sábado, 21 de julio de 2018

Unas aclaraciones sobre la crisis política en Venezuela; Equipo de Bitácora (M-L), 2018


«En las elecciones a la Asamblea Nacional del 5 de diciembre de 2015 con una participación de más de un 70% la oposición de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) logró obtener un 56,22% de votos frente al 40,91% del Gran Polo Patriótico (GPP), confirmando la franca decadencia del chavismo. A partir de entonces la oposición, como era normal, tenía el Parlamento y por ende el poder legislativo, que lejos de facilitar iba a entorpecer el funcionamiento del gobierno, situación anómala a primera vista pero dentro de lo normal en el juego de la democracia burguesa y la división de poderes. Esto llevó a Venezuela a una agudización de las disputas políticas entre la «burguesía azul» de la MUD y la «burguesía roja» del GPP, por así decirlo, entre la vieja burguesía heredera del puntofijismo y la burguesía bolivariana.

A finales de julio de 2017 vimos como Maduro se «marcó un Fujimori» y dijo que debía disolverse la Asamblea Nacional como ya hizo el mandatario peruano en 1992 o como hizo en 1973 Juan María Bordaberry en Uruguay. ¿Tiene motivos legales Maduro? ¡Claro! Toda constitución burguesa tiene algún punto donde legitima suspender los órganos representativos en casos de excepción. La Constitución de Venezuela de 1999 dice en su Artículo 350:

«El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos». (Constitución de Venezuela, 1999)

Entonces se cumple al dedillo lo que anunciaba Marx de las constituciones burguesas:

«Cada artículo de la Constitución contiene, en efecto, su propia antítesis, su propia cámara alta y su propia cámara baja. En la frase general, la libertad; en el comentario adicional, la anulación de la libertad». (Karl Marx; Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte, 1852)

¿Y para que creen nuestros amigos que nuestro bonachón Comandante Chávez instauró esa cláusula tan ambigua? Para hacerla efectiva en momentos como estos. No importa lo que hayan votado las masas en unas elecciones de por sí engañosas que solo ocurren para legitimar el orden burgués existente, además, si alguien con autoridad lo cree preciso, se puede anular todo, y así lo ha hecho nuestro Maduro Bonaparte, y la culpa no es de Maduro que está asustado porque se le escapa la situación, la culpa es de la propia constitución que abre la puerta para tales despropósito.

Finalmente después de tanta expectación se llevó a cabo la convocatoria de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, los chavistas nos decían orgullosos que habían ganado las elecciones con un 41% de participación según los medios oficiales –un 12% según la oposición– con sospechas evidentes de fraude –en el número de votantes y resultado– y en medio de un clima de violencia. Resultados que ni el mismo Chávez había cosechado teniendo un carisma superior al de Maduro y periodos de bonanza económica donde al menos se podía pagar la deuda no como ahora. ¿Sospechoso verdad?  La propia empresa encargada del proceso electoral que llevaba más de una década siendo la muleta en que se apoyaban los chavistas para legitimar las elecciones, ¡resulta que denunció el ejercicio electoral como fraudulento!:

«El Gobierno de Venezuela estuvo la semana pasada en el ojo del huracán por el posible fraude en los resultados de las elecciones del domingo anterior. La empresa Smartmatic decía que no podía asegurar que los datos de participación ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) fueran confiables. Estiman una diferencia de más de un millón de votos. No es la primera vez que la compañía está dentro de una polémica por fraude, pero sí que lanza acusaciones contra la mano que le ha dado de comer durante más de 13 años y cuyo impulso, seguramente, ayudó a su expansión internacional». (El Confidencial; Qué hay detrás de Smartmatic, la empresa que denunció fraude electoral en Venezuela, 8 de agosto de 2017)

Más allá de la manipulación. ¿Creen los prochavistas que una nueva Constitución va a resolver los problemas de Venezuela; o que seguirán estando ahí y el problema es la ideología y proyecto económico del gobierno?

