Imagen del VIIº Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado del 16 al 19 de abril de 2016 |
«¿Ha habido algo «original» en las propuestas economicas proclamadas en el VIIº Congreso del «Partido Comunista» de Cuba? La respuesta breve es: no, ni mucho menos. En todo caso, y siendo generosos, habría que afirmar que se ha oficializado el llevar a cabo una profundización de las propuestas ya previstas años atrás por el gabinete castrista, las cuales, aunque a algunos les duela reconocerlo, no difieren del paquete de medidas que aplica cualquier gobierno en crisis en la región.
Para argumentar está contundente afirmación, que chafa las ínfulas de modelo alternativo, nos veremos obligados a repasar la historia reciente de Cuba y los puntos más importantes de este último congreso que se anuncia como el no va más...
1) Antes que nada, aclarar que como todos deberíamos saber, desde finales de los 80 Cuba permitió la entrada de capital extranjero para equilibrar su balanza comercial deficitaria. En base a esto ha ido reformando su ley de inversiones en 1995 y más adelante. Actualmente si bien no está neocolonizada por el capital estadounidense, sí lo está por otros imperialismos, veamos unos datos simplemente de hace 10 años:
«A fines del año 2000 habían 392 asociaciones económicas con capital extranjero, ubicadas en su mayor parte en minería, prospección-extracción de petróleo, turismo, industria –ligera, alimentaria y sideromecánica– y construcción. En los últimos años se han incorporado nuevas ramas a la inversión extranjera, entre las que se encuentran la industria energética, del gas, sector financiero, comercialización de tabacos y la gestión del suministro de agua a la ciudad, también se han aprobado importantes negocios para el desarrollo hotelero, la industria del cemento, la aviación civil e industrias para fabricación de pinturas y omnibus. Los capitales provienen de más de 46 países entre los que se resaltan, España, Canadá, Italia, Inglaterra y Francia. Alrededor del 50 % de los proyectos corresponde a Países de la Unión Europea». (Roberto Villas Bôas y Mário Sanchez; Tecnologías limpias en las industrias extractivas minero-metalúrgica y petrolera, 2006)
Muchos de los admiradores del modelo cubano, sostenían con una sonrisa nerviosa que esto era algo temporal, que cuando el modelo se actualizase y en cuanto la isla se recuperase de la crisis económica que se arrastraba desde los 90 en Cuba se iría eliminando paulatinamente la presencia de compañías imperialistas. Pero estas llegaron para quedarse. Hoy no solo se han mantenimiento sino que en líneas generales se ha profundizado la tendencia hacia la promoción de la «inversión extranjera» para «alcanzar el crecimiento requerido»:
1) Antes que nada, aclarar que como todos deberíamos saber, desde finales de los 80 Cuba permitió la entrada de capital extranjero para equilibrar su balanza comercial deficitaria. En base a esto ha ido reformando su ley de inversiones en 1995 y más adelante. Actualmente si bien no está neocolonizada por el capital estadounidense, sí lo está por otros imperialismos, veamos unos datos simplemente de hace 10 años:
«A fines del año 2000 habían 392 asociaciones económicas con capital extranjero, ubicadas en su mayor parte en minería, prospección-extracción de petróleo, turismo, industria –ligera, alimentaria y sideromecánica– y construcción. En los últimos años se han incorporado nuevas ramas a la inversión extranjera, entre las que se encuentran la industria energética, del gas, sector financiero, comercialización de tabacos y la gestión del suministro de agua a la ciudad, también se han aprobado importantes negocios para el desarrollo hotelero, la industria del cemento, la aviación civil e industrias para fabricación de pinturas y omnibus. Los capitales provienen de más de 46 países entre los que se resaltan, España, Canadá, Italia, Inglaterra y Francia. Alrededor del 50 % de los proyectos corresponde a Países de la Unión Europea». (Roberto Villas Bôas y Mário Sanchez; Tecnologías limpias en las industrias extractivas minero-metalúrgica y petrolera, 2006)
Muchos de los admiradores del modelo cubano, sostenían con una sonrisa nerviosa que esto era algo temporal, que cuando el modelo se actualizase y en cuanto la isla se recuperase de la crisis económica que se arrastraba desde los 90 en Cuba se iría eliminando paulatinamente la presencia de compañías imperialistas. Pero estas llegaron para quedarse. Hoy no solo se han mantenimiento sino que en líneas generales se ha profundizado la tendencia hacia la promoción de la «inversión extranjera» para «alcanzar el crecimiento requerido»:
«En efecto, en la economía cubana actual se alcanzó una tasa de crecimiento de solo 2,7% en los últimos cinco años, cuando se requiere un ritmo estable superior al 5% anual, lo cual demanda a su vez una tasa de inversión superior al 20%. Sin embargo, el país no posee una capacidad de ahorro interno suficiente –la tasa de inversión en relación al PIB ha promediado solo alrededor del 10% en los últimos años-, por lo que resulta indispensable incrementar la inversión extranjera directa para alcanzar el crecimiento previsto». (Cubadebate; Los Lineamientos para la Política Económica y Social y su evolución 2011-2016, 14 de abril de 2016)
Durante el congreso se ha recalcado la importancia que ha tenido la nueva Ley de inversión extranjera directa (2014) para facilitar la entrada de capital de los imperialismos. Recordemos esta legislación y algunos de los nuevos epítetos que contenía:
«La nueva ley reduce del 30% al 15% los impuestos sobre las ganancias de los inversores extranjeros y ofrece mayor protección legal. Para la mayoría de ellos se establecerá también una moratoria tributaria para un período ocho años». (Actualidad Russia Today; La nueva Ley de Inversión Extranjera en Cuba romperá con el bloqueo fuera de EE.UU, 29 de marzo de 2014)
Otra cuestión a conocer es saber cómo funciona esta ley y como el gobierno cubano se aprovecha de ella para exprimir un poco más a los trabajadores cubanos:
«La Ley de Inversión Extranjera estipula que la contratación de mano de obra cubana se debe realizar a través de empresas contratistas constituidas por el Estado cubano, que son las que aportan la mano de obra según los requerimientos de las empresas extranjeras. Estas empresas contratistas, denominadas «entidades empleadoras», reciben el pago por el «servicio» que los trabajadores cubanos brindan a las empresas extranjeras, y de esa suma global, el Estado cubano paga los salarios a los trabajadores. De la misma forma ocurre en el caso de los servicios médicos, donde la «Comercializadora Servicios Médicos Cubanos S.A. del MINSAP» recibe el pago por los servicios médicos y a su vez paga a médicos, enfermeras y auxiliares. Obviamente, los contratos entre el Estado cubano y los trabajadores cubanos son contratos de sujeción, en los cuales los trabajadores sólo pueden aceptar sin poner condiciones. Además, es conocido que el Estado cubano cobra una cantidad mucho mayor a la que paga en definitiva al trabajador. Pese a ello, las empresas extranjeras encuentran que la mano de obra cubana es muy barata y permite niveles de rentabilidad bastante altos. El monopolio de la contratación de mano de obra y la prohibición del contrato directo entre empleador-empleado le permite al Estado cubano apropiarse de una parte sustancial de los salarios de los trabajadores. En el caso de trabajadores calificados y profesionales, esta parte es mucho mayor. Aún así estos salarios son superiores a los que cualquier trabajador puede obtener trabajando para las empresas estatales». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Los revisionistas cubanos dependen tanto de la inversión extranjera para cubrir las pérdidas de su desastroso modelo económico que se han llegado a definir en los documentos referidos al VIIº Congreso a la inversión extranjera como parte esencial para el desarrollo del país, en particular de los sectores estratégicos:
«Concebir la inversión extranjera directa como parte esencial de la estrategia de desarrollo del país y en particular, de los sectores definidos como estratégicos». (Partido Comunista de Cuba; Conceptuación del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, 2016)
Cualquiera entiende de esto que:
«Después del año 1991 bajo el agravamiento del déficit de la balanza comercial exterior y el aumento de las inversiones extranjeras directas, Cuba devino a ser un país comprador-burgués clásico donde una parte creciente de la economía es propiedad directa del capital extranjero. En estas condiciones, luchar por «salvaguadar» o «reforzar» el «socialismo cubano» es solamente una lucha vista a mistificar a los trabajadores cubanos sobre este «socialismo», que tan solo es un reformismo burgués en crisis bajo una apariencia de independencia cuando todo indica una dominación económica de tipo compradora». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
2) En el caso cubano, la necesidad de capital extranjero es inherente a la necesidad de ampliar el comercio, una pescadilla que se muerde la cola y que es igual de perjudicial para la soberanía nacional: al tener baja productividad y una economía no diversificada, necesita del comercio para obtener ciertos productos;al importar tantos productos, tiene una balanza comercial deficitaria, en tanto, necesita pedir más créditos e inversiones extranjeras para compensar esto... agravando aún más la de por sí desesperada situación:
«En el año 2013, las exportaciones de bienes apenas llegaron a cubrir el 35% de las importaciones de bienes, dejando una brecha comercial muy grande, al igual que en años anteriores. Cuba compra más de lo que vende en el mercado internacional. Y no puede prescindir de lo que compra en el exterior[17] sin afectar sensiblemente la marcha de su economía: cada vez que se ha visto obligada a recortar sus importaciones –por falta de divisas–, el resultado ha sido una reducción de la producción y una menor disponibilidad de productos para el consumo de la población. El crecimiento de su economía depende del comercio exterior, porque la estructura de la economía cubana es dependiente de alimentos, insumos, bienes intermedios y bienes de capital producidos en el extranjero. (...) Cuba es un país que no ha logrado producir internamente lo suficiente para garantizar el consumo de su población; su atrasada economía no produce los bienes intermedios y bienes de capital que aseguren el funcionamiento de su economía, y tampoco tiene la capacidad para darle un mayor valor agregado a los pocos bienes que vende al exterior. Mientras muchos países dependientes latinoamericanos, en cierta etapa de su historia, adoptaron políticas de «sustitución de importaciones», la Cuba «socialista» no realizó ningún esfuerzo notable en ese sentido. Actualmente, los discursos oficiales invocan a avanzar en la sustitución de importaciones[11], mas todo apunta a que este proceso estará principalmente en las manos del emergente sector privado –sector «no estatal» según la renuencia cubana a llamar las cosas por su nombre–. Por esa razón, el comercio internacional es de vital importancia para Cuba, porque hasta el momento es el medio principal por el que puede adquirir productos para el consumo de su población, principalmente alimentos, y también adquirir los bienes necesarios para que su industria y agricultura puedan seguir produciendo[12]. (...) En los últimos tiempos, los principales socios comerciales de Cuba han sido y son Venezuela, China y España». (Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Esta ampliación del comercio ha sido la máxima de todos los países capitalistas incluidos los revisionistas –esto son, países que cubren su política criminal con un falso halo de marxismo y frases populistas–. Huelga decir que este modelo es de raíz totalmente antagónico con el de las experiencias clásicas –como la URSS de Stalin o la Albania de Enver Hoxha–:
«El muy pequeño volumen de comercio exterior de la URSS de los años 1930-1940 testifica elocuentemente que el excedente trabajo sirvió bien para mejorar la herramienta productiva y satisfacer las necesidades de los trabajadores, a diferencia de los países burgueses-revisionistas donde la producción de mercado encuentra poco interés en aumentar el nivel de los salarios, sino que prefiere producir para la exportación o invertir en el extranjero. (...) En la Albania socialista, las exportaciones representaron una pequeña parte de su producto social». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Esto tampoco debe confundirse con las teorías que propagan y siguen propagando algunos fatalistas sobre el comercio:
«Confiar en sus propias fortalezas no significa desarrollo «autárquico» o «no comerciar» –solo los imperialistas y sus lacayos puede afirmar esto–, pero hay que privilegiar el factor interno y garantizar que las importaciones nunca cuestionen la independencia económica, garantizar que estas importaciones ayuden a crear una industria que produzca medios de producción y no a sustituirla». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
Cuba no ha intentado ni van a intentar salir del atolladero en el que se encuentran a través de sus propias fuerzas, porque ni tiene el suficiente apoyo popular ni la visión política para ello.
