«¿La actual oposición a Dilma es acaso hegemonizada por algún partido marxista-leninista? No, está hemegemonizada por una oposición con partidos burgueses que están si cabe más a la derecha que el Partido del Trabajo (PT) de Dilma-Lula como ocurre con la oposición en Venezuela o Nicaragua.
¿Existe acaso algún frente de oposición donde formen parte los marxista-leninistas aunque no sea la principal fuerza de este frente? Tampoco. Es más cabe preguntarse: ¿existe alguna organización marxista-leninista real en Brasil con peso? Tampoco, el nivel de desorganización de la clase obrera brasileña es un drama como en tantos otros países, hoy solo quedan los restos de organizaciones antaño combativas, ahora grupúsculos oportunistas inservibles, que mendigan alguna que otra cuota de poder, detrás de alguna sección burguesa.
¿Existe acaso algún frente de oposición donde formen parte los marxista-leninistas aunque no sea la principal fuerza de este frente? Tampoco. Es más cabe preguntarse: ¿existe alguna organización marxista-leninista real en Brasil con peso? Tampoco, el nivel de desorganización de la clase obrera brasileña es un drama como en tantos otros países, hoy solo quedan los restos de organizaciones antaño combativas, ahora grupúsculos oportunistas inservibles, que mendigan alguna que otra cuota de poder, detrás de alguna sección burguesa.
No existe una organización realmente marxista-leninista desde la abierta traición que el oportunista João Amazonas propició al glorioso Partido Comunista de Brasil (PCdoB), organización líder de la lucha contra la dictadura militar brasileña durante 1964-1985, un partido que ciertamente tuvo sucesivas desviaciones castristas y maoístas que se fueron superando, pero constituía el único baluarte revolucionario desde la sumisión del viejo Partido Comunista Brasileño (PCB) al jruschovismo. Las aportaciones de figuras como Mauricio Grabois o Pedro Pomar, figuras que se opusieron dentro del PCB a la implantación de la línea revisionista, y que fueron consecuentes fundando el nuevo PCdoB en 1962. Ambos acabarían asesinados respectivamente en 1973 y 1967 por la reacción brasileña, pero sus aportes y artículos son de total actualidad. Citaremos como ejemplo algunas de las obras de estas figuras y otras del partido que deben ser releidas por todos los marxista-leninistas de la actualidad:
a) Pedro Pomar; En el 30 aniversario de la Revolución de Octubre, 1947.
b) Pedro Pomar; Stalin, artífice de la vitoria sobre el fascismo, 1949.
c) Mauricio Grabois; Dos concepciones, dos orientaciones políticas, 1960.
d) De la conversación del camarada Enver Hoxha con el camarada Pedro Pomar, 18 de agosto de 1967; Publicado en Rruga e Partisë, N ° 2, 1977.
e) Mauricio Grabois; Diario de la guerrilla, 1973.
f) Pedro Pomar; La gloriosa bandera de 1935, 1975.
g) PCdoB; Conquistar la libertad política, alcanzar una democracia popular, 5 de enero de 1976.
h) PCdoB; Resoluciones de la VIIª Conferencia del PCdoB, 1 de enero de 1979.
i) PCdoB; Estudio crítico sobre el principio de la violencia revolucionaria, 1 de enero de 1983.
En la actualidad no hay artículos de tal calidad ni coherencia en los principios, a cualquier revolucionario le causa una honda simpatía la valentía de levantar la bandera marxista-leninista en aquellos momentos de traición revisionista y de férrea ofensiva de la reacción, sobre todo a partir del golpe fascista de 1964.
Pero los méritos del PCdoB y sus cuadros no solo se reducen a criticar al jruschovismo, sino a haber superado sus ilusiones tempranas sobre el castro-guevarismo y también del maoísmo a partir de mediados de los 70.