1) Desde el punto de vista chavista que te superen en la persuasión ideológica y logren superarte en las elecciones como ocurrió en 2015 grupos políticos como los de la MUD viene a decir que tu capacidad de persuasión tras más de una década –contando con las herramientas en el poder– es paupérrima. Si Maduro decidió disolver la Asamblea Nacional es porque la dominaba la oposición y le causaba problemas –como es normal–; lo importante de esto es que demuestra que el chavismo perdió definitivamente la confianza del pueblo al perder las elecciones y dar mayoría a la MUD –encima en unas elecciones en las que contaba con todo el aparato gubernamental a su favor–. Después amenazó con «reestructurar» la fiscalía –como hizo– profundizando la concentración de poderes, con lo que acusar a la oposición de tener pretensiones fascistas es una broma de mal gusto visto cómo actúa el chavismo en su fase desesperada. Realmente el chavismo está configurando una forma de gobernar autoritaria a que a todas luces se aproxima al fascismo. Actualmente Maduro ha usurpado el poder legislativo pero también el judicial, proceso que lleva sucediendo desde hace largo tiempo, recordemos casos como el de la jueza Maria Lourdes Afiuni de 2009, el propio fiscal Franklin Nieves que llevó el caso de Leopoldo López desde el exilio en octubre de 2015 que «el 100% de las pruebas fueron inventadas» y que «Maduro es el que gira todas las instrucciones para poner presa a cualquier persona», en diciembre de 2015 después de las elecciones parlamentarias, Maduro mediante sesiones extraordinarias nombró a 13 de los 32 jueces del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) para los 12 próximos años, un número de cooptaciones inconstitucional, siendo éste el método que se ha ido usando para entorpecer el funcionamiento normal del Parlamento desde 2015, pudiendo además el chavismo desde el TSJ decretar amnistías o incluso enajenar bienes privados de los grupos opositores. Así en 2016 declaró en desacato a la Asamblea Nacional y con ello invalidaba cualquier acción suya bajo la excusa de que existían diputados de Amazonas que quedaron suspendidos poco antes por el mismo organismo de justicia; de hecho se calcula que el TSJ de 40.000 sentencias no ha emitido ninguna en contra de los intereses chavistas.

La actual Constituyente que ha venido operando, tiene poderes que de facto han suspendido a la Constitución, actúa por encima de ella, con lo que se confirma el viraje del chavismo hacia formas despóticas de gobierno.

2) Si la MUD llena de sus fraccionalismos y luchas internas, con sus posturas –no olvidemos– muchas veces conciliadoras con el gobierno chavista, tiene a figuras que son escuchadas y causan credibilidad entre los trabajadores, no es por los millones estadounidense con que se han financiado sus partidos o el de las empresas –porque los chavistas también tienen financieros aunque de menor calado–, sino que es así porque el chavismo ha gestionado el país de una forma en que la gente no se acuerda ya tanto de los gobiernos de Acción Democrática/COPEI como de los actuales problemas de la era chavista; y también por supuesto, porque el chavismo no ha sabido ir más allá del eslogan y el asistencialismo en periodos más o menos llevaderos, lo cual no acaba con los problemas sociales, proyectos que han tenido que ser derogados en periodos de crisis. Apelar por tanto a la «defensa del gobierno» y las «conquistas bolivarianas» solo puede ser creído por los burócratas, sus familiares, los hooligans y los cretinos de las siglas y mitos, pero no para el trabajador medio que sufre todo el peso de la crisis, o de los acuerdos que Maduro negocia con las empresas privadas favorables a estas mientras por otro lado habla de «guerra económica».

El chavismo carece de coherencia ideológica y práctica, esas contradicciones hacen que los sectores más avanzados ideológicamente lo rechacen y que gran parte del sector de los trabajadores, pese a no entender mucho de política, vean la estafa que supone el chavismo en el poder y que gobierna en favor de la nueva «burguesía bolivariana», y de la «vieja», gracias a las recetas conciliadoras de ese Maduro que intenta aparentar ser el «presidentes de los trabajadores» mientras busca ganarse el favor de la burguesía en general para que «produzca en favor de esa pretendida Gran Venezuela».

3) Una nueva Constitución como han barajado algunos medios chavistas no sería garantía de resolver ninguno de los problemas reales, se han visto mil casos históricos de procesos constituyentes o constituciones sacadas de la chistera del gobierno elaboradas en medio de luchas por el poder, en medio de conflictos sociales, en medio de luchas armadas y atentados terroristas. El resultado fue el mismo en todos los casos: la misma dominación política, económica e ideológica de la burguesía en la cual sus intereses son sancionados en la Carta Magna, y cuando es necesario, no se ajusta a ella, o se vuelve a cambiar.

4) Los que claman en defensa de Venezuela porque lo consideran «socialismo» hablarán de un «socialismo» cristiano, pequeño burgués, porque desde luego no tiene nada que ver con el marxista y proletario. Los que igualmente hablan de «gobierno antiimperialista», ya hemos visto como Chávez mantuvo buenas relaciones y negocios con imperialistas como Xi Jinping, Lula, Aznar o Putin –aunque algunas de estas relaciones luego cambiasen–. Como se ha fijado en peones del imperialismo como Gadafi que cambiaban de bloque imperialista según dictara su oportunismo. Maduro ha firmado recientemente un convenio este viernes por mil trescientos millones de dólares con la petrolera estadounidense Horizontal Well. Así pues, ni siquiera la bandera de lucha contra «el imperialismo yankee» puede ser sostenida por el chavismo.

