«4) Me opongo enérgicamente a la política de expulsión de todos los camaradas disidentes. Y no porque tenga lástima de ellos, sino porque esa política engendra en el Partido un régimen de intimidación, un régimen de atemorizamiento, un régimen que mata el espíritu de autocrítica y de iniciativa. Mala cosa es que se tema a los jefes del Partido, pero que no se les estime. Los jefes del Partido únicamente pueden serlo de veras cuando, no sólo se les teme, sino que se les estima en el seno del Partido, cuando se reconoce su autoridad. Formar esos jefes cuesta trabajo, requiere largo tiempo y no tiene nada de fácil, pero es absolutamente necesario, pues sin esa condición el Partido no puede calificarse de verdadero partido bolchevique, y su disciplina no puede ser una disciplina consciente. Creo que los camaradas alemanes pecan contra esta verdad evidente. Para desautorizar a Trotski y a sus partidarios, los bolcheviques rusos desplegamos una intensísima campaña de esclarecimiento de principios, en pro de los fundamentos del bolchevismo y contra los fundamentos del trotskismo, aunque, a juzgar por la fuerza y por el peso del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia hubiéramos podido prescindir de ella. ¿Era necesaria esa campaña? Era imprescindible, pues con ella educamos a cientos de miles de nuevos afiliados al Partido –y de no afiliados– en el espíritu del bolchevismo. Es en extremo lamentable que nuestros camaradas alemanes no sientan la necesidad de desplegar antes de las represiones contra la oposición, o como complemento a ellas, una vasta campaña de esclarecimiento de principios, pues con ese proceder dificulta a la educación de los miembros y de los cuadros del Partido en el espíritu del bolchevismo. Expulsar a Drandler y Thalheimer no es difícil, es bien sencillo. Pero superar el brandlerismo es cosa complicada y seria; con represiones a secas únicamente se puede estropearlo todo: es necesario remover bien hondo el terreno e iluminar a conciencia las cabezas. El Partido Comunista (bolchevique) de Rusia se ha desarrollado; siempre a través de contradicciones, es decir, en una lucha con las tendencias no comunistas y sólo en esa lucha se ha fortalecido, ha forjado verdaderos cuadros. Ante el Partido Comunista de Alemania se abre el mismo camino de desarrollo a través de contradicciones, a través de una lucha verdadera, empeñada y larga contra las tendencias no comunistas, particularmente contra las tradiciones socialdemócratas, contra el brandlerismo, etc. Mas, para esa lucha, no bastan las represiones. Por eso opino que el Comité Central. del Partido Comunista de Alemania debe tener más flexibilidad en su política interna. No dudo de que el Partido Comunista de Alemania sabrá corregir los defectos en este terreno». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili; Stalin; Carta del Camarada Me-rt, 8 de noviembre de 1925)
viernes, 24 de junio de 2016
Sobre las política de expulsiónes en el partido y la formación de cuadros en la lucha contra los desviacionistas
«4) Me opongo enérgicamente a la política de expulsión de todos los camaradas disidentes. Y no porque tenga lástima de ellos, sino porque esa política engendra en el Partido un régimen de intimidación, un régimen de atemorizamiento, un régimen que mata el espíritu de autocrítica y de iniciativa. Mala cosa es que se tema a los jefes del Partido, pero que no se les estime. Los jefes del Partido únicamente pueden serlo de veras cuando, no sólo se les teme, sino que se les estima en el seno del Partido, cuando se reconoce su autoridad. Formar esos jefes cuesta trabajo, requiere largo tiempo y no tiene nada de fácil, pero es absolutamente necesario, pues sin esa condición el Partido no puede calificarse de verdadero partido bolchevique, y su disciplina no puede ser una disciplina consciente. Creo que los camaradas alemanes pecan contra esta verdad evidente. Para desautorizar a Trotski y a sus partidarios, los bolcheviques rusos desplegamos una intensísima campaña de esclarecimiento de principios, en pro de los fundamentos del bolchevismo y contra los fundamentos del trotskismo, aunque, a juzgar por la fuerza y por el peso del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia hubiéramos podido prescindir de ella. ¿Era necesaria esa campaña? Era imprescindible, pues con ella educamos a cientos de miles de nuevos afiliados al Partido –y de no afiliados– en el espíritu del bolchevismo. Es en extremo lamentable que nuestros camaradas alemanes no sientan la necesidad de desplegar antes de las represiones contra la oposición, o como complemento a ellas, una vasta campaña de esclarecimiento de principios, pues con ese proceder dificulta a la educación de los miembros y de los cuadros del Partido en el espíritu del bolchevismo. Expulsar a Drandler y Thalheimer no es difícil, es bien sencillo. Pero superar el brandlerismo es cosa complicada y seria; con represiones a secas únicamente se puede estropearlo todo: es necesario remover bien hondo el terreno e iluminar a conciencia las cabezas. El Partido Comunista (bolchevique) de Rusia se ha desarrollado; siempre a través de contradicciones, es decir, en una lucha con las tendencias no comunistas y sólo en esa lucha se ha fortalecido, ha forjado verdaderos cuadros. Ante el Partido Comunista de Alemania se abre el mismo camino de desarrollo a través de contradicciones, a través de una lucha verdadera, empeñada y larga contra las tendencias no comunistas, particularmente contra las tradiciones socialdemócratas, contra el brandlerismo, etc. Mas, para esa lucha, no bastan las represiones. Por eso opino que el Comité Central. del Partido Comunista de Alemania debe tener más flexibilidad en su política interna. No dudo de que el Partido Comunista de Alemania sabrá corregir los defectos en este terreno». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili; Stalin; Carta del Camarada Me-rt, 8 de noviembre de 1925)
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