viernes, 13 de diciembre de 2013

Las directrices de la Internacional Comunista y la Lucha de Liberación Nacional (1943)

Recuperando el honor e importancia de la III Internacional Comunista, o Komintern, presentamos el siguiente texto, para demostrar, que incluso países que no tuvieron la suerte de estar en contacto con sus miembros de forma permanente como Albania, sus militantes comunistas siempre estuvieron interesados en sus consejos para la lucha nacional de igual modo que la Komintern intentó continuamente ponerse en contacto en tan adversas situaciones.

Ya habíamos comentado la influencia entre el movimiento comunista albanés y las tempranas directrices de la Komintern, siendo Ali Këlmendi quién empezó a introducir la bolchevización de los grupos comunistas en Albania. En especial recomendamos estudiar la lucha que aquí se muestra de los leninistas albaneses contra los anarquistas y tortskistas albaneses que obstaculizaban primero la creación de un partido leninista, y segundo la formación del frente popular antifascista atacando la línea de la Komintern, un ejemplo palpable fue Aristidh Qendro –trotskista reconocido y Zef Mala –que acabaría en posiciones anarquistas–:

«La organización trotskista de Tirana también se opuso a la nueva línea, su dirigente Aristidh Qendro, igual que Zef Mala, consideraba como traición a la clase obrera la colaboración con los nacionalistas y la creación del Frente Popular». (Historia del PTA, 1982)

He ahí la justeza de las palabras del PTA años después de la lucha de liberación sobre los antimarxistas:

«Los revisionistas que atacan y calumnian la actividad de la Internacional Comunista hoy en día, no hacen nada más que demostrar una vez más a los pueblos del mundo que se han vuelto completos renegados no sólo de los ideales comunistas sino incluso de los ideales democráticos y antifascistas». (El trabajo revolucionario de Georgi Dimitrov es inmortal, Albania Today, 1982)

Como también decíamos, el Partido Comunista de Albania comprendió que dicha etapa no correspondía para reclamar y entrar en conflictos por territorios como Kosovo –pese a las acusaciones de traición de los nacionalistas–, del mismo modo el partido no se cansó de insistir que «no podrá jamás hacer avanzar su programa máximo, si antes no extermina al fascismo», declarando los comunistas albaneses que «no hemos olvidado, de ninguna manera, nuestras tareas a largo plazo, pero antes de llegar a esta fase debemos realizar nuestras tareas más inmediatas: La Lucha de Liberación Nacional». Algo que con razón les puede parecer normal e incluso redundante que lo recordemos para algunos lectores, pero son consignas y posteriormente hechos que otros Partidos Comunistas no pudieron implementar, pese a haber recibido más apoyo y constancia desde la Komintern para que el proyecto de rumbo al socialismo creciera recto, las experiencias sobre el estancamiento en la primera etapa de Liberación Nacional son varias, siendo la yugoslava y china las que a todos nos vienen a la cabeza automáticamente. 


Las directrices de la Internacional Comunista y la Lucha de Liberación Nacional

En vísperas de la Primera Guerra mundial, el pueblo albanés no se encontraba unido para hacer frente a la nueva situación que se estaba creando en Europa. Los grandes Estados imperialistas, que disputaban entre si y preparaban la carnicería de la gran guerra, intervenían en nuestro país y de esta manera ninguna solución podía darse a la cuestión albanesa. En el curso de esa guerra, Albania fue invadida una parte por los aliados, y el pueblo albanés se transformó en campo de batalla, el resto fue invadido por los imperios centrales y sus satélites. El territorio albanés tuvo que padecer indecibles sufrimientos. Los imperialistas intentaban hacer de él carne de cañón. Después de la guerra, nuevamente el imperialismo extranjero trató de hacer del pueblo albanés una mercancía. Sobre todo Italia, que en 1915 firmó el tratado secreto de Londres 
hecho público y denunciado por los soviéticos, tratado que ratificaba su expansión en Albania, se convirtió en un peligro para el porvenir del pueblo albanés y no retiró sus tropas de una parte de nuestro territorio. (1) (El «tratado de Londres» fue concluido en secreto el 26 de abril de 1915 entre los gobiernos de la Entente Cordiale Inglaterra, Francia, Rusia e Italia. Este tratado reconocía a Italia plena soberanía sobre Vlora, sus alrededores y la isla de Sazan. Otra extensa parte del territorio albanés era entregada a los Estados vecinos)

Ante este peligro el pueblo albanés, apoyándose en sus pequeñas fuerzas, emprendió la lucha contra el invasor y los traidores.

En Lushnja se celebró el congreso que reunió a los auténticos representantes del pueblo, patriotas honestos que echaron las bases de la independencia albanesa y del Estado albanés. El Congreso de Lushnja de 1920 fue el coronamiento de los esfuerzos y de los sacrificios del pueblo encabezado por dignos nacionalistas, de la lucha de liberación nacional por conquistar sus derechos políticos. El gobierno traidor de Durrës, instrumento de Italia, fue derribado por el empuje revolucionario del pueblo. La población de la ciudad de Vlora y los campesinos de las aldeas vecinas empuñaron las armas, y junto con éstos, miles de voluntarios procedentes de todas partes de Albania, unidos por un ideal común: la expulsión del ocupante, combatieron heroicamente arrojando al mar al invasor. (2) (Se trata de la lucha contra Italia en 1920)

El recuerdo de esta batalla ha quedado vivo en el pueblo albanés y ello contribuye a revivir en su espíritu el gran odio al invasor.

