ¿Cómo se presentan los efectos del cambio climático y de la actividad humana en España? Solamente haremos mención a los fenómenos de este año para no extendernos.

Hace poco, se ha vivido en España primavera calurosa, de hecho no había una como tal desde 1965. Entre tanto se puso sobre la mesa de debate una vez más el tema del cambio climático, trayendo de paso unos datos demoledores para los negacionistas del mismo:

«Aunque les parezca increíble después de muchos días con temperaturas extremas, golpes de calor, lipotimias, vómitos, colegios evacuados o incendios devastadores, el verano no ha comenzado oficialmente hasta hoy a las 6:24 de la mañana. (...) El meteorólogo José Antonio Maldonado ha estado señalando este tipo de fenómenos durante décadas en la pequeña pantalla. (...) Para este análisis, hemos analizado las temperaturas máximas registradas en los meses anteriores al periodo estival en nueve ciudades españolas entre 1970 y 2016 para determinar cuándo se produjo el primer día del año con temperaturas veraniegas, y si éste ha ido adelantándose a lo largo de las últimas cinco décadas. (...) En ocho de los diez años que trascurrieron entre 2000 y 2010, el verano llegó a Madrid antes del 21 de junio. Sin embargo, en la década anterior esto sólo ocurrió en cinco ocasiones y en los ochenta en tres. Además, cada vez es más común tener en la capital temperaturas máximas en primavera que antes sólo se daban en verano, y además, cada vez más calurosas. El récord en este sentido se produjo hace dos años, el 13 de mayo de 2015, cuando el termómetro alcanzó los 36,5ºC rompiendo el récord de 36,4ºC alcanzado una década antes, el 17 de mayo de 2006. (...) En las ciudades costeras, donde a priori las temperaturas son más suaves y se atenúan los extremos, los días típicamente veraniegos también se están adelantando. En Barcelona, antes de la década de los noventa era muy difícil registrar en un día de primavera temperaturas máximas que superaran las temperaturas medias del verano. Sin embargo, todo cambió de los últimos seis años, en cuatro de ellos el verano barcelonés se ha adelantado a entre el 11 y el 30 de mayo. El récord de temperaturas antes del mes de junio se produjo el 24 de mayo de 2011, cuando el termómetro en la Ciudad Condal rebasó los 30ºC, una diferencia notable ya que la media de temperaturas máximas aquel verano estuvo en 27,5ºC. (...) En la ciudad con la que sueñan los esquimales [Sevilla] las temperaturas en verano han sido tradicionalmente infernales, aunque nunca tanto como en los últimos años. La media de temperaturas máximas veraniegas ha ido aumentando paulatinamente desde los años setenta, en los que se situaba en torno a los 32ºC, hasta los 35,7ºC que se registraron, de media, en el verano de 2016. Pero además de recrudecerse, el verano ha seguido adelantándose y el 13 de mayo de 2015 superó, por primera vez, la barrera de los 40ºC. (...) La ciudad gallega presume de tener uno de los veranos más frescos de España, aunque la media, que en los años setenta superaba tímidamente los 20ºC ya empieza a coquetear con los 25ºC. Como ocurre con otras ciudades, el récord de temperatura pre-veraniego tuvo lugar en los últimos años. Concretamente en 2011, cuando los coruñeses disfrutaron de su primer día de verano un 8 de abril, día en que las temperaturas alcanzaron los 33,1ºC». (El Confidencial; Comienza oficialmente el verano: ¿pero cuándo llegó de verdad a tu ciudad?, 21 de junio de 2017)

En España se sufre ya un 20% de desertificación. Uno de los grupos ecologistas más famosos dice:

«En el Estado español, la desertificación se ha asociado principalmente con la erosión, especialmente con la producida en áreas sin cobertura arbórea o en climas áridos o semiáridos. Sin embargo, esta identificación no puede seguir sustentándose. De hecho, si aceptamos que la más grave consecuencia de la desertificación es la pérdida de suelo fértil, en España los principales causantes de esta pérdida son tres muy distintos a la erosión: la urbanización excesiva, el hipertrófico desarrollo de las infraestructuras de transporte –en especial de las carreteras– y el uso insostenible del agua. La desertificación en España no se debe tanto como se piensa a los problemas de erosión en el medio natural. La mayoría de las tasas de erosión que se han estimado en estas zonas están sobredimensionadas por el uso de metodologías inapropiadas, que infravaloran el papel del matorral, incluido el de zonas áridas, o no tienen en cuenta procesos como la sedimentación. Este enfoque clásico, que asocia aridez con desertificación, ha reforzado la percepción errónea sobre muchos matorrales naturales –estepas, saladares, ecosistemas áridos, badlands naturales– como lugares degradados. Esta percepción ha dificultado aún más su conservación, por ejemplo haciéndolos receptores de polígonos industriales, vertidos y todo tipo de infraestructuras, o bien tratando de mejorarlos con repoblaciones arbóreas». (Ecologistas en acción; La desertificación en el Estado Español, 2007)

En España no solo se tiene ya ese problema, sino que las leyes existentes como la Ley de Montes de 2015 permiten que tras un incendio, bajo circunstancias «excepcionales», las Comunidades Autónomas puedan valorar recalificar un terreno en «razones imperiosas de interés público». Hace no mucho, tras dos incendios, vimos como se construían el Terra Mítica en Benidorm, y la pista de hielo seco en Villavieja del Cerro, que aunque casos aislados, demuestran que hay una vacío legal que permite especular y aprovecharse de «accidentes» o no tan accidentes para hacer negocio, y que la burguesía no desaprovecha tal ocasión.

