«La cooptación de militantes, es decir la introducción de miembros a puestos de poder sin haber sido elegidos democráticamente, es otra técnica que como el lector conoce, es común a las organizaciones revisionistas. Por supuesto desde Reconstrucción Comunista (RC) se jura mañana y noche que en su modelo de partido todos los cargos son estrictamente elegidos de forma democrática:
«Tras ver la justeza de la adaptación del centralismo democrático a las condiciones materiales en las que se encuentra el partido, debemos tener en cuenta cuales son los métodos que permiten el máximo desarrollo de la democracia interna. (...) Entre ellos se encuentran: la electividad de cargos». (Juan Mesana, Tomás Garante y Julio Moreno; Compendios de textos sobre el partido, 2017)
Pero luego la realidad es otra cosa, en RC se ha cooptado y se sigue cooptando a gusto e interés del Secretario General Roberto Vaquero el carnet de militante y los puestos de poder, esta ha sido la forma preferente para crear su propia camarilla dentro de la organización, utilizando o prescindiendo de quién se oponía a sus designios. El presentarse desde hace poco como una «organización perseguida» y en condiciones de «semiclandestinad» otorga la posibilidad a Roberto Vaquero de justificar teóricamente el repartir los cargos a dedo y de regalar el carnet del partido sin que se rindan cuentas. Lo cierto es que si no se toman en serio la cuestión de la seguridad el argumento de la clandestinidad tampoco sirve cuando pervierten el democratismo interno a la hora de elegir cargos.
Su Secretario General básicamente ha adoptado la táctica basada en ganarse la confianza de los incautos por un tiempo, cuando se daban cuenta de su naturaleza y empezaban a criticar sus andanzas, cooptaba a otros nuevos miembros de su confianza y volvía a asegurarse la fidelidad de la organización, y así de forma cíclica:
«Tras la salida de dos de los siete miembros electos en la vigente Conferencia Regional, se optó por cooptar a camaradas para formar parte del órgano de dirección. La figura de la cooptación, recogida por los documentos aprobados en el III Congreso de este mismo año, es un recurso totalmente legítimo para casos de necesidad. La cuestión es que el porcentaje del número de miembros que es posible cooptar para un órgano de dirección es del 25% –redondeando hacia arriba–, y nunca es posible cooptar a más miembros de los que previamente han salido, por lo que siendo siete el número de camaradas del Comité Regional, y siendo dos las personas salientes, es dos el número máximo de camaradas que es posible cooptar según los documentos. Sin embargo, fueron cooptados tres miembros». (P. R., exmiembro de Reconstrucción Comunista; Carta de cese de la militancia, 29 de octubre de 2015)
No serían los únicos casos donde internamente se denunciarían cooptaciones de Roberto, el propio ex Secretario de Organización, reconoció que ostentaba tareas sin ser militante y que entró en dicho cargo por la razón de ser el amigo del Secretario General:
«Felipe: Expongo primero mi caso, al mes de entrar, yo que tenía una mínima experiencia militante, ya formaba parte de la toma de decisiones de la secretaría general, teniendo así un poder decisión y conocimientos de las cosas que el comité central electo no tenía. A los 4 meses ya era miembro del Comité Regional de Castilla y no porque fuera más o menos válido sino porque estaba a la sombra de Roberto. Un mes después Roberto cooptó un nuevo miembro para el CC, ese era yo, sabiendo que así dos de los tres votos de la reunión iban a ir para donde él dijera. En ese central iba a entrar otra persona, pero no entró por diferencias personales con Roberto, ya que esta persona había cortado la relación de amante esporádica con él, pero eso ahora no tiene que ver». (Equipo de Bitácora (M-L); Entrevista a dos exmiembros del Comité Central de Reconstrucción Comunista sobre su experiencia en dicha organización, 25 de junio de 2017)
Otro exmilitante en un ejercicio de honestidad confesaría a su Secretario General de Juventud, Adrian, que por los trapicheos en los que andaba no podía conjugar con su militancia en el partido, y porque de enterarse la militancia y simpatizantes se perjudicaría la imagen del partido. Ojo a la respuesta de Adrian, a medio camino entre minimizar la gravedad del asunto e intentar sobornarle con un puesto en el partido, y solucionar así de un plumazo la espinosa cuestión, a cambio de que hiciera una falsa autocrítica sobre esas labores que darían mala imagen al partido, que «todo quedaría en familia».
«En esta reunión yo informé al Secretario General (SG) de la Juventud [Adrian] de que ciertos sucesos acaecidos durante el verano me estaban replanteando mi militancia en la organización, ya que dicho suceso suponía una violación flagrante tanto de la línea del partido como de los principios inquebrantables que en teoría defiende, para mi sorpresa la respuesta del SG de la juventud es que tampoco soy Tony Montana que envié una autocrítica y que el problema estará zanjado, llegando a decirme que tenían puestos de responsabilidad para mí en relación con la seguridad de la juventud. Tras lo anteriormente expuesto considero justificada mi salida de JG(B) considerando que tanto el partido como la juventud siguen una línea teórica correcta, pero que en numerosas ocasiones esta línea es violada y solo debe ser acatada por ciertos militantes, en función de la relación que estos mantengan respecto al Secretario General [Roberto Vaquero – Nota de Bitácora (M-L)] y a sus círculos de confianza, algo totalmente alejado del centralismo democrático que debe regir un partido que dícese de carácter marxista-leninista». (Borja, exmilitante de Reconstrucción Comunista; Carta de cese de militancia de RC, 25 de septiembre de 2015)
Vaya casualidad, de nuevo parece ser que el flamante «partido de nuevo tipo» que propone RC es el partido revisionista de viejo tipo contra el que lucharon resueltamente los bolcheviques:
«El Partido Comunista de Yugoslavia se mantiene todavía en una condición de semiclandestinidad no obstante el hecho de que hace ya tres años y medio que está en el poder; dentro del partido no hay democracia, ni elecciones, ni crítica y autocrítica, y el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia se compone en su mayor parte de miembros no elegidos, sino cooptados. (…) Como puede verse en los archivos de la Komintern, en el Vº Congreso del Partido Comunista de Yugoslavia fue celebrado en octubre y no en diciembre de 1940, no fueron elegidos treinta y uno miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia y diez candidatos, sino que fueron un total de veintidós miembros al Comité Central y seis candidatos. (…) Si, de veintidós miembros, diez fallecieron, esto nos deja doce miembros electos. Si dos fueron expulsados, esto nos deja diez. Tito y Kardelj dicen que ahora hay veintiséis miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia; entonces, si de estos sustraemos los diez por las causas antes comentadas, esto nos deja un total de dieciséis miembros cooptados en el presente Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia. Con esto se deduce que la mayoría de miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia han sido cooptados». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética dirigida al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 4 de mayo de 1948)
¿Será que nuestro Roberto Vaquero pretende emular a Tito? Desde luego tiene sus paralelismos: mujeriego, calumniador, hipócrita, etc. Podríamos decir que el revisionista yugoslavo tiene discípulos aventajados en nuestros días». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 25 de septiembre de 2017)
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