martes, 16 de enero de 2018

Negociaciones para rendir el brazo armado y buscar la inclusión en el régimen; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«En la historia de las bandas armadas revisionistas es muy común que estos grupos busquen la rendición de la guerrilla, el brazo armado del partido o la organización armada del tipo que sea. Esto ocurre por un cúmulo de razones de ellas: por la falta de una visión clara sobre la toma de poder, por la falta de un programa aglutinador y atractivo para las masas, por giros hacia posturas legalistas y socialdemócratas en la dirección, por la falta de apoyo entre las masas por sus acciones terroristas o como escapatoria para «salvar los muebles» ante una inminente liquidación de la banda armada ante el acoso de las fuerzas de seguridad.

Los GRAPO no fueron la excepción. Ya en 1978 se propuso los famosos cinco puntos:

«En febrero de 1978 ETA propone «un alto el fuego» si el Gobierno acepta negociar la alternativa de la organización KAS. De forma mimética el PCE(r) elabora, en octubre del mismo año, un Programa de negociación de cinco puntos que exige, siguiendo a Lorenzo Castro: amnistía, depuración del aparato de Estado, libertades políticas sin restricción, rechazo de la OTAN y desmantelamiento de las bases extranjeras, disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones. La fórmula para intentar imponer la negociación, es la acción violenta». (Consuelo Laiz Castro; La izquierda radical en España durante la transición a la democracia, 1993)

En 1981 se volvió a insinuar lo mismo:

«José María Sánchez Casas, considerado máximo dirigente de los GRAPO, manifestó durante el interrogatorio la voluntad profunda de su organización de abandonar la «lucha armada», en el caso de que se den determinadas condiciones». (ABC; Los GRAPO anuncian su voluntad de «abandonar la lucha armada», 28 de febrero de 1981)

A la llegada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al gobierno en 1982, los GRAPO sorprendieron a la opinión pública con el siguiente comunicado:

«Según un panfleto enviado a los medios informativos. Los GRAPO dicen estar dispuesto a un alto el fuego indefinido. Los Grupos de Resistencia Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) han enviado a varios medios informativos un comunicado en el que anuncian que están dispuestos «a llevar a cabo un alto el fuego y a disolverse» si el Gobierno del PSOE cumple ciertas condiciones. Entre las condiciones que los GRAPO ponen al futuro Gobierno socialista figuran «la salida de España de la OTAN, abrir un diálogo con organizaciones guerrilleras, poner en libertad a los presos políticos antifascistas, derogar las leyes represivas, dar solución a las aspiraciones de los pueblos nacionalistas oprimidos por el Estado español, establecer un régimen de verdaderas libertades políticas y sindicales y depurar del aparato del Estado a elementos fascistas». (ABC; Los GRAPO dicen estar dispuestos a un alto el fuego indefinido, 7 de noviembre de 1982)

¡Vaya!, tanto tiempo vendiéndonos la perorata de que «los GRAPO no vende sus principios», que «los GRAPO no se va a acabar hasta que el proletariado consiga sus propósitos que son el desarrollo de la Guerra Popular Prolongada y la transformación de la guerrilla urbana en un verdadero ejército popular que tome el poder», y resultó que en 1982 salieron comunicando que estaban dispuestos a autodisolverse si el PSOE llevaba a cabo unas cuantas reformas aceptables para cualquier régimen democrático-burgués de turno. ¿Y se extrañan que las masas no comprendiesen ni sus atentados ni sus objetivos con estos bandazos? ¿No se suponía que el PSOE era «socialfascista» y que estaba lejos de llevar a cabo cualquier reforma progresista? ¿Entonces a cuento de qué venía ofrecerse la rendición del presunto Ejército Popular de los trabajadores? A oportunismo y desesperación.

Este capítulo fue confirmado años después por Sánchez Casas:

«–¿Ustedes nunca negociaron?

–Hubo un momento en que nos vinieron unos enviados del gobierno.

–¿De qué gobierno?

–Del gobierno socialista, para ver si se querían hablar, si se quería llegar a un acuerdo y tal. Nosotros planteamos muy claramente que no iba a ir un tira y afloja, que habían unas cosas muy concretas, nosotros no íbamos a pedir nada extraordinario, que el partido fuera legalizado, que el partido pudiese actuar libremente, se le exigía eso y la salida paulatina de los presos a la calle. (...) En principio les pareció bien, dijeron que si, que eso podía ser aceptable, tuvimos dos o tres entrevistas y de golpe y porrazo dejaron de aparecer». (Entrevista a José María Sánchez Casas por parte de Jesús Quintero en TV, 1990)

¿Cómo es posible que si desde el PCE (r)/GRAPO se consideraba a España un «país fascista donde no hay ni puede haber ningún resquicio de legalidad para los revolucionarios», que consideren que «en la etapa imperialista no puede haber un abandono del fascismo», y se propusiese negociar con el gobierno reformas democrático-burguesas, el fin de la «lucha armada», la «liberación de los presos» y la legalización del partido? La única explicación es su alto grado de oportunismo. Esto demuestra que el PCE (r) no es consecuente ni siquiera con los análisis surrealistas que el mismo hacía, y proponía incoherencias con su presunto propio pensamiento.

Años después en otras negociaciones se siguió el mismo patrón, incluso jurando que se abandonaría la lucha armada «si se daban las condiciones»:

«Sobre la cuestión de la actividad legal del Partido dijeron que en nuestro programa se habla de la necesidad del recurso a la lucha armada. Se les dijo que para nosotros la cuestión de los métodos de lucha no es de principio: depende de las condiciones. Sin mencionar el Pleno del 90, se les dijo lo que allí se explica sobre la cuestión, es decir, una vez cambien esas condiciones, un nuevo Congreso se replantearía la cuestión y adecuaría los métodos de lucha a la nueva situación. La clave, pues, está en ese cambio de condiciones, y en nuestro temario lo que se plantea precisamente son las condiciones en que podría darse, a partir de la actual situación, ese posible cambio de los métodos de lucha». (Partido Comunista de España (reconstituido); Las negociaciones entre el Estado y el PCE(r) y los GRAPO, 1996)

Arenas, el propio líder del PCE (r) reconoció que sin duda la intención de los GRAPO ante unas eventuales reformas del gobierno, sería disolverse:

«Entrevistador: ¿Es cierto que los GRAPO se habían comprometido a cesar la lucha armada e incluso a disolverse?

