El siguiente breve artículo, es un artículo publicado en la revista de la Kominform en junio de 1948, justo en momentos en que se criticaba y destapaba al revisionismo yugoslavo en la IIº Conferencia de la Kominform, quién en sus desviaciones, pese a las críticas de los partidos hermanos de la Kominform, se negaba a reconocer sus variados errores y a asistir a discutirlos:
«La famosa resolución dejó bien claro que el Partido Comunista de Yugoslavia no fue expulsado de la Kominform debido a sus errores y política incorrecta. Cualquier individuo comunista, Comité del partido comunista o Comité Central del mismo puede cometer errores. Ni siquiera fue expulsado porque no quiso aceptar las críticas. A menudo se debe tomar tiempo, un período prolongado de discusión profunda para que una organización del partido o miembro individual pueda llegar a comprender y corregir una política equivocada. Pero al negarse a discutir las críticas hechas por algunos de los comunistas más destacados y con experiencia en el mundo, sobre todo partiendo dichas críticas también del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, el hecho de rechazar discutir esas críticas de los miembros de dichos partidos, negarse a venir y reunirse con los representantes de los otros ocho partidos comunistas, era una acción despectiva que no podía sino colocar a los líderes comunistas yugoslavos fuera de la familia de los partidos comunistas». (James Klugmann; De Tito a Trotski, 1951)
Como expresaba el inglés James Klugmann en aquellos años, la causa de la expulsión del Partido Comunista de Yugoslavia de la Kominform no fueron sus errores, sino la violación de los reglamentos de la Kominform al negarse a asistir para no permitir que otros partidos ejercieran su derecho a la crítica a otro partido hermano como los yugoslavos habían hecho en la conferencia anterior con los franceses e italianos a los cuales criticaron como hicieron el resto de partidos. Un claro ejemplo de falta de autocrítica. De hecho el presente artículo cita la autocrítica que con ayuda de los partidos hermanos tanto el Partido Comunista Francés como el Partido Comunista Italiano realizaron. Hay que recordar que pasado un tiempo estos partidos no siguieron aplicando las lecciones aprendidas en 1947 por lo que la autocrítica no fue aplicada en la realidad, ya que sobre todo tras la llegada del jruschovismo y como punto final con la disolución de la Kominform en 1956, los puntos contenidos de su autocrítica sobre sus desviaciones fueron olvidados o abiertamente rechazados, y Thorez y Togliatti promoviendo sus viejas desviaciones bajo la falsa excusa de la «lucha contra el dogmatismo» y de la promoción de un marxismo «creador».
No tenemos mucho que añadir, si el lector desea artículos del mismo tema, en nuestra obra de 2013: «El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», dedicamos un capítulo llamado: «El centralismo democrático, la crítica y la autocrítica» donde hicimos una radiografía completa al principio marxista-leninista de la crítica y la autocrítica, y cuyo capítulo debemos afirmar sin miedo a parecer prepotentes que es más completo que el presente artículo a la hora de abordar el tema.
Pese a la brevedad, el presente artículo de la Kominform recuerda muchos de los puntos de la crítica y autocrítica que todo los marxista-leninistas deben conocer y ejercer, y es un buen artículo sobre todo para los cuadros que se inician en el tema.
La traducción pertenece íntegramente a los camaradas de la Biblioteca Marxista Sergio Barrios, salvo la fuente de las citas de Lenin y Stalin que han sido añadidas por nosotros, para que los lectores vean su procedencia.
El documento:
«La gente de las nuevas democracias [1], está construyendo con gran entusiasmo una vida verdaderamente libre por primera vez en su historia. Están dedicando su trabajo y creatividad a reforzar su democracia, a consolidar y crecer sus bases económicas y políticas.
Los éxitos económicos y políticos de las nuevas democracias se han logrado bajo el liderazgo de los Partidos Comunistas y de los Trabajadores –los verdaderos partidos de la clase trabajadora – no obstante este trabajo no ha sido fácil. La construcción del socialismo se está desarrollando en condiciones amargas, en una lucha de clases que encuentra su expresión en diferentes formas. El desarrollo hacia el socialismo no puede lograrse mansamente, sin lucha, sin dificultades y sin errores.
