«En la historia de las bandas armadas
revisionistas es muy común que estos grupos busquen la rendición de la
guerrilla, el brazo armado del partido o la organización armada del tipo que
sea. Esto ocurre por un cúmulo de razones de ellas: por la falta de una visión
clara sobre la toma de poder, por la falta de un programa aglutinador y atractivo
para las masas, por giros hacia posturas legalistas y socialdemócratas en la
dirección, por la falta de apoyo entre las masas por sus acciones terroristas o
como escapatoria para «salvar los
muebles» ante una inminente
liquidación de la banda armada ante el acoso de las fuerzas de seguridad.
Los GRAPO no fueron la excepción. Ya en
1978 se propuso los famosos cinco puntos:
«En
febrero de 1978 ETA propone «un alto el fuego» si el Gobierno acepta negociar
la alternativa de la organización KAS. De forma mimética el PCE(r) elabora, en
octubre del mismo año, un Programa de negociación de cinco puntos que exige,
siguiendo a Lorenzo Castro: amnistía, depuración del aparato de Estado,
libertades políticas sin restricción, rechazo de la OTAN y desmantelamiento de
las bases extranjeras, disolución del Parlamento y convocatoria de elecciones.
La fórmula para intentar imponer la negociación, es la acción violenta».
(Consuelo Laiz Castro; La izquierda radical en España durante la transición a
la democracia, 1993)
En 1981 se volvió a insinuar lo mismo:
«José María Sánchez Casas, considerado máximo dirigente de los
GRAPO, manifestó durante el interrogatorio la voluntad profunda de su
organización de abandonar la «lucha armada», en el caso de que se den determinadas
condiciones». (ABC; Los GRAPO anuncian su voluntad de «abandonar la lucha
armada», 28 de febrero de 1981)
A la llegada del Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) al gobierno en 1982, los GRAPO sorprendieron a la opinión
pública con el siguiente comunicado:
«Según
un panfleto enviado a los medios informativos. Los GRAPO dicen estar dispuesto
a un alto el fuego indefinido. Los Grupos de Resistencia Antifascistas Primero
de Octubre (GRAPO) han enviado a varios medios informativos un comunicado en el
que anuncian que están dispuestos «a llevar a cabo un alto el fuego y a
disolverse» si el Gobierno del PSOE cumple ciertas condiciones. Entre las
condiciones que los GRAPO ponen al futuro Gobierno socialista figuran «la
salida de España de la OTAN, abrir un diálogo con organizaciones guerrilleras,
poner en libertad a los presos políticos antifascistas, derogar las leyes
represivas, dar solución a las aspiraciones de los pueblos nacionalistas
oprimidos por el Estado español, establecer un régimen de verdaderas libertades
políticas y sindicales y depurar del aparato del Estado a elementos fascistas».
(ABC; Los GRAPO dicen estar dispuestos a un alto el fuego indefinido, 7 de
noviembre de 1982)
¡Vaya!, tanto tiempo vendiéndonos la
perorata de que «los GRAPO no vende sus principios», que «los GRAPO no se va a
acabar hasta que el proletariado consiga sus propósitos que son el desarrollo
de la Guerra Popular Prolongada y la transformación de la guerrilla urbana en
un verdadero ejército popular que tome el poder», y resultó que en 1982
salieron comunicando que estaban dispuestos a autodisolverse si el PSOE llevaba
a cabo unas cuantas reformas aceptables para cualquier régimen
democrático-burgués de turno. ¿Y se extrañan que las masas no comprendiesen ni
sus atentados ni sus objetivos con estos bandazos? ¿No se suponía que el PSOE
era «socialfascista» y que estaba lejos de llevar a cabo cualquier reforma progresista?
¿Entonces a cuento de qué venía ofrecerse la rendición del presunto Ejército
Popular de los trabajadores? A oportunismo y desesperación.
Este capítulo fue confirmado años después
por Sánchez Casas:
«–¿Ustedes
nunca negociaron?
–Hubo
un momento en que nos vinieron unos enviados del gobierno.
–¿De
qué gobierno?
–Del
gobierno socialista, para ver si se querían hablar, si se quería llegar a un
acuerdo y tal. Nosotros planteamos muy claramente que no iba a ir un tira y
afloja, que habían unas cosas muy concretas, nosotros no íbamos a pedir nada extraordinario,
que el partido fuera legalizado, que el partido pudiese actuar libremente, se
le exigía eso y la salida paulatina de los presos a la calle. (...) En
principio les pareció bien, dijeron que si, que eso podía ser aceptable,
tuvimos dos o tres entrevistas y de golpe y porrazo dejaron de aparecer».
(Entrevista a José María Sánchez Casas por parte de Jesús Quintero en TV, 1990)
¿Cómo es posible que si desde el PCE
(r)/GRAPO se consideraba a España un «país
fascista donde no hay ni puede haber ningún resquicio de legalidad para los
revolucionarios», que consideren que «en
la etapa imperialista no puede haber un abandono del fascismo», y se propusiese
negociar con el gobierno reformas democrático-burguesas, el fin de la «lucha
armada», la «liberación de los presos» y la legalización del partido? La única
explicación es su alto grado de oportunismo. Esto demuestra que el PCE (r) no
es consecuente ni siquiera con los análisis surrealistas que el mismo hacía, y
proponía incoherencias con su presunto propio pensamiento.
Años después en otras negociaciones se
siguió el mismo patrón, incluso jurando que se abandonaría la lucha armada «si
se daban las condiciones»:
«Sobre
la cuestión de la actividad legal del Partido dijeron que en nuestro programa
se habla de la necesidad del recurso a la lucha armada. Se les dijo que para
nosotros la cuestión de los métodos de lucha no es de principio: depende de las
condiciones. Sin mencionar el Pleno del 90, se les dijo lo que allí se explica
sobre la cuestión, es decir, una vez cambien esas condiciones, un nuevo
Congreso se replantearía la cuestión y adecuaría los métodos de lucha a la
nueva situación. La clave, pues, está en ese cambio de condiciones, y en
nuestro temario lo que se plantea precisamente son las condiciones en que
podría darse, a partir de la actual situación, ese posible cambio de los
métodos de lucha». (Partido Comunista de España (reconstituido); Las
negociaciones entre el Estado y el PCE(r) y los GRAPO, 1996)
Arenas, el propio líder del PCE (r) reconoció
que sin duda la intención de los GRAPO ante unas eventuales reformas del
gobierno, sería disolverse:
«Entrevistador:
¿Es cierto que los GRAPO se habían comprometido a
cesar la lucha armada e incluso a disolverse?
