miércoles, 4 de julio de 2018

Renegociación de un nuevo acuerdo de Paz para poder establecer un partido, una estética y un programa socialdemócrata-cristiano; Equipo de Bitácora (M-L), 2018


«Es bastante preocupante y desmoralizante el ver como los presuntos marxistas de Colombia pierden el tiempo en temas estériles discutiendo «hasta el sexo de los ángeles», y luego se excusan en que no han tenido, según ellos, tiempo suficiente para ponerse a analizar en profundidad el fenómeno de las FARC-EP ni el carácter de los acuerdos de paz. ¿Si supuestamente estas son las cabezas pensantes de la nación, los ilustrados, los elementos más concienciados y avanzados, a qué se deben dedicar si no es a arrojar algo de luz sobre esto y marcar el camino a seguir? ¿Acaso un marxista puede dedicarse a discusiones escolásticas y no prestar atención a los problemas presentes del movimiento obrero nacional e internacional? Quizás para los que viven abstraídos de la realidad sí, nosotros no lo consideramos conjugable, ni debemos decir que los principios del marxismo tampoco. Pero por desgracia esto no ocurre solo en Colombia, sino alrededor de todo el globo, la falta de estudio y la falta de análisis hace que los individuos y colectivos marxistas no tengan una mínima oportunidad de mantener una perspectiva sobre lo que hacen y tienen que hacer a corto plazo en cuanto a sus tareas ideológicas.

Volviendo al país caribeño y a su panorama político, tras el triunfo del NO en el plebiscito sobre el acuerdo entre las FARC y Santos. Se renegoció un nuevo Acuerdo de Paz que se presentó en noviembre de 2016, pero esta vez en lugar de someterlo a voto ante la población, Santos no se arriesgó y decidió presentarlo en noviembre deprisa y corriendo ante los instrumentos políticos del Estado para contar con los votos de su bancada que son mayoría, siendo aprobado así por la Cámara de Representantes y el Senado. Veamos algunas comparativas:

1) Reforma agraria:

«Así estaba antes: Se creaba un fondo de tierras con 3 millones de hectáreas que serían entregadas en 10 años y que provenían de la extinción de dominio, baldíos recuperados, actualización de la reserva forestal, tierras inexploradas, expropiadas o donadas. Además buscaba erradicar la pobreza extrema en la zona rural en máximo 10 años.

Así quedaría en el nuevo Acuerdo: Se hizo la precisión en el sentido que la extinción de dominio y la recuperación de baldíos indebidamente apropiados se daría de acuerdo a la Constitución Política, protegiendo el derecho a la propiedad privada. Además se amplió a 15 años el plazo para reducir la pobreza extrema en el campo colombiano». (El Colombiano.com; Los principales cambio que trae el acuerdo, 14 de noviembre de 2016)

2) Participación política

«Así estaba antes: Los partidos que cuentan con representación en el Congreso de la República no podían inscribir candidatos ni candidatas para las 16 circunscripciones especiales de paz que se darían a zonas afectadas por el conflicto. El movimiento político de las FARC tendría una suma equivalente al 10 % anual de la apropiación presupuestal para el funcionamiento de los partidos y movimientos políticos del país.

Así quedaría en el nuevo Acuerdo: Se incluyó expresamente que el partido que surja de la reincorporación de las FARC no podrá inscribir candidatos para esos espacios, ya que tendría representación en el Congreso. Y se redujo desde el primer año en 30 % la financiación al partido de las FARC para que quede en igualdad de condiciones con los demás partidos». (El Colombiano.com; Los principales cambio que trae el acuerdo, 14 de noviembre de 2016)

3) La cuestión de la droga:

«Así estaba antes: El Gobierno procedería a la erradicación de los cultivos de uso ilícito, priorizando la erradicación manual donde fuera posible, teniendo en cuenta el respeto por los derechos humanos, el medio ambiente y el buen vivir. El consumo de drogas ilícitas sería tratado como un asunto de salud pública para lo que se fortalecerían las capacidades del sistema de protección social.

