Hoy queríamos resaltar de nuevo otro de los puntos interesantes del revisionismo; las alianzas pragmáticas típicas de la política exterior burguesa, y el entendimiento con otras ramas del revisionismo moderno. Además tocaremos en el análisis algunas de las características del revisionismo rumano.
Analizando en pleno 1971 la deriva claudicadora del revisionismo chino, Enver Hoxha señalaba que pese a las peroratas de Pekín sobre; «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», lo cierto era que China intentaba por todos los medios que los partidos a los que de una u otra forma influenciaba aceptaran su política exterior la cual sin duda iba por ese camino que negaba.
El caso más famoso de estas tiranteces fue la negación del Partido del Trabajo de Albania a aceptar la «teoría de los tres mundos». Hay que recordar que el fin de esta teoría de los «tres mundos» era el de satisfacer la estrategia de convertir a China en una superpotencia, todo eso suponía inevitablemente la ampliación de China y sus relaciones exteriores. En este caso se pretendía lograr tal fin hegemonista apoyando al bloque imperialista abanderado por los Estados Unidos contra el bloque imperialista abanderado por la Unión Soviética revisionista –bajo la excusa de «aprovechar las contradicciones interimperialistas»–, no por otra razón se intentaba desde el lado chino atraer a los países del bloque estadounidense y a los países del bloque revisionista soviético –países del «segundo mundo» según esta teoría–, más los heterogéneos países del «tercer mundo» para conformar un frente común antisoviético:
«Ahora con esta línea, avanza la detente y las relaciones con el imperialismo estadounidense y los otros países capitalistas. (...) También en lo que respecta a los partidos revisionistas, el Partido Comunista de China está cambiando de estrategia y de tácticas para agrupar a los partidos revisionistas que tienen contradicciones con los soviéticos, al igual que hará esfuerzos por ganarse al «tercer mundo». La línea china, montada y establecida de común acuerdo con Ceaușescu y Carrillo, confirma una vez más, nuestros puntos de vista y previsiones. China avanza rápida y gradualmente hacia su conversión en una gran potencia revisionista». (Enver Hoxha; Los chinos luchan por arrebatar a los soviéticos la hegemonía en el campo revisionista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 25 de febrero de 1972)
En este proceso ya de por sí antimarxista, China llego apoyar la existencia de la OTAN, y además fue uno de los principales sostenedores de la creación de la actual Unión Europea –antes llamada Comunidad Económica Europea– como «bastión contra la Unión Soviética», y en igual intención, estableció lazos más fuertes con los partidos revisionistas o gobiernos antisoviéticos que mantenían divergencias con los soviéticos; ya fuera estos representantes: Ceaușescu en Rumanía, Carrillo en el Partido Comunista de España, Tito en Yugoslavia, Marcos en Filipinas, Suharto en Indonesia, o el Sha en Persia. He por ello que el albanés estaba en lo justo cuando afirmaba que:
«Su «antirevisionismo» respecto a los jruschovistas no se basa, pues, en la ideología marxista-leninista. No combaten al revisionismo soviético desde posiciones de principio. Por el contrario, para los chinos todos los antisoviéticos son buenos, se alinean con ellos, independientemente de quiénes sean estos antisoviéticos: sea titoistas-revisionistas, traidores al marxismo-leninismo, agentes de los estadounidenses; sean revisionistas rumanos, ligados a los estadounidenses y a la reacción europea, o sean burgueses reaccionarios. Basta con ser antisoviético para tener la simpatía de los chinos. Esta actitud antimarxista ha metido actualmente a China en un callejón sin salida, en un camino que, en caso de no abandonar, la conducirá derecho a la traición. El imperialismo y el revisionismo moderno conocen estos puntos de vista antimarxistas de China en la política que sigue contra la Unión Soviética y tanto el uno como el otro hacen esfuerzos por aprovecharlos al máximo». (Enver Hoxha; Alineación antimarxista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 27 de julio de 1971)
Esto nos conduce a China y su apoyo al revisionismo rumano, a su soporte a Nicolae Ceaușescu y al revisionismo rumano era algo habitual en la política exterior china. El Comité Central del Partido Comunista de China, solía recitar las siguientes alabanzas:
«Desde el XIº Congreso del Partido Comunista Rumano de 1974, el pueblo rumano dirigido por el Partido Comunista Rumano (PCR) encabezado por el camarada Ceaușescu, ha logrado nuevos e importantes éxitos en la causa de la construcción socialista sosteniendo la independencia y autodecisión y trabajando duro. El Partido Comunista Rumano ha conducido al pueblo rumano a librar una persistente y heroica lucha en defensa de la independencia nacional y la soberanía estatal. El Partido Comunista Rumano ha hecho positivas contribuciones a la causa revolucionaria de los pueblos del mundo luchando contra el imperialismo y el hegemonismo, combatiendo el colonialismo y neocolonialismo y apoyando la justa lucha de las naciones y pueblos oprimidos. El XIº Congreso del Partido Comunista Rumano de 1974 se celebra en una excelente situación internacional. Estamos convencidos que el congreso seguramente estará insipirado en el pueblo rumano y en la marcha adelante por conseguir nuevas victorias en la causa de la construcción socialista. Los dos partidos y pueblos chino y rumano siempre se han apoyado y alentado el uno al otro en la lucha contra el imperialismo y la causa de al construcción socialista. Nuestra amistad está basada en el marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario». (Pekín Informa, Vol. 17, No. 48, 29 de noviembre de 1974)
Por supuesto estos epítetos chinos de pintar a Ceaușescu de: «guardián de la pureza del marxismo-leninismo en el PCR», de «luchador incansable de la independencia y soberanía nacional de su país», de «conservar una Rumanía socialista», de «oponerse al colonialismo y el neocolonialismo», de «una intransigente lucha contra el imperialismo», etc. no eran más que una broma pesada para los marxista-leninistas y cualquier revolucionario sincero que estuviera un poco informado del carácter de la política interna régimen de Ceaușescu y de su política exterior.
