«Es también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema económico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley del valor regula las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las distintas ramas de la producción. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se desarrolla al máximo la industria ligera, la más rentable, dándole preferencia frente a la industria pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en absoluto. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se cierran las empresas de la industria pesada que por el momento no son rentables y en las que el trabajo de los obreros no da el «resultado debido» y no se abren nuevas empresas de la industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los obreros podría dar «mayor resultado». Si eso fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se pasa a los obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la economía nacional, a empresas más rentables, como debería hacerse de acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las ramas de la producción. Es evidente que, de hacer caso a esos camaradas, tendríamos que renunciar a la primacía de la producción de medios de producción en favor de la producción de medios de consumo. ¿Y qué significa renunciar a la primacía de la producción de medios de producción? Significa suprimir la posibilidad de desarrollar ininterrumpidamente nuestra economía nacional, pues es imposible desarrollarla ininterrumpidamente si no se da preferencia a la producción de medios de producción. Esos camaradas olvidan que la ley del valor sólo puede regular la producción bajo el capitalismo, cuando existen la propiedad privada sobre los medios de producción, la concurrencia, la anarquía de la producción y las crisis de superproducción. Olvidan que la esfera de acción de la ley del valor está limitada en nuestro país por la existencia de la propiedad social sobre los medios de producción, por la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía y, por consiguiente, también por nuestros planes anuales y quinquenales, que son un reflejo aproximado de las exigencias de esta última ley». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)
jueves, 28 de agosto de 2014
lunes, 25 de agosto de 2014
El fascismo y la clase obrera; Georgi Dimitrov, 1935
El VIIº Congreso de la Komintern se celebró 25 julio a 20 agosto 1935 en Moscú. |
«¡Camaradas! Ya el VIº congreso de la Komintern de 1928 previno al proletariado internacional sobre la maduración de una nueva ofensiva fascista, llamándolo a la lucha contra ella. El congreso señaló que:
«En casi en todas partes existen tendencias fascistas y gérmenes de un movimiento fascista en forma más o menos desarrollada». (Komintern; Tesis y conclusiones del VIº Congreso de la Komintern, 1928)
Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los trabajadores; para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética; para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.
Los círculos imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para eso, necesitan el fascismo.
Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para eso, necesitan el fascismo.
«En casi en todas partes existen tendencias fascistas y gérmenes de un movimiento fascista en forma más o menos desarrollada». (Komintern; Tesis y conclusiones del VIº Congreso de la Komintern, 1928)
Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los trabajadores; para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética; para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.
Los círculos imperialistas intentan descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Para eso, necesitan el fascismo.
Tratan de resolver el problema de los mercados mediante la esclavización de los pueblos débiles, mediante el aumento de la presión colonial y un nuevo reparto del mundo por la vía de la guerra. Para eso, necesitan el fascismo.
domingo, 24 de agosto de 2014
Sobre el concepto revisionista de la «lucha de dos líneas» en el partido
Lin Piao, Chou En-lai y Mao Zedong durante los años 60 |
«El tratamiento deformado de este problema en la vida social también está conectado con su tratamiento deformado dentro del partido. De acuerdo con el «pensamiento Mao Zedong», el partido de la clase obrera está dividido en clases antagónicas, con su jefatura burguesa y proletaria, y como resultado de ello, existen en forma objetiva e inevitablemente dos líneas en el seno del partido, que expresan los intereses de estas dos clases. En esta cuestión también tenemos que lidiar con una flagrante desviación del marxismo-leninismo.
La división de la sociedad en clases no se expresa necesariamente en la división del partido en clases. Es cierto que entran en el partido personas de diferentes clases, pero no vienen a él en calidad de representantes de estas clases. «El partido no es arena de las diversas clases y de la lucha de las clases antagónicas», dice el camarada Enver Hoxha, «no es una reunión de personas con objetivos opuestos [1]». El partido marxista-leninista es la unión militante de personas inspiradas por los mismos ideales y que luchan por el mismo objetivo, y éstos son los ideales y los objetivos de la clase obrera.