En especial hay que destacar la lucha llevaba contra los movimientos tercermundistas, a ejemplo, para que el lector precise el nivel que mantenía en partido en los 70, dejaremos el siguiente extracto:
«Era un momento en que este tercer mundo, mundo de los países no alineados o de los países en vías de desarrollo –tres definiciones, que expresan el mismo contenido– parecía estar unido y lograr éxitos considerables. Este «mundo» se adelantó entre los años 1972-1973. (...). La elevación del precio del petróleo fue aclamado como la liberación de los países oprimidos por el imperialismo y la demanda de la evaluación de las materias primas del tercer mundo se señaló como un nuevo camino para la liberación nacional. El tercer mundo se puso de moda. Allende en Chile, Perón en Argentina, Velasco en Perú, Fidel Castro en Cuba, todos se consideraban como pertenecientes al tercer mundo. De hecho, incluso Geisel se enamoró de esta tendencia. Precisamente en este momento determinados revolucionarios y círculos socialistas comenzaron a cantar alabanzas al tercer mundo y se consideran como una parte integrante de la misma, ocultando las diferencias de principio entre el socialismo y el capitalismo.
Nuestro partido nunca aceptó esta asombrosa clasificación, este harapo como bandera del frente mundial antiimperialista. Ya en 1973 se puso de manifiesto la incoherencia y oportunista carácter implícito en esta teoría:
«La perspectiva de una tercera posición que se están dando el movimiento antiimperialista es falsa, teórica y políticamente». (Publicado en un artículo de A Classe Operaria, 1973)
Ahora, le guste a sus apologistas o no, el concepto del tercer mundo está en crisis. La llamada independencia de la mayoría de estos países no fue más que una ilusión pasajera. Los cambios han tenido lugar en casi todos ellos, lo que ha puesto fin al supuesto antiimperialismo de sus gobiernos. Se han convertido aún más en países dependiente del capital financiero internacional –incluyendo de la Unión Soviética–. Según las cifras publicadas recientemente por la Conferencia de Comercio y Desarrollo de la ONU, sobre la base de las cifras dadas a conocer por el Banco Mundial, la deuda externa de estos países en 1974 fueron de 80 mil millones de dólares, mientras que ahora han llegado a 240 mil millones de dólares». (Partido Comunista de Brasil; Mantener en alto la bandera invencible del marxismo-leninismo, 1977)
Estos artículos son sin duda joyas de cuando el partido mantenía un valiente y gran nivel de análisis fruto de su madurez, pero ello no duraría demasiado. El actual PCdoB lejos de emitir críticas de este estilo, se reduce a un santurrón seguidismo a los regímenes tercermundistas de la llamada izquierda latinoamericana, incluso ofrece un cheque en blanco en concreto al gobierno imperialista de Dilma y es su más fiel servidor. Es decir, ha perdido todo conato de independencia de clase en sus análisis nacionales e internacionales.
A inicios de los 90 el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) podemos decir que se consumó completamente la desviación del camino marxismo-leninista que se había iniciado a finales de la anterior década. Esto se podía ver no solo con las alianzas con el propio Lula que empezaba a ser popular y otros reformistas a los que se abrazaba y alababa sin criticismo alguno, sino que empezó a declararse admirador de varios de los revisionismos que hasta hacia cuatro días sermoneaba con combatir. Esta traición de Amazonas en los años 80 liquidando el espíritu revolucionario del partido consumada de forma completa en el congreso de 1992, es comparable a la que Prestes cometió con el PCB que también formalizó en el congreso de 1956. Ambos pasaran a la historia como dos líderes nefastos que llevaron a su partido al abismo, no serán recordados por sus «tesis novedosas», ni por elevar al partido a una nueva etapa de grandes éxitos, sino por castrar sus principios y marginarlo de las masas, convirtiéndose en aquello que juraron no permitir. Por supuesto como en todo proceso no podemos personalizarlo en una o dos personas, la culpa reside en toda la militancia que permitió tal agravio, tanto en la experiencia del PCB como luego del PCdoB, casos que demuestran la fragilidad del militante comunista en tanto que sujeto que debe corroborar y supervisar que se mantenga la línea revolucionaria y relevar a sus líderes si pretenden desviar la línea revolucionaria de la organización.
