«Tomemos, por ejemplo, la libertad de reunión y la libertad de imprenta. Los Scheidemann y los Kautsky, los Austerlitz y los Renner aseguran a los obreros que las actuales elecciones a la Asamblea Constituyente en Alemania y en Austria se efectúan «democráticamente». Eso es una mentira, pues, de hecho, los capitalistas, los explotadores, los terratenientes, los especuladores poseen las nueve décimas partes de los mejores edificios aptos para celebrar reuniones y las nueve décimas partes de las reservas de papel, de las imprentas, etc. El obrero en la ciudad, el bracero y el jornalero en el campo son puestos, de hecho, al margen de la democracia tanto por ese «derecho sagrado de la propiedad» –defendido por los señores Kautsky y Renner, a los que, desgraciadamente, se ha pasado Federico Adler– como por la maquina burguesa del poder estatal, es decir, por los funcionarios burgueses, los jueces burgueses, etc. La actual «libertad de reunión e imprenta» en la república «democrática» –democrática burguesa– alemana es una mentira y una hipocresía, porque, de hecho, es la libertad de los ricos para comprar y sobornar la prensa, la libertad de los ricos para embriagar al pueblo con el apestoso aguardiente de las mentiras de la prensa burguesa, la libertad de los ricos para tener «en propiedad» las mansiones señoriales, los mejores edificios, etc. La dictadura del proletariado quitar a los capitalistas, en beneficio de los trabajadores, las mansiones señoriales, los mejores edificios, las imprentas, los almacenes de papel.
Eso será la sustitución de la democracia «de todo el pueblo», de la democracia «pura», por la «dictadura de una sola clase», vociferan los Scheidemann y los Kautsky, los Austerlitz y los Renner –al unísono con sus correligionarios de otros países, los Gompers, los Henderson, los Renaudel, los Vandervelde y Cia.–.
No es cierto, respondemos nosotros. Será la sustitución de la dictadura efectiva de la burguesía –dictadura que encubren hipotéticamente con formas de república democrática burguesa– por la dictadura del proletariado. Será la sustitución de la democracia para los ricos por la democracia para los pobres. Será la sustitución de la libertad de reunión y de imprenta para la minoría, para los explotadores, por la libertad de reunión y de imprenta para la mayoría de la población, para los trabajadores. Será una ampliación gigantesca, de importancia histórica mundial, de la democracia, su conversión de mentira en verdad, la liberación de la humanidad de las cadenas del capital, que deforma y merma toda democracia burguesa, incluso la más «democrática» y republicana. Será la sustitución del Estado burgués por el Estado proletario, sustitución que es el único camino hacia la extinción absoluta del Estado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; «Democracia» y dictadura, 23 de diciembre de 1918)
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