Arenas: Eso sólo hubiera ocurrido una vez que el Estado cumpliera
sus compromisos; es decir, si atendía nuestras exigencias y se abría una etapa,
por corta que fuera, que permitiera defender las ideas y proyectos
democrático-revolucionarios sin necesidad de recurrir a la violencia, lo que no
iba a suponer, apenas si hace falta decirlo, el fin de la lucha de clases. El
Partido no dejaría de apoyar la lucha revolucionaria de las masas y trataría de
organizarlas mejor a fin de que pudieran alcanzar sus objetivos. Puedes estar
seguro de que en ningún caso, bajo ninguna circunstancia, vamos a pasarnos a
las filas de los reconciliadores». (Entrevista
con Arenas, marzo, 1997)
Para parecer que no es un acto traidor contra su propia historia, se dice que rendir el brazo armado «no supone el fin de la lucha de clases». Bonita frase que hasta un socialdemócrata puede firmar. De hecho es lo que han dicho todos los terroristas para convencer a sus seguidos cuando ejecutaban el giro político de pasar del terrorismo indiscriminado a apostar por el parlamentarismo burgués bajo un rechazo absoluto de todo tipo de violencia revolucionaria. ¿Acaso que Arenas tenga en cuenta que continuaría la lucha de clases justifica este acto conciliador de rendir el presunto brazo armado del «partido del proletariado»? No, precisamente demuestra que siendo consciente que seguirá extendiendo la lucha de clases, aquí vemos a un presunto «comunista» hablando de que ofrece rendir el brazo armado de una teórica organización «comunista» al Estado burgués. Oportunismo puro y duro.
Este tipo de declaraciones no se diferencian al que hemos visto recientemente en líderes de las FARC-EP como Timoshenko. Esto demuestra que el reformismo se puede manifestar bajo organizaciones armadas y no armadas. Estas bandas que durante años nos vendieron que no abandonarían la lucha armada hasta que no consiguiesen derrocar al régimen, nos decían esto mientras no tenían en cuenta ni las condiciones para desarrollarla, ni hacían asco al uso de métodos terroristas indiscriminados ajenos al marxismo.
Pero siempre, cuando pasa el tiempo, son los mismos que cómicamente les vemos reconsiderar muchas cosas hasta el punto de dar vergüenza ajena, no levantan un dedo cuando al pueblo se les niega los derechos fundamentales de expresión, asociación y demás y hablan de que «la ley es la ley», que todo se puede discutir con reformas y que todo eso es mejor que volver a una agudización social interna donde «haya excesos de las dos partes». Algunos hasta se vuelven unos pacifistas pequeño burgueses, de esos que estarían dispuestos a ver que los tanques pisoteen a los obreros en las huelgas con tal de no perder los principios del pacifismo, incluso no ven con buenos ojos la justificación del la violencia revolucionaria de los pueblos que son invadidos y luchan justamente contra sus agresores. Sobre los diversos acontecimientos políticos se suelen lamentar del desempleo, del tráfico de influencias, del fraude fiscal, de la falta de equidad en la justicia, de la falta de libertades y la represión del movimiento obrero, de este suceso u otro y de sus consecuencias que azotan al país, pero admiten que llegados a este punto de «reconversión ideológica» al que llegaron, el respetar la legalidad burguesa y no salirse de los marcos constitucionales para ellos es lo primordial, lo consideran como un «principio elemental de la democracia» a respetar, cuando en realidad, históricamente ni la democracia liberal de la burguesía se ha constituido a base de pacifismo, ni desde luego la democracia socialista del proletariado ha caminado ese sendero. Veamos que decía Lenin:
«A lo dicho hay que añadir la siguiente consideración general. Una clase oprimida que no aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida sólo merecería que se la tratara como a los esclavos. Nosotros, si no queremos convertirnos en pacifistas burgueses o en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de la que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases. En toda sociedad de clases –ya se funde en la esclavitud, en la servidumbre, o, como ahora, en el trabajo asalariado–, la clase opresora está armada. No sólo el ejército regular moderno, sino también la milicia actual –incluso en las repúblicas burguesas más democráticas, como, por ejemplo, en Suiza–, representan el armamento de la burguesía contra el proletariado. Esta es una verdad tan elemental, que apenas si hay necesidad de detenerse especialmente en ella. Bastará recordar el empleo del ejército contra los huelguistas en todos los países capitalistas. (...) Nuestra consigna debe ser: armar al proletariado para vencer, expropiar y desarmar a la burguesía. Esta es la única táctica posible para una clase revolucionaria, táctica que se desprende de todo el desarrollo objetivo del militarismo capitalista, y que es prescrita por este desarrollo. Sólo después de haber desarmado a la burguesía podrá el proletariado, sin traicionar su misión histórica universal, convertir en chatarra toda clase de armas en general, y así lo hará indudablemente el proletariado, pero sólo entonces; de ningún modo antes». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El programa militar de la revolución proletaria, 1916)
Si el propio Lenin nos hablaba de que la única forma de derrotar y expropiar a la burguesía es bajo el proletariado en armas, ¿a qué charlatán se le ocurriría negociar la rendición del que se autodenomina brazo armado de la organización del proletariado? Pues a uno que está dispuesto a «venderse por un plato de lentejas» con tal de maniobrar para sus intereses personales. No queremos que se nos malinterprete, la disolución de un grupo aventurero y terrorista como el GRAPO o ETA es beneficioso para las clases trabajadoras, pero si sus jefes negocian disolver su expresión armada para integrarse como organización socialdemócrata en el sistema, no queremos que se usen peroratas relacionadas con el uso de la lucha armada –aunque sea en su expresión terrorista– como valedor de un currículum revolucionario, porque se torna ridículo. Tanto el que ha tomado las armas como el que no, el que ha militado como el que no, el joven como el viejo, tienen tantos derechos tanto unos como otros a señalar si una banda práctica un terrorismo absurdo y nocivo, como de criticar si estos mismos grupos pretenden pasar de eso a disolverse e intentar obtener un hueco en el parlamento como organización oportunista de tipo socialdemócrata.
Durante los últimos tiempos se ha tratado de borrar las huellas de estas negociaciones o decorarlas como «argucias tácticas de distracción del GRAPO hacia el gobierno». No es la primera vez ni la última que tratan de engañar a las masas y a sus propios militantes con su pasado.
¿Estas posturas de tiras y afloja con el gobierno eran una excepción en las bandas armadas? Ni por asomo. Reflejan su falta de perspectivas políticas, y evidencian que muchas veces su lucha armada es un reformismo armado.