Las primeras evidencias de este giro del PCdoB hacia posiciones derechistas, se pueden detectar desde el final de la dictadura militar y su ambigua posición en las huelgas de Sao Paulo. Después con el desgaste de la dictadura militar brasileña, su rendición, y el paso a la instauración de la democracia burguesa brasileña, el PCdoB llegó a exponer proclamas que embellecían a los jefes liberales con eslóganes como «Para la consolidación de la democracia, le damos la bienvenida al presidente Sarney», esto venía a decir que serían el furgón de cola de la burguesía liberal moderada. Esto pudo verse también en declaraciones sorprendentes como la de:
«Apoyamos al gobierno de la Nueva República y al presidente José Sarney porque entendemos que este es el camino correcto para la consolidación de las conquistas que se han logrado y para avanzar hacia los cambios fundamentales que nuestro pueblo ansiosamente espera». (Discurso de Haroldo Lima, líder del grupo parlamentario del PCB, Tribuna Operaria , No. 229, agosto de 1985)
Como se entenderá, Brasil obtuvo como España, la salida de un modelo autoritario y abiertamente terrorista hacia un modelo democrático-burgués parlamentario desde arriba, por tanto, proclamar un apoyo acrítico a un gobierno liberal de este tipo era adaptarse y aceptar la democracia burguesa como meta, crearles la ilusión a los trabajadores de que los actuales gobernantes eran garantes de «valores democráticos» y que podrían solucionar sus problemas. Por otro lado, creer que la tarea fundamental del partido era «proteger al país del golpismo y un retroceso» era una política cobarde que coartaba al partido de exponer sus propias demandas y aspiraciones, negar la independencia de los intereses de la clase obrera, significaba desmovilizar y relajar su combatividad, acostumbrarles a la teoría del mal menor, convertirlos en economicistas y reformistas. Lo cierto es que pese a las ilusiones del PCdoB, el gobierno liberal José Sarney no pudo controlar la inflación ni la deuda ni la carestía como había prometido, por lo que las protestas y huelgas siguieron sucediéndose saltándose con la represión como en los mejores tiempos de la dictadura militar.
El PCdoB llegó a adaptar sus estatutos para ser legalizado por el nuevo régimen, en el número quinto de sus principios, se decía sin sonrojo alguno:
«El Partido Comunista de Brasil defiende el régimen representativo y democrático, la soberanía nacional, el pluralismo de los partidos políticos y los derechos fundamentales de la persona humana». (Citado en Politico Operaria , No.2, Nov.-Dee. 1985)
Esto indudablemente revelaba un lenguaje que apostaba por el multipartidismo parlamentario liberal, por el humanismo pequeño burgués, pero no eran principios del marxismo. Exactamente es lo mismo que hicieron los revisionistas de Prestes en 1961 cuando reeditaron los estatutos del PCB para que fuesen legalizados.
Lenin precisamente advirtió sobradamente sobre estos peligros:
«La cuestión no consiste tampoco en saber si tales o cuales grupos socialdemócratas [léase comunistas - Anotación de Bitácora (M-L)] conservarán su autonomía formal, su fisonomía propia, su independencia con respecto a la democracia burguesa en todo el transcurso de la revolución. No sólo pueden dichos grupos proclamar dicha «independencia», sino también mantenerla formalmente, y, sin embargo, las cosas pueden pasar de tal modo, que se vean con las manos atadas en la lucha contra la inconsecuencia de la burguesía. El resultado político definitivo de la revolución puede ser que, a pesar de la «independencia» formal, a pesar de que la socialdemocracia conserve plenamente su fisonomía propia como organización, como partido, de hecho no sea independiente, no se halle con fuerzas para imprimir a la marcha de los acontecimientos el sello de su independencia proletaria, se vea tan débil, que, en el conjunto, en fin de cuentas, en el balance definitivo, su «dilución» en la democracia burguesa sea, no obstante, un hecho histórico. He aquí en lo que consiste el peligro real. (...) En una palabra: para no verse con las manos atadas en la lucha contra la democracia burguesa inconsecuente, el proletariado debe ser lo suficientemente consciente y fuerte para elevar hasta la conciencia revolucionaria a los campesinos, para dirigir la acometida de éstos, para realizar así de un modo independiente el democratismo consecuentemente proletario. (...) El socialdemócrata no debe olvidar nunca, ni por un instante, la inevitabilidad de la lucha de clase del proletariado por el socialismo, contra la burguesía y la pequeña burguesía más democráticas y republicanas. Esto es indiscutible. De esto se desprende la necesidad absoluta de un partido separado e independiente y rigurosamente clasista». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, 1902)
Esto por desgracia no fue comprendido por ningún grupo marxista de Brasil, la mayoría se conformaron con las conquistas de derechos y libertades logradas, mucho más, después de que llegase al poder el Partido del Trabajo (PT) de Lula en 2003 con su demagogia de izquierda y su «socialismo del siglo XXI».