Por supuesto, las personas que vienen al partido, no sólo las de capas no-proletarias sino también las de la propia clase obrera, no están libres de las influencias y de las ideologías de la burguesía y la pequeña burguesía, el feudalismo y el patriarcalismo. Los comunistas viven, trabajan y luchan en medio de la sociedad, en la cual se libra la lucha de clases, y no son inmunes a las influencias y manifestaciones extrañas. La presión externa del mundo capitalista y revisionista actúa sobre toda la sociedad y también sobre todos los miembros del partido. Todo esto constituye esa base sobre la cual se libra la lucha de clases en el partido.
Esta lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, es el reflejo de la lucha de clases que ocurre en la sociedad. Sin embargo, la lucha de clases en el partido no se expresa en todos los casos y de manera inevitable, como una lucha entre dos líneas. La lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, pero no lo es la existencia de dos líneas.
La línea del partido es un complejo de directrices y orientaciones para todo un período histórico; define los objetivos del partido, así como los métodos para llegar a ellos. El partido de la clase obrera puede tener una sola línea, la línea de la revolución, de la dictadura del proletariado, de la construcción del socialismo y el comunismo. Desde este punto de vista, no cualquier manifestación extraña en el partido, no cualquier tipo de oposición, no cualquier divergencia, representan una línea aparte. Es otro asunto a quien sirven y a que molino llevan el agua. Estos asuntos no pueden y no deben confundirse. De lo contrario, las consecuencias serían muy graves; se daría lugar al sectarismo, a la asfixia de la democracia en el partido, a confundir a los amigos con los enemigos.
Aceptar que la línea burguesa en el partido existe objetivamente, independientemente de los deseos del pueblo, significa aceptar el concepto fatalista y antidialéctico que confunde la posibilidad con la realidad. Puesto que la aparición de la línea burguesa es sólo una posibilidad, presentarla como algo que existe fatalmente significa abrir el camino, de manera consciente, a la línea burguesa en el partido y minar al partido, la dictadura del proletariado y el socialismo. Los acontecimientos que tienen lugar en China actualmente son consecuencia directa de la autorización hecha por Mao Zedong para que en el partido coexistan dos líneas opuestas». (Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)
Notas:
[1] Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978
jueves, 21 de agosto de 2014
Las relaciones de parentesco o amistad jamás deben suprimir la crítica de un error
«El desarrollo de la crítica y autocrítica concreta y constante en el partido, y el descubrimiento de las insuficiencias en nuestro trabajo, tienen que ser también nuestra preocupación constante y primordial después del congreso, en todos los eslabones del partido, de abajo a arriba, y de arriba a abajo. No debemos olvidar nunca que la mayor sabiduría para el verdadero comunista es reconocer y comprender oportuna, honrada y sinceramente el error cometido, descubrir con audacia las causas que engendraron el error, y tener la voluntad inquebrantable de eliminarlo y corregirlo rápida y despiadadamente. En el partido y en todos los dominios de nuestra vida debemos liberarnos de modo definitivo de la costumbre nociva de no señalar concretamente los errores por temor a alterar nuestras relaciones de amistad o parentesco, causar fastidio a alguien o crearnos disgustos personales. Tenemos que fustigar implacablemente todo espíritu de familiaridad al resolver problemas del partido y del Estado. Los intereses del partido, de la clase obrera, del pueblo, tienen que colocarse por encima de toda clase de consideraciones y prejuicios pequeño burgueses». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, 1948)
miércoles, 20 de agosto de 2014
Las nacionalizaciones albaneses y la contundencia con las clases explotadoras
