Joan Comorera en 1935 |
«¿Es posible retornar del capitalismo monopolista al régimen de libre concurrencia, al liberalismo económico? No, camaradas. El viejo capitalismo murió al dar nacimiento al imperialismo, al capitalismo monopolista. Como decía Lenin:
«Encontrar «principios firmes y fines concretos» para la «conciliación» del monopolio con la libre concurrencia, es, naturalmente, imposible». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916)
El capitalismo monopolista es la fase superior al capitalismo liberal. Por tanto, la libre concurrencia se ha transformado en un ideal reaccionario. En el seno de un sistema económico actual va creándose los elementos del sistema por el que ha de sustituirse. Y el sistema que se va forjando en el interior condena al actual a la caducidad, a la muerte, porque el nuevo es siempre superior. Los modos de producción y las relaciones de producción provocan un salto cualitativo de un viejo sistema a un sistema nuevo. Por lo demás, la historia humana no es una repetición de círculos concéntricos de retorno constante a un punto de partida constante: es una ascensión progresiva, saltos de etapas inferiores a etapas superiores. Por eso nunca se ha producido un retorno a sistema económicos históricamente superados. De la esclavitud no se volvió a la economía patriarcal. De la servidumbre no se volvió a la esclavitud. Del asalariado no se puede volver a la servidumbre, como de la libre concurrencia no se puede volver a la manufactura y los gremios. Del mismo modo, del capitalismo monopolista no se volverá a la libre concurrencia. La lógica de la Historia es de acero.
«Con ello queda ya determinado el lugar histórico del imperialismo, pues el monopolio, que nace única y precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del capitalismo a un orden social-económico más elevado». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916)
¿Es posible retornar del capitalismo monopolista a la economía «pastoril agraria», a la manufactura de antes de la Revolución francesa, a los gremios, a las ciudades «libres» y a las regiones feudales de la Edad Media, a fin de salvar las clases medias del sistema de opresión colonial y estrangulamiento financiero, de una proletarización que se ha acelerado desde la advertencia del monopolismo? La respuesta, la encontraremos en la conducta del nazi-fascismo-falangista. Este «ideal» era la médula –teórica– del fascismo de Mussolini, del nacional-socialismo de Hitler, del nacional-sindicalismo de Franco. ¿Qué ha quedado de tanta pamplina llamativa? Conquistado el poder, hicieron exactamente una política contraria: reforzaron los monopolios, es decir, el capitalismo monopolista, hicieron de esto una política oficial y la impusieron con la brutalidad característica del régimen». (Joan Comorera; La nación en una nueva etapa histórica, 15 de junio de 1944)
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