João Amazonas consiguió que el PCdoB en su VIIIº Congreso de 1992 rechazara seguir manteniendo la crítica a los distintos revisionismos, ¡y sorprendentemente logró una adhesión a la rehabilitación con absolutamente todas las corrientes sin excepción que hacia un año el partido criticaba!
En cuanto al revisionismo chino, se decía:
En cuanto al revisionismo chino, se decía:
«Apoyamos al Partido Comunista Chino durante muchos años. Después de eso, hicimos muchas críticas. (...) No estábamos de acuerdo con la «teoría de los tres mundos». (...). Sin embargo, reconocemos de forma autocrítica que nuestro partido no siguió la evolución de la situación de China. China ha pasado por grandes tormentas. (...) El país ha conocido muchos zigzags durante su historia reciente. Pero China hizo esfuerzos para mantener un rumbo revolucionario. (...) China juega un papel importante en la situación internacional. Es por eso que el PCB intenta comprender qué está pasando realmente en China». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
Es decir João Amazonas fingió durante 1978-1992 comprender la necesidad de la crítica profunda al maoísmo con todos sus defectos que antes había promulgado:
«Denunciar el llamado pensamiento Mao Zedong como antimarxista-leninista. Las obras y la actuación de Mao Zedong se oponen a la doctrina revolucionaria de la clase obrera ya los objetivos que persigue el socialismo científico. El combate al maoísmo es inseparable de la lucha por la asimilación de los principios fundamentales del marxismo-leninismo y debe contribuir a expulsar de nuestra conciencia y de nuestra actividad cualquier influencia negativa de esa tendencia revisionista». (Documento aprobado en la VIIº Conferencia del PCdoB, celebrada en 1979)
Con esta declaración de 1992 se autodesenmascaró, demostró que se adhirió a dicha denuncia por pragmatismo, así como del mismo modo, volvió al redil del maoísmo cuando lo consideró oportuno para sus intereses. Estos giros acrobáticos sin más argumentación, solo están al alcance de payasos de circo y prestidigitadores como Amazonas. La crítica y autocrítica es un arma imprescindible en el desarrollo de las personalidad individual del sujeto marxista. Pero el cambio de una línea a otra, sin una explicación sólida y plausible no supone una autocrítica sino un acto de oportunista, sobre todo cuando se vuelven a posiciones pasadas ya superadas por la historia del movimiento obrero. ¿Qué tipo de líderes comunistas pueden considerarse a aquellos que en los 90 viraron hacia el maoísmo, el juche o el castrismo? Líderes oportunistas que cambian al son de compás de la música revisionista de moda pero no líderes de vanguardia del proletariado y de su ideología marxista-leninsita que son conscientes de los peligros de estas corrientes antimarxistas.
«Denunciar el llamado pensamiento Mao Zedong como antimarxista-leninista. Las obras y la actuación de Mao Zedong se oponen a la doctrina revolucionaria de la clase obrera ya los objetivos que persigue el socialismo científico. El combate al maoísmo es inseparable de la lucha por la asimilación de los principios fundamentales del marxismo-leninismo y debe contribuir a expulsar de nuestra conciencia y de nuestra actividad cualquier influencia negativa de esa tendencia revisionista». (Documento aprobado en la VIIº Conferencia del PCdoB, celebrada en 1979)
Con esta declaración de 1992 se autodesenmascaró, demostró que se adhirió a dicha denuncia por pragmatismo, así como del mismo modo, volvió al redil del maoísmo cuando lo consideró oportuno para sus intereses. Estos giros acrobáticos sin más argumentación, solo están al alcance de payasos de circo y prestidigitadores como Amazonas. La crítica y autocrítica es un arma imprescindible en el desarrollo de las personalidad individual del sujeto marxista. Pero el cambio de una línea a otra, sin una explicación sólida y plausible no supone una autocrítica sino un acto de oportunista, sobre todo cuando se vuelven a posiciones pasadas ya superadas por la historia del movimiento obrero. ¿Qué tipo de líderes comunistas pueden considerarse a aquellos que en los 90 viraron hacia el maoísmo, el juche o el castrismo? Líderes oportunistas que cambian al son de compás de la música revisionista de moda pero no líderes de vanguardia del proletariado y de su ideología marxista-leninsita que son conscientes de los peligros de estas corrientes antimarxistas.