Arenas: Eso sólo hubiera ocurrido una vez que el Estado cumpliera sus compromisos; es decir, si atendía nuestras exigencias y se abría una etapa, por corta que fuera, que permitiera defender las ideas y proyectos democrático-revolucionarios sin necesidad de recurrir a la violencia, lo que no iba a suponer, apenas si hace falta decirlo, el fin de la lucha de clases. El Partido no dejaría de apoyar la lucha revolucionaria de las masas y trataría de organizarlas mejor a fin de que pudieran alcanzar sus objetivos. Puedes estar seguro de que en ningún caso, bajo ninguna circunstancia, vamos a pasarnos a las filas de los reconciliadores». (Entrevista con Arenas, marzo, 1997)

Para parecer que no es un acto traidor contra su propia historia, se dice que rendir el brazo armado «no supone el fin de la lucha de clases». Bonita frase que hasta un socialdemócrata puede firmar. De hecho es lo que han dicho todos los terroristas para convencer a sus seguidos cuando ejecutaban el giro político de pasar del terrorismo indiscriminado a apostar por el parlamentarismo burgués bajo un rechazo absoluto de todo tipo de violencia revolucionaria. ¿Acaso que Arenas tenga en cuenta que continuaría la lucha de clases justifica este acto conciliador de rendir el presunto brazo armado del «partido del proletariado»? No, precisamente demuestra que siendo consciente que seguirá extendiendo la lucha de clases, aquí vemos a un presunto «comunista» hablando de que ofrece rendir el brazo armado de una teórica organización «comunista» al Estado burgués. Oportunismo puro y duro. 

Este tipo de declaraciones no se diferencian al que hemos visto recientemente en líderes de las FARC-EP como Timoshenko. Esto demuestra que el reformismo se puede manifestar bajo organizaciones armadas y no armadas. Estas bandas que durante años nos vendieron que no abandonarían la lucha armada hasta que no consiguiesen derrocar al régimen, nos decían esto mientras no tenían en cuenta ni las condiciones para desarrollarla, ni hacían asco al uso de métodos terroristas indiscriminados ajenos al marxismo. 

Pero siempre, cuando pasa el tiempo, son los mismos que cómicamente les vemos reconsiderar muchas cosas hasta el punto de dar vergüenza ajena, no levantan un dedo cuando al pueblo se les niega los derechos fundamentales de expresión, asociación y demás y hablan de que «la ley es la ley», que todo se puede discutir con reformas y que todo eso es mejor que volver a una agudización social interna donde «haya excesos de las dos partes». Algunos hasta se vuelven unos pacifistas pequeño burgueses, de esos que estarían dispuestos a ver que los tanques pisoteen a los obreros en las huelgas con tal de no perder los principios del pacifismo, incluso no ven con buenos ojos la justificación del la violencia revolucionaria de los pueblos que son invadidos y luchan justamente contra sus agresores. Sobre los diversos acontecimientos políticos se suelen lamentar del desempleo, del tráfico de influencias, del fraude fiscal, de la falta de equidad en la justicia, de la falta de libertades y la represión del movimiento obrero, de este suceso u otro y de sus consecuencias que azotan al país, pero admiten que llegados a este punto de «reconversión ideológica» al que llegaron, el respetar la legalidad burguesa y no salirse de los marcos constitucionales para ellos es lo primordial, lo consideran como un «principio elemental de la democracia» a respetar, cuando en realidad, históricamente ni la democracia liberal de la burguesía se ha constituido a base de pacifismo, ni desde luego la democracia socialista del proletariado ha caminado ese sendero. Veamos que decía Lenin:

«A lo dicho hay que añadir la siguiente consideración general. Una clase oprimida que no aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida sólo merecería que se la tratara como a los esclavos. Nosotros, si no queremos convertirnos en pacifistas burgueses o en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de la que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases. En toda sociedad de clases –ya se funde en la esclavitud, en la servidumbre, o, como ahora, en el trabajo asalariado–, la clase opresora está armada. No sólo el ejército regular moderno, sino también la milicia actual –incluso en las repúblicas burguesas más democráticas, como, por ejemplo, en Suiza–, representan el armamento de la burguesía contra el proletariado. Esta es una verdad tan elemental, que apenas si hay necesidad de detenerse especialmente en ella. Bastará recordar el empleo del ejército contra los huelguistas en todos los países capitalistas. (...) Nuestra consigna debe ser: armar al proletariado para vencer, expropiar y desarmar a la burguesía. Esta es la única táctica posible para una clase revolucionaria, táctica que se desprende de todo el desarrollo objetivo del militarismo capitalista, y que es prescrita por este desarrollo. Sólo después de haber desarmado a la burguesía podrá el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, convertir en chatarra toda clase de armas en general, y así lo hará indudablemente el proletariado, pero sólo entonces; de ningún modo antes». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El programa militar de la revolución proletaria, 1916)

Si el propio Lenin nos hablaba de que la única forma de derrotar y expropiar a la burguesía es bajo el proletariado en armas, ¿a qué charlatán se le ocurriría negociar la rendición del que se autodenomina brazo armado de la organización del proletariado? Pues a uno que está dispuesto a «venderse por un plato de lentejas» con tal de maniobrar para sus intereses personales. No queremos que se nos malinterprete, la disolución de un grupo aventurero y terrorista como el GRAPO o ETA es beneficioso para las clases trabajadoras, pero si sus jefes negocian disolver su expresión armada para integrarse como organización socialdemócrata en el sistema, no queremos que se usen peroratas relacionadas con el uso de la lucha armada –aunque sea en su expresión terrorista– como valedor de un currículum revolucionario, porque se torna ridículo. Tanto el que ha tomado las armas como el que no, el que ha militado como el que no, el joven como el viejo, tienen tantos derechos tanto unos como otros a señalar si una banda práctica un terrorismo absurdo y nocivo, como de criticar si estos mismos grupos pretenden pasar de eso a disolverse e intentar obtener un hueco en el parlamento como organización oportunista de tipo socialdemócrata.