En cuanto a la línea interior rumana no hace falta detendremos en analizar a Nicolae Ceaușescu, simplemente con ver el historial de su predecesor Dej –seguramente uno de los chaqueteros y oportunistas más impresentables de la historia– y sabedores que Ceaușescu continuó estela que él dejó, nos es suficiente para entender todo:
«Mientras la resolución del Kominform estuvo en vigor y Stalin vivió, Dej se mostraba un furibundo antititoista. Pero cuando los traidores revisionistas con Jruschov a la cabeza usurparon el poder en sus propios países y cometieron todas las traiciones que ya conocemos, entre otras hacer la corte a Tito, Dej fue uno de los primeros que cambió de casaca, que cambió de color como el camaleón. Todo lo que antes había sostenido lo borró de un plumazo, se autocrítico públicamente y al final marchó a Brijuni para pedir públicamente perdón a Tito. Así, Dej recobró su verdadero molde, tal era en realidad, el de un oportunista con muchas banderas». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, Memorias; 1980)
Dej desató una represión contra los marxista-leninistas a través de falsas acusaciones y valiéndose del poder en el partido y de sus aliados oportunistas. Hablando de las misteriosas purgas de Anna Pauker o Vasile Luca, Dej se atrevía a reconocer que las purgas ejercidas en el Partido Comunista Rumano (PCR) durante los años 50 no fueron contra elementos derechistas o izquierdistas, sino contra elementos «stalinistas», esto quiere decir que Dej purgó a los marxista-leninistas que le estorbaban:
«Finalmente, en marzo-abril de 1956, una serie de reuniones del comité se convocaron con el fin de informar al aparato superior sobre el XX congreso del PCUS de 1956. Estas sesiones estaban bien orquestadas y destinadas a ser una especie de ritual de purificación en el que se le pidió a cada miembro de la cúpula comunista suprema que se dedicara a la notoria práctica leninista de la crítica y la autocrítica. En el pleno del 23 hasta 25 marzo, Gheorghiu-Dej, presentó un informe del Buró Político –Dare de Seama– en el que criticaba a Stalin y especialmente la práctica del culto a la personalidad. Sin embargo, el discurso secreto no se mencionó explícitamente. En cuanto a las manifestaciones del stalinismo en su propio partido, Gheorghiu-Dej habló sobre stalinistas rumanos sin mencionar nombres, pero insistió que en el PCR se les había expulsado en 1952, y, por lo tanto, implicaba que los stalinistas sólo en Rumanía ya habían sido degradados en su día: Pauker, Luca y Georgescu, y daba a entender que él, Gheorghiu-Dej, merecía todo el crédito por haber iniciado una valiente desestalinización mucho antes del propio XX congreso del PCUS». (Vladimir Tismăneanu; Gheorghiu-Dej y el PCR: de la desovietización al surgimiento del comunismo nacional, 2002)
Dej tuvo un papel central en la defenestración de los veteranos marxista-leninistas griegos, de aquellos héroes de la Guerra Civil Griega 1946-1949. Junto a los jruschovistas se vió obligado a la creación artificial de un nuevo Partido Comunista de Grecia –conocido por sus siglas en griego como KKE– debido a que los marxista-leninistas griegos se opusieron en 1955 a las tesis jrushcovistas y a su tutela:
«La oposición de los comunistas griegos al revisionismo jruschoviano fue expresada en masa. La abrumadora mayoría, 95% de los miembros de la organización del Partido en Taskent se declaró en contra de la intervención jruschoviana en el KKE y defendió la línea revolucionaria del partido y del CC liderado por Nikos Zachariadis mostrando una contundente firmeza y un valor sin precedentes. La actitud de los comunistas cautivos en la cárcel y en los campos de concentración en Grecia fue similar. Fue precisamente esta abrumadora oposición de los comunistas griegos –que oscila desde el 85 al 95% en Taskent y en las Repúblicas Populares– la que impidió que el KKE fuese transformado en un partido burgués de tipo socialdemócrata. (...) Este hecho forzó a los revisionistas jruschovista a crear un partido completamente nuevo en lugar del viejo. En el momento del XXº Congreso del PCUS de 1956, los jruschoviano formaron el infame «Comité Internacional», el cual supuestamente tenía como objetivo examinar la situación en el KKE. (...) Nikos Zachariadis, dirigiéndose a Dej durante uno de las sesiones del comité, dijo lo siguiente en relación a su intromisión en los asuntos internos del KKE: «¿Quién le otorgó el derecho de examinar los problemas del heroico KKE a usted, que durmió en agosto de 1944 bajo fascismo y se despertó un día bajo una República Popular, fundada por los tanquistas rojos que marcharon desde Stalingrado cuando destruyeron la fascista División Rumana y te la ofrecieron a ti como regalo? ¿Qué experiencia tiene usted para criticar la lucha de los comunistas griegos, quienes, dicho sea en su honor, por medio de la lucha, no permitieron ni siquiera a un solo ciudadano griego luchar en el Frente Oriental contra la URSS?». (...) El Comité Internacional intervino abiertamente y sin pretextos en el KKE convocando arbitrariamente el infame «VI Pleno» en marzo de 1956. En este encuentro ilícito el informe no fue leído por un griego, sino por el presidente del «Comité Internacional», Dej. Los antiguos cuadros y los miembros expulsados participaron, pero no el Secretario General, elegido legalmente, del Partido, Nikos Zachariadis. La brutal intervención de los revisionistas jruschovianos a través del «VI Pleno» dio como resultado la liquidación actual del KKE, 1918-1955». (Movimiento por la reorganización del Partido Comunista de Grecia; 1918-1955; La lucha de los comunistas griegos contra el revisionismo, 2012)
Dej mismo, lejos de oponerse a Jruschov y los revisionistas soviéticos, aceptó su orientación ideológica y la dominación económica del socialimperialismo soviético sobre Rumanía a la vez que intentaba luchar desde posiciones nacionalistas, pugnar por mayores cuotas económicas o reivindicaciones territoriales:
«Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacional-chovinistas». (Enver Hoxha; Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles; Reflexiones sobre China, Tomo I, 4 de septiembre de 1964)
Simplemente el lector debe de saber y pensar que qué tipo de marxismo-leninismo puede haber en figuras como Nicolae Ceaușescu y su mentor y promotor Gheorghiu-Dej, pues estamos hablando ni más ni menos de elementos que aceptaron y aplicaron las teorías de los jefes revisionistas soviéticos de los XXº, XXIº, y XXIIº Congreso del PCUS y siguientes sin rechistar; que honestidad había en quienes enlodaron la reputación de Stalin y renunciaron a su obra teórico-práctica públicamente; que honor puede haber en quienes rehabilitaron a los desviacionistas y reconocieron haber trabajado y siguieron trabajando para expulsar, encarcelar o asesinar a los «stalinistas» –marxista-leninistas–; qué tipo de coherencia revolucionaria e internacionalismo proletario había en una línea exterior de amistad con la Yugoslavia capitalista-revisionista de Tito –quién Stalin calificó con toda justicia de nacionalista-burgués y agente del imperialismo– y así etc.