«Las característica fundamental de la nacionalización en Albania fue el método profundamente revolucionario y consecuente de su aplicación: el método de la confiscación total, inmediata y sin pagar ninguna indemnización a los propietarios capitalistas. La nacionalización a través de la confiscación fue la única forma utilizada para liquidar en las ciudades la grande y mediana propiedad capitalista, que sería sustituida por la propiedad socialista. En Albania, por lo tanto, nosotros no recurrimos ni a formas de transición, ni a formas intermedias, ni a formas de capitalismo de Estado y ni mucho menos a formas de indemnización a los propietarios capitalistas por la totalidad o una parte de los medios de producción nacionalizados. Una indemnización o la copropiedad de estos medios de producción, en cualquier forma que se presentara, hubiera significado dejarles en posesión de dinero y en el mantenimiento de posiciones económicas, así como la posibilidad de acumulación y privilegios monetarios». (Veniamin Toçi; La nacionalización socialista de los principales medios de producción en Albania, sus consecuencias económicas y sociales, y sus particularidades 1944-1946, 1986)
domingo, 17 de agosto de 2014
Sobre la tesis antimarxista de la aceptación de la existencia de clases explotadoras en el socialismo
Mao Zedong y Chou En-lai en los 60 |
«De acuerdo con los teóricos chinos, «la teoría de la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado», tiene su base en la aceptación de la existencia de clases antagónicas en el socialismo, que existen objetivamente hasta el comunismo. ¿Cuál es la verdad sobre esta cuestión y qué muestra nuestra experiencia?
Se sabe que las clases explotadoras han aparecido en la historia junto a la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, y que existen mientras exista esta propiedad. En el socialismo, con la liquidación de la propiedad privada y el establecimiento de las relaciones socialistas de producción en la ciudad y el campo, las clases explotadoras como tales son liquidadas, y junto con ellas también desaparece la explotación del hombre por el hombre. Durante un tiempo sólo perduran sus remanentes individuales, pero no llegan a constituir una clase en sí misma, ya que ahora están privados de todo poder político y de los medios de producción.
En el socialismo existen algunas condiciones y factores objetivos que facilitan el surgimiento de una nueva clase burguesa. Aparte de los factores ideológicos y de la presión burguesa desde el exterior y el interior, existen también el «derecho burgués», el principio de distribución según el trabajo, que esconde en sí mismo una especie de desigualdad entre las personas y que todavía permite la existencia de diferencias entre la ciudad y campo, entre el trabajo manual e intelectual, etc. Sobre esta base, incluso en el socialismo, surgen nuevos elementos burgueses, mas no siempre se convierten en una nueva clase burguesa. Se convierten en una clase de este tipo, como lo muestra la experiencia de los países revisionistas, sólo si la nueva burguesía usurpa el poder; si se viola el principio de la remuneración según el trabajo y se permiten grandes diferencias de ingresos; si no se lucha contra las distintas deformaciones de las relaciones socialistas de producción y contra las influencias extrañas en la ideología proletaria y en la política del partido. Todas estas son posibilidades permanentes, no fatalidades. Este peligro es evitable si se toman medidas ideológicas y políticas, organizativas y económicas. Esto está demostrado por la experiencia del socialismo en Albania, donde no sólo las viejas clases explotadoras se han liquidado hace mucho tiempo, sino que no se ha permitido la aparición de nuevas clases explotadoras.
Los defensores del «pensamiento Mao Zedong» afirman que «si no existieran clases antagónicas en el socialismo no habría necesidad de la dictadura del proletariado hasta la etapa del comunismo». La existencia de la dictadura del proletariado hasta la instauración del comunismo no está necesariamente vinculada con la existencia de clases antagónicas. Sobre este punto, los revisionistas jruschovistas declararon la liquidación de la dictadura del proletariado en la Unión Soviética, como consecuencia de la liquidación de las clases explotadoras.