Así quedaría en el nuevo Acuerdo: El Gobierno no renuncia a la posibilidad de fumigar los cultivos ilícitos y para atacar de manera más efectiva el problema del consumo de drogas, se robusteció el papel de la familia y de los grupos religiosos en la política de prevención y atención a los consumidores». (El Colombiano.com; Los principales cambio que trae el acuerdo, 14 de noviembre de 2016)

4) Víctimas y justicia:

«Así estaba antes: Las FARC, como «organización insurgente que actuó en el marco de la rebelión», se comprometía a «contribuir» a la reparación material de las víctimas y en general a su reparación integral, sobre la base de los hechos que identifique la Jurisdicción Especial para la Paz. El Estado repararía materialmente de forma subsidiaria si el responsable del daño no tuviera con qué pagar. (...) Se contemplaban restricciones efectivas de la libertad de 5-8 años para responsables de delitos de lesa humanidad y graves crímenes de guerra si aportaban verdad y reparación a las víctimas y hasta 20 años de prisión si no aportaban verdad. Asimismo, el narcotráfico era considerado un delito conexo a la rebelión por lo que era amnistiable. (...) La Jurisdicción Especial para la Paz no tenía un plazo establecido. Podía contar con hasta 24 magistrados extranjeros en el tribunal de paz y sus respectivas salas y unidades de investigación. Y a los informes de las organizaciones de víctimas y defensoras de derechos humanos se les daría el mismo tratamiento que a los de la Fiscalía o la Procuraduría.

Así quedaría en el nuevo Acuerdo: Durante el término de la dejación de armas, las FARC presentarán un inventario de bienes y activos para destinarlos a la reparación material de las víctimas. La no entrega de estos recursos llevarían a la exclusión de los beneficios de la Jurisdicción Especial para la Paz. (...) El tribunal deberá definir los espacios en donde deben estar los sancionados durante la ejecución de la pena, los horarios, el sitio de residencia y la verificación. Será el tribunal el que determinará la conexidad del narcotráfico con el delito político, teniendo en cuenta la jurisprudencia de las cortes colombianas y todo el que vaya a la JEP deberá entregar toda la información de ese negocio. (...) La JEP durará 10 años. No habrá magistrados extranjeros pero se acepta la presencia de amicus curiae –expertos extranjeros– para rendir conceptos sobre los casos que se tramiten. Se estableció que las ONG no podrán actuar como fiscales y acusar, solo presentar información que será valorada y contrastada por los jueces y magistrados del Tribunal». (El Colombiano.com; Los principales cambio que trae el acuerdo, 14 de noviembre de 2016)

5) La validez y el marco de la implementación del acuerdo:

«Así estaba antes: Para blindar jurídicamente el acuerdo, este constituiría un acuerdo especial en los términos del Convenio de Ginebra, por lo que haría parte del bloque de constitucionalidad para ser tenido en cuenta durante el periodo de implementación. Además, una vez aprobado por el congreso el Gobierno presentaría un Acto Legislativo para incorporarlo íntegramente a la Constitución Política.

Así quedaría en el nuevo Acuerdo: Se eliminó la idea de incorporar el Acuerdo a la Constitución Política y al llamado bloque de constitucionalidad. El principio general de garantía de cumplimiento es el compromiso de que ambas partes cumplirán de buena fe lo pactado, y en lo que tiene que ver con el Estado, los principios que informan el Acuerdo serán parámetro de interpretación y guía de la aplicación normativa y práctica.». (El Colombiano.com; Los principales cambio que trae el acuerdo, 14 de noviembre de 2016)

Una vez aprobado este nuevo acuerdo, el barco de las FARC abrió sus velas para navegar por los mares de la democracia burguesa poniendo rumbo a su programa socialdemócrata. Ya no había más problemas.

La organización guerrillera FARC, siglas que significaban: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, ahora ha pasado a denominarse como Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común bajo la estructura de un partido político legal tras los Acuerdos de Paz entre Santos y Timochenko.