En el plano exterior de estos dos países –China y Rumanía– podíamos encontrar una sumisión a los Estados Unidos y a toda su política exterior –inclusive un apoyo explícito de guerrillas, partidos y gobiernos anticomunistas proestadounidenses por todo el globo–. Bien conocido es por ejemplo las estrechas relaciones de amistad de Ceaușescu con Nixon, la Reina Isabel II o el Rey Juan Carlos II; o el apoyo público a las teorías de Carrillo o Tito; o el apoyo incluso militar y económico a Mobutu o a la guerrilla proestadounidense del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA). Lo curioso es que China realizaba exactamente los mismos movimientos y tenía las mismas alianzas con estos gobiernos, partidos y personajes.
Hay que hacer otro apunte sobre el revisionismo rumano: pese a la fama de oposición al Kremlin en los 70, las tiranteces de Rumanía con la Unión Soviética eran mera formalidad pues a la hora de la verdad existía una participación en las estructuras económico-militares estratégicas de la Unión Soviética –el caso rumano es similar al coreano pero más pronunciado por su estancia no solo en el Consejo de Ayuda Económica Mutua sino también en el Pacto de Varsovia– por lo que su antisoviétismo también era fingido y por motivos chovinistas:
«No hay que dejarnos engañar por estas supuestas diferencias. Es claro que entre los países neocoloniales y la Unión Soviética socialimperialista existían serías contradicciones, pero no dejaban de ser polémicas sobre bases nacionalistas, burguesas, contradicciones entre dirigencias revisionistas, antimarxistas, y anticomunistas. No eran ni mucho menos una lucha progresista ni una dirigencia revolucionaria la de estos liderazgos revisionistas de los países neocoloniales. (...) Los revisionistas coreanos no podían como hemos dicho saltarse la ley del jruschovismo de que «cada partido comunista tomara su propio camino para crear un «socialismo específico», lo que traducido según el sentido jruschovista es: traicionar al socialismo como buenamente quisiera cada uno, a condición de que todos y cada uno de ellos declararan que la Unión Soviética seguía siendo un país socialista –y no un país revisionista y capitalista–, que la nueva dirección jruschovista era revolucionaria –y no revisionista y contrarrevolucionaria–, y que las relaciones entre la Unión Soviética y los países de democracia popular estaban basadas en el internacionalismo –y no en la explotación neocolonial–. También hay que entender una cuestión fundamental, que no se puede obviar en todo tipo de relación entre los países revisionistas-capitalistas y la extinta Unión Soviética. Esta complicidad política era la consecuencia de la sumisión económica que Kim Il Sung, y el resto de revisionistas coreanos, que sometió a Corea del Norte frente a la Unión Soviética socialimperialista». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Históricamente, ya en época de Stalin, fue el revisionismo yugoslavo el primer revisionismo establecido en un Estado que permitió la entrada masiva de inversiones, créditos y empresas de Estados Unidos y otros, pese a que todos los comunistas precisamente estuvieran luchando contra tal proceso de neocolonización que Estados Unidos estaba ejerciendo a través del Plan Marshall en Francia, Italia, Bélgica, Alemania Occidental, Grecia, etc. Oficialmente las «ayudas» tanto al régimen franquista de España como al régimen titoista de Yugoslavia no entraban oficialmente dentro del Plan Marshall, pero las ayudas tenían el mismo objetivo neocolonizador. Después, tras la muerte de Stalin, los diferentes «revisionismos menores», copiaron la vía yugoslava de «construcción del socialismo con asistencia del capital imperialista»:
«Los chinos nos dicen que su liderazgo entiende porque Rumanía está recibiendo créditos de los imperialistas y aplicando una política conciliadora con los titoistas, porque no tiene otra alternativa, de lo contrario Rumanía se arruinaría. Este punto de vista de los camaradas chinos es totalmente revisionista. En otras palabras, los chinos sostienen que los créditos de los Estados Unidos pueden ser aceptados, y creen que el socialismo puede ser asistido por el imperialismo. (...) ¡No! Nunca nos pondremos de acuerdo con estos puntos de vista oportunista de los camaradas chinos! ¿Qué sucede con las tesis de que «el socialismo debe ser construido sobre la base de la autosuficiencia», cuando, según ellos, puede aceptar créditos, incluso desde los Estados Unidos?». (Enver Hoxha; Esto quiere decir que cambia de cualquier forma el golpe del viento; Reflexiones sobre China; Tomo I, 18 de agosto de 1964)
Ambos –rumanos y chinos– siguieron la vía yugoslava de «construcción del socialismo» en base a los créditos del imperialismo, lo que por ejemplo en el caso rumano derivaría en un endeudamiento brutal con el capital del Fondo Monetario Internacional y similares instituciones capitalistas que por ello además obligaban a realizar reformas, lo que era un bucle, esto produciría la autodestrucción de este régimen –entre otros factores–:
«La participación en el Fondo Monetario Internacional en algunos países de Europa del Este, como Yugoslavia, que ha sido miembro desde su fundación, Rumanía, que lo es desde principios de los años 70, Hungría desde 1982 y Polonia desde 1985, y la necesidad de nuevos préstamos para cubrir los antiguos, fue aprovechada por esta organización para lograr sus intereses. En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que Hungría ha pasado el dólar 41,3 a 51 forint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta el cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
Sin duda, China tenía mucho de que beneficiarse de la relación con estos dos revisionismos –Yugoslavia y Rumanía– a la hora de moverse entre las aguas del oportunismo, más concretamente a la hora de acercarse a los Estados Unidos y sus aliados, los cuales proveían a Rumanía y Yugoslavia de un apoyo total. Y Rumanía tenía mucho que obtener, pues su alianza con China redundaba en reforzar su relación con los Estados Unidos y a su vez esa nueva relación con China servía de mercancía para negociar y chantajear a la Unión Soviética. Por último ambos revisionismos apoyaban la teoría del otro para obtener apoyo público: mientras los rumanos apoyaban la teoría de los «tres mundos» los chinos apoyaban la teoría de los «países no alineados».
El documento:
Analizando en pleno 1971 la deriva claudicadora del revisionismo chino, Enver Hoxha señalaba que pese a las peroratas de Pekín sobre; «no somos un gran Estado», «nosotros no nos convertiremos en una superpotencia», lo cierto era que China intentaba por todos los medios que los partidos a los que de una u otra forma influenciaba aceptaran su política exterior la cual sin duda iba por ese camino que negaba.
El caso más famoso de estas tiranteces fue la negación del Partido del Trabajo de Albania a aceptar la «teoría de los tres mundos». Hay que recordar que el fin de esta teoría de los «tres mundos» era el de satisfacer la estrategia de convertir a China en una superpotencia, todo eso suponía inevitablemente la ampliación de China y sus relaciones exteriores. En este caso se pretendía lograr tal fin hegemonista apoyando al bloque imperialista abanderado por los Estados Unidos contra el bloque imperialista abanderado por la Unión Soviética revisionista –bajo la excusa de «aprovechar las contradicciones interimperialistas»–, no por otra razón se intentaba desde el lado chino atraer a los países del bloque estadounidense y a los países del bloque revisionista soviético –países del «segundo mundo» según esta teoría–, más los heterogéneos países del «tercer mundo» para conformar un frente común antisoviético:
«Ahora con esta línea, avanza la detente y las relaciones con el imperialismo estadounidense y los otros países capitalistas. (...) También en lo que respecta a los partidos revisionistas, el Partido Comunista de China está cambiando de estrategia y de tácticas para agrupar a los partidos revisionistas que tienen contradicciones con los soviéticos, al igual que hará esfuerzos por ganarse al «tercer mundo». La línea china, montada y establecida de común acuerdo con Ceaușescu y Carrillo, confirma una vez más, nuestros puntos de vista y previsiones. China avanza rápida y gradualmente hacia su conversión en una gran potencia revisionista». (Enver Hoxha; Los chinos luchan por arrebatar a los soviéticos la hegemonía en el campo revisionista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 25 de febrero de 1972)
En este proceso ya de por sí antimarxista, China llego apoyar la existencia de la OTAN, y además fue uno de los principales sostenedores de la creación de la actual Unión Europea –antes llamada Comunidad Económica Europea– como «bastión contra la Unión Soviética», y en igual intención, estableció lazos más fuertes con los partidos revisionistas o gobiernos antisoviéticos que mantenían divergencias con los soviéticos; ya fuera estos representantes: Ceaușescu en Rumanía, Carrillo en el Partido Comunista de España, Tito en Yugoslavia, Marcos en Filipinas, Suharto en Indonesia, o el Sha en Persia. He por ello que el albanés estaba en lo justo cuando afirmaba que:
«Su «antirevisionismo» respecto a los jruschovistas no se basa, pues, en la ideología marxista-leninista. No combaten al revisionismo soviético desde posiciones de principio. Por el contrario, para los chinos todos los antisoviéticos son buenos, se alinean con ellos, independientemente de quiénes sean estos antisoviéticos: sea titoistas-revisionistas, traidores al marxismo-leninismo, agentes de los estadounidenses; sean revisionistas rumanos, ligados a los estadounidenses y a la reacción europea, o sean burgueses reaccionarios. Basta con ser antisoviético para tener la simpatía de los chinos. Esta actitud antimarxista ha metido actualmente a China en un callejón sin salida, en un camino que, en caso de no abandonar, la conducirá derecho a la traición. El imperialismo y el revisionismo moderno conocen estos puntos de vista antimarxistas de China en la política que sigue contra la Unión Soviética y tanto el uno como el otro hacen esfuerzos por aprovecharlos al máximo». (Enver Hoxha; Alineación antimarxista; Reflexiones sobre China, Tomo II, 27 de julio de 1971)