Durante los últimos tiempos se ha tratado de borrar las huellas de estas negociaciones o decorarlas como «argucias tácticas de distracción del GRAPO hacia el gobierno». No es la primera vez ni la última que tratan de engañar a las masas y a sus propios militantes con su pasado.

¿Estas posturas de tiras y afloja con el gobierno eran una excepción en las bandas armadas? Ni por asomo. Reflejan su falta de perspectivas políticas, y evidencian que muchas veces su lucha armada es un reformismo armado.

La historia nos muestra que bajo una línea ideológica pequeño burguesa, ecléctica y vacilante como la del PCE (r)/GRAPO, su destino no podía seguir más que dos opciones.

Uno. Acabar liquidados por sus propios referentes, programas y estrategias militares erradas entre las que cabe contar el terrorismo como dirección, como fueron los casos del PRT-ERP en Argentina, la RAF en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia, Acción Directa en Francia o Forças Populares 25 de Abril en Portugal.

Dos. Abandonar la lucha en un compromiso deshonroso para integrarse en el aspecto político de la democracia parlamentaria democrático-burguesa como partido político legalizado socialdemócrata, como los casos del FMLN en El Salvador, Sendero Luminoso en Perú, Tupamaros en Uruguay, el MIR en Chile, las FARC-EP en Colombia o ETA en España.

Pongamos solo dos ejemplos dentro del maoísmo sobre el caso del cese del terrorismo y la incursión en el sistema democrático-burgués como partidos que respetan y confían en la legalidad burguesa para dirimir los destinos del proletariado en las reivindicaciones menores y mayores.

a) Nepal

Recordamos cuando hace unos pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo sumo que puede aspirar es a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo anticolonial, y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar ligándose a otro imperialismo–, pero nunca mantener un antiimperialismo consecuente y menos llevar a cabo la revolución socialista.

Tiempo después cuando se empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.

Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto.

En el caso nepalí, la lucha armada ha finalizado en la expulsión del monarca y el establecimiento de una república donde se ha hecho una coalición de gobierno entre el partido maoísta y todos los partidos antimonárquicos, y en la cuestión militar fusionando sin más el brazo armado del partido en el ejército monárquico. Este no es un camino que haya pillado por sorpresa a quienes hayan seguido las entrevistas de estos revisionistas en años anteriores. En 2006 Arranchada decía:

«Por supuesto, la gente todavía tiene dudas sobre nosotros porque tenemos un ejército. Y preguntan si abandonaremos nuestras armas después de la Asamblea Constitucional. Hemos dicho que estamos listos para reorganizar nuestro ejército y estamos listos para formar también un nuevo ejército de Nepal. Estamos hablando de una república democrática y nuestro entendimiento con los partidos en la forma de realizara, esto es, la Asamblea Constituyente. (...) En tal situación, los elementos democráticos de la Ejército Real Nenalí (ERN) estarán allí, y también lo estará el Ejército Popular de Liberación (EPL), por lo que organizaremos el ejército como un nuevo ejército de Nepal. (...) Si hay una solución política, estamos preparados para cambiar eso también. (...) Tendremos la reorganización pacífica del ejército». (Siddharth Varadarajanh; Entrevista exclusiva con Prachanda, líder maoísta, 8-10 de febrero de 2006)

Declaran que han evaluado las experiencias positivas y negativas del siglo pasado, por tanto que ellos luchan contra el feudalismo no contra la «democracia», y que por tanto su modelo de sociedad incluye el pluralismo y el multipartidismo como decía Mao:

«Hace tres años tomamos una decisión en la que dijimos cómo vamos a desarrollar la democracia en el siglo XXI. entiende las lecciones positivas y negativas del siglo XX. (...) Decidimos que hay que ir por la competencia política. Sin competencia política, una actitud mecánica o metafísico estará allí. (...) En agosto, tomamos decisiones serias sobre cómo comportarnos constructivamente con los partidos políticos. No creemos que la gente esté luchando contra la democracia multipartidista. Fue principalmente contra la autocracia feudal, contra la estructura feudal. (...)  El cambio socio-económico por el que luchamos es contra el feudalismo y el imperialismo y es en el contexto de esa lucha que estamos hablando de una democracia multipartidista». (Siddharth Varadarajanh; Entrevista exclusiva con Prachanda, líder maoísta, 8-10 de febrero de 2006)

En una entrevista de 2009, se decía de nuevo:

«Nosotros no nos quedamos sólo allí. Para nosotros todo esto fue muy importante porque alcanzamos una nueva comprensión también en lo que se refiere a la necesidad de una competencia política multipartidaria. La necesidad de una competencia política multipartidaria. La necesidad de una competencia política dentro de un marco constitucional. Y alcanzar un marco constitucional antifeudal y antiimperialista con ese tipo de competencia. Una competencia política es muy importante, muy útil para crear una sociedad vibrante. Sin ella es muy difícil poder construir esta sociedad. No podemos liderar las masas del pueblo sin esta competencia política multipartidaria». (Ricardo Letts Colmenares: «No podemos liderar a las masas sin competencia política multipartidaria»; Entrevista a «Prachanda», Jefe del Partido Comunista Maoísta, Primer Ministro de Nepal, 2009)

Para más inri, como se puede ver en la página trotskista La Riposte, los maoístas del PC (maoísta) de Nepal se han convertido en los mejores propagandistas del antistalinismo en favor del trotskismo. Así, el líder maoísta Baburam Bhattarai diría:

«Los revolucionarios marxistas deben reconocer que en el contexto actual, el trotskismo se ha vuelto más relevante que el estalinismo para promover la causa de la clase obrera». (La Chispa Roja , julio de 2009)

La estrategia en la línea exterior de los revisionistas nepalíes, siempre ha sido consumar una alianza con el socialimperialismo chino, seguir su vía. En una entrevista a un medio chino dijo:

«Construiremos zonas económicas especiales como China. Las zonas económicas especiales estimularon el desarrollo económico de China, y nosotros queremos aprender de China. La experiencia de China es muy útil para nosotros». (Entrevista a Pranchanda; Nanfang Daily, 30 de junio de 2008)

¿Quién ha sido inspiración para Pranchanda?:

«Está claro que al comienzo mismo de la lucha política de masas en Nepal, nosotros tomamos mucho interés en la lucha armada que se desarrollaba en el Perú. Particularmente en el movimiento de Sendero Luminoso, liderado por el camarada Gonzalo». (Ricardo Letts Colmenares: «No podemos liderar a las masas sin competencia política multipartidaria»; Entrevista a «Prachanda», Jefe del Partido Comunista Maoísta, Primer Ministro de Nepal, 2009)

Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otros contrarrevolucionarios, quién no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente la clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneismo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burgués y está fundado en una ideología pequeño burguesa –como el maoísmo que tiene muchas variantes y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de carácter anticolonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable.