Es bastante gracioso el conocido cliché que sueltan los procubanos al afirmar con desdén el ya clásico: «Pero la URSS de Stalin y la Albania de Hoxha cayeron a su muerte, hoy en cambio la Cuba de los Castro sobrevive». Pero hay que decirles bien alto: ¿el qué sobrevive en Cuba? ¿Qué modelo socio-económico? Que nosotros sepamos el modelo del turismo de lujo, el aumento del «cuentapropismo», el absentismo laboral, la evidente diferenciación de clases cada vez más abultada, los niveles de deuda astronómicos, los problemas en la balanza comercial y la baja productividad, no son sinónimos de socialismo, antiimperialismo, ni de progreso social bajo ninguna óptica cuerda. ¿Acaso ha existido alguna vez un partido comunista real en Cuba que pueda revertir este proceso que va cuesta abajo y sin frenos? No, desde décadas ha gobernado un partido, mezcla artificial de liberales, jruschovistas, socialdemócratas y ahora allí anidan hasta trotskistas abiertos. ¿Acaso las leyes de producción del socialismo científico han imperado en Cuba alguna vez? No, precisamente se basaron en el modelo económico que recomendaron los sepultureros del legado de Lenin y Stalin que habían llevado a la URSS a la restauración del capitalismo, al socialimperialismo y a la progresiva dependencia del imperialismo estadounidense; y los líderes cubanos aceptaron su rol en este engranaje. ¿De qué sirve sostener un régimen así para «sobrevivir»? ¿Para mantener una simbología que contente a los sentimentales? No sirve de nada si el país se convierte en el siglo XXI en un paraíso para las multinacionales extranjeras y un infierno para los trabajadores, que no tienen perspectiva de mejora. ¿No ha demostrado ya sobradamente la historia que Cuba nunca ha desarrollado una independencia económica? En efecto, desde su enrolamiento en la división internacional del trabajo –que por tanto la esclaviza al atraso y la dependencia– Cuba ha padecido y padecerá estos defectos incurables, porque así es la lógica de los países capitalistas neocolonizados.
Lo que recalccluso un país con un gran atraso en las fuerzas productivas, como Albania, puede desarrollar una industrialización y ser un país libre de deudas:
«La conquista de la independencia económica junto a la política, la garantía de la defensa del país por nuestro propio pueblo, la educación y el temple de las masas trabajadoras en la ideología marxista-leninista, son los firmes e inconmovibles pilares sobre los que se levanta nuestra fortaleza socialista, son los rasgos fundamentales que caracterizan a un Estado verdaderamente socialista. Estas realizaciones, tomadas en su conjunto, constituyen a su vez la experiencia histórica del socialismo en Albania. La experiencia de Albania muestra que también un país pequeño, con una base material-técnica atrasada, puede alcanzar un desarrollo económico y cultural muy rápido y multilateral, puede garantizar su independencia y hacer frente a los ataques del capitalismo y del imperialismo mundial, cuando está dirigido por un auténtico partido marxista-leninista, cuando está dispuesto a luchar hasta el fin por sus ideales y cuando tiene confianza en que puede realizarlos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)
Por supuesto, en las experiencias socialistas, donde han desaparecido las clases explotadoras, si se sustituye la persuasión, la educación, la agitación y movilización por el simple ordeno y mando, se producirán inevitablemente bajadas en la producción y absentismo laboral; si se suprime la iniciativa, la crítica, se elevan las diferencias salariales, se convertirán los órganos de poder en órganos paralizantes de una gran burocracia y al tiempo una emergente burguesía; si se sustituyen la planificación en base a las leyes económicas del socialismo por leyes económicas del capitalismo como la ley del valor para la producción y distribución, la economía será espontánea y basada en la máxima rentabilidad, la planificación será meramente orientadora y desembocará en que lograr esta soberanía económica en lo externo será imposible, y en lo interno estará todo dado para una restauración capitalista.
¿No es cierto que precisamente el camino de confiar en el aumento del comercio y la entrada del capital extranjero fueron las recetas económicas que llevaron a la ruina tanto a la URSS de Jruschov como a la Albania de Ramiz Alia?
No menos cierto que este es el modelo jruschovista que directamente adoptó Cuba desde sus inicios como hemos visto en nuestros documentos.
Es bastante gracioso el conocido cliché que sueltan los procubanos al afirmar con desdén el ya clásico: «Pero la URSS de Stalin y la Albania de Hoxha cayeron a su muerte, hoy en cambio la Cuba de los Castro sobrevive». Pero hay que decirles bien alto: ¿el qué sobrevive en Cuba? ¿Qué modelo socio-económico? Que nosotros sepamos el modelo del turismo de lujo, el aumento del «cuentapropismo», el absentismo laboral, la evidente diferenciación de clases cada vez más abultada, los niveles de deuda astronómicos, los problemas en la balanza comercial y la baja productividad, no son sinónimos de socialismo, antiimperialismo, ni de progreso social bajo ninguna óptica cuerda. ¿Acaso ha existido alguna vez un partido comunista real en Cuba que pueda revertir este proceso que va cuesta abajo y sin frenos? No, desde décadas ha gobernado un partido, mezcla artificial de liberales, jruschovistas, socialdemócratas y ahora allí anidan hasta trotskistas abiertos. ¿Acaso las leyes de producción del socialismo científico han imperado en Cuba alguna vez? No, precisamente se basaron en el modelo económico que recomendaron los sepultureros del legado de Lenin y Stalin que habían llevado a la URSS a la restauración del capitalismo, al socialimperialismo y a la progresiva dependencia del imperialismo estadounidense; y los líderes cubanos aceptaron su rol en este engranaje. ¿De qué sirve sostener un régimen así para «sobrevivir»? ¿Para mantener una simbología que contente a los sentimentales? No sirve de nada si el país se convierte en el siglo XXI en un paraíso para las multinacionales extranjeras y un infierno para los trabajadores, que no tienen perspectiva de mejora. ¿No ha demostrado ya sobradamente la historia que Cuba nunca ha desarrollado una independencia económica? En efecto, desde su enrolamiento en la división internacional del trabajo –que por tanto la esclaviza al atraso y la dependencia– Cuba ha padecido y padecerá estos defectos incurables, porque así es la lógica de los países capitalistas neocolonizados.
Lo que recalccluso un país con un gran atraso en las fuerzas productivas, como Albania, puede desarrollar una industrialización y ser un país libre de deudas:
«La conquista de la independencia económica junto a la política, la garantía de la defensa del país por nuestro propio pueblo, la educación y el temple de las masas trabajadoras en la ideología marxista-leninista, son los firmes e inconmovibles pilares sobre los que se levanta nuestra fortaleza socialista, son los rasgos fundamentales que caracterizan a un Estado verdaderamente socialista. Estas realizaciones, tomadas en su conjunto, constituyen a su vez la experiencia histórica del socialismo en Albania. La experiencia de Albania muestra que también un país pequeño, con una base material-técnica atrasada, puede alcanzar un desarrollo económico y cultural muy rápido y multilateral, puede garantizar su independencia y hacer frente a los ataques del capitalismo y del imperialismo mundial, cuando está dirigido por un auténtico partido marxista-leninista, cuando está dispuesto a luchar hasta el fin por sus ideales y cuando tiene confianza en que puede realizarlos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)
Por supuesto, en las experiencias socialistas, donde han desaparecido las clases explotadoras, si se sustituye la persuasión, la educación, la agitación y movilización por el simple ordeno y mando, se producirán inevitablemente bajadas en la producción y absentismo laboral; si se suprime la iniciativa, la crítica, se elevan las diferencias salariales, se convertirán los órganos de poder en órganos paralizantes de una gran burocracia y al tiempo una emergente burguesía; si se sustituyen la planificación en base a las leyes económicas del socialismo por leyes económicas del capitalismo como la ley del valor para la producción y distribución, la economía será espontánea y basada en la máxima rentabilidad, la planificación será meramente orientadora y desembocará en que lograr esta soberanía económica en lo externo será imposible, y en lo interno estará todo dado para una restauración capitalista.
¿No es cierto que precisamente el camino de confiar en el aumento del comercio y la entrada del capital extranjero fueron las recetas económicas que llevaron a la ruina tanto a la URSS de Jruschov como a la Albania de Ramiz Alia?
No menos cierto que este es el modelo jruschovista que directamente adoptó Cuba desde sus inicios como hemos visto en nuestros documentos.
3) El nuevo congreso habló de promover intentos de renegociación de las deudas –que alcanza a cerca del 30% del PIB– y de la consecución de nuevos créditos en «mejores condiciones»:
«Alcanzar ese incremento en la inversión foránea resulta imposible si no se pagan las deudas vencidas y se retoman nuevos créditos en mejores condiciones, por lo que resulta indispensable restaurar primero la confianza de los acreedores en el país liquidando hasta donde sea posible esos adeudos, que se consideraban por analistas internacionales en torno al 27% de la deuda total, la que a su vez en el 2011 se estimaba en 22.716 millones de dólares –un 32,4% del PIB–. (...) Mediante este proceso se logra –por un lado- la condonación de una proporción significativa de deuda vencida y –por otro lado- la incorporación de menores adeudos a partir de lo renegociado, al tiempo que se añaden los compromisos de pago por los nuevos créditos obtenidos en mejores condiciones. A partir de este proceso se aprecia que la deuda estimada en 2015 llegaba a 24 108 millones de dólares –un 28,7% del PIB-, con un servicio planificado a pagar de 5.661 millones –6,7% del PIB– y unas reservas internacionales calculadas en 11.603 millones. (...) Pasando rápidamente revista a lo ocurrido, en 2013-2015 se dieron pasos acelerados en esa dirección. Así se acordó la cancelación del 90% de la deuda con la antigua URSS, que según cifras rusas, alcanzaba los 35.000 millones de dólares, pactándose el pago restante a 10 años en condiciones favorables; también en 2014 se renegoció la deuda con México por 487 millones de dólares, que se canceló en un 70% con facilidades para su pago durante 10 años; finalmente en diciembre de 2015 se renegoció la deuda con el Club de París por 11.100 millones de dólares, la que se condonó en un 70%, con un pago restante durante 18 años en cuotas gradualmente crecientes. Otras cancelaciones de adeudos bilaterales se han venido negociado también con Francia y España». (Cubadebate; Los Lineamientos para la Política Económica y Social y su evolución 2011-2016, 14 de abril de 2016)
Y finalmente España, país básico en las inversiones en la isla, recientemente ha perdonado gran parte de la deuda:
«De hecho, la reunión con Castro no ha sido casual ya que llega casi dos semanas después de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, firmara en Madrid el acuerdo para reestructurar la deuda de la isla, que asciende a 2.444 millones de euros, de los cuales fueron condonados el 80%: 1.955 millones». (El Confidencial; Castro «castiga» a España: recibe a Margallo y Pastor un año después que a Francia, 17 de mayo de 2016)
4) En el sentido de «mejorar la rentabilidad» se estableció una «reorganización de la fuerza de trabajo», eliminando empresas estatales y cooperativas –ambas bajo leyes económicas capitalistas e ineficientes a todas las luces–:
Y finalmente España, país básico en las inversiones en la isla, recientemente ha perdonado gran parte de la deuda:
«De hecho, la reunión con Castro no ha sido casual ya que llega casi dos semanas después de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, firmara en Madrid el acuerdo para reestructurar la deuda de la isla, que asciende a 2.444 millones de euros, de los cuales fueron condonados el 80%: 1.955 millones». (El Confidencial; Castro «castiga» a España: recibe a Margallo y Pastor un año después que a Francia, 17 de mayo de 2016)
4) En el sentido de «mejorar la rentabilidad» se estableció una «reorganización de la fuerza de trabajo», eliminando empresas estatales y cooperativas –ambas bajo leyes económicas capitalistas e ineficientes a todas las luces–:
«De tal modo, los incrementos de productividad que se obtienen en este período reciente se deben mayormente a una reorganización de la fuerza de trabajo, factor de un alcance menor que el aumento de las inversiones. En este sentido se comenzaron a adoptar medidas para reducir el subempleo estatal y al mismo tiempo se flexibilizó el empleo de los trabajadores por cuenta propia en 2010 y de las cooperativas no agropecuarias a partir de 2013. Hasta 2014 se redujo el empleo estatal en 14,7%, se disminuyó el número de ministerios un 34% y un 27% el número de empresas, aunque una parte de estas pasaron a ser unidades empresariales de base (UEB). Así el empleo en el llamado sector no estatal –que incluye al sector privado y el cooperativo – aumento del 16,2% del total de trabajadores al 27%. Sin embargo, su aporte al PIB se mantuvo en el 12% solamente tomando en cuenta la baja intensidad de capital de los negocios que operan en este segmento económico, lo cual revela que el mismo cuenta como una solución de empleo e ingresos para una parte de la población, pero no poseen los recursos de inversión suficientes para convertirse en el sector que arrastre el crecimiento del país». (Cubadebate; Los Lineamientos para la Política Económica y Social y su evolución 2011-2016, 14 de abril de 2016)
No hay que engañarse en una cosa. Por supuesto en Cuba ha habido la constante proclama desde hace décadas de ¡aumentar la «productividad» y «eficiencia»! Pero siempre ha sido bajo las leyes de producción capitalistas como la ley del valor:
«El precio del renovado apoyo soviético fue una cierta descentralización de la toma de decisiones económicas y la introducción de una gama limitada de los mecanismos de mercado. Desde el comienzo de los años 70, los dirigentes cubanos trataron de reformar las estructuras económicas y políticas de Cuba para dar cabida al nuevo modelo. (...) Las reformas que siguieron en la primera mitad de la década los 70 en Cuba iban en consonancia con la línea de la Unión Soviética, bajo la cooperación de numerosos asesores soviéticos se reestructuraron los organismos y empresas económicas de Cuba. Una Comisión soviético-cubana se creó en diciembre de 1970 para coordinar el uso de la ayuda soviética, y dos años más tarde, Cuba se convirtió en un miembro de pleno del mercado común del bloque soviético, el CAME –Consejo de Ayuda Mutua Económica–. Un nuevo sistema de gestión económica se estableció progresivamente en los años 70, y estaba en pleno funcionamiento a finales de la década. Se introdujeron un cierto grado de responsabilidad financiera, la rentabilidad, así como la introducción de una amplia gama de incentivos materiales. (...) Fidel Castro no fue parco en sus ataques a la excesiva centralización en la planificación económica, a los administradores de la empresa se les dio mayor poder de toma de decisiones a nivel de las empresas individuales». (Sebastian Balfour; Castro, 1990)
No hay que engañarse en una cosa. Por supuesto en Cuba ha habido la constante proclama desde hace décadas de ¡aumentar la «productividad» y «eficiencia»! Pero siempre ha sido bajo las leyes de producción capitalistas como la ley del valor:
«El precio del renovado apoyo soviético fue una cierta descentralización de la toma de decisiones económicas y la introducción de una gama limitada de los mecanismos de mercado. Desde el comienzo de los años 70, los dirigentes cubanos trataron de reformar las estructuras económicas y políticas de Cuba para dar cabida al nuevo modelo. (...) Las reformas que siguieron en la primera mitad de la década los 70 en Cuba iban en consonancia con la línea de la Unión Soviética, bajo la cooperación de numerosos asesores soviéticos se reestructuraron los organismos y empresas económicas de Cuba. Una Comisión soviético-cubana se creó en diciembre de 1970 para coordinar el uso de la ayuda soviética, y dos años más tarde, Cuba se convirtió en un miembro de pleno del mercado común del bloque soviético, el CAME –Consejo de Ayuda Mutua Económica–. Un nuevo sistema de gestión económica se estableció progresivamente en los años 70, y estaba en pleno funcionamiento a finales de la década. Se introdujeron un cierto grado de responsabilidad financiera, la rentabilidad, así como la introducción de una amplia gama de incentivos materiales. (...) Fidel Castro no fue parco en sus ataques a la excesiva centralización en la planificación económica, a los administradores de la empresa se les dio mayor poder de toma de decisiones a nivel de las empresas individuales». (Sebastian Balfour; Castro, 1990)
5) Uno de los motivos de orgullo del gobierno ha sido oficializar leyes como la del «cuentapropismo» para «pymes» –pequeña y mediana empresas–:
«Aunque el Gobierno cubano ya reconoce la posibilidad de cierta iniciativa económica privada –los llamados trabajadores por cuenta propia, conocidos popularmente como «cuentapropistas», una categoría en que caben varios cientos de oficios, desde la peluquería hasta la propiedad de restaurantes o casas de huéspedes–, la nueva medida les permitirá registrar legalmente sus negocios como «empresa». Esto, además, dará cobertura legal a determinadas prácticas que existían, como la contratación de trabajadores, pero que se encontraban en un limbo regulativo». (El Confidencial; El Gobierno de Cuba reconocerá como «pymes» los negocios privados, 25 de mayo de 2016)
Desde sus medios de comunicación se ha promocionado esta posibilidad como una forma ilusoria de estimular la estancada economía. Esta propiedad ha aumentando su peso en la economía:
«El 7 de septiembre de 2011. La Gaceta Oficial número 209 recoge ocho resoluciones de diferentes ministerios a través de las cuales se autoriza el trabajo por cuenta propia, en un sentido verdaderamente amplio y definitivo. (...) En casi cinco años el número de «cuentapropistas» se ha cuadruplicado –actualmente supera el medio millón de personas–; la intención del gobierno es que para 2030 represente entre el 40 y el 50% del mercado laboral». (El Confidencial; Diez años sin Fidel: las cinco medidas que han cambiado Cuba en la última década, 4 de agosto de 2016)
Todas estas reformas no son ni siquiera «novedosas» dentro del mundo de los países revisionistas-capitalistas:
«Los dirigentes húngaros han llegado por ese camino, en efecto, a autorizar, mediante el decreto en el Parlamento y del Gobierno de enero de 1982, la posibilidad para cualquier ciudadano de formar empresas industriales o comerciales privadas que explotan mano de obra asalariada, hasta 150 obreros, recurriendo para su formación, a créditos de la banca aunque sea extranjera, o la emisión de bonos –acciones– que pueden adquirir los particulares, entrando en relaciones directas con los monopolios extranjeros y en libre competencia capitalista entre ellos. Igualmente el partido revisionista húngaro anunció que regulará por ley que los salarios de los trabajadores se pagarán de acuerdo con la productividad de cada uno y que se distribuirán los puestos de trabajo en toda la industria con arreglo a criterios de rendimiento en el trabajo, mientras que se congelaran los salarios de los obreros de las empresas deficitarias, las cuales tienen libertad de despido. (…) Actualmente centenares de restaurantes, hoteles, bares, taxis, talleres, pequeñas empresas, bufetes de abogados, etc. Funcionan con arreglo a esas normas que pusieron en práctica los revisionistas húngaros desde que se puso en marcha la reforma económica de 1978 y cuyo fin declarado es para el gobierno y el partido revisionista, el fomento de la iniciativa privada». (Documentos del IVº Congreso del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 1984)
Por eso analizando las economías de la «izquierda latinoamericana», dijimos hace tres años sobre la deriva de Cuba:
Todas estas reformas no son ni siquiera «novedosas» dentro del mundo de los países revisionistas-capitalistas:
«Los dirigentes húngaros han llegado por ese camino, en efecto, a autorizar, mediante el decreto en el Parlamento y del Gobierno de enero de 1982, la posibilidad para cualquier ciudadano de formar empresas industriales o comerciales privadas que explotan mano de obra asalariada, hasta 150 obreros, recurriendo para su formación, a créditos de la banca aunque sea extranjera, o la emisión de bonos –acciones– que pueden adquirir los particulares, entrando en relaciones directas con los monopolios extranjeros y en libre competencia capitalista entre ellos. Igualmente el partido revisionista húngaro anunció que regulará por ley que los salarios de los trabajadores se pagarán de acuerdo con la productividad de cada uno y que se distribuirán los puestos de trabajo en toda la industria con arreglo a criterios de rendimiento en el trabajo, mientras que se congelaran los salarios de los obreros de las empresas deficitarias, las cuales tienen libertad de despido. (…) Actualmente centenares de restaurantes, hoteles, bares, taxis, talleres, pequeñas empresas, bufetes de abogados, etc. Funcionan con arreglo a esas normas que pusieron en práctica los revisionistas húngaros desde que se puso en marcha la reforma económica de 1978 y cuyo fin declarado es para el gobierno y el partido revisionista, el fomento de la iniciativa privada». (Documentos del IVº Congreso del Partido Comunista de España (marxista-leninista), 1984)
Por eso analizando las economías de la «izquierda latinoamericana», dijimos hace tres años sobre la deriva de Cuba:
«La verdad de todo esto es que la promoción del cuentapropismo –crear la pequeña propiedad privada y pequeño burgueses– es la receta desesperada capitalista dentro del mismo capitalismo de los regímenes revisionistas que andaban moribundos para intentar salir de los quebraderos de cabeza y pérdidas económicas que le creaban la propiedad capitalista monopolista de Estado en varias de sus ramas económicas por la naturaleza liberal y capitalista de actuación en su base, por ello buscaban el estímulo económico de los pequeño burgueses, véase sino las reformas económicas de János Kádár en Hungría en los 70, la única diferencia es que los revisionistas húngaros no lo llamaban «cuentapropismo». Por supuesto, todo defensor del revisionismo cubano es por extensión un pseudomarxista defensor de la principal figura de la restauración del capitalismo en Hungría, y seguro que lo saludan como «un gran dirigente comunista» y a sus reformas como «ambiciosas reformas socialistas» pero eso nos da bastante igual, los hechos son los hechos, verdad científica solo hay una, y se quedaran solos defendiendo a estas figuras que han reptado a los pies de las clases explotadoras nacionales e internacionales». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)
Al César lo que es del César, el castrismo ni es revolucionario ni es original en sus postulados económicos revisionistas. Ya hubo teóricos como Trotski, Bujarin, Varga, Voznesensky, Browder, Tito, Mao, Nagy o Kádár que plantearon su modelo a seguir.
Al César lo que es del César, el castrismo ni es revolucionario ni es original en sus postulados económicos revisionistas. Ya hubo teóricos como Trotski, Bujarin, Varga, Voznesensky, Browder, Tito, Mao, Nagy o Kádár que plantearon su modelo a seguir.
6) Cifrar muchas esperanzas en la «normalización en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos» para salir del atolladero en que se hayan, incluyendo el contacto económico que presupone la entrada de capital estadounidense:
«Pensamos que el sector de negocios de los Estados Unidos debe tener la posibilidad de acceder al mercado cubano, de igual modo que lo hacen los empresarios del resto del mundo. No es Cuba quien los discrimina, sino las propias leyes estadounidenses. (...) Como parte de la visita del presidente Obama se encuentra en Cuba una importante representación de líderes empresariales estadounidenses. Esperamos que sea una ocasión propicia para que establezcan vínculos con las empresas cubanas, aumenten su conocimiento sobre las oportunidades que ofrece el mercado cubano y puedan sumarse en su país a la campaña por la total eliminación del bloqueo. (Cubadebate; No es Cuba quien discrimina a los empresarios de EEUU, sino las leyes estadounidenses, 20 de marzo de 2016)
Eso incluyó desvergonzadas alabanzas al presidente estadounidense pintándolo como hombre cabal, diplomático y pacífico:
«Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto. ¿Cuántos presidentes hemos tenido? Diez antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el Presidente Obama. Después de decir tantas cosas duras de un sistema, es justo que le pida disculpas, porque yo soy de los que pienso —y así se lo he manifestado a unos cuantos jefes de Estado y de Gobierno que veo aquí, en reuniones privadas que he tenido con ellos en mi país al recibirlos— que, según mi opinión, el Presidente Obama es un hombre honesto. Me he leído algo de su biografía en los dos libros que han aparecido, no completos, eso lo haré con más calma. Admiro su origen humilde, y pienso que su forma de ser obedece a ese origen humilde». (Raúl Castro; Discurso en la VI Cumbre de las Américas, 11 de abril de 2015)
A lo que Obama contestó:
«Continuaremos trabajando para restablecer las relaciones diplomáticas, para la reapertura de la embajadas en La Habana y en Washington, y para fomentar un mayor contacto, comercio e intercambio entre nuestros ciudadanos». (Barack Obama; Comentarios del Presidente Obama en la Conferencia de Prensa después de la Cumbre de las Américas, 11 de abril de 2015)
Ya expresamos en su momento:
«Si Raúl Castro ha leído una biografía –seguro que nada decorada– y confía en el origen de clase humilde de Obama y en su honestidad, podemos estar tranquilos, porque el viejo revisionista le ha dado la bendición y promete que no atacara a nadie. Los revisionistas cubanos proclaman: «¡¡¡Obama no nos ha hecho nada, fueron los que estaban antes que él; creemos en ti Obama!!!» ¿Tan pronto se les olvidaron los golpes militares en Honduras y Paraguay? ¿Se les olvidó que allí sigue el asesinato sumarial y sistemático de todo aquel que suponga una amenaza para esos regímenes salido directamente del golpismo apoyado por la administración Obama? Debemos añadir en torno a la táctica de los revisionistas cubanos del «lanzamiento de lisonjas varias» –y olvido del carácter mismo del imperialismo– que no es nueva, ya fue utilizada por otros revisionismos –como el soviético, rumano, yugoslavo o chino– cuando se querían acercar al imperialismo estadounidense de modo permanente o coyuntural». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas reflexiones sobre los discursos en la VII Cumbre de las Américas, 24 de abril de 2015)
Eso incluyó desvergonzadas alabanzas al presidente estadounidense pintándolo como hombre cabal, diplomático y pacífico:
«Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto. ¿Cuántos presidentes hemos tenido? Diez antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el Presidente Obama. Después de decir tantas cosas duras de un sistema, es justo que le pida disculpas, porque yo soy de los que pienso —y así se lo he manifestado a unos cuantos jefes de Estado y de Gobierno que veo aquí, en reuniones privadas que he tenido con ellos en mi país al recibirlos— que, según mi opinión, el Presidente Obama es un hombre honesto. Me he leído algo de su biografía en los dos libros que han aparecido, no completos, eso lo haré con más calma. Admiro su origen humilde, y pienso que su forma de ser obedece a ese origen humilde». (Raúl Castro; Discurso en la VI Cumbre de las Américas, 11 de abril de 2015)
A lo que Obama contestó:
«Continuaremos trabajando para restablecer las relaciones diplomáticas, para la reapertura de la embajadas en La Habana y en Washington, y para fomentar un mayor contacto, comercio e intercambio entre nuestros ciudadanos». (Barack Obama; Comentarios del Presidente Obama en la Conferencia de Prensa después de la Cumbre de las Américas, 11 de abril de 2015)
Ya expresamos en su momento:
«Si Raúl Castro ha leído una biografía –seguro que nada decorada– y confía en el origen de clase humilde de Obama y en su honestidad, podemos estar tranquilos, porque el viejo revisionista le ha dado la bendición y promete que no atacara a nadie. Los revisionistas cubanos proclaman: «¡¡¡Obama no nos ha hecho nada, fueron los que estaban antes que él; creemos en ti Obama!!!» ¿Tan pronto se les olvidaron los golpes militares en Honduras y Paraguay? ¿Se les olvidó que allí sigue el asesinato sumarial y sistemático de todo aquel que suponga una amenaza para esos regímenes salido directamente del golpismo apoyado por la administración Obama? Debemos añadir en torno a la táctica de los revisionistas cubanos del «lanzamiento de lisonjas varias» –y olvido del carácter mismo del imperialismo– que no es nueva, ya fue utilizada por otros revisionismos –como el soviético, rumano, yugoslavo o chino– cuando se querían acercar al imperialismo estadounidense de modo permanente o coyuntural». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas reflexiones sobre los discursos en la VII Cumbre de las Américas, 24 de abril de 2015)
Todo está dado para esta conexión económica cubano-estadounidense.
7) Las diferencias sociales crecen sin censar. Mientras la actualización del modelo económico sigue su curso, la realidad dice que los trabajadores cubanos ven caer sus salarios, bajada de pensiones, encarecer los precios de los alimentos y ver su nivel de vida empeorar año tras año. Un ejemplo de como trata el gobierno cubano a los trabajadores y del nivel de vida que tienen fueron las reformas de 1990:
«El lado negativo de este tipo de ajuste fue un déficit fiscal que rebasó el 30 por ciento del PIB y una impresión excesiva de dinero para financiarlo. Como consecuencia, aumentaron los precios más de 9 veces y el salario real cayó más de un 70 por ciento; algo similar ocurrió con las pensiones. Así, los asalariados y pensionados pagaron indirectamente el déficit fiscal, es decir, financiaron las empresas en pérdida y el sector presupuestado. Este tipo de ajuste en los 90 significó una distribución de los costos entre la mayoría de la sociedad por el mecanismo de transmisión déficit fiscal-emisión de dinero-inflación-disminución real de salarios y pensiones, lo que en teoría económica se conoce como impuesto inflacionario». (Pavel Vidal & Omar Pérez Villanueva, Entre el ajuste fiscal y los cambios estructurales. Se extiende el cuantapropismo en Cuba, Espacio Laical nº 24, octubre-diciembre de 2010, pág. 58)
El «periodo especial» de 1990-93 fue una época en Cuba donde, como otros gobiernos burgueses, los dirigentes tiraron del pueblo trabajador para cubrir las pérdidas producidas por su mala praxis y su adhesión a los volátiles mecanismos capitalistas de gestión:
«La economía cubana tuvo que reajustarse, y, como todo reajuste en el mundo capitalista, éste se hizo a costa de la clase obrera y el pueblo trabajador. Para empezar a ordenar las cuentas fiscales, hicieron uso de los mecanismos y las formas típicos de todos los ajustes fiscales de tipo monetarista en el capitalismo. Al más puro estilo neoliberal, Castro y su círculo hicieron caer sobre las espaldas del pueblo cubano, todo el peso de la crisis provocada por una política dependiente del socialimperialismo soviético y por el desarrollo deformado de la economía cubana, bastante alejado de la victoriosa experiencia socialista de la Unión Soviética encabezada por Stalin. El primer quinquenio del llamado «período especial» es una las épocas de más triste y dramática recordación para el pueblo cubano. Además de reducirles los salarios reales en un 70%, el gobierno cubano impuso al pueblo una severa política de austeridad, que nada tuvo que envidiar a las que impuso el FMI a los otros países de América Latina. En aquella época, la disponibilidad de productos de primera necesidad se redujo drásticamente, la canasta de productos incluidos en la «cartilla de abastecimiento» disminuyó en variedad y en cantidad; la ración mensual se consumía mucho antes de que acabara el mes, obligando a la población a buscar otros ingresos y recurrir al mercado negro donde los escasos productos de primera necesidad se vendían a precios inalcanzables para un pueblo cuyos limitados salarios ya se habían reducido a un tercio de su poder adquisitivo. Los niveles de pobreza aumentaron y en la actualidad abarcan a un 25% de la población, según cálculos de intelectuales afines al régimen. El temor de posibles convulsiones sociales, obligó a los dirigentes cubanos a preservar en lo posible los servicios sociales –conquistas de la revolución de 1959–, que paulatinamente se han venido deteriorando en los últimos años y que actualmente, con la gradual apertura de la economía, se están reduciendo y corren el riesgo de incorporarse a las condiciones de «libre competencia» del mercado capitalista que va ganando terreno en la Isla». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Por otro lado la élite, la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajena a las dificultades del pueblo cubano:
«Hace cerca de un año, Tony Castro ganó notoriedad a causa de un viaje en yate a través del Mar Egeo. Se alojó en varios de los complejos hoteleros más exclusivos de las islas griegas y el litoral turco, acompañado por un séquito que habitualmente ocupaba media docena de suites de cada instalación. En casi todas, el coste por noche supera los 1.000 euros. (...) Las mansiones construidas por la burguesía antes de 1959 son hoy las residencias de los «winners» del socialismo cubano. Su mundo se extiende por casi 15 kilómetros cuadrados, divididos en cuatro urbanizaciones fundamentales: la ya mencionada Miramar –donde se ubica el grueso de las embajadas– y las tres que acogen a lo más selecto de la nomenklatura y sus colaboradores inmediatos, Atabey, Siboney y Cubanacán. (...) Durante años, la élite del oeste de La Habana nutrió sus filas con dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista y algunos integrantes de la vieja burguesía republicana –sobre todo profesionales– que encontraron acomodo dentro de las instituciones del nuevo poder. Tras las reformas económicas de los años noventa y las del último lustro, el grupo ha crecido con las incorporaciones de nuevos ricos, aupados por sus negocios privados y los vínculos con compañías mixtas. Su vida difiere de la del común en todos los aspectos, empezando por el lugar de residencia, continuando por las escuelas y los hospitales a los que acuden, y terminando por los espacios en que van de vacaciones o se divierten. Es una farándula que «se codea con artistas y gente de la televisión: es difícil ver allí algún político, pero sus hijos quizá no falten». (El Confidencial; La vida de los otros: así es la existencia del 1% más rico del socialismo cubano, 19 de mayo de 2016)
Estos ataques a los derechos y nivel de vida de los trabajadores cubanos, y que la élite gobernante y su comparsa salga airosa, ocurre como consecuencia de:
«Las masas trabajadoras de la ciudad y el campo hayan sido despojadas del derecho a tomar parte real en la organización y gestión de la producción, el hecho de que un pequeño sector de la población, como los burócratas, tecnócratas, el nivel superior de la casta militar y la parte superior de la intelectualidad creativa, se apropie de diversas formas de la mayor parte de los ingresos de la sociedad, llevándolos a una vida parasitaria, todas estas cosas en conjunto muestran que (...) hay clases con intereses económicos fundamentales opuestos, proletarios y burgueses. La capa de burócratas y apparatchiki que usurpó la dirección del partido y del Estado (...) tomó la posesión real de los medios de producción, ahora se ha convertido en una nueva clase burguesa. Por su parte, la clase obrera (...) se ha transformado en una simple clase productora, una clase oprimida y explotada, que vive de la venta de la mercancía fuerza de trabajo». (Omer Hashorva; El actual orden socio-económico de la Unión Soviética, un orden capitalista, 1980)
¡Vaya, que casualidad! Algo totalmente igual a lo que pasaba y pasa en los países capitalistas del viejo bloque del Este:
«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978)
8) El subdesarrollo de la economía cubana y su descompensación sólo es entendible conociendo la historia del revisionismo cubano desde su llegada al poder. Se sabe que este país es uno de los regímenes de peor balance comercial, y esto no de ahora, ni sólo desde los 90:
«Desde 1965, Cuba presenta un déficit crónico en su balanza comercial, a pesar de los precios preferenciales que obtiene de algunos países. La diversidad de productos que exporta es bastante limitada y se concentra en unas pocas materias primas tradicionales y algunos productos básicos –azúcar, níquel, tabaco, ron y combustible–, que en 2013, en conjunto, representaron el 80% de sus exportaciones. Estas exportaciones de bienes generan un ingreso de divisas insuficiente para adquirir en el exterior productos alimenticios para la población y las materias primas y bienes intermedios necesarios para la producción. En el año 2013, las exportaciones de bienes apenas llegaron a cubrir el 35% de las importaciones de bienes, dejando una brecha comercial muy grande, al igual que en años anteriores. Cuba compra más de lo que vende en el mercado internacional. Y no puede prescindir de lo que compra en el exterior sin afectar sensiblemente la marcha de su economía: cada vez que se ha visto obligada a recortar sus importaciones –por falta de divisas–, el resultado ha sido una reducción de la producción y una menor disponibilidad de productos para el consumo de la población. El crecimiento de su economía depende del comercio exterior, porque la estructura de la economía cubana es dependiente de alimentos, insumos, bienes intermedios y bienes de capital producidos en el extranjero». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Esto se debe a que no se desarrolló la industria cubana ya que se sumaron a la teoría del revisionismo chino de la «agricultura como base de la economía», y a la vez a la teoría del revisionismo económica soviético de la «división internacional del trabajo», incapacitando al país para mantener su autosuficiencia, y para llevar a cabo la colectivización en el campo bajo la mecanización a gran escala:
«Partiendo de entender esto debemos entender que la teoría y práctica que más le afectó por entonces para el desarrollo futuro sería la aceptación de la «división socialista internacional del trabajo» –cuya máxima expresión fue la entrada de Cuba en el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME) en 1972–, la cual plegaba a los países del campo revisionista soviética a una mera especialización económica mientras la Unión Soviética socialimperialista mantenía el monopolio industrial. En el caso cubano eso se tradujo en una especialización en la agricultura y en especial en el azúcar, en consecuencia, Cuba desatendió el desarrollo de su industria pesada, ley general del desarrollo del socialismo, y requisito indispensable para la independencia y autosuficiencia económica y por extensión política». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica al artículo: «La nueva Ley de Inversión Extranjera en Cuba romperá con el bloqueo fuera de EEUU», 30 de marzo de 2014)
En los 90, como ya todos sabemos, su evolución viró hacia el sector terciario y en especial al sector turístico:
«El turismo es la industria más estable y sólida de Cuba. Desde los tiempos de la desintegración de la URSS y la apertura inicial a la inversión extranjera durante el «Período Especial», se perfiló como un sector con bastante proyección. Durante muchos años fue la principal fuente de ingresos de Cuba, y sólo ha sido relegada a un segundo lugar por la mayor participación de la exportación de los servicios médicos a Venezuela. Las facilidades y concesiones que el gobierno cubano ha otorgado y otorga a la inversión extranjera han permitido levantar una industria rentable que cubrió parcialmente el vacío dejado por la industria azucarera del período soviético. La participación de capitales monopolistas españoles en la década de 1990 del siglo pasado y en la primera década de ese siglo, fue de vital importancia para la edificación de esta industria que en la actualidad sirve a casi 3 millones de turistas al año y representa el 42% de la inversión extranjera en Cuba, ocupando actualmente el tercer lugar como destino turístico en el Caribe. La industria del turismo que comprende hotelería, restaurantes, servicios de transporte aéreo y terrestre, operadores de turismo, etc., dejó alrededor de 2.6 mil millones de dólares en 2013, superando a las exportaciones de níquel, azúcar, tabaco y ron, e igualando a la exportación de combustibles, la principal mercancía de exportación cubana. Esta importante contribución del sector turismo es casi equivalente a la mitad del valor total de las exportaciones de bienes de 2013. Aun cuando su crecimiento se ha estancado, el potencial de esta actividad económica es todavía grande si consideramos que la apertura y proximidad de Estados Unidos incrementará sustancialmente el flujo de turistas, demandando más hoteles, hospedajes, restaurantes, transporte, servicios turísticos. Si a esto le sumamos que Cuba aún no ha desarrollado otros tipos de turismo ni la recreación y entretenimiento vinculados a él –casinos, parques temáticos, bares, clubes nocturnos, reservas naturales, etc.–, la proyección que deben estar haciendo los capitales monopolistas en ese sentido debe tenerlos con la boca haciéndose agua». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
«El lado negativo de este tipo de ajuste fue un déficit fiscal que rebasó el 30 por ciento del PIB y una impresión excesiva de dinero para financiarlo. Como consecuencia, aumentaron los precios más de 9 veces y el salario real cayó más de un 70 por ciento; algo similar ocurrió con las pensiones. Así, los asalariados y pensionados pagaron indirectamente el déficit fiscal, es decir, financiaron las empresas en pérdida y el sector presupuestado. Este tipo de ajuste en los 90 significó una distribución de los costos entre la mayoría de la sociedad por el mecanismo de transmisión déficit fiscal-emisión de dinero-inflación-disminución real de salarios y pensiones, lo que en teoría económica se conoce como impuesto inflacionario». (Pavel Vidal & Omar Pérez Villanueva, Entre el ajuste fiscal y los cambios estructurales. Se extiende el cuantapropismo en Cuba, Espacio Laical nº 24, octubre-diciembre de 2010, pág. 58)
El «periodo especial» de 1990-93 fue una época en Cuba donde, como otros gobiernos burgueses, los dirigentes tiraron del pueblo trabajador para cubrir las pérdidas producidas por su mala praxis y su adhesión a los volátiles mecanismos capitalistas de gestión:
«La economía cubana tuvo que reajustarse, y, como todo reajuste en el mundo capitalista, éste se hizo a costa de la clase obrera y el pueblo trabajador. Para empezar a ordenar las cuentas fiscales, hicieron uso de los mecanismos y las formas típicos de todos los ajustes fiscales de tipo monetarista en el capitalismo. Al más puro estilo neoliberal, Castro y su círculo hicieron caer sobre las espaldas del pueblo cubano, todo el peso de la crisis provocada por una política dependiente del socialimperialismo soviético y por el desarrollo deformado de la economía cubana, bastante alejado de la victoriosa experiencia socialista de la Unión Soviética encabezada por Stalin. El primer quinquenio del llamado «período especial» es una las épocas de más triste y dramática recordación para el pueblo cubano. Además de reducirles los salarios reales en un 70%, el gobierno cubano impuso al pueblo una severa política de austeridad, que nada tuvo que envidiar a las que impuso el FMI a los otros países de América Latina. En aquella época, la disponibilidad de productos de primera necesidad se redujo drásticamente, la canasta de productos incluidos en la «cartilla de abastecimiento» disminuyó en variedad y en cantidad; la ración mensual se consumía mucho antes de que acabara el mes, obligando a la población a buscar otros ingresos y recurrir al mercado negro donde los escasos productos de primera necesidad se vendían a precios inalcanzables para un pueblo cuyos limitados salarios ya se habían reducido a un tercio de su poder adquisitivo. Los niveles de pobreza aumentaron y en la actualidad abarcan a un 25% de la población, según cálculos de intelectuales afines al régimen. El temor de posibles convulsiones sociales, obligó a los dirigentes cubanos a preservar en lo posible los servicios sociales –conquistas de la revolución de 1959–, que paulatinamente se han venido deteriorando en los últimos años y que actualmente, con la gradual apertura de la economía, se están reduciendo y corren el riesgo de incorporarse a las condiciones de «libre competencia» del mercado capitalista que va ganando terreno en la Isla». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Por otro lado la élite, la vieja y la nueva burguesía concentrada en el Partido «Comunista» de Cuba vive ajena a las dificultades del pueblo cubano:
«Hace cerca de un año, Tony Castro ganó notoriedad a causa de un viaje en yate a través del Mar Egeo. Se alojó en varios de los complejos hoteleros más exclusivos de las islas griegas y el litoral turco, acompañado por un séquito que habitualmente ocupaba media docena de suites de cada instalación. En casi todas, el coste por noche supera los 1.000 euros. (...) Las mansiones construidas por la burguesía antes de 1959 son hoy las residencias de los «winners» del socialismo cubano. Su mundo se extiende por casi 15 kilómetros cuadrados, divididos en cuatro urbanizaciones fundamentales: la ya mencionada Miramar –donde se ubica el grueso de las embajadas– y las tres que acogen a lo más selecto de la nomenklatura y sus colaboradores inmediatos, Atabey, Siboney y Cubanacán. (...) Durante años, la élite del oeste de La Habana nutrió sus filas con dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista y algunos integrantes de la vieja burguesía republicana –sobre todo profesionales– que encontraron acomodo dentro de las instituciones del nuevo poder. Tras las reformas económicas de los años noventa y las del último lustro, el grupo ha crecido con las incorporaciones de nuevos ricos, aupados por sus negocios privados y los vínculos con compañías mixtas. Su vida difiere de la del común en todos los aspectos, empezando por el lugar de residencia, continuando por las escuelas y los hospitales a los que acuden, y terminando por los espacios en que van de vacaciones o se divierten. Es una farándula que «se codea con artistas y gente de la televisión: es difícil ver allí algún político, pero sus hijos quizá no falten». (El Confidencial; La vida de los otros: así es la existencia del 1% más rico del socialismo cubano, 19 de mayo de 2016)
Estos ataques a los derechos y nivel de vida de los trabajadores cubanos, y que la élite gobernante y su comparsa salga airosa, ocurre como consecuencia de:
«Las masas trabajadoras de la ciudad y el campo hayan sido despojadas del derecho a tomar parte real en la organización y gestión de la producción, el hecho de que un pequeño sector de la población, como los burócratas, tecnócratas, el nivel superior de la casta militar y la parte superior de la intelectualidad creativa, se apropie de diversas formas de la mayor parte de los ingresos de la sociedad, llevándolos a una vida parasitaria, todas estas cosas en conjunto muestran que (...) hay clases con intereses económicos fundamentales opuestos, proletarios y burgueses. La capa de burócratas y apparatchiki que usurpó la dirección del partido y del Estado (...) tomó la posesión real de los medios de producción, ahora se ha convertido en una nueva clase burguesa. Por su parte, la clase obrera (...) se ha transformado en una simple clase productora, una clase oprimida y explotada, que vive de la venta de la mercancía fuerza de trabajo». (Omer Hashorva; El actual orden socio-económico de la Unión Soviética, un orden capitalista, 1980)
¡Vaya, que casualidad! Algo totalmente igual a lo que pasaba y pasa en los países capitalistas del viejo bloque del Este:
«El alto grado del sector monopolista de Estado no causa el fin de la competencia entre los nuevos capitalistas. Dentro de la nueva burguesía monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista; Programa, 1978)
8) El subdesarrollo de la economía cubana y su descompensación sólo es entendible conociendo la historia del revisionismo cubano desde su llegada al poder. Se sabe que este país es uno de los regímenes de peor balance comercial, y esto no de ahora, ni sólo desde los 90:
«Desde 1965, Cuba presenta un déficit crónico en su balanza comercial, a pesar de los precios preferenciales que obtiene de algunos países. La diversidad de productos que exporta es bastante limitada y se concentra en unas pocas materias primas tradicionales y algunos productos básicos –azúcar, níquel, tabaco, ron y combustible–, que en 2013, en conjunto, representaron el 80% de sus exportaciones. Estas exportaciones de bienes generan un ingreso de divisas insuficiente para adquirir en el exterior productos alimenticios para la población y las materias primas y bienes intermedios necesarios para la producción. En el año 2013, las exportaciones de bienes apenas llegaron a cubrir el 35% de las importaciones de bienes, dejando una brecha comercial muy grande, al igual que en años anteriores. Cuba compra más de lo que vende en el mercado internacional. Y no puede prescindir de lo que compra en el exterior sin afectar sensiblemente la marcha de su economía: cada vez que se ha visto obligada a recortar sus importaciones –por falta de divisas–, el resultado ha sido una reducción de la producción y una menor disponibilidad de productos para el consumo de la población. El crecimiento de su economía depende del comercio exterior, porque la estructura de la economía cubana es dependiente de alimentos, insumos, bienes intermedios y bienes de capital producidos en el extranjero». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
Esto se debe a que no se desarrolló la industria cubana ya que se sumaron a la teoría del revisionismo chino de la «agricultura como base de la economía», y a la vez a la teoría del revisionismo económica soviético de la «división internacional del trabajo», incapacitando al país para mantener su autosuficiencia, y para llevar a cabo la colectivización en el campo bajo la mecanización a gran escala:
«Partiendo de entender esto debemos entender que la teoría y práctica que más le afectó por entonces para el desarrollo futuro sería la aceptación de la «división socialista internacional del trabajo» –cuya máxima expresión fue la entrada de Cuba en el Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAME) en 1972–, la cual plegaba a los países del campo revisionista soviética a una mera especialización económica mientras la Unión Soviética socialimperialista mantenía el monopolio industrial. En el caso cubano eso se tradujo en una especialización en la agricultura y en especial en el azúcar, en consecuencia, Cuba desatendió el desarrollo de su industria pesada, ley general del desarrollo del socialismo, y requisito indispensable para la independencia y autosuficiencia económica y por extensión política». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica al artículo: «La nueva Ley de Inversión Extranjera en Cuba romperá con el bloqueo fuera de EEUU», 30 de marzo de 2014)
En los 90, como ya todos sabemos, su evolución viró hacia el sector terciario y en especial al sector turístico:
«El turismo es la industria más estable y sólida de Cuba. Desde los tiempos de la desintegración de la URSS y la apertura inicial a la inversión extranjera durante el «Período Especial», se perfiló como un sector con bastante proyección. Durante muchos años fue la principal fuente de ingresos de Cuba, y sólo ha sido relegada a un segundo lugar por la mayor participación de la exportación de los servicios médicos a Venezuela. Las facilidades y concesiones que el gobierno cubano ha otorgado y otorga a la inversión extranjera han permitido levantar una industria rentable que cubrió parcialmente el vacío dejado por la industria azucarera del período soviético. La participación de capitales monopolistas españoles en la década de 1990 del siglo pasado y en la primera década de ese siglo, fue de vital importancia para la edificación de esta industria que en la actualidad sirve a casi 3 millones de turistas al año y representa el 42% de la inversión extranjera en Cuba, ocupando actualmente el tercer lugar como destino turístico en el Caribe. La industria del turismo que comprende hotelería, restaurantes, servicios de transporte aéreo y terrestre, operadores de turismo, etc., dejó alrededor de 2.6 mil millones de dólares en 2013, superando a las exportaciones de níquel, azúcar, tabaco y ron, e igualando a la exportación de combustibles, la principal mercancía de exportación cubana. Esta importante contribución del sector turismo es casi equivalente a la mitad del valor total de las exportaciones de bienes de 2013. Aun cuando su crecimiento se ha estancado, el potencial de esta actividad económica es todavía grande si consideramos que la apertura y proximidad de Estados Unidos incrementará sustancialmente el flujo de turistas, demandando más hoteles, hospedajes, restaurantes, transporte, servicios turísticos. Si a esto le sumamos que Cuba aún no ha desarrollado otros tipos de turismo ni la recreación y entretenimiento vinculados a él –casinos, parques temáticos, bares, clubes nocturnos, reservas naturales, etc.–, la proyección que deben estar haciendo los capitales monopolistas en ese sentido debe tenerlos con la boca haciéndose agua». (Bajo la Bandera del Marxismo; Cuba: En camino a la completa integración en la economía mundial, 2015)
¿Alguien ve futuro económico, progreso y autosuficiencia en un país que sigue insistiendo en no industrializarse y que pone sus esperanzas en el capital extranjero y las leyes económicas del capitalismo para progresar? Es posible, pero no pueden llamarse marxistas sino liberales, pues es no comprender los lineamientos básicos de economía política postulados por el materialismo histórico y corroborado por la experiencia.
9) Algunos eran escépticos respecto al descaro de los líderes cubanos y finalmente se han acabado llevando las manos a la cabeza, pues de han ido dando cuenta del tipo de política sin principios que ejercen. A ellos y a otros que aún no están convencidos, hemos de recordarles los mismos jefes cubanos reconocen que su línea económica es antigua y no tiene vistas a modificarse:
«Considero conveniente recordar que el proceso de actualización del modelo económico que iniciamos desde el VIº Congreso no es una tarea de uno o dos quinquenios. El rumbo ya está trazado». (Raúl Castro; Discurso de clausura en el VIIº Congreso del Partido Comunista de Cuba, 20 de abril de 2015)
Hay y habrá algunos que estos hechos tan obvios no sean suficientes para tildar de oportunista y vendepatrias la actitud de los Castro, pero eso es algo normal debido al bajo nivel de formación política generalizado, pero ese tipo de elementos que, pese a tener este tipo de demostraciones presentes y otras pasadas sobre el revisionismo cubano, no ven y no quieren reconocer que su política es ajena al progreso, contrarrevolucionaria, no nos suponen un problema. Nosotros no guardamos esperanzas ni esperamos nada de ellos, son recalcitrantes, debemos, no obstante, si debemos tener paciencia y desmitificar esta corriente en los revolucionarios que todavía guardan ciertas esperanzas en el revisionismo cubano pese a que sí reconocen gran parte de sus fallos y desviaciones. Es cuestión de calibrar sobre quién debemos incidir.
10) Desde la prensa cubana se ha saludado que en el congreso las entidades religiosas hayan participado, bajo la excusa de ampliar el enfoque humanista de sus documentos, diciendo que el modelo de «desarrollo socialista» coinciden con sus «valores éticos y morales»:
«Representantes de 53 denominaciones religiosas y asociaciones fraternales en Camagüey, debatieron este jueves sobre la posibilidad de ampliar el enfoque humanista en los documentos del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba. Con la presencia en la cita de Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, los participantes de las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila emitieron sus criterios sobre la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030. Francisco García, sacerdote de la Iglesia Católica en el territorio anfitrión, comentó que, además del gran valor teórico y conceptual desde la economía y la política de esos materiales, espera ver reflejados en ellos una mayor proyección hacia los valores éticos y morales en la sociedad». (Cubadebate; Religiosos debaten documentos del VII Congreso del PCC, 24 de junio de 2016)
Esto recrudece aún más la tendencia de la burguesía y burocracia cubana de apoyarse en el idealismo religioso para buscar la aprobación en sus políticas de índole económico y cultural:
«También este artículo presente de Castro viene precedido de la reciente y ridícula invitación al Patriarca Kirill [14], máximo representante de la Iglesia Ortodoxa rusa, a visitar Cuba. ¿Qué beneficios puede reportar la visita de uno de los mayores transmisores de prejuicios e idealismo religioso de Rusia? El mismo tipo de «beneficios ideológicos» que ha traído para la «cultura proletaria» cubana el advenimiento en su día del reconocido anticomunista Papa Juan Pablo II. Hablando en serio: en términos reales no van a aportar ningún beneficio a la sociedad cubana, de hecho tal evento sólo es la continuación de la «peregrinaciones» de estos «pajarracos» a tierras revisionistas, que por otro lado viene a reforzar las arraigadas creencias idealistas-religiosas que dominan Cuba: la santería, el catolicismo, y ahora el cristianismo ortodoxo al que se dice que se le va a construir iglesias. Continuarán pues los ritos, concepciones y creencias arcaicas que lejos de erradicarse en Cuba se promueven, retrasando cualquier indicio de progreso social en materia cultural. Por supuesto los revisionistas cubanos a imitación de sus ídolos titoistas como Milovan Đilas o Edvard Kardelj, reclaman que la religión no supone un problema en la conciencia de las personas para construir el socialismo, y al igual que sus amigos «juches» Kim Il Sung o Kim Jong Il se atreven a aceptar la religión como parte de sus sociedades presuntamente socialistas –capitalista y burguesa a todas luces–, e incluso como hicieran los revisionistas argelinos –de Ben Bella–, libios –como Gadaffi– o nicaragüenses –como Daniel Ortega– se atreven mezclar abiertamente la religión nacional en su doctrina política para mantener dominadas a las masas trabajadoras». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica a la última broma de Fidel Castro en el 70 aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo, 9 de mayo de 2015)
11) ¿Cómo ha caído este congreso entre los países que tienen serios intereses en Cuba?
«El Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) felicitó hoy al Partido Comunista de Cuba (PCC) por la celebración de su Séptimo Congreso. El Congreso actual es sumamente importante para Cuba y tendrá impactos profundos en el desarrollo sostenido de la causa socialista de ese país, dijo el Comité Central del PCCh en el mensaje enviado. La misiva indica que el pueblo cubano, bajo el liderazgo del PCC, será capaz de superar los obstáculos en el camino y de lograr un progreso mayor en su objetivo de la construcción de un socialismo próspero y sostenible. Desde su Congreso previo, el Partido Comunista de Cuba dirigió al pueblo en la renovación del modelo de desarrollo, lo que condujo a la armonía social, vitalidad económica e incluso a la mejora del nivel de vida, así como también al logro de avances en la diplomacia, expone el mensaje. Las relaciones entre China y Cuba superaron las pruebas de la situación internacional. El PCCh y el Gobierno chinos siempre consideraron a las relaciones bilaterales desde una perspectiva estratégica y de largo plazo y siguen comprometidos a consolidar y desarrollar la amistad tradicional entre los dos países, agrega el mensaje». (Cubadebate; Comité Central chino felicita a su par cubano por VII Congreso, 18 de abril de 2016)
10) Desde la prensa cubana se ha saludado que en el congreso las entidades religiosas hayan participado, bajo la excusa de ampliar el enfoque humanista de sus documentos, diciendo que el modelo de «desarrollo socialista» coinciden con sus «valores éticos y morales»:
«Representantes de 53 denominaciones religiosas y asociaciones fraternales en Camagüey, debatieron este jueves sobre la posibilidad de ampliar el enfoque humanista en los documentos del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba. Con la presencia en la cita de Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Comité Central del PCC, los participantes de las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila emitieron sus criterios sobre la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030. Francisco García, sacerdote de la Iglesia Católica en el territorio anfitrión, comentó que, además del gran valor teórico y conceptual desde la economía y la política de esos materiales, espera ver reflejados en ellos una mayor proyección hacia los valores éticos y morales en la sociedad». (Cubadebate; Religiosos debaten documentos del VII Congreso del PCC, 24 de junio de 2016)
Esto recrudece aún más la tendencia de la burguesía y burocracia cubana de apoyarse en el idealismo religioso para buscar la aprobación en sus políticas de índole económico y cultural:
«También este artículo presente de Castro viene precedido de la reciente y ridícula invitación al Patriarca Kirill [14], máximo representante de la Iglesia Ortodoxa rusa, a visitar Cuba. ¿Qué beneficios puede reportar la visita de uno de los mayores transmisores de prejuicios e idealismo religioso de Rusia? El mismo tipo de «beneficios ideológicos» que ha traído para la «cultura proletaria» cubana el advenimiento en su día del reconocido anticomunista Papa Juan Pablo II. Hablando en serio: en términos reales no van a aportar ningún beneficio a la sociedad cubana, de hecho tal evento sólo es la continuación de la «peregrinaciones» de estos «pajarracos» a tierras revisionistas, que por otro lado viene a reforzar las arraigadas creencias idealistas-religiosas que dominan Cuba: la santería, el catolicismo, y ahora el cristianismo ortodoxo al que se dice que se le va a construir iglesias. Continuarán pues los ritos, concepciones y creencias arcaicas que lejos de erradicarse en Cuba se promueven, retrasando cualquier indicio de progreso social en materia cultural. Por supuesto los revisionistas cubanos a imitación de sus ídolos titoistas como Milovan Đilas o Edvard Kardelj, reclaman que la religión no supone un problema en la conciencia de las personas para construir el socialismo, y al igual que sus amigos «juches» Kim Il Sung o Kim Jong Il se atreven a aceptar la religión como parte de sus sociedades presuntamente socialistas –capitalista y burguesa a todas luces–, e incluso como hicieran los revisionistas argelinos –de Ben Bella–, libios –como Gadaffi– o nicaragüenses –como Daniel Ortega– se atreven mezclar abiertamente la religión nacional en su doctrina política para mantener dominadas a las masas trabajadoras». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica a la última broma de Fidel Castro en el 70 aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo, 9 de mayo de 2015)
11) ¿Cómo ha caído este congreso entre los países que tienen serios intereses en Cuba?
«El Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) felicitó hoy al Partido Comunista de Cuba (PCC) por la celebración de su Séptimo Congreso. El Congreso actual es sumamente importante para Cuba y tendrá impactos profundos en el desarrollo sostenido de la causa socialista de ese país, dijo el Comité Central del PCCh en el mensaje enviado. La misiva indica que el pueblo cubano, bajo el liderazgo del PCC, será capaz de superar los obstáculos en el camino y de lograr un progreso mayor en su objetivo de la construcción de un socialismo próspero y sostenible. Desde su Congreso previo, el Partido Comunista de Cuba dirigió al pueblo en la renovación del modelo de desarrollo, lo que condujo a la armonía social, vitalidad económica e incluso a la mejora del nivel de vida, así como también al logro de avances en la diplomacia, expone el mensaje. Las relaciones entre China y Cuba superaron las pruebas de la situación internacional. El PCCh y el Gobierno chinos siempre consideraron a las relaciones bilaterales desde una perspectiva estratégica y de largo plazo y siguen comprometidos a consolidar y desarrollar la amistad tradicional entre los dos países, agrega el mensaje». (Cubadebate; Comité Central chino felicita a su par cubano por VII Congreso, 18 de abril de 2016)
¿Alguien se cree que si en Cuba se estuviera «construyendo el socialismo» y fuese verdaderamente «antiimperialista» y buscase la «independencia económica» del imperialismo y el socialimperialista, iba el Partido Comunista de China a saludar su congreso y saludar su vía al socialismo? Puede ser que alguien creyese esto, pero esta idea solo la aceptarían los mismos dirigentes del socialimperialismo chino que tienen grandes tratos e intereses económicos en Cuba o los meros papagayos del revisionismo chino y cubano, pero no los marxistas del mundo, que no comulgan con esta evidencia ni son partícipes de esta falsa.
Ya vimos las últimas declaraciones de Castro sobre Rusia y China:
«Los reaccionarios la utilizaron para calificar tanto a Marx, como a Lenin, de teóricos, sin tomar para nada en cuenta que sus utopías inspiraron a Rusia y a China, los dos países llamados a encabezar un mundo nuevo que permitiría la supervivencia humana si el imperialismo no desata antes una criminal y exterminadora guerra. (...) El aporte que Rusia y China pueden hacer en la ciencia, la tecnología y el desarrollo económico de Suramérica y el Caribe es decisivo». (Fidel Castro; Es hora de conocer un poco más la realidad, 21 de julio de 2014)
E incluso vimos como el castrismo devolviendo el favor a sus acreedores chinos, apoyaba la idea de que China también es socialista:
«Para cumplir ese propósito, afirmaron, China ya ha escogido su propia senda del desarrollo: el socialismo con peculiaridades chinas, en armonía con la naturaleza, con sus vecinos y con el mundo. (...) China ha adecuado con éxito las reglas del mercado a sus condiciones y necesidades concretas, sin abandonar el imperativo socialista de que nadie debe quedarse atrás». (Granma; Claudia Fonseca Sosa; China y la materialización de un sueño, 26 de junio del 2014)
Y como no podía ser de otra forma, denunciamos su discurso prorevisionista y proimperialista:
«Cuando habla de la posibilidad de nuevas guerras, el dirigente cubano comenta que existen dos bloques más o menos diferenciados al que hace mención –Rusia y China de una parte, y Estados Unidos y la Unión Europea de la otra–, ambos con sus respectivos países lacayos y aliados, pero no es verdad lo que quiere hacernos creer que solo un bloque imperialista –el estadounidense– supone una amenaza contra los pueblos para su independencia estatal, para su soberanía económica y una amenaza para la paz mundial. Los países líderes de estos bloques no albergan contradicciones antagónicas entre un bloque imperialista y otro antiimperialista, sino que se trata de contradicciones interimperialistas entre bloques imperialistas competidores. Aunque como decimos tampoco es que el líder cubano haya mostrado alguna vez tener los conocimientos teóricos como para saber discernir tal cuestión. Fidel Castro en el siglo pasado fue el gramófono del socialimperialismo soviético al que estaba ligado económicamente cuando éste se encontraba en pugna contra el otro bloque imperialista liderado por los Estados Unidos; y ahora lo es de los países imperialistas a los que está atado igualmente, no deberíamos molestarnos en saber si Fidel Castro realmente se da cuenta o no del carácter imperialista de los países a los que hace propaganda, sino que nos basta con el hecho de que comete tal felonía. Además, el mensaje de los revisionistas cubanos significa una arenga al proletariado mundial a basar sus esperanzas de mantener la paz en la dirección de las clases burguesas de los países imperialistas competidores del imperialismo estadounidense, algo erróneo a todas luces pues». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica a la última broma de Fidel Castro en el 70 aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo, 9 de mayo de 2015)
Otros partidos y líderes con amplias comerciales con Cuba y apoyo mutuo político, ha dicho:
«El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, envió este sábado un mensaje al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, donde reafirma una vez la hermandad de ambas revoluciones, saluda la presencia de las ideas del líder Fidel Castro en la cita y destaca la importancia de las palabras de Raúl durante la presentación del Informe Central. «Este Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba constituye un baluarte moral, político, ideológico, cultural y social para las fuerzas que en toda la región hacen frente a tales intentos desintegradores del proyecto de independencia y unión de América Latina y el Caribe, en particular de quienes hemos elegido el camino revolucionario y la vía del socialismo», destaca el texto». (Cubadebate; Maduro: «VII Congreso es luminosa demostración de la solidez de la Revolución Cubana», 17 abril 2016 )
«Por su parte, el Partido Comunista de Vietnam (PCV) felicitó al PCC en ocasión de su 7mo. Congreso, al reiterar su satisfacción por el sólido desarrollo de las relaciones también entre ambos Estados y pueblos. La misiva del PCV expresa su convicción de que la cita de los comunistas cubanos, con el espíritu rebelde de la Sierra Maestra y de Girón, bajo el acertado liderazgo del PCC, guiado por los compañeros Fidel y Raúl Castro, continuará profundizando los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. En tanto, el Partido Comunista de la Federación de Rusia, en mensaje firmado por el presidente del Comité Central, Guennadi Ziugánov, resaltó que sus integrantes seguirán junto a sus colegas cubanos en el esfuerzo conjunto de construir una sociedad socialista próspera.(Redacción Internacional)». (Granma; Clausura de cita partidista con presencia de Fidel acapara titulares, 20 de abril de 2016)
Vamos que toda la fauna revisionista ha celebrado con jolgorio el congreso de los castristas.
El tema de Cuba y el carácter objetivo del castrismo, que ya fue desbrozado en su momento por los marxista-leninistas muchas décadas atrás como un socialismo pequeño burgués, no tiene más recorrido. Es más, la cuestión cubana ha sido desde mediados del siglo pasado una piedra de toque para distinguir a los individuos con poca formación, a los eclécticos colecciona mitos, y a los partidos que han degenerado y han rehabilitado a este revisionismo.
Pero, aunque parezca una broma pesada, todavía en pleno siglo XXI existen «marxistas flexibles» y «no dogmáticos» que esperan «llevar a debate» si Cuba es un país socialista o un país capitalista; enjuiciar si Fidel Castro fue un marxista consecuente o un oportunista más del montón; su gobierno cumplió un rol antiimperialista o si condenó a su país a una servidumbre neocolonial. Siendo intransigentes estamos ante demagogos que de alguna forma u otra viven y sacan provecho de una mentira que a estas alturas está en ruinas. Siendo benévolos, estos despistados elementos sorprenden con su cándida ignorancia, pues llegan más de cuatro décadas tarde, ya que para todo revolucionario las respuestas a estos interrogantes están más que resueltas, y no pueden quedar ninguna duda echando un rápido vistazo a la realidad cotidiana de la línea política nacionalista, capitalista y religiosa del gobierno cubano. El mayor problema y el más alarmante sucede cuando el individuo que plantea esto no quiere investigar ni ni verificar lo que defiende, cuando conocer la realidad le produce dudas o pavor, ahí ya denota que su adhesión política es más una cuestión de fe que de conciencia científica.
Pero, aunque parezca una broma pesada, todavía en pleno siglo XXI existen «marxistas flexibles» y «no dogmáticos» que esperan «llevar a debate» si Cuba es un país socialista o un país capitalista; enjuiciar si Fidel Castro fue un marxista consecuente o un oportunista más del montón; su gobierno cumplió un rol antiimperialista o si condenó a su país a una servidumbre neocolonial. Siendo intransigentes estamos ante demagogos que de alguna forma u otra viven y sacan provecho de una mentira que a estas alturas está en ruinas. Siendo benévolos, estos despistados elementos sorprenden con su cándida ignorancia, pues llegan más de cuatro décadas tarde, ya que para todo revolucionario las respuestas a estos interrogantes están más que resueltas, y no pueden quedar ninguna duda echando un rápido vistazo a la realidad cotidiana de la línea política nacionalista, capitalista y religiosa del gobierno cubano. El mayor problema y el más alarmante sucede cuando el individuo que plantea esto no quiere investigar ni ni verificar lo que defiende, cuando conocer la realidad le produce dudas o pavor, ahí ya denota que su adhesión política es más una cuestión de fe que de conciencia científica.
Por nuestra parte, hemos de afirmar que cuando las pruebas te llevan a conclusiones evidentes e irrefutables no podemos sino expresarnos con suma contundencia y no con medias tintas. Esto último se los dejamos a los pusilánimes, esos seres asustadizos que temen perder credibilidad, lectores, militantes, amigos, familiares e incluso amoríos por criticar a una figura o un régimen nefasto que tiene muchos seguidores o influencia –como es el caso del revisionismo cubano en hispanoamérica–. Pero nosotros no procedemos así, porque ni estaríamos cumpliendo nuestro deber moral ni estaríamos ayudando en la práctica a las fuerzas emancipadoras. Mucho menos vamos a caer en la epidemia del seguidismo solo porque esta sea la opinión generalizada dentro de la actual y patética «izquierda» de habla hispana, término que como el de «marxismo» ha sido tan prostituido que ya solo encubre un conglomerado de confusión ideológica: chovinismo, misticismo, reformismo, irracionalismo, anarquismo, feminismo, decadentismo, cristianismo, etc.
Algunos, influidos por la propia propaganda que algunos sectores desesperados del castrismo inoculan en el pueblo cubano y al exterior, proclaman que lo que necesita Cuba es «una vuelta a los postulados guevaristas» para encauzar la vía al comunismo –algo para lo que la dirección ni está ni se la espera–. Pero el planteamiento ya es falso de raíz, pues el guevarismo no es sino una variante de tantas que ha parido el revisionismo cubano, el cual, para salir del paso en un momento histórico muy determinado mezcló varias tendencias: las ideas posibilistas de Browder –herencia de los comunistas cubanos–, los postulados nacionalistas de José Martí –herencia de los liberales–, las ideas mencheviques de Trotski –de los trotskistas– o la «ayuda ideológica» del revisionismo de Jruschov –fruto de la inmersión de Cuba en el bloque soviético–. Pese a que el guevarismo tuvo postulados más acertados que el castrismo, tampoco dejó de retomar un fuerte voluntarismo y practicismo que lo aparta sensiblemente del materialismo, algo que resulta aún más evidente en sus planteamientos económicos en general –en donde se aprecia que a pesar de su correcta posición en favor de la preponderancia de la industria pesada, se basa en la voluntad, la conciencia, es decir, subordina la transformación de la estructura económico-política a la transformación prima de la superestructura, y no al contrario–. Esto no resulta un secreto para todo aquel que conozca la teoría militar guevarista del «foquismo», donde Guevara confesaba poder pasar por encima de las condiciones materiales, crearlas artificialmente.
Visto desde una óptica revolucionaria y científica –y por ende desde el único progreso ulterior y consecuente–, las últimas reformas de los politicastros cubanos supone el darnos unas herramientas valiosísimas para mostrar al mundo su bancarrota, para desenmascarar la incapacidad e incoherencia de este gabinete de vividores. Estas medidas desesperadas estimulan un espíritu combativo para que las fuerzas emancipadoras, allá donde se encuentren, no guarden ni un ápice de piedad al mito del revisionismo cubano, sino todo lo contrario: al leer las noticias sobre su actuación su repulsa aumente por momento. En resumidas cuentas, este curso que ha tomado la Habana será clave para que todos ellos tomen en su trabajo diario una prudente distancia de las conocidas tesis y concepciones nefastas del castro-guevarismo hasta comprender y condenar finalmente todos y cada uno de sus lineamientos como lo que son: antimarxistas, reaccionarios.
Si el pueblo cubano desea acabar con su falta de libertades y derechos político-económicos, si desea dar fin a los abusos de las clases explotadoras, si anhela una economía que mire por el bienestar de los trabajadores y aumente su nivel de vida, si quiere hacer plena una política en la que tomen partida de verdad su gente, si desea una patria verdaderamente independiente del imperialismo, un país afín a una cultura internacional progresista alejada de un modo de vida y de corrientes artísticas decadentes; es decir, si se desea establecer un verdadero socialismo según los cánones del marxismo, debe alejarse de lo que ha sido históricamente el castro-guevarismo y otras corrientes revisionistas. Aunque en los próximos años la confusión reine durante un tiempo, la única salida que tiene es asimilar de forma autocrítica su propia experiencia del siglo XX hasta tomar conciencia que se debe luchar por aplicar el marxismo-leninismo, algo que obviamente no podrá hacer nunca a través del podrido Partido «Comunista» de Cuba, donde dentro de sus corrientes internas –castristas, guevaristas, trotskistas, martinistas, maoístas, socialistas del siglo XXI, etc.– no permiten tal cosa. En consecuencia, su deber es crear una organización propia que le permita llevar una política de clase independiente a la del gobierno burgués de turno, sea bajo la égida de los Castro o los que esperan en Miami, porque nadie cuerdo esperará que los parásitos permitan a los revolucionarios establecer su línea ideológica. Los vividores y arribistas no tienen como costumbre abandonar sus privilegios, hay que arrancárselos por la fuerza». (Equipo de Bitácora (M-L); Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 13 de agosto de 2016)
Cuba núnca fué socialista, solamente antiimperialista, guevarista y castrista, en Cuba no hubo una revolución proletaria, no se instaló la dictadura del proletariado, no existen los soviets, el pueblo no participó en nada, no existe poder popular, por lo tanto el PCC no es marxista-leninista, es martiniano simplemente,o sea un partido revisionista que ignora o que no reconoce a las figuras de Lenin y de Stalin principalmente, Cuba está como está por la amalgama de tendencias que hay dentro del partido comunista, es más, el continuismo en el poder familiar no es de recíbo dentro del marxismo-leninismo a igual que en Corea, que Cuba va hácia el capitalismo del siglo XXI es una realidad, siempre y cuando hagan un bloque los marxistan-leninistas que lo impidan.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo salvo una excepcion ya explicada: Cuba jamás ha sido antiimperialista, fue sumida y dependiente del socialimperialismo soviético, ha promovido y promueve al círculo de los países "no alineados" que promueve el neocolonialismo, y actualmente llama a los pueblos a apoyarse en el imperialismo ruso y el socialimperialismo chino, aparte de estar endeudada con imperialismos como España. Más claro no pueden ser los hechos... Llamar a esto antiimperialismo es una locura, solo tiene contradicciones con el imperialismo estadounidense por razones que ya explicamos en varios documentos, y desde hace una década ellos mismos aluden que si por ellos fueran los empresarios yankees ya estarían allí y ponen por las nubes a Obama, eso es un antiimperialismo selectivo, es decir un falso antiimperialismo, Cuba busca y ha buscado apoyarse en uno u otro imperialismo y cuando lo logra habla bien de ellos, eso no es una lucha antiimperialista, es oportunismo.
ResponderEliminar