Los acólitos de Amazonas se esforzaron en defender para inicio de los 90 la línea del maoísmo y de la China de aquel entonces:
«El primer gran período referido fue todo marcado por la figura de Mao Zedong, «un gran líder del PC de China y del pueblo de las diversas nacionalidades del país, gran marxista y gran revolucionario, estratega y teórico del proletariado» (2). El esfuerzo prolongado de aplicar el marxismo-leninismo a las condiciones concretas de China, desarrollado especialmente por Mao, produjo el «pensamiento de Mao Zedong», «cristalización de la sabiduría colectiva de los comunistas chinos» (idem). (...) Es en ese contexto que lo que pasa en la China de hoy es sumamente importante. China sigue defendiendo el socialismo y su economía, lejos de colapsar, presenta un desempeño excepcional. Este hecho, en sí mismo, es de enorme significado, pues involucra casi la cuarta parte de la población del planeta. Pero, además, contribuye a la respuesta práctica de cómo, en la actual cuadra mundial, sin arriar las banderas del socialismo, de la dictadura democrática popular y del marxismo-leninismo, la economía de un gran país puede crecer. (...) La economía de la etapa primaria del socialismo en China, en el grado de elaboración del XIII Congreso, fue definida como una «economía mercantil planificada socialista». En esta economía coexisten «múltiples formas de propiedad de los medios de producción», incluida la privada y la extranjera». (Haroldo Lima; Apropósito del socialismo en China, 1 de febrero de 1993)
«El primer gran período referido fue todo marcado por la figura de Mao Zedong, «un gran líder del PC de China y del pueblo de las diversas nacionalidades del país, gran marxista y gran revolucionario, estratega y teórico del proletariado» (2). El esfuerzo prolongado de aplicar el marxismo-leninismo a las condiciones concretas de China, desarrollado especialmente por Mao, produjo el «pensamiento de Mao Zedong», «cristalización de la sabiduría colectiva de los comunistas chinos» (idem). (...) Es en ese contexto que lo que pasa en la China de hoy es sumamente importante. China sigue defendiendo el socialismo y su economía, lejos de colapsar, presenta un desempeño excepcional. Este hecho, en sí mismo, es de enorme significado, pues involucra casi la cuarta parte de la población del planeta. Pero, además, contribuye a la respuesta práctica de cómo, en la actual cuadra mundial, sin arriar las banderas del socialismo, de la dictadura democrática popular y del marxismo-leninismo, la economía de un gran país puede crecer. (...) La economía de la etapa primaria del socialismo en China, en el grado de elaboración del XIII Congreso, fue definida como una «economía mercantil planificada socialista». En esta economía coexisten «múltiples formas de propiedad de los medios de producción», incluida la privada y la extranjera». (Haroldo Lima; Apropósito del socialismo en China, 1 de febrero de 1993)
Como se comprenderá venir a decir a esas alturas que el «Pensamiento Mao Zedong era la adaptación del marxismo al país asiático» era propaganda revisionista infantil, como si no se hubiera demostrado que esto solo fue una estratagema de los dirigentes chinos para pasar de contrabando su ideología. Como dijimos además:
Por otro lado también decir que «China era una potencia socialista» era desconocer como se dio la revolución democrático-burguesa en China y como fueron sus desarrollos posteriores bajo el maoísmo, demostrándose que en lo sucesivo no hubo una construcción socialista como tal, sino un desarrollo capitalista bajo rojos ropajes, y que los diferentes dirigentes que ha tenido China no hicieron más que seguir el legado de las tesis nacionalistas y supremacistas de Mao para configurar el socialimperialismo chino, es decir elevar a su país a una superpotencia.
Existen infinidad de documentos contra el revisionismo chino que demuestran la podredumbre de esta corriente, pero el propio Enver Hoxha analizó sistemáticamente al mismo maoísmo en sus obras: «El imperialismo y la revolución» de 1978 y «Reflexiones sobre China» de 1979.