¿Algo que alegar los maoístas y defensores del proceso nepalí? ¿Nada aparte de alegatos sentimentalistas? Pues sigamos.

b) Perú

Es más, si miramos uno de los mitos favoritos de los maoístas como es el caso de los senderistas, nos daremos cuenta, que incluso los movimientos como este que se presentaban así mismos como los más puristas y lo más resueltos a tomar las armas, en realidad pasaron rápidamente de un terrorismo desfasado a hacerse socialdemócratas y mendigar su inclusión en el régimen parlamentario multipartidista. Esto demuestra que el maoísmo, bien en su versión aventurera guerrillera-terrorista o en su versión electorera, sigue siendo revisionismo, y que lo mismo puede virar de una estrategia a otra, pero ni su programa ni su estrategia militar es marxista, sino una revisión de sus axiomas fundamentales.

Todos los maoístas del mundo nos vendieron mil promesas sobre la «Guerra Popular de Perú» –al igual que han hecho tantas veces con otras guerrillas–, diciéndonos que «jamás abandonarían las armas», que «la vía armada era la vía única revolucionaria, que no sería abandonada hasta la victoria», que lo suyo «no eran acciones terroristas» y que ellos «si demostraban estar haciendo la revolución a diferencia de sus críticos», las proclamas típicas de los grupos de este estilo. Pero esa pose revolucionaria cambio cuando el famoso líder excéntrico de los senderistas Abimael Guzmán Reynoso alias «Presidente Gonzalo» fue capturado en un operativo de inicio de los 90. A partir de ahí, y siempre mirando por sus intereses personales, el líder senderista escribió unas carta al presidente de Perú de aquel entonces que era el famoso golpista, corrupto y asesino Fujimori, diciendo que el movimiento «había sido derrotado» y que «se debía llegar a una paz» con el objetivo de que sus militantes dejaran las armas y que los suyos y sobre todo él pudiera ser amnistiado. La mayoría de la guerrilla maoísta se rindió. Por supuesto pese a sus acciones terroristas de envergadura –como el coche bomba de Miraflores de 1992 que dejó un saldo de 25 muertos y 200 heridos– y el sistemático método de asesinatos selectivos contra sus opositores, lo cierto era que las posibilidades de sobrevivir políticamente y militarmente para Sendero Luminoso eran reducidas con o sin Gonzalo a su cabeza, debido a las estrategias de terror contra la población y a su estrategia militar maoísta de unilateralidad hacia el campo, por lo que Fujimori rechazó esa «oferta de paz» y prosiguió el reducir a la guerrilla maoísta hasta la mínima expresión.

Los maoístas peruanos declaraban hace poco que la claudicación de los maoístas de Nepal que se empezaban a vislumbrar cada vez más, por suerte, no se había producido en el Perú.

«Toda la actividad del Presidente Gonzalo y su todopoderoso pensamiento gonzalo va contra la LOD revisionista y capitulacionista, contra el nuevo revisionismo y lo que plantea el Partido Comunista de Nepal (maoísta) y el camarada Prachanda. Por eso, el CoMRI , con respecto al Presidente Gonzalo, decía que podría estar detrás de las «cartas» y que había que investigar; por eso, el CoMRI, conduce erróneamente la lucha de dos líneas, distorsiona el maoísmo y difunde una imagen falsa sobre el desarrollo actual del Partido Comunista del Perú y la guerra popular que dirige». (Movimiento Popular Perú; Campaña de celebración del XVº aniversario del magistral discurso del presidente gonzalo, que resplandece victorioso y pujante ante el mundo como arma de combate, 2007)

Lo sentimos pero no, la historia ha demostrado de forma tajante por medio de la pluma y la voz de sus propios protagonistas –como vamos a ver a continuación– que el gonzalismo y el prachandismo son variantes maoístas que han pasado desde el guerrillerismo terrorista de sus inicios hasta acabar en el cretinismo parlamentario más vergonzante. Este tipo de escritos a los que se hacen mención como la carta de Gonzalo a Fujimori de 1993 y otros posteriores fueron negados en su momento por muchos de los maoístas que estaban en shock –en un intento de realizar una última línea de defensa de su icono y su movimiento pseudorevolucionario–. 

Recientemente la primera carta y otros documentos de la época fueron digitalizados por  Elena Ipayaguirre –la esposa del líder– y publicadas Alfredo Crespo –su actual abogado– en el libro «Puño y letra» publicado en 2009:

«Señor Ingeniero Alberto Fujimori Fujimori
Presidente de la República

Señor Presidente:

Acudimos a Usted, en su condición de Jefe del Estado Peruano, para solicitarle conversaciones que conduzcan a un Acuerdo de Paz cuya aplicación lleve a concluir la guerra que por más de trece años vive el país. Damos este paso de gran trascendencia partiendo de nuestra ideología y principios de clase, cabalmente seguros de la necesidad histórica insoslayable del mismo y con clara comprensión de que refleja lo que ha devenido en necesidades del pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto.  Sírvase, Señor Presidente, prestar atención a nuestra solicitud y acceder a ella.