Esto nos conduce a China y su apoyo al revisionismo rumano, a su soporte a Nicolae Ceaușescu y al revisionismo rumano era algo habitual en la política exterior china. El Comité Central del Partido Comunista de China, solía recitar las siguientes alabanzas:
«Desde el XIº Congreso del Partido Comunista Rumano de 1974, el pueblo rumano dirigido por el Partido Comunista Rumano (PCR) encabezado por el camarada Ceaușescu, ha logrado nuevos e importantes éxitos en la causa de la construcción socialista sosteniendo la independencia y autodecisión y trabajando duro. El Partido Comunista Rumano ha conducido al pueblo rumano a librar una persistente y heroica lucha en defensa de la independencia nacional y la soberanía estatal. El Partido Comunista Rumano ha hecho positivas contribuciones a la causa revolucionaria de los pueblos del mundo luchando contra el imperialismo y el hegemonismo, combatiendo el colonialismo y neocolonialismo y apoyando la justa lucha de las naciones y pueblos oprimidos. El XIº Congreso del Partido Comunista Rumano de 1974 se celebra en una excelente situación internacional. Estamos convencidos que el congreso seguramente estará insipirado en el pueblo rumano y en la marcha adelante por conseguir nuevas victorias en la causa de la construcción socialista. Los dos partidos y pueblos chino y rumano siempre se han apoyado y alentado el uno al otro en la lucha contra el imperialismo y la causa de al construcción socialista. Nuestra amistad está basada en el marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario». (Pekín Informa, Vol. 17, No. 48, 29 de noviembre de 1974)
Por supuesto estos epítetos chinos de pintar a Ceaușescu de: «guardián de la pureza del marxismo-leninismo en el PCR», de «luchador incansable de la independencia y soberanía nacional de su país», de «conservar una Rumanía socialista», de «oponerse al colonialismo y el neocolonialismo», de «una intransigente lucha contra el imperialismo», etc. no eran más que una broma pesada para los marxista-leninistas y cualquier revolucionario sincero que estuviera un poco informado del carácter de la política interna régimen de Ceaușescu y de su política exterior.
En cuanto a la línea interior rumana no hace falta detendremos en analizar a Nicolae Ceaușescu, simplemente con ver el historial de su predecesor Dej –seguramente uno de los chaqueteros y oportunistas más impresentables de la historia– y sabedores que Ceaușescu continuó estela que él dejó, nos es suficiente para entender todo:
«Mientras la resolución del Kominform estuvo en vigor y Stalin vivió, Dej se mostraba un furibundo antititoista. Pero cuando los traidores revisionistas con Jruschov a la cabeza usurparon el poder en sus propios países y cometieron todas las traiciones que ya conocemos, entre otras hacer la corte a Tito, Dej fue uno de los primeros que cambió de casaca, que cambió de color como el camaleón. Todo lo que antes había sostenido lo borró de un plumazo, se autocrítico públicamente y al final marchó a Brijuni para pedir públicamente perdón a Tito. Así, Dej recobró su verdadero molde, tal era en realidad, el de un oportunista con muchas banderas». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, Memorias; 1980)
Dej desató una represión contra los marxista-leninistas a través de falsas acusaciones y valiéndose del poder en el partido y de sus aliados oportunistas. Hablando de las misteriosas purgas de Anna Pauker o Vasile Luca, Dej se atrevía a reconocer que las purgas ejercidas en el Partido Comunista Rumano (PCR) durante los años 50 no fueron contra elementos derechistas o izquierdistas, sino contra elementos «stalinistas», esto quiere decir que Dej purgó a los marxista-leninistas que le estorbaban:
«Finalmente, en marzo-abril de 1956, una serie de reuniones del comité se convocaron con el fin de informar al aparato superior sobre el XX congreso del PCUS de 1956. Estas sesiones estaban bien orquestadas y destinadas a ser una especie de ritual de purificación en el que se le pidió a cada miembro de la cúpula comunista suprema que se dedicara a la notoria práctica leninista de la crítica y la autocrítica. En el pleno del 23 hasta 25 marzo, Gheorghiu-Dej, presentó un informe del Buró Político –Dare de Seama– en el que criticaba a Stalin y especialmente la práctica del culto a la personalidad. Sin embargo, el discurso secreto no se mencionó explícitamente. En cuanto a las manifestaciones del stalinismo en su propio partido, Gheorghiu-Dej habló sobre stalinistas rumanos sin mencionar nombres, pero insistió que en el PCR se les había expulsado en 1952, y, por lo tanto, implicaba que los stalinistas sólo en Rumanía ya habían sido degradados en su día: Pauker, Luca y Georgescu, y daba a entender que él, Gheorghiu-Dej, merecía todo el crédito por haber iniciado una valiente desestalinización mucho antes del propio XX congreso del PCUS». (Vladimir Tismăneanu; Gheorghiu-Dej y el PCR: de la desovietización al surgimiento del comunismo nacional, 2002)
