sábado, 15 de julio de 2023

Plejánov sobre el «medio geográfico», las «fuerzas productivas» y las «relaciones de producción»


«Sea como fuere, la zoología trasmite a la historia su homo ya en posesión de las actitudes necesarias para la invención y la utilización de los instrumentos primitivos. La tarea del historiador consiste pues únicamente en seguir el desarrollo de los órganos artificiales y revelar su influencia sobre el desarrollo del espíritu, así como la zoología lo ha hecho en lo referente a los órganos naturales. Ahora bien, si el desarrollo de éstos últimos fue influido por el medio natural, es fácilmente concebible que haya ocurrido lo mismo en el caso de los órganos artificiales.

Los habitantes de un país desprovisto de metales están en la imposibilidad de inventar instrumentos superiores a las herramientas de piedra. Para que el hombre pueda domesticar al caballo, a los cuadrúpedos de cuernos, al carnero, etc., que han desempeñado un papel tan importante en el desarrollo de sus fuerzas productivas, ha sido necesario habitar regiones en donde estos últimos, es decir, sus antecesores zoológicos, vivían en estado salvaje. El arte de la navegación no se ha iniciado en las estepas, etcétera. El medio natural, el medio geográfico, su pobreza o su riqueza, han ejercido por lo tanto una indiscutible influencia sobre el desarrollo de la industria. Además, el carácter del medio geográfico ha desempeñado otro papel mucho más notable en la historia de la cultura.

No es la fertilidad absoluta del suelo, sino más bien la diversidad de sus cualidades químicas, de su composición geológica, de su configuración física y la variedad de sus productos naturales, que forma la base natural de la división social del trabajo y que excitan al hombre en razón de las condiciones multiformes en medio de las cuales se encuentra, a multiplicar sus necesidades, sus facultades, sus medios y modos de trabajo.

Es la necesidad de dirigir socialmente una fuerza natural, de servirse de ella, de economizarla, de apropiársela en un plano superior mediante obras de arte, en una palabra, la necesidad de dominarla, lo que desempeña el papel decisivo en la historia de la industria. Tal ha sido la necesidad de regular y distribuir el curso de las aguas en Egipto, en Lombardía, en Holanda, etc. Lo mismo ocurre en la India, en Persia, etc., en donde la irrigación por medio de canales artificiales proporciona al suelo no sólo el agua indispensable sino también los abonos minerales que absorbe en las montañas y deposita en su limo.

Es así, pues, que el hombre obtiene en el medio natural los elementos necesarios para la creación de órganos artificiales con los cuales combate a la naturaleza. El carácter del medio natural determina el carácter de su actividad productora, de sus medios de producción. Pero los medios de producción determinan las relaciones recíprocas de los hombres en el proceso de producción tan inevitablemente como el armamento de un ejército determina toda la organización de éste, todas las relaciones recíprocas de los individuos que la componen. Pero las relaciones recíprocas de los hombres en el proceso social de la producción determinan toda la estructura de la sociedad. La influencia del medio natural sobre esta estructura es, por lo tanto, indiscutible. El carácter del medio natural determina el del medio social.

Un ejemplo: Es la necesidad de calcular los periodos de desborde del Nilo lo que creó la astronomía egipcia y, al mismo tiempo, el dominio de la casta sacerdotal como directora de la agricultura. Pero esto es tan sólo un aspecto del asunto. Es menester considerar aún otro aspecto, si no se quiere llegar a conclusiones totalmente erróneas.

Las relaciones de producción son el efecto; las fuerzas productivas son la causa. Pero el efecto, por su parte, se convierte en causa; las relaciones de producción se convierten en una nueva fuente de desarrollo de las fuerzas productivas. Esto lleva a un doble resultado: 

a) La influencia recíproca de las relaciones de producción y de las fuerzas productivas tiene por efecto un movimiento social que tiene su lógica y sus leyes independientemente del medio natural.

Un ejemplo: la propiedad privada es siempre, en la fase primitiva de su desarrollo, el fruto del trabajo del mismo propietario –como es muy fácil observarlo en las aldeas rusas–. Pero llega necesariamente un momento en que se convierte en lo contrario de lo que era antes: presupone el trabajo de otro, se convierte en propiedad privada capitalista, como podemos verlo todos los días en las aldeas rusas. Este fenómeno es uno de los efectos de la ley inmanente que rige la propiedad privada. Todo lo que puede hacer en tal caso el medio natural es acelerar este movimiento favoreciendo el desarrollo de las fuerzas productivas. 

b) Como la evolución social tiene su lógica propia, independientemente de toda influencia directa del medio natural, puede ocurrir que el mismo pueblo, a pesar de habitar el mismo país y de que sus cualidades físicas siguen siendo las mismas, posea en diferentes épocas de su historia a instituciones sociales y políticas que sean poco semejantes, cuando no completamente diferentes las unas de las otras. Se ha querido extraer de esto la conclusión de que el medio geográfico no tiene ninguna importancia en la historia de la humanidad. Es una conclusión completamente errónea.