Penal Militar Naval del Callao, 2 de julio de 1993». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)

En la introducción de dicho documento se dice:

«Son unas compilaciones de manuscritos que el Doctor Abimael Guzmán hizo para afrontar el proceso al cual fue protegido, y que mi patrocinada Elena Ipayaguirre los ha compilado y los ha publicado. (...) Los escritos son de su puño y letra». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)

A partir de ahí que el «irreductible y legendario» líder conocido como el «Presidente Gonzalo» negoció con el no menos famoso Montesinos la rendición de las tropas senderistas y reconocer los avances del gobierno de Fujimori –de notable revelación han sido los videos inéditos recientemente publicados–, una política que de paso ayudaba a Fujimori a reforzar su régimen e incluso darle un barniz democrático:

«Casi desde el momento de su captura Guzmán entablaría un diálogo con el gobierno a través de Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y jefe del Servicio de Inteligencia Nacional. (...) El objetivo era aprovechar en el corto plazo los réditos políticos que la rendición de Guzmán pudiera generar al gobierno fujimorista, y de esta forma mejorar la imagen dictatorial del régimen tras el autogolpe. Según Manrique, hubo incluso una alianza abierta entre el líder senderista y el SIN con el propósito de ayudarle a ganar hegemonía en el aparato partidario, primero entre los militantes presos y después entre los que permanecían en libertad. (...)  Junto con los miembros del comité central darían los primeros pasos enviando dos cartas dirigidas al presidente Fujimori y apareciendo públicamente en televisión reconociendo la derrota, proponiendo acabar con las operaciones militares, disolver el ejército popular y dejar las armas». (Esteban Valle Riestra Padró; Movadef, el pensamiento Gonzalo y la reaparición de Sendero Luminoso: 1992-2012, 2015)

Esto tiene especial importancia, porque los senderistas con Gonzalo a la cabeza en su momento de apogeo, cuando los revolucionarios y progresistas no les seguían el juego en sus aventuras los acusaban de «soplones del servicio del inteligencia» y de «hacerle el juego al imperialismo estadounidense» persiguiendo a varios de ellos, esto es normal, el maoísmo se ha valido históricamente como el trotskismo de la calumnia política para intentar deshacerse de sus adversarios, pero la historia una vez más ha demostrado que el único agente de la burguesía nacional y del imperialismo es el maoísmo.

¿Cuál es el programa actual del senderismo después de todo esto? En 1993 se decía bajo la firma del Comité Central liderado por Gonzalo:

«Mantenemos nuestra ideología y principios de clase, el marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo y nuestra militancia. 2. Concluir la guerra popular no es rendición ni abandonar la revolución, sino seguir bregando en las nuevas condiciones. 3. Estamos por celebrar un Acuerdo de Paz como paso histórico de necesidad insoslayable que en la actualidad ha devenido en necesidad del pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto. El pueblo necesita paz así como democracia y desarrollo, y especialmente condiciones que le permitan satisfacer sus demandas básicas. (...) Ley de Amnistía General que sirva a la reconciliación nacional; sin vencedores ni vencidos, sin represalias, venganzas, persecuciones ni restricciones personales contra nadie, pues sólo complicarían la ardua tarea de cumplir el Acuerdo de Paz a que ambas partes se comprometen. (...) El Acuerdo de Paz aprobado debe ser difundido por televisión, radio, y periódicos, asimismo sería necesario que Abimael Guzmán Reinoso (Presidente Gonzalo) lo fundamente en la televisión, pues, es clave para su aceptación por el Partido. (...) Cinco meses después del inicio del cese de la guerra popular, se procederá a la autodisolución del Ejército Guerrillero Popular y a la inutilización de sus armas y medios de combate, así como a la autodisolución de los Comités Populares y Bases de Apoyo de la RPND». (Partido Comunista de Perú; Lineamientos para «documento de bases para acuerdo de paz», 6 d de julio de 1993)

La mayoría de senderistas aceptaron este programa pero el Estado no aceptó ninguna de las propuestas aquí recogidas. Poco después en 2006, se sigue insistiendo en que se acepten y cumplan todas estas propuestas que no se materializaron por parte del gobierno:

«Pasados los años y presente otras circunstancias, consideramos la necesidad de una nueva política de presos políticos y guerra. Por ello, hace buenos meses en el 2006, se planteó una concentrada así: solución política, amnistía general y reconciliación general». (Abimael Guzmán Reynoso; De puño y letra, 2009)

Mientras los maoístas de todo el mundo seguían instituyendo en su propaganda que el «gran Presidente Gonzalo» no había cambiado nada en sus posiciones desde su detención, que seguía luchando para continuar la «guerra popular», ¡que el ánimo y el programa senderista continuaba intacto! Pretendían ignorar adrede hasta los propios vídeos difundidos donde se ve a su ídolo de barro hablando como un vulgar socialdemócrata, Eso es lo que han hecho por ejemplo los miembros del MAI, esos maoístas que ahora forma parte de los llamados «reconstitucionalistas»:

«El PCP debería aprovechar su II Congreso para matizar, en esta dirección y a tenor de su propia experiencia de los últimos lustros –su capacidad para recuperarse, generar dirección y proseguir Guerra Popular en ausencia de Gonzalo–, su doctrina de la jefatura, propuesta que, por supuesto, fue rechazada pues, como se nos informó, ese Congreso no se propone rectificar ni concebir una nueva línea, sino consolidar orgánicamente al partido, principalmente en cuanto a su dirección, y reafirmar el pensamiento gonzalo y su jefatura». (Informe sobre la intervención del MAI en la Conferencia Internacional de Madrid, 2007)

Pero hay más ejemplos de otros grupos maoístas:

«Sostenidos en los aportes del pensamiento gonzalo, resultado de la aplicación del maoísmo a la revolución en el Perú, nos reafirmamos en que ser comunista hoy es ser marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta. (...) Nos reafirmamos en que únicamente sostenidos en el marxismo-leninismo-maoísmo y los aportes de validez universal del pensamiento Gonzalo podremos orientarnos en la comprensión del desenvolvimiento de las contradicciones fundamentales, asir la contradicción principal del mundo actual para definir correctamente la política y las tareas que se desprenden de la situación objetiva. (...) Primera contradicción: entre naciones oprimidas, por una parte, y superpotencias y potencias imperialistas, por otra». (V Encuentro de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninista-Maoístas de América Latina, 2016)

Como nota decir que este último grupo que se basa en el «pensamiento Gonzalo» da muestras que el maoísmo en la mayoría de sus variantes, siempre suele ser una suerte de oportunismo interclasista incluso entre sus grupos con lenguaje más radical. No señores, la contradicción principal no es entre el imperialismo y los países coloniales y neocoloniales, es capital-trabajo, es decir, burguesía vs proletariado, lo vuestro es una desviación tercermundista.

Visto a distancia, es bastante gracioso que los grupos maoístas de todo el mundo ponían al líder senderista de ejemplo de «estoica resistencia» ante la burguesía cuando en la realidad se había vendido en 1992 para obtener privilegios personales, habiendo montando ya en 2006 sus primeros pasos para constituir lo que hoy es el llamado Movadef. Como dice el refrán «no hay más ciego que el que no quiere ver». 