¡Sobre el régimen norcoreano los neorevisionistas brasileños nos decían que nadie sino el propio partido de allí debe juzgarlos! Una excusa metafísica-idealista muy trillada:
«Corea del Norte (...) siempre ha estado bajo la amenaza del imperialismo. El país ha realizado muchos esfuerzos para construir una nueva sociedad y reunificar un país que fue dividido por los imperialistas estadounidenses. Preguntarse si ha elegido la mejor manera de lograrlo, ese es un problema que debe considerarse teniendo en cuenta la opinión del Partido de los Trabajadores de Corea, porque este es un partido que fue probado durante múltiples luchas. (...) Creemos que Corea del Norte está incluida en nuestro campo antiimperialista y revolucionario». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
Esta es la típica excusa de siempre. Pero ya antes de la década de los 90 se había demostrado que la ideología juche que rige este régimen se basa en un componente que predica la conciliación de clases entre explotados y explotadores, siendo una doctrina idealista, nacionalista, racista y abiertamente vendido a los imperialismos de distinto color, no por casualidad el Juche no es en sus inicios sino una variante del maoísmo a la coreana. Incluso en la cuestión de la reunificación nacional los revisionistas coreanos ha abandonado la antigua posición revolucionaria por una claudicadora. Todo ello puede verse en nuestro documento: «El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche» de 2015.
Los dirigentes brasileños también se sumaban al coro del castrismo al que habían abandonado en teoría en los 60:
«También está Cuba. Un país que siempre ha merecido nuestra simpatía y que, con la desaparición de la Unión Soviética, enfrenta actualmente serios problemas. Cuba nunca renunció a la revolución y lucha heroicamente. (...) La solidaridad con Cuba es el deber de todos los revolucionarios». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
En resumen: que se volvía a caer en los mitos de que el país que dirige los revisionistas cubanos es antiimperialista o revolucionario, cuando siempre se había basado en el modelo revisionista soviética, y para finales de los 80 ya se habían enmarcado en una carrera por ver que imperialismo invertía más en la isla. Véase el último congreso del castrismo de 2016 para entender que línea político-económica de sumisión al capital extranjero y los créditos lleva desde hace largo trecho.
Entre tanto, mientras el PCdoB saludaba a todos los oportunistas posibles, los revisionistas brasileños revaluaban a Stalin para calumniarlo como habían hecho los socialdemócratas, trotskistas, anarquistas, titoistas, jruschovistas, maoístas y demás:
«Rechazamos las acusaciones insidiosas que las fuerzas reaccionarias dirigen contra nosotros. No somos estalinistas. Tampoco somos antiestalinistas. Consideramos la figura de Stalin en el contexto histórico. (...) Además de algunos méritos incontestables, mostró fallos y deficiencias, cometió errores que pusieron en peligro la causa del proletariado». (Partido Comunista de Brasil; Documentos del VIIIº Congreso; El socialismo vive, 1992)
Se rehabilitó a los partidos que habían apoyado al revisionismo soviético y se propuso la unidad con ellos alegando que no podía considerarse oportunistas porque habían reflexionado sobre ciertas cosas –en realidad ninguno de estos grupos hizo ninguna autocrítica apreciable ni en esa época ni en el futuro–:
«Si hacemos una síntesis, concluimos que las fuerzas que están organizadas contra el revisionismo están débilmente desarrolladas. (...) También han cometido errores. Hoy en día, tenemos que enfrentar el problema de la unidad del movimiento obrero desde otro ángulo. Estamos en un período de transición. (...) debemos aprender a actuar a favor de la unidad de los trabajadores del mundo. No sería correcto adoptar las posiciones anteriores sin considerar los cambios que tuvieron lugar. Sufrimos una derrota histórica. Deberíamos encontrar las medidas concretas a través de las cuales podamos construir la unidad del proletariado. (...) Frente a la nueva situación –la desaparición del socialimperialismo soviético–, los partidos que habían seguido al PCUS han estado haciendo ciertas reevaluaciones en lo que respecta a los aspectos ideológicos. ¿Cómo deberíamos lidiar con esta pregunta? (...) No podemos hablar de la unidad de la clase obrera sin considerar que los partidos que siguieron al PCUS incluyen muchos grupos de militantes que no podemos acusar indiscriminadamente de oportunismo. (...) Creemos que deberíamos buscar contactos con esos partidos». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
Tampoco haría falta recalcar la dura lucha del movimiento marxista-leninista contra el jruschovismo-brezhnevismo. En concreto recomendamos la lectura del informe sobre revisionismo soviético que se hizo en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1981.