La historia nos muestra que bajo una línea ideológica pequeño burguesa, ecléctica y vacilante como la del PCE (r)/GRAPO, su destino no podía seguir más que dos opciones.
Uno. Acabar liquidados por sus propios referentes, programas y estrategias militares erradas entre las que cabe contar el terrorismo como dirección, como fueron los casos del PRT-ERP en Argentina, la RAF en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia, Acción Directa en Francia o Forças Populares 25 de Abril en Portugal.
Dos. Abandonar la lucha en un compromiso deshonroso para integrarse en el aspecto político de la democracia parlamentaria democrático-burguesa como partido político legalizado socialdemócrata, como los casos del FMLN en El Salvador, Sendero Luminoso en Perú, Tupamaros en Uruguay, el MIR en Chile, las FARC-EP en Colombia o ETA en España.
Pongamos solo dos ejemplos dentro del maoísmo sobre el caso del cese del terrorismo y la incursión en el sistema democrático-burgués como partidos que respetan y confían en la legalidad burguesa para dirimir los destinos del proletariado en las reivindicaciones menores y mayores.
a) Nepal
Recordamos cuando hace unos
pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del
PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y
como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo sumo que puede aspirar es
a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo
anticolonial, y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar
algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar
ligándose a otro imperialismo–, pero nunca mantener un antiimperialismo
consecuente y menos llevar a cabo la revolución socialista.
Tiempo después cuando se
empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este
proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni
siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al
socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.
Hay que ser o muy iluso o un
gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda
para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad
privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para
desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del
partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y
pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases
explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong
de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras
de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de
esto.
En el caso nepalí, la lucha
armada ha finalizado en la expulsión del monarca y el establecimiento de una
república donde se ha hecho una coalición de gobierno entre el partido
maoísta y todos los partidos antimonárquicos, y en la cuestión militar
fusionando sin más el brazo armado del partido en el ejército monárquico. Este
no es un camino que haya pillado por sorpresa a quienes hayan seguido las
entrevistas de estos revisionistas en años anteriores. En 2006 Arranchada
decía:
«Por supuesto, la gente
todavía tiene dudas sobre nosotros porque tenemos un ejército. Y preguntan si
abandonaremos nuestras armas después de la Asamblea Constitucional. Hemos dicho
que estamos listos para reorganizar nuestro ejército y estamos listos para
formar también un nuevo ejército de Nepal. Estamos hablando de una república
democrática y nuestro entendimiento con los partidos en la forma de realizara,
esto es, la Asamblea Constituyente. (...) En tal situación, los elementos
democráticos de la Ejército Real Nenalí (ERN) estarán allí, y también lo estará
el Ejército Popular de Liberación (EPL), por lo que organizaremos el ejército
como un nuevo ejército de Nepal. (...) Si hay una solución política, estamos
preparados para cambiar eso también. (...) Tendremos la reorganización pacífica
del ejército». (Siddharth Varadarajanh; Entrevista exclusiva con
Prachanda, líder maoísta, 8-10 de febrero de 2006)
Declaran que han evaluado las
experiencias positivas y negativas del siglo pasado, por tanto que ellos
luchan contra el feudalismo no contra la «democracia», y que por tanto su
modelo de sociedad incluye el pluralismo y el multipartidismo como decía Mao:
«Hace tres años tomamos una decisión en la que dijimos cómo vamos a desarrollar la democracia en el siglo XXI. entiende las lecciones positivas y negativas del siglo XX. (...) Decidimos que hay que ir por la competencia política. Sin competencia política, una actitud mecánica o metafísico estará allí. (...) En agosto, tomamos decisiones serias sobre cómo comportarnos constructivamente con los partidos políticos. No creemos que la gente esté luchando contra la democracia multipartidista. Fue principalmente contra la autocracia feudal, contra la estructura feudal. (...) El cambio socio-económico por el que luchamos es contra el feudalismo y el imperialismo y es en el contexto de esa lucha que estamos hablando de una democracia multipartidista». (Siddharth Varadarajanh; Entrevista exclusiva con Prachanda, líder maoísta, 8-10 de febrero de 2006)
En una entrevista de 2009, se
decía de nuevo:
«Nosotros no nos quedamos
sólo allí. Para nosotros todo esto fue muy importante porque alcanzamos una
nueva comprensión también en lo que se refiere a la necesidad de una
competencia política multipartidaria. La necesidad de una competencia política
multipartidaria. La necesidad de una competencia política dentro de un marco
constitucional. Y alcanzar un marco constitucional antifeudal y
antiimperialista con ese tipo de competencia. Una competencia política es muy
importante, muy útil para crear una sociedad vibrante. Sin ella es muy difícil
poder construir esta sociedad. No podemos liderar las masas del pueblo sin esta
competencia política multipartidaria». (Ricardo Letts Colmenares: «No
podemos liderar a las masas sin competencia política multipartidaria»;
Entrevista a «Prachanda», Jefe del Partido Comunista Maoísta, Primer
Ministro de Nepal, 2009)
Para más inri, como se puede
ver en la página trotskista La Riposte, los maoístas del PC
(maoísta) de Nepal se han convertido en los mejores propagandistas del
antistalinismo en favor del trotskismo. Así, el líder maoísta Baburam
Bhattarai diría:
«Los revolucionarios marxistas deben reconocer que en el contexto actual, el trotskismo se ha vuelto más relevante que el estalinismo para promover la causa de la clase obrera». (La Chispa Roja , julio de 2009)
La estrategia en la línea
exterior de los revisionistas nepalíes, siempre ha sido consumar una alianza
con el socialimperialismo chino, seguir su vía. En una entrevista a un medio
chino dijo:
«Construiremos zonas económicas
especiales como China. Las zonas económicas especiales estimularon el
desarrollo económico de China, y nosotros queremos aprender de China. La
experiencia de China es muy útil para nosotros». (Entrevista a Pranchanda;
Nanfang Daily, 30 de junio de 2008)
¿Quién ha sido inspiración
para Pranchanda?:
«Está claro que al comienzo
mismo de la lucha política de masas en Nepal, nosotros tomamos mucho interés en
la lucha armada que se desarrollaba en el Perú. Particularmente en el
movimiento de Sendero Luminoso, liderado por el camarada Gonzalo». (Ricardo
Letts Colmenares: «No podemos liderar a las masas sin competencia política
multipartidaria»; Entrevista a «Prachanda», Jefe del Partido Comunista
Maoísta, Primer Ministro de Nepal, 2009)
Esto demuestra de nuevo, que
el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea
marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía
–al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias
ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otros contrarrevolucionarios,
quién no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente la
clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales,
pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el
espontaneismo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás
llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de
Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burgués y está fundado en
una ideología pequeño burguesa –como el maoísmo que tiene muchas variantes
y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la
resolución de tareas de carácter anticolonial, antifascista, antiimperialista,
antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un
movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y
que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el
resto es ser irresponsable.
