miércoles, 2 de agosto de 2017

Sobre el nacionalismo


«Primero: ¿Cómo podríamos analizar y explicar para el lector novel qué suponía ser un nacionalista burgués según la concepción marxista-leninista?:

«El nacionalismo tiene su origen en la premisa falsa y reaccionaria de que los pueblos están divididos en razas superiores e inferiores, «perfectas» e «imperfectas», y que las razas «superiores» deben dominar a las otras. Una forma especialmente detestable y odiosa de nacionalismo burgués es el racismo, que divide a los pueblos en gobernantes «natos» y esclavos. Todos saben que el racismo fue la ideología oficial de los fascistas alemanes e italianos y de los militaristas japoneses. Los bandidos fascistas proclamaron abiertamente el derecho de la raza «superior» a esclavizar y exterminar a otros pueblos. El racismo sirvió a los hitleristas como justificación de sus planes salvajes para conseguir la dominación del mundo. Es característico, sin embargo, que mientras de palabra declaraban al pueblo alemán como la raza «superior», de hecho, lo consideraban simplemente como carne de cañón para lograr los objetivos de rapiña de los monopolistas alemanes. La ideología del racismo ahora ha sido inscrita en la bandera de los nuevos contendientes por la supremacía mundial: los imperialistas anglo-estadounidenses. La banda corrupta de políticos y científicos al servicio de los jefes de Wall Street y la City exaltan la superioridad imaginaria de la raza anglosajona sobre los demás pueblos. Bajo la bandera del nacionalismo, los imperialistas traman conspiraciones contra la libertad y la independencia de los pueblos, organizan guerras de rapiña, inflaman conflictos nacionales entre los trabajadores, y saquean y oprimen a los pueblos coloniales. El nacionalismo es al arma viciada que utiliza la burguesía en su aplicación del viejo principio de los esclavistas «divide y vencerás». (…) El internacionalismo proletario es la antítesis del nacionalismo burgués, que representa la ideología y la política de las clases explotadoras. Lenin señaló que el internacionalismo proletario y el nacionalismo burgués son consignas irreconciliables que corresponden a los dos bandos de clase del mundo capitalista. Ellos expresan dos ideologías opuestas y dos políticas diferentes». (S. Titarenko; Patriotismo e internacionalismo, 1950)

En casos de desarrollo de desviaciones políticas antimarxistas en los elementos de un partido comunista, como hemos presenciado históricamente, tarde o temprano aparece la vieja araña del nacionalismo que hila todavía más la actuación traicionera de los revisionistas. Como rasgo de nacionalismo en nuestros documentos hemos citado ampliamente muestras de como el revisionismo chino, coreano, vietnamita y otros en sus teorizaciones y prácticas unían a explotadores y explotados nacionales en un «frente patriótico» inclusive en el periodo de la pretendida construcción socialista. Algo que suprimía la lucha de clases obviamente. En ese sentido, otra experiencia revisionista con grandes dosis de nacionalismo fue el revisionismo yugoslavo:

«En la esfera de la política interior, el nacionalismo del grupo de Tito lleva al pacto entre los explotadores y los explotados, hacia una política de «unión» de los explotadores y de los explotados, en un frente «nacional», hacia una política de abandono de la lucha de clases, hacia la preconización embustera de la posibilidad de edificar el socialismo sin lucha de clases, de la posibilidad de una integración pacífica de los explotadores en el socialismo, hacia la desmovilización del espíritu de combate de los trabajadores yugoslavos». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Adónde conduce el nacionalismo del grupo de Tito, 1948)

Por eso, el nacionalismo no podía significar en los países que estaban por la construcción del socialismo, y del comunismo, más que la manifestación de elementos que estaban a favor de la restauración del capitalismo y de la dominación de la burguesía:

«La desviación hacia el nacionalismo es una acomodación de la política internacionalista de la clase obrera a la política nacionalista de la burguesía. La desviación hacia el nacionalismo refleja las tentativas de la «propia» burguesía nacional para restablecer el capitalismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Informe al XVIIº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1934)