Lo cierto es que lejos de lo que suponía el MAI con sus tristes deseos subjetivistas, el senderismo de Gonzalo no iba encaminado a reanudar la lucha armada, sino a establecer una línea carrillista, en 2012 se decía:

«Las especificaciones de la política fundamental hasta hoy son: 1° ¡Luchar por un Acuerdo de Paz y Sentar Bases para el II Congreso!; 2° Por solución política a los problemas derivados de la guerra, y 3°Solución política, Amnistía general y Reconciliación Nacional, actualmente especificada en la Campaña: ¡Amnistía General para civiles, policías y militares!». (Esteban Valle Riestra Padró; Movadef, el pensamiento Gonzalo y la reaparición de Sendero Luminoso: 1992-2012, 2015)

¿Recuerdan los lectores que más atrás vimos que en la «Revolución Cultural» de los 60 los maoístas más fanáticos pensaban de forma metafísica e idealista que lo que distinguía la posición revolucionaria de una contrarrevolucionaria era la posición hacia Mao –es decir hacia una persona–? Pues ellos han seguido este dogma del revisionismo chino a pies puntillas antes, durante y después de la captura del «Presidente Gonzalo», y siguen todo lo que diga el líder, pese a que lo que ordene sea una idea subjetivista de un demente, una deshonra para ellos como presuntos revolucionarios o directamente un plan suicida y liquidacionista para la organización. Los maoístas no cuestionan, obedecen la orden del líder y la propaganda. 

Si en los años 70 algunas ramas maoístas no querían creer que Mao había sido el causante de las peores consecuencias de la práctica tercermundista del partido revisionista chino pese a ver a China adorar a todos los dictadores militares proestadounidenses, ahora los maoístas se niegan a aceptar que Gonzalo haya intentando pactar con los diversos gobiernos peruanos y haya establecido un programa reformista para sus integrar en sus exguerrilleros en un partido legal que forme parte del sistema parlamentario y acepte la constitución peruana, todo lo reducen a «montajes y falsos documentos» pese a que el propio «Presidente Gonzalo» haya confirmado en público y en base a sus familiares y colaboradores cercanos todas esta documentación. 

Pero los hechos son tozudos. Una demostración palpable fue cuando mano la derecha del «Presidente Gonzalo», Alfredo Crespo, el abogado del líder senderista presentó y encabezó el nuevo partido legal de los senderistas: el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef). Su  trabajo ha sido popularizar en Perú como profeta elegido el dogma idealista del llamado «Pensamiento Gonzalo» –en realidad una variante americana y rancia del maoísmo–, siendo su objetivo llevar por toda la tierra las ideas de su Dios a los infieles, y precisamente convencer a todos que sin él no hay lucha armada posible –lo que indica el caudillismo clásico de estas organizaciones– y que lejos de querer «seguir la guerra popular» como decían los pobres ilusos del MAI, el Dios del senderismo ha tenido como objetivo desde 1992 para sus súbditos que luchen por la reintegración y adaptación en el régimen capitalista peruano:

«Alfredo Crespo: Estamos ante una realidad concreta, ya la guerra termino dice él, con mi detención, lo demás no es la guerra que iniciamos.

Entrevistador: Véase el personalismo.

Alfredo Crespo: No, es que él ha sido jefe del partido, y él dijo que la guerra que iniciamos, con obviamente todo el conjunto de personas que nos acompañaban, se acabó el 12 de septiembre de 1992, y fue derrotada ya, y él viendo esa nueva situación que se había presentado le pide al presidente Fujimori llevar a cabo conversaciones para llegar a un acuerdo de paz, a una solución política». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán, 14 de septiembre de 2009)

En otra entrevista Crespo sigue predicando y dice casi de forma calcada su sermón añadiendo los términos «reconciliación nacional» como si fuera un buen carrillista:

«Entrevistador: El partido era manejado por él, él era el Presidente Gonzalo, Ellos mismos dicen que cuando ocurre lo de septiembre de 1992 el partido se desmorona, era tan vertical que el partido se desmorona.

Alfredo Crespo: Él dice que con su detención terminó la guerra. Y él dice que los del VRAEM son mercenarios que han abandonado la ideología y ya no son del partido. Él se reafirma en una solución política de amnistiara general y reconciliación nacional. Él dice que los que han quedado fuera y los que han ido quedando liberados deben participar acorde al artículo 35 de la constitución, ellos deben participar en las elecciones, teniendo o no teniendo candidatos, apoyando o no apoyando una candidatura». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)

¡¿Qué opinaran ahora de las palabras de su gurú los maoístas del exterior como el MAI, sus herederos y otros tantos grupos que han seguida la estela de esta estafa de movimiento?! Han quedado retratados como seguidistas de un mito, seguidistas de un fantoche que se hacía pasar por comunista.

En la presentación oficial de Movadef, un senderista dijo:

«Nueva constitución que contemple los derechos fundamentales el pueblo, no pensamos que tengamos que se tenga que destruir la constitución del 1979, necesitamos un amplio debate a nivel nacional sobre el problema de los derechos fundamentales del pueblo. (...) No descartamos convergencias, nos interesa mucho por ejemplo, el movimiento que encabeza el padre Arana, nos interesa mucho el movimiento de los indígenas nativos». (Manuel Fajardo; Presentación de Movadef, 2009)

Al final, después de tanta parafernalia Sendero Luminoso nos confiesa que a lo que aspira a ser bajo es un partido legalista, aspira a través de alianzas pragmáticas sin principios poder tomar un par de alcaldías para saquear las arcas públicas, cobrar varios sueldos del Estado, recibir subvenciones, y hacer lo que toda la izquierda domesticada. Los aliados que aquí cita como el padre Arana de Tierra y Libertad es un conglomerado de seguidores de la teología de la liberación, trotskistas, tercermundistas, guevaristas, socialistas del siglo XXI y demás, pero para desgracia suya el padre Arana los ha rechazado varias veces por sus crímenes de atentados terroristas indiscriminados. Ni los curas perdonan la brutalidad de los senderistas. ¡Pobres incomprendidos! 