¿Algo que alegar los maoístas y defensores del proceso nepalí? ¿Nada aparte de alegatos sentimentalistas? Pues sigamos.
b) Perú
Es más, si miramos uno de los
mitos favoritos de los maoístas como es el caso de los senderistas, nos daremos
cuenta, que incluso los movimientos como este que se presentaban así mismos
como los más puristas y lo más resueltos a tomar las armas, en realidad pasaron
rápidamente de un terrorismo desfasado a hacerse socialdemócratas y mendigar su
inclusión en el régimen parlamentario multipartidista. Esto demuestra que el
maoísmo, bien en su versión aventurera guerrillera-terrorista o en su versión
electorera, sigue siendo revisionismo, y que lo mismo puede virar de una
estrategia a otra, pero ni su programa ni su estrategia militar es marxista,
sino una revisión de sus axiomas fundamentales.
Todos los maoístas del mundo
nos vendieron mil promesas sobre la «Guerra Popular de Perú» –al igual que han
hecho tantas veces con otras guerrillas–, diciéndonos que «jamás abandonarían
las armas», que «la vía armada era la vía única revolucionaria, que no sería
abandonada hasta la victoria», que lo suyo «no eran acciones terroristas» y que
ellos «si demostraban estar haciendo la revolución a diferencia de sus
críticos», las proclamas típicas de los grupos de este estilo. Pero esa pose
revolucionaria cambio cuando el famoso líder excéntrico de los senderistas
Abimael Guzmán Reynoso alias «Presidente Gonzalo» fue capturado en un operativo
de inicio de los 90. A partir de ahí, y siempre mirando por sus intereses
personales, el líder senderista escribió unas carta al presidente de Perú de
aquel entonces que era el famoso golpista, corrupto y asesino Fujimori, diciendo
que el movimiento «había sido derrotado» y que «se debía llegar a una paz» con
el objetivo de que sus militantes dejaran las armas y que los suyos y sobre
todo él pudiera ser amnistiado. La mayoría de la guerrilla maoísta se rindió.
Por supuesto pese a sus acciones terroristas de envergadura –como el coche
bomba de Miraflores de 1992 que dejó un saldo de 25 muertos y 200 heridos– y el
sistemático método de asesinatos selectivos contra sus opositores, lo cierto
era que las posibilidades de sobrevivir políticamente y militarmente para
Sendero Luminoso eran reducidas con o sin Gonzalo a su cabeza, debido a las
estrategias de terror contra la población y a su estrategia militar maoísta de
unilateralidad hacia el campo, por lo que Fujimori rechazó esa «oferta de paz»
y prosiguió el reducir a la guerrilla maoísta hasta la mínima expresión.
Los maoístas peruanos
declaraban hace poco que la claudicación de los maoístas de Nepal que se
empezaban a vislumbrar cada vez más, por suerte, no se había producido en el
Perú.
«Toda la actividad del Presidente Gonzalo y su todopoderoso
pensamiento gonzalo va contra la LOD revisionista y capitulacionista, contra el
nuevo revisionismo y lo que plantea el Partido Comunista de Nepal (maoísta) y
el camarada Prachanda. Por eso, el CoMRI , con respecto al Presidente Gonzalo,
decía que podría estar detrás de las «cartas» y que había que investigar; por
eso, el CoMRI, conduce erróneamente la lucha de dos líneas, distorsiona el
maoísmo y difunde una imagen falsa sobre el desarrollo actual del Partido
Comunista del Perú y la guerra popular que dirige». (Movimiento Popular Perú;
Campaña de celebración del XVº aniversario del magistral discurso del
presidente gonzalo, que resplandece victorioso y pujante ante el mundo como
arma de combate, 2007)
Lo sentimos pero no, la
historia ha demostrado de forma tajante por medio de la pluma y la voz de sus
propios protagonistas –como vamos a ver a continuación– que el gonzalismo y el
prachandismo son variantes maoístas que han pasado desde el guerrillerismo
terrorista de sus inicios hasta acabar en el cretinismo parlamentario más
vergonzante. Este tipo de escritos a los que se hacen mención como la carta de
Gonzalo a Fujimori de 1993 y otros posteriores fueron negados en su momento por
muchos de los maoístas que estaban en shock –en un intento de realizar una
última línea de defensa de su icono y su movimiento
pseudorevolucionario–.
Recientemente la primera
carta y otros documentos de la época fueron digitalizados por Elena
Ipayaguirre –la esposa del líder– y publicadas Alfredo Crespo –su actual
abogado– en el libro «Puño y letra» publicado en 2009:
«Señor Ingeniero Alberto Fujimori Fujimori
Presidente de la República
Señor Presidente:
Acudimos a Usted, en su condición de Jefe del Estado Peruano, para
solicitarle conversaciones que conduzcan a un Acuerdo de Paz cuya aplicación
lleve a concluir la guerra que por más de trece años vive el país. Damos este
paso de gran trascendencia partiendo de nuestra ideología y principios de
clase, cabalmente seguros de la necesidad histórica insoslayable del mismo y
con clara comprensión de que refleja lo que ha devenido en necesidades del
pueblo, la nación y la sociedad peruana en su conjunto. Sírvase, Señor
Presidente, prestar atención a nuestra solicitud y acceder a ella.