La autocrítica puede ser el arma perspicaz que ayude a eliminar los defectos y errores en dichos partidos.
La crítica y autocrítica facilitan el combate contra los enemigos de la clase trabajadora y el socialismo, al revelar posibles manipulaciones, asegurar la eliminación de errores y defectos, así como preparar el camino para nuevos éxitos.
Lenin y Stalin nos han enseñado que precisamente cuando un partido revolucionario marxista llega al poder surge la urgente necesidad del método de la autocrítica, pues miembros del partido gobernante suelen dejarse llevar por los éxitos obtenidos, volviéndose engreídos y fallando al no ver sus debilidades, facilitando así el trabajo de sus enemigos.
De ahí su importancia vital en la lucha por el desarrollo estable de la economía nacional en las nuevas democracias, por mejorar la calidad del trabajo ideológico, político y organizativo, al fin de elevarlo a niveles más altos.
La autocrítica no es sólo un fenómeno pasajero. En el arsenal de los partidos marxistas la crítica y la autocrítica son un arma siempre activa que está indisolublemente relacionada con el espíritu revolucionario de las grandes enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin. La autocrítica es una ley de desarrollo en el partido, es un método específico de entrenamiento para los dirigentes y cuadros del partido, la clase obrera y el pueblo entero en el desarrollo de su espíritu revolucionario.
No puede haber una realización genuina de los principios organizativos de un partido marxista, un fortalecimiento de las organizaciones del partido y sus conexiones o relación con el pueblo y una correcta educación marxista leninista de los cuadros sin la crítica y la autocrítica en las organizaciones del partido.
El derecho a criticar a cualquier funcionario del partido en las reuniones partidarias constituye uno de los principios de la democracia interna del partido; la libertad de crítica y auto crítica facilita a la militancia ejercer el control sobre los principales funcionarios del mismo.
«Los bolcheviques deben saber que la consigna de la autocrítica es la base de nuestra actividad partidaria, los medios de reforzar la dictadura del proletariado y el espíritu del método bolchevique de formar cuadros. (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Lenin y la cuestión de la alianza con el campesino medio, 12 junio de 1928)
Estas palabras de Stalin determinan clara y exhaustivamente el rol y lugar que ocupa la autocrítica en la vida interna del partido como método de trabajo operado constantemente en sus organizaciones.
No se puede hablar de democracia al interior del partido, mucho menos de crítica y autocrítica en sus organizaciones, cuando los organismos dirigentes no son elegidos sino cooptados o nombrados desde arriba; en este tipo de organizaciones los miembros del partido son reacios a expresar su opinión, evitan criticar el orden existente por temor a represalias.
No se puede avanzar al socialismo sin promover la crítica y la autocrítica, sin convocar a las amplias masas trabajadoras a la tarea de revelar y eliminar las debilidades y errores. Es por ello que la masa de trabajadores, campesinos laboriosos e intelectuales progresistas debe ser animada a ejercer la crítica y el control desde abajo.
Una actitud no marxista hacia la crítica y la autocrítica es a menudo resultado de la vanidad; en ocasiones de la incomprensión de la crítica como método de vital importancia en el trabajo de partido; del deseo de restringir las críticas, para sofocarlas y tomar medidas contra aquellos que hacen observaciones cruciales o decisivas.
Una actitud incorrecta frente a la crítica se expresa en que, en lugar de admitir y corregir los errores, se toma subjetivamente; como una afrenta en el prestigio; como un insulto a la ambición y reputación de uno u otro funcionario o dirigente de una organización, etc. Esta actitud de ninguna manera fortalece a las organizaciones del Partido. Tampoco promueve una educación apropiada de los cuadros. Por el contrario, es en extremo peligrosa para la vida y el desarrollo del Partido.
Por otro lado, un reconocimiento honesto y franco de los errores y la adopción de medidas para corregir tales fortalecen al partido, educa a los cuadros en el espíritu de un enfoque autocrítico para con su trabajo, afila también su sentido de la vigilancia e infunde vigor y vida al trabajo interno del partido en su conjunto.