Ellos creen que además el problema de Perú no es el capitalismo sino el neoliberalismo como demagógicamente dicen los chavistas y cualquier representante del «socialismo del siglo XXI»:

«El pueblo, para poder desarrollar sus luchas en mejores condiciones y reconquistar sus derechos fundamentales, arrebatados en 20 años de imposición del neoliberalismo, necesita democratizar la sociedad y levanta las banderas de Solución Política, Amnistía General y Reconciliación Nacional, planteadas desde 1993 por el Dr. Abimael Guzmán Reynoso, las que recogemos y enarbolam». (Movadef; Amnistía General; Periódico Marxista-Leninista-Maoísta, Nº1, 25 de septiembre de 2010)

He aquí la teoría reformista de que para que la nación avance se necesita «paz» social es decir reconciliación entre clases mientras se idealiza el término «democracia» en abstracto:

«¿En qué reside el error fundamental de todos estos argumentos oportunistas? En que suplantan en realidad la teoría socialista de la lucha de clases, única fuerza motriz verdadera de la historia, por la teoría burguesa del progreso «solidario», «social». Según la teoría del socialismo, es decir, del marxismo –hoy no puede hablarse en serio de un socialismo no marxista–, la fuerza motriz verdadera de la historia es la lucha revolucionaria de clases; las reformas son un producto accesorio de esta lucha; accesorio, por cuanto expresan el resultado de los intentos frustrados por atenuar esta lucha, por debilitarla, etc. Según la teoría de los filósofos burgueses, la fuerza motriz del progreso es la solidaridad de todos los elementos de la sociedad, que comprenden el carácter «imperfecto» de tal o cual institución. La primera teoría es materialista, la segunda idealista. La primera es revolucionaria. La segunda, reformista. La primera sirve de base a la táctica del proletariado en los países capitalistas modernos. La segunda sirve de base a la táctica de la burguesía. De la segunda teoría se deriva lógicamente la táctica de los progresistas burgueses comunes: apoyar siempre y en todas partes «lo mejor»; elegir entre la reacción y la extrema derecha de las fuerzas que se oponen a esa reacción. De la primera teoría se deriva lógicamente la táctica revolucionaria independiente de la clase avanzada». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Otra vez el ministerio de la Duma, 1906)

Como dijo Lenin en cada país existen dos naciones, la proletaria y la burguesa, y están condenadas a luchar entre sí para bien quién prevalece en el Estado, debido a que el propio Estado es un instrumento de dominación de una clase sobre otra, un marco donde se expresan claramente las contradicciones irresolubles entre las clases sociales:

«Que el Estado es un órgano de dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda —con la clase contrapuesta a ella—, es algo que la democracia pequeño burguesa no podrá jamás comprender». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El Estado y la revolución, 1917)

Esto es, o mandan los explotadores o mandan los explotados no hay término medio, por tanto la dictadura burguesa bien es su expresión democrático-burguesa o en su expresión autoritaria como el fascismo es una democracia para los explotadores y una dictadura que reprime a los explotados cuando lo necesita para salvaguardar su poder económico y por extensión el político y cultural.

Por tanto el deber de los revolucionarios no es idealizar la democracia burguesa:

«El deber socialista no es reconciliarse con la democracia hipócrita sino desenmascarla». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El «programa de paz», 1916)

En realidad este también es el nuevo discurso reformista de otra guerrilla que ejercía el terrorismo como fueron las FARC-EP, esta similitud a nadie tendría que sorprenderle a estas alturas. Todo el mundo debe saber que en el caso de la guerrilla colombiana su programa ha sido un programa para el reparto de tierras primero, y de lucha contra el neoliberalismo después, pero jamás de lucha por el socialismo ni siquiera cuando lo mencionaban en forma abstracta y ahora en los recientes acuerdos de paz de noviembre de 2016 la cuestión de la reforma agraria ha sido abandonada para satisfacer a los terratenientes. 

En especial todos los movimientos revisionistas, inclusive los que mantienen una retórica de lenguaje más cercano al marxismo, han intentando estos años focalizar sus reivindicaciones sobre la lucha contra el neoliberalismo como si fuera la fuente de los males del mundo, pero lo cierto es que focalizando la lucha sobre el neoliberalismo lo que significa realmente es que retoman la bandera de la socialdemocracia de los años 60, del keynesianismo barato, o dicho de otro modo buscar un capitalismo más amable, pero no derrocarlo.

No es casualidad que los senderistas enamorados del modelo fariano de integración de la guerrilla en el sistema burgués se alabe el «modelo de paz colombiano» como se pudo ver en el artículo «Acuerdo de paz en Colombia: ¿qué lecciones debe sacar el Perú?»:

«Nuestro país está fraccionado con heridas aún abiertas, requiere cerrarlas y reconciliarse para impulsar el desarrollo de la nación en beneficio del pueblo. (...) Dicha reconciliación nacional debe pasar por una amnistía general». (Amnistía General; Periódico de Movadef; Acuerdo de paz en Colombia: ¿qué lecciones debe sacar el Perú?, Nº12, 2010)

A esto podemos responderle con lo mismo que expresamos cuando los farianos salían con las mismas historias sobre la reconciliación de la nación:

«[Con ello de que] aceptan integrarse en las reglas y juego de la democracia burguesa colombiana, están obligados a aceptar que oficialmente desde la propaganda del gobierno pinte su lucha y la de otros colectivos contra los diferentes gobiernos colombianos como una lucha en que «no hay que buscar culpables» ya que ambos son «bandos iguales» en cuanto a errores, proclamando la manida paz «sin vencedores ni vencidos», al estilo del discurso carrillista sobre la Guerra Civil durante la Transición en España, o al estilo del discurso orteguista-frentista de la Reconciliación Nacional en Nicaragua. Con esto se tapará el carácter de clase de los bandos en estos conflictos, por qué luchaban y las acciones de cada uno de ellos. Sea una revolución anticolonial, antifeudal, socialista, o del tipo que sea, los marxista-leninistas debemos comprender que estos discursos unitaristas que se lanzan y que abogan por olvidar las diferencias de los bandos en pugna, sus reivindicaciones y acciones, solo ayudan a que un bando o ambos se «vayan de rositas» en este conflicto, y se borre en la conciencia colectiva las causas del conflicto y las fechorías cometidas [sobre todo cuando se trata de una pugna entre un Estado burgués terrorista y una banda pequeño burguesa que también usaba el terror sin distinción]». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

