«Los soviets son un nuevo aparato de Estado que, en primer lugar, proporciona la fuerza armada de los obreros y de los campesinos, fuerza que no está, como lo estaba la del viejo ejército permanente, apartada del pueblo, sino ligada a él del modo más estrecho; en el sentido militar, esta fuerza es incomparablemente más poderosa que las anteriores; en el sentido revolucionario, no puede ser remplazada por ninguna otra. En segundo lugar, este aparato proporciona una ligazón tan estrecha e indisoluble con las masas, con la mayoría del pueblo, una ligazón tan fácil de controlar y renovar, que en el aparato del Estado anterior no hay nada que se le parezca. En tercer lugar, este aparato, por ser elegibles y revocables a voluntad del pueblo, sin formalidades burocráticas, los hombres que lo integran, es mucho más democrático que los aparatos anteriores. En cuarto lugar, este aparato proporciona una sólida ligazón con las profesiones más diversas, facilitando de este modo, sin burocracia, las más distintas y más profundas reformas. En quinto lugar, proporciona una forma de organización de la vanguardia, es decir, de la parte más consciente, más enérgica y más avanzada de las clases oprimidas, de los obreros y de los campesinos, constituyendo, de este modo, un aparato por medio del cual la vanguardia de las clases oprimidas puede elevar, educar, instruir y guiar a toda la gigantesca masa de estas clases, que hasta hoy permanecía completamente al margen de la vida política, al margen de la historia. En sexto lugar, proporciona la posibilidad de conjugar las ventajas del parlamentarismo con las ventajas de la democracia inmediata y directa, es decir, reúne en la persona de los representantes elegidos por el pueblo la función legislativa y la ejecutiva. Comparado con el parlamentarismo burgués, es un avance de trascendencia histórica mundial en el desarrollo de la democracia». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; ¿Se sostendrán los bolcheviques en el Poder?, 1 de octubre de 1917)
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