Los pueblos que habitaban la isla británica en los tiempos de César estaban sometidos al mismo medio geográfico que los ingleses de la época de Cromwell. Pero los contemporáneos de Cromwell disponían de fuerzas de producción mucho más poderosas que las poblaciones de la época de César. El medio geográfico ya no actuaba sobre ellos del mismo modo, puesto que reaccionaban ante su medio natural de un modo completamente distinto. Las fuerzas productivas de Inglaterra en el siglo XVII eran el resultado de su historia. Y en el curso de esta historia el medio geográfico nunca dejó de ejercer su influencia, aunque de modo muy diverso sobre la evolución económica del país.

Las relaciones recíprocas entre el hombre social y el medio geográfico son extremadamente variables. Estas relaciones se modifican con cada nuevo paso hacia adelante de las fuerzas productoras del hombre en el curso de su desarrollo. De aquí se desprende que el efecto ejercido por el medio geográfico sobre el hombre social tiene resultados diferentes en las diferentes fases del desarrollo de estas fuerzas. Pero las modificaciones que sobrevienen en las relaciones que existen entre el hombre y su lugar de residencia no tienen nada de fortuito. Su sucesión constituye un proceso sometido a leyes. Para comprender este proceso es menester ante todo pensar que el medio natural es un factor importante en el movimiento histórico de la humanidad, no a causa de la influencia que ejerce sobre la naturaleza humana, sino a causa de su influencia sobre el desarrollo de las fuerzas productivas». (Gueorgui Plejánov; Ensayos sobre la historia del materialismo, 1893)  

Anotaciones de Bitácora (M-L):

«Si prescindimos de la forma más o menos progresiva que presenta la producción social, veremos que la productividad del trabajo dependen de toda una serie de condiciones naturales. Condiciones que se refieren, unas u otras, a la naturaleza misma del hombre, como la raza, etc., y a la naturaleza circundante. Las condiciones de la naturaleza exterior se agrupan económicamente en dos grandes categorías: riqueza natural de medios de vida, o sea, fecundidad del suelo, riqueza pesquera, etc., y riqueza natural de medios de trabajo, saltos de agua, ríos navegables, madera, metales, carbón, etc. En los comienzos de la civilización es fundamental y decisiva la primera clase de riqueza natural; al llegar a un cierto grado de progreso, la primacía corresponde a la segunda. No hay más que comparar, por ejemplo, a Inglaterra con la India, o, si queremos referirnos al mundo antiguo, a Corinto y Atenas con los países ribereños del mar Negro. (...) La necesidad de dominar socialmente una fuerza natural, de administrarla, de apropiársela o someterla mediante obras creadas por la mano del hombre y en gran escala, desempeña un papel decisivo en la historia de la industria. Así acontece, por ejemplo, con el régimen de las aguas en Egipto, Lombardía, Holanda, etc. O en India, Persia, etc., donde la irrigación por medio de canales artificiales no sólo suministra al suelo el agua indispensable para su cultivo, sino que deposita además en él, con el limo, el abono mineral de las montañas. El secreto del florecimiento industrial de España y de Sicilia bajo los árabes era precisamente la canalización. La bondad de las condiciones naturales no hace más que crea la posibilidad, nunca la realidad del trabajo excedente y, por tanto, de la plusvalía o del plusproducto. La diversidad de las condiciones naturales del trabajo hace que la misma cantidad de trabajo satisfaga en distintos países distintas masas de necesidades, y que, por tanto, en condiciones por lo demás análogas, el tiempo de trabajo necesario sea distinto. Esas condiciones sólo actúan sobre el trabajo excedente como frontera natural; es decir, señalando el punto en que puede comenzar el trabajo para otros. Esta frontera natural retrocede a medida que gana terreno la industria». (Karl MarxEl Capital, Tomo I, 1867)

2 comentarios:

  1. Nelson Dávila Acosta16 de julio de 2023, 0:35

    En la hora final del imperialismo, solo el marxismo leninismo salvará a la humanidad, reorganizando a todo el sistema.

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    1. La constitución del proletariado en partido político es el fundamento para la consecución de la sociedad socialista. Es el Estado mayor de clase .

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