Los perros falderos del «socialismo del siglo XXI» son iguales que aquellos que en los 80 defendían el caos y los autogolpes del régimen revisionista polaco, aquel que a golpe de porra tenía que reprimir a los obreros de los astilleros y fábricas porque no aceptaban las bajadas de sueldos y la subida de precios en materiales básicos en los mercados, ni aceptaban la corrupción y el nivel de vida de lujo de sus dirigentes, ¿les suena la situación? Problemas nacidos a la sombra de las receta del CAME, un organismo del revisionismo soviético que junto al FMI dirigían Polonia para aplicar planes de ajuste de los salarios, subida de impuestos, planes para  desindustrializarse y construir en definitiva un modelo económico de país desequilibrado e ineficiente que encima debía ser construido según sus consejeros a base de créditos usureros de la URSS y del propio FMI. Cuando los revisionistas del exterior en los 80 señalaban que «la oposición estaba hegemonizada por el Vaticano y el sindicato reaccionario de Solidaridad» era cierto, pero solo significaba que había un problema entre los revolucionarios –como ahora lo es en Venezuela– que no sabían desligarse de las ilusiones del gobierno y no tenían organización y capacidad de llegar a las masas trabajadoras con un discurso y programa que golpease a todas las corrientes burguesas y sus falsas promesas. Pero estos mismos «analistas» en ningún momento se paraban a ver los errores y el oportunismo burgués de la dirección polaca la cual había llegado a esa situación de promover la religión con dinero público y establecer vínculos con todos los cabecillas imperialistas y socialimperialistas; por lo que venir a clamar, como hoy hacen algunos en el caso de Venezuela, por «apoyar a un gobierno antiimperialista» cuando los tentáculos de todos los bloques imperialistas hacen su agosto en estos países, es y ha sido siempre de un ridículo colosal.

Tanto el chavismo gobernante del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) como todo su coro de apologistas, en cuyo primer lugar está el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y que se agrupan en el frente del Gran Polo Patriótico (GPP), así como la oposición antichavista heredera de la era del puntofijismo agrupada dentro de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), hablan constantemente de los problemas de Venezuela pero acuden a explicaciones del todo inverosímiles cuando no surrealistas. Los primeros aluden que todo es la consecuencia de la «presión del imperio», de «grupos fascistas internos» y de una «guerra económica» de la «burguesía no chavista y no patriótica», para ellos el gobierno no tiene ninguna responsabilidad. Los segundos aluden que todo es culpa de la puesta en práctica del «socialismo del castro-comunismo» de Chávez, que este ha sido y viene siendo el culpable de los problemas actuales del país, y poco menos que presentan al actual gobierno como el más nefasto de la historia patria. La realidad es que el gobierno no puede estar exento de responsabilidades en los posibles casos de desabastecimiento de alimentos o de especulación de precios de los productos cuando conoce quiénes realizan tales actos para maximizar los beneficios, más cuando siempre acaba pactando con esas empresas y promueve tanto a la burguesía bolivariana y opositora –culpables del juego trilero en la cuestión alimenticia–. Por otro lado, la crisis tampoco puede ser culpa de un socialismo de corte «marxista», sencillamente porque el chavismo es de todo menos marxista, en todo caso estaría correcto decir que es un pseudo«socialismo» de corte «castrista», «socialista del siglo XXI», en resumidas cuentas un socialismo pequeño burgués que quiere ir de revolucionario pero no se ha alejado de ser reformista y defensor de la democracia burguesa, de su estructura política, de su cultura y mitos nacionalistas, de los esquemas económicos del pequeño capitalismo cooperativista y a la vez cómplice o pusilánime con las empresas monopolísticas nacionales y extrajeras, no habiendo roto con las leyes de producción capitalistas sino basándose en ellas.