La necesidad de que exista la dictadura del proletariado incluso hasta después de la liquidación de las viejas clases explotadoras, como lo ha explicado el Partido del Trabajo de Albania, está relacionada con la continuación de la lucha de clases hasta el comunismo, y la continuación de esta lucha hasta ese período está relacionada con una serie de distintos factores y no necesariamente con la existencia de clases antagónicas. Estos factores, que existen en el interior del país, son los restos del capitalismo, que no pueden ser eliminados de inmediato, sino que persisten durante un tiempo relativamente largo y se manifiestan en muchos ámbitos de la vida, especialmente en el campo de la ideología y en el llamado derecho burgués, en las diferencias entre la ciudad y el campo, entre el trabajo manual e intelectual, etc.; fuera del país, en el mundo revisionista y capitalista, existe una importante fuente ideológica, política, económica y militar extraña al socialismo que no pasa sin tener su impacto en nuestro pueblo. Se necesita la dictadura del proletariado, precisamente, para reprimir a los enemigos del socialismo, que surgen como resultado de estos factores, para evitar el peligro de la restauración del capitalismo, para garantizar el desarrollo ininterrumpido de la revolución socialista hasta el triunfo del comunismo a escala mundial.
«La teoría de la continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado», presentada por Mao Zedong y sus seguidores, es de hecho un intento de autorizar la equivocada línea oportunista que ha sido seguida en China y que ha dado lugar no sólo al fracaso en la liquidación de las viejas clases explotadoras, sino incluso a la aparición de la nueva burguesía; clase ésta que comparte el poder en china». (Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)
La necesidad de la lucha contra tanto contra el nihilismo nacional como contra el nacionalismo burgués para desmontar al fascismo
Klement Gottwald y Georgi Dimitrov, 1948 |
«Los comunistas, que forman parte de una nación oprimida o dependiente, no podrán luchar con éxito contra el chovinismo, en el seno de su propia nación, si al mismo tiempo no ponen de manifiesto, en la práctica del movimiento de masas, que luchan realmente por redimir a su nación del yugo extranjero. Por otra parte, los comunistas de la nación opresora tampoco podrán hacer lo que es necesario para educar a las masas trabajadoras de su nación en el espíritu del internacionalismo, si no libran una lucha decidida contra la política de opresión de su «propia» burguesía, por el derecho a la completa autodeterminación de las naciones esclavizadas por ellas. Si no lo hacen, tampoco ayudarán a los trabajadores de las naciones oprimidas a sobreponerse a sus prejuicios nacionalistas.
Sólo actuando en este sentido, demostrando de un modo convincente en toda nuestra labor de masas que estamos tan libres del nihilismo nacional, como del nacionalismo burgués, sólo entonces podremos librar una lucha verdaderamente eficaz contra la demagogia chovinista del fascismo.
Por eso, tiene una importancia tan enorme la aplicación justa y concreta de la política nacional leninista-stalinista. Es ésta una premisa absolutamente indispensable, para luchar eficazmente contra el chovinismo, principal instrumento de la influencia ideológica de los fascistas sobre las masas». (Georgi Dimitrov, La clase obrera contra el fascismo: Informe al VIIº Congreso de la Komintern, 2 de agosto, 1935)
¿Qué representa el fascismo?
«El fascismo no es una forma de poder estatal, que esté, como se pretende, «por encima de ambas clases, del proletariado y de la burguesía», como ha afirmado, por ejemplo, Otto Bauer. No es «la pequeña burguesía sublevada que se ha apoderado del aparato del Estado», como declara el socialista inglés Brailsford. No, el fascismo no es un poder situado por encima de las clases, ni el poder de la pequeña burguesía o del lumpemproletariado sobre el capital financiero. El fascismo es el poder del propio capital financiero. Es la organización del ajuste de cuentas terrorista con la clase obrera y el sector revolucionario de los campesinos y de los intelectuales. El fascismo, en política exterior, es el chovinismo en su forma más brutal que cultiva un odio bestial contra los demás pueblos». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Discurso de resumen en el VIIº Congreso de la Komintern, 13 de agosto de 1935)
domingo, 10 de agosto de 2014
Un extracto del alegato del búlgaro Georgi Dimitrov ante el tribunal nazi que desmonta rápido la teoría chovinista de la «superioridad germánica» sobre otros pueblos
Vista del banquillo y de los acusados y la defensa, durante el juicio de Leizpig por la quema del Reichstag, 1933. Georgi Dimitrov en la parte derecha de la imagen. |
«Georgi Dimitrov: La prensa no sólo me ha denigrado en todas las formas posibles –esto es lo que menos me preocupa– sino que, en relación conmigo, se ha motejado de «salvaje» y de «bárbaro» al pueblo búlgaro, a mí se me ha llamado «el tenebroso sujeto balcánico», el «búlgaro salvaje», y esto no puedo pasarlo por alto.