El gobierno popular con asiento en Tirana no supo hacer frente a los problemas económicos, sociales y políticos internos ni tampoco a la situación externa. La juventud albanesa comenzó organizarse. Fue creada la asociación «Bashkimi» con el propósito de luchar contra los traidores reaccionarios del interior y contra el peligro imperialista proveniente del exterior. (3) (La asociación «Bashkimi» Unidad fue creada por patriotas y demócratas revolucionarios en octubre de 1922. Desplegó una actividad política multiforme para la movilización del país y desempeñó un importante papel en la organización de la Revolución Democrática de Junio de 1924 en Albania, que derrocó al gobierno del feudal Ahmet Zog)

Esta asociación, formada por los elementos más conscientes, consagrados a la causa nacional, se esforzó por dirigir al pueblo, educándolo políticamente en el espíritu de la salvaguardia de sus intereses económicos, sociales y políticos, y dando a su actividad un carácter popular y democrático. La reacción, por intermedio del imperialismo extranjero, derrocó por la fuerza el gobierno y tomó el poder instaurando la dictadura personal y mercenaria de Ahmet Zog y de su camarilla. (4) En diciembre de 1924, las fuerzas contrarrevolucionarias dirigidas por Zog, procedentes principalmente de Yugoslavia, apoyadas directamente por los imperialistas y las tropas reaccionarias serbias y guardias blancos, atacaron al gobierno de Fan Noli que salió de la Revolución Democrática de Junio, derrocándolo. En Albania se restauró la dictadura de Zog que oprimió y empobreció a las masas populares. En abril de 1939, después de sabotear la organización de la resistencia del pueblo albanés contra los ocupantes fascistas italianos, Zog se apoderó de todo el oro y huyó al exterior)

Lo reaccionario de su régimen y sus posteriores vínculos con Italia, suscitaron el descontento de los patriotas albaneses, los cuales, juntamente con los emigrantes en el exterior, intentaron mediante algunos levantamientos derribar a Zog y conjurar el peligro italiano, pero desgraciadamente todas sus tentativas fracasaron, puesto que no contaban con las amplias masas populares. Los dirigentes de estos movimientos insurreccionales, que frecuentemente no dieron muestras de contar con la debida decisión, no organizaron estos movimientos en vasta escala, no prepararon al pueblo, que odiaba al régimen de Zog y a la Italia fascista. El peligro de fascismo italiano era cada vez más inminente, y el pueblo albanés no quería de ninguna manera seguir la desgraciada suerte de Abisinia y de España. La Italia fascista, valiéndose de la traición y de la fuerza y aprovechando la política del gobierno de entonces, gobierno que había ligado sus destinos a los de Italia, sumió en la esclavitud a nuestro país. El pueblo albanés recibió al fascismo italiano a tiros. El 7 de abril de 1939 en Durrës, Vlora, Saranda, Shëngjin, se derramó la sangre albanesa en defensa de la Patria. La juventud y el pueblo combatieron en una batalla desigual contra el invasor. El pueblo albanés comprendió muy bien para qué había venido el fascismo a Albania; sabía perfectamente cuáles eran sus designios imperialistas; recordaba y tenía presente las atrocidades, los sufrimientos, los saqueos y las deportaciones de 1920. Sabía también que el fascismo, valiéndose de los tratados económicos y políticos impuestos durante el régimen de Zog, había hecho que la economía del país, el comercio, la agricultura y la ganadería estuvieran en bancarrota. Con la llegada de la Italia fascista a Albania, comenzaron en más vasta escala la rapiña, las vejaciones, los sufrimientos morales, las deportaciones, los encarcelamientos, los asesinatos. El fascismo italiano tomó en sus manos el aparato del Estado albanés y lo italianizó. En todas partes, funcionarios italianos, especialmente en los puestos de dirección, sustituyeron a los empleados albaneses, quienes fueron reducidos a monigotes sin ninguna responsabilidad. Las escuelas, base de la educación de la juventud albanesa, comenzaron a italianizarse. La justicia albanesa vino a ser reemplazada por los tribunales especiales militares. La gendarmería y el ejército albaneses fueron suprimidos. La administración se transformó en un instrumento de los carabineros y de la Luogotenenza para oprimir al pueblo albanés. No hubo sociedad italiana que no invirtiera sus capitales en Albania ni metiera sus manos en el comercio y los transportes. Los bancos y las explotaciones agrícolas especulaban en detrimento del pueblo trabajador, quitaban las tierras a los campesinos albaneses. En pocas palabras, el fascismo se apoderó del Estado albanés y de las riquezas naturales del país. He aquí el balance de la actividad fascista en nuestro país. He aquí la razón por la que el pueblo albanés odia al ocupante. He aquí porqué el pueblo albanés ha comenzado su resistencia en defensa de sus vitales derechos, resistencia que se manifiesta de diversas formas: con propaganda, con agitación, con huelgas, con manifestaciones, con sabotajes y con la lucha de los destacamentos armados. La juventud ha sido la primera en ir al combate, poniéndose a la cabeza de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés contra el invasor. El pueblo ha comprendido que sólo combatiendo podrá evitar el peligro de que el fascismo italiano haga desaparecer de la faz de la tierra la nación albanesa, se ha dado cuenta de que sólo mediante la Lucha de Liberación Nacional podrá conquistar su libertad. Eso la saben los niños y los adultos. El pueblo, cada vez que ha tenido ocasión, no ha dejado de manifestar abiertamente su odio al invasor asestándole golpes contundentes: golpes morales, saboteando su propaganda llena de mentiras y hecha a través del Partido Fascista Albanés y de la Luogotenenza; golpes materiales, acatando su aparato represivo, su máquina militar mediante actos de sabotaje. El pueblo albanés siempre está dispuesto a lanzarse a la lucha. Basta con que tenga un guía resuelto. Así lo demuestran los ejemplos: las manifestaciones del 28 noviembre de 1941 y 1942, el sabotaje de la guerra contra Grecia, las manifestaciones del 7 de abril, las de Tirana y de Korça contra el fascismo y contra las tentativas de dividir al pueblo, la demonstración por el pan, y especialmente las últimas manifestaciones con ocasión de la represión en Vlora, que tuvieron lugar en Tirana, Durrës, Kavaja, Elbasan, las manifestaciones con ocasión del asesinato del mártir Shenasi Dishnica que se realizaron en Tirana y en Fier, –las tiendas cerraron, los empleados abandonaron sus labores, la juventud dejó las escuelas, los obreros suspendieron el trabajo y todos juntos se lanzaron a una manifestación antifascista. En Skrapar y en Vlora, los campesinos y los destacamentos de voluntarios han combatido juntos contra las fuerzas fascistas. (5) (En octubre de 1940 tropas italianas, enviadas desde Albania, atacaron Grecia. El pueblo albanés no solamente no se solidarizó con la agresión fascista contra Grecia, sino que hizo todo lo posible por ayudar al hermano pueblo griego en su lucha libertadora. La actividad de los comunistas y de los patriotas albaneses frustró el plan fascista de movilizar a los albaneses. Los soldados albaneses, enviados a la fuerza por los fascistas italianos al frente griego, no aceptaron combatir y desertaron en masa. Además, el pueblo albanés hizo sabotajes en la retaguardia del ejército italiano)

El terror fascista no ha logrado atemorizar al pueblo albanés, por el contrario su odio contra los invasores y los traidores aumentan cada vez más. La Lucha de Liberación Nacional cobra gradualmente un carácter general. Por doquier el fascismo, tanto en la ciudad como en el campo, está recibiendo duros golpes.