No está de más recordar que problemas como la inflación, la corrupción, la inseguridad en las calles, el modelo rentista de la economía, no fueron inventos chavistas sino herencias de AC/COPEI, el chavismo solo ha mantenido esa «bonita tradición» por su inutilidad manifiesta. Vale expresar que no toda la oposición puede ser calificada de «fascista» sin más como hace el PSUV y sus acólitos, ni se puede soltar que todas las protestas y los choques violentos pueden ser calificados de provocaciones de «agentes a sueldo de Washington», viejos argumentos de los regímenes capitalistas-revisionistas que no querían ver los resultados de su política y que lo acabaron pagando caro: cuando algunas de las motivaciones reales de las protestas de los trabajadores eran sobre todo el haberse vuelto dependientes de ese imperio que calificaban de enemigo número uno. Cierto es, que gran parte de los descontentos venezolanos han sido hegemonizados por la labor oportunista de una oposición más derechista y más abiertamente proestadounidense como es la Mesa de Unidad Democrática (MUD), y que hay pequeños grupos fascistas o cercanos a él, pero eso no significa que las políticas chavistas sean acertadas, ni que no pueda existir –tal y como ocurre– una oposición de trabajadores que bien son apolíticos, o están medianamente o bastante concienciados y defienden sus intereses de clase y rechazan con razón las recetas del chavismo. Ciertamente habrá solo unos pocos que lo hacen con total concienciación y que la gran mayoría rechazan al chavismo simplemente por la inercia de los propios resultados de años de podredumbre y corrupción, pues esto es algo que abren los ojos a cualquiera pese a no existir un partido de vanguardia comunista. Y es que cuando el hambre aprieta, no hace falta tener muchas nociones de política para levantarse, cuando ya no se puede vivir como antaño, la gente reacciona mucho más rápido pese a que hace dos telediarios defendían al gobierno y confiaban en sus promesas. Dicho en otros términos, el descontento ciudadano hegemonizado por la oposición venezolana es consecuencia directa de los desarrollos económico-políticos capitalistas del chavismo. 

De igual modo, como dijimos, los comunistas y sus tareas en países así:

«Todos los países tienen en la mentalidad colectiva de los trabajadores muchos mitos arraigados, inclusive de grupos y figuras pseudocomunistas nacionales, es necesario desmontar estos mitos ya que de otro modo se quedan incrustados en la mente de los trabajadoras e identifican erradamente conceptos como: lucha de clases, libertad, democracia, violencia, revolución, socialismo, marxismo, o comunismo y otros con experiencias erradas de grupos antimarxistas y el concepto que estos le daban. Es decir que si es importante explicar las mentiras de la llamada «derecha» de que «no existe alternativa al capitalismo», o desmontar teorías falsas sobre las causas de la crisis, no es menos importante desmontar las mentiras y mitos de la falsa «izquierda», que hace que los trabajadores adopten posiciones erradas creyendo que ciertos conceptos y poses son las correctas por desconocimiento o bajo la resignación que es a lo máximo que pueden aspirar según les enseñan estos embusteros. La refutación de los programas, proclamas y mitos de las organizaciones políticas que sean: desde los de la derecha filofascista y más rancia, hasta la de los grupos semianarquistas aventureros y terroristas, no suponen un gran trabajo para los marxista-leninistas, que gracias a su método científico saben analizar correctamente sus fenómenos, su origen y causas. Es menester ponerse a sacar conclusiones de todo esto, pero también es menester que una vez sacadas las conclusiones se pase a explicar y desmontar con paciencia, en un lenguaje entendible, todo esto a las masas trabajadoras. (…) Cada país tiene estos mitos por influjo interno o exterior entorno a movimientos pasados, regímenes exteriores o figuras históricas que no son puestas en su debido lugar, que son sobrestimado e incluso considerados referentes. Entendemos que no son mitos que vayan a desaparecer de la noche a la mañana porque han sido creados en la mente colectiva a través de un largo trabajo de propaganda agitada machaconamente, pero lo que no es permisible es que los llamados marxista-leninistas contribuyan a agrandar estos mitos en las masas, ya que si es que son verdaderamente la verdadera vanguardia del proletariado de su país, pondrán estos temas bajo el prisma de clase, y bajo un análisis certero se dará fin a falsos conceptos sobre estos temas. Y es que los marxista-leninistas (…) deben preguntarse seriamente: ¿si no hacen ellos mismos este quién lo hará?». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)

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viernes, 20 de julio de 2018

Sobre el supuesto intachable e innegable internacionalismo de Cuba


«Tanto los Hasél que adora a las bandas terroristas históricas, como los Pablo Iglesias que adoran a la socialdemocracia europea y latinoamericana, ambos son defensores del régimen cubano, eso nos indica, que pese a la verborrea, estos dos perfiles son iguales en sus referentes. Ambos hablan de ser consecuentes en la lucha contra la herencia del franquismo, afirman que hay que ser internacionalistas con los pueblos oprimidos, que hay que llamar a las cosas por su nombre. Hasél incluso llego a escribir un breve comunicado plasmando estos presuntos principios donde llego decir que «A los amigos de la burguesía que los llore la burguesía». Bien. Entonces nos gustaría que nos explicase lo siguiente:

«Tres días de luto oficial en Cuba. Se han sumado ayer a la decisión de decretar luto oficial por la muerte de Franco los siguientes Estados: Jordania, Túnez y Cuba, cuyo gobierno ha decretado tres días de luto oficial». (ABC; Edición de Andalucía, 22 de noviembre de 1975)

Habría que preguntar a Hasél, Cañamero, Iglesías, Monedero, Nega y a todos de una bancada u otra de la «izquierda», que tanto nos hablan del «intachable ejemplo del internacionalismo de Cuba con los pueblos», que opinan de que el gobierno cubano decretase en 1975 tres días de luto nacional tras la muerte del fascista Franco, como recogía orgulloso el periódico reaccionario ABC. ¿Una anécdota sin más, verdad? ¿Cómo las loas entre Castro-Videla y el apoyo mutuo, cierto?