Penal Militar Naval del Callao, 2 de julio de 1993». (Entrevista a
Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)
En la introducción de dicho
documento se dice:
«Son unas compilaciones de manuscritos que el Doctor Abimael
Guzmán hizo para afrontar el proceso al cual fue protegido, y que mi
patrocinada Elena Ipayaguirre los ha compilado y los ha publicado. (...) Los
escritos son de su puño y letra». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de
Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)
A partir de ahí que el
«irreductible y legendario» líder conocido como el «Presidente Gonzalo» negoció
con el no menos famoso Montesinos la rendición de las tropas senderistas y
reconocer los avances del gobierno de Fujimori –de notable revelación han sido
los videos inéditos recientemente publicados–, una política que de paso ayudaba
a Fujimori a reforzar su régimen e incluso darle un barniz democrático:
«Casi desde el momento de su captura Guzmán entablaría un diálogo con
el gobierno a través de Vladimiro Montesinos, asesor presidencial y jefe del
Servicio de Inteligencia Nacional. (...) El objetivo era aprovechar en el corto
plazo los réditos políticos que la rendición de Guzmán pudiera generar al
gobierno fujimorista, y de esta forma mejorar la imagen dictatorial del régimen
tras el autogolpe. Según Manrique, hubo incluso una alianza abierta entre el
líder senderista y el SIN con el propósito de ayudarle a ganar hegemonía en el
aparato partidario, primero entre los militantes presos y después entre los que
permanecían en libertad. (...) Junto con los miembros del comité central
darían los primeros pasos enviando dos cartas dirigidas al presidente Fujimori
y apareciendo públicamente en televisión reconociendo la derrota, proponiendo
acabar con las operaciones militares, disolver el ejército popular y dejar las
armas». (Esteban Valle Riestra Padró; Movadef, el pensamiento Gonzalo y la
reaparición de Sendero Luminoso: 1992-2012, 2015)
Esto tiene especial
importancia, porque los senderistas con Gonzalo a la cabeza en su momento de
apogeo, cuando los revolucionarios y progresistas no les seguían el juego en
sus aventuras los acusaban de «soplones del servicio del inteligencia» y de
«hacerle el juego al imperialismo estadounidense» persiguiendo a varios de
ellos, esto es normal, el maoísmo se ha valido históricamente como el
trotskismo de la calumnia política para intentar deshacerse de sus adversarios,
pero la historia una vez más ha demostrado que el único agente de la burguesía
nacional y del imperialismo es el maoísmo.
¿Cuál es el programa actual
del senderismo después de todo esto? En 1993 se decía bajo la firma del Comité
Central liderado por Gonzalo:
«Mantenemos nuestra ideología y principios de clase, el
marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo y nuestra militancia. 2.
Concluir la guerra popular no es rendición ni abandonar la revolución, sino
seguir bregando en las nuevas condiciones. 3. Estamos por celebrar un Acuerdo
de Paz como paso histórico de necesidad insoslayable que en la actualidad ha
devenido en necesidad del pueblo, la nación y la sociedad peruana en su
conjunto. El pueblo necesita paz así como democracia y desarrollo, y
especialmente condiciones que le permitan satisfacer sus demandas básicas. (...)
Ley de Amnistía General que sirva a la reconciliación nacional; sin vencedores
ni vencidos, sin represalias, venganzas, persecuciones ni restricciones
personales contra nadie, pues sólo complicarían la ardua tarea de cumplir el
Acuerdo de Paz a que ambas partes se comprometen. (...) El Acuerdo de Paz
aprobado debe ser difundido por televisión, radio, y periódicos, asimismo sería
necesario que Abimael Guzmán Reinoso (Presidente Gonzalo) lo fundamente en la
televisión, pues, es clave para su aceptación por el Partido. (...) Cinco meses
después del inicio del cese de la guerra popular, se procederá a la
autodisolución del Ejército Guerrillero Popular y a la inutilización de sus
armas y medios de combate, así como a la autodisolución de los Comités
Populares y Bases de Apoyo de la RPND». (Partido Comunista de Perú;
Lineamientos para «documento de bases para acuerdo de paz», 6 d de julio de
1993)
La mayoría de senderistas
aceptaron este programa pero el Estado no aceptó ninguna de las propuestas aquí
recogidas. Poco después en 2006, se sigue insistiendo en que se acepten y
cumplan todas estas propuestas que no se materializaron por parte del gobierno:
«Pasados los años y presente otras circunstancias, consideramos la
necesidad de una nueva política de presos políticos y guerra. Por ello, hace
buenos meses en el 2006, se planteó una concentrada así: solución política,
amnistía general y reconciliación general». (Abimael Guzmán Reynoso; De puño y
letra, 2009)
Mientras los maoístas de todo
el mundo seguían instituyendo en su propaganda que el «gran Presidente Gonzalo»
no había cambiado nada en sus posiciones desde su detención, que seguía
luchando para continuar la «guerra popular», ¡que el ánimo y el programa
senderista continuaba intacto! Pretendían ignorar adrede hasta los propios
vídeos difundidos donde se ve a su ídolo de barro hablando como un vulgar
socialdemócrata, Eso es lo que han hecho por ejemplo los miembros del MAI, esos
maoístas que ahora forma parte de los llamados «reconstitucionalistas»:
«El PCP debería aprovechar su II Congreso para matizar, en esta
dirección y a tenor de su propia experiencia de los últimos lustros –su
capacidad para recuperarse, generar dirección y proseguir Guerra Popular en
ausencia de Gonzalo–, su doctrina de la jefatura, propuesta que, por supuesto,
fue rechazada pues, como se nos informó, ese Congreso no se propone rectificar
ni concebir una nueva línea, sino consolidar orgánicamente al partido,
principalmente en cuanto a su dirección, y reafirmar el pensamiento gonzalo y su
jefatura». (Informe sobre la intervención del MAI en la Conferencia
Internacional de Madrid, 2007)
Pero hay más ejemplos de
otros grupos maoístas:
«Sostenidos en los aportes del pensamiento gonzalo, resultado de
la aplicación del maoísmo a la revolución en el Perú, nos reafirmamos en que
ser comunista hoy es ser marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta.
(...) Nos reafirmamos en que únicamente sostenidos en el
marxismo-leninismo-maoísmo y los aportes de validez universal del pensamiento
Gonzalo podremos orientarnos en la comprensión del desenvolvimiento de las
contradicciones fundamentales, asir la contradicción principal del mundo actual
para definir correctamente la política y las tareas que se desprenden de la
situación objetiva. (...) Primera contradicción: entre naciones oprimidas, por
una parte, y superpotencias y potencias imperialistas, por otra». (V Encuentro
de Partidos y Organizaciones Marxista-Leninista-Maoístas de América Latina,
2016)
Como nota decir que este
último grupo que se basa en el «pensamiento Gonzalo» da muestras que el maoísmo
en la mayoría de sus variantes, siempre suele ser una suerte de oportunismo
interclasista incluso entre sus grupos con lenguaje más radical. No señores, la
contradicción principal no es entre el imperialismo y los países coloniales y
neocoloniales, es capital-trabajo, es decir, burguesía vs proletariado, lo
vuestro es una desviación tercermundista.
Visto a distancia, es
bastante gracioso que los grupos maoístas de todo el mundo ponían al líder
senderista de ejemplo de «estoica resistencia» ante la burguesía cuando en la
realidad se había vendido en 1992 para obtener privilegios personales, habiendo
montando ya en 2006 sus primeros pasos para constituir lo que hoy es el llamado
Movadef. Como dice el refrán «no hay más ciego que el que no quiere ver».