En la lucha desarrolla actualmente el pueblo albanés, el papel dirigente lo desempeña el Partido Comunista, que participa activamente en esta lucha y no se ha limitado a permanecer como espectador observando impasible el movimiento de las masas populares. Los comunistas han estado siempre en las primeras filas, y la sangre por ellos derramada testimonia su coraje en esta lucha que libra el pueblo albanés. El Partido Comunista se ha convertido en fuerza motriz del movimiento popular contra los invasores y traidores. El partido, desde el día de su fundación, ha explicado al pueblo la actuación y los objetivos del fascismo en Albania. El pueblo, que hasta ese momento no cantaba con un auténtico partido dirigente, aceptó e hizo suyas las consignas, las directrices del Partido Comunista y, apoyándose en ellas, comenzó la lucha. Antes de la formación del Partido Comunista, ni los comunistas, ni los nacionalistas sinceros estaban capacitados para movilizar al pueblo y guiarlo en la lucha contra el fascismo. Faltaba el trabajo de organización en el movimiento, indispensable para combatir debidamente el fascismo italiano. 

Hacía tiempo que la Internacional Comunista estaba interesada por que en nuestro país se desarrollase una actividad comunista. Después de 1924 viajaron a la Unión Soviética algunos jóvenes emigrantes políticos, para educarse y hacerse militantes comunistas, para que, a su regreso a la patria, pudiesen convertirse en pioneros del movimiento revolucionario del pueblo albanés contra el imperialismo extranjero y el feudalismo local. Pero la mayor parte de los que regresaron a Albania descuidaron estas tareas, olvidaron la alta misión que les había encomendado el proletariado internacional. Algunos de ellos se convirtieron en oportunistas, socialdemócratas y con sus prédicas, su comportamiento, sus actos, comprometieron a los ojos del pueblo el trabajo comunista. El pueblo esperaba de ellos un alimento sano, un verdadero trabajo comunista. Otros crearon camarillas, infundiendo en los jóvenes comunistas, ansiosos de trabajar, el espíritu de grupo. Sólo un camarada, Ali Këlmendi, que por la causa comunista inmoló su vida y cuyo nombre nosotros, los comunistas, debemos mantenerlo en alto, propagó la justa línea de la Internacional Comunista. Solamente él cumplió su tarea de pionero comunista. Dondequiera que se encontrase, penetraba entre las masas y formaba círculos. En Korça echó las primeras bases para la organización de un trabajo verdaderamente comunista, poniendo en movimiento a la clase obrera.

Ya anteriormente la Internacional Comunista había enviado sus directrices, pero desgraciadamente no fueron llevadas a la práctica, porque entonces existían grupos, opiniones opuestas, falta de preparación política de los camaradas, de esta manera algunos no las tomaron en cuenta para nada y otros, que las aceptaron, no las aplicaron. (6) (Se refiere a las directrices enviadas por la Internacional Comunista al movimiento comunista albanés en 1937)

Como podemos ver, en aquel entonces, las directrices fueron saboteadas y no encontraron un terreno favorable. Hoy es la segunda vez que la Internacional Comunista envía sus directrices, pero ahora nos encuentran unidos, contando con sólidos cuadros dirigentes, con una bien definida y justa línea política, en una palabra, nos hallan preparados y fuertes. Pero para llegar a esta situación, el Partido Comunista ha tenido que atravesar un camino sembrado de obstáculos. Hoy el Partido Comunista de Albania ha logrado unir a los grupos, eliminar a los elementos débiles, a los infectados por el espíritu de grupo, a los fraccionalistas, a los oportunistas, a los negligentes, ha conseguido dar a los camaradas una clara línea política y una sana educación en el espíritu leninista-stalinista, sabiendo ligarlos con las masas populares y hacer que tengan una actuación concreta mediante huelgas, manifestaciones, sabotajes, acciones de destacamentos armados, agitación, propaganda y otras contra el invasor. El Partido Comunista ha llegado a ser el principal pilar de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés contra el fascismo italiano. Los comunistas han derramado su sangre y continúan derramándola. El Partido Comunista ha logrado disipar las dudas acerca de la victoria, dudas que sembraban los invasores, los traidores y la quinta columna con su propaganda de mentiras y terror. El Partido Comunista es un partido surgido de la lucha: de la lucha de los grupos y de la que se libra contra el ocupante. A través de esta doble lucha, los camaradas comunistas han ganado experiencia en la lucha ideológica y en la práctica, encontrando de esta manera el auténtico camino comunista. Esta lucha ha purificado, fortalecido y ampliar el movimiento de nuestro pueblo contra el invasor.

La Internacional Comunista, apreciando el buen trabajo realizado por nuestro partido, lo ha reconocido como miembro. Los esfuerzos de los camaradas no han sido inútiles. Y hemos sido reconocidos precisamente nosotros, porque hemos actuado sobre la base de las directrices de la Internacional Comunista, la cual hoy, al reconocer oficialmente al Partido Comunista, confirma nuestro trabajo comunista. Este reconocimiento tiene hoy una importancia particular, porque acontece en tiempo de guerra, en un período bastante difícil, y el Partido Comunista, con su trabajo claro, sano, justo y con la sangre de sus miembros, se ha hecho merecedor de este derecho. Debemos estar orgullosos, porque esto demuestra que hemos conquistado un derecho que nos correspondía. Pero de este derecho nacen también obligaciones, y nuestro más alto deber es reforzar las filas del partido con cuadros sólidos y actuar basándonos en las directrices de la Internacional Comunista. Debemos ser resueltos en nuestro trabajo, porque la lucha no se hace con palabrería, sino con hechos. El enemigo es fuerte y debemos saber combatirlo y estar preparados para la lucha. Es preciso eliminar a los elementos oportunistas, socialdemócratas, fraccionalistas, trotskistas y saboteadores de las orientaciones que emanan de los organismos superiores y de la Internacional Comunista. Debemos tener los ojos avizores frente a los elementos del «Zjarri» y a aquéllos como Llazar Fundo y Aristidh Qendro. Estos elementos, que tienen la pretensión de presentarse con consignas comunistas, son mucho más peligrosos que el propio enemigo. Provocan discrepancias ideológicas entre los camaradas y falta de confianza en las orientaciones del partido. Sus consignas antileninistas y antistalinistas, contrarias a la actual línea de la Internacional Comunista, dividen al Frente Unido de Liberación Nacional, apartando a los comunistas de los nacionalistas. Están contra la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés, y con sus consignas extremistas y antimarxistas suscitaban los medios nacionalistas la duda de que los comunistas no luchan por la liberación de Albania, sino por el comunismo: no reconocen la lucha común que desarrolla hoy la Unión Soviética junto con las grandes democracias y los demás pueblos oprimidos; no aceptan la coalición del mundo entero contra el fascismo, que es el imperialismo más peligroso y más bárbaro que ha conocido la historia. Ellos, siguiendo esta política, se convierten en instrumentos del invasor, y por lo tanto no puede llegarse a ningún acuerdo con ellos. Mas, como traidores que son, deben ser desenmascarados y condenados por el pueblo.

