jueves, 11 de septiembre de 2014

Documento fundacional del Partido Socialista Unificado de Cataluña, 1936

José Díaz comprendió la necesidad para España de la unificación de los diferentes partidos en los que estaba disgregada la clase obrera hispana. Él, en sus contactos antes, durante y después de la guerra civil de 1936-1939, intento abrir comunicaciones con el ala izquierda del Partido Socialista Obrero Español –los cuales estaban rechazando las posturas del ala centrista y derechista de su partido, y superando sus desviaciones notablemente desde la revolución fallida de octubre de 1934– para realizar el frente popular, y por lo tanto para llevar a cabo acciones reales conjuntas contra el peligro fascista, pero también para preparar el terreno para una futura unificación de los dos partidos en un único y genuino partido proletario marxista-leninista, para tal trabajo se basaba en los escritos de Georgi Dimitrov, para que esta unificación no fuera mecánica, sino bajo un componente revolucionario, bajo un marco que significara el reconocimiento por este ala izquierda socialista de los principios revolucionarios básicos de la ideología del proletariado; o sea del marxismo-leninismo:

«El partido único que nosotros queremos y que la revolución necesita exige una claridad completa en cuanto a los principios que han de informarle y una unidad absoluta de ideas respecto a los problemas fundamentales de programa y de táctica. Estos problemas fundamentales son los que se condensan en los cinco puntos de la unificación destacados por nuestro gran Dimitrov en el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 y que son conocidos de todos». (José Díaz; Nuestro camino; Artículos publicados en «Mundo Obrero» en los días 6 y siguientes de junio, 1936)

Los puntos a los que se refiere José Díaz, tan conocidos por entonces, son estos –recomendamos ver la explicación de cada uno de Georgi Dimitrov en el siguiente escrito–:

«Pero, si para establecer el frente único de los partidos comunista y partidos socialdemócratas basta con llegar a un acuerdo sobre la lucha contra el fascismo, contra la ofensiva del capital y contra la guerra, la creación de la unidad política sólo es posible sobre la base de una serie de condiciones concretas que tienen un carácter de principio. Esta unificación sólo será posible: Primero, a condición de independizarse completamente de la burguesía y romper completamente el bloque de la socialdemocracia con la burguesía; Segundo, a condición de que se realice previamente la unidad de acción; Tercero, a condición de que se reconozca la necesidad del derrocamiento revolucionario de la dominación de la burguesía y de la instauración de la dictadura del proletariado en forma de soviets; Cuarto, a condición de que se renuncie a apoyar a la propia burguesía en una guerra imperialista; Quinto, a condición de que se erija el partido sobre la base de centralismo democrático, que asegura la unidad de voluntad y de acción y que ha sido constatado ya por la experiencia de los bolcheviques rusos. Tenemos que aclarar a los obreros socialdemócratas, con paciencia y camaradería, por qué la unidad política de la clase obrera es irrealizable sin estas condiciones. Con ellos debemos enjuiciar el sentido y la importancia de estas condiciones». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo; Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 2 de agosto de 1935)

Tan sólo en Cataluña estas intenciones avanzaron positivamente como se dice en el presente texto, por ello al inicio de la guerra se hizo realidad la fusión de estos dos partidos como eran la Federación Catalana del PSOE y el Partit Comunista de Catalunya, a estos se les unió, la Unió Socialista de Catalunya y el Partit Català Proletari, dejando fuera como se había demostrado con las jornadas del 1934, y como exigían los puntos de Dimitrov, cualquier partido de influencia trotskista. Aparte de la aceptación de los puntos de Georgi Dimitrov esgrimidos en el VIIº Congreso de la Komintern, y la propia adhesión de partido a la Komintern.

En España, finalmente, las presiones de los acontecimientos de la guerra, y la incomprensión de algunos dirigentes del ala izquierda de los socialistas como Largo Caballero de estos puntos, sumado a otros factores que demostraban la inmadurez de los socialistas en el momento, hicieron que esta unión nunca se concretara pese a la gran colaboración antifascista llevada entre los dos partidos durante la guerra.

Joan Comorera además, haría énfasis en la proporción de obreros en el nuevo partido:

«Los cuatro partidos que se fusionaron en el PSUC representaban en ese momento de la fusión una membrecía total de alrededor de 6.000 militantes. Hoy, 18 meses después de su formación, el PSUC consta con unos números de más de 60.000 militantes y ejerce una influencia decisiva en la UGT de Cataluña, una organización que agrupa actualmente a más de medio millón de trabajadores. La enorme mayoría de los militantes del PSUC son de nacionalidad catalana. Muchos de ellos llegaron a nuestro partido a través del movimiento nacionalista, pero ya en la lucha y por su propia experiencia, ganaron la convicción de que sólo en las filas y bajo la dirección de un partido revolucionario marxista-leninista pueden realizarse no sólo las aspiraciones nacionales del pueblo catalán, sino también el deseo de la clase obrera de libertad y justicia social. Los obreros industriales se encuentran en la mayoría absoluta entre los militantes del PSUC –alrededor del 62 por ciento–. Los campesinos constituyen una minoría importante –alrededor del 20 por ciento–; son seguidos por el grupo de trabajadores como empleados, trabajadores domésticos, profesores, etc. –alrededor de 16 por ciento–, mientras que otras categorías representan una pequeña minoría de aproximadamente el 2 por ciento». (Joan Comorera; El Partido Socialista Unificado de Cataluña, 1938)

Precisamente Joan Comorera, sería una de las grandes figuras que defendieron el legado de José Díaz sobre la cuestión del problema de las nacionalidades. Sus escritos sobre Cataluña sobre todo de después de la guerra, emanan del mismo pensamiento que el del comunista sevillano.

