«La siguiente parte, aunque excede la extensión para un capítulo normal, hemos decidido insertarlo al completo, ya que la influencia del socialismo albanés sobre el Partido Comunista de España (marxista-leninista) fue enorme desde su fundación. De hecho a partir de los años 70 sería su principal referente. Primero deberíamos analizar varios defectos que albergó el PTA en su dilatada lucha contra el oportunismo, errores que no minimizan en absoluto su importantísima y extensa labor en ese ámbito; pero que al mismo tiempo es preciso analizar para restablecer la verdad histórica mediante un análisis de crítica y autocrítica, que como se sabe son armas que aportan salud al movimiento marxista-leninista internacional. En segundo lugar, debemos analizar las causas de la caída del socialismo albanés a finales de los 80.
El primer escollo importante que el PTA tuvo que sortear fue la influencia directa del titoismo desde 1941 hasta su condena oficial en 1948. Los errores cometidos bajo tal influencia por desconocimiento o experiencia en la formación de un partido y la dirección de gobierno, así como las tramas de los propios revisionistas yugoslavos para absorber Albania daría como fin algunos errores en la línea del PTA que serían registrados en varias de las obras más famosas de Enver Hoxha como el «Tomo I de Obras Escogidas (1941-1948)» de 1974, «Los titoistas» de 1982 o la propia obra del PTA: «Historia del Partido del Trabajo de Albania» de 1982. En este apartado específico de la lucha contra el titoismo no nos centraremos ya que como decimos, el PTA ejerce una honesta autocrítica sobre varios de sus errores en cuanto a organización del partido, economía, trato a la oposición, etc., exponiendo sin miedo como surgieron y como se fueron corrigiendo. El PTA sería el único partido que denunció el acercamiento soviético-yugoslavo de 1954, negándose a rehabilitar a los condenados por titoísmo, aunque posteriormente y de forma breve, aceptó las presiones de Jruschov para revaluar la cuestión de Tito para vergüenza suya.
En el tema mismo del jruschovismo la cuestión ya versa muy diferente, mucho peor si cabe. Si bien es cierto que el PTA fue el único partido que opuso resistencia a la rehabilitación del titoismo que se efectuó durante 1953-1956, a partir del XXº Congreso del PCUS de 1956 la cosa no fue tan heroica como lo pintaron unos años después.
En el diario personal de Enver Hoxha, obviamente fue publicado muchos años después de los sucesos allí anotados, en concreto en 1987. Allí se relataban los días de estancia en Moscú durante el XXº Congreso del PCUS de 1956. Sobre el llamado «discurso secreto» de Jruschov sobre Stalin, presuntamente se anota que tras leerlo estaba en shock y no coincidía con las afirmaciones de Jruschov:
«Durante toda la noche leí el informe secreto de N. Jruschov que nos dio mientras hacía lo mismo con todas las demás delegaciones extranjeras. El informe rechaza la figura y todos los actos del gran Stalin.
Los méritos del PTA en la lucha contra el revisionismo no deben de hacer olvidarnos sus fuertes vacilaciones y debilidades
El primer escollo importante que el PTA tuvo que sortear fue la influencia directa del titoismo desde 1941 hasta su condena oficial en 1948. Los errores cometidos bajo tal influencia por desconocimiento o experiencia en la formación de un partido y la dirección de gobierno, así como las tramas de los propios revisionistas yugoslavos para absorber Albania daría como fin algunos errores en la línea del PTA que serían registrados en varias de las obras más famosas de Enver Hoxha como el «Tomo I de Obras Escogidas (1941-1948)» de 1974, «Los titoistas» de 1982 o la propia obra del PTA: «Historia del Partido del Trabajo de Albania» de 1982. En este apartado específico de la lucha contra el titoismo no nos centraremos ya que como decimos, el PTA ejerce una honesta autocrítica sobre varios de sus errores en cuanto a organización del partido, economía, trato a la oposición, etc., exponiendo sin miedo como surgieron y como se fueron corrigiendo. El PTA sería el único partido que denunció el acercamiento soviético-yugoslavo de 1954, negándose a rehabilitar a los condenados por titoísmo, aunque posteriormente y de forma breve, aceptó las presiones de Jruschov para revaluar la cuestión de Tito para vergüenza suya.
En el tema mismo del jruschovismo la cuestión ya versa muy diferente, mucho peor si cabe. Si bien es cierto que el PTA fue el único partido que opuso resistencia a la rehabilitación del titoismo que se efectuó durante 1953-1956, a partir del XXº Congreso del PCUS de 1956 la cosa no fue tan heroica como lo pintaron unos años después.
En el diario personal de Enver Hoxha, obviamente fue publicado muchos años después de los sucesos allí anotados, en concreto en 1987. Allí se relataban los días de estancia en Moscú durante el XXº Congreso del PCUS de 1956. Sobre el llamado «discurso secreto» de Jruschov sobre Stalin, presuntamente se anota que tras leerlo estaba en shock y no coincidía con las afirmaciones de Jruschov:
«Durante toda la noche leí el informe secreto de N. Jruschov que nos dio mientras hacía lo mismo con todas las demás delegaciones extranjeras. El informe rechaza la figura y todos los actos del gran Stalin.
Entendí la posición de Jruschov y sus otros compañeros contra
Stalin y sus actos gloriosos durante la reunión del congreso donde el nombre de
Stalin no fue mencionado ni una sola vez para nada bueno, pero nunca pensé en
ese momento que alguna vez podrían llegar a este punto.
Me estremezco cuando pienso cuánto se regocijarán la burguesía y
los reaccionarios cuando tengan este informe en sus manos, porque estoy seguro
de que lanzarán una campaña de mentiras y quién sabe cuánto durará. Tito
debería estar muy contento después de leer este informe, ya que estoy seguro de
que lo ha leído.
¡Qué daño incalculable para la Unión Soviética y el campo
socialista! ¡Qué vergonzosa responsabilidad frente a la historia!
No puedo poner nada en el papel. Solo puedo decir: «¡Estoy
conmocionado!».
26 de febrero de 1956, Moscú». (Enver Hoxha; Diario político,
Diario 1, 1955-1957)
Esto puede ser totalmente cierto viendo la importancia para el PTA y para el propio Hoxha de Stalin, no hay razón para ponerlo en duda.
Esto puede ser totalmente cierto viendo la importancia para el PTA y para el propio Hoxha de Stalin, no hay razón para ponerlo en duda.
Si seguimos según las memorias de Nexhmije Hoxha: «Mi vida con
Enver Hoxha» de 1998, Enver tuvo acceso al discurso secreto de Jruschov, el
cual leyó junto al resto de compañeros de la delegación albanesa, estando hasta
altas horas de la noche discutiéndolo, y concluyó furioso, que era una serie de
hechos que no cuadraban con el Stalin que él había conocido, después tenía
obligación de devolver dicha copia del informe. Esto seguramente fue un golpe inesperado, y no aceptaron las mentiras de Jruschov, pero dicha oposición no
fue lo que manifestó el PTA oficialmente en un primer momento como veremos más adelante. ¿La razón? Muy seguramente
porque el miedo a enfrentarse a un partido tan grande como el PCUS superaba el resto de sentimientos.
He ahí
donde comienzan las contradicciones del PTA sobre su historia.
En
la «Historia del Partido del Trabajo de Albania» de 1982 se trata de borrar los
errores de seguidismo, sentimentalismo u oportunismo que el partido cometió en
un inicio:
«Todas las conclusiones y las decisiones
del III Congreso del PTA [1956] estaban imbuidas de un espíritu revolucionario
marxista-leninista que en esencia se oponía al espíritu revisionista del que
estaban impregnadas las conclusiones y las decisiones del XXº Congreso del PCUS.
Sin embargo, el III Congreso no condenó abiertamente las tesis antimarxistas
del XXº Congreso. El Comité Central del PTA había dado a conocer a la dirección
soviética su oposición y sus reservas acerca de una serie de tesis y
actividades de esta dirección. Al mismo tiempo la prensa del PTA formulaba
intencionadamente sobre estas cuestiones apreciaciones diferentes,
prácticamente opuestas a las del XXº Congreso. Pero el PTA no podía expresar
públicamente en su Congreso su oposición y sus reservas hacia las conclusiones
del XXº Congreso del PCUS, ya que semejante forma de proceder en ese momento no
favorecería sino a los enemigos del comunismo, quienes habían desencadenado un
violento ataque contra la Unión Soviética, y contra la unidad del campo
socialista y del movimiento comunista internacional. Los comunistas albaneses
han considerado siempre como un alto deber internacionalista defender al primer
Estado socialista del mundo y al campo socialista en su conjunto. Aparte de
eso, todavía no se conocía bien, en aquel entonces, el verdadero objetivo que
pretendía alcanzar el grupo de Jruschov con sus nuevas tesis». (Partido del
Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
Esto
debe de ser desmontando, porque con mentiras y adornos en la historia los comunistas no pueden avanzar.
Para empezar la tesis de que «criticar las tesis del XXº Congreso o la dirección soviética era contribuir a hacerle el juego al imperialismo», es la mentalidad que ha llevado a que hoy el movimiento marxista-leninista esté en ruinas, por tanto hay que despegarse de una vez por todas de esa ridícula idea que lleva a ser condescendiente con las desviaciones propias o ajenas. Tampoco es cierto que la dirección albanesa no supiese el «verdadero objetivo que pretendía alcanzar el grupo de Jruschov con sus nuevas tesis», ya que como el propio Enver comenta en varias ocasiones, las desviaciones altamente preocupantes tanto en la línea exterior como interna del PCUS se vislumbraban desde 1953, es decir, desde los primeros días en que fallece Stalin. Ya bajo el mandato de Malenkov, Beria y Molotov, siendo muchos de ellos reasignados en grandes posiciones de poder tras haber sido previamente degradados durante las sesiones del XIXº Congreso de 1952. Para entonces Jruschov era un hombre muy importante del gobierno pero todavía era una figura secundaria frente a estos personajes. Su ascenso en 1955 solo agudiza lo que ya es una realidad, el caos fraccional e ideológico de un liderazgo débil. El XXº Congreso del PCUS 1956 es la certificación oficial de unas tesis derechistas que venían publicándose en todos los partidos comunistas como resultado de la presión soviética por establecer un nuevo curso.
En aquel tiempo existieron comunistas valientes que desde ese mismo año 1956 se opusieron sin reservas a las tesis principales del PCUS de ese XXº Congreso del PCUS. Véase como ejemplo la obra del hindú Moni Guha: «Jruschov y la historia soviética» de 1956, o la obra del irlandés Neil Goold; «El XXº Congreso del PCUS y después», 1956.
El IIIº Congreso del PTA de 1956, pese a diferenciarse en varias cosas a las conclusiones y rectificaciones de otros partidos homólogos –como el búlgaro, rumano, polaco o chino de ese mismo año– en varios temas: mantener el papel rector de la industria pesada en la economía, reconocer la agudización de la lucha de clases en la construcción del socialismo, el papel rector del partido, etc., sí cometió diversos errores que eran consecuencia de seguidismo sin reflexión de la nueva línea jruschovista en base al prestigio de la URSS.
La prueba está en la reedición y censura del informe de Enver Hoxha a dicho congreso para el Tomo III de Obras Escogidas (1960-1965) de Enver Hoxha publicado en 1980, donde se emiten dichas tesis –una técnica que por cierto los revisionistas chinos hicieron común en Mao para ocultar su oportunismo desde tiempos tempranos–.
Pero si miramos las Obras Completas del líder albanés, en el tomo XIII, podemos encontrar la postura real que mantuvo Enver Hoxha. Tras el XXº Congreso del PCUS de 1956 se prestó a escribir un artículo enfocado en ese espíritu donde repetía las declaraciones de trotskistas, titoístas, jruschovistas y maoístas sobre Stalin:
Para empezar la tesis de que «criticar las tesis del XXº Congreso o la dirección soviética era contribuir a hacerle el juego al imperialismo», es la mentalidad que ha llevado a que hoy el movimiento marxista-leninista esté en ruinas, por tanto hay que despegarse de una vez por todas de esa ridícula idea que lleva a ser condescendiente con las desviaciones propias o ajenas. Tampoco es cierto que la dirección albanesa no supiese el «verdadero objetivo que pretendía alcanzar el grupo de Jruschov con sus nuevas tesis», ya que como el propio Enver comenta en varias ocasiones, las desviaciones altamente preocupantes tanto en la línea exterior como interna del PCUS se vislumbraban desde 1953, es decir, desde los primeros días en que fallece Stalin. Ya bajo el mandato de Malenkov, Beria y Molotov, siendo muchos de ellos reasignados en grandes posiciones de poder tras haber sido previamente degradados durante las sesiones del XIXº Congreso de 1952. Para entonces Jruschov era un hombre muy importante del gobierno pero todavía era una figura secundaria frente a estos personajes. Su ascenso en 1955 solo agudiza lo que ya es una realidad, el caos fraccional e ideológico de un liderazgo débil. El XXº Congreso del PCUS 1956 es la certificación oficial de unas tesis derechistas que venían publicándose en todos los partidos comunistas como resultado de la presión soviética por establecer un nuevo curso.
En aquel tiempo existieron comunistas valientes que desde ese mismo año 1956 se opusieron sin reservas a las tesis principales del PCUS de ese XXº Congreso del PCUS. Véase como ejemplo la obra del hindú Moni Guha: «Jruschov y la historia soviética» de 1956, o la obra del irlandés Neil Goold; «El XXº Congreso del PCUS y después», 1956.
El IIIº Congreso del PTA de 1956, pese a diferenciarse en varias cosas a las conclusiones y rectificaciones de otros partidos homólogos –como el búlgaro, rumano, polaco o chino de ese mismo año– en varios temas: mantener el papel rector de la industria pesada en la economía, reconocer la agudización de la lucha de clases en la construcción del socialismo, el papel rector del partido, etc., sí cometió diversos errores que eran consecuencia de seguidismo sin reflexión de la nueva línea jruschovista en base al prestigio de la URSS.
La prueba está en la reedición y censura del informe de Enver Hoxha a dicho congreso para el Tomo III de Obras Escogidas (1960-1965) de Enver Hoxha publicado en 1980, donde se emiten dichas tesis –una técnica que por cierto los revisionistas chinos hicieron común en Mao para ocultar su oportunismo desde tiempos tempranos–.
Pero si miramos las Obras Completas del líder albanés, en el tomo XIII, podemos encontrar la postura real que mantuvo Enver Hoxha. Tras el XXº Congreso del PCUS de 1956 se prestó a escribir un artículo enfocado en ese espíritu donde repetía las declaraciones de trotskistas, titoístas, jruschovistas y maoístas sobre Stalin:
«El PCUS
condenó con razón el culto a la personalidad generado hacia J. V. Stalin
durante los últimos años de su vida y su actividad; culto que causó un gran daño
a la Unión Soviética. (...) Debería decirse que Stalin, tras conseguir que el
Partido Comunista de la Unión Soviética y el pueblo soviético obtuviesen
grandes victorias que llevaron al triunfo del socialismo, se comenzó a situar
por encima del Partido y del pueblo, abandonando así a las masas y
siendo esto un error que fue muy costoso para el pueblo soviético y el
socialismo». (Enver Hoxha; El marxismo-leninismo nos enseña que es el pueblo el
creador de la historia, 14 de abril de 1956)
En
los primeros momentos de 1956, Enver también aprobaría los lineamientos
teóricos sobre la revolución, la construcción del socialismo, y las relaciones
con otros países capitalistas que no distan de los que escribió en su momento
cualquier revisionista:
«El XXº Congreso del PCUS, titulado
«Realizando el balance de las victorias del socialismo en la URSS y en la
escala global» y el informe sobre las nuevas fuerzas en el desarrollo de la
situación internacional actual tomaron decisiones importantes para el futuro
del socialismo y el destino de la humanidad». (Enver Hoxha; El
marxismo-leninismo nos enseña que es el pueblo el creador de la historia, 14 de
abril de 1956)
Si en 1960, 1962 y 1964 los albaneses se desesperaban porque los dirigentes chinos todavía tenían ilusiones sobre el carácter de Jruschov, igual de desesperante tuvo que ser para gente como Moni Guha y Neil Goold ver que durante 1956-1960 absolutamente todos los partidos comunistas en el poder hicieron un seguidismo atroz a Jruschov por miedo, sentimentalismo y oportunismo.
El PTA, presionado por Jruschov, llegó a aceptar concesiones inaceptables. Justo en esta época la URSS condonó sus deudas y le ofreció nuevas ayudas, como el propio Enver Hoxha relata en su obra «Los jruschovistas»:
«Durante esta visita, Moscú dio otro paso importante hacia la mejora de las relaciones con Albania. En consonancia con su línea de incremento de la ayuda económica a todo el bloque socialista, la URSS anunció el 17 de abril [de 1957] la cancelación de la deuda por valor de 422 millones de rublos que Albania les debía, extendiéndoles además un crédito que ascendía a 31 millones de rublos, dirigido a la compra de mercancías agrarias y prometiendo garantías de desarrollo para ciertos sectores de la economía [albanesa]. Al condonar esta deuda, la URSS prácticamente le regaló a Albania toda la industria que esta desarrollaría desde 1948 en adelante». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
Sea por necedad ideológica, por oportunismo económico, o por ambas, el PTA se plegó al jruschovismo de la época. No hay debate posible.
En la cuestión yugoslava, que era la piedra de toque para el movimiento marxista-leninista desde hacía años, se llegó a declarar lo siguiente:
«En una entrevista con Harrison Salisburu, el 28 de agosto, [Mehmet] Shehu reafirmó esta política: «En nuestra política para con la República Popular Federal de Yugoslavia», dijo, «partimos del hecho de que tanto Albania como Yugoslavia están construyendo el socialismo. Por lo tanto, las relaciones entre ambos países no pueden sino desarrollarse de modo socialista, basándose en los principios de igualdad, cooperación fraternal, respeto mutuo y no interferencia». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
En la cuestión del titoísmo, el maoísmo siguió para entonces una escalada continua de pelea y reconciliación con el titoísmo al igual que el jruschovismo. Para los años 60 el jruschovismo seguía con tiranteces hacia el titoísmo pero con unas relaciones normalizadas, y reconocimiento a Yugoslavia como dentro del campo socialista, mientras que el maoísmo tomaría el mismo camino bajo su teoría de los «tres mundos». En cambio el PTA al agudizarse la lucha contra el jruschovismo a principio de los 60 volvería rápido a sus posiciones antititoístas como dictaba toda lógica.
Pero no justifica esta breve posición oportunista del PTA durante los años previos. Esta postura favorable al titoísmo no solo contradecía la historia reciente del PTA, sino que echaba abajo el discurso fundamental de sus líderes durante todo el periodo anterior tanto de cara a sus militantes como de cara al resto de países.
Hoxha reconocía años después que el PTA hizo concesiones ideológicas al titoísmo por la presión de Jruschov:
«Después de las conversaciones que desarrollamos en 1957 en Moscú, por respeto al Partido Comunista de la Unión Soviética, dejamos de escribir por algún tiempo en la prensa en contra del revisionismo yugoslavo. Pero, no mucho tiempo después, los revisionistas yugoslavos realizaron su tristemente célebre VII Congreso [de 1958], en relación con el cual de nuevo se confirmó la justeza de la línea de nuestro partido». (Enver Hoxha; El Comité Central es la dirección del partido, que juzga siempre de manera justa, prudente y serena, pero también severamente cuando es necesario; De la conversación con Koço Tashko, 3 de agosto de 1960)
¡¿Por respeto?! ¿Exactamente de qué sirvió durante estos años reducir la crítica a conversaciones privadas y declaraciones formales sobre la unidad del movimiento comunista? Para nada, para que Tito, Jruschov, Mao y otros ganasen tiempo y afianzasen sus posiciones.
Esto fue un grave error, una debilidad enorme que luego todos los nuevos partidos marxista-leninistas heredaron, ya que estaban acostumbrados a esta paciencia infinita y esta esperanza ilusa que guardaba la esperanza de la rectificación de los frenéticos oportunistas.
El hecho de que fuese el propio Enver Hoxha quien pasase a la historia como principal crítico del revisionismo soviético con su famoso discurso contra Jruschov en la Conferencia de Moscú de los 81 partidos de 1960, tampoco borra otras realidades históricas. Y es que en las primeras entrevistas de Enver Hoxha frente a Jruschov, pese a reconocer este último que no se entendían en varias cuestiones y que los albaneses tendían hacia el camino de Stalin, Hoxha se mostraba muy conciliador e incluso sumiso al liderazgo de Jruschov. Se daba a entender que el partido albanés solo podía aprender del partido soviético y no al revés. Un servilismo repugnante. Todo ello en un momento en que, a nivel internacional, se estaba traicionando el marxismo-leninismo y, a nivel nacional, se estaba poniendo en aprietos la propia reputación del PTA en cuestiones como la del titoísmo:
«Enver Hoxha: Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para seguir tu consejo [Jruschov]; esto es, para mantenernos tranquilos en torno a este asunto. Pero los líderes yugoslavos no cesan de provocarnos. (...) Creemos que representan una amenaza no sólo para nosotros, sino para todo nuestro campo socialista: se han desviado del marxismo-leninismo. Escriben en sus periódicos que desean mejorar sus relaciones con Albania, pero esto es una bomba de humo. (...) No estamos de acuerdo con los camaradas polacos, pero nunca lo hemos expresado públicamente. Lo mismo con los camaradas italianos. Estamos en desacuerdo con el camarada [Palmiro] Togliatti en ciertos asuntos, pero de esto no encontrará ni una sola palabra en nuestros periódicos. (...) Admitimos que erramos en nuestra táctica y estamos muy agradecidos al camarada Jrushchov, que es nuestro maestro y que nos habló abiertamente. Haremos todo lo posible para solucionar estas cuestiones en base a una línea marxista-leninista». (Memorándum de la entrevista albano-soviética, 15 de abril de 1957)
En el documento del PTA: «Albania frente a los revisionistas jruschovistas» de 1977, se recoge una carta de Hoxha a Kapo de 1960:
«No deberá tener el sentido de una reunión conciliatoria «pacifista», para correr un velo sobre los graves errores, sino de una reunión donde los errores serán puestos al desnudo y corregidos radicalmente. No hay otra vía y que no se espere ninguna otra propuesta de nuestra parte. Si los errores no se miran de frente, estamos seguros de que los revisionistas proseguirán con mayor afán su actividad de zapa. Por ello, para nosotros no hay más que el camino de la lucha en defensa del marxismo-leninismo, sin transigir con los errores oportunistas y revisionistas en ideología y política». (Enver Hoxha; Carta dirigida al camarada Hysni Kapo en Moscú, 1 de octubre de 1960)
Cualquiera suscribe esta declaración. La cuestión es que el PTA debería haber aplicado este axioma en todos los casos y sin tardanza, cosa que no cumplió.
Al PTA se le exigió desde Moscú una unidad con el grupo dominante del PCUS «ante los intentos de derrocar» a Jruschov de parte de sus viejos colaboradores durante 1953-1956, aunque los mecanismos para revocar a Jruschov eran del todo lícitos. Se aceptó tal chantaje en aras de la «amistad soviético-albanesa». El grupo liderado por Mólotov sería condenado en 1957 como «grupo antipartido», aunque como reconocería Hoxha años después de boca de los propios jruschovistas, habían sido estos los que habrían utilizado métodos ilegales para mantener su puesto:
«En una reunión del Presidium del Comité Central del Partido celebrada en el Kremlin, en el verano de 1957, Jruschov, al ser objeto de numerosas críticas, quedó en minoría y, como hemos sabido por boca de Polianski, fue destituido de su función de primer secretario y designado ministro de Agricultura, pues como se sabe era un «especialista de maíz». Mas esta situación apenas duró unas horas. Jruschov y sus hombres dieron secretamente la alarma, los mariscales rodearon el Kremlin con sus tanques y sus tropas y dieron la orden de que no se moviera ni una mosca. (...) Jruschov y Mikoyan empezaron a liquidar uno tras otro, y al final todos en bloque, a los miembros del Presidium del CC del partido que calificarían de «grupo antipartido». Después de echar la zancadilla a Malenkov, reemplazándole provisionalmente por Bulganin, fue el turno de Molotov. Su destitución fue anunciada el 2 de junio de 1956. Ese día el diario Pravda traía en primera plana una gran foto de Tito, con la felicitación de dobro pazhallovat que se daba al cabecilla de la camarilla de Belgrado con motivo de su llegada a Moscú». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
Enver Hoxha reprocharía a Mao correctamente el apoyo a Jruschov en este evento:
«Mao estuvo de acuerdo con Jruschov, como él mismo declaró públicamente en la Conferencia de Moscú de 1957, en la que elogió a Jruschov, atacó a Stalin y aprobó la liquidación del «grupo antipartido de Molotov y compañía» por Jruschov. Por lo tanto Mao ayudó a Jruschov». (Enver Hoxha; Algunos juicios en torno al «decálogo» ballista de Mao Zedong; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de diciembre de 1976)
Pero pareció «olvidar» que el PTA mantuvo postura análoga:
«Cuando el grupo antipartido fue expulsado del Partido soviético a finales de junio, el Partido albanés apoyó con presteza esta acción de Jruschov y sus secuaces. El 4 de julio se adoptó una resolución del Comité Central albanés, que condenaba la actividad fraccional del grupo Malenkov-Kaganovich-Molotov y expresaba su total solidaridad con el PCUS y su decisión. Un comentario albanés en julio afirmaba que «la vida misma ha confirmado, sin duda alguna, la genuinidad y la prudencia de la política marxista-leninista definida por el XXº Congreso del PCUS, tanto en torno al desarrollo futuro de las fuerzas productivas de la URSS como sobre la situación internacional». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
He aquí de nuevo un miedo atroz a la autocrítica y a la verdad histórica.
Como sabemos, el intento de derrocar a Jruschov en 1957 por una parte del partido soviético venía precedido de un apoyo de dichos líderes antijruschovistas a las nuevas políticas introducidas en la URSS durante 1953-1956, incluyendo las formulaciones del XXº Congreso del PCUS. Se trataba ya de una lucha entre cuadros antaño revolucionarios, que ahora se habían convertido en simples burócratas oportunistas. Por eso, como reconocían los propios actores de la trama, no se apoyaron en las masas y que ni siquiera tenían más programa común que el de relevar a Jruschov a un puesto menor. Véase:
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Mólotov, 2017.
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Malenkov, 2017.
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Beria, 2017.
«Es así como estos ex compañeros de armas de Stalin, que habían consentido las calumnias lanzadas contra su gloriosa obra, fueron calificados, tras este intento fallido, de «grupo antipartido» y recibieron el golpe definitivo por parte de los jruschovistas. Nadie lamentó su caso, nadie se apiadó de ellos. Habían perdido su espíritu revolucionario, eran cadáveres del bolchevismo, habían dejado de ser marxista-leninistas. Habían hecho causa común con Jruschov y permitieron que se cubriera de barro a Stalin y su obra; intentaron hacer algo, pero no por vía de partido, pues el partido no existía tampoco para ellos». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
Esto es cierto, pero también es verdad que en la defenestración del honor del PCUS y de Stalin colaboraron todos los partidos comunistas en el poder, incluido el PTA.
Algunos historiadores actuales interesados en el tema albanés y que han estudiado la ruptura soviético-albanesa, como Xavier Baró i Queralt, afirman, aunque sin documentación alguna, que en la visita de Jruschov a Albania de 1959, en realidad las relaciones entre ambos partidos estaban completamente quebradas pese a la pose que se daba de unidad. Véase su discurso ante la Conferencia y presentación tomos V y VI de Enver Hoxha de 2019.
Bien, ¿pero que decía el PTA oficialmente por aquel entonces?:
«En los albores de la llegada de Jrushchov a Albania, Zeri i Popullit lo describió como «un fiel discípulo de V. I. Lenin, líder militante y distinguido del PCUS y del Estado soviético, que ha dedicado toda su vida y sus energías a la causa inmortal del marxismo-leninismo, al fortalecimiento del glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado de los sóviets, al fortalecimiento de la unidad y de la cohesión de los países que conforman el poderoso campo socialista; se trata de un luchador indomable por la paz mundial». El artículo añade a continuación: «Nikita S. Jrushchov es el mejor y más querido amigo del pueblo albanés. Siempre se ha mostrado particularmente solícito a ayudar generosamente al pueblo albanés a construir su vida feliz; el socialismo». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
Podemos especular durante horas sobre todo lo que queramos acerca de lo que sentían los albaneses sobre los soviéticos, sobre si eran conscientes o no del peligro al cual se enfrentaban, pero, con los documentos en mano, los albaneses estaban totalmente absorbidos por el jruschovismo hasta 1960.
Si en 1960, 1962 y 1964 los albaneses se desesperaban porque los dirigentes chinos todavía tenían ilusiones sobre el carácter de Jruschov, igual de desesperante tuvo que ser para gente como Moni Guha y Neil Goold ver que durante 1956-1960 absolutamente todos los partidos comunistas en el poder hicieron un seguidismo atroz a Jruschov por miedo, sentimentalismo y oportunismo.
El PTA, presionado por Jruschov, llegó a aceptar concesiones inaceptables. Justo en esta época la URSS condonó sus deudas y le ofreció nuevas ayudas, como el propio Enver Hoxha relata en su obra «Los jruschovistas»:
«Durante esta visita, Moscú dio otro paso importante hacia la mejora de las relaciones con Albania. En consonancia con su línea de incremento de la ayuda económica a todo el bloque socialista, la URSS anunció el 17 de abril [de 1957] la cancelación de la deuda por valor de 422 millones de rublos que Albania les debía, extendiéndoles además un crédito que ascendía a 31 millones de rublos, dirigido a la compra de mercancías agrarias y prometiendo garantías de desarrollo para ciertos sectores de la economía [albanesa]. Al condonar esta deuda, la URSS prácticamente le regaló a Albania toda la industria que esta desarrollaría desde 1948 en adelante». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
Sea por necedad ideológica, por oportunismo económico, o por ambas, el PTA se plegó al jruschovismo de la época. No hay debate posible.
En la cuestión yugoslava, que era la piedra de toque para el movimiento marxista-leninista desde hacía años, se llegó a declarar lo siguiente:
«En una entrevista con Harrison Salisburu, el 28 de agosto, [Mehmet] Shehu reafirmó esta política: «En nuestra política para con la República Popular Federal de Yugoslavia», dijo, «partimos del hecho de que tanto Albania como Yugoslavia están construyendo el socialismo. Por lo tanto, las relaciones entre ambos países no pueden sino desarrollarse de modo socialista, basándose en los principios de igualdad, cooperación fraternal, respeto mutuo y no interferencia». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
En la cuestión del titoísmo, el maoísmo siguió para entonces una escalada continua de pelea y reconciliación con el titoísmo al igual que el jruschovismo. Para los años 60 el jruschovismo seguía con tiranteces hacia el titoísmo pero con unas relaciones normalizadas, y reconocimiento a Yugoslavia como dentro del campo socialista, mientras que el maoísmo tomaría el mismo camino bajo su teoría de los «tres mundos». En cambio el PTA al agudizarse la lucha contra el jruschovismo a principio de los 60 volvería rápido a sus posiciones antititoístas como dictaba toda lógica.
Pero no justifica esta breve posición oportunista del PTA durante los años previos. Esta postura favorable al titoísmo no solo contradecía la historia reciente del PTA, sino que echaba abajo el discurso fundamental de sus líderes durante todo el periodo anterior tanto de cara a sus militantes como de cara al resto de países.
Hoxha reconocía años después que el PTA hizo concesiones ideológicas al titoísmo por la presión de Jruschov:
«Después de las conversaciones que desarrollamos en 1957 en Moscú, por respeto al Partido Comunista de la Unión Soviética, dejamos de escribir por algún tiempo en la prensa en contra del revisionismo yugoslavo. Pero, no mucho tiempo después, los revisionistas yugoslavos realizaron su tristemente célebre VII Congreso [de 1958], en relación con el cual de nuevo se confirmó la justeza de la línea de nuestro partido». (Enver Hoxha; El Comité Central es la dirección del partido, que juzga siempre de manera justa, prudente y serena, pero también severamente cuando es necesario; De la conversación con Koço Tashko, 3 de agosto de 1960)
¡¿Por respeto?! ¿Exactamente de qué sirvió durante estos años reducir la crítica a conversaciones privadas y declaraciones formales sobre la unidad del movimiento comunista? Para nada, para que Tito, Jruschov, Mao y otros ganasen tiempo y afianzasen sus posiciones.
Esto fue un grave error, una debilidad enorme que luego todos los nuevos partidos marxista-leninistas heredaron, ya que estaban acostumbrados a esta paciencia infinita y esta esperanza ilusa que guardaba la esperanza de la rectificación de los frenéticos oportunistas.
El hecho de que fuese el propio Enver Hoxha quien pasase a la historia como principal crítico del revisionismo soviético con su famoso discurso contra Jruschov en la Conferencia de Moscú de los 81 partidos de 1960, tampoco borra otras realidades históricas. Y es que en las primeras entrevistas de Enver Hoxha frente a Jruschov, pese a reconocer este último que no se entendían en varias cuestiones y que los albaneses tendían hacia el camino de Stalin, Hoxha se mostraba muy conciliador e incluso sumiso al liderazgo de Jruschov. Se daba a entender que el partido albanés solo podía aprender del partido soviético y no al revés. Un servilismo repugnante. Todo ello en un momento en que, a nivel internacional, se estaba traicionando el marxismo-leninismo y, a nivel nacional, se estaba poniendo en aprietos la propia reputación del PTA en cuestiones como la del titoísmo:
«Enver Hoxha: Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para seguir tu consejo [Jruschov]; esto es, para mantenernos tranquilos en torno a este asunto. Pero los líderes yugoslavos no cesan de provocarnos. (...) Creemos que representan una amenaza no sólo para nosotros, sino para todo nuestro campo socialista: se han desviado del marxismo-leninismo. Escriben en sus periódicos que desean mejorar sus relaciones con Albania, pero esto es una bomba de humo. (...) No estamos de acuerdo con los camaradas polacos, pero nunca lo hemos expresado públicamente. Lo mismo con los camaradas italianos. Estamos en desacuerdo con el camarada [Palmiro] Togliatti en ciertos asuntos, pero de esto no encontrará ni una sola palabra en nuestros periódicos. (...) Admitimos que erramos en nuestra táctica y estamos muy agradecidos al camarada Jrushchov, que es nuestro maestro y que nos habló abiertamente. Haremos todo lo posible para solucionar estas cuestiones en base a una línea marxista-leninista». (Memorándum de la entrevista albano-soviética, 15 de abril de 1957)
En el documento del PTA: «Albania frente a los revisionistas jruschovistas» de 1977, se recoge una carta de Hoxha a Kapo de 1960:
«No deberá tener el sentido de una reunión conciliatoria «pacifista», para correr un velo sobre los graves errores, sino de una reunión donde los errores serán puestos al desnudo y corregidos radicalmente. No hay otra vía y que no se espere ninguna otra propuesta de nuestra parte. Si los errores no se miran de frente, estamos seguros de que los revisionistas proseguirán con mayor afán su actividad de zapa. Por ello, para nosotros no hay más que el camino de la lucha en defensa del marxismo-leninismo, sin transigir con los errores oportunistas y revisionistas en ideología y política». (Enver Hoxha; Carta dirigida al camarada Hysni Kapo en Moscú, 1 de octubre de 1960)
Cualquiera suscribe esta declaración. La cuestión es que el PTA debería haber aplicado este axioma en todos los casos y sin tardanza, cosa que no cumplió.
Al PTA se le exigió desde Moscú una unidad con el grupo dominante del PCUS «ante los intentos de derrocar» a Jruschov de parte de sus viejos colaboradores durante 1953-1956, aunque los mecanismos para revocar a Jruschov eran del todo lícitos. Se aceptó tal chantaje en aras de la «amistad soviético-albanesa». El grupo liderado por Mólotov sería condenado en 1957 como «grupo antipartido», aunque como reconocería Hoxha años después de boca de los propios jruschovistas, habían sido estos los que habrían utilizado métodos ilegales para mantener su puesto:
«En una reunión del Presidium del Comité Central del Partido celebrada en el Kremlin, en el verano de 1957, Jruschov, al ser objeto de numerosas críticas, quedó en minoría y, como hemos sabido por boca de Polianski, fue destituido de su función de primer secretario y designado ministro de Agricultura, pues como se sabe era un «especialista de maíz». Mas esta situación apenas duró unas horas. Jruschov y sus hombres dieron secretamente la alarma, los mariscales rodearon el Kremlin con sus tanques y sus tropas y dieron la orden de que no se moviera ni una mosca. (...) Jruschov y Mikoyan empezaron a liquidar uno tras otro, y al final todos en bloque, a los miembros del Presidium del CC del partido que calificarían de «grupo antipartido». Después de echar la zancadilla a Malenkov, reemplazándole provisionalmente por Bulganin, fue el turno de Molotov. Su destitución fue anunciada el 2 de junio de 1956. Ese día el diario Pravda traía en primera plana una gran foto de Tito, con la felicitación de dobro pazhallovat que se daba al cabecilla de la camarilla de Belgrado con motivo de su llegada a Moscú». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
«Mao estuvo de acuerdo con Jruschov, como él mismo declaró públicamente en la Conferencia de Moscú de 1957, en la que elogió a Jruschov, atacó a Stalin y aprobó la liquidación del «grupo antipartido de Molotov y compañía» por Jruschov. Por lo tanto Mao ayudó a Jruschov». (Enver Hoxha; Algunos juicios en torno al «decálogo» ballista de Mao Zedong; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de diciembre de 1976)
Pero pareció «olvidar» que el PTA mantuvo postura análoga:
«Cuando el grupo antipartido fue expulsado del Partido soviético a finales de junio, el Partido albanés apoyó con presteza esta acción de Jruschov y sus secuaces. El 4 de julio se adoptó una resolución del Comité Central albanés, que condenaba la actividad fraccional del grupo Malenkov-Kaganovich-Molotov y expresaba su total solidaridad con el PCUS y su decisión. Un comentario albanés en julio afirmaba que «la vida misma ha confirmado, sin duda alguna, la genuinidad y la prudencia de la política marxista-leninista definida por el XXº Congreso del PCUS, tanto en torno al desarrollo futuro de las fuerzas productivas de la URSS como sobre la situación internacional». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
He aquí de nuevo un miedo atroz a la autocrítica y a la verdad histórica.
Como sabemos, el intento de derrocar a Jruschov en 1957 por una parte del partido soviético venía precedido de un apoyo de dichos líderes antijruschovistas a las nuevas políticas introducidas en la URSS durante 1953-1956, incluyendo las formulaciones del XXº Congreso del PCUS. Se trataba ya de una lucha entre cuadros antaño revolucionarios, que ahora se habían convertido en simples burócratas oportunistas. Por eso, como reconocían los propios actores de la trama, no se apoyaron en las masas y que ni siquiera tenían más programa común que el de relevar a Jruschov a un puesto menor. Véase:
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Mólotov, 2017.
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Malenkov, 2017.
-Equipo de Bitácora (M-L); Sobre Beria, 2017.
Esto es cierto, pero también es verdad que en la defenestración del honor del PCUS y de Stalin colaboraron todos los partidos comunistas en el poder, incluido el PTA.
Algunos historiadores actuales interesados en el tema albanés y que han estudiado la ruptura soviético-albanesa, como Xavier Baró i Queralt, afirman, aunque sin documentación alguna, que en la visita de Jruschov a Albania de 1959, en realidad las relaciones entre ambos partidos estaban completamente quebradas pese a la pose que se daba de unidad. Véase su discurso ante la Conferencia y presentación tomos V y VI de Enver Hoxha de 2019.
Bien, ¿pero que decía el PTA oficialmente por aquel entonces?:
«En los albores de la llegada de Jrushchov a Albania, Zeri i Popullit lo describió como «un fiel discípulo de V. I. Lenin, líder militante y distinguido del PCUS y del Estado soviético, que ha dedicado toda su vida y sus energías a la causa inmortal del marxismo-leninismo, al fortalecimiento del glorioso Partido Comunista de la Unión Soviética y del Estado de los sóviets, al fortalecimiento de la unidad y de la cohesión de los países que conforman el poderoso campo socialista; se trata de un luchador indomable por la paz mundial». El artículo añade a continuación: «Nikita S. Jrushchov es el mejor y más querido amigo del pueblo albanés. Siempre se ha mostrado particularmente solícito a ayudar generosamente al pueblo albanés a construir su vida feliz; el socialismo». (CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
Podemos especular durante horas sobre todo lo que queramos acerca de lo que sentían los albaneses sobre los soviéticos, sobre si eran conscientes o no del peligro al cual se enfrentaban, pero, con los documentos en mano, los albaneses estaban totalmente absorbidos por el jruschovismo hasta 1960.
¿Esto
hace al PTA un partido de igual calado a los jruschovistas de la época? ¿Fue Hoxha un
antistalinista a partir de 1956? ¡Ni mucho menos! Como sabemos tanto Hoxha como el PTA por fin se darían cuenta de los peligros de este nefasto camino, por lo que empezarían a tomar una posición distinta, enfrentándose con una voz propia. He ahí la grandeza del PTA y de la importancia de su trabajo ideológico. Pero la famosa Carta abierta a los miembros del Partido Comunistas de la Unión Soviética de 1964 llegaba más de una década tarde.
Si observamos la deriva de los partidos y figuras revisionistas, el resultado es muy diferente. El mismo Ho y los revisionistas vietnamitas jamás comprendieron el jruschovismo en su totalidad, en 1956 dieron un apoyo total a la dirección soviética, cosa que no corrigieron ni en 1964 cuando Brézhnev sustituye a Jruschov, ni en 1969 cuando fallece Ho, ni tampoco después. Véase nuestra obra: «Crítica al documento «Sobre la construcción del Partido Comunista de Vietnam» de Miguel Urbano Rodrigues» de 2014.
Si observamos la deriva de los partidos y figuras revisionistas, el resultado es muy diferente. El mismo Ho y los revisionistas vietnamitas jamás comprendieron el jruschovismo en su totalidad, en 1956 dieron un apoyo total a la dirección soviética, cosa que no corrigieron ni en 1964 cuando Brézhnev sustituye a Jruschov, ni en 1969 cuando fallece Ho, ni tampoco después. Véase nuestra obra: «Crítica al documento «Sobre la construcción del Partido Comunista de Vietnam» de Miguel Urbano Rodrigues» de 2014.
En
el caso de los revisionistas rumanos Dej empezó siendo un ferviente stalinista –véase sus artículos en la Kominform– para acabar renegando completamente de
Stalin e incluso presumiendo de haber purgado a todos los stalinistas de su
partido en 1952. Véase nuestra obra: «La crítica al revisionismo en la Iº
Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.
En
el caso de los revisionistas chinos, Mao Zedong y su círculo siempre se
mostraron como unos falsos stalinistas, espoleados más por cuestiones
circunstanciales y coyunturales que otra cosa como confesaría Mao en su famosa
entrevista con la delegación yugoslava a propósito del VIIIº Congreso del PCCh
de 1956, después abrazó brevemente al jruschovismo para sacar a relucir su
antistalinismo y finalmente, como casi todos, trato de elevar entre los suyos
su propio pensamiento y figura por encima tanto de la de Jruschov como del
propio Stalin. Los revisionistas chinos trataron de reconciliarse varias veces con los jruschovistas varias veces durante los 60. Véase la obra de Hoxha: «Reflexiones sobre China» de 1979. Mao moriría en 1976 habiendo dejado un gran cúmulo de
calumnias y mitos sobre Stalin, verdaderos ataques anticomunistas. Véase nuestra obra: «Mentiras y calumnias de la historiografía
burguesa-revisionista de Mao Zedong y el revisionismo chino sobre Stalin» de 2014.
Enver
en cambio, como se espera de todo marxista-leninista, no solo tomaría el arrojo
de investigar, analizar y llevar a cabo una defensa real –y no formal– de la
figura de Stalin enfrentándose a las corrientes revisionistas ya mencionadas,
sino que defendió gran parte de los axiomas del marxismo-leninismo para tal
fin. Citar cada una de las cuestiones con las argumentaciones del PTA o de
Hoxha sería una tarea que excedería el objetivo de
este capítulo y documento, pero recomendamos al lector que lea los siguientes
documentos para que pueda comprobarlo por sí mismo:
–Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité
Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos
comunistas y obreros celebrada en Moscú, 1960.
–Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre
con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases, 1966.
–Enver Hoxha; Con Stalin, 1979.
Si miramos los propios congreso del PTA se verá como se inicia una crítica a algunos conceptos del XXº Congreso del PCUS 1956 hasta ir detectando todo el corpus teórico del jruschovismo que se estaba cristalizando, y criticarlo detalladamente.
Cuando las divergencias con el jruschovismo ya eran abiertas a partir de los años 60, la posición del PTA en las conferencias internacionales de los partidos comunistas puede ser bastante discutible también. Años después, en varios de sus documentos presentó que gracias a su presión en las conferencias de 1957 y 1960 se pudo evitar en gran parte unas resoluciones completamente revisionistas, ¡a veces incluso se presentaba que dichas conferencias fueron opuestas al jruschovismo!:
«La Declaración Moscú de 1957 se contraponía en general a la línea revisionista del XXº Congreso. Su aprobación fue una victoria de las fuerzas revolucionarias marxista-leninistas». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del PTA, 1982)
Este relato fue reproducido posteriormente y sin comprobación alguna por muchos nuevos partidos marxista-leninistas. Pero era imposible que el PTA dominase por completo el contenido de las resoluciones, ya que el PCUS dominaba con absoluta contundencia sobre el resto, y en última instancia decidió el carácter que debían adoptarse en las declaraciones. Así que, aunque el PTA tuviera razón y lanzase discursos ciertamente opuestos, no podía imponer su voluntad frente a un coro de partidos y líderes seguidistas. Y en realidad así lo reconoció en algunos documentos:
«En la Declaración de la Conferencia [de 1957], a la par de su contenido en general revolucionario, se mantuvo la formulación incorrecta sobre el XXº Congreso del PCUS, como un congreso que supuestamente inauguraba una nueva etapa en el movimiento comunista internacional». (Partido del Trabajo de Albania; Albania frente a los jruschovistas, 1977)
Una vez más, el PTA dice una cosa en un documento que se contrapone a otra expresada anteriormente.
El PTA lo único que conseguía con su firma en ese tipo de declaraciones internacionales era darle un barniz de fortaleza a un movimiento que hacía tiempo que no carecía de toda seriedad y unidad interna. Era prolongar las formalidades, ocultar las divergencias y legitimar indirectamente la política de Jruschov a nivel público. ¿Para qué firmar la declaración de 1960 si el discurso de Enver Hoxha en dicha conferencia era totalmente opuesto a lo que decía la declaración conjunta? Carecía de sentido.
¿Pero que se decía en estos famosos documentos? Pongamos solo dos breves ejemplos:
«Los partidos comunistas y obreros que participan en la reunión declaran que el principio leninista de coexistencia pacífica de los dos sistemas, que se ha desarrollado y actualizado en las decisiones del XXº Congreso del PCUS de 1956, es la principal base de la política exterior de los países socialistas y el pilar confiable de la paz y la amistad entre los pueblos. La idea de la coexistencia pacífica coincide con los cinco principios desarrollados conjuntamente por la República Popular China y la República de la India y con el programa adoptado por la Conferencia de Bandung de países de África y Asia. (...) Las formas de la transición del socialismo pueden variar para diferentes países. La clase obrera y su vanguardia, el partido marxista-leninista, buscan lograr la revolución socialista por medios pacíficos. Esto estaría de acuerdo con los intereses de la clase trabajadora y la gente en general, así como con los intereses nacionales del país». (Declaración de los doce partidos comunistas y obreros, 1957)
«Un creciente número de países amantes de la paz de Asia, África y América Latina, que tienen un interés vital en preservar la paz; la clase obrera internacional y sus organizaciones, sobre todo los partidos comunistas; el movimiento de liberación nacional de los pueblos de las colonias y países dependientes; el movimiento por la paz mundial; y los países neutrales que no quieren participar en la política imperialista de guerra y abogan por la convivencia pacífica. La política de coexistencia pacífica también se ve favorecida por una sección definida de la burguesía de los países capitalistas desarrollados, que tiene una visión sobria de la relación de fuerzas y de las terribles consecuencias de una guerra moderna. (...) Los partidos comunistas reafirman las proposiciones presentadas por la Declaración de 1957 con respecto a las formas de transición de diferentes países del capitalismo al socialismo. (...) La clase obrera puede derrotar a las fuerzas reaccionarias y antipopulares, asegurar una mayoría firme en el parlamento, transformar el parlamento de un instrumento al servicio de los intereses de clase de la burguesía en un instrumento al servicio de los trabajadores». (Declaración de los doce partidos comunistas y obreros, 1960)
Tras romper públicamente con Jruschov, todavía se presentaban tales documentos como guía a seguir para todos los partidos, incluso se les echaba en cara no cumplirlos:
«Estos dos documentos contienen un análisis científico marxista-leninista de los profundos procesos revolucionarios que han tenido lugar en el mundo durante las últimas décadas, una generalización de las experiencias del movimiento internacional comunista y de los trabajadores, y una definición de la posición de principios y tareas comunes de todos los comunistas en los temas más importantes del desarrollo mundial. Constituyen una base sólida en la que los partidos comunistas y obreros deben construir su línea de acción en su lucha por la paz, la liberación nacional, la democracia, en su lucha por acabar con la explotación del hombre por el hombre y establecer el socialismo y el comunismo en todo el mundo». (Partido del Trabajo de Albania; Oponerse al revisionismo moderno y defender el marxismo-leninismo y la unidad del movimiento comunista internacional, 1962)
Pero si el PTA reconocía que dichas declaraciones descansaban sobre muchas distorsiones jruschovistas, ¿cómo iba el movimiento marxista-leninista internacional a atenerse a dichas declaraciones de 1957 y 1960? ¿¡Cómo se le iba a reclamar a Jruschov no ser revolucionario si la declaración firmada santificaba sus teorías revisionistas!? Todo esto carecía de sentido, y de nuevo la incoherencia del PTA obstaculizó una claridad en el tema de la lucha contra el revisionismo.
Pero no se puede tapar, ni sirve de nada el hacerlo, el pretender presentar que el PTA mantuvo siempre una postura antirrevisionista idónea, o que supo medir bien los tiempos en la lucha contra el revisionismo, pues fue todo lo contrario en muchas cuestiones clave.
Si miramos los propios congreso del PTA se verá como se inicia una crítica a algunos conceptos del XXº Congreso del PCUS 1956 hasta ir detectando todo el corpus teórico del jruschovismo que se estaba cristalizando, y criticarlo detalladamente.
Cuando las divergencias con el jruschovismo ya eran abiertas a partir de los años 60, la posición del PTA en las conferencias internacionales de los partidos comunistas puede ser bastante discutible también. Años después, en varios de sus documentos presentó que gracias a su presión en las conferencias de 1957 y 1960 se pudo evitar en gran parte unas resoluciones completamente revisionistas, ¡a veces incluso se presentaba que dichas conferencias fueron opuestas al jruschovismo!:
«La Declaración Moscú de 1957 se contraponía en general a la línea revisionista del XXº Congreso. Su aprobación fue una victoria de las fuerzas revolucionarias marxista-leninistas». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del PTA, 1982)
Este relato fue reproducido posteriormente y sin comprobación alguna por muchos nuevos partidos marxista-leninistas. Pero era imposible que el PTA dominase por completo el contenido de las resoluciones, ya que el PCUS dominaba con absoluta contundencia sobre el resto, y en última instancia decidió el carácter que debían adoptarse en las declaraciones. Así que, aunque el PTA tuviera razón y lanzase discursos ciertamente opuestos, no podía imponer su voluntad frente a un coro de partidos y líderes seguidistas. Y en realidad así lo reconoció en algunos documentos:
«En la Declaración de la Conferencia [de 1957], a la par de su contenido en general revolucionario, se mantuvo la formulación incorrecta sobre el XXº Congreso del PCUS, como un congreso que supuestamente inauguraba una nueva etapa en el movimiento comunista internacional». (Partido del Trabajo de Albania; Albania frente a los jruschovistas, 1977)
Una vez más, el PTA dice una cosa en un documento que se contrapone a otra expresada anteriormente.
El PTA lo único que conseguía con su firma en ese tipo de declaraciones internacionales era darle un barniz de fortaleza a un movimiento que hacía tiempo que no carecía de toda seriedad y unidad interna. Era prolongar las formalidades, ocultar las divergencias y legitimar indirectamente la política de Jruschov a nivel público. ¿Para qué firmar la declaración de 1960 si el discurso de Enver Hoxha en dicha conferencia era totalmente opuesto a lo que decía la declaración conjunta? Carecía de sentido.
¿Pero que se decía en estos famosos documentos? Pongamos solo dos breves ejemplos:
«Los partidos comunistas y obreros que participan en la reunión declaran que el principio leninista de coexistencia pacífica de los dos sistemas, que se ha desarrollado y actualizado en las decisiones del XXº Congreso del PCUS de 1956, es la principal base de la política exterior de los países socialistas y el pilar confiable de la paz y la amistad entre los pueblos. La idea de la coexistencia pacífica coincide con los cinco principios desarrollados conjuntamente por la República Popular China y la República de la India y con el programa adoptado por la Conferencia de Bandung de países de África y Asia. (...) Las formas de la transición del socialismo pueden variar para diferentes países. La clase obrera y su vanguardia, el partido marxista-leninista, buscan lograr la revolución socialista por medios pacíficos. Esto estaría de acuerdo con los intereses de la clase trabajadora y la gente en general, así como con los intereses nacionales del país». (Declaración de los doce partidos comunistas y obreros, 1957)
«Un creciente número de países amantes de la paz de Asia, África y América Latina, que tienen un interés vital en preservar la paz; la clase obrera internacional y sus organizaciones, sobre todo los partidos comunistas; el movimiento de liberación nacional de los pueblos de las colonias y países dependientes; el movimiento por la paz mundial; y los países neutrales que no quieren participar en la política imperialista de guerra y abogan por la convivencia pacífica. La política de coexistencia pacífica también se ve favorecida por una sección definida de la burguesía de los países capitalistas desarrollados, que tiene una visión sobria de la relación de fuerzas y de las terribles consecuencias de una guerra moderna. (...) Los partidos comunistas reafirman las proposiciones presentadas por la Declaración de 1957 con respecto a las formas de transición de diferentes países del capitalismo al socialismo. (...) La clase obrera puede derrotar a las fuerzas reaccionarias y antipopulares, asegurar una mayoría firme en el parlamento, transformar el parlamento de un instrumento al servicio de los intereses de clase de la burguesía en un instrumento al servicio de los trabajadores». (Declaración de los doce partidos comunistas y obreros, 1960)
Tras romper públicamente con Jruschov, todavía se presentaban tales documentos como guía a seguir para todos los partidos, incluso se les echaba en cara no cumplirlos:
«Estos dos documentos contienen un análisis científico marxista-leninista de los profundos procesos revolucionarios que han tenido lugar en el mundo durante las últimas décadas, una generalización de las experiencias del movimiento internacional comunista y de los trabajadores, y una definición de la posición de principios y tareas comunes de todos los comunistas en los temas más importantes del desarrollo mundial. Constituyen una base sólida en la que los partidos comunistas y obreros deben construir su línea de acción en su lucha por la paz, la liberación nacional, la democracia, en su lucha por acabar con la explotación del hombre por el hombre y establecer el socialismo y el comunismo en todo el mundo». (Partido del Trabajo de Albania; Oponerse al revisionismo moderno y defender el marxismo-leninismo y la unidad del movimiento comunista internacional, 1962)
Pero si el PTA reconocía que dichas declaraciones descansaban sobre muchas distorsiones jruschovistas, ¿cómo iba el movimiento marxista-leninista internacional a atenerse a dichas declaraciones de 1957 y 1960? ¿¡Cómo se le iba a reclamar a Jruschov no ser revolucionario si la declaración firmada santificaba sus teorías revisionistas!? Todo esto carecía de sentido, y de nuevo la incoherencia del PTA obstaculizó una claridad en el tema de la lucha contra el revisionismo.
Pero no se puede tapar, ni sirve de nada el hacerlo, el pretender presentar que el PTA mantuvo siempre una postura antirrevisionista idónea, o que supo medir bien los tiempos en la lucha contra el revisionismo, pues fue todo lo contrario en muchas cuestiones clave.
En
la cuestión del trato y evaluación al maoísmo también hay una evidente
distorsión de los hechos a posteriori. De nuevo en la «Historia del Partido del
Trabajo de Albania» nos presentan a un PTA como que hubiera tomado todo tipo de
precauciones contra el maoísmo desde 1956, que es cuando comienzan a
profundizarse las relaciones sino-albanesas, hasta 1978, que es cuando se expone
el maoísmo como una variante del revisionismo abiertamente:
«El
revisionismo chino apareció abiertamente a comienzos de los años 70, pero no
surgió en esa época, y mucho menos después de la muerte de Mao Zedong. Sus
orígenes ideológicos y teóricos están en el llamado «pensamiento Mao Zedong»,
que comenzó a tomar cuerpo particularmente después de 1935, cuando Mao Zedong
accedió a la cabeza del partido. (…) El PTA, creyendo defender a un partido
marxista-leninista y a un país socialista, consideraba de gran importancia la
defensa de China para el comunismo internacional, para la lucha contra
el revisionismo moderno. Al mismo tiempo no podía conciliarse de ningún modo
con la actitud expectante, llena de vacilaciones de Mao Zedong». (Partido del
Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
De
nuevo como podemos observar se aluden a excusas similares como la presunta
defensa del pueblo chino para la no exposición de la dirección china y sus
errores. Lo cierto es que como ya denunciamos en el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización», tanto el PCE
(m-l) como el PTA no solamente tenían información suficiente como para no
regalar epítetos halagadores al maoísmo como hicieron en varias ocasiones, sino
que podrían haberlo expuesto mucho antes, debían de hecho desatar una polémica
forzando así al maoísmo a responder por sus desviaciones desde un principio. Si
miramos el libro de memorias de Enver Hoxha «Los
jruschovistas» de 1980. El autor albanés relata su primera visita a China
en ocasión del VIIIº Congreso del PCCh de 1956. Comenta lo
sorpresivamente negativo que fue para él las tesis liberales que manejaban los
líderes chinos, siendo tachadas de más derechistas aún que las tesis de los
jruschovistas. Esto fue repetido en otros diarios suyos:
«Los puntos de vista políticos, ideológicos, económicos, etc., del VIII Congreso del Partido Comunista de China, al que nosotros asistimos, en el año 1956, eran no sólo ideas liberales, derechistas y revisionistas de Liu Shao-chi, sino también de Mao». (Enver Hoxha; Los zigzags en la línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de enero de 1976)
¿Por qué entonces el líder albanés decidió no criticar públicamente dichas tesis heterodoxas? Lejos de eso, si miramos el tomo XIV de Obras Completas de Enver Hoxha, existe un discurso titulado: «Por el VIIIº Congreso del PCCh de 1956» del 18 de septiembre de 1956 donde en un lenguaje formalista y diplomático celebraba el «hito» que suponía según él la celebración del congreso para «la construcción del socialismo» y la importancia del «liderazgo de Mao Zedong».
Durante la lucha contra el jruschovismo, los bandazos del PCCh fueron mucho mayores que el PTA, véase las siguientes obras:
-Enver Hoxha; Reflexiones sobre China; 1979.
-Selim Beqiri; Las posiciones oportunistas de la dirección china hacia el revisionismo jruschovista durante los años 1960-1964, 1981
Como se ve también en documentos como el Tomo III de Obras Escogidas (1960-1965) de Enver Hoxha publicado en 1980, el PTA se desesperaba con las vacilaciones de los dirigentes chinos a la hora de enfrentar el jruschovismo, y años después dijeron que esto solo fue una prueba más de su oportunismo, bien...
¿De qué le servía al movimiento marxista-leninista que Hoxha supuestamente albergase un criticismo interno sobre los dirigentes chinos en 1956 si no lo expresaba con contundencia?
¿De qué le servía esta postura pasiva del PTA al proletariado chino que quisiera alzarse contra el revisionismo de Mao?
¿De qué le servía no notificar al movimiento marxista-leninista los intentos de reconciliación que una y otra vez el PCCh intentaba con el PCUS, a quién beneficiaba exactamente salvo a los dirigentes chinos?
¿No debería el PTA haber denunciado todas y cada una de las teorías y actitudes de Mao Zedong y Jruschov y no esperar a 1960 ni a 1978 para exponer el corpus ideológico del revisionismo soviético y chino?
¿No es cierto que al tardar tanto se le daba tiempo a que dichos oportunistas asentasen su situación dentro de sus respectivos partidos y gobiernos?
Como se observa en la obra «Reflexiones sobre China» que cubre el periodo de 1962-1977, la crítica hacia los dirigentes chinos y su político se agudizó muchísimo, mismo puede comprobarse por cartas oficiales y documentos no oficiales, así como por los comentarios de las agencias internacionales de información. Toda esa información la hemos recopilado en otros artículos. Véase dicha información aquí: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de 2016.
Prueba de la doble faz sobre estos temas es que durante el periodo de la Revolución Cultural de China se lanzaban al exterior comunicados y artículos de absoluto apoyo y ningún criticismo hacia la línea política de los oportunistas chinos: «¿Por qué el coro imperialista-revisionista ataca frenéticamente al Partido Comunista de China y la Gran Revolución Cultural Proletaria de China?» de 1966. En cambio en el plano interno, Hoxha presentaba informes ante el PTA donde se criticaban duramente los errores de la línea china: «Algunas opiniones previas sobre la «Revolución Cultural Proletaria» de 1966. Sobra comentar lo que ya hemos dicho sobre este tipo de actuaciones. Esto ayudó a que la mayoría de partidos marxista-leninistas como el PCE (m-l) cayeran en un seguidismo ciego hacia este nuevo giro del revisionismo chino como ya vimos: «El seguidismo del PCE (m-l) a las políticas de la «Revolución Cultural» de los revisionistas chinos».
Mismamente en «Reflexiones sobre China» se pueden observar una ingente cantidad de artículos donde Hoxha parece que por fin empieza a considerar seriamente a Mao como un pseudomarxista que estaba causando gran daño al marxismo-leninismo en China y fuera de ella. Allí se culpa a Mao como el responsable de la política exterior tercermundista, la rehabilitación del revisionismo moderno, los métodos oportunistas frente a la burguesía china, el fraccionalismo del partido, los métodos burocráticos, etc. Bien, entonces, ¿por qué ni siquiera cuando se alcanza un tono claro y duro se evita denunciarlo en el VIIº Congreso del PTA de 1976? ¿Por qué tampoco posteriormente en famosos y grandes artículos como «Teoría y práctica de la revolución» de 1977 se critica abiertamente a Mao como el responsable de la línea tercermundista? Podemos ver como hasta justo antes de la ruptura de 1978, se mantuvo hasta el último momento el discurso formal que presentaba a China como «país socialista e internacionalista» y a Mao Zedong como «gran líder marxista-leninista». Un sin sentido.
En la cuestión de la crítica al Movimiento de los No Alineados, es cierto que el PTA acabaría siendo su principal opositor; pero como se puede ver en las obras oficiales del PTA y de Enver Hoxha, al principio se saludaría y aprobaría la línea tercermundista de la Iº Conferencia de Bandung de 1955:
«El pueblo albanés saludó la histórica Conferencia de Bandung y de todo corazón está con los pueblos de Asia y de África que aún se encuentran subyugados y luchan por liberarse de una vez y para siempre del odioso yugo del colonialismo». (Enver Hoxha; Informe en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1956)
Esta seducción inicial por el «movimiento de los países no alineados» pudo ser vista en el PCE (m-l). Véase: «El triunfalismo en los análisis y pronósticos del PCE (m-l)».
En años posteriores no cabe duda que ambos serían uno de los mayores expositores del criticismo hacia el tercermundismo:
«Las denominaciones «tercer mundo», «países no alineados» o «en vías de desarrollo» crean entre las amplias masas que luchan por la liberación nacional y social, la ilusión de que se ha encontrado un abrigo donde protegerse de la amenaza de las superpotencias. Ocultan la situación real de la mayoría de estos países, los cuales, de una u otro forma, están vinculados tanto a las superpotencias como a las antiguas metrópolis coloniales y dependen política, ideológica y económicamente de ellas. (...) Todas estas denominaciones, que se refieren a las diversas fuerzas políticas que hoy actúan en el mundo, lejos de poner en evidencia; encubren el carácter de clase de estas fuerzas, las contradicciones fundamentales de nuestra época, el problema clave, que actualmente predomina a escala nacional e internacional, la implacable lucha que se desarrolla entre el mundo burgués imperialista por una parte, y el socialismo, el proletariado mundial y sus aliados naturales, por la otra». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
¿Qué demuestra esto? Que la línea antirrevisionista no fue tan idílica como creen algunos.
Otro ejemplo de una falta de lógica en la línea antirevisionista del PTA es la postura privada y pública sobre el partido gobernante en Corea del Norte.
En 1956 Hoxha registraría sus impresiones solamente en privado:
«El pueblo coreano acababa de salir de una sangrienta guerra contra los agresores norteamericanos y ya había pasado al ataque para reconstruir y desarrollar el país. Era un pueblo trabajador, limpio y de talento, sediento de desarrollo y de progreso, y nosotros le deseamos de todo corazón éxitos continuos en el camino del socialismo. Pero la avispa revisionista había comenzado a clavar también allí su aguijón envenenado». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
En 1961 Manush Myftiu reportaba a Enver Hoxha que los coreanos le habían parecido unos oportunistas que no comprendían la esencia del jruschovismo y deseaban apagar la polémica:
«[Kim Il Sung]: «Jruschov ha comenzado a generar cambios en la política exterior y a guiarse de forma más clara por los principios de la Declaración de Moscú, puesto que ha empezado a hablar más y más en contra del imperialismo estadounidense». (...) Manush Myftiu: Cuando dijo que Jruschov había cambiado desde hace poco, le respondí que «Recientemente ha cambiado, sí, pero únicamente en las palabras que emplea. Lo que quiera que diga por la mañana no será lo que diga por la noche. Y en tanto a su comportamiento antagonista respecto a nuestro partido, cada vez va de mal en peor. De hecho, hace poco recibimos una carta suya con tono degradante. (...) En nuestra opinión, Kim Il Sung nos habló de forma abierta y clara, relatándonos todo lo que había ocurrido con su partido. Creo que al debatir sobre su situación durante un tiempo tan largo nos quiso decir que estaba de acuerdo con nuestros principios pero no con nuestros métodos –táctica–; que estos deberíamos cambiarlos. En otras palabras: que debíamos arrodillarnos [ante Jruschov]. En mi conversación con él me dio la impresión de que se trataba de alguien incapaz de ver los detalles y la fuente de nuestros desacuerdos ni el peligro que supone la camarilla de Jruschov para el movimiento comunista internacional y para el campo socialista. Me dio la impresión de ser un engreído en base a los últimos resultados que ha obtenido en Moscú y que ve todos los problemas a través del estrecho prisma de su propia coraza –esto es, los ve únicamente en relación a Corea–». (Manush Myftiu; Informe sobre la reunión de la delegación del PTA con Kim Il Sung, 25 de septiembre de 1961)
En 1966 se criticaba de forma indirecta y pública como un partido oportunista:
«Como ustedes saben, no sólo no estamos de acuerdo con muchos de sus puntos de vista, que son revisionistas, sino que los combatimos, y en el informe al Congreso, como ustedes verán, los atacamos desde el aspecto de los principios, sin citar nominalmente a ningún partido ni a ninguna persona. (...) Por lo que concierne al Partido del Trabajo de Corea, casi no hemos tenido ningún contacto a nivel de partido. No hemos estado de acuerdo con su actitud equívoca respecto a Jruschov y al revisionismo jruschovista, y nuestras sospechas no han sido infundadas. Las últimas actitudes de los camaradas coreanos confirman que en muchas cuestiones tienen contradicciones de principio con nosotros. Ellos han adoptado una línea oportunista, equívoca, centrista». (Enver Hoxha; Son nuestros partidos quienes deben concretar los lazos con el movimiento marxista-leninista: Reflexiones sobre China, Tomo I, 28 de octubre de 1966)
Ciertamente, en dicho congreso existe una crítica hacia el centrismo de los oportunistas coreanos que vimos en capítulos anteriores. ¿Pero por qué evitar nombrar a los partidos culpables de dichos errores? ¿A quién beneficiaba mantenerlos en el anonimato?
En 1973 se les presentaba como marxista-leninistas:
«Les aseguro que el pueblo albanés siempre estará junto a los hermanos coreanos en su lucha por la construcción del socialismo». (Enver Hoxha; Carta a Kim Il Sung, 1973)
En 1975 se les vuelve a criticar en privado:
«Por lo que se refiere a Kim Il Sung, se trata de un vacilante, revisionista, megalómano». (Enver Hoxha; Acciones chinas desequilibradas: Reflexiones sobre China, Tomo II, 21 de agosto de 1975)
¿Por qué razón entonces Hoxha proclamaba públicamente en el VIIº Congreso de 1976 a Corea del Norte como un «país hermano», es decir, como un «país socialista»?
En 1979 y 1980 se expondrían al público las viejas impresiones de 1966 y 1956 sobre el revisionismo coreano en obras como «Reflexiones sobre China» y los «Jruschovistas» como hemos visto, ya sin indirectas.
¿Qué tipo de coherencia era esta? No se le puede llamar a esto un proceso dialéctico del conocimiento y una coherencia adaptada a los nuevos conocimientos, sino una línea de bandazos y componendas. De nuevo no nos sirve la excusa de que a través de estos métodos «se pretendía ayudar al pueblo coreano y defender el marxismo-leninismo». Nunca se puede ayudar a un pueblo siendo condescendiente con sus líderes oportunistas. Con estas incoherencias los partidos proalbaneses no podían tener una guía para la acción sobre cómo evaluar y combatir el revisionismo, sino un caos ideológico. Si el PTA rompió tardíamente con el maoísmo oficialmente en 1978, la ruptura ideológica con Vietnam o Corea del Norte era una consecuencia lógica, ya que eran liderazgos que se habían criado bajo el maoísmo más allá de sus peculiaridades.
En la cuestión de Vietnam la postura del PTA fue inaceptable a todas luces, oportunista. Incluso otros partidos como el PCE (m-l) comenzaron desmarcarse del PTA y comenzaron a denunciar el carácter del régimen vietnamita, aunque nunca se atrevieron a enjuiciar al PTA públicamente por su apoyo a los revisionistas vietnamitas. . Véase: «El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia mitos aún no refutados en el PCE (m-l) [Vietnam]».
Todo esto es importante ya que mismamente el movimiento marxista-leninista elevó por los cielos el VIIº Congreso del PTA de 1976, el cual indudablemente tuvo grandes méritos en la lucha contra el revisionismo como la crítica al brezhnevismo, el titoísmo, el eurocomunismo o el tercermundismo, pero también severas deficiencias ya que no se condena el revisionismo de los dirigentes chinos, coreanos y vietnamitas. En cuanto a los últimos fusilados del franquismo del PCE (m-l)/FRAP y ETA, se refiere a los miembros de esta última como «patriotas vascos», pero no cita en ninguna parte que más que patriotas eran nacionalistas seducidos por el terrorismo individual, desviación que el FRAP también sufrió aunque brevemente como vimos: «El auge del PCE (m-l) y las acciones armadas del FRAP de 1973-1975».
Se podía haber optado perfectamente por honrar la memoria de los luchadores antifranquistas caídos criticando al mismo tiempo los defectos de sus actuaciones como el aventurerismo y el terrorismo, de hecho, es la única forma de mantener un internacionalismo proletario que ayude a los pueblos. Esto tiene menos sentido si vemos que poco después el propio PCE (m-l) condenaría mucho más tajantemente ese tipo de lucha armada, así como el carácter nacionalista de ETA, mientras que Hoxha ya había criticado brillantemente las actuaciones de grupos como las Brigadas Rojas, RAF y las diversas guerrillas foquistas, algo que seguiría haciéndolo en otros escritos. ¿Qué razones había para tal declaración formalista? Ninguna.
En las versiones originales de obras como «Imperialismo y revolución» publicadas por primera vez en 1978, observamos flagrantes cambios respecto a su edición original. Por ejemplo, en la versión inicial se decía:
«El grupo fascista sobre Strauss, los generales hitlerianos, los poderosos revanchistas de Bonn, se proclaman abiertamente como los más próximos aliados de China. Por eso China no mira a la Alemania Federal de la misma manera que a Francia e Inglaterra. (...) La prensa china habla en los mismos términos que Strauss, el notorio nazi germanooccidental y revanchista». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Esto incluso es una exageración de Hoxha, parecida a cuando se refería a Nixon como «fascista». Pero ni mucho menos podría decirse que la Alemania Occidental o EE.UU. fueran regímenes fascistas, su carácter reaccionario no nacía de que no fueran democracias burguesas sino de que eran países imperialistas de suma importancia, por lo que su agresividad tanto externa como interna se hacía más palpable si cabe.
En algunas de las reediciones posteriores, esta parte fue omitida. Suponemos que como resultado del acercamiento, que acabaría con la visita del propio Strauss a Albania en 1984, y con el establecimiento de ayudas económicas en 1987.
Esta errónea calificación de Strauss es un peligro similar a cuando el PCE (m-l) exageraba de modo izquierdista considerando a Tierno Galván como socialfascista, y en vez de corregir el error acabó alabándolo como un hombre progresista.
Viendo todo esto podemos afirmar sin miedo que, sin esta coherencia en el tiempo, acostumbró indirectamente a que partidos como el PCE (m-l) desarrollasen este tipo de condescendencia en la lucha contra el revisionismo. Los partidos marxista-leninistas de los años 60, 70 y 80, aparte de no realizar los debidos estudios del movimiento obrero nacional e internacional, en otras ocasiones cuando sí tenían la información adecuada, no calibraban bien cuando se había llegado a una etapa de no retorno con ciertas organizaciones y movimientos.
«Los puntos de vista políticos, ideológicos, económicos, etc., del VIII Congreso del Partido Comunista de China, al que nosotros asistimos, en el año 1956, eran no sólo ideas liberales, derechistas y revisionistas de Liu Shao-chi, sino también de Mao». (Enver Hoxha; Los zigzags en la línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de enero de 1976)
¿Por qué entonces el líder albanés decidió no criticar públicamente dichas tesis heterodoxas? Lejos de eso, si miramos el tomo XIV de Obras Completas de Enver Hoxha, existe un discurso titulado: «Por el VIIIº Congreso del PCCh de 1956» del 18 de septiembre de 1956 donde en un lenguaje formalista y diplomático celebraba el «hito» que suponía según él la celebración del congreso para «la construcción del socialismo» y la importancia del «liderazgo de Mao Zedong».
Durante la lucha contra el jruschovismo, los bandazos del PCCh fueron mucho mayores que el PTA, véase las siguientes obras:
-Enver Hoxha; Reflexiones sobre China; 1979.
-Selim Beqiri; Las posiciones oportunistas de la dirección china hacia el revisionismo jruschovista durante los años 1960-1964, 1981
Como se ve también en documentos como el Tomo III de Obras Escogidas (1960-1965) de Enver Hoxha publicado en 1980, el PTA se desesperaba con las vacilaciones de los dirigentes chinos a la hora de enfrentar el jruschovismo, y años después dijeron que esto solo fue una prueba más de su oportunismo, bien...
¿De qué le servía al movimiento marxista-leninista que Hoxha supuestamente albergase un criticismo interno sobre los dirigentes chinos en 1956 si no lo expresaba con contundencia?
¿De qué le servía esta postura pasiva del PTA al proletariado chino que quisiera alzarse contra el revisionismo de Mao?
¿De qué le servía no notificar al movimiento marxista-leninista los intentos de reconciliación que una y otra vez el PCCh intentaba con el PCUS, a quién beneficiaba exactamente salvo a los dirigentes chinos?
¿No debería el PTA haber denunciado todas y cada una de las teorías y actitudes de Mao Zedong y Jruschov y no esperar a 1960 ni a 1978 para exponer el corpus ideológico del revisionismo soviético y chino?
¿No es cierto que al tardar tanto se le daba tiempo a que dichos oportunistas asentasen su situación dentro de sus respectivos partidos y gobiernos?
Prueba de la doble faz sobre estos temas es que durante el periodo de la Revolución Cultural de China se lanzaban al exterior comunicados y artículos de absoluto apoyo y ningún criticismo hacia la línea política de los oportunistas chinos: «¿Por qué el coro imperialista-revisionista ataca frenéticamente al Partido Comunista de China y la Gran Revolución Cultural Proletaria de China?» de 1966. En cambio en el plano interno, Hoxha presentaba informes ante el PTA donde se criticaban duramente los errores de la línea china: «Algunas opiniones previas sobre la «Revolución Cultural Proletaria» de 1966. Sobra comentar lo que ya hemos dicho sobre este tipo de actuaciones. Esto ayudó a que la mayoría de partidos marxista-leninistas como el PCE (m-l) cayeran en un seguidismo ciego hacia este nuevo giro del revisionismo chino como ya vimos: «El seguidismo del PCE (m-l) a las políticas de la «Revolución Cultural» de los revisionistas chinos».
Mismamente en «Reflexiones sobre China» se pueden observar una ingente cantidad de artículos donde Hoxha parece que por fin empieza a considerar seriamente a Mao como un pseudomarxista que estaba causando gran daño al marxismo-leninismo en China y fuera de ella. Allí se culpa a Mao como el responsable de la política exterior tercermundista, la rehabilitación del revisionismo moderno, los métodos oportunistas frente a la burguesía china, el fraccionalismo del partido, los métodos burocráticos, etc. Bien, entonces, ¿por qué ni siquiera cuando se alcanza un tono claro y duro se evita denunciarlo en el VIIº Congreso del PTA de 1976? ¿Por qué tampoco posteriormente en famosos y grandes artículos como «Teoría y práctica de la revolución» de 1977 se critica abiertamente a Mao como el responsable de la línea tercermundista? Podemos ver como hasta justo antes de la ruptura de 1978, se mantuvo hasta el último momento el discurso formal que presentaba a China como «país socialista e internacionalista» y a Mao Zedong como «gran líder marxista-leninista». Un sin sentido.
En la cuestión de la crítica al Movimiento de los No Alineados, es cierto que el PTA acabaría siendo su principal opositor; pero como se puede ver en las obras oficiales del PTA y de Enver Hoxha, al principio se saludaría y aprobaría la línea tercermundista de la Iº Conferencia de Bandung de 1955:
«El pueblo albanés saludó la histórica Conferencia de Bandung y de todo corazón está con los pueblos de Asia y de África que aún se encuentran subyugados y luchan por liberarse de una vez y para siempre del odioso yugo del colonialismo». (Enver Hoxha; Informe en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1956)
Esta seducción inicial por el «movimiento de los países no alineados» pudo ser vista en el PCE (m-l). Véase: «El triunfalismo en los análisis y pronósticos del PCE (m-l)».
En años posteriores no cabe duda que ambos serían uno de los mayores expositores del criticismo hacia el tercermundismo:
«Las denominaciones «tercer mundo», «países no alineados» o «en vías de desarrollo» crean entre las amplias masas que luchan por la liberación nacional y social, la ilusión de que se ha encontrado un abrigo donde protegerse de la amenaza de las superpotencias. Ocultan la situación real de la mayoría de estos países, los cuales, de una u otro forma, están vinculados tanto a las superpotencias como a las antiguas metrópolis coloniales y dependen política, ideológica y económicamente de ellas. (...) Todas estas denominaciones, que se refieren a las diversas fuerzas políticas que hoy actúan en el mundo, lejos de poner en evidencia; encubren el carácter de clase de estas fuerzas, las contradicciones fundamentales de nuestra época, el problema clave, que actualmente predomina a escala nacional e internacional, la implacable lucha que se desarrolla entre el mundo burgués imperialista por una parte, y el socialismo, el proletariado mundial y sus aliados naturales, por la otra». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
¿Qué demuestra esto? Que la línea antirrevisionista no fue tan idílica como creen algunos.
Otro ejemplo de una falta de lógica en la línea antirevisionista del PTA es la postura privada y pública sobre el partido gobernante en Corea del Norte.
En 1956 Hoxha registraría sus impresiones solamente en privado:
«El pueblo coreano acababa de salir de una sangrienta guerra contra los agresores norteamericanos y ya había pasado al ataque para reconstruir y desarrollar el país. Era un pueblo trabajador, limpio y de talento, sediento de desarrollo y de progreso, y nosotros le deseamos de todo corazón éxitos continuos en el camino del socialismo. Pero la avispa revisionista había comenzado a clavar también allí su aguijón envenenado». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
En 1961 Manush Myftiu reportaba a Enver Hoxha que los coreanos le habían parecido unos oportunistas que no comprendían la esencia del jruschovismo y deseaban apagar la polémica:
«[Kim Il Sung]: «Jruschov ha comenzado a generar cambios en la política exterior y a guiarse de forma más clara por los principios de la Declaración de Moscú, puesto que ha empezado a hablar más y más en contra del imperialismo estadounidense». (...) Manush Myftiu: Cuando dijo que Jruschov había cambiado desde hace poco, le respondí que «Recientemente ha cambiado, sí, pero únicamente en las palabras que emplea. Lo que quiera que diga por la mañana no será lo que diga por la noche. Y en tanto a su comportamiento antagonista respecto a nuestro partido, cada vez va de mal en peor. De hecho, hace poco recibimos una carta suya con tono degradante. (...) En nuestra opinión, Kim Il Sung nos habló de forma abierta y clara, relatándonos todo lo que había ocurrido con su partido. Creo que al debatir sobre su situación durante un tiempo tan largo nos quiso decir que estaba de acuerdo con nuestros principios pero no con nuestros métodos –táctica–; que estos deberíamos cambiarlos. En otras palabras: que debíamos arrodillarnos [ante Jruschov]. En mi conversación con él me dio la impresión de que se trataba de alguien incapaz de ver los detalles y la fuente de nuestros desacuerdos ni el peligro que supone la camarilla de Jruschov para el movimiento comunista internacional y para el campo socialista. Me dio la impresión de ser un engreído en base a los últimos resultados que ha obtenido en Moscú y que ve todos los problemas a través del estrecho prisma de su propia coraza –esto es, los ve únicamente en relación a Corea–». (Manush Myftiu; Informe sobre la reunión de la delegación del PTA con Kim Il Sung, 25 de septiembre de 1961)
En 1966 se criticaba de forma indirecta y pública como un partido oportunista:
«Como ustedes saben, no sólo no estamos de acuerdo con muchos de sus puntos de vista, que son revisionistas, sino que los combatimos, y en el informe al Congreso, como ustedes verán, los atacamos desde el aspecto de los principios, sin citar nominalmente a ningún partido ni a ninguna persona. (...) Por lo que concierne al Partido del Trabajo de Corea, casi no hemos tenido ningún contacto a nivel de partido. No hemos estado de acuerdo con su actitud equívoca respecto a Jruschov y al revisionismo jruschovista, y nuestras sospechas no han sido infundadas. Las últimas actitudes de los camaradas coreanos confirman que en muchas cuestiones tienen contradicciones de principio con nosotros. Ellos han adoptado una línea oportunista, equívoca, centrista». (Enver Hoxha; Son nuestros partidos quienes deben concretar los lazos con el movimiento marxista-leninista: Reflexiones sobre China, Tomo I, 28 de octubre de 1966)
Ciertamente, en dicho congreso existe una crítica hacia el centrismo de los oportunistas coreanos que vimos en capítulos anteriores. ¿Pero por qué evitar nombrar a los partidos culpables de dichos errores? ¿A quién beneficiaba mantenerlos en el anonimato?
En 1973 se les presentaba como marxista-leninistas:
«Les aseguro que el pueblo albanés siempre estará junto a los hermanos coreanos en su lucha por la construcción del socialismo». (Enver Hoxha; Carta a Kim Il Sung, 1973)
En 1975 se les vuelve a criticar en privado:
«Por lo que se refiere a Kim Il Sung, se trata de un vacilante, revisionista, megalómano». (Enver Hoxha; Acciones chinas desequilibradas: Reflexiones sobre China, Tomo II, 21 de agosto de 1975)
¿Por qué razón entonces Hoxha proclamaba públicamente en el VIIº Congreso de 1976 a Corea del Norte como un «país hermano», es decir, como un «país socialista»?
En 1979 y 1980 se expondrían al público las viejas impresiones de 1966 y 1956 sobre el revisionismo coreano en obras como «Reflexiones sobre China» y los «Jruschovistas» como hemos visto, ya sin indirectas.
¿Qué tipo de coherencia era esta? No se le puede llamar a esto un proceso dialéctico del conocimiento y una coherencia adaptada a los nuevos conocimientos, sino una línea de bandazos y componendas. De nuevo no nos sirve la excusa de que a través de estos métodos «se pretendía ayudar al pueblo coreano y defender el marxismo-leninismo». Nunca se puede ayudar a un pueblo siendo condescendiente con sus líderes oportunistas. Con estas incoherencias los partidos proalbaneses no podían tener una guía para la acción sobre cómo evaluar y combatir el revisionismo, sino un caos ideológico. Si el PTA rompió tardíamente con el maoísmo oficialmente en 1978, la ruptura ideológica con Vietnam o Corea del Norte era una consecuencia lógica, ya que eran liderazgos que se habían criado bajo el maoísmo más allá de sus peculiaridades.
En la cuestión de Vietnam la postura del PTA fue inaceptable a todas luces, oportunista. Incluso otros partidos como el PCE (m-l) comenzaron desmarcarse del PTA y comenzaron a denunciar el carácter del régimen vietnamita, aunque nunca se atrevieron a enjuiciar al PTA públicamente por su apoyo a los revisionistas vietnamitas. . Véase: «El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia mitos aún no refutados en el PCE (m-l) [Vietnam]».
Todo esto es importante ya que mismamente el movimiento marxista-leninista elevó por los cielos el VIIº Congreso del PTA de 1976, el cual indudablemente tuvo grandes méritos en la lucha contra el revisionismo como la crítica al brezhnevismo, el titoísmo, el eurocomunismo o el tercermundismo, pero también severas deficiencias ya que no se condena el revisionismo de los dirigentes chinos, coreanos y vietnamitas. En cuanto a los últimos fusilados del franquismo del PCE (m-l)/FRAP y ETA, se refiere a los miembros de esta última como «patriotas vascos», pero no cita en ninguna parte que más que patriotas eran nacionalistas seducidos por el terrorismo individual, desviación que el FRAP también sufrió aunque brevemente como vimos: «El auge del PCE (m-l) y las acciones armadas del FRAP de 1973-1975».
Se podía haber optado perfectamente por honrar la memoria de los luchadores antifranquistas caídos criticando al mismo tiempo los defectos de sus actuaciones como el aventurerismo y el terrorismo, de hecho, es la única forma de mantener un internacionalismo proletario que ayude a los pueblos. Esto tiene menos sentido si vemos que poco después el propio PCE (m-l) condenaría mucho más tajantemente ese tipo de lucha armada, así como el carácter nacionalista de ETA, mientras que Hoxha ya había criticado brillantemente las actuaciones de grupos como las Brigadas Rojas, RAF y las diversas guerrillas foquistas, algo que seguiría haciéndolo en otros escritos. ¿Qué razones había para tal declaración formalista? Ninguna.
En las versiones originales de obras como «Imperialismo y revolución» publicadas por primera vez en 1978, observamos flagrantes cambios respecto a su edición original. Por ejemplo, en la versión inicial se decía:
«El grupo fascista sobre Strauss, los generales hitlerianos, los poderosos revanchistas de Bonn, se proclaman abiertamente como los más próximos aliados de China. Por eso China no mira a la Alemania Federal de la misma manera que a Francia e Inglaterra. (...) La prensa china habla en los mismos términos que Strauss, el notorio nazi germanooccidental y revanchista». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Esto incluso es una exageración de Hoxha, parecida a cuando se refería a Nixon como «fascista». Pero ni mucho menos podría decirse que la Alemania Occidental o EE.UU. fueran regímenes fascistas, su carácter reaccionario no nacía de que no fueran democracias burguesas sino de que eran países imperialistas de suma importancia, por lo que su agresividad tanto externa como interna se hacía más palpable si cabe.
En algunas de las reediciones posteriores, esta parte fue omitida. Suponemos que como resultado del acercamiento, que acabaría con la visita del propio Strauss a Albania en 1984, y con el establecimiento de ayudas económicas en 1987.
Esta errónea calificación de Strauss es un peligro similar a cuando el PCE (m-l) exageraba de modo izquierdista considerando a Tierno Galván como socialfascista, y en vez de corregir el error acabó alabándolo como un hombre progresista.
Viendo todo esto podemos afirmar sin miedo que, sin esta coherencia en el tiempo, acostumbró indirectamente a que partidos como el PCE (m-l) desarrollasen este tipo de condescendencia en la lucha contra el revisionismo. Los partidos marxista-leninistas de los años 60, 70 y 80, aparte de no realizar los debidos estudios del movimiento obrero nacional e internacional, en otras ocasiones cuando sí tenían la información adecuada, no calibraban bien cuando se había llegado a una etapa de no retorno con ciertas organizaciones y movimientos.
Todo
esto que estamos contando: las vacilaciones del PTA en la
exposición del revisionismo, es algo importante de aclarar, ya que los comunistas deben evitar estos errores en un futuro.
El comunista debe revisar estos hechos históricos con objetividad y especial atención. Como hemos hablado anteriormente de forma breve sobre el periodo de Stalin y ahora con el periodo de Enver Hoxha, o como podría ser en el caso de otras figuras y movimientos que admiramos por sus incontables aspectos positivos, pero ni su teoría ni su praxis pueden estar exentos de malas valoraciones o decisiones porque son figuras englobadas en una época determinada, con las limitaciones que ello también supone a la hora de desarrollar su trabajo, sin dejar de tener en cuenta el hecho de que son seres humanos emocionales y que cada uno alberga características propias que hacen a cada individuo único. Valga decir que los errores se producen en todo proceso, más si se trata de dirigencias dilatadas, el asunto cardinal para determinar la calidad moral del marxista-leninista es la forma resuelta en que los aborda y corrige. En cambio, pensar y exponer como lo hacen los «stalinistas-hoxhistas» del tipo Wolfgang Egger, donde para ellos las figuras del comunismo como Stalin o Hoxha son seres mesiánicos, libres de todo error a sus espaldas, nos conduce a un sendero de mucha devoción y poco aprendizaje. Aquellos para quienes los clásicos del marxismo-leninismo siempre fueron responsables de los méritos y las victorias del movimiento, pero nunca de los errores o deficiencias, tienen un patrón de pensamiento que simplemente supone aceptar una versión idealista, fanática y casi religiosa de ver la historia. Por ello pseudomarxistas como Wolfgang Eggers no emiten una sola crítica razonable hacia la URSS de Stalin (1924-1953) o la Albania de Enver Hoxha (1944-1985), motivo por el cual son incapaces de comprender, explicar y convencer sobre las causas de la degeneración de ambos sistemas, con lo que su relato se resume a simplificar todo a la aparición de «maléficos personajes» como Jruschov o Ramiz Alia que chafan un desarrollo presuntamente armónico con la desaparición de las figuras aduladas. Así de simple y mecánico explica la historia esta gente. Héroes incomprendidos versus oportunistas emboscados de fondo arribista, y en mitad de ellos una masa amorfa, héroes incomprendidos versus oportunistas emboscados de fondo arribista, y en mitad de ellos una masa amorfa, precisamente como el oportunista Kadare presentaba la situación en sus esquemas mentales. Esta es la misma razón por la que este tipo de sujetos no saben defender los méritos de estas figuras ante los anticomunistas, ya que simplemente no procesan la información, la absorben sin más discusión, y justifican las contradicciones que en otros casos condenarían sin pensarlo. Se mueven por filias y fobias, no por un pensamiento racional.
El comunista debe revisar estos hechos históricos con objetividad y especial atención. Como hemos hablado anteriormente de forma breve sobre el periodo de Stalin y ahora con el periodo de Enver Hoxha, o como podría ser en el caso de otras figuras y movimientos que admiramos por sus incontables aspectos positivos, pero ni su teoría ni su praxis pueden estar exentos de malas valoraciones o decisiones porque son figuras englobadas en una época determinada, con las limitaciones que ello también supone a la hora de desarrollar su trabajo, sin dejar de tener en cuenta el hecho de que son seres humanos emocionales y que cada uno alberga características propias que hacen a cada individuo único. Valga decir que los errores se producen en todo proceso, más si se trata de dirigencias dilatadas, el asunto cardinal para determinar la calidad moral del marxista-leninista es la forma resuelta en que los aborda y corrige. En cambio, pensar y exponer como lo hacen los «stalinistas-hoxhistas» del tipo Wolfgang Egger, donde para ellos las figuras del comunismo como Stalin o Hoxha son seres mesiánicos, libres de todo error a sus espaldas, nos conduce a un sendero de mucha devoción y poco aprendizaje. Aquellos para quienes los clásicos del marxismo-leninismo siempre fueron responsables de los méritos y las victorias del movimiento, pero nunca de los errores o deficiencias, tienen un patrón de pensamiento que simplemente supone aceptar una versión idealista, fanática y casi religiosa de ver la historia. Por ello pseudomarxistas como Wolfgang Eggers no emiten una sola crítica razonable hacia la URSS de Stalin (1924-1953) o la Albania de Enver Hoxha (1944-1985), motivo por el cual son incapaces de comprender, explicar y convencer sobre las causas de la degeneración de ambos sistemas, con lo que su relato se resume a simplificar todo a la aparición de «maléficos personajes» como Jruschov o Ramiz Alia que chafan un desarrollo presuntamente armónico con la desaparición de las figuras aduladas. Así de simple y mecánico explica la historia esta gente. Héroes incomprendidos versus oportunistas emboscados de fondo arribista, y en mitad de ellos una masa amorfa, héroes incomprendidos versus oportunistas emboscados de fondo arribista, y en mitad de ellos una masa amorfa, precisamente como el oportunista Kadare presentaba la situación en sus esquemas mentales. Esta es la misma razón por la que este tipo de sujetos no saben defender los méritos de estas figuras ante los anticomunistas, ya que simplemente no procesan la información, la absorben sin más discusión, y justifican las contradicciones que en otros casos condenarían sin pensarlo. Se mueven por filias y fobias, no por un pensamiento racional.
Las relaciones del PTA con el PCE (m-l)
Yendo
ahora a las cuestiones sobre la relación entre el PCE (m-l) y el PTA, lo
primero que salta a la vista es que en 1966 el PCE (m-l), pese a ser el único
grupo en España abiertamente antijruschovista, aún no mantenía relaciones con
el PTA.
