«Ciencia: La suma, el conjunto de los conocimientos sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, acumulados en el curso de la vida histórico-social. «…el objetivo de la ciencia consiste en dar un exacto... cuadro del mundo» (Lenin). La ciencia tiende a describir el mundo, no en la variedad aparentemente caótica de sus diversas partes, sino en las leyes, que trata de hallar, con arreglo a las cuales se rigen los fenómenos: tiene por objeto explicarlos. En todos los dominios del conocimiento, la ciencia nos revela las leyes fundamentales que rigen dentro del aparente caos de los fenómenos. La ciencia se desarrolla y avanza con la evolución de la sociedad; su progreso consiste en que llega a reflejar la realidad cada vez más profunda y exactamente. Como una de las formas de la actividad ideológica, la ciencia nace sobre la base de la actividad práctica productiva de los hombres. En cada etapa de la historia, representa el grado alcanzado hasta entonces en cuanto al conocimiento de las leyes de la realidad y está orientada hacia el cambio del mundo, es decir, hacia el dominio y utilización de las fuerzas de la naturaleza y hacia el cambio de las relaciones sociales». (Mark Rosental y Pavel Yudin; Diccionario filosófico, 1940)
A su vez, por «marxismo-leninismo», estos entendían «la teoría del movimiento de emancipación del proletariado». Dicha teoría estaría formada por «la filosofía del marxismo» como herramienta para conocer el mundo y transformarlo. Por esto mismo, entendían que por «filosofía» hemos de comprender simplemente «la ciencia sobre las leyes más generales que rigen el desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento». ¿Y qué se entendía por «ley»? Pues «La expresión de los aspectos y conexiones más generales, más sustanciales de la realidad material», y por eso, «las leyes científicas expresan con mayor profundidad y plenitud que las percepciones sensoriales directas, el cuadro del mundo objetivo».
Esta filosofía está dividida en dos grandes bloques generales: a) el «materialismo dialéctico» que «es la ciencia filosófica sobre las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento, la concepción filosófica del partido»; y b) el «materialismo histórico», que «es la aplicación consecuente de los principios del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales». Concluían, pues, que a fin de cuentas «el marxismo es una ciencia creadora», siendo «una teoría revolucionaria, como guía para la acción». (Mark Rosental y Pavel Yudin; Diccionario filosófico, 1940)
Aquí se exponía nítidamente la interrelación entre «filosofía» −o «ciencia del pensamiento», como la denominó Engels en su «Dialéctica de la naturaleza» (1883)− y el concepto de «ciencia» a nivel genérico, es decir, «el conjunto de los conocimientos sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, acumulados en el curso de la vida histórico-social». Y, por ende, si por las necesidades de la vida cada ciencia tiene «su tema de investigación particular», es normal que a su vez existan dos grandes bifurcaciones generales −«materialismo histórico» y «materialismo dialéctico»−, como así también toda una serie de ramificaciones concretas −«química», «historia», «biología», «sociología», etcétera−. Esta división se basa en las famosas palabras de Marx y Engels en «Ideología alemana» (1846) sobre la ciencia, donde habría que estudiar la historia del hombre y la historia de la naturaleza. Por tanto, hablamos de que el marxismo-leninismo es un movimiento político con una teoría para alumbrar la práctica, y que esta se vale de diversas ciencias generales y particulares como palancas, tanto para enfocar de forma concreta y precisa los distintos fenómenos, como también para sistematizar sus resultados. Es decir, se organizan distintas graduaciones del saber no por capricho, sino por la misma «diversidad» −grados o estratos− de la materia. De esta manera, por poner un ejemplo, el «materialismo histórico» estudia, como ciencia más general de lo social, los aspectos globales, abstractos, sus leyes fundamentales, mientras que la «historia», como ciencia más concreta, más determinada en lo cronológico, está mucho más limitada al acontecer de la sucesión de los hechos y cuenta con leyes más acotadas a esa esfera que explican dicha causalidad.
Aclaraciones y notas sobre el materialismo histórico
A continuación, expondremos un ejemplo básico de la vida diaria para comprobar cómo se manejan estos conceptos, y qué relación establecen entre sí. La «economía», la «prehistoria», la «arqueología» o la «historia», como ciencias sociales, nos permiten descubrir cómo y en qué época la moneda llegó a la Península Ibérica, con las colonias de Emporion y Rode, así como su impacto en las poblaciones indígenas de alrededor. Por otro lado, el «materialismo histórico», con todo su conocimiento acumulado más genérico, nos ayuda a detectar que, al igual que ocurrió en otras sociedades análogas, la introducción de la moneda contribuyó enormemente a cambiar la fisonomía de la sociedad, siendo, en este caso, una fuerza motriz en el cambio socioeconómico radical que sufrieron estos pueblos ibéricos, influenciando a su vez en otras formas psicológicas, nuevos modelos artísticos, militares, diferentes comportamientos y convenciones sociales, etcétera.