«La clase obrera, claro, tiene una concepción propia de la cuestión nacional, una concepción opuesta, inconciliable a la del reaccionario nacionalismo burgués. Nosotros profesamos la teoría nacional staliniana, los principios básicos son: el problema nacional es inseparable de la lucha por el aniquilamiento de la explotación capitalista; el derecho de autodeterminación de los pueblos es inalienable; la nación, en ejercicio democrático de su derecho, puede constituirse en Estado separado, puede unirse a uno u otro Estado, puede federarse con el Estado al que históricamente pertenece, y el respeto de esta voluntad nacional libremente expresada es obligatorio; todos los pueblos son iguales en derechos y los pueblos más avanzados tienen el deber de ayudar a los más atrasados a elevarse al mismo nivel; la unión libre de los pueblos iguales en derechos elimina toda posibilidad de opresión nacional, pone la nación al servicio de la humanidad y asegura la convivencia fraternal de los pueblos, la construcción de una vida pacífica, de bienestar progresivo y de libertad verdadera». (Joan Comorera; Carta abierta a Reyes Bertal, 1948)

A la muerte de José Díaz, y tras la llegada del temprano revisionismo al Partido Comunista de España –a diferencia de otros países, el revisionismo se coronó de modo temprano en los años 40–, Santiago Carrillo no respetó el status del Partido Socialista Unificado de Cataluña, y demandaba su absorción, demostrando la poca consideración con las enseñanzas de su predecesor. Joan Comorera se opuso a este proceso, sobre todo sin un proceso regular de votaciones. Sería pues, a partir de 1949 que se condenará a Joan Comorera a un vilipendio público, y finalmente se le expulsara bajo la acusación de nacionalista, fraccionalista e incluso de ser la versión titoista catalana pese a que sus escritos y su visión de la cuestión nacional demostraran lo contrario, y pese a que el propio Joan Comorera denunciara constantemente a Tito como un traidor y chovinista. Sobra decir, que obviamente tales acusaciones eran una mera excusa del carrillismo para hacerse con el control del PSUC y eliminar cualquier oposición. Joan Comorera no abandonaría el marxismo-leninismo y seguiría escribiendo tras su expulsión. Finalmente sería detenido en 1954, como muchos otros comunistas que operaban dentro de España, por la policía franquista, intentado reorganizar a los comunistas en Cataluña.

En próximas entregas iremos desbrozando el bagaje político-ideológico de Joan Comorera, para entender mejor su pensamiento y transcendencia para el pueblo catalán, ahora que muchos juegan a defensores del porvenir de ese pueblo bajo actitudes y máscaras burguesas. Este documento, sirve para que la gente que no conoce la historia de España o Cataluña vean la diferencias entre el marxista-leninista Partido Socialista Unificado de Cataluña de la época de José Díaz y Joan Comorera, y el revisionista Partido Socialista Unificado de Cataluña del carrillista Josep Moix, apologista de la democracia burguesa y la «reconciliación nacional» eurocomunista, o del refundado y actual organización socialdemócrata Partido Socialista Unificado de Cataluña viu, integrado en la colación de reformistas de Izquierda Unida.

El documento:

Fachada del Hotel Colon, Barcelona el 25 de julio de 1936, tras la fundación del PSUC

Documento fundacional del Partido Socialista Unificado de Cataluña

Comité de Enlace para el partido único del proletariado en Cataluña


Las representaciones de los partidos abajo firmantes, componentes del Comité de Enlace, han llegado a un completo acuerdo sobre los puntos en que debe basarse el partido único del proletariado de Cataluña, y que son los siguientes:

Primero. El partido único del proletariado de Cataluña, resultante de la fusión de los cuatro Partidos abajo firmantes, basará su estructura sobre los principios del centralismo democrático, convirtiéndose así en un partido de una sola voluntad y una sola línea de acción.

Segundo. Frente a la burguesía y sus partidos, el partido resultante de la fusión mantendrá en todo momento su independencia, en tanto que el partido de clase al servicio del proletariado y los campesinos.

Tercero. Pronunciándose decididamente por la defensa de la Unión Soviética y apoyando su justa política de paz, el partido resultante de la fusión luchará contra la guerra imperialista y contra sus propugnadores dentro y fuera del propio país.

Cuarto. El partido único del proletariado de Cataluña, resultante de la fusión, recogerá las ansias de emancipación nacional del pueblo catalán y se convertirá en su más fiel propulsor y organizador para llegar a la completa emancipación nacional y social de nuestro pueblo.

Quinto. Para realizar todo su programa, que será elaborado y acordado por el Congreso de fusión de los cuatro partidos, el partido resultante de la fusión propugna la toma revolucionaria del poder, derribando el poder de la burguesía y estableciendo la dictadura del proletariado.

Sexto. El Comité de enlace reconoce que es la Komintern la única Internacional que interpreta justamente los anhelos del proletariado mundial y guía la realización del socialismo triunfante en la sexta parte del mundo, como se ve en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Séptimo. Mientras y tanto se prepara convenientemente la realización del congreso de fusión, los cuatro partidos que constituyen el Comité de Enlace se
comprometen a realizar una campaña conjunta e intensa de esclarecimiento entre  la clase obrera y las masas populares de Cataluña, de la presente declaración y actuar de común acuerdo en todas las luchas políticas y sindicales que el momento actual plantean.

Barcelona, 23 de julio de 1936

Firmantes:

Unió Socialista de Catalunya, Joan Comorera 
Partit Català Proletari, Artur Cussó 
Federación Catalana del PSOE, Rafael Vidiella
Partido Comunista de Cataluña, Miquel Valdés 

1 comentario:

  1. Cada vez que visito este blog es como si entrara en una iglesia. Saludos cordiales

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