Dej tuvo un papel central en la defenestración de los veteranos marxista-leninistas griegos, de aquellos héroes de la Guerra Civil Griega 1946-1949. Junto a los jruschovistas se vió obligado a la creación artificial de un nuevo Partido Comunista de Grecia –conocido por sus siglas en griego como KKE– debido a que los marxista-leninistas griegos se opusieron en 1955 a las tesis jrushcovistas y a su tutela:
«La oposición de los comunistas griegos al revisionismo jruschoviano fue expresada en masa. La abrumadora mayoría, 95% de los miembros de la organización del Partido en Taskent se declaró en contra de la intervención jruschoviana en el KKE y defendió la línea revolucionaria del partido y del CC liderado por Nikos Zachariadis mostrando una contundente firmeza y un valor sin precedentes. La actitud de los comunistas cautivos en la cárcel y en los campos de concentración en Grecia fue similar. Fue precisamente esta abrumadora oposición de los comunistas griegos –que oscila desde el 85 al 95% en Taskent y en las Repúblicas Populares– la que impidió que el KKE fuese transformado en un partido burgués de tipo socialdemócrata. (...) Este hecho forzó a los revisionistas jruschovista a crear un partido completamente nuevo en lugar del viejo. En el momento del XXº Congreso del PCUS de 1956, los jruschoviano formaron el infame «Comité Internacional», el cual supuestamente tenía como objetivo examinar la situación en el KKE. (...) Nikos Zachariadis, dirigiéndose a Dej durante uno de las sesiones del comité, dijo lo siguiente en relación a su intromisión en los asuntos internos del KKE: «¿Quién le otorgó el derecho de examinar los problemas del heroico KKE a usted, que durmió en agosto de 1944 bajo fascismo y se despertó un día bajo una República Popular, fundada por los tanquistas rojos que marcharon desde Stalingrado cuando destruyeron la fascista División Rumana y te la ofrecieron a ti como regalo? ¿Qué experiencia tiene usted para criticar la lucha de los comunistas griegos, quienes, dicho sea en su honor, por medio de la lucha, no permitieron ni siquiera a un solo ciudadano griego luchar en el Frente Oriental contra la URSS?». (...) El Comité Internacional intervino abiertamente y sin pretextos en el KKE convocando arbitrariamente el infame «VI Pleno» en marzo de 1956. En este encuentro ilícito el informe no fue leído por un griego, sino por el presidente del «Comité Internacional», Dej. Los antiguos cuadros y los miembros expulsados participaron, pero no el Secretario General, elegido legalmente, del Partido, Nikos Zachariadis. La brutal intervención de los revisionistas jruschovianos a través del «VI Pleno» dio como resultado la liquidación actual del KKE, 1918-1955». (Movimiento por la reorganización del Partido Comunista de Grecia; 1918-1955; La lucha de los comunistas griegos contra el revisionismo, 2012)
Dej mismo, lejos de oponerse a Jruschov y los revisionistas soviéticos, aceptó su orientación ideológica y la dominación económica del socialimperialismo soviético sobre Rumanía a la vez que intentaba luchar desde posiciones nacionalistas, pugnar por mayores cuotas económicas o reivindicaciones territoriales:
«Los rumanos no basan la lucha contra el renegado grupo de Jruschov en el marxismo-leninismo, sino únicamente en antagonismos económicos o en algunas consideraciones nacional-chovinistas». (Enver Hoxha; Los chinos están cometiendo errores de bulto e inadmisibles; Reflexiones sobre China, Tomo I, 4 de septiembre de 1964)
Simplemente el lector debe de saber y pensar que qué tipo de marxismo-leninismo puede haber en figuras como Nicolae Ceaușescu y su mentor y promotor Gheorghiu-Dej, pues estamos hablando ni más ni menos de elementos que aceptaron y aplicaron las teorías de los jefes revisionistas soviéticos de los XXº, XXIº, y XXIIº Congreso del PCUS y siguientes sin rechistar; que honestidad había en quienes enlodaron la reputación de Stalin y renunciaron a su obra teórico-práctica públicamente; que honor puede haber en quienes rehabilitaron a los desviacionistas y reconocieron haber trabajado y siguieron trabajando para expulsar, encarcelar o asesinar a los «stalinistas» –marxista-leninistas–; qué tipo de coherencia revolucionaria e internacionalismo proletario había en una línea exterior de amistad con la Yugoslavia capitalista-revisionista de Tito –quién Stalin calificó con toda justicia de nacionalista-burgués y agente del imperialismo– y así etc.
En el plano exterior de estos dos países –China y Rumanía– podíamos encontrar una sumisión a los Estados Unidos y a toda su política exterior –inclusive un apoyo explícito de guerrillas, partidos y gobiernos anticomunistas proestadounidenses por todo el globo–. Bien conocido es por ejemplo las estrechas relaciones de amistad de Ceaușescu con Nixon, la Reina Isabel II o el Rey Juan Carlos II; o el apoyo público a las teorías de Carrillo o Tito; o el apoyo incluso militar y económico a Mobutu o a la guerrilla proestadounidense del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA). Lo curioso es que China realizaba exactamente los mismos movimientos y tenía las mismas alianzas con estos gobiernos, partidos y personajes.