Suponemos que por otro lado el nivel de contaminación y sus espectaculares resultados en países como Nigeria, Afganistán, India, China, EE.UU. y otros; tampoco les dice nada a los aventurados negacionistas del cambio climático.

En ciudades de China con los peores índices de la calidad del aire como Cantón, se puede ver fenómenos como el smog, que viene a ser la traducción de niebla contaminante, una nube formada por dióxido de carbono, hollines, humos y polvo en suspensión, de ahí que la gente no pueda evitar el uso de mascarillas para reducir al mínimo los riesgos de padecer problemas respiratorios derivados de la contaminación del aire.

También en China, y en su vecino: Japón, encontramos el fenómeno de la lluvia ácida, que viene a ser una lluvia con ácidos disueltos como ácido sulfúrico y nítrico procedentes de combustibles fósiles, que da como consecuencia la destrucción de masas forestales, la desaparición de ecosistemas acuáticos, la acidificación de suelos y aguas, imposibilitando la vida vegetal y animal todo ello convergiendo a gran escala en el cambio climático.

¡Y todavía tienen la osadía estos ignorantes del PCE (r) de decir que no hay cambio climático!

d) Finalmente debemos decir que cuando Olarieta niega que haya un proceso de cambio climático por culpa del hombre, ni que este vaya hacia un calentamiento global, no sabemos si dice esto por idiota o porque cree que es «revolucionario» ir a contracorriente de lo que dicen los medios oficiales, o porque es su manera de defender la economía depredadora del «socialimperialismo chino». Pero aunque le duela lo que vamos a decir de él, este representante de las tesis del PCE (r) mantiene las mismas posiciones pseudocientificas sobre el cambio climático que los actuales politicastros burgueses –neoliberales y neoconservadores– en el poder.

No hace mucho Mariano Rajoy mantenía que:

«El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha restado hoy importancia al problema del cambio climático. Para ello, ha traído a colación a su primo científico, catedrático de física de la universidad de Sevilla, y ha asegurado que no se puede convertir este asunto «en el problema mundial». «Yo sé poco de este asunto, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?». Con esta curiosa anécdota ha justificado Mariano Rajoy el hecho de que el cambio climático no debe ser considerado como un asunto capital». (Ser; Rajoy resta importancia al cambio climático aludiendo a su primo científico, 22 de octubre de 2007)

Por supuesto, nadie que tenga dos dedos de frente te puede hacer una radiografía fiable al cien por cien de cómo será el planeta tierra dentro de 300 años, pero más infame sería pensar que no ocurrirá absolutamente nada de relevancia cuando nos encontramos en un registro objetivo de datos que ya muestran que el cambio climático no es una teoría del futuro sino un hecho presente y en desarrollo que supera cualquier otro cambio climático habido y que responde a la lógica de un uso desmedido e irracional de los recursos naturales.

Así mismo, Trump declaró:

«El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos para hacer no competitiva a la manufactura de EE UU». (Donald Trump; Twitter, 6 de noviembre de 2012)

¡Por supuesto ahora resulta que el cambio climático es un «cuento chino»!

Estos profundos ignorantes desde Olarieta, pasando por Rajoy hasta llegar a Trump, declaran estas barbaridades pese a que ya en el 2013 más del 90% de los estudios científicos sobre el cambio climático concluyen que el responsable directo es el ser humano:

«El 97,1% de los estudios sobre el calentamiento global publicados en los últimos 20 años y que analizan sus causas señalan al hombre como el gran culpable. Incluso en los que no tratan la causalidad, sus autores apuestan por el factor humano como determinante. Los datos son tan abrumadores que sólo algún tipo de sortilegio o los intereses económicos disfrazados de ideología pueden explicar que, en especial en los países anglosajones y más desarrollados, aún se niegue no ya el carácter antropogénico del cambio climático sino incluso su propia existencia». (Materia; El consenso científico sobre el origen humano del cambio climático es casi absoluto, 16 de mayo de 2013)

Así por tanto, vemos que el PCE (r) actúa como un partido que de nuevo hace las veces de vocero gratuito del imperialismo, negando de forma general la responsabilidad del ser humano, y en específico del sistema capitalista en la cuestión del cambio climático»(Equipo de Bitácora (M-L)Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 30 de junio de 2017)

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