Por
ejemplo, Nils Anderson, en las publicaciones de la
actual internacional revisionista de la CIPOML, rememora esos días y comenta
estos hechos en su artículo «Los
orígenes del movimiento marxista-leninista europeo»:
«Levantando la bandera de la
denuncia del peligro revisionista, Elena Ódena y otros camaradas que
constituirían el Partido Comunista de España (m–l), lanzan con determinación,
en las difíciles condiciones de la clandestinidad en España y en la emigración
política, la lucha en el seno del Partido Comunista de España (PCE) contra la
línea de Santiago Carrillo. (...) Una manifestación importante de la realidad
del movimiento marxista–leninista fue la celebración del V Congreso del
PTA en noviembre de 1966, en el que estuvieron presentes el PC de China y 28
partidos y organizaciones marxista–leninistas de los cinco continentes. Hubo un
gran entusiasmo, para Albania es uno de los momentos grandes de su Historia,
había vencido el bloqueo revisionista e imperialista; para los nuevos partidos
era la primera vez que se habían podido reunir en tan gran número. Una nota
importante, fue el reconocimiento de los nuevos partidos y el papel que podían
desempeñar en ese reconocimiento el seguidismo y la adulación rastrera. Falta de vigilancia: la organización holandesa, criatura de la CIA, fue
invitada. ¡Pero uno de los primeros y principales partidos ML en Europa, el
Partido Comunista de España (m–l) no fue invitado! Ese error fue rápidamente
superado en razón a la firmeza de la línea defendida por Elena Ódena en el seno
del movimiento marxista–leninista; sin embargo aquello fue un grave error de
apreciación política e ideológica». (Unidad y lucha, Nº28, 2014)
Un error de la dirigencia albanesa, sin duda. Estas relaciones se
establecieron poco después. Sobra decir que Andersson no comenta en su artículo
nada de porqué los partidos marxista-leninistas desaparecieron, porque el
propio partido albanés degeneró, así como tantos otros, que hoy se arrastran,
siendo la sombra de lo que eran. Comenta los inicios correctamente pero no
comenta ni por asomo el final de los mismos. Este es un ejemplo de las
limitaciones de la historiografía revisionista a la hora de abordar la historia
del movimiento obrero, donde se intenta pasar desapercibido en varios temas cardinales
para evitar caer en contradicciones o errores teóricos, se trata del ya clásico
formalismo: grandilocuentes fórmulas y discursos, pero carecen de contenido
firme y coherente.
Volviendo al tema. Sin duda el PCE (m-l) de su época tenían como referente en la construcción del socialismo, y la lucha contra el imperialismo y el revisionismo, a la Albania Socialista dirigida por el PTA y su líder Enver Hoxha. Pero en sus inicios los líderes del PCE (m-l) si bien tenían en cuenta la experiencia y las teorías de los comunistas albaneses, su atención era menor que la dedicada a las doctrinas del revisionismo chino, que por entonces estaba de moda y no se había desenmascarado. Esto puede verse en las publicaciones de los 60 o en el propio Iº Congreso del PCE (m-l) de 1973, postura que cambiaría por ejemplo para el IIº Congreso de 1977, donde si bien no se denunciaba todavía abiertamente al maoísmo –aunque sí a la teoría de los tres mundos–, había un mayor grado de atención y afinidad hacia las tesis albanesas:
«El Congreso ha hecho
hincapié en la importancia histórica que para todos los marxista-leninistas del
mundo ha tenido la celebración del VIIº Congreso del P.T.A. de 1976 y, en
particular, el Informe presentado al mismo por el camarada Enver Hoxha, Informe
que corrobora la firme línea de principios que siempre ha defendido el P.T.A. a
despecho de dificultades, del cerco imperialista-revisionista y de las
presiones de todo tipo. El Congreso ha manifestado su total solidaridad
internacionalista con el heroico Partido del Trabajo de Albania, con el
camarada Enver Hoxha, con la Albania socialista, faro de la revolución y del
socialismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del
IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
Esto era del todo normal, el PTA había sido un partido de gran importancia en el desenmascaramiento del titoismo, luego abanderaría la lucha tanto contra el jruschovismo como contra el maoísmo. De hecho como hemos visto anteriormente, gran parte del material del PCE (m-l) en la lucha contra el revisionismo era sacado de las obras que producía el PTA.
Las relaciones entre el PCE (m-l) y el PTA alcanzaron su cenit en 1978-1979 y se empezaron a enfriar en 1981 tras el affaire del suicidio de Mehmet Shehu, considerado el número dos del PTA en cuanto a importancia. Tiempo después, y con bastante tardanza, el PTA alegó que había habido divergencias entre Shehu y la dirección, unos de carácter económico, otros político-personales, que se habían mantenido en estricto carácter interno y que eso había precipitado su suicido.
Las relaciones entre el PCE (m-l) y el PTA alcanzaron su cenit en 1978-1979 y se empezaron a enfriar en 1981 tras el affaire del suicidio de Mehmet Shehu, considerado el número dos del PTA en cuanto a importancia. Tiempo después, y con bastante tardanza, el PTA alegó que había habido divergencias entre Shehu y la dirección, unos de carácter económico, otros político-personales, que se habían mantenido en estricto carácter interno y que eso había precipitado su suicido.
«En vísperas del VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, celebrado en noviembre de 1981, Enver Hoxha y Mehmet Shehu aparentemente se enfrentaron por las prioridades en el desarrollo económico nacional y las relaciones económicas con Occidente. Hoxha rechazó el primer borrador sobre el nuevo plan económico que le presentó Shehu. En contraste con Hoxha, el informe de Shehu, había abogado por una reasignación de los recursos destinados a la industria pesada con el fin de impulsar el sector de los bienes de consumo, efectuar una mejora en el sistema de precios y estimular la interacción económica con Occidente. Shehu también provocaría la ira de Enver Hoxha en relación a los informes, ya que descuidaría sus responsabilidades de gobierno y retrasaría la preparación de su informe al VIIIº Congreso del PTA de 1981 debido a su preocupación por escribir un libro sobre la crisis económica mundial». (Elez Biberaj; Albania: Un socialista disidente, 1990)
También se añadía el hecho de que tras su muerte se realizó una investigación que daba como resultado que Shehu habría actuado durante años como poliagente de varias agencias de espionaje. Esto causó una conmoción en muchos partidos marxista-leninistas como no podía ser de otro modo, ya que ni habían sido informados de la lucha interna ni por supuesto podían sospechar que se pudiera tratar de un agente al servicio del imperialismo extranjero.
Esto último, aunque inverosímil, cualquiera que conozca la historia del movimiento obrero no lo puede descartar. Ya que como decía Stalin si entre países capitalistas se intenta mandar o reclutar a elementos que cumplan una función de espionaje, sabotaje o provocación que intenten alentar una línea política que beneficie los intereses externos, no se puede esperar menos de la actitud hacia los países socialistas. Como anécdota recordar que por esa misma época se desataron escándalos como el de Günter Guillaume, que ejerció de secretario del canciller Willy Brandt en la Alemania Occidental, lo que causó la dimisión de este último en 1974 Pero aunque fuesen reales las actividades de espionaje de Shehu, la forma en que el PTA trataría el tema dejaría bastante que desear y le acarrearían no pocos problemas con los partidos marxista-leninistas.
Debe anotarse que como en la experiencia soviética, los jefes de seguridad acababan siendo relevados bajo acusaciones de espionaje para las potencias occidentales o por abuso del poder. En el caso albanés la lista de personajes que pasarían por el Ministerio del interior es la siguiente:
-Haxhi Lleshi 1944-1946;
-Koçi Xoxe 1946-1948 [acusado de ser un agente yugoslavo en 1948];
-Nesti Kerënxhi 1948-1948;
-Mehmet Shehu 1948-1954 [acusado de ser un poliagente en 1981];
-Kadri Hazbiu 1954-1979 [acusado de ser un poliagente en 1982];
-Feçor Shehu 1979-1982 [acusado de ser un poliagente en 1982];
-Hekuran Isai 1982-1989.
Esto solo puede significar tres cosas, y ninguna de ellas es positiva: a) que efectivamente fuesen agentes, por lo que la responsabilidad de sus ascensos recae en la cúpula dirigente del partido y el gobierno por colocar a estos elementos; b) que utilizasen métodos abusivos e ilegales, o mantuviesen posiciones políticas antipartido, pero que en muchos casos se decorase su sustitución del cargo y su degradación del partido bajo falsas acusaciones de espionaje y sabotaje; c) que alguno de los sustituidos no fueran culpables de ser agentes e incluso no cometiesen graves errores políticos pero cayesen presos de las luchas intestinas del partido.
El PTA ya había manifestado tener problemas con esta cuestión:
«Al mismo tiempo, el Congreso [de 1948] recomendó que el análisis de los errores en los órganos de Seguridad del Estado se hiciera en un espíritu de partido. Estos órganos habían hecho inapreciables servicios a la salvaguardia de las conquistas de la revolución. La condena de los errores de ninguna manera debía poner en duda su indispensabilidad ni transformarse en una lucha contra los integrantes de los órganos de Seguridad en general. Los que habían incurrido en errores debían ser ayudados por el Partido a rectificarlos». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
En el affaire Koçi de Xoxe en 1948, es evidente que si bien puede que, no fuese un agente en el sentido de un elemento pagado para servir a otros, sí es claro que fue un agente en el sentido de que actuó abiertamente en favor de los intereses de otros, en este caso del titoísmo. Mismas acusaciones se vertieron posteriormente en 1960 sobre Liri Belishova tras haber exigido anteriormente en 1956 la rehabilitación del propio Xoxe y la reconsideración de algunas exigencias de la dirección soviética, actitud que mantuvo luego cuando se agudizó la disputa albano-soviética. Es normal que, ante las luchas de poder, los elementos como Xoxe o Belishova recurriesen a los yugoslavos o soviéticos como medio para interceder por ellos y promocionarles, incluso para pedirles material financiero y teórico, ya que era una relación mutuamente beneficiosa. Otro ejemplo sería Beqir Balluku en 1974, Ministro de Defensa, y su ligazón con las teorías de los revisionistas chinos, aquí podemos decir lo mismo: no entramos a valorar si estuvo pagado o respondía a ordenes externas, pero sin duda parece ser que manifestó posiciones que insistían en los equivocados «consejos» y «recomendaciones» chinas en materia militar, económica y política exterior, que contradecían la línea oficial del PTA, por lo que nada es descartable.
Debe anotarse que como en la experiencia soviética, los jefes de seguridad acababan siendo relevados bajo acusaciones de espionaje para las potencias occidentales o por abuso del poder. En el caso albanés la lista de personajes que pasarían por el Ministerio del interior es la siguiente:
-Haxhi Lleshi 1944-1946;
-Koçi Xoxe 1946-1948 [acusado de ser un agente yugoslavo en 1948];
-Nesti Kerënxhi 1948-1948;
-Mehmet Shehu 1948-1954 [acusado de ser un poliagente en 1981];
-Kadri Hazbiu 1954-1979 [acusado de ser un poliagente en 1982];
-Feçor Shehu 1979-1982 [acusado de ser un poliagente en 1982];
-Hekuran Isai 1982-1989.
Esto solo puede significar tres cosas, y ninguna de ellas es positiva: a) que efectivamente fuesen agentes, por lo que la responsabilidad de sus ascensos recae en la cúpula dirigente del partido y el gobierno por colocar a estos elementos; b) que utilizasen métodos abusivos e ilegales, o mantuviesen posiciones políticas antipartido, pero que en muchos casos se decorase su sustitución del cargo y su degradación del partido bajo falsas acusaciones de espionaje y sabotaje; c) que alguno de los sustituidos no fueran culpables de ser agentes e incluso no cometiesen graves errores políticos pero cayesen presos de las luchas intestinas del partido.
El PTA ya había manifestado tener problemas con esta cuestión:
«Al mismo tiempo, el Congreso [de 1948] recomendó que el análisis de los errores en los órganos de Seguridad del Estado se hiciera en un espíritu de partido. Estos órganos habían hecho inapreciables servicios a la salvaguardia de las conquistas de la revolución. La condena de los errores de ninguna manera debía poner en duda su indispensabilidad ni transformarse en una lucha contra los integrantes de los órganos de Seguridad en general. Los que habían incurrido en errores debían ser ayudados por el Partido a rectificarlos». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
En el affaire Koçi de Xoxe en 1948, es evidente que si bien puede que, no fuese un agente en el sentido de un elemento pagado para servir a otros, sí es claro que fue un agente en el sentido de que actuó abiertamente en favor de los intereses de otros, en este caso del titoísmo. Mismas acusaciones se vertieron posteriormente en 1960 sobre Liri Belishova tras haber exigido anteriormente en 1956 la rehabilitación del propio Xoxe y la reconsideración de algunas exigencias de la dirección soviética, actitud que mantuvo luego cuando se agudizó la disputa albano-soviética. Es normal que, ante las luchas de poder, los elementos como Xoxe o Belishova recurriesen a los yugoslavos o soviéticos como medio para interceder por ellos y promocionarles, incluso para pedirles material financiero y teórico, ya que era una relación mutuamente beneficiosa. Otro ejemplo sería Beqir Balluku en 1974, Ministro de Defensa, y su ligazón con las teorías de los revisionistas chinos, aquí podemos decir lo mismo: no entramos a valorar si estuvo pagado o respondía a ordenes externas, pero sin duda parece ser que manifestó posiciones que insistían en los equivocados «consejos» y «recomendaciones» chinas en materia militar, económica y política exterior, que contradecían la línea oficial del PTA, por lo que nada es descartable.
Sobre el tema Shehu. En un documento interno del PCE (m-l) ahora
liberado, se decía en aquel entonces:
«Ante el suicido del camarada
Mehmet Shehu el pasado 18 de diciembre de 1981, apenas un mes después del VIIIº
Congreso del PTA de 1981, el Secretario del Comité Central del PCE (m-l) se
plantea una serie de interrogantes y dudas de los que quiere dejar constancia
ante el Comité Ejecutivo. De todos es conocido el rico e irreprochable pasado
revolucionario de Mehmet Shehu: en las Brigadas Internacionales, en la lucha de
liberación de Albania; contra los complotadores y provocadores titoistas,
contra los traidores albaneses, contra el revisionismo jruschovista y chino.
Durante años estuvo a la cabeza de la dirección para la construcción del
socialismo. Hasta hace unos pocos meses fue Ministro de la Defensa y artífice
de la formidable preparación del pueblo albanés para hacer frente a cualquier
eventualidad armada viniese de donde viniese. Hasta el momento de su muerte fue
Presidente del Consejo de Ministros y miembro del Comité Ejecutivo del PTA. (…)
Es posible que en un momento de enajenación mental se haya quitado la vida.
Pero también cabe la pregunta, ¿no habrá sido Shehu víctima de una lucha
intestina por la sucesión del camarada Enver? (…) Hemos dicho hasta la saciedad
que estamos asistiendo a una feroz y aguda lucha ideológica. (…) Sería
antidialéctico pensar que esta lucha ideológica no puede, o podría afectar al
PTA con sus consecuencias y repercusiones. (…) Hemos estado siempre y
seguiremos estando en contra del seguidismo y del doctrinarismo. Esta justa
posición de principios debemos mantenerla férreamente de cara a todos los
componentes del MCI (m-l) incluido el PTA. (…) Por el momento, ante la base del
partido, los amigos y demás sectores, nuestra posición ha de ser la de atenerse
a la explicación oficial del PTA, pero dejando sentado siempre nuestro respeto
y cariño por el camarada Mehmet Shehu». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Secretariado del Comité Central, Reunión celebrada, 12 de
enero de 1982)
Lejos de las especulaciones que ahora Raúl
Marco hace en sus memorias, no hay evidencia de que Mehmet Shehu fuese menos
culpable de varios de los cargos políticos acaecidos porque Ramiz Alia luego se destapara
como un derechista. Del mismo modo que al propio Raúl Marco no le exonera de sus
pecados revisionistas el hecho de que a finales de los 80 estaba llevando al PCE
(m-l) al abismo en 1991 el ultraoportunista Chivite le arrebatase la dirección del
partido y lo terminase de liquidar. Eso sería aplicar los métodos metafísicos y
simplistas de los historiadores revisionistas de que «el
enemigo de mi enemigo es mi amigo». En el caso soviético, vimos como la documentación
expuesta demuestra que varios personajes presentados por la historia burguesa y
revisionista como «stalinistas», a la hora de la verdad fueron igual de
cómplices que Jruschov en la desestalinización, incluso estuvieron más a la
derecha que él en múltiples cuestiones. Por tanto, que luego acabaran degradados
o frente al paredón a posteriori por mando de Jruschov, fue porque perdieron en
la lucha de poder, pero no significa que fueran honestos y grandes
revolucionarios, de hecho, estaban igual o más degenerados ideológicamente que
el propio Jruschov como ya hemos demostrado. Precisamente sido los
historiadores de corte revisionista los que nos han pretendido vender a estos
personajes como valientes antirevisionistas para intentar cuadrar y zanjar de
forma simplista sus dudas sobre estos complejos procesos históricos. Véase
nuestro capítulo: «Sobre
Malenkov», «Sobre
Beria», y «Sobre
Mólotov» de 2017.
Para estudiar el caso albanés. Véase el documento de Ismail Badiou
titulado, y nuestra introducción al mismo: «Sobre la muerte de Mehmet Shehu» de 2012. Allí se evidencian
y documentan algunas de las desviaciones de Mehmet Shehu desde 1944 a 1981. Pero pese a que no hay motivos para dudar de esta documentación, la pregunta se alza, ¿era Shehu entonces el más indicado para ocupar los diversos puestos que ocupó?
En la cuestión de las diferentes purgas, siempre se insistió en explicar la gravedad del error cometido y el grado de contradicción que el sujeto había contraído respeto al sistema socialista:
«Por lo tanto, la lucha de clases debe librarse tanto contra el enemigo como en medio del pueblo. No hay que olvidar que las contradicciones no antagónicas en la sociedad socialista, si no se tratan y resuelven correctamente, pueden derivar en contradicciones antagónicas. Esto depende también de los métodos empleados para su solución. Las contradicciones con el enemigo son resueltas sólo mediante el método de la violencia. Al tratar de resolverlas por otros medios se desliza en el idealismo, la flojedad religiosa y el oportunismo, renunciándose a la lucha de clases. El grado, las formas, y la severidad de la violencia y la represión dependen de la resistencia y la actividad del enemigo. En los documentos del Partido de Trabajo de Albania y en las obras del camarada Enver Hoxha, los principales caminos y formas para la solución de las contradicciones no antagónicas se definen, con el método de la convicción enfatizando, acordemente al grado de la «enfermedad», la extraña ideología debe ser combatida mientras se hace todo lo posible para «curar al paciente». Sin embargo, el uso del método de la persuasión no es la «llave maestra» automática que abre la puerta del fin de los problemas. La persuasión y la educación, dice el camarada Enver Hoxha, no son suficientes en sí mismas, y, acorde al caso, debe de ser acompañada también de medidas organizativas, administrativas, técnicas y económicas». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
Incluso en ocasiones, se pedían castigos severos cada todos los que de forma directa o indirecta estaban implicados en estas purgas:
«Las sentencias de los tribunales correspondientes son justas, en base a los documentos escritos y confesiones de los acusados y testigos. Pero estamos oyendo que hay personas que no están satisfechas con las sentencias, que querían que «se fusilaran» a todos. Estas personas no juzgan correctamente. Nuestro partido juzga los errores, las faltas y los crímenes, teniendo en cuenta todas las circunstancias, agravantes y atenuantes, y sabe y debe diferenciar siempre entre los errores, las faltas y los crímenes. De lo contrario no respetaría la legalidad». (Enver Hoxha; El partido siempre fue la fuerza que salvó el país y el socialismo; Extraído del discurso de clausura en el VIIº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 1983)
En la cuestión de las diferentes purgas, siempre se insistió en explicar la gravedad del error cometido y el grado de contradicción que el sujeto había contraído respeto al sistema socialista:
«Por lo tanto, la lucha de clases debe librarse tanto contra el enemigo como en medio del pueblo. No hay que olvidar que las contradicciones no antagónicas en la sociedad socialista, si no se tratan y resuelven correctamente, pueden derivar en contradicciones antagónicas. Esto depende también de los métodos empleados para su solución. Las contradicciones con el enemigo son resueltas sólo mediante el método de la violencia. Al tratar de resolverlas por otros medios se desliza en el idealismo, la flojedad religiosa y el oportunismo, renunciándose a la lucha de clases. El grado, las formas, y la severidad de la violencia y la represión dependen de la resistencia y la actividad del enemigo. En los documentos del Partido de Trabajo de Albania y en las obras del camarada Enver Hoxha, los principales caminos y formas para la solución de las contradicciones no antagónicas se definen, con el método de la convicción enfatizando, acordemente al grado de la «enfermedad», la extraña ideología debe ser combatida mientras se hace todo lo posible para «curar al paciente». Sin embargo, el uso del método de la persuasión no es la «llave maestra» automática que abre la puerta del fin de los problemas. La persuasión y la educación, dice el camarada Enver Hoxha, no son suficientes en sí mismas, y, acorde al caso, debe de ser acompañada también de medidas organizativas, administrativas, técnicas y económicas». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
Incluso en ocasiones, se pedían castigos severos cada todos los que de forma directa o indirecta estaban implicados en estas purgas:
«Las sentencias de los tribunales correspondientes son justas, en base a los documentos escritos y confesiones de los acusados y testigos. Pero estamos oyendo que hay personas que no están satisfechas con las sentencias, que querían que «se fusilaran» a todos. Estas personas no juzgan correctamente. Nuestro partido juzga los errores, las faltas y los crímenes, teniendo en cuenta todas las circunstancias, agravantes y atenuantes, y sabe y debe diferenciar siempre entre los errores, las faltas y los crímenes. De lo contrario no respetaría la legalidad». (Enver Hoxha; El partido siempre fue la fuerza que salvó el país y el socialismo; Extraído del discurso de clausura en el VIIº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 1983)
Pese a todo, el PCE (m-l) en 1984 diría sobre el papel del PTA:
«El IVº Congreso de nuestro
PCE ml que acaba de culminar sus trabajos, saluda con entusiasmo al pueblo
albanés, que bajo la dirección del PTA, encabezado por Enver Hoxha, edifica con
éxito el socialismo en Albania. Albania es, hoy por hoy, el único país
socialista del mundo, rodeado de enemigos pero también de amigos por todo el
mundo. Os aseguramos que al igual que en el pasado, nuestro partido defenderá a
Albania Socialista, siempre en base a los principios del marxismo-leninismo y
del internacionalismo proletario activo, principios que deben ser el norte que
guíe a los partidos en sus relaciones fraternales y equitativas». (Mensaje del
IVº Congreso del PCE (m-l) al Comité Central del PTA, al camarada Hoxha, 1984)
¿Pero estaba de acuerdo el PCE (m-l) en toda la política albanesa? Ciertamente había varias divergencias entre las posturas internacionales del PCE (m-l) y el PTA: como en la cuestión de la Guerra de las Malvinas de 1982, donde el PTA defendía sin más la soberanía argentina, y denunciaba el apoyo de EE.UU. y los países del Mercado Común Europeo hacia el imperialismo británico, pero no denunciaba el carácter de la junta argentina ni subraya que era una guerra para desviar los problemas internos, incluso calificaba la lucha de Argentina como una lucha heroica contra todo el bloque imperialista internacional, cuando en el ámbito interno Argentina totalmente sometida por los países imperialistas que habían decidido apoyar a Gran Bretaña. Además de que el PTA cae en el grotesco error de no hace una diferencia entre el «pueblo argentino» y sus gobernantes fascistas:
«Hace unos días, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, los países miembros del Mercado Común decidieron prolongar por un período indefinido su embargo y bloqueo económico en Argentina. Renunciaron a sus «reservas» y se unieron por completo a la lucha de la Gran Bretaña colonialista e imperialista para poner de rodillas a Argentina y volver a ocupar las Islas Malvinas. Los países de Europa occidental se esforzaron mucho para no ir tan lejos como para verse obligados a adoptar una posición política y oficial abierta a favor de Gran Bretaña. Hicieron todo lo posible para preservar un poco la fachada de «arrepentimiento» por este conflicto «indeseable» y maniobraron por todos los medios para no poner sus cartas sobre la mesa. En efecto, en la etapa inicial, pensando que Argentina cedería ante la amenaza militar británica y la presión de todos los lados, limitaron su embargo solo por una semana. Pero la resistencia argentina expuso estas tácticas y les arrancó las máscaras. Obligó a las potencias imperialistas a salir al campo amplio y revelar que están alineadas con los agresores contra el pueblo de Argentina, que están a favor de la esclavitud colonial de los pueblos y contra su liberación. Solo Irlanda e Italia, forzados a tomar en consideración la presión de algunos millones de emigrantes en Argentina, no aplicaron sanciones. (...) Ahora Argentina lucha por la autodefensa no solo contra Gran Bretaña, sino contra todo el frente imperialista unido que busca someterlo y ponerlo de rodillas mediante la fuerza de las armas y los bloqueos. La proporción de fuerzas es desigual, pero Argentina resiste y disfruta del apoyo de los pueblos de América Latina y otros países que se oponen al imperialismo y luchan contra el viejo y nuevo colonialismo. No importa cómo terminará la batalla militar en las Islas Malvinas, la que sufrirá la derrota será Gran Bretaña y no Argentina». (Boletín de Noticias de la Agencia Telegráfica de Albania, 30 de mayo de 1982)
El PCE (m-l) en cambio en su artículo: «La Guerra de las Malvinas: el fascismo y el imperialismo son los culpables» contradecía esta visión de la guerra:
«De hecho, la dictadura militar argentina del general Galtieri se ve asediada por todos lados. La economía está en bancarrota; la deuda externa ya supera los 35,000 millones de dólares; la producción industrial se ha desplomado; el desempleo supera el 13%; y la inflación es la más alta del mundo: 150% en 1981. Al mismo tiempo, a pesar de la terrible represión bajo el puño militar –unas 30.000 «personas desaparecidas» desde 1977 y unos 4,000 prisioneros políticos–, la oposición al régimen fue levantando la cabeza y organizando manifestaciones contra la dictadura, como la que se llevó a cabo a fines de marzo y que terminó con más de 2.000 arrestos. Los militares en el poder, para desviar la atención y remendar sus fuerzas, decidió ocupar militarmente las islas en un claro intento de fomentar a su favor el nacionalismo y el chovinismo que esta medida iba a provocar; Al mismo tiempo, utilizaban el antiimperialismo popular para reparar la base social del régimen. Por lo tanto, la ocupación argentina de las Malvinas el 2 de abril –no hay duda de que las Malvinas pertenecen a Argentina– tiene, sin embargo, un propósito retorcido, antipopular y reaccionario. Tanto el pueblo argentino como el inglés y otros pueblos deberían sacar lecciones y sacar conclusiones de esta guerra. Las guerras de este tipo benefician únicamente a las clases dominantes. Por lo tanto, la gente debe estar en contra de este tipo de guerras. Pero no solo esto. Es necesario declarar la guerra a la guerra imperialista y movilizarse y luchar contra los gobernantes fascistas e imperialistas que quieren usar a los pueblos para servir sus propios intereses». (Vanguardia Obrera; 27 de mayo-9 de junio, 1982)
La postura del PCE (m-l) sobre la guerra fue respaldada por el PCA/ML en Alemania, el PCE (R) en Portugal, el PCNZ en Nueva Zelanda, y la mayoría de partidos del movimiento. Veamos un ejemplo de ello en el artículo: «¿Está realizando Argentina una guerra justa?»:
«Si uno investiga concretamente el conflicto actual, uno solo puede concluir que la ocupación de las Malvinas no «radica en interés de la soberanía del pueblo argentino» –como nos dice K.K.–. En nuestra opinión, es importante tener en cuenta que la acción militar es siempre la continuación de la política por otros medios; por tanto, en primer lugar se debe investigar la política que ha producido dicha acción. Entonces, ¿representa la junta militar argentina los intereses nacionales del pueblo? Lo contrario es el caso: la soberanía e independencia de Argentina realmente no está amenazada por unas pocas islas en el Atlántico Sur que permanecen bajo el dominio colonial británico. Su independencia está mucho más amenazada, y de hecho está liquidada, por el hecho de que Argentina en sí misma no es más que una neocolonia de las potencias imperialistas más fuertes, y en primer lugar de EE.UU. Estas potencias imperialistas controlan la mayor parte de la economía; han llevado a Argentina, a través de sus créditos, a perder la independencia nacional, etc. (…) Toda lucha real por la soberanía, en interés nacional del pueblo, debe tener como objetivo romper las cadenas del saqueo imperialista del país. ¿La junta fascista ha llevado alguna vez algo así? No, ha reprimido sangrientamente tal lucha en Argentina, donde sea que haya estallado. (…) En «Roter Morgen» ya hemos demostrado que la ocupación de las Malvinas sucedió inmediatamente después de la creciente intensificación de la lucha de clases en Argentina. (…) La clase obrera y otros sectores del pueblo, por primera vez en años, tomaron nuevamente el camino de acciones de masas contra la junta. Los propios observadores burgueses indicaban, antes de la Guerra de las Malvinas, que las posiciones de la junta se habían vuelto complicadas. Y junto con esto, la dominación imperialista sobre Argentina estaba en peligro. (…) El régimen, con la aventura de las Malvinas puede encontrar un respiro. (…) Por lo tanto, la acción militar de la junta se opone directamente a los intereses reales del pueblo argentino, y por tanto, es necesario condenar esta acción. Eso no excluye, como hemos dicho, nuestro reconocimiento, por un lado, del derecho histórico de Argentina sobre las Malvinas; y por otro lado en nuestra propaganda dirigimos el principal golpe a la política militarista del imperialismo británico». (Roter Morgen; Órgano del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, 7 de mayo, 1982)
Se puede decir que la Guerra de las Malvinas de 1982 sería la primera prueba de como el PTA estaba naufragando en política exterior, abandonando el internacionalismo proletario.
Algunas de las críticas en abstracto del PCE (m-l) realizadas en su IVº Congreso de 1984 eran claros dardos hacia ciertas desviaciones que se empezaba a ver en el PTA y otros partidos:
«Aquellos que olvidan o relegan la contradicción proletariado-burguesía y centran sus análisis únicamente en la situación internacional. Lo que les lleva a considerar que ciertos países que tienen contradicciones con el imperialismo y/o el socialimperialismo se deben apoyar a esos gobiernos en detrimento de su propio pueblo y proletariado, y del desarrollo revolucionario. Porque una cosa es tratar de agudizar las contradicciones de los países oprimidos o dependientes con sus opresores y dominadores, y otra, es por arte de dicha política, condenar al proletariado y al pueblo a seguir siendo esclavos de su burguesía, en muchos casos con rasgos y características feudales. (…) Hay que terminar con los análisis simplistas, maniqueístas que tanto han imperado en el movimiento y que son una resultante de la nefasta «teoría de los tres mundos», muy denunciada verbalmente, pero poco combatida en la práctica, y que aún colea en algunos partidos. (...) El segundo error –la numeración no significa una correlación cualitativa– es el de los que se emperran en incluir a los países revisionistas dentro del campo socialista. Es obvio que, aquellos partidos, en el poder o no, que han traicionado los principios de Marx, Engels, Lenin y Stalin y que, por tanto, aplican una política antipopular burguesa y reaccionaria, tanto en lo interior como en lo exterior –no olvidemos que la política exterior de un gobierno es siempre la prolongación de su política interior–, no forman parte del campo socialista, aunque se designen a sí mismos como tales. El hecho de que entre los países revisionistas y que entre éstos el imperialismo occidental, existan contradicciones, no modifica en absoluto lo anterior, son contradicciones entre enemigos del socialismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
También, los artículos publicados por varios partidos en la revista internacional «Teoría y práctica» iban enfocados en contra de la condescendencia del PTA en política exterior a favor de los regímenes reaccionarios de Irán, Turquía, o el indiferentismo hacia la coordinación de los partidos marxista-leninistas o las desviaciones que se habían empezado a manifestar. El Partido del Trabajo de Irán diría, por ejemplo:
«La historia del pueblo iraní no ha sido jamás testigo de un régimen tan cruel, sanguinario y bárbaro como el actual. El régimen de Jomeini continúa su podrida dominación sobre la sangre de miles de iraníes amantes de la libertad. Un régimen que está determinado a destruir Irán en todos los diferentes aspectos a nivel cultural, moral, humano y económico. El actual régimen destruyó gradualmente todas las conquistas de la revolución y estableció su sangrienta dictadura en nombre de la libertad y la revolución. Acabó con toda oposición como algo opuesto a la revolución, al Islam y como agentes del imperialismo, acusándola de comunistas, infieles, etc. La lucha antiimperialista quedó reducida a vociferar consignas insensatas mientras el país se hacía más y más dependiente del imperialismo. De hecho, con sus acciones, el régimen ha abierto el camino a la dominación del imperialismo. Todos los sindicatos fueron destruidos, los militantes antiimperialistas ejecutados, la producción nacional decreció, la agricultura fue destruida, la importación de mercancías industriales y agrícolas aumentó masivamente en comparación con los niveles anteriores a la revolución. Bajo tales condiciones ¿pueden apoyar los comunistas la represión sobre las masas trabajadoras? ¿Sirve a los intereses de los comunistas el actual terror del régimen y la represión sobre la clase obrera iraní? Por supuesto, los comunistas nunca sacrifican los intereses de la clase obrera por apoyar a la burguesía. La ideología marxista ha señalado claramente que se puede apoyar a la burguesía nacional mientras no se convierta en un obstáculo para la difusión de las ideas comunistas sobre la clase obrera. Ahora bien, ¿cómo puede apoyarse a una burguesía del tipo de la que gobierna en Irán que está decidida a eliminar a los comunistas y a la clase obrera? (…) Los revisionistas iraníes propagaron una política en Irán, puesta en marcha por el Partido Comunista de Indonesia que trajo como resultado la ejecución de cientos de miles de comunistas. Siguen el camino de los revisionistas argelinos que, por apoyar a la burguesía, fueron destruidos completamente. Siguen el ejemplo de los revisionistas iraquíes quienes, apoyando por completo al régimen Baas de Irak, fueron finalmente aplastados por el mismo régimen. Este camino es opuesto al marxismo-leninismo. Los marxista-leninistas siempre se han colocado en contra y denunciado los movimientos reaccionarios que utilizan etiquetas demagógicas». (Partido del Trabajo de Irán; Cómo fue traicionada la revolución; Publicado en Teoría y práctica, Nº 7, 1985)
«Hace unos días, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, los países miembros del Mercado Común decidieron prolongar por un período indefinido su embargo y bloqueo económico en Argentina. Renunciaron a sus «reservas» y se unieron por completo a la lucha de la Gran Bretaña colonialista e imperialista para poner de rodillas a Argentina y volver a ocupar las Islas Malvinas. Los países de Europa occidental se esforzaron mucho para no ir tan lejos como para verse obligados a adoptar una posición política y oficial abierta a favor de Gran Bretaña. Hicieron todo lo posible para preservar un poco la fachada de «arrepentimiento» por este conflicto «indeseable» y maniobraron por todos los medios para no poner sus cartas sobre la mesa. En efecto, en la etapa inicial, pensando que Argentina cedería ante la amenaza militar británica y la presión de todos los lados, limitaron su embargo solo por una semana. Pero la resistencia argentina expuso estas tácticas y les arrancó las máscaras. Obligó a las potencias imperialistas a salir al campo amplio y revelar que están alineadas con los agresores contra el pueblo de Argentina, que están a favor de la esclavitud colonial de los pueblos y contra su liberación. Solo Irlanda e Italia, forzados a tomar en consideración la presión de algunos millones de emigrantes en Argentina, no aplicaron sanciones. (...) Ahora Argentina lucha por la autodefensa no solo contra Gran Bretaña, sino contra todo el frente imperialista unido que busca someterlo y ponerlo de rodillas mediante la fuerza de las armas y los bloqueos. La proporción de fuerzas es desigual, pero Argentina resiste y disfruta del apoyo de los pueblos de América Latina y otros países que se oponen al imperialismo y luchan contra el viejo y nuevo colonialismo. No importa cómo terminará la batalla militar en las Islas Malvinas, la que sufrirá la derrota será Gran Bretaña y no Argentina». (Boletín de Noticias de la Agencia Telegráfica de Albania, 30 de mayo de 1982)
El PCE (m-l) en cambio en su artículo: «La Guerra de las Malvinas: el fascismo y el imperialismo son los culpables» contradecía esta visión de la guerra:
«De hecho, la dictadura militar argentina del general Galtieri se ve asediada por todos lados. La economía está en bancarrota; la deuda externa ya supera los 35,000 millones de dólares; la producción industrial se ha desplomado; el desempleo supera el 13%; y la inflación es la más alta del mundo: 150% en 1981. Al mismo tiempo, a pesar de la terrible represión bajo el puño militar –unas 30.000 «personas desaparecidas» desde 1977 y unos 4,000 prisioneros políticos–, la oposición al régimen fue levantando la cabeza y organizando manifestaciones contra la dictadura, como la que se llevó a cabo a fines de marzo y que terminó con más de 2.000 arrestos. Los militares en el poder, para desviar la atención y remendar sus fuerzas, decidió ocupar militarmente las islas en un claro intento de fomentar a su favor el nacionalismo y el chovinismo que esta medida iba a provocar; Al mismo tiempo, utilizaban el antiimperialismo popular para reparar la base social del régimen. Por lo tanto, la ocupación argentina de las Malvinas el 2 de abril –no hay duda de que las Malvinas pertenecen a Argentina– tiene, sin embargo, un propósito retorcido, antipopular y reaccionario. Tanto el pueblo argentino como el inglés y otros pueblos deberían sacar lecciones y sacar conclusiones de esta guerra. Las guerras de este tipo benefician únicamente a las clases dominantes. Por lo tanto, la gente debe estar en contra de este tipo de guerras. Pero no solo esto. Es necesario declarar la guerra a la guerra imperialista y movilizarse y luchar contra los gobernantes fascistas e imperialistas que quieren usar a los pueblos para servir sus propios intereses». (Vanguardia Obrera; 27 de mayo-9 de junio, 1982)
La postura del PCE (m-l) sobre la guerra fue respaldada por el PCA/ML en Alemania, el PCE (R) en Portugal, el PCNZ en Nueva Zelanda, y la mayoría de partidos del movimiento. Veamos un ejemplo de ello en el artículo: «¿Está realizando Argentina una guerra justa?»:
«Si uno investiga concretamente el conflicto actual, uno solo puede concluir que la ocupación de las Malvinas no «radica en interés de la soberanía del pueblo argentino» –como nos dice K.K.–. En nuestra opinión, es importante tener en cuenta que la acción militar es siempre la continuación de la política por otros medios; por tanto, en primer lugar se debe investigar la política que ha producido dicha acción. Entonces, ¿representa la junta militar argentina los intereses nacionales del pueblo? Lo contrario es el caso: la soberanía e independencia de Argentina realmente no está amenazada por unas pocas islas en el Atlántico Sur que permanecen bajo el dominio colonial británico. Su independencia está mucho más amenazada, y de hecho está liquidada, por el hecho de que Argentina en sí misma no es más que una neocolonia de las potencias imperialistas más fuertes, y en primer lugar de EE.UU. Estas potencias imperialistas controlan la mayor parte de la economía; han llevado a Argentina, a través de sus créditos, a perder la independencia nacional, etc. (…) Toda lucha real por la soberanía, en interés nacional del pueblo, debe tener como objetivo romper las cadenas del saqueo imperialista del país. ¿La junta fascista ha llevado alguna vez algo así? No, ha reprimido sangrientamente tal lucha en Argentina, donde sea que haya estallado. (…) En «Roter Morgen» ya hemos demostrado que la ocupación de las Malvinas sucedió inmediatamente después de la creciente intensificación de la lucha de clases en Argentina. (…) La clase obrera y otros sectores del pueblo, por primera vez en años, tomaron nuevamente el camino de acciones de masas contra la junta. Los propios observadores burgueses indicaban, antes de la Guerra de las Malvinas, que las posiciones de la junta se habían vuelto complicadas. Y junto con esto, la dominación imperialista sobre Argentina estaba en peligro. (…) El régimen, con la aventura de las Malvinas puede encontrar un respiro. (…) Por lo tanto, la acción militar de la junta se opone directamente a los intereses reales del pueblo argentino, y por tanto, es necesario condenar esta acción. Eso no excluye, como hemos dicho, nuestro reconocimiento, por un lado, del derecho histórico de Argentina sobre las Malvinas; y por otro lado en nuestra propaganda dirigimos el principal golpe a la política militarista del imperialismo británico». (Roter Morgen; Órgano del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, 7 de mayo, 1982)
Se puede decir que la Guerra de las Malvinas de 1982 sería la primera prueba de como el PTA estaba naufragando en política exterior, abandonando el internacionalismo proletario.
Algunas de las críticas en abstracto del PCE (m-l) realizadas en su IVº Congreso de 1984 eran claros dardos hacia ciertas desviaciones que se empezaba a ver en el PTA y otros partidos:
«Aquellos que olvidan o relegan la contradicción proletariado-burguesía y centran sus análisis únicamente en la situación internacional. Lo que les lleva a considerar que ciertos países que tienen contradicciones con el imperialismo y/o el socialimperialismo se deben apoyar a esos gobiernos en detrimento de su propio pueblo y proletariado, y del desarrollo revolucionario. Porque una cosa es tratar de agudizar las contradicciones de los países oprimidos o dependientes con sus opresores y dominadores, y otra, es por arte de dicha política, condenar al proletariado y al pueblo a seguir siendo esclavos de su burguesía, en muchos casos con rasgos y características feudales. (…) Hay que terminar con los análisis simplistas, maniqueístas que tanto han imperado en el movimiento y que son una resultante de la nefasta «teoría de los tres mundos», muy denunciada verbalmente, pero poco combatida en la práctica, y que aún colea en algunos partidos. (...) El segundo error –la numeración no significa una correlación cualitativa– es el de los que se emperran en incluir a los países revisionistas dentro del campo socialista. Es obvio que, aquellos partidos, en el poder o no, que han traicionado los principios de Marx, Engels, Lenin y Stalin y que, por tanto, aplican una política antipopular burguesa y reaccionaria, tanto en lo interior como en lo exterior –no olvidemos que la política exterior de un gobierno es siempre la prolongación de su política interior–, no forman parte del campo socialista, aunque se designen a sí mismos como tales. El hecho de que entre los países revisionistas y que entre éstos el imperialismo occidental, existan contradicciones, no modifica en absoluto lo anterior, son contradicciones entre enemigos del socialismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
También, los artículos publicados por varios partidos en la revista internacional «Teoría y práctica» iban enfocados en contra de la condescendencia del PTA en política exterior a favor de los regímenes reaccionarios de Irán, Turquía, o el indiferentismo hacia la coordinación de los partidos marxista-leninistas o las desviaciones que se habían empezado a manifestar. El Partido del Trabajo de Irán diría, por ejemplo:
«La historia del pueblo iraní no ha sido jamás testigo de un régimen tan cruel, sanguinario y bárbaro como el actual. El régimen de Jomeini continúa su podrida dominación sobre la sangre de miles de iraníes amantes de la libertad. Un régimen que está determinado a destruir Irán en todos los diferentes aspectos a nivel cultural, moral, humano y económico. El actual régimen destruyó gradualmente todas las conquistas de la revolución y estableció su sangrienta dictadura en nombre de la libertad y la revolución. Acabó con toda oposición como algo opuesto a la revolución, al Islam y como agentes del imperialismo, acusándola de comunistas, infieles, etc. La lucha antiimperialista quedó reducida a vociferar consignas insensatas mientras el país se hacía más y más dependiente del imperialismo. De hecho, con sus acciones, el régimen ha abierto el camino a la dominación del imperialismo. Todos los sindicatos fueron destruidos, los militantes antiimperialistas ejecutados, la producción nacional decreció, la agricultura fue destruida, la importación de mercancías industriales y agrícolas aumentó masivamente en comparación con los niveles anteriores a la revolución. Bajo tales condiciones ¿pueden apoyar los comunistas la represión sobre las masas trabajadoras? ¿Sirve a los intereses de los comunistas el actual terror del régimen y la represión sobre la clase obrera iraní? Por supuesto, los comunistas nunca sacrifican los intereses de la clase obrera por apoyar a la burguesía. La ideología marxista ha señalado claramente que se puede apoyar a la burguesía nacional mientras no se convierta en un obstáculo para la difusión de las ideas comunistas sobre la clase obrera. Ahora bien, ¿cómo puede apoyarse a una burguesía del tipo de la que gobierna en Irán que está decidida a eliminar a los comunistas y a la clase obrera? (…) Los revisionistas iraníes propagaron una política en Irán, puesta en marcha por el Partido Comunista de Indonesia que trajo como resultado la ejecución de cientos de miles de comunistas. Siguen el camino de los revisionistas argelinos que, por apoyar a la burguesía, fueron destruidos completamente. Siguen el ejemplo de los revisionistas iraquíes quienes, apoyando por completo al régimen Baas de Irak, fueron finalmente aplastados por el mismo régimen. Este camino es opuesto al marxismo-leninismo. Los marxista-leninistas siempre se han colocado en contra y denunciado los movimientos reaccionarios que utilizan etiquetas demagógicas». (Partido del Trabajo de Irán; Cómo fue traicionada la revolución; Publicado en Teoría y práctica, Nº 7, 1985)
Tiempo después se mandó una carta al PTA tras no asistir al XX
aniversario del PCE (m-l):
«Al Comité Central del
Partido del Trabajo de Albania
Al Camarada Enver Hoxha,
Madrid enero de 1985
(…) Nos ha dolido vuestra
ausencia en estas señaladas fechas para nuestro partido., sin que para ello
hubiera ningún motivo serio a nuestro parecer. El único, que según vosotros,
hubiera podido serlo –es decir, el caso Worker’s Advocate– nuestro camarada
Raúl Marco, en entrevistas a petición propia con vuestro Comité Central dejó
claro que tal problema se plantearía, como así ha sido. (…) Cierto es que tenemos
diferencias que no ocultamos ni rehuimos, sobre algunas cuestiones, empero, la
mejor forma de solucionarlas no es negándose a acudir a las convocatorias de un
partido hermano. Son muchos los intereses y las fuerzas que abierta o enmascaradamente
actúan contra la causa del marxismo-leninismo y los partidos que la
representan; por ello pensamos que es necesario, por encima de diferencias o
discrepancias, nos esforcemos todos por desarrollar y fortalecer la unidad de
los partidos, siempre sobre la base clara de los principios del
marxismo-leninismo. Por ello os decimos fraternalmente, como se debe entre
comunistas, que vuestra ausencia en nuestros actos conmemorativos nos parece
incorrecta y poco amistosa. Nuestro deseo es que, en el futuro, sobre la base de
los principios comunes, no se repitan semejantes situaciones que en nada
favorecen a ambos partidos, ni al conjunto del movimiento». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Carta al Comité Central del PTA, enero de 1985)
Según relata Raúl Marco en sus memorias de 2018 esta carta nunca fue respondida y según se rumoreaba, causó la dimisión o relevo de algunas figuras, dándose a entender que no todos estaban de acuerdo en la actitud de no responder o no enfrentar los problemas que se planteaban. Si esto fue así, sería una muestra del estado de generación al que el PTA había llegado. Lo que indica que grave error cometió el PCE (m-l) al ser condescendiente con el PTA en los siguientes años.
Las obras de Enver Hoxha rápidamente se convirtieron en clásicos para los revolucionarios de aquel entonces:
«La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» de 1978, así como otras como: «Reflexiones sobre China» de 1979, estuvieron determinadas por la directa aparición en escena de una peligrosa variante de revisionismo, el revisionismo chino. (...) La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» tuvo un gran eco en la opinión pública mundial. Dicho libro se convirtió en objeto de cientos de comentarios y conoció de numerosas publicaciones en diversos países y variadas lenguas del mundo. Fue altamente apreciado por los auténticos marxista-leninistas de todos los continentes, por varias organizaciones y movimientos revolucionarios, especialmente en América Latina, África y Asia. Junto algunas otras obras del camarada Enver Hoxha y otros documentos de nuestro partido, el libro: «El imperialismo y la revolución» jugó un rol primordial, en tanto que base ideológica y teórica de la nueva diferenciación que se operó entre las filas del comunismo mundial y revolucionario tras la aparición abierta del revisionismo chino y su denuncia. Esta diferenciación condujo a la creación de nuevos partidos marxista-leninistas y a la purificación de las influencias negativas del maoísmo entre los ya existentes. A este respecto, el libro del camarada Enver Hoxha fue especialmente importante para disipar las ilusiones difundidas por los revisionistas chinos en torno al «pensamiento Mao Zedong», al que supuestamente denominaron el marxismo-leninismo de nuestro tiempo y la fase superior de su desarrollo». (Agim Popa; Obra de gran valor todavía actual para la causa de la clase obrera y de los pueblos amantes de la libertad; A ocasión del décimo aniversario de la publicación del libro del camarada Enver Hoxha «El imperialismo y la revolución», 1985)
Más allá de que pueda parecer grandilocuencia, no lo es. Estos libros sirvieron entre otras cosas no sólo para desenmascarar al maoísmo, una tarea pendiente, sino también indirectamente para que se recuperasen los axiomas de la revolución entre algunos líderes que desconocían lo básico sobre: las etapas de la revolución, sus fuerzas motrices, las alianzas a establecer en cada etapa, la estrategia y táctica a trazar en cada caso, el internacionalismo proletario, el papel y rol de la propaganda, el papel específico de la juventud, los intelectuales, etc.
Sobre los frentes y las alianzas, Hoxha hizo una valiosísima exposición en obras como: «El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de el los comunistas» de 1866 o «Sobre el papel y las tareas del Frente Democrático» de 1967.
Estas obras también fueron promovidas por el PCE (m-l) en sus publicaciones. Por tanto, el trabajo de ayuda ideológica hacia otros partidos es notable, y no vamos a pararnos a exponer y calibrar el peso específico del PTA en la ayuda ideológica a estos nuevos partidos. Pero esto no quita que, en algunos escritos, veamos consejos equivocados o confusos.
a) En el tema de las alianzas.
«Hay camaradas que no entienden bien las alianzas. Así, por ejemplo, unos piensan, y es correcto, que hay que hacer alianzas con elementos progresistas, que están en contra del régimen establecido, con los cuales se puede lograr acuerdos sobre algunas cuestiones, excluyendo a los revisionistas, que están en contra de nuestra ideología. También los primeros están contra nosotros, pero los revisionistas, con un objetivo determinado, en apariencia marchan contra el poder vigente, pero realmente están aliados con este poder y tienen por objeto la destrucción de los partidos marxista-leninistas. Los primeros, no obstante ser representantes de los partidos burgueses, golpean ciertos aspectos de su Poder, porque tienen contradicciones económicas y en primer lugar contradicciones políticas en lo que se refiere a la mayoría en el parlamento, etc. Precisamente aprovechamos estas contradicciones para crear y profundizar la escisión entre ellos, mientras que los revisionistas se unen con ellos a fin de consolidar el poder de la burguesía. He aquí en qué consiste nuestra táctica: hacemos alianzas sobre ciertas cuestiones con la gente progresista y no con los revisionistas. Pero hay algunos que piensan convergir con los cabecillas de los partidos burgueses. Bien, tampoco a éstos se les debe infravalorar, pero el asunto es establecer lazos con la base, con los miembros de a pie de estos partidos». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
Esta es una de las exposiciones más confusas que se puede leer en toda la obra Hoxha sobre un problema tan importante. Hay varias cosas a aclarar.
Aquí se considera «progresistas» simplemente a las organizaciones no revisionistas, ¿pero quienes exactamente son considerados de esa forma? No lo sabemos porque no se concreta. ¿Son progresistas los grupos agraristas, republicanos, anarquistas, ecologistas, feministas, antifascistas, antiglobalización? Como sabemos el único progresismo genuino que puede existir en nuestra época es el que descansa sobre la base del marxismo-leninismo. En consecuencia, aunque estos grupos apoyen posturas progresistas en algunos campos, siempre lo harán acercándose muy posiblemente desde puntos de vista filosóficos idealistas y metafísicos. En otras ocasiones, puede que se acerquen a las materias desde un pensamiento materialista y dialéctico, pero seguramente de modo inconscientemente o con un nivel muy bajo de conocimiento, por lo que jamás podrán abordar la cuestión plenamente. Pero a los marxista-leninistas no les basta con tener razón, sino que deben hacer comprender tal verdad a las masas. Si nos fijamos por ejemplo en lo que ocurre con los ecologistas con su a priori «progresismo», cuando observamos más detenidamente sus ideas y actuaciones veremos que no es tal:
«Los ecologistas –sean de una corriente o estén más influenciados por otras–, en general: a falta de una cosmovisión científica y de su unilateralismo en los conocimientos que no van más allá de su tema fetiche, muchas veces lleva a estos individuos a posturas metafísicas y por tanto fallan en descubrir las causas fundamentales del problema que se plantea, teorizando de forma idealizada que ha podido causar el problema y proponiendo soluciones todavía más idealistas. Por ello muchos de los ecologistas pese a ser muy voluntariosos y combativos con su causa pecan de escépticos, subjetivistas, relativistas, románticos, a la hora de abordarla, y terminan adoptando más «pose» que compromiso real por descubrir las causas y soluciones al problema. ¿Cómo va a ser posible encontrar una solución a la causa ecologista sin ver que las raíces del problema están en la dinámica del capitalismo? ¿Cómo se va a superar el capitalismo y presentar un «modelo sostenible» como ellos tanto proclaman si no se entiende el descontrol y malgasto de las fuerzas productivas que hace gala el capitalismo? ¿Cómo presentar un modelo económico alternativo sin poner en jaque el carácter de las relaciones de producción del actual modelo basado en la máxima rentabilidad y en el libre mercado? ¿Cómo presentar una educación masiva alejada de individualismos si se confía esa concienciación en la cuestión ecológica con el capitalismo a cuestas como base económica, de la cual parte la educación y la cultura de la sociedad? Todo esto, son cuestiones que aunque parezcan mentira la mayoría de ecologistas no se preguntan, o llegan a posturas de medidas tintas de conciliación con el capitalismo y su sistema político, económico y cultural, cuando se dedican a contraponer la idea de que es posible crear una «contracultura verde» en el seno del capitalismo de forma pacífica y sin destruir el poder político ni económico, una estrategia abocada el fracaso sacada del arsenal del hippismo. Los resultados de esta práctica, por así llamarla, del «reformismo verde» tiene su cara en el papel de los «verdes» en el Parlamento Europeo, los cuales son testigos de cómo los países de la Unión Europea (UE) se saltan todos los tratados ora sí ora también en materia ecológica. Los grupos autodenominados ecologistas tienen tantas posibilidades de tener éxito en su lucha como los grupos feministas, los antifascistas, los nacionalistas, los antitaurinos y demás corrientes unilaterales. Todos estos grupos al no estar pertrechados de una metodología y análisis científicos como el proporcionado por el marxismo-leninismo solo serán parte de un triste, cuando no bochornoso, «quiero y no puedo» resolver el problema que tanto «combatimos», serán presos por siempre de teorías y neoteorías aburguesadas en torno a los temas que discuten. En nuestros días es sumamente difícil distinguir las teorías burguesas, que acaban por ser adoptadas por estos grupos, de las teorías que crean ellos mismos por una supuesta iniciativa propia, ya que la influencia de la superestructura del Estado burgués hace que –aunque lo nieguen– vayan de contestatarios pero en los hechos muchas de sus propuestas sean igual a los parches que proponen los mandatarios que tanto dicen odiar y que traicionan la causa ecológica. Vale decir que estos grupos cumplen el mismo papel que el de los sindicatos amarillos: claman y patalean y ante la primera promesa de rectificación bajo unos términos intermedios a los exigidos, llaman a la calma y celebran la victoria, tiempo después, cuando el gobierno traiciona lo firmado, vuelven a prometer movilizaciones, y así empieza la partida de forma cíclica. Eso hace indicar que los cabecillas del ecologismo no entienden el carácter rapaz del capitalismo en su etapa imperialista monopólica, que el capitalismo no puede dejar de buscar los más altos beneficios y transformarse en un sistema económico sostenible que mire por el medio ambiente porque dejaría de ser capitalismo. De igual modo dentro del capitalismo las investigaciones científicas y el descubrimiento de nuevas tecnologías y energías renovables no garantizan una vía hacia la sostenibilidad del planeta porque toda patente es monopolizada por una u otra compañía, como ocurre con las farmacéuticas o la industria alimenticia, el capitalismo solo da paso a las energías renovables por exigencias del agotamientos de las no renovables, para cumplir cierto punto de exigencias ciudadanas y algunos de los convenios internacionales, pero siempre teniendo en cuenta y priorizando el «máximo beneficio». (...) Por ello el marxista considera estúpido insistir a bombo y platillo que él o su partido es «ecologista» o «antifascista», pues su doctrina cubre y da respuesta a todas las contradicciones nacidas de las relaciones de producción capitalistas, y lo hace de una forma mucho más clara y seria que los elementos que «solo» se centran en un tema en específico. Por ejemplo, el marxista, como tal, no satura sus mensajes de eslóganes ecologistas para «cumplir con la causa», sino que da una explicación materialista de las causas del fenómeno y propone soluciones reales, lucha por aplicarlas, y tiene conciencia que el principal obstáculo para hacerlas cumplir son las clases explotadoras y parasitarias, a las cuales sabe que debe eliminar o de otra manera no será posible aplicarlas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En este texto de Hoxha se dice que el revisionismo «en apariencia marchan contra el poder vigente, pero realmente están aliados con este poder y tienen por objeto la destrucción de los partidos marxista-leninistas», lo segundo es cierto siempre, lo primero no. Existen muchos partidos revisionistas –sobre todo los que tienden al ultraizquierdismo, al anarquismo–que «no están aliados con el poder» –salvo indirectamente porque apoyan tesis que llevan agua al molino de la burguesía–, mientras que por otro lado existen partidos no revisionistas que reclaman «gobiernos progresistas» –sólo hay que mirar la postura de algunos grupos antifascistas, feministas y ecologistas con el actual pacto de gobierno PSOE-Unidas Podemos–. Ni siquiera todos los grupos revisionistas o no revisionistas representan a la burguesía estrictamente, porque como dijo el propio Hoxha en otras obras, existen grupos de inspiración pequeño burguesa, otros grupos corresponden a la intelectualidad burguesa –y el eclecticismo interno hace casi imposible dirimir si tiran más hacia un lado u otro–, pero no todos son «partidos burgueses» per se, aunque ayuden mucho a la burguesía o estén infectados de su ideología.
Efectivamente los grupos revisionistas tienen divergencias económicas y políticas: en especial los grupos electoralistas sin escaños, tienen contradicciones políticas con los grandes partidos burgueses, aunque no sean antagónicas en la mayoría de temas. En España los pequeños partidos revisionistas, debido a su propia falta de recursos económicos, entran en contradicción con la gran ayuda que sí tienen los grandes partidos como el PP/PSOE –financiados a mansalva por el Estado, los bancos y las empresas privadas–, en esto surge una contradicción notable, ya que un pequeño partido revisionista como el PCPE tiene que recoger no se cuántos miles de firmas para poder presentarse a elecciones, con lo cual no hay una «igualdad de oportunidades» en el campo electoral, así que eso es muestra de que sí existen esas contradicciones económicas y políticas. Pero no existen contradicciones económicas mucho más profundas ya que los revisionistas, más allá del modelo que defiendan, abogan en lo fundamental por las leyes económicas del capitalismo, por mucho que su modelo sea de «economía mixta» o de predominancia del sector estatal.
b) El tema sindical.
En su obra magna «Imperialismo y revolución» de 1978, Hoxha describe muy bien el papel que cumplen los sindicatos bajo mandato revisionista, pero las tácticas sindicales que propone no se corresponden con los mandatos de Lenin y Stalin, ahora veremos por qué:
«El proletariado debe destruir estos organismos. Pero ¿cómo? Combatiendo a la dirección de estos sindicatos, levantándose contra sus traicioneros vínculos con la burguesía, rompiendo la «tranquilidad», la «paz social» que intentan establecer, «paz» que es disimulada con las supuestas revueltas periódicas de los sindicatos contra la patronal.
Estos sindicatos pueden ser destruidos también penetrando en su seno, para combatirlos y socavarlos, para oponerse a sus decisiones y actos injustos. Esta actividad debe abarcar a grandes y poderosos grupos de obreros en las fábricas. En todo caso es necesario tender al logro de una unidad férrea del proletariado en la lucha no sólo contra la patronal, sino también contra sus agentes, los cabecillas sindicales. La enérgica denuncia de todos los elementos traidores que están a la cabeza de los sindicatos y del aburguesamiento de la dirección sindical y de los sindicatos reformistas en general, libera a los obreros de muchas ilusiones que abrigan todavía sobre esta dirección y estos sindicatos.
Los marxista-leninistas, al penetrar en los sindicatos existentes; jamás se deslizan hacia las posiciones tradeunionistas, reformistas, anarcosindicalistas, revisionistas, que caracterizan a la dirección de estos sindicatos. Jamás se asocian con los revisionistas y los otros partidos oportunistas y burgueses en la dirección de los sindicatos. Su objetivo es denunciar el carácter burgués y el papel reaccionario de los actuales sindicatos de los países capitalistas y revisionistas en general, minar estas organizaciones para permitir la creación de verdaderos sindicatos proletarios». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Aquí parece ser como si se inclinase más por recomendar penetrar en los sindicatos amarillos y «tender al logro de una unidad férrea del proletariado en la lucha», pero con el objetivo final de crear un sindicato paralelo. Poco después se dice tajantemente:
«La única alternativa que se impone a los marxistas-leninistas y a los revolucionarios es desenmascarar la actividad de los revisionistas, desarticular sus posiciones en el movimiento sindical y crear sindicatos revolucionarios. Se sobreentiende que estos nuevos sindicatos no pueden pasar por alto el objetivo de alcanzar la unidad de la clase obrera contra el poder del capital, contra su demagogia y la de los partidos burgueses y revisionistas. Combatir los llamados sindicatos tradicionales no implica que haya que oponerse por principio a la existencia de los sindicatos, como organizaciones de masas de carácter amplio, como centros de organización y de resistencia de la clase obrera, ya que históricamente han sido inevitables e imprescindibles en las condiciones del capitalismo para unir a la clase obrera y lanzarlos a la lucha de clase contra la burguesía. Los marxistas-leninistas, al plantear la tarea de crear sindicatos revolucionarios, no abandonan en absoluto el trabajo en los sindicatos existentes donde están afiliadas grandes masas de obreros, ya que tal abandono supondría dejar las masas libres a los bonzos sindicalistas para manipular a su gusto a la clase obrera y servirse de ella en su propio interés y del capital. El que los comunistas militen en los sindicatos existentes no depende de las coyunturas y no es una «táctica» como pretenden presentarlo los trotskistas, sino una actitud de principios, que se basa en las enseñanzas leninistas sobre la necesidad de la unidad de la clase obrera, la cual no puede alcanzarse sino se trabaja entre las masas, si no se las aparta de la influencia de la burguesía y de los diversos oportunistas. Naturalmente, la lucha del partido marxista-leninista en las centrales sindicales reformistas y revisionistas no tiene por objeto corregir o educar a los cabecillas sindicales, ni tampoco mejorarlas o reformarlas. Tal actitud sería un nuevo reformismo. Los marxistas-leninistas trabajan entre las masas de sindicalizadas, para educarlas y prepararlas para las acciones revolucionarias anticapitalistas, antiimperialistas y antirevisionistas. En este proceso de trabajo y de lucha se logra también la cohesión y la unidad del proletariado». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Aquí Hoxha exige el trabajo en los sindicatos amarillos donde estén las masas –lo cual es correcto– porque son en sus palabras «organizaciones de masas», pero se incita a que sí o sí se deben «crear sindicatos», aunque no se descarta incluso una doble militancia. Si son sindicatos de masas donde colaboran los sindicalistas del partido y otros que simpatizan con el partido, si se mantiene una libertad ideológica y de actuación para los comunistas, si se logra la movilización de la mayoría de sindicalistas para concretar acciones comunes de carácter revolucionario… ¿qué sentido tiene realmente crear un «sindicato propio»? Como ya dijera Stalin, los marxista-leninistas solo deben fundar su sindicato paralelo si el trabajo en los sindicatos amarillos es imposible, si son expulsados en masa o sus ideas censuradas severamente, sino no hay razón para tal cosa.
Sobre la cuestión sindical y la posición marxista-leninista, el lector tiene diverso material donde el tema se abordada extensamente. Véase el capítulo: «El desprecio del aprovechamiento de los resquicios legales de la democracia burguesa o el fascismo y el nulo trabajo de masas» de 2017.
En 1981 dice algo opuesto a las dos declaraciones anteriores, y se acerca a las posiciones clásicas de Lenin y Stalin:
«Los marxista-leninistas trabajan para que los sindicatos existentes se libren de la dominación de los agentes de la burguesía, de los revisionistas y socialdemócratas y se transformen en instrumentos de lucha contra el orden explotador. Paralelamente, según las condiciones y necesidades, crean nuevos sindicatos revolucionarios». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del PTA, 1981)
Como se ve, hay directrices contradictorias que podían ser utilizados por los defensores de una postura y de la contraria, lo que debió de generar una confusión en los partidos marxista-leninistas que tomaban como referencia a Albania.
En España mismamente, el Partido Comunista de España (PCE) se había caracterizado por su nula influencia en los sindicatos, tras crear sus sindicatos y años de no lograr nada de relevancia, decidió en 1935 integrar su sindicato en la UGT bajo la exigencia de desnudar la política de los jefes reformistas. Es innegable que reforzó su prestigio e influencia pero nunca logró su objetivo, hacerse con la dirección del sindicato –donde se alojaba el sector caballerista, un reformismo muy específico de lenguaje anarco-sindicalista y de una gran demagogia revolucionaria–, aunque tuvo algunos éxitos sobre todo en Cataluña con el PSUC, de hecho el PCE estuvo a punto de ser expulsado del gobierno bajo la idea de crearse «un gobierno sindical» UGT/CNT. Tampoco se logró la «unidad sindical» con la propia CNT, los anarquistas de la FAI lograron sabotear dicha unificación antes y después de la guerra civil. Y en la posguerra, pese a los consejos de Stalin, el PCE siguió teniendo una anecdótica presencia en ellos. Véase el libro de Gregorio Morán: «Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985)» de 1986.
La línea sindical del PCE (m-l) durante los 60 fue participar en UGT-CC.OO. y otros, pero como complemento secundario al principal esfuerzo de crear el sindicato propio, ya que se teorizó en varias ocasiones el fallecimiento completo de estas dos organizaciones. En 1981 una de las razones para la polémica con la fracción de 1981 era la negativa de la dirección de integrarse en CC.OO. como proponían los disidentes, pero en 1983 sin autocrítica alguna acabó integrándose en dicho sindicato. No hubo explicación del porqué de su fracaso en su táctica de crear el sindicato propio y aplastar a los sindicatos amarillos –política que incluso parecía que podía tenía cierto sentido con las posturas que mantenía CCOO en el tardofranquismo y su descrédito, más el ascenso que estaban teniendo los sindicatos alternativos en algunos lugares–. ¿Pero por qué ese ascenso se frenó? No se explicó ni jamás se intentó analizar. Véase el capítulo: «La línea sindical y la tardanza en corregir los reflejos sectarios en el PCE (m-l)».
Estas experiencias no pueden servir demasiado como paradigma para sacar demasiadas conclusiones, ya que hablamos de dos partidos que nunca lograron a tener gran influencia en los sindicatos ni bajo una fórmula ni otra.
c) La juventud.
Enver Hoxha ante una delegación brasileña de 1979 comentó:
«Como constatamos, actualmente los jóvenes, antes de ir al ejército, siguen los movimientos revolucionarios, en general movimientos contestatarios contra las crisis, el paro, etc. Contra el paro se levantan también los estudiantes cuando terminan los estudios. Entre los jóvenes, constatamos, pues, un gran movimiento, una oposición, por así decirlo, al régimen establecido. Esto se observa en numerosos países. Vemos también que la burguesía siente el peligro de esta gran fuerza. Sus partidos dedican gran importancia al problema de la juventud. ¿Por qué le dedican importancia? Para hacerla degenerar mediante la utilización de la droga, la propaganda del sexo, la difusión del anarquismo y el terrorismo, etc. El capitalismo hace todo esto a fin de desintegrar esta fuerza masiva del pueblo, que constituye un peligro para él porque tanto la clase obrera, como el campesinado, etc., se renuevan mediante la juventud. Esto es biológico. Una parte de la gente envejece, pero al mismo tiempo llega la nueva palanca, la juventud. La burguesía trata precisamente de reprimir esta nueva palanca y despojarla del espíritu revolucionario. (...) Entre la juventud, sea obrera, campesina o estudiantil, existen fuerzas que piensan política e ideológicamente, claro está, no como nosotros, los comunistas, pero de manera progresista. Este parte de la juventud ve todas las injusticias del régimen burgués, el robo, el pillaje y todo lo que dijimos antes. Ve todo esto, pero no ve esa firme organización que deben lograr los partidos marxista-leninistas para crear tal situación que canalice las fuerzas sanas de la juventud en un frente único, como ocurrió, por ejemplo, en nuestro país. Durante la Lucha de Liberación Nacional nuestra juventud se movilizó en la organización de la Juventud Antifascista que, más tarde, tras el Congreso de Unificación de la Juventud, se fundió con la Organización de la Juventud Comunista, formando así la Unión de la Juventud del Trabajo de Albania. (...) Tomemos sólo el problema de la juventud. Sobre ella actúan diversas ideologías, es decir, también la ideología burguesa y revisionista. Como resultado, en sus filas hay desmoralización moral y física. Por otro lado, en el seno de la masa de jóvenes existe también su parte sana. Por eso, corresponde a los partidos marxista-leninistas ejercer su influencia y crear el frente de la juventud. Dicho frente no puede constituirse como lo conciben algunos, creando una organización de la juventud comunista. No, ésta sería una organización muy estrecha, en la que no ingresarían muchos de los jóvenes. Mas, si se creara una organización popular amplia, en ella se reunirían decenas de miles de jóvenes. Le corresponde al partido pensar en cómo organizar esta juventud y, poco a poco, concretar su trabajo. Los comunistas marxista-leninistas pueden tener ideas claras, pero deben hacer que las comprendan y las acepten los jóvenes, siempre conservando la solidez de sus filas. En el seno de la juventud, según las situaciones, los comunistas marxista-leninistas, sin salir abiertamente, pueden y deben hacer propaganda, por ejemplo, contra el ejército burgués, contra el alza de precios, contra el paro, etc. En una palabra, se debe elaborar y aplicar un amplio programa de trabajo con la juventud». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
Es cierto que existen experiencias históricas donde se han creado juventudes unificadas como las que tuvo el Partido Comunista de España (PCE) en los años 30 –que se acabó unificando con las juventudes del PSOE tras aceptar las tesis del VIIº Congreso de la Internacional Comunista de 1935, las cuales exigían el reconocimiento de los principios marxista-leninistas–. Esto dio buenos resultados durante un tiempo, los comunistas pudieron asegurar su dirección y su número creció exponencialmente, aunque parte de las juventudes socialistas se volvieron a separar durante la posguerra. El balance parece ser positivo en gran medida. Empero también tenemos casos extremadamente negativos, como la directriz del Partido Comunista Francés (PCF) de crear unas «juventudes republicanas», donde finalmente el papel ideológico del partido se redujo a propagar un republicanismo abstracto. Tampoco podemos comparar estas dos fusiones con las que se llevaron a cabo en la Albania donde los comunistas habían tomado el poder y dirigían el poder político en solitario desde el principio, allí una fusión de las organizaciones juveniles tenía más sentido y la autoridad de la dirección aseguraba de los comunistas.
Claro que hacia la juventud hay que dedicar un tipo de agitación y propaganda concreta, ¿pero eso justifica una «organización específica»? Por esa regla de tres, los actuales marxista-leninistas deberíamos crear una con la mujer, intelectuales, campesinos, una rama sindical como hizo el PCE (m-l–, pero como sabemos ahora eso no garantizó el acercamiento hacia las mujeres –ni qué hablar hacia los campesinos–. Eso, sobre todo para un partido que acaba de nacer, suponía crear más trabas burocráticas que otra cosa, para ocultar el papel del partido.
Hoy algunos partidos revisionistas como RC han adoptado estos errores sin complejo alguno.
No estamos de acuerdo tampoco con la idea de algunos de que todo miembro de la juventud deba de tener un período mayor de premilitancia –porque existen jóvenes más comprometidos y mejor formados que adultos–. Pensamos que debe de existir una sección específica que se dedique a la juventud, pero no una rama segregada ni mucho menos autónoma, porque las ramas y frentes «tapadera» no hacen sino diluir la popularización del partido. En la cuestión de la mujer, ¡¿acaso las «jornadas contra el machismo» o cualquier otro trabajo «específico» hacia la mujer que desarrollan ramas femeninas del partido no le incumben a los propios jóvenes estudiantes, intelectuales, sindicalistas obreros o campesinos del partido que sean varones?! El partido, cuando vaya fuera de su círculo puede perfectamente «adecuar» su propaganda hacia X capas sin perderse en entramados de organizaciones satélites que suponen un doble gasto de energía.
d) En materia de relaciones exteriores.
Ya fuimos testigos en otro capítulo como el PTA sostuvo durante un tiempo la nefasta teoría que daba a entender que del franquismo no se podía pasar a una democracia burguesa: «Dogmatismo metafísico en el PCE (m-l) al no apreciar la posibilidad de que la burguesía transite del fascismo a la democracia burguesa».
En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas, el PTA a veces se apegó a los cánones marxista-leninistas:
«El Partido del Trabajo de Albania estaba de acuerdo en establecer con la República Federativa Popular de Yugoslavia relaciones estatales de buena vecindad, relaciones comerciales y culturales, si las normas de la coexistencia pacífica entre Estados con regímenes diferentes se respetaban, puesto que para el Partido del Trabajo de Albania, la Yugoslavia titoísta jamás ha sido, no es, ni será un país socialista mientras tenga a su cabeza a un grupo de renegados y agentes del imperialismo. (...) Coexistencia pacífica entre dos sistemas opuestos no quiere decir, como pretenden, los revisionistas contemporáneos, que tengamos que renunciar a la lucha de clases. Por el contrario, la lucha de clases ha de proseguir, y debe fortalecerse cada vez más la lucha política contra el imperialismo, contra la ideología burguesa y la revisionista». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 Partidos Comunistas y Obreros en Moscú, 1960)
En cambio, otras veces, se llegó a exagerar estos principios a adoptar en materia internacional:
«Los capitalistas y revisionistas miden el grado de aislamiento de un país en relación a su comercio. Nosotros hemos comerciado y comerciamos con todos los países, a excepción de los Estados Unidos, la Unión Soviética, España, Israel y algunos otros Estados gobernados por fascistas y racistas». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
Teorizar que un país socialista no puede comerciar con las potencias imperialistas, los países fascistas o altamente reaccionarios, significaba caer en el infantilismo. La URSS de Lenin y después de Stalin, establecieron acuerdos comerciales con las potencias imperialistas como la Alemania de la República de Weimar o Francia. También con la Italia fascista, así como muchos regímenes vecinos reaccionarios y altamente anticomunistas. También se buscó el acuerdo comercial con EE.UU. e Inglaterra durante muchos años hasta que por fin se logró. La propia Albania de los años 70 comerciaba en ese momento y mantenía intercambios culturales con la Yugoslavia de Tito como hemos visto, un régimen de sobra conocido por su anticomunismo y política antialbanesa, sin que eso supusiese rebajar la crítica ideológica, también mantenía relaciones económicas y culturales con los imperialistas italianos y los reaccionarios griegos. ¿Acaso eso era más lícito? Este tipo de declaraciones contradictorias solo podía causar desorientación en los cuadros de los partidos marxista-leninistas, por su izquierdismo.
En cambio poco tiempo más tarde, veremos cómo el PTA pasaría al extremo opuesto de la condescendencia y la diplomacia formal burguesa.
Existe una obra del grupo canadiense Union Bolchévique du Canada (UBC): «El Partido del Trabajo de Albania llegó a Canadá bajo una bandera robada» de 1979. Allí se denunciaría que la política del PTA no solo no había sido coherente en la lucha contra el jruschovismo y el maoísmo, que se habían hecho concesiones ideológicas en la Conferencia de Moscú de 1957 y 1960, y que tampoco ahora se era consecuente con lo que se conocía en materia internacional; también se denunciaba el oportunismo de Hardial Bains, el líder del Partido Comunista de Canadá (marxista-leninista) el cual ya era bastante evidente, pero extrañamente el PTA y el PCE (m-l) mantenían fuertes vínculos con él. Si alguien duda del pragmatismo de este hombre, puede consultar los documentos de ese partido para comprobar que como tantos otros, acabó sus días convertido en un castrista/tercermundista más del montón.
La UBC no estaba tampoco libre de errores groseros... pese a ser antimaoístas, trataba de exonerar a Mao de algunas de las políticas revisionistas de China, y defendían algunas de sus teorías como aportes al marxismo-leninismo.
Pero siendo justos, las críticas que la UBC realizaba sobre la política exterior del PTA, eran justas en su mayoría. Nosotros no evaluamos los argumentos en base de qué partido provengan, si son partidos grandes o pequeños, si son revisionistas o no, sino de si presentan argumentos sólidos o no para reflexionar.
La UBC reportaba comunicados albaneses como el siguiente:
«Haxhi Lleshi. El presidente del Presidium de la Asamblea Popular del PSR de Albania ha enviado el siguiente mensaje a Margrethe II, Reina de Dinamarca:
Con motivo del cumpleaños nacional de Dinamarca, tengo el placer de enviar mis felicitaciones y mis mejores deseos para la felicidad del pueblo danés y su propia felicidad». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 15 de abril de 1979)
Con Marruecos:
«Haxhi Lleshi, presidente del Presidium de la Asamblea Popular del RPS de Albania, envió un mensaje de saludo al Rey Hassan de Marruecos. El mensaje decía:
Con motivo del día nacional de Marruecos, tengo el placer de enviarles, en nombre del Presidium de la Asamblea Popular del RPS de Albania y en mi propio nombre, los mejores deseos para la prosperidad del pueblo marroquí». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 3 de marzo de 1978)
Con Argelia:
«[La RPS de Albania] envía a sus deseos cordiales por su elección al alto cargo de Primer Ministro del gobierno argelino». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 13 de marzo de 1978)
¡¿Qué sentido tenía este tipo de declaraciones?! ¿Qué pensaría el proletariado danés, marroquí o argelino de estas formalidades burguesas? ¿Qué necesidad tiene un país socialista de desearles felicidad a Jefes de Estado como reinas o reyes, o felicitar la elección como Presidente de cualquier nacionalista burgués de turno? No contestaremos nosotros, sino los propios albaneses:
«[China] Mantiene un gran comercio internacional, es posible que también conceda créditos, pero en todos los lados se ve claramente que de manera particular dedica mucha importancia a sus lazos con los jefes de los regímenes de esos países e intenta ponerlos de relieve. Debemos decir que los vínculos interestatales no pueden ser evitados, pero actuar de forma «tan amistosa» con los cabecillas de la burguesía dominante, como hace China, demuestra de forma absolutamente evidente que se ha olvidado del aspecto de clase de las relaciones entre los Estados». (Enver Hoxha; La política de China carece de un eje proletario; Reflexiones sobre China, Tomo II, 31 de julio de 1975)
En otro documento muy interesante titulado: «La teoría del mundo no alineado» y la «teoría de de los tres mundos» unidas en defensa del status quo», se criticaban excelentemente unas ideas que todavía hoy dominan la política internacional.
En cambio se insertaban frases contradictorias que iban en contra de algunos tramos del propio artículo. La UBC citaba asombrada:
«También hay líderes realistas de varios Estados africanos que se esfuerzan por fortalecer la unidad de los pueblos y estados africanos contra el imperialismo y el neocolonialismo y contra cualquier interferencia en sus asuntos internos. Estos líderes no pueden dejar de disfrutar del apoyo de todas las fuerzas progresistas y amantes de la libertad del mundo». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
Aunque el PTA era conocido por dar una opinión franca en varias de las delegaciones de otros países como veremos luego, este artículo, extrañamente proclamaba:
«No nos corresponde a nosotros decir cómo deben actuar tales Estados, sino que deben defenderse sus buenas acciones. Cada pueblo sabe hacer su propio juicio de las buenas y malas intenciones de sus líderes». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
Era normal que estas frases causasen la indignación entre grupos como la UBC. ¿A quién le corresponde hacer de juez sobre el carácter de las acciones de otros Estados sino al país socialista? ¿Qué tipo de complejo se debe de tender para pensar lo contrario? Esta declaración venía a decir que Albania solo aplaudiría cuando el resto de países mantuviera una posición correcta, pero que en caso de no ser así, no tratarían de persuadir a sus dirigentes o de denunciar ante los pueblos del mundo cuando estos no quisieran salir de su error, algo que por otra parte, entraba en contradicción con lo que el PTA hacía en ese mismo artículo denunciando la falsa política del «no alineamiento y la «teoría de los tres mundos».
Incluso si seguimos leyendo un poco más de lo que citó la UBC, tampoco se especifica mucho más:
«Pero tales líderes se oponen, tanto a los imperialistas como por los defensores del «mundo no alineado» y la «teoría de los tres mundos», considerándolos estos a su vez como radicales e indeseables. Sin embargo, los pueblos africanos ya tienen una larga experiencia de lucha contra los opresores extranjeros y sus diversos lacayos para discriminar entre quienes realmente les defienden realmente y quienes le traicionan». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
¿Qué «líderes realistas» son esos? ¿Tenía en mente el autor a alguno de los líderes de los gobiernos africanos? Si la referencia hacia los antiimperialistas consecuentes iba hacia los líderes de los partidos marxista-leninistas, ¿por qué tampoco se dice abiertamente? No lo podemos saber. Viendo estas citas no podemos olvidar que como dijo Lenin:
«Cuando se habla de lucha contra el oportunismo, no hay que olvidar nunca un rasgo característico de todo el oportunismo contemporáneo en todos los terrenos: su carácter indefinido, difuso, inaprehensible. El oportunista, por su misma naturaleza, esquiva siempre plantear los problemas de un modo preciso y definido, busca la resultante, se arrastra como una culebra entre puntos de vista que se excluyen mutuamente, esforzándose por «estar de acuerdo» con uno y otro, reduciendo sus discrepancias a pequeñas enmiendas, a dudas, a buenos deseos inocentes, etc». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904)
La idea romántica de pensar que «los pueblos que han sufrido mucho» y que tienen una «larga experiencia de lucha contra el invasor extranjero», sabrán siempre elegir buenos dirigentes, o que sus líderes sabrán distinguir entre «amigos» y «enemigos» internacionales, es una esperanza absurda que nada aporta a la cuestión real sobre los problemas a los que se enfrenta dicho pueblo y cómo debe solucionarlos.
El propio Hoxha tuvo esas mismas esperanzas sobre Vietnam como vimos anteriormente, y el tiempo diría que eran vanas ilusiones. Pero al menos hizo las pertinentes advertencias a sus líderes sobre lo que suponía ligarse a los jruschovistas. Véase la obra de Hoxha: «Si se configura una política marxista-leninista llevará hasta la victoria a cualquier nación sea un país grande o pequeño» de 1968.
Hubo muchos países africanos que cayeron en la órbita del imperialismo o del socialimperialismo pese a las advertencias de Hoxha a dichos países. Años después de una entrevista con una delegación congoleña de 1970, y pese a los consejos y advertencias, el país africano se convertiría en uno de los más prosoviéticos de la región, contrayendo una deuda importante tanto con ella como con el FMI. Véase la obra de Enver Hoxha: «Apoyándose en las masas, el Partido marxista-leninista asegura la libertad del pueblo y la independencia de la patria» de 1970.
Sin un nivel ideológico básico, pensar que las dirigencias y los pueblos sabrán de modo espontáneo optar por el camino correcto, es casi una fe religiosa de que el «bien» vencerá al «mal» de forma espontánea. La única posibilidad de que esto ocurra en términos políticos es bajo la existencia en dicho país de un núcleo marxista-leninista fuertemente unido a las masas, el cual debe contar con un estricto control mutuo partido-pueblo y extender una elevada formación ideológica a toda la sociedad. Todo lo demás es negar la importancia del papel consciente de la vanguardia ideológica en los procesos transformadores. En el plano internacional, igual que no se puede «exportar la revolución», sería faltar al deber internacionalista el hecho de que los partidos y líderes más avanzados en lo ideológico no asistieran en lo posible a las organizaciones y líderes que van más atrasados, pero durante esta ayuda jamás se debe edulcorar la realidad, el ahorrar palabras críticas en pro de la «formalidad» o por miedo a quebrantar la «unidad» no es una ayuda honrada sino interesada. Todo lo demás son zarandajas.
Como hemos repetido hasta la saciedad, una acción concreta que objetivamente vaya contra el imperialismo no hace antiimperialista a una figura, un partido o un gobierno. Sería como decir que alguien es marxista-leninista porque declara su ateísmo, pero quizás hasta su ateísmo no está basado en el materialismo sino en el idealismo.
La historia en plena época del imperialismo y el neocolonialismo, ha demostrado lo equivocado de:
«Creer que con la consecución de la independencia estatal estos países han alcanzado soberanía político-económica, proclaman automáticamente que son estandartes del antiimperialismo sin pararse a ver el desarrollo de dichos gobiernos una vez alcanzada la independencia estatal. La gran mayoría de ellos una vez adquirido la soberanía estatal han caído en la dependencia económica de los imperialistas e incluso a veces de sus mismos viejos amos coloniales, convirtiéndose así de colonias a neocolonias; independientes estatalmente pero dependientes económicamente y por extensión políticamente. Acabaron enredados a través de deudas, pactos comerciales, invasión de capital extranjero y pactos militares que les inmovilizan». (Equipo de Bitácora (M-L); Las perlas antileninistas del economista burgués Manuel Shuterland; Una exposición de la vigencia de las tesis leninista sobre el imperialismo, 2018)
Si el lector desea estudiar los fenómenos del colonialismo y el neocolonialismo, recomendamos la obra citada arriba.
Todo esto era abandonar el deber comunista de exponer lo que sigue:
«De acuerdo con su tarea fundamental de luchar contra la democracia burguesa y denunciar su falsedad e hipocresía, el partido comunista, intérprete consciente de la lucha del proletariado por derrocar el yugo de la burguesía, tampoco debe considerar fundamental, en lo que respecta al problema nacional, principios abstractos o formales, sino: primero, apreciar con exactitud histórica concreta y, ante todo, la situación económica; segundo, destacar los intereses de las clases oprimidas, los trabajadores, los explotados, distinguiéndolos con absoluta claridad del concepto general de intereses de toda la nación en conjunto, que significa los intereses de la clase dominante». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Esbozo inicial de las tesis sobre los problemas nacional y colonial; Para el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
Jamás hay que negar la diferenciación económica entre países dominantes y dominados económicamente, y por ende, también políticamente, pero es un error tercermundista elevar esa contradicción del mundo capitalista a contradicción de nuestra época como hacen los maoístas todavía hoy, cuando es la contradicción capital-trabajo, como saben todos los marxistas, la principal.
Tampoco se puede eludir el hecho de que:
«Es absurdo pretender que hace falta luchar únicamente contra los enemigos imperialistas del exterior, sin combatir ni golpear simultáneamente a los enemigos internos, aliados y colaboradores del imperialismo, a todos los factores que obstaculicen esta lucha. Hasta el presente jamás ha existido lucha de liberación ni se ha desarrollado alguna revolución nacional-democrática y antiimperialista que no se haya enfrentado a enemigos internos a reaccionarios y traidores a elementos vendidos y antinacionales. (…) Los hechos confirman que en la actualidad, también la revolución de liberación antiimperialista y democrática puede desarrollarse consecuentemente y ser llevada hasta el fin sólo si es dirigida por el proletariado, con su partido a la cabeza y en alianza con las amplias masas del campesinado y las otras fuerzas antiimperialistas y patrióticas». (Enver Hoxha; La teoría y la práctica de la revolución, 7 de julio de 1977)
Se ha comprobado que las expresiones políticas nacionalistas como el «panafricanismo», el «socialismo árabe», los «no alineados», el «tercermundismo», así como sus respectivos gobiernos no solo eran reaccionarios en muchos campos, sino que estaban ligados de mil formas con el imperialismo y el socialimperialismo, ante el cual claudicaban:
«La burguesía, que es quien detenta el poder en estos países, protege precisamente esa sociedad capitalista que el proletariado, en alianza con las capas pobres del campo y de la ciudad, busca derrotar. Constituye esa clase alta que, en aras de sus mezquinos intereses, está dispuesta, en cualquier momento y ante cualquier contingencia, a entregar al capitalismo extranjero las riquezas del país, del suelo y del subsuelo, a endeudar la libertad, la independencia y la soberanía de la patria. Esta clase, allí donde está en el poder, se opone a la lucha y a las aspiraciones del proletariado y de sus aliados, las clases y las capas oprimidas. Muchos de los Estados, que la dirección china engloba en el «tercer mundo», no están en contra del imperialismo norteamericano y del socialimperialismo soviético. Calificar estos Estados de «fuerza motriz principal de la revolución y de la lucha contra el imperialismo», como predica Mao Zedong, es un error tan grande como el Himalaya. (...) La mayoría de los Estados, que supuestamente forman el «tercer mundo» o el «mundo no alineado», dependen del capital financiero extranjero, que es tan fuerte, tan vasto, que ejerce un peso decisivo en toda la vida de los mismos. Estos Estados no gozan de una independencia plena, por el contrario, dependen de ese gran capital financiero que es quien hace una política y difunde una ideología que justifica la explotación de los pueblos». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Por ello corresponde a los marxista-leninistas, y solamente a ellos, llevar a término una revolución social que ponga fin entre otras cosas a la cuestión antiimperialista y tome verdaderamente una soberanía nacional y popular.
Esta declaración de la ATA de 1978 como estamos viendo, contradecía abiertamente lo que el propio Hoxha decía en varias ocasiones:
«Estamos en contra de los teóricos revisionistas que predican que ahora, toda lucha revolucionaria debe ser reducida a la lucha por la independencia nacional, por conquistarla y defenderla frente a la agresión de las potencias imperialistas, negando la lucha por la liberación social. Parecen ignorar que la victoria de esta última asegura al mismo tiempo la libertad, la independencia y la soberanía nacional de forma plena y completa. Estos abogados del régimen explotador «olvidan» que la lucha de clases entre el proletariado y sus aliados, por un lado, y la burguesía del país y sus aliados del exterior, por el otro, prosigue siempre de forma encarnizada y que un día conducirá a ese momento preciso, a esa «situación revolucionaria», como dice Lenin, en la que revolución estalla. Las condiciones cada vez más favorables que se crean en el mundo para el amplio desarrollo de las revoluciones antiimperialistas y democráticas y para que estén dirigidas por el proletariado, deben ser aprovechadas para pasar de la lucha por la independencia nacional a una fase más avanzada, a la lucha por el socialismo. Lenin nos enseña que la revolución debe ser llevada hasta el final, liquidando a la burguesía y su poder, y recalcó con especial insistencia que sólo sobre esta base se puede hablar de libertad, independencia y soberanía verdaderas.
Según nuestro concepto marxista-leninista; en una sociedad con clases antagónicas, que está dominada por la clase feudal o la burguesía, el pueblo no puede gozar de libertad y soberanía. La libertad, la independencia y la soberanía tienen un contenido político-social concreto. La libertad y la soberanía verdaderas y plenas son aseguradas en las condiciones de la dictadura del proletariado. Mientras que en aquellos lugares donde el Estado se encuentra en manos de las clases explotadoras, las relaciones económicas y políticas desiguales entre los explotadores y los explotados y entre los países, llevan a la pérdida o a la restricción de la libertad y de la soberanía del pueblo. Por consiguiente, no puede hablarse de una verdadera libertad y soberanía nacional, y mucho menos de soberanía del pueblo, en los países que se encuadran en el «mundo no alineado» o en el «tercer mundo». Sólo sobre la base de un análisis científico cimentado en la teoría marxista-leninista se puede definir correctamente qué pueblo es verdaderamente libre y cuál está subyugado, qué Estado es independiente y soberano y cuál es dependiente y oprimido. La teoría marxista-leninista explica claramente quiénes son los opresores y explotadores de los pueblos y qué camino deben seguir éstos para ser libres, independientes y soberanos». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Otra clásica desviación que el PTA recuperó lamentablemente fue aquella de poner como paradigma de progresismo a ciertos personajes históricos sin evaluarlos en su justa medida:
«El pueblo albanés siente una admiración y respeto particulares hacia Mustafá Kemal Ataturk, destacada personalidad y hombre de Estado, que, con gran coraje e inspirado en la opinión democrática progresista, liberó a Turquía y a su valiente pueblo del complejo del imperio de los sultanes de subyugar a los demás pueblos, consolidó la unidad y la verdadera independencia de la nación turca, introdujo a Turquía en el camino de la democracia y del progreso. El pueblo albanés ha conocido los sentimientos de simpatía hacia Albania de Kemal Ataturk, quien se opuso al rey Zog, tirano del pueblo albanés». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Incluso en un discurso de 1982 las alabanzas se amplían a otros campos:
«Que tomen ejemplo de Kemal Ataturk quien cortó con la espada el nudo gordiano del imperio otomano, todos esos pseudodemocráticos y pseudosocialistas que oprimen a los pueblos». (Enver Hoxha; Trabajo y vigilancia para fortalecer cada vez más el poder popular; Discurso ante los electores, 1982)
Sin duda las reformas de este líder turco en el ámbito del laicismo, la educación, los derechos de las mujeres, su oposición a las potencias europeas... fueron objetivamente hablando actos en pro del progreso de la nación turca y su Estado. ¿Pero tenía sentido que en el informe internacional de un partido comunista apareciese tal reivindicación? ¿Podemos decir seriamente que Mustafá Kemal deba de ser tomado de ejemplo para los comunistas turcos y el resto del mundo? Ni de broma. Sería olvidar su actitud hostil hacia los comunistas, su política de represión hacia kurdos, griegos, armenios y otros en la cuestión nacional. Sus acciones políticas dejan claro sus pretensiones chovinistas y sus intenciones expansionistas, por otra parte, como cualquier nacionalista burgués. El propio Enver Hoxha hablaba de recuperar las figuras progresistas de Albania del Renacimiento pero con sumo cuidado, sin negar ante el pueblo sus limitaciones y errores, pero aquí no hizo tal cosa presentando solo los aspectos positivos de Mustafá Kemal y elevándolo a un estatus que no le corresponde.