No podemos permitir que en nuestro partido encuentren refugio elementos que quieren ocasionar daños al trabajo del mismo, que desean obstaculizar al partido en su camino de la Lucha Liberación Nacional del pueblo albanés. Debemos se vigilantes y no tener ninguna misericordia con estos elementos merecen la máxima condena.

No nos es permisible ya cometer errores y no cumplir con las directrices impartidas por los organismos superiores, en las cuales, ahora más que nunca, debemos poner toda nuestra confianza. Hoy somos responsables de nuestros actos, no sólo ante el pueblo albanés, sino también ante el proletariado internacional, ante la Internacional Comunista. Sólo un partido organizado y educado políticamente de esta manera puede ser digno de llevar el nombre de miembro de la Internacional Comunista y de merecerlo. Y esto depende de nosotros, de nuestro trabajo comunista.

Las directrices que nos envía la Internacional Comunista son las siguientes:

1) Organización y desarrollo de la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés contra italianos y alemanes.

2) Creación y consolidación del Frente de Liberación Nacional con todos los patriotas, evitando, por el momento, las consignas que se salen fuera del marco de la liberación nacional de Albania.

3) Poner en la dirección de la lucha guerrillera, además de comunistas, al mayor número posible de patriotas y nacionalistas honestos.

Analizando estas directrices vemos que ellas nos indican nuestra senda actual, nuestras tareas inmediatas y nos abren vastas perspectivas para penetrar entre las masas y para movilizar a todo el pueblo albanés en la lucha contra el invasor. Es necesario que organicemos y desarrollemos esta lucha conjuntamente con todo el pueblo, porque nuestro partido es un partido del pueblo, que en su programa plantea la defensa de sus intereses. Debemos movilizar al pueblo, lanzarlo a la acción y dirigir todas sus energías revolucionarias contra un objetivo común: contra el invasor, contra el fascismo italiano y alemán. La Lucha de Liberación Nacional no es una lucha de cuadros, sino de las amplias masas inspiradas y dirigidas por el partido. Aquí vemos que el Partido Comunista, como vanguardia de esta lucha, como parte más consciente del pueblo albanés, tiene una tarea delicada, la de guiar a todo el pueblo, incluida la parte nacionalista consciente y resuelta. El partido tiene como punto principal de su programa la Lucha de Liberación Nacional y vuelca todas sus energías para desarrollar, organizar y dirigir a todas las fuerzas antifascistas de nuestro pueblo contra los invasores italianos a alemanes. El pueblo odia al ocupante, y es preciso que lo movilicemos, incluidas todas las diversas tendencias políticas nacionalistas, y a las fuerzas que no podamos movilizar, debemos neutralizarlas. Ninguna fuerza debe aprovecharla el ocupante. El invasor debe ser aislado y combatido con el mayor ensañamiento y, para este fin, el odio que siente el pueblo, debemos transformarlo en una lucha abierta contra el fascismo. El pueblo albanés ama la libertad y no ha escatimado esfuerzos durante toda su historia, como se dijo anteriormente, para combatir al imperialismo extranjero que quería reducir a la esclavitud a nuestro país. Odia no sólo al fascismo italiano, como su enemigo directo, sino también al nazismo alemán, como enemigo que colabora con el primero. Ambos deben ser denunciados. El Partido Comunista de Albania ha comprendido desde un comienzo la importancia que tiene la Lucha de Liberación Nacional para la educación política del pueblo, para su liberación del fascismo. Pero para lograr este último objetivo antes deben romperse las cadenas con las cuales el fascismo ha subyugado al pueblo, y estas cadenas podrán ser rotas sólo con la Lucha de Liberación Nacional, que une a todas las fuerzas populares en combate. La revolución bolchevique, dice Stalin, no habría triunfado si el proletariado ruso no hubiera gozado de la simpatía y de la ayuda de los pueblos oprimidos por el régimen zarista. Pero para granjearse esta simpatía y esta ayuda antes debía romper las cadenas y librarse del yugo del imperialismo zarista, enemigo común de todos. Así se hizo posible instaurar el régimen soviético y crear esa organización maravillosa de colaboración de todos los pueblos que se llama la Unión Soviética. Igualmente hoy, si los pueblos oprimidos no combaten al enemigo común, al más peligroso: el fascismo, jamás podrán conquistar su libertad y el proletariado internacional no logrará hacer su revolución. Del mismo modo el pueblo albanés no podrá conquistar su libertad si antes no elimina al fascismo, al enemigo común que oprime al campesino, al obrero, al intelectual, al comerciante y al pequeño capitalista, en una palabra, al pueblo. El Partido Comunista de Albania no podrá jamás hacer avanzar su programa máximo, si antes no extermina al fascismo que oprime al pueblo, que impide su desarrolla económico y político y lo priva de toda libertad.

He aquí, pues, cuál es la importancia de la Lucha de Liberación Nacional para el pueblo albanés y para el Partido Comunista de Albania.

La organización y el desarrolla de la Lucha de Liberación Nacional se realizan con la participación del pueblo en las cuestiones concretas y actuales, cuestiones que le atañen directamente y que tiene presentes a diario, cuestiones por las cuales está dispuesto a hacer cualquier sacrificio. Es necesario que toda su atención, toda su voluntad, todas sus energías se concentren en torno a un objetivo definido, en torno a la lucha contra el fascismo bárbaro y opresor, contra los traidores, sus instrumentos, contra el fascismo, que arrebata al pueblo sus cosechas, su tierra, sus bienes, su casa, su comercio y lo reduce al hambre.