Es cierto que el fascismo búlgaro es salvaje y bárbaro. Pero la clase obrera, los campesinos y los intelectuales populares de Bulgaria, que están al lado del pueblo, no son, en modo alguno bárbaros, ni salvajes. El nivel material y cultural de los Balcanes no es indudablemente tan elevado como el de otros países europeos; pero, espiritual y políticamente, las masas del pueblo de mi país no ocupan un nivel más bajo que las masas de los demás países de Europa. En Bulgaria, nuestras luchas políticas, nuestras aspiraciones políticas no son inferiores a las de otros países. Un pueblo que ha vivido durante quinientos años bajo el yugo extranjero, sin perder su idioma, ni su nacionalidad, una clase obrera y una masa campesina como las nuestras que han luchado y siguen luchando contra el fascismo búlgaro y por el comunismo, un pueblo tal no es bárbaro, ni salvaje. Los bárbaros y salvajen en Bulgaria son solamente los fascistas. Pero, yo pregunto, señor Presidente: ¿en qué país no son los fascistas bárbaros y salvajes?
El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) ¿No aludirá usted, por supuesto, a la situación política de Alemania?
Georgi Dimitrov: (con una sonrisa irónica) ¡Naturalmente que no, señor Presidente!
Mucho antes de la época en que el emperador alemán Carlos V dijera que «sólo hablaba en alemán con sus caballos» [1] y que los hidalgos alemanes y la gente instruída escribían sólo en latín y se sentían avergonzados de la lengua alemana, en la «bárbara» Bulgaria, los apóstoles Cirilo y Método habían creado y difundido la antigua escritura búlgara.
El pueblo búlgaro luchó con todas sus fuerzas y con todo tesón contra el yugo extranjero. Por eso protesto contra los ataques de que se hace objeto al pueblo búlgaro. No tengo por qué avergonzarme de ser búlgaro y me enorgullezco de ser hijo de la clase obrera de Bulgaria». (Georgi Dimitrov; Versión taquigráfica del discurso de conclusión ante el Tribunal, 16 de diciembre, 1933)
Anotación de Bitácora (M-L):
[1] La famosa frase atribuida al emperador conocido como Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Germánico es: «Hablo el español con Dios, el italiano con las mujeres, el francés con los hombres y el alemán con mi caballo».
[1] La famosa frase atribuida al emperador conocido como Carlos I de España y Carlos V del Sacro Imperio Germánico es: «Hablo el español con Dios, el italiano con las mujeres, el francés con los hombres y el alemán con mi caballo».
sábado, 9 de agosto de 2014
Recordatorio sempiterno sobre los partidos denominados «comunistas», «marxistas», «obreros», etc.