Lo cierto es que lejos de lo
que suponía el MAI con sus tristes deseos subjetivistas, el senderismo de
Gonzalo no iba encaminado a reanudar la lucha armada, sino a establecer una
línea carrillista, en 2012 se decía:
«Las especificaciones de la política fundamental hasta hoy son: 1°
¡Luchar por un Acuerdo de Paz y Sentar Bases para el II Congreso!; 2° Por
solución política a los problemas derivados de la guerra, y 3°Solución
política, Amnistía general y Reconciliación Nacional, actualmente especificada
en la Campaña: ¡Amnistía General para civiles, policías y militares!». (Esteban
Valle Riestra Padró; Movadef, el pensamiento Gonzalo y la reaparición de
Sendero Luminoso: 1992-2012, 2015)
¿Recuerdan los lectores que
más atrás vimos que en la «Revolución Cultural» de los 60 los maoístas más
fanáticos pensaban de forma metafísica e idealista que lo que distinguía la
posición revolucionaria de una contrarrevolucionaria era la posición hacia Mao
–es decir hacia una persona–? Pues ellos han seguido este dogma del
revisionismo chino a pies puntillas antes, durante y después de la captura del
«Presidente Gonzalo», y siguen todo lo que diga el líder, pese a que lo que
ordene sea una idea subjetivista de un demente, una deshonra para ellos como
presuntos revolucionarios o directamente un plan suicida y liquidacionista para
la organización. Los maoístas no cuestionan, obedecen la orden del líder y la
propaganda.
Si en los años 70 algunas
ramas maoístas no querían creer que Mao había sido el causante de las peores
consecuencias de la práctica tercermundista del partido revisionista chino pese
a ver a China adorar a todos los dictadores militares proestadounidenses, ahora
los maoístas se niegan a aceptar que Gonzalo haya intentando pactar con los
diversos gobiernos peruanos y haya establecido un programa reformista para sus
integrar en sus exguerrilleros en un partido legal que forme parte del sistema
parlamentario y acepte la constitución peruana, todo lo reducen a «montajes y
falsos documentos» pese a que el propio «Presidente Gonzalo» haya confirmado en
público y en base a sus familiares y colaboradores cercanos todas esta
documentación.
Pero los hechos son tozudos.
Una demostración palpable fue cuando mano la derecha del «Presidente Gonzalo»,
Alfredo Crespo, el abogado del líder senderista presentó y encabezó el nuevo
partido legal de los senderistas: el Movimiento por la Amnistía y los Derechos
Fundamentales (Movadef). Su trabajo ha sido popularizar en Perú como
profeta elegido el dogma idealista del llamado «Pensamiento Gonzalo» –en
realidad una variante americana y rancia del maoísmo–, siendo su objetivo
llevar por toda la tierra las ideas de su Dios a los infieles, y precisamente
convencer a todos que sin él no hay lucha armada posible –lo que indica el
caudillismo clásico de estas organizaciones– y que lejos de querer «seguir la
guerra popular» como decían los pobres ilusos del MAI, el Dios del senderismo
ha tenido como objetivo desde 1992 para sus súbditos que luchen por la
reintegración y adaptación en el régimen capitalista peruano:
«Alfredo Crespo: Estamos ante una realidad concreta, ya la guerra
termino dice él, con mi detención, lo demás no es la guerra que iniciamos.
Entrevistador: Véase el personalismo.
Alfredo Crespo: No, es que él ha sido jefe del partido, y él dijo
que la guerra que iniciamos, con obviamente todo el conjunto de personas que
nos acompañaban, se acabó el 12 de septiembre de 1992, y fue derrotada ya, y él
viendo esa nueva situación que se había presentado le pide al presidente
Fujimori llevar a cabo conversaciones para llegar a un acuerdo de paz, a una
solución política». (Entrevista a Alfredo Crespo Abogado de Abimael Guzmán, 14
de septiembre de 2009)
En otra entrevista Crespo
sigue predicando y dice casi de forma calcada su sermón añadiendo los términos
«reconciliación nacional» como si fuera un buen carrillista:
«Entrevistador: El partido era manejado por él, él era el
Presidente Gonzalo, Ellos mismos dicen que cuando ocurre lo de septiembre de
1992 el partido se desmorona, era tan vertical que el partido se desmorona.
Alfredo Crespo: Él dice que con su detención terminó la guerra. Y
él dice que los del VRAEM son mercenarios que han abandonado la ideología y ya
no son del partido. Él se reafirma en una solución política de amnistiara
general y reconciliación nacional. Él dice que los que han quedado fuera y los
que han ido quedando liberados deben participar acorde al artículo 35 de la
constitución, ellos deben participar en las elecciones, teniendo o no teniendo
candidatos, apoyando o no apoyando una candidatura». (Entrevista a Alfredo
Crespo Abogado de Abimael Guzmán realizada por César Hildebrant, 2009)
¡¿Qué opinaran ahora de las
palabras de su gurú los maoístas del exterior como el MAI, sus herederos y
otros tantos grupos que han seguida la estela de esta estafa de movimiento?!
Han quedado retratados como seguidistas de un mito, seguidistas de un fantoche
que se hacía pasar por comunista.
En la presentación oficial de
Movadef, un senderista dijo:
«Nueva constitución que contemple los derechos fundamentales el
pueblo, no pensamos que tengamos que se tenga que destruir la constitución del
1979, necesitamos un amplio debate a nivel nacional sobre el problema de los
derechos fundamentales del pueblo. (...) No descartamos convergencias, nos
interesa mucho por ejemplo, el movimiento que encabeza el padre Arana, nos
interesa mucho el movimiento de los indígenas nativos». (Manuel Fajardo;
Presentación de Movadef, 2009)
Al final, después de tanta
parafernalia Sendero Luminoso nos confiesa que a lo que aspira a ser bajo es un
partido legalista, aspira a través de alianzas pragmáticas sin principios poder
tomar un par de alcaldías para saquear las arcas públicas, cobrar varios
sueldos del Estado, recibir subvenciones, y hacer lo que toda la izquierda
domesticada. Los aliados que aquí cita como el padre Arana de Tierra y Libertad
es un conglomerado de seguidores de la teología de la liberación, trotskistas,
tercermundistas, guevaristas, socialistas del siglo XXI y demás, pero para
desgracia suya el padre Arana los ha rechazado varias veces por sus crímenes de
atentados terroristas indiscriminados. Ni los curas perdonan la brutalidad de
los senderistas. ¡Pobres incomprendidos!