En la movilización por abajo las masas campesinas deben ocupar el primer lugar. La movilización de todas las fuerzas patrióticas debe ser realizada por abajo y por arriba.

El campesinado es la clase más numerosa de nuestro pueblo, pero también la más sufrida, que corre el riesgo de ser reducida a la miseria por el fascismo, el cual le arrebata las cosechas y la tierra. Muchas veces el fascismo la ha utilizado, aprovechándose de su ignorancia, como fuerza de reserva, contra la Lucha de Liberación Nacional por ejemplo, milicia, fuerza mercenaria, etc. El campesinado debe llegar a ser el principal pilar de la lucha, su fuerza es enorme, pero es necesario ponerla en movimiento, explicarle esta lucha y hacérsela comprender. No hemos trabajado lo suficiente con las masas campesinas, no nos hemos dado la molestia de ir al campo para hablar de sus problemas con los campesinos. Hemos trabajado en los centros, pero no en los distritos, en las aldeas, y muchas zonas las hemos dejado de lado. Allí donde hemos ido y hecho un buen trabajo, hemos ganado su simpatía y recibido una gran ayudo. Nuestro campesino es bueno, honesto y revolucionario, basta saber tocar las fibras de su corazón para despertar en su espíritu el interés por la Lucha de Liberación Nacional. Debemos explicarle que el culpable de sus sufrimientos es hoy el fascismo, y que sólo eliminándolo podrá mejorar sus condiciones económicas.

No hemos sabido reunir y organizar a las masas obreras. El Partido Comunista de Albania debe ser un partido de obreros y campesinos, que son los elementos más resueltos y más favorables a nuestra causa. Nosotros, para movilizar a los obreros, debemos acercarnos a ellos, hacer su vida, vivir a su lado y juntos cerrar filas en la lucha contra el fascismo, que los deja sin trabajo, los echa a la calle y hoy, más que nunca, los reduce al hambre. Son muy vastas las posibilidades de realizar trabajo con la clase obrera, porque es la clase que siente más que nadie la Lucha de Liberación Nacional. Ella debe tomar parte activa y asumir su papel de guía.

Los intelectuales ven con simpatía nuestro movimiento, pero una parte de ellos es oportunista y muchas veces se ha convertido en instrumento del ocupante, atraída por la vida cómoda. Sin embargo no debemos olvidar que parte de ellos está a la cabeza del movimiento y decidida a combatir el fascismo. El fascismo ha oprimido a los auténticos intelectuales. El intelectual que quiera libertad de pensamiento, libertad de acción, debe ser el primero en romper las cadenas del fascismo, intoxicador de la mente y corruptor del espíritu. Los intelectuales no tienen aún una idea clara de nuestro movimiento, y es nuestro deber atraerlos, esclarecerles lo que no comprendan, indicarles el verdadero camino que debe seguir hoy un intelectual albanés honesto. Las energías de nuestros intelectuales, a menudo dispersas y encaminadas hacia objetivos nebulosos, debemos canalizarlas y encaminarlas hacia un objetivo definido, hacia la lucha contra el fascismo, el más grande enemigo del desarrollo del intelecto.

La juventud se ha transformado en portaestandarte de la lucha de hoy. Ha sido la primera en rebelarse contra el yugo del invasor. Su espíritu. Juvenil no pudo soportar la sofocante atmósfera de corrupción en la que el fascismo intentaba sumirla. No ha aceptado convertirse en marioneta del ocupante. Su brazo jamás ha temblado y en toda ocasión ha acrecentado su ímpetu, su ahínco y su incomparable abnegación. Ha hecha los más grandes sacrificios y ha dado héroes a la nueva epopeya albanesa. La lucha por la liberación de la patria ha echado raíces en su espíritu, se ha convertido en su fe, en su ideal.

La juventud de los centros urbanos, sobre todo los estudiantes, se ha movilizado casi en su totalidad. La educación fascista, en vez de degenerarla y precipitarla a la corrupción, ha desenmascarado ante ella la falsa propaganda fascista, que se esforzaba por destruir sus sentimientos nacionales, y provocando su indignación.

La juventud obrera, hoy explotada al máximo por el régimen fascista, no ha sido unida y organizada lo suficiente, aunque siempre está dispuesta para la acción, con la resolución y la disciplina proletarias que la caracterizan.

La juventud campesina, en general, ha quedado a la zaga, y la culpa es de los camaradas que no han tomado interés, ni le han dado la importancia que merecía. La juventud campesina puede desempeñar un papel de primer orden en la lucha de los destacamentos armados; ella, al lado de la mujer campesina, constituirá la ayuda más preciada para los combatientes por la libertad.

La mujer albanesa está oprimida por el fascismo, por las tradiciones y por las leyes burguesas y feudales, siente más que nadie nuestra lucha y ella ve su emancipación, está dispuesta a hacer cualquier sacrificio por el marido, el hermano o el hijo que han de ir a combatir. Prestando todo tipo de ayuda, desempeñando el papel de enfermera y combatiendo con las armas en la mano, como ha ocurrido en la Unión Soviética, logrará, desempeñar un papel primordial en la Lucha de Liberación Nacional. Debemos formar el frente común antifascista de la mujer albanesa. Al igual que trabajan nuestras camaradas, deben hacerlo las mujeres del pueblo, porque ellas también sienten nuestra lucha.