«En abril de 1977, Buenos Aires autorizó «un intercambio de votos» para la reelección de Argentina en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas; paralelamente, Fidel Castro había pedido a la dictadura argentina apoyo para la elección de Cuba al Consejo Ejecutivo de la OMS, como publica hoy el portal Infobae. No solo el gobierno castrista calló ante los crímenes de la dictadura argentina sino que el gobierno de la URSS también fue socio económico y político durante el período 1976-1983. En esos tiempos, el Partido Comunista Argentino fue cómplice silencioso de la tragedia». (Clarín; Documentos oficiales muestran la complicidad de Fidel Castro con la dictadura de Videla, 20 de noviembre de 2014)

A Hasél le gusta mucho pronunciar la frase, «El que no conoce la verdad es un ignorante, el que la conoce y la oculta es un criminal», pues debería aplicársela con toda la información que le estamos dando sobre sus mitos revisionistas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)

domingo, 15 de julio de 2018

Los hombres y las casualidades dentro de la historia


«Desde luego, sería muy cómodo hacer la historia universal si la lucha se pudiese emprender sólo en condiciones infaliblemente favorables. De otra parte, la historia tendría un carácter muy místico si las «casualidades» no desempeñasen ningún papel. Como es natural, las casualidades forman parte del curso general del desarrollo y son compensadas por otras casualidades. Pero la aceleración o la lentitud del desarrollo dependen en grado considerable de estas «casualidades», entre las que figura el carácter de los hombres que encabezan el movimiento al iniciarse éste». (Karl Marx; Carta a Ludwig Kugelmann, 17 de abril de 1871)

Sobre el llamado ecologismo y ecosocialismo; Equipo de Bitácora, 2017


[Publicado originalmente en 2017. Reeditado en 2021]

«Los ecologistas pretenden defender la existencia del planeta y su fauna, deber que atañe ciertamente a la humanidad, pero que es imposible de resolver sin un cambio de modelo productivo. Muchas corrientes oficiales del ecologismo eluden la importancia del factor económico y lo derivan todo a teorías psicológicas que vendrían a explicar el carácter del ser humano, ignorando el factor del medio en que se desarrolla el mismo, y que, al fin, determina su forma de comportamiento. 

¿Es la tecnología y el progreso un sinónimo de deshumanización?

Para empezar, habría que ver qué consecuencias ha tenido el desarrollo de las fuerzas productivas respecto al medioambiente. Karl Marx demostró que el capitalismo creó y ahondó las diferencias entre campo y ciudad, entre trabajo físico e intelectual, y entre tanto, se certificó el agotamiento progresivo de los recursos:

«Es en la esfera de la agricultura donde la gran industria opera de la manera más revolucionaria, ya que liquida el baluarte de la vieja sociedad, el «campesino», sustituyéndolo por el asalariado. De esta suerte, las necesidades sociales de trastocamiento y las antítesis del campo se nivelan con las de la ciudad. Los métodos de explotación más rutinarios e irracionales se ven remplazados por la aplicación consciente y tecnológica de la ciencia. El modo de producción capitalista consuma el desgarramiento del lazo familiar originario entre la agricultura y la manufactura, el cual envolvía la figura infantilmente rudimentaria de ambas. Pero, al propio tiempo, crea los supuestos materiales de una síntesis nueva, superior, esto es, de la unión entre la agricultura y la industria sobre la base de sus figuras desarrolladas de manera antitética. Con la preponderancia incesantemente creciente de la población urbana, acumulada en grandes centros por la producción capitalista, ésta por una parte acumula la fuerza motriz histórica de la sociedad, y por otra perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, esto es, el retorno al suelo de aquellos elementos constitutivos del mismo que han sido consumidos por el hombre bajo la forma de alimentos y vestimenta, retorno que es condición natural eterna de la fertilidad permanente del suelo. Con ello destruye, al mismo tiempo, la salud física de los obreros urbanos y la vida intelectual de los trabajadores rurales. Pero a la vez, mediante la destrucción de las circunstancias de ese metabolismo, circunstancias surgidas de manera puramente natural, la producción capitalista obliga a reconstituirlo sistemáticamente como ley reguladora de la producción social y bajo una forma adecuada al desarrollo pleno del hombre. En la agricultura, como en la manufactura, la transformación capitalista del proceso de producción aparece a la vez como martirologio de los productores; el medio de trabajo, como medio de sojuzgamiento, de explotación y empobrecimiento del obrero, la combinación social de los procesos laborales, como opresión organizada de su vitalidad, libertad e independencia individuales. La dispersión de los obreros rurales en grandes extensiones quebranta, al mismo tiempo, su capacidad de resistencia, mientras que la concentración aumenta la de los obreros urbanos. Al igual que en la industria urbana, la fuerza productiva acrecentada y la mayor movilización del trabajo en la agricultura moderna, se obtienen devastando y extenuando la fuerza de trabajo misma. Y todo progreso de la agricultura capitalista no es sólo un progreso en el arte de esquilmar al obrero, sino a la vez en el arte de esquilmar el suelo; todo avance en el acrecentamiento de la fertilidad de éste durante un lapso dado, un avance en el agotamiento de las fuentes duraderas de esa fertilidad». (Karl Marx; El Capital, Tomo I, 1867)