¡Pero los revisionistas brasileños incluso bendecía la reconciliación con el eurocomunismo ya en decadencia tras los fiascos electorales en toda Europa!:
«El Partido Comunista Portugués de Álvaro Cunhal está haciendo una reorientación hacia la izquierda. Entre el Partido Comunista Portugués Reconstruido (marxista-leninista) y el partido de Cunhal, la diferencia es muy grande. Pero el partido que ejerce una influencia casi decisiva sobre la masa trabajadora portuguesa es el partido de Cunhal». (João Amazonas; Por la unidad del movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
Recomendamos a los marxista-leninistas que echen un vistazo al análisis que Enver Hoxha registró en su documento: «Eurocomunismo es anticomunismo» de 1980. Allí se desmonta perfectamente a esta corriente cuando estaba en auge en Europa a mediados de los 70.
También se aprovechó para retomar la idea maoísta para Brasil del multipartidismo en el socialismo:
«Lo que Brasil necesita es pasar al socialismo, crear un gobierno socialista, dirigido por las fuerzas más avanzadas de la sociedad, por un partido o partidos, que tengan por base una teoría científica, revolucionaria. En términos de estrategia política ese es el mayor objetivo que persigue el Partido Comunista del Brasil en la actualidad». (Partido Comunista de Brasil; Documentos del VIIIº Congreso; El socialismo vive, 1992)
***
Los antiguos partidos «proalbaneses» –llamados así por su línea afín a Tirana en la disputa sino-albanesa–, más tarde o más temprano, se convirtieron progresivamente en partidos socialdemócratas a finales de los 80. ¿Por qué se dio este retroceso? Principalmente por una mezcla de sentimentalismo hacia los líderes, falta de formación ideológica en los cuadros, el seguidismo a la línea en vez de militancia consciente:
«Una de las razones de que los antiguos partidos comunistas de los países capitalistas se convirtieran en partidos revisionistas es precisamente el haber descuidado por completo el estudio y la asimilación del marxismo-leninismo. La doctrina marxista-leninista sólo era utilizada como lustre, se había convertido en palabras vacías, en slogans, no había penetrado profundamente en la conciencia de los miembros del partido, no se había convertido en sangre y carne suya, no se había hecho un arma para la acción. Si se hacía alguna pequeña cosa respecto al estudio del marxismo-leninismo, tendía únicamente a dar a conocer al miembro del partido algunas fórmulas áridas, sólo para que pudiera decir que se llamaba comunista, para que amara el comunismo de manera sentimental, pero de cómo se llegaría hasta ahí, no sabía nada, porque no se lo hablan enseñado.
Los dirigentes de aquellos partidos, que tenían solamente palabras y nada en las alforjas, vivían en un ambiente burgués y contaminaban al proletariado de sus países con ideas liberales y reformistas.
De este modo, el viraje de los partidos revisionistas hacia la burguesía es una evolución socialdemócrata, oportunista, preparada desde hace tiempo por sus líderes socialdemócratas, por la aristocracia obrera que dirigía estos partidos llamados comunistas.
Los partidos marxista-leninistas no pueden dejar de tener en cuenta esta experiencia negativa, a fin de sacar de ella enseñanzas para organizar el estudio y la asimilación del marxismo-leninismo sobre bases sólidas, ligando siempre este estudio a la acción revolucionaria». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Por supuesto, esos partidos que fueron degenerando redujeron su lucha contra el revisionismo chino a una mera formalidad del todo superficial hasta que finalmente también, se fueron reconciliando con él poco a poco. Aquí tenemos desde el refundado Partido Comunista de España (marxista-leninista) de Rául Marco, el Partido Comunista de Brasil de João Amazonas, Bandera Roja de Gabriel Puerta Aponte. Todos ellos han emitido desde hace largo tiempo artículos favorables propios o de otros grupos hacía el maoísmo e incluso hacia la China actual, algunos de ellos mantienen un antimaoísmo teórico de vez en cuando. La mayoría de ellos están agrupados en la internacional revisionista de la CIPOML, un nido de renegados.