La movilización por arriba podemos hacerla uniéndonos con todas las tendencias políticas antifascistas. Algunos nacionalistas, después de la invasión de Albania por Italia, han permanecido más o menos pasivos frente a la difusión de la ideología fascista, sin embargo otros han asumido una actitud activa contra el fascismo, apoyando el movimiento de liberación nacional, iniciado por la juventud, que ha dado las primeras pruebas de una resistencia activa a través de las manifestaciones. La guerra italo-griega ha marcado el fin del prestigio de la potencia fascista ante los ojos del pueblo y de los nacionalistas, y éstos han comenzado a comprender más claramente el movimiento antifascista. Con la entrada de la Unión Soviética en la guerra, el conflicto imperialista, desencadenado por el fascismo, ha tomado otro carácter, el de lucha de liberación. La Unión Soviética libra una guerra en defensa de sus territorios, y la resistencia que opone a los alemanes ha hecho nacer grandes esperanzas de victoria entre los pueblos oprimidos. El Partido Comunista ha comenzado abiertamente la lucha contra el ocupante, y la capa de los nacionalistas honestos ha contribuido con decisión a esta lucha. Los nacionalistas han visto que para salvar a Albania, el pueblo tiene una sola alternativa: unirse y combatir al ocupante, como hacen también los otros pueblos oprimidos, desarrollar su lucha paralelamente a la que libran la Unión Soviética y las grandes democracias. La consigna de un tiempo atrás: «no ha llegado el momento», que se había convertido en lema de algunos que se hacían pasar por nacionalistas, ha tocado a su fin. El Partido Comunista ha iniciado la lucha marchando a grandes pasos. Sus consignas han encontrado la simpatía del pueblo, porque son la interpretación de las aspiraciones de éste. Algunos nacionalistas nos han acusado de extremistas, pretendiendo que nos estamos inclinando demasiado a la izquierda, y algunos han encontrado en esto la justificación para no tomar parte activa en la Lucha de Liberación Nacional al lado del Partido Comunista. Los nacionalistas honestos han dado pruebas de simpatizar con nuestro partido, con nuestro movimiento, con nuestra resolución de combatir el fascismo. En cuanto a las consignas por las que nos acusaban de extremistas, el Partido Comunista las ha lanzado por las siguientes razones:

1) – para reforzar los cuadros recién surgidos en la lucha de los grupos, con el fin de formar una conciencia verdaderamente comunista.

2) - para hacer comprender al pueblo qué es el comunismo, la Unión Soviética, el ejército rojo, el camarada Stalin, dado que los comunistas de los grupos habían enmascarado la actividad comunista, la que no había sido suficientemente popularizada. Esta popularización era necesaria para erradicar del pueblo todos aquellos prejuicios anticomunistas que la clase burguesa y el fascismo le habían inculcado, para hacer que el pueblo adquiriera confianza en la victoria de los pueblos de la Unión Soviética y tomase como base para su lucha de liberación el ejemplo de la Unión Soviética.

Paulatinamente la situación internacional cambiaba a favor de los aliados. En el interior de Albania comenzaron los sabotajes, las acciones, la actividad de los destacamentos guerrilleros primera acción en Skrapar. La Lucha de Liberación Nacional cobraba mayor impulso. La situación estaba madura para la creación de un Frente común de Liberación Nacional, lo que la parte más resuelta de los nacionalistas consideraba oportuno. Por iniciativa del partido, delegados procedentes de todas las regiones de Albania, representantes de todas las tendencias del nacionalismo albanés, del Partido Comunista de Albania, de la juventud nacionalista, de la juventud comunista y de la juventud popular femenina albanesa, guiados por el sagrado objetivo de liberar Albania del yugo de la Italia fascista y de los traidores vendidos al enemigo, después de haber examinado atentamente la situación internacional y la de Albania, y, en particular, después de haber manifestado el deseo común y la necesidad de organizar todas las fuerzas del país, de unirlas en la Lucha de Liberación Nacional, eligieron el Conseja General de Liberación Nacional provisional, el cual asumió la tarea de crear los consejos en todas las regiones. Grande ha sido la importancia de esta conferencia porque unió al pueblo en la lucha contra el invasor. (7) (Se refiere a la Conferencia de Peza que se efectuó el 16 de septiembre de 1942)

Debemos seguir el ejemplo de Peza. Este ha sido el primer paso y ahora hay que dar el segundo, para machar adelante. Ha sido el primer contacto con los nacionalistas y los beneficios obtenidos han sido grandes. Las masas populares se han puesto en movimiento, los nacionalistas que hasta ayer permanecían inactivos, han comenzado a acercarse a nosotros y a simpatizar con nuestro movimiento ha adquirido vastas proporciones y un carácter general. Muchos desacuerdos y malentendidos entre los nacionalistas y el Partido Comunista han sido solucionados, y el pueblo no considera ya al comunismo como un fantasma y a los comunistas como hombres «sin patria», como pretende presentarlos el fascismo. Este ha sido el primer paso hacia la formación orgánica del frente común. Esto ha constituido un gran éxito político para el Partido Comunista, aunque no llegó a concretarse como debía, dado que no todos los nacionalistas estaban de acuerdo entre ellos y algunos ponían en tela de juicio la victoria del Frente Antifascista teniendo presente la ofensiva alemana del verano.

Los consejos tienen una gran importancia para la lucha, son los órganos más democráticos y movilizan a toda la población, de todos los sectores y todas las tendencias, en la lucha contra el fascismo.

Veamos como los define la resolución de la Conferencia de Peza:

«En las zonas que aún no han sido liberadas los consejos son órganos de lucha, reúnen a todas las fuerzas populares, realizan un trabajo de agitación y propaganda, dirigen la lucha política contra el invasor, movilizan a las masas populares en la lucha de liberación y al mismo tiempo recolectan los medios materiales necesarios para lucha; los consejos de liberación, consejos de las amplias masas, deben agrupar en su seno a las vastas multitudes populares. Los consejos aseguran armas para los guerrilleros y los combatientes voluntarios que luchan por la libertad y los abastecen de víveres. Popularizan la Lucha de Liberación Nacional, suministran informes sobre los movimientos del enemigo, sobre sus efectivos, etc. Montan y organizan la prensa, la propaganda, la agitación, organizan sabotajes contra la requisa de cereales o lana, contra el cobro del diezmo, etc. contra toda injerencia del invasor, contra bancos, sociedades anónimas, monopolios, sociedades agrícolas. Llevan una lucha organizada contra el Banco Agrícola y las sociedades anónimas, que intentan arrebatar la tierra a los campesinos, contra todos los que ceden sus tierras y hacen diversas concesiones a los italianos, contra todos los agentes que especulan a expensas del pueblo con el apoyo del ocupante. Los consejos denuncian a todos los aprovechados e intermediarios del ocupante, popularizan la insurrección general como una etapa final, como consecuencia de la guerra de guerrillas, y preparan para ello a la opinión pública, a los hombres y a las mujeres, a los jóvenes de ambos sexos. En los territorios liberados los consejos de liberación nacional asumen la tarea de gobierno, a excepción de lo militar, mantienen el orden y la tranquilidad pública, combaten a los traidores, controlan el desplazamiento de las personas, combaten la delincuencia, el robo, etc. En colaboración con los órganos militares, los consejos combaten la quinta columna, cuidan la economía y el aprovisionamiento de la población con víveres, organizan el comercio y las finanzas, aseguran los víveres y otras cosas necesarias para los destacamentos guerrilleros y las unidades voluntarias, se ocupan de la instrucción pública y desarrollan una actividad educativa entre la población, reproducen materiales de propaganda y agitación y se proveen de los medios técnicos necesarios, como tipografía, aparatos de radio, etc. Se preocupan de la movilización política en favor de la Lucha de Liberación Nacional, se esmeran por fortalecer su influencia y combatir todo enemigo y peligro. Tienen la facultad de servir de árbitros en algunas controversias como pequeños tribunales, y en particular, es necesario que estos consejos se esfuercen por poner fin a la venganza, sobre todo mientras dure la ocupación de nuestro país. La importancia de los consejos de liberación nacional es grande. A través de ellos se gobierna el país y se moviliza al pueblo en la lucha y en la insurrección. He aquí, pues, cuál es su importancia». (8) (Resolución de la Conferencia de Peza, 1942)