En este sentido debe decirse que los dirigentes de los partidos comunistas de Francia e Italia se mostraron a la altura de la ocasión. Durante la Conferencia informativa de los nueve partidos comunistas, celebrada en Polonia en septiembre pasado, reconocieron sus errores y, a la manera de los marxistas, aceptaron la severa crítica a la que éstos fueron sometidos. En sus informes, publicados en la prensa, los camaradas Duclos y Longo describen estos errores con gran detalle. Después de criticar sus deficiencias ante la amplia militancia del partido, los partidos comunistas de Francia e Italia tomaron las medidas necesarias para corregir estos errores y con ello reforzaron sus filas e hicieron un valioso aporte a la apropiada formación del personal del partido en el espíritu del marxismo revolucionario.
«Todos los partidos revolucionarios que han muerto hasta el momento lo hicieron al volverse vanidosos o engreídos, al no poder apreciar dónde yacía su fuerza y al temer hablar de sus debilidades». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; Discurso de clausura sobre el informe político del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique), 28 de marzo de 1922)
Esta importante declaración de Lenin ha sido olvidada y quebrantada por aquellos que se niegan a reconocer sus errores, quienes inmersos en la niebla del elogio y la auto alabanza exagerada no alcanzan a ver las graves deficiencias en su trabajo.
La autocrítica es un signo de fortaleza, no de debilidad, por parte del partido marxista. Sólo un partido fuerte, que tiene sus raíces en la vida y que avanza hacia la victoria, puede no temer a la despiadada crítica de sus propias deficiencias por parte de los miembros del partido y el pueblo en su conjunto.
«Sólo los partidos que viven en el pasado y están condenados al olvido temen a la luz y la crítica. Nosotros no tenemos miedo de lo uno o lo otro debido a que somos un partido en ascenso, un partido que avanza hacia la victoria. Es por eso que la autocrítica (...) Es un signo de gran fortaleza y no de debilidad de nuestro partido, es un medio para fortalecer y no para desintegrar». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los resultados de los trabajos de la XIVº Conferencia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1925)
Sólo partidos burgueses que ocultan la verdad encubren sus carencias o faltas al fingir que todo está bien, sólo los partidos que históricamente están condenados temen a la luz del día y a la crítica. Porque si la burguesía incurriese en el más reducido ejercicio de una autocrítica seria sobre sus faltas, ni una sola piedra quedaría del orden burgués.
Los partidos marxistas aprecian un fomento a la eficiencia en la fundamental crítica y autocrítica realizada por las masas y en la capacidad para escuchar la voz de la masa, una poderosa arma para fortalecer aún más el contacto y cercanía con la clase obrera, los campesinos trabajadores y el pueblo en su conjunto.
Al desarrollar ampliamente la educación de los cuadros sobre la base de los principios de la crítica y autocrítica de los errores, así como la divulgación de la experiencia positiva del trabajo, los partidos marxistas lograrán fortalecer aún más sus filas y reunir en torno suyo a los trabajadores en lucha por nuevas victorias de la Democracia Popular y el Socialismo». (Kominform; Autocrítica, el arma afilada y perspicaz de los partidos comunistas y de los trabajadores; ¡Por una paz duradera, por una Democracia Popular!, no. 12, 15 de junio de 1948)
Anotaciones de la Biblioteca Marxista Sergio Barrios:
[*] La traducción al español del presente artículo fue realizada por Vanguardia Roja, a partir de la versión transcrita y traducida al inglés por The Socialist Truth in Cyprus – London Bureaux para su publicación en línea a través de la página web: http://www.directdemocracy4u.org, y a quienes agradecemos infinitamente recuperar este importante material formativo para todos aquellos interesados en el marxismo-leninismo.
[1] Se refiere a los regímenes en donde predominaba la democracia proletaria, la nueva democracia, y en los cuales la dictadura del proletariado adquirió ya sea la forma soviética o la de una democracia popular. Aclaramos lo anterior para evitar confusiones con el término maoísta de nueva democracia, que implica serias diferencias en contenido, teoría y práctica con respecto a las dos formas históricas de la dictadura proletaria. Nota de Ediciones Vanguardia Roja/Biblioteca marxista Sergio Barrios.