jueves, 12 de julio de 2018

La diferencia entre los comunistas aventureros y los revolucionarios, según el propio Engels


«El Partido Comunista, o proletario, lo mismo que otros partidos, ha perdido la posibilidad de organizarse legalmente en el continente por la supresión de los derechos de asociación y reunión. Además, sus dirigentes fueron exilados de sus países. Pero ningún partido político puede existir sin organización; y si la burguesía liberal, lo mismo que la pequeña burguesía democrática, eran capaces de suplir más o menos esa organización con su posición social, sus ventajas materiales y las relaciones diarias establecidas desde hacía tiempo entre sus miembros, el proletariado, en cambio, privado de esa posición social y de medios pecuniarios, estuvo necesariamente compelido a buscar esa organización en asociaciones secretas. Por eso, tanto en Francia como en Alemania surgió multitud de sociedades secretas que, a partir de 1849, fueron siendo descubiertas, una tras otra, por la policía, y perseguidas como confabulaciones. Muchas de estas asociaciones eran realmente complots para derrocar el gobierno existente, y es un cobarde quien no conspira bajo ciertas circunstancias, lo mismo que es un imbécil quien lo hace en otras distintas. Además, existían otras asociaciones que se planteaban otros fines más vastos y sublimes, asociaciones que sabían que el derrocamiento de los gobiernos existentes es sólo una etapa transitoria en la magna lucha que se avecinaba y que procuraban mantener unido y preparar el partido, cuyo núcleo estaba constituido por ellos, para el combate final y decisivo que acabará un día u otro para siempre con la dominación no sólo de los meros «tiranos», «déspotas» y  «usurpadores» en Europa, sino también con un poder mucho mayor y más terrible que el de éstos: el del capital sobre el trabajo.

La organización del Partido Comunista de vanguardia en Alemania [2] fue de esta índole. Según los principios de su Manifiesto –publicado en 1848– y con las tesis de la serie de artículos sobre Revolución y contrarrevolución en Alemania, publicados en The New York Daily Tribane [3], este partido jamás se forjó ilusiones de que podría hacer cuando quisiera y como se le antojara la revolución que ponga en práctica sus ideas. Ha estudiado las causas que motivaron los movimientos revolucionarios de 1848 y las que los condujeron a la derrota. Al reconocer que en el fondo de todas las luchas políticas está el antagonismo social de las clases, se aplicó a estudiar las condiciones bajo las que una clase de la sociedad puede y debe ser llamada a representar todos los intereses de una nación y, así, gobernarla políticamente. La historia ha mostrado al Partido Comunista cómo creció el poder de los primeros capitalistas acaudalados, tras la aristocracia terrateniente de la Edad Media, y cómo ellos asieron luego las riendas del gobierno; cómo fueron desplazadas la influencia social y la dominación política de este sector financiero de los capitalistas por la creciente fuerza de los capitalistas industriales desde el empleo del vapor, y cómo en el presente reclaman su turno en el poder otras dos clases más, la pequeña burguesía y los obreros industriales. La experiencia revolucionaria práctica de 1848-1849 confirmó los razonamientos de la teoría que condujo a la conclusión de que la democracia de los pequeños comerciantes y artesanos debía tener su turno antes que la clase obrera comunista pudiera esperar a establecerse permanentemente en el poder y destruir el sistema de esclavitud asalariada que la sujeta al yugo de la burguesía. Así, la organización secreta de los comunistas no podía tener el objetivo directo de derrocar los gobiernos actuales de Alemania. No se formó para derrocar estos gobiernos, sino el gobierno insurreccional que tarde o temprano vendrá a sustituirlos. Cada uno de los miembros de la organización podrá apoyar enérgicamente en su día, y sin duda lo hará, el movimiento revolucionario contra el statu quo; pero la preparación de tal movimiento no puede ser objeto de la Liga de los Comunistas más que propagando las ideas comunistas entre las masas. La mayoría de los miembros de esta asociación comprende tan bien las bases de la misma que, cuando la ambición y el arribismo de algunos de sus miembros llevaron a las tentativas de convertirla en una organización conspiradora para hacer la revolución ex tempere [de improviso, sin preparación alguna] fueron expulsados en seguida». (Friedrich Engels; El reciente proceso en Colonia, 1 de diciembre de 1852)