Ellos creen que además el
problema de Perú no es el capitalismo sino el neoliberalismo como
demagógicamente dicen los chavistas y cualquier representante del «socialismo
del siglo XXI»:
«El pueblo, para poder desarrollar sus luchas en mejores
condiciones y reconquistar sus derechos fundamentales, arrebatados en 20 años
de imposición del neoliberalismo, necesita democratizar la sociedad y levanta
las banderas de Solución Política, Amnistía General y Reconciliación Nacional,
planteadas desde 1993 por el Dr. Abimael Guzmán Reynoso, las que recogemos y
enarbolam». (Movadef; Amnistía General; Periódico Marxista-Leninista-Maoísta,
Nº1, 25 de septiembre de 2010)
He aquí la teoría reformista
de que para que la nación avance se necesita «paz» social es decir
reconciliación entre clases mientras se idealiza el término «democracia» en
abstracto:
«¿En qué reside el error fundamental de todos estos argumentos
oportunistas? En que suplantan en realidad la teoría socialista de la lucha de
clases, única fuerza motriz verdadera de la historia, por la teoría burguesa
del progreso «solidario», «social». Según la teoría del socialismo, es decir,
del marxismo –hoy no puede hablarse en serio de un socialismo no marxista–, la
fuerza motriz verdadera de la historia es la lucha revolucionaria de clases;
las reformas son un producto accesorio de esta lucha; accesorio, por cuanto
expresan el resultado de los intentos frustrados por atenuar esta lucha, por
debilitarla, etc. Según la teoría de los filósofos burgueses, la fuerza motriz
del progreso es la solidaridad de todos los elementos de la sociedad, que
comprenden el carácter «imperfecto» de tal o cual institución. La primera
teoría es materialista, la segunda idealista. La primera es revolucionaria. La
segunda, reformista. La primera sirve de base a la táctica del proletariado en
los países capitalistas modernos. La segunda sirve de base a la táctica de la
burguesía. De la segunda teoría se deriva lógicamente la táctica de los
progresistas burgueses comunes: apoyar siempre y en todas partes «lo mejor»;
elegir entre la reacción y la extrema derecha de las fuerzas que se oponen a
esa reacción. De la primera teoría se deriva lógicamente la táctica
revolucionaria independiente de la clase avanzada». (Vladimir Ilich Uliánov,
Lenin; Otra vez el ministerio de la Duma, 1906)
Como dijo Lenin en cada país
existen dos naciones, la proletaria y la burguesa, y están condenadas a luchar
entre sí para bien quién prevalece en el Estado, debido a que el propio Estado
es un instrumento de dominación de una clase sobre otra, un marco donde se
expresan claramente las contradicciones irresolubles entre las clases sociales:
«Que el Estado es un órgano de dominación de una determinada
clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda —con la clase contrapuesta
a ella—, es algo que la democracia pequeño burguesa no podrá jamás comprender».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El Estado y la revolución, 1917)
Esto es, o mandan los
explotadores o mandan los explotados no hay término medio, por tanto la
dictadura burguesa bien es su expresión democrático-burguesa o en su expresión
autoritaria como el fascismo es una democracia para los explotadores y una
dictadura que reprime a los explotados cuando lo necesita para salvaguardar su
poder económico y por extensión el político y cultural.
Por tanto el deber de los
revolucionarios no es idealizar la democracia burguesa:
«El deber socialista no es reconciliarse con la democracia
hipócrita sino desenmascarla». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El «programa de
paz», 1916)
En realidad este también es
el nuevo discurso reformista de otra guerrilla que ejercía el terrorismo como
fueron las FARC-EP, esta similitud a nadie tendría que sorprenderle a estas
alturas. Todo el mundo debe saber que en el caso de la guerrilla colombiana su
programa ha sido un programa para el reparto de tierras primero, y de lucha
contra el neoliberalismo después, pero jamás de lucha por el socialismo ni
siquiera cuando lo mencionaban en forma abstracta y ahora en los recientes
acuerdos de paz de noviembre de 2016 la cuestión de la reforma agraria ha sido
abandonada para satisfacer a los terratenientes.
En especial todos los
movimientos revisionistas, inclusive los que mantienen una retórica de lenguaje
más cercano al marxismo, han intentando estos años focalizar sus
reivindicaciones sobre la lucha contra el neoliberalismo como si fuera la
fuente de los males del mundo, pero lo cierto es que focalizando la lucha sobre
el neoliberalismo lo que significa realmente es que retoman la bandera de la
socialdemocracia de los años 60, del keynesianismo barato, o dicho de otro modo
buscar un capitalismo más amable, pero no derrocarlo.
No es casualidad que los
senderistas enamorados del modelo fariano de integración de la guerrilla en el
sistema burgués se alabe el «modelo de paz colombiano» como se pudo ver en el
artículo «Acuerdo de paz en Colombia: ¿qué lecciones debe sacar el Perú?»:
«Nuestro país está fraccionado con heridas aún abiertas, requiere
cerrarlas y reconciliarse para impulsar el desarrollo de la nación en beneficio
del pueblo. (...) Dicha reconciliación nacional debe pasar por una amnistía
general». (Amnistía General; Periódico de Movadef; Acuerdo de paz en Colombia:
¿qué lecciones debe sacar el Perú?, Nº12, 2010)
A esto podemos responderle
con lo mismo que expresamos cuando los farianos salían con las mismas historias
sobre la reconciliación de la nación:
«[Con ello de que] aceptan integrarse
en las reglas y juego de la democracia burguesa colombiana, están obligados a
aceptar que oficialmente desde la propaganda del gobierno pinte su lucha y la
de otros colectivos contra los diferentes gobiernos colombianos como una lucha
en que «no hay que buscar culpables» ya que ambos son «bandos iguales» en
cuanto a errores, proclamando la manida paz «sin vencedores ni vencidos», al
estilo del discurso carrillista sobre la Guerra Civil durante la Transición en
España, o al estilo del discurso orteguista-frentista de la Reconciliación
Nacional en Nicaragua. Con esto se tapará el carácter de clase de los bandos en
estos conflictos, por qué luchaban y las acciones de cada uno de ellos. Sea una
revolución anticolonial, antifeudal, socialista, o del tipo que sea, los
marxista-leninistas debemos comprender que estos discursos unitaristas que se
lanzan y que abogan por olvidar las diferencias de los bandos en pugna, sus
reivindicaciones y acciones, solo ayudan a que un bando o ambos se «vayan de
rositas» en este conflicto, y se borre en la conciencia colectiva las causas
del conflicto y las fechorías cometidas [sobre todo cuando se trata de una
pugna entre un Estado burgués terrorista y una banda pequeño burguesa que
también usaba el terror sin distinción]». (Equipo de Bitácora (M-L); Una
reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las
guerrillas en Colombia, 2016)
¿Y a efectos prácticos que supone esa reconciliación
nacional para todas las agrupaciones y toda la población trabajadora cuando se
aplica al país en cuestión? Veamos de nuevo el caso colombiano:
«Y algunos
lectores dirán: ¿y qué quiere decir «reconciliación nacional» que tanto oímos
últimamente? ¡Fácil! Que más allá de algún que otro cabeza de turco y alguna
pantomima de actos, y compensaciones: todas las torturas, todo los bombardeos
indiscriminados, todas las fuerzas paramilitares usadas para acallar a uno u
otro colectivo que protestaba o se levantaba en armas, toda la asistencia
estadounidense en montar estos dispositivos; todos los atropellos que atentaban
hasta la misma constitución burguesa colombiana, todo el terrorismo de Estado,
toda la «guerra sucia» que los gobiernos colombianos han ejercido durante
décadas tanto contra las FARC-EP como contra otras organizaciones y civiles,
simplemente quedarán en el olvido, no habrá responsables, que la mayoría no
serán juzgados ni las víctimas, en su mayoría, serán indemnizadas. Significa
también que muchos de estos verdugos odiados por el pueblo serán ensalzados
como «adalides de la paz y la democracia», se le dedicaran calles, y se dirá
hipócritamente que así debe de ser por la «reconciliación nacional» y por el
bien de la «democracia y la paz en Colombia». ¡Como decimos el modelo
nicaragüense o español de «reconciliación nacional» les será de gran ayuda con
toda seguridad!».