Algunos de estos partiduchos podridos, tras ponerse de nuevo de moda los escritos del líder albanés intentaron reengancharse a la ola de reivindicar el legado revolucionario de Enver Hoxha de forma cínica después de haber pisoteado su legado en los 80 e incluso de haber colaborado con la reacción internacional en gran parte de sus calumnias a su muerte, como fue el caso de Raúl Marco –véase el documento: «Sobre la adquisición de las obras de Elena Ódena y unas comparativas pertinentes sobre el actual PCE (m-l) y el antiguo» de 2016–, pero esto no es más que un intento desesperado de recalar apoyos o justificar líneas ideológicas eclécticas y antimarxistas. Sofismas al fin y al cabo que son un absurdo para alguien que tenga los principios claros y tenga memoria:
«Llega por tanto a ser ridículo querer eclécticamente unir figuras tan dispares como Lenin y Rosa Luxemburgo, Iósif Stalin y León Trotski, o Enver Hoxha y Mao Zedong, y ponerlos a todos sobre la base de que «todos eran grandes revolucionarios» de los que «se pueden extraer cosas buenas», o equiparar los presuntos errores cometidos por los primeros a los errores de gran calado de los segundos, que obviamente no son errores casuales, sino errores que tocan los principios más elementales del tesoro de la teoría y praxis de nuestra doctrina. El comunista que acepta el materialismo dialéctico como tal, debe tener un pensamiento crítico científico y a consecuencia de ello, tampoco debe cubrir los errores de las figuras a estudiar; sean estas marxistas o no, no debe de hacer esto por más que guarde un sentimentalismo hacia esa figura para llegar al núcleo de la verdad histórica y objetiva. Es por ello que quién realiza tal acción de idealizar a las figuras que tiene en simpatía y disimula u oculta sus errores cae en el antimarxismo. Quién hace esto cae en el idealismo; pues idealiza positivamente a esa figura en su cabeza, estigmatiza al resto y evita ponerla en evidencia, y en la metafísica; a la hora de separar y ocultar su teoría errónea y no compararla con el marxismo-leninismo. No hace falta mencionar tampoco a ese tipo de pretendidos materialistas que dicen que el marxismo-leninismo –con la andadura que tiene a estas alturas– no tiene paradigma a seguir, que no puede diferenciarse lo que es o no es marxista, la tesis que está dentro de sus patrones o no, en consecuencia de este pensamiento, no consideran al marxismo-leninismo como una ciencia». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)
Con razón este partido desde 2002 es aliado del Partido de los Trabajadores (PT) y de sus presidentes corruptos Lula y Dilma Rousseff, habiendo apoyado no solo toda la pantomima del socialismo del siglo XXI, sino en este caso el de un país imperialista, claramente una potencia regional en América, e incluso ha ignorado los sonados casos de corruptelas y represión popular. Eso es así. A día de hoy el PCdoB es una comparsa de Dilma y el PT. Ante esta situación de desorganización para los marxista-leninistas brasileños –que lleva durando décadas– no deben desanimarse, ni por eso bailar el agua al gobierno como hace el PCdoB y otros partidos pseudocomunistas. Deben entender las raíces de la crisis social de Brasil para saber aprovecharlas, para poder desenmascarar y dar batalla tanto al gobierno burgués como a la fracción de la burguesía en la oposición que intenta aprovechar dicha crisis para llegar al poder. Las protestas actuales deben ser un campo de acción para que los marxista-leninistas brasileños sepan de las necesidades del pueblo, se pongan al frente de las justas reivindicaciones de las los trabajadores, expliquen la demagogia de las recetas de salida de la crisis tanto de los partidos burgueses de la oposición como del gobierno, trabajen codo con codo con las masas trabajadoras y obtengan su confianza en dicho proceso:
«Afianzar y cristalizar este proceso espontáneo es trabajo de los marxista-leninistas nicaragüenses en el caso concreto de Nicaragua [y en este caso Brasil], los cuales no deben desesperarse por la actual falta de un partido de vanguardia comunista, algo que adolecen varios pueblos en nuestra época, y que será una cuestión que se resolverá poco a poco: recuérdese que la realidad histórica y científica muestra que solo de este modo, bajo la clarividencia ideológica interna de los marxista-leninistas se da la creación y unificación organizativa del partido marxista-leninista, y que en base al trabajo diario con las masas trabajadoras se podrá iniciar la verdadera reorganización en el plano político y a partir de ahí tener un vehículo fiable para iniciar la estrategia para desencadenar la futura revolución». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)
Esto debe de quedar bien claro, la rendición y el acoplamiento hacia la política de alguna de las tendencias burguesas o pequeño burguesas no es una opción para los genuinos marxistas». (Equipo de Bitácora (M-L); La claudicación del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y la flagrante traición del oportunista João Amazonas, 2016)
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