Anotaciones de la edición:

[2] Por iniciativa de la redacción del Der Volksstaat (El Estado Popular ) una nueva edición alemana del Manifiesto fue publicada en 1872, con un prólogo de Marx y Engels y unas pequeñas correcciones en el texto. Llevaba el título de Manifiesto Comunista y así aparecieron las ediciones alemanas posteriores de 1883 y 1890.  

[3] Se refiere a la revolución de febrero de 1848 en Francia.

miércoles, 11 de julio de 2018

La Revolución Bolchevique a través de la distorsión trotskista; Equipo de Bitácora (M-L), 2016

Yezid Arteta Dávila

«Yezid Arteta Dávila, conocido líder de las FARC en los 80 y 90, arrepentido sobre el uso de la violencia armada para la toma de poder, poco después de su retirada de la lucha guerrillera hizo suyas las tesis pacifistas y socialdemócratas, actualmente es uno de los mayores propagandistas del nuevo rumbo de inclusión de las FARC en el panorama político democrático-burgués colombiano. Sus escritos nos van venir como anillo al dedo, pues reflejan lo que la mayoría de los líderes de las FARC han pensando sobre diversos acontecimientos históricos clave, así como las figuras de referencia para este grupo.

Escribiendo sobre la Revolución de Octubre en su 100 aniversario:

«En el curso de la humanidad pocas veces se ha juntado tanta genialidad política como ocurrió en Rusia en 1917. Lenin, Trotski, Inessa Armand, Mártov, Alexandra Kollontái, Bujarin, Sverdlov, Kámenev, Nadezhda Krúpskaya y un largo etcétera de mujeres y hombres que podían expresar sus ideas en varias lenguas sin perder la coherencia». (Yezid Arteta Dávila; 1917: Brillo y tiniebla, 11 de octubre de 1917)

[FARC] El apoyo a los regímenes y figuras burguesas en franca decadencia; Equipo de Bitácora (M-L), 2018


«Definitivamente, también las FARC viven en un mundo paralelo en cuanto al ámbito internacional y sus fenómenos. Examinemos algunas de sus últimas declaraciones:

a) En el cual el «gran demócrata» Lula es condenado «injustamente» –pese a grabaciones y pruebas irrefutables– por corrupción, mientras que la pobre Rousseff es poco menos que una víctima de un golpe de Estado –tampoco importan sus casos de corrupción, la represión contra los movimientos populares o la famosa Ley Antiterrorista–:

Sobre el «sindicalismo» de Hogar Social; OCTE, 2018

De nuevo traemos a nuestro medio, las publicaciones de los camaradas de la OCTE, que están llevando últimamente varios artículos de clarificación ideológica en medio de esta marisma de inacción generalizada sobre diversos temas cadentes. En este caso sobre el renacer de diversos movimientos fascistas que intentan enmascararse para que no les relacionen con las concepciones más negativas del franquismo. Para ello intentan utilizar un lenguaje más sutil y demagógico, quizás más cercano al fascismo de José Antonio Primo de Rivera y Falange de los años 30, que al de los historiadores y defensores generales del franquismo más casposo. Véase nuestro artículo: «¿Acaso el fascismo español falangista era realmente una «tercera vía» entre capitalismo y comunismo?» de 2014.

Lo principal a extraer, es que el fascismo, como el liberalismo o la socialdemocracia, trata de tapar los males del sistema 
y solucionarlos en base a recetas basadas en la reconciliación y no en la lucha de clases. Por otro lado recordemos que el fascismo se diferencia de los liberales o socialdemócratas en que es la expresión abiertamente terrorista de la burguesía y su dictadura de clase, he ahí el problema que compete el ascenso del fascismo en un país: que puede suponer el fin de los derechos y libertades de la democracia burguesa, ganados no en base a la magnanimidad de la burguesía, sino a las luchas obreras de años o siglos.

El documento:


“Acción Social de los Trabajadores” es un sindicato creado recientemente por la organización fascista española Hogar Social. Hasta el momento solo han publicado un pequeño panfleto en su cuenta oficial de twitter, pero debido a la fascistización del Estado que está teniendo lugar en nuestro país y el repunte de las fuerzas fascistas, creemos importante desmontar desde el principio sus vacíos argumentos, a pesar de que el fascismo o el “Nacionalsindicalismo” de Ramiro de Ledesma o Primo de Rivera ya hayan sido ampliamente refutados. 