«La famosa resolución dejó bien claro que el Partido Comunista de Yugoslavia no fue expulsado de la Kominform debido a sus errores y política incorrecta. Cualquier individuo comunista, Comité del partido comunista o Comité Central del mismo puede cometer errores. Ni siquiera fue expulsado porque no quiso aceptar las críticas. A menudo se debe tomar tiempo, un período prolongado de discusión profunda para que una organización del partido o miembro individual pueda llegar a comprender y corregir una política equivocada. Pero al negarse a discutir las críticas hechas por algunos de los comunistas más destacados y con experiencia en el mundo, sobre todo partiendo dichas críticas también del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, el hecho de rechazar discutir esas críticas de los miembros de dichos partidos, negarse a venir y reunirse con los representantes de los otros ocho partidos comunistas, era una acción despectiva que no podía sino colocar a los líderes comunistas yugoslavos fuera de la familia de los partidos comunistas». (James Klugmann; De Tito a Trotski, 1951)
Como expresaba el inglés James Klugmann en aquellos años, la causa de la expulsión del Partido Comunista de Yugoslavia de la Kominform no fueron sus errores, sino la violación de los reglamentos de la Kominform al negarse a asistir para no permitir que otros partidos ejercieran su derecho a la crítica a otro partido hermano como los yugoslavos habían hecho en la conferencia anterior con los franceses e italianos a los cuales criticaron como hicieron el resto de partidos. Un claro ejemplo de falta de autocrítica. De hecho el presente artículo cita la autocrítica que con ayuda de los partidos hermanos tanto el Partido Comunista Francés como el Partido Comunista Italiano realizaron. Hay que recordar que pasado un tiempo estos partidos no siguieron aplicando las lecciones aprendidas en 1947 por lo que la autocrítica no fue aplicada en la realidad, ya que sobre todo tras la llegada del jruschovismo y como punto final con la disolución de la Kominform en 1956, los puntos contenidos de su autocrítica sobre sus desviaciones fueron olvidados o abiertamente rechazados, y Thorez y Togliatti promoviendo sus viejas desviaciones bajo la falsa excusa de la «lucha contra el dogmatismo» y de la promoción de un marxismo «creador».
No tenemos mucho que añadir, si el lector desea artículos del mismo tema, en nuestra obra de 2013: «El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», dedicamos un capítulo llamado: «El centralismo democrático, la crítica y la autocrítica» donde hicimos una radiografía completa al principio marxista-leninista de la crítica y la autocrítica, y cuyo capítulo debemos afirmar sin miedo a parecer prepotentes que es más completo que el presente artículo a la hora de abordar el tema.
Pese a la brevedad, el presente artículo de la Kominform recuerda muchos de los puntos de la crítica y autocrítica que todo los marxista-leninistas deben conocer y ejercer, y es un buen artículo sobre todo para los cuadros que se inician en el tema.
La traducción pertenece íntegramente a los camaradas de la Biblioteca Marxista Sergio Barrios, salvo la fuente de las citas de Lenin y Stalin que han sido añadidas por nosotros, para que los lectores vean su procedencia.
El documento:
«La gente de las nuevas democracias [1], está construyendo con gran entusiasmo una vida verdaderamente libre por primera vez en su historia. Están dedicando su trabajo y creatividad a reforzar su democracia, a consolidar y crecer sus bases económicas y políticas.
Los éxitos económicos y políticos de las nuevas democracias se han logrado bajo el liderazgo de los Partidos Comunistas y de los Trabajadores –los verdaderos partidos de la clase trabajadora – no obstante este trabajo no ha sido fácil. La construcción del socialismo se está desarrollando en condiciones amargas, en una lucha de clases que encuentra su expresión en diferentes formas. El desarrollo hacia el socialismo no puede lograrse mansamente, sin lucha, sin dificultades y sin errores.
La autocrítica puede ser el arma perspicaz que ayude a eliminar los defectos y errores en dichos partidos.