Históricamente los marxista-leninistas nunca se han hecho ilusiones respecto a lo que podía significar una victoria de una desviación nacionalista y derechista en sus respectivos partidos. Fijémonos como en las siguientes citas de Vulko Chervenkov contra el nacionalismo se cumplen todos los requisitos para parecer que se está hablando del nacionalismo-burgués implícito en los elementos purgados del Partido Comunista de Checoslovaquia que volvieron al poder entre 1953 y 1956:

a) Subestimación y desprecio de las experiencias revolucionarias que no sean nacionales, como hemos visto una y otra vez en palabras de los revisionistas checoslovacos sobre la experiencia de la Unión Soviética:

«El nacionalismo y las manifestaciones nacionalistas deben erradicarse allí donde se encuentren como una ideología hostil, ideología fascista, como el peor de los males. El nacionalismo se revela en la hostilidad hacia la Unión Soviética, en el menosprecio de sus éxitos, en la negativa a reconocer y negar la experiencia histórica universal de la gran revolución socialista de octubre de 1917 como un ejemplo y modelo para todos los obreros y trabajadores en todo el mundo, en la subestimación de la propia fuerza y éxitos, en la subestimación de la fuerza y los éxitos de los demás, en la negación de la solidaridad proletaria internacional. (...) Tenemos que romper en pedazos la concepción vil y peligrosa del camino peculiar búlgaro, peculiar hacia el socialismo, de la superioridad de nuestro camino hacia el socialismo búlgaro sobre el camino soviético». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)

b) Según el desarrollo del país y las ambiciones del líder nacionalista y la venta del país a una potencia imperialista, la dirigencia pueda mantenerse en el poder y cumplir sus objetivos mínimos nacionalistas-burgueses, como le ocurrió a tal dirigencia en Checoslovaquia con el socialimperialismo soviético y su dependencia económico-política tras el triunfo de la contrarrevolución jruschovista en ambos países y la promoción de nacionalistas burgueses como Ludvík Svoboda o Gustáv Husák en el país centroeuropeo:

«El nacionalismo es la ideología de la traición al campo de la paz, la democracia y el socialismo, la constatación de la salida de este campamento y transferencia al campo del imperialismo». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)

c) Del fin del partido comunista, y de la instauración de un partido basado en una fuerte figura nacionalista que ordena y dispone «todo»:

«De la restauración, de la contrarrevolución bonapartista. Nacionalismo significa la perversión del partido en un partido burgués, en un partido contrarrevolucionario». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)

d) En la creencia de un tránsito pacífico al socialismo, armonioso, con las clases explotadoras nacionales en un esquema de sociedad que forme un todo único patriótico sin lucha de clases, o lucha de clases suavizada considerando a los explotadores nacionales como parte del pueblo:

«De la posibilidad de que la lucha de clases sea suavizada en el periodo de transición del capitalismo al socialismo». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)

Los marxista-leninistas checoslovacos, como internacionalistas, sabían que no podían mirar hacia otro lado en este tema: sabían que el único camino internacionalista era apoyarse en el campo socialista y las luchas obreras, y combatir cualquier manifestación nacionalista:

«Se da cuenta de que están transitando el camino hacia el socialismo en consonancia con el espíritu del internacionalismo proletario, en contacto cada vez más estrecho con las otras democracias populares, con las otras fuerzas del frente socialista internacional. El pueblo de Checoslovaquia también se da cuenta de que el camino hacia el socialismo exige la aguda lucha contra la camarilla traidora de Tito en Yugoslavia, que en favor de su nacionalismo ha traicionado los intereses de la fraternidad internacional y las relaciones tradicionales entre Checoslovaquia y Yugoslavia». (Václav Kopecký; Checoslovaquia en el camino al socialismo, 1949) (Equipo de Bitácora (M-L); Las purgas en el Partido Comunista de Checoslovaquia de los años 50, 4 de octubre de 2015)

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