Como podemos ver, el Partido Comunista de Albania ha aplicado rigurosamente las directrices de la Internacional Comunista acerca de la creación y la consolidación del Frente de Liberación nacional con la contribución de todos los patriotas albaneses, a pesar de no haberse logrado un éxito total. (9) (Después de la Conferencia de Peza, además de los destacamentos guerrilleros, en las regiones liberadas se crearon asimismo unidades voluntarias territoriales. Eran destacamentos de autodefensa, no regulares, que empuñaban las armas cada vez que los destacamentos guerrilleros les hacían un llamamiento para realizar ataques o para hacer frente a las operaciones del enemigo. Eran al mismo tiempo fuerzas de reserva para completar los destacamentos guerrilleros regulares)

Sólo cuando hayamos conseguido organizar a todas las masas populares podremos decir que hemos cumplido con las directrices de la Komintern. Hoy existe un grupo de nacionalistas, llamado «Balli Kombëtar». En él se han agrupado personas de todas las tendencias políticas, pero no tienen aún una sólida organización. Tiene hombres de base, que sinceramente desean combatir al fascismo, los cuales han comprendido la importancia de la Lucha de Liberación Nacional, hay también otros que no están totalmente decididos, que más o menos se inclinan hacia el oportunismo y el ocupante. Es nuestro deber discutir con ellos, convencerlos de que participen activamente en ella.

Existen zoguistas, y también con ellos debemos desarrollar una política de acercamiento y de colaboración.

Luego viene el clero católico, que está organizado y representa una fuerza política más o menos bajo la influencia del invasor. Es oportuno que nos acerquemos a él y les tendamos la mano a todos aquéllos de sus elementos que han comprendido el infame papel del ocupante y están resueltos a combatirlo, para convencerlos de que colaboren con nosotros.

Está también el grupo «Zjarri», del cual hemos hablado más arriba.

Tenemos asimismo a los filo alemanes, los cuales desempeñan el papel de quinta columna y de escisioncitas del Frente de Liberación Nacional. Debemos desenmascararlos como fascistas, como traidores vendidos al enemigo.

Como podemos observar, el círculo es amplio y exige un trabajo inteligente, esmerado y resuelto. Los comunistas deben participar activamente en esta lucha y explicar a todos porqué combaten. Los comunistas hablan un lenguaje sincero y lleno de veracidad, comprensible para todos. Luchan por la liberación nacional del enemigo común, el fascismo, por la autodeterminación del pueblo, por una Albania democrática y popular. No debemos presentarnos con consignas extremistas de revolución comunista, sino con consignas que se refieran a la Lucha de Liberación Nacional, en caso contrario provocaremos escisiones en el frente común. Los comunistas combaten hoy por la libertad de Albania y no por el comunismo. Hoy nos presentamos con consignas de liberación nacional, sin que el partido pierda su independencia. Debemos popularizar nuestras acciones, nuestros héroes y la Unión Soviética, como vanguardia de la lucha de liberación de los pueblos oprimidos. Nuestras consignas deben ser amplias, de profundo significado, claras, pero siempre dentro del marco de la Lucha de Liberación Nacional. Daremos algunos ejemplos:

¡Viva la unidad del pueblo albanés en la lucha contra el invasor y los traidores del país!

¡Muerte al invasor fascista y a los traidores a nuestra patria!

¡Fuera el invasor fascista!

¡Viva la fraternidad de los pueblos oprimidos en lucha contra el invasor!

¡Viva el Ejército de Liberación Nacional y los guerrilleros voluntarios que luchan por la libertad!

¡Viva la gran alianza antifascista!

¡Viva el Frente Antifascista de Liberación Nacional!

¡Viva Albania libre y democrática!

¡Viva el Consejo General de la Liberación Nacional!

¡Viva el Partido Comunista de Albania, decidido combatiente por la liberación de Albania!

¡Viva la Unión Soviética, abanderado de la lucha contra el fascismo por la liberación de los pueblos oprimidos!

Estas son las consignas de liberación nacional, consignas amplias, pero que difieren de las de los nacionalistas chovinistas, y el partido, haciéndolas suyas, no pierde su personalidad. Debemos despertar entre las amplias capas de la población campesinos, obreros, etc–. el máximo interés por nuestras consignas y por nuestra lucha. Cuando nos pregunten qué es el Partido Comunista, qué es el comunismo y cómo será instaurado aquí en Albania, debemos dar nuestra respuesta de comunistas explicando cuáles son los males que nos afligen y cómo se puede encontrar el remedio. No somos oportunistas y no hemos olvidado, de ninguna manera, nuestras tareas a largo plazo, pero antes de llegar a esta fase debemos realizar nuestras tareas más inmediatas: La Lucha de Liberación Nacional.