La crítica y autocrítica facilitan el combate contra los enemigos de la clase trabajadora y el socialismo, al revelar posibles manipulaciones, asegurar la eliminación de errores y defectos, así como preparar el camino para nuevos éxitos.
Lenin y Stalin nos han enseñado que precisamente cuando un partido revolucionario marxista llega al poder surge la urgente necesidad del método de la autocrítica, pues miembros del partido gobernante suelen dejarse llevar por los éxitos obtenidos, volviéndose engreídos y fallando al no ver sus debilidades, facilitando así el trabajo de sus enemigos.
De ahí su importancia vital en la lucha por el desarrollo estable de la economía nacional en las nuevas democracias, por mejorar la calidad del trabajo ideológico, político y organizativo, al fin de elevarlo a niveles más altos.
La autocrítica no es sólo un fenómeno pasajero. En el arsenal de los partidos marxistas la crítica y la autocrítica son un arma siempre activa que está indisolublemente relacionada con el espíritu revolucionario de las grandes enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin. La autocrítica es una ley de desarrollo en el partido, es un método específico de entrenamiento para los dirigentes y cuadros del partido, la clase obrera y el pueblo entero en el desarrollo de su espíritu revolucionario.
No puede haber una realización genuina de los principios organizativos de un partido marxista, un fortalecimiento de las organizaciones del partido y sus conexiones o relación con el pueblo y una correcta educación marxista leninista de los cuadros sin la crítica y la autocrítica en las organizaciones del partido.
El derecho a criticar a cualquier funcionario del partido en las reuniones partidarias constituye uno de los principios de la democracia interna del partido; la libertad de crítica y auto crítica facilita a la militancia ejercer el control sobre los principales funcionarios del mismo.
«Los bolcheviques deben saber que la consigna de la autocrítica es la base de nuestra actividad partidaria, los medios de reforzar la dictadura del proletariado y el espíritu del método bolchevique de formar cuadros. (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Lenin y la cuestión de la alianza con el campesino medio, 12 junio de 1928)
Estas palabras de Stalin determinan clara y exhaustivamente el rol y lugar que ocupa la autocrítica en la vida interna del partido como método de trabajo operado constantemente en sus organizaciones.
No se puede hablar de democracia al interior del partido, mucho menos de crítica y autocrítica en sus organizaciones, cuando los organismos dirigentes no son elegidos sino cooptados o nombrados desde arriba; en este tipo de organizaciones los miembros del partido son reacios a expresar su opinión, evitan criticar el orden existente por temor a represalias.
No se puede avanzar al socialismo sin promover la crítica y la autocrítica, sin convocar a las amplias masas trabajadoras a la tarea de revelar y eliminar las debilidades y errores. Es por ello que la masa de trabajadores, campesinos laboriosos e intelectuales progresistas debe ser animada a ejercer la crítica y el control desde abajo.
Una actitud no marxista hacia la crítica y la autocrítica es a menudo resultado de la vanidad; en ocasiones de la incomprensión de la crítica como método de vital importancia en el trabajo de partido; del deseo de restringir las críticas, para sofocarlas y tomar medidas contra aquellos que hacen observaciones cruciales o decisivas.
Una actitud incorrecta frente a la crítica se expresa en que, en lugar de admitir y corregir los errores, se toma subjetivamente; como una afrenta en el prestigio; como un insulto a la ambición y reputación de uno u otro funcionario o dirigente de una organización, etc. Esta actitud de ninguna manera fortalece a las organizaciones del Partido. Tampoco promueve una educación apropiada de los cuadros. Por el contrario, es en extremo peligrosa para la vida y el desarrollo del Partido.
Por otro lado, un reconocimiento honesto y franco de los errores y la adopción de medidas para corregir tales fortalecen al partido, educa a los cuadros en el espíritu de un enfoque autocrítico para con su trabajo, afila también su sentido de la vigilancia e infunde vigor y vida al trabajo interno del partido en su conjunto.