¿Qué podemos concluir de estas desviaciones hacia la derecha en materia internacional? Que un país socialista no se puede permitir nunca tales tendencias liberales que estamos atestiguando, porque causa desmoralización en el proletariado mundial. El proletariado de estos países abandonará el apoyo a ese régimen, y cuando el cerco imperialista aumente su presión sobre el país socialista, los llamados a la solidaridad y movilización del resto del proletariado del mundo serán mucho menor a causa de no haber cumplido previamente con sus deberes internacionalistas. Como veremos a continuación, la permisión de este tipo de licencias liberales hizo que luego, al establecer relaciones diplomáticas y comerciales con regímenes donde ya se pasaría a eludir la crítica a sus gobiernos y las luchas de los marxista-leninistas, y tiempo después incluso a embellecer el carácter de los gobiernos reaccionarios.
También hay una cuestión importante en la carta del PCE (m-l) de 1985 enviada al PTA. Allí se alude al hecho de que el PCE (m-l) apoyó al PTA en la crítica que éste último recibió del periódico estadounidense Worker’s Advocate, del Partido Comunista de EEUU (marxista-leninista). Este grupo estadounidense tenía grandes análisis con abundante información sobre el PTA que reflejaba en su diario y sus diversos suplementos. También tenía variados análisis sobre el movimiento obrero en España, Portugal, Brasil, Canadá, etc. que hoy pueden servir para seguir la pista en la degeneración de estas organizaciones. Su labor es altamente admirable teniendo en cuenta como otros partidos de cruzaron de brazos y se dedicaron a dedicar palabras bien sonantes al resto de partidos.
Un repaso a algunas directrices de Hoxha al movimiento marxista-leninista internacional
«La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» de 1978, así como otras como: «Reflexiones sobre China» de 1979, estuvieron determinadas por la directa aparición en escena de una peligrosa variante de revisionismo, el revisionismo chino. (...) La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» tuvo un gran eco en la opinión pública mundial. Dicho libro se convirtió en objeto de cientos de comentarios y conoció de numerosas publicaciones en diversos países y variadas lenguas del mundo. Fue altamente apreciado por los auténticos marxista-leninistas de todos los continentes, por varias organizaciones y movimientos revolucionarios, especialmente en América Latina, África y Asia. Junto algunas otras obras del camarada Enver Hoxha y otros documentos de nuestro partido, el libro: «El imperialismo y la revolución» jugó un rol primordial, en tanto que base ideológica y teórica de la nueva diferenciación que se operó entre las filas del comunismo mundial y revolucionario tras la aparición abierta del revisionismo chino y su denuncia. Esta diferenciación condujo a la creación de nuevos partidos marxista-leninistas y a la purificación de las influencias negativas del maoísmo entre los ya existentes. A este respecto, el libro del camarada Enver Hoxha fue especialmente importante para disipar las ilusiones difundidas por los revisionistas chinos en torno al «pensamiento Mao Zedong», al que supuestamente denominaron el marxismo-leninismo de nuestro tiempo y la fase superior de su desarrollo». (Agim Popa; Obra de gran valor todavía actual para la causa de la clase obrera y de los pueblos amantes de la libertad; A ocasión del décimo aniversario de la publicación del libro del camarada Enver Hoxha «El imperialismo y la revolución», 1985)
Más allá de que pueda parecer grandilocuencia, no lo es. Estos libros sirvieron entre otras cosas no sólo para desenmascarar al maoísmo, una tarea pendiente, sino también indirectamente para que se recuperasen los axiomas de la revolución entre algunos líderes que desconocían lo básico sobre: las etapas de la revolución, sus fuerzas motrices, las alianzas a establecer en cada etapa, la estrategia y táctica a trazar en cada caso, el internacionalismo proletario, el papel y rol de la propaganda, el papel específico de la juventud, los intelectuales, etc.
Sobre los frentes y las alianzas, Hoxha hizo una valiosísima exposición en obras como: «El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de el los comunistas» de 1866 o «Sobre el papel y las tareas del Frente Democrático» de 1967.
Estas obras también fueron promovidas por el PCE (m-l) en sus publicaciones. Por tanto, el trabajo de ayuda ideológica hacia otros partidos es notable, y no vamos a pararnos a exponer y calibrar el peso específico del PTA en la ayuda ideológica a estos nuevos partidos. Pero esto no quita que, en algunos escritos, veamos consejos equivocados o confusos.
a) En el tema de las alianzas.
«Hay camaradas que no entienden bien las alianzas. Así, por ejemplo, unos piensan, y es correcto, que hay que hacer alianzas con elementos progresistas, que están en contra del régimen establecido, con los cuales se puede lograr acuerdos sobre algunas cuestiones, excluyendo a los revisionistas, que están en contra de nuestra ideología. También los primeros están contra nosotros, pero los revisionistas, con un objetivo determinado, en apariencia marchan contra el poder vigente, pero realmente están aliados con este poder y tienen por objeto la destrucción de los partidos marxista-leninistas. Los primeros, no obstante ser representantes de los partidos burgueses, golpean ciertos aspectos de su Poder, porque tienen contradicciones económicas y en primer lugar contradicciones políticas en lo que se refiere a la mayoría en el parlamento, etc. Precisamente aprovechamos estas contradicciones para crear y profundizar la escisión entre ellos, mientras que los revisionistas se unen con ellos a fin de consolidar el poder de la burguesía. He aquí en qué consiste nuestra táctica: hacemos alianzas sobre ciertas cuestiones con la gente progresista y no con los revisionistas. Pero hay algunos que piensan convergir con los cabecillas de los partidos burgueses. Bien, tampoco a éstos se les debe infravalorar, pero el asunto es establecer lazos con la base, con los miembros de a pie de estos partidos». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
Esta es una de las exposiciones más confusas que se puede leer en toda la obra Hoxha sobre un problema tan importante. Hay varias cosas a aclarar.
Aquí se considera «progresistas» simplemente a las organizaciones no revisionistas, ¿pero quienes exactamente son considerados de esa forma? No lo sabemos porque no se concreta. ¿Son progresistas los grupos agraristas, republicanos, anarquistas, ecologistas, feministas, antifascistas, antiglobalización? Como sabemos el único progresismo genuino que puede existir en nuestra época es el que descansa sobre la base del marxismo-leninismo. En consecuencia, aunque estos grupos apoyen posturas progresistas en algunos campos, siempre lo harán acercándose muy posiblemente desde puntos de vista filosóficos idealistas y metafísicos. En otras ocasiones, puede que se acerquen a las materias desde un pensamiento materialista y dialéctico, pero seguramente de modo inconscientemente o con un nivel muy bajo de conocimiento, por lo que jamás podrán abordar la cuestión plenamente. Pero a los marxista-leninistas no les basta con tener razón, sino que deben hacer comprender tal verdad a las masas. Si nos fijamos por ejemplo en lo que ocurre con los ecologistas con su a priori «progresismo», cuando observamos más detenidamente sus ideas y actuaciones veremos que no es tal:
«Los ecologistas –sean de una corriente o estén más influenciados por otras–, en general: a falta de una cosmovisión científica y de su unilateralismo en los conocimientos que no van más allá de su tema fetiche, muchas veces lleva a estos individuos a posturas metafísicas y por tanto fallan en descubrir las causas fundamentales del problema que se plantea, teorizando de forma idealizada que ha podido causar el problema y proponiendo soluciones todavía más idealistas. Por ello muchos de los ecologistas pese a ser muy voluntariosos y combativos con su causa pecan de escépticos, subjetivistas, relativistas, románticos, a la hora de abordarla, y terminan adoptando más «pose» que compromiso real por descubrir las causas y soluciones al problema. ¿Cómo va a ser posible encontrar una solución a la causa ecologista sin ver que las raíces del problema están en la dinámica del capitalismo? ¿Cómo se va a superar el capitalismo y presentar un «modelo sostenible» como ellos tanto proclaman si no se entiende el descontrol y malgasto de las fuerzas productivas que hace gala el capitalismo? ¿Cómo presentar un modelo económico alternativo sin poner en jaque el carácter de las relaciones de producción del actual modelo basado en la máxima rentabilidad y en el libre mercado? ¿Cómo presentar una educación masiva alejada de individualismos si se confía esa concienciación en la cuestión ecológica con el capitalismo a cuestas como base económica, de la cual parte la educación y la cultura de la sociedad? Todo esto, son cuestiones que aunque parezcan mentira la mayoría de ecologistas no se preguntan, o llegan a posturas de medidas tintas de conciliación con el capitalismo y su sistema político, económico y cultural, cuando se dedican a contraponer la idea de que es posible crear una «contracultura verde» en el seno del capitalismo de forma pacífica y sin destruir el poder político ni económico, una estrategia abocada el fracaso sacada del arsenal del hippismo. Los resultados de esta práctica, por así llamarla, del «reformismo verde» tiene su cara en el papel de los «verdes» en el Parlamento Europeo, los cuales son testigos de cómo los países de la Unión Europea (UE) se saltan todos los tratados ora sí ora también en materia ecológica. Los grupos autodenominados ecologistas tienen tantas posibilidades de tener éxito en su lucha como los grupos feministas, los antifascistas, los nacionalistas, los antitaurinos y demás corrientes unilaterales. Todos estos grupos al no estar pertrechados de una metodología y análisis científicos como el proporcionado por el marxismo-leninismo solo serán parte de un triste, cuando no bochornoso, «quiero y no puedo» resolver el problema que tanto «combatimos», serán presos por siempre de teorías y neoteorías aburguesadas en torno a los temas que discuten. En nuestros días es sumamente difícil distinguir las teorías burguesas, que acaban por ser adoptadas por estos grupos, de las teorías que crean ellos mismos por una supuesta iniciativa propia, ya que la influencia de la superestructura del Estado burgués hace que –aunque lo nieguen– vayan de contestatarios pero en los hechos muchas de sus propuestas sean igual a los parches que proponen los mandatarios que tanto dicen odiar y que traicionan la causa ecológica. Vale decir que estos grupos cumplen el mismo papel que el de los sindicatos amarillos: claman y patalean y ante la primera promesa de rectificación bajo unos términos intermedios a los exigidos, llaman a la calma y celebran la victoria, tiempo después, cuando el gobierno traiciona lo firmado, vuelven a prometer movilizaciones, y así empieza la partida de forma cíclica. Eso hace indicar que los cabecillas del ecologismo no entienden el carácter rapaz del capitalismo en su etapa imperialista monopólica, que el capitalismo no puede dejar de buscar los más altos beneficios y transformarse en un sistema económico sostenible que mire por el medio ambiente porque dejaría de ser capitalismo. De igual modo dentro del capitalismo las investigaciones científicas y el descubrimiento de nuevas tecnologías y energías renovables no garantizan una vía hacia la sostenibilidad del planeta porque toda patente es monopolizada por una u otra compañía, como ocurre con las farmacéuticas o la industria alimenticia, el capitalismo solo da paso a las energías renovables por exigencias del agotamientos de las no renovables, para cumplir cierto punto de exigencias ciudadanas y algunos de los convenios internacionales, pero siempre teniendo en cuenta y priorizando el «máximo beneficio». (...) Por ello el marxista considera estúpido insistir a bombo y platillo que él o su partido es «ecologista» o «antifascista», pues su doctrina cubre y da respuesta a todas las contradicciones nacidas de las relaciones de producción capitalistas, y lo hace de una forma mucho más clara y seria que los elementos que «solo» se centran en un tema en específico. Por ejemplo, el marxista, como tal, no satura sus mensajes de eslóganes ecologistas para «cumplir con la causa», sino que da una explicación materialista de las causas del fenómeno y propone soluciones reales, lucha por aplicarlas, y tiene conciencia que el principal obstáculo para hacerlas cumplir son las clases explotadoras y parasitarias, a las cuales sabe que debe eliminar o de otra manera no será posible aplicarlas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En este texto de Hoxha se dice que el revisionismo «en apariencia marchan contra el poder vigente, pero realmente están aliados con este poder y tienen por objeto la destrucción de los partidos marxista-leninistas», lo segundo es cierto siempre, lo primero no. Existen muchos partidos revisionistas –sobre todo los que tienden al ultraizquierdismo, al anarquismo–que «no están aliados con el poder» –salvo indirectamente porque apoyan tesis que llevan agua al molino de la burguesía–, mientras que por otro lado existen partidos no revisionistas que reclaman «gobiernos progresistas» –sólo hay que mirar la postura de algunos grupos antifascistas, feministas y ecologistas con el actual pacto de gobierno PSOE-Unidas Podemos–. Ni siquiera todos los grupos revisionistas o no revisionistas representan a la burguesía estrictamente, porque como dijo el propio Hoxha en otras obras, existen grupos de inspiración pequeño burguesa, otros grupos corresponden a la intelectualidad burguesa –y el eclecticismo interno hace casi imposible dirimir si tiran más hacia un lado u otro–, pero no todos son «partidos burgueses» per se, aunque ayuden mucho a la burguesía o estén infectados de su ideología.
Efectivamente los grupos revisionistas tienen divergencias económicas y políticas: en especial los grupos electoralistas sin escaños, tienen contradicciones políticas con los grandes partidos burgueses, aunque no sean antagónicas en la mayoría de temas. En España los pequeños partidos revisionistas, debido a su propia falta de recursos económicos, entran en contradicción con la gran ayuda que sí tienen los grandes partidos como el PP/PSOE –financiados a mansalva por el Estado, los bancos y las empresas privadas–, en esto surge una contradicción notable, ya que un pequeño partido revisionista como el PCPE tiene que recoger no se cuántos miles de firmas para poder presentarse a elecciones, con lo cual no hay una «igualdad de oportunidades» en el campo electoral, así que eso es muestra de que sí existen esas contradicciones económicas y políticas. Pero no existen contradicciones económicas mucho más profundas ya que los revisionistas, más allá del modelo que defiendan, abogan en lo fundamental por las leyes económicas del capitalismo, por mucho que su modelo sea de «economía mixta» o de predominancia del sector estatal.
b) El tema sindical.
En su obra magna «Imperialismo y revolución» de 1978, Hoxha describe muy bien el papel que cumplen los sindicatos bajo mandato revisionista, pero las tácticas sindicales que propone no se corresponden con los mandatos de Lenin y Stalin, ahora veremos por qué:
«El proletariado debe destruir estos organismos. Pero ¿cómo? Combatiendo a la dirección de estos sindicatos, levantándose contra sus traicioneros vínculos con la burguesía, rompiendo la «tranquilidad», la «paz social» que intentan establecer, «paz» que es disimulada con las supuestas revueltas periódicas de los sindicatos contra la patronal.
Estos sindicatos pueden ser destruidos también penetrando en su seno, para combatirlos y socavarlos, para oponerse a sus decisiones y actos injustos. Esta actividad debe abarcar a grandes y poderosos grupos de obreros en las fábricas. En todo caso es necesario tender al logro de una unidad férrea del proletariado en la lucha no sólo contra la patronal, sino también contra sus agentes, los cabecillas sindicales. La enérgica denuncia de todos los elementos traidores que están a la cabeza de los sindicatos y del aburguesamiento de la dirección sindical y de los sindicatos reformistas en general, libera a los obreros de muchas ilusiones que abrigan todavía sobre esta dirección y estos sindicatos.
Los marxista-leninistas, al penetrar en los sindicatos existentes; jamás se deslizan hacia las posiciones tradeunionistas, reformistas, anarcosindicalistas, revisionistas, que caracterizan a la dirección de estos sindicatos. Jamás se asocian con los revisionistas y los otros partidos oportunistas y burgueses en la dirección de los sindicatos. Su objetivo es denunciar el carácter burgués y el papel reaccionario de los actuales sindicatos de los países capitalistas y revisionistas en general, minar estas organizaciones para permitir la creación de verdaderos sindicatos proletarios». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Aquí parece ser como si se inclinase más por recomendar penetrar en los sindicatos amarillos y «tender al logro de una unidad férrea del proletariado en la lucha», pero con el objetivo final de crear un sindicato paralelo. Poco después se dice tajantemente:
«La única alternativa que se impone a los marxistas-leninistas y a los revolucionarios es desenmascarar la actividad de los revisionistas, desarticular sus posiciones en el movimiento sindical y crear sindicatos revolucionarios. Se sobreentiende que estos nuevos sindicatos no pueden pasar por alto el objetivo de alcanzar la unidad de la clase obrera contra el poder del capital, contra su demagogia y la de los partidos burgueses y revisionistas. Combatir los llamados sindicatos tradicionales no implica que haya que oponerse por principio a la existencia de los sindicatos, como organizaciones de masas de carácter amplio, como centros de organización y de resistencia de la clase obrera, ya que históricamente han sido inevitables e imprescindibles en las condiciones del capitalismo para unir a la clase obrera y lanzarlos a la lucha de clase contra la burguesía. Los marxistas-leninistas, al plantear la tarea de crear sindicatos revolucionarios, no abandonan en absoluto el trabajo en los sindicatos existentes donde están afiliadas grandes masas de obreros, ya que tal abandono supondría dejar las masas libres a los bonzos sindicalistas para manipular a su gusto a la clase obrera y servirse de ella en su propio interés y del capital. El que los comunistas militen en los sindicatos existentes no depende de las coyunturas y no es una «táctica» como pretenden presentarlo los trotskistas, sino una actitud de principios, que se basa en las enseñanzas leninistas sobre la necesidad de la unidad de la clase obrera, la cual no puede alcanzarse sino se trabaja entre las masas, si no se las aparta de la influencia de la burguesía y de los diversos oportunistas. Naturalmente, la lucha del partido marxista-leninista en las centrales sindicales reformistas y revisionistas no tiene por objeto corregir o educar a los cabecillas sindicales, ni tampoco mejorarlas o reformarlas. Tal actitud sería un nuevo reformismo. Los marxistas-leninistas trabajan entre las masas de sindicalizadas, para educarlas y prepararlas para las acciones revolucionarias anticapitalistas, antiimperialistas y antirevisionistas. En este proceso de trabajo y de lucha se logra también la cohesión y la unidad del proletariado». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Aquí Hoxha exige el trabajo en los sindicatos amarillos donde estén las masas –lo cual es correcto– porque son en sus palabras «organizaciones de masas», pero se incita a que sí o sí se deben «crear sindicatos», aunque no se descarta incluso una doble militancia. Si son sindicatos de masas donde colaboran los sindicalistas del partido y otros que simpatizan con el partido, si se mantiene una libertad ideológica y de actuación para los comunistas, si se logra la movilización de la mayoría de sindicalistas para concretar acciones comunes de carácter revolucionario… ¿qué sentido tiene realmente crear un «sindicato propio»? Como ya dijera Stalin, los marxista-leninistas solo deben fundar su sindicato paralelo si el trabajo en los sindicatos amarillos es imposible, si son expulsados en masa o sus ideas censuradas severamente, sino no hay razón para tal cosa.
Sobre la cuestión sindical y la posición marxista-leninista, el lector tiene diverso material donde el tema se abordada extensamente. Véase el capítulo: «El desprecio del aprovechamiento de los resquicios legales de la democracia burguesa o el fascismo y el nulo trabajo de masas» de 2017.
En 1981 dice algo opuesto a las dos declaraciones anteriores, y se acerca a las posiciones clásicas de Lenin y Stalin:
«Los marxista-leninistas trabajan para que los sindicatos existentes se libren de la dominación de los agentes de la burguesía, de los revisionistas y socialdemócratas y se transformen en instrumentos de lucha contra el orden explotador. Paralelamente, según las condiciones y necesidades, crean nuevos sindicatos revolucionarios». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del PTA, 1981)
Como se ve, hay directrices contradictorias que podían ser utilizados por los defensores de una postura y de la contraria, lo que debió de generar una confusión en los partidos marxista-leninistas que tomaban como referencia a Albania.
En España mismamente, el Partido Comunista de España (PCE) se había caracterizado por su nula influencia en los sindicatos, tras crear sus sindicatos y años de no lograr nada de relevancia, decidió en 1935 integrar su sindicato en la UGT bajo la exigencia de desnudar la política de los jefes reformistas. Es innegable que reforzó su prestigio e influencia pero nunca logró su objetivo, hacerse con la dirección del sindicato –donde se alojaba el sector caballerista, un reformismo muy específico de lenguaje anarco-sindicalista y de una gran demagogia revolucionaria–, aunque tuvo algunos éxitos sobre todo en Cataluña con el PSUC, de hecho el PCE estuvo a punto de ser expulsado del gobierno bajo la idea de crearse «un gobierno sindical» UGT/CNT. Tampoco se logró la «unidad sindical» con la propia CNT, los anarquistas de la FAI lograron sabotear dicha unificación antes y después de la guerra civil. Y en la posguerra, pese a los consejos de Stalin, el PCE siguió teniendo una anecdótica presencia en ellos. Véase el libro de Gregorio Morán: «Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985)» de 1986.
La línea sindical del PCE (m-l) durante los 60 fue participar en UGT-CC.OO. y otros, pero como complemento secundario al principal esfuerzo de crear el sindicato propio, ya que se teorizó en varias ocasiones el fallecimiento completo de estas dos organizaciones. En 1981 una de las razones para la polémica con la fracción de 1981 era la negativa de la dirección de integrarse en CC.OO. como proponían los disidentes, pero en 1983 sin autocrítica alguna acabó integrándose en dicho sindicato. No hubo explicación del porqué de su fracaso en su táctica de crear el sindicato propio y aplastar a los sindicatos amarillos –política que incluso parecía que podía tenía cierto sentido con las posturas que mantenía CCOO en el tardofranquismo y su descrédito, más el ascenso que estaban teniendo los sindicatos alternativos en algunos lugares–. ¿Pero por qué ese ascenso se frenó? No se explicó ni jamás se intentó analizar. Véase el capítulo: «La línea sindical y la tardanza en corregir los reflejos sectarios en el PCE (m-l)».
Estas experiencias no pueden servir demasiado como paradigma para sacar demasiadas conclusiones, ya que hablamos de dos partidos que nunca lograron a tener gran influencia en los sindicatos ni bajo una fórmula ni otra.
c) La juventud.
Enver Hoxha ante una delegación brasileña de 1979 comentó:
«Como constatamos, actualmente los jóvenes, antes de ir al ejército, siguen los movimientos revolucionarios, en general movimientos contestatarios contra las crisis, el paro, etc. Contra el paro se levantan también los estudiantes cuando terminan los estudios. Entre los jóvenes, constatamos, pues, un gran movimiento, una oposición, por así decirlo, al régimen establecido. Esto se observa en numerosos países. Vemos también que la burguesía siente el peligro de esta gran fuerza. Sus partidos dedican gran importancia al problema de la juventud. ¿Por qué le dedican importancia? Para hacerla degenerar mediante la utilización de la droga, la propaganda del sexo, la difusión del anarquismo y el terrorismo, etc. El capitalismo hace todo esto a fin de desintegrar esta fuerza masiva del pueblo, que constituye un peligro para él porque tanto la clase obrera, como el campesinado, etc., se renuevan mediante la juventud. Esto es biológico. Una parte de la gente envejece, pero al mismo tiempo llega la nueva palanca, la juventud. La burguesía trata precisamente de reprimir esta nueva palanca y despojarla del espíritu revolucionario. (...) Entre la juventud, sea obrera, campesina o estudiantil, existen fuerzas que piensan política e ideológicamente, claro está, no como nosotros, los comunistas, pero de manera progresista. Este parte de la juventud ve todas las injusticias del régimen burgués, el robo, el pillaje y todo lo que dijimos antes. Ve todo esto, pero no ve esa firme organización que deben lograr los partidos marxista-leninistas para crear tal situación que canalice las fuerzas sanas de la juventud en un frente único, como ocurrió, por ejemplo, en nuestro país. Durante la Lucha de Liberación Nacional nuestra juventud se movilizó en la organización de la Juventud Antifascista que, más tarde, tras el Congreso de Unificación de la Juventud, se fundió con la Organización de la Juventud Comunista, formando así la Unión de la Juventud del Trabajo de Albania. (...) Tomemos sólo el problema de la juventud. Sobre ella actúan diversas ideologías, es decir, también la ideología burguesa y revisionista. Como resultado, en sus filas hay desmoralización moral y física. Por otro lado, en el seno de la masa de jóvenes existe también su parte sana. Por eso, corresponde a los partidos marxista-leninistas ejercer su influencia y crear el frente de la juventud. Dicho frente no puede constituirse como lo conciben algunos, creando una organización de la juventud comunista. No, ésta sería una organización muy estrecha, en la que no ingresarían muchos de los jóvenes. Mas, si se creara una organización popular amplia, en ella se reunirían decenas de miles de jóvenes. Le corresponde al partido pensar en cómo organizar esta juventud y, poco a poco, concretar su trabajo. Los comunistas marxista-leninistas pueden tener ideas claras, pero deben hacer que las comprendan y las acepten los jóvenes, siempre conservando la solidez de sus filas. En el seno de la juventud, según las situaciones, los comunistas marxista-leninistas, sin salir abiertamente, pueden y deben hacer propaganda, por ejemplo, contra el ejército burgués, contra el alza de precios, contra el paro, etc. En una palabra, se debe elaborar y aplicar un amplio programa de trabajo con la juventud». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
Es cierto que existen experiencias históricas donde se han creado juventudes unificadas como las que tuvo el Partido Comunista de España (PCE) en los años 30 –que se acabó unificando con las juventudes del PSOE tras aceptar las tesis del VIIº Congreso de la Internacional Comunista de 1935, las cuales exigían el reconocimiento de los principios marxista-leninistas–. Esto dio buenos resultados durante un tiempo, los comunistas pudieron asegurar su dirección y su número creció exponencialmente, aunque parte de las juventudes socialistas se volvieron a separar durante la posguerra. El balance parece ser positivo en gran medida. Empero también tenemos casos extremadamente negativos, como la directriz del Partido Comunista Francés (PCF) de crear unas «juventudes republicanas», donde finalmente el papel ideológico del partido se redujo a propagar un republicanismo abstracto. Tampoco podemos comparar estas dos fusiones con las que se llevaron a cabo en la Albania donde los comunistas habían tomado el poder y dirigían el poder político en solitario desde el principio, allí una fusión de las organizaciones juveniles tenía más sentido y la autoridad de la dirección aseguraba de los comunistas.
Claro que hacia la juventud hay que dedicar un tipo de agitación y propaganda concreta, ¿pero eso justifica una «organización específica»? Por esa regla de tres, los actuales marxista-leninistas deberíamos crear una con la mujer, intelectuales, campesinos, una rama sindical como hizo el PCE (m-l–, pero como sabemos ahora eso no garantizó el acercamiento hacia las mujeres –ni qué hablar hacia los campesinos–. Eso, sobre todo para un partido que acaba de nacer, suponía crear más trabas burocráticas que otra cosa, para ocultar el papel del partido.
Hoy algunos partidos revisionistas como RC han adoptado estos errores sin complejo alguno.
No estamos de acuerdo tampoco con la idea de algunos de que todo miembro de la juventud deba de tener un período mayor de premilitancia –porque existen jóvenes más comprometidos y mejor formados que adultos–. Pensamos que debe de existir una sección específica que se dedique a la juventud, pero no una rama segregada ni mucho menos autónoma, porque las ramas y frentes «tapadera» no hacen sino diluir la popularización del partido. En la cuestión de la mujer, ¡¿acaso las «jornadas contra el machismo» o cualquier otro trabajo «específico» hacia la mujer que desarrollan ramas femeninas del partido no le incumben a los propios jóvenes estudiantes, intelectuales, sindicalistas obreros o campesinos del partido que sean varones?! El partido, cuando vaya fuera de su círculo puede perfectamente «adecuar» su propaganda hacia X capas sin perderse en entramados de organizaciones satélites que suponen un doble gasto de energía.
d) En materia de relaciones exteriores.
Ya fuimos testigos en otro capítulo como el PTA sostuvo durante un tiempo la nefasta teoría que daba a entender que del franquismo no se podía pasar a una democracia burguesa: «Dogmatismo metafísico en el PCE (m-l) al no apreciar la posibilidad de que la burguesía transite del fascismo a la democracia burguesa».
En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas, el PTA a veces se apegó a los cánones marxista-leninistas:
«El Partido del Trabajo de Albania estaba de acuerdo en establecer con la República Federativa Popular de Yugoslavia relaciones estatales de buena vecindad, relaciones comerciales y culturales, si las normas de la coexistencia pacífica entre Estados con regímenes diferentes se respetaban, puesto que para el Partido del Trabajo de Albania, la Yugoslavia titoísta jamás ha sido, no es, ni será un país socialista mientras tenga a su cabeza a un grupo de renegados y agentes del imperialismo. (...) Coexistencia pacífica entre dos sistemas opuestos no quiere decir, como pretenden, los revisionistas contemporáneos, que tengamos que renunciar a la lucha de clases. Por el contrario, la lucha de clases ha de proseguir, y debe fortalecerse cada vez más la lucha política contra el imperialismo, contra la ideología burguesa y la revisionista». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 Partidos Comunistas y Obreros en Moscú, 1960)
En cambio, otras veces, se llegó a exagerar estos principios a adoptar en materia internacional:
«Los capitalistas y revisionistas miden el grado de aislamiento de un país en relación a su comercio. Nosotros hemos comerciado y comerciamos con todos los países, a excepción de los Estados Unidos, la Unión Soviética, España, Israel y algunos otros Estados gobernados por fascistas y racistas». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
Teorizar que un país socialista no puede comerciar con las potencias imperialistas, los países fascistas o altamente reaccionarios, significaba caer en el infantilismo. La URSS de Lenin y después de Stalin, establecieron acuerdos comerciales con las potencias imperialistas como la Alemania de la República de Weimar o Francia. También con la Italia fascista, así como muchos regímenes vecinos reaccionarios y altamente anticomunistas. También se buscó el acuerdo comercial con EE.UU. e Inglaterra durante muchos años hasta que por fin se logró. La propia Albania de los años 70 comerciaba en ese momento y mantenía intercambios culturales con la Yugoslavia de Tito como hemos visto, un régimen de sobra conocido por su anticomunismo y política antialbanesa, sin que eso supusiese rebajar la crítica ideológica, también mantenía relaciones económicas y culturales con los imperialistas italianos y los reaccionarios griegos. ¿Acaso eso era más lícito? Este tipo de declaraciones contradictorias solo podía causar desorientación en los cuadros de los partidos marxista-leninistas, por su izquierdismo.
En cambio poco tiempo más tarde, veremos cómo el PTA pasaría al extremo opuesto de la condescendencia y la diplomacia formal burguesa.
Existe una obra del grupo canadiense Union Bolchévique du Canada (UBC): «El Partido del Trabajo de Albania llegó a Canadá bajo una bandera robada» de 1979. Allí se denunciaría que la política del PTA no solo no había sido coherente en la lucha contra el jruschovismo y el maoísmo, que se habían hecho concesiones ideológicas en la Conferencia de Moscú de 1957 y 1960, y que tampoco ahora se era consecuente con lo que se conocía en materia internacional; también se denunciaba el oportunismo de Hardial Bains, el líder del Partido Comunista de Canadá (marxista-leninista) el cual ya era bastante evidente, pero extrañamente el PTA y el PCE (m-l) mantenían fuertes vínculos con él. Si alguien duda del pragmatismo de este hombre, puede consultar los documentos de ese partido para comprobar que como tantos otros, acabó sus días convertido en un castrista/tercermundista más del montón.
La UBC no estaba tampoco libre de errores groseros... pese a ser antimaoístas, trataba de exonerar a Mao de algunas de las políticas revisionistas de China, y defendían algunas de sus teorías como aportes al marxismo-leninismo.
Pero siendo justos, las críticas que la UBC realizaba sobre la política exterior del PTA, eran justas en su mayoría. Nosotros no evaluamos los argumentos en base de qué partido provengan, si son partidos grandes o pequeños, si son revisionistas o no, sino de si presentan argumentos sólidos o no para reflexionar.
La UBC reportaba comunicados albaneses como el siguiente:
«Haxhi Lleshi. El presidente del Presidium de la Asamblea Popular del PSR de Albania ha enviado el siguiente mensaje a Margrethe II, Reina de Dinamarca:
Con motivo del cumpleaños nacional de Dinamarca, tengo el placer de enviar mis felicitaciones y mis mejores deseos para la felicidad del pueblo danés y su propia felicidad». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 15 de abril de 1979)
Con Marruecos:
«Haxhi Lleshi, presidente del Presidium de la Asamblea Popular del RPS de Albania, envió un mensaje de saludo al Rey Hassan de Marruecos. El mensaje decía:
Con motivo del día nacional de Marruecos, tengo el placer de enviarles, en nombre del Presidium de la Asamblea Popular del RPS de Albania y en mi propio nombre, los mejores deseos para la prosperidad del pueblo marroquí». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 3 de marzo de 1978)
Con Argelia:
«[La RPS de Albania] envía a sus deseos cordiales por su elección al alto cargo de Primer Ministro del gobierno argelino». (Agencia Telegráfica Albanesa, Tirana, 13 de marzo de 1978)
¡¿Qué sentido tenía este tipo de declaraciones?! ¿Qué pensaría el proletariado danés, marroquí o argelino de estas formalidades burguesas? ¿Qué necesidad tiene un país socialista de desearles felicidad a Jefes de Estado como reinas o reyes, o felicitar la elección como Presidente de cualquier nacionalista burgués de turno? No contestaremos nosotros, sino los propios albaneses:
«[China] Mantiene un gran comercio internacional, es posible que también conceda créditos, pero en todos los lados se ve claramente que de manera particular dedica mucha importancia a sus lazos con los jefes de los regímenes de esos países e intenta ponerlos de relieve. Debemos decir que los vínculos interestatales no pueden ser evitados, pero actuar de forma «tan amistosa» con los cabecillas de la burguesía dominante, como hace China, demuestra de forma absolutamente evidente que se ha olvidado del aspecto de clase de las relaciones entre los Estados». (Enver Hoxha; La política de China carece de un eje proletario; Reflexiones sobre China, Tomo II, 31 de julio de 1975)
En otro documento muy interesante titulado: «La teoría del mundo no alineado» y la «teoría de de los tres mundos» unidas en defensa del status quo», se criticaban excelentemente unas ideas que todavía hoy dominan la política internacional.
En cambio se insertaban frases contradictorias que iban en contra de algunos tramos del propio artículo. La UBC citaba asombrada:
«También hay líderes realistas de varios Estados africanos que se esfuerzan por fortalecer la unidad de los pueblos y estados africanos contra el imperialismo y el neocolonialismo y contra cualquier interferencia en sus asuntos internos. Estos líderes no pueden dejar de disfrutar del apoyo de todas las fuerzas progresistas y amantes de la libertad del mundo». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
Aunque el PTA era conocido por dar una opinión franca en varias de las delegaciones de otros países como veremos luego, este artículo, extrañamente proclamaba:
«No nos corresponde a nosotros decir cómo deben actuar tales Estados, sino que deben defenderse sus buenas acciones. Cada pueblo sabe hacer su propio juicio de las buenas y malas intenciones de sus líderes». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
Era normal que estas frases causasen la indignación entre grupos como la UBC. ¿A quién le corresponde hacer de juez sobre el carácter de las acciones de otros Estados sino al país socialista? ¿Qué tipo de complejo se debe de tender para pensar lo contrario? Esta declaración venía a decir que Albania solo aplaudiría cuando el resto de países mantuviera una posición correcta, pero que en caso de no ser así, no tratarían de persuadir a sus dirigentes o de denunciar ante los pueblos del mundo cuando estos no quisieran salir de su error, algo que por otra parte, entraba en contradicción con lo que el PTA hacía en ese mismo artículo denunciando la falsa política del «no alineamiento y la «teoría de los tres mundos».
Incluso si seguimos leyendo un poco más de lo que citó la UBC, tampoco se especifica mucho más:
«Pero tales líderes se oponen, tanto a los imperialistas como por los defensores del «mundo no alineado» y la «teoría de los tres mundos», considerándolos estos a su vez como radicales e indeseables. Sin embargo, los pueblos africanos ya tienen una larga experiencia de lucha contra los opresores extranjeros y sus diversos lacayos para discriminar entre quienes realmente les defienden realmente y quienes le traicionan». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
¿Qué «líderes realistas» son esos? ¿Tenía en mente el autor a alguno de los líderes de los gobiernos africanos? Si la referencia hacia los antiimperialistas consecuentes iba hacia los líderes de los partidos marxista-leninistas, ¿por qué tampoco se dice abiertamente? No lo podemos saber. Viendo estas citas no podemos olvidar que como dijo Lenin:
«Cuando se habla de lucha contra el oportunismo, no hay que olvidar nunca un rasgo característico de todo el oportunismo contemporáneo en todos los terrenos: su carácter indefinido, difuso, inaprehensible. El oportunista, por su misma naturaleza, esquiva siempre plantear los problemas de un modo preciso y definido, busca la resultante, se arrastra como una culebra entre puntos de vista que se excluyen mutuamente, esforzándose por «estar de acuerdo» con uno y otro, reduciendo sus discrepancias a pequeñas enmiendas, a dudas, a buenos deseos inocentes, etc». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904)
La idea romántica de pensar que «los pueblos que han sufrido mucho» y que tienen una «larga experiencia de lucha contra el invasor extranjero», sabrán siempre elegir buenos dirigentes, o que sus líderes sabrán distinguir entre «amigos» y «enemigos» internacionales, es una esperanza absurda que nada aporta a la cuestión real sobre los problemas a los que se enfrenta dicho pueblo y cómo debe solucionarlos.
El propio Hoxha tuvo esas mismas esperanzas sobre Vietnam como vimos anteriormente, y el tiempo diría que eran vanas ilusiones. Pero al menos hizo las pertinentes advertencias a sus líderes sobre lo que suponía ligarse a los jruschovistas. Véase la obra de Hoxha: «Si se configura una política marxista-leninista llevará hasta la victoria a cualquier nación sea un país grande o pequeño» de 1968.
Hubo muchos países africanos que cayeron en la órbita del imperialismo o del socialimperialismo pese a las advertencias de Hoxha a dichos países. Años después de una entrevista con una delegación congoleña de 1970, y pese a los consejos y advertencias, el país africano se convertiría en uno de los más prosoviéticos de la región, contrayendo una deuda importante tanto con ella como con el FMI. Véase la obra de Enver Hoxha: «Apoyándose en las masas, el Partido marxista-leninista asegura la libertad del pueblo y la independencia de la patria» de 1970.
Sin un nivel ideológico básico, pensar que las dirigencias y los pueblos sabrán de modo espontáneo optar por el camino correcto, es casi una fe religiosa de que el «bien» vencerá al «mal» de forma espontánea. La única posibilidad de que esto ocurra en términos políticos es bajo la existencia en dicho país de un núcleo marxista-leninista fuertemente unido a las masas, el cual debe contar con un estricto control mutuo partido-pueblo y extender una elevada formación ideológica a toda la sociedad. Todo lo demás es negar la importancia del papel consciente de la vanguardia ideológica en los procesos transformadores. En el plano internacional, igual que no se puede «exportar la revolución», sería faltar al deber internacionalista el hecho de que los partidos y líderes más avanzados en lo ideológico no asistieran en lo posible a las organizaciones y líderes que van más atrasados, pero durante esta ayuda jamás se debe edulcorar la realidad, el ahorrar palabras críticas en pro de la «formalidad» o por miedo a quebrantar la «unidad» no es una ayuda honrada sino interesada. Todo lo demás son zarandajas.
Como hemos repetido hasta la saciedad, una acción concreta que objetivamente vaya contra el imperialismo no hace antiimperialista a una figura, un partido o un gobierno. Sería como decir que alguien es marxista-leninista porque declara su ateísmo, pero quizás hasta su ateísmo no está basado en el materialismo sino en el idealismo.
La historia en plena época del imperialismo y el neocolonialismo, ha demostrado lo equivocado de:
«Creer que con la consecución de la independencia estatal estos países han alcanzado soberanía político-económica, proclaman automáticamente que son estandartes del antiimperialismo sin pararse a ver el desarrollo de dichos gobiernos una vez alcanzada la independencia estatal. La gran mayoría de ellos una vez adquirido la soberanía estatal han caído en la dependencia económica de los imperialistas e incluso a veces de sus mismos viejos amos coloniales, convirtiéndose así de colonias a neocolonias; independientes estatalmente pero dependientes económicamente y por extensión políticamente. Acabaron enredados a través de deudas, pactos comerciales, invasión de capital extranjero y pactos militares que les inmovilizan». (Equipo de Bitácora (M-L); Las perlas antileninistas del economista burgués Manuel Shuterland; Una exposición de la vigencia de las tesis leninista sobre el imperialismo, 2018)
Si el lector desea estudiar los fenómenos del colonialismo y el neocolonialismo, recomendamos la obra citada arriba.
Todo esto era abandonar el deber comunista de exponer lo que sigue:
«De acuerdo con su tarea fundamental de luchar contra la democracia burguesa y denunciar su falsedad e hipocresía, el partido comunista, intérprete consciente de la lucha del proletariado por derrocar el yugo de la burguesía, tampoco debe considerar fundamental, en lo que respecta al problema nacional, principios abstractos o formales, sino: primero, apreciar con exactitud histórica concreta y, ante todo, la situación económica; segundo, destacar los intereses de las clases oprimidas, los trabajadores, los explotados, distinguiéndolos con absoluta claridad del concepto general de intereses de toda la nación en conjunto, que significa los intereses de la clase dominante». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Esbozo inicial de las tesis sobre los problemas nacional y colonial; Para el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
Jamás hay que negar la diferenciación económica entre países dominantes y dominados económicamente, y por ende, también políticamente, pero es un error tercermundista elevar esa contradicción del mundo capitalista a contradicción de nuestra época como hacen los maoístas todavía hoy, cuando es la contradicción capital-trabajo, como saben todos los marxistas, la principal.
Tampoco se puede eludir el hecho de que:
«Es absurdo pretender que hace falta luchar únicamente contra los enemigos imperialistas del exterior, sin combatir ni golpear simultáneamente a los enemigos internos, aliados y colaboradores del imperialismo, a todos los factores que obstaculicen esta lucha. Hasta el presente jamás ha existido lucha de liberación ni se ha desarrollado alguna revolución nacional-democrática y antiimperialista que no se haya enfrentado a enemigos internos a reaccionarios y traidores a elementos vendidos y antinacionales. (…) Los hechos confirman que en la actualidad, también la revolución de liberación antiimperialista y democrática puede desarrollarse consecuentemente y ser llevada hasta el fin sólo si es dirigida por el proletariado, con su partido a la cabeza y en alianza con las amplias masas del campesinado y las otras fuerzas antiimperialistas y patrióticas». (Enver Hoxha; La teoría y la práctica de la revolución, 7 de julio de 1977)
Se ha comprobado que las expresiones políticas nacionalistas como el «panafricanismo», el «socialismo árabe», los «no alineados», el «tercermundismo», así como sus respectivos gobiernos no solo eran reaccionarios en muchos campos, sino que estaban ligados de mil formas con el imperialismo y el socialimperialismo, ante el cual claudicaban:
«La burguesía, que es quien detenta el poder en estos países, protege precisamente esa sociedad capitalista que el proletariado, en alianza con las capas pobres del campo y de la ciudad, busca derrotar. Constituye esa clase alta que, en aras de sus mezquinos intereses, está dispuesta, en cualquier momento y ante cualquier contingencia, a entregar al capitalismo extranjero las riquezas del país, del suelo y del subsuelo, a endeudar la libertad, la independencia y la soberanía de la patria. Esta clase, allí donde está en el poder, se opone a la lucha y a las aspiraciones del proletariado y de sus aliados, las clases y las capas oprimidas. Muchos de los Estados, que la dirección china engloba en el «tercer mundo», no están en contra del imperialismo norteamericano y del socialimperialismo soviético. Calificar estos Estados de «fuerza motriz principal de la revolución y de la lucha contra el imperialismo», como predica Mao Zedong, es un error tan grande como el Himalaya. (...) La mayoría de los Estados, que supuestamente forman el «tercer mundo» o el «mundo no alineado», dependen del capital financiero extranjero, que es tan fuerte, tan vasto, que ejerce un peso decisivo en toda la vida de los mismos. Estos Estados no gozan de una independencia plena, por el contrario, dependen de ese gran capital financiero que es quien hace una política y difunde una ideología que justifica la explotación de los pueblos». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Por ello corresponde a los marxista-leninistas, y solamente a ellos, llevar a término una revolución social que ponga fin entre otras cosas a la cuestión antiimperialista y tome verdaderamente una soberanía nacional y popular.
Esta declaración de la ATA de 1978 como estamos viendo, contradecía abiertamente lo que el propio Hoxha decía en varias ocasiones:
«Estamos en contra de los teóricos revisionistas que predican que ahora, toda lucha revolucionaria debe ser reducida a la lucha por la independencia nacional, por conquistarla y defenderla frente a la agresión de las potencias imperialistas, negando la lucha por la liberación social. Parecen ignorar que la victoria de esta última asegura al mismo tiempo la libertad, la independencia y la soberanía nacional de forma plena y completa. Estos abogados del régimen explotador «olvidan» que la lucha de clases entre el proletariado y sus aliados, por un lado, y la burguesía del país y sus aliados del exterior, por el otro, prosigue siempre de forma encarnizada y que un día conducirá a ese momento preciso, a esa «situación revolucionaria», como dice Lenin, en la que revolución estalla. Las condiciones cada vez más favorables que se crean en el mundo para el amplio desarrollo de las revoluciones antiimperialistas y democráticas y para que estén dirigidas por el proletariado, deben ser aprovechadas para pasar de la lucha por la independencia nacional a una fase más avanzada, a la lucha por el socialismo. Lenin nos enseña que la revolución debe ser llevada hasta el final, liquidando a la burguesía y su poder, y recalcó con especial insistencia que sólo sobre esta base se puede hablar de libertad, independencia y soberanía verdaderas.
Según nuestro concepto marxista-leninista; en una sociedad con clases antagónicas, que está dominada por la clase feudal o la burguesía, el pueblo no puede gozar de libertad y soberanía. La libertad, la independencia y la soberanía tienen un contenido político-social concreto. La libertad y la soberanía verdaderas y plenas son aseguradas en las condiciones de la dictadura del proletariado. Mientras que en aquellos lugares donde el Estado se encuentra en manos de las clases explotadoras, las relaciones económicas y políticas desiguales entre los explotadores y los explotados y entre los países, llevan a la pérdida o a la restricción de la libertad y de la soberanía del pueblo. Por consiguiente, no puede hablarse de una verdadera libertad y soberanía nacional, y mucho menos de soberanía del pueblo, en los países que se encuadran en el «mundo no alineado» o en el «tercer mundo». Sólo sobre la base de un análisis científico cimentado en la teoría marxista-leninista se puede definir correctamente qué pueblo es verdaderamente libre y cuál está subyugado, qué Estado es independiente y soberano y cuál es dependiente y oprimido. La teoría marxista-leninista explica claramente quiénes son los opresores y explotadores de los pueblos y qué camino deben seguir éstos para ser libres, independientes y soberanos». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Otra clásica desviación que el PTA recuperó lamentablemente fue aquella de poner como paradigma de progresismo a ciertos personajes históricos sin evaluarlos en su justa medida:
«El pueblo albanés siente una admiración y respeto particulares hacia Mustafá Kemal Ataturk, destacada personalidad y hombre de Estado, que, con gran coraje e inspirado en la opinión democrática progresista, liberó a Turquía y a su valiente pueblo del complejo del imperio de los sultanes de subyugar a los demás pueblos, consolidó la unidad y la verdadera independencia de la nación turca, introdujo a Turquía en el camino de la democracia y del progreso. El pueblo albanés ha conocido los sentimientos de simpatía hacia Albania de Kemal Ataturk, quien se opuso al rey Zog, tirano del pueblo albanés». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Incluso en un discurso de 1982 las alabanzas se amplían a otros campos:
«Que tomen ejemplo de Kemal Ataturk quien cortó con la espada el nudo gordiano del imperio otomano, todos esos pseudodemocráticos y pseudosocialistas que oprimen a los pueblos». (Enver Hoxha; Trabajo y vigilancia para fortalecer cada vez más el poder popular; Discurso ante los electores, 1982)
¿Qué podemos concluir de estas desviaciones hacia la derecha en materia internacional? Que un país socialista no se puede permitir nunca tales tendencias liberales que estamos atestiguando, porque causa desmoralización en el proletariado mundial. El proletariado de estos países abandonará el apoyo a ese régimen, y cuando el cerco imperialista aumente su presión sobre el país socialista, los llamados a la solidaridad y movilización del resto del proletariado del mundo serán mucho menor a causa de no haber cumplido previamente con sus deberes internacionalistas. Como veremos a continuación, la permisión de este tipo de licencias liberales hizo que luego, al establecer relaciones diplomáticas y comerciales con regímenes donde ya se pasaría a eludir la crítica a sus gobiernos y las luchas de los marxista-leninistas, y tiempo después incluso a embellecer el carácter de los gobiernos reaccionarios.
Indicios de un abandono del internacionalismo proletario
También hay una cuestión importante en la carta del PCE (m-l) de 1985 enviada al PTA. Allí se alude al hecho de que el PCE (m-l) apoyó al PTA en la crítica que éste último recibió del periódico estadounidense Worker’s Advocate, del Partido Comunista de EEUU (marxista-leninista). Este grupo estadounidense tenía grandes análisis con abundante información sobre el PTA que reflejaba en su diario y sus diversos suplementos. También tenía variados análisis sobre el movimiento obrero en España, Portugal, Brasil, Canadá, etc. que hoy pueden servir para seguir la pista en la degeneración de estas organizaciones. Su labor es altamente admirable teniendo en cuenta como otros partidos de cruzaron de brazos y se dedicaron a dedicar palabras bien sonantes al resto de partidos.
Su principal defecto era que pese a presentar mucha información de enorme valor, en muchas ocasiones no se procesaba correctamente. De hecho dicho grupo no puede ser un referente para un marxista-leninista lúcido. Fue famoso por sus evaluaciones «thälmannianas», donde juzgaban la política del frente popular de «táctica oportunista», tachaban a Dimitrov de «derechista revisionista» y de ser el principal responsable junto con Stalin de la degeneración de los partidos comunistas. Para ellos la política del PCE durante la Guerra Civil Española supuso un completo error de principio a fin, tesis similares a los maoístas «reconstitucionalistas» de hoy, o a las tesis de Wolfgang Eggers. Estas son cuestiones que hemos refutado en distintos documentos contra este tipo mentiras y mitos: «Las invenciones del thälmanniano Wolfgang Eggers sobre el VIIº Congreso de la Komintern» de 2015.
En el IVº Congreso del PC m-l de EE.UU. de 1984 decidieron «retirar la denominación de Stalin como clásico del marxismo-leninismo». No seremos nosotros quienes neguemos que los dirigentes soviéticos emitieron declaraciones vergonzantes en materia de política exterior, tanto antes como después de la Segunda Guerra Mundial. Un gran documento de investigación que alberga mucha información –aunque no es completo ni todas las críticas son correctas– fue el artículo de Worker’s Advocate: «Endefensa del marxismo-leninismo» de 1984. Pero aquí se olvidaba en contrapartida el papel internacionalista que la URSS de Stalin desempeñó no solo en la ayuda financiera, ideológica y militar para que los partidos comunistas llegasen al poder, sino también toda la ayuda material e ideológica para que esos países construyesen el socialismo con mayor facilidad. Este artículo y sus conclusiones suponía ignorar unilateralmente que muchas de las luchas contra el revisionismo que iban saliendo al paso en el campo político, económico y cultural en la URSS o fuera de ella, fueron lideradas precisamente por personas como Stalin o Zhdánov. El análisis era por tanto, incompleto, y daba a entender, como si la URSS de aquel entonces hubiera perdido absolutamente su espíritu internacionalista, cosa que no puede concebirse seriamente. En conclusión, ni fue un período en que «todo estaba preparado para el jruschovismo», ni fue tampoco como creen algunos una «época llena de triunfos» donde todo funcionaba a la perfección. A principios de la década de 90, apoyándose en los análisis de pseudocomunistas suecos –y estos a su vez en autores trotskistas como Tony Cliff–, proclamaban que la URSS de los años 30 ya se podía considerar un «socialismo degenerado». No por casualidad en ocasiones coincidían con los mitos maoístas como el de que «Stalin no se preocupó de ligar la política con la economía», o que «en la URSS no hubo una preocupación sobre el tema cultural y la educación del pueblo». Algo que todavía se mantiene en el imaginario mental de los revisionistas, y que se refuta consultando las principales obras de los soviéticos de aquellos años. En los últimos análisis de Worker’s Advodate antes de su disolución en 1993, observamos una condescendencia ideológica hacia el castrismo que tanto habían criticado, incluso hacia grupos maoístas como Sendero Luminoso. Lo que demuestra hasta qué punto este grupo acabó en la más absoluta confusión ideológica.
Debido a lo cual es innegable que igual que muchas de las evaluaciones de Worker’s Advocate estaban muy bien documentadas y eran muy certeras en sus conclusiones, en otras muchas ocasiones eran exageradas, absurdas y pseudohistóricas.
El PCE (m-l) permaneció desde 1984-1991 ajeno a este tipo de debates, ya que no tenía documentación ni la buscó. Véase el capítulo: «La falta de investigaciones históricas sobre el movimiento obrero nacional e internacional».
Pese a dichos graves errores del grupo estadounidense también se emitieron críticas que
podían haber sido sopesadas por los marxista-leninistas, algunas de suma
importancia como hemos señalado. Centrándonos en el caso de Albania, parece
ser que dicho grupo fue de las pocas organizaciones afines al PTA, que con
independencia y criticismo se atrevió a realizar una denuncia pública a las
posturas oportunistas del PTA en varios campos cuando este se empezó a alejar de sus
posiciones revolucionarias. En su documento «Nuestras diferencias con elPartido del Trabajo de Albania» de 1984, apoyándose del material albanés, que el lector puede consultar en ese enlace, se analizaban toda una serie de cuestiones de suma relevancia.
a) Se criticaba el creciente silencio del PTA hacia las luchas que
los partidos marxista-leninistas mantenían:
«Un ejemplo particular de la
pasividad albanesa actual es la posición del PTA sobre el movimiento
marxista-leninista internacional. Mientras que en los últimos años de la década
de 1970, el PTA defendió a los nuevos partidos marxista-leninistas y
aumentó su aliento a estos partidos, a principios de la década de 1980, la
prensa albanesa parece haber perdido el interés en el movimiento internacional
marxista-leninista». (The Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del Partido
Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
b) Apuntándose en cambio, los epítetos halagadores a sus gobiernos
tercermundistas reaccionarios en Irán, Argentina, Turquía:
«En Irán, el PTA al
principio dio un vigoroso apoyo a la revolución que derrocó al Shah y destacó
el papel del proletariado. Pero la revolución iraní encontró agudos obstáculos.
El régimen de Jomeini se consolidó y eventualmente se convirtió en un completo régimen
de carniceros contrarrevolucionarios. Mientras tanto, el PTA abandonó la
posición de la lucha revolucionaria de los trabajadores y comenzó una intensa campaña
a favor del régimen de Jomeini. Hasta el día de hoy, identifica la revolución
iraní con el régimen contrarrevolucionario de Jomeini. Se adapta a la realidad
política que existe actualmente en Irán en lugar de defender el interés de los
trabajadores iraníes.
Turquía es una de las
debilidades de larga data de la política albanesa. A principios de la década de
1980, el PTA ha hecho todo lo posible para abrazar a los dictadores militares
turcos. La Agencia Telegráfica Albanesa tiene más cobertura de Turquía que
cualquier otra área del mundo. Ignora por completo el sufrimiento del pueblo
turco y de los fraternales camaradas marxistas-leninistas turcos. Se ha
mantenido al margen de las campañas mundiales de protesta contra las
ejecuciones de personas progresistas y marxistas-leninistas por parte de los
carniceros turcos. Este es un ejemplo flagrante de adaptación a la situación
política existente a expensas de la revolución.
La guerra reaccionaria entre
los ladrones imperialistas británicos y los generales fascistas argentinos
sobre las Islas Malvinas [Falkland] en 1982 fue un ejemplo extremo de
reemplazar la revolución con la búsqueda de cierto apoyo nacionalista. Para el
PTA, la única pregunta que contó era saber quién era el propietario de las
Islas Malvinas. Ignoró por completo el punto de vista de la lucha del pueblo
argentino por la revolución. Ignoró sus propias palabras, en la obra de Enver
Hoxha «El imperialismo y la Revolución», acerca de
que la revolución está a la orden del día para la mayoría de los países de
América Latina, a pesar de que todo el mundo sabía que los generales argentinos
habían declarado la guerra para evitar un inminente levantamiento revolucionario».
(The Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del Partido Marxista-Leninista de
Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
Como dato, en el VIIIº Congreso del PTA de 1981 solo hay alabanzas sobre las buenas relaciones con los gobiernos reaccionarios de Irán, Turquía y Argentina, mientras que en el anterior congreso se destacaba por encima de todo, que:
«La lucha de las fuerzas progresistas y democráticas contra el fascismo y la reacción tienden también a crecer y expandirse. El derrocamiento de los regímenes dictatoriales de ciertos países, la lucha de los patriotas de Brazil y de Bolivia, de Tailandia y Malasia, la resistencia de los pueblos de Chile, de Argentina e Indonesia contra los regímenes fascistas, han asestado fuertes golpes a las fuerzas de la reacción y a los imperialisras que los apoyan». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
c) Criticó los halagos y el acercamiento hacia los imperialismos europeos menores:
Como dato, en el VIIIº Congreso del PTA de 1981 solo hay alabanzas sobre las buenas relaciones con los gobiernos reaccionarios de Irán, Turquía y Argentina, mientras que en el anterior congreso se destacaba por encima de todo, que:
«La lucha de las fuerzas progresistas y democráticas contra el fascismo y la reacción tienden también a crecer y expandirse. El derrocamiento de los regímenes dictatoriales de ciertos países, la lucha de los patriotas de Brazil y de Bolivia, de Tailandia y Malasia, la resistencia de los pueblos de Chile, de Argentina e Indonesia contra los regímenes fascistas, han asestado fuertes golpes a las fuerzas de la reacción y a los imperialisras que los apoyan». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
c) Criticó los halagos y el acercamiento hacia los imperialismos europeos menores:
«Durante la segunda mitad de
la década de los 70, el PTA también denunció las ideas de los «tres mundos» en
el llamado «segundo mundo», que eliminaba la lucha de clases en Europa y
presumía que la burguesía de Europa occidental era una luchadora contra las dos
superpotencias. El PTA señalaba y denunciaba el imperialismo de países europeos
como Francia, Alemania Occidental, etc. (...) Pero hoy en día también se
ve un espíritu nacionalista pequeño burgués en la actitud del PTA hacia Europa.
El PTA ha desprendido la cuestión de la lucha contra las superpotencias de la
lucha de clases interna en Europa. Esto ha traído consigo una reducción de la lucha
contra el imperialismo de las potencias capitalistas europeas. (...) No solo
guarda silencio sobre el imperialismo de los gobernantes de Europa occidental,
sino que incluso los elogia por ser una especie de fuerza contra el
imperialismo estadounidense. (...) Al mismo tiempo, el PTA ahora encuentra
ocasiones para elogiar a las potencias capitalistas «neutrales» de Europa, como
Suiza, Suecia y Austria, como modelos de independencia y democracia». (The
Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del Partido Marxista-Leninista de
Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
d) Se criticó la rehabilitación desde algunos artículos de la
Agencia Telegráfica Albanesa (ATA) ciertos regímenes revisionistas de larga
data como el de Rumanía:
«En las últimas décadas, el
régimen revisionista rumano, aunque sigue siendo miembro del bloque militar
soviético, el Pacto de Varsovia, se ha posicionado a menudo como un régimen con
una política exterior «independiente». El
liderazgo chino promovió esto en la década de los sesenta en adelante como un
pretexto para pintar el régimen rumano en colores «antirevisionistas». El PTA denunció esta idea y expuso que los
revisionistas rumanos eran en realidad un «castillo de naipes» del antirevisionismo en Europa.
Pero hoy el PTA ha comenzado
a elogiar a Rumania como un país con una política independiente y que está
progresando socialmente. Esto es tan absurdo ahora como lo era antes. La «independencia» de Rumanía significa simplemente que, si bien sigue
siendo miembro del Pacto de Varsovia, también lo rechaza y trata con los
imperialistas estadounidenses. Y en su país, este régimen se encuentra en una
situación económica extrema mientras mantiene un fuerte control sobre las «masas trabajadoras». (The Worker’s Advocate;
Volumen 14, Nº3; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de
marzo de 1984)
Aunque como veremos más adelante, rápidamente este artículo fue respondido con varios artículos contrapuestos. Pero ya indicaba tendencias muy preocupantes.
Aunque como veremos más adelante, rápidamente este artículo fue respondido con varios artículos contrapuestos. Pero ya indicaba tendencias muy preocupantes.
e) Se denunció que el PTA nunca llegase a criticar y desnudar el
revisionismo vietnamita como a otros revisionismos:
«La victoria en la lucha de
liberación nacional de Vietnam, aunque rompió las cadenas de dominación de los
Estados Unidos, reunificó al país y llevó a cabo reformas sociales que fueron
avances importantes sobre el antiguo régimen reaccionario, no provocó una
revolución socialista. Esto se debió a que los líderes vietnamitas no lucharon
contra el revisionismo y se han sumido en la órbita revisionista general
pro-soviética. Hoy en día, los líderes vietnamitas son parte de la corriente
revisionista pro-soviética general e incluso han vinculado su país con COMECON,
la organización económica internacional dominada por los socialimperialistas
soviéticos.
Sin embargo, el PTA pinta a
Vietnam con colores marxistas-leninistas y antirevisionistas. Mantiene
relaciones fraternales con el partido revisionista de Vietnam y los elogia por
no solo llevar a cabo la «construcción del socialismo en el camino
marxista-leninista», sino también por luchar contra el «revisionismo abierto y
encubierto». (The Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del Partido
Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
f) La forma de tratar la cuestión de Mehmet Shehu, su suicidio y
posterior condena como un agente de los imperialistas:
«Se debe enfatizar que
nuestra crítica del método que el PTA ha utilizado hasta ahora para anunciar la
condena de Mehmet Shehu no significa que defendamos a Mehmet Shehu. El PTA no
le ha dicho nada al mundo, y no tenemos bases para juzgar, por lo que no
podemos condenar a Mehmet Shehu ni defenderlo. Simplemente no sabemos si Mehmet
Shehu ha cometido algún crimen contra el partido albanés y la revolución. Y
debe tenerse en cuenta que incluso si Mehmet Shehu resulta ser culpable de
algunas de las acusaciones aparentemente inverosímiles, como 40 años de ser un
espía, según lo acusado, todavía puede ser culpable de delitos graves, como los
cometidos un período más corto de agotamiento al final de su vida.
(...) Claramente, la forma en que el PTA manejó este asunto puso a nuestro
partido y a todos los demás verdaderos amigos de los albaneses en una situación
difícil. Normalmente, hubiera sido natural aclamar la vida de Mehmet Shehu,
reimprimir extractos de sus obras, etc. ¿Pero ahora qué se iba a hacer? Por
supuesto, nuestro partido no podía repudiar a un líder revolucionario
importante solo porque las cosas parecían extrañas: eso sería un insulto tanto
para el pueblo albanés como para la memoria del revolucionario. Y más aún,
sería un insulto a nuestra integridad, ya que nuestro partido no es un mero
amplificador que capta sutiles insinuaciones y guiños y los pone a través del altavoz,
sino que tiene sus propios puntos de vista basados en hechos. (…) Hasta que se
proporcionen pruebas, muchas de estas acusaciones parecen bastante
inverosímiles. De hecho, en la medida en que nos limitamos simplemente a
considerar el método utilizado para anunciar este caso, tiene cierta semejanza
con los métodos chinos en el caso Lin Biao. Es responsabilidad del PTA aclarar
los asuntos en el futuro». (The Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del
Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
Por supuesto, en ese documento hay otras muchas críticas hacia el PTA que no son contrastables o que lo son y no se pueden demostrar. Por cuestiones de tiempo eludiremos discutirlas ya que muchas han sido tratadas en otros documentos. En cambio nos centraremos en ver como estas críticas que citamos son muy lícitas como para que fueran escuchadas y reflexionadas, teniendo en cuenta que eran en base a la documentación de los propios albaneses que citan íntegramente y correspondían a una praxis contrastable.
Efectivamente. Dichas luchas quedaron reflejadas en los documentos de los imperialistas:
¿Hubo luchas internas en el PTA ante este nuevo viraje?
Efectivamente. Dichas luchas quedaron reflejadas en los documentos de los imperialistas:
«Ramiz Alia y sus seguidores parecen estar seguros del favor de Hoxha como para publicitar más estas controvertidas variaciones en la política exterior, pero Alia enfrenta al menos una oposición latente a esta afirmación como sucesor y al desarrollo de su estrategia económica. Juzgando por los artículos en la prensa albanesa, un número de oponentes anónimos están luchando contra la retaguardia basando sus acciones en las interpretaciones más xenófobas y stalinistas del dogma de Enver Hoxha. Artículos recientes en los periódicos albaneses han argumentado, por ejemplo, que cualquier comercio extranjero abre una concesión inaceptable hacia el capitalismo y llevará a las empresas líderes que participan activamente en las exportaciones al único fin de perseguir los beneficios, minando así el sistema e, implícitamente, el poder de la estructura misma. (…) Alia y sus opositores en el liderazgo pueden coexistir por ahora en una atmósfera de cambio gradual. Como el lento proceso del fin del aislacionismo continúe, sin embargo, un mayor número serio de choques fraccionales serán inevitables; podría haber fricciones sobre temas variados». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Un marxista-leninista sabrá interpretar bien este tipo de textos y su significado. Por si acaso, aclaremos al lector unos conceptos.
En primer lugar, los marxista-leninistas son patriotas pero internacionalistas, lo que hace que la xenofobia sea para ellos despreciable, de hecho, fue condenado por Hoxha en varias ocasiones:
«Permitir a los estudiantes, como se está haciendo en China, manifestar una xenofobia horrorosa, es un gran error, que no tiene nada en común con el internacionalismo proletario, y es no saber trazar la línea de demarcación entre los pueblos del mundo por un lado, y el imperialismo y el capitalismo mundial, por el otro, entre lo que es progresista y lo que es reaccionario. (...) La cultura y la ciencia progresistas revisten una importancia universal y nosotros, en tanto que comunistas, apoyándonos en nuestra ciencia marxista-leninista, que es universal, no echamos abajo la cultura y la ciencia progresistas mundiales de los diversos países y pueblos». (Enver Hoxha; Sobre el culto a Mao; Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)
En segundo lugar, en ningún momento los marxista-leninistas han afirmado que el comercio exterior supone una concesión inaceptable hacia el capitalismo y que conduzca a que el sistema socialista aplique una rentabilidad capitalista:
«Presentar la economía socialista como algo absolutamente cerrado y absolutamente independiente de las economías nacionales que la rodean, significa afirmar una estupidez. ¿Puede afirmarse que la economía socialista no exportará ni importará nada en absoluto, que no adquirirá aquellos productos de que el país carezca ni venderá, con este motivo, productos suyos? No, no se puede afirmar. ¿Y qué son la exportación y la importación? Son la expresión de la dependencia de unos países respecto de otros. Son la expresión de la dependencia económica recíproca. (...) ¿Significa esto que, si no hay países independientes en absoluto, sea imposible la independencia de las distintas economías nacionales? No, no significa eso. Nuestro país depende de los otros países de la misma manera que los otros países dependen de nuestra economía nacional, pero eso no significa todavía que nuestro país haya perdido o vaya a perder por ello su independencia, que no pueda salvaguardar su independencia, que deba convertirse en un tornillo de la economía capitalista internacional. (...) ¿Qué significa la fusión de nuestra economía nacional con la economía capitalista mundial? Significa su conversión en apéndice del capitalismo mundial. Ahora bien, ¿acaso nuestro país es un apéndice del capitalismo mundial? (...) Si fuera así, no tendríamos posibilidad alguna de salvaguardar nuestra industria socialista, nuestro monopolio del comercio exterior, nuestro transporte nacionalizado, nuestro crédito nacionalizado, nuestra dirección planificada de la economía. Si fuera así, estaríamos ya en el camino de la degeneración de nuestra industria socialista en una industria capitalista ordinaria». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Una vez más sobre la desviación socialdemócrata en nuestro partido; Informe ante el VIIº Pleno ampliado del CE de IC, 1926)
Ahora, una vez sabido esto, uno puede observar que si en un país el comercio es la fuente de ingresos nacionales, significa que efectivamente no se busca el aumento del nivel de vida de la población, la creación de nuevas fuerzas productivas o el perfeccionamiento de las relaciones de producción, sino que el sistema económico se ha volcado hacia la fabricación de materias primas o un entramado industrial determinado que permita a través del comercio externo crear un plusvalor y, bajo tales lineamientos capitalistas, solo puede derivar, tarde o temprano, o bien una dependencia en el baile de precios internacional que arruine la economía, o una explotación feroz de terceros países:
«En 1950 el volumen del comercio exterior total de la Unión Soviética representó el 0,4% del presupuesto del Estado soviético de ese año. Basta con decir que su papel en la creación de la riqueza nacional de la Unión Soviética era entonces nulo. (...) ¡En primer lugar, estas cifras muestran que durante el periodo 1950-1990, el volumen del comercio exterior soviético se incrementó un 68%! ¡El ingreso nacional había aumentado muchos menos rápido, basta señalar que durante el periodo 1965-1980 apenas aumentó un 2%!. (...) Mientras que en el curso del período socialista, el comercio exterior se había desarrollado paralelamente y en proporciones inferiores o próximas de las de la renta nacional, se desarrolló a ritmos muy superiores desde la segunda mitad de los años 1950 y de manera todavía más rápida a partir de 1973, a ejemplo de todos sus competidores imperialistas». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
En tercer lugar, esa esperada lucha fraccional nunca se llegó a dar, porque Ramiz Alia siempre trató de presentarse como el más fiel sucesor de la obra de Enver Hoxha. Bajo tal pretexto justificaría sus primeras medidas, y cuando para muchos se hiciese evidente que esta línea poco tenía que ver con la anterior, sus detractores no estaban en posición de disputarle el liderazgo, otros directamente nunca se atreverían a hacerlo ni siquiera cuando la posición de Alia era comprometida como observaremos con los eventos de 1990.
¿Pero quién era Ramiz Alia?:
«Ramiz Alia participó en la guerra de liberación nacional como jefe de la Organización de la Juventud Comunista. Un miembro de la dirección, que de a poco ascendió en el Partido y después de 1960 se convirtió en el Secretario de Propaganda del Partido del Trabajo. En 1970, cuando un grupo comenzó a promover la liberalización de la vida en Albania, Ramiz Alia fue la influencia guía dentro de este grupo, pero durante este proceso mantuvo una indiferencia externa hacia el grupo y se asoció con la sección revolucionaria del Comité Central. De este modo, maniobró a fin de mantenerse en una buena posición, pero de hecho, a partir de entonces, siempre hubo un signo de interrogación que pendía sobre él.
En 1982 el camarada Enver Hoxha presentó a Ramiz Alia a la celebración del aniversario de la «Conferencia de Peza» como un confiable camarada. A partir de este momento Ramiz Alia emprendió una campaña en todo el país para examinar el desarrollo de la economía e investigar el estado de las relaciones entre el Partido y las masas. Ramiz Alia se presentó en este proceso como un amigo de Enver Hoxha y se volvió ansioso a partir de este tiempo por establecer su autoridad puesto que no tenía una gran posición en el Partido, a diferencia de, por ejemplo, Hysni Kapo que había muerto algunos años antes de cáncer de páncreas». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Efectivamente, en el IVº Pleno del Comité Central de 1973 se criticaron las actitudes liberales en varios campos, la crítica tocó de lleno a Ramiz Alia como Secretario de Ideología y Cultura, y responsable de muchos de los acusados, además de mantener una estrecha amistad con algunos de ellos. En las sucesivas sesiones de este pleno a diferencia de otros acusados como Fadil Paçrami y Todi Lubonja, Alia practicó una rápida colaboración y autocrítica sobre las acusaciones que pendían sobre él, lo que le salvó de las sospechas de que sus desviaciones no fueran algo puntual, perdurable y consciente. En cambio otros cuadros del partido que habían acusados de cometer grandes errores o mostrar una falta de vigilancia al enfrentar esta actividad perniciosa, debido a sus reacciones convencieron al partido de que sus fallas no eran accidentales y se siguieron siendo investigados más a fondo, aparten están este tipo de informes que corroboraban una actividad hostil. Esto puede ser visto en bastantes artículos albaneses que tocan el tema al respecto.
Algo similar es relatado también en libros como el de Elez Biberaj:
«La vieja guardia tuvo sospechas de Alia, quien tenía vínculos con los altos funcionarios purgados en 1973 bajo cargos de liberalización cultural. El ala más liberal del partido tenía esperanzas en Alia». (Elez Biberaj: Albania en transición: El camino rocoso hacia la democracia de 1998)
Qazim Malaj, el guardaespaldas de Enver Hoxha durante décadas hizo unos comentarios muy interesantes:
«¿Quiénes eran las personas más cercanas a Enver durante el tiempo que serviste en su casa?
Hysni Kapo y Gogo Nushi. Hysni entraba a ver a Enver día y noche sin preguntarle a nadie. Solo él tenía ese derecho. Enver quería mucho a Hysni. Cuando Hysni murió, Enver salió al balcón y lloró como un niño.
¿Qué pasaría si Ramiz Alia tratase de ir a ver Enver en ese momento?
No, no podía ir a ver a Enver Hoxha cuando quisiera. Lo haría tarde cuando se hizo más fuerte.
¿Recuerdas alguna reunión de Enver con Ramiz?
Recuerdo el momento en que Todi Lubonja y Fadil Paçrami fueron golpeados. Ramiz Alia también fue criticado en la reunión, en la que Enver le dijo que había sido responsable. Esa noche llegó Ramiz y se encontró con Nexhmija. Se arrodilló en el suelo frente a ella, llorando y diciendo: «Por favor, dile a Enver que me devuelva la mano». Después de eso, Nexhmija fue a persuadir a Enver y él después perdonó a Ramiz». (Dashnor Kaloçi; Evidencias del guardaespaldas de Enver, 2020)
Las razones para esto, según Fatos Tarifa, son debido a que:
«Ramiz Alia siempre ha sido una figura oportunista, el cual siempre ha querido salvarse. Probablemente nunca se supo cuáles eran sus puntos de vista reales». (Top Channel; Ramiz Alia escapó en el XIº Festival, Enver Hoxha sentenció a Todi Lubonja, 11 de noviembre de 2019)
Tras el XIº Festival de música albanesa de 1972, muchas de las críticas del liderazgo político albanés a la estética o el estilo de la música de los artistas eran claramente exageraciones, incluso se puede decir que muestra de un conservadurismo, el cual en nada beneficiaba la imagen del socialismo albanés de cara al exterior/extranjero. Esto lo veremos más aparte en el apartado cultural.
Alia intentó años después justificar ciertas críticas exageradas queriendo dar a entender que todo, absolutamente todo, fue correcto:
«Si tomamos el campo de la cultura, criticamos a Fadil Paçrami y Todi Lubonja no porque permitieran que se cantara una canción extranjera o artistas vestidos con ropa diferente, sino porque estaban en contra del espíritu nacional en nuestro arte, dejaron la suela nacional, negaron todo lo nacional en historia, literatura, música y artes, por lo que estaban a favor del cosmopolitismo. Esta es la esencia de las críticas dirigidas a ellos por el IVº Pleno del Comité Central del Partido de 1973». (Ramiz Alia; Informe, 10 de octubre de 1990)
El problema radica es que el PTA sí centró parte de su crítica en los peinados, ropa y estilo musical, pero bajo argumentos que carecían de sentido en muchas ocasiones, y es evidente que los «pelos largos», los «pantalones vaqueros de campana» y el «uso de estridentes saxofones» no ponen en peligro la conciencia socialista ni son propiamente expresiones de la «decadencia capitalista», como durante muchos años mantenían los albaneses expertos en arte.
Como sabemos hay una conexión dialéctica entre contenido y forma:
«Un cambio en un objeto o fenómeno siempre comienza con un cambio, el desarrollo del contenido. A medida que cambia el contenido, también lo hace la forma. En consecuencia, en la interacción contradictoria entre el contenido y la forma, el papel principal permanece en el contenido, y no en la forma. (...) La forma puede quedarse atrás del contenido y retrasar su desarrollo. En tales casos: cuando la forma ya no corresponde al contenido, se convierte en un freno en su desarrollo. Esta discrepancia entre la forma y el contenido debe conducir inevitablemente al conflicto y la creación de una nueva forma que corresponda al nuevo contenido. (...) Al observar la primacía del contenido sobre la forma, el materialismo dialéctico al mismo tiempo enfatiza el efecto inverso de la forma sobre el contenido. Una vez que ha surgido, una forma puede adquirir y, por regla general, adquiere una independencia relativa en su desarrollo, lo que a su vez le permite influir en el desarrollo del contenido. Dado que la forma es activa e influye en el desarrollo del contenido, entonces, para los marxistas-leninistas, la cuestión de las diversas formas y la naturaleza de su desarrollo es muy significativa. (...) En su obra, «La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo» de 1920, Lenin dio un vivo ejemplo de cómo abordar dialécticamente la cuestión de las formas de lucha de la clase obrera. Lenin señaló que los líderes de la II Internacional: Kautsky, Otto Bauer y otros, siendo metafísicos, se basaron en reconocer solo las viejas formas del movimiento obrero y no se dieron cuenta de que las viejas formas estaban llenas de un contenido antiproletario y reaccionario. Por otro lado, los doctrinarios de «izquierda» se basaban en la negación incondicional de las formas antiguas, sin ver que el contenido nuevo se abre paso a través de toda clase de formas». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Sobre el materialismo dialéctico, 1953)
En conclusión, si se critica el contenido debe de ser con argumentos razonables, lo mismo cabe decir para la forma, teniendo en cuenta además que los cánones culturales, el ropaje o los instrumentos de un país no son análogos a otros, ni tienen los mismos motivos en el génesis de su formación. Lo que en un país puede ser un gesto revolucionario y rebelde, en otro es signo de la aristocracia o de una juventud narcotizada.
La cuestión concreta a fustigar aquí no era tanto el estilo y forma de los poemas o las canciones de los artistas, que podía ser compatibles perfectamente con el socialismo, sino el contenido, las ideas que promocionaban muchos de estos artistas y sus mecenas:
«El movimiento liberal liderado por el sector de la ideología con Ramiz al timón puede verse como un movimiento para abrazar lo contemporáneo, pero esto se hizo en violación de otras formas de arte más tradicionales. En la prensa, pero también en RTV, había muchas personas ignorantes que ondeaban las banderas de la modernidad, sin aprender aún el ABC de la literatura y las artes. Fue esto lo que creó las mayores tensiones entre los creadores. El movimiento moderno contra los «conservadores» no siempre estuvo en manos de los mejores y más talentosos. (...) Se alentaron las ideas de que carecíamos de tradición no solo en literatura, dramaturgia o arquitectura, sino también en pintura y música. Hoy, si comparas las obras de Onufri, los hermanos Zografi, Mios, Idromenos, etc., se destacan mucho más que las obras creadas en la época del liberalismo por Edi Hila, Edison Gjergo, Vilson Kilica u otros pintores modernos. (...) El lado negativo de la actividad de Todi Lubonja en Korça fue la búsqueda de una política política personal en el sector cultural. (...) Lubonja, como otros en Tirana o en los distritos, tendía a favorecer a quienes le parecían talentosos. Típica fue la «ascensión» de un pintor mediocre, el fallecido Andrea Themeli, que no tenía estudios completos ni sus colegas lo consideraban un hombre con talento. Sus gráficos, que fueron del agrado de la pareja de Lubonja, se presentaron como la forma más alta de pintura en Korça. Era el momento en que se quería estudiar en el extranjero, Vangjush Tushi o Rafail Dembo, –que siguen siendo los mejores pintores de Korça después de Mios–, se sentían no solo viejos sino también como si pertenecieran a un arte anacrónico. (...) En música, se intentó golpear a Kristo Konon, pero había pocos jóvenes talentosos en el campo. La «mascota» era Ricardo Jorganxhiu, sin ningún talento o intelecto y toda la creatividad moderna se limitaba a una danza albanesa moderna Alba, creada por la coreógrafa de Tirana Agron Aliaj y experimentada con jóvenes en Korça. (...) En mi opinión, la forma misma de organizar la creatividad a través de una asociación de escritores y artistas que era única y convincente, trajo una gran cantidad de conflictos y rivalidades entre los creadores. Debido a la naturaleza del ego creativo, tales fricciones han existido en todo momento y en todos los sistemas, pero las más agudas se hicieron en un sistema «socializado». (Shqiptarja.com; Naum Mara: Paçrami y Todi Lubonja no eran disidentes, 2014)
Tras visitar Korça, Behar Shtylla recopiló un informe que recogía las impresiones y quejas de muchos artistas:
«Todi Lubonja ha predicado, en términos de arte de la literatura, puntos de vista completamente extraños para nuestro partido y contrariamente a su línea. El escritor Hamza Kociu dijo que en una conferencia Todd lanzó su tesis: luchar por un verdadero arte. En otro caso, cuando Hamza Kociu tras comentar a Todi sus comentarios sobre [un drama], este Todi le dijo: el artista y el matemático sirven tanto a la burguesía como a la revolución, y dio como ejemplo a Tolstoi y Balzac, lo que significa que el artista se encuentra por encima en las clases. Según el pintor Vangjush Tushi, en un caso Todi, lanzó una tesis de que el arte es intuición. Vangjush Tushi estaba muy sorprendido y preocupado de saber que esta tesis era del filósofo italiano burgués Benedeto Croche. Todi amenazó y tomó represalias contra quienes se opusieron. (...) El liberalismo en el campo ideo-artístico ha llevado al liberalismo organizacional, alimentó el individualismo y allanó el camino para las corrientes revisionistas burguesas extranjeras. En este sentido, se mencionó la influencia negativa ejercida por la literatura extranjera y kosovar, de los artículos críticos del escritor kosovar Rexhep Qosja, pero también de algunos escritos de nuestros poetas y críticos. Agim Isaku, un graduado de Bilisht, un poeta talentoso que se ha quedado atrás de las corrientes idealistas, en su autocrítica en la reunión dijo sinceramente que estaba influenciado por los poemas de Fatos Arap y Moikom Zeqo, así como los del poeta francés Jacques Prever. los poetas españoles Garsia Lorca y los poetas kosovares. El simbolismo y el hermetismo en la poesía fueron especialmente criticados en los poetas Agim Isaku, Petraq Kita, etc., un formalismo y desapego de la realidad que provocó escritos retrospectivos». (Behar Shtylla; Informe, 31 de mayo de 1973)
Ciertamente que muchos de los poetas albaneses tomaran el simbolismo o el surrealismo experimental de Garcia Lorca en vez de sus escritos de crítica social, indican claramente la desorientación que arrastraban.
Por eso, efectivamente, la actitud entre los dirigentes comunistas de clara indiferencia hacia tendencias sumamente nocivas como: separar el arte y la lucha de clases, el individualismo, el culto a la personalidad y el desprecio tanto al partido como a la creación política de las masas, eran preocupantes y debían ser sancionadas.
Pero esta no fue la única vez que Ramiz Alia se vio envuelto en acusaciones de liberalismo. En otra ocasión Enver Hoxha comentó:
«El camarada Ramiz, vino a mi oficina hace dos días, con algunas cartas en la mano. Me dijo: «Tengo un poema de Ismail Kadare, que me lo enviaron los amigos de la Liga de Escritores y Artistas, Dritëro Agolli. (...) Es un poema muy fuerte y bueno. Léelo». Esto es lo que Ramiz me contó sobre el poema de Ismail Kadare. (...) Después de terminar los primeros cuatro versos, que ha resumido en la parte primera del poema, le digo a Ramiz: «¿Cómo que es bueno este poema? ¡Esto es contrario a la línea del partido! Esto expresa lo contrario del análisis hecho por el Partido, de la gran realidad del asedio capitalista-revisionista y del peligro inminente de una agresión externa contra nuestro país». (...) A continuación, este poeta burgués ataca a toda la construcción del socialismo en nuestro país, todas las directivas del partido, toda la estructura y la superestructura política y llama a todo lo nuestro un gran farol destinado a cubrir la «decadencia y la burocracia». (…) Sentencia a Enver como «el único salvador». No hay personas, clases o partido para Ismail Kadare. Todos son pésimos, solo «Enver Hoxha permanece y sacude a los enemigos». Así es como Kadare tratar de enmascarar su trabajo hostil. (…) Debemos ayudar a los escritores y poetas con todas las personas de la cultura en resumidas cuentas, pero no olvidemos que aparte de las cosas buenas las malas hierbas pueden surgir entre ellos. (…) Ismail Kadare está lejos de esa situación, pero si se lo deja sin educación y sin corrección, puede deslizarse en este camino. Ismail Kadare ha hecho cosas buenas y debería continuar en este ciclo. Este poema puede ser un «accidente» pero por eso se debe dejar de corregir este accidente que debería ser ayudado en el camino del partido y no en el caminos oportunista y liberal. Señalamos sus cosas buenas y así lo hemos hecho, pero también señalamos las cosas no buenas para ser educadas y siempre vamos directos al grano. (...) Este poema es sucio, antipartido, reaccionario, e hicieron bien en detenerlo. Me permití decirle a Ramiz, que no era normal que pensara tan superficialmente y que no mirase al interior, a su filosofía, que se dejase atrapar por estas «figuras» y su falso orgullo hacia Enver Hoxha. Esto que le digo a Ramiz muestra una simpatía enferma de su parte por estas personas enfermas. ¡Cuidado con estas tendencias! Le insté a que hiciese un análisis en profundidad, ¿por qué miró este tema tan fácilmente y vino a mí «entusiasmado con este poema»? ¿Qué pasa si no digo todo esto y confío en su juicio? (...) Tú debes y tienes la fuerza para luchar puntos de vista liberales que aparecen de vez en cuando en usted». (Enver Hoxha; Diario, 20 de octubre de 1975)
Ramiz Alia sabía de sobra las debilidades de Kadare, puesto que no era la primera vez que se habían recibido quejas por sus tendencias liberales. En un informe secreto precisamente dirigido hacia Ramiz Alia, se le informaba que:
«La novela «Boda» merece su crédito, fue injustamente alabada y elevado por los cielos. (...) Un joven escritor en Laç dice: «El túnel» de Dhimitër Xhuvani no es peor que «Boda» de Ismail Kadare, puesto que esta es 100 veces más sucio que «El túnel». (...) Otro escritor dice: «Este trabajo puede ser cualquier cosa menos socialista»...(...) Incluso la novela «El general del ejército muerto», continúa otro, es completamente revisionista. Entre los escritores hay comentarios de que en las obras de Kadare como «El general del ejército muerto», «Monstruo» o «Boda», no tienen contenido comunista sólido, que con el pretexto del nuevo espíritu, él trae ideas revisionistas a la literatura, pero esto es apoyado como estupendo y nadie se atreve a criticarlo». (Kadri Hazbiu; Asunto: Sobre comentarios hostiles y lemas del elemento enemigo; Al Secretario del Comité Central del PTA, Ramiz Alia, 4 de abril de 1968)
Ramiz Alia después de pasar el mal trago tras los sucesos de 1973 y superar también la reprimenda de 1975, acabaría retomando poco a poco la confianza del partido en general. La cuestión aquí es por qué siguió manteniendo puestos de importancia con estos comportamientos de parsimonia y colaboración con los liberales.
Según cuentan varios testigos y expertos en las purgas albanesas, si algo caracterizó a Ramiz Alia, fue el mantener una táctica de complacer tanto a Enver Hoxha como a muchos otros dirigentes del partido con fingidas disculpas y autocríticas, incluso puede que Alia pensase de verdad que debía cambiar y mejorar, pero esto es indiferente para nosotros, viendo sus disposiciones futuras.
El médico Isuf Kalo diría:
«Enver siempre estuvo convencido de que Ramiz, incluso cuando se equivocaba, lo hacía sin malicia, pero no como traición. Esto se debe a que de alguna manera lo había criado como su hermano menor, manteniéndolo «bajo su ala» dentro del Comité Central, pero también porque tanto física como conductualmente, el temperamento y el carácter de Ramizi eran delicados. No tenía la masa conspirativa del traidor. Carecía de las cualidades esenciales necesarias para la traición: valentía, energía y determinación. Ningún traidor puede lograr sus objetivos sin ellos. (...) Enver había creído en su inquebrantable lealtad. Pero incluso los «infalibles» están equivocados. La vida ha demostrado que el engaño puede convertirse en una cápsula fuerte e impenetrable para ocultar sentimientos y rasgos desconocidos. Ramiz Alia testificó que la lealtad sincera y la «lealtad forzada» no eran lo mismo. (...) La inacción en la «cordialidad» fue una ventaja para su supervivencia política. Fue uno de los factores de ahorro que influyó en su longevidad inusual en la élite del liderazgo albanés, que en ese momento era un campo minado con la desconfianza. (...) Extremadamente cuidadoso en las frases, sin parpadear en el significado e igualmente vacilante en la acción. Su acción favorita fue la moderación, la «inacción», la espera, dejar la iniciativa y la responsabilidad a los demás». (Gazeztaexpress; La historia de Isuf Kalos sobre el XI° Festival ART y cómo Ramiz Alia escapó de la prisión, 28 de julio de 2019)
Algún lector dirá, ¿pero qué responsabilidad tuvo Enver Hoxha en todo este proceso de paulatina degeneración de la línea política del régimen? Esto es una duda justa.
Existen a nuestro parecer tres posibilidades, en orden de
posibilidad.
a) Hoxha y otros se alertaron del camino que estaba tomando el partido en ciertas cuestiones y tomó medidas.
Pese a las nuevas iniciativas comerciales y diplomáticas de Albania, la CIA no veía cambios significativos en el sistema interno ni externo. Tampoco descartaba que la profundización de la línea que parecía abanderar Alia en las iniciativas internacionales, fuese parada en seco por el propio Hoxha:
«Tirana diferencia entre tratos de comercio y compromisos políticos, y creemos que esta nueva apertura no tiene signos de ninguna relajación en el sistema stalinista albanés. (...) Alia ha apilado su prestigio sobre las nuevas iniciativa política extranjera. Su disponibilidad de embarcarse en ella indica que se siente seguro de que sus rivales son demasiado débiles para contrarrestar esta dramática política de apertura. El gran peligro, bajo nuestro punto de vista, radica en la posibilidad que Enver Hoxha, quien emulando a Stalin incluye una tendencia hacia la destrucción de aquellos cercanos a él, empiece a ver a Alia como una amenaza y lo elimine». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas aperturas en la política exterior, 27 de octubre de 1983)
Pese a las nuevas iniciativas comerciales y diplomáticas de Albania, la CIA no veía cambios significativos en el sistema interno ni externo. Tampoco descartaba que la profundización de la línea que parecía abanderar Alia en las iniciativas internacionales, fuese parada en seco por el propio Hoxha:
«Tirana diferencia entre tratos de comercio y compromisos políticos, y creemos que esta nueva apertura no tiene signos de ninguna relajación en el sistema stalinista albanés. (...) Alia ha apilado su prestigio sobre las nuevas iniciativa política extranjera. Su disponibilidad de embarcarse en ella indica que se siente seguro de que sus rivales son demasiado débiles para contrarrestar esta dramática política de apertura. El gran peligro, bajo nuestro punto de vista, radica en la posibilidad que Enver Hoxha, quien emulando a Stalin incluye una tendencia hacia la destrucción de aquellos cercanos a él, empiece a ver a Alia como una amenaza y lo elimine». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas aperturas en la política exterior, 27 de octubre de 1983)
En ese mismo año se puede detectar un intento de
reconciliación con el revisionismo como se vio en la publicación de la
Agencia Telegráfica Albanesa (ATA), donde se intentaba embellecer al régimen rumano como antiimperialista y en defensa de su soberanía nacional:
«La liberación del país [1945], creó condiciones favorables para el pueblo rumano, abrió ante ellos nuevas perspectivas para un desarrollo independiente del país, para las transformaciones políticas, económicas y sociales. Después de la liberación del país también, tuvieron que hacer frente a los planes y la actividad de los enemigos internos y externos, los complots que tramaron para despojar a los pueblos de su libertad. (...) Los anteriores regímenes antipopulares habían hecho de Rumanía un país donde prevalecía la opresión y la explotación de las masas trabajadoras, aunque el país era rico en materias primas y tierras fértiles. La economía del país dependía del capital extranjero, lo que aseguraba grandes ganancias. La liberación del país creó condiciones favorables para el pueblo rumano, para el desarrollo y la prosperidad del país. Se pusieron a trabajar de manera constructiva para liquidar las secuelas del pasado y desarrollar y fortalecer la economía y la cultura nacional». (Agencia Telegráfica de Albania, 21-23 de agosto de 1983)
Esto era una opinión oportunista totalmente contraria a la que siempre había mantenido el PTA sobre el régimen rumano.