Hay que hacer otro apunte sobre el revisionismo rumano: pese a la fama de oposición al Kremlin en los 70, las tiranteces de Rumanía con la Unión Soviética eran mera formalidad pues a la hora de la verdad existía una participación en las estructuras económico-militares estratégicas de la Unión Soviética –el caso rumano es similar al coreano pero más pronunciado por su estancia no solo en el Consejo de Ayuda Económica Mutua sino también en el Pacto de Varsovia– por lo que su antisoviétismo también era fingido y por motivos chovinistas:
«No hay que dejarnos engañar por estas supuestas diferencias. Es claro que entre los países neocoloniales y la Unión Soviética socialimperialista existían serías contradicciones, pero no dejaban de ser polémicas sobre bases nacionalistas, burguesas, contradicciones entre dirigencias revisionistas, antimarxistas, y anticomunistas. No eran ni mucho menos una lucha progresista ni una dirigencia revolucionaria la de estos liderazgos revisionistas de los países neocoloniales. (...) Los revisionistas coreanos no podían como hemos dicho saltarse la ley del jruschovismo de que «cada partido comunista tomara su propio camino para crear un «socialismo específico», lo que traducido según el sentido jruschovista es: traicionar al socialismo como buenamente quisiera cada uno, a condición de que todos y cada uno de ellos declararan que la Unión Soviética seguía siendo un país socialista –y no un país revisionista y capitalista–, que la nueva dirección jruschovista era revolucionaria –y no revisionista y contrarrevolucionaria–, y que las relaciones entre la Unión Soviética y los países de democracia popular estaban basadas en el internacionalismo –y no en la explotación neocolonial–. También hay que entender una cuestión fundamental, que no se puede obviar en todo tipo de relación entre los países revisionistas-capitalistas y la extinta Unión Soviética. Esta complicidad política era la consecuencia de la sumisión económica que Kim Il Sung, y el resto de revisionistas coreanos, que sometió a Corea del Norte frente a la Unión Soviética socialimperialista». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
Históricamente, ya en época de Stalin, fue el revisionismo yugoslavo el primer revisionismo establecido en un Estado que permitió la entrada masiva de inversiones, créditos y empresas de Estados Unidos y otros, pese a que todos los comunistas precisamente estuvieran luchando contra tal proceso de neocolonización que Estados Unidos estaba ejerciendo a través del Plan Marshall en Francia, Italia, Bélgica, Alemania Occidental, Grecia, etc. Oficialmente las «ayudas» tanto al régimen franquista de España como al régimen titoista de Yugoslavia no entraban oficialmente dentro del Plan Marshall, pero las ayudas tenían el mismo objetivo neocolonizador. Después, tras la muerte de Stalin, los diferentes «revisionismos menores», copiaron la vía yugoslava de «construcción del socialismo con asistencia del capital imperialista»:
«Los chinos nos dicen que su liderazgo entiende porque Rumanía está recibiendo créditos de los imperialistas y aplicando una política conciliadora con los titoistas, porque no tiene otra alternativa, de lo contrario Rumanía se arruinaría. Este punto de vista de los camaradas chinos es totalmente revisionista. En otras palabras, los chinos sostienen que los créditos de los Estados Unidos pueden ser aceptados, y creen que el socialismo puede ser asistido por el imperialismo. (...) ¡No! Nunca nos pondremos de acuerdo con estos puntos de vista oportunista de los camaradas chinos! ¿Qué sucede con las tesis de que «el socialismo debe ser construido sobre la base de la autosuficiencia», cuando, según ellos, puede aceptar créditos, incluso desde los Estados Unidos?». (Enver Hoxha; Esto quiere decir que cambia de cualquier forma el golpe del viento; Reflexiones sobre China; Tomo I, 18 de agosto de 1964)
Ambos –rumanos y chinos– siguieron la vía yugoslava de «construcción del socialismo» en base a los créditos del imperialismo, lo que por ejemplo en el caso rumano derivaría en un endeudamiento brutal con el capital del Fondo Monetario Internacional y similares instituciones capitalistas que por ello además obligaban a realizar reformas, lo que era un bucle, esto produciría la autodestrucción de este régimen –entre otros factores–:
«La participación en el Fondo Monetario Internacional en algunos países de Europa del Este, como Yugoslavia, que ha sido miembro desde su fundación, Rumanía, que lo es desde principios de los años 70, Hungría desde 1982 y Polonia desde 1985, y la necesidad de nuevos préstamos para cubrir los antiguos, fue aprovechada por esta organización para lograr sus intereses. En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo, hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras que Hungría ha pasado el dólar 41,3 a 51 forint. De modo general, la política del FMI con respecto a los países que piden préstamos, independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no aplicación puede conducir hasta el cese de los créditos». (Lulzim Hana; La deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
Sin duda, China tenía mucho de que beneficiarse de la relación con estos dos revisionismos –Yugoslavia y Rumanía– a la hora de moverse entre las aguas del oportunismo, más concretamente a la hora de acercarse a los Estados Unidos y sus aliados, los cuales proveían a Rumanía y Yugoslavia de un apoyo total. Y Rumanía tenía mucho que obtener, pues su alianza con China redundaba en reforzar su relación con los Estados Unidos y a su vez esa nueva relación con China servía de mercancía para negociar y chantajear a la Unión Soviética. Por último ambos revisionismos apoyaban la teoría del otro para obtener apoyo público: mientras los rumanos apoyaban la teoría de los «tres mundos» los chinos apoyaban la teoría de los «países no alineados».
El documento:
Ceaușescu y Mao Zedong en 1971 |
Rumanía y China siguen la misma línea
«¿Qué son estos revisionistas rumanos, con Ceaușescu a su cabeza, a los que los chinos quieren y sostienen tanto?
En estos últimos tiempos altas personalidades del partido y del Estado rumano entran y salen de China como si se tratase de su propia casa, se entrevistan con altas personalidades del Buró Político, negocian, se besan y se abrazan, escriben y se ensalzan mutuamente.
Es cierto que la burguesía rumana es conocida en la historia por su gusto al «amor». Ella ha hecho el «amor» con todos, en no importa qué momento; la burguesía rumana, por ejemplo, se ha acostado con la Francia burguesa, la nueva burguesía revisionista ha hecho y hace lo mismo con la Unión Soviética de Jruschov, con la China de Mao, con la Yugoslavia de Tito, con los Estados Unidos de América, con la República Federal Alemana y con todos los que la mantienen. Esto está claro para todo el mundo menos para los chinos. Para los chinos la Rumanía de Ceaușescu está «en contra de la Unión Soviética»; por eso «es socialista», «el partido rumano es un partido marxista-leninista». Todo esto carece de fundamento. La verdad es lo contrario.
En caso de que haya una brizna de antisovietismo en Ceaușescu, ello se debe a que es un aventurero de tipo jruschovista, titoista, etc., que ha ocupado una posición de proxeneta, e incluso es muy probable que a sabiendas de los soviéticos y con su ayuda, y el proxeneta vive sin ser importunado por ellos. Vive con el dinero de los Estados Unidos de América, de la República Federal Alemana y de todos aquellos que le pagan. El régimen de Ceaușescu es un régimen de corrupción, de bancarrota, de dictadura personal y familiar.