¿Y a efectos prácticos que supone esa reconciliación nacional para todas las agrupaciones y toda la población trabajadora cuando se aplica al país en cuestión? Veamos de nuevo el caso colombiano:

«Y algunos lectores dirán: ¿y qué quiere decir «reconciliación nacional» que tanto oímos últimamente? ¡Fácil! Que más allá de algún que otro cabeza de turco y alguna pantomima de actos, y compensaciones: todas las torturas, todo los bombardeos indiscriminados, todas las fuerzas paramilitares usadas para acallar a uno u otro colectivo que protestaba o se levantaba en armas, toda la asistencia estadounidense en montar estos dispositivos; todos los atropellos que atentaban hasta la misma constitución burguesa colombiana, todo el terrorismo de Estado, toda la «guerra sucia» que los gobiernos colombianos han ejercido durante décadas tanto contra las FARC-EP como contra otras organizaciones y civiles, simplemente quedarán en el olvido, no habrá responsables, que la mayoría no serán juzgados ni las víctimas, en su mayoría, serán indemnizadas. Significa también que muchos de estos verdugos odiados por el pueblo serán ensalzados como «adalides de la paz y la democracia», se le dedicaran calles, y se dirá hipócritamente que así debe de ser por la «reconciliación nacional» y por el bien de la «democracia y la paz en Colombia». ¡Como decimos el modelo nicaragüense o español de «reconciliación nacional» les será de gran ayuda con toda seguridad!». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

Este nauseabundo periódico de Movadef, en su primera edición, publicó con toda la osadía del mundo una portada donde se decía: «¡Amnistía general para civiles, policías y militares!» (sic). Con esta proclama los viejos aventureros y terroristas piden clemencia ante el pueblo y pretenden que ellos se movilicen para impulsar una ley que les salve el pellejo, a su vez ofrecen a cambio a la burguesía dominante que los militares y policías que han asesinado y torturado extrajudicialmente durante décadas salgan impunes de este mismo proceso. ¿Qué viene a significar este eslogan entonces? Que lejos de lo que dice la propaganda de Sendero Luminoso/Movadef sus propuestas  –como las del acuerdo de paz entre Santos y las FARC-EP de noviembre de 2016– no benefician a todo el pueblo, más bien benefician a los implicados en las guerrillas-terroristas y a las fuerzas de represión, pues limpia los crímenes cometidos contra ellos pero sobre todo hay que subrayar que también quedan exentos de ser juzgados los crímenes que hayan sido cometidos contra otros grupos: contra los sindicalistas, contra los progresistas, contra los movimientos indígenas, contra los verdaderos marxista-leninistas, etc. ¡He aquí pues el egoísmo gremial más rastrero vestido siempre de «causa del pueblo»! 

Por suerte hemos tenido la oportunidad de conocer del Perú a elementos revolucionarios que se están versando en el marxismo-leninismo en la medida de lo posible de sus difíciles condiciones –debido al bajo nivel general– los cuales se oponen a estas maniobras, ya que por fortuna el maoísmo en Perú cada vez va a menos.

Si echamos la vista atrás estas propuestas de Movadef trasladadas a otros países son los mimos tratos que se cerraron en diversos procesos. Es el mismo pacto que se cerró entre la burguesía en el poder y la oposición democrático-burguesa en España cuando con la amnistía de 1977 se daba la opción de sacar preso a todo miembro que hubiera sido encarcelado por motivos políticos e incluso con delitos de sangre, a cambio de una firma blindada para que nunca se pudiese investigar ni condenar a los policías y militares que ejercieron la tortura, la violación y el asesinato durante el franquismo. En Argentina mismamente durante el gobierno de Menem se llegó a un acuerdo para que la banda terrorista de los famosos peronistas-católicos Montoneros fuesen exculpados mientras por otro lado se indultaba a los responsables de la dictadura militar de Videla condenados en 1985. Y así podríamos seguir de forma infinita. 

***

Así se expresaba Elena Ódena respecto al actuar de todos estos grupos que hemos venido hablando:

«No podemos dejar, en modo alguno, de tener presente que el revolucionarismo pequeño burgués, el izquierdismo, puede en determinados momentos causar graves daños a la causa de la revolución y al pueblo en general. El desencadenamiento de acciones prematuras, para las cuales no existen condiciones ni para realizarlas ni para hacer frente a lo esencial de sus consecuencias, el llevar a cabo actos de terrorismo, fuera del contexto de la lucha revolucionaria de masas. (...) El izquierdismo pequeño burgués que desvía a ciertos sectores de la lucha auténticamente revolucionaria, es el complemento natural del revisionismo moderno, ya que al no apoyarse en la lucha de masas, acaba siempre en los fracasos a que inevitablemente conduce el revolucionarismo y activismo pequeño burgueses, en un plazo más o menos corto, cayendo en compromisos sin principios con el revisionismo o abandonando la lucha». (Elena Ódena; Los revisionistas apoyan el izquierdismo y calumnian la política de principios de los marxista- leninistas, 1973)

Estas tácticas de tira y afloja, de vender el brazo armado del partido por ciertas reivindicaciones, que a veces en momentos críticos son irrisorias, no es una postura marxista-leninista, sino simplemente oportunista:

«1) El proletariado no puede dejar de tener su cuerpo militar bien para defenderse en las condiciones donde todavía no ha tomado el poder y porque debe ir curtiéndose en lo militar y preparar la toma de poder;

2) La participación dentro de los límites de la democracia burguesa no puede dar el anhelo al cambio político, económico y cultura que desea el proletariado, debe demoler toda la maquinaria del Estado burgués –el parlamento, los cuerpos represivos, las leyes burguesas, etc.– y crear un poder popular propio con su propio ejército popular, cambio al que la burguesía no estará dispuesta a contemplar de brazos cruzados ni de forma pacífica;

3) Cualquier reforma política que consiga el proletariado y las masas trabajadoras en el marco de la democracia burguesa debe ser una victoria de concienciación, un impulso para la revolución, que tomará en sus manos el poder político, y dependiendo del contexto y al ritmo debido, todos los medios de producción acabando con el capitalismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016) (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)

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