El propio Hoxha reclamó en varias ocasiones a los chinos por ignorar el revisionismo de Dej y luego Ceaușescu:
«Mientras la resolución del Kominform estuvo en vigor y Stalin vivió, Dej se mostraba un furibundo antititoista. Pero cuando los traidores revisionistas con Jruschov a la cabeza usurparon el poder en sus propios países y cometieron todas las traiciones que ya conocemos, entre otras hacer la corte a Tito, Dej fue uno de los primeros que cambió de casaca, que cambió de color como el camaleón. Todo lo que antes había sostenido lo borró de un plumazo, se autocrítico públicamente y al final marchó a Brijuni para pedir públicamente perdón a Tito. Así, Dej recobró su verdadero molde, tal era en realidad, el de un oportunista con muchas banderas». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, Memorias; 1980)
«Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacional-chovinistas». (Enver Hoxha; Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles; Reflexiones sobre China, Tomo I, 4 de septiembre de 1964)
«En caso de que haya una brizna de antisovietismo en Ceaușescu, ello se debe a que es un aventurero de tipo jruschovista, titoista, etc., que ha ocupado una posición de proxeneta, e incluso es muy probable que a sabiendas de los soviéticos y con su ayuda, y el proxeneta vive sin ser importunado por ellos. Vive con el dinero de los Estados Unidos de América, de la República Federal Alemana y de todos aquellos que le pagan. El régimen de Ceaușescu es un régimen de corrupción, de bancarrota, de dictadura personal y familiar. ¡Qué vergüenza para los chinos la de calificar de marxista-leninista a tal partido y de considerar a un aventurero como Ceaușescu de «gran político»!». (Enver Hoxha; Rumanía y China siguen la misma línea; Reflexiones sobre China, Tomo II, 30 de septiembre de 1975)
Tras la publicación de la ATA de 1983 que distorsionaba la esencia del régimen rumano, ese mismo mes Hoxha pondría en duda el papel honesto de Ceaușescu en las conversaciones palestino-israelíes:
«La liberación del país [1945], creó condiciones favorables para el pueblo rumano, abrió ante ellos nuevas perspectivas para un desarrollo independiente del país, para las transformaciones políticas, económicas y sociales. Después de la liberación del país también, tuvieron que hacer frente a los planes y la actividad de los enemigos internos y externos, los complots que tramaron para despojar a los pueblos de su libertad. (...) Los anteriores regímenes antipopulares habían hecho de Rumanía un país donde prevalecía la opresión y la explotación de las masas trabajadoras, aunque el país era rico en materias primas y tierras fértiles. La economía del país dependía del capital extranjero, lo que aseguraba grandes ganancias. La liberación del país creó condiciones favorables para el pueblo rumano, para el desarrollo y la prosperidad del país. Se pusieron a trabajar de manera constructiva para liquidar las secuelas del pasado y desarrollar y fortalecer la economía y la cultura nacional». (Agencia Telegráfica de Albania, 21-23 de agosto de 1983)
Esto era una opinión oportunista totalmente contraria a la que siempre había mantenido el PTA sobre el régimen rumano.
El propio Hoxha reclamó en varias ocasiones a los chinos por ignorar el revisionismo de Dej y luego Ceaușescu:
«Mientras la resolución del Kominform estuvo en vigor y Stalin vivió, Dej se mostraba un furibundo antititoista. Pero cuando los traidores revisionistas con Jruschov a la cabeza usurparon el poder en sus propios países y cometieron todas las traiciones que ya conocemos, entre otras hacer la corte a Tito, Dej fue uno de los primeros que cambió de casaca, que cambió de color como el camaleón. Todo lo que antes había sostenido lo borró de un plumazo, se autocrítico públicamente y al final marchó a Brijuni para pedir públicamente perdón a Tito. Así, Dej recobró su verdadero molde, tal era en realidad, el de un oportunista con muchas banderas». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, Memorias; 1980)
«Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacional-chovinistas». (Enver Hoxha; Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles; Reflexiones sobre China, Tomo I, 4 de septiembre de 1964)
«En caso de que haya una brizna de antisovietismo en Ceaușescu, ello se debe a que es un aventurero de tipo jruschovista, titoista, etc., que ha ocupado una posición de proxeneta, e incluso es muy probable que a sabiendas de los soviéticos y con su ayuda, y el proxeneta vive sin ser importunado por ellos. Vive con el dinero de los Estados Unidos de América, de la República Federal Alemana y de todos aquellos que le pagan. El régimen de Ceaușescu es un régimen de corrupción, de bancarrota, de dictadura personal y familiar. ¡Qué vergüenza para los chinos la de calificar de marxista-leninista a tal partido y de considerar a un aventurero como Ceaușescu de «gran político»!». (Enver Hoxha; Rumanía y China siguen la misma línea; Reflexiones sobre China, Tomo II, 30 de septiembre de 1975)
Tras la publicación de la ATA de 1983 que distorsionaba la esencia del régimen rumano, ese mismo mes Hoxha pondría en duda el papel honesto de Ceaușescu en las conversaciones palestino-israelíes:
«Es desde hace tiempo conocido el papel de intermediario que ha asumido Ceaușescu en las relaciones no sólo entre China y los Estados Unidos de América, sino también entre otros países. El mismo papel ha jugado también, y en momentos muy difíciles, entre Israel y algunos gobiernos árabes. (…) Sin duda alguna, Ceaușescu ha asumido este papel y se esforzará por realizarlo pues, al igual que todas las mediaciones que ha efectuado hasta ahora, también ésta puede reportarle algún beneficio económico. Yo pienso, no obstante, que en estos momentos y circunstancias, la mayor ayuda que intenta prestar a Israel es rebajar en alguna medida la indignación de la opinión pública internacional ante la política criminal, antiárabe y antipalestina de Tel Aviv. No es la primera vez que Ceaușescu sale en defensa de Israel y mantiene frecuentes y cordiales conversaciones con los cabecillas de Tel Aviv. Después de Washington, la capital que los gobernantes israelíes visitan con mayor frecuencia es Bucarest. Viajan también allí los cabecillas de algunos países árabes. Lo que es de lamentar es que tanto Arafat como algún otro dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina depositen ilusiones en estos encuentros». (Enver Hoxha; Ceaușescu, los árabes e Israel; Reflexiones sobre Oriente Medio, 17 de agosto de 1983)
Asimismo si miramos los archivos de la CIA y de la prensa burguesa en general, hubo grandes especulaciones sobre si Albania, con el restablecimiento y ampliación de las relaciones comerciales con ciertos países como China, Alemania o Francia, se suavizaría la lucha ideológica como se hicieron eco algunos medios externos, pero fue algo que Enver y otros no consintieron durante 1983-1985, como demuestran las últimas publicaciones albanesas de aquel entonces. En los últimos artículos de Enver Hoxha se deja claro que no habrá una reconciliación ideológica con dichos países imperialistas y socialimperialistas. Véase «Reflexiones sobre Medio Oriente; Extractos del diario político (1959-1983)» de 1984 o «Las superpotencias; Extractos del diario político (1959-1984)» publicado póstumamente en 1986.
En octubre de 1983 se celebró una conferencia sobre el pensamiento teórico del PTA y de Hoxha. Era un claro homenaje al veterano dirigente sobre el cual pesaban rumores sobre su delicado estado de salud, algo que se veía alimentado por sus escasas apariciones públicas.
Soflokli Lazri, publicó un artículo: «La lucha del PTA y el camarada Enver Hoxha contra el revisionismo moderno». En él se analizaba el valor de la lucha antirrevisionista del PTA y las consecuencias para los países que siguieron el camino revisionista. En concreto se señalaba que los regímenes como Rumanía que habían adoptado el jruschovismo, no solo habían restaurado el capitalismo, sino que además sufrían una dependencia del socialimperialismo soviético y el capitalismo mundial:
«La traición jruschovista liquidó la dictadura del proletariado que había surgido de la Revolución de Octubre y que fue construida con tantos esfuerzos y sacrificios. Las nuevas reformas económicas destruyeron todas las estructuras socialistas anteriores. La ganancia se convirtió en el principal objetivo de la producción, y la explotación de la clase trabajadora fue su base. La economía soviética se integró en el sistema económico del capitalismo mundial. El gran chovinismo ruso, elevado a ideología dominante, destruyó el trabajo de Lenin y Stalin hasta sus cimientos, la política exterior de la política neocolonialista que se basa en la fuerza del capital y las armas. La situación de los antiguos países socialistas de Europa del Este que se sometieron a Jruschov o lo siguieron es verdaderamente miserable. Durante cierto tiempo se podría decir de ellos que tenían una soberanía limitada, pero ahora no disfrutan de ninguna soberanía en absoluto. En la actualidad, solo puede hablarse de un dominio soviético completo y completo en estos países». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
También Skorat Plaka en su artículo: «La política exterior del PTA y nuestro Estado socialista; una política independiente y de principios», recordaría los principios que debían regir las relaciones internacionales fuera de distorsiones oportunistas:
«En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas, nuestro partido cumple atentamente las ideas de Lenin y Stalin sobre la coexistencia pacífica entre ellos. Las ha defendido, adaptado, desarrollado y concretado aún más en una lucha irreconciliable contra los puntos de vista revisionistas. La política de coexistencia pacífica no abarca todo el contenido de la política exterior de un país socialista y no constituye su principio fundamental, como los revisionistas jruschovistas dan a entender, especulando con el eslogan de coexistencia pacífica para justificar su colaboración con las potencias imperialistas. (...) La política exterior de los países socialistas tiene en el internacionalismo proletario su principio fundamental e incluye, entre sus aspectos principales, la colaboración y la ayuda mutua entre los países socialistas, el apoyo a las luchas de liberación revolucionaria de otros países, la coexistencia pacífica con países de diferentes sistemas sociales, la lucha contra la política imperialista de guerra y agresión. El partido y el camarada Enver Hoxha aplastaron, en el plano ideológico, el concepto reaccionario de los revisionistas jruschovistas sobre la coexistencia pacífica y lo desenmascararon como un esfuerzo para poner a los países del antiguo campo socialista y el movimiento internacional comunista y obrero en el camino del oportunismo y la traición. El camarada Enver Hoxha ha dicho: «Los pueblos y revolucionarios están por la coexistencia pacífica proclamada por Lenin, que nunca puede extenderse a la esfera de la ideología, la lucha de clases, la revolución y las luchas de liberación». (Enver Hoxha; Discursos, 1969-1970) Nuestro partido y el estado socialista construyen sus relaciones con Estados de un sistema social diferente sobre la base de la convivencia pacífica, pero se atienen a la opinión de que esto no se puede lograr rogándole a los imperialistas, o haciendo concesiones de principios políticos e ideológicos. (...) Es mérito de nuestro partido y el camarada Enver Hoxha el exponer y derrotar la teoría de los tres mundos, de los revisionistas chinos, una teoría que exige la renuncia de la revolución, de la lucha contra los regímenes reaccionarios y la lucha de los pueblos oprimidos contra el imperialismo, y que aboga por la alianza del pueblo trabajador con su burguesía así como la alianza de los pueblos oprimidos con sus opresores. (...) Está en orden con nuestros principios que la explotación de las contradicciones entre los enemigos debe servir al soporte y fortalecimiento del movimiento de liberación y revolucionario y no a su debilitamiento y debilitamiento, que debe conducir al despertar activo de las fuerzas revolucionarias, especialmente contra los principales enemigos, y no a los compromisos traicioneros y sin principios con ellos». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
Por último, Jorgji Sota en su artículo: «La dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania», advertía que la presión del cerco imperialista-revisionista trataba en todo momento de inocular el liberalismo y la reconciliación ideológica con el enemigo, y que de lograrse, las consecuencias eran bien sabidas:
«El enemigo externo y la influencia del mundo imperialista-revisionista que nos rodea no debe infravalorarse tampoco. Este es el gran mérito del partido y del camarada Enver Hoxha los cuales han realizado un gran y persistente trabajo para lograr la correcta compresión del cerco imperialista-revisionista, considerándolo como real, hostil y creativo, el cual amenaza con ejercer una constante y multifacética presión contra nuestro país. En particular, el partido ha señalado la amenaza de la presión ideológica como un medio directo para la contrarrevolución pacífica. La esencia de esta agresión, como la define el camarada Enver Hoxha, es la incitación del liberalismo a lo largo de la línea del partido, que sería la máxima expresión de oportunismo político e ideológico que, a través de la renuncia de la lucha de clases y su reemplazamiento por la coexistencia pacífica y la ideología hostil, tiene como objetivo principal lograr la degeneración del partido, el Estado y de todo el orden socialista». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
Estas publicaciones no parecen casuales, sino un evidente contraataque al artículo liberal de la ATA sobre Rumanía de agosto de 1983. Esto no era la primera vez que pasaba, en 1976 por ejemplo se expulsó a varios periodistas de la ATA, entre ellos su director Fiqiri Vogli por algunas de las siguientes razones:
«Ha habido una sofocación de críticas en la organización. (...) Se ha tratado de imponer sus puntos de vista sobre la organización, lo que ha convertido en la causa de la ruptura de la unidad en la organización y en el colectivo. (...) Ha habido una falta de vigilancia con respecto al uso de la prensa extranjera. Al no trabajar lo suficiente hacia la educación política e ideológica del cuadro para aclararles las orientaciones del Partido y los criterios básicos para usar la literatura de agencias de prensa burguesas-revisionistas extranjeras para el diseño de nuestras noticias y para la contrapropaganda, y no han ejercido un control estricto y continuo sobre esto, por lo que se han producido copias de las noticias de las agencias revisionistas y la prensa revisionista soviética, como de la revista «Krasnaja Zvezda» y otros». (Información sobre la situación en la Agencia Telegráfica de Albania de Albania, 22 de enero de 1976)
La desviación que pretendía reconciliarse en 1983 con el revisionismo rumano fue neutralizada. Al menos hasta la muerte de Hoxha de 1985, porque después bajo mandato completo de Ramiz Alia empezaría hablar de forma similar a como lo había hecho liberalmente la ATA en 1976 y 1983, pero eso lo veremos más adelante.
Asimismo si miramos los archivos de la CIA y de la prensa burguesa en general, hubo grandes especulaciones sobre si Albania, con el restablecimiento y ampliación de las relaciones comerciales con ciertos países como China, Alemania o Francia, se suavizaría la lucha ideológica como se hicieron eco algunos medios externos, pero fue algo que Enver y otros no consintieron durante 1983-1985, como demuestran las últimas publicaciones albanesas de aquel entonces. En los últimos artículos de Enver Hoxha se deja claro que no habrá una reconciliación ideológica con dichos países imperialistas y socialimperialistas. Véase «Reflexiones sobre Medio Oriente; Extractos del diario político (1959-1983)» de 1984 o «Las superpotencias; Extractos del diario político (1959-1984)» publicado póstumamente en 1986.
Tengamos presente algo no anecdótico como es el hecho de que el tomo V de las Obras Escogidas de Enver Hoxha, que contiene alguna de sus obras más famosas entre 1976 y 1980, se eluden partes que luego serían muy comprometedoras para la propia política albanesa. Como hemos visto antes, muchas de estas obras fueron retocadas para eludir puntos que ahora podían romper la nueva política, como por ejemplo el acercamiento a la Alemania Occidental de Strauss.
Del mismo modo en el Tomo VI de Obras Escogidas de Enver Hoxha, que abarcan de 1980 a 1984, fueron recopiladas a su muerte por Ramiz Alía y afines, por lo que finalmente fueron publicadas en 1987. Aquí en cuanto al material contenido, se le puede considerar como el tomo más tibio en lo relativo a la lucha ideológica contra el revisionismo interno y externo, hablamos en términos tanto en cantidad como calidad, incluso parece que los discursos y artículos seleccionados fueron elegidos para evitar ciertos temas de importancia de aquel entonces como las crecientes desavenencias entre los partidos marxista-leninistas.
Las obras completas de Enver Hoxha en albanés cubren hasta 1979 lo que resulta sospechoso, y después de su muerte se negaron a seguir recopilando sus obras. Esto recuerda exactamente a lo sucedido con las últimas obras de Stalin, que a su muerte no se siguieron recopilando, aunque desde hace años han ido saliendo documentos oficiales y no oficiales, documentos que han significado de enorme importancia en lo relacionado a la lucha contra el revisionismo temprano de la URSS y otros revisionismos todavía no desenmascarados en aquel entonces como el maoísmo, pero también revelaron muchos de los errores de los propios dirigentes soviéticos. Si tenemos esto en cuenta esto, nos hace suponer que se ha perdido una gran cantidad de documentos que contenían el pensamiento político de Enver Hoxha, lo que aclararía muchas dudas.
Del mismo modo en el Tomo VI de Obras Escogidas de Enver Hoxha, que abarcan de 1980 a 1984, fueron recopiladas a su muerte por Ramiz Alía y afines, por lo que finalmente fueron publicadas en 1987. Aquí en cuanto al material contenido, se le puede considerar como el tomo más tibio en lo relativo a la lucha ideológica contra el revisionismo interno y externo, hablamos en términos tanto en cantidad como calidad, incluso parece que los discursos y artículos seleccionados fueron elegidos para evitar ciertos temas de importancia de aquel entonces como las crecientes desavenencias entre los partidos marxista-leninistas.
Las obras completas de Enver Hoxha en albanés cubren hasta 1979 lo que resulta sospechoso, y después de su muerte se negaron a seguir recopilando sus obras. Esto recuerda exactamente a lo sucedido con las últimas obras de Stalin, que a su muerte no se siguieron recopilando, aunque desde hace años han ido saliendo documentos oficiales y no oficiales, documentos que han significado de enorme importancia en lo relacionado a la lucha contra el revisionismo temprano de la URSS y otros revisionismos todavía no desenmascarados en aquel entonces como el maoísmo, pero también revelaron muchos de los errores de los propios dirigentes soviéticos. Si tenemos esto en cuenta esto, nos hace suponer que se ha perdido una gran cantidad de documentos que contenían el pensamiento político de Enver Hoxha, lo que aclararía muchas dudas.
La falta de documentación directa es una ardua tarea que normalmente el historiador comunista suele afrontar, sumado al hecho de encontrarse con que los pocos documentos existentes sobre los temas a estudiar están barnizados por un claro sesgo anticomunista, cuando no manipulados. Por lo que hay que tener una precisión de cirujano antes de emitir cualquier conclusión final si no hay documentación adecuada.
En octubre de 1983 se celebró una conferencia sobre el pensamiento teórico del PTA y de Hoxha. Era un claro homenaje al veterano dirigente sobre el cual pesaban rumores sobre su delicado estado de salud, algo que se veía alimentado por sus escasas apariciones públicas.
Soflokli Lazri, publicó un artículo: «La lucha del PTA y el camarada Enver Hoxha contra el revisionismo moderno». En él se analizaba el valor de la lucha antirrevisionista del PTA y las consecuencias para los países que siguieron el camino revisionista. En concreto se señalaba que los regímenes como Rumanía que habían adoptado el jruschovismo, no solo habían restaurado el capitalismo, sino que además sufrían una dependencia del socialimperialismo soviético y el capitalismo mundial:
«La traición jruschovista liquidó la dictadura del proletariado que había surgido de la Revolución de Octubre y que fue construida con tantos esfuerzos y sacrificios. Las nuevas reformas económicas destruyeron todas las estructuras socialistas anteriores. La ganancia se convirtió en el principal objetivo de la producción, y la explotación de la clase trabajadora fue su base. La economía soviética se integró en el sistema económico del capitalismo mundial. El gran chovinismo ruso, elevado a ideología dominante, destruyó el trabajo de Lenin y Stalin hasta sus cimientos, la política exterior de la política neocolonialista que se basa en la fuerza del capital y las armas. La situación de los antiguos países socialistas de Europa del Este que se sometieron a Jruschov o lo siguieron es verdaderamente miserable. Durante cierto tiempo se podría decir de ellos que tenían una soberanía limitada, pero ahora no disfrutan de ninguna soberanía en absoluto. En la actualidad, solo puede hablarse de un dominio soviético completo y completo en estos países». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
También Skorat Plaka en su artículo: «La política exterior del PTA y nuestro Estado socialista; una política independiente y de principios», recordaría los principios que debían regir las relaciones internacionales fuera de distorsiones oportunistas:
«En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas, nuestro partido cumple atentamente las ideas de Lenin y Stalin sobre la coexistencia pacífica entre ellos. Las ha defendido, adaptado, desarrollado y concretado aún más en una lucha irreconciliable contra los puntos de vista revisionistas. La política de coexistencia pacífica no abarca todo el contenido de la política exterior de un país socialista y no constituye su principio fundamental, como los revisionistas jruschovistas dan a entender, especulando con el eslogan de coexistencia pacífica para justificar su colaboración con las potencias imperialistas. (...) La política exterior de los países socialistas tiene en el internacionalismo proletario su principio fundamental e incluye, entre sus aspectos principales, la colaboración y la ayuda mutua entre los países socialistas, el apoyo a las luchas de liberación revolucionaria de otros países, la coexistencia pacífica con países de diferentes sistemas sociales, la lucha contra la política imperialista de guerra y agresión. El partido y el camarada Enver Hoxha aplastaron, en el plano ideológico, el concepto reaccionario de los revisionistas jruschovistas sobre la coexistencia pacífica y lo desenmascararon como un esfuerzo para poner a los países del antiguo campo socialista y el movimiento internacional comunista y obrero en el camino del oportunismo y la traición. El camarada Enver Hoxha ha dicho: «Los pueblos y revolucionarios están por la coexistencia pacífica proclamada por Lenin, que nunca puede extenderse a la esfera de la ideología, la lucha de clases, la revolución y las luchas de liberación». (Enver Hoxha; Discursos, 1969-1970) Nuestro partido y el estado socialista construyen sus relaciones con Estados de un sistema social diferente sobre la base de la convivencia pacífica, pero se atienen a la opinión de que esto no se puede lograr rogándole a los imperialistas, o haciendo concesiones de principios políticos e ideológicos. (...) Es mérito de nuestro partido y el camarada Enver Hoxha el exponer y derrotar la teoría de los tres mundos, de los revisionistas chinos, una teoría que exige la renuncia de la revolución, de la lucha contra los regímenes reaccionarios y la lucha de los pueblos oprimidos contra el imperialismo, y que aboga por la alianza del pueblo trabajador con su burguesía así como la alianza de los pueblos oprimidos con sus opresores. (...) Está en orden con nuestros principios que la explotación de las contradicciones entre los enemigos debe servir al soporte y fortalecimiento del movimiento de liberación y revolucionario y no a su debilitamiento y debilitamiento, que debe conducir al despertar activo de las fuerzas revolucionarias, especialmente contra los principales enemigos, y no a los compromisos traicioneros y sin principios con ellos». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
Por último, Jorgji Sota en su artículo: «La dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania», advertía que la presión del cerco imperialista-revisionista trataba en todo momento de inocular el liberalismo y la reconciliación ideológica con el enemigo, y que de lograrse, las consecuencias eran bien sabidas:
«El enemigo externo y la influencia del mundo imperialista-revisionista que nos rodea no debe infravalorarse tampoco. Este es el gran mérito del partido y del camarada Enver Hoxha los cuales han realizado un gran y persistente trabajo para lograr la correcta compresión del cerco imperialista-revisionista, considerándolo como real, hostil y creativo, el cual amenaza con ejercer una constante y multifacética presión contra nuestro país. En particular, el partido ha señalado la amenaza de la presión ideológica como un medio directo para la contrarrevolución pacífica. La esencia de esta agresión, como la define el camarada Enver Hoxha, es la incitación del liberalismo a lo largo de la línea del partido, que sería la máxima expresión de oportunismo político e ideológico que, a través de la renuncia de la lucha de clases y su reemplazamiento por la coexistencia pacífica y la ideología hostil, tiene como objetivo principal lograr la degeneración del partido, el Estado y de todo el orden socialista». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
Estas publicaciones no parecen casuales, sino un evidente contraataque al artículo liberal de la ATA sobre Rumanía de agosto de 1983. Esto no era la primera vez que pasaba, en 1976 por ejemplo se expulsó a varios periodistas de la ATA, entre ellos su director Fiqiri Vogli por algunas de las siguientes razones:
«Ha habido una sofocación de críticas en la organización. (...) Se ha tratado de imponer sus puntos de vista sobre la organización, lo que ha convertido en la causa de la ruptura de la unidad en la organización y en el colectivo. (...) Ha habido una falta de vigilancia con respecto al uso de la prensa extranjera. Al no trabajar lo suficiente hacia la educación política e ideológica del cuadro para aclararles las orientaciones del Partido y los criterios básicos para usar la literatura de agencias de prensa burguesas-revisionistas extranjeras para el diseño de nuestras noticias y para la contrapropaganda, y no han ejercido un control estricto y continuo sobre esto, por lo que se han producido copias de las noticias de las agencias revisionistas y la prensa revisionista soviética, como de la revista «Krasnaja Zvezda» y otros». (Información sobre la situación en la Agencia Telegráfica de Albania de Albania, 22 de enero de 1976)
La desviación que pretendía reconciliarse en 1983 con el revisionismo rumano fue neutralizada. Al menos hasta la muerte de Hoxha de 1985, porque después bajo mandato completo de Ramiz Alia empezaría hablar de forma similar a como lo había hecho liberalmente la ATA en 1976 y 1983, pero eso lo veremos más adelante.
Hubo así mismo otros artículos durante varios años donde se criticaban directa o directamente al
régimen rumano por su falsa política antiimperialista y revisionista. Véase por
ejemplo las obras:
–Hasan Banja y Lulëzim Hana; La degeneración del Consejo de AyudaMutua Económica en una organización capitalista, 1986.
–Lulzim Hana; La deuda externa y los créditosimperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza alos pueblos,
1988.
También puede verse en una serie de artículos que van en contra de la
política interna y externa de Ramiz Alia y sus intentos de reconciliación con los
países revisionistas. Véase las obras:
–Priamo Bollano; Crítica a ciertas teorías burguesas y revisionistas sobre el lugar y el papel de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, 1983.
–Nesti Karaguni; La esencia reaccionaria de la teoría revisionista soviética de la orientación socialista, 1984.
–Nesti Karaguni; La esencia reaccionaria de la teoría revisionista soviética de la orientación socialista, 1984.
–Agim Popa y Vangjel Mosiu; Acerca de algunos problemas actuales de
la lucha del PTA contra el revisionismo moderno, 1984.
–Llambro Filo; La «vía no capitalista de desarrollo» y
la «orientación socialista», «teorías» que sabotean la revolución y abren las
vías a la expansión neocolonialista, 1985
A decir verdad se pueden encontrar artículos revolucionarios e
incluso contrarios a la línea oficial hasta 1989 aproximadamente. Pero no fue
suficiente para frenar el ascenso del revisionismo de Ramiz Alia, que era la
línea oficial.
Esto también demuestra que los cuadros albaneses del partido
teniendo este precioso legado teórico-práctico descuidaron las advertencias de
Enver Hoxha y el PTA de años anteriores sobre la degeneración en la línea
revolucionaria y el consiguiente peligro de restauración capitalista que eso
suponía; ello ocurrió bien porque algunos creyeron estar ya inmunizados ante el
peligro del revisionismo, o bien porque jamás llegaron a comprender y aplicar
la advertencia. En cualquier caso imperdonable.
b) Quizás Enver Hoxha fuese impedido por las
condiciones de salud para enterarse o llevar a cabo una lucha ideológica totalmente efectiva contra
los elementos regresivos.
Enver Hoxha encadenó un ataque cardíaco en 1973 que redujo sus
intervenciones políticas, en 1980 se le diagnosticó diabetes y solía ir en
sillas de ruedas, e incluso el famoso discurso al VIIIº Congreso de 1981 fue
grabado porque no podía hablar según cuenta varios testimonios como el del
propio Raúl Marco en sus memorias de 2018. A partir de 1983 las intervenciones de Hoxha en la vida pública son nulas se consulte la fuente que se consulte. Entre tanto Ramiz Alia y su
camarilla empezó a hacerse con cada vez más poder, de eso no cabe duda como ya registraba la CIA:
«La apertura diplomática de
Albania coincide con el rápido alzamiento de Ramiz Alia, miembro del Politburó
y el Secretariado y jefe de la Asamblea Popular. Alia hoy hace más discursos
autoritarios en los discursos y apariciones públicas que los que Hoxha hacía.
(…) El nuevo activismo de Albania coincide con las más corrientes apariciones
públicas de Ramiz Alia y los pronunciamientos de autoridad sobre política
exterior y políticas domésticas. Él ha visitado virtualmente cada provincia del
país este año, y es listado regularmente como el segundo, solamente por detrás
de Hoxha en importancia durante las ocasiones oficiales». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas aperturas en la política exterior, 27 de octubre de 1983)
Ciertamente Ramiz Alia fue nombrado Presidente de la Asamblea
Popular en 1982-1991, el que sería su mano derecha en cuestiones de reformas
económicas: Adil Çarçani, lograría el puesto de Primer Ministro en 1981-1991.
Otro elemento clave en la política exterior: Raiz Malile, adquirió el puesto de
Ministro de Relaciones Exteriores desde 1982 a 1991.
Es muy posible que Enver Hoxha y otros cuadros considerasen que las declaraciones liberales como el artículo de la ATA sobre Rumanía eran errores puntuales que debían subsanarse pero que no tenían más transcendencia, subestimando su trasfondo que posiblemente era solo una manifestación de lo que muchos pensaban.
Es muy posible que Enver Hoxha y otros cuadros considerasen que las declaraciones liberales como el artículo de la ATA sobre Rumanía eran errores puntuales que debían subsanarse pero que no tenían más transcendencia, subestimando su trasfondo que posiblemente era solo una manifestación de lo que muchos pensaban.
Durante el cruce de epítetos contradictorios a favor y
en contra en diversos temas, puede que al contar con el aislamiento o
desconocimiento de Enver Hoxha sobre muchas de las políticas que se iban adoptando, no
hubo una lucha ideológica clara y organizada desde el núcleo sano del partido, que no sabiendo si podía contar con Hoxha por razones de salud o por propio convencimiento político, naufragaba. Esta sería la razón por la que al inicio de las primeras políticas heterodoxas de Ramiz Alia, no se llegase a plantear seriamente derrocar su dirección, ni antes ni después de la muerte de Enver Hoxha. Téngase en cuenta que muchos de estos cuadros estuvieron acostumbrados a que Enver Hoxha encabezase las luchas ideológicas. Tras la muerte también de otros cuadros veteranos e importantes como Gogo Nushi o Hysni Kapo, se puede suponer que el resto no tuvieran suficiente experiencia ni coraje para enfrentar una situación así. Muy
seguramente la facción de Ramiz Alia aprovechó en 1983 el estado de retiro por motivos de salud para presentarse ante las masas con la imagen de que toda su política contaba con la aprobación de Enver Hoxha, como sello de prestigio para ir hegemonizando
rápidamente los puestos en el partido y controlar la política interna y externa. De ahí que después de su muerte siguiesen durante años representándose como sus continuadores para crear dudas entre los que vacilaban. También es bastante probable que durante un tiempo se
aprovechasen de las posturas revolucionarias de algunos elementos cándidos para buscar cierta paz interna y aparentar cierta normalidad revolucionaria durante los
primeros años.
c) Pese a su gran labor revolucionaria, no cabe descartar que
Enver Hoxha al final de su vida degenerase por las razones que fuesen.
Recordemos que la dialéctica incide en todas las personas sin
excepción. Es posible que Enver Hoxha pensase que había que ser más pragmático
para salir de la encrucijada en que se encontraba Albania, y que la postura de
elementos como Ramiz Alia era la más acertada, o incluso puede que algunas de
las iniciativas partiesen de él mismo. En un informe de la CIA se especula con
esta posibilidad:
«Aunque las declaraciones de
Enver Hoxha implica que él apoya a los seguidores de Ramiz Alia como su
sucesor, Hoxha se mantiene eliminado de los debates políticos y así mantiene el
camino libre sobre Alia y los más cercanos a él». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas aperturas en la política exterior, 27 de octubre de 1983)
Esto, de ser cierto, sería una gran mancha que no tacharía su obra
revolucionaria previa, que es la que desde luego todo revolucionario debe
reivindicar. Pero como dijimos no podemos confirmarlo sin investigar más en
profundidad y con la poca documentación que hemos obtenido, aunque el lector no negará el largo trabajo de investigación que estamos mostrando sobre el tema. Lo que es innegable, es que la Albania de los últimos años de
Enver Hoxha, había perdido el pulso revolucionario que antaño le caracterizaba.
Fuese como fuese, en cuanto a las razones de este giro en la política albanesa, más hubiera valido a la dirección del PCE (m-l) atender a los discursos que el PC (m-l) de EEUU traía en sus medios sobre el PTA y leer las conclusiones y pronósticos que hacía sobre la deriva derechista que iba adoptando en vez que mirar hacia otro lado como si nada ocurriese. Mejor hubiera sido analizar críticamente dichos textos para extraer sus propias conclusiones, en vez de tacharlos sin más de «sectarios y provocadores», ya que en algunas cuestiones coincidían perfectamente con el grupo estadounidense a la hora de desconfiar o criticar al PTA en su pérdida de interés en los acontecimientos y reuniones entre partidos marxista-leninistas, o en las posturas sobre los acontecimientos internacionales –como Argentina, Vietnam o Irán–. Pero extrañamente el PCE (m-l) se limitaría en años siguientes a evitar la polémica contra el PTA, rechazó igualmente al PC (m-l) de EEUU como simples provocadores –y no como unos elementos que tenían granes limitaciones pero que al menos tenían la valentía de plantear investigaciones, dudas y críticas a diferencia de los seguidistas de la mayoría de partidos–.
Esta postura ambivalente del PCE (m-l) cada vez fue más ridícula,
porque a la vez que el partido publicaba artículos y se posicionaban contra el
PTA en múltiples temas de interés internacional como la Guerra de las Malvinas, la cuestión vietnamita, la denuncia de las ejecuciones de revolucionarios y marxista-leninistas en Irán y Turquía, o la cuestión
de las reuniones entre partidos marxista-leninistas, a la vez se negaban a denunciar públicamente
dichas divergencias. El PCE (m-l) demostró una vez más que no estaba a la
altura de las circunstancias, que no tenía nivel ideológico como afrontar los
diversos obstáculos que salían al paso. Acabó ahogado en un mar de
contradicciones, con muchos falsos aliados, pero sin aliados reales en los que apoyarse y con los que intercambiar impresiones de valor.
Las primeras reformas de Ramiz Alia y sus consecuencias
Como acabamos de ver, y como hemos repetido una y otra vez, la degeneración en la política interna influye y redunda en la línea de la política externa y viceversa. Esto no puede ser de otra forma.
En el IXº Congreso del PTA de 1986, Ramiz Alia y sus allegados para asegurar su nueva posición trataron de reproducir los lineamientos de Enver Hoxha y el PTA de años anteriores. Se hablaba de lucha contra el burocratismo, el intelectualismo, el sectarismo y el liberalismo, de crítica y autocrítica, de formación ideológica de los cuadros, de disciplina laboral pero también de control desde abajo y rendición de cuentas de los superiores ante sus subordinados, de lucha contra el revisionismo y el imperialismo, etc.
Aunque también, como hemos visto y veremos luego, este congreso mostraba varias debilidades e incluso comentarios claramente oportunistas, pese a que en muchísimas cuestiones todavía se mantenía, al menos de palabra, dentro de la línea revolucionaria de lo que había sido el PTA en su mejor expresión. Esto permitió engañar a muchos durante un tiempo. Por hacer una comparativa con 1990, en este congreso de 1986 Ramiz Alia no avanzó todavía con temas como: la valoración negativa del legado de Stalin y Hoxha, la petición de créditos a los organismos occidentales como el FMI, la descolectivización, la distensión ideológica con las superpotencias, el pluralismo de partidos, hablar de la necesidad de una economía descentralizada y autogestionada, la rentabilidad como principio rector de las empresas, la preeminencia en la composición social del partido de intelectuales... cuestiones que solamente fueron enunciadas después del congreso, y algunas de ellas solamente en el Pleno de diciembre de 1990 o el Xº Congreso del PTA de 1991. Durante estos años intermedios o bien se había cumplido con los axiomas básicos del marxismo-leninismo o se habían enunciado en la teoría para contentar a la gente pero eran pisoteados en la práctica. Esto explica la dificultad para detectar la esencia de la línea de Ramiz Alia para muchos de los marxista-leninistas albaneses y revolucionarios del extranjero, aunque ni mucho menos justifica que no supiesen reaccionar desde los primeros síntomas teniendo, como ya hemos señalado, tantos análisis y reflexiones sobre los procesos de restauración capitalista en otros países y viendo más que de sobra, manifestaciones más que preocupantes en la línea del gobierno albanés desde años anteriores. Es claro que si se hubiera prestado atención, tanto los marxista-leninistas albaneses como del resto del mundo podrían haberse anticipado al desastre final que acontecería después.
Para 1988, a través de un topo de la CIA en Albania, se reportó como en el ámbito del partido Ramiz Alia se había impuesto sin discusión en la cúpula. Para ello trató de promocionar a sus compinches y llegó a practicar un nepotismo descarado. En los informes era visto como un Gorbachov a la albanesa por su carácter ultraliberal:
«NY T-1 es un escolar albanés extremadamente experto sobre la materia albanesa. NY T-1 tiene un conocimiento de primera mano sobre los líderes políticos albaneses, incluido Ramiz. Alia, con quien NY T-1 asistió a la escuela en Albania en numerosas ocasiones en el pasado, NY T-1 proporcionó información confiable al Buró Federal de Investigaciones. (...) Además de cambiar el personal de nivel superior, Ramis Alia ha estado trayendo a personas jóvenes, mejor educadas de arriba a abajo, quienes deben sus posiciones y lealtad a él. (...) Después de asumir el poder, Ramiz Alia también elevó a su ex cuñado, Reiss Malile, a la poderosa posición de Ministro de Relaciones Exteriores. Ha habido resistencia a esto entre los miembros mayores del partido que son fieles a Hoxha, pero están en declive. NY T-1 predice en unos tres a cinco años que estos viejos revestimientos serán barridos a un lado. Alia fue comparado con una figura de tipo Gorbachov». (CIA; Consolidación del poder por el Primer Secretario Ramiz Alia y el consecuente establecimiento de relaciones diplomáticas con las naciones del Oeste, 11 de marzo de 1988)
Los informes eran bastante acertados, en torno a 1990 Ramiz Alia realizaría su última purga de importancia expulsando a los elementos que se oponían a su política, y condujo al colapso total del sistema. El informe también reporta una supuesta oposición de Nexhmije Hoxha y allegados hacia Alia, pero esto parece dudoso, ya que incluso después de los eventos de 1990, ella apoyó a Alia como se verá luego.
La cuestión de la formación ideológica siempre fue una cuestión de peso:
«Para trabajar se exige cultura, saber, competencia y conocimientos científicos. A menudo repetimos que nos vemos en el deber de marchar por caminos inexplorados, que estamos obligados a investigar y crear. Pero eso no se puede lograr sin conocer profundamente la teoría marxista-leninista y sin estudiar y generalizar científicamente la práctica revolucionaria de los comunistas y las masas trabajadoras. Actualmente los problemas de la producción, de la organización del trabajo, de la instrucción y la cultura, de la ciencia y la defensa, no pueden ser resueltos de forma justa y con éxito sin estudios serios. Es necesario efectuar también tales estudios sobre el propio trabajo de dirección, organización y educación del Partido. Los estudios y las generalizaciones amplían el horizonte, abren claras perspectivas a las organizaciones del Partido, a los comunistas y trabajadores, ayudan a combatir las manifestaciones de rutina, de formalismo y superficialidad, crear sólidas convicciones y definir correctamente las medidas y los caminos para realizar las tareas actuales y de perspectiva. Los órganos y las organizaciones del Partido deben utilizar mejor el pensamiento cualificado de los especialistas, de los activistas y de las demás personas competentes, que el Partido ha preparado en todos los sectores. Se exige de ellos que apoyen y alienten el pensamiento científico avanzado y lo pongan al servicio de la solución de las tareas. Deben combatir las manifestaciones de sectarismo y de subestimación de la experiencia y del pensamiento avanzados. Los primeros que deben dar ejemplo en este sentido son los propios comunistas. Un buen comunista es el que profundiza sus conocimientos científicos, el que aprende continuamente por sí mismo y de los demás, el que sigue el desarrollo de la sociedad, el que apoya lo nuevo progresista, el que piensa en la perspectiva». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Pero tiempo después las formaciones de las nuevas generaciones comenzaron a ser una mera cuestión rutinaria y formalista:
«Este proceso de educación se realizó a través de la actividad, admirable actividad, que ofreció a la juventud y a los niños la oportunidad de hacer el trabajo pesado de las granjas. Este es el mejor tipo de educación; esto fue parte del proceso educativo en tiempos de Enver, pero después de este periodo el proceso de educación en los últimos años fue más una formalidad y carecía de la seriedad característica de los años anteriores a la muerte de Enver Hoxha. Tras su muerte, se dejó que sea un asunto espontáneo y algunos años más tarde, estos procesos finalizaron completamente. Este fue un período en el que la juventud no fue preparada como antes». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
En cuanto al tema que nos atañe, la restauración del capitalismo en Albania, los datos económicos han sido constantemente ignorados por muchos de los analistas. Lo cual sorprende sobre todo cuando los que tratan de hacer estas evaluaciones se presentan como marxistas. Con ese desdén era normal que llegasen a conclusiones precipitadas cuando no ridículas. Los siguientes datos nos ayudarán a hacernos una idea de los problemas o retos que enfrentaban los albaneses, y el posible motivo o no de ciertas políticas tanto externas como internas.
Para los marxista-leninistas albaneses, era claro que en su empresa inicial de levantar todo un entramado económico moderno:
«La falta de una producción capitalista desarrollada y los restos de las relaciones feudales y patriarcales sin duda era un verdadero obstáculo para la construcción del socialismo, pero esto no era un obstáculo insalvable debido a la existencia de otra serie de factores favorables». (Partido del Trabajo de Albania; Historia de la construcción socialista en Albania, 1988)
Fue gracias a la existencia del campo socialista encabezado por la Unión Soviética durante 1944-1953, que se:
«Favoreció objetivamente el desarrollo revolucionario en todos los países del mundo». (Partido del Trabajo de Albania; Historia de la construcción socialista en Albania, 1988)
Los datos económicos del régimen albanés durante las primeras décadas son incontestables:
«El crecimiento de la industria de Albania fue absolutamente increíble, tanto en velocidad como en extensión. Cuando se tiene en cuenta la magnitud del daño hecho en Albania durante la Segunda Guerra Mundial, es muy impresionante que Albania fuera capaz de recuperarse de ese daño y, en 1946, igualar su nivel de producción industrial anterior a la guerra. Sin embargo, aún más impresionante es el hecho de que en 1948, Albania hubiera duplicado su producción industrial de antes de la guerra. Todos deben estar de acuerdo en que este fue un comienzo muy alentador para el nuevo gobierno popular. (...) La importancia de la agricultura se puede ver mejor en el «consejo» dado por Stalin a Hoxha: «El campesinado», me dijo el camarada Stalin, «no debe dejar una sola pulgada de tierra sin cubrir. Se debe persuadir a los campesinos para que aumenten el área de tierra cultivable». Este «consejo» camaraderil fue seguido estrictamente, mucha tierra virgen fue labrada y sembrada de cultivos. En 1957, se construyeron canales de irrigación que regaban 97,100 hectáreas de tierra. Esto representaba el 336 por ciento de la tierra irrigada que existía en 1938. Del mismo modo, mejoras en la tierra se hicieron en el ámbito de la recuperación de tierras mediante el drenaje de los pantanos. En 1955, se recuperaron 52,704 hectáreas de tierra, es decir, 10,541 por ciento en comparación con 1938. La superficie total de la tierra cultivable en Albania aumentó de 391,000 hectáreas en 1950 a 713,000 hectáreas en 1985. La productividad agrícola mejoró no sólo debido al aumento en el área labrada sino también al empleo de técnicas más científicas. Dos resultados representativos de la tecnología adicional fueron el aumento de los rendimientos en los cultivos y en la ganadería lechera. Por ejemplo, en 1973, se alcanzó un rendimiento promedio de 20 quintales de trigo por hectárea, en comparación con 10 quintales en 1938. El promedio producido en 1983 fue 45.8 quintales por hectárea. Del mismo modo, «el rendimiento promedio de leche por vaca fue de 280 kilogramos en 1938, de 525 kilogramos en 1960, de 922 kilogramos en 1970 y de 1,142 kilogramos en 1973». En 1976, de acuerdo con informes oficiales, se produjo el mayor logro de la agricultura albanesa: Albania se convirtió en autosuficiente en cereales de panificación. Si es verdad, este es uno de los logros más prácticos de la política de basarse en las propias fuerzas. Esto es muy impresionante, especialmente si se tiene en cuenta el terreno montañoso (la mayoría no es apta para la agricultura a gran escala), que cubre la mayor parte de Albania». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
Las presiones de los titoístas, jruschovistas y maoístas durante los primeros años están muy bien documentadas en los capítulos de Vincent Gouysse:
-Vincent Gouysse; El socialimperialismo soviético: génesis y colapso, 2007
-Vincent Gouysse; El socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués?, 2007
Los datos revelan que pese a los últimos problemas económicos causados por la ruptura de las relaciones soviético-albanesa de 1960, y después con la ruptura sino-albanesa en 1978, la economía albanesa pudo reponerse:
«La disminución en el ritmo del crecimiento industrial durante el Segundo Plan Quinquenal y el Tercer Plan Quinquenal fue el resultado de las acciones hostiles y la ruptura con los revisionistas soviéticos, mientras que la bajada del resultado del Quinto Plan Quinquenal y el Sexto Plan Quinquenal eran resultado de las acciones hostiles y consiguiente ruptura con los revisionistas chinos. Era necesario reorganizar todo el comercio exterior y terminar las obras empezadas contando exclusivamente con sus propias fuerzas, tarea que prosiguió durante el Séptimo Plan Quinquenal donde se realizaron importantes inversiones para construir las bases de la industria pesada albanesa, aunque debían traducirse momentáneamente en menores tasas de crecimiento durante un corto periodo de tiempo. Para el primer año del Octavo Plan Quinquenal se mostró que las dificultades causadas por la ruptura con Pekín efectivamente se habían superado y que la continuidad hacia adelante de los ritmos fue asegurado en 91 paralelo con un levantamiento de la tasa industrial: la Albania socialista se había comprometido en la edificación de importantes obras industriales apoyándose exclusivamente en sus fuerzas. (...) El apoyo sobre sus propias fuerzas fue, pues, lógicamente el principio general en el que se basaban los comunistas albaneses. Si en 1950 Albania cubría solo el 29% de sus importaciones por sus exportaciones, ya cubría el 68% en 1963. Durante el plan quinquenal de 1971-1975, el comercio total de Albania con los países del Este ascendió a 335 millones de dólares en importaciones y más de 365 millones de dólares en exportaciones, muestra del superávit comercial. En 1975, la balanza comercial de Albania fue positiva, incluso para los países imperialistas occidentales, las importaciones ascendieron a 44 millones de dólares y las exportaciones a 61 millones de dólares. Durante el período 1970-1979, la balanza comercial albanesa registró un superávit comercial del 2% del valor de las importaciones. El presupuesto de un Estado Socialista debe necesariamente estar equilibrado y ligeramente en superávit, y su balanza de comercio exterior no debe estar estructuralmente en déficit: de hecho, la deuda refleja una dependencia de los acreedores nacionales e internacionales que terminan, de facto, convirtiéndose en propietarios de los medios de producción». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Si uno lee los propios textos de los albaneses, podrá refutar fácilmente la acusación de que la dirección del PTA pretendía «aislar al país» –no confundir el establecer relaciones diplomáticas y comerciales con una paz ideológica ante el adversario capitalista–, así como la estupidez de que trataba de establecer una utópica «autarquía económica –no confundir esto con el extremo opuesto: una integración y dependencia absoluta del mercado mundial–:
«Es evidente que un país tan pequeño como el nuestro, con medios materiales limitados, no podría apuntar a construir una economía absolutamente independiente y desarrollada de forma equilibrada salvo si todas las ramas de la industria pesada, de la fabricación de maquinaria, estuviesen en posición de cubrir todas las necesidades del país. (...) No tenemos por meta construir una economía cerrada de carácter autárquico. Al basarnos en nuestros propios esfuerzos, haciendo el mejor uso posible de todas nuestras reservas y construyendo una poderosa economía nacional para asegurar la reproducción ampliada de sí misma, sentaremos las bases de la colaboración en condición de igualdad con los demás países, así como un apoyo mutuo y colaboración más efectivos con los países socialistas». (Partido del Trabajo de Albania; Respuestas a cuestiones sobre Albania, 1969)
Ateniéndose a esto, los marxista-leninistas albaneses, no solo aplicaron tales términos para Albania, sino que criticaron la nueva deriva de los revisionistas soviéticos:
«Los revisionistas soviéticos presentan su integración no disimulada en el capitalismo mundial como una «aplicación creativa de las enseñanzas leninistas sobre las relaciones entre los Estados con diferentes sistemas sociales». El marxismo-leninismo no descarta las relaciones económicas con el exterior ni propone la autarquía y el autoaislamiento. Sin embargo, está en contra de la aplicación de los principios y métodos de estas relaciones capitalistas y por otra parte, no puede conciliar la integración de un país, que dice ser socialista, en la economía capitalista mundial». (Fatos Nano; La completa integración de la economía soviética en la economía capitalista mundial, 1981)
La CIA se hizo eco de los problemas que para la economía albanesa había supuesto la ruptura de las relaciones económicas sino-albanesas ya que se había suministrado unos equipos muy determinados, pero debido a la reactivación del comercio entre ambos países, ese bache se superó:
«Los albaneses reclamaron que los chinos dejaron 50 proyectos industriales inacabados, incluyendo una importante planta de acero. Los periodistas occidentales reportaron que la mayoría de los tractores que Albania obtuvo de China estaban fuera de servicio, aparentemente con necesidades de repuestos. Después de 1978, Albania también ha tenido dificultades para mantener el suministro de equipo militar como el MIG-17, MIG-19 y MIG-21, aviones de combate. Desde la repartura del comercio, Tirana aparentemente está comprando recambios militares de nuevo, en lugar de emprender la más costosa tarea de equipar y reentrenamientar su ejército con otro proveedor». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Para el IXº Congreso del PTA de 1986, gracias al esfuerzo de los años anteriores se podía afirmar que:
«En 1986, la producción industrial albanesa había progresado un 6,4% con relación al año precedente. Véase La documentación francesa: «La Unión Soviética y Europa del Este, notas y estudios documentados» de 1987. Y este aumento no resultaba ni siquiera de una reorganización de aparato productivo sino de su extensión, como lo demuestra la construcción del segundo alto horno combinado metalúrgico de Elbasan, así como la puesta en funcionamiento de las dos primeras turbinas de la central hidroeléctrica de Koman, la más grande del país, con una capacidad de 0,6 megavatios, la construcción se llevó a cabo en los años 80, después de la ruptura con Pekín. La construcción de esta central hidroeléctrica representaba una inversión productiva titánica. La potencia de la central de Koman era superior a la central hidroeléctrica soviética de Dniéper durante el Primer Plan Quinquenal del 1928 a 1932. Hasta comparado con la presa más grande actualmente en el mundo contemporáneo, la presa de Tres Gargantas de China, la central hidroeléctrica de Koman estaba lejos de ser ridícula. ¡Aunque 30 veces menos potente, fue edificada en un país 400 veces menos poblado! ¡Es como si en China se hubiera construido 13 presas como las de Tres Gargantas en menos de una década! Este incremento fue notable, sobre todo si tenemos en cuenta las condiciones externas hostiles, y demuestra que con una línea correcta no sólo es posible para un país pequeño resistir al cerco imperialista-revisionista, sino también progresar, cuando precisamente en esa época los países del Consejo de Ayuda Económica Mutua –CAME– estaban pisoteados y hundidos en una grave crisis económica y social». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Esto es un proceso similar al que se puede observar en los datos macroeconómicos de la URSS tras la muerte de Stalin, donde vemos que en los primeros años se logra mantener e incluso ampliar ciertas marcas, pero conforme pasan los años, la economía se estanca, y finalmente cae.
Albania, lejos de aislarse, condujo una ampliación de su comercio y de las relaciones diplomáticas desde la ruptura sino-albanesa de 1978.
«Nuestro comercio exterior se ha desarrollado y ampliado sin cesar. Hoy tenemos relaciones comerciales con más de 50 Estados en diversas regiones del mundo. Trataremos de ampliar aún más nuestras relaciones comerciales en interés del país y sobre la base del beneficio mutuo. En todo momento hemos desarrollado nuestra economía por el camino del fortalecimiento constante de la independencia política y económica, pero jamás hemos tenido ni tenemos como objetivo un desarrollo autárquico, del mismo modo que hemos luchado y luchamos contra toda clase de presión tendente a integrar nuestra economía en la de los países capitalistas y revisionistas. (...) La producción en cantidad y calidad, la entrega a tiempo de las mercancías de exportación, la lucha por producir con el más bajo costo posible, son objetivos que deben estar en el orden del día de nuestros organismos. En todas partes se debe pensar y trabajar para encontrar nuevas fuentes para la exportación». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Esto benefició a la economía albanesa y eludió el cerco capitalista durante un tiempo. Incluso la reactivación posterior del comercio con China indicaba que la economía albanesa podía salir adelante gracias a una gestión muy audaz.
Dejando a un lado los éxitos económicos, tengamos en cuenta que cuando analizamos la situación especial de Albania a finales de los 70, estamos hablando de un país con un nivel de fuerzas productivas, con un número de mano de obra, una capacidad de recursos a movilizar y un nivel cultural, que no se puede comparar ni en broma con el de los primeros años de la URSS rodeada de enemigos:
«Cuando se estudia las causas objetivas y subjetivas de la restauración del capitalismo en Albania, no hay que perder de vista una cosa esencial: la dificultad principal y suplementaria –con relación a la experiencia soviética– que debían vencer los comunistas albaneses para estar seguros de quebrantar el cerco capitalista-revisionista como era poder asegurar la producción de medios de producción en el país; es decir, realizar un ciclo industrial completo: desde la extracción de acero, hasta la fabricación de máquinas-herramientas y de establecimientos industriales completos. Los comunistas albaneses se comprometieron en esta vía pero todas las dificultades no había sido vencidas.
En la Unión Soviética, esta dificultad había sido vencida rápidamente gracias a la existencia de una base industrial bastante importante en 1917 y el efecto de escala: 120 millones de habitantes vivían en la Unión Soviética, 1 millón de 92 habitantes en Albania en el momento de la liberación. En 1927, la Unión Soviética importo un tercio de máquinas y equipos necesarios para su economía, el 13% en 1932 y menos del 1% en 1937. A finales de los 70, los albaneses eran capaces de producir su propio acero, producir sus propios tractores, de otro modo, su camino hubiera sido mucho más difícil tras su ruptura con Pekín en 1977, aunque lo cierto es que esta ruptura creó muchos nuevos desafíos para desarrollar rápidamente la industria del acero y el sector de construcción de maquinaria, sin embargo los expertos burgueses reconocían en 1986 que «la política furiosa de sustitución de las importaciones» de los comunistas albaneses «habían marcado nuevos puntos en estos dominios». Véase La documentación francesa: «La Unión Soviética y Europa del Este, notas y estudios documentados» de 1987». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Un comentarista no comunista que valoró de forma positiva los resultados de la economía albanesa, citaba a su parecer, los problemas que él detectaba en dicho modelo:
«No hay duda de que la economía albanesa tuvo su cuota de problemas, sobre todo en los últimos años del liderazgo de Enver Hoxha. La economía necesitaba desesperadamente una infusión de tecnología occidental moderna. La tecnología albanesa era obsoleta cuando fue recibida de los chinos y los soviéticos, y ciertamente no podía competir con los métodos más modernos del mundo en 1985. Este inconveniente se hace aún más grave cuando se combina con el problema de la alta tasa de crecimiento de la población. El crecimiento demográfico de Albania en 1985 era de tres a cuatro veces mayor que cualquier otro lugar de Europa. La edad media de la población era de veintiséis años, con un tercio de la población menor de quince años. Antes de la caída del gobierno comunista, cuando la emigración estaba estrictamente limitada, se proyectaba que la población albanesa aumentaría de tres millones en 1985 a cuatro millones en el año 2000, un incremento del treinta y tres por ciento. Esta situación, cuando se suma al factor de la tecnología anticuada, significa que si el status quo que existió en vida de Enver Hoxha se hubiera perpetuado y el cambio no hubiera sido fundamental y rápido, indudablemente la economía hubiera retrocedido, y gran parte del progreso se hubiera perdido. A pesar de las evidentes deficiencias de la economía albanesa, es innegable que bajo Enver Hoxha se produjo el desarrollo económico de Albania. Si bien es cierto que las tendencias que la economía exhibió hacia el final de la vida de Hoxha sugieren un estancamiento y que hubieran dado lugar a la regresión indiscutible de la economía si no se modificaba, sin embargo, la economía albanesa debe ser considerada un éxito dentro de los parámetros de Albania. (...) Parece que hay ventajas y desventajas en la estrategia albanesa de basarse en las propias fuerzas. Parece que tuvo mucho sentido desarrollar ampliamente la capacidad de energía hidroeléctrica que permitió a Albania abastecer la totalidad de sus necesidades de energía doméstica y ganar divisas derivadas de la exportación del excedente a países extranjeros. Del mismo modo, fue bastante racional priorizar el desarrollo de las industrias de extracción minera y petrolera en vista de los abundantes recursos albaneses que por supuesto eran una gran fuente de ingresos de divisas por exportaciones. Sin embargo, parece bastante ineficiente que la industria de construcción de maquinaria dedicara tanto esfuerzo al suministro de la mayor parte de las piezas de repuesto necesarias a nivel nacional. Aunque este enfoque se vio favorecido por consideraciones ideológicas, en un estricto contexto de eficiencia era irracional hacerlo. Sin lugar a dudas, la mayor parte de las piezas de repuesto que se necesitaban en Albania pudieron adquirirse a un costo menor de los proveedores extranjeros, debido a la tecnología primitiva de la industria de máquinas de Albania». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
Debido a sus grandes tasas de crecimiento, la Albania de mediados de los 80 sin duda se enfrentaba a un problema de espacio, trabajo y alimentación para la población albanesa de los próximos años. Aunque los albaneses hacían bien en mantener su independencia económica a través de la creación de maquinaria de construcción, en muchas ocasiones adaptarse a las nuevas técnicas y tecnologías suponía un severo esfuerzo para un país tan pequeño, y en otras ocasiones es posible que como dice el autor, se dilapidasen demasiados recursos en querer producir absolutamente todo cuando quizás el país no podía tener por el momento dicha capacidad, habiendo sido quizás más rentable buscar ciertas piezas o maquinarias en el mercado extranjero. Pero todo ello son cuestiones que debieron evaluar los albaneses apropiadamente. Pese a todo, son cuestiones secundarias o de no muy difícil solución, que para nada justifican las medidas que se acabaron tomando.
Como divisaremos luego, a partir de los primeros años 80 se ve un relajamiento y concesiones ideológicas hacia regímenes como Irán, Turquía, Argentina y otros, contradiciendo la propia lucha que el PTA había llevado a cabo contra el tercermundismo. Algo que no solo no era inadmisible bajo los principios marxista-leninistas sobre las relaciones internacionales, sino que además carecían de sentido en lo económico, ya que la economía albanesa, ni siquiera tenía una situación grave como sufriría años después para justificar ese supuesto «pragmatismo». Se concluye que ni siquiera sería un «oportunismo económico» sino «estrictamente» ideológico preparado de antemano por el grupo de Ramiz Alia. En todo caso, conforme avanzó la década se empezaría a usar más la excusa de las «cuestiones de Estado» y «necesidades económicas».
En la documentación de la CIA abundan los entresijos de las luchas internas:
Para 1986, los problemas en el agro eran evidentes aunque no irreversibles. La mano derecha de Ramiz Alia en la economía reconocía tales deficiencias:
«Las áreas que Çarçani menciona como fracasos o fallas parciales, incluyen especialmente las industrias de extracción de petróleo y gas. Estas industrias fueron consideradas como serios fracasos debido a su incapacidad para cumplir con los objetivos del plan. La causa de su fracaso es significativo ya que el Primer Ministro Çarçani señala con franqueza las razones, como: «...las deficiencias y debilidades que han sido exhibidas en la gestión y la organización, en la disciplina técnica y laboral, en los estudios científicos y la prospección, sobre todo para el descubrimiento de nuevos campos, etc». Fracasos parciales se observaron en el campo de la agricultura, particularmente en las áreas de producción de maíz, ganadería y fruticultura. Çarçani concluye que «...no es sólo una consecuencia de las condiciones climáticas desfavorables, sino también de las deficiencias y debilidades en el campo de la gestión y la organización del trabajo». Del mismo modo, aunque se mejoraron las exportaciones, Çarçani señala que «…no se utilizaron todas las posibilidades de aumentar las exportaciones y reducir las importaciones». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
James S. O'Donnell defiende en su libro que durante los primeros años, la economía planificada bajo Hoxha sin duda se había mostrado exitosa por su forma de distribuir los recursos y otorgar un gran crecimiento, pero que para 1986 ya había cumplido su papel, y que para afrontar los nuevos desafíos debía descentralizar la economía, y no promulgar como hizo el economista Çarçani «aumentar el control del partido sobre la economía». Aquí debemos decir que plantear que la «economía planificada» del socialismo es una economía de tránsito para los países subdesarrollados es no comprender la esencia de la economía política del marxismo. Y de paso, es desconocer los datos de la URSS de Stalin una vez se convirtió en una potencia mundial.
El problema principal que tenía la dirección albanesa de 1986 era de una índole mucho más sencilla: la solución que proponía Çarçani no podía ser eficiente por varias razones. Él achacaba directamente los malos resultados a una falta de control y ejecución, pero en ningún momento pone en tela de juicio si los datos recabados para el plan se acercaban a la realidad, si los mecanismos de cálculo del plan eran los correctos, si el plan era realista. ¿Por qué es importante esto? Si los planes económicos son trazados bajo datos errados o directamente inflados, si se basan en leyes económicas ajenas al socialismo y bajo tintes de voluntarismo e idealismo, se pretende llegar a un destino para el cual no se está capacitado. Así es comprensible que la arenga para que «los trabajadores mantuviesen un mayor control» y la exigida «supervisión» nadie se la tomase en serio. Es más, ante los primeros síntomas de desconexión entre el papel de vanguardia del partido y la masa trabajadora, es bastante obvio que los trabajadores al no sentirse escuchados o frustrarse ante la actitud intransigente de los burócratas, acabaran realizando su trabajo pasivamente ya que no se sentían parte real del sistema, por lo que progresivamente dejaran de tomar partido no solo en la producción, sino en la planificación de ésta, en la actividades generales del partido:
«Después de la muerte de Enver Hoxha, el Partido y el poder popular fueron minados por las progresivas protestas liberales que poco a poco llevaron al Partido a paralizar la economía y volverse indiferente a las masas. (...) Luego de la muerte de Enver Hoxha, el pueblo pensó más en los problemas existentes en las conferencias y en las organizaciones del partido, y debatió los problemas correctos para que el Comité Central los seleccione e investigue, pero se respondió con silencio, no considerando del problema. Esto hizo que los cuadros sean impotentes e indiferentes a las masas. Esta separación de los cuadros y del partido de las masas tuvo consecuencias trágicas para la fe en el socialismo en Albania». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Hay que entender que:
«El partido debe conquistar, día tras día, la confianza de las masas proletarias; que mediante su política y su labor, debe ganarse el apoyo de las masas; que no debe ordenar, sino ante todo persuadir, ayudando a las masas a convencerse por su propia experiencia de los acertado de la política seguida por el partido. (...) Faltar a estas condiciones equivale a infringir las relaciones que deben existir entre la vanguardia y la clase, quebrantar la «confianza mutua» y destruir tanto la disciplina de clase como la del partido». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cuestiones del leninismo 1926)
Muy pronto, en esta Albania en decadencia esto no se logró mantener, por el contrario, los datos demostraban una caída de la productividad y la disciplina laboral que fue en aumento anualmente.
Otro factor importante es que:
«Los líderes del Partido fueron atados con interminables e inútiles reuniones, y de esta manera perdieron sus relaciones con las masas, por no mencionar su confianza». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Esta es rutina formal y asfixiante en las reuniones del partido. Otra cuestión contra la que siempre se había advertido:
«La revolución languidece si no se toma medidas para prevenir estos fenómenos, si no procede en la revolucionarización continua del partido. Pienso en particular en las tendencias de algunos de sus camaradas que, por lo que hemos oído, tienden a dirigir interminables discusiones en las organizaciones de base, olvidando los problemas esenciales del partido. Los debates impregnados de un espíritu mórbido no proceden de sentimientos y de ideas realistas verdaderamente marxistas leninistas, sino de sentimientos e ideas subjetivistas. (...) Este fenómeno, aunque raro, también ocurre en algunas de las organizaciones de base de nuestro partido, donde también hay algún elemento que otorga más importancia a las cuestiones secundarias y a los problemas personales. Así, cuando alguien comete un error la discusión en la organización de base del partido no versa sobre este error, sino sobre los «bellos ojos» de este o aquel, cuando las discusiones prosiguen sin cesar de reunión en reunión y en un espíritu malsano, los grandes problemas esenciales de la organización entonces son descuidados forzosamente, los comunistas riñen entre ellos y se dividen en grupos y en camarillas. Cuando estos grupos o camarillas se presentan en principio quizás parezca que no tengan una naturaleza política, sino un carácter personal, porque ellos no se presentan al principio en contra del partido directamente. Sin embargo, yendo persona contra persona la discusión ya no se basa en principios, y los desacuerdos tienden a ampliarse, debilitando o poniendo en peligro al partido. Así pues, la organización básica del partido se divide en dos, los esfuerzos del partido para resolver los problemas que le preocupan comienza a disminuir, la gente solo está ocupada con los problemas personales y las discusiones sin importancia, mientras problemas esenciales se descuidan y la organización se debilita. El partido nos enseña que las deficiencias y errores no deben permitirse en nuestras filas. Tan pronto como sean descubiertos ellos deben ser criticados y corregidos al tiempo de prevenir que ellos se extiendan hasta el punto de que se cree un cisma». (Enver Hoxha; Los objetivos se consiguen a través de acciones y no de discusiones estériles; De una conversación con el Secretario General del Partido Comunista de Perú Saturnino Paredes Macedo, 12 de julio de 1969)
Ello certificaba que el partido podía exhortar en discursos a las masas, pero estas habían dejado de creer en su dirección, hasta que finalmente gran parte de ella se dejasen seducir años después por los nuevos partidos anticomunistas que empezaban a crecer rápidamente ante el descrédito del PTA.
Albania acabó sufriendo aquello que ya habían advertido muchos de sus ideólogos:
«La vida ha demostrado que cualquier absolutización del centralismo y la infravaloración de la democracia conduce al centralismo burocrático, al sectarismo y al aventurerismo político, como sucedió en la Unión Soviética, donde los revisionistas establecieron su dictadura burocrática como un arma para ejercer la dominación de la nueva clase burguesa sobre las masas». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
En el IXº Congreso del PTA de 1986 hay varias referencias de Alia y Çarçani a la unidad, a la disciplina laboral, y demás, mientras por otro lado se hablaba de la iniciativa de las masas, de crítica y autocrítica, pero solo eran eslóganes, la fachada de un centralismo burocratizado.
Enver Hoxha subrayó no solo la crítica a los subordinados, sino de éstos a los jefes como única forma de garantizar la democracia proletaria:
«Cada comunista y miembro de toda instancia del Partido, independientemente del puesto que ocupa y la función que ejerce, debe rendir y pedir cuentas hasta el fin de la aplicación de la línea y las directrices del Partido, de las decisiones de la organización de base y de las tareas estatales. Esto se logra cuando los comunistas desarrollan con audacia y sin temor la autocrítica y la crítica con cualquiera que no realiza las tareas, cuando llevan a cabo una resuelta lucha contra el miedo, la venganza y el indiferentismo pequeñoburgués. La actitud autocrítica hacia las deficiencias, la audacia de los comunistas para criticar y pedir cuentas son un ejemplo y una gran fuente de inspiración para todas las masas trabajadoras». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
En el IXº Congreso del PTA de 1986, Ramiz Alia y sus allegados para asegurar su nueva posición trataron de reproducir los lineamientos de Enver Hoxha y el PTA de años anteriores. Se hablaba de lucha contra el burocratismo, el intelectualismo, el sectarismo y el liberalismo, de crítica y autocrítica, de formación ideológica de los cuadros, de disciplina laboral pero también de control desde abajo y rendición de cuentas de los superiores ante sus subordinados, de lucha contra el revisionismo y el imperialismo, etc.
Aunque también, como hemos visto y veremos luego, este congreso mostraba varias debilidades e incluso comentarios claramente oportunistas, pese a que en muchísimas cuestiones todavía se mantenía, al menos de palabra, dentro de la línea revolucionaria de lo que había sido el PTA en su mejor expresión. Esto permitió engañar a muchos durante un tiempo. Por hacer una comparativa con 1990, en este congreso de 1986 Ramiz Alia no avanzó todavía con temas como: la valoración negativa del legado de Stalin y Hoxha, la petición de créditos a los organismos occidentales como el FMI, la descolectivización, la distensión ideológica con las superpotencias, el pluralismo de partidos, hablar de la necesidad de una economía descentralizada y autogestionada, la rentabilidad como principio rector de las empresas, la preeminencia en la composición social del partido de intelectuales... cuestiones que solamente fueron enunciadas después del congreso, y algunas de ellas solamente en el Pleno de diciembre de 1990 o el Xº Congreso del PTA de 1991. Durante estos años intermedios o bien se había cumplido con los axiomas básicos del marxismo-leninismo o se habían enunciado en la teoría para contentar a la gente pero eran pisoteados en la práctica. Esto explica la dificultad para detectar la esencia de la línea de Ramiz Alia para muchos de los marxista-leninistas albaneses y revolucionarios del extranjero, aunque ni mucho menos justifica que no supiesen reaccionar desde los primeros síntomas teniendo, como ya hemos señalado, tantos análisis y reflexiones sobre los procesos de restauración capitalista en otros países y viendo más que de sobra, manifestaciones más que preocupantes en la línea del gobierno albanés desde años anteriores. Es claro que si se hubiera prestado atención, tanto los marxista-leninistas albaneses como del resto del mundo podrían haberse anticipado al desastre final que acontecería después.
Para 1988, a través de un topo de la CIA en Albania, se reportó como en el ámbito del partido Ramiz Alia se había impuesto sin discusión en la cúpula. Para ello trató de promocionar a sus compinches y llegó a practicar un nepotismo descarado. En los informes era visto como un Gorbachov a la albanesa por su carácter ultraliberal:
«NY T-1 es un escolar albanés extremadamente experto sobre la materia albanesa. NY T-1 tiene un conocimiento de primera mano sobre los líderes políticos albaneses, incluido Ramiz. Alia, con quien NY T-1 asistió a la escuela en Albania en numerosas ocasiones en el pasado, NY T-1 proporcionó información confiable al Buró Federal de Investigaciones. (...) Además de cambiar el personal de nivel superior, Ramis Alia ha estado trayendo a personas jóvenes, mejor educadas de arriba a abajo, quienes deben sus posiciones y lealtad a él. (...) Después de asumir el poder, Ramiz Alia también elevó a su ex cuñado, Reiss Malile, a la poderosa posición de Ministro de Relaciones Exteriores. Ha habido resistencia a esto entre los miembros mayores del partido que son fieles a Hoxha, pero están en declive. NY T-1 predice en unos tres a cinco años que estos viejos revestimientos serán barridos a un lado. Alia fue comparado con una figura de tipo Gorbachov». (CIA; Consolidación del poder por el Primer Secretario Ramiz Alia y el consecuente establecimiento de relaciones diplomáticas con las naciones del Oeste, 11 de marzo de 1988)
Los informes eran bastante acertados, en torno a 1990 Ramiz Alia realizaría su última purga de importancia expulsando a los elementos que se oponían a su política, y condujo al colapso total del sistema. El informe también reporta una supuesta oposición de Nexhmije Hoxha y allegados hacia Alia, pero esto parece dudoso, ya que incluso después de los eventos de 1990, ella apoyó a Alia como se verá luego.
La cuestión de la formación ideológica siempre fue una cuestión de peso:
«Para trabajar se exige cultura, saber, competencia y conocimientos científicos. A menudo repetimos que nos vemos en el deber de marchar por caminos inexplorados, que estamos obligados a investigar y crear. Pero eso no se puede lograr sin conocer profundamente la teoría marxista-leninista y sin estudiar y generalizar científicamente la práctica revolucionaria de los comunistas y las masas trabajadoras. Actualmente los problemas de la producción, de la organización del trabajo, de la instrucción y la cultura, de la ciencia y la defensa, no pueden ser resueltos de forma justa y con éxito sin estudios serios. Es necesario efectuar también tales estudios sobre el propio trabajo de dirección, organización y educación del Partido. Los estudios y las generalizaciones amplían el horizonte, abren claras perspectivas a las organizaciones del Partido, a los comunistas y trabajadores, ayudan a combatir las manifestaciones de rutina, de formalismo y superficialidad, crear sólidas convicciones y definir correctamente las medidas y los caminos para realizar las tareas actuales y de perspectiva. Los órganos y las organizaciones del Partido deben utilizar mejor el pensamiento cualificado de los especialistas, de los activistas y de las demás personas competentes, que el Partido ha preparado en todos los sectores. Se exige de ellos que apoyen y alienten el pensamiento científico avanzado y lo pongan al servicio de la solución de las tareas. Deben combatir las manifestaciones de sectarismo y de subestimación de la experiencia y del pensamiento avanzados. Los primeros que deben dar ejemplo en este sentido son los propios comunistas. Un buen comunista es el que profundiza sus conocimientos científicos, el que aprende continuamente por sí mismo y de los demás, el que sigue el desarrollo de la sociedad, el que apoya lo nuevo progresista, el que piensa en la perspectiva». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Pero tiempo después las formaciones de las nuevas generaciones comenzaron a ser una mera cuestión rutinaria y formalista:
«Este proceso de educación se realizó a través de la actividad, admirable actividad, que ofreció a la juventud y a los niños la oportunidad de hacer el trabajo pesado de las granjas. Este es el mejor tipo de educación; esto fue parte del proceso educativo en tiempos de Enver, pero después de este periodo el proceso de educación en los últimos años fue más una formalidad y carecía de la seriedad característica de los años anteriores a la muerte de Enver Hoxha. Tras su muerte, se dejó que sea un asunto espontáneo y algunos años más tarde, estos procesos finalizaron completamente. Este fue un período en el que la juventud no fue preparada como antes». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
En cuanto al tema que nos atañe, la restauración del capitalismo en Albania, los datos económicos han sido constantemente ignorados por muchos de los analistas. Lo cual sorprende sobre todo cuando los que tratan de hacer estas evaluaciones se presentan como marxistas. Con ese desdén era normal que llegasen a conclusiones precipitadas cuando no ridículas. Los siguientes datos nos ayudarán a hacernos una idea de los problemas o retos que enfrentaban los albaneses, y el posible motivo o no de ciertas políticas tanto externas como internas.
Para los marxista-leninistas albaneses, era claro que en su empresa inicial de levantar todo un entramado económico moderno:
«La falta de una producción capitalista desarrollada y los restos de las relaciones feudales y patriarcales sin duda era un verdadero obstáculo para la construcción del socialismo, pero esto no era un obstáculo insalvable debido a la existencia de otra serie de factores favorables». (Partido del Trabajo de Albania; Historia de la construcción socialista en Albania, 1988)
Fue gracias a la existencia del campo socialista encabezado por la Unión Soviética durante 1944-1953, que se:
«Favoreció objetivamente el desarrollo revolucionario en todos los países del mundo». (Partido del Trabajo de Albania; Historia de la construcción socialista en Albania, 1988)
Los datos económicos del régimen albanés durante las primeras décadas son incontestables:
«El crecimiento de la industria de Albania fue absolutamente increíble, tanto en velocidad como en extensión. Cuando se tiene en cuenta la magnitud del daño hecho en Albania durante la Segunda Guerra Mundial, es muy impresionante que Albania fuera capaz de recuperarse de ese daño y, en 1946, igualar su nivel de producción industrial anterior a la guerra. Sin embargo, aún más impresionante es el hecho de que en 1948, Albania hubiera duplicado su producción industrial de antes de la guerra. Todos deben estar de acuerdo en que este fue un comienzo muy alentador para el nuevo gobierno popular. (...) La importancia de la agricultura se puede ver mejor en el «consejo» dado por Stalin a Hoxha: «El campesinado», me dijo el camarada Stalin, «no debe dejar una sola pulgada de tierra sin cubrir. Se debe persuadir a los campesinos para que aumenten el área de tierra cultivable». Este «consejo» camaraderil fue seguido estrictamente, mucha tierra virgen fue labrada y sembrada de cultivos. En 1957, se construyeron canales de irrigación que regaban 97,100 hectáreas de tierra. Esto representaba el 336 por ciento de la tierra irrigada que existía en 1938. Del mismo modo, mejoras en la tierra se hicieron en el ámbito de la recuperación de tierras mediante el drenaje de los pantanos. En 1955, se recuperaron 52,704 hectáreas de tierra, es decir, 10,541 por ciento en comparación con 1938. La superficie total de la tierra cultivable en Albania aumentó de 391,000 hectáreas en 1950 a 713,000 hectáreas en 1985. La productividad agrícola mejoró no sólo debido al aumento en el área labrada sino también al empleo de técnicas más científicas. Dos resultados representativos de la tecnología adicional fueron el aumento de los rendimientos en los cultivos y en la ganadería lechera. Por ejemplo, en 1973, se alcanzó un rendimiento promedio de 20 quintales de trigo por hectárea, en comparación con 10 quintales en 1938. El promedio producido en 1983 fue 45.8 quintales por hectárea. Del mismo modo, «el rendimiento promedio de leche por vaca fue de 280 kilogramos en 1938, de 525 kilogramos en 1960, de 922 kilogramos en 1970 y de 1,142 kilogramos en 1973». En 1976, de acuerdo con informes oficiales, se produjo el mayor logro de la agricultura albanesa: Albania se convirtió en autosuficiente en cereales de panificación. Si es verdad, este es uno de los logros más prácticos de la política de basarse en las propias fuerzas. Esto es muy impresionante, especialmente si se tiene en cuenta el terreno montañoso (la mayoría no es apta para la agricultura a gran escala), que cubre la mayor parte de Albania». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
Las presiones de los titoístas, jruschovistas y maoístas durante los primeros años están muy bien documentadas en los capítulos de Vincent Gouysse:
-Vincent Gouysse; El socialimperialismo soviético: génesis y colapso, 2007
-Vincent Gouysse; El socialismo de características china: ¿socialismo o nacionalismo burgués?, 2007
Los datos revelan que pese a los últimos problemas económicos causados por la ruptura de las relaciones soviético-albanesa de 1960, y después con la ruptura sino-albanesa en 1978, la economía albanesa pudo reponerse:
«La disminución en el ritmo del crecimiento industrial durante el Segundo Plan Quinquenal y el Tercer Plan Quinquenal fue el resultado de las acciones hostiles y la ruptura con los revisionistas soviéticos, mientras que la bajada del resultado del Quinto Plan Quinquenal y el Sexto Plan Quinquenal eran resultado de las acciones hostiles y consiguiente ruptura con los revisionistas chinos. Era necesario reorganizar todo el comercio exterior y terminar las obras empezadas contando exclusivamente con sus propias fuerzas, tarea que prosiguió durante el Séptimo Plan Quinquenal donde se realizaron importantes inversiones para construir las bases de la industria pesada albanesa, aunque debían traducirse momentáneamente en menores tasas de crecimiento durante un corto periodo de tiempo. Para el primer año del Octavo Plan Quinquenal se mostró que las dificultades causadas por la ruptura con Pekín efectivamente se habían superado y que la continuidad hacia adelante de los ritmos fue asegurado en 91 paralelo con un levantamiento de la tasa industrial: la Albania socialista se había comprometido en la edificación de importantes obras industriales apoyándose exclusivamente en sus fuerzas. (...) El apoyo sobre sus propias fuerzas fue, pues, lógicamente el principio general en el que se basaban los comunistas albaneses. Si en 1950 Albania cubría solo el 29% de sus importaciones por sus exportaciones, ya cubría el 68% en 1963. Durante el plan quinquenal de 1971-1975, el comercio total de Albania con los países del Este ascendió a 335 millones de dólares en importaciones y más de 365 millones de dólares en exportaciones, muestra del superávit comercial. En 1975, la balanza comercial de Albania fue positiva, incluso para los países imperialistas occidentales, las importaciones ascendieron a 44 millones de dólares y las exportaciones a 61 millones de dólares. Durante el período 1970-1979, la balanza comercial albanesa registró un superávit comercial del 2% del valor de las importaciones. El presupuesto de un Estado Socialista debe necesariamente estar equilibrado y ligeramente en superávit, y su balanza de comercio exterior no debe estar estructuralmente en déficit: de hecho, la deuda refleja una dependencia de los acreedores nacionales e internacionales que terminan, de facto, convirtiéndose en propietarios de los medios de producción». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Si uno lee los propios textos de los albaneses, podrá refutar fácilmente la acusación de que la dirección del PTA pretendía «aislar al país» –no confundir el establecer relaciones diplomáticas y comerciales con una paz ideológica ante el adversario capitalista–, así como la estupidez de que trataba de establecer una utópica «autarquía económica –no confundir esto con el extremo opuesto: una integración y dependencia absoluta del mercado mundial–:
«Es evidente que un país tan pequeño como el nuestro, con medios materiales limitados, no podría apuntar a construir una economía absolutamente independiente y desarrollada de forma equilibrada salvo si todas las ramas de la industria pesada, de la fabricación de maquinaria, estuviesen en posición de cubrir todas las necesidades del país. (...) No tenemos por meta construir una economía cerrada de carácter autárquico. Al basarnos en nuestros propios esfuerzos, haciendo el mejor uso posible de todas nuestras reservas y construyendo una poderosa economía nacional para asegurar la reproducción ampliada de sí misma, sentaremos las bases de la colaboración en condición de igualdad con los demás países, así como un apoyo mutuo y colaboración más efectivos con los países socialistas». (Partido del Trabajo de Albania; Respuestas a cuestiones sobre Albania, 1969)
Ateniéndose a esto, los marxista-leninistas albaneses, no solo aplicaron tales términos para Albania, sino que criticaron la nueva deriva de los revisionistas soviéticos:
«Los revisionistas soviéticos presentan su integración no disimulada en el capitalismo mundial como una «aplicación creativa de las enseñanzas leninistas sobre las relaciones entre los Estados con diferentes sistemas sociales». El marxismo-leninismo no descarta las relaciones económicas con el exterior ni propone la autarquía y el autoaislamiento. Sin embargo, está en contra de la aplicación de los principios y métodos de estas relaciones capitalistas y por otra parte, no puede conciliar la integración de un país, que dice ser socialista, en la economía capitalista mundial». (Fatos Nano; La completa integración de la economía soviética en la economía capitalista mundial, 1981)
La CIA se hizo eco de los problemas que para la economía albanesa había supuesto la ruptura de las relaciones económicas sino-albanesas ya que se había suministrado unos equipos muy determinados, pero debido a la reactivación del comercio entre ambos países, ese bache se superó:
«Los albaneses reclamaron que los chinos dejaron 50 proyectos industriales inacabados, incluyendo una importante planta de acero. Los periodistas occidentales reportaron que la mayoría de los tractores que Albania obtuvo de China estaban fuera de servicio, aparentemente con necesidades de repuestos. Después de 1978, Albania también ha tenido dificultades para mantener el suministro de equipo militar como el MIG-17, MIG-19 y MIG-21, aviones de combate. Desde la repartura del comercio, Tirana aparentemente está comprando recambios militares de nuevo, en lugar de emprender la más costosa tarea de equipar y reentrenamientar su ejército con otro proveedor». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Para el IXº Congreso del PTA de 1986, gracias al esfuerzo de los años anteriores se podía afirmar que:
«En 1986, la producción industrial albanesa había progresado un 6,4% con relación al año precedente. Véase La documentación francesa: «La Unión Soviética y Europa del Este, notas y estudios documentados» de 1987. Y este aumento no resultaba ni siquiera de una reorganización de aparato productivo sino de su extensión, como lo demuestra la construcción del segundo alto horno combinado metalúrgico de Elbasan, así como la puesta en funcionamiento de las dos primeras turbinas de la central hidroeléctrica de Koman, la más grande del país, con una capacidad de 0,6 megavatios, la construcción se llevó a cabo en los años 80, después de la ruptura con Pekín. La construcción de esta central hidroeléctrica representaba una inversión productiva titánica. La potencia de la central de Koman era superior a la central hidroeléctrica soviética de Dniéper durante el Primer Plan Quinquenal del 1928 a 1932. Hasta comparado con la presa más grande actualmente en el mundo contemporáneo, la presa de Tres Gargantas de China, la central hidroeléctrica de Koman estaba lejos de ser ridícula. ¡Aunque 30 veces menos potente, fue edificada en un país 400 veces menos poblado! ¡Es como si en China se hubiera construido 13 presas como las de Tres Gargantas en menos de una década! Este incremento fue notable, sobre todo si tenemos en cuenta las condiciones externas hostiles, y demuestra que con una línea correcta no sólo es posible para un país pequeño resistir al cerco imperialista-revisionista, sino también progresar, cuando precisamente en esa época los países del Consejo de Ayuda Económica Mutua –CAME– estaban pisoteados y hundidos en una grave crisis económica y social». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Esto es un proceso similar al que se puede observar en los datos macroeconómicos de la URSS tras la muerte de Stalin, donde vemos que en los primeros años se logra mantener e incluso ampliar ciertas marcas, pero conforme pasan los años, la economía se estanca, y finalmente cae.
Albania, lejos de aislarse, condujo una ampliación de su comercio y de las relaciones diplomáticas desde la ruptura sino-albanesa de 1978.
«Nuestro comercio exterior se ha desarrollado y ampliado sin cesar. Hoy tenemos relaciones comerciales con más de 50 Estados en diversas regiones del mundo. Trataremos de ampliar aún más nuestras relaciones comerciales en interés del país y sobre la base del beneficio mutuo. En todo momento hemos desarrollado nuestra economía por el camino del fortalecimiento constante de la independencia política y económica, pero jamás hemos tenido ni tenemos como objetivo un desarrollo autárquico, del mismo modo que hemos luchado y luchamos contra toda clase de presión tendente a integrar nuestra economía en la de los países capitalistas y revisionistas. (...) La producción en cantidad y calidad, la entrega a tiempo de las mercancías de exportación, la lucha por producir con el más bajo costo posible, son objetivos que deben estar en el orden del día de nuestros organismos. En todas partes se debe pensar y trabajar para encontrar nuevas fuentes para la exportación». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Esto benefició a la economía albanesa y eludió el cerco capitalista durante un tiempo. Incluso la reactivación posterior del comercio con China indicaba que la economía albanesa podía salir adelante gracias a una gestión muy audaz.
Dejando a un lado los éxitos económicos, tengamos en cuenta que cuando analizamos la situación especial de Albania a finales de los 70, estamos hablando de un país con un nivel de fuerzas productivas, con un número de mano de obra, una capacidad de recursos a movilizar y un nivel cultural, que no se puede comparar ni en broma con el de los primeros años de la URSS rodeada de enemigos:
«Cuando se estudia las causas objetivas y subjetivas de la restauración del capitalismo en Albania, no hay que perder de vista una cosa esencial: la dificultad principal y suplementaria –con relación a la experiencia soviética– que debían vencer los comunistas albaneses para estar seguros de quebrantar el cerco capitalista-revisionista como era poder asegurar la producción de medios de producción en el país; es decir, realizar un ciclo industrial completo: desde la extracción de acero, hasta la fabricación de máquinas-herramientas y de establecimientos industriales completos. Los comunistas albaneses se comprometieron en esta vía pero todas las dificultades no había sido vencidas.
En la Unión Soviética, esta dificultad había sido vencida rápidamente gracias a la existencia de una base industrial bastante importante en 1917 y el efecto de escala: 120 millones de habitantes vivían en la Unión Soviética, 1 millón de 92 habitantes en Albania en el momento de la liberación. En 1927, la Unión Soviética importo un tercio de máquinas y equipos necesarios para su economía, el 13% en 1932 y menos del 1% en 1937. A finales de los 70, los albaneses eran capaces de producir su propio acero, producir sus propios tractores, de otro modo, su camino hubiera sido mucho más difícil tras su ruptura con Pekín en 1977, aunque lo cierto es que esta ruptura creó muchos nuevos desafíos para desarrollar rápidamente la industria del acero y el sector de construcción de maquinaria, sin embargo los expertos burgueses reconocían en 1986 que «la política furiosa de sustitución de las importaciones» de los comunistas albaneses «habían marcado nuevos puntos en estos dominios». Véase La documentación francesa: «La Unión Soviética y Europa del Este, notas y estudios documentados» de 1987». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Un comentarista no comunista que valoró de forma positiva los resultados de la economía albanesa, citaba a su parecer, los problemas que él detectaba en dicho modelo:
«No hay duda de que la economía albanesa tuvo su cuota de problemas, sobre todo en los últimos años del liderazgo de Enver Hoxha. La economía necesitaba desesperadamente una infusión de tecnología occidental moderna. La tecnología albanesa era obsoleta cuando fue recibida de los chinos y los soviéticos, y ciertamente no podía competir con los métodos más modernos del mundo en 1985. Este inconveniente se hace aún más grave cuando se combina con el problema de la alta tasa de crecimiento de la población. El crecimiento demográfico de Albania en 1985 era de tres a cuatro veces mayor que cualquier otro lugar de Europa. La edad media de la población era de veintiséis años, con un tercio de la población menor de quince años. Antes de la caída del gobierno comunista, cuando la emigración estaba estrictamente limitada, se proyectaba que la población albanesa aumentaría de tres millones en 1985 a cuatro millones en el año 2000, un incremento del treinta y tres por ciento. Esta situación, cuando se suma al factor de la tecnología anticuada, significa que si el status quo que existió en vida de Enver Hoxha se hubiera perpetuado y el cambio no hubiera sido fundamental y rápido, indudablemente la economía hubiera retrocedido, y gran parte del progreso se hubiera perdido. A pesar de las evidentes deficiencias de la economía albanesa, es innegable que bajo Enver Hoxha se produjo el desarrollo económico de Albania. Si bien es cierto que las tendencias que la economía exhibió hacia el final de la vida de Hoxha sugieren un estancamiento y que hubieran dado lugar a la regresión indiscutible de la economía si no se modificaba, sin embargo, la economía albanesa debe ser considerada un éxito dentro de los parámetros de Albania. (...) Parece que hay ventajas y desventajas en la estrategia albanesa de basarse en las propias fuerzas. Parece que tuvo mucho sentido desarrollar ampliamente la capacidad de energía hidroeléctrica que permitió a Albania abastecer la totalidad de sus necesidades de energía doméstica y ganar divisas derivadas de la exportación del excedente a países extranjeros. Del mismo modo, fue bastante racional priorizar el desarrollo de las industrias de extracción minera y petrolera en vista de los abundantes recursos albaneses que por supuesto eran una gran fuente de ingresos de divisas por exportaciones. Sin embargo, parece bastante ineficiente que la industria de construcción de maquinaria dedicara tanto esfuerzo al suministro de la mayor parte de las piezas de repuesto necesarias a nivel nacional. Aunque este enfoque se vio favorecido por consideraciones ideológicas, en un estricto contexto de eficiencia era irracional hacerlo. Sin lugar a dudas, la mayor parte de las piezas de repuesto que se necesitaban en Albania pudieron adquirirse a un costo menor de los proveedores extranjeros, debido a la tecnología primitiva de la industria de máquinas de Albania». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
Debido a sus grandes tasas de crecimiento, la Albania de mediados de los 80 sin duda se enfrentaba a un problema de espacio, trabajo y alimentación para la población albanesa de los próximos años. Aunque los albaneses hacían bien en mantener su independencia económica a través de la creación de maquinaria de construcción, en muchas ocasiones adaptarse a las nuevas técnicas y tecnologías suponía un severo esfuerzo para un país tan pequeño, y en otras ocasiones es posible que como dice el autor, se dilapidasen demasiados recursos en querer producir absolutamente todo cuando quizás el país no podía tener por el momento dicha capacidad, habiendo sido quizás más rentable buscar ciertas piezas o maquinarias en el mercado extranjero. Pero todo ello son cuestiones que debieron evaluar los albaneses apropiadamente. Pese a todo, son cuestiones secundarias o de no muy difícil solución, que para nada justifican las medidas que se acabaron tomando.
Como divisaremos luego, a partir de los primeros años 80 se ve un relajamiento y concesiones ideológicas hacia regímenes como Irán, Turquía, Argentina y otros, contradiciendo la propia lucha que el PTA había llevado a cabo contra el tercermundismo. Algo que no solo no era inadmisible bajo los principios marxista-leninistas sobre las relaciones internacionales, sino que además carecían de sentido en lo económico, ya que la economía albanesa, ni siquiera tenía una situación grave como sufriría años después para justificar ese supuesto «pragmatismo». Se concluye que ni siquiera sería un «oportunismo económico» sino «estrictamente» ideológico preparado de antemano por el grupo de Ramiz Alia. En todo caso, conforme avanzó la década se empezaría a usar más la excusa de las «cuestiones de Estado» y «necesidades económicas».
Incluso si aceptásemos la hipótesis de que Albania estaba atravesando serias dificultades económicas, en tal encrucijada, solo habría habido dos salidas:
«O bien seguimos en adelante la política revolucionaria, agrupando en torno de la clase obrera de la URSS a los proletarios y oprimidos de todos los países, y entonces el capital internacional pondrá toda clase de obstáculos a nuevo avance; o bien renunciamos a nuestra política revolucionaria, hacemos varias concesiones de principio al capital internacional, y entonces éste quizá no se muestre contrario a «ayudarnos» a que nuestro país socialista degenere en una buena «república» burguesa». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre las labores del Pleno conjunto de abril del C. C. y de la C.C.C., 1928)
«O bien seguimos en adelante la política revolucionaria, agrupando en torno de la clase obrera de la URSS a los proletarios y oprimidos de todos los países, y entonces el capital internacional pondrá toda clase de obstáculos a nuevo avance; o bien renunciamos a nuestra política revolucionaria, hacemos varias concesiones de principio al capital internacional, y entonces éste quizá no se muestre contrario a «ayudarnos» a que nuestro país socialista degenere en una buena «república» burguesa». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre las labores del Pleno conjunto de abril del C. C. y de la C.C.C., 1928)
En la documentación de la CIA abundan los entresijos de las luchas internas:
«En una serie de discursos y artículos, Alia ha argumentado que el próximo plan (1986-1990) debe reflejar un firme intento de adquirir alta tecnología a través del comercio externo. Él también ha instado a que debe darse una mayor autoridad a los expertos entrenados, a diferencia del partido, en las empresas claves. Nosotros también pensamos que él es un patrocinador clave de artículos en la prensa donde se atacan a los ministerios por ignorar la importancia de los expertos, así como un nuevo acuerdo cultural con Italia, en el cual, si se lleva a cabo, expondrá más a los jóvenes albaneses a las ideas de Occidente». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Si observamos notas así desde 1984, esto demuestra que los partidos marxista-leninistas o no se molestaban en investigar sobre lo que ocurría, o ignoraban a adrede estas manifestaciones por miedo y oportunismo, ya que es claro que tenían un acceso mucho mayor a la información sobre Albania que los servicios de espionaje occidentales.
El alertar sobre la necesidad de que un país adquiera tecnología moderna no debe ser visto per se como un signo de sumisión a las tendencias del capitalismo mundial, esto sería una posición infantil, y por ende, deberíamos condenar tanto a Lenin como a Stalin que tanto hicieron hincapié en ello. Sobre la adquisición de innovaciones, los economistas albaneses ya advertían que:
«La técnica no permanece inmóvil, está en constante desarrollo y perfeccionamiento. La técnica antigua fue suplantada por la tecnología nueva y este proceso va acompañado de grandes gastos, de una inversión de fondos considerables. Estas grandes inversiones en beneficio de la producción agrícola no se pueden asegurar con éxito de otro modo que a través del Estado». (Partido del Trabajo de Albania; Respuestas a las preguntas sobre 25 Albania; Características principales del desarrollo de la base material y técnica en el socialismo, 1969)
En 1981, Hoxha dijo sobre las exportaciones e importaciones y el comercio exterior en general:
«En el año 1985 se prevé que la exportación de mercancías será un 58-60 por ciento mayor que en 1980, mientras que la importación crecerá en un 56-58 por ciento. De este modo se fortalecerá aún más la balanza positiva del comercio exterior y se garantizará mejor el cumplimiento en su totalidad de las tareas del plan quinquenal. (...) La producción en cantidad y calidad, la entrega a tiempo de las mercancías de exportación, la lucha por producir con el más bajo costo posible, son objetivos que deben estar en el orden del día de nuestros organismos. En todas partes se debe pensar y trabajar para encontrar nuevas fuentes para la exportación. A lo largo del quinquenio se realizará en un nivel superior y más completo la orientación del Partido de que la mayoría abrumadora dé nuestras importaciones, cerca del 93 por ciento, esté ocupada por las maquinarias y diversos tipos de materias primas y materiales que sirven a la ampliación de la producción en el país. Con el mayor desarrollo de la producción, será posible que aumente el peso específico de la importación de maquinarias y de equipos y se reduzca el de las materias primas y otros materiales. En la esfera de la importación, uno de los problemas más grandes y de mayor responsabilidad, que requiere conocimientos más profundos y medidas preparatorias concretas, colaboración y coordinación de los trabajos por parte de todos los departamentos centrales, de los tecnólogos, los proyectistas y los ejecutores, así como del comercio exterior, es el asegurar las maquinarias e instalaciones para las obras completas y para las reestructuraciones y modernizaciones que se llevarán a cabo a lo largo del quinquenio. La realización por parte de todos de las tareas del comercio exterior exige que se arraigue profundamente la concepción de que la importación y la exportación deben ser consideradas siempre en su unidad, dando en todo momento prioridad a la segunda. De la misma forma que se exige que las mercancías importadas se traigan según el plan, porque toda irregularidad o demora en este terreno está preñada de consecuencias no sólo económicas, sino también políticas y sociales, igualmente, e incluso aún más, se debe trabajar y luchar por realizar debidamente el plan de exportación. El considerable aumento del volumen de la exportación-importación y la realización de las grandes tareas de este sector requieren mejorar considerablemente y elevar a un nivel superior la actividad de los organismos del comercio exterior, su capacidad profesional y su habilidad para orientarse en cualquier situación». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Pero esto fue desatendido más adelante. Ramiz Alia lejos de conducir al país por una vía cautelosa, durante mediados de los 80 condujo al país primero a la liberalización económica creyendo que así mejoraría los resultados económicos, después acabaría alentando en exceso la importancia de las importaciones. Finalmente, una vez destrozada la economía socialista, pidió la integración total en el sistema económico mundial en 1990 como forma desesperada de solventar sus torpezas. Los créditos y empréstitos pedidos en 1991 terminaron por degradar meteóricamente la situación socio-económica de la población, poniendo al país bajo el caos.
Otra cuestión que se plantea continuamente es el tema de la actualización de la industria. Hoxha advirtió en un tono que daba a entender que ni mucho menos era un problema acuciante en ese momento como se ve en sus obras:
«Naturalmente, no podemos afirmar que la industria que tenemos sea de las más modernas. Haremos todo lo posible para que la maquinaria que importemos en adelante sea de lo más moderno. (...) Pero la cuestión es que solo con esto no se puede garantizar el amplio y multilateral desarrollo del país. Actualmente nuestra indusitra no es vieja, pero no tiene una tecnología moderna. (...) A nuestros cuadros los hemos enviado y los enviamos al extranjero para su cualificación o para adquirir experiencia». (Enver Hoxha; El trabajo del partido hay que concebirlo como ciencia y llevarlo científicamente; Extractos de la conversación con los miembros del Buró del Comité Regional del partido y algunos cuadros de la región de Korça, 1980)
Hay que poner en tela de juicio y tratar de analizar cuando se tenga la documentación adecuada para ver hasta dónde la tecnología albanesa estaba desfasada como insisten muchos autores, dado que su tejido industrial era relativamente nuevo al haberse creado en años recientes. Dadas las características de Albania, el país no necesitaba tampoco producir unos productos de última generación ni de máxima calidad como se le exige a una gran potencia capitalista que compite en el mercado mundial, sino productos lo suficientemente buenos como para satisfacer las necesidades de la población. Otras veces se alude a que gran parte de la industria fue inicialmente de fabricación soviética y después china, por lo que los albaneses tenían que demandar en el mercado internacional la adquisición de maquinaria similar porque eran la que ya dominaban así como por la necesidad de reparar la existente con nuevas piezas de recambio. Pero esto no parece a priori un grave problema, porque tras la activación del comercio con China el flujo se aumentó, y la maquinaria soviética bien podría haber abundando entre los países del CAME que ocupaban una parte importante de la balanza comercial de Albania como para poder adquirirla a precios aceptables. Seguramente Ramiz Alia, cuando empezó a perfilar mucho más su proyecto liberal, empezase a exagerar la necesidad para Albania de adquirir ciertos productos y tecnologías en el extranjero. Muy posiblemente como paso intermedio, para tratar de convencer a los economistas y al pueblo en general, de una supuesta necesidad de claudicar de sus antiguos lineamientos económicos y enrolar a Albania en el mercado capitalista mundial.
En todo caso, si el mercado albanés hubiera necesitado satisfacer la actualización de material tecnológico o las piezas de recambio, solo tenía que llevar a cabo una adecuada selección de compras en el mercado capitalista internacional, esto no tendría por qué haber supuesto una integración completa, ni mucho menos haber derivado en concesiones ideológicas. Claro que esto no era posible ya para finales de los 80, cuando para más inri, no se lograba garantizar la alimentación de la población con un crecimiento demográfico en auge, y se tenía que buscar también en el mercado extranjero los alimentos básicos. Con este panorama, el desastre estaba servido, era imposible mantener una economía a flote.
Si observamos notas así desde 1984, esto demuestra que los partidos marxista-leninistas o no se molestaban en investigar sobre lo que ocurría, o ignoraban a adrede estas manifestaciones por miedo y oportunismo, ya que es claro que tenían un acceso mucho mayor a la información sobre Albania que los servicios de espionaje occidentales.
El alertar sobre la necesidad de que un país adquiera tecnología moderna no debe ser visto per se como un signo de sumisión a las tendencias del capitalismo mundial, esto sería una posición infantil, y por ende, deberíamos condenar tanto a Lenin como a Stalin que tanto hicieron hincapié en ello. Sobre la adquisición de innovaciones, los economistas albaneses ya advertían que:
«La técnica no permanece inmóvil, está en constante desarrollo y perfeccionamiento. La técnica antigua fue suplantada por la tecnología nueva y este proceso va acompañado de grandes gastos, de una inversión de fondos considerables. Estas grandes inversiones en beneficio de la producción agrícola no se pueden asegurar con éxito de otro modo que a través del Estado». (Partido del Trabajo de Albania; Respuestas a las preguntas sobre 25 Albania; Características principales del desarrollo de la base material y técnica en el socialismo, 1969)
En 1981, Hoxha dijo sobre las exportaciones e importaciones y el comercio exterior en general:
«En el año 1985 se prevé que la exportación de mercancías será un 58-60 por ciento mayor que en 1980, mientras que la importación crecerá en un 56-58 por ciento. De este modo se fortalecerá aún más la balanza positiva del comercio exterior y se garantizará mejor el cumplimiento en su totalidad de las tareas del plan quinquenal. (...) La producción en cantidad y calidad, la entrega a tiempo de las mercancías de exportación, la lucha por producir con el más bajo costo posible, son objetivos que deben estar en el orden del día de nuestros organismos. En todas partes se debe pensar y trabajar para encontrar nuevas fuentes para la exportación. A lo largo del quinquenio se realizará en un nivel superior y más completo la orientación del Partido de que la mayoría abrumadora dé nuestras importaciones, cerca del 93 por ciento, esté ocupada por las maquinarias y diversos tipos de materias primas y materiales que sirven a la ampliación de la producción en el país. Con el mayor desarrollo de la producción, será posible que aumente el peso específico de la importación de maquinarias y de equipos y se reduzca el de las materias primas y otros materiales. En la esfera de la importación, uno de los problemas más grandes y de mayor responsabilidad, que requiere conocimientos más profundos y medidas preparatorias concretas, colaboración y coordinación de los trabajos por parte de todos los departamentos centrales, de los tecnólogos, los proyectistas y los ejecutores, así como del comercio exterior, es el asegurar las maquinarias e instalaciones para las obras completas y para las reestructuraciones y modernizaciones que se llevarán a cabo a lo largo del quinquenio. La realización por parte de todos de las tareas del comercio exterior exige que se arraigue profundamente la concepción de que la importación y la exportación deben ser consideradas siempre en su unidad, dando en todo momento prioridad a la segunda. De la misma forma que se exige que las mercancías importadas se traigan según el plan, porque toda irregularidad o demora en este terreno está preñada de consecuencias no sólo económicas, sino también políticas y sociales, igualmente, e incluso aún más, se debe trabajar y luchar por realizar debidamente el plan de exportación. El considerable aumento del volumen de la exportación-importación y la realización de las grandes tareas de este sector requieren mejorar considerablemente y elevar a un nivel superior la actividad de los organismos del comercio exterior, su capacidad profesional y su habilidad para orientarse en cualquier situación». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Pero esto fue desatendido más adelante. Ramiz Alia lejos de conducir al país por una vía cautelosa, durante mediados de los 80 condujo al país primero a la liberalización económica creyendo que así mejoraría los resultados económicos, después acabaría alentando en exceso la importancia de las importaciones. Finalmente, una vez destrozada la economía socialista, pidió la integración total en el sistema económico mundial en 1990 como forma desesperada de solventar sus torpezas. Los créditos y empréstitos pedidos en 1991 terminaron por degradar meteóricamente la situación socio-económica de la población, poniendo al país bajo el caos.
Otra cuestión que se plantea continuamente es el tema de la actualización de la industria. Hoxha advirtió en un tono que daba a entender que ni mucho menos era un problema acuciante en ese momento como se ve en sus obras:
«Naturalmente, no podemos afirmar que la industria que tenemos sea de las más modernas. Haremos todo lo posible para que la maquinaria que importemos en adelante sea de lo más moderno. (...) Pero la cuestión es que solo con esto no se puede garantizar el amplio y multilateral desarrollo del país. Actualmente nuestra indusitra no es vieja, pero no tiene una tecnología moderna. (...) A nuestros cuadros los hemos enviado y los enviamos al extranjero para su cualificación o para adquirir experiencia». (Enver Hoxha; El trabajo del partido hay que concebirlo como ciencia y llevarlo científicamente; Extractos de la conversación con los miembros del Buró del Comité Regional del partido y algunos cuadros de la región de Korça, 1980)
Hay que poner en tela de juicio y tratar de analizar cuando se tenga la documentación adecuada para ver hasta dónde la tecnología albanesa estaba desfasada como insisten muchos autores, dado que su tejido industrial era relativamente nuevo al haberse creado en años recientes. Dadas las características de Albania, el país no necesitaba tampoco producir unos productos de última generación ni de máxima calidad como se le exige a una gran potencia capitalista que compite en el mercado mundial, sino productos lo suficientemente buenos como para satisfacer las necesidades de la población. Otras veces se alude a que gran parte de la industria fue inicialmente de fabricación soviética y después china, por lo que los albaneses tenían que demandar en el mercado internacional la adquisición de maquinaria similar porque eran la que ya dominaban así como por la necesidad de reparar la existente con nuevas piezas de recambio. Pero esto no parece a priori un grave problema, porque tras la activación del comercio con China el flujo se aumentó, y la maquinaria soviética bien podría haber abundando entre los países del CAME que ocupaban una parte importante de la balanza comercial de Albania como para poder adquirirla a precios aceptables. Seguramente Ramiz Alia, cuando empezó a perfilar mucho más su proyecto liberal, empezase a exagerar la necesidad para Albania de adquirir ciertos productos y tecnologías en el extranjero. Muy posiblemente como paso intermedio, para tratar de convencer a los economistas y al pueblo en general, de una supuesta necesidad de claudicar de sus antiguos lineamientos económicos y enrolar a Albania en el mercado capitalista mundial.
En todo caso, si el mercado albanés hubiera necesitado satisfacer la actualización de material tecnológico o las piezas de recambio, solo tenía que llevar a cabo una adecuada selección de compras en el mercado capitalista internacional, esto no tendría por qué haber supuesto una integración completa, ni mucho menos haber derivado en concesiones ideológicas. Claro que esto no era posible ya para finales de los 80, cuando para más inri, no se lograba garantizar la alimentación de la población con un crecimiento demográfico en auge, y se tenía que buscar también en el mercado extranjero los alimentos básicos. Con este panorama, el desastre estaba servido, era imposible mantener una economía a flote.
Para 1986, los problemas en el agro eran evidentes aunque no irreversibles. La mano derecha de Ramiz Alia en la economía reconocía tales deficiencias:
«Las áreas que Çarçani menciona como fracasos o fallas parciales, incluyen especialmente las industrias de extracción de petróleo y gas. Estas industrias fueron consideradas como serios fracasos debido a su incapacidad para cumplir con los objetivos del plan. La causa de su fracaso es significativo ya que el Primer Ministro Çarçani señala con franqueza las razones, como: «...las deficiencias y debilidades que han sido exhibidas en la gestión y la organización, en la disciplina técnica y laboral, en los estudios científicos y la prospección, sobre todo para el descubrimiento de nuevos campos, etc». Fracasos parciales se observaron en el campo de la agricultura, particularmente en las áreas de producción de maíz, ganadería y fruticultura. Çarçani concluye que «...no es sólo una consecuencia de las condiciones climáticas desfavorables, sino también de las deficiencias y debilidades en el campo de la gestión y la organización del trabajo». Del mismo modo, aunque se mejoraron las exportaciones, Çarçani señala que «…no se utilizaron todas las posibilidades de aumentar las exportaciones y reducir las importaciones». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
James S. O'Donnell defiende en su libro que durante los primeros años, la economía planificada bajo Hoxha sin duda se había mostrado exitosa por su forma de distribuir los recursos y otorgar un gran crecimiento, pero que para 1986 ya había cumplido su papel, y que para afrontar los nuevos desafíos debía descentralizar la economía, y no promulgar como hizo el economista Çarçani «aumentar el control del partido sobre la economía». Aquí debemos decir que plantear que la «economía planificada» del socialismo es una economía de tránsito para los países subdesarrollados es no comprender la esencia de la economía política del marxismo. Y de paso, es desconocer los datos de la URSS de Stalin una vez se convirtió en una potencia mundial.
El problema principal que tenía la dirección albanesa de 1986 era de una índole mucho más sencilla: la solución que proponía Çarçani no podía ser eficiente por varias razones. Él achacaba directamente los malos resultados a una falta de control y ejecución, pero en ningún momento pone en tela de juicio si los datos recabados para el plan se acercaban a la realidad, si los mecanismos de cálculo del plan eran los correctos, si el plan era realista. ¿Por qué es importante esto? Si los planes económicos son trazados bajo datos errados o directamente inflados, si se basan en leyes económicas ajenas al socialismo y bajo tintes de voluntarismo e idealismo, se pretende llegar a un destino para el cual no se está capacitado. Así es comprensible que la arenga para que «los trabajadores mantuviesen un mayor control» y la exigida «supervisión» nadie se la tomase en serio. Es más, ante los primeros síntomas de desconexión entre el papel de vanguardia del partido y la masa trabajadora, es bastante obvio que los trabajadores al no sentirse escuchados o frustrarse ante la actitud intransigente de los burócratas, acabaran realizando su trabajo pasivamente ya que no se sentían parte real del sistema, por lo que progresivamente dejaran de tomar partido no solo en la producción, sino en la planificación de ésta, en la actividades generales del partido:
«Después de la muerte de Enver Hoxha, el Partido y el poder popular fueron minados por las progresivas protestas liberales que poco a poco llevaron al Partido a paralizar la economía y volverse indiferente a las masas. (...) Luego de la muerte de Enver Hoxha, el pueblo pensó más en los problemas existentes en las conferencias y en las organizaciones del partido, y debatió los problemas correctos para que el Comité Central los seleccione e investigue, pero se respondió con silencio, no considerando del problema. Esto hizo que los cuadros sean impotentes e indiferentes a las masas. Esta separación de los cuadros y del partido de las masas tuvo consecuencias trágicas para la fe en el socialismo en Albania». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Hay que entender que:
«El partido debe conquistar, día tras día, la confianza de las masas proletarias; que mediante su política y su labor, debe ganarse el apoyo de las masas; que no debe ordenar, sino ante todo persuadir, ayudando a las masas a convencerse por su propia experiencia de los acertado de la política seguida por el partido. (...) Faltar a estas condiciones equivale a infringir las relaciones que deben existir entre la vanguardia y la clase, quebrantar la «confianza mutua» y destruir tanto la disciplina de clase como la del partido». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cuestiones del leninismo 1926)
Muy pronto, en esta Albania en decadencia esto no se logró mantener, por el contrario, los datos demostraban una caída de la productividad y la disciplina laboral que fue en aumento anualmente.
Otro factor importante es que:
«Los líderes del Partido fueron atados con interminables e inútiles reuniones, y de esta manera perdieron sus relaciones con las masas, por no mencionar su confianza». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Esta es rutina formal y asfixiante en las reuniones del partido. Otra cuestión contra la que siempre se había advertido:
«La revolución languidece si no se toma medidas para prevenir estos fenómenos, si no procede en la revolucionarización continua del partido. Pienso en particular en las tendencias de algunos de sus camaradas que, por lo que hemos oído, tienden a dirigir interminables discusiones en las organizaciones de base, olvidando los problemas esenciales del partido. Los debates impregnados de un espíritu mórbido no proceden de sentimientos y de ideas realistas verdaderamente marxistas leninistas, sino de sentimientos e ideas subjetivistas. (...) Este fenómeno, aunque raro, también ocurre en algunas de las organizaciones de base de nuestro partido, donde también hay algún elemento que otorga más importancia a las cuestiones secundarias y a los problemas personales. Así, cuando alguien comete un error la discusión en la organización de base del partido no versa sobre este error, sino sobre los «bellos ojos» de este o aquel, cuando las discusiones prosiguen sin cesar de reunión en reunión y en un espíritu malsano, los grandes problemas esenciales de la organización entonces son descuidados forzosamente, los comunistas riñen entre ellos y se dividen en grupos y en camarillas. Cuando estos grupos o camarillas se presentan en principio quizás parezca que no tengan una naturaleza política, sino un carácter personal, porque ellos no se presentan al principio en contra del partido directamente. Sin embargo, yendo persona contra persona la discusión ya no se basa en principios, y los desacuerdos tienden a ampliarse, debilitando o poniendo en peligro al partido. Así pues, la organización básica del partido se divide en dos, los esfuerzos del partido para resolver los problemas que le preocupan comienza a disminuir, la gente solo está ocupada con los problemas personales y las discusiones sin importancia, mientras problemas esenciales se descuidan y la organización se debilita. El partido nos enseña que las deficiencias y errores no deben permitirse en nuestras filas. Tan pronto como sean descubiertos ellos deben ser criticados y corregidos al tiempo de prevenir que ellos se extiendan hasta el punto de que se cree un cisma». (Enver Hoxha; Los objetivos se consiguen a través de acciones y no de discusiones estériles; De una conversación con el Secretario General del Partido Comunista de Perú Saturnino Paredes Macedo, 12 de julio de 1969)
Ello certificaba que el partido podía exhortar en discursos a las masas, pero estas habían dejado de creer en su dirección, hasta que finalmente gran parte de ella se dejasen seducir años después por los nuevos partidos anticomunistas que empezaban a crecer rápidamente ante el descrédito del PTA.
Albania acabó sufriendo aquello que ya habían advertido muchos de sus ideólogos:
«La vida ha demostrado que cualquier absolutización del centralismo y la infravaloración de la democracia conduce al centralismo burocrático, al sectarismo y al aventurerismo político, como sucedió en la Unión Soviética, donde los revisionistas establecieron su dictadura burocrática como un arma para ejercer la dominación de la nueva clase burguesa sobre las masas». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
En el IXº Congreso del PTA de 1986 hay varias referencias de Alia y Çarçani a la unidad, a la disciplina laboral, y demás, mientras por otro lado se hablaba de la iniciativa de las masas, de crítica y autocrítica, pero solo eran eslóganes, la fachada de un centralismo burocratizado.
Enver Hoxha subrayó no solo la crítica a los subordinados, sino de éstos a los jefes como única forma de garantizar la democracia proletaria:
«Cada comunista y miembro de toda instancia del Partido, independientemente del puesto que ocupa y la función que ejerce, debe rendir y pedir cuentas hasta el fin de la aplicación de la línea y las directrices del Partido, de las decisiones de la organización de base y de las tareas estatales. Esto se logra cuando los comunistas desarrollan con audacia y sin temor la autocrítica y la crítica con cualquiera que no realiza las tareas, cuando llevan a cabo una resuelta lucha contra el miedo, la venganza y el indiferentismo pequeñoburgués. La actitud autocrítica hacia las deficiencias, la audacia de los comunistas para criticar y pedir cuentas son un ejemplo y una gran fuente de inspiración para todas las masas trabajadoras». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Se empezó a dejar de ver eso que Stalin denominó muy acertadamente el control tanto por arriba como por abajo, en el cual Hoxha tanto insistió:
«La definición de la posición de los cuadros no solo desde arriba, sino también desde abajo, la obligación de rendir cuentas como una norma general y el asentamiento de su entera actividad bajo el riguroso control de la clase obrera y las masas, el estrechamiento de la brecha entre los bajos y altos salarios, el sistema de participación de cuadros en el trabajo de producción junto a las masas, su circulación desde el centro a la base, y de la base al centro, la abolición de los rangos militares, etc. todo esto habla de una nueva experiencia histórica que ya ha se afirmado así mismo y que enriquece la teoría y la práctica del socialismo científico.
Las enseñanzas del camarada Enver Hoxha sobre el control por las masas desde abajo, y en primer lugar, sobre el directo control de la clase obrera y el campesinado constituye una contribución a la teoría y práctica del socialismo científico para el desarrollo de la democracia socialista y la defensa de la dictadura del proletariado. El partido ha demandado y demanda que este control debe ser entendido ideológica y políticamente, no solo como una ley y principio objetivo de nuestra vida estatal, como una viva expresión de la democracia socialista en acción y como un activo método revolucionario para continuar la implementación de las decisiones y directivas del partido hasta el fin, pero también como un medio efectivo para oponerse a la burocracia y el liberalismo, y como uno de los principales garantes para alejar el peligro del revisionismo y el retorno al capitalismo». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania, 1983)
Esto fue algo que los líderes albaneses empezaron a olvidar en sus discursos, o que en otras ocasiones utilizaron demagogicamente para imponer su propia línea política en un caso determinado. El hecho de que veamos luego que en 1990 los principales líderes comunistas no tuvieran la confianza de las masas, incluso fueran rechazados en las elecciones en sus propios distritos, prueba tal cosa.
La CIA cifraba sus esperanzas en las intenciones de Alia, quien desde etapas muy tempranas era presentado como el elemento que tendía a una «modernización» y «apertura» en el sentido capitalista, algo que obviamente era saludado con esperanzas para los EE.UU., que deseaba atraer a Albania a su centro de influencia. Por otro lado, se identificaba a Hoxha como el elemento de la «vieja guardia stalinista, opuesto a este camino:
«Además, las iniciativas tienen un apoyo crítico –expresado públicamente– por parte de líderes de alto rango como Alia, quienes también están tratando de institucionalizar algunas metas modernizadoras en el próximo plan quinquenal. (...) [Hoxha] insiste en controlar el paso y extensión hacia cualquier iniciativa: él trata de preservar controles institucionales clave como la prohibición de créditos y racionar de otro modo la exposición de su pueblo a las ideas occidentales disruptivas». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Se creía que ambas tendencias podían convivir mientras durase la reestructuración económica provocada por la ruptura sino-albanesas, que obligaba a Albania ampliar los vínculos comerciales y diplomáticos, pero se advertía que finalmente una de las dos tendencias se impondría en los años siguientes, esto era: o una integración total en el mercado capitalista internacional o una independencia del mercado mundial capitalista y sus leyes. Aunque no se comenta, estos dos caminos también suponían una distinta forma de ver el propio sistema económico albanés desde su base.
La CIA creía que Hoxha cortaría de raíz cualquier intento de Alia de «ir más allá», y que los seguidores de Alia tenían el tiempo a su favor, ya a causa de la salud de Hoxha, pronto tendrían a su principal obstáculo fuera de juego:
«Alia y sus oponentes en el liderazgo probablemente pueden coexistir por ahora en una atmósfera de cambio gradual. (...) Nuestro sentido de dinámica albanesa sugiere que Hoxha, si aún está saludable y a cargo, intentará resolver las luchas futuras volviéndose hacia adentro. Pero cuanto más se posponga tal confrontación, mayor será el cambio que la nueva generación. (...) Varios desarrollos; un brote de faccionalismo político serio en el liderazgo, quizás provocado tras la muerte de Hoxha. (...) Podría alterar sustancialmente estas prioridades». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
Como sabemos, con la muerte de Hoxha en 1985, las ideas de Alia se acabaron imponiendo:
«Ramiz Alia, líder del partido y el Estado desde 1985. Ha continuado la rígida retorica ideológica de su predecesor Enver Hoxha. Aun así, se ha desmarcado cautelosamente de la política exterior y económica de Hoxha, incluyendo la iniciación de un limitado programa de reformas económicas para revitalizar la economía. Alia ha criticado la actuación económica, culpándola a una pobre gestión y dirección, y ha llamado a una descentralización en las decisiones económicas. Creemos que él va a instituir más cambios, si, como esperamos, la economía falla en mejorar significativamente. Las siguientes áreas han sido objeto de reforma:
Permisión de alguna propiedad privada: Albania está intentando suplementar la producción colectiva a través del uso de la propiedad privada. Mientras Hoxha buscó abolir las parcelas privadas, Alia está animando su uso para incrementar el suministro del mercado. En la producción ganadera, las brigadas individuales son permitidas para hacer crecer pequeños rebaños y vender la sobreproducción.
Incremento de los precios de la agricultura: Tirana aumentó los precios de compra de cultivo y productos ganaderos por una cantidad indeterminada el último diciembre, para aumentar la producción y estrechar diferencia de ingresos entre las áreas rurales y urbanas.
Introducción de una reforma salarial: Albania ha introducido incentivos, comenzando tan pronto como 1985, para estimular la producción en un número de industrias clave. Los trabajadores ahora son recompensados con bonos por dificultad en el trabajo o alta productividad. El régimen ha introducido bonos para algunos importantes sectores como la minería, petróleo, geología y textiles.
Mayor consumo de bienes: Alia ha prometido producir más bienes de consumo para superar la escasez crónica. Sin embargo, la restricción presupuestaria quizás limite la efectividad de dicha política porque la producción de consumo se ve cada vez más forzada a completarse con la industria pesada por recursos escasos». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Reformando cautelosamente una economía atrasada, 5 de noviembre de 1987)
Si el lector sobreentiende este lenguaje imperialista, comprenderá muy bien lo que se movía en las entrañas del régimen albanés para 1987.
También en la agricultura se dio un proceso de regresión durante 1986-1990:
«Durante la socialización, la colectivización y la organización de la economía socialista comenzó el proceso de creación de las grandes granjas colectivas. Esto tuvo algunos efectos beneficiosos, por ejemplo, se conectaron las granjas de la colina con las granjas de la montaña o las granjas de la colina con las de la llanura. Las condiciones naturales dictan que tipo de desarrollo puede realizarse. En las montañas, por ejemplo, uno hallaba ovejas y otro ganado, buen ganado. Entonces la gente prometió mantener la producción durante todo el año. Esto es importante, ya que en Albania el invierno es muy duro con la nieve y las condiciones glaciales. La mayoría de las empresas socialistas eran de hecho de montaña. Este proceso se desarrollaba en algunos campos de la economía, la economía estatal y la economía colectiva. Durante los tiempos de Enver Hoxha, la economía se encontraba bajo el control del Partido Comunista y el aparato estatal. Después de la muerte de Enver Hoxha este control se debilitó como consecuencia de la liberalización del estado y el partido, con el inevitable resultado de que, en última instancia, había menos trabajo y la producción era inferior. Esto creó una situación en la cual era imposible satisfacer las demandas de las personas en torno a ciertos productos como la leche, los huevos y el queso; principales productos tradicionales en Albania. Otras cosas que cambiaron fueron la colectivización de las ovejas, de modo que en algunas áreas se convirtieron, efectivamente, en propiedad personal de un miembro del Congreso. (...) Para ver cómo progresaban las cosas envió a personas – algunos de sus amigos en el centro a un alto nivel – para supervisar estas reformas en la producción. La gente era favorable al proceso, puesto que los animales ovinos y ganaderos ya no eran una preocupación familiar de manera que sus hijos estaban ahora libres para empezar la escuela y lograr mejores resultados académicos. Hubo otros efectos beneficiosos, por ejemplo se protegieron los árboles del daño causado por los animales porque el ganado se trasladó a las zonzas montañosas donde no había ninguna clase de árboles frutales u otros cultivos. Pero cuando este proceso comenzó, no fue apoyado por la propaganda y no se hizo ninguna tentativa para estudiar científicamente la eficacia de los cambios. Pero en 1986, el Primer Ministro Adil Çarçani declaró, «Este sistema tiene que terminar ahora». Este fue un resultado trágico ya que condujo a una caída en la producción de aquellos productos de subsistencia necesarios para la vida cotidiana. Ahora el campo no es capaz de suministrar a las ciudades porque los agricultores ni siquiera son capaces de cubrir sus propias necesidades. Hubo, por lo tanto, graves problemas en las reformas en la agricultura». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Estas medidas iban en contra de lo que años antes la dirección del PTA. El lector puede ver las últimas directrices de Enver Hoxha sobre el desarrollo que estaba tomando y debía tomar la agricultura: «Problemas y tareas de la transformación de las cooperativas de tipo superior en empresas agrícolas» de 1980 y «No debemos separar la intensificación prioritaria de la zona llana determinada de la intensificación de toda la agricultura» de 1982.
Pongamos un breve ejemplo de la razón por la que afirmamos que las políticas de Alia eran contrarías a la política del PTA de antaño:
«Otro importante aspecto del perfeccionamiento de las relaciones en el terreno de la propiedad en el campo, son las medidas que ha tomado el Partido para la limitación del patio cooperativista y la concentración del ganado de las familias cooperativistas. El patio cooperativista, como fenómeno económico, surgió junto con la colectivización de la agricultura. El patio cooperativista es una explotación auxiliar, suplementaria, con un carácter de consumo personal y provisional. Con la satisfacción cada vez mejor de las necesidades de la familia cooperativista, por parte de la cooperativa, con la elevación de su bienestar, el patio cooperativista debe reducirse gradualmente y en una etapa dada debe desaparecer. «Si conseguimos crear la abundancia en la cooperativa –indica el camarada Enver Hoxha– es decir que el campesino vea que la cooperativa le aporta grandes ingresos y no el patio cooperativista, y, cuando no teóricamente, tenga la posibilidad de comprar en la cooperativa también la leche, la carne, las verduras, las frutas, etc., entonces el mismo verá como un obstáculo su patio cooperativista». En nuestro país, el patio cooperativista se ha venido limitando continuamente y el papel de esta economía, como fuente suplementaria de las necesidades de la familia cooperativista, se ha reducido.
Los revisionistas modernos, con los soviéticos a la cabeza, no sólo no consideran el patio cooperativista como un fenómeno que tiende a desaparecer, al contrario lo califican como un fenómeno imprescindible que debe desarrollarse y ampliarse aún más, no sólo en el campo, sino también en la ciudad. «La forma de capitalismo colectivo existente en la Unión Soviética y otros países –dijo el camarada Enver Hoxha en el VIIIº Congreso del PTA de 1981– en la actualidad va acompañada en amplia escala de formas directas de propiedad privada. Las explotaciones individuales privadas son consideradas por los revisionistas como una fuente fundamental para la producción de carne, de leche y de otros productos agrícolas, e incluso se les confía el ganado de los koljoses y sovjoses para su alimentación y cría, liquidando así todo vestigio que haya podido quedar del sistema socialista en el campo. Este camino es el que ha conducido a una profunda crisis a la agricultura de muchos de estos países, donde la falta de alimentos y de materias primas agrícolas se ha convertido en uno de los problemas más serios para la vida de las masas trabajadoras». (Nexhumedin Dumani y Zydi Pepa; El pensamiento teórico marxista leninista del PTA y del camarada Enver Hoxha sobre la transformación y el desarrollo socialista de la agricultura, 1984)
He aquí que Albania estaba sufriendo el mismo proceso que ya habían sufrido otros países muchos antes.
La producción material neta entre 1961-1970 toma un incremento de un 7,4%, entre 1971-1980 desciende pero se mantiene en un aceptable 4,6%, y para 1981-1988 baja a un preocupante 1,7%.
La producción industrial bruta entre 1961-1970 toma un incremento de un excelente 9,8%, entre 1971-1980 desciende pero se mantiene en un gran 7,5%, y para 1981-1988 baja a un 2,8%.
La producción agrícola bruta entre 1961-1970 toma un incremento de un nada desdeñable 6%, entre 1971-1980 pasa a un 3,8%, y para 1981-1988 baja a un 1,5%.
La productividad laboral industrial en el período de 1970-1980 era de 1,8%, pero ahora en el en el período 1981-1988 había caído al -1,3%.
Mientras que la producción agrícola en el período de 1970-1980 ya había caído en déficit con un -0,2%, ahora entre 1981-988 bajaba hasta el -2,0%.
En consecuencia de todo lo anterior, la propia inversión bruta había caído del un 4,9% de 1970-1980, a un 1,5% de 1981-1988.
Si vemos el informe de Adil Çarçani al IXº Congreso del PTA de 1986, se cifraban muchas esperanzas en ampliar algunas ramas clave. Se prometía que el acero laminado aumentaría su producción de 1986 a 1990 en un 30%. Eso nunca sucedió. Según los datos de Raymond Zickel y Walter R. Iwaskiw, entre 1985 y 1988 el acero laminado no sólo no creció, sino que entre 1985 a 1988 pasó de una producción de 107 miles de toneladas a 95.
Adil Çarçani consideró al petróleo como uno de los «objetivos prioritarios» para el próximo plan de 1986-1990, algo normal si además tenemos en cuenta que se descubrieron nuevos yacimientos que podrían dar sustanciales ganancias al régimen. Se databa que este podría aumentar en un 33-35% su producción. Bien, según las referencias de antes, el petróleo no sólo no creció, sino que entre 1985 a 1988 pasó de 1.400 a 1.200 millones de toneladas, con lo que es obvio que para 1990 no se lograron las previsiones estipuladas.
Adil Çarçani también preveía aumentar el ritmo de exportación sobre la importación, en concreto se estimaba un aumento de las exportaciones de un 7,8% entre 1986-1990. Según las mismas referencias, desde 1980 las exportaciones de Albania cayeron más del 50%, a alrededor de 120 millones de dólares a principios de la década de 1990, la importación alimentaría se manifestó en un aumento del 20%, agotando las reserva de divisas. Ni siquiera las olas de inmigración a países como Italia o Grecia aliviaron la situación.
Según los datos que da O'Donell que se remite a la propia CIA, en los últimos años de Hoxha mostraba que en 1983, Albania importó bienes por valor de 280 millones de dólares pero exportó bienes por un valor de 290 millones de dólares, lo que produjo un superávit comercial de 10 millones de dólares. En el presupuesto estatal de 1984 se mostraron gastos de 1.28 mil millones e ingresos de dólares 1.29 mil millones.
En cambio ya en época de Ramiz Alia, los datos de importación superan en demasía a los de exportación, y apoyan esta tesis:
«En 1989 Albania importó alrededor de US $ 245 millones en bienes de Occidente, frente a los US $ 165 millones en 1988. (...) Importó principalmente bienes de capital, productos semielaborados y piezas de repuesto necesarias para mantener en funcionamiento las industrias, especialmente las industrias productoras de exportaciones. Las importaciones incluyeron locomotoras, remolques, maquinaria, textiles, fibras sintéticas, lubricantes, colorantes, plásticos y ciertas materias primas». (Raymond Zickel y Walter R. Iwaskiw; Albania: un estudio de país, 1994)
Según el libro de Raymond Zickel y Walter R. Iwaskiw: «Albania: un estudio de país» de 1994, el comercio externo pasó de 727 millones de leks en 1986 a 777 millones de leks en 1990; mientras que el comercio interno descendió de 892 millones de leks en 1986 a 788 millones de leks en 1990.
¿Qué impacto tuvieron las reformas de Ramiz Alia para final de la década de los 80?:
Los datos demuestran que si bien en 1985 existían ciertos problemas económicos, ni mucho menos era una situación ruinosa, sino que se habían logrado grandes éxitos económicos. El empeoramiento sucesivo de la economía vino a partir de mediados de los 80 con la liberalización económica del sistema, y para finales de la década era imposible de ocultar sus nefastas consecuencias. Pese a la expansión diplomática y comercial que daba oxígeno al régimen, con las reformas internas promovidas por Ramiz Alia, la economía no solo empieza a dar signos de agotamiento, sino que acaba con una productividad laboral insostenible mientras se importa más de lo que se exporta, un signo inequívoco de que la economía nacional ya no era capaz de autoabastecerse en casi ningún campo, empezó a haber casos de desempleo, altas demandas de inmigración, inflación etc. El carácter de las reformas introducidas daba como resultado que cada vez fuese más difícil cuadrar el plan nacional, los resultados no coincidían con los pronósticos. Todo esto es exactamente lo que ya sucedía en otros países revisionistas desde hacía tiempo, algo que antaño denunciaban los albaneses como signos inevitables de una economía capitalista.
La profundización de los errores en política exterior
El PC ML de EEUU siguió señalando el nudo de contradicciones en que se estaba metiendo el PTA, ya sin Enver Hoxha y con el liderazgo total de Ramiz Alia, donde se estaba profundizando el proceso de degeneración. Véase sus artículos en Worker’s Advocate.
1) En el artículo: «El Partido del Trabajo de Albania da una evaluación errónea de la socialdemocracia griega» se decía sin miramientos que se estaban creando ilusiones antiimperialistas acerca de la socialdemocracia:
«El artículo en cuestión fue publicado el 2-4 de junio de 1985 por la ATA, boletín de la Agencia Telegráfica Albanesa. La ATA resumió el artículo y saludó la victoria en las elecciones de los socialdemócratas de PASOK liderados por Papandreou, quién volverá a ser el primer ministro griego. Se clama, entre otras cosas, lo siguiente:
1) Que Papandreou está llevando a cabo una «política independiente» para Grecia, esto implica una política antiimperialista de EEUU, o al menos fuera de la esfera del imperialismo estadounidense.
2) Que Papandreou está luchando contra las bases militares de EEUU en territorio griego y otros planes de la OTAN y;
3) Que EEUU está extremadamente preocupado por la victoria del progresista Papandreou». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.1, N#5; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de junio de 1985)
2) En el extenso artículo: «Nuestras diferencias con el IXº Congreso Partido del Trabajo de Albania» se criticaba entre otras cosas;
La actitud hacia la Alemania Occidental:
«En una ocasión, el camarada Enver Hoxha condenó a los revisionistas chinos por sus relaciones con los reaccionarios alemanes. Él escribió:
«Ahora podríamos decir que Alemania está asumiendo las características del revanchismo totalitario fascista, buscando crear su propia esfera de influencia». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Y él señaló a Franz Joseph Strauss, declarando:
«El grupo fascista alrededor de Joseph Strauss, los generales hitlerianos, los poderosos revanchistas reales de Bonn, se están publicitando abiertamente como los aliados más cercanos de China». (ibid.)
Pero, el año pasado, la ATA informó al mundo que «El primer ministro de Baviera de la RFA, Joseph Strauss, llegó a Tirana en una visita privada y él «tuvo una reunión con el presidente del consejo de ministros de la república socialista de Albania». (ATA, 21-24 de mayo de 1986)
Sí, era el mismo Strauss, Strauss no había cambiado, la política de relaciones exteriores albanesa sí». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
Sobre la visita de Strauss a Albania nos podemos valer de las mismas palabras que dedicó Hoxha a Mao sobre la visita de Nixon:
«La visita de Nixon a China y las conversaciones con él, no pueden sino crear en la gente sencilla, en los pueblos, en los revolucionarios, ilusiones dañinas respecto al imperialismo norteamericano, a su estrategia y su política. (...) Puede imaginarse qué pensarán los obreros italianos que se enfrentaron con la policía y manifestaron su odio contra la última visita de Nixon a Italia, los trabajadores japoneses que no permitieron a Eisenhower ni pisar su tierra, los pueblos de América Latina que protestan, y se levantan contra los Rockefeller y todos los demás emisarios del gobierno de Washington. Tan sólo los titistas yugoslavos y los revisionistas rumanos recibieron con flores al presidente Nixon en sus capitales. (...) La visita de Nixon a China alentará también la corriente centrista y ofrece argumentos a sus adeptos para probar la «justeza» de su línea oportunista. (...) La historia del Movimiento Comunista conoce numerosos ejemplos de conversaciones a diversos niveles con los adversarios. No se pueden hacer paralelismos históricos, ya que tales conversaciones se habían llevado a cabo en condiciones, momentos y sobre cuestiones diferentes. Pero nuestros grandes maestros han indicado que las conversaciones deben llevarse a cabo cuando realmente son indispensables, cuando sirven a la causa de la revolución y del socialismo, que se debe tener claramente en cuenta los fines agresivos del adversario y valorar de manera correcta la situación y al propio adversario. (...) Esto, según nuestra opinión, en estas condiciones, es erróneo, tanto en el plano de los principios, como tácticamente» (Partido del Trabajo de Albania; El recibimiento de Nixon en Pekín no es correcto, nosotros no lo apoyamos; Carta dirigida al CC del PC de China 6 de agosto de 1971)
No creemos que para establecer relaciones diplomáticas, comerciales o hablar sobre las reparaciones de guerra, sea necesaria ni beneficiosa la visita de una figura burguesa de la talla de Strauss, al cual se la había calificado de la peor forma en la propia prensa albanesa. Tras 1987, veremos como se buscaba establecer unas relaciones económicas albano-alemanas ajenas al camino anterior.
Sobre la visita de Strauss a Albania nos podemos valer de las mismas palabras que dedicó Hoxha a Mao sobre la visita de Nixon:
«La visita de Nixon a China y las conversaciones con él, no pueden sino crear en la gente sencilla, en los pueblos, en los revolucionarios, ilusiones dañinas respecto al imperialismo norteamericano, a su estrategia y su política. (...) Puede imaginarse qué pensarán los obreros italianos que se enfrentaron con la policía y manifestaron su odio contra la última visita de Nixon a Italia, los trabajadores japoneses que no permitieron a Eisenhower ni pisar su tierra, los pueblos de América Latina que protestan, y se levantan contra los Rockefeller y todos los demás emisarios del gobierno de Washington. Tan sólo los titistas yugoslavos y los revisionistas rumanos recibieron con flores al presidente Nixon en sus capitales. (...) La visita de Nixon a China alentará también la corriente centrista y ofrece argumentos a sus adeptos para probar la «justeza» de su línea oportunista. (...) La historia del Movimiento Comunista conoce numerosos ejemplos de conversaciones a diversos niveles con los adversarios. No se pueden hacer paralelismos históricos, ya que tales conversaciones se habían llevado a cabo en condiciones, momentos y sobre cuestiones diferentes. Pero nuestros grandes maestros han indicado que las conversaciones deben llevarse a cabo cuando realmente son indispensables, cuando sirven a la causa de la revolución y del socialismo, que se debe tener claramente en cuenta los fines agresivos del adversario y valorar de manera correcta la situación y al propio adversario. (...) Esto, según nuestra opinión, en estas condiciones, es erróneo, tanto en el plano de los principios, como tácticamente» (Partido del Trabajo de Albania; El recibimiento de Nixon en Pekín no es correcto, nosotros no lo apoyamos; Carta dirigida al CC del PC de China 6 de agosto de 1971)
No creemos que para establecer relaciones diplomáticas, comerciales o hablar sobre las reparaciones de guerra, sea necesaria ni beneficiosa la visita de una figura burguesa de la talla de Strauss, al cual se la había calificado de la peor forma en la propia prensa albanesa. Tras 1987, veremos como se buscaba establecer unas relaciones económicas albano-alemanas ajenas al camino anterior.
La actitud hacia Austria:
«Austria. Hace unos pocos meses la ATA ha escrito un artículo a través de Bashkimi con la ocasión del día nacional austriaco. Él clamaba así:
«La posición de Austria en las relaciones internacionales son apreciadas por el pueblo y el gobierno albanés. El pueblo austriaco y el distinguido estado y personalidades sociales han expresado su respecto por las políticas de principios de la RPS de Albania». (ATA), 26-28 de octubre, 1986)
¿Tenemos que creernos que la política austriaca y albanesa en el exterior se apoyan mutuamente? Mientras tanto la ATA no ha dicho nada sobre el Presidente Austriaco Kurt Waldheim como un oficial nazi que cometió atrocidades en la Segunda Guerra Mundial en los Balcanes. Ni tampoco hay otra crítica al capitalismo austriaco. En cambio, ellos mandaron un mensaje en el día nacional austriaco a la cabeza del estado Waldheim al mismo tiempo en que algunos países capitalistas rehusaron de mandar a sus diplomáticos para asistir a la inauguración de Waldheim». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
La actitud hacia Suiza:
«Suiza. Una tierra de poderosas compañías cuyos tentáculos se extienden alrededor de todo el mundo. El año pasado la ATA ha reportado en un artículo de un diario albanés Bashkimi, había anotado con entusiasmo en el 625 aniversario del Estado Suizo y sentenció que:
«La posición suiza en la arena internacional ha sido apreciada por el pueblo albanés». (ATA, 30 de julio-2 de agosto, 1986)
Pero la ATA aún no se ha posicionado sobre el envenenamiento de las industrias químicas suizas sobre el Río Rin, Aunque ha sido un gran escándalo en Europa. Tampoco ha reportado otros crímenes de los explotadores suizos». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
La actitud hacia Francia:
«Francia. La ATA está llena de conversaciones sobre las relaciones con Francia, de los visitantes franceses, la cultura francesa, etc. pero no de los marxista-leninistas. No denuncia por su nombre los crímenes de la maliciosa burguesía francesa. Por ejemplo, recientemente la ATA trajo el artículo «¿Quién se beneficia del conflicto en el Chad», en el cual hace un llamamiento para:
«Expulsar a todas las fuerzas militares extranjeras del Chad». (ATA, 28-30 de diciembre, 1987)
El Chad es una ex colonia de Francia; pero aún es dominado por Francia; y Francia y Libia son dos países con tropas en el Chad. Pero la ATA habla del «involucramiento del imperialismo americano y otros países» y de las armas que «quizás son de producción americana o de otros países». Incluso denuncia al socialimperialismo soviético en el artículo, pero Francia no es nombrada. Y, por ese motivo, no es común para la ATA escribir sobre los hechos actuales completamente». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
La actitud hacia Argentina:
«Argentina. El último año la ATA elogió al gobierno argentino por supuestamente:
«Perseguir una política exterior independiente». (ATA, 25-27 de mayo, 1986)
Citando a Bashkimi en la ocasión del Día Nacional de Argentina. De esta forma la ATA patrocinó el régimen del Presidente Alfonsín, quien está envuelto en oprimir a los obreros para los beneficios de los explotadores argentinos y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La ATA continua sin decir ni ha publicado nada sobre las recientes luchas obreras en Argentina. De esta manera, el PTA ha tenido una errónea asistencia a la política argentina, incluso en los días de la Guerra de las Malvinas o Falkland –en verano de 1982– cuando había un brutal régimen militar. El PTA apoyó la aventura de los militares argentinos, tomó una posición nacionalista de que el único problema que importaba fuera quien poseía esas diminutas islas. No consideraron apoyar las luchas de masas contra los generales, o notició que los generales lanzaron la guerra en un esfuerzo de convertir la lucha de masas en un fervor nacionalista. El PTA no dijo nada acerca de las atrocidades del régimen, el cual «desapareció» a cerca de 30.000 personas». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
«Argentina. El último año la ATA elogió al gobierno argentino por supuestamente:
«Perseguir una política exterior independiente». (ATA, 25-27 de mayo, 1986)
Citando a Bashkimi en la ocasión del Día Nacional de Argentina. De esta forma la ATA patrocinó el régimen del Presidente Alfonsín, quien está envuelto en oprimir a los obreros para los beneficios de los explotadores argentinos y del Fondo Monetario Internacional (FMI). La ATA continua sin decir ni ha publicado nada sobre las recientes luchas obreras en Argentina. De esta manera, el PTA ha tenido una errónea asistencia a la política argentina, incluso en los días de la Guerra de las Malvinas o Falkland –en verano de 1982– cuando había un brutal régimen militar. El PTA apoyó la aventura de los militares argentinos, tomó una posición nacionalista de que el único problema que importaba fuera quien poseía esas diminutas islas. No consideraron apoyar las luchas de masas contra los generales, o notició que los generales lanzaron la guerra en un esfuerzo de convertir la lucha de masas en un fervor nacionalista. El PTA no dijo nada acerca de las atrocidades del régimen, el cual «desapareció» a cerca de 30.000 personas». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
La actitud hacia México:
«Y después está México. El gobierno mexicano ha forzado la austeridad a las grandes masas trabajadoras. Se asienta sobre un «barril de pólvora», incluso la burguesía americana está fuertemente inquieta por el creciente malestar de las masas en perspectiva de una nueva revolución. Pero la ATA todo lo que pensó en hacer fue presentar como realmente preocupado por las masas al gobierno mexicano. Recientemente se publicó un artículo titulado: «Éxitos de México en su lucha contra el analfabetismo». (ATA, 7-8 de diciembre, 1986)
Los estudiantes mexicanos están protestando y manifestándose por los recortes en educación, mientras el PTA elogia que el gobierno mexicano enseñe a leer y escribir a la gente. El PTA ha elogiado la posición del gobierno México algún tiempo. Por ejemplo, Bashkimi tomó a México como un ejemplo del «desarrollo independiente» de un país atrasado. Él declaró que el gobierno mexicano se opone a «las políticas perseguidas por las dos superpotencias» y ha apoyado «las luchas de liberación de los pueblos de regiones cercanas contra los regímenes dictatoriales y el imperialismo americano». (ATA, 14-17 de septiembre, 1983)
Entre otras cosas, esto equivale a apoyar al grupo burgués Contadora, del cual México es promotor, aunque el PTA no se ha pronunciado abiertamente en una dirección u otra sobre Contadora. El grupo burgués Contadora está compuesto por los gobiernos burgueses de Colombia, México, Panamá y Venezuela. Posa como algo crítico a la intervención militar estadounidense, propone su propio método para apagar el fuego revolucionario de América Central. El PTA también promueve la posicione interna del gobierno mexicano. El artículo de Bashkimi elogia «las medidas de progreso y desarrollo del país en varios campos». Y ahora el PTA ha salido apoyando las políticas educativas del gobierno mexicano en un momento en el que los estudiantes se están revelando contra ellas. Además, el PTA no ha publicado noticias ni ha apoyado las huelgas de masas contra el hambre y la represión en México». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
La concepción sobre las alianzas europeas:
«Más generalmente, el camarada Alia estableció un principio general para asegurar la consecución unas adecuadas relaciones entre estados europeos y pueblos. Todo lo necesario es que estas alianzas no deben estar dirigidas contra terceros partidos. Él declaró:
«Las alianzas y amistades entre estados, naturalmente, son cuestiones que dependen de la decisión de cada uno, como la seguridad colectiva, que no puede ser negada a nadie que la quieren. Pero lo que es inaceptable es cuando esas alianzas y amistades están dirigidas contra otros, cuando las responsabilidades asumidas dentro de ellas amenazan los intereses y la seguridad de otros países». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
Algo de esto es realmente bizarro. El camarada Alia reivindica que la «seguridad colectiva» es una de las formas aceptables de alianzas entre países europeos del presente. Pero, él dice, esta «seguridad colectiva» no debe estar dirigida contra alguna amenaza de un tercer partido. Entonces, ¿contra qué se aseguran? ¿Invasores marcianos? De hecho, el problema clave es cómo determinas la naturaleza de las alianzas. ¿Debe uno interesarse por la naturaleza de clase de los estados involucrados, por cuál clase es la clase dominante? ¿O debe limitarse uno mismo a las buenas palabras de los diplomáticos? ¿Es posible que la «malvada burguesía francesa» o la «revanchista burguesía alemana», etc. cerrarán bonitas alianzas y amistades las cuales no serán dirigidas contra ninguna tercera parte?». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
Las ilusiones sobre una completa democratización de las relaciones entre países socialistas y capitalistas:
«¿Qué queda cuando uno remueve la lucha revolucionaria por el socialismo? Hay un sueño por la completa democratización de relaciones entre estados, la cual presumiblemente puede crearse solamente con el fin de la dominación de las superpotencias. El camarada Alia proclama que Albania y el PTA:
«Se oponen a toda práctica de desigualdad y discriminación y dictados de un gran Estado en relaciones internacionales. Ellos están a favor de la completa democratización de estas relaciones. Los estados no son iguales considerando su extensión de territorio, el número de su población, su potencial económico y demás. Pero esto no le da derecho a los grandes y poderosos estados el derecho para tener especiales privilegios en las relaciones internacionales, de posiciones de dominación hacia otros». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
Naturalmente Albania tiene que luchar a cara de perro contra los que pretenden imponer esto. Pero mirando como plantea el problema el camarada Alia. (…) No hay mención a la lucha de clases en estos países. No hay lucha entre socialismo y el cerco imperialista-revisionista, sino solo una lucha entre pequeños inocentes versus grandes matones. (…) Pero el camarada Alia pone por delante una utopía en la cual las relaciones entre los diferentes países capitalistas y otros países capitalistas y la de ellos con la Albania Socialista, pueden ser «ecuánimes, sinceras y fructíferas». (The Worker’s Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de febrero de 1987)
Entre las debilidades ideológicas del congreso, incluso se podría citar el hecho de que Ramiz Alia con toda tranquilidad proclamaba:
El revisionismo chino, como teórica y como práctica, ha sido desacreditado de tal forma que ha perdido toda influencia entre los revolucionarios y los movimientos de liberación». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
Ciertamente para el año 1986 el maoísmo había sufrido un descrédito enorme gracias en parte, a la gran labor que en su día hizo el PTA desenmascarando a esta variante del revisionismo, de hecho, el maoísmo se había fraccionado en varias tendencias. Pero esta corriente todavía seguía suponiendo un problema notable en muchos países, e incluso seguía habiendo seguidores del gobierno chino. Con estas declaraciones vanidosas Ramiz Alia solo coayudaba a que los marxista-leninistas se relajasen ante el golpe que había sufrido el maoísmo. Los resultados de esto son bien conocidos por todos: en la próxima década el repunte del maoísmo fue aún mayor.
Entre las debilidades ideológicas del congreso, incluso se podría citar el hecho de que Ramiz Alia con toda tranquilidad proclamaba:
El revisionismo chino, como teórica y como práctica, ha sido desacreditado de tal forma que ha perdido toda influencia entre los revolucionarios y los movimientos de liberación». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
Ciertamente para el año 1986 el maoísmo había sufrido un descrédito enorme gracias en parte, a la gran labor que en su día hizo el PTA desenmascarando a esta variante del revisionismo, de hecho, el maoísmo se había fraccionado en varias tendencias. Pero esta corriente todavía seguía suponiendo un problema notable en muchos países, e incluso seguía habiendo seguidores del gobierno chino. Con estas declaraciones vanidosas Ramiz Alia solo coayudaba a que los marxista-leninistas se relajasen ante el golpe que había sufrido el maoísmo. Los resultados de esto son bien conocidos por todos: en la próxima década el repunte del maoísmo fue aún mayor.
3) En el artículo titulado «Sobre el comunicado sectario de Madrid» se comentó la condena de varios partidos, incluidos el PCE (m-l) de Marco-Chivite, al partido estadounidense, precisamente por las críticas al régimen albanés:
«A finales de julio de 1987, alguna de las organizaciones agrupadas en el diario internacional «Teoría y Práctica», publicaron un comunicado conjunto en Madrid. (…) Una de las partes particulares del comunicado es que denunciaban al grupo Worker’s Advocate por actos de provocación. No hay más especificaciones. (…) Primero de todo, nuestro partido ha publicitado las críticas al PTA. Hemos hecho esto de forma camaraderil, como verdaderos amigos que desean ayudar a los trabajadores albaneses y comunistas. (…) El liderazgo del PCE (m-l) ha defendido que uno debe prohibir la discusión abierta entre comunistas de estos problemas. Esto supone el asegurar la unidad. Uno debe buscar formas para pasar por alto las diferencias y el apetito de las fuerzas derechistas y del liderazgo del PTA. Uno debe cerrar los ojos y dejar que unos cuantos líderes resuelvan todo a puerta cerrada. (…) Nosotros analizamos la idea del líder español Raúl Marco sobre la polémica silenciosa en el artículo «Sobre las cuestiones candentes en el movimiento marxista-leninista; Estancamiento silencioso o discusión entre miembros» –véase el Worker’s Advocate, 1 de octubre de 1986– y nosotros discutimos la línea política general de ellos en el artículos «Sobre la línea del PCE (m-l)» –véase el Suplemento del Worker’s Advocate, 15 de octubre de 1986. (…) Discutimos las ideas del camarada Raúl Marco y la línea del PCE (m-l) con calma, como camaradas, de la manera comunista. (…) El liderazgo del PCE (m-l) y otros están molestos por la discusión pública de las diferencias del movimiento mundial. El crimen de nuestro partido es que hemos defendido que los militantes comunistas en todo el mundo, los activistas que luchan, se sacrifican, los que mueren por la causa comunista, tengan el derecho de tomar parte en la decisión de los temas candentes del movimiento mundial. (…) Bueno, si el liderazgo del PCE (m-l) y los firmantes del comunicado se niegan a la discusión leninista, a la crítica y la autocrítica y el centralismo democrático en el mundo comunista, ¿con qué quieren remplazarlo? En la práctica han recurrido a intentar resolver las cosas en las proverbiales habitaciones llenas de humo. Han decidido decir una cosa en privado y otra en público. Han recurrido a tratar de resolver los temas candentes a espaldas de las masas. Y no es que estén guardando silencio ante las legítimas consideraciones de secreto. Todo el mundo sabe que, ante el terror salvaje de la burguesía, diversos asuntos organizativos deben mantenerse en secreto para que los comunistas no sean masacrados a sangre fría. Pero tales consideraciones no se aplican a los principales temas de la línea teoría y práctica». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.3, N#9; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 10 de septiembre de 1987)
Esto significa que para aquel entonces no solamente el Partido Comunista de España (marxista-leninista), sino también:
–El Partido Comunista de Colombia (M-L);
–El Partido Comunista de México (marxista-leninista);
–El Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Ecuador;
–La Liga Marxista-Leninista del Tigre;
–El Partido Obrero de los Trabajadores de Francia;
Aceptaban sin discusión la línea derechista que se había cristalizado en el PTA y se negaban a discutir cualquier posible error de dicho partido o de otros. Tampoco se prestaban a discutir los fallos inherentes en la crítica del grupo Worker’s Advocate, errores que como hemos dicho efectivamente existían entre los análisis del grupo estadounidense, solo hay que ver las referencias a la línea del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 y su ridícula distorsión en varios temas referidos al mismo. Pero los diferentes partidos al negarse a entrar en la polémica públicamente y contestar estos planteamientos, quedaron retratados directamente como unos cobardes, liderados por elementos sin capacidad teórica para adentrarse en debates de nivel e importancia suprema para el movimiento obrero internacional.
Viendo como les fue a más de uno con esta táctica que negaba lo evidente, muchos seguramente alegaran ahora a «toro pasado», como ha intentado hacer Raúl Marco, que sí tenían ciertas reservas hacia la propia línea del PTA cuando se estaba dando la degeneración del socialismo albanés, pero que prefirieron guardarlas dentro de la cúpula dirigente… o que se dieron debates internos pero se decidió mantener en secretos sus conclusiones. Seguramente sea un falso argumento de estos líderes para justificarse después de ser partícipes de la hecatombe del movimiento internacional con su seguidismo. Pero en caso contrario, sería una confirmación de que visto una y otra vez los resultados, no sirve de nada el mantener el «criticismo» en círculos cerrados. Así no se ayuda a nadie, no es una muestra de internacionalismo proletario, sino de todo lo contrario. Ese criticismo hay que constarlo en público para que no haya excusas ni malentendidos a posteriori, y hay que tener informada a la militancia y hacerla partícipe de los mismos debates, de otro modo se juega el rol del «pastor y el rebaño pasivo», tan común de organizaciones que acaban burocratizadas y que venden más pronto que tarde sus principios por capricho precisamente de dirigencias oportunistas y militancia de base sin espíritu revolucionario.
Viendo como les fue a más de uno con esta táctica que negaba lo evidente, muchos seguramente alegaran ahora a «toro pasado», como ha intentado hacer Raúl Marco, que sí tenían ciertas reservas hacia la propia línea del PTA cuando se estaba dando la degeneración del socialismo albanés, pero que prefirieron guardarlas dentro de la cúpula dirigente… o que se dieron debates internos pero se decidió mantener en secretos sus conclusiones. Seguramente sea un falso argumento de estos líderes para justificarse después de ser partícipes de la hecatombe del movimiento internacional con su seguidismo. Pero en caso contrario, sería una confirmación de que visto una y otra vez los resultados, no sirve de nada el mantener el «criticismo» en círculos cerrados. Así no se ayuda a nadie, no es una muestra de internacionalismo proletario, sino de todo lo contrario. Ese criticismo hay que constarlo en público para que no haya excusas ni malentendidos a posteriori, y hay que tener informada a la militancia y hacerla partícipe de los mismos debates, de otro modo se juega el rol del «pastor y el rebaño pasivo», tan común de organizaciones que acaban burocratizadas y que venden más pronto que tarde sus principios por capricho precisamente de dirigencias oportunistas y militancia de base sin espíritu revolucionario.
Lo cierto es que estos partidos cerraron filas públicamente hacia el PTA en detrimento de un grupo como el estadounidense, que insistimos, más allá de sus obvios errores en una serie de temas, estaba planteando la necesidad de prestar atención a los defectos que se estaban haciendo notar en el PTA y otros partidos, pero la respuesta de los pretendidos partidos de vanguardia fue hacer una defensa sin peros del PTA, ayudándole a continuar el camino de degeneración sin rechistar en público. Esto era normal, pues estos partidos estaban sufriendo el mismo proceso, como hemos visto en el caso del propio PCE (m-l).
4) En el artículo sobre «Posición errónea del Partido del Trabajo de Albania sobre Etiopía», se comentaba el reciente artículo albanés alabando al régimen reaccionario y revisionista etíope:
«El último mes la agencia de noticias albanesa oficial ATA [23 de septiembre de 1987], trajo un artículo de Bashkimi, periódico del Frente Democrático de Albania, alabando el régimen etíope actual y su maniobra de cambiar el nombre a «República Democrática Popular». Según el artículo, el régimen está caminando más rápidamente en el camino de la construcción de la independencia de Etiopía, construyendo una firme economía, etc., etc. El artículo habla en brillantes términos sobre la amistad entre los pueblos albanés y etíopes. Pero de hecho, dicha amistad solamente podría ser consolidada por una oposición [albanesa] al presente régimen militar del Derg [Consejo Administrativo Militar Provisional] y su líder Mengistu Haile Mariam. Este régimen bañado en sangre está entre los más crueles de África. (…) Es totalmente chovinista y ha librado año tras año una genocida guerra contra el pueblo eritreo. Así mismo, se ha comprometido también en una brutal agresión contra otras nacionalidades, como los tigriñas. Hablar de construir una firme economía solo puede sonar como una cruel burla al pueblo etíope, atormentado por el hambre. Las infames muertes de hambre en Etiopía son conocidas en todo el mundo. El presente régimen no solo se muestra incompetente confrontando la hambruna, sino que actualmente busca usar dichas hambrunas como una parte de su lucha contra las masas. Es cierto que Mengistu habla en nombre del socialismo y la revolución. Tiene estrechos lazos con el revisionismo soviético. La burguesía occidental hace uso de esto para cargar los impactantes crímenes del Derg sobre el comunismo. Pero el Derg no es más comunista que el Papa, él simplemente injerta una retórica revisionista para justificar sus bárbaras crueldades. De hecho, el Derg es el verdugo de los actuales revolucionarios y comunistas en dicho país. A este respecto es increíble que el artículo de la ATA elogie la proclamación de Etiopía como una «República Democrática Popular». El gobierno etíope no es democrático, sino que gobierna sobre el descontento de las masas por las armas. Esta declaración de que ahora es una república representativa es una falsedad. Quizás, sin embargo, esta renuncia al término «socialista» del nombre de la república esté diseñada para acercarse a la burguesía occidental. Al mismo tiempo, esto no llevaría implícito a una fractura del Derg con los revisionistas soviéticos. Bajo Gorbachov, el revisionista soviético ha advertido de que los regímenes del tercer mundo deben trabajar con más ahínco con los imperialistas occidentales». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.3 #10; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de octubre de 1987)
El periódico Worker’s Advocate criticaba el silencio y la condescendencia general sobre el PTA en este tipo de temas, era consecuencia del seguidismo ya manifestado en el Comunicado de Madrid de 1987:
«Este error de la ATA también muestra el gran peligro del plan presentado por el comunicado sectario de Madrid de julio de 1987 proclamado por algunos –que no todos– los partidos del grupo [de la revista] «Teoría y práctica». (…) El comunicado de Madrid fue, entre otras cosas, un intento de prevenir cualquier crítica pública hacia el Partido del Trabajo de Albania (PTA). Ciertos líderes que presionaron para nuestra condena en Madrid, puede que se quejaran un poco en privado acerca de esta o aquella posición del PTA, pero denigraron la naturaleza de estos errores, e hicieron todo lo mejor posible para mantener de su lado a aquellos que sabían mucho. Pero estos errores incluyen alabar el impopular y opresivo régimen de Etiopía». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.3 #10; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de octubre de 1987)
Seguramente los dirigentes y militantes del PCE (m-l) que aun vivan y puedan estar leyendo esto, se avergonzaran de no haber prestado atención a estas cosas.
Lo cierto es que las relaciones entre el PTA y el PCE (m-l) se habían enfriado abiertamente desde 1982 –véase las críticas indirectas del PCE (m-l) hacia el PTA en el IVº Congreso de 1985, o la carta del PCE (m-l) al PTA en 1985–. Hubo un franco cuidado del PCE (m-l) cuando no unas divergencias en varios temas. Para finales de 1985 nos encontramos ya un partido sin su principal dirigente: Elena Ódena, por otra parte la única figura con algo de personalidad, autoridad, honestidad e iniciativa como para combatir el revisionismo del PTA, y que tampoco pudo discernir ni analizar completamente el rumbo derechista que se estaba tomando –entre otras cosas por su delicada salud–. En cambio la nueva dirección del PCE (m-l) de 1986, ahora comandado por el nefasto dúo Marco-Chivite, hizo un abierto seguidismo a las políticas revisionistas de todos los partidos internacionales que precisamente fueron degenerando –véase también el citado Comunicado de Madrid de 1987–, incluyendo el servilismo hacia el PTA que resulta repugnante si tenemos en cuenta en qué momento se dio. Justo se volvieron a estrechar lazos, en un momento en que la degeneración del PTA iba cuesta abajo y sin frenos, es decir cuanto más se tenía que haber elevado la crítica y no había excusas para hacer pública la denuncia a las desviaciones del PTA. Esto indica que la nueva dirección del PTA y la nueva dirección del PCE (m-l), liderados por Raúl Marco y Ramiz Alia respectivamente, podían ahora llegar a acuerdos más fácilmente y dejar de lado las incomodas diferencias:
«Albania, que bajo la dirección del PTA, encabezado hoy por el camarada Ramiz Alia, avanza contra viento y marea por la difícil senda de la construcción del socialismo, hace frente y derrota tanto a enemigos externos como a internos. (...) Nuestro congreso deberá proclamar sin ambages nuestro apoyo y solidaridad, que nadie ha logrado nunca romper, a Albania Socialista, el heroico PTA y a su primer dirigente, el camarada Ramiz Alia». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del Vº Congreso del PCE (m-l), 1988)
Este tipo de citas demuestran el beneplácito oficial del PCE (m-l) en el ámbito interior a las purgas que Ramiz Alia desató sobre sus «enemigos internos», es decir tanto de simples arribistas que competían por el poder contra la camarilla de Alia como los elementos honestos que dudaban o criticaban su nueva orientación y que también fueron apartados del camino.
Desde diferentes puntos del planeta se puede ver esta postura condescendiente con el nuevo revisionismo albanés, que ya no eran conatos de él, sino la solidificación del mismo. El Movimiento de Acción Popular (Marxista-Leninista) clamaba en su artículo: «La organización política de la clase obrera internacional» reflexionaban varias cuestiones interesantes, pero con conclusiones acertadas y otras más que desacertadas:
«Cuando esta correlación es desfavorable, se exige concesiones que tienen que ver con la preservación objetiva del capital y sus manifestaciones. Estamos hablando de los momentos de reflujo revolucionario que obligan al proletariado a llevar a cabo no solo retiros tácticos sino estratégicos. En algunos retiros estratégicos; el proletariado pierde la fuerza, pierde el control, pierde poder, incluso todo el poder. El capital ha lanzado una contraofensiva y ha recuperado una nueva sala económica, política e ideológica, aunque todavía con mecanismos camuflados, tratando de restaurar la dictadura del capital como si fuera una transformación en la forma de la dictadura del proletariado. De esta manera, las razones del Estado, el derecho burgués, que son las justificaciones del pragmatismo burocrático, penetran en los razonamientos del proletariado y del socialismo. (...) Los contingentes más combativos del proletariado internacional dirigió sus ojos al último estado donde el proletariado tuvo su palabra: Albania. (...) Se ha demostrado que el proletariado en el poder no es invulnerable. (...) ¿Puede el PTA garantizar la omnipotencia, la invencibilidad de la dictadura del proletariado en Albania? ¿Hasta qué punto las razones de estado que impulsan a Albania ya son manifestaciones de las razones del capital, del derecho burgués, que han podido insertar una cuña en la sociedad albanesa? (...) Un ejemplo de esto es la consecuencia inmediata pero también consecuencias teóricas de las razones de estado que obligan a Albania, como estado, a mantener relaciones con el régimen retrógrado y medieval de Khomeini, con la dictadura de Turquía y, en su momento, con la dictadura militar en la Argentina. Estos son eventos que tienen un impacto a nivel internacional y, en particular, en la lucha del proletariado en esos países. (...) En efecto, algunos partidos suponen que esta unidad llega a través de la defensa cerrada y no crítica del Partido de Trabajo de Albania y el Estado Albanés como tal. No dejan espacio para la lucha ideológica y política. (...) Con esta posición, cualquier posibilidad de discusión y práctica internacional permanece subordinada. El PTA y el Estado Albanés son el punto de referencia para cualquier asunto bilateral y multilateral. De esta manera, la forma nacional de la lucha de clases en Albania es considerada como el contenido a nivel internacional. (...) Está claro que descartamos las actitudes verdaderamente provocativas de algunas fuerzas, que intentan convertir el problema albanés en una línea de demarcación, siendo nada más que el reverso del otro extremo de la primera posición. Es decir, tratando de decir que todos los partidos que no ven al PTA como un partido pequeño burgués en su esencia y forma nacionalista, burocrática y revisionista, no pueden ser partidos marxistas-leninistas». (Movimiento de Acción Popular (Marxista-Leninista), La organización política de la clase obrera internacional, 1989)
Nadie ha reclamado al gobierno albanés por mantener relaciones con dichos regímenes, sino por embellecerlos y por silenciar la lucha de los revolucionarios contra dichas camarillas reaccionarias. ¿Cómo no iba a ser tomado la cuestión albanesa como punto de referencia con la transcendencia que había tenido el PTA en la lucha contra el revisionismo y la lucha contra el socialismo? Estas declaraciones del MAP-ML eran esperpénticas. Tampoco es cierto que la política de un Estado Socialista deba dañar constantemente los intereses del proletariado de otros países por «razones de estado», como afirmaba el MAP-ML, esta tendencia solo ratifica que dicho partido que dirige ese presunto país socialista ha caído en el nacionalismo. Lo que ocurría para entonces es que el PTA no estaba en 1989 en un tránsito hacia el revisionismo, estaba tomado por el revisionismo, el cual tenía en Ramiz Alia su expresión pero no era ni mucho menos el único dentro del partido que había degenerado, en consecuencia el revisionismo se estaba reproduciendo conscientemente en su política interna y externa. Que el MAP-ML estuviese ciego, era problema suyo. Esto certifica que el propio MAP-ML había perdido el rumbo, como certificamos en nuestro capítulo: «La bajada de brazos final del MAP-ML; Equipo de Bitácora (M-L)» de 2015.
Desde diferentes puntos del planeta se puede ver esta postura condescendiente con el nuevo revisionismo albanés, que ya no eran conatos de él, sino la solidificación del mismo. El Movimiento de Acción Popular (Marxista-Leninista) clamaba en su artículo: «La organización política de la clase obrera internacional» reflexionaban varias cuestiones interesantes, pero con conclusiones acertadas y otras más que desacertadas:
«Cuando esta correlación es desfavorable, se exige concesiones que tienen que ver con la preservación objetiva del capital y sus manifestaciones. Estamos hablando de los momentos de reflujo revolucionario que obligan al proletariado a llevar a cabo no solo retiros tácticos sino estratégicos. En algunos retiros estratégicos; el proletariado pierde la fuerza, pierde el control, pierde poder, incluso todo el poder. El capital ha lanzado una contraofensiva y ha recuperado una nueva sala económica, política e ideológica, aunque todavía con mecanismos camuflados, tratando de restaurar la dictadura del capital como si fuera una transformación en la forma de la dictadura del proletariado. De esta manera, las razones del Estado, el derecho burgués, que son las justificaciones del pragmatismo burocrático, penetran en los razonamientos del proletariado y del socialismo. (...) Los contingentes más combativos del proletariado internacional dirigió sus ojos al último estado donde el proletariado tuvo su palabra: Albania. (...) Se ha demostrado que el proletariado en el poder no es invulnerable. (...) ¿Puede el PTA garantizar la omnipotencia, la invencibilidad de la dictadura del proletariado en Albania? ¿Hasta qué punto las razones de estado que impulsan a Albania ya son manifestaciones de las razones del capital, del derecho burgués, que han podido insertar una cuña en la sociedad albanesa? (...) Un ejemplo de esto es la consecuencia inmediata pero también consecuencias teóricas de las razones de estado que obligan a Albania, como estado, a mantener relaciones con el régimen retrógrado y medieval de Khomeini, con la dictadura de Turquía y, en su momento, con la dictadura militar en la Argentina. Estos son eventos que tienen un impacto a nivel internacional y, en particular, en la lucha del proletariado en esos países. (...) En efecto, algunos partidos suponen que esta unidad llega a través de la defensa cerrada y no crítica del Partido de Trabajo de Albania y el Estado Albanés como tal. No dejan espacio para la lucha ideológica y política. (...) Con esta posición, cualquier posibilidad de discusión y práctica internacional permanece subordinada. El PTA y el Estado Albanés son el punto de referencia para cualquier asunto bilateral y multilateral. De esta manera, la forma nacional de la lucha de clases en Albania es considerada como el contenido a nivel internacional. (...) Está claro que descartamos las actitudes verdaderamente provocativas de algunas fuerzas, que intentan convertir el problema albanés en una línea de demarcación, siendo nada más que el reverso del otro extremo de la primera posición. Es decir, tratando de decir que todos los partidos que no ven al PTA como un partido pequeño burgués en su esencia y forma nacionalista, burocrática y revisionista, no pueden ser partidos marxistas-leninistas». (Movimiento de Acción Popular (Marxista-Leninista), La organización política de la clase obrera internacional, 1989)
Las nuevas reformas de 1990 certifican un secreto a gritos: la degeneración del socialismo albanés
Ramiz Alia, intentando dar apariencia de normalidad, repitió una y otra vez, que el colapso de los sistemas capitalistas-revisionistas de Europa del Este no afectaban a Albania, que ella no tenía intenciones de liberalizar el sistema, o mejor dicho, de liberalizarlo más. Así lo dejó claro en su discurso del 11 de diciembre 1989. Sus palmeros en el extranjero reproducirían este mensaje de tranquilidad.
A unos meses del derrumbamiento del sistema albanés, un Raúl Marco del todo miope a la hora de leer los acontecimientos, diría desde el PCE (m-l):
A unos meses del derrumbamiento del sistema albanés, un Raúl Marco del todo miope a la hora de leer los acontecimientos, diría desde el PCE (m-l):
«Claro que no todo es
perfecto en Albania –ellos tampoco lo pretenden– ni tienen ya todo resuelto, ni
tienen la panacea universal. (…) En Albania no se han producido manifestaciones
antigubernamentales ni anticomunistas». (Revolución Española; Nº 21, 1990)
En las publicaciones del PCE (m-l) como en «Vanguardia Obrera»
lejos de defender el legado revolucionario de Enver Hoxha se plegaron ante las
políticas revisionistas de Ramiz Alia. En el plano general del movimiento
comunista marxista-leninista se pudo ver fácilmente el mismo camino cuando se
llegó al ridículo de que todos los partidos publicaron colectivamente los
artículos de Ramiz Alia más derechistas y liquidadores, como el titulado «La
democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo» del Xº Pleno del CC
del PTA de 19 de abril de 1990, publicado en el Nº10 de la revista
internacional conjunta «Teoría y práctica». Dicho discurso publicado también en
«Vanguardia Obrera» decía en un lenguaje que recordaba al titoismo,
jruschovismo, maoísmo, lo siguiente.
Ahora, ¿había calma en Albania? Era un hervidero.
Ahora, ¿había calma en Albania? Era un hervidero.
a) Las purgas en el partido.
Se ejecutó la sustitución de cuadros veteranos ligado a una promoción general del apoliticismo, de la desideologización de los aparatos del Estado como garantía de democracia y antiburocratismo.
«Durante estos dos-tres meses, en aplicación de las decisiones del IXº Pleno, se ha realizado la elección y reelección de bastantes cuadros. (...) Sólo en Tirana han sido sustituidos 266 directores, jefes, y funcionarios diversos. (...) El restablecimiento de la más justa proporción numérica entre los funcionarios miembros del partido y los que no lo son en los órganos populares. Así por ejemplo en los aparatos de los ministerios y de las instituciones centrales, los comunistas constituyen hoy tan sólo el 33% del número general e funcionarios, mientras el 67% son personas sin partido. En la región de Tirana, del total general de los cuadros y del personal ingeniero-técnico que dirige la economía y la cultura, en los combinados, plantas, fábricas, empresas y cooperativas agrícolas, alrededor del 17,5% son comunistas y el 82,5% personas sin partido». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Se ejecutó la sustitución de cuadros veteranos ligado a una promoción general del apoliticismo, de la desideologización de los aparatos del Estado como garantía de democracia y antiburocratismo.
«Durante estos dos-tres meses, en aplicación de las decisiones del IXº Pleno, se ha realizado la elección y reelección de bastantes cuadros. (...) Sólo en Tirana han sido sustituidos 266 directores, jefes, y funcionarios diversos. (...) El restablecimiento de la más justa proporción numérica entre los funcionarios miembros del partido y los que no lo son en los órganos populares. Así por ejemplo en los aparatos de los ministerios y de las instituciones centrales, los comunistas constituyen hoy tan sólo el 33% del número general e funcionarios, mientras el 67% son personas sin partido. En la región de Tirana, del total general de los cuadros y del personal ingeniero-técnico que dirige la economía y la cultura, en los combinados, plantas, fábricas, empresas y cooperativas agrícolas, alrededor del 17,5% son comunistas y el 82,5% personas sin partido». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Esto se reflejaría también en las purgas del Politburó del
PTA en julio y diciembre de 1990 hacia elementos que o bien habían estado desde hace
tiempo en contra de las reformas, o que ahora empezaban a no estar convencidos de
ellas:
«La reunión plenaria del comité central del Partido del Trabajo Albanés (PTA) se clausuró el sábado por la noche con decisiones que demuestran la determinación del presidente Ramiz Alia de proseguir con los timidísimos cambios económicos anunciados en enero. En contrapartida, varios antiguos dirigentes de la corriente dogmática fueron relevados de sus cargos. Si bien es prematuro hablar de la victoria absoluta de los reformistas dentro del partido y del! éxito de una apertura que todavía sólo existe en los discursos, el hombre duro del Politburó y ministro del Interior, Simon Stefani, fue sustituido como jefe de la poderosísima policía secreta, la Segurini. Hekuran Isai, ex chófer y ex ministro de Interior, sucedió a Stefani. Manush Myftiu, Rita Marko y el ministro de Defensa, Prokop Murra, los más duros entre los viejos cuadros del anterior jefe del Estado, Enver Hoxha, fueron retirados del Politburó y serán juzgados». (El País; Albania se desprende de los comunistas más dogmáticos, 9 de julio de 1990)
En base a esto, desde el Partido Comunista de Nueva Zelanda se decía:
«Alia y compañía llevaron a cabo dos golpes de estado fuertes dentro del Partido del Trabajo de Albania en julio y diciembre pasado, lo que eliminó a la mayoría de los miembros del Politburó, reemplazándolos por políticos procapitalistas. En los últimos nueve meses, tácticas de transición similares dentro del gobierno albanés han hecho que todos los ministros se resistan a la contrarrevolución capitalista». (Partido Comunista de Nueva Zelanda; Golpe trotskista en Albania, 1991)
No podemos dejar pasar el hecho de que algunos de los comentarios del Partido Comunista de Nueva Zelanda en ese texto son afirmaciones sin fundamento hacia Enver Hoxha, como por ejemplo acusarle de teorizar y practicar «una dictadura de todo el pueblo» al estilo jruschovista donde se borraba el carácter proletario, lo cual supuestamente habría llevado a un debilitamiento del sistema. Pero lo cierto es que en toda la obra de Enver Hoxha se sentencia lo contrario, reforzando el carácter proletario del sistema. El texto también adolece de datos concretos y un constante abuso de la especulación a falta de material disponible, en especial, no hay un análisis de las reformas llevadas a cabo durante 1985-1989. Bajo tal forma de enfocar el análisis de la caída del régimen albanés, era imposible sacar conclusiones válidas. Es cierto que hay una buena exposición de los discursos de Ramiz Alia entre 1989 y 1990 sobre varias cuestiones que expone excelentemente lo camaleónico que fue, pero eso no explica nada de los pasos y causas de la degeneración del sistema. Resulta exasperante encontrarse una y otra vez con este tipo de análisis raquíticos en cuanto a datos y pruebas sólidas, que no solo no clarifican casi ninguna cuestión clave, sino que además en otros casos resuelven las lagunas con teorías extrañas.
Manush Myftiu y Rita Marko ya eran candidatos a miembros del Politburó desde el IIIº Congreso del PTA de 1956, mientras que Alia solo sería miembro desde el Vº Congreso del PTA de 1966. Por lo tanto, eran más veteranos que el propio Alia. Por contra, Simon Stefani, fue Ministro de Asuntos del Interior de 1989 a 1991, y Prokop Murra, ascendió al Politburó en el IXº Congreso del PTA de 1986 y se mantuvo como Ministro de defensa desde 1982 a 1990, ambos tuvieron su ascenso en pleno apogeo de Alia. Habría que obtener más información y estudiar sobre qué habían hecho estos elementos hasta 1990, ya que estuvieron en puestos clave y en los documentos que hemos consultado no parece que hicieran nada relevante para oponerse a la línea oficial, todo lo contrario. Calificarlos sin más de opositores a Alia es la clásica aventura del historiador que ante la falta de hechos se los inventa para cuadrar forzosamente algo. De hecho según cuenta Nexhmije:
«Fue mi turno de sentir un profundo dolor en mi corazón cuando los dos viejos miembros del Politburó, Adil Çarçani y Manush Myftiu, tomaron la palabra, uno tras otro. No entendí entonces ni más tarde cómo y por qué estos dos «cayeron tan bajo». En lugar de una política autocrítica sobre sus responsabilidades en los últimos años, sobre la difícil situación económica y social en el país, hicieron autocrítica sobre algunas cosas pequeñas». (Shquitaria.com; Nexhmije Hoxha: Mis esfuerzos para detener el derramamiento de sangre en Tirana –y cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
A continuación Nexhmije Hoxha citaba casos de malversación de fondos, que además, como era normal, serían usados por la oposición para contragolpear y exigir una liberalización completa del sistema, exigiendo el pluralismo de partidos debido a las corruptelas de los comunistas.
b) La difusión del concepto menchevique de partido.
Nexhmije Hoxha diría del Xº Congreso del PTA de 1991 sobre los procedimientos partidarios:
«[Ramiz Alia] Él tomó dos decisiones fatídicas para el Partido: primero, en un discurso personal, sin pedir la aprobación del Buró Político, sin someterse a la votación del Pleno del Comité Central, dio la orientación de abrir las reuniones de las organizaciones del Partido a cualquier persona que quisiera participar, dándole el derecho a intervenir en los debates pero sin la obligación de los miembros del Partido». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Es decir, se había borrado toda línea entre partido y masas. ¿Qué suponía esto?:
«La gran difusión del «título». Lo que tiene de nocivo consiste en que origina la idea desorganizadora sobre la confusión de la clase con el partido». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904)
En otra ocasión dijo:
«El partido político puede agrupar sólo a una minoría de su clase, puesto que los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista no constituyen sino la minoría de todos los obreros. (...) Si tales camaradas están a favor de que exista una minoría que luche decididamente por la dictadura del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minoría no es, en esencia, otra cosa que el partido». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Discurso en el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
Stalin explicaría esta cuestión:
«Pero el Partido es una parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse libre del contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el proletariado y su Partido se manifiesta en que las ideas, las costumbres, los hábitos y el estado de ánimo de los burgueses penetran a menudo en el proletariado y su Partido a través de ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra manera con la sociedad burguesa. Me refiero, en segundo lugar, a la heterogeneidad de la clase obrera, a la existencia de diversas capas dentro de la clase obrera. A mi modo de ver, el proletariado, como clase, podría ser dividido en tres capas. Una capa la compone la masa fundamental del proletariado, su núcleo, su parte permanente; es la masa de proletarios «puros», que rompió hace ya mucho los lazos con la clase de los capitalistas. Esta capa del proletariado es el apoyo más seguro del marxismo. La segunda capa la componen gentes salidas hace poco de clases no proletarias, de los campesinos, de las filas pequeñoburguesas, de los intelectuales. Esas gentes proceden de otras clases, hace poco que han pasado a formar parte del proletariado y llevan a la clase obrera sus hábitos, sus costumbres, sus vacilaciones, sus titubeos. (...) Finalmente, la tercera capa la compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera, la parte más acomodada del proletariado, con sus tendencias al compromiso con la burguesía. (...) A pesar de su diferencia exterior, estas dos últimas capas de la clase obrera constituyen un medio más o menos común, que nutre al oportunismo en general». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Una vez más sobre la desviación socialdemócrata en nuestro partido; Informe ante el VIIº Pleno ampliado del CE de IC, 1926)
¿Acaso eso cambia bajo la construcción del socialismo? No, porque todavía subsisten restos materiales e ideológicos de la sociedad anterior que hacen que los todos obreros y el resto de trabajadores estén lejos aún de equipararse:
«No se puede concluir que la naturaleza de clase de nuestro partido ha cambiado, ni que el papel del partido como vanguardia de la clase obrera se haya eliminando. (...) La superación final de las diferencias entre la clase obrera y el campesinado se logrará sobre la base del desarrollo integral de las fuerzas productivas de la sociedad socialista y la eliminación de los vestigios del capitalismo en la economía y las mentes de las personas. Este desarrollo conducirá gradualmente a la completa destrucción de la antítesis entre la ciudad y el campo, a la convergencia de las dos formas de propiedad socialista y su fusión en una sola propiedad comunista. (...) En cuanto a los límites entre estas clases y la intelectualidad, se borrarán gradualmente sobre la base de la destrucción de la antítesis entre el trabajo mental y físico. (...) Todavía hay personas infectadas con la psicología de propiedad privada, que continúan tratando el trabajo social y los bienes comunes colectivos a la antigua usanza, violan la disciplina laboral y las reglas del régimen socialista. Todavía hay personas infectadas por la adoración ante el oeste burgués. En vista de esto, es necesaria una lucha sistemática para la educación socialista, para el fortalecimiento de la actitud socialista hacia el trabajo y el deber público. (...) El principal instrumento para proteger el socialismo es el Estado socialista soviético, en cuyas funciones se expresa la lucha de clases del pueblo soviético». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Materialismo histórico, 1950)
Teorizar en un momento crítico como el de 1991 que no solo los obreros, sino todos los trabajadores podían opinar e incidir en el rumbo y decisiones del partido comunista, era un gesto inequívoco de que Ramiz Alia formalizaba la liquidación de la esencia comunista y proletaria del partido.
c) En el ámbito económico no se dejaba lugar a dudas.
Se puede decir que el PTA asumió las recetas económicas revisionistas que hasta hacía meses había criticado con suma dureza:
«La reunión plenaria del comité central del Partido del Trabajo Albanés (PTA) se clausuró el sábado por la noche con decisiones que demuestran la determinación del presidente Ramiz Alia de proseguir con los timidísimos cambios económicos anunciados en enero. En contrapartida, varios antiguos dirigentes de la corriente dogmática fueron relevados de sus cargos. Si bien es prematuro hablar de la victoria absoluta de los reformistas dentro del partido y del! éxito de una apertura que todavía sólo existe en los discursos, el hombre duro del Politburó y ministro del Interior, Simon Stefani, fue sustituido como jefe de la poderosísima policía secreta, la Segurini. Hekuran Isai, ex chófer y ex ministro de Interior, sucedió a Stefani. Manush Myftiu, Rita Marko y el ministro de Defensa, Prokop Murra, los más duros entre los viejos cuadros del anterior jefe del Estado, Enver Hoxha, fueron retirados del Politburó y serán juzgados». (El País; Albania se desprende de los comunistas más dogmáticos, 9 de julio de 1990)
En base a esto, desde el Partido Comunista de Nueva Zelanda se decía:
«Alia y compañía llevaron a cabo dos golpes de estado fuertes dentro del Partido del Trabajo de Albania en julio y diciembre pasado, lo que eliminó a la mayoría de los miembros del Politburó, reemplazándolos por políticos procapitalistas. En los últimos nueve meses, tácticas de transición similares dentro del gobierno albanés han hecho que todos los ministros se resistan a la contrarrevolución capitalista». (Partido Comunista de Nueva Zelanda; Golpe trotskista en Albania, 1991)
No podemos dejar pasar el hecho de que algunos de los comentarios del Partido Comunista de Nueva Zelanda en ese texto son afirmaciones sin fundamento hacia Enver Hoxha, como por ejemplo acusarle de teorizar y practicar «una dictadura de todo el pueblo» al estilo jruschovista donde se borraba el carácter proletario, lo cual supuestamente habría llevado a un debilitamiento del sistema. Pero lo cierto es que en toda la obra de Enver Hoxha se sentencia lo contrario, reforzando el carácter proletario del sistema. El texto también adolece de datos concretos y un constante abuso de la especulación a falta de material disponible, en especial, no hay un análisis de las reformas llevadas a cabo durante 1985-1989. Bajo tal forma de enfocar el análisis de la caída del régimen albanés, era imposible sacar conclusiones válidas. Es cierto que hay una buena exposición de los discursos de Ramiz Alia entre 1989 y 1990 sobre varias cuestiones que expone excelentemente lo camaleónico que fue, pero eso no explica nada de los pasos y causas de la degeneración del sistema. Resulta exasperante encontrarse una y otra vez con este tipo de análisis raquíticos en cuanto a datos y pruebas sólidas, que no solo no clarifican casi ninguna cuestión clave, sino que además en otros casos resuelven las lagunas con teorías extrañas.
Manush Myftiu y Rita Marko ya eran candidatos a miembros del Politburó desde el IIIº Congreso del PTA de 1956, mientras que Alia solo sería miembro desde el Vº Congreso del PTA de 1966. Por lo tanto, eran más veteranos que el propio Alia. Por contra, Simon Stefani, fue Ministro de Asuntos del Interior de 1989 a 1991, y Prokop Murra, ascendió al Politburó en el IXº Congreso del PTA de 1986 y se mantuvo como Ministro de defensa desde 1982 a 1990, ambos tuvieron su ascenso en pleno apogeo de Alia. Habría que obtener más información y estudiar sobre qué habían hecho estos elementos hasta 1990, ya que estuvieron en puestos clave y en los documentos que hemos consultado no parece que hicieran nada relevante para oponerse a la línea oficial, todo lo contrario. Calificarlos sin más de opositores a Alia es la clásica aventura del historiador que ante la falta de hechos se los inventa para cuadrar forzosamente algo. De hecho según cuenta Nexhmije:
«Fue mi turno de sentir un profundo dolor en mi corazón cuando los dos viejos miembros del Politburó, Adil Çarçani y Manush Myftiu, tomaron la palabra, uno tras otro. No entendí entonces ni más tarde cómo y por qué estos dos «cayeron tan bajo». En lugar de una política autocrítica sobre sus responsabilidades en los últimos años, sobre la difícil situación económica y social en el país, hicieron autocrítica sobre algunas cosas pequeñas». (Shquitaria.com; Nexhmije Hoxha: Mis esfuerzos para detener el derramamiento de sangre en Tirana –y cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
A continuación Nexhmije Hoxha citaba casos de malversación de fondos, que además, como era normal, serían usados por la oposición para contragolpear y exigir una liberalización completa del sistema, exigiendo el pluralismo de partidos debido a las corruptelas de los comunistas.
b) La difusión del concepto menchevique de partido.
Nexhmije Hoxha diría del Xº Congreso del PTA de 1991 sobre los procedimientos partidarios:
«[Ramiz Alia] Él tomó dos decisiones fatídicas para el Partido: primero, en un discurso personal, sin pedir la aprobación del Buró Político, sin someterse a la votación del Pleno del Comité Central, dio la orientación de abrir las reuniones de las organizaciones del Partido a cualquier persona que quisiera participar, dándole el derecho a intervenir en los debates pero sin la obligación de los miembros del Partido». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Es decir, se había borrado toda línea entre partido y masas. ¿Qué suponía esto?:
«La gran difusión del «título». Lo que tiene de nocivo consiste en que origina la idea desorganizadora sobre la confusión de la clase con el partido». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904)
En otra ocasión dijo:
«El partido político puede agrupar sólo a una minoría de su clase, puesto que los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista no constituyen sino la minoría de todos los obreros. (...) Si tales camaradas están a favor de que exista una minoría que luche decididamente por la dictadura del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minoría no es, en esencia, otra cosa que el partido». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Discurso en el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
Stalin explicaría esta cuestión:
«Pero el Partido es una parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse libre del contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el proletariado y su Partido se manifiesta en que las ideas, las costumbres, los hábitos y el estado de ánimo de los burgueses penetran a menudo en el proletariado y su Partido a través de ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra manera con la sociedad burguesa. Me refiero, en segundo lugar, a la heterogeneidad de la clase obrera, a la existencia de diversas capas dentro de la clase obrera. A mi modo de ver, el proletariado, como clase, podría ser dividido en tres capas. Una capa la compone la masa fundamental del proletariado, su núcleo, su parte permanente; es la masa de proletarios «puros», que rompió hace ya mucho los lazos con la clase de los capitalistas. Esta capa del proletariado es el apoyo más seguro del marxismo. La segunda capa la componen gentes salidas hace poco de clases no proletarias, de los campesinos, de las filas pequeñoburguesas, de los intelectuales. Esas gentes proceden de otras clases, hace poco que han pasado a formar parte del proletariado y llevan a la clase obrera sus hábitos, sus costumbres, sus vacilaciones, sus titubeos. (...) Finalmente, la tercera capa la compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera, la parte más acomodada del proletariado, con sus tendencias al compromiso con la burguesía. (...) A pesar de su diferencia exterior, estas dos últimas capas de la clase obrera constituyen un medio más o menos común, que nutre al oportunismo en general». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Una vez más sobre la desviación socialdemócrata en nuestro partido; Informe ante el VIIº Pleno ampliado del CE de IC, 1926)
¿Acaso eso cambia bajo la construcción del socialismo? No, porque todavía subsisten restos materiales e ideológicos de la sociedad anterior que hacen que los todos obreros y el resto de trabajadores estén lejos aún de equipararse:
«No se puede concluir que la naturaleza de clase de nuestro partido ha cambiado, ni que el papel del partido como vanguardia de la clase obrera se haya eliminando. (...) La superación final de las diferencias entre la clase obrera y el campesinado se logrará sobre la base del desarrollo integral de las fuerzas productivas de la sociedad socialista y la eliminación de los vestigios del capitalismo en la economía y las mentes de las personas. Este desarrollo conducirá gradualmente a la completa destrucción de la antítesis entre la ciudad y el campo, a la convergencia de las dos formas de propiedad socialista y su fusión en una sola propiedad comunista. (...) En cuanto a los límites entre estas clases y la intelectualidad, se borrarán gradualmente sobre la base de la destrucción de la antítesis entre el trabajo mental y físico. (...) Todavía hay personas infectadas con la psicología de propiedad privada, que continúan tratando el trabajo social y los bienes comunes colectivos a la antigua usanza, violan la disciplina laboral y las reglas del régimen socialista. Todavía hay personas infectadas por la adoración ante el oeste burgués. En vista de esto, es necesaria una lucha sistemática para la educación socialista, para el fortalecimiento de la actitud socialista hacia el trabajo y el deber público. (...) El principal instrumento para proteger el socialismo es el Estado socialista soviético, en cuyas funciones se expresa la lucha de clases del pueblo soviético». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Materialismo histórico, 1950)
Teorizar en un momento crítico como el de 1991 que no solo los obreros, sino todos los trabajadores podían opinar e incidir en el rumbo y decisiones del partido comunista, era un gesto inequívoco de que Ramiz Alia formalizaba la liquidación de la esencia comunista y proletaria del partido.
c) En el ámbito económico no se dejaba lugar a dudas.
Se puede decir que el PTA asumió las recetas económicas revisionistas que hasta hacía meses había criticado con suma dureza:
«Como muy bien ha subrayado
el camarada Adil Çarçani en su informe, el fortalecimiento de la eficacia de la
economía, al creación de las condiciones para la autofinanciación de las
empresas, para la participación de sus trabajadores en la distribución del
beneficio que crean por encima del plan, para el establecimiento de relaciones
que exige el momento entre el centralismo y las competencias de la base durante
la elaboración y aplicación de los planes, para la elevación del papel de los
métodos económicos y del mercado, para la aproximación de los precios y los
valores». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del
pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Impulsaba el otorgamiento de mayor autonomía a las empresas,
ampliación del campo de la ley del valor, petición de mayor rentabilidad a las
empresas.
Se hacía gala de un economicismo a cualquier coste, incluso por
delante de consideraciones político-ideológicas, primando lo particular e
individual a lo colectivo y transcendente:
«Se reduzca la esfera de
acción de los factores no económicos en la formación de los precios». (Ramiz
Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso
en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Abiertamente se renunciaba al papel rector del partido en
cuestiones económicas, delegando a la espontaneidad y los intereses de cada
individuo o unidad económica:
«Que el campesinado
cooperativista juzgue y decida por sí mismo como solucionar mejor el problema
de su propio abastecimiento. Allí donde crea que debe mantener el patio
colectivo, en cuanto al huerto y al ganado, que avance por ese camino. (...) Si
juzgamos que es más efectivo mantener la vaca o los animales de granja en el
patio personal, que las cooperativas agrícolas, según el deseo de sus miembros,
decidan por sí mismos». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento
y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Adil Çarçani, considerado la mano derecha de Ramiz Alia,
explicaría estos nuevos mecanismos siendo su ejecución la plena restauración
del capitalismo y sus leyes económicas:
«Las medidas que estamos
adoptando no son mejoras parciales, sino que tratan de transformar íntegra y
esencialmente el mecanismo económico. (...) Las responsabilidades y la
adopción de las decisiones sobre numerosas cuestiones pasan del centro a la
base, armonizando mejor los intereses de nuestra sociedad. (...) Los
desarrollos cualitativos en todas las ramas de la economía plantean la
necesidad de vitalizar la actividad de la empresa mediante vías y métodos
económicos, liberándola de algunos elementos caducos y de algunas prácticas
inefectivas. (...) Esto se realiza ampliando, en primer lugar las atribuciones
de la empresa y ampliando el concepto de la actividad económica independiente
también en el terreno de la financiación de la reproducción ampliada con sus
propios medios. (...) En concordancia con estos criterios se ampliarán los
derechos de la empresa en el terreno de la planificación, de la producción y de
la distribución, de la exportación e importación, del trabajo, de las pagas y
de la utilización de los fondos financieros y de divisas acumulados por ella.
(...) En el campo de la distribución, la empresa entregará al Estado sus cuotas
obligatorias, en las que se incluye la cantidad planificada para la exportación
y la que corresponde a las demás regiones; en cambio en lo que se refiere al
resto de la producción, la empresa decidirá por propia cuenta en colaboración
con el Comité Ejecutivo de la región donde opera. (...) Se crearán
posibilidades para que, además de las empresas que tienen tareas planificadas
para la exportación, se estimulen a otras para producir mercancías demandadas
en el mercado exterior. (...) La propia empresa decidirá sobre el número de
trabajadores, incluyendo a los que figuran en la plantilla, la productividad
del trabajo, la paga media, etc. De acuerdo con el fondo planificado de pagas,
la empresa tendrá el derecho de contratar obreros en la medida que lo considere
necesario para realizar el plan de producción. (...) Se ha propuesto que la
paga de los trabajadores del sector estatal de la economía se relacione también
con el resultado definitivo de la empresa o de la respectiva unidad de
producción que tiene autonomía financiera, es decir, sobre la base de sus
ingresos netos. (...) El mecanismo mejorado de dirección de las empresas con
autonomía económica acrecentará en mayor grado el papel de la banca y ampliará
su esfera de acción. Todo esto se manifestará sobre todo en el fortalecimiento
de la función que desempeñará el crédito, como palanca económica en la
reproducción ampliada de la empresa, que remplazará a la actual forma de
financiación a fondo perdido del presupuesto. (...) En el terreno de los
precios un importante paso será su aproximación al valor. Los precios de venta
al por mayor se formarán sobre la base de los gastos de producción y de una
óptima rentabilidad en lugar de la mínima que obraba hasta hoy». (Adil Çarçani;
Sobre el perfeccionamiento del mecanismo económico; Discurso ante la Asamblea
Popular, 1990)
Comparemos estas declaraciones con lo que el propio Ramiz denunciaba de otros regímenes poco antes:
«El revisionismo chino, igualmente, está procediendo sobre el camino capitalista. Los chinos predican sobre el «socialismo pluralista» para los puntos de vista económicos, políticos, ideológicos y sociales, el renacimiento del sector privado, la apertura de puertas para el capital extranjero y las compañías multinacionales, son evidencias de la completa degeneración. (...) Somos testigos de la bancarrota del revisionismo yugoslavo como ideología y práctica. El llamado sistema de autogestión, del cual el camarada Enver Hoxha hizo un profundo y completo análisis en su obra: «Autogestión; una teoría y práctica capitalista» de 1978, ha fallado». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
En 1987 se empezaron los primeros movimientos para obtener liquidez a través de los gobiernos europeos. Alemania se negaba desde hacía décadas a pagar las reparaciones de guerra exigidas por el gobierno albanés. Bajo ese pretexto y el de las dificultades económicas del gobierno albanés:
«En 1987 Alemania aceptó dar 50 millones de marcos para restablecer como ayuda y para destablecer las relaciones diplomáticas. Francia también dio un crédito para unas plantas hidroeléctricas e Italia proveyó una modesta cantidad de ayuda». (Fred C. Abrahams, Albania Moderna: De la dictadura de la democracia europea, 2015)
Para 1991 ya sin disimulo se tomaron los créditos como medio desesperado para tratar de salvar la situación. En un artículo llamado «Recientes cambios en Albania» se decía:
«Por lo general se reconoce que Albania se encuentra en un estado pésimo, con una infraestructura industrial dilapidada, una inflación del 40%, una producción nacional en declive y un importante déficit comercial que asciende a 92 millones de dólares; es decir, el 18,8% de las exportaciones de 1990. Según las declaraciones de Gramoz Pashko en julio: «Albania deberá importar harina por valor de 80 millones de dólares –47 millones de libras–, si es que queremos alimentar a nuestro pueblo». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
En cuanto a los créditos, recordemos qué camino recomendaba Stalin seguir y cuál rechazar:
«El año último revela que, a pesar del bloqueo financiero franco y encubierto contra la URSS, no nos hemos sometido al vasallaje de los capitalistas y hemos resuelto con éxito, movilizando nuestras propias fuerzas, el problema de la acumulación y sentado las bases de la industria pesada. (...) Sería un ridículo pensar que los capitalistas de Occidente se han compadecido de nosotros y desean entregarnos varias decenas de millones de puds de trigo poco menos que gratis o a pagar a largo plazo. Eso camaradas, son estupideces. ¿De qué se trata pues? (...) Nos están tanteando. (...) Tratando de sondear nuestra solvencia, nuestra firmeza. (...) Lo que pretenden no es tanto vendernos trigo a crédito como enterarse de si nuestra situación es efectivamente grave, de si de veras se nos han agotado las posibilidades financieras. (...) Ver si picamos el anzuelo que nos lanzan». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, 1929)
Los albaneses se mantuvieron en la idea de que:
«Los chinos nos dicen que su liderazgo entiende porque Rumanía está recibiendo créditos de los imperialistas y aplicando una política conciliadora con los titoistas, porque no tiene otra alternativa, de lo contrario Rumanía se arruinaría. Este punto de vista de los camaradas chinos es totalmente revisionista. En otras palabras, los chinos sostienen que los créditos de los Estados Unidos pueden ser aceptados, y creen que el socialismo puede ser asistido por el imperialismo. (...) ¡No! Nunca nos pondremos de acuerdo con estos puntos de vista oportunista de los camaradas chinos! ¿Qué sucede con las tesis de que «el socialismo debe ser construido sobre la base de la autosuficiencia», cuando, según ellos, puede aceptar créditos, incluso desde los Estados Unidos?». (Enver Hoxha; Esto quiere decir que cambia de cualquier forma el golpe del viento; Reflexiones sobre China; Tomo I, 18 de agosto de 1964)
«El capitalismo nunca puede invertir en otros países, conceder préstamos y exportar capitales, sin calcular de antemano los beneficios que se embolsará». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Del 0% de deuda en 1985 y una economía albanesa saneada, se pasó a una economía destruida a finales de los 80 y a unos niveles infames de deuda a partir de 1991, que lejos de ayudar solo sirvieron para ahondar los problemas económicos del país:
«La Constitución de 1976 de Albania prohibió específicamente las empresas conjuntas entre empresas albanesas y empresas extranjeras. Sin embargo, la grave crisis económica de principios de la década de 1990 persuadió al gobierno a crear un marco rudimentario para regular las actividades comerciales de las empresas extranjeras en suelo albanés. (...) La ley de agosto de 1991 sobre actividad económica permitió a las empresas extranjeras repatriar, en moneda extranjera, capital acumulado y ganancias de actividades económicas. Más de dos docenas de compañías extranjeras ya habían firmado contratos de empresas conjuntas para agosto de 1991. Casi la mitad de las empresas conjuntas involucraron pequeñas inversiones en la fabricación de calzado y textiles, pesca, comercio minorista, turismo y construcción. Las compañías petroleras extranjeras también firmaron acuerdos para explorar las reservas de petróleo debajo del mar Adriático. Otros inversores potenciales vinieron de Italia y Grecia, la comunidad de emigrantes albaneses en Occidente y la comunidad de albaneses étnicos de Kosovo. En octubre de 1991, Albania se unió al FMI y luego trabajó para asegurar el prerrequisito del acuerdo de crédito standby del FMI para recibir créditos del Banco Mundial y otras instituciones internacionales». (Raymond Zickel y Walter R. Iwaskiw; Albania: un estudio de país, 1994)
Los marxista-leninistas habían advertido muy sentidamente a dónde había conducido a los países revisionistas tomar este camino:
«En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que en Hungría el dólar ha pasado de 41,3 a 51 forint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta al cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
Y efectivamente, ya para en ese mismo año:
«La deuda extranjera de Albania alcanza hoy los 238 millones de libras –además de un préstamo extranjero por valor de 148 millones de libras, perdido antes de las elecciones de abril–. El pago de la deuda debe comenzarse en julio. Con el colapso económico erguido frente a la nueva coalición albanesa, 24.000 albaneses ya han escapado por mar hacia Italia, o hacia la frontera con Grecia». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
Esta experiencia confirma de nuevo que los créditos nunca pueden ser la solución para el problema estructural de la economía.
Comparemos estas declaraciones con lo que el propio Ramiz denunciaba de otros regímenes poco antes:
«El revisionismo chino, igualmente, está procediendo sobre el camino capitalista. Los chinos predican sobre el «socialismo pluralista» para los puntos de vista económicos, políticos, ideológicos y sociales, el renacimiento del sector privado, la apertura de puertas para el capital extranjero y las compañías multinacionales, son evidencias de la completa degeneración. (...) Somos testigos de la bancarrota del revisionismo yugoslavo como ideología y práctica. El llamado sistema de autogestión, del cual el camarada Enver Hoxha hizo un profundo y completo análisis en su obra: «Autogestión; una teoría y práctica capitalista» de 1978, ha fallado». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
En 1987 se empezaron los primeros movimientos para obtener liquidez a través de los gobiernos europeos. Alemania se negaba desde hacía décadas a pagar las reparaciones de guerra exigidas por el gobierno albanés. Bajo ese pretexto y el de las dificultades económicas del gobierno albanés:
«En 1987 Alemania aceptó dar 50 millones de marcos para restablecer como ayuda y para destablecer las relaciones diplomáticas. Francia también dio un crédito para unas plantas hidroeléctricas e Italia proveyó una modesta cantidad de ayuda». (Fred C. Abrahams, Albania Moderna: De la dictadura de la democracia europea, 2015)
Para 1991 ya sin disimulo se tomaron los créditos como medio desesperado para tratar de salvar la situación. En un artículo llamado «Recientes cambios en Albania» se decía:
«Por lo general se reconoce que Albania se encuentra en un estado pésimo, con una infraestructura industrial dilapidada, una inflación del 40%, una producción nacional en declive y un importante déficit comercial que asciende a 92 millones de dólares; es decir, el 18,8% de las exportaciones de 1990. Según las declaraciones de Gramoz Pashko en julio: «Albania deberá importar harina por valor de 80 millones de dólares –47 millones de libras–, si es que queremos alimentar a nuestro pueblo». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
En cuanto a los créditos, recordemos qué camino recomendaba Stalin seguir y cuál rechazar:
«El año último revela que, a pesar del bloqueo financiero franco y encubierto contra la URSS, no nos hemos sometido al vasallaje de los capitalistas y hemos resuelto con éxito, movilizando nuestras propias fuerzas, el problema de la acumulación y sentado las bases de la industria pesada. (...) Sería un ridículo pensar que los capitalistas de Occidente se han compadecido de nosotros y desean entregarnos varias decenas de millones de puds de trigo poco menos que gratis o a pagar a largo plazo. Eso camaradas, son estupideces. ¿De qué se trata pues? (...) Nos están tanteando. (...) Tratando de sondear nuestra solvencia, nuestra firmeza. (...) Lo que pretenden no es tanto vendernos trigo a crédito como enterarse de si nuestra situación es efectivamente grave, de si de veras se nos han agotado las posibilidades financieras. (...) Ver si picamos el anzuelo que nos lanzan». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, 1929)
Los albaneses se mantuvieron en la idea de que:
«Los chinos nos dicen que su liderazgo entiende porque Rumanía está recibiendo créditos de los imperialistas y aplicando una política conciliadora con los titoistas, porque no tiene otra alternativa, de lo contrario Rumanía se arruinaría. Este punto de vista de los camaradas chinos es totalmente revisionista. En otras palabras, los chinos sostienen que los créditos de los Estados Unidos pueden ser aceptados, y creen que el socialismo puede ser asistido por el imperialismo. (...) ¡No! Nunca nos pondremos de acuerdo con estos puntos de vista oportunista de los camaradas chinos! ¿Qué sucede con las tesis de que «el socialismo debe ser construido sobre la base de la autosuficiencia», cuando, según ellos, puede aceptar créditos, incluso desde los Estados Unidos?». (Enver Hoxha; Esto quiere decir que cambia de cualquier forma el golpe del viento; Reflexiones sobre China; Tomo I, 18 de agosto de 1964)
«El capitalismo nunca puede invertir en otros países, conceder préstamos y exportar capitales, sin calcular de antemano los beneficios que se embolsará». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Del 0% de deuda en 1985 y una economía albanesa saneada, se pasó a una economía destruida a finales de los 80 y a unos niveles infames de deuda a partir de 1991, que lejos de ayudar solo sirvieron para ahondar los problemas económicos del país:
«La Constitución de 1976 de Albania prohibió específicamente las empresas conjuntas entre empresas albanesas y empresas extranjeras. Sin embargo, la grave crisis económica de principios de la década de 1990 persuadió al gobierno a crear un marco rudimentario para regular las actividades comerciales de las empresas extranjeras en suelo albanés. (...) La ley de agosto de 1991 sobre actividad económica permitió a las empresas extranjeras repatriar, en moneda extranjera, capital acumulado y ganancias de actividades económicas. Más de dos docenas de compañías extranjeras ya habían firmado contratos de empresas conjuntas para agosto de 1991. Casi la mitad de las empresas conjuntas involucraron pequeñas inversiones en la fabricación de calzado y textiles, pesca, comercio minorista, turismo y construcción. Las compañías petroleras extranjeras también firmaron acuerdos para explorar las reservas de petróleo debajo del mar Adriático. Otros inversores potenciales vinieron de Italia y Grecia, la comunidad de emigrantes albaneses en Occidente y la comunidad de albaneses étnicos de Kosovo. En octubre de 1991, Albania se unió al FMI y luego trabajó para asegurar el prerrequisito del acuerdo de crédito standby del FMI para recibir créditos del Banco Mundial y otras instituciones internacionales». (Raymond Zickel y Walter R. Iwaskiw; Albania: un estudio de país, 1994)
Los marxista-leninistas habían advertido muy sentidamente a dónde había conducido a los países revisionistas tomar este camino:
«En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que en Hungría el dólar ha pasado de 41,3 a 51 forint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta al cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
Y efectivamente, ya para en ese mismo año:
«La deuda extranjera de Albania alcanza hoy los 238 millones de libras –además de un préstamo extranjero por valor de 148 millones de libras, perdido antes de las elecciones de abril–. El pago de la deuda debe comenzarse en julio. Con el colapso económico erguido frente a la nueva coalición albanesa, 24.000 albaneses ya han escapado por mar hacia Italia, o hacia la frontera con Grecia». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
Esta experiencia confirma de nuevo que los créditos nunca pueden ser la solución para el problema estructural de la economía.
d) La rehabilitación política de la contrarrevolución
«El primer signo de liberalización política apareció en noviembre de 1989, cuando una amnistía primera anunciada para ciertos presos político». (Gerd Nonneman; Liberalización política y económica; Dinámicas y conexiones en perspectiva comparativa, 1996)
Se azuzaba en favor de una reforma sobre el código penal, dando a entender extrañamente que ya no había razón de ser para algunos artículos. Para ello se lanzaba una teoría absurda de que existía una relación entre mayor nivel de conciencia socialista con que dejen de ser punibles ciertos actos o que dejase de haber un peligro de que se cometiesen:
«Medidas en el terreno del derecho, sobre las regulaciones que se introducirán en el Código Penal, etc. Como se dijo ya en el IXº Pleno, estos cambios son exigencias del momento. Cuanto más se fortalece nuestro orden socialista, cuanto más se fortalece la unidad del pueblo, cuanto más se eleva la cultura y la conciencia ciudadana de las masas, aún más debe democratizarse nuestra legislación». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
La creación de instituciones para rehabilitar a quienes en el pasado infringieron las normas socialistas, que ahora se consideraban obsoletas:
«Esto se efectúa no en forma de declaración, sino constituyendo las instituciones correspondientes, como es la creación del Ministerio de Justicia, de la institución de rehabilitación, de la abogacía, etc., o cambiando algunos artículos del Código Penal que el tiempo ha revelado incensarios. El camarada Manush Myftiu ha explicado estos cambios». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
«El primer signo de liberalización política apareció en noviembre de 1989, cuando una amnistía primera anunciada para ciertos presos político». (Gerd Nonneman; Liberalización política y económica; Dinámicas y conexiones en perspectiva comparativa, 1996)
Se azuzaba en favor de una reforma sobre el código penal, dando a entender extrañamente que ya no había razón de ser para algunos artículos. Para ello se lanzaba una teoría absurda de que existía una relación entre mayor nivel de conciencia socialista con que dejen de ser punibles ciertos actos o que dejase de haber un peligro de que se cometiesen:
«Medidas en el terreno del derecho, sobre las regulaciones que se introducirán en el Código Penal, etc. Como se dijo ya en el IXº Pleno, estos cambios son exigencias del momento. Cuanto más se fortalece nuestro orden socialista, cuanto más se fortalece la unidad del pueblo, cuanto más se eleva la cultura y la conciencia ciudadana de las masas, aún más debe democratizarse nuestra legislación». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
La creación de instituciones para rehabilitar a quienes en el pasado infringieron las normas socialistas, que ahora se consideraban obsoletas:
«Esto se efectúa no en forma de declaración, sino constituyendo las instituciones correspondientes, como es la creación del Ministerio de Justicia, de la institución de rehabilitación, de la abogacía, etc., o cambiando algunos artículos del Código Penal que el tiempo ha revelado incensarios. El camarada Manush Myftiu ha explicado estos cambios». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
e) Se pretendía que con el cambio en la situación internacional
era necesario plantear una mayor flexibilidad las relaciones exteriores:
«El problema de las
relaciones exteriores debemos considerarlo en su conjunto. Ahora que los
equilibrios políticos se han roto, nosotros debemos pensar
intensamente: ¿cómo maniobramos en la escena mundial para preservar los
intereses de nuestro país? Podrían suponerse dos caminos: el
primero consistiría en encerrarse en nuestra propia concha, limitar
los contactos, pasar a la defensiva ideológica, política, cultural, etc., Pero
esta no ha sido ni puede ser nuestra línea. (...) El segundo camino es el de la
aceptación del diálogo, la aceptación de la lucha diplomática abierta. Pero,
¿qué significa practicar la lucha diplomática abierta? Significa ir a
desarrollar esa lucha allí donde tiene lugar, significa también aceptar las
reglas del juego. (...) Lucha diplomática significa contactos, conversaciones,
acuerdos, compromisos, aceptaciones y rechazos, orientados siempre por el
interés nacional y criterio nacional». (Ramiz Alia; La democratización impulsa
el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de
19 de abril de 1990)
Es decir, aceptar la diplomacia burguesa, para no quedarse aislados, un pensamiento del
todo burgués, sobre todo cuando se deja caer que lo que se mirará será el
interés estrictamente nacional de los acuerdos externos, sin hablar en ningún
momento del carácter de clase ni de lo que puede repercutir hacia los
trabajadores. Cuando lo que debería haberse hecho era fortalecer los contactos
con los grupos revolucionarios de otros países, no con sus opresores.
Esto llevo como consecuencia a la reconciliación con la Comunidad
Económica Europea (CEE), actual Unión Europea (UE), y también con el Fondo
Monetario Internacional (FMI):
«En la aplicación de las
decisiones del IXº Pleno nuestros organismos estatales deciden actuar también
en dirección al Mercado Común Europeo. En Europa Occidental se ha creado una
unión de estados en la que está procediendo a la unificación no sólo de la
economía, sino también de muchos sectores de la política interior y exterior.
(...) El establecimiento de vínculos diplomáticos y de contactos con ella
servirá a nuestros interés económicos y políticos». (Ramiz Alia; La
democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo; Discurso en el Xº
Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Por ningún lado se habla de que tales
organismos están dirigidos por los monopolios capitalistas, del
peligro que podía suponer y supuso para la soberanía albanesa y para cualquier país la
penetración del capital extranjero, así como el control de estos organismos de la economía nacional. Tampoco comenta que la receta económica, legislación
civil, la cultura en general en estos organismos eran y son de tipo burgués. Algo que antes sí recalcaba el propio Alia:
«Son tales organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial para el Desarrollo y otros de esta categoría, los cuales, en la práctica, deciden en muchos países las líneas de la economía y políticas financieras que ellos deben seguir, los niveles de producción y consumo que ellos deben establecer, que ramas de sus economías deben desarrollar y cuales deben sacrificar. (...) Ahora incluso aquellos grandes países que están integrados en los organismos supraestatales del Mercado Común Europeo o el CAME no pueden escapar del dictador de los más poderosos». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
f) Se reniega del legado PTA, de Stalin y Hoxha
De hecho en las discusiones de 1990, Ramiz Alia se tuvo que defender de las acusaciones de los comunistas más «conservadores»:
«Primero, que con este camino que el Partido está siguiendo, no estamos haciendo ninguna concesión a la reacción, tanto en política interna como exterior». (Ramiz Alia; Informe, 10 de octubre de 1990)
Sin duda, sus palabras no podían sonar serias:
«La línea de conservadores la que vio estos cambios como un retorno a los «errores de los enemigos del pueblo». (Alia en los años 90: ¿Estamos haciendo como Shehu, Lubonja y Paçrami?, 2015)
Esto demuestra que los cuadros no eran ciegos, simplemente no tuvieron suficiente arrojo o influencia para arrebatarle el partido a Alia.
Este aseguraba cínicamente que:
«Las medidas que hemos tomado y estamos tomando en el marco de una mayor democratización del Partido y de toda la vida del país no tienen ni pueden tener nada en común con los objetivos de los enemigos del Partido, Fadil Paçrami y Todi Lubonja en el campo de la cultura, de Abdyl Këllez y Koço Theodhos en el campo de la economía, de Mehmet Shehu en el campo de la política». (Ramiz Alia; Informe, 10 de octubre de 1990)
Pero los hechos son los hechos, no solo sus recetas eran un calco de las que habían propuesto los revisionistas albaneses previamente y de lo que implementaban los revisionistas en otros países, sino que la propia dialéctica de los acontecimientos confirmó los temores de estos cuadros.
A esta ristra de cambios ideológicos tajantes ya expuestos, podríamos añadir otras declaraciones similares que evidenciaban un cambio de línea totalmente antagónico. Si anteriormente se decía:
«El nombre y el trabajo de Stalin son inmortales y vivirán a través de los siglos. (...) La actitud hacia Stalin y su trabajo es una clara línea de demarcación entre marxistas-leninistas y revisionistas modernos». (Ramiz Alia; Stalin y su obra; Una bandera para todos los revolucionarios, 1979)
Ahora de forma hipócrita se proclamaba:
«La vida de Stalin no tiene conexión directa con Albania. (...) Todavía tenemos muchos nombres, monumentos y símbolos dedicados a estos momentos que han perdido su valor anterior. El problema era que estas cosas corrían el riesgo de convertirse en símbolos políticos e ideológicos, que no interesan a nadie y no son de utilidad para nadie. Por lo tanto, es por el bien general que las viejas decisiones relacionadas con la conmemoración de Stalin se eliminarán». (Ramiz Alia; Discurso, 26 de diciembre de 1990)
Stalin era solo el primer paso. Poco tiempo después también acabó renegando abiertamente del legado de Hoxha.
O para ser más exactos, se renegó de su legado para a continuación colmarlo de las calumnias típicas. Una vez consumada la traición sin paliativos, se pasó a cambiar nombre del partido para adoptar una imagen socialdemócrata hacia Occidente mientras se buscaba conciliarse con las fuerzas anticomunistas en un gobierno de coalición efímero. En el último congreso formal del PTA de 1991, el propio Ramiz Alia sería criticado por tardar en implementar las reformas capitalistas:
«En el congreso del PTA mantenido en junio, se cambió el nombre. Ellos serán oficialmente el Partido Socialista. Habiendo adoptado el pluralismo político, los comunistas albaneses están divididos sobre hasta qué punto retroceder del legado ideológico del fundador del PTA Enver Hoxha. (...) Xhelil Gjoni criticó el pasado «espíritu de ejército». Ramiz Alia, quien ha conducido la transición en la era después de Enver Hoxha, fue criticado por mostrar «actitudes sentimentales hacia amigos y colaboradores» Agolli fue menos circunspecto: «Cualquiera que expresase una opinión contraria a las de Hoxha era inmediatamente considerado un herético, un espía, un revisionista». (...) El PTA ha ganado la mayoría en las elecciones multipartidistas celebradas en abril de 1991, pero después de las huelgas anticomunistas, llevadas en parte por los mineros de Valias, las cuales duraron en torno a cuatro semanas, el Primer Ministro del PTA Fanos Nano fue forzado a resignarse y acordar un gobierno de coalición conducido por Ylli Bufi –antiguo Ministro de Alimentación–. Una figura del liderazgo de la oposición, el profesor y economista Gramoz Pashko del Partido Democrático, fue nombrado Primer Ministro. (...). El líder del PTA Ramiz Alia falló en asegurar su posición en la capital, Tirana». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
Sobre este congreso, Nexhmije diría años después:
«La vida del Partido fue destruida y, durante los acontecimientos posteriores, éste llegó a ser liquidado para ser sustituido por un nuevo partido, que en el Xº Congreso de junio de 1991 tomó el nombre de Partido Socialista. La mayor parte de los comunistas, así como la mayoría de los delegados, creyó que este partido sería el continuador del Partido del Trabajo e incluso propusieron diferentes nombres, como Partido Renovado, etc. En ese mismo Congreso se dio el segundo golpe demoledor al Partido del Trabajo. Me refiero a cómo se preparó el Congreso, cómo se desarrolló, a sus entre bastidores, y sobre todo a la elección del nuevo Comité Central y a los poderes que se le dio. El Congreso y su informe no fueron preparados por el Comité Central, que era considerado conservador, sino por una comisión especial, en el que participaron los miembros liberales –llamémoslos así– del Comité Central y otras personas nombradas por el Primer Secretario. No habiendo sido aprobada por el Comité Central, sobre todo por sus críticas a Enver Hoxha, la comisión exigió la disolución del Comité Central a sólo cuatro días del inicio del Congreso. No estuvimos de acuerdo porque esto estaba en conflicto con el Estatuto del Partido. La comisión organizó el trabajo de tal manera que en el Congreso se desacreditara a los miembros más antiguos del Buró Político, así como a los comunistas más firmes, haciendo uso de acusaciones bajas sin carácter político y que sirvieron de base a las acusaciones que Sali Berisha les imputó más tarde cuando su gobierno los encarceló». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Es Xhelil Gjoni quien liquida los restos formales que quedaban del régimen como son las denominaciones del partido y el país, como hizo en su momento Gorbachov con la URSS, pero fue Ramiz Alia el principal autor de la restauración del capitalismo como en su momento Jruschov en la URSS, y Nexhmije Hoxha cumple el papel de un ente pasivo que incluso justifica a quienes le apartan del poder, y sigue sin entender las causas fundamentales de la contrarrevolución, justo como le pasase a Mólotov en la tragedia de la URSS.
Pero esto no explica nada de por qué la propia Nexhmije Hoxha y otros se quedaron de cruzados de brazos y permitieron esto. ¿Qué hay del apoyo a las políticas de Ramiz Alia durante años? Nada de esto es comentado, plantea la cuestión como si de repente Ramiz Alia implementase un programa revisionista de la nada.
Los bolcheviques anunciaron una serie de axiomas básicos para el mantenimiento y profundización del sistema socialista.
Lenin diría del rol entre el partido y las masas:
«¿Cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se controla? ¿Cómo se refuerza? Primero por la conciencia de clase de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de vincularse, aproximarse y hasta cierto punto, si se quiere, fundirse con las más amplias masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con las masas trabajadoras no proletarias. Tercero, por lo acertado de la dirección política que lleva a cabo esta vanguardia; por lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia. Sin estas condiciones, no es posible la disciplina en un partido revolucionario, verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disciplina se malogran en fraseología, en gestos grotescos. Pero, por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Solo se forman con esfuerzos prolongados y una dura experiencia». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo, 1920)
Stalin recalcó sobre la lucha contra el burocratismo:
«La mejor arma para combatir el burocratismo es la elevación del nivel cultural de los obreros y de los campesinos. Se puede censurar y criticar el burocratismo del aparato del Estado, se puede vituperar y poner en la picota el burocratismo en nuestro trabajo diario, pero si no existe cierto nivel cultural entre las amplias masas obreras, un nivel cultural que cree la posibilidad, el deseo y los conocimientos necesarios para controlar el aparato del Estado desde abajo, por las propias masas obreras, el burocratismo subsistirá, pase lo que pase. Por eso, el desarrollo cultural de la clase obrera y de las masas trabajadoras del campesinado –no solo en el sentido de fomentar la instrucción, aunque la instrucción constituye la base de toda cultura, sino ante todo, en el sentido de adquirir hábitos y capacidad para incorporarse a la gobernación del país– es la palanca principal para mejorar el aparato del Estado y cualquier otro aparato. En eso reside el sentido y la importancia de la consigna leninista acerca de la revolución cultural». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Informe en el XVº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1927)
Los marxista-leninistas albaneses en su momento eran conscientes de estos axiomas y muchos otros:
«La experiencia internacional y de nuestro país muestra que las esperanzas de la burguesía y la reacción para la restauración del capitalismo no se basan solamente en los remanentes de las viejas clases explotadoras ni en los espías y agentes de la diversión pagados por los extranjeros. Sus esperanzas están basadas especialmente sobre otros enemigos del socialismo, que emergen de la propia sociedad socialista, en gente que está gravemente infectada por la supervivencia de viejas ideologías, en gente con tendencias individualistas y arribismo pronunciado, en gente corrompida por las influencias de la ideología burguesa y revisionista actual, en aquellos que ceden ante la presión de enemigos internos y externos, en aquellos que eventualmente se desvían de la revolución y degeneran en contrarrevolucionarios». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1966)
«La lucha de clases se refleja también en el seno del Partido, ya que, por un lado, en éste ingresan personas provenientes de diferentes capas de la población, que traen consigo- toda clase de residuos y manifestaciones extrañas, y, por otro lado, los comunistas, al igual que todos los trabajadores, se encuentran bajo la presión del enemigo de clase, sobre todo de su ideología, dentro y fuera del país. Por consiguiente, tanto de entre las filas de los trabajadores como de entre las del Partido, pueden surgir y surgen personas que degeneran y que se ¡pasan a posiciones extrañas antipartido y antisocialistas. En efecto, nuestros enemigos dan una especial importancia en su actividad a la degeneración de los miembros del Partido con el fin de lograr la degeneración del partido en general, ya que sólo así se. le puede abrir el camino a la restauración del capitalismo. Hay que tener presente que, sin contradicciones de distinto carácter y sin lucha para superarlas, no sería posible la vida del Partido y su desarrollo. No se debe encubrir esta lucha so pretexto de salvaguardar la unidad, sino que se la debe desarrollar y llevar hasta el fin, fortaleciendo así la verdadera unidad del Partido, su espíritu revolucionario, su combatividad, la dictadura del proletariado.
En la sociedad socialista existe el peligro de la degeneración de determinadas personas, del surgimiento de nuevos elementos burgueses, de su transformación en contrarrevolucionarios. El marxismo-leninismo nos enseña que esto se debe, no sólo a que en la nueva sociedad socialista se conservan aún tradiciones, costumbres, comportamientos y concepciones del modo de vida de la sociedad burguesa de la cual ha surgido, sino también a ciertas condiciones económicas y sociales, que en la fase transitoria existen en esta sociedad. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción, la forma de distribución que se basa en ellas, están aún muy lejos de ser enteramente comunistas. En este sentido influyen asimismo las diferencias que existen en diversos terrenos, como entre el campo y la ciudad, entre el trabajo manual y el intelectual, entre el trabajo cualificado y el no cualificado, etc., que no pueden desaparecer de golpe. A todo esto se le debe sumar la fuerte y múltiple presión que el mundo capitalista y revisionista ejerce desde el exterior. El socialismo puede limitar en gran medida el surgimiento de los fenómenos negativos, que no son inherentes a su naturaleza, pero no está en condiciones de evitarlos enteramente». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1976)
«La lucha de clases se libra en todos los frentes, no solo porque los enemigos externos aplican su lucha en todas las direcciones, sino porque, en primer lugar, estamos desarrollando la revolución en todos los campos y direcciones. Lo que hace que el ejecutar la lucha de clases en esas tres direcciones fundamentales –ideológica, política y económica– sean puntos muy importantes. Si la lucha se debilita en una dirección, toda la lucha de clases se debilitará y se condenara a un mayor castigo inmediato en el futuro». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 27 de junio de 1977)
La documentación albanesa confirma que sus cuadros sabían más que de sobra de las causas de la resurrección del capitalismo en la URSS:
«Como confirma la experiencia histórica, hay dos enemigos principales que ayudan a la degeneración pacífica de la dictadura del proletariado: la burocracia y el liberalismo. La burocracia ataca la dictadura del proletariado en sus centros nerviosos. Esto conduce a la esclerosis del partido y la clase obrera y debilita su rol de liderazgo, interrumpe los enlaces del poder del Estado con el pueblo y dificulta la participación de las masas trabajadoras en el gobierno del país, se paraliza la democracia socialista y cultiva la presunción en los cuadros, con todos los males que ello conlleva, como la vanidad y el desprecio por las masas. El liberalismo es un gran peligro. A través de liberalismo, se manifiestan las tendencias de laxitud hacia la política y la ideología del enemigo, a la renuncia a las normas de la moral proletaria, al espíritu de conciliación con la forma de vida revisionista-burgués y la permisión de deficiencias y debilidades, etc., penetran en el partido de la clase obrera, el Estado socialista, y las masas trabajadoras. El liberalismo se presenta a menudo con consignas engañosas acerca de la «libertad» y «democracia», y plantea como «un rival de la burocracia», con el objetivo de sembrar su semilla venenosa más fácilmente. La burocracia y el liberalismo, como dos peligros letales para el socialismo, se entrelazan, complementan y fomentan entre sí. Esto se puede ver claramente en el ejemplo negativo de los países revisionistas. En Yugoslavia, la tendencia principal del revisionismo y la restauración capitalista fue el liberalismo, pero el aparato burocrático fue creado junto con él. En la Unión Soviética, el camino típico fue la degeneración burocrática, pero ella estaba estrechamente relacionada con las manifestaciones de degeneración liberal-burguesa, tales como el campo de la cultura y el arte, en la forma de vida, etc., o la notoria campaña de «desestalinización» en sí, que comenzó precisamente con el eslogan del liberalismo. El socialismo, debido a su naturaleza, no constituye una fuente de liberalismo ni de burocracia. Estas manifestaciones no son características del socialismo. Sin embargo, siempre y cuando la lucha de clases continúe, siempre y cuando la presión hostil interna y externa esté activa y siempre y cuando las reminiscencias del pasado, junto con las diferencias esenciales del trabajo mental y físico, etc. se conserven, estas manifestaciones no pueden evitarse por completo en el socialismo. Lo mismo vale también para otras formas de manifestación como el tecnocratismo y el intelectualismo, que plantean los mismos peligros potenciales y que encuentran su expresión en la absolutización de la función de los equipos, la ciencia y la inteligencia técnica, en la sobrevalorización del trabajo mental y la subestimación del papel de las masas, en el desplazamiento de la clase obrera de la dirección del Estado y la sociedad socialista. En su lucha de clases para fortalecer y perfeccionar constantemente la dictadura del proletariado y para llevar adelante la revolución y la construcción socialista, el Partido del Trabajo de Albania (PTA) ha otorgado fuertes y continuos golpes contra cualquier manifestación de liberalismo y burocracia. Las medidas tomadas en contra de estas manifestaciones han sido políticas, ideológicas, económicas y administrativas. Las enseñanzas del PTA y el camarada Enver Hoxha sobre las causas que mantienen la burocracia y el liberalismo con vida bajo el socialismo, así como sobre la forma de manejarlos política e ideológicamente, al ver estos fenómenos como expresiones de concepciones del mundo reaccionarios, y la lucha contra ellos como una parte constituyente importante de la lucha de clases, son de gran valor teórico y práctico. Resumiendo la experiencia albanesa e internacional en conexión con las manifestaciones de liberalismo y burocratismo en la sociedad, el PTA y el camarada Enver Hoxha han enfatizado que las manifestaciones de burocratismo y liberalismo constituyen un gran peligro para el socialismo, pero cuando no se les permite la libertad de acción y cuando se combaten de forma continua y resolutivamente, las consecuencias son completamente evitables. (...) La esencia de la lucha de clases contra la burocracia y el liberalismo consiste en el establecimiento e implementación de correctas relaciones entre democracia y centralismo, entre los órganos electos y los órganos de la administración, entre los cuadros y los funcionarios, por una parte, y la masas trabajadoras, por el otro, entre las libertades y derechos de los ciudadanos, y su disciplina y deberes contraídos con el Estado y la sociedad socialista, en todo momento. Todas las medidas que el partido haya adoptado para la erradicación de las manifestaciones de la burocracia y el liberalismo, están conectados con este esencia del problema». (Vahid Lama y Gramos Hysi; La lucha de clases en el campo político en el periodo del socialismo, 1978)
Habían descrito muy bien los riesgos a los cuales se enfrentaban. Describiendo las contradicciones en la sociedad socialista se decía:
«Las contradicciones antagónicas son típicas, son características de las sociedades divididas en clases antagónicas. En la sociedad socialista, donde esas clases han dejado de existir, las contradicciones antagónicas no surgen de la naturaleza misma del orden socialista. Ellas surgen y existen como un producto de los residuos de la vieja sociedad burguesa en el interior del país y de la presión del cerco capitalista-revisionista del exterior, y estos factores existen objetivamente, pero son ajenos al mismo orden socialista y a su ideología. Por lo que, de una evaluación profunda de las contradicciones antagónicas, resulta que las contradicciones no antagónicas son características de la sociedad socialista sin clases antagónicas. Por otro lado, no debemos olvidar que las contradicciones no antagónicas pueden volverse antagónicas. Esto es precisamente lo que nuestros enemigos están tratando de lograr mediante la difusión de su ideología, cultura y forma de vida decadente, la fomentación del liberalismo y la burocracia, la discordia y el descontento, el robo y la malversación de fondos, etc. Y esto sucede siempre que la posición frente al enemigo de clase, su ideología y actividad, es oportunista y liberal, cuando la vigilancia y la lucha severa contra él se debilitan o se descuidan totalmente, cuando se sigue una política incorrecta respecto a las relaciones entre varias clases y estratos en la sociedad, entre los cuadros y las masas, etc». (Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)
Y explicando los factores objetivos y subjetivos de esos peligros de restauración capitalista, se exponía:
«Hay que tener en cuenta tanto los factores objetivos como pueden ser los remanentes de la ideología burguesa en los viejos elementos explotadores, en las clases socialistas e incluso entre ciertas capas del proletariado, o la evidente proyección del cerco imperialista-revisionista. (…) Factores subjetivos que pueden surgir debido a una permisión de la ampliación de las diferencias salariales entre rangos, ampliación en la diferenciación entre el campo y la ciudad, o por apatía en la lucha contra las corrientes ideológicas extrañas, fenómenos precisamente subjetivos que los revolucionarios deben buscar evitar que ocurran». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
En diversas ocasiones Enver Hoxha advertiría seriamente sobre sobre los peligros en el frente externo e interno que acechaba al partido y el gobierno albanés. En una de sus últimas intervenciones públicas diría:
«Sólo realizando y rebasando los planes, sólo ahorrando y economizando, sólo con una organización y dirección científicas, afrontaremos la presión política y económica del mundo capitalista y revisionista. (...) Nuestra obligación es no bajar la guardia. (...) El alejamiento de cualquier comunista o cuadro de las normas del partido del control social no sólo perjudica la reputación del partido sino también representa un peligro para quien viola dichas normas. El enemigo empieza a comprometer partiendo de las cosas más pequeñas, de las infracciones financieras, de la moral comunista y de otras formas. Aquí deben ser activas la vigilancia personal y la social, sea del partido o de las masas. La vigilancia no debe ser concebida como monopolio o tarea sólo de un organismo del partido del Estado, sino como un problema de todos, de cada comunista, de cada ciudadano de la república. (...) La negligencia y el indiferentismo a este respecto son muy peligrosos para nuestra sociedad». (Enver Hoxha; El partido siempre fue la fuerza que salvó el país y el socialismo; Extraído del discurso de clausura en el VIIº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 1983)
Hay muchísimas obras concretas donde se estudia este tema profundamente:
-Enver Hoxha; Sobre el control obrero, 1968.
-Enver Hoxha; Acerca de la aplicación de las decisiones del VIº Pleno del CC del PTA sobre la lucha contra las manifestaciones de intelectualismo y tecnocratismo, 1970.
-Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973.
-Equipo de Bitácora (M-L); Las advertencias de Enver Hoxha en su último congreso a frente del Partido del Trabajo de Albania, 2017.
Existe así mismo muchísima documentación sobre la sociedad socialista de otros autores albaneses. Dejaremos los enlaces bien en inglés o castellano para el lector:
-Agim Popa; Las relaciones entre los cuadros y las masas y la lucha contra la burocracia, 1976.
-Hysni Kapo; Importante paso para perfeccionar el estado de la dictadura del proletariado, 1976.
-Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977.
-Alfred Uçi; Sobre las contradicciones en la sociedad socialista, 1977.
-Vahid Lama y Gramos Hysi; La lucha de clases en el campo político en el periodo del socialismo, 1978.
-Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980.
-Foto Çami y Gramos Hysi; La constitución del socialismo triunfante, 1980.
-Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania, 1983.
-Ismail Lleshi; El Partido del Trabajo de Albania sobre el tratamiento y la correcta solución de las contradicciones en la sociedad socialista, 1984.
Pero con el tiempo nada de esto fue tenido en cuenta debidamente. Estos documentos del PTA 1990 ratificaban que se había abandonado por completo las enseñanzas sobre la restauración del capitalismo que años antes los albaneses habían extraído.
La propia Nexhmije reconocería poco después:
«Por desgracia, su Partido no se adhirió estrictamente a las enseñanzas leninistas sobre el indiscutible papel dirigente del Partido como vanguardia de la clase obrera. No valoró la importancia de sus advertencias sobre los peligros del revisionismo moderno resucitado que amenazaba al socialismo en los países donde se estaba construyendo y a todos los partidos comunistas y obreros del mundo». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas; Discurso pronunciado en la ciudad italiana de Teramo, 1997)
Sobre la cuestión del culto a la personalidad, el caso albanés es análogo al soviético. Ninguna de las dos figuras del liderazgo fueron las promotoras del culto hacia su persona. En el caso de Stalin, Hoxha concluyó con razón:
«El gran ruido que levantaron los jruschovistas sobre el pretendido culto a Stalin era en realidad un bluf. Este culto no había sido cultivado por Stalin, que era un hombre sencillo, sino por toda la bazofia revisionista acumulada a la cabeza del Partido y el Estado. (...) Si se lee los discursos de Jruschov, Mikoyan y de todos los miembros del Presídium, se verá los elogios desenfrenados e hipócritas que estos enemigos prodigaban a Stalin mientras éste estuvo en vida. Esta lectura provoca nauseas cuando piensas que detrás de estos elogios, dichos elementos ocultaban su trabajo hostil a los ojos de los comunistas y de las masas, los cuales estaban engañados al pensar que tenían ante sí dirigentes fieles al marxismo-leninismo y camaradas leales a Stalin». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
En el caso albanés:
«Enver Hoxha dijo antes de su muerte, «para mí, no hagan ningún monumento; iré a mi guerra, a los partisanos, a los mártires de la Lucha de Liberación Nacional». Esta fue la palabra de Enver Hoxha; y este consejo fue seguido. Luego Ramiz Alia comenzó a erigir estatuas y a nombrar organizaciones tras Enver Hoxha, sólo para desacreditarle, contrariando la enseñanza viva de Enver Hoxha acerca de cómo deben ser vistas las figuras de los líderes. Este fue un proceso que pretendía desacreditar a Enver Hoxha. (...) Lo mismo fue promovido por los jruschovistas, que luego lo utilizaron para culpar al propio Stalin del «culto a la personalidad». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
De ahí que Hoxha repitiera en varias ocasiones:
«Nuestro partido, como partido marxista-leninista, es plenamente consciente de que el culto a la personalidad es una manifestación extraña y nociva para los partidos y para el movimiento comunista. Los partidos marxistas no sólo no deben permitir el desarrollo del culto a la personalidad, que frena la actividad de las masas, niega su papel, se opone al mismo desarrollo de la vida del partido y de las leyes que la rigen, sino que deben luchar con todas las fuerzas para arrancarlo de raíz, desde que comienza a manifestarse o cuando ya ha aparecido en algún país». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 1960)
Incluso criticase a diferentes revisionismos por tal postura y sus cotas tan ridículas:
«¿Qué resulta de la propaganda china en tomo a este problema? «Mao es el sol que ilumina el mundo», «Mao es un gran genio sin parangón en la historia de la humanidad», «los pensamientos de Mao son el apogeo del marxismo», «Mao lo sabe todo», «Mao lo ha hecho todo», «quien quiera resolver cualquier problema, en cualquier momento y en cualquier lugar, que lea las obras de Mao, que se inspire en las ideas de Mao». Se trata de unos pocos calificativos que hemos anotado, pero en la prensa china se encuentran expresiones tan exaltantes y se mencionan tales gestos y sucesos que llevan a preguntarse: ¿estamos ante marxistas o ante creyentes? Porque en verdad, a juzgar por lo que vemos con los ojos y escuchamos con los oídos, en China se hace por Mao lo mismo que los cristianos hacen por Cristo. Las apreciaciones sobre Mao, hechas por chinos o extranjeros, por gente honesta o por aduladores, por personas sencillas y sinceras o por hipócritas, son erigidas en teoría por la propaganda china y difundidas por medio de un coro detestable. (...) Entonces cabe preguntarse: Los comunistas del mundo, aún sin mucha experiencia y a los que nos esforzamos por inspirar correctamente con nuestra actividad, ¿cómo pueden comprender y admitir esto? ¿Y por qué los camaradas chinos permiten tal desarrollo de una cosa semejante? Como se ve, esta propaganda desenfrenada ha adquirido proporciones alarmantes para nosotros, los marxista- leninistas, sobre todo a partir del inicio de la Revolución Cultural». (Enver Hoxha; Sobre el culto a Mao; Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)
Es claro que en Albania o la URSS el culto a la personalidad no llegó nunca a proporciones tan extremas como la de los países revisionistas como China, Corea del Norte y otros, pero esto no resta responsabilidad al hecho de que precisamente Hoxha y Stalin, al ser dos figuras de máxima autoridad en sus respectivos partidos, tenían poder más que suficiente para promover el debate sobre el culto a la personalidad y presentar una línea que convenciese al partido de la necesidad de criticar como antimarxistas dichas tendencias, y finalmente, aplicar sanciones cuando fuera necesario para que las resoluciones no quedasen en papel mojado.
En el caso albanés el error es mucho más grave viendo los resultados del culto a la personalidad en la URSS, que como ellos mismos denunciaban, posteriormente fue utilizado como pretexto por los oportunistas para tachar el trabajo revolucionario de Stalin y negar el marxismo-leninismo en general. Pese a que sabían esto, en el PTA se podía ver el eslogan: «¡El partido de Enver!», junto a bustos y carteles que decoraban los plenos y congresos. Esto era una postura aduladora, y en el fondo, metafísica, ya que da a entender que dicho líder no puede equivocarse e incluso degenerar ideológicamente. ¿Acaso los fundadores del partido jamás pueden equivocarse o corromperse? ¿No ha habido casos de grandes marxistas como Kautsky, Plejanov y otros que acabaron sus días como contrarrevolucionarios? No estamos acusando a Stalin o a Hoxha de autoritarismo, pero pongámonos en contexto... ¿cómo alguien iba contradecir al líder del partido en la URSS o Albania cuando su imagen y nombre decoraban las paredes del congreso del partido? Esto estimulaba el seguidismo. Los marxista-leninistas consideramos que los homenajes hacia los líderes del proletariado nacional e internacional son necesarios, pero ese agradecimiento y admiración no se debe traducir en una caricatura ni en servilismo.
Casualmente, los revisionistas albaneses reavivaron en 1991 el mito anticomunista que durante décadas propagó el imperialismo. Incluso crearon la falsa idea que estas desviaciones fueron fruto de las relaciones de entonces con la China de Mao:
«Es una realidad que los derechos del individuo, especialmente aquellos de la vida espiritual, han sido gravemente violados. La abolición legal de las creencias religiosas llevó a la posición oficial del Partido en conflicto con el deseo de creer por parte de las amplias masas populares. (...) Debe destacarse que tales errores y deformaciones ocurrieron especialmente durante el período de finales de los años sesenta, que también se denominó período de revolucionización. Además de las influencias extranjeras, particularmente de la revolución cultural china, durante este período también aparecieron algunas inclinaciones subjetivistas para encontrar soluciones nuevas y originales a muchos problemas de la sociedad. (...) Parece que el antirevisionismo que elegimos como estrategia a menudo condujo a posiciones de izquierda». (Xhelil Gjoni; Discurso en el Xº Congreso del partido del Trabajo de Albania; Publicado en Zëri i Popullit, 11 de junio de 1991)
Xhelil Gjoni fue una figura que fue ascendida por Ramiz Alia al Politburó en la crisis de julio de 1990, poco después adelantó al propio Alia en oportunismo por la derecha, y en el Xº Congreso del PTA de 1991, llegaría a criticar a Enver Hoxha con varios argumentos liberales y a plantear el cambio de nombre del partido. El propio Alia fue criticado por no iniciar las reformas antes.
Tiempo después, algunos analistas dieron validez a dichos comentarios y estaban de acuerdo en que el PTA se «precipitó» con sus campañas en favor del ateísmo y de transformaciones de los centros religiosos en centros culturales, incluso que «vulneró los derechos de los ciudadanos albaneses». Este es el caso de algunos analistas, aficionados a las especulaciones y conspiraciones, los cuales años después comentarían que dichas campañas presuntamente sectarias, habrían sido un diseñado plan de los revisionistas ocultos para desacreditar a la dirección encabezada por Hoxha. Véase la obra de Norberto Steinmayr: «La lucha contra la religión en la Albania Socialista y el cierre de sus instituciones religiosas en 1966-67» de 2001. Este estudio hace gala del subjetivismo clásico de aquellos análisis que intentan cuadrar a posteriori algo después conocido. Así, se hacen listas de altos cargos dando a entender que como muchos de esos elementos luego traicionarían el socialismo, en 1966 ya debían haber degenerado –de golpe y plumazo liquidan el proceso dialéctico de degeneración que sufre un sujeto–, incluso plantean que dichos cuadros convertidos absolutamente en revisionistas, ya tendrían la suficiente valentía como para manifestar e imponer sus planes contrarrevolucionarios para desacreditar al partido, incluso plantean que tenían el suficiente poder como para obligar a Hoxha a mantenerse en silencio –ello pese a que Hoxha mantuvo durante toda su vida una autoridad incontestable dentro del PTA–. Aunque aceptásemos tal premisa, los analistas no tienen en cuenta en ningún momento que en este caso, esta supuesta estrategia de los revisionistas emboscados hubiera sido totalmente suicida: porque al tratar de perjudicar al partido y a Hoxha adrede, esto podría haber conducido perfectamente a que ellos mismos fueran señalados por las masas como responsables de promover unas campañas antirreligiosas mal enfocadas, sectarias, que levantasen la insatisfacción entre la población y rebajasen la moral y convicción de los propios militantes comunistas. No dudamos que pueda haber habido errores. Pero lo cierto es que en este estudio no se aporta una sola prueba sólida que confirme tal teoría, ni siquiera un indicio válido. La realidad es que Enver Hoxha encabezó dicha campaña, y lejos de llevarla por derroteros sectarios, la condujo notablemente con bastante prudencia en muchos puntos clave y se lograron éxitos admirables.
Pero... ¿cómo fue ese proceso realmente? Aportemos pruebas en vez de hablar por hablar.
«Las instituciones religiosas ya no funcionan en Albania; la prohibición de la actividad religiosa y la propaganda de la ideología religiosa, este opio, que es un producto inevitable del orden de opresión y explotación, está sancionado en la Constitución de 1976 y se aplica en la práctica. La burguesía y los revisionistas difunden la religión en sus países y la utilizan como un medio para mantener a las masas trabajadoras bajo el yugo porque la religión desempeña una función ideológica reaccionaria.
Nuestro Partido emprendió una lucha exitosa contra la ideología religiosa porque movilizó a las masas para este propósito. En la historia pasada de nuestro pueblo, la religión era una herramienta en manos de los ocupantes extranjeros, un medio para dividir a la gente, un instrumento para dejar a la gente en el oscurantismo y la ignorancia. El Partido y sus palancas llevaron a cabo una propaganda atea militante, exponiendo el peligro planteado y el daño causado por la religión sistemáticamente, con paciencia y sabiduría. Con la creación de nuevas relaciones que imposibilitan la explotación y con toda la labor de ideoeducación del Partido y el Estado, se preparan las condiciones para una situación profundamente revolucionaria en la que personas por su libre albedrío llegan a la conclusión natural y lógica: exigen el cierre de las instituciones religiosas y la prohibición de la actividad del clero. Esta acción por la liberación del pueblo del opio religioso no privó a los trabajadores de ninguno de sus derechos, como afirman los ideólogos burgueses y revisionistas, sino que representó un paso importante hacia su emancipación, su liberación del veneno ideológico de la religión, de todas las costumbres y tradiciones atrasadas que entorpecían las energías creativas del pueblo, que pisoteaban la dignidad del hombre trabajador
Pero, a pesar de que se ha tratado la religión, somos realistas y no nos hacemos ilusiones acerca de que las creencias y los prejuicios religiosos se liquidan de una vez por todas desde la conciencia de todas las personas. Sabemos que sus restos aún existen. Podrían revivir y volverse activos, si disminuimos nuestra vigilancia y la lucha de clases contra ellos, porque están alimentados por el mundo antiguo y el cerco burgués-revisionista. Esta es la razón por la cual la educación atea de los trabajadores sigue siendo una tarea siempre real de nuestra educación y actividad cultural». (Tefta Cami; La revolución socialista en el campo cultural e ideológico y su profundización, 1980)
«Miembro del Partido del Trabajo de Albania (PTA): No hemos forzado nada. jamas hicimos decretos contra las iglesias o por eliminar de las iglesias, de la religión. Nosotros explicamos la visión materialista, propusimos la base científica de la formación del mundo, de los fenómenos sociales etcétera etcétera. Y, finalmente la ideología materialista ha triunfado sobre la ideología idealista. Y las personas ya no necesitan la iglesia, porque comprobaron claramente, la inutilidad de tales. Y la juventud, que está siempre a la vanguardia de la revolución ininterrumpida en Albania ha demandado cerrar las iglesias. Y nosotros las cerramos. Hay muchas personas que vienen de Europa y dicen: «¿Por qué van a cerrar las iglesias?». Y nosotros respondemos: «¿Por qué ustedes las han abierto?». (...) No impedimos que las personas fueran a las iglesias. Las iglesias estaban abiertas pero se vieron que eran inútiles. Durante milenios rezamos a Dios para tener el pan de cada día, etc., pero la gente vio que era la revolución la que aseguraba su bienestar, su futuro, etc. Prefirió dejar la iglesia y tomar el pico para construir el socialismo». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
Lejos de lo que han esgrimido diversos historiadores e ideólogos revisionistas –sobre todo «thälmmanianos» de la «Escuela histórica de Bill Bland» a los cuales les gusta en exceso la especulación–, la postura del PTA y de Enver Hoxha sobre la lucha contra la religión y el consiguiente cierre de instituciones religiosas durante 1966-67, no se trató de un error a lamentar, sino de toda una victoria histórica del pueblo albanés y del marxismo-leninismo.
Dichos sucesos no estuvieron basados en un simple «decretazo» administrativo que no tenía en cuenta las condiciones materiales y que carecía de un trabajo ideológico previo contra la religión –como lo intentan pintar algunos–.
Esto es una mentira flagrante que se desmonta con la documentación de la época.
1) Precisamente las campañas para el cierre de instituciones religiosas correspondían a las condiciones materiales resultantes de las transformaciones económicas y del arduo trabajo ideológico realizado durante décadas:
«La lucha por desarraigar estas supervivencias del pasado heredadas durante siglos enteros es, sobre todo, una lucha ideológica, que tiene por objeto liberar espiritualmente a los hombres. Si los hombres son vehículos de tales supervivencias, es sólo una desgracia, y no algo de lo que puede culpárseles. Por eso, hacia ellos debe adoptarse una actitud muy prudente, amistosa y camaraderil. En la lucha contra los prejuicios religiosos, las supersticiones y las costumbres retrógradas, un importante lugar debe ocupar la propaganda científica atea, la cual debe educar pacientemente a los hombres en la concepción científica del mundo, sin ofenderles y sin afectarles directamente. La erradicación de estas supervivencias es un trabajo difícil y delicado. No pueden ser suprimidas a fuerza de decretos ni con mitines. Es un trabajo que requiere paciencia, inteligencia y tacto. Para lograr este cometido, hay que activar aún más todas las formas de propaganda del Partido, nuestras instituciones culturales, las escuelas, los maestros y todos los demás intelectuales, la prensa y la radio, la literatura y él arte, que deben considerar como una de las principales tareas la lucha por la educación de los trabajadores en la moral y la nueva concepción comunista del mundo. Debe darse una gran importancia a la explicación correcta y científica de los fenómenos de la naturaleza, a la popularización de los logros de la ciencia y de la técnica, a la crítica de los dogmas religiosos, demostrando al campesinado la inutilidad de éstos y el perjuicio que ocasionan. Las escuelas, las organizaciones de la juventud y las instituciones culturales deben prestar especial atención en este sentido a la educación de la juventud». (Enver Hoxha; Sobre la situación económica, social y cultural en el campo y las medidas para mejorarlo; Informe en el Xº Pleno del CC del PTA, 6 de junio de 1963)
Dando como resultado que las masas, en concreto la juventud, animasen la campaña de transformación de iglesias y mezquitas en centros de carácter cultural:
«La Lucha Antifascista de Liberación Nacional y la construcción socialista del país han sido en sí mismas una gran escuela para la educación atea de los trabajadores. Han enseñado a las gentes que la libertad y la independencia, el progreso y la prosperidad no son resultado de las imploraciones a «dios» ni regaladas por él, sino que se conquistan con la lucha y los esfuerzos de los hombres mismos, son obra de las masas populares. (...) Ahora se habían creado las condiciones para pasar a una fase superior en la lucha contra la religión, los prejuicios religiosos y las costumbres retrógradas. Tras el V Congreso y el discurso del camarada Enver Hoxha del 6 de febrero de 1967, esta lucha prosiguió en un amplio frente y adquirió el carácter de un gran movimiento de profundo contenido ideológico. (...) En las ciudades y aldeas, la juventud y el resto de las masas populares se pusieron en pie para exigir que fueran cerradas las iglesias y mezquitas, los monasterios, los templos de la secta bektachí y otros santuarios, todos los «lugares santos»; que los clérigos renunciaran a su vida parasitaria y se convirtieran en trabajadores, para vivir como todos, de su trabajo y sus esfuerzos. En reuniones y en asambleas populares, organizadas por el Frente Democrático y la Unión de la Juventud, en las que tenían lugar ardientes debates, el pueblo condenaba el papel antinacional y antipopular de la religión y del clero reaccionario, de las costumbres religiosas, tomaba decisiones para suprimir los centros religiosos y transformarlos en centros culturales, etc., para renunciar a las prácticas religiosas y a las costumbres retrógradas, para limpiar las casas de iconos, libros y otros símbolos religiosos. Estas iniciativas del pueblo contaron con el poderoso apoyo de las organizaciones del Partido y de los órganos del poder popular». (Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
De forma que:
«Nuestro estado es ateo por la voluntad de su gente». (Enver Hoxha, Discurso previo a las elecciones para la Décima Legislatura de la Asamblea Popular para el PSR de Albania, 10 de noviembre de 1982)
2) Los marxista-leninistas albaneses jamás declararon con arrogancia el fin de toda reminiscencia religiosa entre la población:
«El Comité Central dio instrucciones a las organizaciones del Partido para que se combatiera cualquier forma estrecha de comprender el problema de la lucha contra la religión, cualquier manifestación de autosatisfacción que surgiera como consecuencia de los brillantes resultados alcanzados en breve espacio de tiempo en la liquidación de los centros religiosos. La supresión de las iglesias y mezquitas no había acabado con la religión como concepción del mundo. La religión tiene raíces muy profundas. Está amasada con las costumbres retrógradas, ligada con mil hilos a esas costumbres que vienen de lo más remoto de los siglos, que subsisten y actúan durante muy largo tiempo. Por esta razón era necesario descubrir la fuente, la base filosófica idealista y reaccionaria de las costumbres retrógradas, de las prácticas y de los dogmas religiosos, luchar para destruir esta base». (Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
3) Los marxista-leninistas albaneses tipificaban el ateísmo como la línea del Partido y el Estado pero no «obligaban a no creer a los ciudadanos» como dicen los anticomunistas. Separando la cuestión personal de la institucional:
«Creer o no creer es un derecho personal, una cuestión de conciencia y no una cuestión institucional». (Enver Hoxha, Discurso previo a las elecciones para la Décima Legislatura de la Asamblea Popular para el PSR de Albania, 10 de noviembre de 1982)
Obviamente el Partido y el Estado si desean lograr un cambio de mentalidad, deben fomentar, vanguardizar dicha línea de cambio con la propaganda antirreligiosa. Exactamente igual que los Partidos y Estados capitalistas-burgueses promocionan y financian la religión para obtener ese mismo propósito de mantener su ideología entre las mentes de las personas.
4) Lejos de basarse en los esquemas de la Revolución Cultural de la China de Mao, el PTA fue muy crítico con dichos métodos, considerándolos inútiles para combatir la religión:
«En lo que concierne a las creencias religiosas, ¡¡¿se extirparán éstas con sólo cerrar algunas iglesias católicas, como hacen los estudiantes, o substituyendo los iconos con los bustos y los retratos de Mao?!! Es seguro que no. Las creencias religiosas en China deben ser consideradas como un gran problema que no puede ser resuelto con estas medidas». (Enver Hoxha; Se aprobó un documento de dieciséis puntos sobre la Revolución Cultural; Reflexiones sobre China, Tomo I, 26 de agosto de 1966)
Como se puede comprobar, gran parte de los mitos anticomunistas son tan endebles, que se pueden refutar con mirar un poco la documentación disponible en castellano.
En todo proceso complejo, como es siempre la lucha contra la ideología religiosa o la colectivización, seguramente surgiesen casos donde hubo equivocaciones adrede o casuales sobre la línea del partido, pero en líneas generales se puede constatar con la documentación en mano que la línea del PTA sobre el tema fue correcta y que la forma de aplicarla también. Por ello, solo se puede admirar la lucha que el pueblo albanés llevó a cabo. Algo que dista mucho de lo que hacen hoy nuestros queridos revisionistas en los países contemporáneos.
Si después de una supuesta revolución y sufrir una transformación económica, social, política, ideológica y cultural la mayoría de la población no ha tenido ningún cambio sustancial en su posición sobre la religión, eso supone que hay un problema, y seguramente lo que ocurra es que no haya habido una revolución con todas las letras.
No por casualidad los regímenes de Cuba, China o Corea del Norte tras años de pseudorevolución muestran orgullosos datos nacionales en los cuales la mayoría de sus ciudadanos se identifican con diversas creencias religiosas, incluso estos datos van in crescendo. Además en todos estos casos el Estado capitalista-revisionista es financiero abierto de las diversas instituciones religiosas. Básicamente esto ocurre porque estas instituciones refuerzan y legitiman los lazos de explotación económica capitalistas ante sus feligreses
En resumen, lo que a los revisionistas les duele, es que en la Albania de Enver Hoxha llevase una campaña de difusión del materialismo dialéctico e histórico que barriese el idealismo religioso. Como sabemos, la religión suele ir de la mano, de forma abierta o cubierta del revisionismo moderno. Véase el post de Albania Today: «Alianza espiritual y colaboración práctica entre el vaticano y las camarillas revisionistas» de 1975.
En el otro extremo, tenemos a aquellos que como no saben explicar las causas de la caída del socialismo albanés con hechos concretos, dan crédito a ciertas argumentaciones de los revisionistas –como que las campañas religiosas de 1966-67 fueron erradas– y completan el cuadro con el uso de historias fantásticas. Sin duda son el ejemplo de cómo no se debe de proceder a la hora de analizar la historia.
Allí analizaban lo rescatable de los autores greco-romanos, los renacentistas, del realismo crítico, los ilustrados, los románticos, etc. así como autores del realismo socialista como Gorky, Mayakovski o Brecht.
En un documental francés, el entrevistador preguntaba al representante del PTA sobre el realismo socialista. Este contestó:
«Dimitar Shuteriki, presidente de la Unión de Escritores y Aristas, responde antes de ser preguntado: «Somos parte de una nueva sociedad, y tenemos que ayudarla, en todos los sentidos que pueda construirse. Nosotros tenemos libros, escribimos libros. ¿Pero cómo le ayudamos? Dándole a la gente lo que es esta sociedad, lo que hay de bueno en esta sociedad. Hay que ayudar hasta que ya no haya malvad en la sociedad, que proviene de la vieja sociedad y que debe ser destruida. Creo que en los hombres aún queda algo de la vieja sociedad, que debe ser destruido. Todavía andamos en esa etapa en la que estamos destruyendo cosas de la sociedad antigua y construyendo más y más cosas de la nueva sociedad. Pero aún necesitamos cosas [progresistas] de la vieja sociedad, como la literatura y todo eso». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
Durante la entrevista se alzó una pregunta muy interesante:
«Entrevistador: ¿Puede hacer un balance de los errores que se pueden cometer al construir, porque se pueden cometer errores?
Dimitar Shuteriki: Pero naturalmente.
Entrevistador: ¿Hasta dónde puede llegar la crítica, considerándola algo ineludible?
Dimitar Shuteriki: La crítica puede ir a cualquier parte, para enseñar cómo construir. Nosotros no criticamos por criticar, no destruimos por destruir». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
El líder albanés reconocía que, efectivamente, los marxistas critican no por afición sino por deber, pero que en cualquier período de construcción podían naturalmente, cometerse fallos por motivos varios.
Enver Hoxha también advertía:
«Se corre el riesgo, ahora que se combaten las manifestaciones de la ideología burguesa y revisionista y las actitudes liberales, de caer en nuevos errores, de adoptar actitudes sectarias, rígidas y extremistas. Recalcamos esto porque hay personas, e incluso cuadros, que piensan que ha llegado el momento de apretar los tornillos, que propenden a las medidas administrativas, que quieren hacer renacer la arrogancia y la arbitrariedad en sustitución del trabajo educativo de persuasión del partido». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
En nuestra opinión, se puede demostrar que, en diversas cuestiones específicas de la cultura, los comunistas albaneses no supieron realizar un análisis objetivo sobre ciertos fenómenos y encauzarlos para su beneficio… como sería aprovechar la irrupción de nuevos movimientos e instrumentos musicales:
«La preferencia manifestada por algunas personas por la llamada música dinámica y rítmica, que es pretendidamente la última palabra de la música moderna, la única que responde a las «exigencias del tiempo y de la juventud». (...) Nuestra opinión social condenó justa y enérgicamente las «importaciones» bastardas de los cabellos largos, los vestidos extravagantes, los aullidos de la música de la jungla, los comportamientos insolentes y descarados. (...) Bajo la máscara de un arte que pretendidamente no conoce prejuicios sociales ni compromisos ideológicos, se crea el culto a la vaciedad del contenido y a la monstruosidad de la forma, el culto a lo bajo y lo horrible. Los principales temas y héroes del arte decadente modernista son la inmoralidad, la patología social, los asesinos, las prostitutas. Su bandera es el irracionalismo». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
«Los rasgos esenciales de la literatura y el arte burgués son tendencias bestiales, lujuria, violencia, egoísmo, etc., que la burguesía siempre alienta. Esto aparece muy claro en países donde los revisionistas están en el poder y donde la literatura y el arte burgués se han convertido en parte integral de la vida. En estos países estamos sordos por la música decadente, los gritos de la guitarra electrónica, el sonido de transistores y grabadoras mientras que los stripteases son ahora algo común». (Savo Tarifa; La agresión ideológica y la lucha contra ella, 1980)
¿Realmente podemos decir que en el siglo XX o XXI una guitarra eléctrica es un instrumento menos «proletario» que un laúd o una guitarra clásica? Para nada, es más, lo contrario sería lo lógico en la era industrial. Hablando desde el punto de vista estrictamente musical sobre la tonalidad y la armonía. ¿Una guitarra eléctrica o un bajo eléctrico no son instrumentos capaces de reproducir las mejores piezas de obras clásicas, escritas para instrumentos de cuerda como violín y violonchelo, o instrumentos de viento como trompeta y trombón? ¡Sin duda! Aunque a decir verdad si los músicos que utilizan esos «nuevos instrumentos» se dedicasen simplemente a eso, caerían en el llamado «manierismo», pues el arte se estancaría mirando hacia el pasado una y otra vez. Por tanto, no puede haber objeción hacia tales instrumentos, bien sea para reproducir piezas clásicas del pasado o para crear otras nuevas.
Analicemos algunas canciones famosas del XIº Festival de música albanesa de 1972, en especial su aspecto instrumental.
La canción de Vaçe Zela «Natën vonë» fue la elegida para abrir el festival. Los instrumentos de cuerda y el piano evocaban sonidos sinuosos clásicos del jazz. Según iba creciendo la tensión vocal, los instrumentos de viento hacían su aparición y tomaban un protagonismo innegable.
La canción de Lindita Sota «Udhët janë të bukura», era otra excelente interpretación vocal con unos coros de acompañamiento muy bien ensamblados. En lo instrumental empieza con los golpes de la batería y luego entran varios instrumentos de viento que imprimen una velocidad y un vertiginoso ritmo a la canción, incluso cuenta con un solo de saxofón antes del broche final, donde la vocalista muestra su particular técnica llegando a notas muy altas.
La canción de Zija Saraçi «Sonte i takov të githëve e re», se iniciaba con redobles de batería y toques secos de guitarra ecléctica. Pero pronto la atmósfera que le imprime el vocalista hace que el tema se torne muy diferente, sentimental, del cual evoluciona casi a épico gracias a una sentida interpretación vocal, la cual es arropada de notables coros en el estribillo. Muy interesantes los cambios en las tonalidades, pasando con un tema en A en menor y modulando a un estribillo B en mayor con le que finaliza. Hay un breve puente donde se puede volver a reproducir los toques de la guitarra eléctrica, aunque esta vez con algo más de distorsión. También antes del final la guitarra ecléctica puede lucirse con un pequeño solo.
Es innegable que:
«Tomado en su conjunto, las canciones del XIº Festival ampliaron los temas aceptables melódicos, rítmicos, armónicos y formales de la producción musical en general». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
Lejos de ser canciones con ritmos desatinados y descoordinados, también, se notaba el hecho de:
«El programa del XIº Festival aparentemente cuestionó el estado mismo de la música popular como un dominio profesionalizado sujeto a las leyes de la música artística. Algunas canciones fueron creadas colectivamente». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
Dicho de otra forma: estas canciones fueron compuestas por músicos especializados en cada rama instrumental, incluso las letras de estas canciones no son autoría de los propios vocalistas sino de líricos profesionales. Es claro que la producción de este tipo de canciones requería de una técnica y coordinación mucho más compleja que la antigua «música popular» albanesa, por eso estos «especialistas» –los guitarristas, baterías, pianistas, saxofonistas, y otros– para crear lo que querían, debían saber complementarse con el artista de en frente. No estamos diciendo que en la «música popular» albanesa este proceso de acople de instrumentos no se diese, pero el lector comprenderá que obviamente el nivel de exigencia no es igual ya que ni el número de instrumentos ni su técnica era similar. A mayor desarrollo y complejidad de los nuevos instrumentos, más complicado resulta mantener esa sensación de armonía colectiva.
Pasemos a comentar la interpretación vocal. ¿Es más lógico considerar como «patriótico» y «revolucionario» las interpretaciones vocales que incluyen estridentes gritos agudos o cantos guturales graves, de viejas canciones y expresiones populares, que tonalidades vocales parecidas expresadas en géneros relativamente recientes como el pop, hip hop o el rock? Ciertamente no podemos decir eso sin usar un doble rasero. Si siguiéramos el argumento de que todo «grito descontrolado» supone algo ajeno al arte proletario y la cultura popular, y que «retrotrae a los tiempos primitivos», no se podría reivindicar tampoco muchas de las expresiones vocales que, con el tiempo, han acabado formando parte de la idiosincrasia de las danzas y expresiones de alegría, ira o esperanza en la cultura folclórica:
«La primera reacción de los habitantes de tales áreas ante cualquier ataque violento o simplemente incitador era, como «preámbulo a la acción», un «hurra», o prolongado grito de alerta, provocativo, retador, integrado por x, j o h aspirada, seguidas de i o u que, debidamente acentuadas, rasgan el aire como una flecha con energía y rapidez tan bárbaras, que su eco rebota por las montañas, «bramando por el talud» (PU 55). Es el ¡ixuxún...! de la Asturias oriental, el ¡ijujú! ovetense, el jujnjuúuu! asturgalaico, el ¡vuhuhú! serrano leonés, el ¡ijijí! del Alto Aragón o el iiuhuhiiu...! o ¡huhuhuliuu! gaucho, pronunciado en aquellas áreas peninsulares a pleno pulmón, libremente, y por éste «dándose palmadas en la boca». Tales alaridos, que, por su pronunciación gutural, Garría Tuñón los creyó procedentes de lengua oriental, cuando son simples voces onomatopéyicasreciben el nombre de riflidu y tifiar en Caravia ; gritar o simplemente ixuxú, en Oviedo; escouzo y escouzar, en Figueras; escougido y escougar, en el bable occidental de la montaña; aturaxo, ata ruto y aturuxar, en Galicia; en Santander y aun en el oriente astur, relincho y relinchar; sanso e irrintsi, en la montaña vasca; jijeo y relinchido, en las sierras entre Castilla y Extremadura; y jujear o jigear, en Salamanca». (J. L. Pérez de Castro; El alarido y el palo en la cultura asturiana, 1961)
Lo importante a analizar para un comunista, es, ¿hacía dónde va esa interpretación instrumental y vocal de esa música? ¿Qué quiere evocar? ¿Puede ser entendido por el pueblo? ¿Puede ser entendido por el resto de pueblos, por otras generaciones?:
«¿Qué es lo es genial en la música? No es algo que solo pueda ser distinguido solamente por un aislado o un grupo de «gourmets» de la estética. Una obra a musical se prueba que es genial por más profunda y consecuente es, más alta es su dominio, y es reconocida por un mayor número de hombres y su capacidad de inspira a mayor número de personas. (...) No todo lo que es accesible no es siempre genial. Pero todo aquello que es genial es accesible y cuanto más genial es una obra más accesible es para las amplias masas populares». (Andréi Zhdánov; Sobre la música, 1948)
En un amor hacia la vieja música nacional e internacional, los comunistas valoraban y rescataban lo mejor de su herencia y rechazaban los valores amorales que venían tanto de fuera como de dentro, pero al mismo tiempo dicha tendencia no sopesada siempre correctamente, derivó en una sobrestimación del folclore, sobre todo nacional. Por otro lado, mientras se criticaba con toda justeza y razón las líricas, hubo una clara intransigencia hacia los ritmos e instrumentos de la música extranjera y su influencia en la nueva música albanesa, lo que les impidió sopesar en esta cuestión concreta de forma objetiva, no sabiendo captar el potencial de los nuevos instrumentos o los nuevos géneros musicales que surgieron en la era industrial.
Sin duda la crítica albanesa hacia los valores amorales de la cultura burguesa-revisionista es incontestable. Es normal y lícito que se criticasen algunas disposiciones de este tipo:
«Françesk Radi, un estudiante y guitarrista del conservatorio, presentó un estilo Bob Dylan canción de protesta contra la guerra de Vietnam. «Así que quería hace runa canción. Escuché una canción de Italia, una canción pacifista». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
También es verdad que en el extranjero muchos grupos de estos nuevos géneros tenían unas letras más cercanas al hippismo, la socialdemocracia o el anarquismo que al comunismo, pero esto es lo normal bajo una sociedad donde la burguesía controla e influye la mayor parte de la producción musical, incluso en la que aparenta ir a contracorriente. ¿Acaso no existía y existe una música clásica dominada por la más negra reacción? La vieja música nacional albanesa, como cualquier otra, también había sido supervisada y fabricada para servir a los explotadores. Hasta la música «popular» suele arrastrar elementos regresivos que contradicen los valores socialistas.
En aquellos años existía a nivel mundial grupos de pop, rock o blues. Sus letras y declaraciones si bien no se pueden decir que eran afines al ideario comunista, en algunos casos sí se puede decir que expresaban nobles sentimientos antifascistas, una preocupación y repulsa hacia las guerras imperialistas, crítica de la religión, el machismo y el racismo, variadas denuncias de las desigualdades sociales, etc. Estos valores podrían haber sido encauzados por el sendero marxista-leninistas tanto por los respectivos marxista-leninistas de cada país, como por el gobierno albanés. Del mismo modo se les debería haber asistido para criticar sus aspectos negativos. Ignorar tal proceso de expansión que sufría el mundo de la música fue un error.
El deber de los artistas y militantes comunistas es atraer a los grupos progresistas de la música, redirigir y ampliar los aspectos positivos, o de lo contrario, acabaran instrumentalizadas por el poder dominante. ¿Qué ocurrió en España con la laureada camada de los autores de la generación del 27? Pese a su talento y potencial, la mayoría acabaron en posturas reaccionarias, incluso los que se denominaban comunistas como Rafael Alberti, acabaron haciéndole el juego al revisionismo, y por ende, al enemigo de clase.
En el contexto de los años 70, con una Albania rodeada de enemigos, el régimen habría anotado un gran punto a su favor si hubiera logrado ganarse a los artistas progresistas, si se hubiera propuesto ayudar a promocionar dentro y fuera de Albania a los artistas nacionales que se interesasen por los nuevos géneros, sin que eso supusiese renunciar a un contenido socialista. Lo cierto es que incluso se podrían haber fusionado los nuevos géneros con parte de la esencia musical albanesa. Las posibilidades eran múltiples, pero está claro que habría sido una cuestión clave para reanimar el interés del proletariado mundial hacia Albania, hubiera mostrado al mundo una alternativa al clásico pop, rock, jazz, blues, hip hop de Occidente. Pero al desaprovechar tal oportunidad y cerrar el paso a estos nuevos géneros, causó extrañeza entre propios y extraños, solo ayudó a que Albania siguiera con la etiqueta de país «aislado y receloso» de lo extranjero. Esto puede comprobarse con la polémica en torno al XIº Festival de Música de Albania de 1972, y los comentarios del exterior.
La variedad de géneros e instrumentos, si son bien combinadas no tienen por qué ir en contra de los lineamientos del realismo socialista. A nuestro parecer el mayor problema que se ha tenido y se tiene hoy, es ignorar las letras contenidas de las canciones, tanto en las modernas como en las antiguas, ver si el mensaje aporta algo de interés para el colectivo, si es comprensible por la mayoría del pueblo. Eso no quiere decir que se ignore o sacrifique la melodía. Esto último tiene su importancia, en la relación forma-contenido, pues todo debería verse en su conjunto.
Queremos volver a dejar claro que todo esto que estamos exponiendo no invalida, ni mucho menos, las críticas albanesas hacia la «degeneración» en el arte: pintura, estética, música, arquitectura de la cultura capitalista occidental. Un fenómeno que, como tal, existía y existe.
«Los ideólogos y políticos del actual mundo burgués-revisionista afirman que los males como el hooliganismo, el crimen, la prostitución y la adicción a las drogas, el alcoholismo y el opio religioso son fenómenos inevitables de la sociedad moderna. (...) En cuanto al contenido ideológico de la cultura, el partido ha procedido de la tesis marxista de que ninguna cultura puede existir fuera de la ideología, fuera de las clases, de que todas las culturas se inspiran en ideologías dadas y sirven los intereses de clases dadas. (...) La colaboración de la ideología socialista con la cultura, la educación y el arte, la interrelación entre ellas, ha sido y sigue siendo una condición importante para la existencia de la cultura e impartirla un contenido militante, con lo cual se impulsa hacia adelante en todas direcciones, permitiendo así cumplir al partido su rol de ayuda la tarea de la educación ideológica y la movilización del pueblo para la construcción del socialismo y el progreso integral del país. (...) El «pensamiento de Mao Zedong» y la política de «dejar florecer cien flores, dejar competir cien escuelas de pensamientos» no han hecho otra cosa sino producir una confusión absoluta y una degeneración en el campo de la cultura, han abierto todos los caminos a la cultura burguesa decadente y al modo degenerado de la vida para que penetre en proporciones sin precedentes». (Tefta Cami; La revolución socialista en el campo cultural e ideológico y su profundización, 1980)
En la actualidad existen muchos grupos revisionistas que manifiestan este tipo de moral y estética antimarxista con orgullo. Véase nuestro capítulo: «La cuestión estética y la forma de vida como reflejo del patrón ideológico-cultural lumpenizado» de 2017.
Como otros ejemplos más concretos en cuanto a géneros: véase el arte cubista en la pintura, el teatro del absurdo en el teatro, el arte posmodernismo en la escultura, y podríamos citar muchos más:
«La imagen la frase musical como combinación abstracta; los intentos de desintegrar el idioma artístico en elementos inconexos; el énfasis del absurdo; el snobismo de la ignorancia; la ofensiva de la banalidad cosmopolita; el ignorar al lector, el desvincular el arte del pueblo; el rendir pleitesía a la superstición y a la estupidez intuitiva, como emblema del futuro. El abstraccionismo en la pintura, la música dodecafónica, el balbuceo dadaista; he aquí los rasgos característicos del arte burgués en el período del imperialismo». (Wlodzimierz Sokorski; Problemas del realismo socialista, 1952)
Los comunistas deberían saber diferenciar si están ante un artista, una corriente o una obra de referencia, o quizás ante un posible aliado, pero no directa referencia para los comunistas, misma diferenciación que debe hacer un gobierno revolucionario. Por ello en muchas ocasiones se puede destacar el compromiso político o las ideas progresistas de un artista sin que su obra sea necesariamente un paradigma del realismo socialista, pudiendo tener un contenido lírico bello pero sin una virtuosidad en el manejo técnico de la forma, y viceversa, de ahí la importancia del equilibrio.
Otra cuestión no menos curiosa es la adversidad que el régimen albanés de 1944-1991 mantuvo hacia las barbas y el pelo largo, hasta el punto de obligar a los revolucionarios de otros países a cumplir dicha idea. En el documental La «Albania de Enver Hoxha, la tierra de enfrente» de 1985. Un ex militante del Partido Comunista de Italia (marxista-leninista) relata como en sus visitas: «Había un cartel en Albania o como se le reconocía a un gran revolucionario como se reconocía al degenerado pequeño burgués». Así describía que según el cartel gubernamental «El degenerado pequeño burgués tenía el pelo largo, llevaba la barba larga, llevaba pantalones de pata de elefante» y también «sostenía con la otra mano un saxofón». En la frontera albano-italiana había un «militar barbero» encargado de eliminar estas «influencias occidentales», citando el caso de un partisano napolitano que tuvo que alterar su estética, así como también les ocurrió a miembros de la delegación finesa.
El pantalón vaquero es una prenda que en sus inicios fue utilizado por los trabajadores del campo y la ciudad por su resistencia a la par de comodidad. Tiempo después evolucionó, se hicieron más o menos elásticos y amoldables a la figura, y a partir de entonces fueron precisamente los grupos conservadores quienes recomendaron su prohibición por considerarlos inmorales, como prendas que incitaban al pecado. Seguramente esta sea una de las razones de su crítica en Albania, donde recordemos, todavía se veía como inmoral un beso de una pareja en una película. Increible pero cierto. En 1989, todavía había casos de películas como la del director Bujar Kapexhiu: «Edhe ashtu edhe kështu», que eran censuradas las escenas de besos. Así lo cuenta el director albanés en 2019 rememorando su película para el medio nacional Panorama. Esto indica que el nivel de mentalidad, incluso entre los comunistas, era muy retrógrado. Una moral más propia del «nacional-catolicismo» de Franco que de un país socialista, pues el beso en cualquiera de sus expresiones, forma parte de los sentimientos más sinceros, sanos y naturales del ser humano, algo que traspasa culturas. Incluso existen casos como el de la cultura rusa el beso en la boca es una forma de saludo, complicidad o de simple alegría que no implica amor de pareja ni para el cual es necesario conocer a la otra persona. Ocultar bajo la censura una expresión así de afecto o amor, paradojicamente era lo opuesto al realismo. De nuevo este tipo de planteamientos albaneses solo podía causar perplejidad en el resto de países de Europa y del mundo.
Algunos excusan la fobia hacia el pelo largo y las barbas del régimen con la irrupción del hippismo o con el hecho de que en la antigua Albania los imanes musulmanes y los clérigos del cristianismo ortodoxo portaban una estética parecida. Consideramos que una figura de tanta cultura como Enver Hoxha, era consciente de que las barbas o pelos largos no era netamente una expresión de afinidad al poder religioso, ni de ser bohemio, ni de primitivismo, como demuestra el conocimiento de la literatura clásica que siempre citaba, y como pudo comprobar en primera persona en sus años exiliado en Francia, por no comentar ya que todos los revolucionarios del siglo XIX como Marx, Engels, Bebel y otros portaban dicha estética, por tanto dicha visión no tiene excusa alguna. Es una visión dogmática e incoherente del PTA en su totalidad, que lejos de atraerse simpatías, atraía la incomprensión de los revolucionarios del mundo.
Es más, si observamos los textos clásicos de las religiones occidentales, la Biblia, que como todo libro fue escrito a partir de las ideas y modas del imperio romano, recoge lo siguiente:
«Por tanto, si una mujer no quiere llevar velo, que se corte el pelo al cero. Y si es vergonzoso para una mujer cortarse el pelo o raparse la cabeza, que lleve velo. (...) ¿No os enseña la misma naturaleza que es una vergüenza que el hombre se deje el pelo largo, mientras que para la mujer eso es un orgullo? El pelo largo que tiene le sirve de velo». (Biblia; I Corintios 11)
El cristianismo introdujo la idea de que era una ofensa para la mujer mostrar su cabello, y para el hombre que era deshonroso llevarlo largo. Como sabemos esto último si prosperó, lo primero ahora es motivo de mofa o crítica hacia las mujeres musulmanas desde el cristianismo, pero la mayoría desconoce que en su texto sagrado se cita como obligación el llevar velo entre las mujeres.
Si echamos un vistazo la historia, entre los griegos, vikingos, japoneses, apaches y muchos otros... el pelo largo era sinónimo de orgullo, poder, incluso de masculinidad en estas civilizaciones. En Europa hasta el siglo XIX era normal ver barbas y cabellos entre los hombres. A partir del siglo XX fue decayendo, adoptándose la «estética romano-cristiana» de pelo corto y barba rasurada. En cambio, el pelo largo fue adoptado por corrientes que decían ir a contracorriente de la sociedad, como los bohemios y hippies, las cuales son totalmente ajenas al marxismo en lo ideológico. En los países occidentales a partir de los 60, el pelo largo fue considerado por la juventud como un acto de rebeldía frente al orden establecido, lo mismo ocurriría en los países del revisionismo. Para nosotros, la importancia de llevar la barba y el pelo largo es completamente indiferente, lo único que es exigible a un comunista, es que mantenga unas condiciones de aseo e higiene adecuadas para proyectar una imagen correcta ante las masas de lo que es un comunista, para poder precisamente, romper clichés y mitos.
Recientemente, reflexionando sobre la abundante avalancha de grupos de rap influenciados por la cultura lumpen, nosotros no nos dejamos llevar por las sentencias aventuradas sobre este tipo de géneros:
«¿Significa que el rap es un género musical para el lumpemproletariado como algunos han dicho en multitud de ocasiones? Ni mucho menos. El rap como tal, musicalmente, es lo suficientemente dinámico como para no pecar de formalismo, y en la letra de sus autores generalmente hay compromiso social e incluso político. Las evidentes tendencias hacia el uso meramente comercial del género, hacia la glorificación de las actitudes gansteriles, o el llenar sus letras de apología al revisionismo, son solo la consecuencia del mal enfoque que dan algunos elementos a un género musical que puede ser totalmente válido para el proletariado y su causa. El rap, como cualquier otro género de música, ha sido hegemonizado y utilizado por el capitalismo –pues la cultura la controla el sistema económico-político existente–. Eso es cierto, pero eso no significa que sea un género de música inservible para el proletariado y las clases trabajadoras, ni que hayan existido corrientes que se resistan a esa dominación: recordemos que en el capitalismo existe por un lado la cultura dominante y sus variantes, y por otro la contracultura popular de los intelectuales al servicio del pueblo o que al menos eso pretenden –aunque mucha de esa cultura no se pueda consolidar sin la toma del poder, y su desarrollo se quede a medio camino–. (...) Por tanto, el rap como muchos otros géneros puede ser un género musical combativo, siempre que se le impregne un sello de clase, fuera de influencias burguesas y pequeño burguesas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En la cuestión estética, musical y otras, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) no se atrevió a enfrentarse al PTA, esto resulta todavía más extraño si tenemos en cuenta que mientras el partido albanés daba muestras de cierto conservadurismo en algunos temas, el PCE (m-l) por el contrario daba muestras de excesivo liberalismo en la cuestión cultural, por lo que el choque de posturas debía de surgir en más de una ocasión. Las delegaciones españolas que viajaban a Albania o los miembros que fueron a instruirse allí, sin duda debieron reportar al partido sus impresiones, pero una vez más, el PCE (m-l) prefirió mantenerse en silencio, quizás porque también era consciente de que en esas mismas cuestiones ellos tampoco podían hablar con autoridad debido a la condescendencia que mostraban a veces. Véase el capítulo: «Conatos en el PCE (m-l) de indiferencia en la posición sobre la cultura y la necesidad de imprimirle un sello de clase».
Lo cierto es que en el movimiento marxista-leninista de aquellos años, la cuestión cultural era tocada muy superficialmente, y varios grupos marxista-leninistas que visitaban Albania justificaban ciertas actitudes bajo la tesis oportunista de que eran otras costumbres y tradiciones, un argumento que justificaría la desviación liberal o conservadora a partir de unas supuestas «particularidades nacionales» en los campos donde actúa la lucha de clases. No por casualidad en la actualidad muchos defensores de los regímenes capitalistas-revisionistas sacan estas teorías para justificar lo injustificable:
«Para entender a Corea del Norte es necesario tener nociones de budismo, confucionismo y cultura tradicional, ya que el ideario político no contradice sino que está influenciado por esa sabiduría ancestral». (Boltxe; entrevista a Alejandro Cao de Benós, 23 de enero de 2013)
«¿Se imaginan a Lenin proclamando que para entender a la Unión Soviética socialista debemos comprender los «aportes» del cristianismo ortodoxo; o a Enver Hoxha que para entender a la Albania socialista debemos entender al Islam?. (...) Es obvio, que estas ideas megalómanas, xenofóbicas, chovinistas, machistas, y demás que existen en Corea del Norte condensadas en la idea del «Juche» son consecuencia directa de la no eliminación de los remanentes ideológicos de las diferentes religiones y sus ideas reaccionarias. El proclamar que el «pensamiento «Juche» es la síntesis de la ideología progresista de la historia actual», que «el viento del Pacífico orienta la rueda de la historia», que «los coreanos son la única nación con pureza de sangre que descendiente del primer hombre», que «en Corea del Norte las masas se reúnen en torno al partido y al líder, siendo el primero la madre y el segundo el padre, y que el padre es el cabeza de familia en la sociedad», son la consecuencia directa de que Kim Il Sung y secuaces conscientemente no hayan eliminado la religión, a sabiendas de que esta iba a jugar un rol cardinal en la labor de engañar a las masas e implantar el «pensamiento «Juche». Pasando a limpio, después de más de medio siglo de régimen revisionista, los norcoreanos reconocen que no han hecho ningún trabajo destacable en cuanto a promoción del ateísmo y visión científica del mundo, siendo la dirigencia beneficiada de esta ignorancia que las masas trabajadoras adquieren a través de la religión». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «Pensamiento Juche», 2015)
No es la única excusa para justificar ciertas aberraciones «específicas». Otros sacan teorías todavía más estúpidas:
«Yo no he estado en Cuba nunca, y en Corea del Norte ni te cuento. No puedo opinar porque no lo sé, y no opino de lo que no sé, y creo que todos deberíamos ser honestos y decir que no hemos estado –al menos en Corea del Norte muy poquitos–. (...) Admiro muchas cosas de Corea y de Cuba, soy un admirador y yo nunca voy a hablar mal de ellos». (Juan Manuel Olarieta; Cuba y Corea del Norte, 6 de septiembre de 2015)
«Este es el recurso estrella de todos los oportunistas sobre un país X: «Como no eres de allí no puedes opinar» o su variante «como no lo has visitado no puedes opinar». Decir esto en plena era digital con el abundante río de fuentes directas e indirectas sobre estos países, presupone un acto de dejadez o de oportunismo, pero no de una posición crítica y objetiva marxista-leninista. (...) ¿Acaso por no haber estado en la ya extinta Unión Soviética no podemos pronunciarnos sobre ella ni realizar un análisis fiel a la realidad de entonces? ¿Acaso por no haber visitado nunca Francia no podemos hablar de los franceses y sus problemas actuales? Bajo esta lógica no podríamos ni criticar el pueblo de al lado por no ser de allí o no haber estado allí. ¿No existen obras disponibles de los principales dirigentes de esos procesos capitalista-revisionistas? Hay multitud de obras en castellano e inglés de Fidel y Raúl Castro, de Guevara, Kim Il Sung, Kim Jong Il, Kim Jong-un. ¿No cuentan estos países con periódicos y agencias de información enfocados también hacia el exterior? Las hay oficiales como Granma o la Agencia Telegráfica Central de Corea, y no oficiales afines como Cubadebate o el blog de Alejandro Cao de Benós para extraer información más que suficiente. ¿No existen medios de comunicación extranjeros que recogen hechos objetivos que ayuden a analizar la cuestión cubana o coreana? Las hay incluso favorables como Actualidad Russia Today o Hispan TV. ¿No existen además otros medios no tan favorables u hostiles a estos regímenes del que podemos sacar información objetiva y fiable? Obvio, y estos medios no solamente publican datos de estos países sino que eso lo podemos hacer extensible a cualquier régimen revisionista, de ellos podemos criticar temas importantes como el nivel de inversión extranjera en Corea del Norte por lo que dicen las fuentes chinas y rusas, cualquier medio español se puede hacer eco de los tratos entre el FMI y Vietnam, recoger sus declaraciones ante tal evento, podemos ver también como los dirigentes cubanos loan a El Vaticano y a sus gerifaltes, cómo presentan a China y Rusia como garantes de los pueblos como hace el PCE (r). Información hay, lo que no hay es ganas de analizar y en su caso prefieren mirar a otro lado porque en el fondo comparten sus desviaciones». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
Acabamos de ver como durante los 80 el Partido Comunista de España (marxista-leninista) rechazó sin análisis ni argumentación alguna los artículos críticos contra la deriva albanesa que estaba realizando el Partido Comunista de los Estados Unidos (marxista-leninista).
Pero no solamente nos referimos al papel de los partidos proalbaneses «oficiales» sino también a varios grupos pequeños que simpatizaban con el régimen albanés. A ejemplo de ello podríamos citar los diferentes grupos como L'empancipation, o La voie du socialisme en Francia, que pese a tener un nivel ideológico superior al propio Partido Comunista de los Obreros de Francia (PCOF), tampoco se anticiparon al drama que se avecinaba.
Otros como el Combat Communiste Marxiste-Léniniste (CC/ML) liderado por Patrick Kessel, ante las acusaciones del grupo canadiense Union Bolchévique du Canada (UBC), censuraron las criticas válidas al partido y gobierno albanés como simple «palabrería ultraizquierdista». Mantuvieron una defensa a ultranza del PTA hasta el último aliento del régimen. Años después, seguían preguntándose qué pudo fallar sin hallar respuesta, prometiendo hacer una evaluación llegado el día. Véase el documento de Patrick Kessel: «Contribución a la cuestión de una nueva internacional» de 1997.
Para entender las causas y extraer las lecciones de la caída del socialismo en Albania en 1991, no se podía renegar sin más análisis de todo el pasado revolucionario de los comunistas albaneses –como proponía la facción de Chivite–, ni tampoco se podía edulcorar la realidad –como hacía la facción de Raúl Marco–. Ambas tendencias, no solo no llegaban a conclusiones plausibles que explicasen el colapso, sino que no reconocían su responsabilidad individual en realizar un seguidismo a las políticas de Ramiz Alia durante los años 80, por lo que carecían de toda legitimidad.
No se puede ignorar –sobre todo en el tema de la línea política exterior– que «los marxista-leninistas españoles y otros desconocían lo que pasaba en Albania» como dicen algunos, lo que resulta incomprensible dado que: tenían contacto permanente dentro de Albania, enviaban delegaciones regularmente, y la nueva política exterior que Ramiz Alia quería dar al PTA era evidentemente revisionista. En el mismo sentido, el PCE (m-l) tenía documentación que era proporcionada directamente por los albaneses como es el caso de las publicaciones de la «Agencia Telegráfica Albanesa», «Albania Hoy», y otros, que esgrimían verdaderos atentados ideológicos para entonces. Recordemos que durante aquella época, Albania había entrado en la danza de los coqueteos cada vez más frecuentes con los regímenes de dudosa reputación suprimiendo la lucha ideológica, incluso se alababa a regímenes revisionistas y reaccionarios, cuestión que en el plano externo el PCE (m-l) parece que aprobaba o ignoraba adrede por miedo a una polémica abierta al respecto.
¿Cómo es posible que un servicio secreto como la CIA estadounidense registre las reformas liberales que se estaban llevando a cabo en Albania, y en cambio, los presuntos partidos marxista-leninistas vivieran en el total desconocimiento o mirasen hacia otro lado?
¿No será que la mayoría de esos líderes –como se supo luego–, no vivían en la inopia sobre estos sucesos, sino que adecuaban su apoyo o rechazo según el nivel de prestigio o ayuda material que pudieran recibir de otros partidos como el albanés?
«Son tales organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial para el Desarrollo y otros de esta categoría, los cuales, en la práctica, deciden en muchos países las líneas de la economía y políticas financieras que ellos deben seguir, los niveles de producción y consumo que ellos deben establecer, que ramas de sus economías deben desarrollar y cuales deben sacrificar. (...) Ahora incluso aquellos grandes países que están integrados en los organismos supraestatales del Mercado Común Europeo o el CAME no pueden escapar del dictador de los más poderosos». (Ramiz Alia; Informe en el IXº Congreso del PTA, 1986)
f) Se reniega del legado PTA, de Stalin y Hoxha
De hecho en las discusiones de 1990, Ramiz Alia se tuvo que defender de las acusaciones de los comunistas más «conservadores»:
«Primero, que con este camino que el Partido está siguiendo, no estamos haciendo ninguna concesión a la reacción, tanto en política interna como exterior». (Ramiz Alia; Informe, 10 de octubre de 1990)
Sin duda, sus palabras no podían sonar serias:
«La línea de conservadores la que vio estos cambios como un retorno a los «errores de los enemigos del pueblo». (Alia en los años 90: ¿Estamos haciendo como Shehu, Lubonja y Paçrami?, 2015)
Esto demuestra que los cuadros no eran ciegos, simplemente no tuvieron suficiente arrojo o influencia para arrebatarle el partido a Alia.
Este aseguraba cínicamente que:
Pero los hechos son los hechos, no solo sus recetas eran un calco de las que habían propuesto los revisionistas albaneses previamente y de lo que implementaban los revisionistas en otros países, sino que la propia dialéctica de los acontecimientos confirmó los temores de estos cuadros.
«El nombre y el trabajo de Stalin son inmortales y vivirán a través de los siglos. (...) La actitud hacia Stalin y su trabajo es una clara línea de demarcación entre marxistas-leninistas y revisionistas modernos». (Ramiz Alia; Stalin y su obra; Una bandera para todos los revolucionarios, 1979)
Ahora de forma hipócrita se proclamaba:
«La vida de Stalin no tiene conexión directa con Albania. (...) Todavía tenemos muchos nombres, monumentos y símbolos dedicados a estos momentos que han perdido su valor anterior. El problema era que estas cosas corrían el riesgo de convertirse en símbolos políticos e ideológicos, que no interesan a nadie y no son de utilidad para nadie. Por lo tanto, es por el bien general que las viejas decisiones relacionadas con la conmemoración de Stalin se eliminarán». (Ramiz Alia; Discurso, 26 de diciembre de 1990)
Stalin era solo el primer paso. Poco tiempo después también acabó renegando abiertamente del legado de Hoxha.
O para ser más exactos, se renegó de su legado para a continuación colmarlo de las calumnias típicas. Una vez consumada la traición sin paliativos, se pasó a cambiar nombre del partido para adoptar una imagen socialdemócrata hacia Occidente mientras se buscaba conciliarse con las fuerzas anticomunistas en un gobierno de coalición efímero. En el último congreso formal del PTA de 1991, el propio Ramiz Alia sería criticado por tardar en implementar las reformas capitalistas:
«En el congreso del PTA mantenido en junio, se cambió el nombre. Ellos serán oficialmente el Partido Socialista. Habiendo adoptado el pluralismo político, los comunistas albaneses están divididos sobre hasta qué punto retroceder del legado ideológico del fundador del PTA Enver Hoxha. (...) Xhelil Gjoni criticó el pasado «espíritu de ejército». Ramiz Alia, quien ha conducido la transición en la era después de Enver Hoxha, fue criticado por mostrar «actitudes sentimentales hacia amigos y colaboradores» Agolli fue menos circunspecto: «Cualquiera que expresase una opinión contraria a las de Hoxha era inmediatamente considerado un herético, un espía, un revisionista». (...) El PTA ha ganado la mayoría en las elecciones multipartidistas celebradas en abril de 1991, pero después de las huelgas anticomunistas, llevadas en parte por los mineros de Valias, las cuales duraron en torno a cuatro semanas, el Primer Ministro del PTA Fanos Nano fue forzado a resignarse y acordar un gobierno de coalición conducido por Ylli Bufi –antiguo Ministro de Alimentación–. Una figura del liderazgo de la oposición, el profesor y economista Gramoz Pashko del Partido Democrático, fue nombrado Primer Ministro. (...). El líder del PTA Ramiz Alia falló en asegurar su posición en la capital, Tirana». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain, Nº 11, 1991)
Sobre este congreso, Nexhmije diría años después:
«La vida del Partido fue destruida y, durante los acontecimientos posteriores, éste llegó a ser liquidado para ser sustituido por un nuevo partido, que en el Xº Congreso de junio de 1991 tomó el nombre de Partido Socialista. La mayor parte de los comunistas, así como la mayoría de los delegados, creyó que este partido sería el continuador del Partido del Trabajo e incluso propusieron diferentes nombres, como Partido Renovado, etc. En ese mismo Congreso se dio el segundo golpe demoledor al Partido del Trabajo. Me refiero a cómo se preparó el Congreso, cómo se desarrolló, a sus entre bastidores, y sobre todo a la elección del nuevo Comité Central y a los poderes que se le dio. El Congreso y su informe no fueron preparados por el Comité Central, que era considerado conservador, sino por una comisión especial, en el que participaron los miembros liberales –llamémoslos así– del Comité Central y otras personas nombradas por el Primer Secretario. No habiendo sido aprobada por el Comité Central, sobre todo por sus críticas a Enver Hoxha, la comisión exigió la disolución del Comité Central a sólo cuatro días del inicio del Congreso. No estuvimos de acuerdo porque esto estaba en conflicto con el Estatuto del Partido. La comisión organizó el trabajo de tal manera que en el Congreso se desacreditara a los miembros más antiguos del Buró Político, así como a los comunistas más firmes, haciendo uso de acusaciones bajas sin carácter político y que sirvieron de base a las acusaciones que Sali Berisha les imputó más tarde cuando su gobierno los encarceló». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Es Xhelil Gjoni quien liquida los restos formales que quedaban del régimen como son las denominaciones del partido y el país, como hizo en su momento Gorbachov con la URSS, pero fue Ramiz Alia el principal autor de la restauración del capitalismo como en su momento Jruschov en la URSS, y Nexhmije Hoxha cumple el papel de un ente pasivo que incluso justifica a quienes le apartan del poder, y sigue sin entender las causas fundamentales de la contrarrevolución, justo como le pasase a Mólotov en la tragedia de la URSS.
Pero esto no explica nada de por qué la propia Nexhmije Hoxha y otros se quedaron de cruzados de brazos y permitieron esto. ¿Qué hay del apoyo a las políticas de Ramiz Alia durante años? Nada de esto es comentado, plantea la cuestión como si de repente Ramiz Alia implementase un programa revisionista de la nada.
Los albaneses olvidaron o no supieron aplicar las lecciones de la restauración del capitalismo en la URSS
Los bolcheviques anunciaron una serie de axiomas básicos para el mantenimiento y profundización del sistema socialista.
Lenin diría del rol entre el partido y las masas:
«¿Cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se controla? ¿Cómo se refuerza? Primero por la conciencia de clase de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de vincularse, aproximarse y hasta cierto punto, si se quiere, fundirse con las más amplias masas trabajadoras, en primer término con la masa proletaria, pero también con las masas trabajadoras no proletarias. Tercero, por lo acertado de la dirección política que lleva a cabo esta vanguardia; por lo acertado de su estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por experiencia propia. Sin estas condiciones, no es posible la disciplina en un partido revolucionario, verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disciplina se malogran en fraseología, en gestos grotescos. Pero, por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Solo se forman con esfuerzos prolongados y una dura experiencia». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo, 1920)
Stalin recalcó sobre la lucha contra el burocratismo:
«La mejor arma para combatir el burocratismo es la elevación del nivel cultural de los obreros y de los campesinos. Se puede censurar y criticar el burocratismo del aparato del Estado, se puede vituperar y poner en la picota el burocratismo en nuestro trabajo diario, pero si no existe cierto nivel cultural entre las amplias masas obreras, un nivel cultural que cree la posibilidad, el deseo y los conocimientos necesarios para controlar el aparato del Estado desde abajo, por las propias masas obreras, el burocratismo subsistirá, pase lo que pase. Por eso, el desarrollo cultural de la clase obrera y de las masas trabajadoras del campesinado –no solo en el sentido de fomentar la instrucción, aunque la instrucción constituye la base de toda cultura, sino ante todo, en el sentido de adquirir hábitos y capacidad para incorporarse a la gobernación del país– es la palanca principal para mejorar el aparato del Estado y cualquier otro aparato. En eso reside el sentido y la importancia de la consigna leninista acerca de la revolución cultural». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Informe en el XVº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1927)
Los marxista-leninistas albaneses en su momento eran conscientes de estos axiomas y muchos otros:
«La experiencia internacional y de nuestro país muestra que las esperanzas de la burguesía y la reacción para la restauración del capitalismo no se basan solamente en los remanentes de las viejas clases explotadoras ni en los espías y agentes de la diversión pagados por los extranjeros. Sus esperanzas están basadas especialmente sobre otros enemigos del socialismo, que emergen de la propia sociedad socialista, en gente que está gravemente infectada por la supervivencia de viejas ideologías, en gente con tendencias individualistas y arribismo pronunciado, en gente corrompida por las influencias de la ideología burguesa y revisionista actual, en aquellos que ceden ante la presión de enemigos internos y externos, en aquellos que eventualmente se desvían de la revolución y degeneran en contrarrevolucionarios». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1966)
«La lucha de clases se refleja también en el seno del Partido, ya que, por un lado, en éste ingresan personas provenientes de diferentes capas de la población, que traen consigo- toda clase de residuos y manifestaciones extrañas, y, por otro lado, los comunistas, al igual que todos los trabajadores, se encuentran bajo la presión del enemigo de clase, sobre todo de su ideología, dentro y fuera del país. Por consiguiente, tanto de entre las filas de los trabajadores como de entre las del Partido, pueden surgir y surgen personas que degeneran y que se ¡pasan a posiciones extrañas antipartido y antisocialistas. En efecto, nuestros enemigos dan una especial importancia en su actividad a la degeneración de los miembros del Partido con el fin de lograr la degeneración del partido en general, ya que sólo así se. le puede abrir el camino a la restauración del capitalismo. Hay que tener presente que, sin contradicciones de distinto carácter y sin lucha para superarlas, no sería posible la vida del Partido y su desarrollo. No se debe encubrir esta lucha so pretexto de salvaguardar la unidad, sino que se la debe desarrollar y llevar hasta el fin, fortaleciendo así la verdadera unidad del Partido, su espíritu revolucionario, su combatividad, la dictadura del proletariado.
«La lucha de clases se libra en todos los frentes, no solo porque los enemigos externos aplican su lucha en todas las direcciones, sino porque, en primer lugar, estamos desarrollando la revolución en todos los campos y direcciones. Lo que hace que el ejecutar la lucha de clases en esas tres direcciones fundamentales –ideológica, política y económica– sean puntos muy importantes. Si la lucha se debilita en una dirección, toda la lucha de clases se debilitará y se condenara a un mayor castigo inmediato en el futuro». (Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 27 de junio de 1977)
La documentación albanesa confirma que sus cuadros sabían más que de sobra de las causas de la resurrección del capitalismo en la URSS:
«Como confirma la experiencia histórica, hay dos enemigos principales que ayudan a la degeneración pacífica de la dictadura del proletariado: la burocracia y el liberalismo. La burocracia ataca la dictadura del proletariado en sus centros nerviosos. Esto conduce a la esclerosis del partido y la clase obrera y debilita su rol de liderazgo, interrumpe los enlaces del poder del Estado con el pueblo y dificulta la participación de las masas trabajadoras en el gobierno del país, se paraliza la democracia socialista y cultiva la presunción en los cuadros, con todos los males que ello conlleva, como la vanidad y el desprecio por las masas. El liberalismo es un gran peligro. A través de liberalismo, se manifiestan las tendencias de laxitud hacia la política y la ideología del enemigo, a la renuncia a las normas de la moral proletaria, al espíritu de conciliación con la forma de vida revisionista-burgués y la permisión de deficiencias y debilidades, etc., penetran en el partido de la clase obrera, el Estado socialista, y las masas trabajadoras. El liberalismo se presenta a menudo con consignas engañosas acerca de la «libertad» y «democracia», y plantea como «un rival de la burocracia», con el objetivo de sembrar su semilla venenosa más fácilmente. La burocracia y el liberalismo, como dos peligros letales para el socialismo, se entrelazan, complementan y fomentan entre sí. Esto se puede ver claramente en el ejemplo negativo de los países revisionistas. En Yugoslavia, la tendencia principal del revisionismo y la restauración capitalista fue el liberalismo, pero el aparato burocrático fue creado junto con él. En la Unión Soviética, el camino típico fue la degeneración burocrática, pero ella estaba estrechamente relacionada con las manifestaciones de degeneración liberal-burguesa, tales como el campo de la cultura y el arte, en la forma de vida, etc., o la notoria campaña de «desestalinización» en sí, que comenzó precisamente con el eslogan del liberalismo. El socialismo, debido a su naturaleza, no constituye una fuente de liberalismo ni de burocracia. Estas manifestaciones no son características del socialismo. Sin embargo, siempre y cuando la lucha de clases continúe, siempre y cuando la presión hostil interna y externa esté activa y siempre y cuando las reminiscencias del pasado, junto con las diferencias esenciales del trabajo mental y físico, etc. se conserven, estas manifestaciones no pueden evitarse por completo en el socialismo. Lo mismo vale también para otras formas de manifestación como el tecnocratismo y el intelectualismo, que plantean los mismos peligros potenciales y que encuentran su expresión en la absolutización de la función de los equipos, la ciencia y la inteligencia técnica, en la sobrevalorización del trabajo mental y la subestimación del papel de las masas, en el desplazamiento de la clase obrera de la dirección del Estado y la sociedad socialista. En su lucha de clases para fortalecer y perfeccionar constantemente la dictadura del proletariado y para llevar adelante la revolución y la construcción socialista, el Partido del Trabajo de Albania (PTA) ha otorgado fuertes y continuos golpes contra cualquier manifestación de liberalismo y burocracia. Las medidas tomadas en contra de estas manifestaciones han sido políticas, ideológicas, económicas y administrativas. Las enseñanzas del PTA y el camarada Enver Hoxha sobre las causas que mantienen la burocracia y el liberalismo con vida bajo el socialismo, así como sobre la forma de manejarlos política e ideológicamente, al ver estos fenómenos como expresiones de concepciones del mundo reaccionarios, y la lucha contra ellos como una parte constituyente importante de la lucha de clases, son de gran valor teórico y práctico. Resumiendo la experiencia albanesa e internacional en conexión con las manifestaciones de liberalismo y burocratismo en la sociedad, el PTA y el camarada Enver Hoxha han enfatizado que las manifestaciones de burocratismo y liberalismo constituyen un gran peligro para el socialismo, pero cuando no se les permite la libertad de acción y cuando se combaten de forma continua y resolutivamente, las consecuencias son completamente evitables. (...) La esencia de la lucha de clases contra la burocracia y el liberalismo consiste en el establecimiento e implementación de correctas relaciones entre democracia y centralismo, entre los órganos electos y los órganos de la administración, entre los cuadros y los funcionarios, por una parte, y la masas trabajadoras, por el otro, entre las libertades y derechos de los ciudadanos, y su disciplina y deberes contraídos con el Estado y la sociedad socialista, en todo momento. Todas las medidas que el partido haya adoptado para la erradicación de las manifestaciones de la burocracia y el liberalismo, están conectados con este esencia del problema». (Vahid Lama y Gramos Hysi; La lucha de clases en el campo político en el periodo del socialismo, 1978)
Habían descrito muy bien los riesgos a los cuales se enfrentaban. Describiendo las contradicciones en la sociedad socialista se decía:
«Las contradicciones antagónicas son típicas, son características de las sociedades divididas en clases antagónicas. En la sociedad socialista, donde esas clases han dejado de existir, las contradicciones antagónicas no surgen de la naturaleza misma del orden socialista. Ellas surgen y existen como un producto de los residuos de la vieja sociedad burguesa en el interior del país y de la presión del cerco capitalista-revisionista del exterior, y estos factores existen objetivamente, pero son ajenos al mismo orden socialista y a su ideología. Por lo que, de una evaluación profunda de las contradicciones antagónicas, resulta que las contradicciones no antagónicas son características de la sociedad socialista sin clases antagónicas. Por otro lado, no debemos olvidar que las contradicciones no antagónicas pueden volverse antagónicas. Esto es precisamente lo que nuestros enemigos están tratando de lograr mediante la difusión de su ideología, cultura y forma de vida decadente, la fomentación del liberalismo y la burocracia, la discordia y el descontento, el robo y la malversación de fondos, etc. Y esto sucede siempre que la posición frente al enemigo de clase, su ideología y actividad, es oportunista y liberal, cuando la vigilancia y la lucha severa contra él se debilitan o se descuidan totalmente, cuando se sigue una política incorrecta respecto a las relaciones entre varias clases y estratos en la sociedad, entre los cuadros y las masas, etc». (Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)
Y explicando los factores objetivos y subjetivos de esos peligros de restauración capitalista, se exponía:
«Hay que tener en cuenta tanto los factores objetivos como pueden ser los remanentes de la ideología burguesa en los viejos elementos explotadores, en las clases socialistas e incluso entre ciertas capas del proletariado, o la evidente proyección del cerco imperialista-revisionista. (…) Factores subjetivos que pueden surgir debido a una permisión de la ampliación de las diferencias salariales entre rangos, ampliación en la diferenciación entre el campo y la ciudad, o por apatía en la lucha contra las corrientes ideológicas extrañas, fenómenos precisamente subjetivos que los revolucionarios deben buscar evitar que ocurran». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
En diversas ocasiones Enver Hoxha advertiría seriamente sobre sobre los peligros en el frente externo e interno que acechaba al partido y el gobierno albanés. En una de sus últimas intervenciones públicas diría:
«Sólo realizando y rebasando los planes, sólo ahorrando y economizando, sólo con una organización y dirección científicas, afrontaremos la presión política y económica del mundo capitalista y revisionista. (...) Nuestra obligación es no bajar la guardia. (...) El alejamiento de cualquier comunista o cuadro de las normas del partido del control social no sólo perjudica la reputación del partido sino también representa un peligro para quien viola dichas normas. El enemigo empieza a comprometer partiendo de las cosas más pequeñas, de las infracciones financieras, de la moral comunista y de otras formas. Aquí deben ser activas la vigilancia personal y la social, sea del partido o de las masas. La vigilancia no debe ser concebida como monopolio o tarea sólo de un organismo del partido del Estado, sino como un problema de todos, de cada comunista, de cada ciudadano de la república. (...) La negligencia y el indiferentismo a este respecto son muy peligrosos para nuestra sociedad». (Enver Hoxha; El partido siempre fue la fuerza que salvó el país y el socialismo; Extraído del discurso de clausura en el VIIº Pleno del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania, 1983)
Hay muchísimas obras concretas donde se estudia este tema profundamente:
-Enver Hoxha; Sobre el control obrero, 1968.
-Enver Hoxha; Acerca de la aplicación de las decisiones del VIº Pleno del CC del PTA sobre la lucha contra las manifestaciones de intelectualismo y tecnocratismo, 1970.
-Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973.
-Equipo de Bitácora (M-L); Las advertencias de Enver Hoxha en su último congreso a frente del Partido del Trabajo de Albania, 2017.
Existe así mismo muchísima documentación sobre la sociedad socialista de otros autores albaneses. Dejaremos los enlaces bien en inglés o castellano para el lector:
-Agim Popa; Las relaciones entre los cuadros y las masas y la lucha contra la burocracia, 1976.
-Hysni Kapo; Importante paso para perfeccionar el estado de la dictadura del proletariado, 1976.
-Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977.
-Alfred Uçi; Sobre las contradicciones en la sociedad socialista, 1977.
-Vahid Lama y Gramos Hysi; La lucha de clases en el campo político en el periodo del socialismo, 1978.
-Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980.
-Foto Çami y Gramos Hysi; La constitución del socialismo triunfante, 1980.
-Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania, 1983.
-Ismail Lleshi; El Partido del Trabajo de Albania sobre el tratamiento y la correcta solución de las contradicciones en la sociedad socialista, 1984.
Pero con el tiempo nada de esto fue tenido en cuenta debidamente. Estos documentos del PTA 1990 ratificaban que se había abandonado por completo las enseñanzas sobre la restauración del capitalismo que años antes los albaneses habían extraído.
La propia Nexhmije reconocería poco después:
De nuevo la cuestión del cuestión del culto a la personalidad
Sobre la cuestión del culto a la personalidad, el caso albanés es análogo al soviético. Ninguna de las dos figuras del liderazgo fueron las promotoras del culto hacia su persona. En el caso de Stalin, Hoxha concluyó con razón:
«El gran ruido que levantaron los jruschovistas sobre el pretendido culto a Stalin era en realidad un bluf. Este culto no había sido cultivado por Stalin, que era un hombre sencillo, sino por toda la bazofia revisionista acumulada a la cabeza del Partido y el Estado. (...) Si se lee los discursos de Jruschov, Mikoyan y de todos los miembros del Presídium, se verá los elogios desenfrenados e hipócritas que estos enemigos prodigaban a Stalin mientras éste estuvo en vida. Esta lectura provoca nauseas cuando piensas que detrás de estos elogios, dichos elementos ocultaban su trabajo hostil a los ojos de los comunistas y de las masas, los cuales estaban engañados al pensar que tenían ante sí dirigentes fieles al marxismo-leninismo y camaradas leales a Stalin». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
En el caso albanés:
«Enver Hoxha dijo antes de su muerte, «para mí, no hagan ningún monumento; iré a mi guerra, a los partisanos, a los mártires de la Lucha de Liberación Nacional». Esta fue la palabra de Enver Hoxha; y este consejo fue seguido. Luego Ramiz Alia comenzó a erigir estatuas y a nombrar organizaciones tras Enver Hoxha, sólo para desacreditarle, contrariando la enseñanza viva de Enver Hoxha acerca de cómo deben ser vistas las figuras de los líderes. Este fue un proceso que pretendía desacreditar a Enver Hoxha. (...) Lo mismo fue promovido por los jruschovistas, que luego lo utilizaron para culpar al propio Stalin del «culto a la personalidad». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
De ahí que Hoxha repitiera en varias ocasiones:
«Nuestro partido, como partido marxista-leninista, es plenamente consciente de que el culto a la personalidad es una manifestación extraña y nociva para los partidos y para el movimiento comunista. Los partidos marxistas no sólo no deben permitir el desarrollo del culto a la personalidad, que frena la actividad de las masas, niega su papel, se opone al mismo desarrollo de la vida del partido y de las leyes que la rigen, sino que deben luchar con todas las fuerzas para arrancarlo de raíz, desde que comienza a manifestarse o cuando ya ha aparecido en algún país». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 1960)
«¿Qué resulta de la propaganda china en tomo a este problema? «Mao es el sol que ilumina el mundo», «Mao es un gran genio sin parangón en la historia de la humanidad», «los pensamientos de Mao son el apogeo del marxismo», «Mao lo sabe todo», «Mao lo ha hecho todo», «quien quiera resolver cualquier problema, en cualquier momento y en cualquier lugar, que lea las obras de Mao, que se inspire en las ideas de Mao». Se trata de unos pocos calificativos que hemos anotado, pero en la prensa china se encuentran expresiones tan exaltantes y se mencionan tales gestos y sucesos que llevan a preguntarse: ¿estamos ante marxistas o ante creyentes? Porque en verdad, a juzgar por lo que vemos con los ojos y escuchamos con los oídos, en China se hace por Mao lo mismo que los cristianos hacen por Cristo. Las apreciaciones sobre Mao, hechas por chinos o extranjeros, por gente honesta o por aduladores, por personas sencillas y sinceras o por hipócritas, son erigidas en teoría por la propaganda china y difundidas por medio de un coro detestable. (...) Entonces cabe preguntarse: Los comunistas del mundo, aún sin mucha experiencia y a los que nos esforzamos por inspirar correctamente con nuestra actividad, ¿cómo pueden comprender y admitir esto? ¿Y por qué los camaradas chinos permiten tal desarrollo de una cosa semejante? Como se ve, esta propaganda desenfrenada ha adquirido proporciones alarmantes para nosotros, los marxista- leninistas, sobre todo a partir del inicio de la Revolución Cultural». (Enver Hoxha; Sobre el culto a Mao; Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de agosto de 1966)
Es claro que en Albania o la URSS el culto a la personalidad no llegó nunca a proporciones tan extremas como la de los países revisionistas como China, Corea del Norte y otros, pero esto no resta responsabilidad al hecho de que precisamente Hoxha y Stalin, al ser dos figuras de máxima autoridad en sus respectivos partidos, tenían poder más que suficiente para promover el debate sobre el culto a la personalidad y presentar una línea que convenciese al partido de la necesidad de criticar como antimarxistas dichas tendencias, y finalmente, aplicar sanciones cuando fuera necesario para que las resoluciones no quedasen en papel mojado.
En el caso albanés el error es mucho más grave viendo los resultados del culto a la personalidad en la URSS, que como ellos mismos denunciaban, posteriormente fue utilizado como pretexto por los oportunistas para tachar el trabajo revolucionario de Stalin y negar el marxismo-leninismo en general. Pese a que sabían esto, en el PTA se podía ver el eslogan: «¡El partido de Enver!», junto a bustos y carteles que decoraban los plenos y congresos. Esto era una postura aduladora, y en el fondo, metafísica, ya que da a entender que dicho líder no puede equivocarse e incluso degenerar ideológicamente. ¿Acaso los fundadores del partido jamás pueden equivocarse o corromperse? ¿No ha habido casos de grandes marxistas como Kautsky, Plejanov y otros que acabaron sus días como contrarrevolucionarios? No estamos acusando a Stalin o a Hoxha de autoritarismo, pero pongámonos en contexto... ¿cómo alguien iba contradecir al líder del partido en la URSS o Albania cuando su imagen y nombre decoraban las paredes del congreso del partido? Esto estimulaba el seguidismo. Los marxista-leninistas consideramos que los homenajes hacia los líderes del proletariado nacional e internacional son necesarios, pero ese agradecimiento y admiración no se debe traducir en una caricatura ni en servilismo.
El trato del PTA en la cuestión religiosa; ¿acierto o sectarismo?
Casualmente, los revisionistas albaneses reavivaron en 1991 el mito anticomunista que durante décadas propagó el imperialismo. Incluso crearon la falsa idea que estas desviaciones fueron fruto de las relaciones de entonces con la China de Mao:
«Es una realidad que los derechos del individuo, especialmente aquellos de la vida espiritual, han sido gravemente violados. La abolición legal de las creencias religiosas llevó a la posición oficial del Partido en conflicto con el deseo de creer por parte de las amplias masas populares. (...) Debe destacarse que tales errores y deformaciones ocurrieron especialmente durante el período de finales de los años sesenta, que también se denominó período de revolucionización. Además de las influencias extranjeras, particularmente de la revolución cultural china, durante este período también aparecieron algunas inclinaciones subjetivistas para encontrar soluciones nuevas y originales a muchos problemas de la sociedad. (...) Parece que el antirevisionismo que elegimos como estrategia a menudo condujo a posiciones de izquierda». (Xhelil Gjoni; Discurso en el Xº Congreso del partido del Trabajo de Albania; Publicado en Zëri i Popullit, 11 de junio de 1991)
Xhelil Gjoni fue una figura que fue ascendida por Ramiz Alia al Politburó en la crisis de julio de 1990, poco después adelantó al propio Alia en oportunismo por la derecha, y en el Xº Congreso del PTA de 1991, llegaría a criticar a Enver Hoxha con varios argumentos liberales y a plantear el cambio de nombre del partido. El propio Alia fue criticado por no iniciar las reformas antes.
Tiempo después, algunos analistas dieron validez a dichos comentarios y estaban de acuerdo en que el PTA se «precipitó» con sus campañas en favor del ateísmo y de transformaciones de los centros religiosos en centros culturales, incluso que «vulneró los derechos de los ciudadanos albaneses». Este es el caso de algunos analistas, aficionados a las especulaciones y conspiraciones, los cuales años después comentarían que dichas campañas presuntamente sectarias, habrían sido un diseñado plan de los revisionistas ocultos para desacreditar a la dirección encabezada por Hoxha. Véase la obra de Norberto Steinmayr: «La lucha contra la religión en la Albania Socialista y el cierre de sus instituciones religiosas en 1966-67» de 2001. Este estudio hace gala del subjetivismo clásico de aquellos análisis que intentan cuadrar a posteriori algo después conocido. Así, se hacen listas de altos cargos dando a entender que como muchos de esos elementos luego traicionarían el socialismo, en 1966 ya debían haber degenerado –de golpe y plumazo liquidan el proceso dialéctico de degeneración que sufre un sujeto–, incluso plantean que dichos cuadros convertidos absolutamente en revisionistas, ya tendrían la suficiente valentía como para manifestar e imponer sus planes contrarrevolucionarios para desacreditar al partido, incluso plantean que tenían el suficiente poder como para obligar a Hoxha a mantenerse en silencio –ello pese a que Hoxha mantuvo durante toda su vida una autoridad incontestable dentro del PTA–. Aunque aceptásemos tal premisa, los analistas no tienen en cuenta en ningún momento que en este caso, esta supuesta estrategia de los revisionistas emboscados hubiera sido totalmente suicida: porque al tratar de perjudicar al partido y a Hoxha adrede, esto podría haber conducido perfectamente a que ellos mismos fueran señalados por las masas como responsables de promover unas campañas antirreligiosas mal enfocadas, sectarias, que levantasen la insatisfacción entre la población y rebajasen la moral y convicción de los propios militantes comunistas. No dudamos que pueda haber habido errores. Pero lo cierto es que en este estudio no se aporta una sola prueba sólida que confirme tal teoría, ni siquiera un indicio válido. La realidad es que Enver Hoxha encabezó dicha campaña, y lejos de llevarla por derroteros sectarios, la condujo notablemente con bastante prudencia en muchos puntos clave y se lograron éxitos admirables.
Pero... ¿cómo fue ese proceso realmente? Aportemos pruebas en vez de hablar por hablar.
«Las instituciones religiosas ya no funcionan en Albania; la prohibición de la actividad religiosa y la propaganda de la ideología religiosa, este opio, que es un producto inevitable del orden de opresión y explotación, está sancionado en la Constitución de 1976 y se aplica en la práctica. La burguesía y los revisionistas difunden la religión en sus países y la utilizan como un medio para mantener a las masas trabajadoras bajo el yugo porque la religión desempeña una función ideológica reaccionaria.
Nuestro Partido emprendió una lucha exitosa contra la ideología religiosa porque movilizó a las masas para este propósito. En la historia pasada de nuestro pueblo, la religión era una herramienta en manos de los ocupantes extranjeros, un medio para dividir a la gente, un instrumento para dejar a la gente en el oscurantismo y la ignorancia. El Partido y sus palancas llevaron a cabo una propaganda atea militante, exponiendo el peligro planteado y el daño causado por la religión sistemáticamente, con paciencia y sabiduría. Con la creación de nuevas relaciones que imposibilitan la explotación y con toda la labor de ideoeducación del Partido y el Estado, se preparan las condiciones para una situación profundamente revolucionaria en la que personas por su libre albedrío llegan a la conclusión natural y lógica: exigen el cierre de las instituciones religiosas y la prohibición de la actividad del clero. Esta acción por la liberación del pueblo del opio religioso no privó a los trabajadores de ninguno de sus derechos, como afirman los ideólogos burgueses y revisionistas, sino que representó un paso importante hacia su emancipación, su liberación del veneno ideológico de la religión, de todas las costumbres y tradiciones atrasadas que entorpecían las energías creativas del pueblo, que pisoteaban la dignidad del hombre trabajador
Pero, a pesar de que se ha tratado la religión, somos realistas y no nos hacemos ilusiones acerca de que las creencias y los prejuicios religiosos se liquidan de una vez por todas desde la conciencia de todas las personas. Sabemos que sus restos aún existen. Podrían revivir y volverse activos, si disminuimos nuestra vigilancia y la lucha de clases contra ellos, porque están alimentados por el mundo antiguo y el cerco burgués-revisionista. Esta es la razón por la cual la educación atea de los trabajadores sigue siendo una tarea siempre real de nuestra educación y actividad cultural». (Tefta Cami; La revolución socialista en el campo cultural e ideológico y su profundización, 1980)
«Miembro del Partido del Trabajo de Albania (PTA): No hemos forzado nada. jamas hicimos decretos contra las iglesias o por eliminar de las iglesias, de la religión. Nosotros explicamos la visión materialista, propusimos la base científica de la formación del mundo, de los fenómenos sociales etcétera etcétera. Y, finalmente la ideología materialista ha triunfado sobre la ideología idealista. Y las personas ya no necesitan la iglesia, porque comprobaron claramente, la inutilidad de tales. Y la juventud, que está siempre a la vanguardia de la revolución ininterrumpida en Albania ha demandado cerrar las iglesias. Y nosotros las cerramos. Hay muchas personas que vienen de Europa y dicen: «¿Por qué van a cerrar las iglesias?». Y nosotros respondemos: «¿Por qué ustedes las han abierto?». (...) No impedimos que las personas fueran a las iglesias. Las iglesias estaban abiertas pero se vieron que eran inútiles. Durante milenios rezamos a Dios para tener el pan de cada día, etc., pero la gente vio que era la revolución la que aseguraba su bienestar, su futuro, etc. Prefirió dejar la iglesia y tomar el pico para construir el socialismo». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
Lejos de lo que han esgrimido diversos historiadores e ideólogos revisionistas –sobre todo «thälmmanianos» de la «Escuela histórica de Bill Bland» a los cuales les gusta en exceso la especulación–, la postura del PTA y de Enver Hoxha sobre la lucha contra la religión y el consiguiente cierre de instituciones religiosas durante 1966-67, no se trató de un error a lamentar, sino de toda una victoria histórica del pueblo albanés y del marxismo-leninismo.
Dichos sucesos no estuvieron basados en un simple «decretazo» administrativo que no tenía en cuenta las condiciones materiales y que carecía de un trabajo ideológico previo contra la religión –como lo intentan pintar algunos–.
Esto es una mentira flagrante que se desmonta con la documentación de la época.
1) Precisamente las campañas para el cierre de instituciones religiosas correspondían a las condiciones materiales resultantes de las transformaciones económicas y del arduo trabajo ideológico realizado durante décadas:
«La lucha por desarraigar estas supervivencias del pasado heredadas durante siglos enteros es, sobre todo, una lucha ideológica, que tiene por objeto liberar espiritualmente a los hombres. Si los hombres son vehículos de tales supervivencias, es sólo una desgracia, y no algo de lo que puede culpárseles. Por eso, hacia ellos debe adoptarse una actitud muy prudente, amistosa y camaraderil. En la lucha contra los prejuicios religiosos, las supersticiones y las costumbres retrógradas, un importante lugar debe ocupar la propaganda científica atea, la cual debe educar pacientemente a los hombres en la concepción científica del mundo, sin ofenderles y sin afectarles directamente. La erradicación de estas supervivencias es un trabajo difícil y delicado. No pueden ser suprimidas a fuerza de decretos ni con mitines. Es un trabajo que requiere paciencia, inteligencia y tacto. Para lograr este cometido, hay que activar aún más todas las formas de propaganda del Partido, nuestras instituciones culturales, las escuelas, los maestros y todos los demás intelectuales, la prensa y la radio, la literatura y él arte, que deben considerar como una de las principales tareas la lucha por la educación de los trabajadores en la moral y la nueva concepción comunista del mundo. Debe darse una gran importancia a la explicación correcta y científica de los fenómenos de la naturaleza, a la popularización de los logros de la ciencia y de la técnica, a la crítica de los dogmas religiosos, demostrando al campesinado la inutilidad de éstos y el perjuicio que ocasionan. Las escuelas, las organizaciones de la juventud y las instituciones culturales deben prestar especial atención en este sentido a la educación de la juventud». (Enver Hoxha; Sobre la situación económica, social y cultural en el campo y las medidas para mejorarlo; Informe en el Xº Pleno del CC del PTA, 6 de junio de 1963)
Dando como resultado que las masas, en concreto la juventud, animasen la campaña de transformación de iglesias y mezquitas en centros de carácter cultural:
«La Lucha Antifascista de Liberación Nacional y la construcción socialista del país han sido en sí mismas una gran escuela para la educación atea de los trabajadores. Han enseñado a las gentes que la libertad y la independencia, el progreso y la prosperidad no son resultado de las imploraciones a «dios» ni regaladas por él, sino que se conquistan con la lucha y los esfuerzos de los hombres mismos, son obra de las masas populares. (...) Ahora se habían creado las condiciones para pasar a una fase superior en la lucha contra la religión, los prejuicios religiosos y las costumbres retrógradas. Tras el V Congreso y el discurso del camarada Enver Hoxha del 6 de febrero de 1967, esta lucha prosiguió en un amplio frente y adquirió el carácter de un gran movimiento de profundo contenido ideológico. (...) En las ciudades y aldeas, la juventud y el resto de las masas populares se pusieron en pie para exigir que fueran cerradas las iglesias y mezquitas, los monasterios, los templos de la secta bektachí y otros santuarios, todos los «lugares santos»; que los clérigos renunciaran a su vida parasitaria y se convirtieran en trabajadores, para vivir como todos, de su trabajo y sus esfuerzos. En reuniones y en asambleas populares, organizadas por el Frente Democrático y la Unión de la Juventud, en las que tenían lugar ardientes debates, el pueblo condenaba el papel antinacional y antipopular de la religión y del clero reaccionario, de las costumbres religiosas, tomaba decisiones para suprimir los centros religiosos y transformarlos en centros culturales, etc., para renunciar a las prácticas religiosas y a las costumbres retrógradas, para limpiar las casas de iconos, libros y otros símbolos religiosos. Estas iniciativas del pueblo contaron con el poderoso apoyo de las organizaciones del Partido y de los órganos del poder popular». (Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
De forma que:
«Nuestro estado es ateo por la voluntad de su gente». (Enver Hoxha, Discurso previo a las elecciones para la Décima Legislatura de la Asamblea Popular para el PSR de Albania, 10 de noviembre de 1982)
2) Los marxista-leninistas albaneses jamás declararon con arrogancia el fin de toda reminiscencia religiosa entre la población:
«El Comité Central dio instrucciones a las organizaciones del Partido para que se combatiera cualquier forma estrecha de comprender el problema de la lucha contra la religión, cualquier manifestación de autosatisfacción que surgiera como consecuencia de los brillantes resultados alcanzados en breve espacio de tiempo en la liquidación de los centros religiosos. La supresión de las iglesias y mezquitas no había acabado con la religión como concepción del mundo. La religión tiene raíces muy profundas. Está amasada con las costumbres retrógradas, ligada con mil hilos a esas costumbres que vienen de lo más remoto de los siglos, que subsisten y actúan durante muy largo tiempo. Por esta razón era necesario descubrir la fuente, la base filosófica idealista y reaccionaria de las costumbres retrógradas, de las prácticas y de los dogmas religiosos, luchar para destruir esta base». (Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
3) Los marxista-leninistas albaneses tipificaban el ateísmo como la línea del Partido y el Estado pero no «obligaban a no creer a los ciudadanos» como dicen los anticomunistas. Separando la cuestión personal de la institucional:
«Creer o no creer es un derecho personal, una cuestión de conciencia y no una cuestión institucional». (Enver Hoxha, Discurso previo a las elecciones para la Décima Legislatura de la Asamblea Popular para el PSR de Albania, 10 de noviembre de 1982)
Obviamente el Partido y el Estado si desean lograr un cambio de mentalidad, deben fomentar, vanguardizar dicha línea de cambio con la propaganda antirreligiosa. Exactamente igual que los Partidos y Estados capitalistas-burgueses promocionan y financian la religión para obtener ese mismo propósito de mantener su ideología entre las mentes de las personas.
4) Lejos de basarse en los esquemas de la Revolución Cultural de la China de Mao, el PTA fue muy crítico con dichos métodos, considerándolos inútiles para combatir la religión:
«En lo que concierne a las creencias religiosas, ¡¡¿se extirparán éstas con sólo cerrar algunas iglesias católicas, como hacen los estudiantes, o substituyendo los iconos con los bustos y los retratos de Mao?!! Es seguro que no. Las creencias religiosas en China deben ser consideradas como un gran problema que no puede ser resuelto con estas medidas». (Enver Hoxha; Se aprobó un documento de dieciséis puntos sobre la Revolución Cultural; Reflexiones sobre China, Tomo I, 26 de agosto de 1966)
Como se puede comprobar, gran parte de los mitos anticomunistas son tan endebles, que se pueden refutar con mirar un poco la documentación disponible en castellano.
En todo proceso complejo, como es siempre la lucha contra la ideología religiosa o la colectivización, seguramente surgiesen casos donde hubo equivocaciones adrede o casuales sobre la línea del partido, pero en líneas generales se puede constatar con la documentación en mano que la línea del PTA sobre el tema fue correcta y que la forma de aplicarla también. Por ello, solo se puede admirar la lucha que el pueblo albanés llevó a cabo. Algo que dista mucho de lo que hacen hoy nuestros queridos revisionistas en los países contemporáneos.
Si después de una supuesta revolución y sufrir una transformación económica, social, política, ideológica y cultural la mayoría de la población no ha tenido ningún cambio sustancial en su posición sobre la religión, eso supone que hay un problema, y seguramente lo que ocurra es que no haya habido una revolución con todas las letras.
No por casualidad los regímenes de Cuba, China o Corea del Norte tras años de pseudorevolución muestran orgullosos datos nacionales en los cuales la mayoría de sus ciudadanos se identifican con diversas creencias religiosas, incluso estos datos van in crescendo. Además en todos estos casos el Estado capitalista-revisionista es financiero abierto de las diversas instituciones religiosas. Básicamente esto ocurre porque estas instituciones refuerzan y legitiman los lazos de explotación económica capitalistas ante sus feligreses
En el otro extremo, tenemos a aquellos que como no saben explicar las causas de la caída del socialismo albanés con hechos concretos, dan crédito a ciertas argumentaciones de los revisionistas –como que las campañas religiosas de 1966-67 fueron erradas– y completan el cuadro con el uso de historias fantásticas. Sin duda son el ejemplo de cómo no se debe de proceder a la hora de analizar la historia.
El PTA y la cuestión cultural: su postura sobre la música y la estética
En toda experiencia de construcción y aplicación de unos principios ideológicos, entre los partidarios y los detractores siempre hay una lucha para imponer dichas ideas, e incluso una vez persuadida a la mayoría, se cometen errores y distorsiones entre la teoría y la aplicación de los principios acordados. Por eso insistimos en que la elaboración de una línea correcta es solo el primer paso, el cumplirla es el segundo.
En otra ocasión, hemos constatado casos de distorsión de los principios marxistas de la lucha de clases en el campo de la cultura, viéndose un profundo liberalismo en algunos de los históricos partidos marxistas. Aunque este sea el peligro principal, no es razón para no comentar algunos extremos opuestos, en este caso de sectarismo o dogmatismo sobre la cuestión artístico-cultural.
Como sabemos hoy, al triunfar el revisionismo en el movimiento obrero, lo que se ha estilado mayoritariamente ha sido un liberalismo en el arte y todo el campo cultural. Los marxista-leninistas albaneses ya advertían de este fenómeno. En la pintura se describía así las interpretaciones burguesas en boga:
«El término «objeto» es propio de la estética modernista, pero, en el espíritu de un objetivo idealista, se identifica con un conjunto de sensaciones y de emociones subjetivas privada de todo contenido objetivo. Es pues, la «experiencia estética» que ella misma engendraría el «objeto» de su «contemplación bajo el impulso del subconsciente o de los instintos». Cuidadosa de separar el arte de la realidad, la estética formalista modernista no vacila en identificarse con la estética freudiana, que se pretende una doctrina «original» por no haber existido en el siglo XIX. De hecho, en esta alianza, el formalismo y el freudismo tienden al mismo fin que la teoría del «arte por el arte»: aislando el arte de la vida, creyendo en el indiferentismo social, negando el carácter objetivo de los fenómenos estéticos de la realidad y del contenido objetivo del arte, identificando lo bello a las formas «puras».
Sobre el plan teórico, el esteticismo formalista sostiene y estimula las tendencias regresivas del modernismo en todos los campos del arte. Este es el caso particular de las variantes formalistas como el cubismo y el arte abstracto. El formalismo es al mismo tiempo la síntesis de estas prácticas artísticas. El formalismo orienta a los artistas hacía experimentos formalistas, carentes de sentido y estériles, les conduce al empobrecimiento de la forma. Separando el arte de la vida, de hecho lo aísla en realidad del factor determinante en la creación de la forma, se empobrece y hace que sobre los términos formales también sea estéril. Por sus teorías formalistas, la burguesía procura mantener el arte ajeno de los conflictos y los dramas sociales, para que éste no refleje las heridas y la putrefacción del régimen burgués, la lucha de las fuerzas progresistas y revolucionarias contra dicho régimen. En uno de los congresos internacionales celebrados recientemente sobre los problemas de la estética, el esteticista estadounidense Monroe subrayó que era más importante para el arte la combinación de colores que la vida de los pobres». (Alfred Uçi; La crisis de la estética burguesa-revisionista, 1984)
También se atacaron los errores izquierdistas basados en el conservadurismo y el sectarismo:
«No se debe permitir la división entre «jóvenes» y «ancianos», de igual modo que no se debe permitir que se extiendan conceptos como: «vosotros os habéis equivocado, nosotros no», «vosotros nos habéis acusado de conservadores y ahora nosotros os acusamos de liberales». Naturalmente, se deben descubrir y conocer los errores y las deficiencias, se les debe criticar. Pero, tal como nos enseña el partido, es preciso que la crítica sea siempre justa, constructiva y en ningún caso denigrante. Los errores, en cualquier lugar en que se hayan manifestado, deben ser considerados con espíritu de partido y corregidos con esfuerzos comunes. Nosotros los comunistas no corregimos los errores con espíritu vengativo y rencor pequeño burgués, sino con espíritu de partido, con espíritu comunista de principios. Se debe ayudar y estimular a la gente, sobre todo a los jóvenes artistas, se les debe tratar con calor, tacto y solicitud en la justa vía del partido. (...) Nosotros hemos apreciado y apreciamos del arte extranjero únicamente el que es revolucionario, progresista y democrático, ya sea del pasado, ya de nuestro siglo. Continuaremos aprovechándolo también en el futuro de manera crítica, ya que ello es necesario para el desarrollo cultural de las masas, para su educación ideológica y estética, así como, para la formación de gustos que resistan a la influencia vulgar y degeneradora burguesa y revisionista. (...) El carácter conservador y progresista, regresivo o reaccionario de una obra literaria o artística depende, en primer lugar, de su tendencia de clase, de las ideas que contiene, de los ideales a favor de los que milita». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Y concluía que el partido debía hacer:
«Un trabajo atento, prudente y escalonado, el abandono de posiciones extremas que tienen como base la xenomanía o la xenofobia, el liberalismo o el sectarismo, la ausencia de actitud crítica o la sola preocupación de estar en regla. El partido ha estado siempre contra todo tipo de desviación o subestimación de sus directrices, por una lucha ideológica consecuente en los dos flancos, tanto contra el liberalismo, como contra el conservadurismo». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Los comunistas albaneses realizaron sin duda excelentes análisis sobre el ámbito cultural como hemos venido expresando en el presente capítulo. Autores como Luan Rexhepi y Qazim Baroni realizaron un interesante análisis del valor de la literatura extranjera para los revolucionarios albaneses en su obra: «Literatura extranjera; Para las escuelas secundarias» de 1985.
En otra ocasión, hemos constatado casos de distorsión de los principios marxistas de la lucha de clases en el campo de la cultura, viéndose un profundo liberalismo en algunos de los históricos partidos marxistas. Aunque este sea el peligro principal, no es razón para no comentar algunos extremos opuestos, en este caso de sectarismo o dogmatismo sobre la cuestión artístico-cultural.
Como sabemos hoy, al triunfar el revisionismo en el movimiento obrero, lo que se ha estilado mayoritariamente ha sido un liberalismo en el arte y todo el campo cultural. Los marxista-leninistas albaneses ya advertían de este fenómeno. En la pintura se describía así las interpretaciones burguesas en boga:
Sobre el plan teórico, el esteticismo formalista sostiene y estimula las tendencias regresivas del modernismo en todos los campos del arte. Este es el caso particular de las variantes formalistas como el cubismo y el arte abstracto. El formalismo es al mismo tiempo la síntesis de estas prácticas artísticas. El formalismo orienta a los artistas hacía experimentos formalistas, carentes de sentido y estériles, les conduce al empobrecimiento de la forma. Separando el arte de la vida, de hecho lo aísla en realidad del factor determinante en la creación de la forma, se empobrece y hace que sobre los términos formales también sea estéril. Por sus teorías formalistas, la burguesía procura mantener el arte ajeno de los conflictos y los dramas sociales, para que éste no refleje las heridas y la putrefacción del régimen burgués, la lucha de las fuerzas progresistas y revolucionarias contra dicho régimen. En uno de los congresos internacionales celebrados recientemente sobre los problemas de la estética, el esteticista estadounidense Monroe subrayó que era más importante para el arte la combinación de colores que la vida de los pobres». (Alfred Uçi; La crisis de la estética burguesa-revisionista, 1984)
También se atacaron los errores izquierdistas basados en el conservadurismo y el sectarismo:
«No se debe permitir la división entre «jóvenes» y «ancianos», de igual modo que no se debe permitir que se extiendan conceptos como: «vosotros os habéis equivocado, nosotros no», «vosotros nos habéis acusado de conservadores y ahora nosotros os acusamos de liberales». Naturalmente, se deben descubrir y conocer los errores y las deficiencias, se les debe criticar. Pero, tal como nos enseña el partido, es preciso que la crítica sea siempre justa, constructiva y en ningún caso denigrante. Los errores, en cualquier lugar en que se hayan manifestado, deben ser considerados con espíritu de partido y corregidos con esfuerzos comunes. Nosotros los comunistas no corregimos los errores con espíritu vengativo y rencor pequeño burgués, sino con espíritu de partido, con espíritu comunista de principios. Se debe ayudar y estimular a la gente, sobre todo a los jóvenes artistas, se les debe tratar con calor, tacto y solicitud en la justa vía del partido. (...) Nosotros hemos apreciado y apreciamos del arte extranjero únicamente el que es revolucionario, progresista y democrático, ya sea del pasado, ya de nuestro siglo. Continuaremos aprovechándolo también en el futuro de manera crítica, ya que ello es necesario para el desarrollo cultural de las masas, para su educación ideológica y estética, así como, para la formación de gustos que resistan a la influencia vulgar y degeneradora burguesa y revisionista. (...) El carácter conservador y progresista, regresivo o reaccionario de una obra literaria o artística depende, en primer lugar, de su tendencia de clase, de las ideas que contiene, de los ideales a favor de los que milita». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Y concluía que el partido debía hacer:
«Un trabajo atento, prudente y escalonado, el abandono de posiciones extremas que tienen como base la xenomanía o la xenofobia, el liberalismo o el sectarismo, la ausencia de actitud crítica o la sola preocupación de estar en regla. El partido ha estado siempre contra todo tipo de desviación o subestimación de sus directrices, por una lucha ideológica consecuente en los dos flancos, tanto contra el liberalismo, como contra el conservadurismo». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Los comunistas albaneses realizaron sin duda excelentes análisis sobre el ámbito cultural como hemos venido expresando en el presente capítulo. Autores como Luan Rexhepi y Qazim Baroni realizaron un interesante análisis del valor de la literatura extranjera para los revolucionarios albaneses en su obra: «Literatura extranjera; Para las escuelas secundarias» de 1985.
Allí analizaban lo rescatable de los autores greco-romanos, los renacentistas, del realismo crítico, los ilustrados, los románticos, etc. así como autores del realismo socialista como Gorky, Mayakovski o Brecht.
En un documental francés, el entrevistador preguntaba al representante del PTA sobre el realismo socialista. Este contestó:
«Dimitar Shuteriki, presidente de la Unión de Escritores y Aristas, responde antes de ser preguntado: «Somos parte de una nueva sociedad, y tenemos que ayudarla, en todos los sentidos que pueda construirse. Nosotros tenemos libros, escribimos libros. ¿Pero cómo le ayudamos? Dándole a la gente lo que es esta sociedad, lo que hay de bueno en esta sociedad. Hay que ayudar hasta que ya no haya malvad en la sociedad, que proviene de la vieja sociedad y que debe ser destruida. Creo que en los hombres aún queda algo de la vieja sociedad, que debe ser destruido. Todavía andamos en esa etapa en la que estamos destruyendo cosas de la sociedad antigua y construyendo más y más cosas de la nueva sociedad. Pero aún necesitamos cosas [progresistas] de la vieja sociedad, como la literatura y todo eso». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
Durante la entrevista se alzó una pregunta muy interesante:
«Entrevistador: ¿Puede hacer un balance de los errores que se pueden cometer al construir, porque se pueden cometer errores?
Dimitar Shuteriki: Pero naturalmente.
Entrevistador: ¿Hasta dónde puede llegar la crítica, considerándola algo ineludible?
Dimitar Shuteriki: La crítica puede ir a cualquier parte, para enseñar cómo construir. Nosotros no criticamos por criticar, no destruimos por destruir». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío albanés, 1970)
El líder albanés reconocía que, efectivamente, los marxistas critican no por afición sino por deber, pero que en cualquier período de construcción podían naturalmente, cometerse fallos por motivos varios.
Enver Hoxha también advertía:
«Se corre el riesgo, ahora que se combaten las manifestaciones de la ideología burguesa y revisionista y las actitudes liberales, de caer en nuevos errores, de adoptar actitudes sectarias, rígidas y extremistas. Recalcamos esto porque hay personas, e incluso cuadros, que piensan que ha llegado el momento de apretar los tornillos, que propenden a las medidas administrativas, que quieren hacer renacer la arrogancia y la arbitrariedad en sustitución del trabajo educativo de persuasión del partido». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
En nuestra opinión, se puede demostrar que, en diversas cuestiones específicas de la cultura, los comunistas albaneses no supieron realizar un análisis objetivo sobre ciertos fenómenos y encauzarlos para su beneficio… como sería aprovechar la irrupción de nuevos movimientos e instrumentos musicales:
«La preferencia manifestada por algunas personas por la llamada música dinámica y rítmica, que es pretendidamente la última palabra de la música moderna, la única que responde a las «exigencias del tiempo y de la juventud». (...) Nuestra opinión social condenó justa y enérgicamente las «importaciones» bastardas de los cabellos largos, los vestidos extravagantes, los aullidos de la música de la jungla, los comportamientos insolentes y descarados. (...) Bajo la máscara de un arte que pretendidamente no conoce prejuicios sociales ni compromisos ideológicos, se crea el culto a la vaciedad del contenido y a la monstruosidad de la forma, el culto a lo bajo y lo horrible. Los principales temas y héroes del arte decadente modernista son la inmoralidad, la patología social, los asesinos, las prostitutas. Su bandera es el irracionalismo». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
«Los rasgos esenciales de la literatura y el arte burgués son tendencias bestiales, lujuria, violencia, egoísmo, etc., que la burguesía siempre alienta. Esto aparece muy claro en países donde los revisionistas están en el poder y donde la literatura y el arte burgués se han convertido en parte integral de la vida. En estos países estamos sordos por la música decadente, los gritos de la guitarra electrónica, el sonido de transistores y grabadoras mientras que los stripteases son ahora algo común». (Savo Tarifa; La agresión ideológica y la lucha contra ella, 1980)
¿Realmente podemos decir que en el siglo XX o XXI una guitarra eléctrica es un instrumento menos «proletario» que un laúd o una guitarra clásica? Para nada, es más, lo contrario sería lo lógico en la era industrial. Hablando desde el punto de vista estrictamente musical sobre la tonalidad y la armonía. ¿Una guitarra eléctrica o un bajo eléctrico no son instrumentos capaces de reproducir las mejores piezas de obras clásicas, escritas para instrumentos de cuerda como violín y violonchelo, o instrumentos de viento como trompeta y trombón? ¡Sin duda! Aunque a decir verdad si los músicos que utilizan esos «nuevos instrumentos» se dedicasen simplemente a eso, caerían en el llamado «manierismo», pues el arte se estancaría mirando hacia el pasado una y otra vez. Por tanto, no puede haber objeción hacia tales instrumentos, bien sea para reproducir piezas clásicas del pasado o para crear otras nuevas.
Analicemos algunas canciones famosas del XIº Festival de música albanesa de 1972, en especial su aspecto instrumental.
La canción de Vaçe Zela «Natën vonë» fue la elegida para abrir el festival. Los instrumentos de cuerda y el piano evocaban sonidos sinuosos clásicos del jazz. Según iba creciendo la tensión vocal, los instrumentos de viento hacían su aparición y tomaban un protagonismo innegable.
La canción de Lindita Sota «Udhët janë të bukura», era otra excelente interpretación vocal con unos coros de acompañamiento muy bien ensamblados. En lo instrumental empieza con los golpes de la batería y luego entran varios instrumentos de viento que imprimen una velocidad y un vertiginoso ritmo a la canción, incluso cuenta con un solo de saxofón antes del broche final, donde la vocalista muestra su particular técnica llegando a notas muy altas.
La canción de Zija Saraçi «Sonte i takov të githëve e re», se iniciaba con redobles de batería y toques secos de guitarra ecléctica. Pero pronto la atmósfera que le imprime el vocalista hace que el tema se torne muy diferente, sentimental, del cual evoluciona casi a épico gracias a una sentida interpretación vocal, la cual es arropada de notables coros en el estribillo. Muy interesantes los cambios en las tonalidades, pasando con un tema en A en menor y modulando a un estribillo B en mayor con le que finaliza. Hay un breve puente donde se puede volver a reproducir los toques de la guitarra eléctrica, aunque esta vez con algo más de distorsión. También antes del final la guitarra ecléctica puede lucirse con un pequeño solo.
Es innegable que:
«Tomado en su conjunto, las canciones del XIº Festival ampliaron los temas aceptables melódicos, rítmicos, armónicos y formales de la producción musical en general». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
Lejos de ser canciones con ritmos desatinados y descoordinados, también, se notaba el hecho de:
«El programa del XIº Festival aparentemente cuestionó el estado mismo de la música popular como un dominio profesionalizado sujeto a las leyes de la música artística. Algunas canciones fueron creadas colectivamente». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
Dicho de otra forma: estas canciones fueron compuestas por músicos especializados en cada rama instrumental, incluso las letras de estas canciones no son autoría de los propios vocalistas sino de líricos profesionales. Es claro que la producción de este tipo de canciones requería de una técnica y coordinación mucho más compleja que la antigua «música popular» albanesa, por eso estos «especialistas» –los guitarristas, baterías, pianistas, saxofonistas, y otros– para crear lo que querían, debían saber complementarse con el artista de en frente. No estamos diciendo que en la «música popular» albanesa este proceso de acople de instrumentos no se diese, pero el lector comprenderá que obviamente el nivel de exigencia no es igual ya que ni el número de instrumentos ni su técnica era similar. A mayor desarrollo y complejidad de los nuevos instrumentos, más complicado resulta mantener esa sensación de armonía colectiva.
Pasemos a comentar la interpretación vocal. ¿Es más lógico considerar como «patriótico» y «revolucionario» las interpretaciones vocales que incluyen estridentes gritos agudos o cantos guturales graves, de viejas canciones y expresiones populares, que tonalidades vocales parecidas expresadas en géneros relativamente recientes como el pop, hip hop o el rock? Ciertamente no podemos decir eso sin usar un doble rasero. Si siguiéramos el argumento de que todo «grito descontrolado» supone algo ajeno al arte proletario y la cultura popular, y que «retrotrae a los tiempos primitivos», no se podría reivindicar tampoco muchas de las expresiones vocales que, con el tiempo, han acabado formando parte de la idiosincrasia de las danzas y expresiones de alegría, ira o esperanza en la cultura folclórica:
Lo importante a analizar para un comunista, es, ¿hacía dónde va esa interpretación instrumental y vocal de esa música? ¿Qué quiere evocar? ¿Puede ser entendido por el pueblo? ¿Puede ser entendido por el resto de pueblos, por otras generaciones?:
«¿Qué es lo es genial en la música? No es algo que solo pueda ser distinguido solamente por un aislado o un grupo de «gourmets» de la estética. Una obra a musical se prueba que es genial por más profunda y consecuente es, más alta es su dominio, y es reconocida por un mayor número de hombres y su capacidad de inspira a mayor número de personas. (...) No todo lo que es accesible no es siempre genial. Pero todo aquello que es genial es accesible y cuanto más genial es una obra más accesible es para las amplias masas populares». (Andréi Zhdánov; Sobre la música, 1948)
En un amor hacia la vieja música nacional e internacional, los comunistas valoraban y rescataban lo mejor de su herencia y rechazaban los valores amorales que venían tanto de fuera como de dentro, pero al mismo tiempo dicha tendencia no sopesada siempre correctamente, derivó en una sobrestimación del folclore, sobre todo nacional. Por otro lado, mientras se criticaba con toda justeza y razón las líricas, hubo una clara intransigencia hacia los ritmos e instrumentos de la música extranjera y su influencia en la nueva música albanesa, lo que les impidió sopesar en esta cuestión concreta de forma objetiva, no sabiendo captar el potencial de los nuevos instrumentos o los nuevos géneros musicales que surgieron en la era industrial.
Sin duda la crítica albanesa hacia los valores amorales de la cultura burguesa-revisionista es incontestable. Es normal y lícito que se criticasen algunas disposiciones de este tipo:
«Françesk Radi, un estudiante y guitarrista del conservatorio, presentó un estilo Bob Dylan canción de protesta contra la guerra de Vietnam. «Así que quería hace runa canción. Escuché una canción de Italia, una canción pacifista». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música popular en Albania, 2016)
También es verdad que en el extranjero muchos grupos de estos nuevos géneros tenían unas letras más cercanas al hippismo, la socialdemocracia o el anarquismo que al comunismo, pero esto es lo normal bajo una sociedad donde la burguesía controla e influye la mayor parte de la producción musical, incluso en la que aparenta ir a contracorriente. ¿Acaso no existía y existe una música clásica dominada por la más negra reacción? La vieja música nacional albanesa, como cualquier otra, también había sido supervisada y fabricada para servir a los explotadores. Hasta la música «popular» suele arrastrar elementos regresivos que contradicen los valores socialistas.
En aquellos años existía a nivel mundial grupos de pop, rock o blues. Sus letras y declaraciones si bien no se pueden decir que eran afines al ideario comunista, en algunos casos sí se puede decir que expresaban nobles sentimientos antifascistas, una preocupación y repulsa hacia las guerras imperialistas, crítica de la religión, el machismo y el racismo, variadas denuncias de las desigualdades sociales, etc. Estos valores podrían haber sido encauzados por el sendero marxista-leninistas tanto por los respectivos marxista-leninistas de cada país, como por el gobierno albanés. Del mismo modo se les debería haber asistido para criticar sus aspectos negativos. Ignorar tal proceso de expansión que sufría el mundo de la música fue un error.
El deber de los artistas y militantes comunistas es atraer a los grupos progresistas de la música, redirigir y ampliar los aspectos positivos, o de lo contrario, acabaran instrumentalizadas por el poder dominante. ¿Qué ocurrió en España con la laureada camada de los autores de la generación del 27? Pese a su talento y potencial, la mayoría acabaron en posturas reaccionarias, incluso los que se denominaban comunistas como Rafael Alberti, acabaron haciéndole el juego al revisionismo, y por ende, al enemigo de clase.
En el contexto de los años 70, con una Albania rodeada de enemigos, el régimen habría anotado un gran punto a su favor si hubiera logrado ganarse a los artistas progresistas, si se hubiera propuesto ayudar a promocionar dentro y fuera de Albania a los artistas nacionales que se interesasen por los nuevos géneros, sin que eso supusiese renunciar a un contenido socialista. Lo cierto es que incluso se podrían haber fusionado los nuevos géneros con parte de la esencia musical albanesa. Las posibilidades eran múltiples, pero está claro que habría sido una cuestión clave para reanimar el interés del proletariado mundial hacia Albania, hubiera mostrado al mundo una alternativa al clásico pop, rock, jazz, blues, hip hop de Occidente. Pero al desaprovechar tal oportunidad y cerrar el paso a estos nuevos géneros, causó extrañeza entre propios y extraños, solo ayudó a que Albania siguiera con la etiqueta de país «aislado y receloso» de lo extranjero. Esto puede comprobarse con la polémica en torno al XIº Festival de Música de Albania de 1972, y los comentarios del exterior.
Queremos volver a dejar claro que todo esto que estamos exponiendo no invalida, ni mucho menos, las críticas albanesas hacia la «degeneración» en el arte: pintura, estética, música, arquitectura de la cultura capitalista occidental. Un fenómeno que, como tal, existía y existe.
«Los ideólogos y políticos del actual mundo burgués-revisionista afirman que los males como el hooliganismo, el crimen, la prostitución y la adicción a las drogas, el alcoholismo y el opio religioso son fenómenos inevitables de la sociedad moderna. (...) En cuanto al contenido ideológico de la cultura, el partido ha procedido de la tesis marxista de que ninguna cultura puede existir fuera de la ideología, fuera de las clases, de que todas las culturas se inspiran en ideologías dadas y sirven los intereses de clases dadas. (...) La colaboración de la ideología socialista con la cultura, la educación y el arte, la interrelación entre ellas, ha sido y sigue siendo una condición importante para la existencia de la cultura e impartirla un contenido militante, con lo cual se impulsa hacia adelante en todas direcciones, permitiendo así cumplir al partido su rol de ayuda la tarea de la educación ideológica y la movilización del pueblo para la construcción del socialismo y el progreso integral del país. (...) El «pensamiento de Mao Zedong» y la política de «dejar florecer cien flores, dejar competir cien escuelas de pensamientos» no han hecho otra cosa sino producir una confusión absoluta y una degeneración en el campo de la cultura, han abierto todos los caminos a la cultura burguesa decadente y al modo degenerado de la vida para que penetre en proporciones sin precedentes». (Tefta Cami; La revolución socialista en el campo cultural e ideológico y su profundización, 1980)
En la actualidad existen muchos grupos revisionistas que manifiestan este tipo de moral y estética antimarxista con orgullo. Véase nuestro capítulo: «La cuestión estética y la forma de vida como reflejo del patrón ideológico-cultural lumpenizado» de 2017.
Como otros ejemplos más concretos en cuanto a géneros: véase el arte cubista en la pintura, el teatro del absurdo en el teatro, el arte posmodernismo en la escultura, y podríamos citar muchos más:
«La imagen la frase musical como combinación abstracta; los intentos de desintegrar el idioma artístico en elementos inconexos; el énfasis del absurdo; el snobismo de la ignorancia; la ofensiva de la banalidad cosmopolita; el ignorar al lector, el desvincular el arte del pueblo; el rendir pleitesía a la superstición y a la estupidez intuitiva, como emblema del futuro. El abstraccionismo en la pintura, la música dodecafónica, el balbuceo dadaista; he aquí los rasgos característicos del arte burgués en el período del imperialismo». (Wlodzimierz Sokorski; Problemas del realismo socialista, 1952)
Otra cuestión no menos curiosa es la adversidad que el régimen albanés de 1944-1991 mantuvo hacia las barbas y el pelo largo, hasta el punto de obligar a los revolucionarios de otros países a cumplir dicha idea. En el documental La «Albania de Enver Hoxha, la tierra de enfrente» de 1985. Un ex militante del Partido Comunista de Italia (marxista-leninista) relata como en sus visitas: «Había un cartel en Albania o como se le reconocía a un gran revolucionario como se reconocía al degenerado pequeño burgués». Así describía que según el cartel gubernamental «El degenerado pequeño burgués tenía el pelo largo, llevaba la barba larga, llevaba pantalones de pata de elefante» y también «sostenía con la otra mano un saxofón». En la frontera albano-italiana había un «militar barbero» encargado de eliminar estas «influencias occidentales», citando el caso de un partisano napolitano que tuvo que alterar su estética, así como también les ocurrió a miembros de la delegación finesa.
El pantalón vaquero es una prenda que en sus inicios fue utilizado por los trabajadores del campo y la ciudad por su resistencia a la par de comodidad. Tiempo después evolucionó, se hicieron más o menos elásticos y amoldables a la figura, y a partir de entonces fueron precisamente los grupos conservadores quienes recomendaron su prohibición por considerarlos inmorales, como prendas que incitaban al pecado. Seguramente esta sea una de las razones de su crítica en Albania, donde recordemos, todavía se veía como inmoral un beso de una pareja en una película. Increible pero cierto. En 1989, todavía había casos de películas como la del director Bujar Kapexhiu: «Edhe ashtu edhe kështu», que eran censuradas las escenas de besos. Así lo cuenta el director albanés en 2019 rememorando su película para el medio nacional Panorama. Esto indica que el nivel de mentalidad, incluso entre los comunistas, era muy retrógrado. Una moral más propia del «nacional-catolicismo» de Franco que de un país socialista, pues el beso en cualquiera de sus expresiones, forma parte de los sentimientos más sinceros, sanos y naturales del ser humano, algo que traspasa culturas. Incluso existen casos como el de la cultura rusa el beso en la boca es una forma de saludo, complicidad o de simple alegría que no implica amor de pareja ni para el cual es necesario conocer a la otra persona. Ocultar bajo la censura una expresión así de afecto o amor, paradojicamente era lo opuesto al realismo. De nuevo este tipo de planteamientos albaneses solo podía causar perplejidad en el resto de países de Europa y del mundo.
Algunos excusan la fobia hacia el pelo largo y las barbas del régimen con la irrupción del hippismo o con el hecho de que en la antigua Albania los imanes musulmanes y los clérigos del cristianismo ortodoxo portaban una estética parecida. Consideramos que una figura de tanta cultura como Enver Hoxha, era consciente de que las barbas o pelos largos no era netamente una expresión de afinidad al poder religioso, ni de ser bohemio, ni de primitivismo, como demuestra el conocimiento de la literatura clásica que siempre citaba, y como pudo comprobar en primera persona en sus años exiliado en Francia, por no comentar ya que todos los revolucionarios del siglo XIX como Marx, Engels, Bebel y otros portaban dicha estética, por tanto dicha visión no tiene excusa alguna. Es una visión dogmática e incoherente del PTA en su totalidad, que lejos de atraerse simpatías, atraía la incomprensión de los revolucionarios del mundo.
Es más, si observamos los textos clásicos de las religiones occidentales, la Biblia, que como todo libro fue escrito a partir de las ideas y modas del imperio romano, recoge lo siguiente:
«Por tanto, si una mujer no quiere llevar velo, que se corte el pelo al cero. Y si es vergonzoso para una mujer cortarse el pelo o raparse la cabeza, que lleve velo. (...) ¿No os enseña la misma naturaleza que es una vergüenza que el hombre se deje el pelo largo, mientras que para la mujer eso es un orgullo? El pelo largo que tiene le sirve de velo». (Biblia; I Corintios 11)
El cristianismo introdujo la idea de que era una ofensa para la mujer mostrar su cabello, y para el hombre que era deshonroso llevarlo largo. Como sabemos esto último si prosperó, lo primero ahora es motivo de mofa o crítica hacia las mujeres musulmanas desde el cristianismo, pero la mayoría desconoce que en su texto sagrado se cita como obligación el llevar velo entre las mujeres.
Si echamos un vistazo la historia, entre los griegos, vikingos, japoneses, apaches y muchos otros... el pelo largo era sinónimo de orgullo, poder, incluso de masculinidad en estas civilizaciones. En Europa hasta el siglo XIX era normal ver barbas y cabellos entre los hombres. A partir del siglo XX fue decayendo, adoptándose la «estética romano-cristiana» de pelo corto y barba rasurada. En cambio, el pelo largo fue adoptado por corrientes que decían ir a contracorriente de la sociedad, como los bohemios y hippies, las cuales son totalmente ajenas al marxismo en lo ideológico. En los países occidentales a partir de los 60, el pelo largo fue considerado por la juventud como un acto de rebeldía frente al orden establecido, lo mismo ocurriría en los países del revisionismo. Para nosotros, la importancia de llevar la barba y el pelo largo es completamente indiferente, lo único que es exigible a un comunista, es que mantenga unas condiciones de aseo e higiene adecuadas para proyectar una imagen correcta ante las masas de lo que es un comunista, para poder precisamente, romper clichés y mitos.
Recientemente, reflexionando sobre la abundante avalancha de grupos de rap influenciados por la cultura lumpen, nosotros no nos dejamos llevar por las sentencias aventuradas sobre este tipo de géneros:
«¿Significa que el rap es un género musical para el lumpemproletariado como algunos han dicho en multitud de ocasiones? Ni mucho menos. El rap como tal, musicalmente, es lo suficientemente dinámico como para no pecar de formalismo, y en la letra de sus autores generalmente hay compromiso social e incluso político. Las evidentes tendencias hacia el uso meramente comercial del género, hacia la glorificación de las actitudes gansteriles, o el llenar sus letras de apología al revisionismo, son solo la consecuencia del mal enfoque que dan algunos elementos a un género musical que puede ser totalmente válido para el proletariado y su causa. El rap, como cualquier otro género de música, ha sido hegemonizado y utilizado por el capitalismo –pues la cultura la controla el sistema económico-político existente–. Eso es cierto, pero eso no significa que sea un género de música inservible para el proletariado y las clases trabajadoras, ni que hayan existido corrientes que se resistan a esa dominación: recordemos que en el capitalismo existe por un lado la cultura dominante y sus variantes, y por otro la contracultura popular de los intelectuales al servicio del pueblo o que al menos eso pretenden –aunque mucha de esa cultura no se pueda consolidar sin la toma del poder, y su desarrollo se quede a medio camino–. (...) Por tanto, el rap como muchos otros géneros puede ser un género musical combativo, siempre que se le impregne un sello de clase, fuera de influencias burguesas y pequeño burguesas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En la cuestión estética, musical y otras, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) no se atrevió a enfrentarse al PTA, esto resulta todavía más extraño si tenemos en cuenta que mientras el partido albanés daba muestras de cierto conservadurismo en algunos temas, el PCE (m-l) por el contrario daba muestras de excesivo liberalismo en la cuestión cultural, por lo que el choque de posturas debía de surgir en más de una ocasión. Las delegaciones españolas que viajaban a Albania o los miembros que fueron a instruirse allí, sin duda debieron reportar al partido sus impresiones, pero una vez más, el PCE (m-l) prefirió mantenerse en silencio, quizás porque también era consciente de que en esas mismas cuestiones ellos tampoco podían hablar con autoridad debido a la condescendencia que mostraban a veces. Véase el capítulo: «Conatos en el PCE (m-l) de indiferencia en la posición sobre la cultura y la necesidad de imprimirle un sello de clase».
Lo cierto es que en el movimiento marxista-leninista de aquellos años, la cuestión cultural era tocada muy superficialmente, y varios grupos marxista-leninistas que visitaban Albania justificaban ciertas actitudes bajo la tesis oportunista de que eran otras costumbres y tradiciones, un argumento que justificaría la desviación liberal o conservadora a partir de unas supuestas «particularidades nacionales» en los campos donde actúa la lucha de clases. No por casualidad en la actualidad muchos defensores de los regímenes capitalistas-revisionistas sacan estas teorías para justificar lo injustificable:
«Para entender a Corea del Norte es necesario tener nociones de budismo, confucionismo y cultura tradicional, ya que el ideario político no contradice sino que está influenciado por esa sabiduría ancestral». (Boltxe; entrevista a Alejandro Cao de Benós, 23 de enero de 2013)
«¿Se imaginan a Lenin proclamando que para entender a la Unión Soviética socialista debemos comprender los «aportes» del cristianismo ortodoxo; o a Enver Hoxha que para entender a la Albania socialista debemos entender al Islam?. (...) Es obvio, que estas ideas megalómanas, xenofóbicas, chovinistas, machistas, y demás que existen en Corea del Norte condensadas en la idea del «Juche» son consecuencia directa de la no eliminación de los remanentes ideológicos de las diferentes religiones y sus ideas reaccionarias. El proclamar que el «pensamiento «Juche» es la síntesis de la ideología progresista de la historia actual», que «el viento del Pacífico orienta la rueda de la historia», que «los coreanos son la única nación con pureza de sangre que descendiente del primer hombre», que «en Corea del Norte las masas se reúnen en torno al partido y al líder, siendo el primero la madre y el segundo el padre, y que el padre es el cabeza de familia en la sociedad», son la consecuencia directa de que Kim Il Sung y secuaces conscientemente no hayan eliminado la religión, a sabiendas de que esta iba a jugar un rol cardinal en la labor de engañar a las masas e implantar el «pensamiento «Juche». Pasando a limpio, después de más de medio siglo de régimen revisionista, los norcoreanos reconocen que no han hecho ningún trabajo destacable en cuanto a promoción del ateísmo y visión científica del mundo, siendo la dirigencia beneficiada de esta ignorancia que las masas trabajadoras adquieren a través de la religión». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «Pensamiento Juche», 2015)
No es la única excusa para justificar ciertas aberraciones «específicas». Otros sacan teorías todavía más estúpidas:
«Yo no he estado en Cuba nunca, y en Corea del Norte ni te cuento. No puedo opinar porque no lo sé, y no opino de lo que no sé, y creo que todos deberíamos ser honestos y decir que no hemos estado –al menos en Corea del Norte muy poquitos–. (...) Admiro muchas cosas de Corea y de Cuba, soy un admirador y yo nunca voy a hablar mal de ellos». (Juan Manuel Olarieta; Cuba y Corea del Norte, 6 de septiembre de 2015)
«Este es el recurso estrella de todos los oportunistas sobre un país X: «Como no eres de allí no puedes opinar» o su variante «como no lo has visitado no puedes opinar». Decir esto en plena era digital con el abundante río de fuentes directas e indirectas sobre estos países, presupone un acto de dejadez o de oportunismo, pero no de una posición crítica y objetiva marxista-leninista. (...) ¿Acaso por no haber estado en la ya extinta Unión Soviética no podemos pronunciarnos sobre ella ni realizar un análisis fiel a la realidad de entonces? ¿Acaso por no haber visitado nunca Francia no podemos hablar de los franceses y sus problemas actuales? Bajo esta lógica no podríamos ni criticar el pueblo de al lado por no ser de allí o no haber estado allí. ¿No existen obras disponibles de los principales dirigentes de esos procesos capitalista-revisionistas? Hay multitud de obras en castellano e inglés de Fidel y Raúl Castro, de Guevara, Kim Il Sung, Kim Jong Il, Kim Jong-un. ¿No cuentan estos países con periódicos y agencias de información enfocados también hacia el exterior? Las hay oficiales como Granma o la Agencia Telegráfica Central de Corea, y no oficiales afines como Cubadebate o el blog de Alejandro Cao de Benós para extraer información más que suficiente. ¿No existen medios de comunicación extranjeros que recogen hechos objetivos que ayuden a analizar la cuestión cubana o coreana? Las hay incluso favorables como Actualidad Russia Today o Hispan TV. ¿No existen además otros medios no tan favorables u hostiles a estos regímenes del que podemos sacar información objetiva y fiable? Obvio, y estos medios no solamente publican datos de estos países sino que eso lo podemos hacer extensible a cualquier régimen revisionista, de ellos podemos criticar temas importantes como el nivel de inversión extranjera en Corea del Norte por lo que dicen las fuentes chinas y rusas, cualquier medio español se puede hacer eco de los tratos entre el FMI y Vietnam, recoger sus declaraciones ante tal evento, podemos ver también como los dirigentes cubanos loan a El Vaticano y a sus gerifaltes, cómo presentan a China y Rusia como garantes de los pueblos como hace el PCE (r). Información hay, lo que no hay es ganas de analizar y en su caso prefieren mirar a otro lado porque en el fondo comparten sus desviaciones». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En resumen, si no queremos ser como los revisionistas con sus regímenes, los marxista-leninistas deben estudiar y criticar sin piedad nuestras experiencias, de otro modo tendremos la misma seriedad que ellos.
Los viejos partidos marxista-leninistas no pueden eludir su responsabilidad en la catástrofe albanesa
La caída de la Albania socialista corresponde en primer lugar a los propios comunistas albaneses, pero no debe dejar de subrayarse el papel seguidista de muchos partidos en el exterior para reforzar tal castátrofe política.
Los viejos partidos marxista-leninistas no pueden eludir su responsabilidad en la catástrofe albanesa
La caída de la Albania socialista corresponde en primer lugar a los propios comunistas albaneses, pero no debe dejar de subrayarse el papel seguidista de muchos partidos en el exterior para reforzar tal castátrofe política.
Acabamos de ver como durante los 80 el Partido Comunista de España (marxista-leninista) rechazó sin análisis ni argumentación alguna los artículos críticos contra la deriva albanesa que estaba realizando el Partido Comunista de los Estados Unidos (marxista-leninista).
Pero no solamente nos referimos al papel de los partidos proalbaneses «oficiales» sino también a varios grupos pequeños que simpatizaban con el régimen albanés. A ejemplo de ello podríamos citar los diferentes grupos como L'empancipation, o La voie du socialisme en Francia, que pese a tener un nivel ideológico superior al propio Partido Comunista de los Obreros de Francia (PCOF), tampoco se anticiparon al drama que se avecinaba.
Otros como el Combat Communiste Marxiste-Léniniste (CC/ML) liderado por Patrick Kessel, ante las acusaciones del grupo canadiense Union Bolchévique du Canada (UBC), censuraron las criticas válidas al partido y gobierno albanés como simple «palabrería ultraizquierdista». Mantuvieron una defensa a ultranza del PTA hasta el último aliento del régimen. Años después, seguían preguntándose qué pudo fallar sin hallar respuesta, prometiendo hacer una evaluación llegado el día. Véase el documento de Patrick Kessel: «Contribución a la cuestión de una nueva internacional» de 1997.
Para entender las causas y extraer las lecciones de la caída del socialismo en Albania en 1991, no se podía renegar sin más análisis de todo el pasado revolucionario de los comunistas albaneses –como proponía la facción de Chivite–, ni tampoco se podía edulcorar la realidad –como hacía la facción de Raúl Marco–. Ambas tendencias, no solo no llegaban a conclusiones plausibles que explicasen el colapso, sino que no reconocían su responsabilidad individual en realizar un seguidismo a las políticas de Ramiz Alia durante los años 80, por lo que carecían de toda legitimidad.
No se puede ignorar –sobre todo en el tema de la línea política exterior– que «los marxista-leninistas españoles y otros desconocían lo que pasaba en Albania» como dicen algunos, lo que resulta incomprensible dado que: tenían contacto permanente dentro de Albania, enviaban delegaciones regularmente, y la nueva política exterior que Ramiz Alia quería dar al PTA era evidentemente revisionista. En el mismo sentido, el PCE (m-l) tenía documentación que era proporcionada directamente por los albaneses como es el caso de las publicaciones de la «Agencia Telegráfica Albanesa», «Albania Hoy», y otros, que esgrimían verdaderos atentados ideológicos para entonces. Recordemos que durante aquella época, Albania había entrado en la danza de los coqueteos cada vez más frecuentes con los regímenes de dudosa reputación suprimiendo la lucha ideológica, incluso se alababa a regímenes revisionistas y reaccionarios, cuestión que en el plano externo el PCE (m-l) parece que aprobaba o ignoraba adrede por miedo a una polémica abierta al respecto.