La estética del nuevo logo del partido, no ha podido más que causar revuelo, ya que es un calco del logo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y otras formaciones socialdemócratas. Los líderes de las FARC han respondido negando esas afirmaciones pero dando una respuesta igualmente socialdemócrata:

«Acerca del logotipo de la rosa, asociado también a los movimientos socialdemócratas, «Márquez» dijo que lo convertirán en un símbolo revolucionario y subrayó que tiene «una carga muy positiva». «La rosa es hermosa, significa amor, amistad, corazón abierto, brazos abiertos para acoger a todo el mundo y por eso queremos que a este nuevo partido se vinculen de una u otra manera quienes quieran cambio. Tiene también una expresión hermosa de feminidad», afirmó». (EFE; Las FARC se presentan como partido apelando a toda la sociedad colombiana, 1 de septiembre de 2017)

¡Por supuesto «acoger a todo el mundo»! Esta es la máxima de las FARC y de todos los oportunistas deseosos de cosechar votos y alcaldías a cualquier coste, aunque para ello se tengan que abrazar a la burguesía, al clero y a la reacción internacional. ¿Se puede escuchar una frase que indique un objetivo de reconciliación social más evidente?

En sus estatutos, en la parte de «organización y funcionamiento» dejan claro que sus estatutos se han escrito acorde a lo que pide la Constitución de Colombia:

«Artículo 4. Principios de organización y funcionamiento. El Partido acoge y garantiza para su organización y funcionamiento las reglas y principios establecidos en el artículo 107 de la Constitución Política y, en especial, los principios de transparencia, objetividad, moralidad, equidad de género y el deber de presentar y divulgar sus programas políticos de conformidad con lo dispuesto en la Constitución». (FARC; Estos son los estatutos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, 2017)

En su definición ideológica dicen:

«El partido recoge los principios y elaboraciones teórico-políticos derivados del pensamiento crítico y libertario, así como de las experiencias que a partir de ellos se han desarrollado tanto a nivel mundial como en nuestro continente americano, las formuladas por las FARC-EP desde su momento fundacional en 1964, en especial por nuestros fundadores Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas para plantear superar el orden social capitalista vigente en la sociedad colombiana, y promover y apoyar un proceso histórico que permita construir una sociedad alternativa en la que impere la justicia social, la democracia real y avanzada, la superación de toda exclusión, discriminación o segregación por razones económicas, sociales, étnicas o de género, la garantía de la vida y de la existencia digna, el reconocimiento del buen vivir del individuo y de la comunidad, la construcción de una nueva economía política que garantice la realización material de los derechos humanos, los relacionamientos no destructivos ni depredadores de la naturaleza y el ambiente, una nueva ética, y relaciones sociales de cooperación, hermandad y solidaridad». (FARC; Estos son los estatutos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, 2017)

Es decir, que siguen partiendo de las ideas liberales y revisionistas vulgares. El único lenguaje «revolucionario» que dejan es decir que pretenden la superación de la sociedad capitalista para construir una «una sociedad alternativa», con «justicia social» para elevar una «nueva economía política que garantice la realización material de los derechos humanos», ¡algo bastante difícil cuando a la vez se apoya, como vimos anteriormente, la propiedad privada nacional y extranjera! Pero mejor veamos los términos que usan las FARC y comparémoslo con los del PSOE, pues son calcados:

«Impulsar los cambios para articular un auténtica cooperación y solidaridad, que nos saquen –a los europeos/as– del actual marasmo económico, social y político; convirtiéndonos en vanguardia de la defensa del internacionalismo solidario, de la lucha contra el hambre y la pobreza y en la exigencia de un nuevo orden mundial y de una nueva gobernabilidad en la que prevalezcan realmente los Derechos Humanos». (Partido Socialista Obrero Español; Posiciones políticas, ideológicas y organizativas, 2013)

Y como no, pese a su «declaración ideológica» no niegan que a la vez son un partido abierto a las facciones y diferentes ideologías, figurando entre los derechos él:

«Pluralismo. El pluralismo implica para las organizaciones políticas el deber de garantizar la expresión de las tendencias existentes en su interior, en particular de las minorías, sin perjuicio de la aplicación del principio de mayoría, razón por la que los estatutos incluirán normas sobre quórum y mayorías especiales para la toma de decisiones fundamentales en materia de organización, funcionamiento y de participación de sus afiliados en la vida del partido o movimiento». (FARC; Estos son los estatutos de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, 2017)

