«El desarrollo de la crítica y autocrítica concreta y constante en el partido, y el descubrimiento de las insuficiencias en nuestro trabajo, tienen que ser también nuestra preocupación constante y primordial después del congreso, en todos los eslabones del partido, de abajo a arriba, y de arriba a abajo. No debemos olvidar nunca que la mayor sabiduría para el verdadero comunista es reconocer y comprender oportuna, honrada y sinceramente el error cometido, descubrir con audacia las causas que engendraron el error, y tener la voluntad inquebrantable de eliminarlo y corregirlo rápida y despiadadamente. En el partido y en todos los dominios de nuestra vida debemos liberarnos de modo definitivo de la costumbre nociva de no señalar concretamente los errores por temor a alterar nuestras relaciones de amistad o parentesco, causar fastidio a alguien o crearnos disgustos personales. Tenemos que fustigar implacablemente todo espíritu de familiaridad al resolver problemas del partido y del Estado. Los intereses del partido, de la clase obrera, del pueblo, tienen que colocarse por encima de toda clase de consideraciones y prejuicios pequeño burgueses». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, 1948)
jueves, 21 de agosto de 2014
Las relaciones de parentesco o amistad jamás deben suprimir la crítica de un error
«El desarrollo de la crítica y autocrítica concreta y constante en el partido, y el descubrimiento de las insuficiencias en nuestro trabajo, tienen que ser también nuestra preocupación constante y primordial después del congreso, en todos los eslabones del partido, de abajo a arriba, y de arriba a abajo. No debemos olvidar nunca que la mayor sabiduría para el verdadero comunista es reconocer y comprender oportuna, honrada y sinceramente el error cometido, descubrir con audacia las causas que engendraron el error, y tener la voluntad inquebrantable de eliminarlo y corregirlo rápida y despiadadamente. En el partido y en todos los dominios de nuestra vida debemos liberarnos de modo definitivo de la costumbre nociva de no señalar concretamente los errores por temor a alterar nuestras relaciones de amistad o parentesco, causar fastidio a alguien o crearnos disgustos personales. Tenemos que fustigar implacablemente todo espíritu de familiaridad al resolver problemas del partido y del Estado. Los intereses del partido, de la clase obrera, del pueblo, tienen que colocarse por encima de toda clase de consideraciones y prejuicios pequeño burgueses». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, 1948)
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