En este sentido debe decirse que los dirigentes de los partidos comunistas de Francia e Italia se mostraron a la altura de la ocasión. Durante la Conferencia informativa de los nueve partidos comunistas, celebrada en Polonia en septiembre pasado, reconocieron sus errores y, a la manera de los marxistas, aceptaron la severa crítica a la que éstos fueron sometidos. En sus informes, publicados en la prensa, los camaradas Duclos y Longo describen estos errores con gran detalle. Después de criticar sus deficiencias ante la amplia militancia del partido, los partidos comunistas de Francia e Italia tomaron las medidas necesarias para corregir estos errores y con ello reforzaron sus filas e hicieron un valioso aporte a la apropiada formación del personal del partido en el espíritu del marxismo revolucionario.
«Todos los partidos revolucionarios que han muerto hasta el momento lo hicieron al volverse vanidosos o engreídos, al no poder apreciar dónde yacía su fuerza y al temer hablar de sus debilidades». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; Discurso de clausura sobre el informe político del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique), 28 de marzo de 1922)
Esta importante declaración de Lenin ha sido olvidada y quebrantada por aquellos que se niegan a reconocer sus errores, quienes inmersos en la niebla del elogio y la auto alabanza exagerada no alcanzan a ver las graves deficiencias en su trabajo.
La autocrítica es un signo de fortaleza, no de debilidad, por parte del partido marxista. Sólo un partido fuerte, que tiene sus raíces en la vida y que avanza hacia la victoria, puede no temer a la despiadada crítica de sus propias deficiencias por parte de los miembros del partido y el pueblo en su conjunto.
«Sólo los partidos que viven en el pasado y están condenados al olvido temen a la luz y la crítica. Nosotros no tenemos miedo de lo uno o lo otro debido a que somos un partido en ascenso, un partido que avanza hacia la victoria. Es por eso que la autocrítica (...) Es un signo de gran fortaleza y no de debilidad de nuestro partido, es un medio para fortalecer y no para desintegrar». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los resultados de los trabajos de la XIVº Conferencia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1925)
Sólo partidos burgueses que ocultan la verdad encubren sus carencias o faltas al fingir que todo está bien, sólo los partidos que históricamente están condenados temen a la luz del día y a la crítica. Porque si la burguesía incurriese en el más reducido ejercicio de una autocrítica seria sobre sus faltas, ni una sola piedra quedaría del orden burgués.
Los partidos marxistas aprecian un fomento a la eficiencia en la fundamental crítica y autocrítica realizada por las masas y en la capacidad para escuchar la voz de la masa, una poderosa arma para fortalecer aún más el contacto y cercanía con la clase obrera, los campesinos trabajadores y el pueblo en su conjunto.
Al desarrollar ampliamente la educación de los cuadros sobre la base de los principios de la crítica y autocrítica de los errores, así como la divulgación de la experiencia positiva del trabajo, los partidos marxistas lograrán fortalecer aún más sus filas y reunir en torno suyo a los trabajadores en lucha por nuevas victorias de la Democracia Popular y el Socialismo». (Kominform; Autocrítica, el arma afilada y perspicaz de los partidos comunistas y de los trabajadores; ¡Por una paz duradera, por una Democracia Popular!, no. 12, 15 de junio de 1948)
Anotaciones de la Biblioteca Marxista Sergio Barrios:
[*] La traducción al español del presente artículo fue realizada por Vanguardia Roja, a partir de la versión transcrita y traducida al inglés por The Socialist Truth in Cyprus – London Bureaux para su publicación en línea a través de la página web: http://www.directdemocracy4u.org, y a quienes agradecemos infinitamente recuperar este importante material formativo para todos aquellos interesados en el marxismo-leninismo.
[1] Se refiere a los regímenes en donde predominaba la democracia proletaria, la nueva democracia, y en los cuales la dictadura del proletariado adquirió ya sea la forma soviética o la de una democracia popular. Aclaramos lo anterior para evitar confusiones con el término maoísta de nueva democracia, que implica serias diferencias en contenido, teoría y práctica con respecto a las dos formas históricas de la dictadura proletaria. Nota de Ediciones Vanguardia Roja/Biblioteca marxista Sergio Barrios.
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