«Para poder juzgar si un partido es partido de la clase obrera, no debemos fijarnos en el nombre que ha adoptado. ¡También el partido de Hitler se denominaba nacional«socialista»! El único criterio justo al respecto es si defiende y expresa los intereses de la clase obrera, si lucha por su causa. Y para dilucidar esta cuestión hay que ver en interés de quién obra la ideología, la política y toda la actividad práctica de este o aquel partido». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)
martes, 5 de agosto de 2014
Los marxista-leninistas somos partidarios de la democracia proletaria pero no menospreciamos la democracia burguesa ante el advenimiento del fascismo
«Todo el mundo sabe que nosotros, los comunistas, somos partidarios de la democracia soviética, de la democracia proletaria; de esta democracia que es mientras existan clases, la más amplia, es la que mejor responde a los intereses del pueblo trabajador. Por esta democracia luchamos nosotros. Pero si la democracia burguesa, si los derechos democráticos que esta democracia concede al pueblo trabajador y que el pueblo trabajador hubo de arrancar luchando duramente, se ven atacados por el fascismo, somos, naturalmente, partidarios de la defensa de estos derechos democráticos. Y si queréis que llamemos a esto defensa de la democracia, llamémoslo. Acerca del nombre que hayamos de darle, no vamos a discutir. Pero si nuestra favorable actitud hacia la democracia soviética supone un obstáculo para establecer juntos una lucha contra el peligro de amenaza fascista sobre la democracia burguesa, me gustaría explicar este punto de vista hacia los miembros de vuestro partido con la siguiente comparación:
Imaginemos a dos hombres encadenados. Uno de ellos «sólo» encadenado de pies; éste hombre vive bajo las condiciones de la democracia burguesa. El otro es encadenado de manos y pies y tiene una mordaza en la boca; este vive bajo las condiciones de la dictadura fascista. El primero de ellos se ve amenazado con caer en el peligro del segundo. Un comunista se acercaría y le dirías: «no permita que usted sea encadenado del todo, debemos agruparnos para luchar conjuntamente frente a este peligro». Un líder checoslovaco de la socialdemocracia, un opositor del frente único, empezaría a formular respuestas: «primero de todo se debe reconocer que es correcto que te encadenen los pies. Usted nunca debe demandar que se desencadenen dichos pies». Pero en contraste con esto, los comunistas aconsejan al hombre que «sólo» está encadenado de pies: «¿con qué fin, de todos modos, crees que te mantienen las manos libres? ¿sólo para que el esclavo trabaje con ellas para el maestro? ¿no se le ha ocurrido a usted que también esta libertad permite ser utilizada para quebrar los grilletes que encadenan los pies y coronar así el ser por fin libres completamente?». (Klement, Gottwald; Por el frente popular del trabajo, la libertad y la paz; Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 7 de agosto, 1935)
Salvando la democracia burguesa y el neoliberalismo en Nicaragua
«Con el ascenso al poder de Violeta Barrios Torres a inicio de los noventas y con los logros revolucionarios en proceso de ser revertidos, el pueblo nicaragüense se lanza a las calles para tratar de defender esos logros de la envestida neoliberal, pero se encuentra sin dirigentes en medio de un clima que presagia una guerra civil. Los dirigentes del FSLN, en su mayoría, habían abandonan a la militancia y a la masa; solo Ortega se queda a dirigirlos visiblemente, y es ese hecho el que catapulta su figura y lo convierte en el líder indiscutible del FSLN, es decir, aunque si bien la figura de líder de Ortega se inició a construir mediante propaganda desde aproximadamente 1983 con vista a la vuelta al sistema democrático burgués y los procesos electorales, este liderazgo no logró consolidarse sino hasta que emerge como «líder máximo» en los noventas, y el mismo sólo fue posible cuando individualmente pudo sobresalir frente a los otros ocho comandantes, lo que fue decididamente favorecido por la vacilación mostrada por «los ocho». En ese escenario Daniel Ortega rápidamente llamó a la paz y a la reconciliación, a la aceptación de los resultados electorales, al respeto de la democracia burguesa que estaba envistiendo al pueblo, propuso el gobierno desde abajo –una suerte de oposición ejercida sobre el ejecutivo desde la Asamblea Nacional acompañada de presión en las calles pero dentro de los límites proporcionados por el sistema–. Es decir, al contrario de lo que las mayorías piensan, el verdadero salvador de la democracia burguesa, en tanto del neoliberalismo en Nicaragua, es Daniel Ortega. Esa su intervención directa posibilitó que se redujeran las condiciones objetivas y subjetivas para un nuevo proceso revolucionario que dadas las características del momento estaría en las vías del socialismo; pero como siempre, se adoleció nuevamente de una verdadera vanguardia proletaria». (Equipo de B. N.; ¿Qué fue de la Revolución Popular Sandinista? [1], 2014)
Nota
[1] En los próximo días pondremos a disposición vuestra este título que resulta en un análisis marxista-leninista que cubre la totalidad del proceso sandinista nicaragüense. Tenemos por objeto responder en alguna medida a las preguntas relacionadas con la deriva ideológica del Frente Sandinista de Liberación Nacional, y a su incapacidad manifiesta de desarrollar socialismo en Nicaragua.
lunes, 4 de agosto de 2014
La peligrosidad de las teorías que apuestan por abandonar las ciudades a su suerte durante su ocupación
Josip Broz Tito y Winston Churchill, en Nápoles, 1944 |
«Ninguna persona progresista, menos aún un comunista, querría de ninguna manera restar importancia a las luchas de los pueblos yugoslavos, su heroísmo y sacrificios en la lucha por la liberación nacional contra las fuerzas del Eje. Pero a pesar de los grandes logros militares, en algunos aspectos la lucha de la liberación de Yugoslavia era en realidad más débiles que en los países vecinos, que por ejemplo, en Bulgaria.
En las unidades de partisanos sobre el terreno accidentado de Yugoslavia, en las montañas y los bosques, el pueblo y los jóvenes vinieron a luchar contra los ocupantes. Como era natural en un país como Yugoslavia, donde la gran mayoría de la población son campesinos, la mayoría de los reclutas partisanos provenían del campesinado. Muchos de los mejores elementos de la clase obrera dejaron sus puestos de trabajo, dejaron sus fábricas, dejaron los pueblos y ciudades y se unieron a las unidades de partisanos en las colinas, bosques y barrancos. En los propios pueblos, bajo la ocupación y opresión de los países del Eje, el movimiento de resistencia ilegal fue muy desarrollado. En una serie de países de Europa del Este, donde la lucha armada guerrillera no llegó a las proporciones de Yugoslavia, sin embargo sí lograron que el movimiento anti-Eje de sabotaje dentro de las industrias, la resistencia ilegal clandestina en los pueblos y ciudades, y la actividad del movimiento sindical ilegal estuvieran más desarrollado. Con la liberación, se comprobó que después de tres o cuatro años de ocupación del Eje, el movimiento de la clase obrera de los pueblos yugoslavos era políticamente atrasado en comparación con la de los países vecinos.
Los líderes titoistas, completamente carentes de autocrítica, en lugar de ver esto como una debilidad que tendría que ser combatida y vencida, trataron de hacer de una debilidad una virtud, y renunciando al marxismo predicaron que el campesinado sería la fuerza principal en Yugoslavia». (James Klugmann; De Trotski a Tito, 1951)
No es posible transitar al socialismo sin una lucha de clases intransigente contra toda clase explotadora
Bulgaria, Sofia, elecciones municipales del 15 de mayo de 1949 |
«La democracia popular aparece como un Estado del periodo transitorio, llamado a asegurar el desarrollo del país por la vía del socialismo. Esto significa que, aunque el poder de los capitalistas y de los grandes terratenientes sea abolido y los bienes de esas clases se hayan convertido en propiedad del pueblo, las raíces económicas del capitalismo no están todavía extirpadas, los elementos capitalistas subsisten y se desarrollan, esforzándose por restablecer la esclavitud capitalista. Por ello la marcha adelante hacia el socialismo, no es posible más que por medio de una lucha de clases intransigente contra los elementos capitalistas, hasta su liquidación completa.
Sólo avanzando directamente en el camino hasta el logro del socialismo, puede la democracia popular estabilizarse y cumplir su misión histórica. Si cesa la lucha contra las clases explotadoras, hasta su eliminación, éstas inevitablemente tomarían la sartén por el mango y causarían la caída de la democracia popular». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, 1948)
La situación internacional; Georgi Dimitrov, 1948
El siguiente capítulo del informe de Georgi Dimitrov al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro de 1948, es un repaso de la situación internacional para entender los cambios producidos en la situación mundial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Se explicará, que pese a que la Segunda Guerra Mundial fuera consecuencia de las propias contradicciones inherentes al capitalismo, y fuera provocado por sus propios regímenes, el resultado no fue la aniquilación de la Unión Soviética socialista, sino que al igual que en la Primera Guerra Mundial, a fin de cuentas lo único verídico fue la aniquilación o el considerable debilitamiento de estos regímenes. Por tanto Dimitrov fue testigo de un relevo de una serie de regímenes capitalistas que cayeron en favor del socialismo y de muchos países imperialistas que perdieron sus posiciones en las colonias en favor de varios países colonizados que creaban sus Estados independientes. Pero también fue testigo presencial de la formación de un nuevo bloque imperialista redibujado tras la caída de países del Eje, formado por países como Francia, Inglaterra, y liderado con gran diferencia sobre todos los demás por Estados Unidos. Ya explicamos que supuso el Plan Marshall para los propios aliados estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial.
Se explicará qué significó para las masas trabajadoras búlgaras la política exterior de su reaccionario gobierno durante la Segunda Guerra Mundial y el papel de la Unión Soviética como aliado del gobierno revolucionario durante y después de la guerra en temas como: consolidación del fin del monarco-fascismo, mantenimiento de las necesidades básicas de la población, apoyo en los foros internacionales al nuevo gobierno búlgaro, etc. Se verá, como la política exterior búlgara tenía un mismo papel firme y claro desde que en 1942 los comunistas comandaran al Frente de la Patria agrupando a todas las masas para conseguir unos objetivos mínimos que garantizaran la soberanía e independencia del país tras el cese de la guerra.
Por supuesto también se hablará de los temas candentes de ese ya lejano 1948; como la traición del revisionismo yugoslavo encabezado por Tito, la independencia de Corea del Norte, la lucha del Partido Comunista de Grecia contra el monarco-fascismo y sus aliados anglo-estadounidenses, la lucha del Partido Comunista de China contra el Kuomintang auxiliado por Estados Unidos, las luchas por la independencia de Birmania, Indochina, etc.
En resumen, es un punto de vista marxista-leninista muy similar al esgrimido por Bolesław Bierut un año después:
«La presente formación del mundo tiene cortes claros. Los que defienden el poder del pueblo, que quieren la felicidad y el éxito para el pueblo, los que son patriotas genuinos y quieren la prosperidad y la soberanía de su país, estos son los campeones de la paz, la democracia y el socialismo. Los que quieren las explotación y opresión de los trabajadores, el regreso de los terratenientes y capitalistas, quienes son los adoradores del dólar, y que a pesar de su fraseología nacionalista son los más puros cosmopolitas que están traicionando la independencia de sus países. Esa es la línea de demarcación social y política en nuestros días». (Bolesław Bierut, Dos mundos, dos caminos, 1949)
Esta visión marxista-leninista del mundo, echaría por tierra la visión revisionista del mundo propagada por Tito sobre los «países no alineados», o la visión de Mao Zedong de los «tres mundos».
El documento:
«Dos hechos básicos caracterizan la época presente:
1. la crisis general y desintegración del sistema capitalista, y
2. el crecimiento continuo y evidente prosperidad del socialismo en la Unión Soviética.
1. la crisis general y desintegración del sistema capitalista, y
2. el crecimiento continuo y evidente prosperidad del socialismo en la Unión Soviética.
La crisis general del capitalismo es la consecuencia lógica de su propio desarrollo. Mediante el desarrollo de las capacidades productivas de la sociedad a una medida sin precedentes, el capitalismo se enredó en contradicciones que no puede resolver. La Primera Guerra Mundial marcó el comienzo de la época de la crisis general del capitalismo. La revolución de octubre de 1917 en Rusia arrebató del sistema capitalista mundial una sexta parte del globo. El capitalismo no sólo dejó de ser el único sistema universal de la economía mundial, sino que perdió su antigua capacidad de recuperación.