Su discurso, al igual que el de Hogar Social Madrid, es camaleónico, renegando de cualquier símbolo fascista y utilizando una terminología más “progresista” para un mayor calado entre las masas. Pero que no nos engañen: su tufo a rancio se percibe a kilómetros. 

Al igual que hicieron sus referentes ideológicos, tergiversan la lucha de clases y contraponen los intereses del obrero nativo y el inmigrante, en lugar de los intereses de la burguesía industrial y terrateniente, por un lado, y los de la clase obrera y el pueblo por otro. ¿Pero acaso hacen esto por ignorancia? Para nada. Lo hacen por la profunda xenofobia que profesan, originada por su metafísica e idealista concepción de la nación [1] y, por supuesto, porque son los lacayos de la burguesía. Y esto no es algo que digamos nosotros, lo demuestra la historia; por poner un ejemplo, podemos mencionar como en sus inicios el Nazismo alemán, el Fascismo italiano y el Nacional-Sindicalismo español tenían un discurso fuertemente anticapitalista, presentándose como los defensores de las clases medias, los pequeños propietarios, etc. pero una vez llegados al poder el enorme crecimiento del monopolismo dejó en evidencia todas estas consignas. En esto acabó su discurso “anticapitalista”:

martes, 10 de julio de 2018

La diferencia entre la peligrosidad de un grupo revolucionario-comunista y la de un grupo aventurero-terrorista de cara al poder burgués


«Un grupo verdaderamente marxista-leninista, más allá de posibles desviaciones y excesos no sostiene una lucha permanente a base de atentados y sin perspectivas claras como los grupos netamente terroristas, sino que lucha por llevar a término la revolución de la mano de las propias masas utilizando tanto métodos pacifistas como violentos, estando codo a codo en cada lucha, algo que por sus características es una tarea larga pues supone hacer que la clase obrera y sus aliados tomen conciencia a cada a paso de la necesidad de la revolución, aprendiendo de su propia experiencia en las pugnas que se desarrollan en los campos de la política la economía y la cultura, no pudiéndose forzar las etapas para lanzarse a la toma del poder, por tanto, la represión que sufren los marxista-leninistas a diferencia de la que sufren los aventureros terroristas, siempre se hará sentir en una intensidad mayor y de forma multifacética, debido a la sencilla razón de la verdadera peligrosidad que suponen sus acciones y sus objetivos para el Estado: tanto en la forma de democracia burguesa como en su forma fascista, mientras que un grupo desligado de las masas, ecléctico y desesperado, por muy especular que se pretenda con sus acciones, no supone un desafío real sino un problema fugaz, y puede hasta llegar a ser, como hemos visto históricamente, un juguete en manos de los servicios secretos». (Equipo de Bitácora (M-L)Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 30 de junio de 2017)

miércoles, 4 de julio de 2018

Renegociación de un nuevo acuerdo de Paz para poder establecer un partido, una estética y un programa socialdemócrata-cristiano; Equipo de Bitácora (M-L), 2018


«Es bastante preocupante y desmoralizante el ver como los presuntos marxistas de Colombia pierden el tiempo en temas estériles discutiendo «hasta el sexo de los ángeles», y luego se excusan en que no han tenido, según ellos, tiempo suficiente para ponerse a analizar en profundidad el fenómeno de las FARC-EP ni el carácter de los acuerdos de paz. ¿Si supuestamente estas son las cabezas pensantes de la nación, los ilustrados, los elementos más concienciados y avanzados, a qué se deben dedicar si no es a arrojar algo de luz sobre esto y marcar el camino a seguir? ¿Acaso un marxista puede dedicarse a discusiones escolásticas y no prestar atención a los problemas presentes del movimiento obrero nacional e internacional? Quizás para los que viven abstraídos de la realidad sí, nosotros no lo consideramos conjugable, ni debemos decir que los principios del marxismo tampoco. Pero por desgracia esto no ocurre solo en Colombia, sino alrededor de todo el globo, la falta de estudio y la falta de análisis hace que los individuos y colectivos marxistas no tengan una mínima oportunidad de mantener una perspectiva sobre lo que hacen y tienen que hacer a corto plazo en cuanto a sus tareas ideológicas.

Volviendo al país caribeño y a su panorama político, tras el triunfo del NO en el plebiscito sobre el acuerdo entre las FARC y Santos. Se renegoció un nuevo Acuerdo de Paz que se presentó en noviembre de 2016, pero esta vez en lugar de someterlo a voto ante la población, Santos no se arriesgó y decidió presentarlo en noviembre deprisa y corriendo ante los instrumentos políticos del Estado para contar con los votos de su bancada que son mayoría, siendo aprobado así por la Cámara de Representantes y el Senado. Veamos algunas comparativas: