miércoles, 31 de mayo de 2017

El mercado como regulador de la economía y la competencia entre sectores; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Los revisionistas soviéticos no tenían ningún miramiento en reconocer que era el mercado basado en la ley del valor y la ley de la oferta y la demanda la que regulaban todo:

«Tenemos que reconocer que el mecanismo del mercado juega un papel regulador en la producción socialista». (L. Konnik; Planificación y el Mercado, publicado en «Voprosi ekonomiki», N ° 5, 1966)

Aunque en un lenguaje enmascarado bajo el término emulación, reconocían que las empresas competían las unas con las otras:

«La empresa va a competir por órdenes; el concurso se basará en la comparación de las garantías de calidad, plazos de entrega y precios». (EG Liberman; El Plan, los lazos directos y rentabilidad, publicado en: «Pravda», 21 de noviembre de 1965)

Esto era pues un «socialismo de mercado», expliquemos cómo funcionaba tal «socialismo de mercado» de un modo más amplio:

«La adopción y aplicación de los conceptos teóricos revisionistas antimarxistas del socialismo de mercado en la Unión Soviética, China, Yugoslavia, Polonia o Hungría, representa actualmente, al igual que en otros países capitalistas, un grupo de empresas capitalistas aisladas, cada una con una libertad total de acción. Cada una de ellas decide por sí misma el volumen y la estructura de la producción, tienen derecho de comprar y vender libremente no sólo en el mercado interno, sino también en el mercado internacional capitalista, los medios de producción, materias primas y los productos que necesite y fijan libremente los precios teniendo en cuenta la coyuntura del mercado, de la oferta y la demanda. El trabajo, sus resultados y los productos fabricados tienen, en la forma y en el contenido, un carácter privado con todas las características de una mercancía. El carácter útil y social del trabajo del trabajo se manifiesta a espaldas de los productores, indirectamente, en el curso del intercambio de mercancías en el mercado. En la economía de los países revisionistas las relaciones económicas entre los diversos productores se realizan a través del mercado y su mecanismo espontáneo y destructor, de la misma manera que en la economía capitalista de los países occidentales». (Priamo Bollano; Crítica a ciertas teorías burguesas y revisionistas sobre el lugar y el papel de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, 1984)

Se entiende que el «socialismo de mercado» de la URSS esto no tiene nada que ver con el sistema económico de planificación socialista de la URSS de Lenin y Stalin:

«¿Cuál es la diferencia fundamental entre la economía planificada del socialismo marxista y el socialismo de mercado? La producción industrial se lleva a cabo en un complejo de fábricas. Si la producción en las distintas fábricas se determina mediante un plan nacional de producción, y, si la totalidad de complejo de fábricas se asigna directamente entre las diversas demandas en él, entonces el proceso de producción –a pesar de que físicamente se produzca en varias fábricas– no es desde un punto de vista social, un proceso de producción privado. Pero, si las diversas fábricas ellas mismas deciden qué producir, y si los productos totales de todas las fábricas se distribuye debido a las diversas demandas que le imponen –entre las distintas fábricas y sus consumidores individuales– a través del medio de mercado, entonces, desde el punto de vista social, el proceso de producción está fragmentada en productores privados. El carácter privado de la producción, no depende de la escritura formal que se le atribuye a la propiedad de cada fábrica». (Moni Guha; El colapso del socialismo, 1993) (Equipo de Bitácora (M-L)Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

sábado, 20 de mayo de 2017

Así cae el voto socialdemócrata en toda Europa; El Diario.es, 2017

Este declive de la socialdemocracia es el resultado de la traición cometida a los principios marxistas en el siglo XXI, renunciando sus estatutos oficialmente al marxismo en  los 50 del siglo XX, pero también el fin que le esperaba por su progresiva derechización durante las últimas décadas lo que le ha valido no ser diferentes del resto de partidos liberales, neoliberales y fascistas de cara a las masas trabajadoras:

«Con el devenir de los años, y los acontecimientos históricos, la socialdemocracia viró hacia la derecha, al tiempo que las diferentes tendencias revisionistas también giraron hacia la derecha, buscando la fusión con la socialdemocracia, eliminado las endebles líneas demarcadoras entre los partidos revisionistas y los socialdemócratas. Pero la socialdemocracia siguió en su deriva ideológica propia acercándose a los postulados capitalistas de moda, así en los últimos años, entrado el siglo XXI, los partidos socialdemócratas han sufrido una agudización del proceso de derechización hasta extremos insospechados; de hecho, estas agrupaciones no llegan a cumplir en sus programas y acciones ni siquiera con los viejos esquemas programáticos de socialdemocratismo de mediados del siglo pasado; de hecho, los partidos socialdemócratas en el poder han liderado gran parte de las medidas más reaccionarias de los gobiernos del mundo, son directos representantes y defensores del gran capital, de la gran burguesía, de la oligarquía más insultante, de la reacción, aliado de los monopolios e imperialismo –cuando no los lideran–; y en grandes ocasiones forman parte de la vanguardia teórico-práctica del capitalismo neoliberal. Incluso, en la actualidad es extremadamente difícil diferenciar a un partido socialdemócrata de un partidos considerado de «derecha», o conservadores, o liberales, o neoliberales, fascistas, etc.

Ante esta perspectiva y los fracasos de sus gobiernos, estas organizaciones han caído en el descrédito y la pérdida de influencia en las masas lo que los ha llevado a una profunda y permanente crisis que se ha traducido en la continua traición de los intereses de las masas trabajadoras. Se ha llegado al punto de que tanto viejos como nuevos socialdemócratas tienen miedo a denominarse como tal porque saben de que están desacreditados antes las masas trabajadoras que son conocedoras de sus traiciones, esto les ha empujado a utilizar eslóganes eclécticos propios del fascismo como: «ni de izquierdistas ni de derechas», pero sus propuestas, y sobre todo su práctica, siguen demostrando que son herederos de la II Internacional, así como integrantes de su reedición, la Internacional Socialista». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2015)

Recordemos alguno de los partidos de la llamada Internacional Socialista:

1) Partido Socialista Obrero Español (PSOE): Culpable de la adhesión de España a la OTAN y a la Unión Europea, conocido por las medidas de desindustrialización, terrorismo de Estado, y conocidos casos de corrupción en los 80 y 90. En la actualidad conocido por sus políticas neoliberales en sus últimos gobiernos. Recordemos además que en 1986 Felipe González, entonces dirigente máximo del PSOE y presidente del Estado español, consintió el uso del espacio soberano del país por parte de EEUU durante los desarrollos de la operación «El Dorado Canyon» dirigida contra Libia; este último país era benefactor y aliado primordial del FSLN.

2) Partido Laborista de Israel (HAVODA): En la actualidad neoliberal. Es responsable directo del genocidio al que es sometido el pueblo Palestinos, así como de la ocupación de sus territorios. Entre sus miembros destaca el sionista-imperialista-supremacista «Shimon Peres».

3) Meretz: Partido político judío de corte socialdemócrata –neoliberal en la actualidad– que se autodenomina como sionista-socialista, vaya usted a saber qué es eso.

4) Partido Liberal de Colombia: En la actualidad neoliberal. Además de ser responsable directo de asesinato, corrupción, desplazamientos, genocidios, paramilitarismo, narcotráfico, etc., que ha sufrido el pueblo colombiano; es además el partido del que emerge el criminal proimperialista y responsable directo de los falsos positivos, Álvaro Uribe Vélez.

5) El Partido Socialista (Francia): Actualmente también bajo lineamientos neoliberales. Contrario a la independencia de Vietnam o Argelia y todos los crímenes del Ejército Francés en las colonias. Favorable a la entrada de Francia en la Comunidad Económica Europea. Promotor bajo mandado de François Mitterrand de la reconversión industrial y de políticas que lanzaron a miles de obreros a la calle en los 80. Culpable directo proponiendo o indirecto apoyando todas las operaciones de Francia y la OTAN en el mundo entero. Bajo el gobierno del socialdemócrata Hollande se dio la intervención imperialista neocolonial francesa en: Siria, Argelia, Malí, Sierra Leona, República Centroafricana, etc.

6) Partido Revolucionario Institucional (México): En la actualidad neoliberal. Es uno de los partidos políticos responsable de la destrucción a la que se enfrenta el Estado mexicano, es uno de los responsable de la privatización forzada de los recursos de ese país, es responsable de que el narcotráfico esté jugando a la política, es responsable de los miles de muertos que se suceden en México, es responsable de la corrupción galopante que sufre ese Estado.

7) El Frente Sandinista de Liberación Nacional (Nicaragua): Siempre basó su política en los ejes del no alineamiento, economía mixta y pluralismo político, a los que hoy ha añadido el cristianismo.

El documento:


Por segunda vez desde 1974, ningún candidato socialista estuvo en la segunda ronda de las presidenciales francesas celebradas este mes. El partido socialista francés se quedó en primera ronda con apenas un 6% de los votos, uno de los peores resultados de su historia. No es una excepción en Europa. La aparición de nuevas fuerzas políticas, la crisis económica, los cambios sociales y económicos, la puesta en práctica de medidas de austeridad o la aparición de nuevos grupos de votantes más heterogéneos parece que ha llevado a las fuerzas políticas socialdemócratas a una crisis de popularidad.

El PASOK en Grecia, que no bajó del 38% del voto entre 1980 y 2009, se desplomó en las últimas generales helenas de 2015 hasta el 6%. En Países Bajos, el Partido del Trabajo (PvdA) se quedó en un 5,7% en 2017. El mismo resultado lo cosecharon los socialistas de Islandia (Sam) en 2016. El PSOE en España, aunque no ha caído tanto como en otros países europeos, ha perdido gran parte de su apoyo electoral en los últimos años.

Claves en la construcción del Estado del Bienestar en Europa, los partidos socialdemócratas han perdido ahora parte de su hechizo con el electorado europeo. Mientras, fuerzas alternativas de izquierda, nuevos partidos centro-liberales y el auge de la extrema derecha empiezan a arrebatar espacio político a los partidos tradicionales.

En Islandia, el país que sufrió el mayor colapso financiero en relación al tamaño de su economía, los partidos ecologistas se quedaron con el espacio de la Alianza Socialdemócrata (Sam), reducido a un escaso 5,7% de los votos. En las últimas elecciones de Hungría y Polonia, los socialistas se presentaron en coalición con otros partidos de izquierda para frenar la sangría de votos y el auge de la ultraderecha.

En países como Francia, Italia, Grecia o España, por el contrario, nuevas fuerzas de izquierda alternativa anti-establishment ha arrebatado gran parte del voto progresista a los partidos tradicionales socialdemócratas. 


Claves en la construcción del Estado del Bienestar en Europa, los partidos socialdemócratas han perdido ahora parte de su hechizo con el electorado europeo. Mientras, fuerzas alternativas de izquierda, nuevos partidos centro-liberales y el auge de la extrema derecha empiezan a arrebatar espacio político a los partidos tradicionales.

El «máximo beneficio» como rector de la producción; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«Stalin argumentó que en una sociedad socialista de producción no puede ser regulada por la ley del valor, ni la mera rentabilidad de las empresas individuales. Así explicaba porque esto no era posible:

«Es también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema económico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley del valor regula las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las distintas ramas de la producción. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se desarrolla al máximo la industria ligera, la más rentable, dándole preferencia frente a la industria pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en absoluto. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se cierran las empresas de la industria pesada que por el momento no son rentables y en las que el trabajo de los obreros no da el «resultado debido» y no se abren nuevas empresas de la industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los obreros podría dar «mayor resultado». Si eso fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se pasa a los obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la economía nacional, a empresas más rentables, como debería hacerse de acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las ramas de la producción». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

Se comprende entonces que bajo el sistema socialista, las ganancias en general, tanto altas como bajas, devengadas al Estado, la rentabilidad de las empresas individuales o de sectores de la industria en un corto plazo no tenía importancia decisiva sino que era la rentabilidad de la economía en su conjunto durante un período relativamente largo lo que primaba y era determinante. Es decir no una visión cortoplacista sino con miras al futuro y a las necesidades de la población:

«Algunos camaradas deducen de aquí que la ley del desarrollo armónico de la economía del país y la planificación de la misma destruyen el principio de la rentabilidad de la producción. Eso es completamente erróneo. En realidad, ocurre todo lo contrario. Si consideramos la rentabilidad, no desde el punto de vista de esta o aquella empresa o rama de la producción, y no en el transcurso de un año, sino desde el punto de vista de toda la economía nacional y en un período, por ejemplo, de diez a quince años –ésta sería la única forma acertada de enfocar el problema–, veríamos que la rentabilidad temporal e inconsistente de esta o aquella empresa o rama de la producción no puede en absoluto compararse con la forma superior de rentabilidad, sólida y constante, que nos dan la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional y la planificación de la misma, librándonos de las crisis económicas periódicas, que destruyen la economía nacional y causan a la sociedad tremendos daños materiales, y asegurándonos el desarrollo ininterrumpido de la economía nacional y el elevado ritmo de este desarrollo.». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)

En cambio la URSS de aquellos años jruschovistas-brézhnevistas, su economía, no se regía por lineamientos socialistas, su economía al estar basada en la ley del valor no pretendía «asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales», «ley del desarrollo armónico» y demás. Esas leyes socialistas no operaban en esa URSS posterior a 1953, las leyes de producción capitalistas sí; la rentabilidad de las empresas se explicaba en buscar siempre el «máximo beneficio». 

En las filas del XXIIº Congreso del PCUS de 1961 Jruschov dio el pistoletazo de salida para una serie de reformas donde el beneficio marcaría la nota común de la producción soviética:

«Debemos elevar la importancia del beneficio y la rentabilidad». (Nikita Jruschov; Informe sobre el programa del Partido Comunista de la Unión Soviética, 1961)

La reforma de Kosygin se estipulaba según sus autores sobre el beneficio:

«La esencia de la contabilidad de costes es que cualquier empresa debe cubrir sus gastos con sus propios ingresos y debe tener un beneficio más allá de esto. El sistema de contabilidad de costes hace que todas las empresas interesadas deban obtener un beneficio más grande». (L. Gatovsky; El papel del beneficio en una economía socialista, 1965)

Llegando a decirse abiertamente que era el rector de la actividad de la empresa, el tener o no beneficios:

«El beneficio sirve como el criterio más generalizador de toda la actividad de la empresa». (L. Leontiev; El Plan y métodos de gestión económica, publicado en «Pravda», 7 de septiembre de 1964)

Y sobre la rentabilidad se comentaba que:

«La contabilidad de costos es un método de gestión aplicado en las empresas socialistas, que se basa en medir en términos monetarios sus entradas y los resultados de sus operaciones, en que las empresas que cubren sus gastos con sus propios ingresos, asegurando la rentabilidad». (AM Rumyantsev; Gestión de la economía hoy soviéticas, 1972) (Equipo de Bitácora (M-L)Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)

¿Quiénes son los patriotas?



«Camaradas: hay una bandera que está en manos de nuestros enemigos, que ellos tratan de utilizar contra nosotros y que es preciso arrebatarles de las manos: la de que votando por ellos se vota por España. ¿Qué España representan ellos? Sobre este asunto, hay que hacer claridad. Cuando la reacción, cuando el fascismo no puede demostrar con hechos prácticos que ha mejorado en lo más mínimo las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera y de las masas campesinas porque las ha empeorado, y no solamente las de los trabajadores manuales, sino las de los empleados, de la pequeña burguesía, de los campesinos, incluso de la burguesía media; cuando en nada se ha mejorado sino, repito, empeorado la situación de estas masas populares; de una manera abstracta, para cazar incautos, se dice, se grita en los carteles, en los mítines: votando por nosotros, votáis por España, votáis por la patria. Este argumento, que penetra sobre todo en las capas de la pequeña burguesía, de la burguesía media, gentes que aman a su patria y a su hogar, hay que analizarlo y demostrar que quienes aman verdaderamente a su país, somos nosotros, y que somos nosotros los que vamos a probarlo con hechos, pues no es posible que continúen engañando a estas masas, utilizando la bandera del patriotismo, los que prostituyen a nuestro país, los que condenan al hambre al pueblo, los que someten al yugo de la opresión al noventa por ciento de la población, los que dominan por el terror. ¿Patriotas ellos? ¡No! Las masas populares, vosotros, obreros y antifascistas en general, sois los patriotas, los que queréis a vuestro país libre de parásitos y opresores; pero los que os explotan no, ni son españoles, ni son defensores de los intereses del país, ni tienen derecho a vivir en la España de la cultura y del trabajo». (Prolongados aplausos). (José Díaz; La España revolucionaria; Discurso pronunciado en el Salón Guerrero, de Madrid, 9 de febrero de 1936)

Podemos y sus cambios de opinión sobre la OTAN


«f) En materia internacional: de apoyar en 2014 el abandono de España de la OTAN:

«El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha afirmado este lunes que si fuese presidente del Gobierno intentaría sacar a España de la OTAN y romper el convenio de Defensa con Estados Unidos que permite la presencia de militares españoles en las bases de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla). Así lo ha afirmado en una entrevista en la Cadena Ser recogida por Europa Press en la que ha admitido, no obstante, que sacar a España de la organización atlántica «no es una cosa sencilla». Según ha dicho, le parecería bien un referéndum en el que España decidiera «soberanamente» no estar en la estructura militar aliada». (Liberta Digital; Pablo Iglesias quiere sacar a España de la OTAN, 11 de noviembre de 2014)

A apoyar su permanencia:

«Preguntado por su posición respecto a la OTAN, Iglesias ha respondido que Podemos apuesta por un sistema integral de defensa europeo, al tiempo que ha reconocido que España tiene que cumplir con sus compromisos internacionales y legales. «Sabemos que tenemos que cumplir nuestras obligaciones legales y pensamos que la OTAN tuvo un importante papel en la modernización de las Fuerzas Armadas», ha admitido tras insistir en que hay compromisos internacionales «ineludibles», aunque la OTAN «forma más parte del pasado que del futuro». En este sentido, ha indicado que no le «entusiasma» que haya soldados de EEUU en territorio nacional, pero que es «responsable y pragmático» y «las cosas hay que hacerlas bien». De este modo, ha recalcado que «el futuro se tiene que construir a partir de un sistema de defensa integral europeo», tarea en la que puede tener un papel importante en el partido un exmilitar del prestigio y la experiencia de Julio Rodríguez». (EFE; Podemos ficha al ex Jemad Julio Rodríguez para sus listas al 20D, 4 de noviembre de 2015)

¡¡¡Tratando emular a sus ídolos con su evolución sobre el tema de la participación en la OTAN desde un aparente rechazo pasando por una presunta neutralidad hasta la política pro-activa de apoyo!!!:

«Alexis Tsipras reconoce que no quiere salir de la OTAN, pero que tampoco quiere participar en sus aventuras internacionales como Afganistán o Somalia, ¿acaso se hace el tonto queriendo pensar que la OTAN no intentará involucrar a la Grecia OTANISTA en otros conflictos? Así mismo para Tsipras, que reconoce indirectamente el carácter belicista e imperialista de la OTAN, piensa que salir de la OTAN sería poner en peligro «los intereses vitales griegos en riesgo», para él pues, una organización conocida por su anticomunismo y sus invasiones ilegales a terceros países cuando estos no cumplen los designios de las potencias imperialistas occidentales, una organización ligada estrechamente a las últimas dictaduras militares griegas del siglo XX, no serviría como garante de los intereses griegos fuera del suelo griego, pero sí sería el garante de los intereses griegos en suelo griego, y por tanto no debería salir Grecia de ella, rememora por tanto el argumento de Enrico Berlinguer y los eurocomunistas italianos de que salir de la OTAN «rompería el equilibrio de poder en Europa», solo que Tsipras lo camufla con una frase más nacionalista «dañaría los intereses nacionales». Vemos pues como SYRIZA actúa como el Partido Socialista Obrero Español de Felipe González de los 80, quienes antes de las elecciones generales de 1982 se autoconsideraban como la «izquierda que abanderaba las campañas para el voto por el NO en la entrada de la OTAN», y que a la llegada al poder en 1982, cambiaron de postura y metieron a España en la OTAN votando por el SÍ en 1986». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?, 2015)

Podemos se ha apoyado sobre el lema del fin de la austeridad como modelo político-económico de los países de la Unión Europea (UE) la cual creen que puede reformarse y que el Parlamento Europeo sea un instrumento en manos de los trabajadores europeos, aunque como hemos visto más atrás se ha ido renunciando a gran partes de esas reivindicaciones económicas. Podemos como SYRIZA, mantuvo pues desde el principio la idea de que la UE debe reformarse a través del parlamento europeo:

«¿Alguien cree que en la actual democracia burguesa, un partido con planteamiento revolucionario, verdaderamente revolucionario, no sería bloqueado por todos los medios como se ha demostrado históricamente? ¿Alguien cree que el «cambiemos Europa» de Podemos es una posibilidad medianamente real bajo la democracia burguesa? ¿No se observa acaso el discurso reformista que ya elevó a dogma la socialdemocracia? ¿Cuál es el próximo paso, tratar de reformar la OTAN «desde dentro»? ¿Se les ha olvidado que por ejemplo los llamados «verdes» llevan décadas metidos en el Parlamento Europeo gritando esa misma consigna de cambio sin lograr ningún cambio cualitativo? Sino pregúntenle al anarco-trotskista Daniel Cohn-Bendit si se ha logrado tal hito. (...) Compréndase que el Parlamento Europeo no tiene funciones legislativas reales, quién determina los lineamientos económico-políticos de la Unión Europea es el Banco Central Europeo y éste está fuera del control del Parlamento Europeo, en cuanto es el Banco Central Europeo el auténtico centro del poder. Es decir, cualquier integración en el Parlamento Europeo no es más que cosmético, carece de valor de cara a la transformación del sistema». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica al artículo: «Podemos» irrumpe con fuerza en el panorama político español, 27 de mayo de 2014)

En su día, el Partido Comunista Italiano (PCI) de los Berlinguer-Napolinato como el Partido Comunista de España (PCE) de los Carrillo-Pasionaria eran unos convencidos defensores de que la Comunidad Económica Europea, la actual Unión Europea (UE), podía ser convertida en una institución que sirviera a la «Europa de los trabajadores» por medio de la participando en sus instituciones. Esto era una necedad y una muestra de a qué punto habían llegado los eurocomunistas en su traición, esa bandera hoy la recoge Podemos e Izquierda Unida en España como representantes de la «izquierda domesticada»:

«El Mercado Común Europeo y la «Europa unida», esta gran unión de los monopolios capitalistas y de las sociedades multinacionales para explotar a los pueblos y a las masas trabajadoras de Europa y del mundo, son para los eurocomunistas una «realidad» que debe ser admitida. Pero admitir esta «realidad» significa admitir la supresión de la soberanía y de las tradiciones culturales y espirituales de los diversos países europeos en favor de los intereses de los grandes monopolios, la liquidación de la personalidad de los pueblos europeos y su transformación en una masa de oprimidos por las multinacionales, dominadas por el gran capital estadounidense. Las consignas de los eurocomunistas de que su participación en «el parlamento y en los otros organismos de la comunidad europea conducirá a la transformación democrática» y a la creación de una «Europa de los trabajadores», son puro engaño y demagogia. Tal como la sociedad capitalista de cada país no puede transformarse en una sociedad socialista a través del «camino democrático», Europa tampoco puede llegar a ser socialista a través de los discursos que los eurocomunistas pronuncian en las reuniones propagandísticas del parlamento de la «Europa unida». Por eso la actitud de los eurocomunistas hacia el Mercado Común Europeo y la «Europa unida» es una actitud propia de oportunistas y esquiroles, que emana de su línea de reconciliación de clase y de sumisión a la burguesía, y tiende a desorientar a las masas trabajadoras, contener su ímpetu combativo en defensa de sus propios intereses de clase y los de la nación entera». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980) (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de fracciones en Podemos y su pose ante las masas, 2017)

martes, 16 de mayo de 2017

Una exégesis sobre la deserción del MVTC y su inclusión en Bandera Roja; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Entendemos preciso dejar constancia que todo el apoyo dispensado a MVTC desde Bitácora (M-L) está comprendido en las normas y procedimientos propios del internacionalismo proletario, y siempre en estrecho respeto a las normas marxistas-leninistas que rigen las relaciones camaraderiles entre cualquier tipo de colectivos marxista-leninistas sean partidos, sindicatos, centros de estudio, clubs, medios de expresión, etc.  Por cuanto, nuestros análisis y sugerencias al respecto de temas generales y concretos tienen rango de recomendaciones, aun cuando son beligerantes en el marco de las desviaciones teórico-prácticas mostradas por la organización que entendíamos hermana; que por lo demás se ha mostrado renuente a hacer autocrítica, o siquiera a entablar diálogo directo con las organizaciones con que mantenía relaciones. Evidentemente el que estos camaradas no corrijan sus desviaciones supone para nosotros la ruptura directa e inmediata de relaciones que hayamos podido desarrollar en el marco del marxismo-leninismo.

Dicho esto, en adelante haremos un resumen de los acontecimientos que no dejan lugar a dudas de que la forma en que MVTC ha manejado su disolución en Bandera Roja se encuentra en las antípodas de lo que exige el marxismo-leninismo para estos casos –menos tratándose de una unificación con un partido revisionista–, y que a su vez, esta polémica ha servido para evidenciar poco a poco terribles fallos de organización en el MVTC desconocidos para nosotros. Grandes errores que al no haber sido corregidos a tiempo convirtieron a esta organización en nada más que en una promesa que no superó las expectativas fijadas que permitirían su consolidación:

El revisionismo yugoslavo; Enver Hoxha, 1981

Tito y sus sucesores, entre ellos Sergej Kraigher, líder de la Yugoslavia de 1981

«La primera corriente del revisionismo en el Poder que se propuso minar el socialismo, fue el revisionismo yugoslavo, que nació en un momento clave de la lucha entre el socialismo y el imperialismo.

El revisionismo yugoslavo tiene profundas raíces. No surgió en 1948 y no apareció como reacción al «stalinismo» ni como consecuencia de la actuación de la Kominform. Es el resultado de las concepciones burguesas que existían también anteriormente en el Partido Comunista de Yugoslavia y que no desaparecieron durante la lucha de liberación nacional.

La nueva Yugoslavia no podía ser construida sin una orientación clara y sin una madurez política basadas en la teoría científica del socialismo. Esta gran obra únicamente podía llevarla a cabo un partido comunista fuerte y con sólidos principios marxista-leninistas. Es verdad que existía un partido comunista en Yugoslavia, pero no tenía plenamente estos rasgos, ni los adquirió durante el período de la guerra. Por el contrario, incluso los que tenía los perdió después de ella, cuando estaba llamado por las circunstancias a construir una Yugoslavia nueva en el camino socialista.

Si se da fe a las autoalabanzas de los titoistas y de la burguesía yugoslava podría creerse que ha existido y existe un partido así. Al igual que los demás, los comunistas albaneses caímos en este juicio eufórico, particularmente durante la guerra y en los primeros años tras la liberación. Este juicio tenía su lógica, estaba relacionado con la heroica lucha de los pueblos de Yugoslavia, dirigida por el Partido Comunista de Yugoslavia.

Después de la liberación de Yugoslavia, tanto en la teoría como en las posiciones políticas, como en la edificación del socialismo, se observaron graves desviaciones de los principios básicos del marxismo-leninismo. También en sus relaciones con los países socialistas, particularmente con Albania, se registraron por parte del Partido Comunista de Yugoslavia graves desviaciones y una arrogancia y altanería ajenas a un partido comunista.

Era claro que este camino conduciría a la ruptura, como de hecho ocurrió no por culpa de la Kominform, ni de Iósif Stalin, ni del «stalinismo», según quieren denominar al marxismo-leninismo los revisionistas yugoslavos y sus amigos. El conflicto con la Kominform fue resultado de las contradicciones entre los puntos de vista liberal-oportunistas de la dirección yugoslava y los puntos de vista marxista-leninistas sobre la construcción del Estado y de la sociedad socialista. Tito y compañía le dieron a su oposición a la teoría marxista-leninista, el tinte de oposición a Stalin en un comienzo y al sistema socialista soviético posteriormente.

El viraje de los titoistas debía producirse y se produjo. Emprendieron el camino hacia el capitalismo adoptando y emprendiendo una «nueva» edificación económico-social y una nueva forma de gobierno estatal, adecuadas al curso antisocialista, tal como era el sistema de la «autogestión obrera». De hecho no era un sistema nuevo. No era ni socialista ni creación yugoslava. Tenía su origen en el proudhonismo, en el anarquismo de Bakunin y de Kropotkin, que fueron desenmascarados en su tiempo por Marx, más tarde por Lenin y posteriormente también por Stalin.

El viraje yugoslavo hacia el capitalismo fue objeto de una desenfrenada propaganda, se le cantaron hosannas indescriptibles y se glorificó al «Barrabás». La desviación yugoslava fue anunciada como un «período nuevo», un «nuevo surco», abierto por Tito para la construcción de un «socialismo específico», «humano». Este viraje fue sostenido y financiado por el imperialismo y el capitalismo mundial. Fue inflada la megalomanía panyugoslava, Yugoslavia fue presentada como «campeona y ejemplo para los pueblos del mundo en su lucha libertadora». Todo el «sistema autogestionario», tanto en la forma como en las denominaciones de la estructura y superestructura, debía ser presentado como «marxista». Pero en la realidad estaba en completa oposición a Karl Marx y a la teoría y práctica del leninismo.

El primer golpe se dirigió contra el poder de democracia popular, que era una forma de dictadura del proletariado y que en Yugoslavia jamás fue calificado como tal. Esto fue justificado por los revisionistas yugoslavos pretendiendo que el poder de los «consejos populares», que fue establecido durante la guerra y que sobrevivieron hasta el año 1948, ya no podían ser mantenidos como tales con todas sus prerrogativas.

Este poder debía ser reemplazado por los «consejos obreros», ya que, según ellos, el primero era estatista-burocrático, que engendra a la «burocracia y a la capa de la nueva burguesía», mientras que los «consejos obreros» constituían un poder más próximo a la teoría de Karl Marx. A través de ellos son pretendidamente «los mismos obreros quienes dirigen y gobiernan directamente» sin la mediación del Estado que, según la lógica de la dirección yugoslava, debe resultar que no es algo suyo. Por tanto, el Estado yugoslavo actual no es más que un «garante» para que este «sistema nuevo» no sea da-ñado, no se disgregue, para lo que la federación tiene en sus manos el ejército, la UDB, la política exterior y nada más.

Por consiguiente, el «sistema de autogestión» descentralizó, liberalizó y minó el poder de dictadura del proletariado. El Estado era de los «proletarios» y pasó a ser de los «obreros», había «surgido de la lucha, de la base», mientras que el «nuevo sistema», que supuestamente era exigido por el desarrollo «dialéctico», fue establecido desde arriba por Tito y Kardelj.

El papel dirigente del partido en este sistema debía ser liquidado y en efecto se desvaneció. Al partido se le dejó sólo un cierto papel educativo desleído, sin ninguna autoridad. En apariencia el partido no desapareció, pero en realidad se volatilizó. Lo llamaron «Liga de los Comunistas», de forma que con su nombre se aproximara lo más posible al apelativo de Marx, para apartarlo de hecho lo más posible del papel que Marx y Lenin determinan al partido comunista.

Los titoistas presentan la cuestión como si, con la «autogestión», Yugoslavia hubiera ingresado en una nueva etapa de desarrollo que la aproxima a la sociedad comunista. Partiendo de ello, pretenden que el Estado marcha hacia su extinción y el partido ya no puede ejercer el papel y las funciones que tenía en el periodo de transición del capitalismo al socialismo.

Y esto no es todo, ya que según ellos la «autogestión» ha suprimido también la lucha de clases en el interior del partido, en Yugoslavia y fuera de ella. En realidad. Tito, Kardelj y los que les seguían los pasos cambiaron la dirección de la lucha de clases. La desarrollaron y la desarrollan para defender su sistema «autogestionario» contra los «kominformistas», los «stalinistas», los «dogmáticos», etc. Aquí, realmente, se trata de la lucha de los elementos capitalistas contra los revolucionarios, del sistema capitalista contra el sistema socialista, de la ideología burguesa contra el marxismo-leninismo.

Los teóricos yugoslavos hacen grandes especulaciones acerca de la propiedad sobre los medios de producción. Según ellos, la propiedad socializada sobre los medios de producción existente en el sistema «autogestionario», constituye la forma más elevada de propiedad socialista, mientras que la estatal su forma más baja. Esta última, pretenden ellos, puede ser definida como una especie de capitalismo estatal del cual nace una nueva casta burocrática, que en realidad dispone colectivamente del derecho a la propiedad. Por consiguiente, concluyen, la propiedad estatal tampoco en el socialismo suprime la enajenación del obrero producida por el capital. La relación capitalista beneficio-salario del obrero es substituida por la relación acumulación estatal-salario del obrero. En otras palabras, según ellos, en los dos sistemas sociales el obrero continúa siendo siempre un asalariado.

Se trata de una conocida tesis trotskista, desenmascarada y refutada hace tiempo. En la auténtica sociedad socialista, en la que la propiedad común es administrada por el Estado de dictadura del proletariado con la amplia participación organizada y efectiva de la clase obrera y del resto de las masas trabajadoras, según el principio del centralismo democrático, y en la que no se permiten grandes diferencias en la distribución del producto social que conduzcan a la creación de capas privilegiadas, el obrero no es un asalariado, no está explotado. Prueba de ello es la realidad de Albania socialista, donde la clase obrera es una clase en el poder, que, bajo la dirección de su partido marxista-leninista, dirige la economía y toda la vida del país en su propio interés y en el de todo el pueblo.

La «autogestión» yugoslava, que supuestamente coloca al obrero en el centro, tiene de obrera solo el nombre, en la práctica es antiobrera, antisocialista. Este sistema, independientemente del alboroto que hacen los titoistas, no le permite a la clase obrera dirigir ni administrar.

En Yugoslavia cualquier empresa «autogestionaria» es una organización encerrada en su propia actividad económica, mientras que la política de administración se encuentra en manos de su grupo dirigente que, igual que en cualquier otro país capitalista, manipula los fondos de acumulación, decide respecto a las inversiones, los salarios, los precios y la distribución de la producción. Se pretende que toda esta actividad económico-política es aprobada por los obreros a través de sus delegados. Pero esto no pasa de ser un fraude y un gran bluff. Estos supuestos delegados de los obreros hacen causa común con la casta de burócratas y tecnócratas en el poder en detrimento de la clase obrera y del resto de las masas trabajadoras. Son los administradores profesionales los que hacen la ley y definen la política en la organización «autogestionaria» desde la base hasta la cúspide de la república. El papel dirigente, gestor, económico-social y político de los obreros, de su clase, se ha reducido al mínimo, por no decir que ha desaparecido por completo.

Estimulando el particularismo y el localismo, desde el republicano al regional y hasta el nivel de la comuna, el sistema autogestionario ha liquidado la unidad de la clase obrera, ha colocado a los obreros en lucha los unos contra los otros, alimentando, como individuos, el egoísmo y estimulando, como colectivo, la competencia entre las empresas. Sobre esta base ha sido minada la alianza de la clase obrera con el campesinado, quien asimismo está disgregado en pequeñas haciendas privadas y es explotado por la nueva burguesía en el poder. Todo esto ha dado lugar a la autarquía en la economía, la anarquía en la producción, en la distribución de los beneficios y de las inversiones, en el mercado y en los precios, y ha conducido a la inflación y a un gran desempleo.

El que la clase obrera se encuentra en la dirección del sistema «autogestionario obrero» en Yugoslavia, no es más que una falsa ilusión, una utopía. En dicho sistema la clase obrera no está en la dirección, no es hegemónica. La dictadura del proletariado ha sido liquidada, el dirigente de la clase obrera, el partido comunista o, como se le llama en este país, la Liga de los Comunistas, no dirige ni el poder, ni la economía, ni la cultura, ni la vida social.

En este sistema de confusión general, es otro quien detenta las posiciones políticas dominantes y dirigentes. Ese otro es la nueva casta de burócratas políticos y de tecnócratas, surgida de la capa de intelectuales aburguesados y de la aristocracia obrera. Esta casta está lejos de toda moral proletaria y no se ejerce sobre ella ningún control político.

Esta nueva capa burocrática se autoproclama enemiga de la burocracia estatista, cuando es una burocracia aún más peligrosa, que florece y se refuerza en un sistema económico descentralizado, el cual mantiene y desarrolla la propiedad privada.

La «autogestión obrera», cuyos fundamentos están en la ideología anarco-sindicalista, ha engendrado el nacionalismo republicano, que ha elaborado hasta leyes y reglamentos concretos para defender sus mezquinos intereses. El monopolio económico de las repúblicas, constituido sobre la base del monopolio de sus empresas y de sus trusts, se ha transformado de hecho en una potencia política y en un nacionalismo republicano, que se manifiesta no sólo en cada república, sino también en cada región, en cada comuna y en cada empresa. Cada uno como individuo, como grupo o como república, se esfuerza por enriquecerse más y más rápidamente a costa de los demás.

El nacionalismo burgués está instalado a sus anchas en Yugoslavia y el lema «unidad-fraternidad», que era justo durante la lucha de liberación nacional cuando se combatía contra los ocupantes y la reacción interna por una sociedad nueva basada en el marxismo-leninismo, ha pasado a ser en el actual sistema yugoslavo, que lo escinde y lo disuelve todo, un lema huero y sin ningún efecto. La «unidad-fraternidad» de los pueblos, de las naciones y las nacionalidades, de las repúblicas y las regiones, sólo puede realizarse en un verdadero sistema socialista guiado por la ideología marxista-leninista.

La unión federativa yugoslava no fue creada sobre bases marxista-leninistas, por ello, inevitablemente, debían surgir, como de hecho surgieron, los antagonismos nacionales. El propio sistema lleva consigo estas contradicciones, alimenta el separatismo de las naciones y las nacionalidades, de las repúblicas y las regiones.

Los numerosos créditos concedidos por el capitalismo mundial actuaron también en este sentido. Su empleo para la satisfacción de los gustos y los caprichos burgueses y megalómanos de la casta en el poder, su distribución desigual y sin sanos criterios entre las diversas repúblicas, creó desniveles económicos y sociales en las repúblicas y regiones, lo que profundiza aún más los antagonismos nacionales.

El sistema de «autogestión» no habría podido sobrevivir por mucho tiempo si no le hubiesen ayudado dos factores: el antisovietismo de la dirección yugoslava, que no era otra cosa sino su antimarxismo y su antileninismo, con el que se granjeó el respaldo político de toda la reacción mundial, y el apoyo económico prestado por los países capitalistas a través de grandes y múltiples créditos. No obstante, estos dos factores no lograron salvar este sistema antisocialista. Por el contrario, lo debilitaron en mayor grado y lo empujaron hacia la bancarrota económica y política.

Kardelj y Tito le echaron la culpa del fracaso del sistema y de todos los males que se derivaron de el al insuficiente «perfeccionamiento» del propio sistema, a la conciencia de los trabajadores «que no había alcanzado todavía el nivel necesario», a la existencia de la burocracia, etc. Vieron la bancarrota de su sistema antisocialista, más no podían volverse atrás. Por eso las medidas adoptadas por Tito, cuando aún estaba en vida, relativas a la dirección de la Federación y de las repúblicas después de su muerte, no pasan de ser paliativos. Junto con Tito y Kardelj desapareció la euforia en torno al sistema «autogestionario». Los sucesores de Tito se encuentran en una gran confusión y desorientación y no saben a que aferrarse para dar salida a las difíciles situaciones en que se encuentra el país. Ahora la Yugoslavia titoista ha entrado en una crisis profunda y general de sus estructuras y superestructuras, en una crisis económica y político-moral». (Enver Hoxha; La lucha contra el revisionismo, y el movimiento revolucionario y de liberación en la etapa actual; VIº capítulo del Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)

viernes, 12 de mayo de 2017

Algunos datos de como la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajena a las dificultades del pueblo cubano

Fidel Castro y su hijo Tony Castro

«
Las diferencias sociales crecen sin censar. Mientras la actualización del modelo económico sigue su curso, la realidad dice que los trabajadores cubanos ven caer sus salarios, bajada de pensiones, encarecer los precios de los alimentos y ver su nivel de vida empeorar año tras año. Un ejemplo de como trata el gobierno cubano a los trabajadores y del nivel de vida que tienen fueron las reformas de 1990:

«El lado negativo de este tipo de ajuste fue un déficit fiscal que rebasó el 30 por ciento del PIB y una impresión excesiva de dinero para financiarlo. Como consecuencia, aumentaron los precios más de 9 veces y el salario real cayó más de un 70 por ciento; algo similar ocurrió con las pensiones. Así, los asalariados y pensionados pagaron indirectamente el déficit fiscal, es decir, financiaron las empresas en pérdida y el sector presupuestado. Este tipo de ajuste en los 90 significó una distribución de los costos entre la mayoría de la sociedad por el mecanismo de transmisión déficit fiscal-emisión de dinero-inflación-disminución real de salarios y pensiones, lo que en teoría económica se conoce como impuesto inflacionario». (Pavel Vidal & Omar Pérez Villanueva, Entre el ajuste fiscal y los cambios estructurales. Se extiende el cuantapropismo en Cuba, Espacio Laical nº 24, octubre-diciembre de 2010, pág. 58)

El «periodo especial» de 1990-1993, es una época en Cuba donde se perfectamente, que como otros gobiernos burgueses, los dirigentes cubanos tiran del pueblo trabajador para cubrir las pérdidas producidas por su mala praxis y su adhesión a los mecanismos capitalistas de gestión:

«La economía cubana tuvo que reajustarse, y, como todo reajuste en el mundo capitalista, éste se hizo a costa de la clase obrera y el pueblo trabajador. Para empezar a ordenar las cuentas fiscales, hicieron uso de los mecanismos y las formas típicos de todos los ajustes fiscales de tipo monetarista en el capitalismo. Al más puro estilo neoliberal, Castro y su círculo hicieron caer sobre las espaldas del pueblo cubano, todo el peso de la crisis provocada por una política dependiente del socialimperialismo soviético y por el desarrollo deformado de la economía cubana, bastante alejado de la victoriosa experiencia socialista de la Unión Soviética encabezada por Stalin. El primer quinquenio del llamado «período especial» es una las épocas de más triste y dramática recordación para el pueblo cubano. Además de reducirles los salarios reales en un 70%, el gobierno cubano impuso al pueblo una severa política de austeridad, que nada tuvo que envidiar a las que impuso el FMI a los otros países de América Latina. En aquella época, la disponibilidad de productos de primera necesidad se redujo drásticamente, la canasta de productos incluidos en la «cartilla de abastecimiento» disminuyó en variedad y en cantidad; la ración mensual se consumía mucho antes de que acabara el mes, obligando a la población a buscar otros ingresos y recurrir al mercado negro donde los escasos productos de primera necesidad se vendían a precios inalcanzables para un pueblo cuyos limitados salarios ya se habían reducido a un tercio de su poder adquisitivo. Los niveles de pobreza aumentaron y en la actualidad abarcan a un 25% de la población, según cálculos de intelectuales afines al régimen. El temor de posibles convulsiones sociales, obligó a los dirigentes cubanos a preservar en lo posible los servicios sociales –conquistas de la revolución de 1959–, que paulatinamente se han venido deteriorando en los últimos años y que actualmente, con la gradual apertura de la economía, se están reduciendo y corren el riesgo de incorporarse a las condiciones de «libre competencia» del mercado capitalista que va ganando terreno en la Isla». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)

Por otro, la élite, la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajeno a las dificultades del pueblo cubano:

«Hace cerca de un año, Tony Castro ganó notoriedad a causa de un viaje en yate a través del Mar Egeo. Se alojó en varios de los complejos hoteleros más exclusivos de las islas griegas y el litoral turco, acompañado por un séquito que habitualmente ocupaba media docena de suites de cada instalación. En casi todas, el coste por noche supera los 1.000 euros. (...) Las mansiones construidas por la burguesía antes de 1959 son hoy las residencias de los «winners» del socialismo cubano. Su mundo se extiende por casi 15 kilómetros cuadrados, divididos en cuatro urbanizaciones fundamentales: la ya mencionada Miramar –donde se ubica el grueso de las embajadas– y las tres que acogen a lo más selecto de la nomenklatura y sus colaboradores inmediatos, Atabey, Siboney y Cubanacán. (...) Durante años, la élite del oeste de La Habana nutrió sus filas con dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista y algunos integrantes de la vieja burguesía republicana –sobre todo profesionales– que encontraron acomodo dentro de las instituciones del nuevo poder. Tras las reformas económicas de los años noventa y las del último lustro, el grupo ha crecido con las incorporaciones de nuevos ricos, aupados por sus negocios privados y los vínculos con compañías mixtas. Su vida difiere de la del común en todos los aspectos, empezando por el lugar de residencia, continuando por las escuelas y los hospitales a los que acuden, y terminando por los espacios en que van de vacaciones o se divierten. Es una farándula que «se codea con artistas y gente de la televisión: es difícil ver allí algún político, pero sus hijos quizá no falten». (El Confidencial; La vida de los otros: así es la existencia del 1% más rico del socialismo cubano, 19 de mayo de 2016)

Estos ataques a los derechos y nivel de vida de los trabajadores cubanos, y que la élite gobernante y su comparsa salga airosa, ocurre como consecuencia de:

«Las masas trabajadoras de la ciudad y el campo hayan sido despojadas del derecho a tomar parte real en la organización y gestión de la producción, el hecho de que un pequeño sector de la población, como los burócratas, tecnócratas, el nivel superior de la casta militar y la parte superior de la intelectualidad creativa, se apropie de diversas formas de la mayor parte de los ingresos de la sociedad, llevándolos a una vida parasitaria, todas estas cosas en conjunto muestran que (...) hay clases con intereses económicos fundamentales opuestos, proletarios y burgueses. La capa de burócratas y apparatchiki que usurpó la dirección del partido y del Estado (...) tomó la posesión real de los medios de producción, ahora se ha convertido en una nueva clase burguesa. Por su parte, la clase obrera (...) se ha transformado en una simple clase productora, una clase oprimida y explotada, que vive de la venta de la mercancía fuerza de trabajo». (Omer Hashorva; El actual orden socio-económico de la Unión Soviética, un orden capitalista, 1980)

¡Vaya, que casualidad! Algo totalmente igual a lo que pasaba y pasa en los países capitalistas-revisionistas:

«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978) (Equipo de Bitácora (M-L)Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 13 de agosto de 2016)

viernes, 5 de mayo de 2017

Las increíbles excusas de algunos para defender el revisionismo de Bandera Roja; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«¿Cuáles han sido las excusas más difundidas entre los seguidores de Bandera Roja –incluyendo ahora a los miembros del MVTC– para defender sus posiciones revisionistas?:

1) Se dice que «no se puede criticar a Gabriel Puerta Aponte porque es un viejo revolucionario que lleva luchando desde los 70 y ha sido partícipe de luchas contra la burguesía y críticas al revisionismo». La existencia de una figura en un periodo más o menos glorioso de un partido no le exenta para nada de las pasadas ni de las presentes desviaciones políticas. Si siguiéramos esa máxima tan estúpida, no podríamos criticar a Jruschov por haber militado en el Partido Comunista de la Unión Soviética durante los años 30 y por haber criticado al trotskismo que él mismo luego revelaría, ni a Ramiz Alia por haber militado en el Partido del Trabajo de Albania de los 70 y haber criticado el titoismo que el mismo revelaría, a Joao Amazonas militando en el Partido Comunista Brasileño criticando al maoísmo en los 80 que el mismo tiempo después revelaría, o a Raúl Marco militando en el Partido Comunista de España (marxista-leninista) criticando el revisionismo cubano durante los 70 que el mismo luego apoyaría, y así un sucesivo etcétera de ejemplos. Así pues, aunque Gabriel Puerta Aponte haya sido autor o coautor de artículos, tesis, programas del partido que estaban dentro de los marcos del marxismo-leninismo –bien por convicción o por oportunismo– y más allá de sus méritos en el pasado en algunas posturas correctas del partido, eso no le exime de la responsabilidad de haberse desviado personalmente, y como Secretario General haber llevado al partido al desfiladero del revisionismo en las últimas décadas.

2) Otros defensores de la línea ultraoportunista de Bandera Roja, dan el beneplácito a sus alianzas pese al carácter de sus partidos bajo la excusa de que: «La grave crisis económica del país imponen en Venezuela la exigencia de un cambio de gobierno inmediato para que se dé satisfacción a las demandas de las clases trabajadoras». Ante la crisis la pregunta que debe hacerse es: ¿echar a Maduro para que entre en el gobierno quién, Bandera Roja? No, eso no es posible porque no tiene la más mínima influencia electoral ni tampoco en la MUD, ¿para en todo caso que Bandera Roja entre al gobierno en coalición con otros partidos de la MUD que hegemonizaran ese gobierno o para que simplemente Bandera Roja facilite un gobierno de la MUD que eche a Maduro? Vale. ¿Y es que acaso el chavismo o los partidos anteriores al chavismo herederos del puntofijismo han solucionado alguna vez los problemas de seguridad, desempleo, dependencia económica del exterior, rentismo petrolero, inflación? ¿No verdad? ¿Entonces qué sentido tiene haber dado apoyo a candidatos presidenciales como Cárdenas, Capriles y demás politicastros burgueses? ¿Qué sentido tiene seguir buscando una unidad a toda costa con estos partidos antiobreros conocidos por sus políticas antipopulares? Bandera Roja lejos de dar una salida revolucionaria a la crisis, y poner sus iniciativas y popularizarlas, se dedica a ir a la zaga de los acontecimientos, con proclamas reformistas, buscando alianzas con bloques burgueses, lo que le hace perder con ese cortoplacismo-oportunismo dosis agigantadas de credibilidad, hegemonía, independencia e influencia.

3) En la línea del V° Congreso de Bandera Roja (BR) de 2012 no hay una sola alusión a la cuestión de la dictadura del proletariado, ni explican cómo se va a materializar ese «nuevo poder» –desde luego no hay mención a un sistema soviético como tal–, lejos de eso, hay conceptos como «nueva democracia participativa», «economía mixta», cultura ciudadana» que denotan que su visión de las cosas está dentro de los límites de la democracia burguesa, el capitalismo y la cultura aburguesada. En los congresos anteriores Bandera Roja seguro que tenía la decencia de al menos teóricamente mencionar principios y fines marxista-leninistas, pero al menos ahora han pasado a negar u ocultar esos términos, medios y fines marxista-leninistas. Algunos de los defensores de Bandera Roja argumentan: «La línea del Vº Congreso no plantea todas nociones, medios o metas pertinentes porque es un programa mínimo». Primero, lo cierto es que para que el «programa mínimo» se realice y se pueda llegar al «programa máximo» debe haber una línea dialéctica que asegure esa conexión –como la solución revolucionaria, y no reformista de una etapa a otra en interés del proletariado, el aseguramiento de la hegemonía del proletariado en la etapa que sea, la independencia e iniciativa del partido del proletariado en las alianzas y frentes, la crítica de los jefes oportunistas en las alianzas, y otras cuestiones–; en cambio las propuestas del «programa mínimo» de Bandera Roja rechaza esa unión y les relega a ser el furgón de cola de una sección de la burguesía bajo la promesa de la extensión de los derechos y libertades de la democracia burguesa, la mayor eficiencia productiva de la economía mixta y una nueva cultura que en que el sello de clase no es diferente a la anterior. Segundo, por ser un «programa mínimo» tampoco se debería dejar de recordar y popularizar los fines del «programa máximo» para que se entienda porqué se lucha. Tercero, por último todo esto no excusa que la línea del congreso esté llena de nociones reformistas sin un análisis de clase, el marxista-leninista por ser un programa mínimo no habla como Bernstein, Kautsky, Browder o Carrillo, si habla de esa forma es porque su visión de las cosas es antimarxista. La realidad, duela a quién duela, es que Bandera Roja son como los eurocomunistas, poco a poco han ido renunciando no sólo a la práctica sino también a la teoría de la revolución.

4) Otros aluden al hecho ya mencionado durante el documento, de que «Bandera Roja es de los partidos políticos que siempre han evidenciado el fraude de Chávez y el socialismo del siglo XXI como falso socialismo e incluso fue expulsado de la CIPOML debido a dicha postura». Primero, que se critique al «socialismo del siglo XXI» no es sinónimo de ser un partido marxista-leninista, en Grecia Nueva Democracia o los revisionistas del KKE critican a SYRIZA, en España el Partido Popular o Ciudadanos critican a Podemos, eso no significa que estos partidos sean revolucionarios ni marxista-leninistas por criticar a las expresiones del «socialismo del siglo XXI». Es menester verificar si la propia crítica se realiza desde lineamientos marxista-leninistas, Bandera Roja en los primeros años si intentaba utilizar un lenguaje más relacionado con las nociones marxista-leninistas para explicar el fenómeno del chavismo aunque no acertaba a explicar por completo su fisonomía. Actualmente se ha alejado de toda posibilidad de explicar su carácter, de analizar sus características y de anticipar sus movimientos, y ni siquiera intenta mantener un lenguaje marxista, recurre a las descalificaciones del resto de grupos de la oposición neoliberal y a nociones burguesas para describir el chavismo: que hable del régimen como «dictadura» a secas, «dictadura madurista», «régimen totalitario», «régimen antidemocrático», de ahí que sean incapaces de trazar cualquier mínimo análisis serio y una estrategia coherente. Por otro lado, en el tema de la CIPOML ya ha quedado claro que Bandera Roja no tuvo contradicciones de principios marxista-leninistas y principios revisionistas, sino que fueron contradicciones de tipo interrevisionistas. Prueba de ello es que nunca denunció el silencio y abandono del legado de Enver Hoxha por dicho organismo en su fundación, tampoco denunció las evidentes muestras de formalismo a la hora de enunciar unos principios que en la praxis no se cumplían, o del liberalismo imperante que hacía a cada partido apoyar a diferentes ramas del revisionismo internacional»(Equipo de Bitácora (M-L)Bandera Roja y MVTC: Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja, 1 de enero de 2017) 

Las propuestas políticas de Bandera Roja en 2016; Equipo de Bitácora (M-L), 2017


«Recientemente, en el Pleno del Comité Central de noviembre de 2016, la fracción de Gabriel Puerta Aponte que dirige los restos de Bandera Roja dispuesto un discurso programático que vuelven a evidenciar su rancio ultraoportunismo, un pensamiento reaccionario que se muestra abiertamente:

1) Sobre la articulación de fuerzas para una nueva democracia:

«La articulación de fuerzas ha de establecerse no sólo en cuanto a las luchas inmediatas, a las circunstancias políticas y a la salida revolucionaria, sino, además, en relación con un programa alternativo, es así que el Programa de Reconstrucción Nacional (PRN) es un instrumento que cobra importancia por los elementos estructurales que contiene y sobre su base es factible lograr y establecer alianzas con amplios y diversos sectores de la sociedad venezolana. Se trata, entonces, del acoplamiento y enlace de las luchas en todos los terrenos, de establecer coordinaciones y unificar a sectores de los de arriba, comprometidos con una idea nacional, así como a los sectores populares en torno a un programa mínimo, que apunta hacia una nueva democracia y nuevas políticas económicas y sociales». (Bandera Roja; Reunión plenaria del Comité Central, 12 y 13 de noviembre de 2016)

2) Los sectores clasistas a los que Bandera Roja hace alusión y que dan pie a unirse al programa y la alianza serían los siguientes:

«El programa permite la vinculación, en todos los regionales e instancias organizativas del partido, con gremios de trabajadores, así como con los frentes sociales, sectores empresariales y organizaciones políticas. La pertinencia del programa permite articular tanto a sectores pequeño-burgueses, como intelectuales, a representantes de la burguesía y a la clase obrera, en torno a sus elementos programáticos. Se trata de unir diversos sectores sociales para alcanzar un objetivo, el cual se condensa en la propuesta de una nueva democracia, así como aprovechar las reagrupaciones en torno a objetivos específicos. El programa comprende la construcción de un poder alternativo, el eje de una nueva democracia fundamentada en el desarrollo de un movimiento asambleístico como poder de base, es decir, la promoción de asambleas como espacio de dirección política, de decisiones y ejecución. En consecuencia, es fundamental que en las asambleas populares se debatan, junto a los elementos de la plataforma de luchas, los temas que recoge el programa y sus determinaciones; las condiciones para una revolución industrial, exaltando la preponderancia de la producción nacional en términos de empleo, de satisfacción del mercado interno, de la reducción de las importaciones a su mínima expresión, de la configuración de una burguesía nacional, con condiciones para una nueva política económica, bancaria e impositiva». (Bandera Roja; Reunión plenaria del Comité Central, 12 y 13 de noviembre de 2016)

Es decir, entre todo este batiburrillo de buenas intenciones destacan: la unión entre empresarios y trabajadores, vuelta a la demagogia sobre el uso de las asambleas como un «cambio positivo» a más democracia y la propuesta de una mayor extensión económica de la burguesía nacional «para bien del país».

3) ¿Se descarta a los partidos de la MUD de esta alianza? No:

«En cuanto a la unidad, la MUD y las alianzas con los diversos factores políticos, sociales y gremiales, la complejidad de la situación y las situaciones en pleno desarrollo exigen la flexibilización y el mantenimiento de los análisis centrados en los elementos concretos que al respecto se presenten». (Bandera Roja; Reunión plenaria del Comité Central, 12 y 13 de noviembre de 2016)

Es decir que la salida de la MUD en 2014 no ha servido para nada, ya que sigue albergando ilusiones de poder unirse a sus líderes y partidos.