En esta lucha, el partido debe desempeñar un papel de movilizador, de guía, no con las masas en su vida cotidiana y propiciando un acercamiento con los nacionalistas. Los comunistas ante todo deben ser audaces, resueltos y estar pertrechados de una política clara sobre las cuestiones actuales que interesan al pueblo. El partido es el principal pilar de la Lucha de Liberación Nacional, pero al mismo tiempo los nacionalistas honestos y resueltos deben participar activamente en la dirección de este movimiento. El Partido Comunista, juntamente con los nacionalistas, formando un solo bloque antifascista, con una línea y con objetivos bien definidos, guiará al pueblo en la lucha contra el invasor. La actual situación política, tanto exterior como interior, se ha hecho bastante favorable a una estrecha colaboración con los nacionalistas. En el frente soviético el ejército rojo está demostrando ser más fuerte que nunca, y su ofensiva está asumiendo vastas y catastróficas proporciones para el nazismo alemán y sus satélites. En todas partes de Europa los pueblos oprimidos toman aliento y dan inicio al movimiento insurreccional. Los gobiernos títeres y los traidores tiemblan de miedo. En el Mediterráneo el imperio fascista está en bancarrota, las fuerzas aliadas están a punto de liquidar a las fuerzas italo-alemanas en Túnez y la amenaza contra Italia se hace cada vez más inminente y grave. La situación interna ha sufrido grandes cambios. El gobierno de Mustafa Kruja, gobierno del terror fascista, ha dimitido, porque no ha sido capaz de hacer frente a la situación creada gracias a la Lucha de Liberación Nacional del pueblo albanés. El fascismo pierde el control de sus movimientos y liquida a sus propios hombres. Recurre a la represión, intentando detener, mediante el terror, la lucha que se desarrolla en su contra. Pero fracasa también en esto, porque el pueblo no le teme testimonio de esto son las últimas manifestaciones. El nuevo gobierno, incitado por la Luogoteneneza, hace esfuerzos por dividir el frente común mediante compromisos. Estos son síntomas de la debilidad del fascismo italiano y de los traidores, y el pueblo ya se ha dado cuenta de esta treta y hoy, más que nunca, está resuelto a combatir al enemigo. Las últimas manifestaciones demuestran que el pueblo está unido y dispuesto a combatir. Este impulso a la colaboración, procedente de abajo, influirá sin lugar a dudas sobre los nacionalistas que tratan de diferir las cosas, jugando al tira afloja. La unidad por abajo conducirá automáticamente, si sabemos trabajar, a la unidad también por arriba, y de esta manera la lucha de liberación asumirá un carácter general.

Esta lucha se desarrolla mediante los núcleos de guerrilla urbana, y los destacamentos guerrilleros y voluntarios. El papel de los destacamentos guerrilleros es inmenso. Una de sus fuentes de engrosamiento la constituyen los miembros del partido. Los comunistas están en las primeras filas, pero el destacamento debe tener un mayor número de hombres del pueblo y nacionalistas, no es un ejército del partido, sino del pueblo. En los destacamentos existen células y comisarios políticos, pero esto no quiere decir que los destacamentos guerrilleros deben ser destacamentos de cuadros. En los destacamentos los comunistas combaten no sólo con el fusil, sino también con la pluma, haciendo una labor de agitación y propaganda y celebrando conferencias. Los destacamentos movilizan a la población, al campesinado, y defienden sus intereses. Los comunistas deben desempeñar un papel dirigente sobre la base de la Lucha de Liberación Nacional, distinguiéndose por sus convicciones, firmeza, disciplina, claridad política y no por un espíritu aventurero, para que de este modo puedan ganarse la simpatía de todos los miembros del destacamento y de los habitantes del distrito donde éste opera. El destacamento debe tener un carácter popular, y, para lograr esto, nos señalan las directrices, debemos hacer que participen en la dirección de la guerra de guerrillas, además de los comunistas, el mayor número de patriotas y nacionalistas honestos. En la Conferencia de Peza se acordó que el Estado Mayor surgirá de la lucha, y estará constituido por elementos comunistas y nacionalistas decididos a combatir. El partido ha organizado los destacamentos, pero éstos no cuentan con suficiente número de nacionalistas. Los destacamentos deben pertenecer al pueblo, y se requiere que ellos abarquen a todos aquellos que desean combatir, sin distinción de tendencia política, y de los destacamentos pasaremos más tarde a la formación de un ejército popular, cuando se tenga que combatir con cuerpos de ejército. En los estados mayores deben participar nacionalistas honestos, a fin de que el movimiento adquiera un carácter general. Los comunistas no han de tener segundas intenciones. El pueblo sabe quiénes son los comunistas y sabe también que van con la frente alta. Estos no deben mostrarse reservados con los nacionalistas resueltos, sino que por el contrario, entre combatientes que luchan por una causa común, debe existir la máxima sinceridad. La lucha común, la sangre derramada en conjunto, nos infundirá una recíproca fidelidad y nos conducirá adelante hacia la victoria del pueblo contra el invasor. Vemos, pues, que las tareas de los comunistas son grandes y que de ellos se exige hechos y no palabras. Para poder hacer realidad todas estas directrices enviadas por la Internacional Comunista, debemos estar bien organizados, tener ideas claras, expulsar fuera del partido a todos los que no comprenden la línea de la Lucha de Liberación Nacional y que sabotean estas directrices. Sin formar un frente común es imposible conquistar la victoria, sin este frente, el fascismo nos aislará y encontrará el modo de aniquilarnos. Estas directrices, que persiguen el objetivo de acercar a los nacionalistas y no de alejarlos, deben ser aplicadas punto por punto. Desenmascaremos y combatamos sólo a aquellos que hacen el juego al ocupante. Con los nacionalistas debemos seguir una conducta y tener una línea política tal que no ofendamos jamás sus ideas y principios con nuestras consignas. Debemos tener claro que la Lucha de Liberación Nacional es nuestra vida presente y futura que sin ella no podremos proseguir nuestro camino, sino, por el contrario, seremos destruidos. Estas directrices deben ser aplicadas cabalmente, porque existe el peligro de una guerra fratricida, de la escisión del pueblo en dos campos adversos: uno comunista y otro nacionalista; éste es el peor mal que podemos hacer a nuestro pueblo, a nuestro partido y a nuestra causa, por los que combatimos. El fascismo pretende dividirnos e intenta lograr este fin, sabe que un pueblo unido, decidido a combatir, no teme a nada y nada puede destruirlo, ni incluso los medios más bárbaros, como la represión y otros. Por eso debemos poner en juego toda nuestra decisión para aplicar estas directrices tan claras y justas, que nos envía la Internacional Comunista, y debemos estar seguros que si las llevamos a la práctica, marcharemos siempre adelante, el partido se hará más fuerte, aniquilaremos al fascismo, el pueblo conquistará su libertad y mañana estaremos capacitados para hacer avanzar nuestro programa máximo.
Las directrices de la Internacional Comunista y la Lucha de Liberación Nacional Informe presentado ante el CC del PCA (1943)

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