(Equipo de Bitácora (M-L); Una
reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las
guerrillas en Colombia, 2016)
Este nauseabundo periódico de Movadef, en su primera edición, publicó con toda la osadía del mundo una portada donde se decía: «¡Amnistía general para civiles, policías y militares!» (sic). Con esta proclama los viejos aventureros y terroristas piden clemencia ante el pueblo y pretenden que ellos se movilicen para impulsar una ley que les salve el pellejo, a su vez ofrecen a cambio a la burguesía dominante que los militares y policías que han asesinado y torturado extrajudicialmente durante décadas salgan impunes de este mismo proceso. ¿Qué viene a significar este eslogan entonces? Que lejos de lo que dice la propaganda de Sendero Luminoso/Movadef sus propuestas –como las del acuerdo de paz entre Santos y las FARC-EP de noviembre de 2016– no benefician a todo el pueblo, más bien benefician a los implicados en las guerrillas-terroristas y a las fuerzas de represión, pues limpia los crímenes cometidos contra ellos pero sobre todo hay que subrayar que también quedan exentos de ser juzgados los crímenes que hayan sido cometidos contra otros grupos: contra los sindicalistas, contra los progresistas, contra los movimientos indígenas, contra los verdaderos marxista-leninistas, etc. ¡He aquí pues el egoísmo gremial más rastrero vestido siempre de «causa del pueblo»!
Por suerte hemos tenido la
oportunidad de conocer del Perú a elementos revolucionarios que se están
versando en el marxismo-leninismo en la medida de lo posible de sus difíciles
condiciones –debido al bajo nivel general– los cuales se oponen a estas maniobras,
ya que por fortuna el maoísmo en Perú cada vez va a menos.
Si echamos la vista atrás
estas propuestas de Movadef trasladadas a otros países son los mimos tratos que
se cerraron en diversos procesos. Es el mismo pacto que se cerró entre la
burguesía en el poder y la oposición democrático-burguesa en España cuando con
la amnistía de 1977 se daba la opción de sacar preso a todo miembro que hubiera
sido encarcelado por motivos políticos e incluso con delitos de sangre, a
cambio de una firma blindada para que nunca se pudiese investigar ni condenar a
los policías y militares que ejercieron la tortura, la violación y el asesinato
durante el franquismo. En Argentina mismamente durante el gobierno de Menem se
llegó a un acuerdo para que la banda terrorista de los famosos
peronistas-católicos Montoneros fuesen exculpados mientras por otro lado se
indultaba a los responsables de la dictadura militar de Videla condenados en
1985. Y así podríamos seguir de forma infinita.
***
Así se expresaba Elena Ódena respecto al
actuar de todos estos grupos que hemos venido hablando:
«No
podemos dejar, en modo alguno, de tener presente que el revolucionarismo
pequeño burgués, el izquierdismo, puede en determinados momentos causar graves
daños a la causa de la revolución y al pueblo en general. El desencadenamiento
de acciones prematuras, para las cuales no existen condiciones ni para
realizarlas ni para hacer frente a lo esencial de sus consecuencias, el llevar
a cabo actos de terrorismo, fuera del contexto de la lucha revolucionaria de
masas. (...) El izquierdismo pequeño burgués que desvía a ciertos sectores de
la lucha auténticamente revolucionaria, es el complemento natural del
revisionismo moderno, ya que al no apoyarse en la lucha de masas, acaba siempre
en los fracasos a que inevitablemente conduce el revolucionarismo y activismo
pequeño burgueses, en un plazo más o menos corto, cayendo en compromisos sin
principios con el revisionismo o abandonando la lucha». (Elena Ódena; Los
revisionistas apoyan el izquierdismo y calumnian la política de principios de
los marxista- leninistas, 1973)
Estas tácticas de tira y afloja, de
vender el brazo armado del partido por ciertas reivindicaciones, que a veces en
momentos críticos son irrisorias, no es una postura marxista-leninista, sino
simplemente oportunista:
«1)
El proletariado no puede dejar de tener su cuerpo militar bien para defenderse
en las condiciones donde todavía no ha tomado el poder y porque debe ir
curtiéndose en lo militar y preparar la toma de poder;
2)
La participación dentro de los límites de la democracia burguesa no puede dar
el anhelo al cambio político, económico y cultura que desea el proletariado,
debe demoler toda la maquinaria del Estado burgués –el parlamento, los cuerpos
represivos, las leyes burguesas, etc.– y crear un poder popular propio con su
propio ejército popular, cambio al que la burguesía no estará dispuesta a
contemplar de brazos cruzados ni de forma pacífica;
3)
Cualquier reforma política que consiga el proletariado y las masas trabajadoras
en el marco de la democracia burguesa debe ser una victoria de concienciación,
un impulso para la revolución, que tomará en sus manos el poder político, y
dependiendo del contexto y al ritmo debido, todos los medios de producción
acabando con el capitalismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Una
reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las
guerrillas en Colombia, 2016) (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
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