¿Les suena la cantinela? ¿No ha habido partidos del revisionista «socialismo del siglo XXI» que han fracasado en su intento de defender la soberanía nacional precisamente por estar envueltos en una maraña de ideologías donde se preocupan más de las cuotas de poder en el interior del partido que de los problemas reales?:

«SYRIZA se ha establecido como un unificado, democrático y multitendencia, partido de masas de la izquierda contemporánea. (...) El partido de izquierdas unificado, de masas, democrático y multitendencia le estamos fundado con los objetivos desde la perspectiva del socialismo del siglo XXI los reclamos y demandas de las clases trabajadoras y grupos sociales oprimidos». (SYRIZA; Resolución política del Iº Congreso de SYRIZA, 2013)

Ya adelantamos hace un año que este era el objetivo de los «líderes farianos»:

«Viendo todo esto seguramente la estrategia de las FARC-EP sea conformar un partido o un frente –bloques de partidos, sindicatos y asociaciones– donde oficialmente se denominen seguidores del «socialismo del siglo XXI». (...) Se permitirá que el [nuevo] partido se llene de ideologías –y por supuesto facciones– de la llamada «izquierda» –imaginamos: socialismos del siglo XXI, castrismo-guevarismo, etc.– pero también de la llamada oficialmente derecha –liberales, demócrata-cristianos, e incluso neoliberales–, y justifica esto debido a las «condiciones específicas» de Colombia, he aquí otra vez la manida maniobra de los oportunistas y su apelación al particularismo para justificar sus desviaciones, ¿qué extraño verdad?». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

En realidad, si se compara el modelo de partido y el programa de las FARC se verá que son comunes al de otros oportunistas históricos. En las polémicas de Marx versus Bernstein; el primero desmontó toda las excusas que el segundo ponía para justificar su vil traición a los trabajadores. Entiéndase que en la siguiente cita cuando Marx se refiere a socialdemócrata, era la denominación general para los marxistas, tiempo después, los revolucionarios se autodenominaron comunistas y los reformistas socialdemócratas:

«Así pues, según estos señores, el Partido Socialdemócrata no debe ser un partido unilateralmente obrero, sino el partido universal «de todas las personas de verdaderos sentimientos humanitarios». Y para demostrarlo, debe renunciar ante todo a las groseras pasiones proletarias y, dirigidas por burgueses cultos y de sentimientos filantrópicos, «adquirir gustos finos». (Karl Marx; De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht, W. Bracke y otros, 1879)

Cuando los militantes veteranos y más revolucionarios preguntan por la relajación del programa hasta puntos insultantes e inaceptables, los gerifaltes siempre dicen que en realidad «no se renuncia a él», que el programa actual es un «programa mínimo» y demás excusas que tratan de convencer a sus dubitativos militantes:

«Entiéndasenos bien»; nosotros no queremos «renunciar a nuestro partido ni a nuestro programa, pero consideramos que tenemos trabajo para muchos años si aplicamos todas nuestras fuerzas y todas nuestras energías a lograr ciertos objetivos inmediatos, que deben ser conseguidos por encima de todo antes de ponernos a pensar en tareas de mayor alcance». Y entonces, los burgueses, los pequeñoburgueses y los obreros, que «ahora se asustan de nuestras reivindicaciones de largo alcance», vendrán a nosotros en masa. No se renuncia al programa; lo único que se hace es aplazar su realización por tiempo indefinido. Se acepta el programa, pero esta aceptación no es en realidad para sí mismo, para seguirlo durante la vida de uno, sino únicamente para dejarlo en herencia a los hijos y a los nietos». (Karl Marx; De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht, W. Bracke y otros, 1879)

¿Cuál es entonces el pensamiento real de estos oportunistas que dirigen estos partiduchos? ¿Cuál es su actividad real?:

«Mientras tanto, «todas las fuerzas y todas las energías» se dedican a futilidades sin cuento y a un remiendo miserable del régimen capitalista, para dar la impresión de que se hace algo, sin asustar al mismo tiempo a la burguesía». (Karl Marx; De la carta circular a A. Bebel, W. Liebknecht, W. Bracke y otros, 1879)

Queda demostrado que como anticipamos, el modelo y el programa fariano de su flamante nuevo partido es una reedición de las ideas reformistas de Bernstein, Schramm, Kautsky y cía». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

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