¡Qué vergüenza para los chinos la de calificar de marxista-leninista a tal partido y de considerar a un aventurero como Ceaușescu de «gran político»!
Pero ¿por qué los chinos adoptan esta actitud respecto a Rumanía y Ceaușescu? Sólo hay una explicación: ellos se entienden bien, sus políticas concuerdan en la estrategia y en la táctica. Los rumanos toman poses de antisoviéticos, los chinos son antisoviéticos. Los rumanos son amigos de los estadounidenses y han intercedido, reconciliando a los chinos y los estadounidenses. Nicolae Ceaușescu y Emil Bodnăraș fueron los «padrinos» de la amistad chino-estadounidense, que se parece a los lazos rumano-soviéticos o soviético-estadounidenses. Estos, de puertas para fuera se insultan mutuamente, pero de puertas para dentro practican la sodomía política, comercial, etc.
Los rumanos están por una política amplia con los capitalistas de Europa, a los cuales Rumanía se ha vendido, supuestamente para defenderse de los soviéticos. China asimismo está por una política de aproximamiento con la reacción europea, pero de hostilidad hacia los soviéticos. La táctica de los chinos en este sentido es la siguiente: «¡Guárdate, Europa, porque la Unión Soviética te devorará por medio de una guerra!».
Por lo tanto, Rumanía y China siguen la misma línea. La primera recibe créditos de Europa, China todavía no, pero, como quiera que sea, realiza un comercio «interesante». Rumanía tiene un «hombre» poderoso, los Estados Unidos de América, del cual obtiene dólares y otros favores, mientras que China comercia con los Estados Unidos de América, hace compraventa con ellos, recibe, más que envía, grupos de personas de toda especie que acoge calurosamente.
Ceaușescu ha empezado a efectuar viajes diplomáticos imperiales a todos los países del mundo. A Ceaușescu se le ve más en el exterior de Rumanía que en el interior. ¿Qué hace en el extranjero? Compra y vende, anuda y desanuda acuerdos, recibe algún avance y hay quien le da alguna condecoración. Ceaușescu está suplantando a Tito en las transacciones intérlopes en los diversos continentes.
En el mundo, China no se comporta como Rumanía; es partidaria de la táctica de la «apertura», del «reconocimiento», pero, hoy por hoy, no hace indecencias como Rumanía. Esta ha abandonado el comunismo y la revolución. China nada en las mismas aguas. Se ha declarado miembro del «tercer mundo», pero si se forma parte del «tercer mundo», se pertenece también al «mundo no alineado». En cuanto a la diferencia que hay entre el «tercer mundo» y el «no alineado», son la «teoría» de Tito y la «teoría» de Deng Xiaoping, que inauguró la entrada de China en «dicho mundo», las que saben explicarla.
¡Todo esto es, pues, entre otras cosas, lo que hace de Rumanía la «primera amiga de China»!
Nosotros condenamos la política antimarxista, proestadounidense y prorrevisionista de la dirección rumana. Natural-mente esta actitud nuestra provoca la frialdad de China hacia nosotros.
En China se realiza una gran propaganda en favor de Rumania. Una persona en Shanghái ha dicho a un camarada nuestro: «En Albania, unos agentes soviéticos han organizado un putsch para derrocar vuestro Gobierno, pero dos divisiones rumanas han acudido en vuestra ayuda y han salvado la situación». No creo que esta persona haya sido impulsada desde arriba a decir tal cosa, sino que debe ser algún elemento hostil, o algún elemento que, sabiendo el asunto de Beqir Balluku, y relacionándolo con «su aliada fiel, Rumanía», montó esta trama.
Esta es la política internacional de Rumanía, éstas son las consideraciones de China respecto a ella. Nosotros estamos a la vez contra la una y contra las consideraciones de la otra, y basamos nuestra actitud en análisis realistas, hechos a través del prisma del marxismo-leninismo.
Es sabido que Rumanía sigue «una gran política» en Europa y en el mundo, pero además intenta tomar en sus manos la batuta del director de orquesta de la política balcánica. Ni más ni menos: Chaush [1], preconizando una reunión de todos los dirigentes de los Estados balcánicos, reunión a la que serían invitados los Estados Unidos de América y también Italia, quiere convertirse en el bash-chaush [2] de los Balcanes. Así la «pequeña hermana latina», que junto con su gran hermana latina, es conocida por su colaboración en el fascismo y la sumisión al imperialismo estadounidense, sueña con llevarnos al redil de los estadounidenses.
Rumania sabe de sobra que esta propuesta suya es una pompa de jabón pero, poco importa, la pompa, antes de explotar, tiene «algunos colores» irisados.
¿En qué consiste el antisovietismo de Ceaușescu? En nada importante. Aparentemente no participa con sus tropas en las maniobras del Pacto de Varsovia, pero forma parte de sus estados mayores. Rumanía es miembro del Pacto de Varsovia y lo seguirá siendo. Está hundida hasta el cuello en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), pero de vez en cuando muestra alguna oposición, da alguna coz, pero los mismos búlgaros que son «uña y carne» con los soviéticos, también lanzan alguna coz al CAME.
Entonces ¿de qué manera se manifiesta su antisovietismo? ¡¿Será que no han llegado al punto de los dirigentes búlgaros?! Pero están muy próximos a ellos si es que no han ido más lejos. Los búlgaros, si se presenta la oportunidad, son capaces de dar un «golpe» imprevisto, mientras que los rumanos no son muy «hombres». (Enver Hoxha; Rumanía y China siguen la misma línea; Reflexiones sobre China, 30 de septiembre de 1975)
Anotaciones de Enver Hoxha:
[1] Sargento - en turco
[2] Sargento mayor - en turco
No hay comentarios:
Publicar un comentario
«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»