¿Cómo es posible que un servicio secreto como la CIA estadounidense registre las reformas liberales que se estaban llevando a cabo en Albania, y en cambio, los presuntos partidos marxista-leninistas vivieran en el total desconocimiento o mirasen hacia otro lado?
¿No será que la mayoría de esos líderes –como se supo luego–, no vivían en la inopia sobre estos sucesos, sino que adecuaban su apoyo o rechazo según el nivel de prestigio o ayuda material que pudieran recibir de otros partidos como el albanés?
¿No será que la mayoría debido a su bajo nivel ideológico no supieran comprender y mucho menos explicar, ni a sus militancias ni a sí mismos, lo que estaba ocurriendo en Albania?
La postura del PCE (m-l) de no subrayar cada paso en falso que
empezaba a dar el PTA no fue un error menor sino todo lo contrario. Pero en
honor a la verdad tampoco fue el único partido que cometió tal mayúsculo error,
se trató pues de un error colectivo de los partidos marxista-leninistas:
«Este hecho de suma
importancia –la degeneración de un partido en el poder–, la no identificación y
la no denuncia del proceso, demuestra que Bandera Roja no fue más que otro
partido que realizó un simple seguidismo de la obra de Enver Hoxha por moda y
sentimentalismo, pero que no comprendía en realidad su obra y doctrina
marxista-leninista. Tras la muerte de Enver Hoxha en Bandera Roja hubo un
seguidismo ciego a las políticas de Ramiz Alia –como hizo el PCE
(marxista-leninista) de España o el PC ML de Colombia–, quien por aquel
entonces precisamente estaba destrozando el legado de su predecesor y
precipitando al país a la restauración del capitalismo y a una gran crisis
política social y económica. La situación en Albania no solo llevó a la
restauración del capitalismo sino hasta la propia disolución del partido en el
poder y su refundación en un partido socialdemócrata. Hay que señalar que entre
otras cosas esto fue posible por la falta de internacionalismo proletario de
los pretendidos marxista-leninistas que en su mayoría no se dieron cuenta de
este proceso y no ayudaron al pueblo albanés. Cuando este formalismo de
disolución del partido comunista en Albania ocurrió en 1991, los seguidistas de
la política de Ramiz Alia [como Raúl Marco o Manuel Chivite] entraron en
pánico». (Equipo de Bitácora (M-L);
Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una
exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja, 1 de enero de 2017)
Cuando la dirección del PCE (m-l) fue tomada por Chivite y sus
seguidores en 1991, la estrategia a seguir fue escribir comentarios calumniosos
sobre la experiencia albanesa y los lazos que les unían. Para lavarse las manos
del apoyo que el PCE (m-l) había dado a la política desastrosa de Ramiz Alia
durante 1985-1990 que llevó a Albania al colapso, Chivite comenzó a renegar de
toda la experiencia albanesa en general incluida la de la época de Enver Hoxha
que la tacharía con los peores epítetos, culpando además a Elena Ódena de hacer
seguir al PCE (m-l) por este camino, y a Raúl Marco del periodo de 1985-1991,
sin asumir que él y sus seguidores había sido parte, para fortuna o desgracia,
de la política del partido y su posición sobre Albania. Chivite fue un gran apologista
del triunfalismo hacia la Albania de la época de Alia. Por tanto quién más
tenía que callar, era quién atacó a sus viejos camaradas para intentar
protegerse del reciente seguidismo que todos, desde Marco hasta él, habían
cometido hacia las políticas de Ramiz Alia que objetivamente llevaron al más rotundo
fracaso.
A partir de 1991 se rechazaría absolutamente todo el legado del
socialismo albanés, llegando incluso a decir que el régimen albanés nunca fue
diferente de otros regímenes revisionistas. En el artículo: «Contexto del
problema y líneas generales ante los sucesos en el Este y en Albania», la línea
de Chivite y compañía decía:
«[Los marxista-leninistas]
que en treinta años no han conseguido diferenciarse y distanciarse de los
modelos que criticaba. Lo cual no es de extrañar, pues sus mismas referencias,
primero China y luego Albania, eran semejantes en lo fundamental a los modelos
[revisionistas] denunciados». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Cuadernos de debate, 1991)
Por lo que para Chivite, tanto la China maoísta como los regímenes
jruschovistas de Europa del Este «eran semejantes en lo fundamental» al
régimen albanés. Esto no es solo un comentario anticomunista, sino de una gran
ignorancia del proceso histórico: para empezar ni siquiera los mismos regímenes
revisionistas eran similares, ni podían serlo.
Algunos de los escritos del PCE (m-l) durante la época en que
Chivite dominaba la dirección eran tan surrealistas que incluso iban en contra
de la propia historia del partido:
«No parece que hace falta
profundizar más en la caracterización de la ideología del Partido del Trabajo
de Albania (PTA) y de su influencia sobre nuestro partido a lo largo del
periodo de tiempo en el que mantuvimos cordiales relaciones. Se impone en
particular una caracterización de la antes alabada obra de Enver Hoxha, una
obra que significa no sólo una desviación nacionalista de la teoría
marxista-leninista, sino sobre todo una visión dogmática de la misma que
conduce a un estancamiento y a la repetición mecánica de esquemas y análisis de
principio de siglo que obstaculiza la búsqueda de elementos más novedosos».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos para el VIº
Congreso de 1991)
Esto lo escribía gente como Chivite que años antes publicaban en
«Vanguardia Obrera» artículos favorables como: «Albania socialista: un pueblo
optimista y revolucionario», en el Nº 261 de 1978. Manuel Chivite fue
precisamente el encargado de la presentación de la publicación del libro de
Enver Hoxha «Imperialismo y revolución» en la librearía Machado de Madrid en
1979. Pero en 1991 observamos como Chivite y compañía escupen todo tipo de
insultos sacados del arsenal del jruschovismo, del titoismo, del maoísmo hacia
la Albania Socialista de Enver Hoxha. ¿Nacionalismo? ¿En base a qué? No lo
sabemos ya que no se atreven a citarlo. ¿Es acaso la defensa de la patria
de los imperialistas y socialimperialistas una desviación nacionalista? ¿No
demostró la Albania de Enver Hoxha precisamente una actitud basada en el
internacionalismo proletario en varias de las cuestiones donde hubiera sido más
fácil plegarse ante las dificultades de un enemigo superior en número y
recursos? Precisamente el nacionalismo como se ha demostrado históricamente
lleva a la restauración de las relaciones de producción capitalistas y al
acercamiento al imperialismo para vender la soberanía nacional. ¿No rechazó la
Albania en la etapa de Enver Hoxha toda injerencia de ese tipo y se acercó a
los movimientos marxista-leninistas así como a los movimientos de liberación
nacional? En todo caso la línea nacionalista no corresponde a la época de
1944-1985 sino a partir de entonces con la llegada de Ramiz Alia y el impulso
de una línea liberal que descuidaba los intereses nacionales e internacionales,
consumándose la restauración capitalista y el acercamiento al revisionismo e
imperialismo internacional, pero no podemos achacar directamente a Enver Hoxha
tal política. La política albanesa durante los años de oro del socialismo
albanés, fue muy clara:
«El internacionalismo
proletario es un componente del marxismo-leninismo y está indisolublemente
ligado a él. Por lo tanto, no puede haber internacionalismo proletario fuera
del combate para la defensa de la precisa aplicación del marxismo-leninismo. El
marxismo-leninismo enseña a evaluar correctamente desde las posiciones
marxista-leninistas las enseñanzas sobre las clases y la lucha de clases de
nuestra época, a determinar correctamente cuales son las fuerzas y
contradicciones principales del presente, cual es el enemigo principal, los
aliados a los cuales debe unirse, a mantener la doctrina sobre el rol dirigente
del partido revolucionario del proletariado, a preparar el proletariado y las
demás masas trabajadoras para la revolución proletaria y el establecimiento de
la dictadura del proletariado, a movilizar y conducirla a luchar por la
construcción del socialismo y el comunismo, a apoyar a los verdaderos partidos
marxistas-leninistas y la lucha revolucionaria del proletariado de las naciones
oprimidas contra el imperialismo, el socialimperialismo y la reacción nacional
e internacional. Cualquiera que se abstenga de todo esto, niega el
internacionalismo proletario». (Radio Tirana; El internacionalismo proletario
es la ideología y el arma del proletariado mundial para la victoria del
socialismo y el comunismo, 1977)
¿No fue la Albania de Enver Hoxha el mayor apoyo para el PCE (m-l)
en los momentos de represión de 1975 cuando la China de Mao les abandonó, esa
misma China que a su vez recibía a Ford o Carillo en Pekín y restablecía
relaciones con Franco?
También se acusa a Albania de dogmatismo y sectarismo. De nuevo preguntamos, ¿en base a qué? No sabemos pues el grupo de Chivite tira la piedra y esconden la mano. Suponemos que se referirán a la crítica a sus ídolos y movimientos referentes de los que rebuscan entre la basura del revisionismo como los seguidores de la II Internacional estilo Kautsky, Bernstein o Bauer, aunque no hay que irse muy lejos pues las tesis de Chivite de los 90 son muy parecidas a las tesis eurocomunistas de Carrillo de los 70, no por casualidad también renegaría de la lucha del PCE (m-l) contra el colaboracionismo y reformismo de Carrillo y otros grupos calificándolo de «error sectario» en el VIº Congreso del PCE (m-l) de 1991. La cuestión está clara entonces:
«Si alguien considera nuestra
lucha contra el revisionismo como dogmatismo o sectarismo, le decimos que se
quite los anteojos revisionistas, porque así verá mejor». (Enver Hoxha;
Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de
Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en
Moscú, 16 de noviembre de 1961)
Se acusa a Albania de «mecanicismo en la aplicación de esquemas y
análisis de principio de siglo». Esto no hace falta comentarlo demasiado,
parece un comentario cliché de la propaganda de la Guerra Fría sobre el comunismo
o sobre los regímenes surgidos después de la Segunda Guerra Mundial, ¿alguien
que haya estudiado la experiencia albanesa o cualquier otra experiencia de
construcción socialista puede tipificar que fue un calco de otra? Si se dice
eso es porque se es un completo ignorante que no se ha molestado lo más mínimo
en estudiar cada experiencia. ¿O es que quizás para ellos el aplicar los
axiomas de la doctrina era un «dogma» como decían los titoistas, jruschovistas,
maoístas o eurocomunistas?
«El marxismo-leninismo enseña
que, a pesar de que son invariables las características y leyes generales esenciales
del tránsito al socialismo, las formas, los métodos y los ritmos de este
tránsito pueden presentar en los diversos países diferencias determinadas por
las condiciones concretas de su desarrollo. Aferrándose a este hecho, los
revisionistas, bajo las consignas del «socialismo específico y nacional», se
empeñan en apartarnos de la vía general marxista-leninista de la construcción
del socialismo y privarnos de la experiencia de la Unión Soviética. El marxismo
enseña que las cuestiones fundamentales de la construcción del socialismo son
comunes a todos, que las leyes de desarrollo de la sociedad no conocen
fronteras. La experiencia histórica indica que estas cuestiones comunes son: la
dictadura del proletariado o dicho de otra manera, la instauración del poder
político de la clase obrera bajo la dirección del partido marxista-leninista,
el fortalecimiento por todos los medios de la alianza de la clase obrera con el
campesinado y otras capas trabajadoras; la liquidación de la propiedad
capitalista y la instauración de la propiedad socialista sobre los principales
medios de producción; la organización socialista de la agricultura y el
desarrollo planificado de la economía; la función de guía de la teoría
revolucionaria marxista-leninista y la defensa resuelta de las conquistas de la
revolución socialista contra los atentados de las viejas clases explotadoras y
de los Estados imperialistas». (Enver Hoxha; Sobre la situación internacional y
las tareas del partido, 1957)
¿No fue la Albania del PTA la que precisamente acabó desarrollando sus
propios análisis y conclusiones cuando el resto de partidos hacían seguidismo a
la URSS o a China? ¿Por qué ignoran tal realidad histórica? La única explicación plausible es que ignoraban adrede algo conocido por todos para denigrar el
honor y la obra de dicho partido ante los incautos, para tratar de engañar e imponer su nueva mercancía revisionista entre los elementos vacilantes, está
claro. ¿No fue el PCE (m-l) el que se basaba en los escritos del PTA para
criticar al revisionismo soviético en los sesenta? ¿No era el propio Chivite
quien alababa al socialismo albanés en sus artículos como: «Albania socialista:
un pueblo optimista y revolucionario» en el Nº261 de Vanguardia Obrera de 1978?
¿No esperaron Chivite y compañía a la salida de los escritos críticos de Enver
Hoxha a mediados de los 70 para empezar a criticar abiertamente al revisionismo
chino en 1979? ¿No es cierto que Chivite, como Marco, todavía alababan a Mao en
1978 hasta leer las obras clave de los albaneses? Véase de nuevo el informe de
Raúl Marco en el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 o la entrevista a Chivite
concedida a José Luis Prieto/Federico Grau en 1978 que ya hemos citado en
anteriores capítulos.
Las mentiras tienen las patas cortas señores. Más aún, en el IIIº
Congreso del PCE (m-l) de 1979 se dijo tajantemente que la ayuda de los
marxista-leninistas albaneses fue decisiva para comprender el carácter del maoísmo
como una variante del revisionismo moderno. Por tanto, la difusión y estudio de
las obras de Enver Hoxha, lejos de no tener valor como decían los falseadores socialdemócratas
de la facción de Chivite, tenía toda su importancia, como la sigue teniendo actualmente
si se es un poco honesto.
«Cabe resaltar la gran ayuda
internacional que el Partido del Trabajo de Albania (PTA) presta a los
comunistas del mundo, y nos referimos en particular, a la más apreciada de las
ayudas, esto es, la ideológica. Ayuda utilísima para nosotros y los demás
partidos, al menos esa es nuestra opinión, prestada con una modestia y
sencillez ejemplar, con un espíritu camaraderil y fraternal, que está a cien
lenguas de los que eran las relaciones con los chinos, aún en la «mejor» época.
(…) Para nosotros [la lucha contra el maoísmo] ha supuesto un trabajo duro y
difícil. Debemos reconocer y subrayar la gran ayuda que nos ha prestado en este
terreno el PTA y sus dirigentes –en distintas conversaciones y reuniones–, así
como sobre todo el magistral análisis que hace Enver Hoxha en «El
imperialismo y la revolución» de 1978 y «Reflexiones
sobre China» de 1979. (…) Esas obras han
de ser difundidas masivamente, llevadas y explicadas a los obreros y
campesinos, a los simpatizantes, intelectuales y patriotas, y también a las bases
revisionistas y maoístas, pues estas obras son poderosas armas cuya difusión es
de gran utilidad para nuestra justa lucha contra el imperialismo y el
socialimperialismo, contra el revisionismo de todo tipo y color». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE
(m-l), 1979)
En otro orden similar, los restos de la facción de Raúl Marco, una
vez expulsados del PCE (m-l) en 1991, no se quedarían atrás en cuanto a manchar
la imagen y la ayuda internacionalista que el PTA y sobre todo Enver Hoxha
personalmente habían proporcionado a todo el movimiento marxista-leninista
internacional y en especial al PCE (m-l). En 1995, Raúl Marco llegó a decir:
«El movimiento
marxista-leninista ya estaba muy débil antes de 1989». (Unidad y Lucha; Contra
el eclecticismo, No. 2, septiembre 1995)
Y que:
«La actitud de la dirección
de la PTA, estampaba una cierta arrogancia y un nacionalismo estrecho, que
tiene una parte de responsabilidad en esta situación no muy apetecible».
(Unidad y Lucha; Contra el eclecticismo, No. 2, septiembre 1995)
Aquí solo vemos que Chivite-Marco repetían los mismos insultos hacia los marxista-leninistas albaneses que años atrás le dedicaban jruschovistas y maoístas. Sin molestarse en ningún caso por especificar ni mostrar pruebas sobre los defectos específicos, simplificándolo todo, y sobre todo, sin diferenciar el periodo de Ramiz Alia (1985-1991) del de Enver Hoxha (1941-1985) como si todo absolutamente fuese igual. Nótese la importancia de esto en aquella época donde la figura de Enver Hoxha era abandonada por todos los derrotistas, claudicadores y oportunistas, cayendo progresivamente en el olvido. Como sabemos, en años posteriores, cuando la figura del albanés volvió a escena con un auge de su popularidad, Raúl Marco intentó presentarse como un fiel discípulo del legado de Enver Hoxha, y volvería reivindicar su figura, pero era ya bastante tarde.
Ahora en su libro Raúl Marco acusa directamente al PTA de ser unos
de los causantes de que el movimiento marxista-leninista no se consolidase en
los 80 porque según él, en 1982 el PTA no estaba a favor de reuniones
multilaterales entre partidos:
«El PTA se opuso también a las reuniones multilaterales sin tener en cuenta las observaciones al respecto de Enver Hoxha, aunque en principio las apoyaba. (…) Ramiz Alia siempre se opuso a las reuniones multilaterales y a la publicación de una revista conjunta. Internamente, califiqué esta postura de oportunista, sin más. (…) Al citar a Enver Hoxha la cosa cambiaba, afirmaban su total acuerdo con él y se liaban en un sinfín de argumentos que nada argumentaban y todo lo embarullaban, y ponían de manifiesto sus vacilantes e imprecisas posiciones políticas e ideológicas. Mas no todo eran vacilaciones, como se vio en algunos casos más adelante». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)
De ser cierto que el PTA –en su conjunto o una parte de él– se oponía o entorpecía la coordinación de los partidos marxista-leninistas… estas tendencias no nos parecen descabelladas, pero... ¡lo suyo hubiera sido decirlo abiertamente en 1982 y no en 2018 cuando ya no se puede hacer nada! A buenas horas mangas verdes señores. ¿Qué responsabilidad tuvo pues el PCE (m-l) pasando en silencio por varios de los errores en política exterior del PTA y calumniando a los grupos que se atrevían a hacerlo? Por supuesto, esto no lo comenta.
Todo el relato de Raúl Marco se puede interpretar como que quiere exculpar a Enver Hoxha de las vacilaciones del PTA, o bien como que acusa a Enver Hoxha de doctrinarismo, es decir, de que no cumplía lo que anunciaba, bien por ser manipulado por Ramiz Alia, o convencido por él, pero siempre pone por delante a Ramiz Alia como el causante de las intrigas y posturas antimarxistas.
Hay un ataque general hacia el PTA sin especificar quienes o cuando empezó la supuesta postura contraria al internacionalismo proletario, seguramente porque ni el propio Raúl Marco lo sabía antes ni lo sabe ahora. El apego de Raúl Marco hacia Enver Hoxha siempre ha sido sentimental, nunca le sirvió para defender su legado positivo, y tampoco creemos que le permitiese abordar con exactitud sus posibles errores.
Todo el relato de Raúl Marco se puede interpretar como que quiere exculpar a Enver Hoxha de las vacilaciones del PTA, o bien como que acusa a Enver Hoxha de doctrinarismo, es decir, de que no cumplía lo que anunciaba, bien por ser manipulado por Ramiz Alia, o convencido por él, pero siempre pone por delante a Ramiz Alia como el causante de las intrigas y posturas antimarxistas.
Hay un ataque general hacia el PTA sin especificar quienes o cuando empezó la supuesta postura contraria al internacionalismo proletario, seguramente porque ni el propio Raúl Marco lo sabía antes ni lo sabe ahora. El apego de Raúl Marco hacia Enver Hoxha siempre ha sido sentimental, nunca le sirvió para defender su legado positivo, y tampoco creemos que le permitiese abordar con exactitud sus posibles errores.
El PTA desde luego fue el principal propulsor de una línea
internacionalista en los 70:
«La experiencia muestra que
solo sobre la base de una lucha sin piedad contra el oportunismo y revisionismo
de toda huella es posible preservar, fortalecer y continuar temblando la unidad
marxista-leninista. Desde esta concepción, los «argumentos» de aquellos que quieren
sofocar y extinguir la lucha contra el oportunismo y el revisionismo bajo el
pretexto de «evitar polémicas» y preservar la «unidad» carecen de fundamento;
de hecho, son centristas, antimarxistas y estafadores. El PTA y los demás
partidos marxista-leninistas hermanos rechazan firmemente tales intentos. Ellos
han librado y están librando una lucha de principios sin compromisos contra
todos aquellos que han traicionado el marxismo-leninismo y dividen así la
unidad revolucionaria, sean soviéticos, yugoslavos, italianos, franceses,
españoles, chinos u otros. (...) El internacionalismo proletario
actualmente obliga a todos los partidos fraternales y a todos los
revolucionarios verdaderamente proletarios a dar todo el apoyo al movimiento
marxista-leninista en los otros países y hacer todo lo que esté a su alcance
para consolidar la unidad de combate sólida en el mundo comunista
marxista-leninista. (...) Esta unidad se basa en la aplicación estricta de los
principios válidos para las relaciones entre los partidos hermanos y países
socialistas: los principios de independencia
y plena igualdad, la no injerencia en los asuntos internos de otros, consultas,
charlas y demás. La crítica mutua y de camaradería en el desarrollo de posiciones comunes y en la disipación de posibles
divergencias, la ayuda y el apoyo mutuo e internacionalista. La violación de
estos principios son los intentos de imponer a otros los puntos de vista de uno
de los partidos, el ejercicio de la presión para obligar a otros a inclinarse
ante sus dictados chovinistas. (...) En resistencia y lucha contra las
actitudes y acciones divisionistas de los revisionistas chinos, los partidos
marxistas-leninistas han intensificado sus esfuerzos para consolidar de manera
constante la unidad y la cooperación entre ellos dentro de todo el movimiento
marxista-leninista. Esta unidad y cooperación tienen como objetivo: temas
importantes de interés para ellos en la lucha contra la burguesía, el
imperialismo, la reacción, el revisionismo, etc.; desarrollar una línea común y
posiciones comunes; emprender y coordinar acciones conjuntas; organizar el
apoyo mutuo y la solidaridad en el curso de la lucha; conocer más a fondo los
partidos hermanos que trabajan bajo diferentes condiciones y colaborar con
ellos en un intercambio de opiniones y experiencias revolucionarias. Mientras
tanto, el movimiento marxista-leninista no ha faltado en la lucha por la unidad
y la cooperación, y ha encontrado las formas más apropiadas para ello. Los
contactos y reuniones bilaterales, las consultas multilaterales, las
declaraciones conjuntas, la delegación de delegaciones a los congresos y las
actividades de los partidos fraternales, los eventos internacionalistas
conjuntos, etc., son formas de cooperación extremadamente eficaces si se tratan
con la diligencia debida y la seriedad. Estar preparado y desarrollado sobre la
base de un intercambio de opiniones exhaustivo y de camaradería entre las
partes fraternales. En el futuro, la vida también puede proporcionar otras
formas de contacto, cooperación y unidad. Incluyendo consultas internacionales
generales de los marxistas-leninistas, si se crean las condiciones necesarias
para esto». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del
movimiento revolucionario actual, 1978)
En el VIIIº Congreso del PTA de 1981, si bien no hay un gran informe dedicado al movimiento marxista-leninista, Hoxha seguía expresándose de la misma forma:
«La fuerza del movimiento
comunista internacional marxista-leninista radica en la justeza de las ideas
por las que lucha y en su unidad. Los partidos marxista-leninistas se rigen en
su lucha por las enseñanzas de nuestros grandes clásicos, aprovechan la rica y
multilateral herencia del Komintern, se apoyan en la experiencia de su propia
lucha contra la traición revisionista, tienen en cuenta la experiencia negativa
de los partidos que degeneraron en el revisionismo. Todas esas enseñanzas y esa
experiencia constituyen un gran patrimonio ideológico, político, organizativo,
teórico y práctico, para templar y fortalecer a los partidos y al movimiento
marxista-leninista en todos los sentidos.
Los encuentros y las
conversaciones entre los partidos hermanos aportan una valiosa contribución al
fortalecimiento de la unidad del movimiento marxista-leninista. De esta forma
se aprovecha la experiencia mutua, se llega a juicios comunes de las situaciones
y a la unidad de pensamiento y acción. La experiencia de un partido no puede
sustituir a la de muchos partidos, por el contrario, son las experiencias de
todos los partidos marxista-leninistas las que hacen invencible al
movimiento.
El Partido del Trabajo de
Albania (PTA), ateniéndose con fidelidad a los principios del internacionalismo
proletario, se ha esforzado y se esforzará siempre por dar su contribución al
fortalecimiento de la unidad del movimiento marxista-leninista y de la
colaboración entre los partidos hermanos.
Nuestro PTA considera un
honor estar, en la grande e histórica lucha por la causa del
marxismo-leninismo, de la revolución y del socialismo, hombro con hombro con
los demás partidos marxista-leninistas, que son destacamentos iguales del
movimiento revolucionario de la clase obrera». (Enver Hoxha; Informe en el
VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
¿Si el PTA empezó a desviarse de sus deberes internacionalistas, donde está la adecuada advertencia del PCE (m-l)? ¿Dónde está la condena final cuando esto se profundizó? No hay tales documentos.
¿Si el PTA empezó a desviarse de sus deberes internacionalistas, donde está la adecuada advertencia del PCE (m-l)? ¿Dónde está la condena final cuando esto se profundizó? No hay tales documentos.
Ciertamente Raúl Marco es quien más tiene que callar en cuanto a internacionalismo proletario con su idea cobarde de «mantener las divergencias en silencio» como vimos en el capítulo: «El miedo de exponer en público las divergencias con otros partidos», le llevaría a presenciar como todos los partidos iban cayendo en la bancarrota sin emitir crítica pública alguna.
La caída del socialismo albanés, y el silencio de los que habían hecho un completo seguidismo a las políticas que llevaron a su desastre, condujeron al descrédito de esos partidos proalbaneses, y sobre todo, a que en todos los países el revisionismo floreciese de nuevo sin oposición.
¿Cómo se avanza, conservando los mitos o derribándolos? El caso de Nexhmije Hoxha
«Por otra parte, no creemos que los camaradas del PCE (m-l) tengan autoridad alguna para enjuiciar al resto de comunistas por su presunto papel en el pasado, si ni siquiera sido ellos han sido capaces de hacer la menor autocrítica por sus propios errores. ¿Para cuándo un documento del PCE (m-l) que analice el naufragio de la Albania Socialista de Enver Hoxha?». (Unión Proletaria; Sobre algunas alusiones a Unión Proletaria por parte del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 24 de febrero de 2012)
¡Por una vez, y sin que sirva de precedente, tenemos que darles la razón a los maoístas! El propio Raúl Marco en sus memorias: «Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP» de 2018, nos habla de sus recuerdos, viajes y contactos con los albaneses. Ahora, a toro pasado, critica a Ramiz Alia, al mismo que en 1990 defendía a capa y espada, pero no da al lector una sola pista ni orientación de las causas de la restauración del capitalismo, ni mucho menos hace autocrítica sobre por qué apoyaron todas y cada una de las medidas de Ramiz Alia. También, lejos de hacer un ejercicio de honestidad, por el compadreo que acostumbra, trata de condecorar como «héroes» a muchos de los cómplices de la caída del régimen socialista.
Ese ejemplo lo tenemos materializado en su evaluación sobre Nexhmije Hoxha, quien tras fallecer en 2020, varias organizaciones escribieron sobre ella y su legado. Raúl Marco en «Octubre» Nº133 de 2020 escribió su artículo: «Fallece Nexhmije Hoxha». Los criptomaoístas de Reconstrucción Comunista (RC) a través de Universidad Obrera publicaron el artículo: «Larga vida a Nexhmije Hoxha». Otro ejemplo lo tenemos en la página ecléctica Revolutionary Democracy: «Tributo a Nexhmije Hoxha». Esta página está dirigida entre otros por el revisionista hindú Vijay Sigh, que lo mismo rinde homenaje a Castro como a Mao, por lo que es normal.
En estos y muchos artículos de otras organizaciones revisionistas solo existen palabras de agradecimientos para Nexhmije, pero no hay un ápice de criticismo hacia sus últimos años, algo que no sorprende viniendo de este tipo de organizaciones, pues tenemos que tener en cuenta que para ser dos de los partidos que más reivindican el pasado del socialismo albanés, para portar caras de Enver Hoxha en sus desfiles, nunca le han dedicado un solo estudio serio, lo que demuestra una vez más la incapacidad teórica y el gusto, en cambio, por el folclore y la nostalgia sin análisis.
Nexhmije Hoxha fue, como sabemos, una figura clave. Primero como jefa de las juventudes y después como cabeza visible del régimen albanés en el ámbito de la propaganda. En su momento tuvo obras que claramente se inspiraban en un espíritu revolucionario y exponían correctamente una visión marxista-leninista sobre la lucha de clases a nivel interno y externo. Véase su obra: «Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases» de 1977.
¿Pero cuál fue su actuación posterior? Esto es lo que callan muchos intentando mantener vivo el mito.
Nexhmije no se opuso al camino de Ramiz Alia durante los 80 con las purgas y las consecuentes restructuraciones económicas lo cual fue un error, pero todavía es mucho más grave e imperdonable que no tratase de pararlo cuando en el año 1990 dio muestras palpables de su antistalinismo y antihoxhismo en sus discursos. Ni siquiera cuando Alia hablaba de «democratizar el partido», de crear un «sistema multipartidista», de la «creación de empresas privadas y abierta economía de mercado», de «buscar la cooperación y las ayudas económicas de las empresas extranjeras» así como la «distensión con las superpotencias»... ¡ni siquiera cuando era abiertamente repudiado por las masas del pueblo albanés Nexhmije Hoxha retiró su apoyo a Ramiz Alia!
En una carta pública diría:
«Sobre todo después de que fuera derribada la estatua de Enver en Tirana [febrero de 1991], –y se sospecha fuertemente de que el ex ministro del Interior Hekuram Isai no hizo nada al respecto–, el presidente Ramiz Alia perdió la confianza del pueblo. Ramiz Alia subestimó al pueblo y perdió contacto con él, hasta el punto de perder las elecciones en su propio distrito. Permaneció aislado, distante, sin camaradas, sin el pueblo, sin poder. Algunas personas dicen que fue sacrificado y que asumió una carga que pesaba demasiado. Esto es cierto, pero debió haber mostrado mayor determinación. Algunas personas cuestionan su paciencia, su tolerancia y su permanente actitud de evitar el derramamiento de sangre, a pesar de las manifestaciones ilegales o mientras los monumentos estaban siendo destruidos por todas partes. Nadie quería derramamiento de sangre. Esto fue afirmado por todos, incluido el Pleno del CC del Partido. Yo también dije eso. Cuando la estatua de Enver fue derribada en Tirana, y cuando vi en la televisión a gente enojada en las reuniones, cuando un millón de personas había firmado un documento que expresaba su voluntad de defender a Enver, con el lema: «Vamos a Tirana para poner la estatua de nuevo en su lugar’, yo también tuve el temor de que una acción bárbara de los vándalos del PD llevara a nuestro pueblo a una sangrienta provocación, y que esa sería una mancha indeleble unida al nombre de Enver». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
Esto solo puede considerarse como una desviación nacionalista y digna de un pacifismo pequeño burgués.
«La conquista del poder político por el proletariado no implica el cese de la lucha de clases contra la burguesía, sino que, por el contrario, hace esta lucha singularmente amplia. (...) Toda inconsecuencia o debilidad en el desenmascaramiento de quienes actúan como reformistas o «centristas» significa aumentar directamente el peligro de que el poder del proletariado sea derrocado por la burguesía, la cual aprovechará mañana para la contrarrevolución lo que gentes miopes consideran hoy solo «divergencias teóricas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Tesis para el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
«Los longuetistas no comprenden ni quieren comprender –algunos son incapaces de comprender– que el reformismo, envuelto en una fraseología revolucionaria, fue el mal principal de la II Internacional, la causa principal de su ignominiosa bancarrota. (...) La divergencia entre las palabras y los hechos llevó a la bancarrota de la Segunda Internacional. (...) Estas pequeñas concesiones, las vacilaciones, la indecisión, las evasivas, los pretextos y el ocultamiento de los hechos, en su conjunto, constituyen inevitablemente una traición a la dictadura del proletariado. Dictadura es una palabra grande, dura y cruel, una palabra que expresa upa implacable lucha a muerte entre dos clases, entre dos mundos, entre dos épocas históricas. Y palabras como esta no pueden ser pronunciadas con ligereza. (...) Si están ustedes en favor de la dictadura del proletariado, no sigan entonces la política evasiva, ambigua y conciliadora. (...) En un sentido personal, la diferencia entre el hombre que traiciona por debilidad de carácter y el que lo hace por cálculo e interés es muy grande; pero en política no existe tal diferencia, pues la política significa el destino real de millones de hombres, y este destino no cambia por el hecho de que millones de obreros y campesinos pobres sean traicionados por quienes son traidores por falta de carácter o por quienes persiguen objetivos egoístas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Notas de un publicista, 1920)
¿Cuánto sufrimiento le ha causado al pueblo albanés la restauración del capitalismo? ¿Valió la pena entregar el poder a los enemigos del socialismo por evitar un posible derramamiento de sangre? ¿Desde cuándo se pone por delante el patriotero pretexto del «bien de la nación» por encima de la causa social? ¿Cómo se defiende la patria si no es defendiendo los intereses de clase? ¿No es claro que Ramiz Alia y muchos otros debieron ser ajusticiados mucho antes?
Parecía olvidar las palabras del propio Enver sobre a dónde se conduce al país con esas actitudes pusilánimes:
«Que se duermen sobre sus laureles y que frente a las melifluas frases de los imperialistas y de la reacción, frente a las consignas demagógicas, relajan la vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista y una peligrosa blandenguería. (...) Hoy más que nunca, a nuestro Partido se le plantea la tarea de fortalecer su resuelta lucha de principios para preservar la pureza de la teoría marxista-leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y organizativo, para robustecer la solidaridad internacional de los trabajadores, y considera que la lucha en defensa de los principios marxista-leninistas, la lucha cimentada sobre estos principios, es la única lucha justa». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en la reunión solemne del 8 de noviembre de 1956)
En otra parte de su carta Nexhmije Hoxha recuerda:
«Fui a la sede del CC, directamente al gabinete de Ramiz Alia. Tenía numerosas cartas procedentes de las reuniones, que contenían insultos y críticas inequívocas hacia él, dirigidas contra el decreto que había firmado, y condenando el bárbaro derribamiento de la estatua de Enver, mostrado muchas veces en la televisión. Era evidente que estaba muy desesperado ante la situación creada. (...) La gente habló libremente acerca de las capitulaciones de Ramiz Alia y él dijo: «¿Adónde nos llevan ustedes?». Se dio cuenta de que había perdido la confianza de los comunistas y de los simpatizantes del PTA y de Enver. La gente exigía con insistencia un referéndum para decidir si la estatua debería ser restablecida en su lugar. Hablé y, entre otros, defendí a Ramiz porque la situación lo exigía: «¿A quién le vamos a confiar la dirección del país?», me pregunté. Sobre el referéndum, dije que en caso de que se decidiera celebrar uno, no sería sólo una cuestión de decidir qué hacer con la estatua, sino, además, decidir el papel y el lugar de E. Hoxha en la historia de este medio siglo». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
Si ya nadie confiaba en él salvo la camarilla que se había fabricado a su alrededor:
«Durante las siguientes concesiones que realizó a la burguesía nacional e internacional a finales de los años 80, él se estaba convirtiendo cada vez más en un político sospechoso. Con el derrocamiento de la estatua de Enver el 20 de febrero se volvió no sólo poco fiable sino también odiado. Los gritos, llenos de irritación, de las masas populares de «El presidente traidor a la horca», que rugieron en cada plaza y calle estrecha, en cada pueblo y ciudad, son testimonio de que era el momento, de que su máscara finalmente había sido rasgada aunque él todavía no la descartara; él la guardaría hasta el momento en que le otorgó la autoridad a las agresivas fuerzas anti-revolucionarias que habían encendido sus antorchas para quemar Albania». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Incluso la propia Nexhmije Hoxha, ahora que Ramiz solo quería satisfacer las peticiones de los imperialistas, y que se saltó las reglas:
«Nos encontrábamos bajo una extraordinaria presión, tanto interna como externa. Se insistía especialmente en la revisión de la Constitución, se exigía la supresión del papel dirigente del Partido del Trabajo y la permisión del pluralismo político; la supresión de la ideología marxista-leninista como guía de nuestro Partido y de nuestro Estado; la introducción en el país de sociedades anónimas y créditos externos; el establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos; la apertura de las instituciones religiosas; y la liberación de los presos políticos. (...) En medio de esta encrucijada, la dirección del Partido se encontraba en discordia. La mayoría era fiel a la línea de Enver Hoxha. Lo mismo ocurrió en las organizaciones del Partido. Sin embargo, el Primer Secretario del Comité Central y otros dirigentes no compartían el mismo punto de vista». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Como vimos anteriormente, incluso se relata que en este congreso se saltaron todas las reglas democráticas. Bien, ¿Entonces por qué Ramiz Alia no fue puesto a rendir cuentas ante los militantes del partido por sus errores y era sustituido? Así lo exigía la situación, la lógica y los cánones de los estatutos:
«Estos momentos de elecciones y rendir cuentas juegan un mayor rol en el temple del partido y cuadros, en fomentar su revolucionarización. Esto es necesario para apartar el formalismo en estas importantes reuniones, que de otro modo rompería el continuar basándonos en las normas y forma de vida que tenemos en el partido. El liderazgo debe rendir cuenta en estas reuniones, debe verificar con hechos que ha cumplido su deber, y no solo presentar observaciones generales y críticas a otros. A la inversa, cada comunista también, debe hacer esto mismo. Las elecciones en el liderazgo deben ser hechas bajo sólidos criterios en conformidad con las reglas establecidas, sin que ningún líder o líderes fuercen la organización básica del partido. Ellos deben nominar a sus propios candidatos, elegir sus propios líderes, y revocarlos de una forma democrática cuando ellos fallen en cumplir con sus obligaciones». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
Pero Nexhmije pese a ver que el pueblo se daba cuenta de la claudicación de Ramiz Alia sobre el legado de Enver Hoxha, no era capaz de desprenderse de su él, así, bajo la pobre y cobarde excusa de que no existía quien lo remplazase, decidió apoyarle suponemos que forzando a muchos otros de hacer lo mismo:
«La «carga» recayó en el principal líder del partido durante el período más difícil que atravesaban el PTA y el Estado socialista, Ramiz Alia. Sin embargo, no estaba solo, porque contaba con el apoyo de la mayoría del Politburó y el Pleno del Comité Central, también con mi apoyo y con la gran mayoría de los miembros del PTA, a pesar de que algunos apoyaron este paso con dolor y con reservas. (...) Aprovecho esta oportunidad para decir aquí que me siento obligado a hacer autocrítica, ya que en una entrevista de esos años turbulentos, también describí a Ramiz Alia como un «traidor nacional». Destaco que esta acusación se hizo solo en un caso y se expresó en un momento de ira y emoción personal, debido a la forma en que se trató la defensa o no defensa de la estatua de Enver Hoxha. He enfatizado anteriormente que, a pesar de esto, solo unos días después de la demolición del monumento, me paré junto a Ramiz Alia frente a los representantes de los «Voluntarios de Enver», que exigían su renuncia. (...) En mi opinión, el término «traidor» se le da a una persona que traiciona a su nación y país. Pero Ramiz Alia y sus amigos intentaron durante esos dos años salvar lo que podría salvarse. Ramiz Alia no puede ser considerado un «traidor nacional». (Shquitaria.com; Nexhmije Hoxha: Mis esfuerzos para detener el derramamiento de sangre en Tirana –y cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
He aquí la mayor prueba de sentimentalismo y estupidez: en un «momento de pasión» Nexhmije llamó traidor a Alia por no evitar derribar una estatua, ¡no por desmantelar el sistema socialista! Pero en sus últimos días creía que esto no era suficiente para considerarlo un traidor.
Allí Nexhmije Hoxha describe su «heroica» intervención, la cual se reducía a decir que se oponía al cambio de nombre del partido y a dejar caer que tenía esperanzas en que todo se resolviese por el bien del pueblo albanés. ¡Le falto pedir una oración por el destino del socialismo! Una intervención ridícula en momentos en que el partido había sido tomado hace tiempo por revisionistas, el país estaba al borde del caos social, y las fuerzas de la más negra reacción esperaban el momento para tomar el relevo.
¿Por qué los cuadros que tuvieran todavía algo de pulso revolucionario no asumían la tarea de apartarle de la dirección tanto a Alia como a Nexhmije? ¿Cómo se puede decir que la mejor figura para dirigir el partido comunista era un hombre que ni en su propio distrito era elegido por las masas, al cual rechazaban por su falta de principios? ¿O es que Nexhmije siempre fue parte de su política? Viendo su actualización parece eso a todas luces.
En otro punto bajo el mismo tono derrotista reconoce:
«Para la preparación del informe y de los documentos del Congreso, Ramiz propuso la creación de una comisión grande, fuera del CC. Y esto fue aceptado. Durante el Pleno del CC celebrado dos días previos al Congreso, algunos miembros de la comisión comenzaron a atacar a los miembros del Buró Político y exigieron su expulsión del Pleno y del Partido. Se formularon propuestas para disolver el CC, para que en el Congreso se pueda escuchar la voz de las nuevas fuerzas. Le dije al camarada Ramiz que esto tiene un nombre: golpe de Estado. ¿Cómo una comisión puede ser capaz de revocar al CC del Partido, además el Congreso se va a reunir aquí en dos días y la mayoría del CC no se opone a una nueva línea, sino que analiza, discute y se muestra preocupada? Pero lo que no tuvo lugar en el Pleno sucedió en la primera sesión del Congreso. Hubo una exigencia de que la vieja dirección del Partido rindiera cuentas, pero no una exigencia de autocrítica de la línea política –lo que habría implicado igualmente al antiguo primer secretario, Ramiz Alia–. Lo que hicieron fue enumerar hechos y cifras para desacreditar a los camaradas de la dirección que tenían ciertos privilegios vinculados a su función, pero lo que desbordó los ánimos fue la realidad de ciertos excesos cometidos por algunos camaradas, como la concesión de favores a personas cercanas a ellos, de diferencias relacionadas con la alimentación, el alojamiento, etc., elementos que, en el contexto de las grandes dificultades creadas por la falta de trabajo y de alimentos, pusieron muy sensibles a los delegados al Congreso. Muchos de esos dirigentes fueron expulsados del Partido, sin tener en cuenta su lucha y su trabajo, que representaba en el caso de algunos de ellos de 40 a 45 años de su vida». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
En este punto Nexhmije Hoxha reconoce que muchos altos cargos estaban corrompidos, ¡pero deseaba mantenerlos en su lugar por los servicios prestados al partido en el pasado! ¿Cómo se pretendía calmar el ánimo de las masas con estos corruptos al frente? ¿No existían nuevos cuadros fieles al marxismo-leninismo para remplazarlos? ¿Cómo es que se permitió degenerar a dichos cuadros veteranos y no tuvieron remplazo? De esto no habla. Parece ser que Ramiz Alia, que en su momento se había valido de estos corruptos, ahora utilizaba el pretexto de sus crímenes para reemplazarlos por otros más afines, con lo que de paso podía profundizar su línea política:
«Yo se que al encender la furia de las masas trabajadoras contra las deformaciones burocraticas de nuestras organizaciones hay que meterse a veces con algunos de nuestros camaradas que tienen méritos contraídos en el pasado, pero que ahora padecen la dolencia del burocratismo. ¿Mas acaso puede eso detener nuestra labor de organización del control desde abajo? Creo que ni puede ni debe. Por los viejos méritos hay que inclinarse ante ellos, pero por sus errores y su burocratismo actuales podría dárseles un buen estacazo. ¿Se puede, acaso, proceder de otro modo? ¿Por que no hacerlo, si lo exigen los intereses de la causa? Se habla de critica desde arriba, de critica por parte de la Inspección Obrera y Campesina, del Comité Central de nuestro Partido, etc. Todo eso, naturalmente, esta bien. Pero dista mucho de ser suficiente. Es mas, hoy lo principal no consiste, ni mucho menos, en eso. Lo principal consiste hoy en levantar una vasta ola de critica desde abajo contra el burocratismo en general y contra los defectos de nuestro trabajo en particular. Solo organizando una doble presión, desde arriba y desde abajo, solo desplazando el centro de gravedad a la critica desde abajo se podrá contar con el éxito en la lucha por extirpar el burocratismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso en el VIIIº Congreso de la UJCL de la URSS, 1928)
Estas declaraciones demuestran que Albania no había podido evitar el mismo proceso que la URSS, lo mismo que una y otra vez advirtió Enver:
«El partido se burocratizó paulatinamente, quedó envuelto en el trabajo rutinario y el peligroso formalismo que constriñen al partido, que sofocan su espíritu e ímpetu revolucionarios. (...) En estas condiciones las medidas administrativas burocráticas comenzaron a prevalecer sobre las revolucionarias. Las correctas medidas revolucionarias adoptadas contra los enemigos de clase, con estos métodos y formas burocráticas de trabajo, en lugar de tener el efecto debido producían el contrario y fueron utilizadas por los burócratas para crear el miedo en el partido y entre el pueblo. La vigilancia revolucionaria ya no era operante, porque había dejado de ser revolucionaria, independientemente de que fuera pregonada como tal. De ser una vigilancia de partido y de las masas se estaba transformando en una vigilancia del aparato burocrático y se transformaba de hecho, si no en su totalidad, sí desde el punto de vista de las formas, en una vigilancia de las fuerzas de seguridad y de los tribunales. (...) Este proceso de degeneración se desarrollaba desgraciadamente bajo las consignas «alegres» y «prometedoras» de que «todo va bien, normalmente, dentro de las normas y las leyes del partido», que de hecho estaban siendo violadas, bajo las consignas de que la «lucha de clases continúa y es llevada a cabo», «se mantiene el centralismo democrático». (...) Es comprensible que en estas condiciones, en el Partido Comunista de la Unión Soviética echaran raíces y se ampliaran entre los comunistas y en la conciencia de muchos de ellos sentimientos y puntos de vista no proletarios, no de clase. Se desarrollaban el arribismo, el servilismo, la charlatanería, el favoritismo, la moral antiproletaria, etc., que corroían al partido desde dentro, sofocaban el espíritu de la lucha de clase y de los sacrificios y estimulaban la búsqueda de una vida «buena», cómoda, con privilegios, con beneficios personales, con el menor trabajo y esfuerzos posible». (Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases; De una conversación con Chou En-Lai, 24 de junio de 1966)
Algo en lo que se insistió una y otra vez:
«La lucha de nuestro partido es una gran escuela la cual enseña a mantener sus filas puras, ya que, aunque el partido no es una arena de clases, sus miembros, quienes son la vanguardia de su época, albergan en ellos supervivencias no proletarias con las cuales debemos pelear y purgar; y esta es la forma de lucha de clases que constantemente debemos librar contra estos vestigios dentro del partido. En esta gran batalla algunos comunistas se cansan, y con el tiempo sucumben a abandonarla. Así, es por ello que pueden llegar a convertirse en elementos peligrosos, es por consiguiente, que el partido debe continuamente educar a sus cuadros ideológica y políticamente, en batalla y trabajo para que así ellos no sucumban, para que se mantengan siempre como revolucionarios. Mirando a esta cuestión desde un ángulo marxista-leninista, uno puede ver como de importante son las normas marxista-leninistas que gobiernan la vida, trabajo y lucha del partido. (...) Un partido marxista-leninista que se respete no puede tolerar la existencia de dos líneas en el partido; no puede tolerar la existencia de una o más fracciones. Si algún tipo de se manifiesta, el partido no puede y no debe permitir su existencia ni por un corto periodo de tiempo. Una fracción en el partido va en contra de la unidad marxista-leninista de pensamiento y acción, trata de transformar el partido en un partido socialdemócrata, y el país socialista en un país capitalista». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
En sus discursos posteriores sobre Albania, Nexhmije lo único que denunciaba era el proceso neoliberal del gobierno de Bersiha, pero no dedicó ni una palabra para criticar la traición de Ramiz Alia ni tampoco para hacer autocrítica de sus actuaciones y su responsabilidad en la caída del régimen. Véase su discurso al Seminario de Bruselas del 1 de mayo de 1998.
De hecho Nexhmije apoyó a personajes detestables como Hysni Milloshi:
«El 23 de noviembre de 1991 –14 días después de la aprobación del Ministerio de Justicia–Milloshi violó los principios del Partido declarándose su líder. El representante del distrito de Gjirokastra denunció inmediatamente esta acción como «un peligroso golpe de estado contra el Partido» y exigió la formación de una Comisión de Iniciativa –ahora llamada, después de su formación, Comisión Organizadora– para resolver el asunto. La propuesta de compromiso «un partido unificado» fue el pretexto de este aventurero para sabotear sistemáticamente la publicación de la prensa del Partido, su participación en las elecciones de marzo de 1992 y todos los asuntos del Partido. El 2 de mayo fue a Corea para firmar una declaración oportunista que aceptaba la existencia del socialismo mundial –es decir, en Corea, China, Cuba, etc.–, a cambio de la cual recibió algunos coches, fondos y productos alimenticios como precio por la potestad de intervenir en los asuntos de los comunistas. Esto fue denunciado en la primera reunión del Comité Organizador. El Comité del Partido Comunista de Albania [le condenó] después de su arribo de Corea, junto con sus declaraciones tales como «Kim II Sung es un notable marxista-leninista», y «Corea está edificando el auténtico socialismo». Los delegados de Gjirokastra votaron con la mayoría. Por su actividad desviacionista y saboteadora, Milloshi fue convocado a Gjirokastra para aclarar su posición. A partir de ese momento rompió todas las relaciones con los comunistas de ese distrito y adoptó la misma actitud hacia la mayoría del COC del PCA. (...) Las elecciones de junio de 1997 proporcionaron un duro golpe al Partido Democrático, a pesar de la ayuda prestada a Berisha por su nuevo aliado Milloshi. Berisha intentó por todos los medios en su poder desestabilizar Albania, hasta el golpe del 14 de septiembre de 1998. La declaración de Milloshi de marzo de 1998 que instaba al «acuerdo entre los serbios y los kosovares» al mismo tiempo que el distrito de Drenica estaba siendo reducido a cenizas por el genocidio, demuestra que Milloshi había emprendido el camino del revisionismo, un camino que apunta a la extinción de las guerras de liberación y el sometimiento de los pueblos a las potencias imperialistas». (Partido Comunista Unificado de Albania; Los acontecimientos políticos en Albania desde la muerte de Enver Hoxha, 2000)
Esto demuestra de sobra que aunque Milloshi quisiera alzarse como «salvador del legado de Hoxha y el PTA», en realidad no era sino otro oportunista más del montón. Recordemos algunas cosas que parecen olvidarse de él.
Primero, sobre el carácter del liderazgo en Corea del Norte:
«Tomemos la cuestión de la creación del «frente antiimperialista que englobe también a los revisionistas». La línea de nuestro partido en este problema capital ha sido marxista-leninista, firme, consecuente, mientras que la línea del Partido Comunista de China no lo ha sido. (...) Para nuestro partido «un frente contra el imperialismo incluyendo a los revisionistas modernos» no era viable, mientras que para el Partido Comunista de China sí que lo era. (...) Sin combatir debidamente al revisionismo, no se puede combatir debidamente al imperialismo, esta es la tesis leninista que nos orienta. ¿Pero qué significaba la propuesta de los chinos de «marchemos junto a los revisionistas modernos en un frente contra el imperialismo»? (...) Aceptar que los revisionistas modernos son «marxista-leninistas con algunos errores susceptibles de ser corregidos, pero de todos modos marxistas». Ahora esta tesis es defendida por dirigentes revisionistas del Partido del Trabajo de Corea y del Partido Comunista de Japón, los cuales afirmen que: «marchando junto con los revisionistas soviéticos en un frente contra el imperialismo estadounidense estaremos combatiendo al revisionismo moderno». (Enver Hoxha; Desviaciones ideológicas: Reflexiones sobre China, Tomo I, 23 de agosto de 1966)
Sobre Cuba o China el lector puede consultar la extensa documentación que vimos en capítulos anteriores.
Segundo, sobre la cuestión nacional en Kosovo:
«Los albaneses de Yugoslavia, más de una vez, han demandado, por medio de manifestaciones pacíficas y también sin ellas, que se rectificase su situación constitucional, económica y socio-cultural, que se estableciese en un camino justo dentro de las leyes de la Federación; reivindicaron el status de República dentro de la RFSY. No exigieron ni la separación de la Federación, ni la unión con Albania. Pero nadie escuchó las justas y legítimas demandas de los estudiantes, de los obreros, de los campesinos e intelectuales kosovares. Y no sólo esto, sino que, al igual que otras veces en que han presentado tales demandas legítimas y justas, fueron calificados de nacionalistas, fueron perseguidos y ahogados en sangre. ¿Pero pueden solucionarse así esos problemas en nuestro tiempo? De ningún modo. Es imposible mantener en la pobreza y la miseria a un pueblo, cuya tierra es rica pero es saqueada por los demás. Es imposible mantener a un pueblo valiente como es el albanés bajo el miedo a los tanques y a las bayonetas. Es imposible tergiversar o liquidar su antigua historia y cultura. Es imposible arrancarle el sentimiento patriótico y el amor a la madre patria. (...) Los revisionistas yugoslavos complotaron para liquidar a la dirección del Partido Comunista de Albania y para encuadrar Albania en la Federación Yugoslava como su séptima república, pensando que con eso solucionaban de una vez y para siempre y por un camino anexionista e imperialista el problema de toda la nación albanesa. Pero esos complots no triunfaron ni triunfarán jamás. (...) Albania no ha presentado nunca reivindicaciones territoriales a Yugoslavia; en sus documentos no se encuentra ninguna reclamación de que se rectifiquen las fronteras. Pero al mantener esta actitud, no hemos negado ni negaremos jamás el hecho de que en Yugoslavia vive una gran parte de la nación y del pueblo albaneses. Hemos defendido y defenderemos también en el futuro, con todas nuestras fuerzas y por el camino marxista-leninista, los legítimos derechos de nuestros hermanos albaneses del otro lado de la frontera y esto no es una injerencia en los asuntos internos de Yugoslavia. Este es nuestro derecho innegable. La cuestión de Kosova es una tragedia. Las autoridades yugoslavas deben cesar el terror y las persecuciones contra los albaneses, dar fin a la opresión nacional y reconocerles todos los derechos que les corresponden. Para solucionar correctamente los problemas deben conversar con tranquilidad, con sangre fría y sobre bases de igualdad con la población albanesa de Yugoslavia». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Tercero, sobre la unidad y la lucha ideológica contra el revisionismo:
Los revisionistas soviéticos, al igual que los yugoslavos, etc., no cambian de camino. Todo intento suyo, so pretexto de la «unidad», es una mistificación. Su unidad significa: ¡sométanse a nuestros puntos de vista. (...) Para Jruschov, el cese de la lucha ideológica y política significa: déjenme tranquilo para actuar siguiendo el camino que he emprendido, y que no modificaré. Para el Partido del Trabajo de Albania esta maniobra es clara. (...) Pero no lo es en la medida necesaria para el Partido de los Trabajadores de Viet Nam, el Partido del Trabajo de Corea, el Partido Comunista de Indonesia, el Partido Comunista de Nueva Zelanda, etc. En estos partidos predomina el deseo sentimental de la «unidad por la unidad». (...) También nosotros, en principio, estamos por la unidad, pero siempre que sea una unidad en la línea marxista. Al parecer, el Partido Comunista de China cifra muchas esperanzas en el éxito de dicha tesis. En cambio, nosotros no tenemos ninguna, porque no vemos en concreto que los jruschovistas reconozcan sus errores». (Enver Hoxha; Cesar la lucha ideológica y política significa permitir que el enemigo te perjudique; Reflexiones sobre China, Tomo I, 22 de abril de 1962)
Hoy, los revisionistas de distinto color siguen promoviendo a figuras eclécticas y revisionistas como Hysni Milloshi. Véase como Roberto Vaquero, líder de RC, desde RSA Madrid reproducía este falso antirrevisionismo en el artículo: «Discurso de Hysni Milloshi, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Albania 02-05-2003» de 2012. Rául Marco en sus memorias: «Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP» de 2018 cumplía el mismo papel.
Durante el conflicto kosovar, Nexhmije se deslizó hacia el extremo opuesto de Milloshi: se atrevió a rogar la intervención de la OTAN. Véase la edición en «El País» del 2 de mayo de 1999, traicionando una vez más el legado del PTA y renegando de su propio pasado:
«Sólo teniendo y aplicando una correcta apreciación y una comprensión completa de la visión estratégica que los principales enemigos del socialismo y de los pueblos en nuestros días, como lo son las dos superpotencias, puede uno seguir una política exterior revolucionaria marxista-leninista consecuente. Sólo bajo la base de esta correcta apreciación y entendimiento la cual está basado en el estado real de las cosas, la lucha de clases se lleva a cabo correctamente sobre el frente externo, puede esta lucha ser la punta de lanza contra de las dos superpotencias, como los principales enemigos del socialismo y de los pueblos, nunca divorciando la lucha contra una superpotencia por la renuncia de la lucha contra la otra. Esta es la única manera de evitar errores oportunistas como cesar o reducir la lucha política e ideológica contra una u otra superpotencia, o apoyarse en un imperialismo para combatir a otro, o definir la actitud a tomar hacia uno u otro evento internacional, no desde el punto de vista de clase proletario, sino desde posiciones pragmáticas y utilitarias, siempre servidores con las fuerzas opositoras a una superpotencia, incluso cuando se sabe que estas fuerzas están siendo manipuladas o dirigidas por la otra superpotencia, y son ultrareaccionarias». (Nexhmije Hoxha Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977)
Con todo esto, ella demostraba que estuvo lejos de comprender la esencia de la obra de Enver Hoxha. Más bien solo profesaba un sentimentalismo hacia su figura:
«La desgracia del movimiento comunista internacional fue que el apego al comunismo era a menudo más sentimental que doctrinal, incluso en vida de Stalin. Y es esta religiosidad la que usan los revisionistas para combatir la teoría y práctica del socialismo científico. Cuando se consideró urgente hacer frente a estas debilidades y aumentar la comprensión del marxismo-leninismo a un alto nivel científico, se encontraron con una gran resistencia pasiva –la indiferencia y la inacción– y activa –con hostilidad– de muchos ejecutivos del aparato del partido, el Estado y la economía. En el resto del movimiento obrero internacional, las desviaciones a menudo también se fueron fraguando poco a poco, ya sea en los partidos comunistas de los países imperialistas –con el socialchovinismo– o de los países dependientes –con el nacionalismo tercermundista–. En la Unión Soviética, los elementos hostiles como los jruschovistas eran ciertamente una minoría, pero estos elementos gozaron del apoyo de muchos elementos inertes. Viacheslav Mólotov fue el tipo de figura con la naturaleza característica de estos elementos inertes cuya comprensión de los nuevos acontecimientos era superficial y por lo tanto eran propensos a mostrarse inestables». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Los cuadros veteranos del PTA se habían convertido en eso que Enver ya comentó una vez sobre los viejos camaradas de Stalin: «eran cadáveres del bolchevismo».
Bajo tal espíritu, era normal que Mólotov y otros que habían sido cómplices de la «liberalización» durante 1953-1956, cuando pretendieron oponerse a Jruschov en 1957, creyendo que «había llegado demasiado lejos», tenían perdida la guerra antes de empezarla:
«Molotov y sus compañeros eran viejos revolucionarios, comunistas honestos, pero eran representantes típicos de la rutina burocrática, de la «legalidad» burocrática y, cuando intentaron tibiamente utilizarla contra el evidente complot de los jruschovistas, el asunto había terminado ya». (Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases; De una conversación con Chou En-Lai, 24 de junio de 1966)
Lo mismo le ocurriría a Nexhmije, ya que cuando quiso revertir la situación era tarde debido al apoyo y permisividad que se había brindado a los oportunistas como Alia durante años.
Quien no vea esto a estas alturas, jamás podrá encontrar las respuestas a la caída del socialismo albanés, seguirá rodeado de mitos y cuentos idealistas esquivando la realidad». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
La caída del socialismo albanés, y el silencio de los que habían hecho un completo seguidismo a las políticas que llevaron a su desastre, condujeron al descrédito de esos partidos proalbaneses, y sobre todo, a que en todos los países el revisionismo floreciese de nuevo sin oposición.
¿Cómo se avanza, conservando los mitos o derribándolos? El caso de Nexhmije Hoxha
«Por otra parte, no creemos que los camaradas del PCE (m-l) tengan autoridad alguna para enjuiciar al resto de comunistas por su presunto papel en el pasado, si ni siquiera sido ellos han sido capaces de hacer la menor autocrítica por sus propios errores. ¿Para cuándo un documento del PCE (m-l) que analice el naufragio de la Albania Socialista de Enver Hoxha?». (Unión Proletaria; Sobre algunas alusiones a Unión Proletaria por parte del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 24 de febrero de 2012)
¡Por una vez, y sin que sirva de precedente, tenemos que darles la razón a los maoístas! El propio Raúl Marco en sus memorias: «Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP» de 2018, nos habla de sus recuerdos, viajes y contactos con los albaneses. Ahora, a toro pasado, critica a Ramiz Alia, al mismo que en 1990 defendía a capa y espada, pero no da al lector una sola pista ni orientación de las causas de la restauración del capitalismo, ni mucho menos hace autocrítica sobre por qué apoyaron todas y cada una de las medidas de Ramiz Alia. También, lejos de hacer un ejercicio de honestidad, por el compadreo que acostumbra, trata de condecorar como «héroes» a muchos de los cómplices de la caída del régimen socialista.
Ese ejemplo lo tenemos materializado en su evaluación sobre Nexhmije Hoxha, quien tras fallecer en 2020, varias organizaciones escribieron sobre ella y su legado. Raúl Marco en «Octubre» Nº133 de 2020 escribió su artículo: «Fallece Nexhmije Hoxha». Los criptomaoístas de Reconstrucción Comunista (RC) a través de Universidad Obrera publicaron el artículo: «Larga vida a Nexhmije Hoxha». Otro ejemplo lo tenemos en la página ecléctica Revolutionary Democracy: «Tributo a Nexhmije Hoxha». Esta página está dirigida entre otros por el revisionista hindú Vijay Sigh, que lo mismo rinde homenaje a Castro como a Mao, por lo que es normal.
En estos y muchos artículos de otras organizaciones revisionistas solo existen palabras de agradecimientos para Nexhmije, pero no hay un ápice de criticismo hacia sus últimos años, algo que no sorprende viniendo de este tipo de organizaciones, pues tenemos que tener en cuenta que para ser dos de los partidos que más reivindican el pasado del socialismo albanés, para portar caras de Enver Hoxha en sus desfiles, nunca le han dedicado un solo estudio serio, lo que demuestra una vez más la incapacidad teórica y el gusto, en cambio, por el folclore y la nostalgia sin análisis.
Nexhmije Hoxha fue, como sabemos, una figura clave. Primero como jefa de las juventudes y después como cabeza visible del régimen albanés en el ámbito de la propaganda. En su momento tuvo obras que claramente se inspiraban en un espíritu revolucionario y exponían correctamente una visión marxista-leninista sobre la lucha de clases a nivel interno y externo. Véase su obra: «Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases» de 1977.
¿Pero cuál fue su actuación posterior? Esto es lo que callan muchos intentando mantener vivo el mito.
Nexhmije no se opuso al camino de Ramiz Alia durante los 80 con las purgas y las consecuentes restructuraciones económicas lo cual fue un error, pero todavía es mucho más grave e imperdonable que no tratase de pararlo cuando en el año 1990 dio muestras palpables de su antistalinismo y antihoxhismo en sus discursos. Ni siquiera cuando Alia hablaba de «democratizar el partido», de crear un «sistema multipartidista», de la «creación de empresas privadas y abierta economía de mercado», de «buscar la cooperación y las ayudas económicas de las empresas extranjeras» así como la «distensión con las superpotencias»... ¡ni siquiera cuando era abiertamente repudiado por las masas del pueblo albanés Nexhmije Hoxha retiró su apoyo a Ramiz Alia!
En una carta pública diría:
«Sobre todo después de que fuera derribada la estatua de Enver en Tirana [febrero de 1991], –y se sospecha fuertemente de que el ex ministro del Interior Hekuram Isai no hizo nada al respecto–, el presidente Ramiz Alia perdió la confianza del pueblo. Ramiz Alia subestimó al pueblo y perdió contacto con él, hasta el punto de perder las elecciones en su propio distrito. Permaneció aislado, distante, sin camaradas, sin el pueblo, sin poder. Algunas personas dicen que fue sacrificado y que asumió una carga que pesaba demasiado. Esto es cierto, pero debió haber mostrado mayor determinación. Algunas personas cuestionan su paciencia, su tolerancia y su permanente actitud de evitar el derramamiento de sangre, a pesar de las manifestaciones ilegales o mientras los monumentos estaban siendo destruidos por todas partes. Nadie quería derramamiento de sangre. Esto fue afirmado por todos, incluido el Pleno del CC del Partido. Yo también dije eso. Cuando la estatua de Enver fue derribada en Tirana, y cuando vi en la televisión a gente enojada en las reuniones, cuando un millón de personas había firmado un documento que expresaba su voluntad de defender a Enver, con el lema: «Vamos a Tirana para poner la estatua de nuevo en su lugar’, yo también tuve el temor de que una acción bárbara de los vándalos del PD llevara a nuestro pueblo a una sangrienta provocación, y que esa sería una mancha indeleble unida al nombre de Enver». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
Esto solo puede considerarse como una desviación nacionalista y digna de un pacifismo pequeño burgués.
«La conquista del poder político por el proletariado no implica el cese de la lucha de clases contra la burguesía, sino que, por el contrario, hace esta lucha singularmente amplia. (...) Toda inconsecuencia o debilidad en el desenmascaramiento de quienes actúan como reformistas o «centristas» significa aumentar directamente el peligro de que el poder del proletariado sea derrocado por la burguesía, la cual aprovechará mañana para la contrarrevolución lo que gentes miopes consideran hoy solo «divergencias teóricas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Tesis para el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
«Los longuetistas no comprenden ni quieren comprender –algunos son incapaces de comprender– que el reformismo, envuelto en una fraseología revolucionaria, fue el mal principal de la II Internacional, la causa principal de su ignominiosa bancarrota. (...) La divergencia entre las palabras y los hechos llevó a la bancarrota de la Segunda Internacional. (...) Estas pequeñas concesiones, las vacilaciones, la indecisión, las evasivas, los pretextos y el ocultamiento de los hechos, en su conjunto, constituyen inevitablemente una traición a la dictadura del proletariado. Dictadura es una palabra grande, dura y cruel, una palabra que expresa upa implacable lucha a muerte entre dos clases, entre dos mundos, entre dos épocas históricas. Y palabras como esta no pueden ser pronunciadas con ligereza. (...) Si están ustedes en favor de la dictadura del proletariado, no sigan entonces la política evasiva, ambigua y conciliadora. (...) En un sentido personal, la diferencia entre el hombre que traiciona por debilidad de carácter y el que lo hace por cálculo e interés es muy grande; pero en política no existe tal diferencia, pues la política significa el destino real de millones de hombres, y este destino no cambia por el hecho de que millones de obreros y campesinos pobres sean traicionados por quienes son traidores por falta de carácter o por quienes persiguen objetivos egoístas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Notas de un publicista, 1920)
¿Cuánto sufrimiento le ha causado al pueblo albanés la restauración del capitalismo? ¿Valió la pena entregar el poder a los enemigos del socialismo por evitar un posible derramamiento de sangre? ¿Desde cuándo se pone por delante el patriotero pretexto del «bien de la nación» por encima de la causa social? ¿Cómo se defiende la patria si no es defendiendo los intereses de clase? ¿No es claro que Ramiz Alia y muchos otros debieron ser ajusticiados mucho antes?
Parecía olvidar las palabras del propio Enver sobre a dónde se conduce al país con esas actitudes pusilánimes:
«Que se duermen sobre sus laureles y que frente a las melifluas frases de los imperialistas y de la reacción, frente a las consignas demagógicas, relajan la vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista y una peligrosa blandenguería. (...) Hoy más que nunca, a nuestro Partido se le plantea la tarea de fortalecer su resuelta lucha de principios para preservar la pureza de la teoría marxista-leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y organizativo, para robustecer la solidaridad internacional de los trabajadores, y considera que la lucha en defensa de los principios marxista-leninistas, la lucha cimentada sobre estos principios, es la única lucha justa». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en la reunión solemne del 8 de noviembre de 1956)
En otra parte de su carta Nexhmije Hoxha recuerda:
«Fui a la sede del CC, directamente al gabinete de Ramiz Alia. Tenía numerosas cartas procedentes de las reuniones, que contenían insultos y críticas inequívocas hacia él, dirigidas contra el decreto que había firmado, y condenando el bárbaro derribamiento de la estatua de Enver, mostrado muchas veces en la televisión. Era evidente que estaba muy desesperado ante la situación creada. (...) La gente habló libremente acerca de las capitulaciones de Ramiz Alia y él dijo: «¿Adónde nos llevan ustedes?». Se dio cuenta de que había perdido la confianza de los comunistas y de los simpatizantes del PTA y de Enver. La gente exigía con insistencia un referéndum para decidir si la estatua debería ser restablecida en su lugar. Hablé y, entre otros, defendí a Ramiz porque la situación lo exigía: «¿A quién le vamos a confiar la dirección del país?», me pregunté. Sobre el referéndum, dije que en caso de que se decidiera celebrar uno, no sería sólo una cuestión de decidir qué hacer con la estatua, sino, además, decidir el papel y el lugar de E. Hoxha en la historia de este medio siglo». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
Si ya nadie confiaba en él salvo la camarilla que se había fabricado a su alrededor:
«Durante las siguientes concesiones que realizó a la burguesía nacional e internacional a finales de los años 80, él se estaba convirtiendo cada vez más en un político sospechoso. Con el derrocamiento de la estatua de Enver el 20 de febrero se volvió no sólo poco fiable sino también odiado. Los gritos, llenos de irritación, de las masas populares de «El presidente traidor a la horca», que rugieron en cada plaza y calle estrecha, en cada pueblo y ciudad, son testimonio de que era el momento, de que su máscara finalmente había sido rasgada aunque él todavía no la descartara; él la guardaría hasta el momento en que le otorgó la autoridad a las agresivas fuerzas anti-revolucionarias que habían encendido sus antorchas para quemar Albania». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Incluso la propia Nexhmije Hoxha, ahora que Ramiz solo quería satisfacer las peticiones de los imperialistas, y que se saltó las reglas:
«Nos encontrábamos bajo una extraordinaria presión, tanto interna como externa. Se insistía especialmente en la revisión de la Constitución, se exigía la supresión del papel dirigente del Partido del Trabajo y la permisión del pluralismo político; la supresión de la ideología marxista-leninista como guía de nuestro Partido y de nuestro Estado; la introducción en el país de sociedades anónimas y créditos externos; el establecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos; la apertura de las instituciones religiosas; y la liberación de los presos políticos. (...) En medio de esta encrucijada, la dirección del Partido se encontraba en discordia. La mayoría era fiel a la línea de Enver Hoxha. Lo mismo ocurrió en las organizaciones del Partido. Sin embargo, el Primer Secretario del Comité Central y otros dirigentes no compartían el mismo punto de vista». (Nexhmije Hoxha; De cómo el Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas, 1997)
Como vimos anteriormente, incluso se relata que en este congreso se saltaron todas las reglas democráticas. Bien, ¿Entonces por qué Ramiz Alia no fue puesto a rendir cuentas ante los militantes del partido por sus errores y era sustituido? Así lo exigía la situación, la lógica y los cánones de los estatutos:
«Estos momentos de elecciones y rendir cuentas juegan un mayor rol en el temple del partido y cuadros, en fomentar su revolucionarización. Esto es necesario para apartar el formalismo en estas importantes reuniones, que de otro modo rompería el continuar basándonos en las normas y forma de vida que tenemos en el partido. El liderazgo debe rendir cuenta en estas reuniones, debe verificar con hechos que ha cumplido su deber, y no solo presentar observaciones generales y críticas a otros. A la inversa, cada comunista también, debe hacer esto mismo. Las elecciones en el liderazgo deben ser hechas bajo sólidos criterios en conformidad con las reglas establecidas, sin que ningún líder o líderes fuercen la organización básica del partido. Ellos deben nominar a sus propios candidatos, elegir sus propios líderes, y revocarlos de una forma democrática cuando ellos fallen en cumplir con sus obligaciones». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
Pero Nexhmije pese a ver que el pueblo se daba cuenta de la claudicación de Ramiz Alia sobre el legado de Enver Hoxha, no era capaz de desprenderse de su él, así, bajo la pobre y cobarde excusa de que no existía quien lo remplazase, decidió apoyarle suponemos que forzando a muchos otros de hacer lo mismo:
«La «carga» recayó en el principal líder del partido durante el período más difícil que atravesaban el PTA y el Estado socialista, Ramiz Alia. Sin embargo, no estaba solo, porque contaba con el apoyo de la mayoría del Politburó y el Pleno del Comité Central, también con mi apoyo y con la gran mayoría de los miembros del PTA, a pesar de que algunos apoyaron este paso con dolor y con reservas. (...) Aprovecho esta oportunidad para decir aquí que me siento obligado a hacer autocrítica, ya que en una entrevista de esos años turbulentos, también describí a Ramiz Alia como un «traidor nacional». Destaco que esta acusación se hizo solo en un caso y se expresó en un momento de ira y emoción personal, debido a la forma en que se trató la defensa o no defensa de la estatua de Enver Hoxha. He enfatizado anteriormente que, a pesar de esto, solo unos días después de la demolición del monumento, me paré junto a Ramiz Alia frente a los representantes de los «Voluntarios de Enver», que exigían su renuncia. (...) En mi opinión, el término «traidor» se le da a una persona que traiciona a su nación y país. Pero Ramiz Alia y sus amigos intentaron durante esos dos años salvar lo que podría salvarse. Ramiz Alia no puede ser considerado un «traidor nacional». (Shquitaria.com; Nexhmije Hoxha: Mis esfuerzos para detener el derramamiento de sangre en Tirana –y cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
He aquí la mayor prueba de sentimentalismo y estupidez: en un «momento de pasión» Nexhmije llamó traidor a Alia por no evitar derribar una estatua, ¡no por desmantelar el sistema socialista! Pero en sus últimos días creía que esto no era suficiente para considerarlo un traidor.
Allí Nexhmije Hoxha describe su «heroica» intervención, la cual se reducía a decir que se oponía al cambio de nombre del partido y a dejar caer que tenía esperanzas en que todo se resolviese por el bien del pueblo albanés. ¡Le falto pedir una oración por el destino del socialismo! Una intervención ridícula en momentos en que el partido había sido tomado hace tiempo por revisionistas, el país estaba al borde del caos social, y las fuerzas de la más negra reacción esperaban el momento para tomar el relevo.
¿Por qué los cuadros que tuvieran todavía algo de pulso revolucionario no asumían la tarea de apartarle de la dirección tanto a Alia como a Nexhmije? ¿Cómo se puede decir que la mejor figura para dirigir el partido comunista era un hombre que ni en su propio distrito era elegido por las masas, al cual rechazaban por su falta de principios? ¿O es que Nexhmije siempre fue parte de su política? Viendo su actualización parece eso a todas luces.
En otro punto bajo el mismo tono derrotista reconoce:
«Para la preparación del informe y de los documentos del Congreso, Ramiz propuso la creación de una comisión grande, fuera del CC. Y esto fue aceptado. Durante el Pleno del CC celebrado dos días previos al Congreso, algunos miembros de la comisión comenzaron a atacar a los miembros del Buró Político y exigieron su expulsión del Pleno y del Partido. Se formularon propuestas para disolver el CC, para que en el Congreso se pueda escuchar la voz de las nuevas fuerzas. Le dije al camarada Ramiz que esto tiene un nombre: golpe de Estado. ¿Cómo una comisión puede ser capaz de revocar al CC del Partido, además el Congreso se va a reunir aquí en dos días y la mayoría del CC no se opone a una nueva línea, sino que analiza, discute y se muestra preocupada? Pero lo que no tuvo lugar en el Pleno sucedió en la primera sesión del Congreso. Hubo una exigencia de que la vieja dirección del Partido rindiera cuentas, pero no una exigencia de autocrítica de la línea política –lo que habría implicado igualmente al antiguo primer secretario, Ramiz Alia–. Lo que hicieron fue enumerar hechos y cifras para desacreditar a los camaradas de la dirección que tenían ciertos privilegios vinculados a su función, pero lo que desbordó los ánimos fue la realidad de ciertos excesos cometidos por algunos camaradas, como la concesión de favores a personas cercanas a ellos, de diferencias relacionadas con la alimentación, el alojamiento, etc., elementos que, en el contexto de las grandes dificultades creadas por la falta de trabajo y de alimentos, pusieron muy sensibles a los delegados al Congreso. Muchos de esos dirigentes fueron expulsados del Partido, sin tener en cuenta su lucha y su trabajo, que representaba en el caso de algunos de ellos de 40 a 45 años de su vida». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
En este punto Nexhmije Hoxha reconoce que muchos altos cargos estaban corrompidos, ¡pero deseaba mantenerlos en su lugar por los servicios prestados al partido en el pasado! ¿Cómo se pretendía calmar el ánimo de las masas con estos corruptos al frente? ¿No existían nuevos cuadros fieles al marxismo-leninismo para remplazarlos? ¿Cómo es que se permitió degenerar a dichos cuadros veteranos y no tuvieron remplazo? De esto no habla. Parece ser que Ramiz Alia, que en su momento se había valido de estos corruptos, ahora utilizaba el pretexto de sus crímenes para reemplazarlos por otros más afines, con lo que de paso podía profundizar su línea política:
«Yo se que al encender la furia de las masas trabajadoras contra las deformaciones burocraticas de nuestras organizaciones hay que meterse a veces con algunos de nuestros camaradas que tienen méritos contraídos en el pasado, pero que ahora padecen la dolencia del burocratismo. ¿Mas acaso puede eso detener nuestra labor de organización del control desde abajo? Creo que ni puede ni debe. Por los viejos méritos hay que inclinarse ante ellos, pero por sus errores y su burocratismo actuales podría dárseles un buen estacazo. ¿Se puede, acaso, proceder de otro modo? ¿Por que no hacerlo, si lo exigen los intereses de la causa? Se habla de critica desde arriba, de critica por parte de la Inspección Obrera y Campesina, del Comité Central de nuestro Partido, etc. Todo eso, naturalmente, esta bien. Pero dista mucho de ser suficiente. Es mas, hoy lo principal no consiste, ni mucho menos, en eso. Lo principal consiste hoy en levantar una vasta ola de critica desde abajo contra el burocratismo en general y contra los defectos de nuestro trabajo en particular. Solo organizando una doble presión, desde arriba y desde abajo, solo desplazando el centro de gravedad a la critica desde abajo se podrá contar con el éxito en la lucha por extirpar el burocratismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso en el VIIIº Congreso de la UJCL de la URSS, 1928)
Estas declaraciones demuestran que Albania no había podido evitar el mismo proceso que la URSS, lo mismo que una y otra vez advirtió Enver:
«El partido se burocratizó paulatinamente, quedó envuelto en el trabajo rutinario y el peligroso formalismo que constriñen al partido, que sofocan su espíritu e ímpetu revolucionarios. (...) En estas condiciones las medidas administrativas burocráticas comenzaron a prevalecer sobre las revolucionarias. Las correctas medidas revolucionarias adoptadas contra los enemigos de clase, con estos métodos y formas burocráticas de trabajo, en lugar de tener el efecto debido producían el contrario y fueron utilizadas por los burócratas para crear el miedo en el partido y entre el pueblo. La vigilancia revolucionaria ya no era operante, porque había dejado de ser revolucionaria, independientemente de que fuera pregonada como tal. De ser una vigilancia de partido y de las masas se estaba transformando en una vigilancia del aparato burocrático y se transformaba de hecho, si no en su totalidad, sí desde el punto de vista de las formas, en una vigilancia de las fuerzas de seguridad y de los tribunales. (...) Este proceso de degeneración se desarrollaba desgraciadamente bajo las consignas «alegres» y «prometedoras» de que «todo va bien, normalmente, dentro de las normas y las leyes del partido», que de hecho estaban siendo violadas, bajo las consignas de que la «lucha de clases continúa y es llevada a cabo», «se mantiene el centralismo democrático». (...) Es comprensible que en estas condiciones, en el Partido Comunista de la Unión Soviética echaran raíces y se ampliaran entre los comunistas y en la conciencia de muchos de ellos sentimientos y puntos de vista no proletarios, no de clase. Se desarrollaban el arribismo, el servilismo, la charlatanería, el favoritismo, la moral antiproletaria, etc., que corroían al partido desde dentro, sofocaban el espíritu de la lucha de clase y de los sacrificios y estimulaban la búsqueda de una vida «buena», cómoda, con privilegios, con beneficios personales, con el menor trabajo y esfuerzos posible». (Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases; De una conversación con Chou En-Lai, 24 de junio de 1966)
Algo en lo que se insistió una y otra vez:
«La lucha de nuestro partido es una gran escuela la cual enseña a mantener sus filas puras, ya que, aunque el partido no es una arena de clases, sus miembros, quienes son la vanguardia de su época, albergan en ellos supervivencias no proletarias con las cuales debemos pelear y purgar; y esta es la forma de lucha de clases que constantemente debemos librar contra estos vestigios dentro del partido. En esta gran batalla algunos comunistas se cansan, y con el tiempo sucumben a abandonarla. Así, es por ello que pueden llegar a convertirse en elementos peligrosos, es por consiguiente, que el partido debe continuamente educar a sus cuadros ideológica y políticamente, en batalla y trabajo para que así ellos no sucumban, para que se mantengan siempre como revolucionarios. Mirando a esta cuestión desde un ángulo marxista-leninista, uno puede ver como de importante son las normas marxista-leninistas que gobiernan la vida, trabajo y lucha del partido. (...) Un partido marxista-leninista que se respete no puede tolerar la existencia de dos líneas en el partido; no puede tolerar la existencia de una o más fracciones. Si algún tipo de se manifiesta, el partido no puede y no debe permitir su existencia ni por un corto periodo de tiempo. Una fracción en el partido va en contra de la unidad marxista-leninista de pensamiento y acción, trata de transformar el partido en un partido socialdemócrata, y el país socialista en un país capitalista». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
En sus discursos posteriores sobre Albania, Nexhmije lo único que denunciaba era el proceso neoliberal del gobierno de Bersiha, pero no dedicó ni una palabra para criticar la traición de Ramiz Alia ni tampoco para hacer autocrítica de sus actuaciones y su responsabilidad en la caída del régimen. Véase su discurso al Seminario de Bruselas del 1 de mayo de 1998.
De hecho Nexhmije apoyó a personajes detestables como Hysni Milloshi:
«El 23 de noviembre de 1991 –14 días después de la aprobación del Ministerio de Justicia–Milloshi violó los principios del Partido declarándose su líder. El representante del distrito de Gjirokastra denunció inmediatamente esta acción como «un peligroso golpe de estado contra el Partido» y exigió la formación de una Comisión de Iniciativa –ahora llamada, después de su formación, Comisión Organizadora– para resolver el asunto. La propuesta de compromiso «un partido unificado» fue el pretexto de este aventurero para sabotear sistemáticamente la publicación de la prensa del Partido, su participación en las elecciones de marzo de 1992 y todos los asuntos del Partido. El 2 de mayo fue a Corea para firmar una declaración oportunista que aceptaba la existencia del socialismo mundial –es decir, en Corea, China, Cuba, etc.–, a cambio de la cual recibió algunos coches, fondos y productos alimenticios como precio por la potestad de intervenir en los asuntos de los comunistas. Esto fue denunciado en la primera reunión del Comité Organizador. El Comité del Partido Comunista de Albania [le condenó] después de su arribo de Corea, junto con sus declaraciones tales como «Kim II Sung es un notable marxista-leninista», y «Corea está edificando el auténtico socialismo». Los delegados de Gjirokastra votaron con la mayoría. Por su actividad desviacionista y saboteadora, Milloshi fue convocado a Gjirokastra para aclarar su posición. A partir de ese momento rompió todas las relaciones con los comunistas de ese distrito y adoptó la misma actitud hacia la mayoría del COC del PCA. (...) Las elecciones de junio de 1997 proporcionaron un duro golpe al Partido Democrático, a pesar de la ayuda prestada a Berisha por su nuevo aliado Milloshi. Berisha intentó por todos los medios en su poder desestabilizar Albania, hasta el golpe del 14 de septiembre de 1998. La declaración de Milloshi de marzo de 1998 que instaba al «acuerdo entre los serbios y los kosovares» al mismo tiempo que el distrito de Drenica estaba siendo reducido a cenizas por el genocidio, demuestra que Milloshi había emprendido el camino del revisionismo, un camino que apunta a la extinción de las guerras de liberación y el sometimiento de los pueblos a las potencias imperialistas». (Partido Comunista Unificado de Albania; Los acontecimientos políticos en Albania desde la muerte de Enver Hoxha, 2000)
Esto demuestra de sobra que aunque Milloshi quisiera alzarse como «salvador del legado de Hoxha y el PTA», en realidad no era sino otro oportunista más del montón. Recordemos algunas cosas que parecen olvidarse de él.
Primero, sobre el carácter del liderazgo en Corea del Norte:
«Tomemos la cuestión de la creación del «frente antiimperialista que englobe también a los revisionistas». La línea de nuestro partido en este problema capital ha sido marxista-leninista, firme, consecuente, mientras que la línea del Partido Comunista de China no lo ha sido. (...) Para nuestro partido «un frente contra el imperialismo incluyendo a los revisionistas modernos» no era viable, mientras que para el Partido Comunista de China sí que lo era. (...) Sin combatir debidamente al revisionismo, no se puede combatir debidamente al imperialismo, esta es la tesis leninista que nos orienta. ¿Pero qué significaba la propuesta de los chinos de «marchemos junto a los revisionistas modernos en un frente contra el imperialismo»? (...) Aceptar que los revisionistas modernos son «marxista-leninistas con algunos errores susceptibles de ser corregidos, pero de todos modos marxistas». Ahora esta tesis es defendida por dirigentes revisionistas del Partido del Trabajo de Corea y del Partido Comunista de Japón, los cuales afirmen que: «marchando junto con los revisionistas soviéticos en un frente contra el imperialismo estadounidense estaremos combatiendo al revisionismo moderno». (Enver Hoxha; Desviaciones ideológicas: Reflexiones sobre China, Tomo I, 23 de agosto de 1966)
Sobre Cuba o China el lector puede consultar la extensa documentación que vimos en capítulos anteriores.
«Los albaneses de Yugoslavia, más de una vez, han demandado, por medio de manifestaciones pacíficas y también sin ellas, que se rectificase su situación constitucional, económica y socio-cultural, que se estableciese en un camino justo dentro de las leyes de la Federación; reivindicaron el status de República dentro de la RFSY. No exigieron ni la separación de la Federación, ni la unión con Albania. Pero nadie escuchó las justas y legítimas demandas de los estudiantes, de los obreros, de los campesinos e intelectuales kosovares. Y no sólo esto, sino que, al igual que otras veces en que han presentado tales demandas legítimas y justas, fueron calificados de nacionalistas, fueron perseguidos y ahogados en sangre. ¿Pero pueden solucionarse así esos problemas en nuestro tiempo? De ningún modo. Es imposible mantener en la pobreza y la miseria a un pueblo, cuya tierra es rica pero es saqueada por los demás. Es imposible mantener a un pueblo valiente como es el albanés bajo el miedo a los tanques y a las bayonetas. Es imposible tergiversar o liquidar su antigua historia y cultura. Es imposible arrancarle el sentimiento patriótico y el amor a la madre patria. (...) Los revisionistas yugoslavos complotaron para liquidar a la dirección del Partido Comunista de Albania y para encuadrar Albania en la Federación Yugoslava como su séptima república, pensando que con eso solucionaban de una vez y para siempre y por un camino anexionista e imperialista el problema de toda la nación albanesa. Pero esos complots no triunfaron ni triunfarán jamás. (...) Albania no ha presentado nunca reivindicaciones territoriales a Yugoslavia; en sus documentos no se encuentra ninguna reclamación de que se rectifiquen las fronteras. Pero al mantener esta actitud, no hemos negado ni negaremos jamás el hecho de que en Yugoslavia vive una gran parte de la nación y del pueblo albaneses. Hemos defendido y defenderemos también en el futuro, con todas nuestras fuerzas y por el camino marxista-leninista, los legítimos derechos de nuestros hermanos albaneses del otro lado de la frontera y esto no es una injerencia en los asuntos internos de Yugoslavia. Este es nuestro derecho innegable. La cuestión de Kosova es una tragedia. Las autoridades yugoslavas deben cesar el terror y las persecuciones contra los albaneses, dar fin a la opresión nacional y reconocerles todos los derechos que les corresponden. Para solucionar correctamente los problemas deben conversar con tranquilidad, con sangre fría y sobre bases de igualdad con la población albanesa de Yugoslavia». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Tercero, sobre la unidad y la lucha ideológica contra el revisionismo:
Los revisionistas soviéticos, al igual que los yugoslavos, etc., no cambian de camino. Todo intento suyo, so pretexto de la «unidad», es una mistificación. Su unidad significa: ¡sométanse a nuestros puntos de vista. (...) Para Jruschov, el cese de la lucha ideológica y política significa: déjenme tranquilo para actuar siguiendo el camino que he emprendido, y que no modificaré. Para el Partido del Trabajo de Albania esta maniobra es clara. (...) Pero no lo es en la medida necesaria para el Partido de los Trabajadores de Viet Nam, el Partido del Trabajo de Corea, el Partido Comunista de Indonesia, el Partido Comunista de Nueva Zelanda, etc. En estos partidos predomina el deseo sentimental de la «unidad por la unidad». (...) También nosotros, en principio, estamos por la unidad, pero siempre que sea una unidad en la línea marxista. Al parecer, el Partido Comunista de China cifra muchas esperanzas en el éxito de dicha tesis. En cambio, nosotros no tenemos ninguna, porque no vemos en concreto que los jruschovistas reconozcan sus errores». (Enver Hoxha; Cesar la lucha ideológica y política significa permitir que el enemigo te perjudique; Reflexiones sobre China, Tomo I, 22 de abril de 1962)
Hoy, los revisionistas de distinto color siguen promoviendo a figuras eclécticas y revisionistas como Hysni Milloshi. Véase como Roberto Vaquero, líder de RC, desde RSA Madrid reproducía este falso antirrevisionismo en el artículo: «Discurso de Hysni Milloshi, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Albania 02-05-2003» de 2012. Rául Marco en sus memorias: «Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP» de 2018 cumplía el mismo papel.
Durante el conflicto kosovar, Nexhmije se deslizó hacia el extremo opuesto de Milloshi: se atrevió a rogar la intervención de la OTAN. Véase la edición en «El País» del 2 de mayo de 1999, traicionando una vez más el legado del PTA y renegando de su propio pasado:
«Sólo teniendo y aplicando una correcta apreciación y una comprensión completa de la visión estratégica que los principales enemigos del socialismo y de los pueblos en nuestros días, como lo son las dos superpotencias, puede uno seguir una política exterior revolucionaria marxista-leninista consecuente. Sólo bajo la base de esta correcta apreciación y entendimiento la cual está basado en el estado real de las cosas, la lucha de clases se lleva a cabo correctamente sobre el frente externo, puede esta lucha ser la punta de lanza contra de las dos superpotencias, como los principales enemigos del socialismo y de los pueblos, nunca divorciando la lucha contra una superpotencia por la renuncia de la lucha contra la otra. Esta es la única manera de evitar errores oportunistas como cesar o reducir la lucha política e ideológica contra una u otra superpotencia, o apoyarse en un imperialismo para combatir a otro, o definir la actitud a tomar hacia uno u otro evento internacional, no desde el punto de vista de clase proletario, sino desde posiciones pragmáticas y utilitarias, siempre servidores con las fuerzas opositoras a una superpotencia, incluso cuando se sabe que estas fuerzas están siendo manipuladas o dirigidas por la otra superpotencia, y son ultrareaccionarias». (Nexhmije Hoxha Algunas cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases, 1977)
Con todo esto, ella demostraba que estuvo lejos de comprender la esencia de la obra de Enver Hoxha. Más bien solo profesaba un sentimentalismo hacia su figura:
«La desgracia del movimiento comunista internacional fue que el apego al comunismo era a menudo más sentimental que doctrinal, incluso en vida de Stalin. Y es esta religiosidad la que usan los revisionistas para combatir la teoría y práctica del socialismo científico. Cuando se consideró urgente hacer frente a estas debilidades y aumentar la comprensión del marxismo-leninismo a un alto nivel científico, se encontraron con una gran resistencia pasiva –la indiferencia y la inacción– y activa –con hostilidad– de muchos ejecutivos del aparato del partido, el Estado y la economía. En el resto del movimiento obrero internacional, las desviaciones a menudo también se fueron fraguando poco a poco, ya sea en los partidos comunistas de los países imperialistas –con el socialchovinismo– o de los países dependientes –con el nacionalismo tercermundista–. En la Unión Soviética, los elementos hostiles como los jruschovistas eran ciertamente una minoría, pero estos elementos gozaron del apoyo de muchos elementos inertes. Viacheslav Mólotov fue el tipo de figura con la naturaleza característica de estos elementos inertes cuya comprensión de los nuevos acontecimientos era superficial y por lo tanto eran propensos a mostrarse inestables». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Los cuadros veteranos del PTA se habían convertido en eso que Enver ya comentó una vez sobre los viejos camaradas de Stalin: «eran cadáveres del bolchevismo».
Bajo tal espíritu, era normal que Mólotov y otros que habían sido cómplices de la «liberalización» durante 1953-1956, cuando pretendieron oponerse a Jruschov en 1957, creyendo que «había llegado demasiado lejos», tenían perdida la guerra antes de empezarla:
«Molotov y sus compañeros eran viejos revolucionarios, comunistas honestos, pero eran representantes típicos de la rutina burocrática, de la «legalidad» burocrática y, cuando intentaron tibiamente utilizarla contra el evidente complot de los jruschovistas, el asunto había terminado ya». (Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre con consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases; De una conversación con Chou En-Lai, 24 de junio de 1966)
Lo mismo le ocurriría a Nexhmije, ya que cuando quiso revertir la situación era tarde debido al apoyo y permisividad que se había brindado a los oportunistas como Alia durante años.
Quien no vea esto a estas alturas, jamás podrá encontrar las respuestas a la caída del socialismo albanés, seguirá rodeado de mitos y cuentos idealistas esquivando la realidad». (Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 2019)
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