Antes de entrar en materia hemos de dejar unas palabras introductorias:
«Subrayamos que se ha venido infravalorando el papel del [artista] como vocero dentro de las fuerzas emancipadoras, algo importante ya que si, [por ejemplo] los trabajadores no tienen referentes musicales apegados a su conciencia política tendrán que conformarse con lo más parecido, y esto bien puede ser un puente perfecto para contagiarse de ideas que a priori deberían estar superadas. Lograr conjugar esta tarea entre el mundo del arte y el mundo de la política ha sido una de las tareas pendientes en casi todas las agrupaciones históricas del marxismo, las cuales, pese a vanagloriarse a veces de tener a su lado a los artistas de su tiempo, casi todos estos estaban más por moda y pose que por interés y trabajo real. Lo cierto es que muchas de estas formaciones políticas del siglo XX que hoy se miran de forma idealizada no solo no lograron atraerse a los artistas más destacados de su tiempo, sino que a los pocos que sí lo hicieron y pasaron por las «escuelas de formación», parece que no se formaron mucho en lo relativo a cuestiones del arte, política, economía o filosofía, siendo coparticipes de la vulgarización de la estructura política de la que eran miembros, con lo que no pocas veces pudimos ver cómo el arte del individuo languidecía al mismo tiempo que su organización partidista. Lo mismo ocurrió con gran parte de los «hombres del saber»: historiadores, filósofos, antropólogos, arqueólogos, etc., que apenas pudieron ser acercados al materialismo histórico, ¿y qué supuso? Dejar vía libre a que en todos y cada uno de esos puestos el marxismo no tuviera voz, o peor, no pudiera responder a las distorsiones que se hacían en su nombre. He ahí la importancia de lograr establecer una ligazón entre el «marco de referencia» y estas ramas profesionales de la intelectualidad; o, también, de cómo evitar los errores en torno al arte de las pasadas experiencias de cara a las sociedades del futuro». (Equipo de Bitácora (M-L); La «música urbana», ¿reflejo de la decadencia social?, 2021)
Es bien conocido que el estilo característico en el arte de la Albania de 1944-91 fue el llamado «realismo socialista», estilo que, cómo no, suscitó todo tipo de críticas internas y externas. Pero, ¿hasta qué punto estas tenían sentido más allá de su procedencia? ¿Cuáles fueron y son los mitos, prejuicios y rumorología sobre el tema?
En esta sección abordaremos ciertas nociones y actuaciones del Partido del Trabajo de Albania (PTA) en el campo cultural, tanto las que consideramos encomiables como sobre todo las que no estamos de acuerdo y pensamos férreamente que han de ser superadas en próximas experiencias. Observaremos cuáles eran los antecedentes de la cultura albanesa, qué disposiciones hizo el PTA y qué relación tuvo su mala praxis con el progresivo aislamiento, regresión y desmantelamiento del régimen.
Entendemos que, para algunos no acostumbrados a la lectura extensa, este capítulo puede ser sumamente largo y tortuoso al ser de una temática que no dominan. En este sentido pedimos paciencia al lector, pero por otro lado debe entender que esta sección ya ofrece mayor documentación y análisis sobre la experiencia albanesa que lo que muchas autodenominadas organizaciones simpatizantes han ofrecido en décadas. Por tanto, pedimos paciencia y rogamos que valore el esfuerzo. De cualquier forma, si por motivos de tiempo o interés de la temática no desea leerlo, esperamos que continue con los siguientes.
Los subcapítulos a abordar serán los siguientes:
1) Los antecedentes histórico-culturales albaneses y el arraigo chovinista;
2) ¿Puede el público albanés entender historias de otros tiempos y culturas?
3) Virtudes, defectos y particularidades del realismo socialista albanés;
4) Ejemplos concretos de la pintura albanesa y sus contradicciones;
5) La difícil relación entre la crítica y el público;
6) ¿Era real el peligro liberal en el campo cultural?;
7) La literatura albanesa y el extraño caso de Ismail Kadaré;
8) ¿Se tomaron en serio las advertencias para no incurrir en el sectarismo y el dogmatismo?;
9) Dos casos paradigmáticos en la pintura albanesa: Edi Hila y Edison Gjergo;
10) La animadversión hacia las barbas y los jeans;
11) El Festival de música de 1972 y sus repercusiones;
12) ¿Serviría de algo tener una lista de libros prohibidos en la nueva sociedad?
